Caja (revista)

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Colores para daltonicos El eco del ecodiseño Cuando el packaging discrimina Año 1 / No. 1 Una revista del grupo “ Diseñadores elite g321” / maraciabo - venezuela / Bf,s. 20

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revista elaborada para diseñadores graficos!

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Colores para daltonicos

El eco del ecodiseño

Cuando el packaging discrimina

Año 1 / No. 1 Una revista del grupo “ Diseñadores elite g321” / maraciabo - venezuela / Bf,s. 20

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Caja es una nueva propuesta de revista destinada a hablar de diseño en todas sus áreas, queremos llegar a los jóvenes diseñadores con ideas frescas e innovadoras sobre el quehacer creativo de nuestra profesión.

Amigos lectores, esperamos que esta nueva propuesta sea de su agrado y nos acompañen desde ahora en este camino de nacimiento y creci-miento de nuestra revista y que poco a poco forme parte permanente de sus colecciones.

EditorJessica TsoiConsejo EditorialAlfonso Alarcón SaldívarSalvador García Pérez Alfredo Hernández Pre-ciadoAntonio López Mijares

DiseñoSimon RiosRedacciónRaúl Arredondo AlegretIgnacio Barragán SilvaCarolina Ríos Mancilla ImágenesSimon Rios

El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores. Se permite la reproducción citando la fuente. Todos los artículos publicados son sometidos a arbitraje. Se aceptan colaboraciones de acuerdo con las políticas de la revista.

Creditos

Nos salimos del cuadro y creamos una nueva revista, llena de innova-ción y creatividad buscando enlazar a la comunidad de diseñadores de Maracaibo en un espacio alternativo impreso. En esta etapa de inicio queremos mostrarte cómo el diseño es parte de la cultura y de una cultura visual.

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orial

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Desde cualquier industria se pueden hacer contri-buciones para reducir el impacto ambiental y hasta atrapar nuevos compradores.

El sistema económico al que hoy pertenecemos nos sumerge de mil maneras en relaciones humanas cam-biantes modificando nuestra experiencia comunicati-va, con ello la evolución de un sistema de producción industrial desmedido y la creciente necesidad expresa de compradores de todas las edades por elementos que los definan como individuos, han logrado elimi-nar de forma casi criminal las brechas entre lo huma-no, estable, y sostenible, con lo confortable, estético e infortunadamente entretenido.

Aunque los amantes de los objetos en cualquier escala pretendan sentirse ajenos a las reflexiones que les co-rresponden respecto a la utilidad de lo que adquieren y los limites a los que contribuyen con cada cosa que escogen, es necesario, poner en claro que si bien esos son temas que hoy pueden ser evadidos, en algunos años serán una exigencia de producción y respectiva-mente de compra. Es probable que Usted termine de-corando su casa con algunos productos de mobiliario hechos bajo los conceptos del ecodiseño y que aunque no le importe demasiado usted mismo termine reu-tilizando, ahorrando espacio, luz y buscando hallar nuevas formas para usar esa mesa vieja que alguna vez le regalo su mamá.

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Margarita Juliá

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medio ambiente y hasta el miedo colectivo por la des-aparición de los recursos naturales básicos, el colapso del sistema económico, el calentamiento global y has-ta el apocalíptico 2012, invade la mente tanto de opor-tunistas en busca de mercados para explotar, como de creativos que desde cualquier dependencia del diseño tratan de contribuir con un cambio que —sin saber si es efectivo del todo—ayuda a pensar que hay una contribución directa y una formula sin esfuerzo para cambiar el giro del planeta.

Con el ánimo de demostrar que desde cualquier parte de la industria o dependencia laboral se pueden ha-cer contribuciones para reducir el impacto ambiental y hasta atrapar nuevos compradores con la excusa de la basura, el pop, o los movimientos netamente ver-des. Llega el Eco-diseño, una corriente o estrategia de conservación y producción que adquiere sentido en la arquitectura, el diseño gráfico, el diseño industrial y que en algunas partes permea las artes plásticas. Los profesionales del diseño han dado vida a la corriente Green Desing hoy mejor conocida como Ecodiseño

