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    (Fbulas sin moraleja)

    JorDan Ramrez

    2013

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    Todos los contenidos del presente libro estn debidamente registrados en el Registro de

    Propiedad Intelectual, bajo la autora de Don Hgado bajo su nombre real. Esta

    prohibida la reproduccin total o parcial de la obra sin previa autorizacin del autor,

    segn el real Decreto Legislativo 1/1996 del 12 de Abril.Contacto:

    A todos los que aman a la naturaleza como a si mimos

    A Mirella Amparo Quispe OlazoPor el amor y la pasin compartida por ms de dos mil das

    Por ensearme a respetar a la naturaleza y

    por compartir los das junto a tu pequea Gabriela

    El Seor bendiga tus pasos!

    [email protected]

    [email protected]

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    Prlogo

    Esta madruga he decidido compartir una fbula que estuvo guardada entremis cuadernos hace ya un par de aos.BUSCANDO UN CORAZN AZUL es una fbula que forma parte de unlibro que he nombrado CIUDADES SORDAS (Fbulas sin moraleja). Bajoeste nombre he coleccionado relatos medianos, inspirados en los das deviajes por las carreteras de la Regin Pasco.

    Retorno a recordar los das en que mi padre llevaba a la familia a pasear porlos campos siempre cercanos a las lagunas, l siempre quiso ensearme apescar; yo festejaba su idea, pero festejaba ms cuando muy entrada latarde tenamos que retornar a casa y los peces se nos haban sido esquivos,para esas horas seguramente los peces continuaran sanos y salvos en suhbitat y pap se alejaba con su ilusin intacta, esperando que la prxima sipodramos pescar al menos uno, se enredaba entre relatos mientrasviajbamos en su Dodge negro

    Todas las letras de aquel libro van dirigidos al nio interior que habitadentro de todos nosotros, con estas historias voy buscando pequeasvictorias, reclamando el respeto a la naturaleza e intentando llevar las vocesde todos aquellos seres apartados de las palabras; la lucha quizs la puedancomparar con un duende que enfrentara a un dragn; tan desigual, tanimprobable, tan imaginario como este ejemplo.La afrenta puede ser dura, en un mundo que por estos das a aprendido adarle mayor valor al dinero y a la vida material, le han perdido miedo aun alcreador y toda su creacin, a los hombres hoy no les importa el sufrimientode los dems mientras se llenen los bolsillos de dinero, Pueden adquirir unaceguera, un alzhimer selectivo o quizs perder algn sentido importanteque los aleje de la realidad.

    ltimamente he notado cierros conflictos entre recopiladores ehistoriadores que se copian los trabajos entre ellos, se disputan la autora yhasta firman con sus nombres, por el respeto y aprecio que les tengo,expongo ante ustedes estas lneas apartadas de la copia o la recopilacin.

    Cerro de Pasco 01 febrero del 2013

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    ndice

    Pgina

    Prlogo ... 3

    BUSCANDO UN CORAZN AZUL

    Captulo I .. 5

    Captulo II ... 8

    Captulo III ... 11

    Captulo IV ... 14

    Captulo V ... 22

    Captulo VI ... 27

    Captulo VII ... 33

    Agradecimientos . 39

    Crditos . 40

    Contratapa

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    (Fbulas sin moraleja)

    Despus de haber observado por muchos das las tierras oscuras ylejanas, coronadas por una montaa de hielo muy blanca que pareciera

    la continuacin de las nubes; aquella montaa, aquel gigante dormidoya era poseedor de un nombre en dialecto de habitantes de lasalturas; (siempre es necesario para los hombres nombrarlo todo, paraluego buscarle un dueo o para saber que existe aquello) ya habanpasado muchos das desde que la idea recorra por entre medio de susmas grandes delirios, ya hasta soaba con la posibilidad de posar suspequea existencia por esos territorios, la duda una vez mas se haciapresente mientras se senta envejecer sin ni siquiera haber tenido el

    suficiente valor para realizar uno de sus mas grandes anhelos. Un porque no? Se hizo presente en forma de pensamiento fugaz. Dio mediavuelta y salto un corto tramo, divis a uno de sus ms fieles discpulos

    y le dijo:

    - creo que ahora si voy a emprender ese viaje -

    Ralph, slo lo miro sin atreverse a responderle.

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    No era la primera vez que el Maestro Raigones deca algo as. Sepondra contento algunos das planificando todo, pero una tarde se

    deslizara por la regin triste y sin decir palabra alguna acerca de supartida frustrada, ya todos lo conocan bien.

    - he dicho esto tantas veces que seguramente ya no queda nadie aquque me crea - deca con la mirada fija en un pequeo puquial, que eradueo eventual del reflejo de nubes, como un espejo perfecto pulidopor la calma.

    pero ahora ser distinto, por que ya no habr preparativos, slobuscar unas cosas y quizs a alguno que como yo quiera conocer unpoco mas el mundo, atravesar esas grandes rocas que marcan el limitede nuestro hogar y buscar a los habitante de las otras orillas...

    - a mi me gustara mucho acompaarlo, maestro - dijo, el joven sapo -se que no soy el nico quien querra ir con usted, despus de todoquien no quiere vivir una aventura y coleccionar ancdotas?

    - sabia que iras conmigo, eres quizs el nico que siempre estuvocerca de mi, aun as yo siempre me perdiera en empresas ilusas y muyficticias, en sueos que no merecan ni siquiera ser soados -.

    Ralph, se sinti muy cercano a l, observaba al viejo batracio; aejadopor los das, detrs de unos anteojos muy redondos y grandes quecubran perfectamente sus ojos de sapo. Su rostro era matizado conuna barba diminuta y blanca que lo asemejaba a las cabras que l tantotema.

    - Cundo comenzamos nuestro viaje, maestro? - pregunt

    - maana a medioda

    - esta bien pero, hoy por la tarde voy a preguntas si alguien masquiere acompaarnos, estoy seguro que sern muchos! -

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    Diciendo esto se fue brincando cerro abajo.Estaba tan emocionado que por primera vez se fue sin despedirse...

    El maestro Raigones, lo observaba alejarse y admiraba el mpetu deaquel jovenzuelo, aquel sentimiento casi ajeno que pareciera quedentro de l tambin haba estado adormilado por mucho tiempo,alejndolo de la emocin de conocer mundos nuevos mas all de la tanquerida laguna que les serva de hogar y fuente de vida.

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    II

    La noche escondi todo hasta las sombras, incluso al ruido; en el cieloserrano se poda observar a las estrellas charlando en su lenguajesilencioso de brillos y hasta existan las traviesas que jugabancorriendo de un lado a otro, las ms ancianas se dejaban caerenvueltas en un ltimo resplandor.El maestro meditaba sobre la vida, dejaba que sus pensamiento se

    entremezclaran con ideas y recuerdos,- aun las estrellas un da tienenque despedirse de su luz pero dejan su huella impregnada en los ojosde quien observa su adis, los hombres al verlas caer piden deseos quequien sabe si se les cumplirn, pero aun as ellas son capaces dedespertar esperanza hasta el final. Yo que podra dormirme estanoche y ya no volver a despertar jams, no dejara nada mas que misdas coleccionados sobre mi rostro y mis pasos regados junto a laspalabras de quienes quisieron orme-pensaba; el maestro entristeci yse puso a soar con lugares y con todos aquellos que haba conocidodurante su vida. Entre sueos se vio batraciecito jugando ychapoteando en medio del hielo de una nevada que formaba charquitospara su deleite y el de sus pequeos amiguitos, ante el reclamo yregao de su madre, pero bien vala la pena; luego se le hizo presenteuna de sus ya pasadas ilusiones que llego de tierras un poco alejadas yque l no pudo acompaar, no slo por que era muy joven sino por elmiedo a lo desconocido. Tambin se le present el recuerdo de sucompadre Andarn que una tarde emprendi un viaje y llegaba muy

    pocas veces al ao quizs dos o tres, cargado con grandes historiasque a veces sonaban a fantasas; se jactaba de conocer muchoslugares, hablaba de aves que vivan lejos y que podran devorarse atodos los habitantes de aquel lugar en slo minutos, deca tambin queera amigo de los zorros y juraba haber visto alguna vez a uno de elloscargando una oveja mucho mas grande que aquel desvergonzado deorejas cortas, y nariz puntiaguda; deca que existan muchas lagunas yque l tenia por lo menos un amigo en cada una de ellas,-no imaginas

    que aguas mas claras y que alimentos mas deliciosos; uno puede nadary refrescarte en las cadas de aguas;

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    si tienes suerte podrs conversar con las truchas, ellas si que sonviajeras- afirmaba orgulloso.

