BUENA TEATRO La pulga en la oreja - s3.amazonaws.com · puesta que permiten la trans-formación de...

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4 I ESPECTACULOS Sábado 11 de junio de 2011 BUENA Sólo lo frágil UNIPERSONAL TEATRO Cinco monólogos integran este espectáculo y cada uno de ellos se abre en una abanico semántico que permite varias y diversas lec- turas. Personajes heterogéneos que, aunque no guardan relación entre sí, se hilvanan a través de la actuación y de la puesta. El tema queda libre a la interpretación desde distintos puntos de vista y condición social: la impotencia, la soledad, la falta de amor. Sólo lo frágil comienza con un militar, enfermo, que rememora un pasado que le permitía ejercer el añorado poder; un esqueleto de mujer que, arrojado a un acuario, se ve devorado por los moluscos; una anciana que sufre una amarga y triste soledad; una geisha que padece su profesión sin recibir ningún paliativo afec- tivo, y finalmente un personaje al que llaman La Bruja, que ingresa en una iglesia para realizar una plegaria profana. El nexo de estas historias está a cargo de la actuación y de la puesta que permiten la trans- formación de los personajes en frente del público, con recursos que resultan muy sutiles. En este sentido, Paula Ran- senberg logra una metamorfosis perfecta al presentarse en los di- ferentes personajes, recurriendo a máscaras y vestidos, pero sobre todo a una actuación muy convin- cente, respaldada por la acertada dirección de Luciana Dulitzky, especialmente en la utilización del espacio escénico. El único reparo es la utili- zación del idioma inglés en el monólogo de La Bruja (se entrega el texto en castellano adjunto al programa de mano), una decisión arbitraria que sensatamente no se hizo extensivo al monólogo de la geisha. CON DRAMATURGIA DE PAULA RANSENBERG Y LUCIANA DULITZKY INTERPRETE: PAULA RANSENBERG DIRECCION: LUCIANA DULITZKY SALA: TIMBRE 4, BOEDO 640 FUNCIONES: SABADOS, A LA MEDIANOCHE; DOMINGOS , A LAS 18 DURACION: 50 MINUTOS Ransenberg, en uno de sus cinco papeles, el de la bruja Antes de convertirse en una millo- naria celosa e infiel, Julia Calvo ceba mate a sus compañeros de La pulga en la oreja. La avenida Corrientes recibe una nueva versión de este ya clásico vodevil escrito por Georges Feydeau en 1907. Alicia Zanca adaptó y dirige esta puesta ambientada en los años cuarenta, donde no falta el famoso teléfono blanco: “Quería contar la hipocresía de la sociedad que se comporta de una manera falsa, y cuando aparece una picadu- rita, algo que la descoloca, se caen las máscaras y se desintegran las apariencias”. Marcelo Mazzarello es el señor Coronado, un poderoso hombre de negocios cuya fidelidad es puesta en duda por su esposa, a cargo de Calvo, cuando ocurre un equívoco. Este será el primero de una larga serie de malentendidos que, en clave de comedia, mantendrán un ritmo frenético, de puertas que se abren y cierran donde desfilan, se esconden y se transforman los personajes. Gastón Ricaud, Gabriela Sari, Mar- celo Xicarts, Diego Sluvis y Nicolás Pérez Costa completan esta versión en la que cada uno compone dos o más personajes. “En una obra escrita para 16 actores, Zanca le agrega este código novedoso y original que hace cómplice al espectador, que festeja no sólo los equívocos, sino los papeles que casi en simultáneo, y sólo por segundos de diferencia llevamos a cabo”, dice Mazzarello, quien tam- bién interpreta en Los únicos al novio de Griselda Siciliani. De millonario a mozo de un albergue transitorio, el actor oscila entre un copetudo y un peón con acento guaraní y baila tango en escena. “Tengo actores talentosos y be- llos; por eso les exigí no sólo en lo actoral”, confiesa la directora. Calvo, quien brilló en Piaf, junto a Elena Roger, también se luce con dos canciones que interpreta entre cada acto, mientras la mansión se convierte en un hotel del Once para luego regresar a la residencia Co- ronado: “Soy una especie de Otelo, a quien se le despiertan los celos, pero que no está libre de pecado. Es infiel, pero no le gusta que lo sean con ella”, dice la actriz. Una puesta ágil Zanca habla de la dificultad de montar esta puesta con tanto vérti- go. “Hay una parafernalia necesa- ria propia de este género y de este texto en particular, tan ágil, en el que, además, los actores se están cruzando todo el tiempo. No quise dejar un momento vacío sobre el escenario”, opina. Marcelo Xicarts, quien tiene una larga trayectoria sobre los escena- rios y en la comedia (pues es uno de los miembros fundadores de Los Macocos) agradece el humor genuino y el modo de festejarlo de Zanca, a quien le gusta sentarse durante la función de La pulga en la oreja en las butacas, como cualquier espectador. “A veces, la gente, si me reconoce, no entiende qué hago sentada ahí, pero a mí me gusta disfrutarla desde ese lugar”, dice la realizadora, quien también dirige en El Vitral Los pequeños burgueses, de Máximo Gorki, y La casa de Ber- narda Alba, de Federico García Lorca. Ricaud fue el último en incorporarse al elenco para darle vida a un guapo con aire de Isidoro Cañones: “Alicia nos pedía que arriesgáramos, que dejáramos todo sobre el escenario, y así lo hicimos”. La directora destaca esta entrega y elogia que sus actores no son nada “remilgaditos”. Además, participan de la puesta Juan y Mariano, los hijos de Zanca, interpretando a dos matones, e inclu- so se animan a una medialuna en el saludo final. Ya habían participado en la puesta de Arlequín, servidor dos patrones. “Sí, somos una gran familia –bromea Mazzarello–, y Alicia es una madre muy presente.” TEATRO EN EL LOS ANGELES Y EN EL BAUEN LAURA VENTURA PARA LA NACION Desde hace 7 años, Daniel Godoy dirige una versión de La pulga en la oreja en el Bauen, los sábados a las 23.15. “Aquí hay 16 actores, todos protagónicos”, explica Leandro Orowitz, quien le da vida al millonario (llamado Montalbán en esta puesta). Ambientada en los años 70, en clave de las comedias de Olmedo y Porcel, esta versión ya lleva más de 400 funciones (realiza varias a beneficio, como la del próximo 9 de julio) y ha convocado a más de 75.000 espectadores (en temporadas que van de febrero a noviembre). “Hacemos teatro independiente, no tenemos los mismos objeti- vos que el teatro comercial. Creo que la gente nos elige porque estamos todos locos, y el espectador festeja eso, se olvida de todo”, opina Orowitz, quien ya firmó contrato para una nueva temporada en 2012. Siete años y 400 funciones en el Bauen El elenco de La pulga en la oreja, pero del Bauen PARA AGENDAR La pulga en la oreja: de jueves a sábado, a las 21; domingos, a las 20.30. Teatro: Los Angeles Mul- tiespacio (Corrientes 1764); $80. La pulga en la oreja Dos versiones de esta clásica comedia, siempre efectiva, de Feydeau Marcelo Mazzarello, Gas- tón Ricaud y Julia Calvo son los prota- gonistas de este clásico Susana Freire

