Breve Historia q Roo

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Lorena Careaga Viliesid Antonio Higuera Bonfil 6-1 tt68

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Lorena Careaga ViliesidAntonio Higuera Bonfil

6-1 tt68

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V. UNA GUERRASINGULAR

PORMENORES DE l;N SIGLO ACCmEJ\TADO

EL SIGLO XIX ES PROBABLEMENTE una de las etapas más com-plejas y caóticas de nuestra historia. También constituye una

concatenación de momentos clave en la formación del Estado-nación mexicano. así como un parteaguas definitivo. Y se le podríacalificar de dramático, pues, simultáneamente a las invasiones,guerras e intervenciones protagonizadas por las grandes poten-cias extranjeras, ocurrieron lamentables pérdidas de territorio, des-equilibrantes procesos internos de unificación y separación de en-tidades, incontables sublevaciones, rebeliones, golpes de Estadoy violentos cambios políticos, algunos de ellos tan radicales y alar-mantes como peligrosos fueron los vaivenes en la economía y lasfinanzas.

Si tuviéramos que definir al siglo XIX en un par de pinceladas,éstas serían la lucha política interna y la invasión e intervenciónproveniente del exterior. ¿Y qué hay detrás de ambas? Una consi-deración poco frecuente: en esta etapa decimonónica, México noera todavía una nación. Era ciertamente un país independiente yade España, pero no puede considerársele todavía una nación, lacual, por definición, tiene que contar con un territorio definido, ungobierno sólido y capaz de defender su integridad, un proyectopolítico en común y la identidad que proviene del consenso de sushahitantes de pertenecer a dicha nación, de sentirse parte de ella,de identificarse con ella.

Tras la Independencia, México era más bien un conglomeradode regiones, varias de ellas en conflicto, algunas con la miradapuesta en otras latitudes y cada una con sus propios intereses yagendas. Fue precisamente en el siglo XIX cuando se formaron lamayoría de los estados, y este proceso fue largo y no exento de

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altibajos. Eso que Hantodas partes, y la penína Roo- es un claro ~

Así pues, tanto pepara comprender a Yldes, y por qué este ú1902, debemos visuali:na!. La propia Guerrahecho, representa un (regional, con lazos y (largo, complicado y lGuerra de Castas tan ~

Podríamos decir qlmás significativos del :influyó en su configursula pasó de ser un stres entidades: Yueatáde Castas desempeñómo, durante más de ';hoyes precisamente (por los mayas, graciassólo de Yucatán, sinomas zonas en ser efee!tivo, la Guerra de Castdevenir de Quintanael siglo xx.

Sin comprender lamos la historia particurebeldes, quienes sonde pueblos en el cora2dición religiosa que elpor otros grupos maya

Además de todo 1<rebelión indígena de 1

50 años; dio pie a latencias mundiales de 1

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102 QlIINT\0IAHOO. HISTORIAImFVF

y Francia; preservó y reforzó los lazos socioculturales y comer-ciales con Belice, y se desarrolló en torno al culto a una cruzque se comunicaba con sus fieles a través de la palabra hablad~y escrita.

¿Fue este enfrentamiento en verdad una guerra de "castas"?Recordemos que en el siglo XIXse denominaba "guerras de castas"a las rebeliones indígenas que ocurrieron en distintos puntos delpaís. Ciertamente en Yucatán se dio entre dos grupos racial y cul-turalmente diferentes, uno de los cuales dominaba completamen-te al otro. También se le ha llamado "guerra social", porque surgede las condiciones socioeconómicas en las que se encontraba su-mergida la población maya. Sin duda fue una rebelión campesina,que se convirtió en un movimiento de independencia y que aca-bó sosteniendo un Estado maya rebelde en los confines orientalesde Yucatán. Fue, sobre todo, la culminación de las luchas emanci-padoras que los mayas emprendieron desde la llegada de los es-pañoles a la península y que impidieron. durante toda la Colonia,la ocupación plena del territorio y su transformación.

El.FINALDEI.I'HlNCII'IO

A decir del historiador Howard Cline, desde fines del siglo XVIIIhasta mediados del XIX,pero especialmente entre 1825 y 1847, Yu-catán pasó del atraso y el estancamiento y de ser un lugar aisladoa una etapa de franco desarrollo económico que, a su vez, le per-mitió estar más conectado con las ideas y tendencias del mundo yde su época. ¿Cómo se dio esto? No fue una casualidad. Se logrógracias a la voluntad consciente de los yucatecos, que comenza-ron a implementar reformas económicas radicales, a ampliar sushorizontes intelectuales y a poner en marcha un reordenamientosocial a través de la educación.

Este proceso tuvo dos consecuencias sobresalientes y dramáti-cas: por un lado, Yucatán se puso a la par o incluso en una posiciónmás avanzada que otras regiones del país. Se dio en la penínsulauna especie de renacimiento intelectual y cultural en el mundo

de las artes, las letras y launa revolución económic;ciales, como el azúcar, qua Yucatán con los mercad

Como fichas de domilconsecuentemente otra mte>demográfico aglutinadc

nales destacados: Mérida,entonces un proceso decon áreas fronterizas y linza que corona el pastel,Progreso en 1840, un eneal pequeño muelle de Si~Mérida ante la preeminenjurisprudencia tampoco SI

teCOtambién contempló 1de una constitución estatduyó el juicio de ampareción nacional) y el voto aesta especie de "milagrosu seno la contradicciónretrasaría su avance por ede ese freno fue, indudar

Algunos historiadore~armada en la desigual alque no se hicieron paterprofundidad, en todo elno fue aplicada con pre<tos liberales del agrado (yucateca. Tampoco se pefuera una realidad, en eseran los menos privilegi3

Así, resurgieron viejasque el auge de las plantaa amenazar la superviveexacerbaron las diferenc

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ÁSOJd~eJnÁdJ~UdSdp~peJÁsdleposSepUdJdj!PselUOJEqJdJBXddS'seu!sddweJSdpl~P!UnwoJseldPepUdA!AJddnselJEZEUdlUBBÁJEzeldsdP1~9ZUdW(DSeJdJe.)nZesduope~uqdSEldPdLlnEId;:mbSBJ1Ud!UI'Sd¡BJ()(le¡ÁSd¡ep()lpJ')~sB~nds!pSl~!d!AUOJd!LlmSdJ'!SV

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104QUJ"'TANA ROO HISTORIA BREVE

mayas, lo cual le dio una vuelta de tornillo más al enfrentamiento.El resultado fue el alto total del milagroso florecimiento Y la pre-cipitación de la península en el caos, con el estallido y prolongacióndel acontecimiento histórico conocido como la Guerra de Castas.

