Camp, Roderic Ai - Metamorfosis del liderazgo político en el México democratico

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Traducción de JUAN JoSÉ UTRILLA

RODERIC Al CAMP

Metarriorfosis del liderazgo en el México

derriocrático

FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

Page 3: Camp, Roderic Ai - Metamorfosis del liderazgo político en el México democratico

Primera edición en inglés, 2010 Primera edición en español, 2012

Camp, Roderic Ai Metamorfosis del liderazgo en el México democrático I Roderic Ai Camp ;

trad. de Juan José Utrilla . - México: FCE, 2012 32S p. ; 23 x 17 cm - (Sección de Obras de Política y Derecho) Título original: The Metamorphosis of Leadership in a Democratic Mexico ISBN 978-607-16-1070-6

l. Liderazgo - Política - México 2. Democracia - México I. Utrilla, Juan José, tr. II. Ser. III. t.

LC JL1281 Dewey 320.972 C127m

Distribución mundial

Diseño de portada: Teresa Guzmán Romero

Título original: The Metamorphosis of Leadership in a Democratic Mexico, originally published in English in 2010. This translation is published by arrangement with Oxford University Press. © 2010 by Oxford University Press, Inc.

Metamo1fosis del liderazgo en el México democrático fue publicado originalmente en inglés en 2010. Esta traducción se publica mediante acuerdo con Oxford University Press.

D. R.© 2012, Fondo de Cultura Económica Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F. Empresa certificada ISO 9001:2008

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ISBN 978-607-16-1070-6

Impreso en México • Printed in Mexico

ÍNDICE

Introducción ........................ . . . .... . ...................... .

l. Toda política es local. ¿El camino local de México hacia la demo­. ? crac1a ................. .. .................... .. ............... .

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II. Caída y ascenso de los militantes de partido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57

III. La demografía democrática. ¿Altera la democracia los orígenes de los políticos?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88

IV. ¿Ha favorecido la democracia a las mujeres políticas?. . . . . . . . . . . 118

V. Ascenso y caída de los tecnócratas de la economía.............. 143

VI. Institucionalización política y política pública. El impacto de la generación de Miguel Alemán ................................ . 173

VII. ¿Es una carrera más democrática que otra? .... . .............. . 204

VIII. Violencia y democracia. ¿Cuál produce el cambio? ............. . 245

IX. Los gobernadores. ¿Demócratas nacionales del futuro? 267

X. Temas.sobre el liderazgo y la democracia en México ........... . 298

Indice analítico . ................................................... . 309

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INTRODUCCIÓN

Hace cuatro décadas, siendo yo estudiante de posgrado, me interesé en los dirigentes políticos de México. Buscando un tema para mi tesis, desarrollé un estudio comparativo del papel desempeñado por los economistas mexica­nos y estadunidenses en la política, empleando para ello un modelo político creado por Charles O. Jones. 1 Mediante una extensa correspondencia, segui­da por entrevistas efectuadas en México, me encontré ante toda una genera­ción de figuras públicas mexicanas, muchas de las cuales vivieron durante su infancia la Revolución mexicana de 1910 y quienes hicieron considerables aportaciones al desarrollo posrevolucionario, desde la década de 1920 hasta el fin del siglo xx. 2 Esta generación de dirigentes mexicanos, gracias a su ge­nerosidad y a su interés en mis investigaciones académicas, me encamina­ron a un proyecto -que ha durado toda mi vida- de conocimiento profun­do de los líderes y las élites. Atravesé los límites de diferentes profesiones, informándome acerca de las figuras literarias, los artistas y otros personajes de México en el mundo fascinante de la vida intelectual; obispos y sacerdotes católicos que actuaban dentro de los peculiares confines de la Iglesia y la his­toria de México; capitalistas con sus tenues relaciones con el gobierno, y el misterioso cuerpo de organismos militares, que sucumbió ante la suprema­cía civil mientras conservaba, empero, su protegida esfera de autonomía mucho antes que sus colegas latinoamericanos: todos ellos significativamen­te vinculados, de manera formal e informal, con los dirigentes de la política.

El estudio de cada líder es una manera indirecta de examinar sus institu­ciones, ya sea que se trate de negocios, iglesias, periódicos, grupos de interés o ejércitos. Es, asimismo, un modo de comprender cómo cada una de estas muchas instituciones se relaciona con el Estado mexicano y con la naturaleza de las interacciones que existen entre ellas. Después de examinar a estos nu­merosos grupos de poder, individual y luego colectivamente, decidí reconcen­trarme en los propios políticos que determinaron este enfoque para compren­der cabalmente cómo la dirigencia política evolucionó durante la mayor parte del siglo pasado y hacia dónde parece encaminarse en este siglo tras la nota-

1 Roderic Ai Camp, The Role of Economists in Policy-Making: A Comparative Case Study of Mexico and the United States, University of Arizona Press, Tucson, 1977.

2 La mayor parte de estas cartas ha sido donada a la Nettie Lee Benson Latín American Col­lection, University of Texas, Austin, Texas.

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10 INTRODUCCIÓN

ble elección del año 2000. Por todo esto estoy en deuda con Peter Siavelis, quien hizo resurgir mi interés después de haber dedicado toda una década a analizar las ideas de los ciudadanos sobre la democracia y la política demo­crática, al invitarme a la Wake Forest University, para la primera conferencia celebrada allí sobre el reclutamiento de los políticos en América Latina.3

En esencia, deseaba abordar dos interrogantes generales y fundamenta­les. La primera, ¿cómo evolucionó el liderazgo político mexicano desde la década de 1930 hasta 2010? En concreto, ¿cómo pasó el cambiante modelo de la política mexicana, después de la época de un solo partido semiautori­tario y dominante, a consolidar un sistema electoral democrático y compe­titivo, y cómo esto afectó el liderazgo mexicano en formas que se extendie­ron más allá de sus preferencias ideológicas?4 Deseo poner en claro, desde el principio, que no considero que el México de hoy tenga un modelo político plenamente democrático. Veo que actualmente se encuentra en un proceso de consolidación.5 Por tanto, mi definición de México como democracia se limita a que ha logrado establecer un proceso electoral competitivo y respon­sable, gobernado por instituciones independientes que cuentan con el apoyo de la mayoría de los ciudadanos.6 También creo que ha logrado establecer un conjunto diferente, aunque incompleto, de procedimientos que lo aleja de la época predemocrática, lo que implica un nivel más alto de pluralismo.

7

' Los resultados de esta trascendental conferencia pueden encontrarse en Peter M. Siavelis Y Scott Morgenstern (eds.), Pathways to Power: Political Recruitment and Candidate Selection in Latin America, Pennsylvania State University Press, University Park, 2008 .

• Mi primera incursión en este tema, "Political Recruitment, Governance, and Leadership in Mexico: How Democracy Has Made a Difference", aparece en Siavelis y Morgenstern, Pathways

to Power, pp. 292-315. s Dorothy J. Solinger ofrece un valioso análisis comparativo de la llegada de México al punto

de consolidación con base en seis factores estructurales: décadas de elecciones, la existencia de al menos un partido de oposición durante dichas décadas, ulteriores reformas electorales, un alto nivel de corrupción y de fraude en el partido en el poder, una o más fisuras del partido do­minante y un líder de oposición carismático. "Ending One-Party Dominance: Korea, Taiwan, Mexico" , Joumal of Democracy 12, núm. 1 (enero de 2001), p . 31.

6 Para un extenso análisis de las opiniones de los estudiosos sobre democracia, incluida su propia definición, véase la lúcida obra de Steve Ellner, "Latin American J?emocracy in 'Post­Consolidation' Literature: Optimism and Pessimism", Latin American Polztics and Soczety 43, núm . 1 (primavera 2001), pp. 127-142. Para mis opiniones, con mayor detalle, véase Roderic Ai Camp, Politics in Mexico : The Democratic Consolidation, Oxford University Press, Nueva York, 2007, pp. 291 y ss. He recibido una gran influencia sobre mi propia definición de demo­cracia por la conceptualización y el análisis de la democracia en América Latina, de la obra de Terry Lynn Karl, "Dilemmas of Democratization in Latín America", en Roderic Ai Camp (ed.), Democracy in Latin America: Patterns and Cycles, Scholarly Resources, Wilmington, 1996,

pp. 21-46 . . . . ' Para un minucioso análisis de los componentes de la democracia mexicana y de las dificul-

tades de su transición, véase la excelente obra de Guy Poitras, "Mexico's Problematic Transition to Democracy", en Philip Kelly (ed.), Assessing Democracy in Latin America, Westview Press,

INTRODUCCIÓN 11

Mi segunda interrogante consiste en saber si los cambios de la dirigencia ocurridos entre estas dos épocas han sido extensos y, en caso afirmativo, ¿cuáles rasgos de la dirigencia mexicana han sido los más modificados por nuevos patrones institucionales, cuándo ocurrieron en realidad estos cam­bios y por qué ocurrieron?

Dados los recursos de que pude disponer, tuve la esperanza de poner a prueba empíricamente muchos de los interrogantes planteados por estas cues­tiones generales. Me llevó 40 años diseñar dos conjuntos completos de datos. El más abundante es el que comienza, cronológicamente, en junio de 1935, cuando era presidente Lázaro Cárdenas, quien se liberó de la intervención solapada y la influencia de su mentor original, Plutarco Elías Calles, y que continuó hasta junio de 2009, durante el tercer año de la presidencia de Feli­pe Calderón. Este conjunto de datos -subconjunto de mi Proyecto de Bio­grafías de Políticos Mexicanos- contiene información biográfica extensa y detallada de cerca de 3 000 influyentes líderes nacionales, que incluye a se­cretarios del gabinete, subsecretarios y oficiales mayores que representan la rama ejecutiva; jueces de la Suprema Corte, que representan la rama judi­cial, y diputados y senadores, que representan la rama legislativa.8 Todos los gobernadores de los estados fueron incluidos como representantes de los di­rigentes políticos nacionales más destacados, papel que, sin duda, ha ido en aumento desde la década de 1990.9 Por último, he incluido figuras políticas influyentes que no pueden clasificarse de acuerdo con sus cargos públicos for­males; entre ellos, guerrilleros, candidatos a la presidencia y dirigentes de los partidos políticos más pequeños, y a otros que ejercieron una gran influencia sobre las elecciones y la política pública.

Boulder, Colo., 1998, pp. 63-75. Para un análisis en profundidad del naciente pluralismo, Claudia Holzner utiliza la terminología de Philip Oxhorn pero la llama neopluralismo, diciendo que está "caracterizada por un debilitamiento de los intereses organizados, una sociedad civil fragmen­tada, la persistencia de formas clientelistas de organización, elementos tecnocráticos en los tra­tos del gobierno con personas y grupos, y la canalización de la participación política hacia un reducido conjunto de actividades que no transmiten efectivamente intereses ni afectan la políti­ca". Claudia Holzner, Pove1·ty of Democracy: The Institutional Roots of Political Participation in Mexico, University of Pittsburgh Press, Pittsburgh, 2009, y Philip Oxhorn y Graciela Ducanten­zeiler (eds.), What Kind of Marker? What Kind of Democracy? Latin America in the Age of Neolib­eralism, Pennsylvania State University Press, University Park, 1998.

8 Estos datos biográficos se basan en miles de fuentes publicadas que incluyen biografías, autobiografías, historias políticas, folletos, periódicos regionales y nacionales, revistas regiona­les y nacionales, artículos especializados y libros.

9 Por ejemplo, véase Rogelio Hernández Rodiiguez, "The Renovation of Old Institutions: State Governors and the Political Transition in Mexico", Latin American Politics and Society 45, núm. 4 (invierno de 2003), pp. 97-127; su obra El centro dividido, la nueva autonomía de los go­bernadores, El Colegio de México, México, 2008, y Rafael Morales Ramírez, "El regreso de los gobernadores", Este País (febrero-marzo de 2004), pp. 39-43 .

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12 INTRODUCCIÓN

Para complementar la información cifrada en el banco de datos biográfi­cos, intenté dar vida al análisis de los datos, incorporando una extensa inves­tigación basada en entrevistas publicadas en periódicos regionales, así como fragmentos pertinentes y profundos de casi mil entrevistas y corresponden­cia personal de figuras políticas representativas de cada generación, desde la década de 1880 hasta la de 1960. Estas fuentes personales van desde entre­vistas y cartas de siete presidentes, docenas de miembros de gabinete, subse­cretarios, jueces de la Suprema Corte, senadores, gobernadores, presidentes de partido y figuras destacadas de todos los partidos, desde la extrema iz­quierda hasta la extrema derecha. Dichas fuentes ofrecen toda una plétora de visiones y observaciones personales, como respuesta a muchas de las in­terrogantes planteadas en este estudio.

Para poner a prueba mis numerosas suposiciones e hipótesis, he dividi­do este conjunto de datos en tres épocas cronológicas. La época predemocrá­tica queda comprendida entre los años de 1935 y 1988, incorporando las si­guientes nueve presidencias: Lázaro Cárdenas (1934-1940), Manuel Ávila Camacho (1940-1946), Miguel Alemán (1946-1952), Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958), Adolfo López Mateas (1958-1964), Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), Luis Echeverría Álvarez (1970-1976), José López Portillo (1976-1982) y Miguel de la Madrid (1982-1988). La segunda época, que supuse que mos­traría muchas diferencias con el medio siglo precedente, puede considerarse como una época de transición democrática, y consiste en las presidencias de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y Ernesto Zedilla (1994-2000). Por últi­mo, la tercera época, el periodo democrático, señalado por la elección del pri­mer candidato a la presidencia de un partido de oposición desde 1929, analiza el liderazgo político durante los gobiernos de Vicente Fax (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2009).

Valiéndome de las mismas normas para la inclusión de políticos específi­cos, en el proyecto de 2009 también me he auxiliado de un conjunto de datos que desarrollé en 1994, y que también forma parte del más general Proyecto de Biografías de Políticos Mexicanos, en el que examiné las principales figuras públicas desde 1884 hasta 1934, comenzando con Porfirio Díaz y culminando con el primer año de gobierno de Cárdenas. De este modo, los dos conjuntos de datos combinados, que contienen entradas biográficas de casi 4 000 figuras políticas determinadas, permiten hacer comparaciones que cubren más de 125 años. Hasta donde sé, este conjunto de datos combinados constituye la compilación más numerosa y detallada de las élites políticas (desde el siglo XIX hasta el periodo contemporáneo) que existe para cualquier país. 10

10 La mayor parte de la información biográfica del conjunto de datos de 1994 puede en-

INTRODUCCIÓN 13

Además de que es capaz de analizar los datos sobre la base de los gobier­nos presidenciales que recorren las tres diferentes épocas estudiadas, elabo­ré las variables que nos permiten analizar los datos sobre la base de la gene­ración (la década en que nacieron) a la que pertenecen: si ocuparon cargos en cualquier administración presidencial específica, y en la presidencia du­rante la que ocuparon su primer cargo de alto nivel, catalogándolos institu­cionalmente para su inclusión en el conjunto de datos. La justificación de crear Y emplear una vasta categoría generacional para su análisis consiste en que las generaciones, y no los gobiernos presidenciales, a menudo ofrecen atisbos de cambios considerables en las características de liderazgo, mucho antes de que ejercieran un impacto sobre un periodo presidencial determi­nado. 11 Asimismo, en general, dos generaciones dominan ampliamente cada gobierno presidencial. 12 El argumento a favor de la creación, por administra­ciones, de una vasta categoría de quienes por primera vez ocuparon un impor­tante cargo público, es que nos permite ver la influencia de cada presidente sobre la cambiante composición del liderazgo político mexicano, e introducir tendencias que pueden haber ejercido un impacto sobre ese liderazgo duran­te las décadas venideras. 13

Valiéndome de estos datos, empecé a abordar otras varias y diversas in­terrogantes. En primer lugar, ¿cómo el cambiante papel de las instituciones políticas influye en las características y las experiencias de un poderoso lide­razgo político? Por ejemplo, de un modelo político que sufrió un cambio des­pués de ser un sistema político centralizado para convertirse en un sistema democrático descentralizado habríamos esperado que el entorno político y la nueva cultura política institucional promoviesen una mayor importancia de las experiencias políticas locales, fuesen electorales o por nombramiento. 14

contrarse en mi obra Mexican Political Biographies, 1884-1935, University of Texas Press, Austin, 1991. La información biográfica para el conjunto de 2009 puede encontrarse en Mexi­can Political Biographies, 1935-2009, 4ª ed., University of Texas Press, Austin, 2011 (incluye un cn).

. 11

Algunas fuentes sobre las influencias generacionales que más han afectado mi propia visión mcluyen a Karl Mannheim, "The Problem of Generations", en Essays on the Sociology of Know­ledge, Routledge and Kegan Paul, Londres, 1959, pp. 276-322; Philip H. Burch, Elites in American History, 3 vals., Homes and Meier, Nueva York, 1981; Alan B. Spitzer, "The Historical Problem of Generations", American Historical Review 78 (diciembre de 1973), pp. 1353-1385, y Marvin Rintala, "A Generation in Politics: A Definition", Review of Politics 25 (1963), pp. 509-522.

12 Descubrí este patrón a principios de los años setenta y lo analicé en Mexico's Leaders: Their

Education and Recruitment, University of Arizona Press, Tucson, 1980, pp. 49-50. 13

Exploré estos argumentos con mayor detalle en "Age as a Variable in Political Recruit­ment", en Political Recruitment across Two Centuries, Mexico, 1884-1991, University of Texas Press, Austin, 1995, pp. 37-57.

14 Para los cambiantes niveles de la participación regional, que han contribuido a formar un

medio más favorable a la competencia electoral, véase mi obra "Province versus the Center: De-

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14 INTRODUCCIÓN

Los politólogos han sostenido que la experiencia política local de los Estados Unidos desempeñó un papel influyente en las carreras de importantes futu­ros políticos. 15 Más aún, en algunos estudios sobre México se ha llegado a la conclusión de que el contexto político local es "un rasgo central que afecta el modo en que se considera el sistema político nacional" y que el "contexto lo­cal, las percepciones del sistema y la conducta política están íntimamente conectados". 16 No hay razón alguna para creer que esos descubrimientos no puedan aplicarse a los políticos locales que con el tiempo ascendieron hasta el nivel nacional. De este modo, un aumento de la diversidad y la profundi­dad de las experiencias locales afecta, asimismo, la conducta del liderazgo. Sin embargo, descubrí que algunos de nuestros juicios intuitivos, que pre­veían estos cambios, por muy lógicos que puedan parecer, a la postre resul­tan erróneos.

Para ejemplificar precisamente este punto, los resultados de los datos muestran que entre 1935 y 2000, el porcentaje de dirigentes políticos impor­tantes que antes fueron presidentes municipales alcanzó su nivel más alto durante la presidencia de Díaz Ordaz (1964-1970), a quien muchos analistas describirían como el más autoritario (o, por lo menos, uno de los más) de los presidentes predemocráticos.'7 Pero, como lo revelaron los datos, de este tem­prano aumento existe una explicación lógica. Por otra parte, el patrón más importante -por mucho- que surge para mostrar la tendencia general a lo largo del tiempo y apoya la noción intuitiva basada en estudios anteriores del modelo democrático de los Estados Unidos, es que el número más alto de ex presidentes municipales que alcanzaron cargos de importancia nacional surgió durante las presidencias de Fax y Calderón, los dos presidentes demo­cráticos.18 Más aún, desde 1988 hasta 2000, al avanzar la transición democrá­tica, quedó bien establecido el patrón de una experiencia electoral local más intensificado entre los políticos, habiendo aumentado drásticamente, en con-

mocratizing Mexico's Political Culture", en Philip Kelly (ed.), Assessing Democracy in Latin Ame­rica, Westview Press, Boulder, Colo., 1998, pp. 76-92.

1s Joseph A. Schlesinger, Ambition and Politics: Political Careers in the United States, Rand­McNally, Chicago, 1966, pp. 33-34.

16 John T. Hiskey, "Local Context and Democratization in Mexico", American Journal of Po­litical Science 49, núm. 1 (enero de 2005), p. 57 .

17 Por ejemplo, véase el argumento de George Philip, de que Díaz Ordaz "fue un outsider ... que había llegado a la cúspide. La inseguridad de su estatus junto con la ambición personal pueden haber acentuado su interés en el orden y en el poder, así como su falta de simpatía hacia la democracia o hacia los 'valores de 1968' ". The Presidency in Mexican Politics, St. Martin's Press, Nueva York, 1992, p . 63.

is Por ejemplo, véanse las pruebas presentadas por Joy Langston y Francisco Javier Aparicio, "Political Career Structures in Democratic Mexico, 1977-2006", ensayo presentado en la Ameri­can Political Science Association, Boston, 28-31 de agosto de 2008.

INTRODUCCIÓN 15

traste con todos los políticos importantes que ocuparon cargos desde 1970 hasta 1988.19

Una segunda interrogante, no menos general, enfoca el grado hasta el cual las características informales (en contraste con las formales) ejercen un impacto sobre la composición del liderazgo. Por ejemplo, cualidades informa­les, como los nexos de parentesco, ¿son afectadas por la competencia electo­ral democrática, como lo son las consecuencias institucionales? Durante to­dos mis estudios anteriores acerca del liderazgo, he hecho notar la importancia de los nexos de familia en la política mexicana como medios de vincular ge­neraciones políticas y como una variable importante al determinar el acceso y el ascenso por la escala del liderazgo. 20 Un medio para definir un liderazgo cambiante, en especial uno que pueda sufrir modificaciones por el cambio institucional en el modelo político, es el grado hasta el cual el grupo de polí­ticos se ve modificado por un proceso más abierto y competitivo.

La experiencia política, medida por el tipo de cargos que previamente ha ocupado una generación de figuras políticas, sugiere algunos cambios, pero no más que el grado en que los políticos, en una época, fueron en otra los pro­ductos de importantes familias políticas. En otras palabras, ¿cuán diferente es el grupo de políticos democráticos, de sus colegas predemocráticos y de los de la transición? Debido a que el conjunto de datos es tan cronológicamente general, he logrado rastrear tales vínculos de familia a lo largo de más de 1 O generaciones.21 Y, lo que acaso sea de mayor interés aún, he logrado precisar hasta cierto punto el grado en que los políticos contemporáneos están rela­cionados con figuras de importancia histórica de la élite porfiriana o con sus opositores entre el liderazgo revolucionario, civiles o militares por igual.22

19 Resulta interesante que una organización internacional fundada en 1989, Partners for Change Democratically, empezara a preparar personas para aplicar la democracia mediante mayor participación y negociación. México es uno de los países miembros; su afiliación es So­cios México/Centro de Colaboración Cívica, A. C. Véase www.artnersglobal.org/network/mexico, 7 de mayo de 2010.

20 Roderic Ai Camp, "Family Relationships in Mexican Politics: A Preliminay View", Journal of Politics 44, núm. 3 (agosto de 1982), pp. 848-862, y "Camarillas in Mexican Poli tics: The Case of the Salinas Cabinet'', Journal of Mexican Studies 6, núm. 1 (invierno de 1990), pp. 85-108. Para un punto de vista comparativo, véase Keith R. Legg, "Interpersonal Relationships and Comparative Politics: Political Clientelism in Industrial Societies", Politics 7, núm. 1 (mayo de 1972), pp. 1-11. Para otro país latinoamericano, véase Peter Mcdonough, Power and Jdeology in Brazil, Princeton University Press, Princeton, N. J., 1981.

