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5 COYUNTURA DE SEGURIDAD I. INFORME ESPECIAL DESMOVILIZACIONES INDIVIDUALES: LAS INCERTIDUMBRES DE LA GUERRA Y LAS LIMITACIONES DE LA PAZ Juan Carlos Garzón * Julián Arevalo ** Paola González *** Este ensayo tiene como objetivo principal hacer un aná- lisis de las desmovilizaciones individuales, fijándose en sus evoluciones y dinámicas, su interrelación con el con- flicto armado, su impacto en las organizaciones armadas irregulares, sus implicaciones para la seguridad regional, así como las situaciones que puede generar en el marco de un escenario de post conflicto. Para esto se aborda el tema de la desmovilización individual desde tres visiones distintas. La primera de ellas es un análisis estadístico a partir de las cifras disponibles, tomando el período de 2002 a mayo de 2005, tendiendo como eje el dispositivo de las organizaciones armadas irregulares, su distribu- ción geográfica y la relación con el ritmo de la confron- tación. La segunda, parte de la observación de lo ocurrido en otros países donde se han dado desmovilizaciones, haciendo un análisis comparado que muestra los escena- rios de inseguridad en situaciones de post conflicto, en los cuales generalmente los ex combatientes tienen una participación activa. La tercera visión, se propone desde una perspectiva teórica, abordar la interacción entre el Gobierno y el desmovilizado individual, recurriendo a herramientas básicas de la Teoría de las interacciones (o la denominada Teoría de Juegos), en el marco de dos escenarios posibles: uno en el que la capacidad represiva 1 del Estado es alta y otro en el cual es baja. De esta manera, este documento pretende ser un aporte a la toma de deci- siones y al análisis de un tema que cada vez toma más importancia como es el de las desmovilizaciones, el cual no solo tiene que ver con la búsqueda de la paz sino también con la consolidación de la seguridad. Para empezar, hay que decir que a principios de la década de los noventa, en el marco de los acuerdos de paz con los grupos insurgentes, se comenzaron a crear los meca- nismos para el desarme y la desmovilización de estas organizaciones armadas irregulares, con el objetivo de que sus integrantes hicieran el tránsito hacia la vida civil. Pero fue solo hasta 1994, con la expedición del Decreto 1385 que se comenzó a regular la desmovilización de los insurgentes que decidieran deponer las armas de ma- nera individual y voluntaria, especificando que podían recibir beneficios socioeconómicos en la medida que lo permitiera su situación jurídica. Cinco años después –en el año 1999–, fue creado el Programa de Desmovilización con el objetivo de permitir a los miembros de las organiza- ciones armadas irregulares desmovilizarse de manera individual sin esperar al inicio de un proceso de paz for- mal con la agrupación a la cual pertenecían 2 . Bajo este marco, de acuerdo al estudio “Diagnóstico del programa de reinserción en Colombia: mecanismos para incentivar la desmovilización voluntaria individual”, elaborado por el DNP, publicado en noviembre de 2002, desde 1999 – hasta esta fecha - se presentaron cerca de 909 desmovili- zados a la Fuerza Pública; por otro lado, al Programa gubernamental ingresaron en el período de 1999 a 2001, 2.355 ex combatientes, de acuerdo con lo reportado por la Dirección General para la Reinserción 3 . A comienzos del gobierno de Álvaro Uribe y como pieza clave de la política de Seguridad Democrática, se forta- leció el Programa, con la expedición del Decreto 128 del 22 de enero de 2003 4 , el cual permite que los miembros de los grupos armados irregulares se acojan a este, por medio de dos etapas: la desmovilización, a cargo del Mi- nisterio de Defensa Nacional, y la reincorporación pro- piamente dicha, a cargo del Ministerio del Interior y de Justicia. Bajo este marco, de 2002 a 2004, 6.922 comba- tientes dejaron las armas, lo que representa casi el triple * Investigador Asociado Fundación Seguridad y Democracia. ** Investigador invitado. Economista de la Universidad Externado de Colombia. *** Asistente de Investigación Fundación Seguridad y Democracia. 1 Entendida como la capacidad de reprimir tanto los grupos armados irregulares, así como las organizaciones criminales y delincuentes co- munes, en el marco de una visión weberiana, en la cual una de de las principales tareas del Estado es conservar el monopolio del uso de la fuerza (o violencia). 2 Ministerio de Defensa Nacional, “Antecedentes y Naturaleza del Pro- grama de Desmovilización y Reincorporación”. http://alpha.mindefensa.gov.co/index.php?page=181&id=1731. 3 Pinto, María Eugenia; Vergara, Andrés & Lahuerta, Yilberto. 2002. “Diag- nóstico del programa de reinserción en Colombia: mecanismos para incentivar la desmovilización voluntaria individual”. Bogotá: Dirección de Justicia y Seguridad del Departamento Nacional de Planeación - Grupo de Estudios de Gobierno y Asuntos internos. http://www.dnp.gov.co/archivos/documentos/DEE_Archivos_Economia/ 211_Programa_reinsercion_en_Colombia.PDF 4 En el año de 1997 la Ley 418 recoge el contenido de la Ley 104/93 y parte del Decreto 1385/94, normas que aun hoy, con las modificaciones implementadas por la ley 782 de 2002 y la entrada en vigencia del Decreto 128 de 2003, rigen en esta materia.

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I. INFORME ESPECIAL

DESMOVILIZACIONES INDIVIDUALES:LAS INCERTIDUMBRES DE LA GUERRA

Y LAS LIMITACIONES DE LA PAZ

Juan Carlos Garzón*

Julián Arevalo**

Paola González***

Este ensayo tiene como objetivo principal hacer un aná-lisis de las desmovilizaciones individuales, fijándose ensus evoluciones y dinámicas, su interrelación con el con-flicto armado, su impacto en las organizaciones armadasirregulares, sus implicaciones para la seguridad regional,así como las situaciones que puede generar en el marcode un escenario de post conflicto. Para esto se aborda eltema de la desmovilización individual desde tres visionesdistintas. La primera de ellas es un análisis estadístico apartir de las cifras disponibles, tomando el período de2002 a mayo de 2005, tendiendo como eje el dispositivode las organizaciones armadas irregulares, su distribu-ción geográfica y la relación con el ritmo de la confron-tación. La segunda, parte de la observación de lo ocurridoen otros países donde se han dado desmovilizaciones,haciendo un análisis comparado que muestra los escena-rios de inseguridad en situaciones de post conflicto, enlos cuales generalmente los ex combatientes tienen unaparticipación activa. La tercera visión, se propone desdeuna perspectiva teórica, abordar la interacción entre elGobierno y el desmovilizado individual, recurriendo aherramientas básicas de la Teoría de las interacciones (ola denominada Teoría de Juegos), en el marco de dosescenarios posibles: uno en el que la capacidad represiva1

del Estado es alta y otro en el cual es baja. De esta manera,este documento pretende ser un aporte a la toma de deci-siones y al análisis de un tema que cada vez toma másimportancia como es el de las desmovilizaciones, el cualno solo tiene que ver con la búsqueda de la paz sinotambién con la consolidación de la seguridad.

Para empezar, hay que decir que a principios de la décadade los noventa, en el marco de los acuerdos de paz conlos grupos insurgentes, se comenzaron a crear los meca-nismos para el desarme y la desmovilización de estasorganizaciones armadas irregulares, con el objetivo deque sus integrantes hicieran el tránsito hacia la vida civil.Pero fue solo hasta 1994, con la expedición del Decreto1385 que se comenzó a regular la desmovilización delos insurgentes que decidieran deponer las armas de ma-nera individual y voluntaria, especificando que podíanrecibir beneficios socioeconómicos en la medida que lopermitiera su situación jurídica. Cinco años después –enel año 1999–, fue creado el Programa de Desmovilizacióncon el objetivo de permitir a los miembros de las organiza-ciones armadas irregulares desmovilizarse de maneraindividual sin esperar al inicio de un proceso de paz for-mal con la agrupación a la cual pertenecían2. Bajo estemarco, de acuerdo al estudio “Diagnóstico del programade reinserción en Colombia: mecanismos para incentivarla desmovilización voluntaria individual”, elaborado porel DNP, publicado en noviembre de 2002, desde 1999 –hasta esta fecha - se presentaron cerca de 909 desmovili-zados a la Fuerza Pública; por otro lado, al Programagubernamental ingresaron en el período de 1999 a 2001,2.355 ex combatientes, de acuerdo con lo reportado porla Dirección General para la Reinserción3.

A comienzos del gobierno de Álvaro Uribe y como piezaclave de la política de Seguridad Democrática, se forta-leció el Programa, con la expedición del Decreto 128 del22 de enero de 20034, el cual permite que los miembrosde los grupos armados irregulares se acojan a este, pormedio de dos etapas: la desmovilización, a cargo del Mi-nisterio de Defensa Nacional, y la reincorporación pro-piamente dicha, a cargo del Ministerio del Interior y deJusticia. Bajo este marco, de 2002 a 2004, 6.922 comba-tientes dejaron las armas, lo que representa casi el triple

* Investigador Asociado Fundación Seguridad y Democracia.** Investigador invitado. Economista de la Universidad Externado deColombia.***Asistente de Investigación Fundación Seguridad y Democracia.1 Entendida como la capacidad de reprimir tanto los grupos armadosirregulares, así como las organizaciones criminales y delincuentes co-munes, en el marco de una visión weberiana, en la cual una de de lasprincipales tareas del Estado es conservar el monopolio del uso de lafuerza (o violencia).

2 Ministerio de Defensa Nacional, “Antecedentes y Naturaleza del Pro-grama de Desmovilización y Reincorporación”.http://alpha.mindefensa.gov.co/index.php?page=181&id=1731.3 Pinto, María Eugenia; Vergara, Andrés & Lahuerta, Yilberto. 2002. “Diag-nóstico del programa de reinserción en Colombia: mecanismos paraincentivar la desmovilización voluntaria individual”. Bogotá: Direcciónde Justicia y Seguridad del Departamento Nacional de Planeación - Grupode Estudios de Gobierno y Asuntos internos.http://www.dnp.gov.co/archivos/documentos/DEE_Archivos_Economia/211_Programa_reinsercion_en_Colombia.PDF4 En el año de 1997 la Ley 418 recoge el contenido de la Ley 104/93 yparte del Decreto 1385/94, normas que aun hoy, con las modificacionesimplementadas por la ley 782 de 2002 y la entrada en vigencia delDecreto 128 de 2003, rigen en esta materia.

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de lo registrado en los tres años anteriores. Dentro de lascausas que pueden explicar este ascenso, se puede citar,además de las reformas al Programa, el aumento de lasoperaciones militares y la deserción de miembros de losgrupos paramilitares, los cuales a partir del Decreto 128reciben el mismo tratamiento dado a los guerrilleros.

Sin embargo, es necesario decir que el incremento repor-tado en 2002 y 2003, fue revertido durante el año 2004 yes posible que siga descendiendo en 2005, de acuerdocon lo presentado en los primeros cinco meses de esteaño. Esta baja ha abierto algunos cuestionamientos nosólo acerca de la efectividad del Programa de Desmovili-zación, sino también el impacto de las operaciones delas Fuerzas Militares sobre las estructuras de los gruposarmados irregulares y sus repercusiones en términos dela deserción de sus integrantes. Esta dinámica es estudia-da en el primer apartado de este ensayo, por medio delanálisis de la información disponible, poniendo de pre-sente una serie de conclusiones relevantes: 1) Los desmo-vilizados muestran un incremento entre 2002 y 2003 peroun decrecimiento a partir de 2004, síntoma de la desacele-ración del conflicto armado, no obstante la puesta en mar-cha de la llamada Operación Patriota; 2) Sí hay algunasconcentraciones de desmovilizados asociadas a la inten-sidad de las confrontaciones militares y a la presión delos paramilitares sobre las guerrillas, pero al mismo tiem-po hay una enorme dispersión; 3) En el caso de las guerri-llas, son más vulnerables los frentes débiles y poco nume-rosos, que tradicionalmente se movieron en zonas quehoy están más articuladas al Estado y a una red vial, yque han estado bajo la presión de grupos paramilitaresen los últimos años; 4) Fueron más afectados en términosrelativos los frentes de las FARC que están ubicados enel entorno de la zona de operaciones del Plan Patriota,como son los casos de los frentes 49, 15, 48, 3, 32, 13 y61 en el Caquetá, el Putumayo y el Huila, que aquellosque estaban internados en la selva cuando se inició eldespliegue de la Fuerza de Tarea Omega, como el 14 y laColumna Móvil Teófilo Forero. 5) De la misma manerahay que señalar que de acuerdo con las cifras sobre tiempode permanencia y edades, los desertores tienen poca anti-güedad y muchos de ellos se enrolaron en las filas en losaños en que tuvo lugar el proceso de paz en la adminis-tración anterior y después desertaron, como se mostraráadelante. 6) las FARC, en la medida que se fueronintensificando las operaciones, han venido eludiendo elcombate, se exponen menos y como consecuencia des-ciende el número de desmovilizados. 7) La dinámica delas desmovilizaciones no corresponde únicamente a unaumento en los combates, sino que está relacionada condivisiones al interior de los paramilitares, con el desen-

volvimiento del proceso de paz con estos y la propagan-da oficial, entre otros factores.

En términos relativos y descontando los milicianos y losinfiltrados que fueron estimados en un 20%5, se calculósobre la base de la cifra absoluta del acumulado de los41 meses en el caso de las guerrillas, de enero de 2002 amayo de 2005, y de 29 meses en el de las autodefensas,de enero de 2003 a mayo de 2005, el número de desertorespor cada 100 combatientes. En el caso del ELN el 34.4%de sus integrantes se desmovilizaron, en el de las FARCel 18.6% de los suyos, mientras que en los paramilitaresfue de un 15.5%.

Además de estas inferencias, el análisis estadístico sefija en el perfil de los desmovilizados individuales, locual tiene ciertas implicaciones para considerar el impac-to que este fenómeno ha tenido sobre las agrupacionesarmadas irregulares: 1) Teniendo en cuenta los rangosde edades y tiempos de permanencia en las respectivasorganizaciones se puede concluir que todas las organi-zaciones están embarcadas en intensos procesos de reclu-tamiento. 2) El hecho que en todos los casos más de lamitad de los desmovilizados lleven no más de tres años,es un indicio de que buena parte de ellos se integró recien-temente, lo que muestra la capacidad de renovación quetienen los grupos irregulares en Colombia. Se calculópara las FARC, con base en la fecha de desmovilizacióny el tiempo de permanencia en la organización, la fechade vinculación a la guerrilla de los guerrillerosdesmovilizados y se concluyó que el 43% se vincularonen el periodo en que tuvo vigencia la zona de distensión,entre enero de 1999 y febrero de 2002; el 34% lo hizodespués, el 17% antes y sobre el 6% no hay informa-ción. 3) Las estadísticas no indican que se afecten estruc-turalmente los frentes ya que, aparte de un jefe de unfrente de las FARC que se desmovilizó, en la mayoría delos casos los mandos fueron medios y en muchos casosfueron comandantes de escuadras que no tienen mayorrelevancia en la jerarquía, o se trató de segundos jefes definanzas y muchos otros mandos que no tienen mayorimportancia. 4) Los combatientes rasos, que son la mayo-ría de los desmovilizados, son los más fáciles de reem-plazar.

Por otra parte, en el último año se ha venido dando unaserie de cuestionamientos acerca del impacto de la des-

5 Adelante se explicará lo relacionado con el descuento del 20%. Enresumen se descontaron el 10% de los milicianos que se desmovilizaron,categoría que no está en los estimativos de combatientes y el 10% deinfiltrados.

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movilización en la seguridad de las regiones, especial-mente en las zonas de concentración de ex combatientes.Tal es el caso de Bogotá donde la ubicación de algunosalbergues ha sido relacionada con el aumento de la crimi-nalidad y se han identificado nacientes bandas confor-madas por reinsertados -especialmente haladores decarros-; de Cúcuta y en general del departamento de Nortede Santander, donde los habitantes de la región relatan lacompetencia por los recursos ilegales de la zona por partede los desmovilizados de las autodefensas; de Valle, de-partamento en el cual las estructuras de narcotraficantesvienen reclutando a ex integrantes de las autodefensas;de Cundinamarca, donde en la zona en la cual operabanlas autodefensas al mando de alias “El Águila” la delin-cuencia común viene tomando espacio; de Montería,donde a principios de 2005 se reportó el aumento en elrobo de establecimientos comerciales, tendiendo comopresunto responsables a grupos de desmovilizados6. Es-tas, entre otras ciudades y regiones, ponen de presenteuna problemática común a los escenarios de post conflic-to: el descenso de la denominada violencia política, peroel aumento de la violencia común– y de la criminalidad-. Esta precisamente es la temática que se aborda en elsegundo apartado de este documento, por medio de laobservación de lo ocurrido en otros países, en donde elnuevo escenario –es decir el que se da luego de la firmade los acuerdos– antes que presentar una baja en los nive-les de violencia los aumenta e incluso los estimula, demodo tal que supera de manera sorprendente el panoramaque lo antedecedía7.

Por último, en un tercer apartado, desde una perspectivateórica se aborda la interacción entre el Gobierno y eldesmovilizado individual, recurriendo a herramientasbásicas de la Teoría de las interacciones (o la denominaTeoría de Juegos). Para esto, una vez definidos comojugadores el Gobierno y el desmovilizado, se estableceun orden en la toma de decisiones de los agentes y unospagos asociados a cada curso de acción. Para esto, seasume que en una primera etapa el gobierno ofrece unprograma al desmovilizado y que aquel que decida aco-gerse a este programa tiene las opciones de dedicarse aactividades legales o ilegales, en el marco de dos esce-narios posibles: uno en el que la capacidad represiva del

Estado es alta y otro en el cual es baja. Este ejercicioarroja resultados interesantes, que relacionan los posi-bles programas que podría ofrecer el gobierno, con loscálculos que puede hacer el desmovilizado individual,considerando el escenario de seguridad. De esta manerase muestra cómo no sólo es importante ofrecer un progra-ma “atractivo” al desmovilizado, sino también propiciarun escenario de seguridad que le haga muy costoso rein-cidir en la ilegalidad.

1. Análisis estadístico de las desmovilizacionesindividuales, enero de 2000 – mayo de 2005

Esta parte tiene como propósito analizar la informacióndisponible de las desmovilizaciones individuales, en elperíodo de enero de 2002 a mayo de 2005, a partir de loreportado por el Ministerio de Defensa Nacional (Progra-ma de Atención Humanitaria al Desmovilizado)8. Prime-ro se hace un breve análisis de las cifras generales. Seidentifican los picos, se relacionan con los combates, conla intensidad de las operaciones militares más notables yen el caso de las guerrillas con las actuaciones de los gru-pos paramilitares. Así mismo, se consideran las concen-traciones de los desmovilizados, por un lado, y su disper-sión, por el otro. Las cifras se analizan también en térmi-nos relativos y se intenta establecer el número de desmovi-lizados por cada cien combatientes, el número de desmo-vilizados por combates, al tiempo que estos índices se re-lacionan con la letalidad de los mismos, es decir con lasbajas por combate. Segundo, se intenta una aproximaciónpor frentes y Bloques de frentes, en el caso de las FARC,y por Frentes y Frentes de Guerra y Áreas, en el caso delELN, analizando la información en términos absolutos yrelativos y combinando las descripciones cuantitativas conanálisis cualitativos. Para los grupos paramilitares no fueposible llegar a tal nivel de desagregación, pero de todasmaneras se hicieron cálculos diferenciando las Autode-fensas Unidas de Colombia (AUC), el Bloque Central Bo-lívar (BCB), las Autodefensas Campesinas del Casanare,las Autodefensas de Meta y Vichada y el Bloque ElmerCárdenas de las AUC; este último se analizó por separadoteniendo en cuenta que está marginado del proceso de pazque adelantan la mayoría de las estructuras con el Gobier-

6 En estas regiones es difícil identificar en que casos se trata dedesmovilizados individuales o que entraron al Programa como parte deuna desmovilización colectiva.7 Garzón, Juan Carlos. 2003. “Las Limitaciones de la Paz”. En Revista deEstudios Sociales. Bogotá: Facultad de Ciencias Sociales – Uniandes /Fundación Social. No. 15, junio.

8 Las estadísticas actuales sobre la desmovilización se pueden consul-tar en la página del Comando General de las Fuerzas Militares.http://www.cgfm.mil.co/cgfm.nsf/0/ 362c2971887c675d05256cae00756069?OpenDocument&Highlight=0,desmovilizados; también sepuede acceder a reportes estadístico en las páginas del Ministerio deDefensa, sección Desmovilización.

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no. Tercero, se intentó construir un perfil de los desmovili-zados analizando su distribución por sexo, edad, tiempode permanencia en las respectivas organizaciones y a par-tir del lugar que ocupaban en las mismas –es decir el car-go en la organización-.

Un examen de las estadísticas oficiales sobre desmovili-zados, bajas y detenciones, para no hablar de heridos yde las desmovilizaciones colectivas -estas últimas en elmarco de acuerdos con el Gobierno-, abre algunos cues-tionamientos acerca de la consistencia de estas cifras. Secalcula que en la actualidad, hay alrededor de 35.257hombres en armas para las tres principales agrupaciones–de acuerdo al dispositivo manejado por las Fuerzas Mili-tares-, de los cuáles el 51% de los combatientes pertene-cen a las FARC, el 38% a las Autodefensas y el 11% alELN. Llama la atención que si se suman las bajas y losdetenidos – sin incluir los desmovilizados individuales -y se comparan con el dispositivo, las organizaciones hu-bieran prácticamente desaparecido. Un punto al respec-to es que no todos los desmovilizados eran combatien-tes. Hay que tener en cuenta que el 10% de los deserto-res fueron milicianos, que no están considerados en eldispositivo consultado, a lo que hay que agregarle losinfiltrados, estimados en otro 10%, por lo que se estimóque en su conjunto hay que descontar no menos de un20% para tener un panorama más cercano a la realidad.Al respecto es importante señalar que el Comité para laDejación de Armas, CODA, ha tenido que acudir al po-lígrafo para detectar los falsos desmovilizados9 . Así mis-mo, han sido muchas las críticas respecto de la real con-dición de combatientes que hayan podido tener10 .

Adicionalmente hay que señalar que no se tienen basespara calcular el nivel de reclutamiento de los grupos irre-gulares a lo que hay que agregarle que no se sabe el tama-ño del subregistro en las órdenes de batalla de que sedispone.

Bajo este marco, es indicativo que según las FuerzasMilitares, entre bajas y detenciones, las guerrillas perdie-ron entre 2003 y 2004 más de 17.000 hombres y los para-militares cerca de 9.000, para un aproximado de 26.000en dos años, que equivale a casi una vez y media el con-junto de las FARC, prácticamente dos veces el de losparamilitares y ocho veces el del ELN. No sobra señalarque el registro de las detenciones presenta muchosproblemas. Hay detenciones sin pruebas suficientes, asícomo existen muchos casos en que los afectados han sidodetenidos varias veces, lo que infla las cifras. Todo loanterior refleja, en el fondo, la dificultad para aproxi-marse a los cambios que sufren los grupos irregulares encuanto a su conformación.

A pesar de estas dificultades, con la información dispo-nible es posible realizar unos primeros análisis sobre elpeso real de las desmovilizaciones y formarse una ideasobre el subregistro y el nivel de reclutamiento. Hay quetener en cuenta que el tamaño de las organizaciones anali-zadas en el mejor de los casos no se ha reducido notable-mente, como lo expresa indirectamente el constante cre-cimiento de los efectivos de la Fuerza Pública, el aumentode ataques por iniciativa de los grupos irregulares hasta2003 y el hecho de que estos mantuvieron niveles altosen 2004 a pesar de que sufrieron una desaceleración11.En 2005, adicionalmente, los ataques de las FARC hansido los más letales en la Administración Uribe.9 Según un documento de la Presidencia de la República, “La persona

termina su fase de desmovilización, en el momento en que el Comitépara la Dejación de las Armas (Coda) certifica básicamente dos cosas:que el desmovilizado pertenece realmente al grupo armado ilegal men-cionado por él y que es genuina su intención de reinsertarse a la socie-dad. Para esto, el Coda adelanta toda suerte de averigüaciones, conmiras a detectar posibles infiltrados de la guerrilla y las autodefensasilegales y a evitar que al programa entren «infiltrados» que no tienenderecho a los beneficios contemplados en el Decreto 128”. Más adelan-te agrega: “Para el cumplimiento de esta labor, el Coda acopia y evalúala información disponible sobre antecedentes judiciales, efectúa las en-trevistas que sean necesarias, coteja las huellas dactilares y recurre aldetector de mentiras, al polígrafo, cuando haya dudas acerca de la vera-cidad del testimonio rendido por el desmovilizado”. Ver: Se disparó lareinserción. En: http://www.presidencia.gov.co/informe_especial/desmovilizados1.htm.10 Vicente Castaño, en declaraciones a la Revista Semana, señaló cuan-do se le pregunto por el tema de los desmovilizados: “Están improvi-sando con ese tema. Uno de los más difíciles ha sido por ejemplo el de

los miembros del Cacique Nutibara porque la mayoría fueron personasrecogidas de las bandas que no tenían una formación muy profunda enlas autodefensas”. Más adelante se refirió de la siguiente manera sobrelos albergues: “Los albergues en Bogotá son un fracaso total. Un granporcentaje de los que están ahí no son desmovilizados de las autode-fensas o de la guerrilla. Son infiltrados que se metieron ahí a ver quépescan. Creo que lo mejor para los desmovilizados es involucrarlos endepartamentos de seguridad, en seguridad privada o con el Estado. Sonmuchachos que son profesionales en un campo, que es la seguridad, ysi se les pone a hacer cosas que ellos no saben hacer van a estarinconformes”. Ver: Habla Vicente Castaño. En: Revista Semana. Se con-sultó una versión de Internet.http://64.233.187.104/search?q=cache:2QG9YiVgRw4J:semana2.terra.com.co/opencms/opencms/Semana/articulo.html%3Fid%3D87628+habla+vicente&hl=es11 Ver Espejo, Germán & Garzón, Juan Carlos. 2004. “El Repliegue de lasFARC: ¿Derrota o Estrategia?”. En Bogotá: Fundación Seguridad y De-

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Las conclusiones son interesantes y en parte corroborananálisis hechos anteriormente por la Fundación Seguridady Democracia.

Los desmovilizados muestran un incremento entre 2002y 2003 pero un decrecimiento a partir de 2004, síntomade la desaceleración del conflicto armado, no obstante lapuesta en marcha de la llamada Operación Patriota. Nohay síntomas de desmovilizaciones masivas, aparte deun caso registrado con el ELN en el mes de junio de 2005que no se considera en las cifras analizadas que van has-ta mayo de 2005, y la estructura de las organizacionesno ha sido radicalmente alterada: solo un comandante deun frente de las FARC debilitado desertó12. De resto, losmandos medios desertados representaron menos del 10%,que es lo esperado sí se consulta la estructura de los gru-pos irregulares, y una alta proporción de combatientesrasos en todas las organizaciones, así como de milicianosen el caso de las FARC y el ELN, que se estimó en cercade un 80% para las dos guerrillas (milicianos más com-batientes rasos).