TIERRA DE AZlJCAR, TIERRA DE HlllTES, TIERRA REBELDE

La conocida obra de Nelson Reed sobre la Guerra de Castas nosrevela la situación que guardaban las principales ciudades y re-giones de la península en los momentos previos al estallido de lacontienda. Mérida, como capital del estado, sede del poder políti-co y asiento del control administrativo, era la principal ciudad dela península. También era la más populosa, pues hacia 1847 con-taba con unos 48000 habitantes, mayoritaria mente blancos y mes-tizos. Estaba rodeada de antiguas haciendas maiceras y ganaderas,y comerciaba principalmente con Cuba y Estados Unidos.

Campeche, por su parte, era todavía el puerto más importantede la península, pero ya había perdido algo de su antiguo esplen-dor. Sisal y Progreso le hacían competencia y las prósperas fuen-tes de ingresos coloniales, como el palo de tinte, los astilleros ylas salinas, ya estaban en decadencia. De cualquier forma, seguíateniendo una posición económica privilegiada por ser paso de en-trada y salida de las mercancías peninsulares, además de que sucomercio se desarrollaba básicamente con México, a través de Ve-racruz. Contaba con unos 21000 habitantes, muchos de los cualesse dedicaban al contrabando de mercancías provenientes de Hon-duras Británica, por la vía de Bacalar.

La Sultana de Oriente, como también se conocía a Valladolid,era la ciudad señorial por excelencia; en ella vivían las familias derancio abolengo peninsular. No obstante sus blasones, la pobla-ción blanca era minoritaria con respecto a los mayas, que consti-tuían las dos terceras partes de una población de 15000 habitantes.Valladolid vivía de sus fábricas de hilados y tejidos, así como delas haciendas maiceras que la rodeaban. Se encontraba en el cen-tro de una zona de pueblos campesinos, en lo que muchos consi-

deraban la frontera de 1,te y hasta llegar a las c<estado de Quintana Roa

Dicha frontera era U]

promisorio. Sus habitantotal del estado y prodlcosecha total de maíz, sles pueblos de la regió¡eran importantes merca<.:;000 habitantes.

Desde 1830, un nuezado a desarrollarse esptaba de las plantacione~tensivamente la tierra, edesplazar lentamente anaderas. y avanzaron,campesinas que sobrevi'subsistencia basada en l~los recursos agrícolas ncial, con el agravante déde estos poblados se ercienda Yplantación al p~nómico que se produjenestas.

El cuarto asentamiención de 5000 habitantessub en su porción surOlen la ruta comercial a l~Belice. producía palo deproductos locales y ext]de contrabando, incluye

Al oriente y sur de Vconsideraban como prcruzada únicamente porhabía 800 km de litorale~embargo, como lo ha de

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y Sosa, recordemos que en aquel confín vivían numerosos mora-dores a quienes no se tomaba en cuenta por ser descendientes delos mayas que habían escapado de las encomiendas y las misio-nes durante la Colonia, que habían luchado contra el control gu-bernamental y seguían viviendo fuera de d. Considerados por losyucatecos de la época como nómadas semisalvajes, porque mu-chos de ellos cazaban aún con arco y flecha, se les llamaba l1Llitespor el ¡mÍ[ o taparrabos que vestían. Bracamonte llama a estazona "región de emancipación", ya que fueron estos mayas insu-misos quienes le dieron continuidad a la historia de la costa orien-tal, donde luego se fortificarían los combatientes de la Guerra deCastas.

A VIC;OS DEL I'OINF1\1R

La situación de los mayas era un polvorín que sólo necesitaba deuna chispa para estallar. Algunos \ iajeros extranjeros de la época,cuya \isión era un tanto nüs desapegada y objetiva que la de loshacendados y políticos yucatecos, describían en sus cartas, diariosy relatos cómo se maltrataba a los peones, en qué condiciones vi-vían las familias mayas en las ciudades, el tipo de trabajos quedesarrollaban, los castigos corporales que recibían. John L.Stephenspresenció c(m10 un peón de la hacienda Xkanchakán era azota-do con un látigo para después besar la mano del mayordomo, ycomenta, no sin lamentado, que "se encuentra tan humillado estepueblo, en otro tiempo tan fiero, que entre ellos mismos existe unproverbio que dice: 'los indios no oyen sino por las nalgas' ".

Según la Constitución yucateca de 1H2'::;, plasmada con los mis-mos ideales liberales que la federal de lH24, los indios eran ciu-dadanos con iguales derechos y obligaciones que los yucatecoscriollos y mestizos. Sin emhargo, en la realidad no sucedió así. En-tre otras inequidades, los mayas no votaban y la carga tributariaque pesaba sobre ellos no sólo no disminuyó, sino que aumentó.Así, a pesar del advenimiento del gobierno republicano, teníanque pagar mayores impuestos civiles y obvenciones religiosas quedurante la Colonia. Las condiciones de trabajo en las haciendas

tampoco mejoraron. Se COI

tes como medidas disciplirla represión de cualquiery brutal.

El r:lcismo era uno de leentre mayas y hlancos yucabolió "las castas inferiore:eran considerados inciviliz;y. en el mejor de los casos,de sus mayores. Pronto a t

los de bárbaros, crueles y :unilateral. De los mayas bconsiderados como dzulo(también existían un coraje'yeron. sino que más bien a

A pesar de ello y de losceso de modernización, essin mayores altibajos porconflicto entre los propiosmente la balanza hacia la rrencillas entre los grupos P'unos, de los intereses meri,chanos. se tradujeron en elmayas eran sumados a las fcarne de cañón. lkcihieronpromesa de una disminudci()n del pago de ciertos inu otra facci()n.

Tales ofrecimientos, jurV sociales, nunca se cumpl;narcados por la sangrientarrometida, ni Mérida ni Calhabían ganado. Algo muy información de cómo hacers{del contrabando. Habían a<da en la lucha y la certez2

Page 9: Breve Historia q Roo

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Page 10: Breve Historia q Roo

IOH QUINTANA ROO. HISTOJ{iA BREVF

partido político que decidieran respaldar. Los mayas optaron, másbien, por defender sus propios intereses.