    Deca tambin haber llegado a los lugares donde habitaban loshombres, que los vio trabajar y hasta a algunos pelear, hablaba decmo una tarde tuvo que huir de unos humanos pequeos que lo querancoger para golpearlo hasta dejarlo sin vida, como vio que estos hacancomo si fuera algo muy natural, cuando hallaban a alguno de ellos.

    Raigones le dijo: eso no es cierto, jams te has acercado a loshombres -

    - pero su compadre Andarn lejos de molestarse por este comentario,dijo: - a no? - Y buscando entre sus cosas extrajo una tapa metlicade esas de gaseosas

    - de donde crees que traje esto? -

    Todos se quedaron maravillados por aquel objeto, que antes de irse l

    se lo obsequio al viejo maestro y este siempre lo tuvo en un lugar muyespecial de su hogar, aunque con el paso del tiempo tuvo que alejarloun poco por que ya no mostraba sus colores brillantes, sino se habatransformado en una coleccin de oxido y por aquellos das tenia uncolor muy oscuro y desconocido para l.

    En cada visita el tal Andarn, retornaba con un nuevo objeto que lomostraba a todo el que se cruzara en su camino, y claro cada objetoiba acompaado de un relato, que todos dudaban de su veracidad;trajo un da un objeto de metal con un escudo en una cara y en la otrael dibujo de una persona y muchas letras en derredor, l dijo queaquello era muy importante para los humanos; en otra ocasin trajouna cosita de metal mas pequeita aun, el dijo que era el corazn de unreloj, nadie le entendi, pues ellos no saban ni siquiera que era unreloj ni lo necesitaban, y as muchas cosas acompaadas de historias...Al recordar esto el pens que quizs esta era la motivacin de suviaje, el compadre Andarn le haba prometido volver pronto por que

    quera que l lo acompaara en su prxima aventura para demostrarle

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    que todas sus historias eran ciertas, por si no le bastaba con elcurioso obsequio que le haba echo.

    Muchas tardes el viejo batracio estuvo sentado frente a su casa consus cosas listas, esperando el retorno de su compadre y la odiseaprometida. Pero ya haba pasado mucho tiempo, quizs tres o msaos. Andarn ya no retorno por all. El maestro Raigones soaba conencontrarlo por los caminos, ya quera ver la cara de su viejo amigo alencontrrselo en un lugar alejado de su hogar, seguramente sealegrara mucho y tendra que reconocer que algunas de sus historias

    eran mentiras; si acaso eran ciertas, quizs llegaran hasta la Ciudadpara observar a los hombres, y si los nios se acercaran a ellossaltaran muy alto en los charcos y los mancharan con el lodo susropas para que sus madres los reprendan, eso seria por todos aquellosa quienes haban maltratado.Soaba con conocer el verdadero color de aquellas montaas que sevean negras desde su laguna, pensaba tambin en la corona de hielo,en las aves gigantescas; se ilusion con el relato de que una sirena

    tenia su hogar por uno de esos caminos, l deseaba verla; le habahablado tambin que en un lugar muy lejano exista una lagunagigantesca, donde habitan seres inimaginables, y que detrs de esasaguas el sol cansado de recorrer el cielo y abrigar a todos se ocultaba,muy lentamente y entristeca a la ciudad, que se iluminaba con lucespequeas fabricadas con la magia de los hombres... Soaba con todotipo de cosas y lugares aun algunas descabelladas. Cosas que slo unsapo viejo puede soar.

    III

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    III

    Raigones despert un poco alarmado, por que el sol ya abrigaba y ltena mucho que hacer antes de comenzar su viaje; busc susanteojos. se acomod la barba y cogiendo un extrao sombrerito y unpalito de fsforos que a veces le ayudaba a poder saltar por el pueblocomo en das pasados, emergi a la puerta de su casa, se puso a

    observar su entorno; por primera vez le pareca todo muy ajeno, perosenta un gran cario por aquel lugar que creyera que en algnmomento comenz a olvidarlo, entristeci y le prest plena atencin atodo cuanto alcanzaban sus ojos; la sonrisa se le era ausente a surostro, senta un vaco en su interior que no lo llenaba sino con lospocos recuerdos que guardaba en su memoria; se qued all sentadomucho rato, como quien olvida todo. Su viaje se acercaba a cadasegundo, mas pareca no importarle, l estaba triste y el mundo poda

    esperar.El soaba con la mirada fija en la distancia, hasta que cay en larealidad, por que Ralph se acercaba presuroso haciendo mucho ruido, yal acercrsele a su viejo maestro lo mir muy extraado por elatuendo que mostraba, aquello le causo algo de gracia, y le hablo sinatreverse a mirarlo de frente, quiz por no lanzar una carcajada, quegracioso este seor sapo que se mostraba como si fuera uno de losescasos pastores que alguna vez vieron pasar por all! - pensaba.

    Con la mirada esquiva, - buen da maestro, es una maana perfectacomo para comenzar un viaje - salud.

    - nos iremos a medioda, tenemos mucho que hacer -, contest elmaestro Raigones; diciendo esto apresuro el paso y comenz adeslizarse por las vas de su villa. Iba saludaba a todos los demssapos pobladores de aquella regin, que lo miraban muy extraados;

    pues no era habitual el verlo y menos ataviado graciosamente.

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    Caminaba l enseorendose y se apoyaba constantemente en supequeo bastn.

    Ralph se senta un poco avergonzado con su compaa, y para no seguircon ese fastidioso sentimiento comenz a hablar:

    - maestro Raigones, ayer en la noche nos reunimos algunos de susalumnos, yo les hable de la aventura que bamos a emprender,hablamos y discutimos largos ratos, y muchos dijeron que estabandispuestos a acompaarlo, algunos estaban tan emocionados que no

    dudaron en ir a sus hogares y comenzar a preparar sus equipajes,otros dudaron y temblaban de miedo; hoy nos reuniremos con los quenos acompaaran en el lugar mas alejado de nuestra querida laguna -.

    - si acaso viene uno con nosotros, ser suficiente, adems mientrasmas grande el grupo tendremos que tener mas cuidado -.

    El maestro acompaado de su discpulo, camin por todos lados, comoun nio pequeo pareca admirarse de todo cuanto lo rodeaba,saludaba con su pata derecha en lo alto a todos, se salpic de barro ypareci disfrutar de ello, hizo equilibrio en una rama tirada encima deun charquito, y se le vea contento, not que todos lo miraban ysonsearan con sus enormes bocazas, y se quedaban mirndolo un buenrato.

    ahora si podemos irnos - dijo, - quizs no puedo hacer que todos merecuerden como a un a estrella, pero al menos les he regalado un poco

    de felicidad a los amigos y vecinos, he coleccionado sonrisas y he vistocomo mi mas querido discpulo se pona rojo de vergenza al caminar ami costado y lanz una carcajada muy fuerte que luego se transformoen una sonrisa que nadie se la podra arrancar.