Sin perder de vista el anterior análisis, es relevante men-cionar que mientras hay algunas concentraciones de des-movilizados asociadas a la intensidad de las confronta-ciones militares y a la presión de los paramilitares sobrelas guerrillas, hay al mismo tiempo una enorme disper-sión. Responden a múltiples pequeñas operaciones mili-tares, en las que no hay una persistencia en los combates,a actuaciones de los paramilitares y también están aso-ciadas al efecto de la propaganda oficial. A lo anteriorhabría que agregarle la debilidad de los frentes, afectadosen el pasado por combates y por actuaciones de los para-militares, asunto que se mirará con detalle en el desarro-llo de este apartado. Así mismo, se concluyó en el casode las guerrillas, que son más vulnerables los frentes débi-les y poco numerosos, que tradicionalmente se movie-ron en zonas que hoy están más articuladas al Estado y a

una red vial, y que han estado bajo la presión de gruposparamilitares en los últimos años. En contraste, son menosvulnerables los frentes más fuertes y numerosos, ubicadosen zonas más selváticas y montañosas y, por ende, menosrelacionadas con el Estado y que no están integradas auna red vial. La intensidad de la confrontación o la presiónde los paramilitares inciden mucho en los primeros, mien-tras que en los segundos la presión paramilitar es másbaja y los frentes guerrilleros resisten la intensidad delas operaciones efectuando un repliegue. Así mismo seconcluyó que no obstante que las FARC arrojaron másdesmovilizados que el ELN, esta segunda agrupación estámás afectada en términos relativos; los paramilitares sonlos más afectados en términos relativos, no obstante queestán enmarcados en un proceso de paz y están llevandoa cabo desmovilizaciones masivas.

1.1 Breve análisis de las estadísticas generales

Las cifras de desmovilizados entre enero de 2002 y mayode 2005 corroboran algunos de los análisis que ha veni-do haciendo la Fundación Seguridad y Democracia sobreel desarrollo del conflicto armado. Muestran un incre-mento entre 2002 y 2003 pero un decrecimiento a partirde 2004. Las guerrillas pasaron de 1.412 desmovilizadosen 2002, a 1.844 en 2003, a 1.703 en 2004 y a 1.464 en2005 bajo el supuesto de que los últimos siete meses delaño van a tener un comportamiento igual al de los prime-ros cinco meses13 . Hay, evidentemente, undecrecimientoen el número de desmovilizados durante 2004 y 2005.Los desmovilizados de las guerrillas crecieron en un 31%entre 2002 y 2003, pero decrecieron un 8% entre 2003 y2004 y decrecerían un 14% entre 2004 y 2005 de mante-nerse el comportamiento observado entre enero y mayo.No se presentan indicios de desmovilizaciones masivas,sobre todo en el caso de las FARC y el ritmo, la intensi-dad y la distribución de las operaciones impuestos en laactualidad no son suficientes para lograr ese propósito.

mocracia. Ver también, Espejo, Germán & Garzón, Juan Carlos. 2004.“La Encrucijada del ELN”. En Boletín Coyuntura de Seguridad No. 8.,Bogotá: Fundación Seguridad y Democracia.12 Alias «Carlos Gustavo Plotter”, comandante del frente 9 de las FARC.

13 Se dispone de información para las agrupaciones guerrilleras desde2002 y para las autodefensas desde 2003 por lo que se les dará untratamiento por separado. En adelante se hará referencia a 2005 paraexpresar las cifras de los primeros cinco meses del año en doce. Sedivide el respectivo valor por cinco y se multiplica por doce. Es obvioque este cálculo es arbitrario y tiene un enorme margen de error puesno sirve para proyectar que va pasar en el acumulado de 2005 una vezse cumplan los 12 meses. Sirve únicamente para expresar en un año, loque ocurrió durante cinco meses y así poder comparar esta cifra con losaños anteriores.

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COYUNTURA DE SEGURIDAD

Combates y desmovilizados de las FARC:números absolutos y línea de tendencia

Los cambios de los desmovilizados de las guerrillas estánasociados de alguna manera con los de los combates,como se aprecia en el gráfico que representa en términosabsolutos los dos comportamientos. Se puede observar,que en el caso de las FARC el punto más alto en loscombates fue julio de 2003, que en septiembre de 2003se volvió a identificar un nivel considerable y que desdeentonces la tendencia es a la baja. El comportamiento delos desmovilizados está desfasado del de los combatespor unos meses, pero dibuja el mismo comportamiento.Sus picos fueron septiembre y noviembre de 2003 y des-de entonces tienden a la baja. Las líneas de tendenciadibujan el mismo comportamiento por lo que se puedeafirmar que a un aumento en los combates le sigue unoen los desmovilizados y, viceversa, una disminución enlos primeros trae como consecuencia una baja en los se-gundos. Hay en principio tres factores que se pueden aso-ciar con estos comportamientos. El primero es que lacapacidad operacional de las Fuerzas Militares llegó asu tope aproximadamente a principios de la segunda

mitad de 2003 y como consecuencia de la disminuciónde los combates, bajan en consecuencia los desmovili-zados; esto se corrobora más claramente en 2004, año enque se desplegó la Operación Patriota, lo que ocasionóuna disminución en el ritmo de las operaciones en el restodel país. Como segundo factor, se puede señalar que lasFARC, en la medida que se fueron intensificando las ope-raciones, han venido eludiendo el combate, se exponenmenos y como consecuencia descienden los desmoviliza-dos. No sobra anotar que en 2002, coincidiendo con laOperación Tanathos, orientada a recuperar la zona dedistensión, las bajas por combate fueron de 1.9, mientrasque entre 2003 y 2005 oscilaron entre 1.3 y 1.5. Un tercerfactor es que no todos los combatientes tienen la mismamotivación, ni la misma propensión a la deserción. Porello, los combatientes con mayor inclinación a desertardisminuyen en la medida que se producen las deserciones.

Hay indudablemente otros factores que explican lo ocurri-do. En el caso de las FARC se calculó cuantos de losdesertores en el periodo estudiado se incorporaron a lasguerrillas en el lapso en que tuvo vigencia la zona dedistensión en la Administración Pastrana (enero de 1999– febrero de 2002). Se concluye que el 43% de los desmo-vilizados se incorporaron a las FARC mientras tuvovigencia la zona de distensión, el 34% después, el 17%antes y sobre el 6% no se tiene información. Esto sugiereque ante las expectativas del proceso de paz en la Admi-nistración anterior muchos guerrilleros se incorporarona las filas para poder aprovechar las ventajas que deja ladesmovilización en estas circunstancias. Una vez se rom-pieron los acuerdos y se levantó la zona de distensión,muchos de estos prefirieron desertar de la guerrilla y pre-sentarse a las autoridades. Se tiene así mismo que mien-tras que tuvo vigencia la zona de distensión se incorpo-raron 1.6 guerrilleros de las FARC por día de los que sedesmovilizaron en el periodo estudiado, mientras quedespués, entre marzo de 2002 y mayo de 2005, sólo 1.2.

Desmovilizados de las Farc por años según si se desmovilizaron antes, durante o después de la vigenciade la zona de distensión (enero de 1999 y febrero de 2002)

Desmovilizados Participación Porcentual2002 2003 2004 2005 Total general 2002 2003 2004 2005 Total general

Durante 841 458 363 127 1789 82,1% 33,3% 27,9% 25,9% 42,7%Después 51 522 568 295 1436 5,0% 38,0% 43,7% 60,2% 34,3%Antes 123 234 265 68 690 12,0% 17,0% 20,4% 13,9% 16,5%Sin información 9 161 103 273 0,9% 11,7% 7,9% 0,0% 6,5%Total general 1024 1375 1299 490 4188 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

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En el caso del ELN ocurre algo similar. La línea de ten-dencia en los combates crece hasta mediados de 2003 ydesde entonces desciende, mientras que lo propio ocurrecon los desmovilizados unos meses después, en la segun-da mitad de 2003. En lo que se refiere a los desmovili-zados de las autodefensas, se registra un alza del 83%entre 2003 y 2004 pues en el primer año considerado losdesmovilizados fueron 694 y en 2004 fueron 1.269; estose explica por los aumentos considerables de los comba-tes en el 2004 en los departamentos de Casanare, Boyacáy Meta, relacionados con las Autodefensas del Sur deCasanare. Por el contrario, las Autodefensas bajarían enun 19% entre 2004 y 2005 pues en este último año, demantenerse el comportamiento observado, serían aproxi-madamente 1.025 desmovilizados; las presiones de laFuerza Pública al grupo de Martín Llanos disminuyeronal tiempo que su enfrentamiento con el Bloque Centaurosbajó en intensidad. En los grupos paramilitares la rela-ción entre combates y desmovilizados se presenta enagrupaciones como las Autodefensas Campesinas delCasanare y el Bloque Centauros de las AUC, por la pre-sión que ejerció la Fuerza Pública hacía esas organizacio-nes, así como en algunos frentes del Magdalena Medio,que han sido golpeados para disminuir el hurto de gaso-lina, pero al mismo tiempo, hay muchos frentes que nopresentan esta relación, por lo que las dos curvas no estánintegradas. Al respecto hay que señalar que la dinámicade las desmovilizaciones no corresponde únicamente aun aumento en los combates, sino que está relacionadacon divisiones al interior de estas organizaciones, con eldesenvolvimiento del proceso de paz que inclina a susintegrantes a mantenerse en ellas por las perspectivas dehacerlo en el marco de un acuerdo y a la propagandaoficial, entre otros factores.

Combates y desmovilizados del ELN:números absolutos y línea de tendencia

Desmovilizados de las guerrillas y las autodefensaspor meses y años entre enero de 2002 y mayo de 2005

La curva por meses y años permite examinar con mayoratención los cambios observados y contribuye a identifi-car los picos, es decir los niveles más altos. La curva delas guerrillas señala un comportamiento al alza, salvooscilaciones, entre enero de 2002 y noviembre de 2003;desde entonces se inclina a la baja hasta mayo de 2005con excepción de junio, julio y agosto de 2004. Las auto-defensas, por su lado, muestran un comportamiento alalza entre enero de 2003 y octubre de 2004 y desde enton-ces caen vertiginosamente, situación explicable por doscuestiones: la menor la presión militar hacia las Autode-fensas Campesinas del Casanare y el Bloque Centaurosde las AUC, así como las desmovilizaciones masivas quese han dado como resultado de los acuerdos de las auto-defensas con el Gobierno Nacional –las cuales no seconsideran en este informe–.

Al observar los picos, se puede concluir que alguna aso-ciación con el aumento en los combates, pero así mismo,con la intensificación de los mismos, asunto que es fac-tible identificar a partir de las operaciones militares demayor envergadura. De la misma manera, no se puedeexcluir que estén asociados con la intensificación de lasactuaciones de los grupos paramilitares14. No obstante,como se verá adelante, hay que introducir unos matices.Son más vulnerables los frentes débiles y poco numero-sos, que tradicionalmente se movieron en zonas que hoyestán más articuladas al Estado y a una red vial, y quehan estado bajo la presión de grupos paramilitares en losúltimos años. En contraste, son menos vulnerables aque-llos frentes que son más fuertes y numerosos, ubicados

14 Ilustrativo al respecto es el caso de Barrancabermeja en el que elBloque Central Bolívar llevó a cabo su arremetida final en el año de2002.

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en zonas más selváticas y montañosas y, por ende, me-nos relacionadas con el Estado y menos articulados auna red vial. La intensidad de la confrontación o la pre-sión de los paramilitares inciden mucho en los primeros,mientras que en los segundos la presión paramilitar esmás baja y los frentes guerrilleros enfrentan la intensidadde las operaciones efectuando un repliegue.

En cuanto a los picos de las guerrillas, el de junio de2002, con 144 desmovilizados de los cuáles 99 de lasFARC, 38 del ELN y 7 de otras guerrillas, está en parteasociado a la Operación Tanathos, orientada a recuperarla zona de distensión15, así como a la intensificación delas acciones de los grupos paramilitares en Barrancaber-meja. En mayo de 2003, otro pico que se aprecia en elgráfico, se produjeron 146 desmovilizados de las guerri-llas de los cuales 107 de las FARC, 36 del ELN y tres deotras guerrillas; está en parte asociado a la OperaciónMarcial en el Oriente Antioqueño, región que a su turnoha estado asediada por los paramilitares. Los picos deseptiembre, octubre y noviembre de 2003, con 235, 213y 249 respectivamente, están en parte asociados a la Ope-ración Libertad 1, que corrió paralela a actuaciones delos paramilitares, a la Operación Marcial y a operacio-nes militares en los departamentos de Meta, Caquetá yGuaviare, algunas de ellas destinadas a rescatar unos ciu-dadanos norteamericanos secuestrados por las FARC. Enlos meses de junio, julio y agosto de 2004, con 198, 201y 182 respectivamente, hay alguna relación con opera-ciones militares en Guaviare, Caquetá y Meta (no nece-sariamente asociadas a la Operación Patriota), a la Ope-ración Espartaco en el Oriente Antioqueño y a la Ope-ración Motilón en el Nudo de Paramillo. En noviembrede 2004, mes que registró 145 desmovilizados de las gue-rrillas de los cuáles 106 de las FARC, hay una confluen-cia de varias situaciones ocurridas en el Magdalena,Tolima, Guaviare y Meta. En marzo de 2005 hubo 151desmovilizados de las guerrillas, de los cuáles 118 de lasFARC, 29 del ELN y 4 de otras guerrillas. No hay opera-ciones contundentes aún cuando se pueden relacionar conoperaciones militares en el occidente del departamentodel Caquetá y en menor medida en Meta - donde tienelugar la Operación Emperador - y en Guaviare. Es inte-resante anotar que son más vulnerables los frentes queestán en el entorno de la zona de operaciones del PlanPatriota, en Caquetá y Meta, que aquellos que están in-

ternados en la selva y que en teoría reciben la presiónmilitar, como se mostrará después.

Los picos de las Autodefensas presentan una dinámicadiferente. En octubre de 2003, el nivel más elevado delaño con 120, se explica por la deserción de 38 integran-tes del Frente Pacífico que actúa en el medio, bajo y altoBaudó, que se presentaron en el municipio de Juradó,Chocó; por lo demás se trató de desmovilizaciones ocu-rridas en forma dispersa. En octubre del 2004 se presentóel pico histórico de la serie considerada con 273, de loscuales el 81% pertenecían a las Autodefensas Campesi-nas del Casanare bajo el mando de Martín Llanos, agru-pación que sostuvo intensos enfrentamientos con el Blo-que Centauros, así como fue objeto, de otro lado, de ope-raciones militares por parte del Estado. De hecho es im-portante señalar que esta agrupación contribuyó con el32% de las desmovilizaciones del año teniendo en cuen-ta solamente aquellas ocurridas en el departamento delCasanare y con el 40% considerando las ocurridas enotras zonas del país. El pico de febrero de 2005, que fuede 137, se explica por una deserción de 26 integrantesdel Bloque Calima de las Autodefensas, 18 del BloqueCatatumbo que se presentaron en Tibú y de diez integran-tes que se presentaron en Yopal del Bloque Centauros yde las Autodefensas Campesinas del Casanare.

No obstante que hay hechos asociados a los picos, sepuede afirmar que en líneas generales las desmoviliza-ciones se producen en forma dispersa, aún en las coyun-turas en que los niveles de desmovilizados son muy ele-vados. Responden a múltiples pequeñas operaciones mili-tares, en las que no hay una persistencia en los comba-tes, a actuaciones de los paramilitares y también estánasociadas al efecto de la propaganda oficial. A lo anteriorhabría que agregarle la debilidad de los frentes, afectadosen el pasado por combates y por actuaciones de los para-militares. Muchos de los desmovilizados se entregan enBogotá, Medellín y otras capitales, síntoma de que provie-nen de muchas estructuras16. Entre 2002 y mayo de 2005nueve de los primeros diez municipios más afectadospor las Autodefensas fueron ciudades capitales y concen-

15 En 2002 empezó la denominada retoma de la zona de distensión porlo que los indicadores aumentaron notablemente en la segunda mitaddel primer semestre en municipios como Vistahermosa, Calamar, LaMacarena, Mesetas y El Castillo, así como en San Vicente del Caguán, ElDoncello y La Montañita.

16 En una ciudad como Bogotá se presentan de muchas estructuras,algunas debilitadas por la intensidad de los combates en zonas alejadasy otros no. En el pico de junio de 2002, que arrojó 144 desmovilizados,algo más de un tercio, 50, se presentaron en Bogotá de ellos 35 de lasFARC, 14 del ELN, y uno de otras guerrillas. De las FARC cuatro eran delFrente 22, que opera en Cundinamarca, tres de la Columna Móvil TeófiloForero que actúa en Caquetá y Huila, dos del Frente 14 del Caquetá,dos del Frente 8 y el resto de 23 estructuras diferentes, algunas de lascuales venían de zonas de operaciones militares importantes.

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traron el 31% de los desmovilizados: Bogotá, Medellín,Yopal, Villavicencio, Florencia, Bucaramanga, Neiva,San José del Guaviare e Ibagué. Hay que tener en cuentaque a las capitales se presentan de muy variadas estruc-turas provenientes del entorno e incluso de zonas aleja-das, como son los casos de Medellín y Bogotá, lo que dauna idea de la dispersión con que ocurren. Lo anterior serefuerza con el hecho que el 69% restante se produjo en559 municipios, incluidas otras ciudades capitales.

Resulta difícil calcular los desmovilizados por cada ciencombatientes. Un tema que dificulta el análisis es el delos infiltrados, estimados en un 10%. Así mismo hay quetener en cuenta que el dispositivo utilizado no tiene encuenta los milicianos y estos fueron el 10% del total dedesmovilizados. De esta manera, para hacer un cálculoglobal se castigó el número de desmovilizados en un 20%,

de tal manera que se excluyeran los infiltrados y losmilicianos. Así mismo, se consideró la cifra en términosabsolutos de los 41 meses estudiados para las guerrillasy los 29 meses para los paramilitares. Se tiene que elELN es el más afectado en términos relativos a pesarque concentró el menor número desmovilizados, 903,pero estos representan el 34.4% de sus integrantes; lasFARC acumularon 3,350, es decir el 18.6% de los suyos,mientras que en un lapso menor los paramilitares regis-traron 1,912, para un 15.5%. Este índice subiría para elELN a 30.5% si se tienen en cuenta todos los desmovili-zados reportados, en el caso de las FARC se llegaría al23.2% y en el de los paramilitares al 17.7%. En el siguien-te cuadro se expresan las cifras de desmovilizados perose hacen los cálculos sin hacer descuentos y los cincomeses de 2005 se expresan en un año para poder compa-rar el resultado con los de los años anteriores17.

17 La sumatoria de los desmovilizados por cada 100 combatientes queaparece en el cuadro no corresponde con el cálculo expresado en elpárrafo. El del cuadro expresa los primeros cinco meses del año 2005en doce, para poder compararlo con los años anteriores, mientras queel cálculo aludido toma la cifra absoluta de 2005.

Desertores por cada Participación % Desertores porcien combatientes por año combate

2002 2003 2004 2005 2002 2003 2004 2005 2002 2003 2004 2005 2002 2003 2004 2005 2002 2003 2004 2005FARC 1024 1375 1299 1176 5% 7% 7% 6% 73% 54% 44% 47% 1,0 0,9 1,1 1,0 1,9 1,3 1,3 1,5

Autodefensas 694 1269 1025 0% 6% 10% 8% 0% 27% 43% 41% 0,0 2,5 3,4 3,9 1,3 1,6 1,7 1,6

ELN 285 404 334 252 7% 10% 8% 6% 20% 16% 11% 10% 1,1 1,1 1,1 0,7 1,5 1,3 1,5 1,5

Otras Guerrillas 103 65 70 36 7% 3% 2% 1%

Total general 1412 2538 2972 2489 100% 100% 100% 100%

Bajas por combateDesertores

Desmovilizados según agrupaciones irregulares: Desmovilizados por cada cien combatientes,participación porcentual por año, desmovilizados por combate y bajas por combate

No obstante que las FARC arrojaron más desmovilizadosque el ELN esta segunda agrupación está más afectadaen términos relativos. En efecto el ELN pasó de sietedesmovilizados por cada cien combatientes en 2002, a10% en 2003, aumento explicable por la OperaciónMarcial, a 8% en 2004 cuando las operaciones en el orien-te antioqueño fueron menos fuertes y a 6% en 2005. LasFARC, por su lado, registraron relativamente parecidosen los años considerados ya que en 2002 fue del 5%, en2003 del 7%, en 2004 del 7% y en 2005 del 6%. Se notaque el esfuerzo militar de la Operación Patriota y deotras operaciones en el resto del país no ha sido suficientepara aumentar notablemente este indicador, señal de quelas guerrillas se han adaptado a la nueva situación expo-niendo menos a sus hombres. Esto se refleja en el hechoque para las FARC las bajas por combate pasaron de 1.9en 2002, con ocasión de la Operación Tanathos en la

antigua zona de distensión cuando enfrentaban más a lasFuerzas Militares, pero que oscilaron entre 1.3 y 1.5 enlos otros tres años, evitando en lo posible la confrontaciónmilitar más abierta. Las Autodefensas en 2003 fueronlas menos afectadas en términos relativos con el 6%,mientras que en 2004 y 2005 fueron las más afectadasde todas las agrupaciones con el 10% y el 8% respectiva-mente, índices que podrían ser resultado de una subesti-mación de sus efectivos. En el caso de las Autodefensasla cifra no deja de sorprender pues hay que tener en cuenta

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que los porcentajes de 2004 y 2005 se producen en uncontexto en el que hay negociaciones con el Gobierno yse han producido desmovilizaciones como producto deacuerdos (que no se cuentan en este estudio. Respecto alas guerrillas hay que señalar que el ELN es la agrupa-ción más débil, mientras que las FARC, aún teniendo encuenta la Operación Patriota, tiene mayor capacidad pararesistir la ofensiva del Estado eludiendo el combate yexponiendo lo menos posible a sus combatientes, prin-cipalmente por parte de los frentes más numerosos ubi-cados en zonas de retaguardia. Respecto de la participa-ción porcentual de cada grupo por año se tiene en cuentasolo desde 2003 pues para 2002 no se tiene informaciónpara las Autodefensas. La participación porcentual poraño de las Autodefensas aumentó al pasar de 27% en2003 a 43% en 2004 y bajaría de nuevo a 41% en 2005,situación explicable porque disminuyó la presión hacialas Autodefensas del Campesinas del Casanare y por lasexpectativas que generan las desmovilizaciones en elmarco del proceso de paz. La de las FARC pasaron del54% en 2003 a 44% en 2004 y subieron a 47% en 2005;la del ELN bajó del 16% en 2003, a 11% en 2004 y a10% en 2005. Esto es explicable por el número de hom-bres de las organizaciones, siendo el de las FARC casicinco veces más grande que el del ELN.

En lo que se refiere a los desmovilizados por combatelas FARC también son las menos afectadas en términosrelativos aunque esto varía dependiendo del año. En 2003las FARC arrojaron 0.9, mientras que en el ELN la pro-porción fue de 1.1 y en las Autodefensas de 2.5; en 2004la de las FARC fue de 1.1, la del ELN de 1.1 y la de lasAutodefensas de 3.4; en 2005 la de las FARC fue de undesertor por combate, la del ELN de 0.7 y la de lasautodefensas del 3.9. Las diferencias tan tajantes entrelas FARC y lasa Autodefensas se explican porque lassegundas están menos preparadas para el combate, mien-tras que las primeras están más cohesionadas, sus inte-grantes son más disciplinados y hay un mayor controlpor parte de los comandantes que están inscritos en unarígida estructura jerárquica. Esto ocurrió en un contextoen el que las FARC disminuyeron sus bajas por combateen los tres primeros años considerados pues en 2002 re-gistraron 1.9, en 2003 y 2004 1.3 respectivamente y en2005 volvió a subir a 1.5; las del ELN fueron de 1.5, 1.31.5 y 1.5 respectivamente y las de las Autodefensas su-bieron de 1.3, a 1.6, a 1.7 y descendió a 1.6.

1.2 Perspectiva por Bloques de Frentes y Frentes

Se distribuyó la información sobre desmovilizados porfrentes que a su turno se agruparon en Bloques de fren-tes en el caso de las FARC y por Frentes de Guerra y enÁreas en el del ELN. Estas cifras se relacionaron con elnúmero de combatientes teniendo en cuenta los disposi-tivos de los que se tiene conocimiento, así como concombates y bajas resultantes de los anteriores18. La in-formación considerada plantea problemas para hacer losanálisis. Lo primero es que las estimaciones de hombrespor Bloques de frentes y frentes no es la más confiable yen determinados casos está subestimada; se tiene infor-mación de desmovilizados que pertenecen a estructurasque no están reconocidas en el dispositivo consultado yen otros casos se les atribuye a algunas un número dehombres que no parece ser el más cercano a la realidad.Lo segundo es que se tiene un subregistro en lo relacio-nado con los combates y las bajas en los casos de losbloques Sur y Oriental por efecto de lo que no se reportacomo consecuencia de la Operación Patriota, situaciónque dificulta interrelacionar estas variables con los des-movilizados. No obstante estas dificultades, los cálculoshechos permiten una aproximación que se presentará porBloques de frentes y, dentro de estos, por frentes. Com-binando cifras estadísticas y algunos análisis cualitativosse puede ayudar a descifrar lo ocurrido.

1.2.1 Las FARC

En términos absolutos el Bloque más afectado entre 2002y 2005 fue el Oriental que concentró el 32.6% de losdesmovilizados y le siguió el Sur con el 21.6%; hay queseñalar que entre 2002 y 2004 el Oriental encabezo lalista pero fue desplazado por el Sur en 2005, tal como seaprecia en el cuadro19. En términos relativos, los resulta-dos son otros. Superaron el promedio nacional de 26desmovilizados por cada cien combatientes en el acu-mulado de los cuatro años, el Bloque Central con el37.9%, el Sur con 35.1%, el Occidental con el 30.4%, elNoroccidental con el 26.7% y el Norte con 26.6%; estu-vieron por debajo del promedio el Oriental con 22.7% yel Magdalena Medio con el 12%.

18 Se limpiaron las bases de datos de combates y no en todos los casosse identificó un frente. No se sabe a ciencia cierta cuales están mássubestimados por lo que el ejercicio es tan solo una aproximación quesirve para formarse una idea de lo que ocurre.19 El cubrimiento de los Bloques de Frentes y Frentes se describirá en eldesarrollo del texto.