Gl 'ERRA RELiu\II'AGO

Cuando la Guerra de Castas estalló el 30 de julio de 1847, más alláde las fronteras peninsulares, concretamente en México, las co-sas también se habían complicado. Recordemos que el país aúnestaba en guerra con Estados Unidos y que los puertos del Golfo,incluyendo Laguna de Términos y Campeche, estaban bloqueados.Yucatán se había separado por segunda vez de México y se habíadeclarado neutral en la guerra contra los estadounidenses. y Hon-duras Británica continuaba siendo la manzana de la discordia en-tre México e Inglaterra. Con este estado de cosas, difícilmente Yu-catán podía esperar ayuda por parte del gobierno nacional. Losmayas, en cambio, se habían pertrechado a tiempo y en secreto,haciéndose de armas y parque provenientes de Belice. No teníangran cosa que perder.

Recordemos también que los mayas que iniciaron la contiendano fueron los peones acasillados y sirvientes sujetos por deudas alas haciendas maiceras y ganaderas, aunque éstos se levantaronen armas varias veces antes, la más sonada en 1843. Muchos deestos peones acasillados, luego llamados hidalgos, participaron enla guerra, pero del lado de Yucatán y en contra de sus hermanosde raza. La rebelión no partió, entonces, de quienes estaban mássometidos, sino de aquellas comunidades mayas campesinas queaún conservaban cierta autonomía y que al menos tenían tierraspara cultivar. Partió de los campesinos que no querían dejar de serlibres ni perder sus medios de subsistencia.

Así pues, bajo el liderazgo de Cecilio Chi, cacique de Tepich,los mayas incendiaron el pueblo y mataron a buena parte de lapoblación blanca, en represalia por matanzas anteriores organiza-das por el ejército yucateco. Unos días antes, la conspiración ha-bía sido descubierta y otro de los líderes, Manuel Antonio Ay,fuefusilado en la plaza de Santa Ana frente a sus silenciosos congéne-

res. Con estos actos inició 1

go arrollador que una guerComo el relámpago, los

pueblo, mientras los yucattodos sus derechos constittcalcupul, Tihosuco, Dzonoy a principios de 1848 loscrueldad. El gobierno yuceste avance, solicitó la ayu(España Y el Imperio británcateca, mientras se organi;;por sacerdotes católicos yy guatemalteco.

En abril de ese año, el 1el gobernador Miguel Barbcontenían verdaderas reforpuestos civiles, la reducciódicación Y uso de terrenosdeudas, el permiso para ccimpuesto sobre el aguardi~Co010 gobernador y a Pat c

Sin embargo, los yucatganar tiempo y no teníanpor su parte, la facción deCecilio Chi, tampoco estabde ratificado, Chi lo rompiéblanca de la península a comayas habían tomado Tebban a escasos kilómetros eberse adueñado de la penmentos la población blane:poblados, buscando refugiejero. Sin embargo, por razavas detuvieron su avance yLosyucatecos no perdieroltunidad para iniciar una co

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110 <;>1'IVli\1\A l{OO. IIlSTOl{]A BRF\ F

La desbandada de los grupos mayas en lucha no es tan sor-prendente si pensamos que, tras varios meses de lucha, el parquey las provisiones escaseaban y había que ir a pie hasta la distantecolonia de Honduras Británica a traerlos. Esos mayas eran campe-sinos y llevaban un ano sin sembrar la tierra, que es una obliga-ción religiosa, pues e! maíz alimenta no sólo a los seres humanossino también a los dioses. Las disensiones entre Pat y Chi, quemurieron en forma violenta a manos de sus allegados, se repitie-ron con otros líderes de la sublevación, y la falta de cohesión, es-pecialmente después de! fracaso de los tratados de Tzucacab, tuvoun efecto negativo y desmoralizante.

Finalmente -y quizá sea ésta la razón más importante- losmayas no eran un ejército organizado como tal. Ciertamente ha-bían adoptado los grados militares, pero peleaban en bandas ocompanías que seguían únicamente las órdenes de su líder, y siéstos no se ponían de acuerdo, los ataques conjuntos fracasaban.No había realmente un espíritu de unión ni un liderazgo centrali-zado ni poderoso que mantuviera la cohesión, como más adelantesí sucedería.

La contraofensiva yucateca se vio reforzada por la reincorpora-ción de Yucatán a México, e! 17 de agosto de 1848, y por el apoyodel gobierno federal con 2000 fusiles, parque y dinero. Tambiénse vendieron en Cuba las joyas de muchas iglesias yucatecas y sereorganizó y disciplinó el ejército, al cual se sumaron 10000 ma-yas, con la promesa de supresión de impuestos y otorgamientodel título de hidalgos. El gobierno yucateco, además, contrató losservicios de casi un millar de mercenarios estadounidenses, toma-dos de entre las filas de los voluntarios que habían peleado enMéxico y que no consideraban haber encontrado todavía un pagojusto ni satisfactorio por sus sacrificios. Con todo este apoyo, Yu-catán recuperó Bacalar, Peto, Valladolid y Tihosuco.

En 1848 se dio también uno de los episodios más negros de lahistoria yucateca: la venta de mayas a Cuba, prácticamente en cali-dad de esclavos. En este vergonzoso tráfico, que duró muchos anosy fue finalmente abolido por Juárez en 1861, participaron hacenda-dos cubanos, casas comerciales yucatecas y nacionales, el gobierno

UNA

yucateco y el gobierno fedttomaba prisioneros, se les e

aparentaban ser contratos (ellos. Las ganancias resultante se enviaba a mayas captutamhién.

Una vez muertos Pat y (manos de José Ma. Barrera,Venancio Pec, quienes manires, o bien de pertenecer apodían permitir. La contraofvas tuvieron que dar march:~os en las selvas del orientesu aparición el elemento qu<da, permitiéndoles ser efectel estado de guerra por más

El. MlJNL

Desde la época prehispánicase por medio de la palabra adones en barro y piedra. Ande las acciones de Hernán eque: "adoraban la gente delLfidos, especial a uno que esr;alta. Este ídolo era de barropared; por detrás de la paredUD homhre podía entrar e eser porque los indios decíanea religiosa se prolongó en sno es extraño que a princirderrotados, aceptaran abiert:::hablaba Y que les prometía 1;

La tradici(m maya de la edel pueblo de Xocen, molest<

Page 13: Breve Historia q Roo

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112 \)ljIN'IA!\,\ ]{OO, 1I1STOIU:\ IlI{F\'F

luego reaparecer junto a un cenote en lo que es hoy la zona cen-tral de Quintana Hoo, con el objeto de guiar a los sublevados ensu lucha.

La versión yucateca afirma que fue el líder mestizo José MaríaBarrera quien inició el culto a una cruz que, con la ayuda de unventrílocuo, de nombre Manuel Nahuat, empezó a hablar. Sea cualfuere su origen, el hecho es que los mayas comenzaron a reorga-nizarse y agruparse alrededor de esa cruz, fundando un pequeñoasentamiento.