o diseño sostenible, definido en resumidas cuentas como al capacidad de diseñar toda clase de objetos basándose en conceptos de sostenibilidad que puedan ser aplicados a estructuras tridimencionales o bidi-mensionales; virtuales o reales.El ecodiseño aplicado a cualquier clase de objeto, tie-ne los siguientes parámetros básicos para una crea-ción de carácter sostenible o coadyuvante para la re-ducción del impacto ambiental:• Monomaterialidadymaterialesbio:Referenteal número de materiales o sustratos que contenga un producto final. Entre menos materiales contenga un sólo objeto habrá mejores posibilidades para que este sea procesado correctamente y en su totalidad.• Reciclajeyreutilización:Elproductodebeserdesarrollado con sustratos biodegradables principal-mente, o que en su defecto puedan ser procesados y/o reutilizables. Si ninguna de las dos reglas se cumplie-ra, el objeto deberá suplir como mínimo dos funcio-nes básicas (ocasionalmente mesa o silla).• Reducción dimensional: deben ser objetospensados no sólo en el ahorro de luz, el ahorro de pro-cesos, el ahorro material o de función, sino también en el ahorro de espacio. Es decir, debe contribuir al libre tránsito de las personas y a la descontaminación del espacio (evita el desorden o la saturación de obje-tos en un lugar).• Diseño por componentes: los objetos de di-seño que cuentan con esta cualidad llevan implícitos los conceptos de construcción modular de tal manera que si un mismo objeto está construido con dos o más materiales, debe poder ser desmontado con facilidad para procesos posteriores de eliminación de residuos.• Ecopublicidad:Refierealdiseñoyestrategiaspublicitarias que apoyan los mensajes de conservación del planeta, y al los productos o marcas que lleven im-plícitas las características anteriormente nombradas.

Hay que tener en cuenta que el «instinto» ahorrativo. Mientras en países como Colombia es solo producto de la necesidad de arreglarse la vida sin pagar diez mil pesos más de agua, en el mundo, la palabra ahorro, reducción e impacto ambiental adquiere nuevos sig-nificados logrando que acciones como reducir gastos, comprar objetos con el mínimo de materiales, evitar las bolsas plásticas y hasta cerrar la llave del agua, for-me parte de una estrategia de consciencia colectiva que —con fines de mercadeo o no— es debido acep-tar, en algo contribuye con esta tierra que cada día está más negra.Eco-diseño y diseño sostenible

Teniendo en cuenta que gracias a la revolución industrial las maquinas tomaron vida y la producción de elementos de todo tipo se volvió rápida y económica, son hoy las mismas maquinas las que contribuyen a la sobrecarga del planeta. La preocupación actual por el

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Margarita Juliá

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El daltonismo es el nombre que se atribuye a una alteración congénita, que consiste en la deficiencia visual relacionada con la incapacidad para distinguir entre diferentes colores del espectro. Una persona con visión normal es capaz de diferenciar alrededor de 30.000 colores. Mi padre, por ejemplo, es daltónico, no puede distinguir entre el azul marino y el color café. Malamente a veces nos burlamos de él cuando llega con un calcetín de un color y el otro de otro. Creo que mis hermanas y yo nunca hemos tomado en cuenta esta problemática que puede ser mucho muy difícil para otras personas.

Se estima que el 10% de la población masculina en el mundo es daltónico. Cuando Miguel Neiva, diseñador portugués, comenzó el proyecto para desa-rrollar el código, realizó una pequeña encuesta que arrojó los siguientes resul-tados

•37%dijonosaberquétipodedaltonismosufría•64%consideralaconfusióndeloscolorescomoelmayordesusproblema•59%sólopuedenidentificaralgunoscolores•22%novealgunoscolores•42%tienedificultadesenelámbitodelaintegraciónsocial•90%pideayudaparalacompraderopa•88%tienedificultadesenlaelecciónderopayelusodeella•61%hacreadounprocesodeauto-ayudaenlaeleccióndelaropa

Colores para daltónicos

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Mlkvn / monkeyzen

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Un gran número de personas tienen al menos algún tipo de daltonismo. Sin embargo, la mayoría de los casos pasan desapercibidos por los pacientes, sien-do detectable sólo por las pruebas médicas adecuadas.El sistema de identificación de Dalton Color fue desarrollado sobre la base de colores primarios, representados por símbolos gráficos donde se construye el código en asociación lógica y memorable. El concepto de añadir el color se convierte en un juego que permite a los daltónicos reconocer el color a través de los conocimientos adquiridos, para relacionar los símbolos - identificar fá-cilmente los colores que representan la combinación de formas simples combi-nadas con las combinaciones de colores básicos.