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COYUNTURA DE SEGURIDAD

Desmovilizados de las Farc por Bloques de Frentes y participación porcentual por años

Desmovilizados Participación %2002 2003 2004 2005 Total 2002 2003 2004 2005 Total

CENTRAL 85 130 110 96 421 8,3% 9,5% 8,5% 8,2% 8,6%

MAGDALENA MEDIO 64 82 57 31,2 234 6,3% 6,0% 4,4% 2,7% 4,8%

NOROCCIDENTAL 122 216 209 158 705 11,9% 15,7% 16,1% 13,5% 14,5%

NORTE 34 95 145 76,8 351 3,3% 6,9% 11,2% 6,5% 7,2%

OCCIDENTAL 107 154 122 139 522 10,4% 11,2% 9,4% 11,8% 10,7%

ORIENTAL 409 449 394 336 1588 39,9% 32,7% 30,3% 28,6% 32,6%

SUR 203 249 262 338 1052 19,8% 18,1% 20,2% 28,8% 21,6%

Total general 1024 1375 1299 1176 4874 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0%

Desmovilizados de las Farc por años: Desmovilizados por cada cien combatientes,desmovilizados por combate y bajas por combate

Desmovilizados por cada 100combatientes

2002 2003 2004 2005 2002 2003 2004 2005 Total 2002 2003 2004 2005 TotalCENTRAL 7,7% 11,7% 9,9% 8,6% 37,9% 1,7 1,6 1,1 1,4 1,4 1,6 1,0 1,5 0,7 1,2

MAGDALENA MEDIO 3,3% 4,2% 2,9% 1,6% 12,0% 1,6 0,9 0,9 0,5 0,9 1,4 1,4 1,2 1,4 1,4

NOROCCIDENTAL 4,6% 8,2% 7,9% 6,0% 26,7% 0,8 0,8 0,7 0,5 0,7 1,6 1,2 1,2 1,6 1,4

NORTE 2,6% 7,2% 11,0% 5,8% 26,6% 0,4 0,7 1,0 0,4 0,6 3,0 1,1 1,1 1,5 1,5

OCCIDENTAL 6,2% 9,0% 7,1% 8,1% 30,4% 1,1 1,3 0,9 1,2 1,1 2,2 1,3 1,3 1,3 1,5

ORIENTAL 5,8% 6,4% 5,6% 4,8% 22,7% 1,0 0,7 1,6 1,2 1,0 1,8 1,4 1,5 1,7 1,6

SUR 6,8% 8,3% 8,7% 11,3% 35,1% 1,0 1,1 1,5 2,4 1,4 2,0 1,4 1,4 1,4 1,6

Total general 5,5% 7,3% 6,9% 6,3% 26,0% 1,0 0,9 1,1 1,0 1,0 1,9 1,3 1,3 1,5 1,5

Desmovilizados por combate Bajas por combate

El número de desmovilizados aumenta cada uno de losaños considerados en el Bloque Sur, como se aprecia enel cuadro y esto refleja en el fondo una sucesión de opera-ciones militares. Primero fue la Operación Tanathosorientada a recuperar la zona de distensión; después tuvie-ron lugar varias operaciones como la que se desplegópara liberar unos norteamericanos secuestrados en 2003;a partir de 2004 ha tenido lugar la ofensiva desplegadapor la Fuerza de Tarea Omega en el marco de la Opera-ción Patriota que cada vez más se ha centrado contra elBloque Sur, así como muy variadas operaciones en elentorno para evitar ataques de la guerrilla en su tácticapara neutralizar la arremetida militar y para intentar neu-tralizar el movimiento de hombres que se repliegan a

otras zonas del país, especialmente Huila, Cauca y Nari-ño. Para mirar el conjunto de las cifras hay que señalarprimero que todo que muy probablemente están subesti-mados los efectivos en armas y segundo, que están sub-estimados los combates por el subregistro de la Opera-ción Patriota, combinación que hace que los cálculoshechos estén por encima de la realidad20. Se trabajó conuna cifra de 3.000 combatientes, muy escasa para repre-sentar los que se movían en la región en 2002, año en

20 El Bloque Sur plantea el problema que los desmovilizados están refle-jando el conjunto de las operaciones desplegadas en la zona en dondese mueve, pero se dispone de información sobre los combates sin te-ner en cuenta lo ocurrido en la Operación Patriota.

BLOQUES

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que se terminó la zona de distensión y aún en la actuali-dad, en el marco de la Operación Patriota. Hay que teneren cuenta que se identificaron estructuras que arrojarondesmovilizados pero que no están consideradas en losestimativos de hombres, situación que sugiere que lasFARC cuentan con estructuras nuevas, por lo que no sepuede desechar que los niveles de reclutamiento son su-ficientes para mantener su nivel e incluso crecer21. He-cha esta salvedad hay que señalar que el Frente Sur su-bió considerablemente el número de desmovilizados porcada cien combatientes al pasar de 6.8% en 2002, a 8.3%en 2003, a 8.7% en 2004 y a 11.3% en 2005 (proyectadoeste último) para un acumulado de 35.1%22. Los desmo-vilizados por combate subieron considerablemente puesde 1.0 en 2002, se pasó a 1.1 en 2003, a 1.5 en 2004 y sellegaría a 2.4 en el 2005; de mantenerse el mismo com-portamiento registrado en los primeros cinco meses delaño; esto es explicable porque en un contexto en el quelos desmovilizados aumentaron constantemente, los com-bates cayeron, síntoma del subregistro de estos últimosen el marco de la Operación Patriota.

Se puede sostener que en términos relativos fueron másafectados los frentes del entorno de la zona donde tienelugar la Operación Patriota y menos aquellos en dondese ha movido en los últimos meses la Fuerza de TareaOmega. Esto podría indicar que son más vulnerables losfrentes que actúan en zonas menos selváticas, donde tradi-cionalmente la Fuerza Pública y el Estado han tenidomás presencia y donde al mismo tiempo actúan gruposparamilitares; por el contrario, son menos afectados losfrentes ubicados en la tradicional zona de retaguardia,en espacios selváticos. En estos últimos los Frentes tienenmayor capacidad de repliegue mientras que en el entornode la zona de operaciones, donde tienen la misión dehacer maniobras tácticas, están más expuestos al accionarde la Fuerza Pública y por ende tienen menos posibilida-des de repliegue. Las estructuras más fuertes, que se mue-ven en zonas selváticas son el frente 14 y la ColumnaMóvil Teófilo Forero, al mismo tiempo las más numero-sas. En las zonas del entorno están los frentes 49, 15, 48,3, 32, 13 y 61, entre los principales. Los frentes de laretaguardia cuentan con combatientes más experimenta-dos y por ende se inclinan menos a desertar, mientrasque los de las zonas en donde hay más presencia del Es-

tado son menos experimentados y están presionados porvarias amenazas al tiempo y tienen más facilidades parapresentarse y desmovilizarse.

La Columna Móvil Teófilo Forero es la más afectada ennúmeros absolutos pero no en términos relativos, es decirde acuerdo a su tamaño medido en hombres. En principiose mueve en zonas poco colonizadas en San Vicente delCaguán, Caquetá y en Algeciras, Huila, pero se desplazaa zonas con mayor desarrollo en municipios como Puer-to Rico y Florencia en Caquetá y a poblaciones del Hui-la, incluida Neiva. Sus desmovilizados pasaron de 48 en2003, a 45 en 2004 y se llegaría a 74 en 2005, pero entérminos de desmovilizados por cada cien combatientesarrojó en los cuatro años considerados 48%, una propor-ción considerable que sin embargo está por debajo delfrente 49 con 85%, del frente 13 con el 69%, del 3 con el68%, del 32 con el 65% y del frente 61 con el 52%, parano mencionar si no los más afectados23. La Columna Teó-filo Forero fue golpeada en el marco de la OperaciónTanathos así como lo está siendo en la actualidad mien-tras se realiza la Operación Patriota en la selvas delCaquetá para evitar el transito de hombres hacia el Huilay otros departamentos por el corredor San Vicente –Algeciras. Hay que anotar que según las cifras disponi-bles los combates habrían sido más numerosos en 2002y 2003 pero al respecto se debe señalar que debe haberun surbregistro de lo que no se reporta de la OperaciónPatriota, sobre todo en el Caquetá. El estimado en hom-bres que se utilizó es de solo 400, cifra que en la actuali-dad debe ser superada teniendo en cuenta que se mueveen Caquetá y Huila y que es considerada una de las co-lumnas móviles más especializadas de las FARC, con almenos nueve subestructuras. No hay que olvidar que estacolumna recientemente asesinó a algunos concejales enel municipio de Puerto Rico Caquetá y que anteriormen-te llevó a cabo acciones de impacto en Huila, como elsecuestro masivo realizado en un edificio en la ciudadde Neiva y el secuestro del avión de Aires en el que fuevíctima el senador Gechem Turbay.

En términos relativos lo frentes con mayores desmovili-zaciones se encuentran en zonas más integradas al Esta-do; estas estructuras son menos numerosas y más expues-tos al accionar de la Fuerza Pública. El frente 49 quearrojo el 85%, estimado en 170 hombres en el dispositivo,posiblemente ha sido golpeado en el marco del Plan21 El número de hombres estimado fue el que se utilizó para calcular las

desmovilizaciones por cada cien combatientes no obstante que hay es-tructuras no identificadas.22 A los 1.052 desmovilizados hay que sumarle 1.161 bajas, que suma-dos representan más de la mitad de los 3.000 hombres en armas, sintener en cuenta detenidos y heridos.

23 Estas proporciones sugieren que hay muchos desertores infiltrados.No se tiene información que permita estimar la proporción de deserto-res que no eran combatientes.

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Patriota por operaciones realizadas en el entorno. Comoen el caso anterior, los desmovilizados han aumentadoal tiempo que los registros de combates han bajado yque se reportaron en el entorno de las operaciones mili-tares de la Operación Patriota en municipios como So-lita y Curillo. El frente 13 marca mucho en términos re-lativos porque se partió de una estimación de 80 hom-bres en armas; se mueve en el entorno de la zona dondese realiza la Operación Patriota, en el departamento delHuila, la Bota Caucana y el municipio de Mocoa, en elPutumayo. Es importante anotar que fue más golpeadoen 2002 y 2003 que en los dos últimos años. El frente 3,estimado en 120 hombres, ha sido combatido en el en-torno de la zona de operaciones militares, más que todoen el occidente del Caquetá y particularmente en el mu-nicipio de Florencia. El frente 32, con 110 hombres en elestimado, se mueve en Villagarzón, Puerto Guzmán,Puerto Caicedo y Orito en Putumayo. En términos decombates, a partir de los registros disponibles, se tieneque han descendido muy posiblemente como consecuen-cia de la Operación Patriota, que ha generado una dismi-nución de las operaciones en otras zonas, especialmenteen 2005. No sobra recalcar que este Frente participó re-cientemente en el ataque a Teteyé. El frente 61, con solo70 hombres, se ha movido tradicionalmente en Acevedo,Garzón, Palestina, Timaná, Guadalupe, Tarquí, Altamiray Suaza en el Huila y en Belén de los Andaquíes y Saba-leta, en Caquetá. Si bien no ha sido muy afectado entérminos de combates, su índice es superior a una Co-lumna como la Teófilo Forero en la medida que solo cuen-ta con 70 hombres. El frente 48 registró 45 desmovili-zados por cada cien combatientes y se ubicó levementepor debajo de la Teófilo Forero; tradicionalmente se hamovido en Orito, Valle del Guamuez, San Miguel, PuertoAsís y La Hormiga, en Putumayo. Ha tenido un númeroimportante de desmovilizados todos los años considera-dos pero en la medida que cuenta con no menos de 230hombres que disponen de zonas de repliegue, incluso enel vecino país, no ha sido tan afectado en términos rela-tivos; este frente permanece activo como lo muestra elataque a Teteyé en donde fueron dados de baja 19 milita-res y perdieron la vida dos civiles.

En contraste con lo anterior, el frente 14, el tercero ennúmeros absolutos, no ha sido muy golpeado en términosrelativos pues sólo arrojó en los cuatro años considerados39 desmovilizados de cada cien combatientes, situaciónexplicable porque se tuvo en cuenta un estimado de 400hombres; esta situación puede estar relacionada con elhecho que tradicionalmente se movía en una zona queestá abarcada por la Operación Patriota, en el Bajo yMedio Caguán, en las inspecciones de Peñas Coloradas

y Las Ánimas de Cartagena del Chairá, en Remolinosdel Caguán, en Santo Domingo del Ramo y en el RíoGuayas. Es muy posible que los combates estén subesti-mados y que estos debieron ser más intensos en 2004.

Lo anterior confirma que los integrantes de los frentesde la zona de retaguardia de las FARC son menos pro-pensos a desertar que aquellos ubicados en el entornodel espacio de operaciones militares que coincide conzonas menos selváticas, donde la presencia de la FuerzaPública tradicionalmente ha sido mayor y donde hay ac-tuación de los grupos paramilitares. Esto es más nítido sise tiene en cuenta que en la zona operan comandos en-cargados de la seguridad de los principales frentes gue-rrilleros y otras unidades especializadas.

El Bloque Oriental24 ocupó el primer lugar en términosabsolutos, pero se ubicó en el sexto en términos relativoscon sólo 22.7 desmovilizados por cada cien combatientesen los cuatro años considerados. Esto se explica porqueeste Bloque es más numeroso, estimado en 7.010 hom-bres. Los desmovilizados aumentaron entre 2002 y 2003de 409 a 449, pero bajaron a 394 en 2004 y llegarían a336 en 2005; al respecto hay que tener en cuenta que elpico corresponde con el desarrollo de la Operación Li-bertad 1 en Cundinamarca. Los desmovilizados por cadacien combatientes pasaron de 5.8% en 2002 a 6.4% en2003, pero bajaron a 5.6% en 2004 y a 4.8% en 2005. Encontraste con lo anterior el punto más alto en los desmo-vilizados por combate fue el año 2004 con 1.5, lo queobedece s que los desmovilizados bajaron a un ritmo in-ferior que los combates. Hay que tener en cuenta que enlos cuatro años considerados muchos de los Frentes delMeta y el Guaviare estuvieron expuestos, primero en laretoma de la zona de distensión, después en varias ope-raciones militares que tuvieron diferentes propósitos ymás recientemente en el marco del despliegue de fuerzadel Plan Patriota, sobre todo en Guaviare, y por opera-ciones en el entorno de la misma, entre las que se desta-ca la Operación Emperador que afectó principalmente aVista Hermosa, Puerto Rico y Puerto Lleras en el Meta.Esta última explica en parte, que los combates y las bajashayan aumentado en 2005, como aparece en el cuadro.Así mismo las estructuras que funcionaban en Cundina-marca estuvieron expuestas a la Operación Libertad 1en 2003, esto sin tener en cuenta las muchas pequeñasoperaciones militares que tuvieron lugar en Arauca,

24 El cubrimiento de este Bloque es bastante extenso pues abarca nomenos de cuarenta estructuras distribuidas en los departamentos deMeta, Guaviare, Casanare, Arauca, Vichada, Guainía, Vaupés, parte deNorte de Santander y un pedazo de Cundinamarca.

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Casanare, Norte de Santander y en el extremo orientaldel país.

Al igual que en el Bloque Sur los frentes más afectadosen números absolutos no lo son en términos relativos. Elejemplo clásico es el Frente 1, que se ubica en zonasselváticas de Meta y Guaviare, que arrojó 134 desmovi-lizados, ocupando el primer lugar en términos absolu-tos, pero que se ubicó en el lugar trece con 26 desmovi-lizados por cada cien combatientes en los cuatro añosconsiderados. En términos relativos los más perjudica-dos son pequeños frentes ubicados en zonas más inte-gradas al Estado, entre los que sobresalen los de Cundina-marca, en donde la mayoría quedaron diezmados en elmarco de la Operación Libertad 1, en Casanare y en zonasno selváticas del Meta. En términos relativos el más afec-tado del Bloque Oriental fue el frente 22 que operaba enCundinamarca, con 169 por cada cien combatientes, esdecir que se desmovilizaron más miembros de esta estruc-tura que los que se calculaban en el Orden de Batalla delas Fuerzas Militares.25 Sigue el frente 42 de Cundina-marca con 100%, el 28 de Casanare con 67%, el 38 deCasanare con 54%, el Esteban Ramírez con 51%, la Co-lumna Móvil Arturo Ruiz que actúa en el Meta con el43%, el frente 7 de Guaviare y Meta con el 40%, el 45 deArauca con 39%, el 54 de Cundinamarca con 38%, El26 del Meta con el 30%, el 16 que se mueve en zonasselváticas de varios departamentos con el 29%, el Reinal-do Cuellar con 28% y el Primero, como ya se mencionó,en zonas selváticas de Meta y Guaviare.

El Bloque Central si bien ocupa el quinto lugar en térmi-nos absolutos, encabeza la lista cuando lo que se enfocason los desmovilizados por cada cien combatientes con37.9 %. Esto es explicable porque solo cuenta con 1.110hombres en el estimado. Los desmovilizados aumenta-ron entre 2002 y 2004 al pasar de 85 a 110 pero bajaríana 96 en el 2005. En lo esencial todos los indicadores tu-vieron su pico en el 2004: El número más alto de comba-tes, 97, la cifra más elevada de bajas, 146, y el más altonivel de bajas por combate, 1.5. Esto suena paradójicopues al mismo tiempo los indicadores bajaron en el con-junto nacional.

Si bien es cierto que los frentes de este Bloque cubrenzonas selváticas o montañosas como los municipios deBaraya y Colombia en el Huila o el Cañón de las Her-mosas en el Tolima, en lo esencial se mueven en corre-dores de los dos departamentos mencionados que de al-guna manera están más integrados al Estado, situaciónque explica que sea el más afectado en términos relativos.Actúan no menos de siete estructuras, que aparte del Fren-te 21 que se estimó en 250 hombres, oscilan entre 40 y170 hombres. Este último ocupó el primer lugar en térmi-nos absolutos pero el cuarto en números relativos con 43desmovilizados por cada cien combatientes. El 63 o TulioVarón fue el más afectado en términos relativos con 84desmovilizados por cada cien combatientes en los cuatroaños considerados, seguido de la Columna Móvil Hé-roes de Marquetalia con 63%, el Frente 25 con 43%, el21 con 43%, el 50 con 42%, el 17 con 39%, el JoseloLosada con 19%, el Héroes de Marquetalia con 13% y laColumna Móvil Jacobo Prías con 8%.

El frente Tulio Varón fue muy afectado no solamentepor operaciones militares sino porque se mueve en unazona en donde los paramilitares han actuado, especial-mente en municipios y lugares como Santa Isabel,Anzoátegui, Alvarado, Venadillo, Ibagué, Mariquita,Fresno, Honda, Falan, Casabianca, Herveo, Armero, Vi-lla Hermosa, Libano, Lérida, Ambalema y Murillo. Losguerrilleros están muy cerca de ejes viales y tienen másfacilidad para desertar; prueba de ello es que la mayoríase presentaron en Ibagué. La Columna Móvil Héroes deMarquetalia, que se mueve principalmente en el sur delTolima, presenta características similares. El frente 25tradicionalmente se ha movido en Icononzo, Villarica,Dolores, Prado, Purificación, Natagaima, Alpujarra, Gua-mo, Cunday y Melgar; fue especialmente golpeado enDolores y en el noroccidente del Huila, a donde segura-mente se replegó. En contraste con los anteriores, un fren-te como el 17, que se mueve en zonas de retaguardia enel Huila como Colombia y Baraya, es de los menos afec-tados en términos relativos, de la misma manera que elfrente 50, que se mueve en las montañas del Quindio yen particular en Cajamarca, Tolima.

El Bloque Occidental ocupó el cuarto lugar en términosrelativos y arrojó 30.4 desmovilizados por cada cien com-batientes. Ocupa buena parte de los departamentos deValle, Cauca y Nariño. Cuenta con no menos de treceestructuras. Los tres frentes más afectados en términosabsolutos son el 29, la Columna Móvil Jacobo Arenas yel frente 6. No obstante, en términos relativos, el másperjudicado es el frente 8 que con 60 hombres arrojo 83desmovilizados por cada cien combatientes. Actúa en

25 Es difícil establecer si el cálculo es exagerado porque hay un subregistroen el estimado de hombres o porque se trata de los llamados infiltra-dos. La segunda opción no es descabellada pues hay que tener en cuentaque la Operación Libertad I se debilitaron los Frentes de las FARC, por loque personas oportunistas pudieron aprovechar para beneficiarse delas ventajas de concede el Estado.

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zonas bajas del departamento del Cauca y fue más gol-peado en 2002 y 2003. El frente 60 con un estimado de80 hombres fue el segundo más afectado con 70 por cadacien combatientes en los cuatro años estudiados. Al igualque el anterior, tradicionalmente ha operado sobre todoen Cauca, y fue especialmente golpeado en municipioscomo Argelia, Balboa, Patía y Timbiqui. El frente 29,con 160 hombres, actúa prácticamente en todo el depar-tamento de Nariño y arrojó 53 por cada cien combatien-tes. No sobra anotar que en Nariño son de reciente for-mación las Columnas Daniel Aldana, con un estimadode 120 hombres y la Mariscal Sucre, de la que no setiene un estimado. En este orden de ideas hay que señalarque estas tres estructuras han sido muy poco golpeadasmilitarmente en los últimos años y que la labor del Estadose ha concentrado en la erradicación de cultivos de usoilícito y en la destrucción de infraestructura para produ-cir cocaína. El frente 6, con 130 efectivos, arrojó 51 des-movilizados por cada cien combatientes; su zona de ope-raciones tradicionalmente ha abarcado Cauca y Valle,particularmente en el primero de ellos fue protagonistadel ataque a Toribio y municipios vecinos, por lo que sepuede considerar como un frente muy activo. El frente30 y el Bloque Móvil Arturo Ruiz, con 100 y 540 hom-bres respectivamente, no están muy afectados en térmi-nos relativos pues arrojaron 49% y 21% respectivamenteen los cuatro años estudiados. Hay que tener en cuentaque si bien en su conjunto golpean en el departamento,tienen una zona de repliegue en el Pacífico colombianoy en la cordillera occidental. En su conjunto este Bloquecorrobora que los frentes menos inclinados a la deserciónson los que se mueven en zonas selváticas o en la altamontaña, que usan como zona de retaguardia, y que losmás golpeados son los más pequeños, que generalmenteactúan en zonas comunicadas por arterias viales y másintegradas al Estado.

El Bloque Noroccidental ocupó el quinto lugar en térmi-nos relativos con 26.7 desmovilizados por cada cien com-batientes en los cuatro años considerados. Cuenta conno menos de 20 estructuras y abarca el departamento deAntioquia y parte de Risaralda, Caldas, Chocó y Córdo-ba. Los desmovilizados en el área que cubre el Bloquede Frentes Noroccidental pasaron de 122 en 2002, a 216en 2003, a 209 en 2004 y llegaría a 158 en 2005. El picode 2003 se explica por la Operación Marcial que tuvolugar en el Oriente Antioqueño. Así mismo hay que teneren cuenta operaciones militares que tuvieron lugar en elNudo de Paramillo, en el Urabá y en el suroeste antioque-ño. Por el mismo motivo, el nivel de los desmovilizadospor cada cien combatientes fue más alto en 2003 con8.2%, desde cuando baja hasta 2005 llegando a 6.0%.

Los desmovilizados por combate registraron su pico en2003 con 0.8 mientras que las bajas por combate seríanmás elevadas en 2005 con 1.6, explicable porque los com-bates aumentaron pero a un ritmo menor que el de lasbajas. Mientras los primeros pasaron de 153 en 2002, a287 en 2003, a 300 en 2004, y a 298 en 2005, las segundasfueron 246, 349, 365 y 490 respectivamente. En los dosúltimos años bajaron entonces los desmovilizados mien-tras que subieron las bajas. Al respecto hay que tener encuenta que entre los frentes más afectados por desmovili-zaciones, tanto en términos relativos como en númerosabsolutos, fueron los 9 y 47 que actúan en el OrienteAntioqueño, que ocuparon el primero y el cuarto lugarrespectivamente. Esta es una zona articulada a una redvial que comunica con Medellín, en donde han golpeadolos grupos paramilitares, con menos posibilidades paraefectuar repliegues. Es posible que la mayoría de los queestaban inclinados a desertar lo hicieron en años previosy que de los restantes, no obstante que han seguido sien-do golpeados, prefieren no hacerlo. Hay que tener encuenta que estos frentes son mucho más débiles que enel pasado a pesar de que han cometido masacres, comoen San Carlos, y buscan todavía llevar a cabo atentadoscontra la infraestructura, pero no tienen capacidad paragolpear a la Fuerza Pública.

El segundo frente afectado en términos relativos es el 57con 51 por cada cien combatientes, que se mueve princi-palmente en el Norte del Chocó. Este comportamiento aprimera vista no tiene lógica si se observa que es un frentepoco combatido militarmente, que ha arrojado pocas ba-jas. Hay que tener en cuenta que disputa el control delUrabá chocoano con el Bloque Elmer Cárdenas de lasAutodefensas, situación que podría explicar lo ocurrido.Sigue el frente 18 que actúa en el sur de Córdoba y en elNudo de Paramillo, que arrojó 38 por cada cien comba-tientes, que no es un índice muy elevado para cuatro años.Hay que tener en cuenta que la situación se ha vueltomás crítica para este frente a partir de 2004, especial-mente a raíz de la Operación Motilón que ha tenido es-pecial incidencia en el municipio de Ituango. Despuésdel frente 47, ya visto, está el frente 34 con un estimadode 350 hombres, que han operado tradicionalmente en elsuroeste antioqueño y en el sur de Urabá26; esta estructu-ra registró 24 desmovilizados por cada cien combatientes,un índice bajo si se compara con otros frentes a pesar dehaber sido objeto de varias operaciones militares. Fue

26 En Murindó, Frontino, Dabeiba, Cañas Gordas, Caicedo, Urrao,Altamira, Betulia, Mutatá, Buriticá, Abriaqui, Vigía del Fuerte, Peque,Sabanalarga, Concordia, Liborina, Giraldo, Olaya, Belmira, Salgar, Santafede Antioquia, Toledo y Uramita.

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especialmente golpeado en 2003, coincidiendo con elasesinato del Gobernador de Antioquia de ese entonces,Guillermo Gaviria, y del ex Ministro de Defensa, GilbertoEcheverri, en Urrao. En la medida que se trata de unfrente numeroso, que se mueve en zonas selváticas, con-formado por guerrilleros más especializados, la inclina-ción y las condiciones para desmovilizarse no son lasmejores. El frente 5 tradicionalmente se ha movido en elUrabá y en menor medida en el sur de Córdoba; arrojósolamente 20 desmovilizados por cada cien combatien-tes, un acumulado bajo para cuatro años, explicable por-que el frente tiene 300 hombres y no menos de tres es-tructuras. Ha sido más golpeado desde 2004, al tiempoque mostraba signos de reactivación propinando algu-nos ataques. El frente 36, con 160 hombres, presentó 18desmovilizados por cada cien combatientes, un índicebajo27, al igual que el Aurelio Rodríguez o frente 59, elcual presentó solo 15 desmovilizados por cada 100 com-batientes, explicable porque cuenta con 250 hombres ytradicionalmente se ha movido en zonas de Risaraldamenos integradas al Estado, en límites con el Chocó28.Finalmente, entre los que encabezaron la lista, está elfrente 58, con cubrimiento en el Nudo de Paramillo y elsur de Córdoba, que arrojó solo 8% en los cuatro añosconsiderados. Este índice tan bajo se explica porque seubica en una zona de retaguardia, al tiempo que cuentacon no menos de 200 combatientes según el dispositivoconsultado.