Para evitar que siguiera creciendo, el ejército yucateco lo des-truyó y se llevó la cruz. Pronto, sin embargo, surgieron tres cruces"hijas", una de las cuales se convirtió en la Santísima. A su alrede-dor, los sublevados crearon un santuario que se convertiría enciudad: Noh Cah Santa Cruz Xbalam Nah, mejor conocida para laposteridad como Chan Santa Cruz.

Este hecho permitió a los mayas retomar la lucha, que adqui-rió un sentido religioso y mesiánico. Bajo la guía sobrenatural dela Cruz, que manifestaba abiertamente su protección y liderazgopor medio de mensajes hablados y escritos, la guerra continuó enuna nueva y prolongada etapa.

A fines de 1W50, firmando como Juan de la Cruz Tres Personas,la Santísima empezó a adquirir personalidad propia, invitando alos mayas a luchar y comparando la contienda armada con la pa-sión de Cristo:

estoy andando en todo a ver si sus corazones están secos, porquecon sed estoy andando visitando, caminando Yucatán para defen-derlos mis queridos cristianos del pueblo, entonces les perdono to-das las cosas muy malas que ya hicieron [, .. 1 Han de saber [...] queme dieron la licencia por mi padre para salir a "er otra vez cómo selevantaron para pelear, para explicarles cómo son las cosas a todosmis queridos hijos l...]es necesario que junten mil armas y mil deligeros [... ] porque ya llegó la hora y el ~1I10en que se levante Yuca-¡án sobre los ts'ulo'ob de una vez por eso les doy unas señas [...]para que vean sus corazones [.. ,]

lINA

Así IIA!

Los años de 1850 y 1851 fuemayas, quienes no sólo se evul~crahilidad, sino que tuvicano en una de las campañ:tienda. La presencia del gensentir por todo el oriente dede ocupó la silla de gobernera múltiple y estaba enfocacel territorio rebelde, a la parpos mayas y firmaba acuerdedos ingleses y guatemaltec()~los sublevados que iha enc(muy similar a las reducciontdurante la Colonia y con el 1

vos y controlar a la poblaciépor objeto aislar a los rebeldlmás fuertes, como Bacalar ydores de armas y obligados además desventajosas. y probpero el triunfo del Plan de A:ocupar, por unos instantes, lamando militar de la Ciudad désUpartida de la península, lo,tras que los yucatecos se que<dados mexicanos.

Para Hl55, los principalessinados. (¡nicamente Bonifa<traiciones, golpes de Estadoda de los sublevados de prigran visión, Novelo fortaleci(;)or enciIl1~ de los .líderes demismo. y fue él partir de ese ntransformaciones más impon

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-ldq;::llSBÁEWS01dOJdsOlUdSd1UB1JOduqS~WSdUOPBWJOjSUEllSElJBpEUOJEZddWddSdnbOlUdWOWdSddPJnJEdBdnjÁ'OWS¡Wl?dPEWPUdJOdÁsB!l::mdwo:>SBldPSdJdP!ISOldPEWPUdJOOznDBldPpBpp01nEElÁ011n:>Id9pdlB1J0.10ldAON'U91S!AUE.J8BunUO:)'BJJdn8EldPuyE01dpUpddPsopEAdlqnsSOldPEl.)-ud8p1PElEUOJT~ílBlddnbsE8mdÁ0pE1StJdPsddl08'SdUOP!~SElE0P1A1AdJqOSB}qEl{0ldAON0PEJ1UOg:d1UdWB:>1Uí)'SOpEU-dSEOlJdnWUB}qEl{sdPldqdJSdJdP!IsdlBdpupdSOl'SS81BJq.

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111 Ql T\T.'\'\.\ 1,00 HISTORIA ImFVF

des, que habrían de vivir por décadas en un estado de continuasguerras.

Como estrategias de defensa y supervivencia, reinventaronsus tradiciones. Tomaron elementos de la cultura prehispánica V

de la cultura colonial para crear un producto cultural nuevo y di-ferente, que respondía a las necesidades de la contienda y de laindependencia en la que anhelaban vivir. Y crearon una nuevasociedad y una nueva organizaci(')!1 que nunca antes había existi-do, ni en Yucatán ni en México, basada en el culto a la Cruz Par-lante. nombre con el que hoy en día se conoce a la Santísima.

o L\\i S:\'\T\ On!.y LA COTIDI\\iEII)\D DI' LA (;l'F1m\

Poco a poco los mayas rebeldes empezaron a lograr su objetivode vivir libremente en las selvas orientales y crear un estado autó-nomo e independiente del gobierno yucateco y mexicano, bajo laguía de la cruz. Este emblema intervenía en todas las cuestionesde gobierno, organizaba lo concerniente a la \·ida cotidiana de lacomunidad y presidía sobre el ritual y la religiosidad. Su voz co-mandaba los acuerdos que habrían de firmarse con las autorida-des de la colonia inglesa, impartía justicia. vigilaba la ley y el orden,ordenaba los ataques a pueblos yucatecos, decidía el destino delos prisioneros y decretaba la muerte de los traidores, es decir.de cualquiera que pretendiera firmar la paz con Yucatán. Asimismo,en batallas importantes, como ocurrió en la segunda toma de Ba-calar en lH':;H, también acomparuba presencialmente a sus prote-gidos con el fin de infundirles valor y confianza.

En su ciudad-santuario y alrededor de la Santísima, los mayasse organizaron políticamente en una especie de teocracia militar.A la cabeza estaba un triunvirato constituido por el Tatich o No-hoch Tata (patrón de la cruz), el Tata Polín (intérprete de la cruz)y el Órgano de la Divina Palabra (voz de la cruz). El mando mili-tar recaía en el Tata Chikiuic, auxiliado por el Tata Nohoch Dzul,o gran padre espía. En los escalafones medios de la jerarquía esta-

lINA (

han los !lohchi!o!J, que comde soldados rasos.

La supervivencia de losLis relaciones comerciales yceños, a quienes proporcioconcesiones de selva y hotÍl!les punitivas y saqueo, a eotrOS enseres necesarios. Nagricultura, pues sembrabannetoS de la seh'a, para que(atecos.

Su forma de pelear, en co(JuerriIJa.Emboscaban a sus~an de afiladas estacas y lutrampas con espinas ponzor11

\ ('nenaban el agua de los podisdi.aron balas letales de bableI1lcnte ]as heridas de quiel

La cruz perseguía incansade Chan Santa Cruz y que bududad de Yucat(ll1 o de Cam\'a se hahía constituido en (firmó un acuerdo de respetonoS. Sé convirtió en la facció"los pacíficos", en contraposhabitaban en Chan Santa Cru

I\te fue un golpe mayús(fUZ ordenó una guerra sin tipicada aquí y allá de intentoscCt" a los pacíficos para que rtÍsima.