21 La profundidad de los nexos familiares varía de una cultura a otra: América del Norte se caracteriza por la debilidad de dichos nexos. Aunque subraya esas diferencias como base para la formulación de políticas sociales, David Sven Rehner ofrece interesantes atisbos de la impor­tancia de tales patrones en "Family Ties in Western Europe: Persistent Contrasts", Population and Development Review 24, núm. 2 (junio de 1998), pp. 203-234.

22 Para una perspectiva histórica comparativa de Brasil, véase Linda Lewin, "Sorne Histori-

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16 INTRODUCCIÓN

Ninguna variable es más difícil de determinar que los antecedentes de la familia de un político, así como su origen socioeconómico. He logrado reca­bar información precisa y confiable acerca de estas cualidades informales para casi la mitad de los políticos aquí analizados. La rápida expansión de internet en México me ha permitido escudriñar en periódicos locales y en otras valiosas fuentes locales y nacionales, aumentando así considerablemen­te nuestro conocimiento de políticos determinados así como de sus extensas familias. De haber alguna limitación, sería que mis cifras reducen considera­blemente la extensión de tales nexos, ya sea que nos estemos refiriendo a vínculos de familia de importancia histórica (que se extendían hasta el siglo XIX o a las primeras décadas del siglo xx) o a miembros de familias extensas que han participado profundamente en la política local, estatal y nacional.23

Un solo ejemplo analizado en el capítulo sobre la política local nos muestra que durante los años de los conjuntos de datos combinados, desde la década de 1880 hasta la actualidad, se supo que en una comunidad cuatro miem­bros de familias ocuparon el cargo de presidente municipal durante casi dos tercios de esos años, desde la primera década hasta la actual.24 Así, las varia­bles informales pueden sostener influencias a través de periodos históricos y de diferentes modelos políticos, ejerciendo su propio impacto sobre quien llega a un cargo político y, por ello, sobre la toma de decisiones.

Una tercera interrogante, de particular relevancia para la llegada de la política democrática a México, concierne al grado de partidismo entre los

cal Implications of Kinship Organization for Family-Based Politics in the Brazilian Northeast", Comparative Studies in Society and Histo1y 21, núm. 2 (abril de 1979), pp. 262-292. Para los nexos de la élite porfiriana, véase Armando Razo, Social Foundations of Limited Dictatorship: Networks and Private Protection during Mexico's Early Jndustrialization, Stanford University Press, Stanford, Calif., 2008.

23 Para ejemplos extensos en los niveles estatal y regional, véase Mark Wassermann, Persis­tent Oligarchs: The Political Economy of Chihuahua, Mexico, 1880-1940, Duke University Press, Durham, N. C., 1993; Stuart Voss, "Northwest Mexico", en Diana Balmori, Stuart Voss y Miles Wortman (eds.), Notable Family Networks in La.tin America, University of Chicago Press, Chicago, 1984, y Héctor Aguilar Camín, La frontera nómada; Sonora y la Revolución mexicana, Siglo XXI, México, 1977. Uno de los estudios más completos de los nexos políticos entre familias, que abarca desde el periodo de la Revolución hasta la década de los noventa, es la notable obra de Javier Hurtado Familias, política y parentesco: Jalisco 1919-1991, FCE, México, 1993.

24 Estas cuatro familias estuvieron representadas 41 de 67 veces en Espinal, Oaxaca. Los nom­bres pueden encontrarse en el sitio Espinal Web a través de www.e-local.gob.mx/wb2/elocal. Para datos comparables sobre la influencia de las familias entre los alcaldes de Brasil y su capa­cidad de trascender el cambio de la dictadura a la democracia, véanse las conclusiones de Claudia Ferraz y Federico Finan, de que 31 % de las familias políticas influyentes dentro de un muni­cipio lograron sobrevivir al cambio. "Political Power Persistence and Economic Development: Evidence from Brazil's Regime Transition", ensayo presentado en la Conference on the Role of Elites in Economic Development, United Nations University-Wider, Helsinki, Finlandia, 12-13 de junio de 2009, p. 6.

INTRODUCCIÓN 17

políticos mexicanos y cómo ha cambiado la importancia de una participa­ción política activa y el desempeño de un cargo, conforme la influencia insti­tucional de los partidos políticos aumentaba notablemente en las dos déca­das pasadas. Previamente, he comparado grupos reducidos de políticos del Partido Acción Nacional (PAN) y del Partido Revolucionario Institucional (PRl), lo que reveló algunas diferencias importantes entre ambas.25 Pero el papel del partidismo entre los principales políticos no ha sido bien examina­do, en gran parte porque no tenemos la cantidad adecuada de datos acumu­lados para hacer semejante exploración durante varias décadas. 26 La mayo­ría de los analistas cree que durante los años en que el PRl ejerció un monopolio virtual de las ramas ejecutiva y judicial (lo que permitió a la opo­sición obtener pocas victorias en la rama legislativa y ninguna entre los go­bernadores de los estados), el partidismo del PRl era muy extenso, dado su control centralizado y su disciplina interna.27

Sin embargo, como descubrí, la realidad de un fuerte partidismo duran­te la época predemocrática no siguió ese patrón, como era de esperarse. En realidad, encontré que tan sólo una pequeña minoría de miembros del PRl

(uno de cada tres) ocupó una posición en el partido. En contraste, casi ocho de cada 1 O miembros del PAN ocuparon puestos estatales o nacionales del partido. Al revisar el nivel de militancia de los dirigentes políticos, descubrí que durante la época predemocrática ¡sólo una tercera parte de los políticos del PRl podía ser considerada militante y no sólo miembro nominal! Por otra parte, un examen de los miembros del PAN en la época democrática, en con­traste con el PRl, reveló lo importante de la militancia de partido entre sus principales políticos, incluidos los que alcanzaron los más altos cargos en la rama ejecutiva. Como lo demuestro en el capítulo n, variables institucionales -incluidas la estructura y el papel que el partido ha desempeñado en la evo­lución de la jefatura del PAN- explican las enormes diferencias de los niveles

25 Roderic Ai Camp y Donald Mabry, "Mexican Political Elites 1935-1973: A Comparative Study", Americas 31, núm. 4 (abril de 1975), pp. 452-469.

26 Los estudios clásicos de la política estadunidense son: Lewis Bowman y G. R. Boynton, "Recruitment Pattems among Local Party Officials: A Model and Sorne Preliminary Findings in Selected Locales", American Political Science Review 60, núm. 3 (septiembre de 1966), pp. 667-676, y Lester G. Seligman, "Political Recruilment and Party Structure: A Case Study", American Political Science Review 55, núm. 1 (marzo de 1961), pp. 77-86, pero sólo ofrecen un atisbo limi­tado de los políticos que siguieron carreras políticas nacionales. La mejor obra sigue siendo la de Joseph A. Schlesinge1~ Ambition and Politics: Political Careers in the United States, Rand Mc­Nally, Nueva York, 1966.

27 Para unos comentarios sobre el grado de control centralizado dentro del partido, véase Dale Story, The Mexican Ruling Party: Stability and Autho1-ity, Praeger, Westport, Conn., 1986, pp. 77 y ss. Para los cambios del control disciplinario del partido, véase Joseph Klesner, "The End of Mexico's One Party Regime'', PS: Political Science & Politics 34 (2001), pp. 107-114.

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18 INTRODUCCIÓN

de militancia entre los políticos del PRI contra los del PAN y los del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Sin embargo, también descubrí que los mayores entornos políticos caracterizados por la política electoral competiti­va desde el año 2000 produjeron recientemente tendencias similares entre

los políticos del PRI.

Un cuarto interrogante que espero abordar en este estudio es hasta qué grado la llegada de un proceso electoral democrático ha alterado caracterís­ticas demográficas básicas entre los dirigentes mexicanos, incluidos sus orí­genes sociales y geográficos. Durante el siglo pasado se produjo una serie de cambios demográficos entre la alta dirigencia política. No es de sorprender que la vida pública mexicana se vea abrumadoramente dominada por per­sonas procedentes de la clase media. Los políticos de clase media alcanza­ron su mayor número con el presidente Fox, pero más interesante resulta el hecho de que un cambio verdaderamente significativo en la distribución de políticos de clase obrera o de clase media se produjo durante el gobierno de Luis Echeverría, mucho antes de que comenzara siquiera la transición democrática o la época democrática.28 De este cambio podemos ofrecer di­versas explicaciones, incluido el hecho de que el comienzo de la presiden­cia de Echeverría siguió a dos décadas de crecimiento económico sosteni­do.29 También vale la pena observar que las generaciones que dominaron su presidencia fueron los productos inmediatos del México posrevolucio­nario de las décadas de los veinte y los treinta. También descubrí la impor­tancia de la clase social al determinar las preferencias de carrera entre los políticos más importantes, por ramas de gobierno, y cómo los políticos de clase obrera casi han desaparecido del liderazgo de las ramas judicial y eje­cutiva desde el inicio de la democracia electoral a nivel presidencial en el

año 2000. 30

2s Los políticos nacionales suelen ser originarios de la clase media en casi todas las demás sociedades. Por ejemplo, véase Anthony Mughan y Samuel C. Patterson (eds.), Political Leader­ship in Democratic Societies, Nelson Hall, Chicago, 1992, pp. 119 y ss.

29 Vale la pena tener en mente que Ronald Inglehart, utilizando una plétora de datos tomados del World Values Survey, ha llegado a la conclusión de que "un enorme conjunto de pruebas su­giere que la premisa central de la teoría de la modernización fue atinada: el desarrollo económi­co sí tiende a producir cambios importantes, más o menos predecibles, en la sociedad, en la cultura y la política. Pero versiones anteriores de la teoría de la modernización deben corregirse en varios aspectos" . Véase Ronald lnglehart y Christian Welzel, "How Development Leads to Democracy: What We Know about Modernization", Foreign Affairs (marzo-abril de 2009), p. 37.

30 La clase social, definida por el nivel de ingresos, también produce considerables diferen­cias entre los ciudadanos mexicanos ordinarios en sus concepciones básicas de la democracia, especialmente los principios de libertad de expresión, libertad, igualdad y el derecho de elegir a sus propios gobernantes. Véase Pablo Parás y Ken Coleman, The Political Culture of Democracy in Mexico: 2006, Latin American Public Opinion Project, diciembre de 2006.

INTRODUCCIÓN 19

A lo largo de estos años me han interesado las cuestiones de género rela­cionadas con la dirigencia. Como resultado de tal interés, y desde que co­mencé mis estudios antes de la transición democrática, predije (junto con otros analistas) que las mujeres resultarían beneficiadas por el advenimiento de un proceso electoral democrático, porque ellas participaban ampliamente en organizaciones de origen rural o popular, con estructuras democráticas participativas. Estas organizaciones ayudaron a perfeccionar las habilidades de las mujeres en cuestiones de negociaciones y dirigencia, con base en el principio de lograr acuerdos. 31 Para examinar minuciosamente los patrones de género y su impacto sobre periodos extensos, examiné a las mujeres que fueron elegidas sólo una vez como miembros del Congreso y del Senado, con normas similares a las que había aplicado a los primeros miembros del PAN y de la izquierda antes de que tuvieran acceso a los más altos cargos públicos, creando así una muestra lo bastante grande para que de ella se pudieran sa­car conclusiones creíbles.

Por lo tanto, quise probar si la llegada de la competencia electoral au­mentaba efectivamente la representación de mujeres entre las principales fi­guras políticas. Como lo demostraré, no hay duda de que las mujeres han incrementado su presencia entre los altos dirigentes desde el año 2000, du­plicando con creces su número. Sin embargo, lo que es aún más interesante es que hacia el fin de la época predemocrática, durante los setenta y ochenta, ya se observaban incrementos considerables del número de mujeres políti­cas, incluso desde antes de la transición democrática: pero la transición re­forzó e intensificó su presencia. Uno de los principales descubrimientos de mi análisis de los patrones de género es que, al alterar los patrones institu­cionales de cómo se seleccionaban y se elegían los diputados, el PRI aumentó las oportunidades políticas de las mujeres, que se vieron representadas sobre todo en la rama legislativa.

Con el incremento de la presencia de las mujeres, la aparición de un mo­delo democrático alteró, asimismo, la composición general de los principa­les políticos mexicanos . Esto se debe a que las mujeres elegidas se diferen­ciaban, de muchas maneras, de los hombres elegidos, incluso en su nivel educativo y en sus intereses, en las experiencias de sus carreras políticas y en su concentración en carreras electivas en la rama legislativa.

Descubrí (y este descubrimiento se ve reforzado en otra parte del estu­dio) que el cambio democrático produjo mucho mayores consecuencias en la rama legislativa que en ninguna otra arena institucional del gobierno.

31 Expuse este argumento en "Women and Men, Men and Women: Gender Patterns in Mexi­can Politics", en Victoria Rodríguez (ed.), Womens Participation in Mexican Political Life, West­view Press, Boulder, Colo., 1998, p. 176.

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20 INTRODUCCIÓN

Los datos también demostraron que la mayor presencia de las mujeres ha­bía causado un aumento no menos importante en la militancia de los par­tidos, a su vez vinculada con un enfoque de carrera dentro de la rama legis­lativa, tanto nacional como estatal. A largo plazo, estos y otros cambios producidos por las mujeres (porque las carreras legislativas aumentaron en importancia entre los principales políticos con Calderón), afectaron la com­posición del liderazgo en las otras ramas del gobierno, sobre todo en la eje­

cutiva.32 Mi investigación de tesis me llevó indirectamente al tema de la impor-

tancia de los economistas en la vida pública de México. Los políticos eco­nomistas cobraron mayor notoriedad con el presidente Salinas a finales de los años ochenta, y así por toda América Latina. Como descubrí a finales de los años sesenta, su influencia ya estaba en camino, y empezaron a dejar su huella durante los gobiernos de José López Portillo y Miguel de la Ma­drid. 33 Si pensamos en la dirigencia tecnócrata, cualquiera que sea su for­mación profesional, por haber alterado la composición de los políticos mexicanos, podemos remontarnos hasta los científicos del Porfiriato.

34 Una

vez identificada la creciente influencia de algunos antecedentes académicos entre los líderes políticos, empecé a ver la importancia de los títulos profe­sionales , que definieron a toda una nueva generación de dirigentes mucho antes de la tantas veces mencionada generación tecnocrática de finales del

siglo xx.35

32 También se ha demostrado empíricamente que es mucho más probable que los miembros del Congreso que tuvieron experiencia previa como diputados o senador~s ocupen cargos i~­portantes como presidentes de comité en la Cámara de Diputados, cu~~quier~ que sea su ~art1-do. Véase D. Xavier Medina Vida!, Antonio Ugues Jr. y Shaun Bowler, Expenence Counts. The Revolving Door of the Mexican Chamber of Deputies", ensayo presentado a la Western Political Science Association, Vancouver, Columbia Británica, 2009.

33 Para las distintas versiones de estas figuras públicas en diversos países latinoamericanos, véase Jorge I. Domínguez, Freeing Politics and Markets in Latin America in the 1990s, Pennsylva­nia Sta te University Press, University Park, 1997. Para la mejor descripción de la evolució,? de este movimiento véanse los excelentes estudios de Verónica Monteemos y John Markoff, The Ubiquitous Rise ~f Economists", Journal of Public Policy 13, núm. 1 (1993), pp. 37-68, Y "From the Power of Economic Ideas to the Power of Economists", en Miguel A. Centeno (ed.), The Other Mirr01·: Essays on Latin America, Princeton University Press, Princeton, N. J., 2001. Ray­mond Vernon, prominente economista, fue el primer estudioso en notar esta creciente influen­cia, en su profética obra The Dilemma of Mexico's Development: The Roles of the Private and Public Sectors, Harvard University Press, Cambridge, Mass., 1965.

34 Para una detallada caracterización de este grupo, véase la maravillosa obra de Charles A. Hale Transformation of Liberalism in Late Nineteenth-Century Mexico, Princeton University

Press Princeton, N. J., 1989, pp. 121 y ss. 35

1

"The Middle-Level Technocrat in Mexico", Journal of Developing Areas 6 Uulio de 1972), pp . 571-582, y "Education and Political Recruitment in Mexico: The Alemán Generation", lour­nal of'Inter-American Studies and World Affairs 18 (agosto de 1976), pp. 295-321.

INTRODUCCIÓN 21

¿Se ha caracterizado México por tener más de una generación tecnocrá­tica, y cómo ha moldeado, generalmente, esa generación a la alta dirigencia? Argumentaré que México presenció dos oleadas tecnocráticas en el siglo xx, y el comienzo de una tercera con el presidente Calderón. La primera oleada tecnocrática fue representada por la aparición de abogados civiles con Mi­guel Alemán, el primer presidente civil que, desde 1920, completó su manda­to. Su generación representa la influencia de una dirigencia con títulos uni­versitarios en la política mexicana, la importancia de profesores y estudiantes universitarios en el reclutamiento de dirigentes políticos y el predominio de las dos instituciones educativas nacionales ubicadas en el Distrito Federal en el reclutamiento y la vida social de los dirigentes mexicanos. La generación de Alemán reforzó la importancia del Poder Ejecutivo federal y destacó los cargos burocráticos nacionales como los más codiciables para futuros políti­cos ambiciosos.

La influencia de la generación de Alemán se extiende mucho más allá de proporcionar un precedente tecnocrático a principios del siglo xx. Las carac­terísticas de esta generación establecen patrones institucionales que afecta­ron la composición de la dirigencia durante el resto del siglo, así como des­pués del año 2000; por lo tanto, se las examinará extensamente. Por ejemplo, dos patrones que acentuó este grupo -una concentración geográfica en el Distrito Federal y la influencia de dos fuentes institucionales de dirigencia en un mismo local- afectan la presencia de docenas de otras variables de educación, muchas de las cuales influyen entre políticos de otras épocas o culturas. Los jóvenes en quienes surgen ambiciones políticas y que logran realizarlas comprenden estos patrones y toman las medidas necesarias para integrarse. De este modo, se trasladan al Distrito Federal porque entienden de antemano que podrán asociarse con quienes pueden abrir las puertas a sus ambiciones políticas. Al hacer tal elección, menosprecian otras fuentes de reclutamiento institucional, como un cargo político local y actividades locales del partido. Además, Alemán y sus colaboradores no extendieron las libertades y la participación política, meta que muchos de ellos profesaron siendo estudiantes activistas. Los discípulos de la generación de Alemán per­petuaron muchos de estos patrones y percepciones, y continuaron haciéndo­lo durante los años siguientes.

El surgimiento de los más conocidos tecnócratas económicos de la épo­ca de Salinas contribuyó en realidad a dividir profundamente la jefatura del PRI, que fomentó el cambio democrático durante los años ochenta. Preci­samente el conflicto entre esta ala y el ala no tecnocrática del PRI, encabeza­da por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, dio por resultado la escisión del partido y la fundación del PRD poco después de la trascendental

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22 INTRODUCCIÓN

-pero fallida- campaña presidencial de oposición en 1988.36 Esta segunda oleada tecnocrática se jactaba de tener sus propios antecedentes académicos, mostrando que los dirigentes mexicanos contaban con educación de posgra­do, preparación especializada en economía y, lo más importante, estudios avanzados en las universidades más prestigiosas de los Estados Unidos.37

La iniciación de la política democrática moderó el impacto de la segun­da oleada tecnocrática, mientras introducía una tercera oleada, notable por sus diferentes especializaciones académicas, que se extendían mucho más allá de la economía en numerosos campos modernos, como las comunicacio­nes, la tecnología de computadoras y estudios avanzados en múltiples disci­plinas esotéricas. Esta oleada adquirió rasgos adicionales que fueron definidos por la presencia de miembros del PAN en los cargos políticos más influyentes, e invirtió algunas de las corrientes más pronunciadas de la segunda oleada, incluso el énfasis en la educación de posgrado en los Estados Unidos. Lapo­lítica democrática aumentó la diversificación de la preparación universitaria en esta tercera oleada, mientras simultáneamente continuaba haciendo hin­capié en la especialización.

Las características básicas que pudieron verse en todos los políticos so­bresalientes no son homogéneas. De hecho, cuando se examinan los datos demográficos básicos y las experiencias profesionales de las figuras públicas de México, pronto salen a la superficie patrones significativos que ejercen un poderoso impacto sobre la diversidad dentro de ese liderazgo. Supuse que desde el inicio de la época democrática las elecciones libres intensificarían la diversidad regional entre el liderazgo mexicano. La lógica subyacente en esta suposición era que la intensificada competencia -que abriría las puertas a candidatos de otros partidos- procedía de manera desigual en los niveles local y estatal.38 ¿Ha sido esto así? Por ejemplo, un examen de la trayectoria

36 Para las críticas consecuencias de esta elección, véase mi obra "Mexico's 1988 Elections : A Turning Point for Its Political Development and Foreign Relations", en Edgar W. Butler y Jorge A. Bustamante (eds.), Sucesión Presidencial: The 1988 Mexican Presidential Election, West­view Press, Boulder, Colo., 1991, pp. 245-262. Este libro ofrece la visión más completa de la elección de referencia.

37 "The Technocrat in Mexico and the Survival of the Political System", Latin American Re­search Review 20, núm. 1 (1985), pp. 97-118 .

38 Cabe recalca1~ al menos entre las democracias occidentales, que una vez establecidas las instituciones democráticas ocurrieron con el tiempo pocas variaciones en los orígenes geográfi­cos. Joel D. Aberbach, Robert D. Putnam y Bert A. Rockrnan, Bureaucrats and Politicians in West­em Democracies, Harvard University Press, Cambridge, Mass., 1983, p . 78. Sobre la transición del comunismo a la primera fase de la democracia en Rusia, una ojeada a la bibliografia nos su­giere que existió una considerable continuidad del liderazgo en los niveles locales, pero que tam­bién hubo un cambio sustancial. Stephen White y Oiga Kryshtanouskaya informan de estas con­clusiones en "Russia: Elite Continuity and Change", en Mattei Dogan y John Higley (eds.), Elites Crises, and the Origins of Regimes, Rowman and Littlefield, Lanham, Md., 1988, p. 126.

INTRODUCCIÓN 23

de políticos importantes parece sugerir que, mucho más probablemente que todas las demás, las figuras que representan la rama ejecutiva han procedido del Distrito Federal. De hecho, cuatro de 10 subsecretarios de nivel de gabi­nete proceden de esta única entidad. Dada la capacidad de nombrar a los secretarios del gabinete y por el hecho de que numerosos subsecretarios pa­san después a ocupar cargos en este gabinete, aumenta la importancia de esta tendencia geográfica. Una comparación de los orígenes regionales de funcio­narios de la rama ejecutiva y de los jueces de la Suprema Corte (que repre­senta la rama judicial), durante los periodos predemocrático y democrático, revela un enorme incremento de los políticos procedentes de la capital. Esto también ocurre en la rama legislativa, pero los porcentajes generales no co­rresponden, ni con mucho, con las porciones descubiertas en las otras dos ramas. Habríamos esperado algún aumento de las figuras importantes origi­narias del Distrito Federal desde que su población se duplicó entre 1920 y 1950, pasando de 6 a 12%. Pero el porcentaje de los políticos importantes supera, con mucho, esos porcentajes, cualquiera que sea la generación que examine­mos. Sin duda, la democracia ha producido un cambio en la distribución de los lugares natales entre las principales figuras políticas, pero ha reducido en lugar de aumentar la diversidad geográfica.39

A lo largo de gran parte del libro, me he valido de datos generacionales para verificar cierto número de interrogantes, en el entendido de que la edad ofrece una medición crítica al identificar y analizar las nuevas corrientes del liderazgo. Esto es así porque las generaciones quedan distribuidas entre las distintas presidencias, ya sea que se limiten a quienes ocupan cargos impor­tantes por primera vez o que incluyan a quienes repiten en esos cargos. Creo que las diferencias generacionales influyen sobre las diferencias ideológi­cas, que afectan los diversos cargos y la capacidad de los políticos para cum­plir con sus compromisos legislativos.40 Esperé que los dos anteriores parti-

39 En mi obra anterior, sobre un grupo sumamente selecto de figuras influyentes de todos los sectores de la sociedad, descubrí que 70% de estas "élites del poder" pasaron la mayor parte de su vida adulta en sólo tres ciudades: la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey. La cuna y la residencia tienen consecuencias considerables sobre la labor política, económica y social. Rod­eric Ai Camp, Mexico's Mandarins: Crafting a Power Elite far the Twenty-first Century, University of California Press, Berkeley, 2002, pp. 67 y ss.