El Bloque Norte o Caribe registró el quinto lugar en tér-minos relativos con 26.6 desmovilizados por cada ciencombatientes. Cuenta con no menos de ocho estructurasque se mueven en la costa caribe y que tienen como reta-guardia la Sierra Nevada de Santa Marta, la Serranía delPerijá y los Montes de María. Al tiempo que han sidoobjeto de operaciones militares, actúan en zonas con pre-sencia de paramilitares. El más afectado fue el frente 19de las FARC, con un estimado de 250 efectivos, que semueve en la Sierra Nevada de Santa Marta, con 53 desmo-vilizados por cada cien combatientes. Su momento máscrítico fue 2004 cuando aumentaron notablemente loscombates y las bajas en el marco de la Operación Empe-

rador que tuvo lugar en los municipios de Ciénaga yFundación en el departamento del Magdalena. El frente59 ocupó el segundo lugar en términos relativos con 51%;cuenta con 120 hombres y se mueve en la Sierra Nevadade Santa Marta, en los departamentos de La Guajira y elCesar. Al igual que en el caso anterior los combates seincrementaron a partir de 2004 y en 2005 en el marco delas operaciones Emblema, Espada, Jaguar y Esplendor.Los frentes de Sucre y Bolívar fueron menos afectadosen términos relativos que los anteriores. El frente 37, con320 efectivos, se mueve en buena parte de Bolívar y fueafectado con 23 desmovilizados por cada cien comba-tientes, un índice bajo para cuatro años; el pico más altoen los desmovilizados fue 2004, coincidiendo con el ni-vel más alto en las bajas por combate. El frente 37, queactúa con 250 hombres, tiene su retaguardia sobre todoen Sucre y arrojó 15 desmovilizados por cada 100 com-batientes. Al igual que el anterior, los combates han au-mentado desde 2004, aunque hay que señalar que el ín-dice de letalidad fue más elevado en años pasados.

El Bloque Magdalena Medio ocupó el último lugar entérminos absolutos y relativos. Concentró el 4.8% deltotal de los desmovilizados que representaron 12 por cadacien combatientes en los cuatro años, el índice más bajode todos, a pesar de que es un bloque que cuenta con1.950 efectivos según el estimado. Es un Bloque muyheterogéneo que ocupa amplios espacios en los departa-mentos de Antioquia (sin contar el oriente), Santander yNorte de Santander, además de que tradicionalmente semovió en sectores de la zona esmeraldífera y el Magda-lena Medio Boyacense y actúa aún hoy en día en el surde Bolívar. Algunos de sus frentes están debilitados des-de antes de 2002 y particularmente han recibido la presiónde los grupos paramilitares que les han limitado su ac-cionar en zonas planas. El punto más alto en las desmo-vilizaciones en términos absolutos fue 2003 con 82, peroen 2002 se había registrado la mayor participación por-centual con 6.3% del total. En la medida que sus frentesestán debilitados, los desmovilizados por combate de esteBloque se orientan a la baja y pasarían de 4.2% en 2003a 2.6% en 2005. Observando el conjunto, se puede con-cluir que los frentes más afectados por las desmoviliza-ciones, generalmente muy poco numerosos, son los quetradicionalmente tuvieron influencia sobre áreas que hoyestán bajo el control de paramilitares, principalmente pla-nas o articuladas más claramente al Estado y a la redvial, ejemplos de este grupo son los frentes 23 y 46. Encontraste, los menos afectados en términos relativos sonaquellos que tienen acceso a zonas más selváticas o mon-tañosas en donde han construido retaguardias, con menosacceso al Estado y a la red vial, que generalmente son

27 Tradicionalmente se ha movido en el nordeste antioqueño y el BajoCauca en Campamento, Angostura, Yarumal, San José de la Montaña,Anorí, Valdivia, Amalfi, Barbosa, Carolina del Principe, Concepción, DonMatías, Gómez Plata, Guadalupe, La Unión, San Andrés de Cuerquia ySanto Domingo.28 Como Quinchía, Guática, Belén de Umbría, Supía, Pueblo Rico yMistrató, así como en el departamento de Caldas en Riosucio, Anserma,Risaralda, Viterbo, La Merced y Supia, y en menor medida en Antioquiaen Jardín, Caramanta, Támesis y La Pintada.

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los más numerosos, como el frente 33 en el Catatumbo yel 24 en el Sur de Bolívar.

El más afectado en términos relativos fue el 23, un fren-te muy débil que tradicionalmente se ha movido en espa-cios de Santander con fuerte influencia de grupos para-militares, principalmente en la cordillera sur y en el valledel Magdalena, así como hacia el oriente, en límites conBoyacá. Registró un muy bajo nivel de combates, loscuales tuvieron un índice reducido de letalidad y la razónpara verse tan afectado es su tamaño pues cuenta solocon 20 hombres en el estimado; no se puede excluir quemuchos fueron falsos desertores. El frente 46, tambiénmuy debilitado, cuenta con solo un estimado de 15 hom-bres, por debajo de la realidad, pues arrojó también 107%en la relación entre desmovilizados y combatientes; elnivel de los combates fue muy bajo y no se trató tampo-co de enfrentamientos letales, por lo que la razón de suafectación hay que encontrarla en otros factores y particu-larmente en su debilitamiento desde años pasados. Encontraste, el frente 24, que opera en el Sur de Bolívar, enYondó en Antioquia y en el sur del Cesar, arrojó 40desmovilizados por cada cien combatientes en los cua-tro años, mucho menos de la mitad de los dos anteriores;el nivel más alto de combates lo tuvo en 2004 pero en2002 y 2003 fueron más letales. El frente 4 que tradicio-nalmente se movía en el Nordeste Antioqueño y el BajoCauca, se ha replegado cada vez más hacia el Magdale-na Medio y con solo 70 hombres en armas arrojó 33 des-movilizados por cada 100 combatientes. El nivel de com-bates fue bajo y estos fueron poco letales y sus desmovi-lizaciones fueron más elevadas en 2002 y 2003, con 11%y 10%, y más bajas en los dos últimos años con 4% y7%. El frente 33, que tradicionalmente se ha movido enla región del Catatumbo en Norte de Santander, cuentacon 120 hombres y registró 23 desmovilizados por cadacien combatientes en los cuatro años. No obstante que elnivel de combates fue elevado en 2003, así como su letali-dad, cuenta con zonas de retaguardia importantes que lohacen menos vulnerable, al tiempo que la presión de losparamilitares ha bajado por la desmovilización del BloqueCatatumbo de las Autodefensas, no obstante que no sepuede descartar que otros grupos paramilitares llenen losespacios vacíos. El frente 11 que tradicionalmente se mo-vió en el Occidente de Boyacá, cuenta solamente con unestimado de 10 hombres y 2 desmovilizados en cuatroaños; es poco probable que se trate de un frente muchomás numeroso que lo que dicen las estadísticas y sostu-vo tres combates en los cuatro años considerados con uníndice de letalidad superior a uno en 2003 y 2004. Elfrente 20, con 60 hombres estimados, registró 11 desmo-vilizados por cada 100 combatientes. Es en lo esencial

un frente débil que tradicionalmente se movió en la partenorte del Magdalena Medio Santandereano y que en losúltimos cuatro años registró combates en Sabana de To-rres, Lebrija, Rionegro, Sucre y Suratá en Santander, asícomo en Arboledas y Cucutilla en Norte de Santander,que tuvieron un índice de letalidad superior a uno; elfrente sobrevive porque ha encontrado zonas de replie-gue. Siguió el 12, un frente muy débil que solamentecuenta con un estimado de 20 hombres y que tradicio-nalmente se movió en Barichara, Simacota, Socorro,Ocamonte, San Gil, Mogotes, Galán, San Vicente deChucurí, Betulia, Lebrija y Yarima, en el departamentode Santander, muchos de ellos bajo influencia importan-te en la actualidad de grupos paramilitares.

1.2.2 El ELN

En términos absolutos, en los cuatro años considerados,el Área Industrial, en el oriente antioqueño, fue la másafectada pues concentró el 20.2% de los desmovilizados,siguió el Área del Magdalena Medio con 16.6% y entercer lugar el Frente de Guerra Norte con 15.2%29. ElÁrea Industrial tuvo su pico en 2003, cuando concentróel 28.5%, coincidiendo con la Operación Marcial lleva-da a cabo en el Oriente Antioqueño y desde entoncesbajó a porcentajes que oscilaron entre el 15% y el 17%.El Área del Magdalena Medio tuvo su punto más alto en2002 con 28.5%, coincidiendo con la arremetida de losparamilitares en Barrancabermeja, pero hay que anotarque llegó al 19% en 2005. El Frente de Guerra Nortetuvo su pico en 2004, con 23.1%.

En términos relativos este orden es distinto. Encabezó lalista el Área Magdalena Medio con 116 desmovilizadospor cada cien combatientes en el acumulado de los cua-tro años y siguió el Área Industrial con el 80.4%; a con-tinuación, con porcentajes mucho menores, están el ÁreaCafetera con el 32.1%, el Frente de Guerra Norte con el28.9%, el Frente de Guerra Suroccidental con el 28.7%,el Área Oriental con el 27.6%, el Área Darío Ramírezcon el 24.5%, el Frente de Guerra Noroccidental con el19.1%, el Frente de Guerra Nororiental con el 18.2% yel Frente de Guerra Central con el 17.1%.

Se puede sostener que el ELN está más afectado en térmi-nos relativos en zonas en donde tuvo mucha influenciaen los años 1980 y parte de la década de 1990, en las quefue golpeado por los grupos paramilitares, no ha podidoacceder en los últimos años a economías alternativas para

29 La descripción sobre el Área y el Frente de Guerra se hará en el desa-rrollo del escrito.

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reconstruir sus finanzas y fue objeto de operaciones mi-litares entre 2002 y 2005. Ejemplos de esto son el ÁreaIndustrial en el Oriente Antioqueño, el Área del Magda-lena Medio en Santander y Antioquia, en el Nordeste yel Bajo Cauca Antioqueños que hacen parte del ÁreaRamírez Castro y el Frente de Guerra Noroccidental enAntioquia. Por el contrario, fue menos afectado en tér-minos relativos en zonas donde tuvo influencia en elpasado, fue golpeado por los paramilitares, perdió el pre-dominio con las FARC, pero pudo adaptarse establecien-do alianzas con la otra guerrilla ya mencionada, reconsti-tuyó sus finanzas echando mano de otras economías comola coca, y porque ha aprovechado zonas de retaguardiaen espacios selváticos y montañosos así como en las fron-teras, como son los casos del Área Oriental y del Frentede Guerra Nororiental en los departamentos de Arauca,Norte de Santander y en alguna medida en Casanare. Asímismo no fue muy afectado en términos relativos en zo-nas donde se expandió más recientemente, como en Nari-ño, y en otros espacios del Frente de Guerra Suroccidentalen donde si bien fue golpeado por los paramilitares, ha

encontrado áreas de refugio, ha establecido alianzas conlas FARC y ha aprovechado otras economías, como la dela coca, para rehacer sus finanzas. El caso del Frente deGuerra Central es particular porque hay que tener en cuentaque la parte del Casanare que originalmente pertenecía aeste, quedó articulada al Área ABC, al tiempo que enCundinamarca jamás contó con bases sólidas y en Bogo-tá, si bien tenía estructuras en el pasado, las FARC le tomóventaja y fue golpeado por los grupos paramilitares. En elÁrea Cafetera hay que tener en cuenta que dispone de zonasde retaguardia en límites entre Risaralda y Caldas con eldepartamento del Chocó donde ha podido organizar zo-nas de refugio. El Frente de Guerra Norte también es par-ticular y muestra aspectos de unos y otros casos. Lo mis-mo se puede decir del sur de Bolívar en el Área RamírezCastro. Por un lado fue golpeado en las zonas planas, peroha podido acceder a zonas de retaguardia, no solo en laSerranía de San Lucas, sino también en los Montes deMaría y la Serranía del Perijá –cuentan estas con econo-mías alternativas como la de la Coca y en el Perijá con lafrontera del vecino país–.

Desmovilizados del ELN por años: desmovilizados por cada cien combatientes,Desmovilizados por combate y bajas por combate

Desmovilizados Participación % por años2002 2003 2004 2005 Total 2002 2003 2004 2005 Total

AREA CAFETERA 11 26 20 16,8 73,8 3,9% 6,4% 6,0% 6,7% 5,8%

AREA DARIO DE J. RAMIREZ C. 33 33 47 21,6 134,6 11,6% 8,2% 14,1% 8,6% 10,6%

AREA INDUSTRIAL 48 115 51 43,2 257,2 16,8% 28,5% 15,3% 17,1% 20,2%

AREA MAGDALENA MEDIO 83 51 30 48 212 29,1% 12,6% 9,0% 19,0% 16,6%

AREA ORIENTAL 36 37 41 24 138 12,6% 9,2% 12,3% 9,5% 10,8%

FRENTE DE GUERRA CENTRAL 3 1 2 0 6 1,1% 0,2% 0,6% 0,0% 0,5%

FRENTE DE GUERRA NOROCCIDENTAL 2 16 11 7,2 36,2 0,7% 4,0% 3,3% 2,9% 2,8%

FRENTE DE GUERRA NORORIENTAL 29 31 39 24 123 10,2% 7,7% 11,7% 9,5% 9,6%

FRENTE DE GUERRA NORTE 14 62 77 40,8 193,8 4,9% 15,3% 23,1% 16,2% 15,2%

FRENTE DE GUERRA SUROCCIDENTAL 26 32 16 26,4 100,4 9,1% 7,9% 4,8% 10,5% 7,9%

Total general 285 404 334 252 1275 100% 100% 100% 100% 100%

Frentes o Áreas

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Desmovilizados del ELN por años: desmovilizados por cada cien combatientes,Desmovilizados por combate y bajas por combate

Desmovilizados por cada 100combatientes

2002 2003 2004 2005 Total 2002 2003 2004 2005 Total 2002 2003 2004 2005 Total 2002 2003 2004 2005 TotalÁREA MAGDALENAMEDIO 83 51 30 48 212 46% 28% 16% 26% 116% 2,9 1,1 2,1 4,0 2,1 1,5 1,3 1,5 1,2 1,4

AREA INDUSTRIAL 48 115 51 43 257 15% 36% 16% 14% 80% 1,3 1,5 0,8 0,6 1,0 1,0 1,7 1,5 1,5 1,5

AREA CAFETERA 11 26 20 17 74 5% 11% 9% 7% 32% 0,7 1,7 1,0 0,5 0,8 1,6 1,2 1,3 1,7 1,5

FRENTE DE GUERRANORTE 14 62 77 41 194 2% 9% 11% 6% 29% 0,4 1,1 1,5 0,6 0,9 1,7 1,1 1,3 1,5 1,4

FRENTE DE GUERRASUROCCIDENTAL 26 32 16 26 100 7% 9% 5% 8% 29% 1,2 1,8 0,7 1,0 1,1 1,2 1,4 1,2 1,5 1,3

AREA ORIENTAL 36 37 41 24 138 7% 7% 8% 5% 28% 1,4 1,0 0,8 0,4 0,8 2,2 1,4 2,0 1,3 1,7

AREA DARIO DE J.RAMIREZ C. 33 33 47 22 135 6% 6% 9% 4% 24% 0,8 0,8 1,2 0,8 0,9 1,7 1,3 1,4 0,8 1,3

FRENTE DE GUERRANOROCCIDENTAL 2 16 11 7 36 1% 8% 6% 4% 19% 0,2 1,1 0,6 0,2 0,5 0,9 0,7 1,1 1,3 1,1

FRENTE DE GUERRANORORIENTAL 29 31 39 24 123 4% 5% 6% 4% 18% 0,8 0,6 1,1 0,7 0,8 1,6 1,2 1,3 2,1 1,5

FRENTE DE GUERRACENTRAL 3 1 2 0 6 9% 3% 6% 0% 17% 0,2 2,0 0,9 1,5 1,0 1,4

Total general 285 404 334 252 1275 8% 11% 9% 7% 34% 1,1 1,1 1,1 0,7 1,0 1,5 1,3 1,5 1,5 1,4

Desmovilizados Desmovilizados por combate Bajas por combate

El Área Industrial fue entonces la más afectada en tér-minos absolutos pues arrojó el 20.2% de los desmovi-lizados y ocupó el segundo lugar en términos relativospues desertaron 80.4 de cada cien combatientes, un cál-culo hecho sobre la base de 320 hombres en armas, queseguramente tiene un enorme subregistro como se veráadelante. El frente más afectado fue el Carlos Alirio Bui-trago con 74 desmovilizados por cada cien combatientesen los últimos cuatro años. El cálculo se hizo sobre labase de un registro de 250 hombres, sin duda muy sub-estimado, pues si a los desmovilizados se le suman lasbajas en combates, el frente habría perdido en el períodoconsiderado más del doble de los hombres con que su-puestamente contaba. Tradicionalmente fue un frentemuy fuerte del ELN, que registró muchos secuestros ymuchos atentados a la infraestructura, que sin duda al-guna está muy debilitado pues por un lado fue golpeadopor los paramilitares y por el otro recibió la presión delas Fuerzas Militares en el marco de la Operación Mar-cial, sobre todo en 2003. Sorprende por ello registrar queel nivel de combates se ha mantenido alto en los últimos

años y que al mismo tiempo han sido más letales que elpromedio, por encima de 1.5 en los tres últimos años. Entérminos relativos fue mucho menos golpeado el Bernar-do López Arroyave, pues solo arrojó 52.5 desmovilizadospor cada cien combatientes. Este frente si bien tradicio-nalmente se movió por Barbosa, Concepción, Copaca-bana, Alejandría y Girardota, sus combates en los últi-mos años también se registraron en Granada, por lo queno se puede descartar que en parte se haya movido aloriente antioqueño. Al igual que el anterior, la letalidadcontra este frente fue alta en los últimos tres años, hastael punto que sumadas bajas y desmovilizados el frentehubiera desaparecido más de dos veces en los últimoscuatro años pues tiene un estimado de solo 40 hombres.Las estadísticas señalan entonces que el Área está diez-mada, aunque no deja de llamar la atención que estosdos frentes sigan registrando combates, bajas y desmo-vilizados, lo que lleva a pensar que su dispositivo conta-ba con un notable subregistro, además de que muy posi-blemente ha contado con una importante capacidad dereclutamiento.

Frentes o Areas

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El Área Magdalena Medio fue la más afectada en térmi-nos relativos con 116 desmovilizados por cada cien com-batientes. No obstante que los frentes de esta Área tradicio-nalmente fueron debilitados por acción de los paramilitares,al parecer el estimado de 182 combatientes está por deba-jo de la realidad pues físicamente sus frentes hubierandesaparecido si se suman desmovilizados y bajas que al-canzaron no menos de 250. El más afectado en términosrelativos fue el Capitán Parmenio, que en el pasado semovió entre Barrancabermeja y San Vicente de Chucurí yque desde los años 1990 ya había sido debilitado por losgrupos paramilitares. Los desmovilizados fueron más nu-merosos entre 2002 y 2003, pero siguieron ocurriendo en2004 y 2005 a pesar de que los combates bajaron notable-mente. Muy posiblemente siguen sintiendo una fuerte pre-sión militar, no necesariamente traducida en combates,pero no se puede descartar que los paramilitares tenganun peso importante en las desmovilizaciones. El FrenteUrbano Resistencia Yariguíes, que no está estimado enhombres, marcó 48 desmovilizados en 2002, la mayoríade los de los cuatro años, coincidiendo con la arremetidafinal de los paramilitares en el puerto petrolero; desde en-tonces los desmovilizados bajan notablemente, así comose consolidó el dominio de los paramilitares en Barranca-bermeja. El frente Guillermo Antonio Vásquez registró27 desmovilizados que de acuerdo con un estimado de 22hombres arrojó123%. Su afectación está explicada por eltamaño del frente pues los combates registraron nivelesmuy bajos, aunque tampoco se descarta la presión de losparamilitares ya que tradicionalmente se movió en la cor-dillera sur santandereana. El frente Claudia Isabel Esco-bar, con 60 hombres, registró niveles muy inferiores a losya mencionados con cerca de 13 por cada cien comba-tientes. Tradicionalmente se ha movido en el Playón ySuratá y en límites con Norte de Santander y sus desmo-vilizados respondieron a la presión militar que sufrió en2002 y 2003, que coincide estadísticamente, aunque ob-viamente tampoco se descarta la presión de paramilitares.El frente Manuel Gustavo Chacón, ya golpeado antes delaño 2002, se estimó en solo 30 hombres pero registró so-lamente 13.3% pues el nivel de desmovilizados fue muybajo al igual que el de los combates; su área de operacio-nes se ubica en Santander entre Sabana de Torres, Rionegroy El Playón, aunque registró combates en San Vicente deChucurí, todos municipios con una importante incidenciade los paramilitares. El frente urbano Diego CristóbalUribe, con incidencia en Bucaramanga y otras ciudadesde Santander en el pasado, solo tiene un estimado de 10hombres y registró solamente un desertor.

El Área Cafetera fue el tercero en términos relativos con32.1 desmovilizados por cada cien combatientes, aun-

que en términos absolutos solo concentró el 5.8% deltotal. Esto se explica porque sus efectivos solo fueronestimados en 230 hombres y solo hubo 74 desmovili-zados, siendo su pico en 2003 con 26. El frente Bolche-viques del Líbano fue el más afectado en términos rela-tivos con 50 desmovilizados de cada cien hombres. En2003 coinciden el pico de los desmovilizados y los com-bates, que desde entonces se vuelven cada vez más leta-les30. El Ernesto Che Guevara arrojó 34%, con un esti-mado de 50 hombres; históricamente se ha movido en elsuroeste de Antioquia, lugar donde han tenido lugar loscombates, especialmente en el municipio de Andes. ElCacique Calarcá, con 50 hombres, solo arrojó 22 desmo-vilizados de cada 100 combatientes. Tradicionalmentese ha movido en Caldas y Risaralda, en límites con elChocó, y la mayoría de los combates y los desmovilizadostuvieron lugar entre 2002 y 2004. Al disponer de zonasde colonización y no obstante que hay influencia parami-litar, tiene capacidad para rehuir la confrontación y reple-garse. El frente urbano Marta Helena Barón que tradicio-nalmente ha tenido influencia en ciudades del eje cafete-ro, Caldas, Risaralda y Quindío, solo presentó dos desmo-vilizados y dos combates. No se puede descartar que setrate de un frente bastante debilitado, aunque en el dis-positivo se le asignan setenta hombres.

El Frente de Guerra Norte registró 28.9 desmovilizadospor cada cien combatientes calculados con base en unestimado de 670 integrantes. Su pico fue 2004 con 77desmovilizados de un total de 194 en los cuatro añosconsiderados. El más afectado fue el Jaime BatemanCayón con 32.5 desmovilizados por cada cien combatien-tes, explicable porque a pesar de registrar solo 13 desmo-vilizados se parte de un estimado de sólo cuarenta hom-bres. Este frente se ha movido tradicionalmente en Sucrey Bolívar, particularmente en los Montes de María y hasido debilitado no solamente por el accionar de la FuerzaPública si no por la presión del Bloque Héroes de Montesde María de las AUC. Le siguió el Frente Francisco JavierCastaño que arrojó 31.8 desmovilizados por cada ciencombatientes sobre la base de un estimado de 110 inte-grantes; su área de operaciones es el departamento delMagdalena, en la Sierra Nevada de Santa Marta, que hasido objeto de importantes operaciones militares así comode presiones por parte del Bloque Norte de las AUC almando de “Jorge 40”. Los combates crecieron hasta 2004,año pico, mientras que los desmovilizados se produjeronen su mayoría también en 2004, con 21 de un total de 36.

30 Tradicionalmente se movió en Líbano, Herveo, Casabianca, Villaher-mosa, Palocabildo y Falán, pero el mayor número de combates ocurrióen Villahermosa y en menor medida en el Líbano y Anzoátegui.

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El frente Domingo Barrios registró 30 de cada cien com-batientes pero hay que tener en cuanta que es un frentemuy debilitado que sólo cuenta con treinta hombres. Aligual que el anterior tradicionalmente se movió en juris-dicción del Magdalena y fue en 2004 cuando se produjoel pico de los desmovilizados y de los combates. El fren-te Seis de Diciembre, con incidencia en el norte del de-partamento del Cesar, registró 24.2% con base en un es-timado de 120 hombres. Es interesante señalar que mien-tras los combates bajaban los desmovilizados aumenta-ron. Esto señala que muy posiblemente se desmovilizaroncomo resultado de la presión de los paramilitares o porcercos militares que no se tradujeron en combates. ElFrente Gustavo Palmesano registro 22.5% con base enun estimado de solo 40 hombres. Tradicionalmente semovió en el departamento de la Guajira en la zona de laSierra Nevada de Santa Marta en donde los grupos deautodefensa han presionado en los últimos años; hay quetener en cuenta que los combates han sido prácticamentenulos. El José Manuel Martínez Quiroz registró 15.5%con base en un estimado de 200 hombres; esta estructurase ha movido tradicionalmente en el norte del Cesar yparticularmente en la Serranía del Perijá en donde losparamilitares han actuado con fuerza. Hay coincidenciasentre desmovilizados y combates en 2003 y 2004 aun-que hay que señalar que los segundos han sido altos en2005 y su letalidad viene en aumento. El frente LucianoAriza registró 11% con base en un estimado de 40 hom-bres. Al igual que el anterior se mueve en la Guajira conincidencia en la Sierra Nevada y Maicao en donde haypresencia paramilitar. No hay coincidencia entre com-bates y desmovilizados pues mientras el pico de los pri-meros fue el 2002 el de los desmovilizados fue en el2003; en 2004 volvieron a aumentar los combates y enparticular su letalidad fue superior a 2 bajas por combate.