Cada código de color primario se asocia con tres formas que representan el rojo, amarillo y azul, y de estas tres formas se desarrolla el código. Otras dos formas se han añadido que representa el blanco y negro que representan a los tonos más claros o colores oscuros. Los colores secundarios se pueden formar usando las formas básicas cuando se “mezcla” de los pigmentos primarios en conjunto, más tarde la formación de la composición de una paleta de colores . El gris se dividió en dos colores: gris claro y gris oscuro El código completo abarca una serie de colores y se pueden transmitir fácilmente a través de la in-formación disponible en distintos medios de comunicación, incluyendo tablo-nes de anuncios, catálogos o de productos.

Creo que la idea es muy buena, pero tengo una pequeña duda, independien-temente si se aprende uno este tipo de código, la persona que es daltónica de nacimiento, ¿cómo va a percibir algunos puntos estéticos como la combinación “armoniosa” de los colores? Bueno, son dudas que van surgiendo pero supongo que cada caso de daltonismo siempre es distinto y este sistema puede aplicar diferente para unos y para otros.

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Cuando el packaging discriminaEl empaque, muchas veces con-siderado un simple portador de mensajes funcionales, puede emitir mensajes segregadores, fríos y con-tradictorios.

¿Es correcto que el empaque de un medicamento sea absolutamente racional y frío? ¿Los enfermos no son merecedores de una imagen alentadora? ¿Los consumidores de bajos recursos merecen siempre ac-ceder a productos cuya imagen sea básica y carente de calidad? ¿Hasta dónde dicho target requiere de ta-les códigos para su entendimiento y adquisición? ¿El packaging puede dignificar? ¿Está en sus objetivos?Durante mis 17 años como dise-ñador me han tocado algunas oca-siones en las que he tenido que en-frentar proyectos con problemáticas como estas. Algunos se trataban de alimentos y otros de productos me-dicinales o cosméticos, pero todos ellos tenían un punto en común: sus fabricantes tenían una concepción arcaica sobre los consumidores de nivel bajo, basada en que la caren-cia estética y la pobreza emocional

eran el medio ideal para dirigirles un mensaje comercial eficaz.

Aferrándose erróneamente a esa premisa, y contrariamente a lo que se podría suponer, muchos de esos lanzamientos no siempre han podi-do involucrar una estética supera-dora. Por el contrario, lo aspiracio-nal se rechazaba radicalmente por suponer que un lenguaje «popu-lar» debe ser sinónimo de descui-dado, simple y burdo. Esa misma categorización a ultranza es la que ha determinado, en muchos casos, que rubros como el farmacológico por ejemplo, construya packaging a partir de layouts aburridos, ra-cionales en extremo, fríos, y tan objetivos en sus recursos que cual-quier elemento ligeramente emo-cional es tomado como un ataque a la eficacia del producto.

Mi intención con este artículo no es desmerecer un sector del mer-cado, ni juzgar las políticas comer-ciales de las grandes corporacio-nes. Pretendo exponer, a partir de

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Adrián Pierini

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dos casos de segmentación extrema vinculados a empaques, cómo las estrategias de venta se desvían, en muchas ocasiones, hacia mensajes negativos que comienzan afectando la percepción del objeto, para luego finalizar con el cuestionamiento de la imagen corporativa toda.

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El preconcepto socialP ara ser realista, creo que segmentar por clase social o por condición económica resulta, tanto para creativos como para gente de marketing, de gran utilidad. Todos nosotros apelamos a esas clasificaciones a la hora de emprender nuestra tarea proyectual siendo los briefs, con su detalle tan preciso del target, un claro ejemplo de esto. Nos ordenan, nos ayudan a establecer parámetros de comunicación, nos permiten entrar a nuestra maleta de recursos estéticos y saber, con menor grado de error, cuáles re-sultan ser los apropiados para tal o cual mensaje.

Pero esa misma herramienta podría llegar a confundirnos. Es muy del-gado el hilo entre focalización y discriminación. Cuando una empresa le habla a un target bajo de manera pobre, simplista y desprovista de cuida-do, por el simple hecho de tornar eficaz un objetivo comercial, podríamos decir que se está estableciendo una valoración denigrante del consumidor. Cuando una empresa trata a sus clientes con respeto, busca enriquecer su experiencia de compra y contribuye a una dignificación por medio de la comunicación. Entonces nos encontramos frente a una acción social-mente responsable, constructiva y altamente positiva para el futuro de su público objetivo.

Es común observar en el mercado latinoamericano una variedad de pro-ductos que pretenden ser posicionados para las clases D o E, cuyo diseño posee una paleta cromática caótica, sus logos son descuidados, sus foto-

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grafías referenciales se hallan fuera de foco, etc., amparándose en erróneos códi-gos populares de valoración cualitativa.