4° Christopher Díaz, en su estudio de una propuesta de ley en la Cámara de Diputados, de 1994 a 2003, descubrió que los miembros del PRJ "junto con sus colegas de otros partidos, parti­ciparon mucho fortaleciendo la Cámara como institución política, entre otras actividades pro­moviendo una legislación [ ... ] De no ser por la transición democrática, parece poco probable que hubiese ocurrido alguno de los cambios de la actuación de diputados del PRr analizados en este estudio. En particular para los diputados del PRr, la llegada de un gobierno dividido los ha desafiado a promover los intereses de su partido y, por extensión, sus propios intereses, más ac­tivamente que generaciones anteriores de diputados del PR1". "Do 'Nuevo pru' Deputies in Mexico

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24 INTRODUCCIÓN

dos de oposición, especialmente el PAN, estarían formados por políticos más jóvenes, en comparación con sus adversarios del PRI. Una vez más, si pensa­mos que la competencia abierta y la apertura democrática están diversifican­do el grupo del que surgen las principales figuras políticas, la distribución de las fechas de nacimiento entre tales figuras confirma esa hipótesis. En gene­ral, los partidarios del PRD eran aún más jóvenes que los del PAN, y, lo que es de mayor importancia, unos y otros eran considerablemente más jóvenes que los priistas, incrementando así la presencia de una generación más jo­ven en la mezcla de edades de estos dirigentes.

Las diferencias en las carreras profesionales son igualmente valiosas para comprender la distribución de características informales. Intuitivamen­te, podría esperarse que la competencia democrática redujera el porcentaje de las figuras políticas de más alto rango que estaban relacionadas con otras personas activas en la política. ¿Esto queda confirmado por los datos? En tér­minos generales, casi la mitad de todos los secretarios del gabinete estaban relacionados con otras figuras políticas. Cuando se compara esta cifra con la de los dirigentes posteriores al año 2000, el porcentaje de los secretarios con dichos nexos de parentesco disminuye de manera significativa, lo que sugie­re que la aparición en gran número de políticos del PAN y en menor medida del PRD ha ampliado el número de potenciales dirigentes políticos. Sin em­bargo, esto no es una verdad universal, porque entre las figuras más impor­tantes de la rama judicial se produjo una ligera disminución.

Los patrones en la elección de carrera también afectaron la fuente de la educación de los políticos. Una vez más, como en el caso de los nexos de pa­rentesco, el cambio electoral democrático produjo numerosas corrientes que contribuyeron a la diversidad del liderazgo político. Tal vez el más notable fue la reducción de posgraduados de las universidades públicas de la Ciudad de México, particularmente de la Universidad Nacional Autónoma de Méxi­co (uNAM), y el aumento correspondiente de universidades estatales como el alma mater de numerosos políticos más jóvenes.41

De todas las variables analizadas en este estudio, tal vez la más discuti­ble sea el grado en que las alteraciones no violentas o violentas de un modelo político producen cambios igualmente drásticos. Creía que el cambio demo­crático produciría consecuencias sobre el liderazgo político que afectarían

Legisla te Differently Than Their 'Dinosaurio' Predecessors? A Preliminary Analysis of Bill Initia­tion in the Mexican Chamber of Deputies", ensayo presentado en la Latin American Studies As­sociation, Las Vegas, Nevada, 7-9 de octubre de 2004, p .13.

41 Para mis primeras especulaciones acerca de estos patrones educativos sobre la vida políti­ca, véase mi "Review: Education and Politics, Politics and Education, Mexico in Lhe 20th Cen­tury", History of Education Quarterly 25 (verano de 1985), pp. 215-220.

INTRODUCCIÓN 25

tantas variables como el cambio violento. Sin embargo, lo que descubrí fue que el cambio no violento puede ser tan drástico, o más, que el cambio vio­lento, y que algunas de estas repercusiones pueden ocurrir, incluso en la di­rección opuesta.

Deseo dejar claro, como lo hago en el capítulo VII, que me refiero a los conflictos que se produjeron durante la década de 1910 a 1920. No intento definir esa violencia de ninguna otra manera para los fines de mi análisis, sobre todo no implicando el grado en que México se sometió en realidad a una revolución social: tema muy polémico entre los historiadores, como re­sultado de los conflictos civiles.42 Lo que sí sabemos es que aproximadamen­te dos millones de mexicanos (de un total de 15 millones) se perdieron para México, porque murieron directa o indirectamente a causa de los conflictos de esa década, o nunca nacieron, y esas experiencias afectaron a la gran ma­yoría de los mexicanos durante décadas posteriores. 43 Como lo ha sugerido Jack Womack Jr., la violencia puede definirse de muchas maneras, incluso la violencia hacia los mexicanos pobres. También afirmó que otros sucesos singularmente violentos ocurrieron después de dichos conflictos, entre ellos el asesinato de Luis Donaldo Colosio durante la campaña presidencial de 1994, lo que, claramente, tuvo sus propias consecuencias políticas. 44 Cuales­quiera otras formas de violencia que hayan ocurrido en México, ninguna de ellas se aproximó siquiera al impacto de la extensa violencia armada de aque­lla década así como a sus potenciales consecuencias para alterar al liderazgo político.

En una época en que las cuatro quintas partes de los mexicanos vivían en pueblos y ciudades de menos de 2 500 habitantes, se esperaría que los dis­turbios violentos que tuvieron lugar en fa década de 191 O a 1920 hubieran aumentado drásticamente el porcentaje de los políticos de origen rural en los gobiernos de la generación dominante de 1920 a 1928. Ese porcentaje sí aumentó, pero sólo 12%. Como consecuencia del cambio electoral no violen­to del año 2000, los procedentes de las zonas rurales de la generación de los

42 Para un análisis detallado de cómo la revolución y la democracia se han utilizado en el contexto latinoamericano, véase el revelador y profundo estudio de Alan Knight "Democratic and Revolutionary Traditions in Latín America", Bulletin of Latin Research 20, núm. 2 (2001), pp. 147-186.

43 Robert McCaa, "Missing Millions: The Demographic Costs of the Mexican Revolution", Mexican Studies!Estudios Mexicanos 19, núm. 2 (verano 2003), pp. 367-400. Estas cifras inclu­yen "muertes en exceso, nacimientos no ocunidos y un pequefio porcentaje de inmigrantes. Para el impacto a largo plazo sobre las familias ordinarias, véase Linda S. Stevenson y Mitchell A. Seligson, "Fading Memories of the Revolution: Is Stability Eroding in Mexico?", en Roderic Ai Camp, Polling far Democracy: Public Opinion and Political Liberalization in Mexico, Scholarly Resources, Wilmington, 1996, pp. 59-80.

44 Comunicación personal con el autor, 7 de marzo de 2009.

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26 INTRODUCCIÓN

cincuenta aumentaron inesperadamente 20%, superior a la medida del cam­

bio que se produjo 80 años antes. Cambios no menos importantes ocurrieron en los lugares de nacimiento

de los políticos mexicanos. Esperaba que los números de las figuras sobresa­lientes nacidas en el Distrito Federal se redujeran considerablemente, en proporción al aumento de zonas rurales de nacimiento, porque el origen de la mayoría de quienes combatieron en la revolución fue estatal. Esto fue así, en realidad, ya que el número de políticos de la capital se redujo considera­blemente, 64%: la más alta tasa de cambio regional entre las siete regiones. No obstante, la época democrática presenció un espectacular aumento de 72% de los políticos procedentes del Distrito Federal: una vez más, mayor que el ocurrido después de una década de violencia. En seis de las siete re­giones, los periodos no violentos dieron por resultado un cambio más drásti­

co que los periodos violentos. Si se examinan algunas de las características informales más determi­

nantes de destacadas figuras políticas mexicanas, se encuentran, asimismo, patrones similares. Por ejemplo, me atrevo a pronosticar que en ambos ca­sos, de cambio violento y no violento, los números de políticos con miem­bros de sus familias que ocuparon cargos políticos y militares destacados se reducirían, dada la alteración del grupo general del cual surgieron nuevas generaciones de políticos en las décadas de 1920 y 2000. Considerando las profundas diferencias ideológicas y de clase social entre las cohortes prerre­volucionarias y posrevolucionarias, esperaría que estos cambios fueran mu­cho más drásticos entre las generaciones producidas por los conflictos vio­lentos. El número de políticos con tales nexos familiares se redujo en ambas décadas, pero en el mismo porcentaje, ligeramente con menos nexos entre la

generación democrática. Tal vez la más interesante de las variables que podrían verse afectadas

por un cambio en el modelo político sean las experiencias previas de los po­líticos de carrera. Varias de tales experiencias examinadas incluyeron cargos públicos locales, administración o propiedad de negocios y carreras milita­res. Entre la dirigencia posrevolucionaria, dados los antecedentes de esas generaciones, esperaría que el porcentaje de quienes habían ocupado cargos políticos locales y que habían llegado hasta el rango de coronel en el ejército hubiera aumentado considerablemente. Por otra parte, también esperaría que los antecedentes de importantes hombres de negocios, tan comunes du­rante el Porfiriato, se redujeran sustancialmente. La cifra de quienes ocupa­ron cargos públicos locales aumentó casi la mitad, mientras que la cantidad de hombres de negocios se redujo casi tres cuartas partes. La cifra de políti­cos con antecedentes militares aumentó 15%. Ochenta años después, tras la

INTRODUCCIÓN 27

elección del año 2000, un examen de esas mismas variables reveló que la ci­fra de los políticos con experiencia en cargos públicos locales había aumen­tado un espectacular 170%, y los hombres de negocios (que también habría esperado que aumentaran) lo hicieron en un no menos enorme 140%.45 La cifra de los políticos ex militares se redujo casi dos tercios, cifra igualmente reveladora. En suma, una comparación de las tres variables, cualquiera que fuera la dirección del cambio, demuestra claramente que las consecuencias no violentas son más formidables que las violentas.

Para especular sobre el futuro de la dirigencia nacional, también analizo el impacto de las gubernaturas de los políticos nacionales más destacados y de la integración de su jefatura. Dado el hecho de que cinco de los seis prin­cipales candidatos a la presidencia en 2000 y en 2006 fueron ex gobernado­res, no resulta disparatado esperar que los ex gobernadores desempeñen un papel cada vez más importante al determinar la composición de la futura élite política, como secretarios del gabinete y presidentes. 46 La interrogante fundamental planteada por este patrón es la siguiente: ¿los gobernadores y los ex gobernadores que ocupan cargos políticos nacionales, son diferentes de otros políticos importantes en las variables formales e informales de sus an­tecedentes, y, en caso afirmativo, cuáles son estas diferencias y cuáles sus con­secuencias potenciales sobre el liderazgo nacional en las décadas venideras?

Algunas de las conclusiones más generales mencionadas aquí pueden atribuirse a la presencia de destacados dirigentes con antecedentes de guber­naturas estatales. 47 Por ejemplo, los gobernadores son, cada vez más, de ori-

45 Vale la pena observar que en un examen reciente de la jefatura china se llegó a la conclu­sión de que el Comité Central del Partido Comunista tomó, durante los años ochenta, la deci­sión de ascender hasta la cumbre a burócratas de bajo nivel sobre la base de los objetivos de su desempeño, por ejemplo su capacidad de atraer inversión extranjera. De este modo, habilidades bien evaluadas en el sector privado, que se han encontrado cada vez más entre políticos mexica­nos desde el año 2000, se han identificado junto con habilidades políticas como esenciales para tener éxito en China. Véase Xiaowei Zang, "The Elite Incentives and Capacity in Governing Growth in China", ensayo presentado en la Conference on the Role of Elites in Economic Devel­opment, United Nations University-Wider, Helsinki, Finlandia, 12-13 de junio de 2009, pp. 17-19.

46 En un estudio comparativo de Argentina, México y Colombia, Tulia Falleti sostuvo que, como consecuencia de las decisiones tomadas por una jefatura tecnocrática, comenzando durante el gobierno de José López Portillo, al llegar 1999, en la cúspide del cambio democrático, se inten­sificó el poder de los funcionarios subnacionales (específicamente, los gobernadores). "Govern­ing Governors: Decentralization Trajectories and Balance of Power in Argentina, Mexico, and Columbia, 1978-1999", ensayo presentado en la American Política! Science Association, Boston, 29 de agosto-!º de septiembre de 2002, p . 36. Falleti publicó un argumento más general de sus tesis de descentralización en "A Sequential Theory of Decentralization: Latín American Cases in Comparative Perspective", American Political Science Review 99, núm. 3 (2005), pp. 327-346.

47 Para reflexiones fascinantes sobre cómo los patrones de reclutamiento alteraron la selección de gobernadores y prolongaron el periodo en que dirigentes políticos locales podían, posiblemen­te, ser elegidos como gobernadores, véanse las opiniones de un funcionario público en la presi-

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28 INTRODUCCIÓN

gen rural y cuentan con experiencia previa en cargos públicos de elección locales, como presidentes municipales y legisladores estatales, poseen títulos en administración de empresas y de instituciones públicas regionales, no tie­nen estudios de nivel superior o de capacitación salvo de los Estados Unidos, su experiencia de negocios es considerable, siguieron carreras legislativas y provienen de familias con experiencias políticas o revolucionarias.

Por último, aun cuando he excluido el impacto de las consecuencias de las muchos patrones descubiertos en mi análisis sobre las decisiones de los políticos (porque está muy lejos del alcance de este estudio y contiene dema­siadas variables para poder incorporarlas), he añadido un capítulo final so­bre la generación de Alemán, que incluye su generación universitaria (1926-1930) la generación anterior (1921 -1925) y la que le siguió inmediatamente (1931-1935). Este análisis se basa en datos y en extensas entrevistas y corres­pondencia con numerosos miembros de su generación, incluido el propio Ale­mán. He analizado con detalle el impacto de esta generación sobre la estruc­tura del liderazgo político mexicano, describiendo las consecuencias reales y potenciales del reclutamiento y la socialización, o de lo que Alan Knight acertadamente llama el modus operandi o el modo de practicar la política, en especial cuando se aplica al público de masas. "Hay que tener cuidado de no ocultar el modo en que los líderes obtienen, retienen y aplican el poder, enfo­cando las características del liderazgo."48 Igual atención he prestado a las opiniones de esta generación y a la interpretación que estudiosos estaduni­denses y mexicanos dan al impacto de este grupo sobre la política pública, analizando el nexo entre lo que ellos afirman haber evaluado como genera­ción y el grado hasta el cual aplicaron concreta y realmente estas metas.49

Creo que mi análisis demuestra que esta generación ejerció un efecto de lar­go plazo sobre las fuentes de la dirigencia política y, por tanto, sobre la es­tructura del propio sistema político, dado el monopolio del PRI. Los cambios que se produjeron durante esta generación en la composición del liderazgo

ciencia de México: Alain de Remes, "Democratization and Dispersion of Power: New Scenarios in Mexican Federalism", Mexican Studies 22, núm. 1 (invierno de 2006), pp. 175-204. De Remes analiza, además, el importante impacto que estos cambios ejercieron sobre el federalismo .

48 Comunicación personal con el autor, 24 de febrero de 2009. Por ejemplo, como Knight co­rrectamente observa, no se puede simplemente examinar la continuidad de las familias políticas a través de diferentes épocas, sino también la forma en que estas figuras políticas particulares funcionan en el mundo político y cómo interactúan con otros actores políticos, incluyendo di­versos cuerpos de electores.

49 Uno de los pocos esfuerzos que he descubierto que vinculan empíricamente las ideas de la élite con la política pública, en este caso el alivio de la pobreza en la América Latina, es el re­ciente examen de Elisa P. Reis sobre Brasil, "Poverty and Inequality in the Eyes of the Elites", ensayo presentado en la Conference on the Role of Elites in Economic Development, United Nations University-Wider, Helsinki, Finlandia, 12-13 de junio de 2009.

INTRODUCCIÓN 29

fueron tan notables (o más) que los producidos con Fox y Calderón, lo que sugiere hasta qué grado este grupo fue influyente, por medio de su impacto sobre la época predemocrática.

En contraste, aun cuando ejercieron un impacto significativo en las polí­ticas públicas, en especial en la cuestión del orden político y la unidad, la intervención del Estado en la economía y la toma de decisiones pragmática, no pudieron poner en práctica otro principio fundamental de liderazgo de sus creencias iniciales -la libertad política-, lo que ayudó a perpetuar el modelo político a través de la segunda mitad del siglo xx.

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I. TODA POLÍTICA ES LOCAL ¿El camino local de México hacia la democracia?

UNO DE los principios fundacionales de la bibliografía sobre el reclutamiento de políticos estadunidenses es que la actividad local fue el comienzo de las carreras de la mayoría de los políticos nacionales más importantes. Estudios anteriores sugieren que los políticos estadunidenses, a mediados del siglo xx, adquirieron incentivos políticos al participar en cargos políticos locales y partidarios. 1 Numerosos políticos señalaron su experiencia como alcaldes, legisladores y gobernadores estatales, lo que a menudo los llevó a puestos de elección como miembros del Congreso y el Senado. México cuenta con una importante tradición histórico-política de regionalismo que revela que la ex­periencia política local también fue una variable importante al inicio de las carreras de políticos ambiciosos. 2 Sin embargo, México nunca resolvió ple­namente la tensión entre regionalismo y centralismo, tema importante du­rante el siglo XIX, aun cuando la autonomía local se volvió un tema importan­te en la Revolución mexicana de 191 O, especialmente entre los revolucionarios del norte.3

Después de la Revolución, los generales-políticos victoriosos se enfrenta­ron a una serie de rebeliones durante los años veinte y en 1929 formaron un vehículo institucional, el Partido Nacional Revolucionario (PNR), diseñado en parte para fortalecer la jefatura nacional y centralizar el control político. 4

Así, durante la evolución y la consolidación de este aparato destinado a re­forzar el poder de la dirigencia política nacional, el partido sirvió como orga­nización por la cual la presidencia de México y las más importantes figuras de gobierno y de partido intentaron controlar la nominación y la elección de diputados, senadores y gobernadores. Sin embargo, es importante notar que,

1 C. Wdght Mills, The Power Elite, Oxford University Press, Nueva York, 1959, p. 229 [hay traducción al español del FCE: La élite del poder, 2ª ed., 2012]; Joseph A. Schlesinger, Ambition and Politics: Political Careers in the United States, Rand McNally, Chicago, 1966, pp. 33-34.

2 Para un análisis profundo del regionalismo mexicano, véase Eric van Young (ed.), Mexico's Regions: Comparative History and Development, La Jolla: Center for U. S. Mexican Studies, Uni­versity of California, San Diego, 1992.

3 Este tema en particular está bien desarrollado en Michael Meyer, Pascual Orozco and the Mexican Revolution, 1910-1915, University of Nebraska Press, Lincoln, 1967.

4 Véase Luis Javier Garrido, El partido de la revolución institucionalizada, Siglo XXI, México, 1982, para una explicación detallada de su fundación.

31

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32 TODA POLÍTICA ES LOCAL

contrariamente al mito popular, los presidentes y sus representantes no eli­gieron a todos los políticos para ocupar estos altos cargos.5

México introdujo nuevas estructuras e instituciones políticas durante la década de los treinta, las cuales combatieron a las fuerzas descentralizadoras, apartando así al país de una incipiente dirección democrática posrevolucio­naria. Esto se reflejó en la independencia de muchos representantes en el Con­greso federal (quienes, hasta 1994, se podían reelegir consecutivamente), así como entre gobernadores de los estados, que representaban diversos intere­ses y grupos políticos locales, lo cual produjo numerosas facciones. Por ejem­plo, Guanajuato y Tabasco tuvieron prolongadas y bien conocidas historias de tales rivalidades internas durante los años treinta, cuarenta y cincuenta.6

La interrogante fundamental que se aborda en este libro es hasta qué grado unas estructuras no democráticas o democráticas ejercieron un im­pacto sobre el liderazgo, y hasta qué punto el cambiante liderazgo influyó sobre esas mismas estructuras. Uno de los argumentos que ofrezco, tomado de mi obra anterior, es que en México y por doquier los observadores políti­cos necesitan prestar mayor atención a los rasgos informales del sistema po­lítico, que tienen igual importancia para las estructuras institucionales esta­blecidas. He identificado la extraordinaria importancia de las redes sociales en México, que no sólo es fundamental para comprender las interacciones entre políticos sino, en realidad, entre todos los grupos del liderazgo.7

Es posible argumentar que la influencia de las redes sociales, especial­mente de los nexos familiares, ha soportado a lo largo del tiempo el impacto de las estructuras e instituciones políticas, cualesquiera que sean sus rasgos, democráticos o no democráticos. Muchos estudiosos, incluyéndome, adver­timos durante los años de la transición democrática de México (1988-2000) que la democracia no necesariamente produciría los cambios específicos que podrían esperarse de la competencia electoral a nivel local. En ciertas loca­lidades, la política puede haberse vuelto menos, y no más, competitiva.8 Re-

5 Véase mi artículo sobre los gobernadores, como prueba de esta afirmación: "Losei-s in Mexican Polilics. A Comparative Study of Official Party Precandidates for Gubernatorial Elec­tions, 1970-75", en James W. Wilkie y Kenneth R. Ruddle (eds .), Quantitative Latin American Studies: Methods and Findings. Statistical Abstract of Latin America Supplement Series, vol. 6, UCLA Latin American Center, Los Ángeles, 1977, pp. 23-33.

6 Por ejemplo, véase Ernest Gruening, Mexico and Its Heritage, D. Appleton Century, Nueva York, 1928, libro basado en las propias observaciones de agentes de Gobernación sobre estas facciones rivales en numerosos estados.

7 Mexico's Mandarins: Crafting a Power Elite for the Twenty-fi.rst Century, Universily of Califor-nia Press, Berkeley, 2002.

a Para un excelente análisis del cambio de actitud local hacia los proyectos federales dentro de un contexto democrático más general, véase el estudio de John Stolle-McAllister, en que concluye que "activistas locales aprovecharon ese espacio [la democracia] y, basándose en sus propias pers-

TODA POLÍTICA ES LOCAL 33

cientemente, el gobierno mexicano introdujo un recurso de internet de con­siderable valor para los estudiosos, que puede arrojar cierta luz sobre la repercusión de los nexos de familia en la política local. Este enciclopédico sitio web, conocido como e-local, para cada municipio del país, obedece a un formato coherente y contiene información comparable demográfica y econó­mica. 9 Un rasgo de interés para nuestro presente argumento es la petición del gobierno de que cada comunidad elabore una lista de sus presidentes mu­nicipales. Muchos lugares lo habían hecho así desde 1917 y otros desde perio­dos más recientes hasta la actualidad. Espinal, Oaxaca, aprovechó la oportu­nidad para entregar una lista desde 1882 hasta hoy, cubriendo las presidencias desde Porfirio Díaz hasta Felipe Calderón. 10 Lo extraordinario de esta lista es que de 1882 a 1892 aparecen los cuatro apellidos Toledo, Castillejos, Dehesa y Benítez, que incluyen a cinco de las ocho personas que ocuparon el cargo de presidente municipal. En la primera década, Toledo reaparece en la lista nueve veces distintas, la más reciente en 2001-2003; Castillejos aparece 12 veces, la última en 1999-2001; Dehesa se presenta siete veces, la más reciente en 1945-1946, y Benítez nueve veces, la más reciente en 1947-1948. Además, en años posteriores se produjeron a menudo matrimonios entre los miembros de estas cuatro familias originales. De esta manera, ¡las cuatro familias han estado representadas en este cargo 41 de 77 veces!