Los pacíficos, que no lo ((Jobierno campechano, y a G

~ncargahan de vigilar los bosC~lr a los cortadores ingleses,cell0 en varias ocasiones.

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'S;)UO!SE,)OSEPE¡\U;)0\Id)

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-Ell);¡W;).lJ!Ul;(¡ep;¡.~u!;¡nb¡,,!LUÁO.l.IlX¡;¡PSdPOP[SlqEqUOJEl}dS!P

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-nÁSOPloP[OSsOlUEJeJ)UO,)UdSI;[ou;)nbE.ll;d'BApSEldPSOl.;)J.)

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116 QlIINTA:\A ROO. HISTOlUA ImFVF

U" ESTAI)() In: FAC/()

El clímax de la resistencia maya se dio entre 1857 y 1867, una dé-cada en la que los sublevados tuvieron triunfos singulares sobrelos yucatecos, como el ataque a Tekax, la toma de Bacalar, quevolvió nuevamente a sus manos, y el ascenso de poderosos líde-res como Bonifacio Novelo, Bernardino Ken, Venancio Puc y JoséCrescencio Poot. Asimismo, castigaron duramente a Chichanhá,cuyos pobladores acabaron huyendo a Icaiché, en la frontera conHonduras Británica.

Para Yucatán, el costo de la guerra estaba resultando enorme,tanto en vidas como en recursos del erario. Luchaban contra lossublevados cada vez con menos fuerza, a pesar de la ayuda de lastropas imperiales enviadas por Maximiliano. Sitiados por los ma-yas, lograron defender Tihosuco en 1866, siendo éste práctica-mente el único gran triunfo yucateco de la década, pero luegoabandonaron la población. Su iglesia continúa siendo, hasta el díade hoy, un recordatorio de aquel famoso sitio y forma parte delrosario de edificios mutilados que se convirtieron en la fronterade la guerra durante los años que siguieron. Entre Yucatán y lasselvas del oriente controladas por los sublevados quedó una fran-ja de pueblos en ruinas, de milpas abandonadas y de territoriosdespoblados. Chan Santa Cmz se había convertido en un Estado dejacto. con una existencia independiente de Yucatán y de México.

UNA VEZ "lAs, EL VECINO EN DISCORDIA

Como era de esperarse, desde los inicios de la contienda, el go-bierno yucateco apeló a la cancillería mexicana para que ésta, asu vez, le planteara al encargado de negocios del Imperio británi-co la urgencia de prohibir el comercio de armas entre los colonosde Honduras Británica y los mayas rebeldes. Sin embargo, a partirde 1850 éste se negaría persistentemente a discutir con Méxicoacerca de la soberanía de Belice, dando por hecho que le perte-

IJNA

necía. Al mismo tiempo, la (intereses de los colonos in~eio de armas entre éstos y [¡so se manifestó en su favor.

El conf1icto se recrudeci,cíficosde Chichanhá invaditv se apoderaron de unos corYoung & Toledo, en Blue eulaterra se fortaleció cuandneon Guatemala para establtea. En el momento en que (:por dos años el pago de larelaciones diplomáticas. Sinuénero de por medio, el 1~nelevó oficialmente a Belicepropio teniente gobernador.

Durante el Imperio las comantuvOla misma política qras Británica era suelo mexicun tratado de amistad con Icaho por el jefe icaiché, 1\Qua1m Hill, acabó con la pe

Canul volvió a atacar a lege Walk, en septiembre de 1ti<índe Belice en toda su c(abundante correspondenciacancilleres mexicanos e inglpunto culminante de aquelsiva que el ministro Ignaciomarzo de 1878. En ella se r,de los límites de Belice de SI

dón adoptada por el gobieltaba cada una de las reclam,de su profundo conocimienldotes de diplonütico. El golrespondió.

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'9!PuodsdldIEJunuOJ!U~lpqopddwIppOUJd!qO~13'oJP~wOld!pdPSdlOpsnsdPÁIEuoPEUJdlU!Ol{JdJdPF:)POlUd!WPOUOJopunJOJdnsdPEIE~OpUdpEl{'sdSdl~U!sOldPSduopEWepdJSEIdPEunBpBJBqEl-npJ'S~WdpE'ElJElIEA'OUEJ!XdWOUJd!qO~PJOdBpEldopEu9P-!SOdElE!UdlUEWdSÁ'SOP!U!snsdPSdPdJHdHdPSdl!W!lSOldPÁE!Ul~JdqOSqdPopmuoJpE!UmSdJdSEIPU3'SLSIdPOZJElUUdÁqJdUPJOIE9!AUddIElJEllBA'1OPEu~IOJlS!U!WIddnbEA!S-!WESUdlXdl~ldnJSdUOpBpO~dUsBlpnbEdPdluBu!wlnJolUnd13'SOIJES!dSdPopopddunJodsdSdl~U!dSOUl~,)!XdWSdJdllPUE;)sOlUOJB!qUlBJJdlU!dnbEJP~wOld!pEPUdPUodsdJJOJdlUEpunqEElUdl~pdJdedSOWOJlBl'pep!!dldwo.)nsBpOlUddJ!PHdPU9H-Sdn.)elJ!~JI1SdJOZ!l{dnbOSd.)ns'ZLSIdPdJqWdpddSUd')JIE&,.dH-UEJOUdZdABlSd'SdSdl~U!souol0.)SOlBJEJnl~E9!A10AInUE)

TJdlUOJJelJ!UydPdPpBpmcHsodBluo.)9qBJB'mHUJIEn(JdPu9PElqodBldJqOS'InuB)SO.)JBW'?l{J!EJ!dP!PJodoqE:>EOPEAdlldnbBlBP'998IUdBJJdllolí5UIUO.)PElS!WBdPOpElEJlunJEWJydPOlundEEql~lSdOpUBn)'OUBJ!XdUlopnsBJdBJ!U,?lPHSE.!-npuoHdnbOAl1lS0SÁBJHq~1ddtlBldnb1~.)P!l0deWS!WBIOAI1lUmuOUBWUl!XEWdnbBÁ'IBn~!UOJdp1í5!SSBSOJSElopddUlIPdlUEJna

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Page 20: Breve Historia q Roo