    De retorno en su hogar, cogi su equipaje, se coloc una mochila decolor marrn en la espalda, echa con un pequeo pedazo de una telaque le trajo su compadre Andarn de uno de sus viajes, sacudi un poco

    su sombrero y sin mirar para atrs salto unos metros colina abajo,

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    minutos despus se encontr con Ralph. Luego de saludarse se fueronrumbo a afuera de la regin; en el camino se encontraron con un par

    de ranas que mientras se asoleaban conversaban algo en voz baja, lomiraban y hablaban, al pasar cerca de ellas, estas lo saludaron:

    seor Raigones!, linda tarde; nos dijeron que se va muy lejos, nocree que es muy peligroso para usted y mas aun para el pequeo que loacompaa? Acaso no tiene todo lo que uno quiere aqu? -

    - el maestro slo contesto con un buenas tardes, y continu su camino,

    despus de todo para que discutir, como sucede en todas la especieslas mujeres no entienden nada, es mas parece que existe algo dentrode ellas que no puede comprender los sueos, ellas slo creen en lo quepueden ver.

    Ralph se detuvo de improviso y dijo: - maestro tenemos que reunirnoscon los dems un poco mas adelante, espero que sean muchos -, apenasterminaba de hablar cuando un grupo de sapos jvenes, vestidos como

    verdaderos turistas humanos comenzaron a llamarlos desde una rocapequea al borde del camino.

    El maestro no tardo en reconocerlos eran Kajeech, Siez, Maqo y Nef.Despus de muchos saludos y de hablar con ellos acerca de lo que ibana hacer y si contaban con la autorizacin de sus padres, no se atrevia decirles que retornen a sus hogares, estaba complacido de ver queno iran solos, adems de la confianza que le tenan.Comenz a darles una especie de clase improvisada; sombrero en manocomenz a decirles: - tenemos que estar juntos, todo el tiempo,tendremos que ser muy cautelosos por que all atrs hay un mundo queno conocemos, tendremos que tener los ojos bien abiertos..., ademsde muchas otras cosas, que mas parecieran regaos de un padrepreocupado.Luego de muchos consejos y advertencias, se puso su sombrero, mirsonriente al grupo, luego puso la mirada en la pequea pared depiedras que marcaban el lmite de lo conocido y con un poco de

    esfuerzo la atraves y todos los dems lo siguieron.

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    IV

    Al principio aquel nuevo mundo no pareca muy distinto al que dejabanatrs, montaas verdes, charquitos con barro, pasto menudo y algoamarillento; florecillas pequeas, algunas amarillas otras azules yotras mas pequeas aun de color morado, rocas gigantescas que sabenhacer sombras a medioda y viento viajero que casi siempre hielan la

    piel.Raigones miraba hacia todos lados y se senta renovado, pero muycauteloso; avanzaba lentamente encabezando el grupo. No muydistante se observaba una laguna que era mucho mas grande que en laque l y los expedicionarios habitaban a sus orillas, saltando casi ensilencio se acercaron, no tardaron en aparecer los habitantes de estelugar, que se sentan muy desconfiados y atolondrados de ver quehaban llegado un grupo de desconocidos de quien sabe donde.

    Los viajeros luego de avanzar un gran trecho se reunieron paraconversar sobre hacia donde continuaran su viaje, estaban tandistrados que no notaron que un sapo viejo, grande, vestido de verdecon manchas negras se les acercaba muy nervioso; casi con una vozimperceptible, salud al maestro desde una corta distancia, estecorrespondi al saludo y se le acerc, los dems se pusieron acuriosear por todos lados.

    Luego de un rato notaron que ambos sapos viejos se haban echoamigos y hasta compartan carcajadas, al llamado de su maestro todosse acercaron y siguieron a los dos amigos, el sapo viejo grande delunares oscuros los llevo a su hogar y los invito a pasar la noche all;los dos nuevos amigos hablaron hasta muy entrada la noche, momentosen que una luna muy blanca los miraba desde muy arriba y un grupo deestrellas se desparramaban por todo el firmamento oscuro.

    Cuando el sapo Raigones se encontr solo, acostado y mirando hacia elpaisaje que dibujaba la noche comenz a reflexionar:

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    - cuanto tiempo perdido por el temor de cruzar esa frontera depiedras, he perdido demasiado por no decidirme en ir mas all, si

    acaso alguna vez me hubiera atrevido a mirar por encima de la paredde rocas, hoy tendra mas amigos y no me sentira tan solo, Cuntasveces el miedo hace que no podamos realizar algo que deseamos?Cuantas paredes hay que nos esconden al otro lado un mundomucho mas grande al que estamos acostumbrados? - Pensaba enesto y se senta feliz por encontrarse en ese lugar y senta aun masalegra por que sus jvenes acompaantes conocan algo nuevo, algoque el hubiera deseado conocer hacia mucho tiempo.

    Luego de mucho pensar y observar la Luna, se durmi con una sonrisade satisfaccin en su rostro.

    Al amanecer todo el grupo de aventureros disfrutaron de las aguas dela inmensa laguna, aprendieron una manera mas eficaz de cazarmosquitos para alimentarse; era muy fcil ya que aprovechando elcalor del sol se hacan presentes por todas partes, casi sin ningnesfuerzo quedaron satisfechos, se atragantaron a gusto y disfrutaron

    de un refrescante viaje; adems el sapo grande de la laguna les narralgunas historias de viajeros humanos que atravesaban muy de ves encuando por estos comarcas, aquel sapo que tenia el nombre singular deCfiro, era un personaje muy simptico y gran narrador de historias,comparti con los jvenes parte de la maana; se confundi entretodos como si fuera uno de ellos, era tan simptico que a ratos creanque era un amigo de toda la vida,

    - tiene mucha energa para ser tan viejo! - dijo Nef, mientras tratabade salir de la laguna a donde fue a parar gracias a una broma del viejoCfiro.

    - tenemos suerte que no es joven como nosotros sino imagnense - dijoKajeech muy sonriente.

    Pero llego la hora de continuar el viaje, - bien - dijo el maestroRaigones - es hora de partir -; orden a Ralph que ayudara a todos consus equipajes por que partiran pronto.

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    El viejo Cfiro muy apenado le dijo, a Raigones

    Quien como tu que viajas por el mundo y compartes con tusdiscpulos muchas experiencias! -

    - si t quisieras puedes acompaarnos -

    - no lo creo yo no tengo tanto valor como t y creo que tampoco tantaenerga, seria una carga para todos -

    - es mi primer viaje y lamento mucho el no haberlo iniciado antes -dijo el maestro muy avergonzado

    - sabes Raigones, temo mucho el cruzar las fronteras y aun sabiendoque all atrs se encuentra tu hogar, no tengo el suficiente valor parallegar hasta all, mucho menos para aventurarme por unos caminos queno conozco, me quedar aqu, los acompaare slo una parte del camino- dicho esto se puso a saltar delante del grupo.

    Llegaron hasta una pared de rocas muy altas a la que los jvenestreparon no con mucha facilidad, pero saban que si queran conocermas all y lograr sus objetivos tenan que sobrepasar todos losobstculos que se presenten en su camino, sentados en lo mas alto ymuy orgullosos croaban muy fuerte y formaron un gran alborotosentados al borde de las rocas con sus piernecitas colgando,levantaban sus manos y llamaban a los viejos, que para aquel momentovenan con un paso mas lento detrs de ellos.

    A pocos metros de las rocas inmensas, Cfiro se detuvo de prontocomo si un miedo intenso se le presentara y lo incrustara en el suelo,este le dio la mano a Raigones y se despidi de l, el viejo maestroentonces salto hasta la pared, comenz a subir apretando su sombreroa ratos para que no se le fuera a caer, mientras suba pensaba, en lomucho que le esperaba adelante y todo lo que Cfiro jams podraconocer por que tenia miedo.