El caso de Espinal parece sugerir que en algunas ciudades, pese a impor­tantes sucesos y trastornos políticos, familias extensas han dominado duran­te múltiples generaciones la dirigencia local. Este patrón en particular revela la importancia de la influencia local (que incluye redes enteras) sobre la diri­gencia política. De manera sorprendente, Espinal produjo a dos hijos del lu­gar que formaron parte de las casi 3 000 destacadas figuras nacionales inclui­das en el estudio general. El primero de ellos es Demetrio Vallejo, autodidacto hijo de indios zapotecas, ajeno al círculo de la élite local, que ejerció una in­fluencia enorme sobre los sindicatos democratizadores de México desde co­mienzos de los años cincuenta, y que llegó a ser figura prominente en el Par­tido Mexicano de los Trabajadores (PMT). 11 El segundo es una figura anterior,

pectivas y experiencias, proclamaron su oposición a los proyectos, reinterpretando ideologías na­cionalistas acerca de la tierra y la revolución, y formando alianzas entrecruzadas que promovían un tipo diferente de proyecto político. "What Does Democracy Look Like? Local Movements Challenge the Mexican Transition", Latin American Perspectives 32, núm. 4 Uulio de 2005), p. 33.

9 Véase www.e-local.gpb.mx/wb2/elocal. Se puede recurrir directamente al sitio web, y luego a cada estado en particular, y a una lista de los municipios . Sin embargo, una búsqueda general en internet mostrará cualquier lema enumerado en un sitio individual y e-local municipal.

10 Omite un periodo de 1 O años, de 1921 a 1931. 11 Véase www.loscuentos.net; www.Proceso.com.mx, 2008; Hispano Americano, 21 de marzo

de 1983, p. 7; Excélsio1; 26 de diciembre de 1985, p . l.

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34 TODA POLÍTICA ES LOCAL

Wilfrido Cruz Castillejos, emparentado con una de las familias políticas lo­cales predominantes. Se recibió de abogado, fue juez, dos veces miembro del Congreso por Oaxaca, y senador con el presidente Cárdenas. 12 Sin embargo, ninguno de los dos participó en la política local; por tanto, sus experiencias no influyeron sobre su decisión de emprender carreras políticas y no consti­tuyeron peldaños en sus carreras nacionales (cuadro u).

¿Son estos hombres la excepción o la regla, y hasta qué punto la expe­riencia política local desempeñó un papel importante en las carreras de po­líticos nacionales desde los años treinta? 13 Lo que muestra claramente el cuadro I. l es que de 7 a 10% de las figuras políticas importantes de México nacidas antes de 1940 pueden aparecer con un presidente municipal entre sus currículos. Poca variación hubo entre los que nacieron antes de 1889 y hasta 1939.

Resulta interesante ver que, desde 1940, los políticos mexicanos con fre­cuencia cada vez mayor han sido presidentes municipales de su comunidad natal. Sólo uno de cada 1 O políticos puede arrogarse esta experiencia, pero las tres últimas generaciones esencialmente duplicaron la incidencia de este cargo en los principios de sus carreras políticas (cuadro I.1) .

No es de sorprender que las capitales de los estados hayan ejercido mu­cha más influencia que otras ciudades en la producción de políticos de nivel nacional. Un caso notable es el de Toluca, Estado de México, tan sólo a una hora de la capital de la nación, la Ciudad de México. Desde 1940, unas 23 per­sonas han administrado las fortunas de esta dinámica ciudad de provincia. Casi la mitad llegó a desempeñar papeles importantes en la política nacio­nal. De los 11 presidentes municipales que alcanzaron puestos de influencia, tres fueron gobernadores del Estado de México, 14 1 O sirvieron como miem­bros del Congreso o como senadores, y dos ocuparon puestos en el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Siete alcan­zaron tal relieve que se les puede incluir en el conjunto nacional de datos. 15

Dos políticos, Carlos Hank González y Emilio Chuayffet Chemor, llegaron a ocupar puestos importantes en el gabinete, como regente del Departamento

12 Ronald Hilton, Whos Who in Latín America: Mexico, Stanford University Press, Stanford, Calif., 1945, 32; Salvador Novo, La vida en México en el periodo presidencial de Miguel Alemán, Empresas Editoriales, México, 1967, p. 286.

13 Para la importancia de la política local y el papel que ha desempeñado en la democratización de México, véase And1·ew D. Selee, Democracy Clase to Home? Decentralization, Democratization, and Informal Power in Mexico, Pennsylvania State University Press, University Park, 2010.

14 Juan Fernández Albarrán, Carlos Hank González y Emilio Chuayffet Chemor. 15 Para un análisis detallado de los vínculos de los políticos del PRJ en el Estado de México,

véase Claudia Abigaíl Morales Gómez, "Las élites gobernantes ptiistas del Estado de México; su conformación y redes, 1942-2005", Convergencia 13, núm. 40 (enero-abril de 2006), pp. 189-229.

TODA POLÍTICA ES LOCAL 35

del Distrito Federal (1976-1982) y como secretario de Gobernación (1995-1998), respectivamente.

En el último tercio del siglo xx, Hank González llegó a ser una de las fi­guras políticas de mayor influencia en México, habiendo ocupado otros dos puestos en el gabinete del presidente Carlos Salinas; creó una de las redes políticas más extensas, superior a la de muchos presidentes en la segunda mitad del siglo. 16 Su hijo llegó a presidente municipal de Tijuana y se postuló para gobernador de Baja California. Dos presidentes municipales procedie­ron de familias políticamente activas. Yolanda Sentíes de Ballesteros, que fue presidenta municipal a finales de los años setenta, es hija de una destaca­da figura del gabinete y ex miembro del Congreso. 17 Enrique González Isun­za, dos veces miembro del Congreso, es hijo de un congresista que sirvió desde 1949 hasta 1952. 18

CUADRO I.1. Generaciones de políticos nacionales que fueron presidentes municipales

Generación Presidentes municipales {%) Pre-1889 7

1890-1899 10 1900-1909 7 1910-1919 8 1920-1929 10 1930-1939 7 1940-1949 12 1950-1959 14

1960- 22

FUENTE: Mexican Political Biographies Project, 2009.

16 Roderic Ai Camp, Mexican Political Biographies Project, 1993. Hank González contó a do­

cenas de políticos triunfantes como miembros de su grupo político o camarilla. Véase mi des­cripción en "Camarillas in Mexican Poli tics: The Case of the Salinas Cabinet", Mexican Studies/ Estudios Mexicanos 6, núm. 1 (invierno de 1990), pp. 85-107.

17 También fue la primera presidenta municipal de Toluca y senadora del Estado de México.

Excélsio1; 1° de marzo de 1982, 26; Diccionario biográfico de México, Presidencia de la Repúbli­ca, México, 1992, pp. 351-352.

18 Quién es quién en el Congreso, diputados y senadores de la LVIII Legislatura (1997-2000)

ITED, México, 1998, p. 170. '

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36 TODA POLÍTICA ES LOCAL

La conclusión más significativa a la que se puede llegar después de anali­zar este ejemplo específico de una dinámica capital de provincia es que du­rante décadas la presidencia municipal fue un importante peldaño hacia el Poder Legislativo nacional, específicamente como miembro de la Cámara de Diputados. Cuando un candidato del Partido Acción Nacional (PAN) conquis­tó el cargo en Toluca por primera vez en el año 2000, renunció al final de su periodo para presentarse, con éxito, al Congreso (sucedió nuevamente con otro candidato del PAN en 2003). 19 Esto se ha repetido extensamente en todo México; por consiguiente, el cargo electivo local se ha vuelto un medio im­portante a través del cual los políticos pueden llegar a un cargo a nivel nacio­nal. En algunos casos, tales personas llaman la atención de los dirigentes políticos nacionales y son capaces de saltar a importantes puestos en la rama

ejecutiva. Tal vez el ejemplo más claro de una ciudad que se ha convertido en cam-

po de entrenamiento para los políticos mexicanos sea el de Atlacomulco, co­nocido por todos los originarios del Estado de México. Cuando se analiza la lista de presidentes municipales de Atlacomulco desde 1940 hasta la actuali­dad, se destaca un solo apellido: Monroy. De los 28 presidentes municipales, nueve han sido Monroy. Lo que hace de Atlacomulco un ejemplo especial es que ha producido al grupo más numeroso e influyente de políticos naciona­les de cualquier ciudad pequeña de México y estos nexos de familia se re­montan al menos 100 años atrás.

El actual gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto (2005-2011), considerado un fuerte contendiente por la candidatura presidencial de su partido para 2012, nació en Atlacomulco en 1966. Peña Nieto está em­parentado con cuatro gobernadores anteriores de su estado natal.2° Por su madre, es pariente de Arturo Montiel Rojas, quien lo precedió en el cargo y que originalmente fue considerado el político favorito de una facción del PRI

para la candidatura presidencial en 2006, hasta que un escándalo lo obligó a retirarse. El padre de Montiel Rojas fue presidente municipal de Atlacomulco en 1971-1972, y su abuela procede de la familia Monroy. El abuelo de Peña Nieto, Enrique Nieto Montiel, quien en 1953-1954 también ocupó el cargo de presidente municipal de Atlacomulco, se casó con la hermana del go­bernador Salvador Sánchez Colín, quien, por tanto, es su tío abuelo y es otro de los hijos predilectos de Atlacomulco. Una hija de este matrimonio es la esposa del primo del gobernador Alfredo del Mazo González (1981-1985). Del Mazo, a su vez, es hijo de Alfredo del Mazo Vélez, también gobernador

19 Juan Carlos Núñez Armas, 2000-2003, y Amando Enríquez Flores, 2003-2006. Véase http/ www.e-local.gpb.mx/work/templates/encilo/mexico/mpios/15106a.htm, 2007.

'ºVéase www.eluniversal.com.mx, 11 de febrero de 2005.

TODA POLÍTICA ES LOCAL 37

del Estado de México (1945-1951) y primo de Mario Colín Sánchez, origi­nario de Atlacomulco y tres veces miembro del Congreso. El hermano de Peña Nieto también sirvió como presidente municipal de Atlacomulco, de 1994 a 1996.

El clan de Atlacomulco se inició con la distinguida carrera internacional de Isidro Fabela Alfara (1882-1864), quien dejó su ciudad para estudiar dere­cho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en la Ciudad de México. Fabela pronto retornó a su estado natal, donde fue miembro del Congreso en 1912-1914 y nuevamente en 1922. También fue secretario de Relaciones Exteriores con Carranza y gobernador del Estado de México en 1942. En 1946 renunció al Senado al aceptar el nombramiento de juez del Tribunal Internacional de Justicia. Fabela extendió su influencia política fue­ra del Estado de México y más allá de su propia generación como mentor de Adolfo López Mateas, a quien, en 1944, siendo gobernador, eligió para diri­gir el Instituto Científico y Literario Autónomo de Toluca. Luego lo escogió como senador suplente en 1946, lo cual le abrió las puertas para ocupar el puesto de senador hasta 1952, con lo que llamó la atención del presidente del PRI así como de Adolfo Ruiz Cortines, cuya campaña presidencial dirigió Ló­pez Mateas en 1952.21

Tres hijos de Atlacomulco, que fueron contemporáneos de López Ma­teas, se distinguieron en la política nacional. Roberto Barrios Castro, tam­bién discípulo de Fabela, llegó a secretario general de la Confederación Na­cional Campesina (CNc) en 1947 y luego fue miembro del gabinete de López Mateas, a la cabeza del Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización. Alfredo del Mazo Vélez, otro discípulo de Fabela, además de ser senador y gobernador, fue secretario de Recursos Hidráulicos en el gabinete de López Mateas. El padre y el abuelo de Del Mazo fueron presidentes municipales de Atlacomulco. Por último, Salvador Sánchez Colín, quien fue gobernador del Estado de México de 1951 a 1957, fue sustituto de López Mateas al recibir de Fabela su puesto en el Senado.

Dos de estos políticos, Del Mazo Vélez y Sánchez Colín, junto con López Mateas y Fabela, ayudaron a Hank González a hacer una carrera deslum­brante. Hank González llegó a conocer a Fabela cuando aquél era maestro de escuela en Atlacomulco, de 194 7 a 1951, y jefe del Club de la República

21 Hispanic Amel'ican Historical Review (febrero de 1972), pp. 124-125; Enciclopedia de Méxi­co (1977), pp. 3, 628; www.atlacomulco.com.mx. 2008. Véase la biografía de Fabela como gobe1" nador, por Mario Colín, en Isidro Fabela, un gobernante intelectual (1942-1945), Instituto Cientí­fico y Literario del Estado de México, Toluca, 1946, y para los principios de su carrera, véase el excelente estudio de María Teresa Jarquín, Isidro Fabela: pensador, político y humanista, 1882-1964, El Colegio Mexiquense, Zinacan tepec, 1996.

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38 TODA POLÍTICA ES LOCAL

Ideal en dicha ciudad.22 El otro hijo de Atlacomulco, que también aparece entre nuestros políticos principales, es Arturo Martínez Legorreta (nacido en 1938), quien dos veces fue miembro del Congreso y además presidente del PRI en el Estado de México. 23

No cabe duda de que llegar a presidente municipal de comunidades pe­queñas o influyentes en México es algo que puede servir de trampolín para emprender una gran carrera política. 24 Al reforzarse considerablemente los partidos de la oposición a comienzos de la década de los noventa, los estu­diosos empezaron a notar la importancia de la oposición en ciudades y pue­blos, pero no a nivel nacional. Esto merece subrayarse porque dicho creci­miento es notable y corresponde marcadamente con los tres periodos democráticos que he elegido. Como lo ponen en claro los datos del cuadro r.2, el crecimiento fenomenal de la oposición se produjo en un periodo de 12 años, desde 1988, cuando sólo 3% de la población estaba gobernado por par­tidos de oposición, hasta 61 % (20 veces tal cifra) en 2001.

CUADRO r.2. Crecimiento de la competencia de partidos en México (por afias)

1988 1990 1992 1995 1996 1997 2001

Porcentaje de mexicanos

gobernados a nivel estatal

o local por partidos

distintos del PRI 3 10 14 24 38 50 61

FUENTE: Roderic Ai Camp, Politics in Mexico: The Denwcratic Consolidation, Oxford Universi-ty Press, Nueva York, 2007, p. 11 O, cuadro 5-1.

22 Correspondencia personal de Carlos Hank González; Excélsio1; 22 de abril de 1977, 6; Proce­so, 1º de enero de 1990, pp. 6-9; Hispano Americano, 31 de enero de 1972, pp. 31, 34; Hispano Americano, 21 de diciembre de 1964, p. 9; Excélsio1; 28 de febrero de 1974; Hispano Americano, 24 de junio de 1974, p. 38; Hispano Americano, 20 de diciembre de 1976, p. 22: Diario de Yztcatán, 20 de agosto de 2001, y Joaquín Herrera, Las élites del poder, el caso Hanlc, Ediciones Herrera, México, 1997.

23 Se puede encontrar una fascinante comparación entre las élites religiosas. La minúscula comunidad de Cotija en Michoacán produjo un número desproporcionado de notables obispos y arzobispos en la segunda mitad del siglo pasado. El propio Michoacán tuvo 30% de los obis­pos de México en 1969. Esta distorsión está relacionada con acontecimientos históricos y con el ambiente, incluido el papel de Michoacán en la rebelión cristera contra el gobierno a finales de Ja década de los veinte. Roderic Ai Camp, Crossing Swords: Politics and Religio11 in Mexico, Ox­ford University Press, Nueva York, 1997, p. 183. Otra comunidad en una época anterior, Álamos, Sonora, produjo una generación importante pero desproporcionada de jefes revolucionarios. Mexican Political Biographies Project, 1993.

24 Para comentarios de ex dirigentes locales, véase la colección editada por Dalia Barrera Bassols y Alejandra Massolo, Mujeres que gobiernan municipios: experie11cias, aportes y retos, El Colegio de México, M.éxico, 1998.

TODA POLÍTICA ES LOCAL 39

En cuanto a las elecciones nacionales, un análisis de los datos electorales demostró la continua fuerza del PAN en distritos y estados determinados a partir de 1946.

25 Si se examina el aumento de las experiencias anteriores de

presidentes municipales en los currículos de políticos destacados durante el siglo pasado, queda claro que este cargo puede relacionarse con la fuerza intensificada de los partidos de oposición, y al comienzo de una competencia electoral democrática. De los casi 300 individuos que aparecen en nuestro estudio como miembros del PAN, 16% prestó servicio como presidente muni­cipal en sus carreras públicas. Entre quienes nacieron durante los cuarenta cincuenta Y desde los sesenta, es evidente un aumento espectacular de lo~ pre~identes municipales, llegando al nivel de uno de cada cuatro panistas nacidos desde 1950. En contraste, entre los panistas nacidos entre 1900 y 1939, tan sólo 3% ocupó ese cargo local.26

El desempeño del cargo de presidente municipal ha cobrado una enorme i~po~·ta~cia ~ntre los políticos del PAN a nivel nacional, ofreciéndoles expe­nencia ejecutiva y los medios para desarrollar raíces y reputaciones locales, lo que llegó a ser decisivo entre los futuros candidatos a las gubernaturas y al Co~greso. Ningún otro partido de México se ha beneficiado más de este tipo Y mvel de experiencia política, y ningún otro partido ha aprovechado hasta ese grado dicho puesto para ayudar a establecer una apertura democrática. Al llegar el año 2004, el PAN controlaba 276 municipios, que sumaban 18 mi­llones de personas.

Al desglosar la experiencia de los políticos como presidentes municipales sobre una base partidista, se ve claramente por qué esta distinción es crucial para nuestro análisis. El Partido de la Revolución Democrática (PRD), el ter­cer partido importante de México y el más joven de los tres (1989), cuenta las presidencias municipales sólo entre la mitad de las carreras de sus princi-

25 Ofrezco una lista de estados y, en ciertos casos, de pueblos, de las elecciones presidencia­

les, d_esde 194~ hasta. 1988. Ro,deric Ai Camp, "Poli ti cal Modernization in Mexico: Through a Looking Glass , e~ Jaime Rodnguez (ed.), The Evolutio11 of the Mexican Political System, Schol­arly Res.~urces, W1lmmgton, 1992, pp. 211-28. Específicamente, la oposición ganó 30%

0 más de

la votac10n en 1946, 1952, 1982 y 1988, en Baja California, Distrito Federal Guanajuato Jalisco México, Michoacán y Morelos. ' ' '

26 ~I PAN nec~sitó casi 10 años desde su fundación antes de que se le reconociera que había

obte1:11?0 el gob1~rno de una ciudad, cu~ndo Manuel Torres Serranía fue su ptimer presidente murnc1pal en Qmr?ga, Michoacán, en 1947. En este mismo año obtuvo su primet" cargo legisla­l!vo estatal, tamb1en en M1choacán, cuando el doctor Alfonso Hernández Sánchez representó al importante poblado de Zamora en la capital de] estado. Miguel Ramírez Munguía fue e] primer m.1embro pan1sta del Congreso en 1946, representando al distrito de Tacámbaro, Michoacán. Ve.ase w';'v.pancoahuila.org.mx, 2008. Haber obtenido estos ti-es primeros cargos en un estado, M1ch_oacan, sugiere nuevamente la impo1"tancia de algunos estados en la larga historia de la oposición política de México.

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40 TODA POLÍTICA ES LOCAL

pales políticos que sus adversarios del PAN. Sin embargo, esta cifra parece estar siguiendo una tendencia ascendente similar, con más de una cuarta parte de los miembros prominentes del PRD nacidos desde 1960 que han ser­vido en semejante cargo. Una explicación estructural de esta cifra (conside­rablemente menor) entre los miembros del PRD es que en general muchos de sus principales políticos son ex miembros del PRI. De hecho, entre estos hí­bridos perredistas ninguno ha sido presidente municipal.

Y, lo que es más importante, la gran mayoría de las principales figuras del PRD anteriores a 1989 eran miembros de la fracturada izquierda mexica­na, que incluía al Partido Socialista Unificado de México (PSUM), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Partido Socialista de los Trabaja­dores (PST), el Partido Comunista Mexicano (PcM), el Partido Popular Socia­lista (PPS), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Popular (rr). Entre las figu­ras destacadas de la izquierda en México en años recientes, sólo seis de 102 fueron presidentes municipales. Asimismo -y es importante subrayar este punto- entre los nacidos desde 1950 los números han aumentado hasta un nivel comparable al de sus competidores del PAN.

Durante el largo reinado del PRI, en lo local y lo nacional, uno de cada 1 O priistas podía jactarse de tener experiencia como presidente municipal. Y sin embargo, comenzando con la generación de 1940, puede verse un gran brote de interés en ese cargo, lo que culminó con que 37% de los políticos del PRI nacidos después de 1960 ocuparon el puesto. Estas cifras sugieren que inclu­so entre los miembros del PRI, quienes comenzaron sus carreras durante la transición democrática buscaban ya este puesto en mayores ocasiones como medio de realizar sus ambiciones políticas, tal como sus adversarios del PAN lo habían estado haciendo durante varias generaciones. Mientras que los po­líticos del PAN buscaban este cargo porque en muchos casos era el único puesto competitivo que estuvo a su alcance en la época predemocrática, los priistas empezaron a hacerlo cuando fue evidente que la competencia electo­ral y elecciones limpias favorecían mejores relaciones con el electorado, y cuando la influencia decisiva de una buena selección de los nombrados por cada partido pasó, rápidamente, de la dirigencia nacional a la local. Joy Langston llegó a esta misma conclusión en su revelador análisis de los candi­datos del PRI a senadores. 27

La creciente influencia de la experiencia ejecutiva de elección en la polí­tica mexicana sigue un patrón claro de una administración presidencial a otra. En algunos aspectos, el periodo predemocrático, de los años treinta a la

27 Joy Langston, "The Changing Party of the Institutional Revolution: Electoral Competition and Decentralized Candidate Selection", Party Politics 12, núm. 3 (2006), pp . 395-413.

TODA POLÍTICA ES LOCAL 41

década de los ochenta, poco antes de que Carlos Salinas tomara posesión en 1988, sugiere los cambios más interesantes. Un examen de los datos longitu­dinales presentados en el cuadro u muestra que durante los años treinta, cuarenta, cincuenta y sesenta, de los más de 1000 destacados políticos na­cionales que ocuparon altos cargos, uno de cada 1 O contaba como parte de su currículo haber sido presidente municipal. Estas administraciones estu­vieron llenas de figuras de relieve nacional, incluso presidentes, que a menu­do habían desempeñado carreras a nivel local. De hecho, Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) fue el último presidente de dos generaciones que pasó muchos años, durante las décadas de los treinta y cuarenta, en cargos públicos loca­les y estatales, después de haberse graduado en la Universidad de Puebla, en 1937.28 Muchos de sus colaboradores habían sido colegas suyos desde su época en el Congreso, de 1943 a 1946, y su experiencia local explica en parte por qué la frecuencia de los presidentes municipales llegó a su más alto nivel en los gobiernos presidenciales entre sus años en el cargo y el gobierno de Vicente Fox en el año 2000. 29 Los políticos que han hecho carrera en el Poder Ejecutivo han ocupado con mayor frecuencia cargos electivos, incluso el de presidente municipal, a niveles local y estatal.