11:1 Vl'1NTA'-\ 1{OO IlhTOEIA 1l1{I:VE

EVI ILlBEIO I ll-: FliERí'.\S

A partir de 1867, la Guerra de Castas entró en una nueva etapa.Atrás habían quedado las confrontaciones directas. las batallas. lascampanas anuales en contra del santuario rebelde y las expedicio-nes punitivas. En las ciucbdes de Mérida y Campeche la guerraera un mal sueno, casi olvidado; una perturbación lejana que nadatenía que ver con la cotidianeidad. Muchas haciendas de los alre-dedores se habían recuperado de sus estragos y reiniciado la produc-ción agrícola. incluyendo un culti\'o que comenzaha a comerciali-zarse en los mercados internacionales: el henequén. Sin embargo,otras ciudades castigadas por la contienda. como Valladolid, vivíanen el terror de un ataque por parte de los mayas. Cuando estalla-ban las bombas de alerta. que avisaban de la proximidad del ene-migo. los vallisoletanos, presas del p{mico. se refugiaban en la igle-sia o se apostaban en puntos estratégicos de defensa. A veces unabomba estallaba por error y desencadenaba de todas manerasuna alocada posición defensiva.

La Santísima también había cambiado de objetivos y de tácti-GIS. Los sublevados ya no lanzahan ataques organizados, sino úni-camente redadas a ciertos pueblos, lo que les permitía hacerse dehotín de guerra, de cahallos, de hastimentos y de armas. Las me-tas inciales de la rehelión -disminucic)n y luego supresión deimpuestos, así como un trato más justo y equitativo- habían que-dado atrás. Ahora \'ivían de forma prácticamente autónoma, forta-leciendo su alianza con los colonos helicellos. hostigando de Vezen cuando a los pacíficos de Icaiché y recoreJ{¡ndole a los yucate-cos que seguían siendo sus enemigos acérrimos. La cruz tenía,además, otros problemas. como hacerle frente a una epidemia deviruela que diezm() a la pohlaci(ll1 maya y contender con la rivali-dad de otras cruces parlantes, como la de Tulum.

La guerra continuó todavía varios anos más por el equilibrio defuerzas entre los protagonistas involucrados. De hecho, a variosde ellos les convenía que siguiera existiendo un estado hélico sinfin, como sucedía con los sublevados bravos de Chan Santa Cruz y

liNA

sus aliados, los colonos Ixmente del intercambio de pLos sublevados pacíficos c(pues mientras frenaran el e:bio el reconocimiento de sInglaterra le convenía mantEy Ilonduras Británica, pues 1

podía reclamar aquel territorlonial Office, que protegía lede cualquier arreglo diplom{¡orar con México.t'

De hecho, los únicos a qlheneficiaha sino que perjucYucatán. Éste ansiaba terminde la guerra, que, además, lezona oriental. Ello era de sucateco. que buscaba opcion(nequén. l~sta hahía alcanzadcdía de los vaivenes del l1lercriesgo y vulnerabilidad.

Casi una década duró estesas empezaron a camhiar. Fwlo que pondría a la Guerraesta vez implacahle, del gol)i,

L\ Fl{A j)

;\ partir de 1876 se inició endad política y de progreso t

L'ntreotras cosas. la inversiónlos recursos naturales. Díaz ledustria, mejoró las comunicaccreó las condiciones para qwnomb de la época. Su gohiEdiente a la centralización, pn

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120 (¿llINTA:\A ROO. IIISTORIA m{FVF

Constitución para permitir la reelección. fortaleció al ejercito ydesarrolló varias campañas que tenían por objetivo lograr el con-trol del territorio nacional. En esos momentos. y por todas estasrazones, don Porfirio dirigió su mirada hacia las alejadas selvasdel oriente de Yucatán y, luego, a través del Atlántico, hacia Ingla-terra. Fue así como el principio del fin de la Guerra de Castas nocomenzó en la península de Yucatán, sino muy lejos de allí, endos ciudades que sólo indirectamente habían tenido que ver conla contienda: México y Londres.

Los planes del gobierno porfirista incluían. en primer lugar,pacificar la última zona rebelde del país e incorporarla finalmentea la nación. Con ello se consolidaría el control del gobierno fede-ral sobre la península de Yucatán y su acceso a la riqueza naturalde la región oriental. que hasta el momento estaba en manos delos mayas. Y no menos crucial era. desde luego. propiciar la parti-cipación del Imperio británico en la economía mexicana. Comopara la Corona inglesa también se volvió fundamental poder ha-cerlo sin cortapisas. especialmente en los temas de minería y losferrocarriles, resultaba imprescindible definir, de una \'ez por to-das, la frontera entre México y Honduras Británica. Esto marcó, enel juego político británico. el predominio de los intereses de laForeign Off'¡ce sobre la Colonial Off'¡ce y los colonos beliceños.

La primera estrategia sería lenta pero segura y de largo alcan-ce, ya que entre HP6 y 1H89 el gobierno federal otorgó una seriede concesiones para la explotación agrícola y forestal a compa-Ilías nacionales y extranjeras, las cuales se uhicaron en lo quehoy son los municipios de Benito Juárez y Lázaro Cárdenas, en laporci<'m nororiental de la península, así como en Cozumel e IslaMujeres. Destacan dos empresas latifundistas: la Compañía Agríco-la El Cuyo y Anexas, y la Compal'lía Colonizadora de la CostaOriental de Yucatán. El Cuyo tenía una extensión de 1 HOO km"cruzados por 168 km de sus propias líneas telefónicas. una líneaDecauville de tracción animal con 60 plataformas y 500 mulas, unferrocarril de trocha ancha con 12 plataformas y una locomotora,un muelle de 167 m de largo y hasta un paquebote de 500 tone-ladas. Producía caña de azúcar, chicle, cacao. algodón, plátano.

p~¡Jode tinte, vainilla, tabaccmás importante.

por su parte. la Compañí;.la hacienda Santa María, actu:2-12000ha. pero pronto fue ;J

\!éxico. Y su extensión creció~luinta parte de ~o/que lu.egoproducti\'as: YaJ¡~(tn,decücad;.les de palo de tll1te, que erariJle hasta Puerto Morelos y decon más de 200 mulas para t

José y Buenaventura, donde. complemento paralelo (kJrfOJlo de los ferrocarriles, Cl!

de décadas a varias pohlacicyo de 1897. el gobierno porfi¡i)añía de Ferrocarriles ~udoltres líneas que atravesanan elb Bahía de la Ascensión, VaBahía del Espíritu Santo. En 1(isco Cantón, inauguró las lírpeche. mientras se construÍarrida-Peto.