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    Casi al llegar a la cima, los jvenes lo ayudaron a subir y al ver que elsapo viejo de manchas oscuras no tenia la menor intencin de ir con

    ellos comenzaron a despedirse a gran voz, - adis Cfiro! - gritabanen coro, movan sus patitas y saltaban, se sentan un poco tristes, perotenan las satisfaccin de haber echo un nuevo amigo.

    Encontrndose en lo alto el maestro pudo observar muchos lugaresnuevos, muchas cosas curiosas, montaas, cerros, flores, caminos...haba mas por conocer, un mundo mucho mas grade all atrs del quel hubiera imaginado, un mundo que reclamaba ser conocido,

    compartido y respetado; disfrutaba del viento limpio y agradable de lasierra, abriendo su bocaza llenando sus pulmones y exhalndolo,poniendo cara como quien quiere silbar y cerrando sus ojos para sentirla brisa fra de la puna, los dems lo miraban y lo imitaban, quizstratando de sentir aquello que su maestro tanto disfrutaba.

    Despus de unos instantes vio como un ave gigantesca volaba a lolejos, sinti miedo y orden a los jvenes a bajar en silencio y muy

    lentamente.Llevaron mucho rato pegados a la pared de rocas, dando saltitos muycortos pare evitar caer de golpe al suelo, constantemente el maestrodaba indicaciones en voz baja, cuidado!, despacio!, vayan por aqu!,por all no!... los jvenes ya comenzaban a sentir cierto fastidio eincomodidad; ellos saban perfectamente que hacer y no necesitabanque nadie los cuide, pensaban sus mentes jvenes.

    Afortunadamente, pronto llegaron a tierra firme dondepermanecieron en silencio un corto tiempo, hasta que aquella ave quehaba espantado al grupo y mas aun al maestro, no se le pudo observarpor ningn lado, Despus otra vez la calma se hizo presente, los

    jvenes viajeros comenzaron a dar saltos por todas partes,persiguindose unos a otros, pero el suelo all no era tan plano comoel que dejaron atrs, era una cuesta empinada, con mucho ichualrededor de pajas altas amarillentas, donde cualquiera podra

    separarse del grupo y perderse fcilmente, por ello el maestro llam a

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    todos sus jvenes discpulos y orden que dejaran de bromear y dedar saltos alborotados.

    - Ralph -, dijo: desde ahora caminaras detrs del grupo -, yacomodndose su sombrero y haciendo uso de su bastn de palito defsforos para apoyarse - formaremos una fila y avanzaremos unodetrs del otro con mucha cautela -; todos lo miraron en silencio yobedeciendo, formaron una fila casi perfecta.

    Conforme a la orden avanzaron as un gran trecho, hasta que por fin el

    terreno dejo de ser tan empinado y otra vez el ichu era escaso y casise poda ver con claridad todo el entorno de la comarca, el lugar lespareca fantstico, slo campo salvaje por todos lados, nunca habanvisto un campo tan grande. Slo fue necesario a que un batraciecito sepusiera a saltar apresuradamente para que los otros lo siguieran, ysaltaran como locos por todas partes, el maestro y Ralph iban detrsobservndolos, a Raigones no pareca importarle mucho por la formatan despreocupado de desplazarse del grupo de jvenes, como era un

    sabio seguramente haba notado el malestar de ellos al bajar de lasrocas y luego de la pendiente, ya esta bien de rdenes, pens,seguramente.

    La maana continuaba su marcha como un caminante habitual, y elgrupo avanzaba a veces delante y otras detrs de sus sombras, sesentan bien, charlaban, corran, saltaban y el camino pareca muyagradable e interminable, hasta que de pronto un ruido lejano detuvosu marcha, eran ladridos de perros que cada vez se oan con masclaridad; ellos le teman a todo y en especial a los perros, por quesaban que eran capaces de atacarlos y hacerles dao; no tardaron enverlos a una corta distancia, desplazndose acompaados de un rebaode ovejas, ladrando y corriendo a ambos lados y por todas partes, lasovejas haciendo grandes ruidos con sus voces, seguramentecomentando lo bien que se senta el clima o vayan saber de que puedencomentar tantas comadres vestidas de lana blanqusima; no tardmucho en aparecer una pequea vestida con una falda roja oscura, y

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    un sombrero descolorido que trataba de simular un color caf, stallevaba un objeto extrao entre las manos.

    El maestro Raigones y sus discpulos se ocultaron lo mejor quepudieron entre la escasa vegetacin del lugar, el grupo senta muchomiedo y temblaban en silencio; los jvenes estaba petrificados teniaganas de correr, pero saban que no podan hacerlo, adems no habadonde ocultarse, as es que se quedaron quietos, un largo rato hastaque toda la tropa y su pastora se alejaron con todo y el ruido que losacompaaba en su trayecto.

    Pasados largos minutos luego del susto, notaron que Siez senta muchopnico, que se haba quedado como petrificado y no deca nada, elmaestro se acerco y le dijo:

    - te encuentras bien? -

    - no maestro - respondi entristecido, y en voz baja quiero volver a

    casa -.- esta bien, entiendo que sientas miedo, yo tambin me asuste mucho -, lo alent y miro hacia el grupo.

    - alguno mas quiere acompaara a Siez en su retorno a casa? -

    - yo maestro - dijo: Kajeech - creo que lo mejor es retornar a casa,esto ya fue suficiente para m, adems alguien debe cuidar de l yasegurarse de que no se pierda

    - esta bien -, dijo Raigones, - son jvenes y se que en algn momentopodrn ir mucho mas lejos que yo -.

    El maestro comunic: - Siez y kajeech van a retornar a nuestro hogar;mientras los dems comenzaron a hablar y a tratar de convencer a losdos que continuaran el camino acaso ellos no dijeron que iran a donde

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    sea con el maestro? Pero todo argumento y suplica fue en vano, ellosya no podan seguir.

    Raigones entonces dio media vuelta y comenz a saltar por el caminoya recorrido,

    - maestro vamos todos a retornar a casa? - interrogo Ralph muydesilusionado

    - no, slo nos aseguraremos que ellos lleguen bien hasta un lugar

    seguro de donde puedan continuar el camino solos -.

    - Por qu maestro? -

    - por que nosotros somos responsables de ellos, adems debes desaber que los verdaderos amigos siempre estn juntos en todomomento aun en las despedidas -.

    - hasta donde habremos de retornar? -- hasta la pared de rocas -.

    Diciendo esto salto en silencio seguido de todos los dems, despus deunos minutos llegaron hasta la pendiente y all comenzaron a sentirsetristes, por que pronto dos de los expedicionarios habran de tomar uncamino distinto, el rumbo del retorno.

    Casi en silencio y con movimientos muy lentos todos miraban a los dosque retornaban a casa. El maestro al parecer no estaba muyconvencido de que ellos solos se fueran, aun as sabia que lo menos quenecesitaban era una duda en su decisin, pero no se contuvo a darlesuna serie de consejos tpicos de los mayores; los viajeros dijeron si -a todos los consejos y luego, tomaron sus equipajes, se los pusieron ala espalda y saltaron rumbo a las rocas, mientras disfrazaban unadespedida triste con palabras de aliento y de amistad y no faltaronlos consejos descabellados por parte de los jvenes, quizs buscando

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    una sonrisa para hacer ms fcil el adis.

    Ambos saltaron con mucha cautela, pero presurosos, luego treparonpor la pared saltando de a pocos, todos los dems los observaban; elmaestro a ratos lanzaba una que otra indicacin, se notaba que estabapreocupado; Siez y Kajeech ascendieron de manera gil huata lacspide de las rocas y desde all se despidieron a grandes gritos, quese podan escuchar hasta donde estaba el grupo del maestro Raigones,el grupo no tard en responderles a grandes voces tambin; luego deunos momentos los viajeros dejaron de saltar y agitar sus manos y

    comenzaron a descender por el otro lado.