El cambio más drástico de los niveles de experiencia como presidente municipal entre los principales políticos aparece entre las presidencias de Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez (1970-1976). El propio Echeverría marcó un nuevo rumbo entre los más importantes políticos nacionales. Toda su carrera, a partir de la Escuela Nacional Preparatoria en 1938, se desarro­lló en la Ciudad de México. Toda su experiencia política estuvo limitada a cargos de política nacional en el PRI y en la rama ejecutiva federal. 30

Cada uno de los presidentes anteriores nació en los estados, donde crea­ron importantes redes políticas. Muchos de los colegas del gabinete y el

28 Díaz Ordaz fue offi.ce hoy en el Palacio de Gobierno de Puebla en 1931. Su abuelo había sido jefe rural y político en numerosos municipios, entre ellos San Andrés Chalchicomula, Pue­bla, en 1911 . Lo más notable de la experiencia local de Díaz Ordaz en Puebla es que, al parecer, repitió una técnica que había empleado antes como secretario de Gobernación, al reprimir una huelga de estudiantes universitarios, en su trágica actuación durante la matanza de la Ciudad de México en 1968. Sergio Aguayo informa de esta expei-iencia previa en La charola, una histo­ria de los servicios de inteligencia en México, Grijalbo, México, 2001, pp. 135 y ss.

29 Por ejemplo, entre los políticos a los que conoció en la XXXIX Legislatura siendo miembro del Congreso al que sirvió durante su gobierno, se encontraron Carlos A. Madraza, presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRl; Ruffo Figueroa Figueroa, gobernador de Quintana Roo; Jesús Yurén Aguilar, senador del Distrito Federal; Cosme Aguilera Álvarez, miembro del Congreso; Antonio J . Hernández, miembro del Congreso; Heliodoro Hernández Loza, miembro del Congre­so; Eduardo Luque Loyola, senador, y Rafael Murillo Vida!, gobernador de Veracruz.

30 El único puesto no nacional que Echeverría ocupó fue el de presidente del PRJ en el estado de Guanajuato, cargo que sólo desempeñó brevemente, y fue nombrado por el Comité Ejecutivo Na­cional del PRl, muy probablemente por su jefe, Rodolfo Sánchez Taboada, presidente del partido.

Page 21: Camp, Roderic Ai - Metamorfosis del liderazgo político en el México democratico

42 TODA POLÍTICA ES LOCAL

CUADRO u. Porcentaje de políticos que fueron presidentes municipales

Presidencia

Lázaro Cárdenas

Manuel Ávila Camacho

Miguel Alemán

Adolfo Ruiz Cortines

Adolfo López Mateas

Gustavo Díaz Ordaz

Luis Echeverría

José López Portillo

Miguel de la Madrid

Carlos Salinas

Ernesto Zedilla

Vicente Fax

Felipe Calderón

Ex presidentes municipales (%)

10

7

9

5

9

15

7

7

6

10

14

19

21

FUENTE: Mexican Political Biographies Project, 2009.

subgabinete de Lázaro Cárdenas establecieron con él estrechos nexos perso­nales y políticos directos durante los años veinte en Morelia cuando éste fue comandante militar y gobernador de su estado natal. Cárdenas nos ofrece el magnífico ejemplo de un presidente y una figura política que dependió mar­cadamente de sus experiencias regionales al desarrollar sus redes políticas. Uno de sus más fieles partidarios locales (y también de su hijo, Cuauhtémoc Cárdenas) fue Natalio Vázquez Pallares, miembro del Congreso y del Senado de Michoacán durante los años cuarenta y cincuenta. El bisabuelo materno de Vázquez Pallares, un soldado liberal, ocupó numerosos puestos en Coalco­mán, Michoacán, durante el siglo x1x. Su abuela fue hija de un juez local, Y su padre, Natalio Vázquez Sánchez, fue el segundo presidente municipal de Coalcomán, en 191 O, y después fue juez local. Durante la rebelión de los cris­teros en 1929, Cárdenas estableció su cuartel militar en la casa de la madre viuda de Vázquez Sánchez, en la plaza mayor. A menudo la visitó para char­lar y tomar café, y allí llegó a conocer al joven Natalio, entonces de 16 años. Natalio y su hermano ocuparon numerosos puestos judiciales en el estado, y Natalio compitió, sin éxito, por el nombramiento de su partido como can~i­dato a gobernador de Michoacán en 1962. Dos de los colaboradores de Car-

TODA POLÍTICA ES LOCAL 43

denas durante su gestión estatal ocuparon, más adelante, importantes pues­tos de gabinete durante su gobierno. 31

Manuel Ávila Camacho, su sucesor en la presidencia, realizó su carrera profesional en el ejército, sirviendo como jefe de estado mayor de Cárdenas cuando estuvo al mando de las tropas en Michoacán. Sus dos hermanos fue­ron gobernadores de su estado natal, Puebla, y la familia Ávila Camacho do­minó la política del estado durante décadas.32 Miguel Alemán (1946-1952), quien introdujo y recalcó la importancia de las carreras burocráticas nacio­nales, fue gobernador de su estado natal a finales de los años treinta antes de ingresar en el gabinete nacional en 1940. Aunque representa a una genera­ción de mayor edad, Adolfo Ruiz Cortines, sucesor de Alemán en la presiden­cia, fue secretario general del gobierno de Veracruz (algo similar a subgober­nador) antes de llegar a gobernador, después de lo cual también ingresó en el gabinete en 1948.33 Adolfo López Mateos, predecesor de Díaz Ordaz en la presidencia, estableció extensos nexos con futuros colaboradores en el Esta­do de México, su estado natal, donde no sólo dirigió la principal universidad del estado, en Toluca, sino que antes de graduarse en la escuela local de dere­cho fue secretario privado del gobernador en 1930.34

Como se indicó, el año de 1970 señala un hito en la presencia de expe­riencias locales y estatales entre los presidentes y sus colaboradores. De 1970 a 1988 puede considerarse un periodo de transición decisiva, de políticos de provincia a políticos nacidos en la capital, de políticos con carreras optativas a carreras ejecutivas, y de generalistas a tecnócratas económicos. El semiau-

31 Fueron Gabino Vázquez Oseguera, su secretario de gobierno en Michoacán, quien encabe­zó el Departamento de Asuntos Agrarios (1934-1940), después de haber trabajado para Cárde­nas corno estenógrafo, y Raúl Castellano Jiménez (h.), quien actuó como secretario de la Supre­ma Corte del Estado de Michoacán en 1929, y luego corno juez, y llegó a ser procurador general del Distrito Federal (1934-1937), jefe de la oficina del presidente Cárdenas (1938-1939), y jefe del Departamento del Distrito Federal (1939-1940).

32 Véase Sergio Valencia Castrejón, Poder regional y política nacional en México: el gobierno de Maximino Ávila Camacho en Puebla ( 1937-1941) Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución, México, 1966, y Alejandro Quintana, Maximino Ávila Camacho and the One-Party State: Tlze Taming o{ Caudillismo and Caciquismo i11 Post-Revolutionaiy Mexico, Lexington Books, Lanham, Md. , 2010 . Wil Pansters ofrece un notable análisis de la política en Puebla en Politics and Power in Puebla: The Political Hislory of a Mexican Sta te, 1937-1987, CEDLA, Árnste1~ dam, 1990.

33 Ruiz Co1-tines conoció a Alemán cuando és te era gobernador de Veracruz. Alemán reco­mendó a Ruiz Cortines para ocupar el cargo de diputado federal de Tuxpan en 1937. Cuando Alemán dejó la gubernatura para dirigir la campaña presidencial de Ávila Camacho, nombró tesorero de la campaña a Ruiz Cortines. Al parece1~ durante la Revolución Ruiz Corlines había sido contador y administrador del padre de Alemán, el general Miguel Alemán González. Mexi­can Political Biographies, 1935-1993, University of Texas Press, Austin, 1994, pp. 628-629

34 Clemente Díaz de la Vega, Adolfo López Mateas, vida y obra, Teffa Nova, Toluca, 1986.

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44 TODA POLÍTICA ES LOCAL

toritario reinado del PRI continuó durante estas tres administraciones pero con un tipo de dirigencia claramente distinta. Más de 700 políticos llegaron por primera vez a importantes cargos nacionales durante esas administra­ciones, pero menos de 7% fueron presidentes municipales, muy por debajo de la cifra promedio para todas las principales figuras políticas desde la dé­cada de los treinta.

El periodo de la transición democrática, de 1988 a 2000 -cuando los partidos de oposición fortalecieron su presencia en numerosas ciudades y en algunos estados, así como en el poder legislativo nacional-, revela un retor­no significativo y coherente a la importancia de haber sido elegido presiden­te municipal antes de alcanzar cargos políticos nacionales, fuesen electivos o administrativos. Comenzando con el gobierno de Salinas, uno de cada 10 políticos influyentes fue presidente municipal, cifra que aumentó 14% con Zedilla. La cifra del gobierno de Salinas casi se duplicó entre los funciona­rios de los gobiernos de Fox y Calderón. Así, comenzando con la época de­mocrática de la política mexicana (2000), la importancia de la elección local se hace evidente y se encuentra entre los antecedentes de una de cada cinco importantes figuras políticas nacionales.

Otro cargo local se destaca como un indicador de los cambiantes patro­nes generales de la política mexicana, que marca la importancia de los tres periodos presidenciales: el de diputado local (legislador del estado). Dado el predominio de los gobernadores del PRI en la política estatal hasta los años noventa, este cargo, de carrera, ha recibido poca (o ninguna) atención, con la notable excepción del revelador análisis de Caroline Beer, que demuestra su importancia durante el periodo democrático. 35 Sorprendentemente, ha­berse desempeñado como diputado local ha sido más común entre los ante­cedentes de los políticos mexicanos que haber ocupado cualquier otro cargo local, incluso el de presidente municipal.

Para entender la importancia de haber ocupado una diputación local en la trayectoria de los políticos mexicanos, hemos establecido una separación de acuerdo con su afiliación partidaria y su generación. De todos los partidos políticos, los miembros del PAN han utilizado los cargos locales como tram­polín hacia la notoriedad nacional. Lo extraordinario de las diputaciones locales en los antecedentes de destacados panistas es que ganaron importan­cia desde la generación nacida en los treinta, la misma generación encabe­zada desde el PRI por Miguel de la Madrid (1982-1988). Tradicionalmente, estos políticos han mantenido esos cargos locales desde los cincuenta y los

35 Caroline Bee1·, Electoral Competition and Institulional Change in Mexico, University of No­tre Dame Press, Notre Dame, Ind., 2003.

TODA POLÍTICA ES LOCAL 45

sesenta, cuando el PAN se afianzó por primera vez en los niveles local y esta­tal. Uno de cada cuatro políticos importantes de esta temprana generación de panistas logró competir con éxito por escaños legislativos estatales. En contraste, sólo una figura nacional, de entre 35 miembros de los partidos de la fracturada izquierda que existían durante alguna de esas décadas tempra­nas, ocupó un cargo similar.

Parece natural que los políticos panistas hayan confiado en esta vía de la carrera local, ya que les era más difícil competir por el cargo de presidente municipal y obtener fondos de gobernadores priistas para lograr el éxito como ejecutivos locales . Como ya lo he sugerido, hasta el año 2000, el único acceso del PAN a cargos nacionales -con pocas excepciones en las ramas eje­cutiva y judicial- se limitaba al Congreso. Por consiguiente, esta restricción práctica en los niveles nacional y local contribuyó a que la oposición buscara estos cargos electivos específicos. Lo significativo entre los miembros del PAN

es el aumento persistente de la representación de legisladores estatales en cada generación sucesiva, duplicándose hasta más de dos quintas partes de todos los políticos panistas nacidos desde 1950, y más de la mitad en 1960.36 En promedio, los políticos del PRD pueden afirmar que tuvieron esta expe­riencia en números iguales que sus homólogos del PAN. Desde los años trein­ta, uno de cada cuatro se desempeñó como diputado estatal; más de un ter­cio de la generación más joven reclama ahora tener esa experiencia.

Patricio José Patrón Laviada, ex gobernador panista de Yucatán, constitu­ye un excelente ejemplo de una figura política local que ha sobresalido en el plano nacional. Asimismo, su familia es una evidencia de la importancia de las redes sociales y de las raíces locales, así como de los crecientes nexos en­tre familias políticas del PAN y del PRI en el siglo xxr. Patrón Laviada creció en Mérida, la capital y la ciudad más importante del estado de Yucatán, donde nació en 1957. Como en el caso de la mayoría de los líderes panistas, hizo ca­rrera en el sector privado como gerente de numerosas empresas, después de haber completado su educación preparatoria en su ciudad natal. Ya desde los setenta, Mérida dio entrada a miembros del PAN con ambiciones políticas.37

36 Entre los izquierdistas anteriores al PRD, casi una cuarta parte de la generación de los años

cuarenta Y la mitad de la generación de los cincuenta sirvieron en legislaturas estatales, incluida la de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

37 Esta apertura puede atribuirse, en gran parte, a la carrera de Víctor Manuel Correa Rachó

quien dirigió el pa1·tido estatal del PAN justamente una década antes de que éste se fundara e~ Yucatán en 1950 y que logró derrotar al candidato del PRI a la presidencia municipal de Mérida en 1967. En 1969 compitió para gobernador contra Carlos Loret de Mola en una elección suma­mente reñida y manchada por un fraude. Muchos observadores creen que él ganó. Entrevistas ~on el autor, Mérida, Yucatán 1972, y Carlos Loret de Mola, Confesiones de un gobemado1; Gri-3albo, México, 1978, p. 47.

Page 23: Camp, Roderic Ai - Metamorfosis del liderazgo político en el México democratico

46 TODA POLÍTICA ES LOCAL

En 1986, Patrón Laviada se unió al PAN, donde sirvió como secretario de or­ganización de la sede de Mérida. Después de cuatro años en el cargo, fue elegido para la legislatura estatal en 1994. Al año siguiente se presentó como candidato a presidente municipal de Mérida, y completó su gestión en 1998, seguida por la presidencia local de su partido de 1998 a 2001. Durante este periodo, coordinó la organización Amigos de Fox en Yucatán, grupo decisivo para la victoria electoral de Fox en todo el país, y se convirtió en el candidato del partido para uno de los escaños del Senado del estado, el cual ganó. Re­nunció a su cargo en 2001 para aspirar, con éxito, a la gubernatura del esta­do. A comienzos de· su carrera política había establecido una relación con Roger Cicero, destacado panista local, a través de sus tíos maternos, y en 1998 se casó con la hija de Cicero, Silvia Cicero Cáceres. Su hermano se casó con Pilar Cervera, hija de Víctor Cervera Pacheco, uno de los más poderosos políticos regionales del PRI, fue congresista, senador, gobernador y miembro del gabinete. Patrón Laviada también es primo de Hugo Laviada, senador panista de Yucatán durante el gobierno de Calderón, y del priista Emilio Gamboa Patrón, jefe del gabinete del presidente Miguel de la Madrid Y miembro del gabinete en el gobierno de Salinas.38

Al comparar las carreras de los políticos del PAN y del PRD con las trayec­torias de los políticos priistas, se observa que la diferencia es muy marcada. En términos generales, remontándonos hasta las primeras generaciones que empezaron a ocupar cargos nacionales a mediados de los treinta, tan sólo uno de cada seis políticos (casi todos ellos priistas) fue elegido en su distrito local para legislar en la capital del estado. Así, mucho antes de la transición democrática, el PRI no atribuía un gran valor a ese cargo electoral específico. Por otra parte, comenzando con la generación de los cincuenta, los miem­bros del PRI también ponderaron su experiencia en la legislatura estatal, su­perando ligeramente los porcentajes del PRD. Desde 1950, más de una cuarta parte de las figuras públicas priistas de importancia nacional sirvieron en la

legislatura de su estado. Las similitudes encontradas entre los principales políticos de los tres

partidos después de 1950 sugieren los importantes efectos de la competencia electoral que, de manera similar a la competencia por la presidencia munici­pal, subraya las cualidades conocidas de los políticos que pueden jactarse de tener redes locales y experiencia. Esta máxima política se aplica tanto al PRI

como al PAN y al PRD. Es más pronunciada en el PAN porque este partido se valió de la ruta legislativa electoral para llegar a los cargos públicos durante

38 Véase www.eluniversal.com.mx, 25 de octubre de 2005; Quién es quién en el Congreso, diputados y senadores de la LVII Legislatura, 1997-2000, ITED, México, 1998, p. 313; www.medi­graphic.com.mx, www.deiputadosfederales.panyucatan.org.mx, 2007.

TODA POLÍTICA ES LOCAL 47

un periodo histórico mucho más largo que el de los otros dos partidos; por tanto, el PAN logró antes esta transición. Sabemos, por investigaciones ante­riores, que a menudo se establecieron importantes relaciones entre mentor y discípulo a través de contactos durante sus carreras, dando por resultado, en realidad, que los discípulos compartieran las mismas carreras que sus men­tores, no sólo porque éstos tenían cierta tendencia a seleccionar personas afines sino también porque sus conexiones se produjeron precisamente en esa circunstancia específica de la carrera. 39

Como en el caso de los políticos que fueron presidentes municipales, aparecen patrones no menos reveladores cuando se examinan las carreras de los políticos nacionales que sirvieron como legisladores estatales según las presidencias en las que por primera vez adquirieron importancia (cuadro r.4). Durante los gobiernos anteriores a 1988, uno de cada 10 contaba con haber sido legislador estatal como parte de su currículo. Un aumento de casi 20% se manifestó entre los políticos con experiencia legislativa local antes de 1970 y de las dos últimas presidencias predemocráticas (1976-1988). Es­te incremento no es tan enorme como el de quienes habían sido presiden­tes municipales. Sin embargo, en cuanto se examinan las administraciones

CUADRO I.4. Porcentaje de políticos que fueron legisladores estatales

Presidencia

Lázaro Cárdenas

Manuel Ávila Camacho

Miguel Alemán

Adolfo Ruiz Cortines

Adolfo López Mateos

Gustavo Díaz Ordaz

Luis Echeverría

José López Portillo

Miguel de la Madrid

Carlos Salinas

Ernesto Zedillo

Vicente Fox

Felipe Calderón

FUENTE: Mexican Political Biographies Project, 2009 .

39 Camp, Mexico's Mandarins, p . 38.

Ex legisladores estatales (%)

12

15

9

16

16

11

11

12

12

16

18

30

35

Page 24: Camp, Roderic Ai - Metamorfosis del liderazgo político en el México democratico

48 TODA POLÍTICA ES LOCAL

de 1988-2000, se manifiesta una mayor tendencia ascendente del número de políticos nacionales con experiencia legislativa en sus estados. Al llegar los gobiernos de Fox y Calderón, más de tres de cada 10 figuras habían servido a la legislatura de sus estados.

Dado el hecho de que los cargos ejecutivos fueron inaccesibles a los par­tidos de oposición durante un periodo mucho mayor que los cargos legislati­vos, no resulta sorprendente que miembros del PAN en particular siguieran el camino electoral local, y que tal experiencia fuese útil para las carreras legis­lativas de numerosos panistas influyentes.

Por ejemplo, la hermana del presidente Calderón sirvió como legisladora de su estado natal, Michoacán, apenas a tres años de graduarse en la univer­sidad. Dos años después de dejar ese cargo, en 1988, se presentó (con éxito) como candidata al Congreso, y sirvió en el primer periodo de sesiones del Congreso del gobierno de Salinas. En 2000 representó al PAN en el Senado durante la presidencia de Fox.40

Los políticos que comenzaron sus carreras como presidentes municipa­les o legisladores locales pudieron seguir caminos alternativos hacia la diri­gencia nacional, pasando de los municipios y los distritos legislativos y con­gresionales a cargos de nivel estatal, entre ellos el de presidente estatal del partido, senador y gobernador. Haber sido presidente municipal no fue un escalón hacia el puesto legislativo nacional más importante: el de senador. Tan sólo uno de cada 10 senadores destacados sirvió como presidente muni­cipal, en comparación con uno de cada cuatro de sus compañeros en la Cá­mara de Diputados. Resulta interesante que ese nivel de experiencia fuese más elevado entre los políticos predemocráticos que trabajaron durante el gobierno de Cárdenas. No obstante, los senadores que han ocupado su cargo desde 2000 han duplicado con creces su experiencia de presidentes munici­pales, lo que sugiere que los mismos patrones han evolucionado entre mu­chos miembros del Congreso.

En México, el cargo electivo más lógico que un presidente municipal y un miembro del Congreso pueden desempeñar en última instancia es el de gobernador. Llegar a una gubernatura ha sido importante en el pasado, co­mo trampolín hacia la presidencia, exactamente como ocurre en los Estados Unidos.41 Cárdenas, Alemán y Ruiz Cortines fueron gobernadores antes de

40 Directorio del Congreso mexicano, LVIII Legislatura, 2000-2003, Senado de la Repúbli­ca, México, 2001, pp. 318-319; Quién es quién en el Congreso, LVIII Legislatura, 2000-2003, ITED,

México, 2002, p. 295, y Presidencia de la República, Diccionario biográfico del gobierno mexica­no, México, 1989, p. 410 .

•1 Para una comparación interesante de las carreras gubernamentales tendientes a un puesto en el Senado de los Estados Unidos, véase Frank Codispoti, "The Governorship-Senate Connec-

TODA POLÍTICA ES LOCAL 49

formar parte del gabinete y llegar a la presidencia. Sin embargo, López Ma­teas y especialmente Díaz Ordaz ocuparon cargos estatales, pero ninguno de ellos llegó a gobernador, el cargo más alto de su estado.42

Si se examinan los miembros del gabinete de estos años, en especial de 1970 a 2000, vemos que era tan común servir primero en el gabinete y con­vertirse en gobernador como ser gobernador antes de llegar a la rama ejecu­tiva. Un cambio notable ocurrió, una vez más, a nivel presidencial, a partir del año 2000, cuando los candidatos de los tres principales partidos habían sido gobernadores. Este patrón se repitió entre los candidatos del PRI y del PRD en 2006, cosa que también puede decirse de Calderón, quien se postuló para gobernador de Michoacán, pero perdió la elección. Desde el año 2000, el cargo más importante que adquirió suficiente reconocimiento político na­cional para ganar la nominación presidencial de su partido ha sido el de go­bernador.

Es esencial comprender bien la trayectoria política que lleva a una gu­bematura en México para entender la futura dirigencia nacional. Este argu­mento se desarrolla extensamente en el capítulo vm. Los datos del cuadro 1.s demuestran la importancia de haber sido presidente municipal para llegar a ser gobernador en México. Aún más claramente, demuestran hasta dónde difieren los tres periodos políticos al subrayar el vínculo entre administrar una ciudad y llegar a ser presidente del estado. Durante el periodo predemo­crático (1934-1988), menos de uno de cada cinco gobernadores había sido presidente municipal. Durante la época de Miguel de la Madrid, esta cifra aumentó considerablemente, hasta casi un tercio. En los 12 años de la transi­ción democrática (1988-2000), los presidentes municipales lograron de nue­vo mayor presencia en los antecedentes de los gobernadores mexicanos, pro­mediando dos quintos de todos ellos. En el periodo democrático, el promedio volvió a aumentar a más de la mitad de todos los gobernadores. Además, en los dos primeros años del gobierno de Calderón, un extraordinario 70% de todos los gobernadores había ocupado este cargo local.