1'1 seounda estrategia era~ . M '

directamente a Inglaterra. DeExteriores de México, Ignaciol11ólogo. Spencer Saint John,añoS después: la frontera enl'srahlecería siempre y cuandlonos heliceños Y mayas su"comprometiera a controlar lot1cos a la colonia. La polítiGIbcliceño dio un giro de 1HO° ;Ilondo Y renunciar, así. a loscadas hahía defendido como

Cuando Mariscal presenté

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-ddWIIduOJopBlBJldPOPdÁOJdId91UdSdJdIl~Js!Jr:wOpUEn)'so!doJdOWCDOP~PUdPPE!qEl{SEPB)

-VPsBlunJoddnbdlJOUppsOlP1S~psOlE'!SE'JEpUnUdJÁ0PUOHOmIdBZ!JdlUOJJl~dU!lOlUOJJElddJEpo0081dPOJ~guno~POgdJ!pq

OPOl!JJdllEOPddSdJUCDEur:,J!XdWl;J!l!l0d1;1'e~UOI(),JelloSOJy-DedSEi\lmrSOldPsdnbE110sdlcl!sodsOl.lElo.HUO,)1;eJdlldWOJdUlO);sOUEJ!XdWOUJd~qOgPÁ'sopEAdlqnssdnuÁSOgdJ!ldqsOllol-O,)dJ1UdSEUlJEdPOJ~p;JlP10J1;SdJopuenJ¡\dJdUld!SepdJdlqclSJdSEJ!Ul;lPHsE.mpuoHÁc)J!XvWdJ1Ud1;JdlUOJJEl:S?ndSdpSO\IBSopOldDdSopJdn,JBunEopUEgdll'uqoflU!l;SJd,JUddS'ogol9LU-OllnsuOJs1oJP"!;¡d9Ic¡t;lUd'p;.)speWopeugI'oJ~X?WdPsdJOPJlx3sduopr:PHdPopEldDdSId'50881dPSd(J'BJJdlElgUI1;dlUdWE1JJ1!PEqBDl1I0AU!dO,JP1/Ulold¡pdlJ()JdPeJdE~gdlEJ1SdEpun8dSEl

'Oldd-EPP-?L'\TÁsp¡unl,-P!l0pElIBi\sOUleJlsOlUl;!l1..HSUOJdSSBJ1Ud¡W'Jl!JJd-Ule)-lop~J?WÁOSdJgOJel-10PP?WS1;dU!jSEIqJl1gm;u!'U91UE)OJsp-u1OJd'U\,llOJl1)..dPJOP1;UJdqOgId'8681U3.'OlUloSnlP!ds3.ldPB!4Bgr:¡uOJdlS?Áo,Jnsmpl,uOJP!l0P1oIP;i\'U9¡SUdJSyr.¡dPE!4E8.ElUOJOPclOpUd¡Un'dPldqdJOPOlpJdlPulOplOSdAEJ11; dl1bSEdU!lSJJlJ1l1J1SUO,)lOn:d'uelE,Jn)..dPSd1B1Ud~JOpnsSdHJJloJOJJdddPBIUEd-~UO)EleU9~SdJu'OJEunqqoJdeB1SPyJOdOUJd~qOgId'L681Jp'OÁ-eUlU:>I'eJJdngElJodseplopd,~eSdUO¡,JBlqodS10P1;AeSEpBJ?pJpOlUd¡lUr:¡Sp;undPJBJ10SBJdl;PWe/i.rD'sdH·lJ1;JOJJdJSOldP0IlOllE-SdPPdnJelc)')}Jgr:U~)PCZ¡UOIO,JEldP0ldp;JedOlUdlUdldUlO)'1;Il!UP;Ai\z}eUl'oJeqelepnpOJddSdPUOP'CJl11UdAcudngÁ?so[UI;SÁ'sepnbJnuSCIdPdlJodsUCJlPeJEdsell1lUOOZdPS~LUUOJOJdP~q,)OJ1UdJ'OJdWEl:dJ!PH10}qedPÁsOldJOWOl.!dndB1sB4JillA-ne,JdCle}ABunJodSepl;lJodsUEJlUEJddnb'dlUpdP0IBdJp~-enUEuOl0009dPuqpcloldXd1'1eepEJ~pdP'uPIHc)":SBA!lJnpoJdS;¡PdSS;¡Jle}u;¡l,'oo~l1;Ul;lU!noCPdSogdnldnb01dPdlJBdBlU!nbeunopudpqnJ'¡-lm¡09~01sOlelscq9pdDU9~sUdlxdnsÁ'OJ!X,ÁSdJpmndPO,JUeHPJodepp~nbpcdn,~oluOJdOJdd'Bl{OOOZluOJqp!U!dS'OpBJ~i\euodldludlUllOnpB'qJBWClUBSBPUdPEqU;)s1mpyosnsEIUdl1;JOpBZ~UO¡0)T;}lJBdUlO)el'dlJcdnsJOd

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122 (.)l ;11'\'1'.\'-..\ I{()O 111STO 1\L\ BI\I:\!:

rio británico al presidente Díaz y al Congreso, los cuestionamientosno se hicieron esperar. La legislatura yuca teca, en particular, con-sideró que equivalía a una cesión de territorio nacional a los in-gleses. Sin embargo, en 1H93 el gobierno porfirista renunció delacto a los derechos soberanos de México sobre Belice y firmó eltratado de límites, conocido como Mariscal-Spencer, que fue ratifi-cado en 1H97 y que rige hasta el presente nuestra frontera con elvecino país. Aún se leen en dicho tratado las cláusulas que prohí-ben la venta de armas y municiones a los mayas, y que previenenlos ataques rebeldes a ambos lados de la frontera. Gracias a unacláusula adicional, los barcos mercantes mexicanos pueden, hastael día de hoy. navegar con libertad absoluta por las aguas territo-riales beliceñas.

Ahora bien, llevar a la realidad un tratado que hablaba de pre-venir el contrabando y las incursiones no iba a ser tarea fácil. Porello, la tercera estrategia implementada por don Porfirio fue con-trolar efectivamente la desembocadura del Hío Hondo. y para elloencargó al subteniente de la Armada nacional, Othón P. Blanco, laconstrucción de un fuerte en Punta Calentura. Sin embargo, Blan-co sugirió la construcción de un pontón que se ubicaría en plenadesembocadura y serviría. adenüs, de control aduanal.