El Área Darío Ramírez Castro con no menos de ochoestructuras y un aproximado de 550 hombres hace unosaños, registró 24.5 desmovilizados por cada cien comba-tientes. Se mueve en el nordeste antioqueño y el sur deBolívar. En términos generales los más afectados son losfrentes ubicados en Antioquia, que son los menos nume-rosos, tradicionalmente se movían en zonas que fueronobjeto del accionar de los paramilitares, mientras quelos menos perjudicados en términos relativos son los fren-tes del sur de Bolívar, que si bien han sido golpeados,han mostrado mayor capacidad de adaptación pues sepasaron de la economía del oro a la de la coca, han conta-do con el apoyo de las FARC y han encontrado una reta-guardia en la que se protegen con campos minados porlo que se han vuelto inaccesibles a los paramilitares altiempo que es un terreno difícil para llevar a cabo opera-

ciones militares. El frente más afectado en términos re-lativos es el Alfredo Gómez Quiñónez que registró 60desmovilizados por cada cien combatientes, situaciónexplicable porque solo cuenta con un estimado de 30hombres. Es sin duda un frente muy débil que actúa enel sur de Bolívar en municipios como Tiquisio, Altos delRosario, Puerto Rico y Achí, con desplazamientos al de-partamento de Sucre. Hubo más desmovilizados en 2002cuando los combates contra este frente eran nulos y pa-radójicamente los combates aumentaron en la medidaque los desmovilizados disminuyeron. No se puede des-cartar la presión de grupos paramilitares como tambiénes posible que hayan sufrido cercos militares, pero en loesencial el reducido tamaño del frente expresa su debili-dad que a su turno explica que sea tan afectado en térmi-nos relativos. El frente Edgar Amilkar Grimaldos es otraestructura muy débil con solo 30 hombres, situación queexplica que con solo 11 desmovilizados registró un índi-ce de 36.7%. Se ha movido en Yondó, Antioquia y Can-tagallo en el Sur de Bolívar, municipios en donde lasFARC tienen predominio, los paramilitares han actuadocon fuerza y ha habido operaciones militares. Sigue elFrente José Antonio Galán con un índice de 35% calcu-lado con base en solo 40 hombres. Tradicionalmente semovió en el nordeste y el bajo Cauca antioqueños y par-ticularmente fue muy afectada su Columna Cimarrón dedonde proviene la mayoría de sus desmovilizados. Hayque recordar que el Galán existe desde los orígenes delELN y que fue debilitado por acción de los paramilitaresen años pasados a lo que hay que agregarle la presión dela Fuerza Pública. El frente Capitán Mauricio es débilpor las mismas razones expuestas para los frentes ante-riores y particularmente fueron golpeadas sus bases deapoyo por grupos de autodefensa. Su estimado en la ac-tualidad es de solo 30 hombres muy debilitados militar-mente por lo que su índice fue de 20%, señal de queevaden el combate. El frente José Solano Sepúlveda ac-túo tradicionalmente en el Sur de Bolívar y en el departa-mento de Sucre y arrojó solo el 10% sobre la base de190 hombres con los que contaba hace algunos años. Hayque tener en cuenta que este frente está enclavado en laSerranía de San Lucas en donde en la actualidad cuentacon el apoyo de las FARC. Si bien ha perdido influenciaen la economía del oro, no se puede descartar que susfinanzas se basen en el narcotráfico. Hay que tener encuenta que el Bloque Central Bolívar de las autodefensasintentó acabar con este frente, pero el mismo se ha reple-gado a lo más alto del macizo montañoso en donde estáprotegido por minas antipersonal, posible explicación desu bajo índice de deserción. Algo parecido ocurre con elfrente Héroes y Mártires de Santa Rosa con influenciaen el Sur de Bolívar en San Pablo, Santa Rosa, Simití y

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Morales. Con un estimado de 120 hombres solo arrojó10%. Se identificaron muy pocos combates contra estefrente, que se podría explicar por el subregistro, pero quepodría señalar que el mismo se ha replegado a parte másaltas de la Serranía de San Lucas. El frente María Canocon un estimado de 70 hombrea hace unos años sólo re-gistró 7.1%, no obstante que su centro de operacionesestuvo en Amalfí, Yalí y Vegachi. Es muy posible que elfrente este debilitado y cuente con muy pocos hombres,lo que explica el bajo índice; registró algunos combatesen Remedios y Segovia, síntoma de que se movió de sutradicional zona de operaciones.

El Frente de Guerra Noroccidental registró 19.1% conbase en un estimado de 190 combatientes distribuidosen cuatro estructuras. Sobresale el frente Héroes y Már-tires de Anorí, que en días recientes, en el mes de junioque no está considerado en este análisis, llevó a cabouna deserción de 18 de sus integrantes, cerca de un terciode un estimado de 60 hombres31. El frente había sidoobjeto de combates entre 2002 y 2004. Su área tradicionalde operaciones fue en el departamento de Antioquia enlos municipios de Anorí, Campamento y Yarumal. Elfrente seguramente fue debilitado en el pasado por ac-ción de los paramilitares a lo que habría que sumarle lapresión de las Fuerzas Militares; según su comandantetenían como misión hacer trabajo político y estaba inac-tivo militarmente32. El frente Manuel Hernández El Bo-che arrojó 43.3% con un estimado de 60 hombres. Tra-dicionalmente se ha movido en el Chocó en los munici-pios de Tutunendo, Beté, Tadó, Lloró, Cantón de SanPablo y Certegui. La mayoría de sus desmovilizacionesse produjeron en 2003 y 2004. Es interesante señalar quela zona ha sufrido cambios recientes pues las FARC sehan fortalecido y le han quitado espacios a grupos denarcotraficantes y paramilitares. Así mismo los cultivosde coca han crecido, la economía del oro se ha reactivadoy como consecuencia de todo ello la confrontación entregrupos irregulares se ha incrementado. El CompañeroTomás, con 40 combatientes en el estimado, sólo arrojótres desmovilizados; ha tenido presencia en el Bagre yZaragoza, en Antioquia. Es importante señalar que prác-ticamente no se tienen registros de combate y es muyprobable que el debilitamiento de este frente venga deaños atrás por el peso de los paramilitares en la región ypor la pérdida de influencia en la economía del oro. Fi-nalmente el Jorge Eliécer Gaitán con influencia en la zona

aurífera de remedios en Antioquia al parecer es un frentemuy débil de sólo 30 hombres en el estimado que no haregistrado combates y solamente un desertor. Al igualque el anterior debió ser debilitado en el pasado por losgrupos paramilitares.

El Frente de Guerra Suroccidental registró 28.7%, con baseen un estimado de 350 hombres, que se mueven en losdepartamentos de Valle, Cauca y Nariño. El frente JoséMaría Becerra es el más afectado en términos relativoscon 34% en los cuatro años considerados. Se ha movidolos últimos años en los Farallones de Cali desde donde haimpactado en algunos centros urbanos, entre los que sedestaca Cali en donde realizó el secuestro del kilómetro18 y el de la iglesia La María. Es un caso difícil de analizarporque si bien por un lado el frente se benefició económi-camente de los secuestros masivos pero por el otro ladofue golpeado por los grupos paramilitares, tal como lo ates-tigua la masacre del Alto Naya. En la medida que las FARCse han fortalecido en esta región, este frente ha aprovecha-do la situación. En la medida en que es una zona selvática,tiene espacios para organizar su retaguardia y para prote-gerse de operaciones militares y de incursiones de losparamilitares. El Frente Manuel Vásquez Castaño registró33.8% sobre la base de 80 combatientes; opera en el depar-tamento del Cauca y en los municipios de San Pablo, LaCruz y Génova del departamento de Nariño. Sus desmovili-zados se produjeron en 2003 y 2004 pero al mismo tiempono se presentaron casi combates contra este frente. Hayque tener en cuenta que en Nariño el nivel de operacionesmilitares no se corresponde con el crecimiento de los gru-pos guerrilleros y que el énfasis está centrado en la erradi-cación de cultivos y en la destrucción de infraestructurapara producir y transportar cocaína. El Luís Carlos Cárde-nas que opera en el norte del Valle registro 20% con solo30 combatientes estimados. El nivel de combates no hasido elevado, posible explicación al bajo nivel de desmovi-lizados, aunque indudablemente el frente es muy débil.Hay que tener en cuenta que en el norte del Valle se haagudizado la disputa entre grupos de narcotraficantes, as-pecto que explica que las guerrillas, no solo el ELN sinotambién las FARC, hayan tenido un respiro. El frente Ur-bano Omaira Montaya Henao si bien es muy pequeño puescuenta con solo 30 integrantes en Cali, Palmira y Yumbo,no ha arrojado sino dos desmovilizados.

El Frente de Guerra Nororiental con 675 hombres regis-tró 18 desmovilizados por cada cien combatientes en loscuatro años estudiados. Está integrado por no menos deocho estructuras que se mueven en Norte de Santander,Santander y Sur del Cesar. En términos relativos se des-taca el frente Carlos Velasco Villamizar con 26.7 desmo-

31 Según su comandante en el Frente solo quedaban 29 hombres en díaque se produjo la deserción.32 Ver Sigue desbandada del ELN. En. El Tiempo, 08 de junio de 2005.

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vilizados por cada cien combatientes sobre la base de unestimado de solo 30 hombres; su zona de operaciones hasido el área metropolitana de Cúcuta, en El Zulia, LosPatios, Villa del Rosario, Herrán y Ragonvalia, pero araíz de la presión de los paramilitares, que tuvo su puntoculminante en 2002, quedó muy debilitado. Esto explicaque a pesar de tener muy pocos desmovilizados en tér-minos relativos haya sido el más afectado. Le siguió elfrente Camilo Torres con 20.7% en los cuatro años, cal-culados sobre la base de un estimado de 150 hombres;tradicionalmente se ha movido en el sur del Cesar y enNorte de Santander en la provincia de Ocaña. Fue muyafectado por los grupos de autodefensas desde los años1990, pero se ha podido replegar a la Serranía del Perijá,además de que cuenta con la ventaja de disponer de reta-guardias en el vecino país razón por la cual no está tanafectado en términos relativos. No se puede descartarque sostenga alianzas con las FARC y que al mismotiempo se beneficie del negocio de la coca factores quepueden explicar su capacidad de adaptación en circuns-tancias en que enfrentan a paramilitares y la presión dela Fuerza Pública que fue especialmente fuerte en 2003y 2004. El Armando Cacua Guerrero arrojó 18.4% conbase en 190 hombres. Se ha movido en Norte deSantander en el Catatumbo y la Provincia de Ocaña. Sibien fue debilitado por el accionar de los paramilitares,se ha podido reconstituir en un contexto en el que tomofuerza la economía de la coca, el fortalecimiento de lasFARC y el aprovechamiento de la frontera con el vecinopaís. El Juan Fernando Porras con 150 hombres arrojósolo 9.3%.; se ha desplegado en el sur del Norte deSantander. Los combates tuvieron un nivel elevado en2002, 2003 y 2005, mientras que hubo másdesmovilizados en 2003 y 2005. Es posible que el frenteesté más debilitado y disponga de menos hombres quelos estimados, lo que explicaría su bajo índice, pero nose puede descartar tampoco que se haya adaptado a lanueva situación. El Efraín Pabón Pabón registró 7.7%para el acumulado de los cuatros años con base en 65hombres en armas. Tradicionalmente se ha movido enSantander y Norte de Santander. Hay que señalar quetanto desmovilizados como combates registraron nive-les bajos en el periodo estudiado. Es importante anotarque en el Catatumbo, en el norte del Norte de Santander,se ha movido la denominada Compañía ComandanteDiego. En la medida que el COCE está ubicado cerca,que se trata de zonas montañosas y selváticas y que esfactible aprovechar la frontera con el vecino país, estaunidad no haya registrado sino un desertor en el 2002.

El Área Oriental, tradicionalmente conocida como elÁrea ABC, registró 27.5 desmovilizados por cada cien

combatientes sobre la base de un estimado de 500 hom-bres. Originalmente se desprendió de los Frentes de Gue-rra Nororiental y Central y dispone de no menos de cuatroestructuras que se mueven en Arauca, Casanare y Boyacá,principalmente. El frente Adonai Ardila con 70 hombresarrojó el índice más elevado con 30%, muy por debajode otros frentes del ELN que fueron más afectados. Estaestructura que tradicionalmente se movió en Boyacá,recientemente ha hecho desplazamientos al departamentodel Casanare, muy posiblemente evadiendo el accionarde un Batallón de Alta Montaña. Los combates contraesta agrupación han aumentado levemente, pero es posi-ble que el frente haya aprovechado los espacios vacíosque quedaron por los esfuerzos orientados a golpear lasautodefensas del sur del Casanare y como consecuenciade la disminución de las operaciones en esta zona a raízdel Plan Patriota. El Domingo Laín con 310 hombresdistribuidos en cinco compañías arrojó el 29%, fue elfrente más importante del ELN en los años 1980 y 1990,pero a raíz de la disminución de las regalías del petróleo,el aumento de los cultivos de coca, el fortalecimiento delas FARC y de los grupos paramilitares, se debilitó. Noobstante, se ha podido adaptar a la nueva situación apro-vechando nuevas economías, la situación fronteriza conVenezuela y el apoyo que le ha brindado las FARC, agru-pación con la que tuvo importantes contradicciones enel pasado. Los desmovilizados fueron más numerososentre 2002 y 2004 mientras que el pico en los combatesfue 2003, síntoma de que esta zona ha sufrido una dismi-nución en las operaciones. El José David Suárez arrojósolamente 14.2% sobre la base de un estimado de 120hombres. Tradicionalmente se ha movido en Casanare yen Boyacá en límites con el departamento anterior. Loscombates se incrementaron en 2004 y 2005 al igual quelos desmovilizados. Como en los casos anteriores la si-tuación de este frente se ve favorecida porque los esfuer-zos militares se orientaron contra las autodefensas deMartín Llanos y contra las guerrillas el esfuerzo militarno ha sido suficiente.

El Frente de Guerra Central tradicionalmente tuvo algu-nos reductos en Bogotá y Cundinamarca. Las desmovili-zaciones son prácticamente nulas. Hay que tener en cuen-ta el desarrollo de la Operación Libertad I y el hechoque los paramilitares le han quitado espacio a la guerrillaen Bogotá. No hay desmovilizaciones porque estas es-tructuras están prácticamente diezmadas.

1.2.3 Las Autodefensas

No se dispone de un dispositivo confiable que permitadesagregar las diferentes agrupaciones por bloques y

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frentes estimando sus hombres en armas, por lo que sedecidió adoptar un procedimiento diferente del de lasguerrillas. Tampoco se pudo distribuir los combates ylas bajas por frentes. Se adoptó por ello un procedimientodiferente al de las guerrillas. Se partió desde una perspec-tiva general intentando estimar los hombres de las AUCy El Bloque Central Bolívar, que están inscritos en elproceso de paz, así como las Autodefensas Campesinasdel Casanare, las Autodefensas de Meta y Vichada y elBloque Elmer Cárdenas, que están al margen de las nego-ciaciones con el Gobierno. En algunos casos se tomaronestimativos por frentes o bloques que sirven para hacerlos cálculos relativos, pero esto no se pudo hacer para latotalidad de estas organizaciones.

Según el dispositivo de las Fuerzas Militares antes deiniciarse el Proceso de Paz había alrededor de 13.500hombres de los cuales el 56% de las AUC, el 29% delBloque Central Bolívar, el 7% de las Autodefensas delMeta y Vichada, el 7% del Bloque Elmer Cárdenas y el

6% de Las Autodefensas Campesinas del Casanare. Esdifícil concluir si esta aproximación es correcta o no,pero lo que si es cierto es que las proporciones dan unaidea de sus dimensiones. Hay que tener en cuenta que elBloque Central Bolívar no estaba claramente identificadoantes de la iniciación del proceso de paz y lo que se con-cluye con información posterior es que venía creciendoa un ritmo superior que las AUC. Con estas considera-ciones, se construyó un segundo escenario. De acuerdocon información tomada de la prensa, así como del tra-bajo en el terreno, se ajustaron las proporciones y se partiódel supuesto de que el conjunto de la fuerza paramilitarera de 18.000 hombres en el momento de iniciar el pro-ceso de paz y que las AUC representaban el 50%, elBloque Central Bolívar el 35%, el Bloque Elmer Cárde-nas y las Autodefensas de Meta y Vichada el 6% cadauna y las Autodefensas Campesinas del Casanare el 3%33.Se calculó de acuerdo a estas proporciones el número dehombres para cada una de ellas, tal y como aparece en elcuadro.

33 Hay que tener en cuenta que según un balance hecho por el Gobier-no entre agosto de 2002 y mayo del 2005 fueron capturados 9.864paramilitares dados de baja 1.125 y 4.820 se habían desmovilizado comoconsecuencia de las negociaciones con el Gobierno. Ver: Paramilitaresque no respeten cese son combatidos militarmente. En: El Tiempo, 12de mayo de 2005.34 Este estimado fue sacado de un artículo de la Revista Semana del 26de septiembre de 2004.

Con base en estos dos supuestos se calcularon los desmo-vilizados por cada cien combatientes. De acuerdo conesto se tiene que las Autodefensas Campesinas del Casa-nare arrojaron 146 desmovilizados por cada cien comba-tientes, siendo el 2004 el pico, explicable por las confron-taciones con el Bloque Centauros de las AUC y por eldesarrollo de intensas Operaciones militares y detencio-nes llevadas a cabo por la Fiscalía General de la Nación;al respecto hay que señalar que aparte de que se pudieronpresentar infiltrados, muy posiblemente el estimado estépor debajo de la realidad y no sobra anotar que segúnuna versión de prensa esta agrupación contaba con aproxi-madamente 1.200 hombres, con lo que arrojaría un

51%34. No obstante hay que tener en cuenta que las bajasde esta agrupación no fueron nada despreciables, lo mis-mo que las detenciones, por lo que, a pesar del subre-gistro, se concluye que esta estructura acudió a un reclu-

Desmovilizados de las Autodefensas por años y desmovilizados por cada cien combatientes

Desmovilizados Desmovilizados por cada cien combatientes2003 2004 2005 Total 2003 2004 2005 Total

AUC 423 479 665 1567 6% 6% 9% 21%

AUTODEFENSAS CAMPESINASDEL CASANARE 53 516 48 617 13% 122% 11% 146%

BCB 201 231 274 706 5% 6% 7% 18%

AUTODEFENSAS DEL META Y VICHADA 14 33 24 71 2% 4% 3% 9%

BLOQUE ELMER CARDENAS 2 10 14 26 0% 1% 2% 3%

Total general 693 1269 1025 2987 5% 9% 8% 22%

AGRUPACIÓN

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tamiento masivo y rápido para poder confrontar al BloqueCentauros de las AUC y resistir la presión de la FuerzaPública. El segundo lugar lo ocupan las AUC con 21desmovilizados por cada cien combatientes, muy posible-mente por el peso que tiene en esta agrupación el BloqueCentauros que se enfrentó contra Martín Llanos, recibiótambién la presión de las autoridades y se dividió a raízdel asesinato de su comandante Miguel Arroyave. El ter-cer lugar lo ocuparía el BCB con un 18%35. Estas dosúltimas agrupaciones no presentan proporciones altas,situación explicable porque se encuentran enmarcadasen un proceso de paz en el que se están negociando des-movilizaciones masivas. Las Autodefensas del Meta yVichada, marginadas del proceso de paz, arrojarían un9% y el Bloque Elmer Cárdenas, que originalmente per-tenecía a las AUC, pero que está al margen del procesode paz, solo un 3%. Respecto de este último el porcentajebajo se explica porque los combates contra esta agrupa-ción son prácticamente nulos en el periodo considerado.

Conviene examinar las AUC y el Bloque Central Bolívarde acuerdo con los frentes en que están divididos. No fueposible relacionar los desmovilizados por frentes con loscombates y las bajas porque la información sobre estosúltimos no hace precisiones sobre ellos36. Respecto de lasAUC sobresale el Bloque Centauros, que tradicionalmen-te se movía en el Meta, pero posteriormente logró implan-tarse también en Boyacá, Casanare, Cundinamarca yGuaviare, así como en Bogotá. Cuenta con un estimadode 973 en el Meta según las FFMM pero este podría sercuatro veces más grande según una versión de prensa quetoma en cuenta los otros departamentos ya señalados37.Concentró el 32% de los desmovilizados de las AUC y deacuerdo con el primer estimativo se tendrían 39desmovilizados por cada cien combatientes para los tresaños considerados. Estas proporciones son explicables porlos enfrentamientos con el grupo de Martín Llanos, por lapresión de la Fuerza Pública y por la división que hay alinterior de la agrupación. Siguió el Bloque Conjunto Ca-lima que con 181 desmovilizados en los tres años concen-tró el 15% de las AUC. Si se toma el estimativo de las

FFMM de 2002 se tendría que hubo 63 desmovilizadospor cada cien combatientes pero esta proporción bajaría aalrededor del 30% si se consideran los 543 desmovilizadosen el mes de diciembre de 200438. Según otra estimación,que parte de sumar los frentes que conforman este Bloque,el estimativo es de 800 hombres por lo que la cifra relativaes aún más baja. El hecho de que esta estructura, que estabaen trance de desmovilizarse haya generado tantos desmovi-lizados y que algunos de ellos lo hayan hecho después dela negociación, se explica porque mucho de los hombresno entregaron las armas y siguieron operando en la regiónrelacionados con el Cartel del Norte del Valle39. SiguenLas Autodefensas del Magdalena Medio con 110 des-movilizados que representaron el 9% de las AUC. Si separte del estimado de 180 hombres esto arrojaría 61 porcada cien combatientes, una proporción elevada. En lamedida que al principio del proceso de paz esta agrupa-ción no se había definido por las AUC y se declaraba inde-pendiente, los desmovilizados se explicarían por la incer-tidumbre sobre una eventual negociación. No sobra seña-lar que sus integrantes se desmovilizaron en departamentoscomo Santander, Caldas, Antioquia y Boyacá. A continua-ción está el Bloque Metro con 76 desmovilizados, de loscuales 69 en 2003. En lo esencial estas desmovilizacionesse produjeron en el marco de los enfrentamientos con elBloque Cacique Nutibara y el Bloque Central Bolívar, asícomo por presión de la Fuerza Pública. El frente Héroesde Granada, con 70 desmovilizados, concentró el 6% deltotal de las AUC. Es importante anotar que hay versionesen el sentido que esta estructura ocupó los espacios deldesmovilizado Bloque Nutibara; no obstante hay que seña-lar que la Fuerza Pública realizó operaciones en el Orien-te Antioqueño así como en algunas comunas de Medellín.En seguida está el Bloque Catatumbo con 61 desmoviliza-dos que representan el 5% del total y arrojan 14 por cadacien combatientes sobre la base de un estimado de 450hombres. Hay que señalar que según versiones de prensaen la coyuntura de la desmovilización de este frente, en-tregaron las armas 1.400 combatientes, que muy posible-mente involucraban dos estructuras que se movían en elCatatumbo entre las que estaría el denominado Frente laGabarra; no se puede descartar que la cifra de desmoviliza-dos sea superior a la de los combatientes antes de hacerlo,asunto que se explicaría por la necesidad de Mancuso de

35 Estos estimativos parecen estar por debajo de la realidad a juzgar porversiones de prensa que estiman que la fuerza del grupo bajo el mandode alias Macaco contaría con aproximadamente 5.000 hombres. Ver: ElEspectador 9 al 15 De Enero de 2005.36 Los registros de la Fuerza Pública y muchos de los de la Prensa hacenreferencia a las AUC en general y en no pocas ocasiones incluyen bajoesta sigla las agrupaciones del BCB.37 Atomizado y con disidencias internas. Tiene estructuras en Bogotá,Boyacá, Casanare, Cundinamarca, Guaviare, y Meta, que podrían sumarunos 4000 hombres (El Espectador 9 al 15 de Enero de 2005).

38 El 18 de Diciembre se desmovilizó este bloque de 543 hombres en lafinca El Jardín del corregimiento de Galicia en el municipio deBugalagrande.39 Garzón, Juan Carlos. 2005. “Desmovilización del Bloque Calima delas AUC”. Bogotá: Fundación Seguridad y Democracia.http://www.seguridadydemocracia.org/docs/pdf/ocasionales/DesmovilizaciónCalima.pdf

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hacer una demostración de fuerza. Con concentracionesmucho más bajas están en su orden el Bloque Minerosque se mueve en el Antioquia y particularmente en el Nudode Paramillo con el 4%, el Frente Mártires del Valle deUpar en el norte del Cesar con el 3%, el Frente Contrain-surgencia Tayrona en la Sierra Nevada de Santa Martacon el 2%, el Frente Suroeste Antioqueño con el 2%, lasAutodefensas del Sur del Cesar con el 2%, el Bloque Ca-cique Nutibara con el 2% y el Frente Bananero con unaproporción similar. Son porcentajes muy bajos que se ex-plican porque la mayoría de las estructuras están de cara aun proceso de paz. No hay que olvidar que el grueso delas desmovilizaciones se produce en forma dispersa.

En lo que se refiere al Bloque Central Bolívar no hayestructuras que sobresalgan y en líneas generales la mayo-ría de ellas arrojan pocos desmovilizados en términos rela-tivos. Se destacan estructuras que han operado tradicional-mente en el Magdalena Medio, que fue el núcleo inicialde esta agrupación. Es posible que esto obedezca al hechode que las guerrillas han perdido mucha influencia en estaregión, a lo que hay que agregarle la presión de la FuerzaPública40. Por otro lado, los nuevos frentes que han nacidoen otras regiones del país, presentan muchos menos desmo-vilizados, explicable porque se trata de fuerzas en creci-miento que están copando zonas estratégicas para el nar-cotráfico. Entre los frentes del Magdalena Medio se des-taca el llamado frente Fidel Castaño, en Barrancabermeja,con 53 desmovilizados que significaron el 10% del total;sigue el frente Libertadores del Río Magdalena que haactuado en el sur de Bolívar, con 49 desmovilizados queconcentraron el 9%. El frente Pablo Emilio Guarín en elMagdalena Medio Antioqueño con 46 desmovilizados enlos tres años que significaron un 8%. A parte de la regióndel Magdalena Medio está El Bloque Vencedores de

Arauca con 44 desmovilizados, un 8%; no obstante segúnun estimativo de 395 hombres esto solo significaría 11desmovilizados por cada cien combatientes en tres años,sin duda una proporción muy baja. El frente Héroes deZaragoza que se mueve en el bajo Cauca Antioqueño, con35 desmovilizados que representaron un 6%; de acuerdocon un estimativo de 150 hombres, esto significaría 23desmovilizados por cada cien combatientes en tres años.El frente Alfredo Socarrás, que se ha movido tradicional-mente en municipios como Río Negro y el Playón en eldepartamento de Santander, concentró otro 6%. El Blo-que Putumayo concentró el 5%, el Bloque Libertadoresdel Sur en Nariño y el Bloque Cacique Pipinta en el EjeCafetero con el 4%. Hay catorce estructuras más que os-cilaron entre menos del uno y el tres por ciento.

1.3 Perfil de los desmovilizados

Se analizó el perfil de los desmovilizados únicamente apartir de 2003 pues para 2002 no se dispone informaciónpara las autodefensas y pareció útil hacer comparacionesentre todos los grupos irregulares. En este caso no se ex-presaron los primeros cinco meses de 2005 en un año y secubre estrictamente el período que va de enero de 2003 amayo de 2005. De los 6.547 desmovilizados analizados,el 86% fueron hombres y el 14% mujeres. La mayor par-ticipación de mujeres la registraron las otras guerrillas conel 27% de sus integrantes, le siguió el ELN con el 20%,las FARC con el 18% y las autodefensas con el 5%. Ex-presado de otra manera, en el ELN desertaron 4 mujeresde cada cien combatientes, en las FARC, 3 y en lasautodefensas solo uno de cada cien. En conclusión, lasmujeres se destacaron más en las guerrillas que en losparamilitares y tuvieron una mayor participación entre másdébil es la agrupación guerrillera considerada.

40 La ofensiva sobre el Bloque Central Bolívar concentró el 10% de loscombates en los primeros 17 meses del Gobierno de Uribe. Esto fueespecialmente cierto en Barrancabermeja en donde se lucho contra elhurto y la comercialización ilegal de gasolina. Se destacaron tambiénSabana de Torres, Cimitarra, Lebrija y Ríonegro.