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4 I ESPECTACULOS Sábado 11 de junio de 2011

BUENA

Sólo lo frágilUNIPERSONAL

TEATRO

Cinco monólogos integran este espectáculo y cada uno de ellos se abre en una abanico semántico que permite varias y diversas lec-turas. Personajes heterogéneos que, aunque no guardan relación entre sí, se hilvanan a través de la actuación y de la puesta. El tema queda libre a la interpretación desde distintos puntos de vista y condición social: la impotencia, la soledad, la falta de amor.

Sólo lo frágil comienza con un militar, enfermo, que rememora un pasado que le permitía ejercer el añorado poder; un esqueleto de mujer que, arrojado a un acuario, se ve devorado por los moluscos; una anciana que sufre una amarga y triste soledad; una geisha que padece su profesión sin recibir ningún paliativo afec-tivo, y finalmente un personaje al que llaman La Bruja, que ingresa en una iglesia para realizar una plegaria profana.

El nexo de estas historias está a cargo de la actuación y de la puesta que permiten la trans-formación de los personajes en frente del público, con recursos que resultan muy sutiles.

En este sentido, Paula Ran-senberg logra una metamorfosis perfecta al presentarse en los di-ferentes personajes, recurriendo a máscaras y vestidos, pero sobre todo a una actuación muy convin-cente, respaldada por la acertada dirección de Luciana Dulitzky, especialmente en la utilización del espacio escénico.

El único reparo es la utili-zación del idioma inglés en el monólogo de La Bruja (se entrega el texto en castellano adjunto al programa de mano), una decisión arbitraria que sensatamente no se hizo extensivo al monólogo de la geisha.

CON DRAMATURGIA DE PAULA RANSENBERG Y LUCIANA DULITZKY INTERPRETE:

PAULA RANSENBERG DIRECCION: LUCIANA DULITZKY SALA: TIMBRE 4,

BOEDO 640 FUNCIONES: SABADOS, A LA MEDIANOCHE; DOMINGOS , A LAS 18

DURACION: 50 MINUTOS

Ransenberg, en uno de sus cinco papeles, el de la bruja

Antes de convertirse en una millo-naria celosa e infiel, Julia Calvo ceba mate a sus compañeros de La pulga en la oreja. La avenida Corrientes recibe una nueva versión de este ya clásico vodevil escrito por Georges Feydeau en 1907. Alicia Zanca adaptó y dirige esta puesta ambientada en los años cuarenta, donde no falta el famoso teléfono blanco: “Quería contar la hipocresía de la sociedad que se comporta de una manera falsa, y cuando aparece una picadu-rita, algo que la descoloca, se caen las máscaras y se desintegran las apariencias”.