El pontón Chel/{ mal, construido en los astilleros de Nueva Or-leáns, llegó a Belice a fines de 1897, donde Blanco presentó suscredenciales y se entrevist() con supervidentes de la matanza quehabían realizado los mayas bravos 40 ail0s antes en Bacalar. El 21de enero de 189H, Blanco ancló el pontón en un lugar denomina-do Cayo Obispo o Payo Obispo y estableció la primera aduana V

punto de vigilancia de la zona. También se puso en contacto co~los descendientes de los refugiados de la Guerra de Castas quehabitaban en Corozal, Consejo y Sarteneja y los invitó a regresar,ofreciéndoles tierras y lotes urbanos gratuitos. Cuatro meses des-pués. el .:;de mayo. fundó oficialmente la población de Payo Ohis-po, cuyos habitantes permanecían en ella durante el día, pero alcaer la noche. regresaban al otro lado del río por temor a las in-cursiones de los mayas. Si bien los colonos ingleses resintieron demomento el bloqueo al tráfico de armas y parque. pronto se re-

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1~ I()1 10;'IN\A R()O 1!IST01{]¡\ 1l1U:\I:

sarcieron de sus pérdidas ante la demanda de artículos de todotipo generada por las tropas mexicanas,

L\ l'I:II\IA C\.\II'.\:\A C():\']'RA LOS .\IAY;\:-;

La cuarta estrategia ordenada por Porfirio Díaz fue una intensa yhien planeada campaI1a militar, sustentada con fondos yucatecosy federales, que rodearía la zona rebelde por todos los costados,ejerciendo presión por mar y tierra. Su principal comandante erael general Ignacio A. Bravo. un militar jalisciense de la vieja guar-dia y con enorme experiencia. quien en 1H')') comenzó a supervi-sar, desde la Ciudad de México, el avance de las tropas. Su planconsistía en a\ anzar en forma lenta pero segura. construyendohaluartes y tendiendo líneas telefónicas y telegráf1cas. por lo queordenó que los soldados fueran acompaI1ados de zapadores, in-genieros y técnicos.

En aquel entonces, la frontera de la guerra se encontraba enDzonotchel, a 20 km de Peto. Los primeros lugares que se fortifi-caron fueron Ichmul, Saca laca y Tihosuco, que fueron conectadostelegr{¡ficamente con Peto y l)zonotchel. El avance era muy lento,IlO sólo por las demandas de la construcción y las escaramuzascon los mayas. sino por obstáculos naturales, enfermedades en latropa y conf1ictos e ineficiencia de los jefes. Bra\o, sin emhargo,tenía muy claro el itinerario a seguir: Okop. Santa María. Hohom-pich, Tabi, Nohpop, Sabacché, Chankik, Chan Santa Cruz. y asÍ,entre lH')B y 1')01, el ejército mexicano a\'anzó 1')2 km, internán-dose cada vez m{ls en territorio rehelde.

Por su parte. el contralmirante de la Armada, Ángel Ortiz Mo-nasterio, arribó en 1H')9 a Cozumcl con los caI1oneros Independen-cia y Xaragozcl. A fines de ese año se instaló en el campamentoSombrerete, en la Bahía de Chctumal, y poco después fue sustitui-do por el general José Ma. de la Vega. Por su parte, Miguel Rebo-lledo, quien sería el primer \'icecónsul mexicano en Belice, fundóXcalak en mayo de 1900. De la Vega avanzó hacia la desemboca_dura del Río f londo, adonde llegó en marzo de 1')0l. Dirigiéndo_

se por el estero del Chac hastasierta, pues los mayas habían bselva. Más tarde fundó el campLt Bahía de la Ascensión. Brav(de como trampa que se cierra~lhril de 1900, donde inspecci((arras al presidente Díaz y al g((;uerra y ¡\Ltrina, sobre los gramiento Y paludismo que padecía su mando habían avanzado todo la línea del ferrocarril y deguiente aI1o. Ilobompich, Tabi, El último enfrentamiento arfederales ocurrió el 23 de marzo~anta Cruz. Bravo podría habel!11omentos, pero se guardó muun:! fecha signifIcativa y cuajadnalmente en el santuario el 3 (l'ncontró desierto. La noticia deL'(1l1l0reguero de pólvora hast<1traslade) en tren a Peto y de abtraba el ejército, para felicitar pel nombre al santuario. A partirlll'cadas, se le conocería como ~de 1904 se dio por terminada ofh "ueITa. Tres aI10S después Pc~;I~Iérito Militar por haber lc;gr;,

'{ 1:1. FIN SE VI 'El.Vr 1'1UNC

l'na quinta estrategia le daría el ttenía para los mayas sublevadmd() por casi cinco décadas. Desl!llores de que se crearía un teloril'ntal de la península. Cuand

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12(1 <,?l 'I'\TA".,\ ROO. IIISTORIA IIRF\ F

la Cámara de Diputados, Yucatán protestó enérgicamente. Les pa-recía a los legisladores una medida injusta después de tantos anosde lucha, de tantas muertes y de tanta inversión. El gohernadorCantón le dirigió una misi\'a al presidente Díaz solicitando que serectificaran los límites del nuevo territorio federal para que Yuca-tán conservara el rico noreste peninsular y pudiera hacerle frentea una súhita caída en los precios internacionales del henequén.

Sin embargo, y a pesar de todos estos argumentos, el 3 de ju-lio de 1902 la XIX Legislatura estatal acahó por secundar y apro-har el proyecto de reforma al artículo 43° constitucional, por elcual, el 24 de noviembre de ese mismo arlo se creaba el Territoriofederal de Quintana Roo. por decreto presidencial. Con una ex-tensión de '::;0000 km2, que sohrepasaha por HOOO km" al PropioYucatán, y más rico en recursos naturales, Quintana Roo se divi-dió en tres distritos: Norte, con los municipios de Isla Mujeres,Cozumel y Holhox: Centro, con el municipio de Santa Cruz deBravo; y Sur, con los municipios de Payo Ohispo, Bacalar, Xcalake Icaiché. Su primera capital fue Santa Cruz de Bravo, y su primergohernador y jefe político. el general José María de la Vega.

Vale la pena recordar que el legado de la Guerra de Castas estan complejo como vital y actual. De las páginas de su historia sedesprenden diversos procesos que colorean el desarrollo de Quin-tana Roo y constituyen las raíces de su realidad. La pohlación maya,componente fundamental de su devenir y de su identidad, puedemirar hacia atrás, a su pasado glorioso, así como hacia un futuro aveces incierto, del cual indudablemente será parte integral y acti-va. Un lema, escrito en un mural de Felipe Carrillo Puerto, lo ex-presa así: "La zona maya no es un museo etnogdf¡co. Es un puebloen marcha".

SE(

jJor Antor