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COYUNTURA DE SEGURIDAD

Desmovilizados por grupos irregulares y sexo entre enero de 2003 y mayo de 2005:participación porcentual y desmovilizados por cada cien combatientes

DESMOVILIZADOS POR CADACIEN COMBATIENTES

HOMBRE MUJER Total HOMBRE MUJER Total HOMBRE MUJER TotalAutodefensas 2262 128 2390 95% 5% 100% 17% 1% 18%

ELN 677 166 843 80% 20% 100% 18% 4% 23%

Farc 2596 568 3164 82% 18% 100% 14% 3% 18%

Otras Guerrillas 110 40 150 73% 27% 100%

Total general 5645 902 6547 86% 14% 100%

No está expresado el 2005 en doce meses

AGRUPACIÓNPARTICIPACIÓN %DESMOVILIZADOS

En términos de edades se clasificó la información en cincorangos y se consideró en una columna aparte aquellos enlos que no se tiene información. En el rango de los menores,es decir 17 años o menos, se observa que en términos abso-lutos, las FARC concentró el 52% de todos los desmovi-lizados de este rango, las Autodefensas el 34%, el ELN el12% y otras guerrillas el 2%. Analizando los desmoviliza-dos por cada cien combatientes, lo que da una medida entérminos relativos, en el rango de los menores, 17 años omenos, el ELN arrojó 3.5 menores por cada 100 comba-tientes, las FARC el 3.2% y las autodefensas el 2.8%. Si-guiendo con la misma medida, en el rango de los más jó-venes pero mayores de edad, entre 18 y 24 años, el ELNfue el que aportó más en términos relativos con el 11.3%,mientras que las FARC y las autodefensas registraron 8.5desmovilizados por cada cien combatientes. Entre los de25 a 34 años las autodefensas aportaron 5.5 desmovilizadospor cada cien integrantes, el ELN 5.4% y las FARC el4.0%. Entre los de 35 y 44 años el ELN registró el 1.5%,las FARC el 1.0% y las autodefensas el 0.8%. Entre los de

mayor edad, de 45 años o más, el ELN aportó el 0.4%, lasFARC el 0.3% y las autodefensas el 0.1%. En conclusión,se tiene que el ELN aportó las mayores proporciones encasi todos los rangos considerados mientras que las FARCy las autodefensas se pelearon el segundo lugar. Las FARCy el ELN en conjunto aportaron más entre los menores ylos más jóvenes, así como entre los de mayor edad. Lasautodefensas, por su lado, arrojaron las proporciones másaltas en los rangos intermedios entre jóvenes y los mayo-res de 45. Esto se puede deber al hecho que las guerrillasson organizaciones con más años de existencia que a suturno han tenido que dinamizar sus reclutamientos recien-temente, en los que al parecer han tenido que valerse de lainclusión en sus filas de menores y jóvenes. En el caso delas FARC, como ya se analizó anteriormente, el 43% delos desmovilizados se desmovilizó durante la vigencia dela zona de distensión, el 34% después, el 17% antes ysobre el 6% no hay información. Las autodefensas sonorganizaciones de menos tiempo que han crecido másvertiginosamente en los últimos años.

Desmovilizados por grupos irregulares y rango de edad entre enero de 2003 y mayo de 2005:participación porcentual y desmovilizados por cada cien combatientes

DESMOVILIZADOS PARTICIPACIÓN PORCENTUAL DESMOVILIZADOS POR CADAPOR RANGO DE EDAD CIEN COMBATIENTES

0-17 18-24 25-34 35-44 45 o más SI Total 0-17 18-24 25-34 35-44 45 o más SI Total 0-17 18-24 25-34 35-44 45 o más SI TotalAutodefensas 372 1151 738 112 10 7 2390 34% 36% 44% 31% 12% 5% 37% 2,8% 8,5% 5,5% 0,8% 0,1% 0,1% 18%

ELN 131 419 201 55 13 24 843 12% 13% 12% 15% 16% 18% 13% 3,5% 11,3% 5,4% 1,5% 0,4% 0,6% 23%

FARC 572 1533 718 186 56 99 3164 52% 48% 43% 51% 69% 74% 48% 3,2% 8,5% 4,0% 1,0% 0,3% 0,5% 18%

Otras Guerrillas 25 78 30 11 2 4 150 2% 2% 2% 3% 2% 3% 2%

Total 1100 3181 1687 364 81 134 6547 100% 100% 100% 100% 100% 100% 100%

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Se analizó la misma información por frentes para loscasos de las guerrillas, pues para las autodefensas no setienen indicadores de hombres para todas sus estructuras.Se concluye que en el caso de los menores se destacanlos frentes más débiles, que de alguna manera han sidogolpeados militarmente, que se ubican en zonas más inte-gradas al Estado y que al mismo tiempo han sufrido unamayor presión de los grupos paramilitares. Encabeza lalista el frente 23, que tradicionalmente se movió en San-tander en el Magdalena Medio, con 70 desmovilizadosmenores por cada cien combatientes. Sigue el frente 46,que tradicionalmente se movió en Santander, principal-mente en el Magdalena Medio, con 53%. A continuaciónestá el frente 22, de Cundinamarca, con el 40%. Sigue el63, en el Tolima, con el 27.5%. El frente 13, que ha ope-rado en Caquetá pero que no está ubicado en las zonasmás selváticas sino en el occidente, así como en el Huilay el Cauca, registró 22.5%, la misma proporción que elfrente 54, en Cundinamarca. Con porcentajes entre el15% y el 19% está el 17, del norte del Huila, el 8 deCauca, el 61 del sur del Huila, el 42 y el Esteban Ramírezde Cundinamarca.

En cuanto al ELN, en el rango de los menores, el másafectado fue el Capitán Parmenio, que tradicionalmentese movió en el Magdalena Medio Santandereano, con 25desmovilizados menores de cada cien combatientes en loscuatro años considerados. Se trata de un frente débil ypoco numeroso que ha sido golpeado por las Fuerzas Mi-litares y los paramilitares. Siguió el José Antonio Galán,que opera en el Nordeste y el Bajo Cauca Antioqueños,con el 15%, un frente tradicionalmente muy fuerte, perodebilitado recientemente por el accionar de paramilitares,

por un lado y por la Fuerza Pública, del otro. A continua-ción está el Manuel Vásquez Castaño, que actúa en Nariñoy Cauca, con el 13.8%. Sigue el José María Becerra, enCauca y Valle, con el 13.3%, al igual que el Luis CarlosCárdenas, en Valle, con la misma proporción, frentes estosmás nuevos que se fortalecieron a raíz del Secuestro en laIglesia La María en Cali y en el Kilómetro 18 de la vía almar, pero que después fueron golpeados. Siguen el Bolche-viques del Líbano, del Tolima, con el 11.7%, el CarlosAlirio Buitrago, del oriente antioqueño con 10.8% y elChe Guevara, en el eje cafetero, con el 10%.

Se analizó de otro lado el tiempo de permanencia en laguerrilla y para ello se clasificó la información suminis-trada en tres rangos, un año o menos, entre dos y tresaños y tres años o más. Se tiene que el 36% de los desmo-vilizados de las autodefensas tenían una permanenciamenor a un año, el 45% entre uno y tres años y el 15%sobrepasaron los tres años; no se tiene información sobreel 3% de sus desmovilizados. En el caso de las FARC lasproporciones fueron de 27%, 34% y 31% respectivamen-te, mientras que no se tuvo información del 8%. En cuantoal ELN el 25% permanecieron por menos un año, entreuno y tres años el 35%, superaron los tres años el 34% yno se tuvo información sobre el 6%. De otro lado, seisde cada cien combatientes de las autodefensas y del ELNpermanecieron por menos de un año, mientras que solocinco de cada cien para las FARC. Entre uno y tres añoslas autodefensas y el ELN arrojaron el 8% mientras quelas FARC solo el 6%. Finalmente, 3 de cada cien com-batientes de las autodefensas permanecieron por más detres años, en el caso de las FARC la proporción fue de5% y en el del ELN el 8%.

Tiempo de permanencia de los desmovilizados en los grupos irregulares entre enero de 2003 y mayo de 2005:participación porcentual por grupos y desmovilizados por cada cien combatientes

Participación % por grupo Desmovilizados por cada cien combatientesMenos de Uno a Tres años Sin Total Menos de Uno a Tres años Sin Total

un año tres años o más Información un año tres años o más InformaciónAutodefensas 36% 46% 15% 3% 100% 6% 8% 3% 1% 18%

ELN 25% 35% 34% 6% 100% 6% 8% 8% 1% 23%

FARC 27% 34% 31% 8% 100% 5% 6% 5% 1% 18%

Otras Guerrillas 26% 34% 31% 9% 100%

Total general 30% 39% 25% 6% 100%

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Las cifras sobre edades y tiempo de permanencia en lasrespectivas organizaciones expresan varias cosas. Prime-ro, todas las organizaciones, como lo muestran las cifrasgenerales, están embarcadas en intensos procesos de re-clutamiento41 . Que los menores desmovilizados repre-senten en cada una de ellas alrededor de 3 por cada ciencombatientes desmovilizados y más de un tercio de losdesmovilizados lleven menos de un año de permanenciaen cada una de las agrupaciones, así lo indican. Segun-do, el hecho que en todos los casos más de la mitad delos desmovilizados lleven no más de tres años, es un in-dicio que buena parte de ellos se integró después del año2000, lo que muestra la capacidad de renovación quetienen los grupos irregulares en Colombia. Tercero, hayalgunas diferencias entre grupos. Las guerrillas, al tra-tarse de organizaciones de alrededor de cuarenta años,están conformadas en términos relativos por más guerri-lleros con varios años de permanencia, por lo que susíndices por debajo de los tres años son menos elevados:

el 61% en el caso de las FARC y el 60% en el del ELN,mientras que en el caso de las autodefensas este fue de82%. Las FARC son una organización de cerca de cua-renta años de constitución, la más numerosa de las con-sideradas y que a pesar de la ofensiva de la Fuerza Públi-ca tiene mayor capacidad para resistir, como lo expresael hecho que en términos relativos aportó menos que elELN entre los de mayor edad. Es por ello que presenta elmenor índice en los grupos de menos de un año de per-manencia y entre uno y tres años. El ELN, no obstanteque también tiene cerca de cuatro décadas de existencia,es más débil y ha sido más golpeado, lo que se refleja enel hecho que aporte más en el rango de los de mayoredad que las FARC. Los paramilitares son una estructu-ra más compleja, menos articulada, con menos tradición,que creció a un ritmo superior que las guerrillas en losúltimos años, por lo que sus integrantes tienen menostiempo de vinculación en la organización que en el casode las guerrillas.

Desmovilizados entre enero de 2003 y mayo de 2005 según grupos irregulares:participación porcentual por grupos y desmovilizados por cada cien combatientes

Participación % por grupos Desmovilizados por cadacien combatientes

Otras OtrasGuerrillas Guerrillas

RASO 1826 524 1839 106 4295 76,4% 62,2% 58,1% 70,7% 65,6% 13,5% 14,2% 10,2%

SIN INFORMACIÓN 186 80 308 15 589 7,8% 9,5% 9,7% 10,0% 9,0% 1,4% 2,2% 1,7%

AUXILIAR 132 37 116 5 290 5,5% 4,4% 3,7% 3,3% 4,4% 1,0% 1,0% 0,6%

MILICIANO 28 115 577 15 735 1,2% 13,6% 18,2% 10,0% 11,2% 0,2% 3,1% 3,2%

ESPECIALIZADA 17 22 39 2 80 0,7% 2,6% 1,2% 1,3% 1,2% 0,1% 0,6% 0,2%

MANDO MEDIO 188 60 225 6 479 7,9% 7,1% 7,1% 4,0% 7,3% 1,4% 1,6% 1,2%

REMPLAZANTE 13 5 60 1 79 0,5% 0,6% 1,9% 0,7% 1,2% 0,1% 0,1% 0,3%

Total general 2390 843 3164 150 6547 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 100,0% 17,7% 22,8% 17,5%

41 No sobra recordar que si se suman las bajas, los heridos, los deteni-dos y los desmovilizados, y se comparan con el dispositivo del año2002, las organizaciones hubieran prácticamente desaparecido. Es indi-cativo que según las Fuerzas Militares entre bajas y detenciones las gue-rrillas perdieron entre 2003 y 2004 más de 17,000 hombres y losparamilitares cerca de 9.000, para un aproximado de 26.000 en dosaños. Son muchos más hombres que el estimado del ELN y práctica-mente equivalen a las autodefensas o a las FARC. Por un lado es posibleque haya un subregistro en el estimado de hombres en armas, pero asímismo es muy probable que el nivel de reclutamiento sea muy alto.

Cargo/GrupoDesmovilizados

Autodefensas ELN FARC Total Autodefensas ELN FARC Total Autodefensas ELN FARC

Se clasificaron los cargos que ocupaban los desmovili-zados en el momento de desertar. En promedio no seobtuvo información sobre el 9% de los desmovilizadosentre enero de 2003 y mayo de 2005 y las diferenciasentre grupos no superaron los dos puntos por lo que enprincipio se podría decir que la información es compara-ble. A pesar de ello, teniendo en cuenta que las organiza-ciones son diferentes, hay de otro lado factores que impi-den maximizar la información. Se tiene que en la catego-ría mandos medios la información obtenida refleja en

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términos generales lo esperado. En principio, un frentepromedio de las FARC tendría no más de un 10% deintegrantes que ocupan lugares de mando pues habríacerca de quince integrantes que ocuparían estos cargos:un cargo de comandante de frente, dos comandantes decolumnas, cuatro de compañías y 8 de guerrillas, lo quearroja quince, sin tener en cuenta los jefes de finanzas uotras actividades que desempeña el frente y que requierede mando. Se tiene, de acuerdo con la información sumi-nistrada, que esta proporción no fue rebasada. Las auto-defensas ocupan el primer lugar pues el 7.9% de susdesmovilizados fueron mandos medios, siguen las FARCy el ELN con 7.1% cada una y las otras guerrillas con un4.0%. No hay, en principio, nada fuera de lo normal.Ahora es difícil establecer hasta que punto los cargosasociados a actividades especializadas (“explosivistas”,pistoleros, reclutadores) en los campos militar y políticopesan en cada una de las organizaciones. La informa-ción suministrada por los desmovilizados indica que enningún caso sobrepasa el 3%: fue del 2.6% en el caso delELN, de 1.3% en las otras guerrillas, de 1.2% en el casode las FARC y de 0.7% en el de las autodefensas. Losauxiliares no militares (“radistas”, enfermeros, ecóno-mos), de los que tampoco se sabe su participación encada una de las organizaciones, no presentaron tampocoporcentajes considerables. Las Autodefensas arrojaronun 5.5%, el ELN un 4.4% y las FARC un 3.7%. Losmilicianos, que en principio no hacen parte de los hom-bres en armas, representaron en su conjunto un 11.2%,pero en este caso la delantera la lleva las FARC con el18.2%, sigue el ELN con el 13.6%, las otras guerrillascon el 10% y muy por debajo de las anteriores las Auto-defensas con el 1.2%. Las proporciones elevadas paralas FARC y el ELN se explica porque los milicianos sonmás vulnerables en la medida que están más mezcladosen la población y son por ello presa fácil de los paramili-tares y son más propensos a las detenciones masivas porparte de las autoridades. Los combatientes rasos repre-sentaron en promedio el 66% para el conjunto de las agru-paciones y mientras las autodefensas aportaron propor-cionalmente la mayoría con el 76%, en el caso del ELNfueron el 62% de sus integrantes y en el de las FARCsolo el 58%. En el caso de las autodefensas la propor-ción alta se puede deber al hecho que la mayoría de susestructuras están embarcadas en un proceso de paz, porlo que sus mandos preferirían más negociar que desmovi-lizarse individualmente y por el efecto de las Autode-fensas Campesinas del Casanare y el Bloque Centaurosde las AUC que estaban en confrontación y recibierongolpes por parte de la Fuerza Pública, aspecto en el quesufren más los combatientes rasos. En el caso de lasFARC, la proporción más baja, se explica en parte por-

que la categoría de milicianos fue la más elevada, con el18% del total de sus desmovilizados; en este caso se po-dría decir que seis de cada diez desmovilizados fueroncombatientes rasos y dos milicianos. En conclusión lainformación no indica que se afecten estructuralmentelos frentes. A parte de un jefe de un frente de las FARCque se desmovilizó, en la mayoría de los casos los mandosfueron medios y en muchos casos fueron comandantesde escuadras que no tienen mayor relevancia en la jerar-quía, o se trató de segundos jefes de finanzas y muchosotros mandos que no tienen mayor importancia. Por otrolado, los combatientes rasos, que son la mayoría de losdesmovilizados, son los más fáciles de remplazar. Ya sevio que la capacidad de reclutamientos de las organiza-ciones es muy elevada y que los que la abandonan sonen su mayoría jóvenes, incluidos los menores, que nollevan más de tres años en la organización.

2. Los procesos de desmovilización y su impacto enla seguridad, una perspectiva comparada

Para empezar hay que anotar que el ritmo de la desmovi-lización de los excombatientes, muestra variaciones deacuerdo al conflicto armado analizado y su resolución.Normalmente se inicia con el desarme y se termina comola incorporación de los excombatientes a la vida civil, enel marco de lo que se ha denomina DDR (Desarme,Desmovilización y Reinserción). En algunos casos comoAngola y Sierra Leona, dentro de los desmovilizadoshabrá antiguos soldados del Ejército Regular, mientrasque en otros, como en Eritrea y Etiopía serán soldadosde dos ejércitos nacionales en guerra. En todo caso, comolo señala el Research Report del World Bank, “GuerraCivil y Políticas de Desarrollo”, el momento oportunopara iniciar el proceso de desmovilización es crucial: “ladesmovilización debería comenzar tan pronto sea posi-ble después de que las partes hayan acordado dar porterminada la guerra; los ejércitos involucrados deben serdesmovilizados simultáneamente; y el acuartelamientode los combatientes a la espera de ser dados de baja delejército debe ser tan corto como sea posible”42. El casode las desmovilizaciones individuales en Colombia sesale de estos parámetros, ya que no son el resultado deun acuerdo de paz y mucho menos de la terminación dela guerra. Incluso se podría decir que el Programa deDesmovilización se ha convertido en una de las princi-pales estrategias por parte del Gobierno Nacional para

42 World Bank. 2003. “Guerra Civil y Políticas de Desarrollo”. A WorldBank Policy Research Project. Bogotá: Banco Mundial, Omega.

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impactar las estructuras de los grupos armados irregula-res, no sólo en términos de restarles fuerza sino de obte-ner información de los desertores. Cabe mencionar laaguda polémica que tuvo lugar a principios de este añopor la utilización de ex guerrilleros como guías en labo-res de inteligencia militar, lo cual fue justificado por elviceministro de Defensa, Andrés Peñate, señalando que“una de las exigencias es que den muestras de quererayudar en la construcción del país”43. Esta es precisa-mente una de las diferencias principales de Colombiacon los casos que se van a analizar, los cuales entraronen el proceso de desmovilización, no es el marco de unaestrategia contrainsurgente, sino como resultado de unanegociación y un acuerdo de paz.

Sin embargo, esta diferencia no es central en el análisiscomparado que aquí se propone, el cual se dirige más biena observar un problema común en los escenarios post con-flicto: el aumento de la violencia criminal y el riesgo deque los combatientes desmovilizados se dediquen al deli-to violento ante la falta de oportunidades reales dereinserción a la vida civil. De manera sorprendente, laposguerra, antes que presentar una baja en los niveles deviolencia, los aumenta e incluso los estimula, de modo talque supera el panorama anterior. En síntesis, lo que suce-de es que, si bien la violencia política de hecho baja nota-blemente, la violencia común se generaliza y aumenta. Laregión centroamericana ilustra esta situación con casoscomo el de El Salvador, Guatemala y Nicaragua.

De esta manera lo muestra José Miguel Cruz44 , en eldocumento que lleva como título “Violencia y Demo-cratización en Centroamérica: el impacto de los críme-nes en los regimenes post guerra”:

Si se considera que los datos de los países son confia-bles45, se observa que la violencia criminal ha aumenta-

do después de las guerras. Aún considerando el posibleefecto de las mejoras sustanciales en los registros de asal-tos y homicidios de estadísticas oficiales, todos los indi-cadores de victimización coinciden en mostrar esta alzaen los años posteriores a las transiciones. La Figura 1[tasas de homicidio de estos tres países en el períodopost guerra] muestra la tendencia de las tasas de homici-dios en El Salvador, Nicaragua, y Guatemala en los 90s,período en el cual los países experimentaron las transi-ciones políticas. Como se puede observar, las tasas dehomicidios aumentaron considerablemente46.

En El Salvador, a partir de las fuentes disponibles, en1991, un año antes de la finalización del conflicto armado,la tasa de homicidios era de 43.5 por cada cien mil habi-tantes, y en 1994, el siguiente año en el que ese dato seencuentra disponible, las tasa fue de más de 10047. Deacuerdo a lo reportado por la Fiscalía General de la Repú-blica los homicidios ascendieron de 8.019 en 1996 a 8.281en 1998 (cabe resaltar que durante los doce años de guerracivil perdieron la vida como promedio 6.330 personasanuales). En 1998, seis años después de haber sido firma-do el acuerdo de paz, este país se ubicó como el másviolento de América Latina, aun por encima de Colombia.

En Guatemala, como lo muestra Dinorah Azpuru luegodel proceso de paz, los niveles de violencia no experimen-taron un descenso significativo; por el contrario la violen-cia no política persistió, con un alarmante incrementodel secuestro, el robo de vehículos y residencias, los asal-tos en los buses y casos dramáticos de linchamiento públi-co de los criminales48. Es evidente que la violencia polí-tica disminuyó, pero la violencia como fenómeno socialligado a la delincuencia común continuó presente. Sola-mente se modificaron los actores, los hechos y los inte-reses atrás de los actos. Así lo evidencian los datos delBanco Interamericano de Desarrollo, según los cuales

43 Citado en el diario El País de Cali, “El incierto futuro de los desmovi-lizados”. Abril 7 de 2005.44 José Miguel Cruz es Master en Políticas Públicas de la Universidad deOxford y Licenciado en Psicología de la Universidad CentroamericanaJosé Simeón Cañas. Se ha desempeñado como director del InstitutoUniversitario de Opinión Pública de la UCA desde 1994.45 Cita del original: “El estudio de la violencia en Centroamérica generóuna discusión crucial sobre la confiabilidad de los archivos y estadísticasde las instituciones. Los investigadores concuerdan en que los datos deoficinas gubernamentales deben ser tomados con cautela, debido a lasinconsistencias que presentan… Sin embargo, en los últimos años, sehan dado mejoras en la calidad de los datos, y los procedimientos decomparación y revisión constituyen los mejores medios para asegurarque los datos son confiables”.

46 Cruz, José Miguel. 2002. “Violencia y Democratización en Centroamé-rica: el impacto de los crímenes en los regimenes post guerra”. Salvador:Ponencia presentada en el Segundo Seminario de Discusión sobre Vio-lencia, organizado por el Programa Sociedad sin Violencia, patrocinadopor el PNUD. http://www.violenciaelsalvador.org.sv/documentos/conferencias/Violencia-legitimidad-Centroamerica-posguerra.doc47 Ver De Mesquita Neto, Paulo. 2002. “Crime, Violence, and Democracyin Latin America”. Albuquerque, Nuevo México: Documento presentadoen la conferencia Integración en las Américas.http://laii.unm.edu/conference/mesquita.php48 Azpuru, Dinorah. 1999. “Peace and Democratization in Guatemala:Two Parallel Processes”. En Comparative Peace Processes in Latin Amé-rica editado por Cynthia Arnson. Washington and Standford: WoodrowWilson Center.

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en la Ciudad de Guatemala, se registra un índice de 101.5homicidios por cada 100,000 habitantes. Cifra que sitúaa la capital de este país como una de las ciudades másviolentas del continente americano49, el cual tiene comotasa promedio 22,9 homicidios por cada cien milhabitantes.

En Nicaragua también se registraron altas tazas de homi-cidios en los años posteriores a la guerra, sin embargo, loscambios en las tendencias no son tan notables. Este país,en comparación con Salvador y Guatemala, tuvo los me-nores niveles de crímenes violentos. Es posible notar unligero incremento en los homicidios entre los años 1991 y1993, luego de la transición a un régimen democrático,pero este incremento fue rápidamente sustituido por unaconstante reducción hasta el final de la década.

El aumento en la violencia no sólo se manifestó por me-dio el ascenso en los homicidios, también apareció comocrimen callejero común, robos y asaltos. Tal y como lomuestran los datos recogidos por Gaviria y Pagés50, casiel 50% de los hogares en Guatemala y El Salvador fueronvíctimas del crimen común a mediados de los años noven-ta, y un poco menos del 40% en el caso de Nicaragua.Todas las estadísticas muestran un claro incremento enla violencia durante esos años. Por ejemplo, en 1991, laPolicía Nacional nicaragüense registró un total de 30.086asaltos en 1991; cinco años después, en 1996, ese datose elevó a 54.983. En El Salvador, los delitos procesadospor la Fiscalía General de la República aumentaron de

20.812 en 1994 a 40.410 en 1998; para el año 2000, másde 31.000 de los casos llevados por las autoridades sereferían a crímenes violentos (homicidios, asaltos, dañosy amenazas)51.

Dada esta situación, algunos análisis señalan que el incre-mento de la violencia criminal en estos países precisa-mente se debe al escenario post guerra el cual trae consi-go: a) el exceso de personas desocupadas en las distintasregiones y mano de obra barata; b) miles de ex soldadosdesmovilizados y ex guerrilleros, entrenados en el em-pleo de armas, desarraigados de sus lugares de origen ycostumbres, organizados en redes acostumbradas a ejer-cer poder sobre los civiles; c) una socialización de laviolencia, con poblaciones acostumbradas a recurrir a suuso como el medio de resolver los conflictos, lo que in-cluye generaciones habituadas a los efectos de la violen-cia, así como individuos desarraigados de sus comuni-dades y familias – espacios que generaban un mayor sen-tido de pertenencia y responsabilidad-; d) las interrup-ción temporal de los sistemas legales, las fuerzas de se-guridad internas y otros mecanismo estatales, mientrasse llevan a cabo las reformas acordadas. Una estimaciónconservadora sobre el número de combatientesdesmovilizados en Centroamérica desde 1990, nuestraque casi medio millón de personas entrenadas en la vio-lencia han tenido que buscar nuevos empleos en econo-mías con dificultades, propias de la posguerra. CharlesCall, mediante la revisión de diferentes estudios hace elsiguiente cálculo:52

49 Más alarmantes son los datos del interior de la República; poblacio-nes como Escuintla tienen un índice de 165 homicidios por cada 100,000habitantes, luego le siguen, Izabal (127 x 100,000) Jutiapa (114 x 100,000)Santa Rosa (111 x 100,000).50 Gaviria, Alejandro & Pagés, Carmen. 1999. “Patterns of CrimeVictimization in Latin America”. Working Paper No. 408. Washington,D.C: Interamerican Development Bank. http://www.iadb.org/res/publications/pubfiles/pubWP-408.pdf

51 Cruz, José Miguel, Op. Cit.52 Ver Call, Charles T. 2000. “Sustainable Development in Central America:The Challenges of Violence, Injustice and Insecurity”. (CA 2020: WorkingPaper # 8). Hamburg: Institute for Latinoamerika-Kunde. http://www1.uni-hamburg.de/IIK/za2020/call.pdf

Combatientes desmovilizados en Centroamérica, 1990 – 1997

Soldados desmovilizados Guerrilleros desmovilizados Paramilitares desmovilizados TotalEl Salvador 24.500 12.362 30.000 66.862

Nicaragua 72.726 19.000 91.726

Guatemala 14.000 500 279.421 293.921

Honduras 7.085 5.000 12.085

Total 118.311 31.862 314.421 464.594

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De acuerdo a lo anterior, es posible construir una relaciónentre la desmovilización de los combatientes y escenariosde inseguridad. Bajo este marco, es necesario considerarque para las personas que participaron en la confrontaciónarmada, en cualquiera de los bandos, se presenta unanueva condición de supervivencia la cual no siempre esgarantizada. Uno de los principales interrogantes en cual-quier negociación de guerras civiles tiene que ver con laincertidumbre de los combatientes en la situación posbé-lica, ya que su vida y las garantías para la misma debenser cumplidas por el Estado. Por lo tanto, las partes pue-den creer que su interés está en terminar la guerra, perola incertidumbre frente a las garantías de su seguridadles lleva a continuar su lucha militar53.