Marcelo Mazzarello es el señor Coronado, un poderoso hombre de negocios cuya fidelidad es puesta en duda por su esposa, a cargo de Calvo, cuando ocurre un equívoco. Este será el primero de una larga serie de malentendidos que, en clave de comedia, mantendrán un ritmo frenético, de puertas que se abren y cierran donde desfilan, se esconden y se transforman los personajes.

Gastón Ricaud, Gabriela Sari, Mar-celo Xicarts, Diego Sluvis y Nicolás Pérez Costa completan esta versión en la que cada uno compone dos o más personajes. “En una obra escrita para 16 actores, Zanca le agrega este código novedoso y original que hace cómplice al espectador, que festeja no sólo los equívocos, sino los papeles que casi en simultáneo, y sólo por segundos de diferencia llevamos a cabo”, dice Mazzarello, quien tam-bién interpreta en Los únicos al novio de Griselda Siciliani. De millonario a mozo de un albergue transitorio, el actor oscila entre un copetudo y un peón con acento guaraní y baila tango en escena.

“Tengo actores talentosos y be-llos; por eso les exigí no sólo en lo actoral”, confiesa la directora. Calvo, quien brilló en Piaf, junto a Elena Roger, también se luce con dos canciones que interpreta entre cada acto, mientras la mansión se convierte en un hotel del Once para luego regresar a la residencia Co-ronado: “Soy una especie de Otelo, a quien se le despiertan los celos, pero que no está libre de pecado.

Es infiel, pero no le gusta que lo sean con ella”, dice la actriz.

Una puesta ágilZanca habla de la dificultad de

montar esta puesta con tanto vérti-go. “Hay una parafernalia necesa-ria propia de este género y de este texto en particular, tan ágil, en el que, además, los actores se están cruzando todo el tiempo. No quise dejar un momento vacío sobre el escenario”, opina.

Marcelo Xicarts, quien tiene una larga trayectoria sobre los escena-rios y en la comedia (pues es uno de los miembros fundadores de Los Macocos) agradece el humor genuino y el modo de festejarlo de Zanca, a quien le gusta sentarse durante la función de La pulga en la oreja en las butacas, como cualquier espectador. “A veces, la gente, si me reconoce, no entiende qué hago sentada ahí, pero a mí me gusta disfrutarla desde ese lugar”, dice la realizadora, quien también dirige en El Vitral Los pequeños burgueses, de Máximo Gorki, y La casa de Ber-

narda Alba, de Federico García Lorca. Ricaud fue el último en

incorporarse al elenco para darle vida a un guapo con aire de Isidoro Cañones: “Alicia nos pedía que arriesgáramos, que dejáramos todo sobre el escenario, y así lo hicimos”. La directora destaca esta entrega y elogia que sus actores no son nada “remilgaditos”.

Además, participan de la puesta Juan y Mariano, los hijos de Zanca, interpretando a dos matones, e inclu-so se animan a una medialuna en el saludo final. Ya habían participado en la puesta de Arlequín, servidor dos patrones. “Sí, somos una gran familia –bromea Mazzarello–, y Alicia es una madre muy presente.”

TEATRO EN EL LOS ANGELES Y EN EL BAUEN

LAURA VENTURAPARA LA NACION

Desde hace 7 años, Daniel Godoy dirige una versión de La pulga en la oreja en el Bauen, los sábados a las 23.15. “Aquí hay 16 actores, todos protagónicos”, explica Leandro Orowitz, quien le da vida al millonario (llamado Montalbán en esta puesta). Ambientada en los años 70, en clave de las comedias de Olmedo y Porcel, esta versión ya lleva más de 400 funciones (realiza varias a beneficio, como la del próximo 9 de julio) y ha convocado a más de 75.000 espectadores (en temporadas que van de febrero a noviembre). “Hacemos teatro independiente, no tenemos los mismos objeti-vos que el teatro comercial. Creo que la gente nos elige porque estamos todos locos, y el espectador festeja eso, se olvida de todo”, opina Orowitz, quien ya firmó contrato para una nueva temporada en 2012.

Siete años y 400 funciones en el Bauen

El elenco de La pulga en la oreja, pero del Bauen

PARA AGENDAR

La pulga en la oreja: de jueves a sábado, a las 21; domingos, a las 20.30. Teatro: Los Angeles Mul-tiespacio (Corrientes 1764); $80.

La pulga en la oreja Dos versiones de esta clásica comedia, siempre efectiva, de Feydeau

Marcelo Mazzarello, Gas-

tón Ricaud y Julia Calvo son los prota-

gonistas de este clásico

Susana Freire