    Raigones vio como dos de sus discpulos queridos ahora si empezabansu viaje de retorno solos, se sinti orgulloso de ellos, pero nada lequitaba la preocupacin, luego record que ah detrs se encontraba elhogar de su nuevo amigo el viejo sapo Cfiro que hacia poco habanconocido, seguramente l los cuidara durante el paso por su granlaguna y su hogar, adems solo tenan que atravesar ese territorio por

    que mas all, exista slo un pequeo cmulo de piedras dondecomenzaba el hogar y punto de partida de ellos.Seguramente los dos se apresuraran en ir a casa por que tenan por lomenos una par de historias que compartir con los dems.

    - Es hora de retomar nuestro camino -, dijo el maestro Raigones, unlargo rato despus, tratando de animar a su ya reducido grupo.

    Ralph fue el que comenz a saltar y a encabezar el grupo, los dems losiguieron y el maestro venia detrs, muy pensativo, pasados unosminutos todos comentaban sobre lo que estaran haciendo en esosmomentos los dos que acaban de irse, no tardaron en reaparecer lasbromas y especulaciones divertidas, la alegra retorn rpidamente,

    - los jvenes son as! - pens Raigones y se contagi de la alegra yretorno al lado de Ralph a guiar a sus aventureros.

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    V

    Caminaban otra vez por el camino que haban recorrido una hora antes,el mismo por donde vieron a la pastorcita, con su rebao de ovejas ysus perros, eran un poco mas de medioda y el sol ya calentaba confuerza, ellos se detuvieron en un pequeo charquito para refrescarse,como es natural los jvenes batracios comenzaron a jugar y a

    salpicarse, incluso Ralph participo de los juegos; el maestro losobservaba sin decir nada, a ratos miraba hacia atrs y pensaba en losque ya estaban en camino a casa, l tema que se perdieran aunqueestaba seguro que ellos eran demasiado inteligentes y perspicacespara eso, a l le hubiera gustado mucho el retornar con ellos yasegurase de se que se encuentren bien, pero no quera renunciar a suviaje, - a veces hay que renunciar a algunos deseos para podercumplir nuestros sueos - pens, tambin hay que respetar la

    decisin de los dems y no exigirles mas all de lo que pueden dar .Caminaron otro largo trecho cada vez mas confiados. Tandespreocupados estaban, saltando y corriendo por todas partes sinalejarse mucho del grupo, bordeaban los pajonales y corran en contradel viento, estaban disfrutando de la naturaleza en su plenitud,contentos como nunca, lo tocaban todo, no haba piedrecita o flor queno la observaran bien, el camino era muy agradable, haba una granroca en medio del camino, donde se reunieron y se protegieron por unmomento del intenso sol.

    Nef se adelant al momento de reiniciar la marcha, hacia mucho ratoque haba observado una roca de singular forma y un color muy oscuro,sinti gran curiosidad y quiso ser el primero en llegar hasta ella; noavanz mucho cuando observo como aquello que el crea una extraaroca negra, aterradoramente se mostraba como un pjaro inmenso depico largo y de alas muy grandes, al verse muy pequeo y sabindose

    en peligro, muy impresionado y gritando aterrado corri hacia el

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    grupo, todos al ver que lo perseguan corrieron a ocultarse debajo delos pajonales debajo de la gran roca,

    Estuvieron un largo rato ocultos, observando al ave que giraba como untrompo, trataba de ponerse de pie y en seguida caa al suelo, estuvomucho tiempo as, ponindose de pie y golpendose en cada cada,hasta que se qued como inconsciente un largo rato.

    Entonces Raigones se arrastr tratando de no hacer ruido un largotrecho hasta donde no haba mas ichu, asom su cabeza y se puso a

    mirar a ambos lados, el ave lo vio y trat de acercarse a el, pero cayal suelo y luego slo pudo levantar su largo cuello,

    - no te hare dao - dijo el ave con un poco de esfuerzo, - quizs siestuviera bien los perseguira y ten por seguro que me serviran dealimento, pero ahora no me interesa eso -.

    - Por qu nos haras dao, si nosotros no te hicimos nada, ni siquiera

    te conocemos? - Respondi Raigones, escondiendo su cara de sapo.- por que as debe de ser, es natural, pero como te dije ahora no estoyinteresado en ello, es mas no puedo, estoy lastimada en una de misalas y me duelen las patas, las aves fuimos echas para volar, no paracaminar -.

    - que fue lo que te ocurri? - pregunt Raigones, un poco masconfiado.

    - fueron los hombres. Esta maana mientras mis amigos y yobuscbamos un buen lugar en donde posarnos para disfrutar del sol,nos arrojaron piedras, todos los dems huyeron pero yo no pude msque caer al suelo por que me golpe una de ellas y al caer me lastimeun ala -.

    - Por qu ellos le arrojaran piedras a alguien que no les hizo nada? -

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    Para que quieren los hombres un ave lastimada? Por qu seriancapaces de capturar a un ser libre y arrancarlo de su hogar?

    - son muchas preguntas amigo sapo, yo mismo he pensado en ello y mehice muchas otras preguntas, y llegue a la conclusin de que lo hacenpor que son malos, yo mismo los he visto hacer mucho dao a seresmas indefensos y pequeos que ellos, me sorprende ver a un grupo deustedes por aqu estando ellos cerca cada vez ms -.

    - Por qu dices eso? -

    - por que ellos llegan a las lagunas y depredan con todo lo que existeall, comienzan por los peces, yo he visto como se llevaron a todas lasranas y luego a todos los sapos en cajas muy grandes, sin dejar libre nisiquiera a los mas pequeos.Los llevan a las ciudades para utilizarlos como medicina para muchaenfermedades, ellos creen que se pueden curar al costo de sus vidas,al menos eso me dijo una gaviota que aun se atreve a cruzar por los

    cielos de las ciudades -.Raigones record lo que su compadre Andarn le haba dicho de lo quesuceda cuando un batracio es sorprendido y los nios como terminancon su vida sin ninguna razn, l hasta ese momento solo pens que erauna fanfarronera del tal Andarn, pero ahora le naca una duda.

    - Amigo sapo no te hare dao, al contrario quiero pedirte que t y tusamigos me ayuden -. Dijo el ave negra

    - como podramos ayudarte, si nosotros no sabemos como curar un alaherida? -

    - ciertamente se eso amigos sapo, lo que quiero es que me ayuden aocultarme; debajo de las rocas me hare un lugar entre los pajonales yustedes pueden cubrirme con el ichu desperdigado por todos lados,para que los hombre cuando lleguen por aqu no puedan verme.

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    Raigones sinti compasin por aquella ave que era un enemigo nodeclarado, pero que ahora necesitaba ayuda, se compadeci y llamo a

    todo el grupo.Muy desconfiados se acercaron todos al maestro, este orden quedejaran sus equipajes en un lugar fcil de observar y que se pusieran arecolectar todo el ichu que se les fuera posible; los jvenes saposacostumbrados a obedecerlo, se apresuraron en cumplir la orden.

    Mientras tanto Raigones desde una cierta distancia animaba alyanavico a arrastrarse hasta el lugar que el mismo haba escogido

    como guarida para tratar de ocultarse; con mucho esfuerzo y muchoruido tambin el ave negra logr arrastrarse y ocultase casicompletamente entre la roca y las pajas, pero aun se poda observarsu pico rojo largo y el negro de su cuerpo. Para ese entonces, los

    jvenes muy temerosos haban reunido ya una gran cantidad de ichu;El maestro Raigones, cogi un poco de lo recolectado y se acerc muysigiloso al ave y le cubri parte de la cabeza y al ver que no fueatacado llamo a todos, pero solo Ralph se acerc, los dems le teman;

    entre los dos sapos cubrieron perfectamente al ave negra herida, tanbien, que seria imposible el verla aun de muy cerca.