Lo ocurrido en Nicaragua ilustra de manera sorprenden-te esta situación. En el marco de las desmovilizacionesiniciadas el 30 de mayo de 1990, se incorporaron a lavida civil 111.481 personas –que incluían a ex comba-tientes, familiares y repatriados–. La mayor parte de estapoblación, cerca del 70%, estaba en el rango de 16 a 26años y su principal experiencia no era otra que la luchaarmada, por lo que se hicieron necesarios programas queno sólo incluyeran asistencia alimentaria –como los origi-nalmente previstos– sino también de formación profesio-nal. Se montaron así programas de construcción de vi-vienda y de incorporación de desmovilizados a la produc-ción, mediante la creación de proyectos productivos yde asistencia técnica agropecuaria en las nuevas zonasde desarrollo, y el impulso a las capacidades artesanalesde los beneficiarios54.

Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Comisión Inter-nacional de Apoyo y Verificación de la Organización deEstados Americanos (CIAV-OEA), las circunstanciaseconómicas y políticas, internas e internacionales, dificul-taron de tal manera el proyecto, que los denominadospolos de desarrollo no se plasmaron en nada sustancial.Mucho menos fue posible dotarlos de sus propias autori-dades y fuerzas policiales, así como de servicios, mode-

los productivos, lo cual había atraído a miles de ex com-batientes a las llamadas zonas de seguridad55.

En todo caso, como lo muestra Rodolfo Cerdas en eltexto “Desmovilización y Fuerzas del Orden en Centro-américa”, independientemente de las causas de la frustra-ción del proceso, lo cierto es que el resultado fue unambiente sociopolítico y psicológico favorable al retornoconstante a la violencia, la amenaza y la confrontación,como mecanismos para atraer la atención sobre los pro-blemas y demandas de importantes grupos de desmovi-lizados. Primero fueron ex miembros de la ResistenciaNicaragüense que formaron los grupos conocidos comorecontras; luego, los desmovilizados por la reduccióndel Ejército Sandinista, conocidos como recompas; y,finalmente, la conjunción de elementos de ambos grupos,conocidos como revueltos. Lo cual generó un largo pro-ceso que arranca desde 1990, de negociación–acuerdos–desmovilización–incumplimiento–rearme–negociacióny así reiteradamente hasta 199556.

Hay que considerar entonces el peligro de que los com-batientes desmovilizados se dediquen al delito violentocomo una preocupación principal. De acuerdo al citadoResearch Report del World Bank, este temor tiene susbases “…porque los soldados pueden haber perdido sushabilidades para desarrollar otras actividades o, en efecto,si fueron reclutados como niños soldados, tal vez nuncahan tenido ninguna otra habilidad. Tal vez el tiempo quepasaron con el ejército pudo haberles dotado de las habi-lidades y el equipo para la violencia y los ha hechoinsensibles a su uso”57.

Un estudio realizado por Paul Collier en 1994, investigólos efectos de la desmovilización de soldados en Ugandaa comienzos de los años noventa58. En este caso los solda-dos fueron enviados de regresos a sus distintos distritosde origen, pero con enormes diferencias entre distritos enel número de soldados retornados; de esta manera, el es-tudio pudo determinar si existía alguna relación entre cam-

53 Ver Barbara Walter. “Committing to Peace: The Successful Settlementof Civil Wars, Princeton, Princeton University Press. 2001; «The criticalBarrier to Civil War Settlement», En International Organization, vol. 51,No. 3, Verano de 1997.54 Comisión Internacional de Apoyo y Verificación, Organización de Es-tados Americanos. «Proyecto de apoyo a la producción» Managua, mayode 1993; «Programa de autoconstrucción de viviendas, informe de avan-ce», Managua, 1992; «Programa de reinserción social de lisiados de guerrade la Resistencia Nicaragüense», Managua, mayo de 1993.

55 Morales, Abelardo. 1995. “Oficios de Paz y Posguerra en Centro-américa”. San José: FLACSO.56 Cerdas, Rodolfo. 1998. “Desmovilización y Fuerzas del Orden enCentroamérica”. En Foro internacional, No.151.http://www.hemerodigital.unam.mx/ANUIES/colmex/foros/151/sec_5.htm57 World Bank, Op. Cit.58 Collier, Paul. 1994. “Demobilization and Insecurity: A study in teheEconomics of the Transition from War to Peace”. En Journal ofInternational Development. No. 6.

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bios en las tasas de delitos en el ámbito del distrito y elnúmero de soldados desmovilizados. En general, y a pesarde los temores de los ugandeses, la desmovilización notuvo efecto alguno en los delitos; sin embargo, antes de ladesmovilización se había hecho una encuesta a todos lossoldados para averiguar si tenían algún acceso a posibili-dades productivas que les permitieran algún ingreso. Al-rededor del 12% de los soldados afirmaron no tener acce-so a la tierra, y a estos soldados se les concentró en unoscuantos distritos. Los soldados desmovilizados sin accesoa la tierra aumentaron las tasas locales de delitos de manerasignificativa y considerable. En términos estadísticos, exis-tía una probabilidad superior a cien de que esos soldadoscometieran delitos, que el ugandés promedio.

Es importante señalar entonces que en un escenario pos-guerra las prácticas de uso de la fuerza por parte de losdesmovilizados reciben un impulso derivado de la incapa-cidad de adaptarse a las nuevas condiciones: algunosexcombatientes adoptan un modo de vida delincuencialque les permite no sólo garantizar la existencia de recur-sos mínimos de subsistencia sino también un lucro gene-rador de excedentes y de una economía ilegal. En estemarco la conformación de bandas y pandillas es común,así como la persistencia de la posesión de las armas comogarantía de seguridad y de poder59.

Al acercarse a las pandillas juveniles centroamericanas,conocidas como maras60, se puede observar cómo susmiembros más veteranos son ex soldados y ex guerrillerosdesmovilizados al terminar la guerra civil, a quienes seunieron miles de jóvenes sin perspectivas de futuro.Emergieron en países como Salvador, Guatemala, Nicara-gua y Honduras, como una salida ante el fracaso de losprogramas oficiales para reinsertar a antiguos combatien-tes que de un día para otro se quedaron sin nada quehacer. Las maras están bien organizadas y pertrechadasporque heredaron las destrezas logísticas, el armamentoy la capacidad táctica tanto del ejército como de algunossectores de la guerrilla a la que pertenecieron. Por eso lapolicía se ve incapaz de contenerlas61.

A las dificultades de la desmovilización en términos deseguridad, hay que agregarle las generadas a partir del

no cumplimiento del desarme. En El Salvador, durante1981-1992, la ONUSAL62 supervisó y recibió 40.000armas y el gobierno 9.527, sin embargo una gran cantidadde ellas quedaron en manos de combatientes, pues mu-chos de ellos tenían demasiada desconfianza en las polí-ticas de reinserción y e incertidumbre por la falta de se-guridad en el posconflicto. De igual forma, la Misiónrealizó una campaña para la recolección de armas delMovimiento Patriótico contra la Delincuencia (MPCD)que a cambio de armas se les otorgaba víveres. A pesarde todos estos esfuerzos, en el Salvador se estima quesiete de cada diez homicidios, asaltos y robos se han co-metido con estas armas de fuego, que actualmente se en-cuentran legalmente registradas en la mayoría de loscasos.

En Sudáfrica, después de la desmovilización y la termi-nación del largo período de apartheid se dio un creci-miento del problema de la proliferación de armas de fuegoen la región. En el marco de la transición democrática eneste país, y con las experiencias de la situación de post-conflicto de países limítrofes como Angola y Mozam-bique, la proliferación tuvo sus repercusiones en un in-cremento considerable del uso de las armas de fuego enlos crímenes violentos. “Así por ejemplo, de los 25.782asesinatos cometidos entre los años 1996 y 1997, el 43%de los mismos se cometió con armas como pistolas yrevólveres, y de los 66.163 robos registrados en el mismoperiodo, el 78,4% se realizó con armas pequeñas defuego”63 . En Angola de los 71.000 efectivos de UNITAque debían desmovilizarse a mediados de 1997, 26.000desertaron con sus armas. En Guatemala, según estima-ciones hechas por las propias autoridades de gobierno,hay 1.5 millones de armas en circulación sin el respectivopermiso de porte extendido por la oficina correspon-diente. Adicionalmente, hay 147.581 armas legalmenteregistradas64.

Las situaciones hasta aquí consideradas, tomando comoreferente lo ocurrido en otros países, tienen la mayor im-portancia para el análisis de los procesos de desmovili-zación y sus impactos en la seguridad en las distintasregiones de Colombia. La observación de algunas diná-

59 Garzón, Juan Carlos. 2003. Op. Cit.60 Se cree que la palabra mara proviene del filme “Cuando ruge lamarabunta” (con Charlton Heston y Eleanor Parker), sobre hormigasque devoraban y destruían todo lo que encontraban a su paso.61 Ibarz, Joaquín. “Perros Callejeros”. En La Vanguardia Digital. 19 demayo de 2004.

62 Misión de Observación de Naciones Unidas para el Salvador .63 SaferAfrica, “Sudáfrica declara la guerra a las armas de fuego peque-ñas”. Marzo 17 de 2005.h t tp : / /www.v io lenc iae l s a l vador.o rg . sv /modules .php?op=modload&name=News&file=article&sid=13264 Según datos del Departamento de Control de Armas y Municioneshasta junio de 1999.

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micas que han comenzado a surgir alrededor de la desmo-vilización de los integrantes de los grupos armados irregu-lares, pone de presente cómo hay un conjunto de factoresque pueden derivar en la activación de acciones violentaspor parte de los ex combatientes y que de hecho lo estánhaciendo. Para comenzar, hay que decir que la situaciónde seguridad de los desmovilizados individuales es espe-cialmente crítica, ya que, tanto para las guerrillas comopara las autodefensas, aquel miembro de la organizaciónque toma la decisión de desertar es considerado comoenemigo –generalmente la sanción para este acto es lamuerte-. Un hecho que ilustra esta situación es la activa-ción de una bicicleta bomba al frente de un albergue ubi-cado en el barrio Teusaquillo en Bogotá, ocurrido el 15de julio de 2005, cuyas responsables serían las FARC.Tras este evento, el presidente Álvaro Uribe, luego dereunirse con el Alcalde Mayor de Bogotá, decidió cerrarlos albergues en esta ciudad, donde viven alrededor de2.900 desmovilizados de la guerrilla y los paramilitares.Por otro lado, cabe anotar que de acuerdo al Sistema deInformación de la Fundación Seguridad y Democracia,de 2001 a 2004 se registraron 12 homicidios de desmovi-lizados, mientras que sólo en el primer semestre del año2005 esta cifra es de 21; de acuerdo a un informe de laDefensoría del Pueblo, que comprende 2004 y primersemestre de 2005 –considerando las desmovilizacionescolectivas– 73 excombatientes han sido asesinados, delos cuales 27 eran del Calima; 19, del Nutibara; 17, delCatatumbo y 10 de grupos ubicados en Córdoba.

Esta situación pone en evidencia el notable riesgo quecorren los ex combatientes en términos de su propia segu-ridad, lo cual no ha sido aceptado aún por las autoridadescompetentes. De esta manera lo muestra la respuesta delviceministro de Defensa, Ándres Peñate, al preguntárselepor las fallas de seguridad: “De los 6.756 desmovilizados,en dos años y medio hemos tenido 53 muertes por diferen-tes motivos incluyendo accidentes. Aunque cada uno deestos casos es lamentable, no es correcto decir que elprograma haya fallado en temas de seguridad. Estamoshablando del 0,8% de la población desmovilizada. Yome pregunto si ellos no se hubieran desmovilizado cuan-tos habrían muerto a manos de sus propios jefes o encombates con la Fuerza Publica”65.

Esto en cuanto al tema de la seguridad personal, en loreferente a la percepción que tiene los desmovilizadosacerca del Programa de Desmovilización, es relevante

decir que se han presentado manifestaciones de inconfor-midad. El 5 de enero de 2005, un grupo de desmoviliza-dos realizó una marcha en Bogotá para reclamar al Go-bierno por que llamaron una violación a los acuerdos. El10 de febrero, aparecieron en paredes de un cementeriode Bogotá letreros con amenazas de muerte contra elDirector del Programa, a quien acusan de malos manejosadministrativos. El 4 de abril, un centenar de desmovili-zados de la guerrilla y las autodefensas llevaron una cabouna toma pacífica de la sede del Ministerio del Interiorpara reclamar por el no cumplimiento de las promesashechas por el Gobierno. «Denunciamos el incrementode las amenazas de muerte en contra nuestra y el incum-plimiento del pago del subsidio de alimentación que noshabían prometido. Nos trajimos a las familias y ahoraestán padeciendo de hambre», aseguró uno de los líderesde la protesta66. Todas estas acciones son síntomas deque algo esta fallando en el Programa, cuestión que tam-bién ha sido manifestado por algunos mandatarios loca-les como Lucho Garzón, quién le entregó al PresidenteUribe un informe de la dramática situación de 650 niñosque viven en los albergues en condiciones precarias. Dehecho, el Presidente Uribe anunció algunos ajustes en elConsejo de Ministros realizado el 15 de julio; explicóque la posición de su Gobierno es de firmeza cuando losgrupos armados persistan en la idea de apelar al terroris-mo; pero, dijo, habrá toda la generosidad si toman elcamino de la reinserción y abandonan las armas.

En lo referente a la vinculación de los desmovilizados aactividades delincuenciales son varias las denuncias quese han hecho, incluso algunas han derivado en capturas.En Bogotá, la ubicación de algunos albergues ha sidorelacionada con el aumento de la criminalidad y se hanidentificado nacientes bandas conformadas por reinser-tados -especialmente haladores de carros-. Tal vez elhecho de violencia más nombrado ocurrió el 3 de marzode 2005, en un albergue en Teusaquillo (Bogotá). En estaocasión, ante quejas de los habitantes del barrio por elfuerte ruido que provenía de uno de los hogares reinserta-do, una unidad policial acudió al lugar y sostuvo un en-frentamiento con los excombatientes; el saldo fue de sieteheridos. En esta misma ciudad, la policía capturó a dosdesmovilizados de las autodefensas ilegales implicadosen el asesinato de una persona no identificada el 24 dediciembre de 2004 en una discoteca del centro de Bogotá.

De la misma manera en Cúcuta y en general del departa-mento de Norte de Santander, los habitantes de la región

65 Revista Semana. ¿Qué se debe hacer con los desmovilizados en lasciudades? http://semana2.terra.com.co/opencms/opencms/Semana/articulo.html?id=85311

66 El Tiempo, “Un centenar de desmovilizados protestaron en la sededel Ministerio del Interior y Justicia”, abril 5 de 2005.

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relatan la competencia por los recursos ilegales de la zonapor parte de los desmovilizados de las autodefensas. Enel Catatumbo, los habitantes del sector denunciaron quegrupos de paramilitares que se habían desmovilizadosdel Bloque Catatumbo, nuevamente se estarían confor-mando. En la actualidad estos delincuentes vienen co-brando sumas de dinero a los habitantes del municipiode Tibú, para autofinanciar su accionar en nombre del“grupo de reinsertados de Colombia”, según las afirma-ciones de los mismos pobladores –a raíz de estas denun-cias la Policía efectuó algunas capturas–. De acuerdo aun informe de la Defensoría del Pueblo sobre la suerteque han corrido, hasta el momento, los combatientes queiniciaron su reincorporación hace ya 18 meses (2004 yprimer semestre de 2005), el Bloque Catatumbo ocupael segundo lugar en cuanto al número de desmovilizadosdetenidos, con 16 excombatientes; antecedido por el Blo-que Cacique Nutibara con 35 miembros que se encuentraen la cárcel de Bellavista. Sobre esta última cuestión, elcitado informe también señala que hay quejas de que enlas comunas 2, 6 y 13 de Medellín hay presencia de arma-dos que actúan como miembros del Nutibara y que, enasocio con bandas de delincuentes, siguen ejerciendo con-trol territorial. Además, hay evidencia de reclutamientode jóvenes a quienes les ofrecen 700 mil pesos mensualesde paga. Por otro lado, en Montería, a principios de 2005se reportó el aumento en el robo de establecimientoscomerciales, tendiendo como presunto responsables agrupos de desmovilizados; en esta misma ciudad haydenuncias sobre el reclutamiento masivo de jóvenes, acargo de dos individuos que han sido identificados comoLucho y Hitler.

De acuerdo al artículo “Desmovilizados, al borde de unataque de nervios”, elaborado por Martha Ruiz para larevista Semana, las noticias recibidas acerca de quincedesmovilizados que salieron en 26 de enero de 2005 deun albergue de Bogotá y se incorporaron al Bloque Cen-tauros de las AUC, no dan cuenta de un hecho aislado.Según Ruiz: “Hasta ahora han desertado del programa250 muchachos, muchos de los cuales han regresado alas filas de los grupos armados”67. Igual de preocupantees el número reducido de armas entregadas por los excombatientes que entraron al Programa: “De hecho, los6.049 desertores que hay hasta ahora sólo han entregadomenos de 700 armas, según cifras del Ministerio deDefensa”.

Este panorama, a la luz de lo ocurrido en países comoSalvador, Nicaragua, Honduras, Uganda, Angola, Sudá-frica, entre otros países que han llevado a cabo desmovi-lizaciones, no es nada alentador. Todo esto con un agra-vante, que en todos estos casos las desmovilizacionesfueron realizadas bajo un acuerdo de paz, mientras queen Colombia, con un conflicto armado activo, los excom-batientes son mano de obra calificada para organizacio-nes armadas irregulares que aún se mantienen activas.

3. Desmovilización individual y la opción ilegal:una mirada desde la Teoría de Juegos68

Recurriendo a técnicas básicas de la teoría de juegos, eneste apartado se presenta un modelo dinámico sencilloque muestra los incentivos de un agente (en este caso unexcombatiente) una vez se ha desmovilizado y, a partirde allí, se ilustra la lógica implementada para tomar ladecisión si optar por lo legal o involucrarse en actividadesilegales –haciendo referencia en este caso a acciones cri-minales–. Teniendo presente este tipo de razonamiento,se facilita la tarea de diseño de escenarios para la desmo-vilización de actores del conflicto, para el gobiernonacional.

El modelo que se presenta consiste en lo que en la litera-tura de teoría de juegos se conoce como un juego diná-mico con información completa. La completitud en lainformación se refiere a que los beneficios69 de cada po-sible curso de acción son información de dominio públi-co; esto es, los jugadores –que en este caso son gobiernoy desmovilizados- no sólo conocen sus propios pagossino que también conocen los de la otra parte, saben queaquella conoce los suyos, y así sucesivamente hasta elinfinito. La dinámica que se describe en este juego esbastante sencilla: en una primera etapa el gobierno esta-blece un programa para aquellos miembros de los gruposarmados ilegales que decidan reincorporarse a la vidacivil y, posteriormente, aquellos agentes que optan porla desmovilización enfrentan un problema de elecciónfrente a un conjunto de alternativas respecto al tipo deactividad al que se dedicarán; por simplicidad en la ex-posición se reduce el conjunto de alternativas únicamentea dos: actividades legales y actividades ilegales. Comose está haciendo referencia a la toma de decisiones de unagente desmovilizado de forma individual, se descarta

67 Revista Semana, “Desmovilizados, al borde de un ataque de nervios”.ht tp ://semana2. terra .com.co/opencms/opencms/Semana/articulo.html?id=85299

68 Este capítulo fue realizado gracias a los aportes y colaboración deJulián Arévalo, Economista de la Universidad Externado de Colombia.69 Cuando se menciona el término “beneficios” implícitamente se hacealusión a “beneficios” y “costos” de cada posible curso de acciones.

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la posibilidad de que este inicie algún tipo de negociacióndel programa que lo cobija, por lo cual, una vez se acogeal programa de reinserción, su conjunto de posibles ac-ciones queda limitado a las mencionadas previamente.

Con el propósito de analizar este tipo de situación deinteracción estratégica a la luz de la teoría de juegos, esnecesario definir los aspectos que determinan los benefi-cios de cada uno de los jugadores en la situación previa-mente descrita.

3.1 El punto de partida del Juego:el árbol de decisiones del desmovilizadoy los beneficios de los participantes

El proceso de desmovilización y reinserción individualen medio del conflicto armado, lleva consigo una seriede riesgos, como se mencionó en el apartado anterior.Sin políticas establecidas claras, los desmovilizados alver que no son cumplidas del todo sus expectativas, po-

drían desembocar en acciones que pueden incrementarlos índices de violencia, sobre todo en las ciudades. Laherramienta del árbol de decisión70 es adecuada para ana-lizar las posibles opciones que el desmovilizado puedetomar dependiendo de diferentes situaciones. La base delárbol es el punto inicial de la decisión, sus ramas co-mienzan en el primer evento casual mientras cada unode estos produce dos o más efectos posibles que a su vezcausan otros eventos casuales, como se puede ver en elsiguiente esquema.

Los individuos que deciden incorporarse al programa dedesmovilización manejan estados de decisión y en ellosencuentran factores que probablemente tiendan hacer queelija uno u otro camino. El tema de cómo perciben laseguridad influye en la toma de decisiones. Esto podríagenerar inconformidades con los hechos actuales y com-paraciones con lo que podría llegar a ser, conduciendo alindividuo a una serie de insatisfacciones que se enfren-tarían a la decisión inicial.

70 Los árboles de decisión son una extensión de árboles de probabilidad.

Árbol de decisión del desmovilizado

Combatiente Deserción Entra al Programa

Legal

Ilegal

Exito

Fracaso

Legal

Ilegal

Legal

Ilegal

No entraal Programa

Individual Colectivo

Armada Delincuencia común

Como se puede ver en la figura se parte de la condiciónde combatiente, (miembro de algún grupo armado irre-gular) el cual decide si deserta o no del grupo, y sí lohace decide sí entra o no al programa. El entrar al pro-grama que ofrece el gobierno, le trae consigo un sin nú-mero de opciones dependiendo de sus expectativas y deci-siones que implica tomar uno u otro camino. Al ingresaral programa puede decidir escoger entre las actividadeslicitas o ilícitas según sea el caso.

Muchos de los desmovilizados que han ingresado al pro-grama ven como una muy buena opción el camino de lalegalidad. Cuando lo hacen, sacan provecho de sus bene-ficios y realizan todo tipo de actividades (estudian, traba-jan, asisten a terapias psicológicas, entre otras) para laelaboración y consecución de un proyecto productivo,que a mediano o a largo plazo le puede traer consigo una

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mejor estabilidad económica y que a su vez le puede faci-litar su reinserción en la sociedad como agente activo ycivil dentro del sistema. Este proceso puede terminar enun resultado exitoso o puede fracasar en el intento. Enlas dos opciones el desmovilizado puede verse en el esce-nario de escoger nuevamente actividades ilícitas que lollevarían consigo a la posibilidad de delinquir individualo colectivamente según sea el caso.

Cuando el desmovilizado entra al programa y directamen-te escoge el camino de la ilegalidad tiene varias opciones:actuar individualmente en acciones delictivas o actuarcolectivamente con organizaciones armadas delincuen-ciales que conocen mejor el espacio criminal. Así mismopuede nuevamente ingresar a un grupo armado irregular.El hecho de que escoja el camino de la ilegalidad ya seaporque el programa no cumplió con las expectativas, oporque simplemente el desmovilizado vio en ese caminounos beneficios extra, puede tener repercusiones directasen los índices de criminalidad y violencia de los espaciosdonde comienzan a operar.

Zartman plantea que los combatientes que tienden a dejarlas armas hacen un cálculo de pros y contras: por un ladoconcluyen que mediante la violencia no podrán conseguirsus objetivos o solo con unos costes demasiado elevadosy por otro parece posible un acuerdo de paz que respetesus intereses fundamentales y les prometa compensacio-nes y ciertas ventajas. Se supondría que con esto cadauno de los combatientes es racional a la hora de tomarcualquier decisión, por eso a la hora de abordar el temaes necesario reconstruir la racionalidad de los conten-dientes para analizar cada una de las acciones decisivasde estos71.

Como se notará, el árbol de decisiones plantea el cursode opciones que puede tomar el excombatiente. Sin em-bargo, no plantea una interacción directa con el Gobierno.Este es precisamente el objetivo de construir un modeloa partir de la teoría de juegos. Para esto entonces se partirádel momento en el cual el desmovilizado entra alPrograma –el cual es señalado en el esquema anterior–,observando los beneficios para el gobierno y los benefi-cios para el programa.

3.1.1 Beneficios para el Gobierno

Como se mencionó, en la primera etapa del juego el go-bierno diseña el programa al cual pueden decidir acogerse

los miembros de los grupos al margen de la ley. Dadoque esta es su única elección en este modelo, los benefi-cios del gobierno estarán determinados por variables re-lacionadas con los costos del programa así como por lasacciones llevadas a cabo por los miembros de los gruposarmados irregulares ante cada posible tipo de programa.Se identifican principalmente las siguientes variables:

1. Número de desmovilizados: en su objetivo de des-montar las estructuras armadas ilegales, el beneficiodel gobierno será mayor en la medida en que un ma-yor número de individuos decidan desmovilizarse.

2. Costo pecuniario del programa: independientemen-te del número de desmovilizados el beneficio delgobierno será mayor en la medida en que el costodel programa de reinserción sea más bajo.

3. Costo político del programa: a partir de las posturasde observadores internos y externos frente al conflic-to, el proceso de reinserción genera un costo políticoen la medida en que crímenes y demás actividadesilegales pueden ser indultadas por parte del Estado.De esta forma, en la medida en que se otorguenmayores concesiones a los reinsertados en términosde reducción de penas, mayor será el costo políticoen que incurra el gobierno.