Entre esas casi 300 personas que ejercieron el cargo de presidente muni-

tion: A Step in the Structures of Opportunities Grows Weaker", Publius 17, núm. 2 (primavera de 1987), pp. 41-52.

." López Mateos fue secretario personal del gobernador del Estado de México en 1930 secre­tario ~el comité estatal del PNR en Toluca, en 1931-1934, y, como ya se mencionó, presi d~nte de la Umvers1dad del Estado en Toluca. en 1944-1946. Díaz Ordaz, como también ya se dijo, trabajó como off!-ce boy en el palac10 municipal de Puebla y como secretario de Gobernación (1941-1945). Sm embargo, también se graduó en la universidad de su estado en 1937; fue profesor y vicepresidente de su alma ~ater; fue agente del ministerio público en Tehuacán, Puebla; presi­dente de la Junta de Arb1tra1e estatal, agente federal en Tlatlauqui, Puebla, y juez de la Suprema Corte del Estado.

Page 25: Camp, Roderic Ai - Metamorfosis del liderazgo político en el México democratico

50 TODA POLÍTICA ES LOCAL

CUADRO i.s. Porcentaje de gobernadores que fueron presidentes municipales

Presidencia

Lázaro Cárdenas

Manuel Ávila Camacho

Miguel Alemán

Adolfo Ruiz Cortines

Adolfo López Mateos

Gustavo Díaz Ordaz

Luis Echeverría

José López Portillo

Miguel de la Madrid

Sub total

Carlos Salinas

Ernesto Zedillo

Subtotal

Vicente Fox

Felipe Calderón

Subtotal

Ex presidentes municipales (%)

15

17

18

6

18

29

9

22

31

17

38

41

39

46

71

51

FUENTE: Mexican Political Biographies Project, 2009.

cipal en la muestra del liderazgo nacional, pocos fueron ll~mados a ~~sem­eñarse como subsecretarios o secretarios de dependenc1~s del ga mete.

~ólo un pequeñísimo porcentaje de quienes ocuparon estos imp.~rtalntesl c;;-·os en la rama ejecutiva fue elegido para este cargo de eleccion, _oca. , s

!iás haber sido presidente municipal en la trayectoria de los ~ohticos ~as infl~yentes de la burocracia federal no ha perdí~~ importancia, desde os periodos predemocrático, de transición o democratic~. D~ hecho, con ~ox/ Calderón los designados que cuentan con esta experiencia en su cur:icu o actualmente se encuentran por debajo del promedio de todos los gobiernos

anteriores. , bl" l f local es El único camino que queda para lograr un cargo pu ico e ec ivo

a través de las burocracias de los partidos respectivos. Un e~ai:nen de l~s p~­líticos nacionales que han ocupado importantes cargos par_tid~stas en os n~­veles estatal o nacional indica que, en los tres partidos prmc1pales, aprox1-

TODA POLÍTICA ES LOCAL 51

madamente uno de cada 1 O ha sido presidente municipal. En el caso del PAN,

resulta sorprendente descubrir que ninguno de los 16 políticos que han lle­gado al cargo de presidente del comité ejecutivo nacional del partido había sido antes presidente municipal. Esto es inesperado dada la importancia de los cargos de elección local para los políticos nacionales del PAN en la mayo­ría de los demás aspectos. Aunque hay un ligero aumento de quienes fueron presidentes municipales entre los presidentes estatales del partido, no resul­ta significativo. Esta misma distribución entre presidentes y jefes regionales del partido puede aplicarse, asimismo, al PRD.

En el PR1 existe un vínculo mucho más sólido entre los funcionarios loca­les y la jefatura del partido. Aunque el porcentaje total de funcionarios del partido que fueron elegidos presidentes municipales es comparable con los niveles encontrados en los otros partidos, un cargo, el de presidente del esta­do, constituye la excepción. Más de un tercio de los presidentes estatales del PR1 que alcanzaron la prominencia nacional habían sido presidentes munici­pales. Después del año 2000, muchos analistas de México empezaron a con­siderar que el PRI era un partido que iba de salida. Pero después de la elec­ción presidencial, el PRI continuó desempeñándose bien en los niveles local y estatal, alcanzando porcentajes generalmente más altos que los que había recibido en la elección presidencial anterior. Este éxito continuado puede explicarse por algunos factores, entre ellos el calibre de la organización del partido a nivel popular. Una importante característica, inherente, es la fuer­za del vínculo entre la jefatura del partido a nivel estatal y sus fuertes raí­ces en las comunidades locales.

CONCLUSIONES

Estos datos sugieren que existe un vínculo importante entre los cargos electi­vos a nivel local y a nivel nacional, lo que fue confirmado por Joy Langston entre los miembros ordinarios (y no la élite) del Congreso.43 También sosten­go que una explicación importante de la existencia de diferentes patrones

43 Langston examinó a todos los diputados federales que ocuparon el cargo entre 1997 y 2003. Nosotros examinarnos a los miembros del Congreso que sirvieron dos o más veces en la cámara alta o la cámara baja [senadores y diputados, respectivamente] o que también ocuparon otros cargos de prestigio nacional en la rama judicial o la ejecutiva. Descubrió que 90% de ellos había llegado directamente de puestos en el sector público, 70% de una oficina local o estatal, 20% de un puesto nacional, y 65% volvió a un puesto local o estatal habiendo dejado la cámara. Véase Joy Langston y Francisco Javier Aparicio, "Political Career Stmctures in Democratic México, 1997-2006", ensayo presentado en la American Political Science Association, Boston, 28-31 de agosto de 2008, p. 3.

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52 TODA POLÍTICA ES LOCAL

entre los tres partidos principales puede atribuirse a la manera en que el PRI

estructuró el acceso a los cargos nacionales, al grado en que estos cargos electorales influyeron en la política nacional y a la apertura de.la competen­cia electoral a acceder a estos cargos, así como a su importancia durante los

gobiernos de transición, especialmente el de ~~esto _Z-edillo. . Entre todos los dirigentes políticos de Mexico, solo uno de cada seis ha

sido legislador de su estado. Sin embargo, de estas personas, más de. so:o lle­garon a ser legisladores federales y una cuarta parte de todos los prmc1pales miembros del Congreso y casi la mitad de los políticos que aparecen en los datos han sido legisladores de sus estados.44 De manera similar, más de tres cuartas partes de los presidentes municipales de nuestra muestra llegaron a ser miembros del Congreso. Además, existe un lazo entre los dos puesto~ de elección local, al menos en las carreras de los políticos nacionales, consid~­rando que dos quintas partes de los políticos importan~es que fueron presi­dentes municipales también habían sido elegidos a la legislatura de su estado. Un examen de los miembros del Congreso que fueron legisla~ores ~statales (por cada gobierno presidencial) confirma, asim~smo, la consistencia de l~s tendencias antes descritas y refuerza las conclus10nes acerca de los tres dis­tintos periodos de gobierno democrático o no democrático.

Durante los gobiernos desde Cárdenas hasta López Portillo hubo pocas variaciones en la experiencia legislativa estatal de los políti~os impor:1antes que sirvieron al Congreso. Empezando por el gobi~rno de ~opez Portillo, se hace evidente un aumento constante del porcentaje de miembros del Con­greso que antes fueron legisladores de sus esta~os. ~n sól~ 12 años, con el presidente Salinas, el porcentaje de quienes habian sido legisladores de ~sta­dos aumentó rápidamente 10%, pasando de 21a31%. Doce años despues, al comienzo de la presidencia de Calderón, esta cifra volvió a saltar marcada­mente alcanzando a casi la mitad de todos los miembros del Congreso. ~stos drásti~os incrementos corresponden a los años de transición democrática Y a las muy reñidas presidencias posdemocráticas de Fox y Cald~rón. .

Por razones ya identificadas, podría esperarse que los p.art~dos de oposi­ción mostraran los porcentajes más altos de políticos que sigmeron carreras legislativas nacionales para llegar a lo r:1~s a~to y, .por lo tanto, qu~ formar~n parte del conjunto de datos. Esto es as1, mdiscutiblemente. Por ejemplo, i_n­cluso para la generación de 1910, casi tres cuartas partes de todos los p.ams­tas importantes pasaron por las salas del Congreso. En las generac10nes

44 En el análisis efectuado por Kathleen Bruhn y Kenneth Greene de candidatos del PRD Y. del 1 c n 2006 57 y 58% respectivamente habían ocupado puestos electivos. Tremta

PAN a. ongdreslo e d'd~tos del PR~ y 41 % de los ca~didatos del PAN habían sido legisladores es-por ciento e os can 1

ta tales.

TODA POLÍTICA ES LOCAL 53

de 1920, 1930 y 1940, durante los años formativos del partido, esta cifra llegó a un extraordinario 90% e incluso más.

Existe otra explicación de este patrón, que nunca ha sido precisada en la bibliografía. Entre los panistas de cuyos padres o tíos se conoce la carrera, casi todos los que llegaron a participar activamente en la política durante los años cuarenta o cincuenta fueron candidatos al Congreso que no lograron obtener su escaño. En unos cuantos casos, también obtuvieron escaños en el Congreso. Muchos padres de políticos panistas triunfantes también fueron legisladores de sus estados. Estas conclusiones se fundamentan en una am­plia investigación de apellidos en todos los registros publicados de cada se­sión del Congreso desde 1917 y en registros similares de algunas importan­tes legislaturas estatales.45 A diferencia de otras tendencias que pueden observarse en los currículos, el porcentaje de panistas que antes fueron legis­ladores de sus estados se ha reducido un tanto entre las generaciones más jóvenes. Naturalmente, esto puede explicarse por el hecho de que partidistas más jóvenes pueden alcanzar hoy la prominencia nacional como gobernado­res, juristas y miembros de la rama ejecutiva, oportunidades que sólo esta­ban abiertas a los priistas desde los años treinta.46

Los dirigentes del PRD siguen el mismo patrón que los miembros del PAN

entre generaciones pasadas, pero, a diferencia del PAN, su porcentaje nunca se ha reducido, porque el PRD ha tenido pocas oportunidades de colocar a sus líderes en cargos ejecutivos nacionales, no habiendo ganado nunca la presi­dencia.47 Por consiguiente, el Congreso se ha vuelto un camino casi necesa­rio y exclusivo para las figuras del PRD, así como lo fue para el PAN entre 1940 y 2000.

El PRI representa un patrón diferente de los otros dos partidos. Casi la mitad de todos los políticos del PRI ha servido en la Cámara de Diputados a lo largo del tiempo, y tradicionalmente éste fue un camino más importante para las viejas generaciones del PRI. Perdió cierta importancia entre los polí­ticos que ocuparon puestos en los gobiernos de Echeverría y López Portillo

45 Véase www.cronicadiputados.gob.mx, que a menudo enumera los resultados electorales del Congreso por distrito y por año para los candidatos de cada partido en los registros de agos­to o septiembre de las sesiones del Congreso. Muchos hijos han logrado ocupar puestos en los mismos distritos, 20 años después de sus padres.

46 Dada la distribución de escaños legislativos locales para cada partido, continuará siendo significativa la presencia de diputados locales entre los currículos de los políticos legislativos de cada partido. En 2007, el PAN ocupó 30.2%, el PRD 20.4%, el PRJ 20.4%, y otros partidos 12.2% de los escaños legislativos del estado. Véase Consulta Mitofsky, "Los Congresos estatales en Mé­xico", 5 de abril de 2007, www.consulta.mx.

47 En interés del bipartidismo, Fox ofreció dos importantes cargos de gabinete a miembros destacados del PRO, pero la jefatura del partido se negó a permitirles aceptar la oferta.

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54 TODA POLÍTICA ES LOCAL

pero volvió a subir con De la Madrid y Salinas. Para cuando la generación de los cuarenta apareció en escena, más de la mitad de las figuras prominentes del PRI habían servido en el Congreso: nivel que aumentó hasta 61 % entre los priistas nacidos después de 1950.

El patrón del PRI se explica por el hecho de que tuvieron que adaptar sus carreras políticas al depender, en gran parte, de cargos legislativos y de gu­bernaturas para llegar a la prominencia nacional: algo similar al patrón del PRD. Pero un argumento menos desarrollado que el estructural (producido por la manera en que se llegó a la democracia electoral en México) es el he­cho de que desde finales de los setenta y los ochenta los priistas miembros del Poder Ejecutivo empezaron a expresar inconformidad por su propia falta de autonomía como legisladores. En el análisis biográfico del liderazgo del PRI, reunido en una sola legislatura, la lectura de cada respuesta específica reveló que un número reducido de miembros del PRI expresó abiertamente sus críticas a la autocrática jefatura del Congreso.48 En ciertos aspectos, al­gunos miembros del Congreso, aunque ejercieran poca influencia sobre el resultado de la legislación del gobierno de Salinas, mostraron mayor inde­pendencia que sus homólogos de la rama ejecutiva o la burocracia del partido. Un ejemplo clásico de semejante legislador durante este periodo fue el de Víctor Manzanilla Schaffer; durante su tercer periodo en el Congreso (dos veces como diputado y una como senador) votó contra la enmienda del pre­sidente López Portillo al artículo 27: hecho raro entre miembros del Poder Ejecutivo del PRI en esa época.49

En la actualidad, los miembros del Congreso o de la rama ejecutiva que han servido en él forman un porcentaje considerablemente más alto de los políticos de importancia nacional que en el pasado, cuando obtuvieron un porcentaje aproximado de 45% durante la mayor parte del siglo. Con Zedilla y Fox, sus cifras aumentaron hasta cerca de 55% y luego hasta más de dos tercios de todos los políticos destacados con Calderón. Cualquiera que sea el partido que obtenga la presidencia en 2012, el nivel de experiencia adquirida

48 Los oficiales mayores de la Cámara de Diputados pusieron a mi disposición copias de estos útiles documentos de todas las sesiones celebradas durante los años setenta y ochenta mucho antes que los directorios oficiales, que incluyeron el Poder Ejecutivo y fueron publicados por la Presidencia de México, de 1984 a 1993.

49 El padre de Manzanilla Schaffer fue un destacado líder revolucionario en Yucalán, donde fundó el Partido Anti-Reeleccionista y fue miembro del Congreso. Manzanilla Schaffer, según se dice, rechazó la nominación del PRI para gobernador en su estado natal en 1969, porque deseaba controlar los nombramientos de varias dependencias federales descentralizadas en su estado. Después llegó a gobernador de Yucatán, en 1988, pero renunció al cabo de tres años. Roderic Ai Camp, Mexican Political Biographies, 1935-1993, 3ª ed., University of Texas Press, Austin, 1995, pp. 432-433, y Por Qué, 23 de octubre de 1969, p. 22.

TODA POLÍTICA ES LOCAL 55

en el Congreso seguirá siendo más alto que en las administraciones anterio­res al año 2000 y es probable que aumente más, a corto plazo, si el PAN obtie­ne la victoria en una tercera presidencia consecutiva.

La creciente importancia de los cargos electivos locales como camino hacia un cargo electivo nacional tiene, obviamente, una larga historia en Mé­xico, lo que en parte corresponde a la importancia y al impacto del regiona­lismo en el país. Pero las corrientes de relevancia de los puestos políticos lo­cales se ven afectadas por la afiliación de cada individuo a un partido, porque México estuvo controlado durante 71 años por un solo partido que utilizaba su monopolio de casi todos los cargos nacionales para restringir las carreras de los partidos de oposición a ciertos puestos específicos. Además, al ser en­mendado el nivel federal de la Constitución para prohibir la reelección con­secutiva en el Poder Ejecutivo después de 1934, se anuló la capacidad de un político para emplear el Poder Ejecutivo como trampolín para establecer ne­xos permanentes con sus electores, y creando así el medio para una base po­lítica independiente de aquella de la rama ejecutiva federal y de la dirigencia nacional de partido.

En los datos puede verse manifiestamente el resurgimiento de la impor­tancia de los cargos electivos locales, ejecutivos y legislativos. La única varia­ble que interviene y que ejerce el potencial de modificar la relevancia de los cambiantes patrones producidos por la democracia es la persistencia de las redes sociales y familiares entre los políticos mexicanos. Resulta difícil juz­gar el impacto de esta variable porque de todas las variables examinadas en -el conjunto de datos es la más imprecisa sobre la cual obtener información completa. Desde los treinta, al menos más de una tercera parte de los diri­gentes políticos importantes estuvo relacionada con otros mexicanos que al­canzaron influencia nacional o estatal en puestos políticos. Desde los años treinta a los setenta, al menos dos quintas partes de los políticos nacionales tuvieron tales lazos de parentesco. Durante los gobiernos de 1970 a 1988, aproximadamente un tercio conservó tales vínculos. Con Salinas y Zedilla comenzó un descenso, cayendo hasta casi uno de cada cuatro con el gobierno de Calderón. Este descenso puede explicarse, en parte, por el hecho de que cuanto más viejo fuera el político, más fácilmente podían identificarse tales relaciones, así como por la creciente probabilidad estadística de que la gene­ración de sus nietos también hubiera tenido la oportunidad de seguir carre­ras públicas que estaban vedadas a las generaciones más jóvenes con menos descendientes adultos. Desde luego, los panistas fueron desproporcionada­mente más jóvenes en comparación con la muestra del PRI; esto contribuye a las pronunciadas diferencias existentes entre las generaciones de 2000 y las anteriores. Más notable es el hecho de que al menos un tercio de los políticos

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56 TODA POLÍTICA ES LOCAL

que fueron diputados, presidentes municipales y miembros del Congreso compartieron estos nexos de familia.

Como veremos, la apertura democrática ha introducido muchas caracte­rísticas diferentes entre la jefatura posdemocrática mexicana, lo que podría esperarse como resultado de una contienda electoral competitiva. Pero la importancia de las redes locales y familiares no parece haber cambiado con­siderablemente. Por tanto, los grupos partidistas están alterando sus eleccio­nes de carrera y sus patrones, y un alto porcentaje de esos mismos dirigentes es producto de familias muy establecidas en la política mexicana, familias que, por cualquier razón, continúan influyendo sobre la política tanto en lo

local como en lo nacional. Una gran proporción de los datos señala la importancia de cambios ins­

titucionales que favorecieron una mayor competencia electoral y que dis­tingue al periodo predemocrático de los periodos transicional y democráti­co. Y sin embargo, aun después de que los partidos de oposición conquistaron la presidencia se hizo cada vez más evidente la necesidad de esas habilidades políticas aprendidas en el Poder Ejecutivo, fuese a nivel estatal o nacional. Esto explica las fuertes credenciales legislativas de Calderón, en contraste con su predecesor. Un análisis en profundidad de los legisladores latinoame­ricanos descubrió un patrón similar. 50 La experiencia en la política local y las redes locales también aumentaron su importancia cuando los partidos bus­caron candidatos para el Congreso y para las gubernaturas que ya hubieran obtenido reconocimiento popular, en lugar de imponerlos desde arriba (el patrón típico del PRI en el pasado). Conforme esas elecciones se hicieron cada vez más reñidas, aumentó la relevancia de la experiencia política electi­

va local para todos los partidos.

so María del Mar Martínez Rosón, "Legislative Careers: Does Quality Matter?", en Manuel Alcántara Sáez (ed.), Politicians and Politics in Latin America, Lynne Rienner, Boulder, Colo., 2008, concluyó, a partir de tres análisis de los legisladores latinoamericanos, de 1993 a 2005, que su experiencia electiva aumentó considerablemente de sólo 25 a 41 % durante ese periodo. De manera interesante, a diferencia de los políticos prominentes de México que fueron legisla­dores, su experiencia anterior en el Poder Ejecutivo federal declinó considerablemente de 41 a 33%. Establece, con razón, el punto de que su experiencia representativa es mucho más variada que la ocurrida en Ja revisión anterior. Cuadro 11 .1, pp. 239-240.

II. CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO

EL PAPEL de los partidos políticos en México difiere mucho de aquel que han desempeñado en la política de los Estados Unidos o en otros lugares donde fueron establecidos y operados dentro de un contexto electoral democráti­co.' Los propios partidos pueden jactarse de diferentes rasgos y funciones durante los tres periodos que he delineado como las divisiones cronológicas básicas en el presente análisis de la política democrática mexicana. Además, se debe tener presente que el largo reinado del Partido Revolucionario Insti­tucional (PRI) y su relación con el proceso electoral moldearon las funciones y las estructuras de otros partidos políticos de México, determinando en gran medida el modo en que los ciudadanos mexicanos consideran, hasta el día de hoy, a los partidos políticos.2

Una de las concepciones erróneas de la política mexicana en la época predemocrática fue el papel desempeñado por el PRI al mantener el prolonga­do reinado de sus representantes en el gobierno nacional y el nivel de mili­tancia requerido entre los líderes nacionales. Destacados estudiosos como Robert Scott han argumentado, erróneamente, que el partido gobernó a Mé­xico.3 En realidad, el PRI siempre funcionó como actor subordinado al pre­sidente y a sus elegidos en la rama ejecutiva.4 El partido respondía ante la élite burocrática, en lugar de producir y controlarla, tal como ocurría en los modelos socialistas autoritarios de la Unión Soviética y de China. Esta grave confusión analítica se perpetuó en la mente de los mexicanos comunes, que se referían indistintamente al gobierno y al partido como el PRI, lo que sería equivalente a llamar demócrata o republicano al gobierno de los Estados Unidos. A este grave error vino a añadirse la idea de que el "PRI-gobierno" era lo mismo que el Estado.

1 Por ejemplo, véase el revelador análisis de Lester G. Seligman, "Political Parties and Party Structure: A Case Study", American Political Science Review, 50 (marzo de 1961), pp. 77-86.

2 "Democray through Latin American Lenses", Grant, Hewlett Foundation, investigador principal, Roderic Ai Camp, junio de 1998, y "Democracy through U. S. and Mexican Lenses'', Hewlett Foundation, Grant, investigador principal, Roderic Ai Camp, septiembre de 2000.

3 Robert Scott, Mexican Politics in Transition, 2ª ed., University of Illinois Press, Urbana, 1964. 4 Frank Brandenburg, en su clásica obra The Making of Modern Mexico, Englewood Cliffs,

N. J., Prentice Hall, 1964, fue el primero en captar con toda claridad esta realidad. Véase su capítulo "The Liberal Machiavellian", pp. 141-165.

57

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58 CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO

De los tres principales partidos políticos mexicanos, podría considerarse que muy probablemente durante los tres periodos el Partido Acción Nacio­nal (PAN) ha dependido en gran medida de su organización para identificar a sus dirigentes y a sus candidatos a cargos nacionales. Los datos de este estu­dio confirman irrefutablemente esta afirmación. Cuatro quintas partes de to­dos los miembros prominentes del PAN que aparecen en este estudio han sido importantes funcionarios estatales o nacionales (cuadro n.1). Este papel en el partido, sorprendentemente distintivo, puede atribuirse al hecho de que en esencia el PAN tuvo que depender exclusivamente de políticos que hicieron carrera en cargos locales de elección popular, presidentes municipales y le­gisladores estatales, o en cargos nacionales de elección popular como miem­bros del Congreso durante la mayor parte del periodo que comienza con su fundación en 1939 y termina con su primer triunfo en la carrera por una gubernatura en 1989 en Baja California.