    - Estas bien oculto -, dijo el maestro

    - te lo agradezco amigo sapito -, respondi el ave, si bien no tengocomo agradecerte por lo que hiciste por mi, slo te aconsejo que tealejes de los hombres y apenas los veas te ocultes hasta estar segurode que se encuentran muy distantes, ellos son seres muy peligrosos -.

    Raigones escuchaba al ave herida oculta y le pregunt: - vas a estarbien?-

    - ahora si amigo sapito - le contest, en este lugar estar bienabrigado y protegido de la lluvia gracias a la casita que meconstruyeron, descansar aqu algunos das y cuando este mejor volarlejos, quizs nos volvamos a ver -, luego de decir esto guardo silencio y

    se quedo dormida.

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    Raigones se senta bien por que ahora tena un nuevo amigo; suregocijo era tan grande al entender que haba derrotado al miedo y

    ayudado a un ave que desde siempre le haba temido, adems se creaafortunado por haberse librado de una muerte inminente. - Cuantasveces el miedo nos crea enemigos inexistentes, no existediferencia de tamao sino de acciones - Pensaba.

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    VI

    Todo el grupo se desplazaba otra vez por un lugar donde el ichu eraaun ms escaso y casi se poda observar todo alrededor sin hacerningn esfuerzo.Ralph y el maestro Raigones, conversaban sobre la aventura pasada, elconsejo del ave herida, seria cierto que los hombres eran malos y

    habra que huir de ellos? Por qu necesitaban maltratar a los dems?Todos deberan de temerles?, se teman aun entre ellos mismos?,estaban tan distrados enredndose cada vez con preguntas, mientraslos otros pequeos lo investigaban todo a corta distancia sin prestar lamenor atencin a su entorno; no notaron la presencia de otra ave, estavez mas pequea que sobrevolaba a corta distancia, slo la pudieronpercibir cuando lanz un grito extrao y se impuls hacia el grupo auna gran velocidad que no les dio tiempo sino de quedarse como

    petrificados sobre sus patas.Aquella ave de mediano tamao era muy blanca, de pico pequeo y muyveloz; el maestro al saberse responsable de su grupo levant subastn y arremeti contra ella; el ave blanca muy sorprendida vol unacorta distancia y el maestro continu con la actitud de afrenta.Nef haciendo un esfuerzo, cogi una piedrecita salto cerca de sumaestro y la arrojo haca donde se encontraba aquella blanca rival, losdems hacindole frente al miedo hicieron lo mismo. El ave muydesconcertada se alejo un poco mas y desde all dijo con su vozsilbante- no tengan miedo, no voy a lastimarlos -, pero el grupo de batracioscontinuaba con su actitud, hasta que el maestro Raigones observo enuna roca un agujero pequeo -en el cual podran ocultarse- pens.

    Con voz casi imperceptible orden a sus discpulos que dejaran laspiedrecitasy corrieran lo ms rpido que pudieran hasta aquel lugar,

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    echo que fue cumplido sin protestar cuando el viejo maestro levantouna vez mas su bastoncito como seal de inicio de la huida.

    Mientras tanto el ave se encontraba hacia mucho rato a ciertadistancia y no se mova, se asemejaba a una estatua, ni siquiera movila cabeza cuando los discpulos se acomodaron lo mejor que pudieronen el agujero en la roca, tampoco cuando los pequeos comenzaron allamar en alta voz a su maestro; ste muy cauteloso comenz acaminar de espaldas sin perder de vista ni siquiera un segundo aaquella extraa ave, no era que nunca hubara visto a uva de ellas. l

    desde muy pequeo las vio volar muy distantes y oa sus gritos,mientras sus padres corran a ocultarse as como todos sus vecinos,haba aprendido bien que aquel ser tan blanco no era mensajero depaz, pues poda arrebatar a uno de ellos de su hogar, utilizarlo comoalimento para luego irse volando como si nada hubiera sucedido, quizsigual que los hombres, abandonan un lugar despus de depredarlo .

    Llegando ya a la entrada del pequeo agujero, el maestro not como su

    reducido grupo hacia el mximo esfuerzo para dejarle espacio; al veresto se situ a la entrada como una especie de vieja puerta; otra vezlevanto su bastn amenazante, pero las dudas se le hicieron presentePor qu aquella ave no les hizo nada si era los suficientemente veloz?Por qu no vino detrs de l a pesar de su paso lento?...

    El ave blanca otra vez grito - no voy a hacerles dao! -

    Raigones, entonces haciendo uso de su valor grit tambin - aljate ydjanos continuar nuestro viaje! -,

    el ave contesto: - esta bien amigo slo quera agradecerte y decirtealgunas cosas que debes saber sobre viajar por estos lugares -

    - Por qu me llamas amigo?, si es la primera vez que te veo -.

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    - los estuve observando cuando atravesaron la pared de rocas,despus por los campos, su encuentro con mi amigo el yanavico y

    como lo ocultaron, es por eso que estoy agradecido, por tu bondad.Pienso que si quizs hubiera sido yo aquella ave herida tambinpudieron ayudarme. Fueron muchos los seres que la vieron arrastrase,algunos incluso mas grandes y fuertes que ella, pero ninguno sedetuvo, al parecer a nadie le importa lo que le sucede a los dems y lespesan las manos cuando se trata de ayudar, pero t y tus compaeros,los mas pequeos y no dira los mas indefensos dejaron todo ydecidieron ayudar. Todo aquel que ayude a uno de mis amigos y

    respete a la naturaleza es amigo mo, es por eso que a los amigosnunca se les hace dao, la amistad es algo que se comparte entre losseres, incomprendido y extrao a veces por que nace del alma y no delcuerpo que nos diferencia, y hace creer imposible algo as como elbuen amigo sapo y sus amigos el yanavico y la gaviota Merly.

    El maestro Raigones escuchaba al ave en silencio, despus se atrevi adecirle: - mis discpulos y yo te tememos, por favor djanos ir, si

    tienes algo que decirme acerca de mi viaje dmelo y aljate, te lo pidocon mucho respeto -.

    Mientras mova su cabeza de un modo extrao esta bien - dijo: - elcamino hacia el cual te diriges no es seguro para nadie ni siquiera paraalguien tan veloz como yo, por all un poco alejado, se encuentra uncamino de piedra echa por la manos de los hombre, sobre los cualesdas y noches se desplazan enormes monstruos cargando con todoincluso con los hombres, aquellos monstruos hacen un gran ruido yexpulsan una nubes negras que saben arrancar el color a las plantas yel oxigeno a las aves, se desplazan sin prestarle la menos atencin anada que sea mas pequeo que ellos - .

    Hizo una pausa y luego continu

    - Mas all se encuentra la ciudad de los hombres, un lugar muy grandedonde no anochece; cuando la penumbra cubre nuestros hogares, ellos

    encienden pequeos soles los cuales sujetos el enormes troncos muy

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    arriba por encima de sus cabezas los iluminan y hasta parecenabrigarlos, de aquellos troncos se deprenden enormes cables por

    donde viaja la magia de los hombres los cuales le dan vida a supequeos soles. Yo conozco bien sus ciudades, he sobrevolado sobreellas a medioda, he observado que es lo que hacen desde los techosde sus hogares, pero no es un lugar seguro, tantas veces he tenido quesalir huyendo por que me arrojaban piedras intentando hacerme dao,como lo hicieron ustedes hace ratos, creo que todos quieren hacermedao!- se quej el ave.

    El maestro Raigones que escuchaba atentamente, sin bajar su bastn,pareci ser cubierto por una cierta emocin; con sus grandes ojosbrillosos dijo: - dices que conoces bien las ciudades de los hombresacaso has visto al corazn azul de Cerro de Pasco? -.