Pero acaso, ¿se puede ser tan ingenuo de pensar que aquellos que menos tienen no poseen la capacidad de notar la diferencia entre una estética precaria y una superior? Mi experiencia personal en estos últimos años con marcas de alta ma-sividad me ha demostrado, afortunadamente, que un producto dirigido a dicho mercado, cuando es presentado de una manera cuidada y creativa, no sólo no afecta su capacidad de venta, sino que la demanda puede llegar a incrementarse, elevando el nivel de exigencia del target y obligando a la competencia a generar sus nuevos productos bajo un criterio estético más respetuoso del consumidor.No se trata de unificar totalmente los códigos visuales. Sé claramente que un envase es un arma de venta y como tal, utiliza sus recursos para posicionar. Pero eso no significa que el mensaje deba realizarse bajo premisas que pudieran transformarse en degradantes para algunos.Optar por layouts simples pero correctos, que clarifiquen la diferencia del con-tenido dentro de códigos comunicacionales igualitarios; exhibir el producto de manera atractiva y por qué no apetecible; exponer sus propiedades y diferen-ciales en un lenguaje claro, ordenado y entendible, sin necesidad de caer en la soberbia ni en la exposición de falsas pretensiones; podrían ser algunos de los primeros pasos para desterrar definitivamente cualquier futuro indicio de pre-concepto social.

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Entre lo objetivo y lo emocionalSe ha dicho que el packaging es la piel del producto, pero yo iría más allá. Para mí un empaque es la piel de quién lo vende. Y creo que esto se ma-nifiesta claramente en algunas empresas fabricantes de productos vincu-lados a la salud, quienes ante la necesidad de emitir un mensaje de alta credibilidad y mínimo riesgo, llevan esta regla a su extremo, apelando a recursos absolutamente racionales.Así como un empaque mal concebido puede resultar clasista y exponer ante los demás la dificultad económica por la que un consumidor atravie-sa, ingresar a algunas farmacias, por ejemplo, podría crear en el enfermo la sensación de entrar a la antesala de la muerte. Comprar ciertos me-dicamentos resulta ser, por su estética, una experiencia aterradora. Nada de risas, nada de color, nada de naturalidad. «Con la salud no se juega», dirían algunos, pero creo que los consumidores verían de buen grado un pequeño toque de humanidad en aquellos momentos en los cuales su sen-sibilidad es extrema y la llegada de un mensaje positivo podría contribuir a mejorar aunque sea un poco sus penurias. Seguramente, en este punto, muchos podrían afirmar que los códigos de la categoría obligan a generar esas estéticas, y que lo natural o espiritual ha sido tomado por los produc-tos denominados «naturistas o herbales».Estos utilizan imágenes más referenciales y atractivas, incorporan el verde con mayor liviandad y, en definitiva, no tienen ningún inconveniente en mostrarse de ese modo porque su consumo implica un mínimo riesgo para las personas. Ahora, si bien estas argumentaciones no dejan de tener

ConclusiónRespeto y dignidad entre clases. Salud emocional y contención anímica. Dos puntos fuertes y necesarios, en donde el packaging, aún hoy, demuestra tener puntos débiles que deben ser analizados y mejorados. Apuntar a un cambio resulta necesario para que esa simple «cajita» creada para vender se transforme en el comienzo de una visión más positiva e integradora para todos.

su cuota de verdad, sería importante cuestionarnos hasta dónde el consu-midor ve en esta fórmula no escrita una regla terminante.Una vez un médico me dijo que no le encontraba sentido a enriquecer es-téticamente un empaque de medicamento, puesto que los enfermos suelen acudir a los expendedores muñidos de una receta, y por lo tanto, la ven-ta está asegurada. Son esos comentarios los que obligan a replantearnos nuestro rol como profesionales de la comunicación estratégica. ¿Es que el diseño sólo sirve para vender? ¿Y su perfil emocional?Creo que tanto los diseñadores gráficos como los profesionales del mar-keting y la publicidad podemos ayudar a llevar una vida mejor a quienes nos rodean, pero necesitamos para ello clientes que cambien su visión del mundo.Alejarse de lo económico para acercarse a lo humano. Entender que una acción de compra es también un intercambio de experiencias y que, como personas, sentimos, disfrutamos, deseamos y reafirmamos nuestra forma de ser y de gustar a partir de acciones de intercambio, como podría ser la adquisición de todo aquello que nos hace bien.

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