Camisa musica

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En un reino....

Muy lejano

Vivía un rey poderoso, amado por sus súbditos y respetado por

los soberanos vecinos.

Llegó un día en el que el rey se sintió enfermo y llamó a los médicos de la corte para que pusieran remedio a su

mal.

Todos los eminentes doctores se reunieron en consulta, pero no sacaron en claro qué dolencia

aquejaba el monarca.

Pasaban los días y las semanas y el rey estaba cada vez más

triste.

- Tiene la enfermedad de la tristeza.

Concluyeron los médicos reales.

Y empezaron a desempolvar viejos pergaminos y antiguos libros del arte de la medicina

para hallar el remedio a la enfermedad de la tristeza.

Las boticas del reino elaboraron los más

raros brebajes y pócimas.

Todo fue en vano, el rey estaba cada vez más apesadumbrado, más

melancólico y su tristeza llegaba a todos los rincones

del reino.

Cierto día se presentó un médico de larga barba blanca y se

ofreció a visitar al soberano para buscar remedio a su terrible mal. El rey y sus

médicos se avinieron a ello.

El recién llegado lo examinó, lo auscultó largo rato, preguntó por todos los síntomas y solemnemente

sentenció:

Su Majestad sólo sanará si se viste con la camisa de un hombre feliz.

Inmediatamente partieron veloces los emisarios del rey por

todos los caminos del reino hasta los rincones más lejanos.

Cualquier persona que a primera vista les parecía feliz, les

desengañaba luego.

En esta casa tan bella. Usted es feliz,

¿verdad ?

No, pues mi madre está

muy enferma.

Con tan gran feudo. ¿Usted ha encontrado

la felicidad?

No, este año he perdidola cosecha.

Hasta que por fin, oyeron un cantar alegre que llenaba medio valle.

Acudieron enseguida y hallaron a un hombre que cantaba a pleno pulmón. Mientras preparaba una

comida frugal bajo la sombra de un puente para

resguardarse del sol.

¿Eres completamente feliz,

buen hombre?

Sí, soy muy feliz.

Pues danos tu camisa, que su majestad la necesita.

El hombre se puso a reír y abrió su pobre chaqueta.

Los emisarios del rey vieron con sorpresa que.. .

no llevaba camisa.

Debemos descubrir dónde se encuentra realmente

la felicidad.