    - Por supuesto que lo he visto! Exclam la gaviota Merly -, loshombres lo llaman Patarcocha, es una laguna que cada da se vahaciendo mas pequea, pero llegar hasta ah para ustedes va ser

    imposible, seguramente demoraran mucho tiempo. Los pobladores delas cercanas se han mal encargado de casi exterminarla por completo,la utilizan como un deposito de basura y luego le echan la culpa a lasautoridades de que est contaminada, todos tiene la culpa menos ellos,el corazn azul parece estar destinado a desaparecer -,Cerro de Pasco pronto ser una Ciudad sin corazn

    El maestro Raigones al or esto entristeci, tan triste se puso, quehasta se deslizo su bastn de entre sus dedos de sapo y rodo por elsuelo. Desde la primera vez que oy de aquel lugar haba soado conllegar hasta all; por el miedo que senta, el inicio de su viaje se habapospuesto tantas veces y el tiempo haba pasado, el tiempo envejeceaun los sueos y cierra caminos a los que no se atreven aseguirlos.Pero l tena un sentimiento guardado, aquel corazn exista, no lehaban mentido, quizs nunca podra llegar hasta all, pero le bastabasaber que all a lo lejos estaba oculto el lugar con el que haba soado,

    como el soador que ama a alguien en la distancia.

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    Luego se perdi en sus pensamientos y vol subido en su imaginacinhasta que el ave interrumpi su quimera

    - Ni siquiera intentes llegar all! - advirti el ave blanca, la Ciudad esmuy peligrosa y el hombre muy desapiadado, all todo se compra ytodo se vende, en los mercados desangran a los pitos y beben susangre, a los zorros les arrancan la piel y los venden como adornos, lossapos son expuestos en enormes cubos llenos de agua esperando serasesinados y depositados en una maquina que les arrebata mas que lavida, por que de aquellos no les queda ni un solo hueso sano, toda esta

    depredacin con la mentira de la medicina. Yo he visto a muchos otrosenjaulados, pequeos zorros arrebatados de sus madres, vizcachasasustadas, pitos en cajas cubiertas por mallas, aun existen animales

    que son trados desde muy lejos como las serpientes asesinadas por supiel y toda clase de aves, yo misma he tenido que aprendes a volar y aesconderme aquel lugar es slo un mercado de muerte un refugio deseres apartados de sentimientos, los adultos son barbaros, peroesperan tener hijos perfectos, el ejemplo cae de las manos de los

    mayores en los ojos de los pequeos -.

    Luego el ave extendi su alas y dijo: - hacia el lugar a donde voy avolar existen tambin pequeos lugares que se asemejan a aquello quellamas corazn azul, les sugiero seguir ese rumbo, pero tengan

    cuidado con una laguna grande que los hombres han enfermado, ellaagonizante se va petrificando da a da, para que quieren los humanosuna laguna de piedra? Es algo que me he preguntado muchas veces - .Al terminar decir esto, comenz su vuelo, se elev muy altorpidamente, lanz un grito y desapareci tan fugaz como cuando sehizo presente.

    El maestro Raigones estaba tan entretenido mirando al ave y seenredaba cada vez mas en sus pensamientos, cuando Ralph le alcanzsu bastn, entonces el viejo sapo retornando a la realidad dijo:

    - sigamos el vuelo de aquella ave -.

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    Todos se llenaron de miedo acaso su maestro haba enloquecido?,ellos lo obedecan pero le teman a las aves. Incluso el mismo maestro

    temblaba ante la presencia de una de aquellas, ellos mismo lo habavisto hace unos minutos.

    Raigones dijo otra vez: - sigamos el vuelo del ave - y comenz acaminar, el pequeo grupo escaso de comprensin y de mala ganamarcharon detrs de l.

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    VII

    El grupo avanzaba en silencio detrs de su viejo maestro, tardaronmucho rato subiendo una pendiente muy alta, hasta que llegaron a lacspide y desde all casi como un espejismo, se mostraba inmensa lalaguna de Quiulacocha; esta vista alegro al grupo, todos comenzarona contagiarse de la emocin del vivir una nueva aventura y quisieron

    apresurar su paso, todos queran ser los primeros en llegar hasta all:desde donde se encontraban tambin pudieron observar los caminosconstruidos por los hombres que se perdan en la distancia, pero delos monstruos que cargaban aun con ellos no vieron ninguno, as queaprovechando la calma del lugar comenzaron a correr y a bromearlibremente todos estaba contentos de nuevo, an el maestro tenia unasonrisa incrustada en su rostro, los dos pequeos discpulos para eseentonces ya se haban retado a una carrera dejando de lado los

    consejos impartidos por su maestro antes de iniciar el viaje, y losconsejos de la gaviota Merly.

    Maqo muy cansado pero orgulloso por haber llegado primero comenza deslizarse por la laguna extraa que pareca echa toda de espuma, -parece una nube - pens, cuan grande fue su sorpresa cuando vio quepoda caminar sobre ella.

    El maestro al ver al audaz discpulo lo llam con grandes gritos.maqo comenz desganado y muy lento su camino hacia la orilla, peronot que de a pocos se iba sumergiendo en aquella extraa laguna,hasta el punto en que no pudo mover una sola pata y slo su cabezasobresala, entonces hizo un esfuerzo por pedir ayuda,

    - maestro aydeme -, gritaba aterrado

    Raigones, comenz a correr lo mas rpido que le permitan sus aos,seguido de Nef Y Ralph.

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    Al llegar a la orilla, no se poda casi observar a Maqo, el maestroRaigones quiso abandonar la orilla segura e internarse en aquella

    laguna que de a poco le ocultaba a uno de sus discpulos.

    Fue cuando Ralph, dijo: - no maestro ir yo que soy mas veloz, ustedqudese aqu para que nos ayude a salir -, sin decir nada mas salthasta donde estaba Maqo, al llegar a el, trato de sacarlo, tiraba contodas sus fuerzas, pero no poda extraerlo ni un centmetro, alcontrario, not como el tambin era tragado por el relave depositadopor las Empresas mineras en el Quiulacocha.

    El maestro observaba como ambos se sumergan, se apresur enintentar ingresar pero fue detenido por Nef, este luego de detenerlofue velozmente hasta donde se encontraba Ralph y lo ayudo con muchotrabajo a salir a la superficie; ambos saltaron despus muy sucios ypresurosos hasta donde estaba su maestro.Al llegar hasta el, tuvieron que hacer mucho esfuerzo para que noingresara en busca de su ya desparecido discpulo.

    Al ver que les era imposible el ingresar otra vez en bsqueda de Maqo,presurosos subieron cuesta arriba para tratar de observar desde alltoda la laguna contaminada, con la esperanzas de hallar al amigo.

    Ralph se quedo al borde de la orilla esperando que el maestro le deindicaciones en donde se encontraba su discpulo, pero por mucho quecaminaron y observaron por todas partes no pudieron encontrar nisiquiera la mas mnima seal.

    Toda aquella tarde estuvieron atentos a aquellas aguas malditas,buscando un poquito de esperanza; a veces el viento posaba sus manossobre aquel lugar y todos volvan los ojos esperanzados, pero maqo

    jams volvi a ser visto.

    El maestro y sus dos discpulos, se sentaron en una roca y estuvieronall hasta la noche, fueron horas de silencio, todos se sentan culpables

    por lo que haba sucedido, estuvieron tristes hasta las lgrimas,

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    mas no saban que no era culpa suya.

    Raigones habra de pensar desde cuando una laguna le quita la vida aun ser inocente? Quizs el hombre tendra que ver con esto?, (porque si pensamos un poco la laguna tambin estaba muriendo sepultadapor aquello que se haba tragado a Maqo) desde cuando pues unalaguna sirve como deposito de desechos y venenos? El hombreestara demasiado ocupado como para no darse el trabajo de observarlo que estaba sucediendo muy cerca a su Ciudad?.