Uno de los rasgos más importantes del PAN en sus primeros años es que sus fundadores y miembros del comité ejecutivo a menudo fueron presidentes estatales del partido.5 Un excelente ejemplo de semejante político es Efraín González Luna, cuyo nombre ya es legendario entre los militantes del PAN, pues

CUADRO n.1. Funcionarios nacionales y funcionarios de partidos

Partido

PAN

PRD

PSUM/PRT/PPS/PCM/

PST/PT/PP

PRl

Funcionarios nacionales que ocuparon

posiciones en el partido (%)

79

63

58

30

NOTA: Posiciones del PAN: presidente, secretario general o secretario del Comité Ejecutivo Na­cional, asesor nacional del Comité Ejecutivo Nacional, y presidente de un partido estatal. Posi­ciones del PRI: presidente del partido en el estado, miembro del Consejo Nacional del PRI, delegado general del Comité Ejecutivo Nacional del PRI a los estados. Posiciones del PRD: presidente, secre­tario general o secretario del Comité Ejecutivo Nacional, presidente estatal del partido. Posicio­nes del PSUM etc.: presidente, secretario general o secretario del Comité Ejecutivo Nacional.

FUENTE: Mexican Political Biographies Project, 2009.

s Para antecedentes históricos sobre su evolución y fundación, véase Donald Mabry, Mexi­co'.s Acción Nacional: A Catholic Alternative to Revolution, Syracuse University Press, Syracuse, N. Y., 1973, y Soledad Loaeza, El Partido Acción Nacional, la larga mai·cha, 1939-1994, FCE, Mé­

xico, 1999.

CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO 59

fue cofundador del partido con Manuel Gómez Morin en 1939.6 Dirigió la or­ganización de su estado natal entre 1939 y 1952 y fue el candidato de su par­tido a la presidencia en 1952. De hecho, cuando el PAN empezó a extender su alcance a otros estados, a menudo dependió de miembros que tuvieran expe­riencia en sus entidades natales para ocupar escaños en distintos estados y ayudar a aumentar la popularidad del partido en otros lugares de México.

Tan sólo un puñado de funcionarios del PAN alcanzó importancia nacio­nal durante las nueve presidencias de 1934 a 1988, ya fuese que sus cargos en el partido fueran de nivel nacional o estatal. Esto se explica por el hecho de que pocos miembros del PAN lograron llegar al Congreso, único cargo na­cional abierto a ellos durante aquellos años. De 1949 a 1964, antes de que se introdujeran los escaños plurinominales/de partido, el PAN tuvo un promedio de sólo cinco escaños en cada sesión del Congreso.7 Este patrón no cambió hasta llegar el gobierno de Zedilla. Los funcionarios panistas incursionaron en otros cargos durante la segunda mitad del periodo de transición democrá­tica, lo que representa 11 % de todas las personalidades políticas nacionales entre 1994 y 2000.

Durante los seis años de Fox en la presidencia, la política democrática tuvo un cambio radical en el vínculo entre ocupar un puesto en el partido y un cargo de prominencia nacional. Uno de cada cinco funcionarios del parti­do alcanzó un puesto de importancia nacional durante su gobierno. En los dos primeros años del régimen de Calderón, esta proporción continuó a un nivel similarmente alto. Estas cifras sugieren que la victoria presidencial del PAN en 2000 abrió las tres ramas del gobierno a los panistas, y que entre ellos el haber ocupado un puesto encumbrado en el partido significó una valiosa preparación para ocupar cargos de elección o de nombramiento en los nive­les estatal y nacional.

Si se examina más de cerca y desde una perspectiva histórica el cargo de presidente estatal del partido, la importancia de haber ocupado ese cargo pue­de ser vista como estrechamente vinculada al éxito en la legislatura del esta­do, como presidente municipal y como miembro del Congreso o del Senado.8

6 Roderic Ai Camp, Mexican Política/ Biographies, 1935-1993, University of Texas Press, Aus­tin, 1995, p. 307; W\VW.autlan.gob.mx, 2007; www.jalisco .gob.mx, 2008, y Mexican Política] Bio­graphies Project, 2009.

7 Roderic Ai Camp, Politics in Mexico: The Democratic Consolidation, Oxford University Press, Nueva York, 2007, 206, cuadro 8.1.

8 Para realizar comparaciones con los Estados Unidos, véase Lewis Bowman y G. R. Boyn­ton, "Recruitment Patterns ámong Local Party Officials", American Political Science Review 60 (septiembre de 1966): pp. 667-676, y en otra parte, Joseph A Schlesinger, "Political Careers and Party Leadership", en Lewis D. Edinger (ed.), Political Leadership in Industrialized Societies, Wi­ley, Nueva York, 1967, pp. 266-293 .

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60 CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO

Las listas completas de los presidentes estatales del partido en Jalisco, esta­do de relevancia histórica en la fuerza regional del PAN y en la política mexi­cana en general, muestran algunas de las similitudes entre funcionarios pa­nistas que fueron presidentes municipales de importantes ciudades de provincia.

Desde 1939, cuando se fundaron simultáneamente las estructuras del partido nacional y de Jalisco, los presidentes estatales del partido han pasa­do a ocupar cargos nacionales más de la mitad de las veces. Una tercera par­te de estos funcionarios partidarios estatales ha sido incluida en nuestra muestra selectiva de personalidades nacionales (véase el cuadro u.2). Son po­cas las figuras nacionales del PAN que parecen haber ocupado una presiden­cia estatal partidaria. Un examen más detallado de Jalisco muestra algunos patrones significativos entre estos funcionarios del partido. Llegar a la presi­dencia de la organización del estado es claramente un trampolín hacia un solo cargo nacional: el de miembro del Congreso. Sin excepción, todos los que adquirieron importancia nacional lo hicieron a través de este cargo de elección.9 En nuestra muestra nacional de políticos importantes, cuatro quin­tas partes de los funcionarios del PAN, así como otros miembros del PAN, sir­vieron en el Congreso.

Sin embargo, lo que no muestra en detalle el cuadro n.2 es que entre los primeros dirigentes estatales del PAN muchos fueron repetidas veces candida­tos a cargos electorales, como presidentes municipales, legisladores del estado y miembros del Congreso. Estos repetidos esfuerzos de los primeros panistas por lograr un cargo quedan ilustrados por la carrera de Guillermo Ruiz Váz­quez, quien se afilió al partido en 1944. Al cabo de 10 años se había convertido en miembro activo del comité estatal del PAN; entre 1955 y 1960 sirvió como secretario de prensa y de estudios. En 1955 aspiró, sin éxito, a la legislatura del estado. De manera significativa, en el caso de Jalisco los candidatos del PAN habían logrado más veces obtener un escaño en el Congreso que en la le­gislatura estatal. Sólo en 1973, unos 34 años después de fundado el partido, Adolfo Martín del Campo (1979 a 1981) y Francisco Ramírez Acuña, secretario general del partido en el estado (1977), obtuvieron los dos primeros escaños en este cuerpo electoral a nivel del estado. 10 En tres ocasiones (1946, 1955

9 En varios casos, estos políticos llegaron a ser miembros del Congreso mientras ocupaban un cargo en el partido, o antes.

'º Ramírez Acuña compitió sin éxito por un escaño en el Congreso en 1973 y en 1979, pero obtuvo un puesto en la legislatura del estado por segunda vez en 1983. Era el legislador más jo­ven del Estado en México cuando tomó posesión en 1974. Pasó después a presidente municipal de Guadalajara en 1998, a gobernador de Jalisco en 2000, y a secretario de gobierno en la ad­ministración de Calderón en 2006. También fue presidente del PAN en el primer distrito de Gua­dalajara, así como secretario de organización de acción juvenil. Quehacer Político, 10 de diciem-

CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO

CUADRO II.2. Presidentes del PAN en Jalisco

Presidente del partido Periodo Cargo nacional

Efraín González Luna 1939-1952 Congreso y candidato presidencial

Salvador Urzúa 1952-1955

Ramón Garcilita Partida 1955-1957 Congreso

Jesús Obregón Reynoso 1957-1960

61

David Alarcón Zaragoza 1960-1963 Congreso y candidato a la gubernatura

Guillermo Ruiz Vázquez 1963-1966 Congreso

Ignacio González Morfín 1966-1969

Guillermo Baeza Somellera 1969-1972 Congreso

Carlos Petersen Biester 1972

José Herrera Herrera Marcos 1972-1975

Ramón Garcilita Partida 1975-1979 Congreso

Adolfo Martín del Campo 1979-1981

Ernesto Espinoza Guarro 1981-1982

Héctor Pérez Plazola 1982-1987 Congreso y Senado

Gabriel Jiménez Remus 1987-1990 Congreso, Senado y comité nacional

José G. Tarsicio Rodríguez 1990-1996

Herbert Taylor Arthur 1996-1999 Miembro suplente al Congreso

Emilio González Márquez 1999-2002 Congreso y gobernador

José Antonio Gloria Morales 2002-2005 Congreso

Eduardo Rosales Castellanos 2005-2008

FUENTE: Mexican Political Biographies Project, 2009; www.panjal.org.mx (2008).

y 1958) Ruiz Vázquez aspiró sin éxito a un escaño en el Congreso. Finalmen­te, 20 años después de haberse unido al partido (1964), conquistó el escaño en el Congreso y volvió a lograrlo seis años después. 11

Este breve estudio de caso de Jalisco confirma más sólidamente aún las conclusiones del conjunto de datos nacionales, que han tenido consecuen­cias de largo plazo sobre el reclutamiento de los políticos nacionales de Mé-

bre de 2006; Los Angeles Times, 28 de noviembre de 2006; Diario de Yucatán, 28 de noviembre de 2006; www.heraldextra.com, 16 de junio de 2008, y Mexican Political Biographies Project, 2009.

11 Camp, Mexican Political Biographies, p . 633 . Su hijo, Pedro Ruiz Higuera, alcanzó un esca­ño en la legislatura del estado en 2006.

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62 CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO

xico. A partir de 1964, cambios en las leyes electorales al nivel nacional asig­naron escaños adicionales en el Congreso (plurinominales o de partido) a los partidos de oposición, con base en su porcentaje de los votos recibidos a ni­vel nacional para todos los candidatos al Congreso. Así, en la legislatura de 1964, los escaños del PAN en la Cámara de Diputados saltaron de cinco en 1961 a 20, un aumento extraordinario. Este importante cambio en la ley electoral produjo tres importantes consecuencias a largo plazo en materia de

reclutamiento nacional. En primer lugar, como ya hemos visto en datos más detallados de carre­

ras a nivel local o nacional, fue más fácil para los políticos de los partidos de oposición llegar a un cargo nacional de elección popular que a un cargo a nivel local o estatal. Por tanto, una reforma institucional que permitió una mayor representación entre los partidos de oposición canalizó una enorme afluencia de candidatos al Poder Legislativo nacional. Esta reforma estructu­ral reforzó la percepción de la política mexicana establecida en la época pre­democrática de que, por lo general, las violaciones de los derechos civiles, incluidos los derechos relacionados con la transparencia electoral, podían encontrarse con mayor frecuencia a nivel local, en especial en las pequeñas comunidades rurales, que a nivel nacional, sobre todo en los distritos urba­nos altamente competitivos de las grandes ciudades. 12

Un desglose de los resultados electorales reportados, en el que los parti­dos de oposición lograron un alto porcentaje de los votos, confirma este ar­gumento.13 Cuanto mayor sea la demografía socioeconómica y más urbani­zado el entorno geográfico, mayor fue el porcentaje de votos para la oposición, especialmente para el PAN. 14 David Shirk refuerza la importancia de las consecuencias de la urbanización para el PAN, desde una perspectiva cultural, con el argumento de que el partido se benefició considerablemente de los cambios en los "patrones de conducta, creencias políticas y actitudes demostradas durante los años ochenta y noventa". 15

El segundo impacto verdaderamente notable de esta ley consiste en que

12 Conversaciones con amigos en cuya casa se establecieron casillas de voto confirmaron la limpieza de la votación en muchos distritos electorales de clase media en el Distrito Federal

desde los años setenta. 13 Véase, por ejemplo, la obra de José Luis Velasco, Jnsurgency, Authoritarianism, and Drug

Trafficking in México's "Democratization", Routledge, Nueva York, 2005. 14 Como ejemplo, desde 1979, los partidos de oposición recibieron, en conjunto, 45% o más

de los votos en los estados de altos ingresos. En contraste, tuvieron que llegar al año 2000 para captar el mismo porcentaje en los estados pobres. Véase el cuadro 8.3, en Camp. Politics in

Mexico, 215 15 David A. Shirk, Mexico's New Politics: The PAN and Democratic Change, Lynne Rienne1~ Boul-

der, Colo., 2005, p. 39.

CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO 63

afectó la naturaleza de base de la batalla del PAN por los cargos electorales, cambiando el orden de importancia: de los escaños distritales de la competi­tiva mayoría legislativa a los escaños asignados por región tan sólo sobre la base del voto legislativo nacional del partido. El impacto puede verse clara­mente en los resultados de la elección que se registran en el cuadro II.3. En realidad, el PAN necesitó más de 20 años para obtener más escaños sobre la base competitiva de distritos que lo ocurrido en 1961, última vez que compi­tió por escaños distritales en el Congreso, sin escaños plurinominales. En 1964, 1967 y 1970 el partido obtuvo un diminuto dos, uno y cero escaños, respectivamente. Durante esos nueve años cruciales, sólo tres miembros del PAN ganaron (o se les asignaron) escaños donde tuvieron una estrecha co­nexión con sus electores. En los dos siguientes periodos de sesiones del Con­greso, tras haber decidido no presentarse a una candidatura presidencial en 1976, sólo ocuparon cuatro de estos escaños. En conjunto, de 1949 a 1988

CUADRO II.3 . Curules del PAN en la Cámara de Diputados, 1949-1988

Sesión

1949

1952

1955

1958

1961

1964

1967

1970

1973

1976

1979

1982

1985

1988

Curules de distrito

4

5

6

6

5

2

o 4

4

9

38

Asientos en el partido

18

19

20

21

20

39ª

50

32

63b

" Los diputados de partido aumentaron hasta el número redondo de 100. Hubo 300 curules de distrito.

b Los diputados de partido aumentaron hasta el número redondo de 200. Las curules de dis­trito siguieron siendo 300.

FUENTE: Roderic Ai Camp, Politics in México: The Democratic Consolidation, Oxford Universi­ty Press, Nueva York, 2007, p. 206, cuadro 8.1.

Page 32: Camp, Roderic Ai - Metamorfosis del liderazgo político en el México democratico

64 CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO

(casi 40 años) el PAN sólo pudo obtener 47 escaños distritales competitivos, reforzando los lazos entre sus candidatos y sus electores en distritos locales, 16

en comparación con 282 escaños del partido, lo que representa 86% de los

escaños legislativos del PAN.17

Al hacer estas reformas, el PRI produjo una tercera consecuencia grave para el PAN, otorgando en realidad a su dirigencia nacional la capacidad de determinar en última instancia las listas según las cuales se otorgaban los escaños de partido, en lugar de asignar esas decisiones únicamente a funcio­narios locales del partido y a miembros activos para hacer sus nominacio­nes; y a los votantes para determinar los resultados electorales, al menos cuando esas elecciones locales eran limpias. 18 Steve Wuhs, conocido experto en materia del PAN, confirma que antes de 1999 (los años en que el efecto de este patrón fue más pronunciado), el Comité Ejecutivo Nacional del partido ejerció un control discrecional considerable sobre sus nombramientos.

19

16 Desde luego, es muy probable que perdieran muchos escaños por obra de fraude. 11 Para un análisis detallado de la evolución de estas reformas y su impacto en las elecciones

y la integración de la rama legislativa, véase Camp, "Mexico's Legislature: Missing the Demo­cratic Lockstep?", en David Clase (ed.), Legislatures and the New Democracies in Latin America, Lynne Rienner, Boulder, Colo., 1995, pp. 17-36. Para un análisis histórico de cómo el PRI se valió de la regla de no reelección en la rama legislativa, que no fue incorporada a ningún estatuto de la Constitución de 1917 sino que fue introducida en 1934, véase Luisa Bejar Algazi, "La reelec­ción parlamentaria inmediata: un reto en la agenda política de México", Revista Mexicana de Ciencia Política 46, núm. 187 (enero-abril de 2003), pp. 203-227.

is Como he señalado en otra parte, el sistema plurinominal ejerce el mismo impacto sobre el PRI y sobre el PRD, permitiendo a cada partido elegir entre sus antiguos activistas en el nivel na­cional para foi-mar sus respectivas listas. Esta condición explica por qué los dos conjuntos de diputados, con base en su status como distrito plurinominal o de mayoría, cualquiera que fuera el partido, difieren considerablemente en su composición y en sus actitudes. Joy Langston y Francisco Javier Aparicio descubrieron el mismo patrón en su examen de todos los diputados elegidos en 1997 y en 2000. Véase "Political Career Structures in Democratic Mexico, 1997-2006", ensayo presentado a la American Political Science Association, Boston, 28-31 de agosto

de 2008. 19 Steve Wuhs, en carta al autor de este libro, describe las decisiones en la práctica, antes Y

después de 1999: "En su mayor parte, el sistema no ha cambiado tanto: está bastante centra­lizado y fundado en las propuestas que los comités estatales del PAN hicieron al CEN (Comité Ejecutivo Nacional) para la formación de las listas plurinominales dentro de su distrito pluri­nominal. El cambio más significativo que se produjo fue el de 1999, cuando establecieron un proceso que el cEN del PAN tenía que seguir al reunir a los nominados del partido y ordenarlos en una lista plurinominal. Antes de la reforma, la discrecionalidad del CEN era significativa: entre otras cosas, lanzaba a la cima a la gente que le simpatizaba. Después de 1999 establecieron un proceso rotatorio que suprimía esta discrecionalidad, de modo que los nombrados de los esta­dos 1, 2, 3, 4, 5 en el distrito plurinominal 1 fueran añadidos a la lista, de forma alternativa. Desde luego, las excepciones eran lugares reservados en las listas. Normalmente, los dos pun­tos más altos en todas las listas plurinominales estaban reservados al liderazgo del partido". 19 de septiembre de 2008. Davir Shirk también confirma la versión de Wuhs . Carta personal al autor, 20 de septiembre de 2008. Para una excelente comparación de las reglas de selección de

CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO 65

Las leyes electorales colaboraron para debilitar al PAN como partido de base, fortaleciendo al mismo tiempo la voz de la dirigencia nacional del par­tido. Estas reformas estructurales reforzaron el patrón autoimpuesto del PAN

de limitar el número de miembros desde su fundación en 1939.2º Las limita­ciones del partido se diseñaron para mantener una dirigencia cohesionada y una ideología homogénea, y evitar que el partido abrazara una democracia orientada hacia las masas. 21

Puede alegarse un argumento de peso en el sentido de que las reformas electorales que favorecieron los escaños de partido contra los de distrito y las preferencias de la dirigencia del PAN retrasaron considerablemente su ex­pansión, de partido regional a partido nacional, con un poderoso apoyo de las bases en toda la República. En 1988, cuando ganó más de 10% de los escaños distritales de mayoría en el Congreso, cuatro quintas partes de los es­caños correspondían sólo a cinco ciudades. 22 Incluso en fecha tan tardía como 1997, después de que la mayoría de los fraudes electorales fueron eli­minados en 1994, el PAN no ganó ni un solo distrito en 14 de 32 estados, y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) no ganó ni un solo distrito en 22 de 32 estados.

A nivel estatal, pese a las dificultades para obtener un escaño en la legis­latura del estado, los presidentes del PAN han mantenido su cargo sólo para servir en el Congreso. Los datos nacionales sobre funcionarios de partido confirman las experiencias de los funcionarios estatales de Jalisco, porque tres de cada 1 O dirigentes del partido han sido elegidos a sus respectivas le­gislaturas estatales. El cargo de presidente municipal en los resúmenes de los funcionarios que han alcanzado la prominencia no es tan común como lo

candidatos entre el PAN y el PRD y sus consecuencias, véase Wuhs, Savage Democracy: Jnstitu­tional Change and Party Development in Mexico, Pennsylvania State University Press, University Park, 2008

20 Yemille Mizrahi, From Martyrdom to Power: The Partido Acción Nacional in Mexico, Uni­versity Notre Dame Press, Notre Dame, Ind., 2003.

21 Shirk, Mexico's New Politics, p. 118. Para un análisis detallado de las consecuencias del pro­ceso interno de nominación de los principales partidos para la rama legislativa desde 2000, véase el excelente análisis de Joy Langston en "Legislative Recruitment in México", en Peter M. Siavelis y Scott Morgenstern (eds.), Pathways to Power: Political Recruitment and Candidate Selection in Latín América, Pennsylvania State University Press, University Park, 2008, pp. 143-163; Steven T. Wuhs, "Democratization and the Dynamics of Candidate Selection Rule Change in México, 1991-2003", Mexican Studies!Estudios Mexicanos 22 (2006); pp. 33-55, y Joy Langston, "The Changing Party of the Institutional Revolution: Electoral Competition and Decentralized Candi­date Selection", Party Politics 12 (2006), pp. 395-413.

22 Véase mi análisis histórico del crecimiento regional de la oposición política en "México's 1988 Elections: A Turning Point far Its Political Development and Foreign Relations?", en Edgar Butler (ed.), Sucesión Presidencial: The 1988 Mexican Presidential Election, Westwiew Press, Boulder, Colo., 1991, pp. 95-114.

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66 CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO

es entre todos los miembros del PAN, incluidos otros funcionarios pertene­cientes o no al partido. 23

El funcionario del PAN en Jalisco que mayor éxito ha tenido en años re­cientes es el gobernador del estado (2007-2013), Emilio González Márquez, quien ocupó el escaño del partido del estado en 1999. González Márquez mues­tra un largo historial de cargos en el partido, estatales y nacionales, que se remonta al ala más conservadora del PAN, como miembro del Partido Demó­crata Mexicano (PDM), organización que tuvo nexos con el movimiento sinar­quista del occidente de México. Se unió al PDM en 1982, a la edad de 22 años, mientras estudiaba contaduría en la Universidad de Guadalajara. Seis años después llegó a ser miembro del comité nacional, que presidió brevemente. En 1991 abandonó el PDM para pasarse al PAN, uniéndose dos años después a la organización del estado. A mediados de la década de los noventa, Gonzá­lez Márquez ocupó toda una serie de puestos estatales, como secretario de acción electoral, organización y promoción política. Fue elegido presidente municipal de su ciudad, Lagos de Moreno (comunidad situada precisamente donde, durante los años veinte, se produjo la rebelión cristera, procatólica y antiestatal), y fue el primer panista miembro del consejo de la ciudad de Guadalajara antes de ocupar un escaño del partido en el Congreso en 1997, como la mayoría de sus compañeros panistas. Inmediatamente antes de postularse como candidato a gobernador fue presidente municipal de Gua­dalajara.24

A diferencia del PRI, el PAN llevó a cabo las funciones típicas de un partido político; identificó, nombró y eligió a sus miembros a los diversos cargos. El PRI, en cambio, funcionó con mucho más frecuencia como vehículo de pro­moción de los candidatos del gobierno para cargos de elección popular, en lugar de desempeñar un papel decisivo identificando o nombrando a sus candidatos. Durante casi todas las décadas, sus miembros dominaron el es­cenario político de México, pero en esencia el partido hizo todo lo posible por permanecer en el poder, en lugar de dejarlo en manos de sus opositores.