4. Actividades de los desmovilizados: si bien el obje-tivo primordial del gobierno es desmovilizar el ma-yor número de combatientes, es importante destacarque se generaría un alto costo para la sociedad apartir del hecho de que estos desmovilizados incur-sionen en actividades ilícitas como el secuestro, ladelincuencia común y organizada, hurto, entre otros.De esta forma, el beneficio del gobierno será mayoren la medida en que estos reinsertados se dediquena actividades lícitas.

Como se mencionó en la introducción, el objetivo de estedocumento es modelar explícitamente el último puntode la anterior lista de variables y, dando cuenta de lasdemás para el ordenamiento de los posibles resultadosde la combinación de acciones de ambas partes, sugeriracciones que promuevan la elección de actividades líci-tas por parte de los desmovilizados.

3.1.2 Beneficios para el desmovilizado

De forma análoga a lo presentado anteriormente, se dis-cuten ahora las principales variables que determinan elbeneficio de los desmovilizados. Para esto se tienen encuenta dos grupos de variables: en un primer grupo seincluyen aquellas variables relacionadas con el programade desmovilización y que, por consiguiente, están bajo

71 Citado en Waldman, Peter & Reinares, Fernando. 1999. “Sociedadesen Guerra civil”. Barcelona: Editorial Paidós.

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COYUNTURA DE SEGURIDAD

el control del gobierno. En un segundo grupo se identifi-can las variables relacionadas con el “éxito” en el procesode desmovilización desde el punto de vista del rein-sertado. Un grupo de variables captura los beneficios queobtienen los desmovilizados adicionales a los ofrecidospor el Estado, es decir, aquellos relacionados con las ac-tividades legales en las cuales estos se desempeñen.

Bajo este marco se construyeron cinco escenarios, quese diferencian por la cantidad de beneficios que se leotorgan al desmovilizado. En este caso, los escenarioshacen relación a los tipos de programa que puede ofre-cerle el Gobierno al desmovilizado. En la actualidad elPrograma de Desmovilización se realiza en dos etapas:• Programa de Atención Humanitaria al Desmoviliza-

dos: Esta a cargo del Ministerio de Defensa, el cualcomienza con la presentación de la persona ante laautoridad más cerca y termina con el Comité Opera-tivo para la Dejación de Armas, el cual, luego de rea-lizar un proceso de verificación, decide si la personapuede o no acceder a los beneficios del Programa.

• Programa de Reincorporación a la vida civil de laspersonas alzada en armas: Esta a cargo del Ministe-rio del Interior y de Justicia. El programa tiene unaduración de aproximadamente dos años, con los si-guientes componentes, Atención Humanitaria, Sa-lud, Educación formal y no formal, Seguridad, Jurí-dica, Atención psicosocial, Sistema de Informacióny Descentralización del Programa.

Para la elaboración de los cinco escenarios, si bien separte de algunos elementos del actual Programa deDesmovilización, hay que aclaras que son todos escena-rios hipotéticos (Los escenarios se encuentra al final deeste apartado).

3.2 Planteamiento y solución del juego

Como se mencionó en la introducción, el objetivo de esteapartado es presentar la situación descrita como un “jue-go” recurriendo a herramientas básicas de la teoría deinteracciones (o teoría de juegos). Para esto, una vez

definidos como jugadores el gobierno y el desmovilizado,es necesario establecer un orden en la toma de decisionesde los agentes y unos pagos asociados a cada curso deacción. Para esto se asume que en una primera etapa elgobierno ofrece un programa al desmovilizado y queaquel que decida acogerse a este programa tiene las op-ciones de dedicarse a actividades legales o ilegales.

Para determinar los pagos en este juego se procede de lasiguiente forma: dado que cada combinación posible deacciones del gobierno y del desmovilizado generan dife-rentes resultados, se establecerá un orden de preferenciade estos posibles resultados para cada uno de los juga-dores; seguido a esto, y sin pérdida de generalidad, se leasigna un puntaje de 10 al resultado más preferido, 8 alsegundo y así sucesivamente hasta asignarle un puntajede 2 al resultado menos deseable. Se proponen dos esce-narios; en el primero de ellos el gobierno cuenta con unacapacidad represiva72 alta. El segundo escenario, por suparte, se caracteriza por una débil capacidad represiva.Como es de esperarse, cada uno de estos escenarios ge-nera un ordenamiento diferente en los programas tantodesde el punto de vista del gobierno como desde el puntode vista del desmovilizado. Adicionalmente, cuando elgobierno cuenta con capacidad represiva alta y el desmo-vilizado se dedica a actividades legales el gobierno recibeun punto adicional dado que su plan de seguridad lograríalos objetivos para los cuales fue diseñado.

Hay un aspecto importante que es necesario mencionar:para establecer los puntajes asociados a cada curso de ac-ción se establecieron ciertos órdenes que resultan razona-bles acerca de la lógica del gobierno y de los desmovili-zados. Como es de esperarse, estos ordenamientos no sonúnicos y podrían modificarse, por ejemplo, con el objetivode determinar si aparecen nuevos resultados de la interac-ción descrita. Los criterios utilizados para determinar talesordenamientos en este documento fueron los siguientes:desde el punto de vista del gobierno, programas con ma-yores costos políticos, económicos o con un menor númerode desmovilizados generan un menor beneficio y por lotanto reciben una valoración baja (Ver figura).

72 Entendida como la capacidad de reprimir tanto los grupos armadosirregulares, así como las organizaciones criminales y delincuentes co-munes, en el marco de una visión weberiana, en la cual una de de lasprincipales tareas del Estado es conservar el monopolio del uso de lafuerza (o violencia).

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COYUNTURA DE SEGURIDAD

Beneficios Beneficios Beneficios

Costo Político Costo Económico # Desmovilizados

tándose cada vez serán menores los beneficios dado elalto costo político y económico en que se incurre73.

Pasando ahora al análisis de los desmovilizados se esta-bleció lo siguiente: si un desmovilizado decide dedicarsea actividades lícitas siempre preferirá programas máslaxos a aquellos con mayores restricciones para él y sufamilia. Sin embargo, si su decisión es dedicarse a acti-vidades ilícitas tal ordenamiento cambia ya que algunosprogramas incentivan más que otros la ilegalidad, inclusoasí ofrezcan menores beneficios en caso de que el desmo-vilizado se dedicara a actividades legales.

Finalmente, los ordenamientos de ambas partes estuvie-ron condicionados a la capacidad del estado en cuanto almonopolio del poder. A continuación se describen deta-lladamente los pagos de cada una de las partes.

3.2.1 Escenario 1: Alta Capacidad Represiva

De acuerdo con lo dicho anteriormente para este escena-rio, cuando el desmovilizado decide dedicarse a activi-dades lícitas, se podría establecer el siguiente ordena-miento de programas: (A,B,C,D,E) ya que en la medidaen que un programa le ofrezca mayores beneficios ymenores costos, este programa será preferido. De estaforma, por ejemplo, cuando el gobierno ofrece el pro-grama A, y el desmovilizado decide dedicarse a activi-dades lícitas, el pago de este último será de 10, mientrasque si el programa ofrecido fue el C, su pago sería de 6.Resulta razonable asumir que si el desmovilizado se de-dica a actividades ilegales su ordenamiento de progra-mas es (E,C,A,B,D). Esto ocurre ya que, debido a laslimitadas ventajas que ofrece el plan E, este genera altos

Beneficios

Flexibilidad delPrograma

A partir de lo anterior, si se combinan los tres elementosmencionados en una variable que podría llamarse “flexi-bilidad del programa”, los beneficios del gobierno presen-tarían un comportamiento similar al que aparece en lasiguiente figura:

El argumento es el siguiente: en la medida en que el pro-grama de desmovilización sea poco flexible el númerode desmovilizados va a ser reducido, luego los beneficiosdel gobierno también lo serían. En tanto las medidas delprograma permitan catalogarlo como más flexible el be-neficio del gobierno se irá incrementando. Sin embargotal incremento se llevará a cabo a una tasa decrecientedada la presencia de los costos políticos y económicos.Una mayor flexibilidad puede llevar al punto en que deseguirse flexibilizando, los costos políticos superaríanel beneficio derivado de un mayor número de desmovi-lizados lo cual, a su vez, conllevaría una reducción enlos beneficios totales. Como puede observarse en la gráfi-ca, en la medida en que la flexibilidad continúe incremen-

73 Como se observa en la gráfica, estos beneficios nunca llegan a cerodado que un alto número de desmovilizados, independientemente delos costos en que se incurra para conseguirlos, puede mostrarse comouna señal de éxito en el proceso de reinserción.

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incentivos para que el desmovilizado se dedique a acti-vidades ilícitas. El programa D se ubica al final dadoque genera menores beneficios que todos los anteriores.

Respecto al análisis para el gobierno se podría estable-cer el ordenamiento (D,C,A,B,D) en caso de que el des-movilizado se dedique a actividades lícitas y (E,D,C,B,A)en caso de que el desmovilizado se dedique a la ilegali-dad. Este último ordenamiento se hace evidente a partirde los mayores costos en los que incurre el gobierno enla desmovilización de individuos que terminan retornan-do a actividades ilegales, más aún si se tiene en cuenta laalta capacidad del gobierno para controlar las activida-des a las que se dedican los reinsertados. El primer orde-namiento obedece a un balance entre los costos moneta-

rios y políticos de la desmovilización frente a las ganan-cias obtenidas por un mayor número de desmovilizadosque deciden vincularse a actividades legales.

El árbol que describe la secuencialidad en la toma deci-siones de las partes, y los pagos asociados a cada orden deacción, aparece en la siguiente figura. Como se observaen esta, en una primera etapa el gobierno cuenta con cincoposibles acciones correspondientes al tipo de programaque puede ofrecerle al desmovilizado y, a continuacióneste último cuenta con dos posibles acciones: legalidad eilegalidad. Al final del juego se asignan los pagos. El nú-mero que aparece en la parte superior de cada resultadocorresponde al pago del gobierno mientras que el de laparte inferior corresponde al del desmovilizado.

Para buscar una solución a este juego se utiliza el métodode inducción hacia atrás, es decir, el análisis se inicia enla última etapa –aquella donde el desmovilizado elige suacción- y posteriormente se procede a realizar el análisisen la etapa inicial74. Se observa que si el gobierno ofrecie-ra el programa A, el desmovilizado preferiría la opciónlegal ya que esta le otorga un pago de 10, desde luego,mayor que 6 que sería lo que obtendría por dedicarse a lailegalidad; de forma similar, si el programa ofrecido esel B, la opción preferida nuevamente es la legalidad (8

mayor que 4). Siguiendo con el mismo razonamiento, seobserva que el plan de respuesta del desmovilizado sería(L,L,I,L,I)75.

Ahora, como el gobierno puede prever este análisis departe del desmovilizado, sólo ofrecerá aquel programaque, de acuerdo al plan de respuesta del desmovilizado,lo ubique en el resultado con el pago más alto; esto ocurrecon el programa D. De esta forma aparece en la solución

74 Para una presentación detallada de este método así como de otrosconceptos básicos en teoría de juegos, ver Monsalve y Arévalo. 2005.“Un Curso de Teoría de Juegos Clásica”. Bogotá: Universidad Externadode Colombia.

75 Cada una de estas letras indica la acción elegida por el desmovilizadoante cada uno de los programas ofrecidos por el gobierno. De estaforma, la primera L indica que ante el programa A, el desmovilizadoelige la opción legal, mientras que, por ejemplo, ante el programa E eldesmovilizado prefiere la opción ilegal (I).

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del juego, el ofrecimiento del programa D de parte delgobierno y la dedicación a actividades legales de partedel desmovilizado.

Nótese que, en equilibrio, el ofrecimiento del gobierno noes demasiado generoso ya que este reconoce su capacidadrepresiva para supervisar las actividades del desmovili-zado. De forma similar, este último, teniendo presente todolo anterior, decide dedicarse a actividades legales. Sin em-bargo, las cosas funcionan un poco diferente cuando semodifica el supuesto de una alta capacidad represiva poraquel en que se permite que el gobierno enfrente importan-tes dificultades para el seguimiento de las actividades delos desmovilizados. A continuación se analiza tal escenario.

3.2.2 Escenario 2: Capacidad Represiva Limitada

Siguiendo con la misma lógica expuesta previamente, seprocede a ordenar todos los posibles estados para cadauno de los jugadores. Para esto, vale la pena destacar

que, desde el punto de vista del desmovilizado al dedicar-se a actividades legales su ordenamiento de los posiblesestados, al igual que antes, sólo estará determinado porlos beneficios que le ofrece, es decir que será (A,B,C,D,E). A diferencia de lo anterior, cuando decide dedicar-se a actividades ilícitas su ordenamiento de estados es(D,B,A,C,E).

Siguiendo con el caso en que el desmovilizado se dedi-que a actividades ilícitas el ordenamiento para el gobier-no solo estará determinado por los costos del programaes decir que será (E,D,C,B,A). Sin embargo, dada su li-mitada capacidad represiva, cuando el desmovilizado sededica a actividades lícitas su ordenamiento estará de-terminado tanto por los costos económicos y políticoscomo por el número de desmovilizados. En tal caso seasume que su ordenamiento será (C,A,B,D,E).

En este caso la situación puede ser descrita por el árbolde la figura que aparece a continuación.

Escenario 2

Gobierno

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L LI I L LI I L I

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26

48

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102

Con la misma metodología con la que se solucionó eljuego en el primer escenario, se puede observar que apa-recen dos posibles soluciones a este juego: una en la queel gobierno ofrece el programa C y el desmovilizado sededica a actividades legales, y otro donde el gobiernoofrece el programa E y el desmovilizado elige cada unade sus opciones con igual probabilidad. Nótese cómo enel escenario donde el gobierno tiene una capacidad repre-siva limitada aparece como posible equilibrio la combi-nación de estrategias en la que el gobierno ofrece el pro-grama con menores privilegios y el desmovilizado se

dedica a actividades ilegales. A partir de lo anterior po-dría afirmarse, entonces, que en la medida en que losjugadores tengan una menor creencia acerca de la ocu-rrencia del escenario 2, menor será la probabilidad deque aparezca una solución en la que el desmovilizado sededique a actividades ilegales.

3.3 Integración de los dos Escenarios

Adicional a la aparición de un equilibrio con ilegalidaden el escenario con baja capacidad represiva es impor-

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tante destacar cómo en el equilibrio con legalidad el go-bierno debe hacer ofertas más atractivas en aras de queel desmovilizado se vincule a actividades legales. Paraver esto, recuérdese que en el escenario 1 el equilibriocon legalidad se alcanzaba cuando el gobierno ofrecía elprograma D mientras que en el escenario 2 se alcanzacuando el gobierno ofrece el programa C. Es decir, unamayor capacidad represiva permite menores concesionespara los desmovilizados.

Por otro lado, es importante destacar que en ninguno delos dos escenarios aparecen como parte de algún equili-brio aquellas situaciones en las que el gobierno ofrececualquiera de los dos programas que son más deseablesdesde el punto de vista de los desmovilizados. Este resul-tado es acorde con otros encontrados en modelos de ne-gociación por etapas que propenden por concesionesmoderadas en cada fase de la negociación con el objeti-vo de promover la generación de confianza y la verifica-ción de acuerdos parciales76.

Finalmente un resultado, tal vez más interesante que losmostrados hasta ahora aparece cuando existe cierta in-certidumbre acerca del escenario en que se lleva acaboesta interacción. De esta forma, podría suponerse que lacreencia del gobierno es que las partes se encuentran en

76 Para más detalles al respecto ver, por ejemplo, Arévalo, Julián. 2004.“Gradual Nash Bargaining with Endogenous Agenda: A Path-DependentModel”. En Colombian Economic Journal. No. 2.

el escenario 1 (alta capacidad represiva) y, de acuerdo ala solución del juego, ofrece el programa D para la desmo-vilización de individuos al margen de la ley. Si estos com-parten la creencia acerca del escenario en que se encuen-tran, de acuerdo a la estrategia de equilibrio optarán pordedicarse a actividades legales y, de esta forma, el resulta-do buscado por el gobierno será alcanzado a un costorelativamente bajo. Sin embargo, si los desmovilizadoscreen que el gobierno no tiene una capacidad represivasuficiente, estos, actuando de acuerdo a su estrategia deequilibrio en el escenario 2, optarán por incurrir en acti-vidades ilícitas. Como es claro, esto genera un resultadopoco deseable desde el punto de vista del gobierno, ade-más, incurriendo en altos costos. Ante estas acciones departe de los desmovilizados, el gobierno habría preferi-do ofrecer un programa de desmovilización con meno-res costos y menores ventajas para los desmovilizados yque habría tenido el mismo resultado en términos de lasacciones de ellos, es decir, el programa E.

Nótese, entonces, la importancia, no sólo de tener unaamplia capacidad represiva para monitorear las activi-dades de los desmovilizados sino, además, de generar lacreencia en ellos de que esto es así, en aras de promoverla consecución del objetivo de desmovilizados dedica-dos a actividades legales.

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sa l

argo

plaz

o es p

osibl

e que

el Es

ta-

do co

rra co

n una

parte

de lo

s gas

tos.

Así m

ismo e

l SEN

A cre

ará u

na bo

lsade

emple

o y co

ntrata

ción,

que v

incu-

le al

merca

do la

bora

l a lo

s rein

cor-

pora

dos q

ue se

acoja

n al p

rogr

ama.

No ap

lica

Esce

nario

E

Vivien

da só

lo en

albe

rgue

s. De

esto

sno

pue

den

salir

al m

enos

den

tro d

elos

tres

prim

eros

mes

es d

el pr

ogra

-ma

. Cub

rimien

to to

tal d

e to

das s

usne

cesid

ades

básic

as co

mo so

n alim

en-

tación

, ves

tuar

io, tr

ansp

orte,

aten

ción

en s

a lud

y va

lorac

ión in

tegr

a l. L

osde

smov

ilizad

os só

lo po

drán

trae

r asu

s hijo

s, si

es qu

e los

tuvie

ran,

o a s

upa

reja.

Si no

los t

iene n

o pod

rá tr

aer

a ning

ún m

iembr

o de s

u fa

milia

.

No ap

lica

Apro

bació

n de r

ecur

sos p

ara e

mpre

n-de

r pro

yecto

s pro

ducti

vos c

on m

oni-

tore

o co

nsta

nte

de la

s ent

idade

s es-

tata

les a

carg

o de

l tem

a. So

lo se

leen

trega

rá el

dine

ro ha

sta un

50%.

Laca

pacit

ación

en

el ár

ea a

la cu

al se

dirige

su p

roye

cto d

eber

á co

rrer p

orcu

enta

de el

los lo

s prim

eros

mes

es, s

ise

ven r

esult

ados

a lar

go pl

azo e

s po-

sible

que e

l Esta

do co

rra co

n una

par-

te de

los g

asto

s. As

í mism

o el

SENA

crear

á una

bolsa

de em

pleo y

cont

ra-

tación

, que

vinc

ule al

mer

cado

labo

ral

a los

reinc

orpo

rado

s que

se ac

ojan a

lpr

ogra

ma.

No ap

lica

BE

NE

FIC

IOS

PAR

A E

L D

ESM

OV

ILIZ

AD

OS.

CIN

CO

ESC

EN

AR

IOS

(PR

OG

RA

MA

) H

IPO

TIC

OS.

Page 45: C DE SEGURIDAD I. INFORME ESPECIAL · nisterio de Defensa Nacional, y la reincorporación pro-piamente dicha, a cargo del Ministerio del Interior y de Justicia. Bajo este marco, de

49

COYUNTURA DE SEGURIDAD

Esce

nario

AEs

cena

rio B

Esce

nario

CEs

cena

rio D

Esce

nario

E

BE

NE

FIC

IOS

PAR

A E

L D

ESM

OV

ILIZ

AD

OS.

CIN

CO

ESC

EN

AR

IOS

(PR

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RA

MA

) H

IPO

TIC

OS.

Situ

ació

n Ju

rídica

Auto

nom

ía e

n el

man

ejo d

e lo

sbe

nefic

ios e

conó

mico

s

Bene

ficio

s por

info

rmac

ión,

ent

rega

de a

rmam

ento

yco

oper

ació

n en

labo

res o

pera

tivas

Sist

ema

dem

onito

reo

Tiem

po d

e co

bertu

ra

De co

nfor

mida

d con

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y, ten

drán

dere

cho

al ind

ulto,

susp

ensió

n de

cualq

uier p

ena,

(sin

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rtar q

ueten

gan

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s de

lesa

huma

nidad

)ce

sació

n de p

roce

dimien

to, la

prec

lu-sió

n de l

a ins

trucci

ón o

la re

soluc

ióninh

ibito

ria, s

egún

el es

tado

del p

ro-

ceso

y te

ndrá

n to

das l

as fa

culta

des

para

pode

r ejer

cer c

argo

s púb

licos

.

Alta

Bonif

icació

n en

dine

ro.

No ap

lica

Los b

enef

icios

de la

reinc

orpo

ració

nos

cilar

án e

ntre

5 y

7 a

ños d

epen

-die

ndo

de la

s co

ndici

ones

que

se

encu

entre

el d

esm

ovili

zado

y s

ufa

milia

.

De co

nfor

mida

d con

la le

y, ten

drán

dere

cho a

l indu

lto, s

uspe

nsión

de la

spe

nas p

or d

elito

s lev

es (n

o en

tran

delito

s de l

esa h

uman

idad)

, ces

ación

de p

roce

dimien

to, l

a pr

eclus

ión d

ela

instru

cción

o la

reso

lución

inhib

ito-

ria, s

egún

el e

stado

del

proc

eso

yten

drán

toda

s las

facu

ltade

s par

apo

der e

jerce

r car

gos p

úblic

os.

Alta

Bonif

icació

n de

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ro

No ap

lica

Los d

erec

hos d

e la

reinc

orpo

ració

nos

cilar

án e

ntre

3 y

5 a

ños d

epen

-die

ndo

de la

s co

ndici

ones

que

se

encu

entre

el d

esm

ovili

zado

y s

ufa

milia

.

De co

nfor

mida

d co

n la

ley, t

endr

áde

rech

o al in

dulto

, sus

pens

ión de

las

pena

s por

deli

tos l

eves

(no

entra

nde

litos d

e les

a hum

anida

d), c

esac

iónde

pro

cedim

iento

, la

prec

lusión

de

la ins

trucci

ón o

la re

soluc

ión in

hibi-

toria

, seg

ún el

esta

do de

l pro

ceso

yten

drán

toda

s las

facu

ltade

s par

apo

der e

jerce

r car

gos p

úblic

os.

Media

No ha

brá b

enef

icios

mon

etario

s por

infor

mació

n, en

trega

de ar

mame

ntoy c

oope

ració

n en l

abor

es op

erati

vas.

Esta

s de

berá

n se

r vo

lunt

arias

en

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de in

gres

ar al

prog

rama

y pu

e-de

n ten

er be

nefic

ios de

otra

índo

le.

El Es

tado

deb

erá

cons

truir

un si

ste-

ma d

e mon

itore

o que

per

mita

con-

trolar

el bu

en us

o de l

os re

curso

s que

se le

está

otor

gand

o a ca

da u

no de

los d

esmo

viliza

dos,

dura

nte e

l pro

-ce

so en

los a

lberg

ues c

omo e

n la t

er -mi

nació

n de

l pro

gram

a. Se

pod

ráten

er u

n re

gistro

de

cuale

s son

sus

activ

idade

s y en

que g

asta

n el d

ine-

ro, d

e ta

l for

ma q

ue se

redu

zca

lapo

sibilid

ad d

e co

meter

acti

vidad

esde

lictiv

as.

Los b

enef

icios

de la

reinc

orpo

ració

ndu

rará

n 2 añ

os de

pend

iendo

de la

sco

ndici

ones

que s

e enc

uent

re el

des-

movil

izado

y fa

milia

.

De co

nfor

mida

d con

la le

y, ten

drán

dere

cho a

l indu

lto, s

uspe

nsión

de la

spe

nas p

or d

elito

s lev

es (n

o en

tran

delito

s de l

esa h

uman

idad)

. Si ti

enen

otros

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s pag

aran

casa

por c

árce

lha

sta cu

ando

la le

y lo d

eterm

ine.

Baja

No h

abrá

ben

efici

os p

or in

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a-ció

n, en

trega

de ar

mame

nto y

coo-

pera

ción e

n lab

ores

oper

ativa

s. Es

tasde

berá

n ser

oblig

ator

ias en

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deing

resa

r al p

rogr

ama.

El Es

tado

deb

erá

cons

truir

un si

ste-

ma d

e mon

itore

o que

per

mita

con-

trolar

el bu

en us

o de l

os re

curso

s que

se le

está

otor

gand

o a ca

da u

no de

los d

esmo

viliza

dos,

dura

nte e

l pro

-ce

so e

n los

albe

rgue

s com

o en

later

mina

ción d

el pr

ogra

ma. S

e pod

ráten

er u

n re

gistro

de

cuále

s son

sus

activ

idade

s y en

qué

gas

ta el

dine

-ro

, de

tal f

orma

que

se re

duzc

a la

posib

ilidad

de

come

ter a

ctivid

ades

delic

tivas

.

Los b

enef

icios

de la

reinc

orpo

ració

ndu

rará

n 2 añ

os de

pend

iendo

de la

sco

ndici

ones

en

que

se e

ncue

ntre

el

desm

oviliz

ado y

su fa

milia

.

De co

nfor

mida

d con

la le

y, no

tend

rán

dere

cho a

l indu

lto, n

o hab

rá su

spen

-sió

n de

pen

as n

i por

deli

tos l

eves

ymu

cho m

enos

por d

elito

s de l

esa h

u-ma

nidad

. La p

ena d

e los

delito

s lev

esla

tendr

án q

ue cu

mplir

con

casa

por

cárce

l has

ta cu

ando

la le

y lo d

eterm

i-ne

, per

o si s

e des

cubr

e que

tiene

n an-

teced

entes

por d

elito

s de l

esa h

uma-

nidad

dire

ctame

nte

irán

a la

cárce

l,sin

bene

ficio

algun

o.

Nada

No ha

brá b

enef

icios

por i

nfor

mació

n,en

trega

de ar

mame

nto y

coop

erac

iónen

labo

res o

pera

tivas

. Esta

s deb

erán

ser o

bliga

toria

s en

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de

ingre

sar

al pr

ogra

ma.

El Es

tado

debe

rá co

nstru

ir un

siste

made

mon

itore

o qu

e pe

rmita

cont

rolar

el bu

en u

so d

e los

recu

rsos q

ue se

lees

tá o

torg

ando

a c

ada

uno

de lo

sde

smov

ilizad

os, d

uran

te el

proc

eso e

nlos

albe

rgue

s com

o en l

a ter

mina

ción

del p

rogr

ama.

Se p

odrá

tene

r un

re-

gistro

de cu

áles s

on su

s acti

vidad

es y

en q

ué g

asta

el d

inero

, de t

al fo

rma

que

se re

duzc

a la

posib

ilidad

de

co-

meter

activ

idade

s deli

ctiva

s.

Los b

enef

icios

de

la re

incor

pora

ción

dura

rán

2 añ

os d

epen

diend

o de

las

cond

icion

es e

n qu

e se

enc

uent

re e

lde

smov

ilizad

o y su

fami

lia.