    -Toda vida es importante, aun la de mi discpulo - pens, todos somoshijos, hermanos, amigos de alguien, aun la laguna, que ser de todosaquellos que vivieron en el pasado en ella?, se estremeci el viejobatracio.

    Soy hijo del aguaLibre como el vientoSoy el vecino de los cielos

    Y amigo de los caminos

    Era parte de la cancin que Raigones cant toda aquella noche por eldesparecido, mientras sus ojos de sapo lloraban con ms pena quecualquier humano pueda imaginarse.

    Al amanecer antes de que el sol comenzara a ocultar las sombras, elpequeo grupo restante se encontraban ya buscando por la orilla de lalaguna al desaparecido; todo fue en vano.El viejo Maestro entonces supo que era hora de retornar, - un sueono vale tanto como una vida -, pens.

    - Ralph y Nef vamos a casa - orden,

    Ambos en silencio obedecieron y comenzaron su viaje de retorno, muytristes, mirando constantemente a la laguna donde Maqo desapareci.

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    Recordaron al pequeo batracio durante el camino, cada uno a sumodo, Nef recordaba las largas horas de amistad, las bromas y juegos

    que compartieron. Ralph que aquel pequeo era el mas difcil decontrolar y Raigones siempre haba admirado su inteligencia

    Llegada a la cima desde donde observaron por ltima vez la granlaguna agonizante, largo rato permanecieron all luego saltaron conrumbo a su hogar, el consuelo aquel atardecer no quiso hacersepresente.

    Despus de un largo rato sintieron crepitar la tierra y los estremeciun ruido, los monstruos gigantescos dejaron escapar muchoshombres; exactamente encima de los caminos de piedra.

    Muy asustados se apresuraron una vez mas en buscar un refugio, luegoel Maestro y su dos discpulos continuaron su camino ocultndose lomejor que pudieron,el hombre es el animal mas peligroso de la naturaleza, ataca sin

    razn, destruye todo y transforma en peligrosos la creacin deDios,ya no haba duda, habra que apartarse de ellos.

    Caminaron el trayecto a casa casi sin descansar, la noche alcanz suspaso pero ellos siguieron su marcha.

    Encontrndose muy ceca donde ocultaron con ichu al ave herida,apresuraron su paso para ver como se encontraba su amigo, pero alllegar al lugar ya no estaba, as que continuaros su camino de retorno,caminaron largo rato hasta la pared de piedras, pero al llegar a aquellugar quedaron impactados.Pareca que aquella construccin de la naturaleza aquel da era mspequea, advirtieron que parte de aquella pared estaba destruida.Sin dudarlo la escalaron por la parte mas pequea hacia el hogar deCfiro.

    Al otro lado, a muchos metros de distancia pudieron observar a uno de

    aquellos monstruos que cargaba con los hombres, que se alejaba.

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    El Maestro jams pens en ver uno de aquellos tan ceca de su hogar,como llamados por un presentimiento apuraron sus pasos hasta la

    laguna donde para aquella hora seguramente todos los saposhabitantes estara disfrutando del sol de medioda; pero al llegar allno encontraron a nadie, al observar alrededor notaron que las moradasde sus amigos haban sido destruidos todos sin excepcin alguna,claramente se podan observar huellas de los humanos por todaspartes; fue cuando el maestro Raigones comprendi que los hombreshaban llegado hasta all y haban acabado con todo, seguramente,Cfiro, su primer amigo fuera de las fronteras de su hogar, para aquel

    momento estara con rumbo al mercado de muerte y mentiras.

    Luego de pasar un rato caminando lentamente y mirando a todos lados,mucho despus de haber estado sentado un largo rato, llam a Ralph yNef para hacer el ltimo tramo del retorno a su hogar.

    Saltaron hasta muy cerca a la frontera de piedrecitas blancas, detrsde ella se encontraba su hogar, se detuvieron al notar que por ah

    tambin se poda observar claramente huellas de los zapatos de loshombres; se ocultaron y miraron para todos lados, pero no vieron aninguno, sintindose seguros salieron de sus escondites y seapresuraron en cruzar la frontera formada de piedrecitas blancas.

    El maestro Raigones, por un segundo desde ah, observo la cordilleracomo un sueo imposible,

    Al retornar a la laguna que era donde habitaban, todo les fueirreconocible, aun el camino, todo estaba destruido y fuera de lugar;desesperados buscaron a los habitantes, sus familias, amigos yconocidos. No quedaba nadie, los hombres haban llegado a su hogar yse haban llevado a todos los pobladores de aquel lugar, luego dedevastar con todo.

    El Maestro Raigones se sinti muy trate, por que sabe lo que iba apasar con todos lo que fueron arrebatados de su hogar, camin por el

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    lugar donde se encontraba su casa y no encontr nada mas que untrozo de piedra que formaba parte de su hogar.

    luego camino al borde de la laguna donde alguna vez fue muy feliz yentristeci, Ralph y Nef se sentaron junto a l y lloraronamargamente sobre la aguas de la laguna hasta que sus lagrimitas setransformaron en burbujas.El Apu que los observaba, se compadeci de ellos, los transformo enpequeas piedrecitas planas; el viento se encarg de arrojar aRaigones convertido en piedrecita, para que pueda dar sus ltimos

    saltos y conforme a su nombre pueda fusionarse con el fondo de suhogar; impulsado dios cinco brincos y se sumergi.

    Desde esta madrugada les pido que cada vez que estn a las orillas deuna laguna, arrojen estas piedrecitas, quien sabe quizs uno de ellassea un discpulo del maestro Raigones, seguramente l estaresperando reunirse pronto con ellos

    Sobre el corazn azul, todava existe en los hombres que respetan,aprecian y aman a la naturaleza.

    Tambin se puede encontrar en todos los que a pesar de quecomenzamos a envejecer todava tenemos tiempo de leer historias desapos y contrselos a los nios

    FIN

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    Agradecimientos:

    Gracias a Dios por hacer de mi un loco simple en su teora

    Gracias a Noelia Calero, prima ma que nunca le han faltadocomentarios a mis post en Facebook

    Gracias a la Asociacin Civil Centro de Cultura Popular Labor, pordarle una presea a uno de mis cuentos

    Gracias a Andy Crdova por hablar conmigo cuando las personascallan

    Gracias a Paula Jazmn Prez Aguilar por darle un sentido yadornar con su belleza mis tardes de internet

    Gracias a Jimy Tazo por ser un amigo a travs de los aos

    Gracias a Edwin Julca Zarate, el afamado sor, con su compaa hizo de las clases de la universidad una experiencia digna derecordarse.

    Gracias a todos aquellas personas que compartieron conmigo misotros relatos, por sus comentarios y criticas.

    Y mis gracias infinitas al maestro que me puso en la senda de lasletras, Eduardo Hinostroza Montes; mi admiracin eterna y miaprecio a cada uno de sus discpulos.

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    Crditos

    - El dibujo del inicio de la narracin fue realizado por

    Denisse (11 aos)

    - Las fotografas fueron halladas en buscadores de internet

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    No te duermas, que yo voy despertando

    Que el hombre no te mate, mas siga en su sonrisa vana,Esta tarde he venido a observarte; y con eso basta.

    Te miro limpia y blanca como un sueo de Dios

    Madre transparente que has llenado del sabor de su seno al pasqueo

    Te conoc tarde pero aprend a amarte en tu simpleza.

    Blanca seora del tiempo y la historiaNo te duermas, no me migues tus ojos tristes

    No apartes de m el deseo de hijos jugando contigo

    Renace pues de los habitantes de cerro de PascoDe aquellos de la lucha solitaria, hurfanos de poder polticoLibres en su teora de la libertad

    Reglame tu compaa hasta el amanecer despus de mi muerte

    04/02/2013

    Laguna Patarcocha, ubicada en el centro de la ciudadde Cerro de Pasco. Actualmente contaminada por lospobladores de su contorno