A pesar de esta importante diferencia de papeles, el Partido Nacional Re­volucionario (PNR) original era una organización que aglutinó a un nutrido

23 Datos ofrecidos por la organización estatal del PAN en Coahuila, estado del norte en que el PAN tiene fuertes raíces históricas, sugieren el arduo camino que hay que recorrer para ganar las elecciones locales. De 1978 a 1988, cuando triunfó en su primera elección para presidente mu­nicipal en Monclova, sólo ganó cinco elecciones, cuatro de ellas en esta última ciudad. En Ja siguiente década, de 1991 a 1999, obtuvo 16 victorias en 10 municipios diferentes. De 2003 a 2006 pudo obtener la victoria en 10 elecciones. www.pancoahuila.org.mx, 2008.

24 Quién es quién en el Congreso, 1977-2000, IETD, México, 1988, pp. 37; www.cddhcu.gob.mx; www.pan .org.mx; www.jalisco.gob.mx; www.gilbertoperez.blogspot; Mexican Political Biogra­phies Project, 2009.

CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO 67

número de partidos estatales y locales. 25 Por lo tanto, en los primeros años, pese a sus esfuerzos por centralizar el control del partido en la Ciudad de México, los partidos locales ejercieron una influencia considerable al enfren­tar numerosas divisiones entre facciones políticas personales. De todos los partidos de México, incluidos los pequeños partidos de izquierda, de menor importancia, la presencia de cargos en el partido en los currículos de los políticos priistas ha tenido menor importancia, sobre todo en a principios del periodo predemocrático, de 1934 a 1958, cuando sólo 15% compartió esa experiencia. Un ejemplo excelente de un político cuya vida adulta abarcó la fundación y la evolución del PRI durante el siglo xx y sus antecedentes es Leopoldo Hernández Partida, nacido a principios del siglo xx. Salió de su ciudad natal, Guadalajara, para asistir a la Escuela Nacional Preparatoria y a la Escuela Nacional de Jurisprudencia, de 1928 a 1932. Como estudiante de primer año de derecho, apoyó la campaña de reelección del general Álva­ro Obregón junto con otros estudiantes, entre ellos Luis l. Rodríguez. Cuatro años después se afilió al PNR después de haber sido director de la revista del partido, La Revolución, durante la presidencia de Emilio Portes Gil, uno de sus profesores predilectos. Ingresó en la Confederación Nacional Campesina (CNc), el mayor sindicato afiliado al sector agrario del partido, habiendo lle­gado a ser secretario privado de su célebre dirigente agrario Graciano Sán­chez. Después, de 1938 a 1940, fue secretario del sector popular del recién fundado Partido de la Revolución Mexicana, bajo la dirigencia de su compa­ñero de estudios, Luis l. Rodríguez. Tres años después fue elegido al Congreso por el doceavo distrito de la Ciudad de México, y dos veces más sirvió en la Cámara de Diputados en 1967-1970 y 1982-1985. Luego fue secretario privado de Javier Rojo Gómez (figura importante de la política mexicana y también líder de la CNc), dándole su apoyo como candidato a presidente en 1945-1946, y luego completó otro periodo en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI como secretario de acción agraria en 1964-1965. Fue presidente interino del PRI en el Distrito Federal en 1965. Su carrera alcanzó a entrelazar sus cargos en el sector agrario del sindicato, en la burocracia del partido y en el Congreso.26

Durante todo el periodo predemocrático (1934-1988), uno de cada cua­tro políticos del PRI que alcanzó un cargo de influencia nacional sirvió como importante funcionario estatal del partido (véase el cuadro n.4). La inclusión de cargos de partido en su currículo aumentó considerablemente en los años de transición, durante los cuales más de una tercera parte de personalidades políticas del PRI eran expertas en cargos del partido.

25 Para un análisis de este fenómeno, véase Luis Javier Garrido, El partido de la revolución institucionalizada, la formación del nuevo Estado en México, Siglo XXI, México, 1982, pp. 20-62.

26 Comunicación personal, 22 de julio de 1974.

Page 34: Camp, Roderic Ai - Metamorfosis del liderazgo político en el México democratico

68 CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO

CUADRO II.4. Titulares priistas de puestos públicos que fueron funcionarios del PRI en sus estados

Priistas titulares importantes Funcionarios del partido (%)

Presidencias predemocráticas 1934-1988

Presidencias de la transición democrática 1988-2000

Presidencias democráticas 2000-2009

24

37

60

NOTA: Los funcionarios del PRJ incluyen a presidentes estatales del partido y otros puestos es­tatales.

FUENTE: Mexican Political Biographies Project, 2008.

En el periodo democrático, un descomunal 60% había servido en cargos partidarios estatales y regionales. Este cambio drástico se refleja en el hecho de que en el periodo democrático los únicos miembros del PRI que habían al­canzado cargos de importancia nacional en los gobiernos de Fox y Calderón, con pocas excepciones, eran gobernadores, senadores y miembros del Con­greso, es decir, personas que establecieron sus reputaciones a través de cargos de elección popular, tanto ejecutivos como legislativos. Independientemente del periodo examinado, los principales miembros del Congreso en México eran mucho más propensos a haber sido activistas de partido que en otras partes de América Latina. En el caso de Argentina, entre 1991 y 1999 sólo una cuarta parte de los miembros que repitieron en el Congreso compartie­ron tales experiencias de partido.27

Con base en los datos completos del estado de Jalisco, lo que proporcio­na una comparación directa entre los dirigentes estatales del PAN y del PRI

desde su fundación en este influyente estado, el cuadro rr.s revela algunos pa­trones verdaderamente significativos en la relación entre las presidencias es­tatales del PRI y sus carreras en la política nacional. El hallazgo más extraor­dinario consiste en que de los 43 diferentes políticos que presidieron la organización del partido en el estado, más de 90% sirvieron en el Congreso nacional. Como en el caso de los funcionarios estatales del PAN, los que llega­ron a cargos nacionales fueron funcionarios estatales del partido y, tradicio­nalmente, lo hicieron llegando a través del Congreso. Los puestos estatales del PRI en todos los estados parecen corresponder estrechamente con las cifras de una muestra completa de funcionarios de Jalisco. Casi nueve de

27 Mark P. Jorres, "The Recmitment and Selection of Legislative Candidates in Argentina", en Siavelis y Morgenstern, Pathways to Power, p. 60.

CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO 69

cada 10 políticos importantes que fueron elegidos al Congreso desde 1934 fueron presidentes de sus respectivas organizaciones estatales en el partido.

De la muestra nacional de 1 482 miembros del Congreso, casi 60% ocupó algunos cargos del partido. De los priistas que alcanzaron prominencia na­cional en la muestra, 2249, o sea 8%, ocuparon escaños estatales. Aún más sorprendente es que más de la mitad de los presidentes estatales de partido en Jalisco lograron la prominencia nacional además de haber servido en el Congreso en una sola legislatura (para su inclusión en la muestra nacional habría habido que ocupar dos o tres puestos más en el Congreso o en el Se­nado, o haber servido como oficial mayor o en un puesto superior en la rama ejecutiva, como juez de la Suprema Corte o como gobernador de un estado). Por ejemplo, más de seis de cada 10 senadores priistas ocuparon cargos en el partido y casi la mitad sirvió como presidente estatal del partido. Muchos de estos funcionarios fueron múltiples veces miembros del Congreso, o senado­res y, en varios casos, subsecretarios y secretarios de dependencias a nivel de gabinete.

Gran cantidad de los presidentes que iniciaron la organización estatal del PRI en Jalisco, antes de que Cárdenas llegara a la presidencia en 1934, fueron políticos destacados que habían sido gobernadores o miembros del Congreso durante varios periodos. Este patrón parece típico, dado que el partido fue organizado a nivel nacional por el ex presidente Plutarco Elías Calles y sus adeptos más cercanos.28 El propio Calles fue el primer presiden­te del partido en su estado natal, Nuevo León, en 1929, mismo año en que se fundó el PNR.

29 Este patrón nos recuerda el de la organización estatal del PAN,

en que uno de los principales cofundadores del partido fue su primer presi­dente durante muchos años.

El otro cargo que sobresale en el currículo de los funcionarios estatales del PRI es el de legislador del estado. Más de la cuarta parte de todos los pre­sidentes estatales de Jalisco sirvió en este cargo, varios de ellos dos o tres veces. Lo sorprendente es que tan sólo un pequeño número de presidentes del partido fueron presidentes municipales elegidos en Jalisco, la mayoría de ellos en Guadalajara, capital del estado. Sin embargo, en nuestra muestra de los políticos nacionales ésta no es la norma entre los funcionarios estata­les del PRI. Aproximadamente uno de cada 10 políticos destacados fue presi­dente municipal, pero entre todos los presidentes del partido estatal del PRI

en Jalisco que llegaron a la prominencia nacional, uno de cada tres fue presi­dente municipal.

28 Garrido, El partido de la revolución institucionalizada, pp. 63 y ss. 29 Véase www.prinl.org/expresidentes, 2008.

Page 35: Camp, Roderic Ai - Metamorfosis del liderazgo político en el México democratico

CUADRO u.s. Presidentes del PRI en Jalisco

Político Año(s) Cargo

Rodrigo Camacho Cafuentes 1929 Congreso

David Orozco 1930 Congreso

Antonio Valadez Ramírez 1930 Congreso, gobernador

del estado

Luis F. !barra 1930 Congreso

Martiniano Sendis 1930 Congreso

Esteban García de Alba Larios 1930-1931 Congreso, gabinete, Comité

Ejecutivo Nacional

Antonio Valadez Ramírez 1931 Congreso, Senado,

gobernador

Sebastián Allende 1931 Congreso, gobernador

José de Jesús González Gallo 1932-1934 Congreso, gobernador,

gabinete

Manuel Ochoa Arámbula 1934 Presidente municipal

de Guadalajara

Clemente Sepúlveda 1934-1936 Gobernador

Florencio Topete Valencia 1936 Congreso, presidente

municipal

Salvador Gálvez Gutiérrez 1937

Florencio Topete Valencia 1937-1940 Congreso, presidente

municipal

Margarito Ramírez Miranda 1940 Congreso, gobernado~

gabinete

Lucio González Padilla 1941-1944 Congreso

Florencio Topete Valencia 1944 Congreso, presidente

municipal

Miguel Moreno Padilla 1945 Congreso, Senado

Ángel F. Martínez 1946-1947 Congreso, presidente

municipal de Guadalajara

Ramón Castellanos Camacho 1947-1950 Congreso

Guillermo Ramírez Valadez 1950-1953 Congreso, Senado

Juan Gil Preciado 1953-1956 Congreso, gobernador,

gabinete

CUADRO n.s. Presidentes del PRJ en Jalisco

Político Año(s) Cargo

José de Parres Arias 1956 Legislatura, rector Salvador Corona Bandín 1956-1961 Congreso, Senado Sergio Corona Blake 1961 Congreso suplente,

legislatura Raúl Padilla Gutiérrez 1961 Congreso, oficial mayor Felipe Hernández Colunga 1964-1965 Congreso Filiberto Ruvalcaba Sánchez 1965-1968 Congreso Jesús Bueno Amezcua 1968 Congreso José Martín Barba 1969-1972 Congreso Arnulfo Villaseñor Saavedra 1972-1976 Congreso, Senado,

presidente municipal Reyes Rodolfo Flores Zaragoza 1976-1979 Congreso Carlos Rivera Aceves 1979-1982 Congreso, gobernador Eugenio Ruiz Orozco 1982-1983 Senado, candidato

a gobernador Ricardo Chávez Pérez 1983-1985 Congreso, Comité Ejecutivo

Nacional Francisco Javier Santillán Oceguera 1985-1988 Congreso Óscar de la Torre Padilla 1988-1989 Congreso, subsecretario Enrique Chavero Ocampo 1989-1991 Congreso Eduardo Rodríguez Rodríguez 1992-1994 Congreso Raúl Juárez Valencia 1994-1995 Congreso, Rafael González Pimienta 1995-1997 Congreso, subsecretario José Manuel Correa Ceseña 1995-1997 Congreso, legislatura Francisco Javier Morales Aceves 1997-2000 Congreso Ramiro Hernández García 2000-2004 Congreso, Senado Javier Alejandro Galván Guerrero 2004-2008 Legislatura

FUENTE: Mexican Political Biographies Project, 2008; Roderic Ai Camp, Mexican Political Bio­grap~zes Pro¡ect, 1884-1934, University of Texas Press, Austin, 1991, y www.prijalisco.org.mx/ pres1cde (2008).

Page 36: Camp, Roderic Ai - Metamorfosis del liderazgo político en el México democratico

72 CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO

De todos los presidentes de partido en Jalisco desde 1934, la figura de mayor éxito nacional fue Juan Gil Preciado. Su padre, el humilde presidente municipal de Juchitlán, pueblo natal de Gil Preciado, tuvo que irse a Guada­lajara durante la rebelión de los cristeros, por causa de la persecución a los campesinos. Con el tiempo, esto permitió a Gil Preciado estudiar en la Uni­versidad de Guadalajara, donde obtuvo su título de maestro, hasta llegar a ser director de una preparatoria en el Jalisco rural de 1927. Gil Preciado fue vicepresidente municipal y maestro del 32 regimiento del ejército, lo que le obligó a viajar por todo México. Pronto se agregó al grupo del general Ru­perto García de Alba, quien después de servir brevemente como gobernador interino de Jalisco en 1931 fue nombrado gobernador del territorio federal de Baja California Sur, donde Gil Preciado fue su secretario personal y des­pués secretario general de gobierno. A finales de los años treinta trabajó para el comité nacional del PNR, y gracias a sus contactos con funcionarios del partido llegó a ser miembro del Congreso del distrito 13 de Jalisco. Valiéndo­se de sus conexiones en la capital empezó a trabajar en el Ministerio de Agri­cultura, y ocupó el influyente puesto de secretario personal de Óscar Flores Sánchez, subsecretario de Agricultura, antes de retornar a Guadalajara en 1952, al término del gobierno de Alemán. En 1953 fue el presidente del PNR

en Jalisco, y lo eligieron a la legislatura del estado. Durante su gestión como presidente del partido en el estado, representó al Comité Ejecutivo Nacional como su delegado a Tamaulipas. Dos años después recibió el nombramiento de su partido como candidato a presidente municipal de Guadalajara y en ese cargo sirvió hasta 1958, después de lo cual ganó las elecciones para la gubernatura de Jalisco en 1959. En 1964, Gustavo Díaz Ordaz lo nombró se­cretario de Agricultura. 30

La breve historia política del PRD, que comienza en 1989, y el hecho de que su Comité Ejecutivo Nacional sólo tenía organizaciones estatales en seis estados en el año 2009, nos evita examinar con detalle su jefatura del par­tido. Como ya se observó, la estructura electoral del sistema político de México antes de 2000 dividió su jefatura nacional en cargos de elección po­pular, el más numeroso y común de los cuales fue el de miembro del Congre­so. Si tomamos en cuenta a aquellos miembros del partido que habían ser­vido en algún cargo importante o en múltiples puestos locales, descubrimos

30 Su primer mentm~ el general Ruperto García de Alba, fue hermano de Esteban, presidente del partido en Jalisco y secretario general del PNR de 1936 a 1938, cuando Gil Preciado trabajaba para el Comité Ejecutivo Nacional. Al mismo tiempo, Esteban fue oficial mayor del gobierno, lo que le permitió recomendar al secretario de Gobernación a Gil Preciado como posible candida­to al Congreso, cargo clave al determinar esas nominaciones. Mexican Political Biographies Project, 2009; Camp, Mexican Political Biographies, 1935-1993, pp. 262, 282 .

CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO 73

que 92, 79 y 47% de militantes del PRD, PAN y PRI, respectivamente, fueron miembros del Congreso. Dado que, en esencial, el PRD no ha tenido acceso a cargos ejecutivos nacionales, esta cifra no es sorprendente. Así, la norma para alcanzar la prominencia política nacional se limita, en gran parte, a los cargos nacionales de elección, especialmente en la Cámara de Diputados.

Un examen de la rama ejecutiva y una comparación de las experiencias de los dirigentes del partido como secretarios del gabinete y como subsecre­tarios revelan considerables diferencias entre los miembros del PAN y los del PRJ. Lo más sorprendente de los datos del cuadro n.6 es la falta de experiencia política partidista entre los ejecutivos y dirigentes de la rama judicial del PRI.

En estudios anteriores he afirmado que pocos subsecretarios han ocupado cargos del PRI en el partido. En su mayor parte subieron por las filas de la burocracia, típicamente como jefes de departamento y de división. Esto que­da confirmado por el hecho de que sólo uno de cada 10 subsecretarios del PRI

sirvió alguna vez en un cargo nacional del partido en el comité ejecutivo, mientras que pocos más han ocupado algún cargo en el partido local, estatal o nacional.

No es de sorprender, si se piensa que ocupar algún cargo en el partido implica militancia en él (y no sólo ser miembro nominal) y, por tanto, mayor participación, que los militantes del PRI hayan obtenido con mayor frecuen­cia los cargos más influyentes como secretarios del gabinete, en compara­ción con los subsecretarios, que más a menudo son elegidos por otras razo­nes, como su destreza y su especialización. No obstante, a diferencia de los senadores y miembros del Congreso, en los últimos 80 años sólo una peque­ña minoría de dirigentes de la rama ejecutiva, cualquiera que fuera su pues­to, egresaron de la burocracia del partido.

CUADRO II.6. Experiencias en el partido de los principales políticos en las ramas ejecutiva y legislativa

Puesto en el gobierno (%)

Posición Secretario Juez de la Suprema en el partido del gabinete Subsecretario Corte PAN CEN 53 31 100 PAN otros 72 75 100 PAN CEN 14 10 3 PAN otros 19 14 2

FUENTE: Mexican Political Biographies Project, 2009.

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74 CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO

Tal vez no haya mejor ejemplo de la triunfante carrera de un activista del PRI, tanto a nivel estatal como nacional, que el de Ernesto Peralta Uruchurtu, quien se destacó en la rama ejecutiva sirviendo a cuatro presidentes conse­cutivos. Peralta Uruchurtu procedía de una numerosa y distinguida familia del estado norteño de Sonora, en cuya capital, Hermosillo, creció durante la primera década del siglo xx. Gustavo Adolfo, hermano mayor de Ernesto, formó parte del personal médico del general Álvaro Obregón y fue elegido al Congreso y al Senado. Tanto Ernesto como su hermano fueron políticos de segunda generación; su tío paterno, Manuel Uruchurtu Ramírez, sirvió en la Cámara de Diputados en 1912. Siendo miembro del Congreso, Manuel se hizo célebre cuando pereció en el hundimiento del Titanic, al ceder su asien­to en un bote salvavidas a una mujer que llevaba un bebé. 31 Su tío materno, Francisco Martínez Peralta, también miembro del Congreso y senador, fue un militar de profesión que llegó al grado máximo: general de división.

Sus tíos y sus hermanos mayores fueron los mentores políticos naturales de Ernesto, pero éste fue, con mucho, el que mayor éxito obtuvo en la política. Después de estudiar en la Escuela Normal de Hermosillo, se fue a la Ciudad de México, donde asistió a la Escuela Nacional Preparatoria y a la Escuela Nacional de Jurisprudencia, decisión importante para su carrera política. Esto le permitió formar parte de uno de los grupos políticos más influyentes de México después de la Revolución: la generación de Alemán, puñado de futuros políticos que asistieron a ambas escuelas junto con Miguel Alemán, presidente de México de 1946 a 1952. Sin embargo, al principio, después de titularse, Uruchurtu retornó a Sonora para abrir un bufete en Ciudad Obre­gón. Trabajó como juez y llegó a ser juez de la Suprema Corte de Justicia en 1937. Ese mismo año obtuvo su primer cargo en el partido, como presidente del comité estatal. En 1939 volvió a la capital donde fue nombrado asesor jurídico del secretario de Agricultura y luego del Banco Nacional de Crédito Ejidal, que dirigió en forma interina. Sin embargo, lo más importante fue que Alemán, recién nombrado secretario de Gobernación por Manuel Ávila Camacho en 1940 (el cargo de gabinete de mayor importancia en la adminis­tración), escogió a su antiguo condiscípulo para director de gobierno de la misma dependencia. Al renunciar Alemán para presentarse como candidato presidencial del PRI, Uruchurtu fue su subsecretario durante la campaña. Uruchurtu desempeñó un papel importante en el consejo nacional del PNR

que, cumpliendo los manifiestos deseos de Alemán, transformó al partido, de PNR a PRJ. Uruchurtu fue designado primer secretario general del nuevo PRI en

3 1 Véase www.elimparcial.com, 13 de abril de 2008.

CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO 75

diciembre de 1946.32 Durante el gobierno de Alemán continuó en la Secreta­ría de Gobernación como subsecretario, y pasó a ser secretario en funciones al fallecer su jefe en 1948, y siguió siendo subsecretario cuando Adolfo Ruiz Cortines pasó a ser el nuevo secretario. En 1951, Ruiz Cortines, siguiendo los pasos de Alemán, fue el candidato presidencial del PRI, y Uruchurtu que­dó como secretario y así continuó hasta finales de 1952. En ese mismo año, Ruiz Cortines nombró regente del Departamento del Distrito Federal a su colaborador, y en ese cargo fue confirmado por los presidentes López Mateas y Díaz Ordaz. Uruchurtu fue el único mexicano que sirvió a tres gobiernos consecutivamente en el mismo cargo del gabinete, y uno de sólo un puñado de políticos en ocho décadas que sirviera al gabinete en cuatro gobiernos consecutivos. 33 En 1958 fue un serio precandidato para la candidatura presi­dencial del PRI. 34

En contraste con el PRI y sus antecedentes, la mayoría de los observado­res habría esperado que el PAN se mostrara menos partidista en sus eleccio­nes para la rama ejecutiva. En ciertos aspectos, esto es verdad, lo que se re­fleja en el hecho de que Fox nombró a muchos independientes, sin afiliación partidaria conocida y, por consiguiente, sin experiencia partidista. Algunos otros nombrados fueron miembros del PRI. Pero de los miembros del PAN que habían estado en el gabinete en los tres últimos gobiernos, tres cuartas par­tes ocuparon puestos en el partido a nivel estatal o nacional, y más de la mi­tad sirvió en el Comité Ejecutivo Nacional. 35

Estas diferencias reveladoras de la experiencia política en el partido en­tre los currículos de los principales dirigentes nacionales de México también pueden explicarse por los diversos papeles que desempeñaron los dos parti­dos. Como lo sugerí al comienzo de este capítulo, la jefatura del PAN se man­tuvo cohesionada y encargada de las fortunas del partido, en contraste con la

32 Sin duda, en esta facultad pudo influir para que su tío, Francisco Martínez Peralta, fuese nombrado en el nuevo Comité Ejecutivo Nacional como secretario de asuntos agrarios. Más adelante, su tío, que era general de división, sirvió también bajo sus órdenes como director de tráfico en el Distrito Federal, cargo asignado provisionalmente a un oficial del ejército.

33 Camp, Mexican Politica/ Biographies, 1935-1993, p. 710; Mexican Political Biographies Project, 2009; www.ssh.org.mx, 2008; www.es.wilcipedia.org.mx, 2008.

34 Para un análisis en profundidad de esta decisión, véase mi obra "Mexican Presidential Pre­Candidates, Changes and Portents for the Future", Polity (verano de 1984), pp. 588-605 .

35 Zedillo fue el único presidente priista que nombró a un miembro del PAN para su gabinete, Fernando Antonio Lozano Gracia, procurador general, preparando así el escenario para un gabinete bipartidista. Lozano Gracia no sólo era miembro nominal del PAN, sino también del Comité Regional del Distrito Federal, el Comité Ejecutivo Nacional, y llegó a ser secretario ge­neral del partido. También practicó la jurisprudencia, junto con Diego Fernández de Cevallos, quien f-L1e el candidato presidencial del PAN contra Zedillo, del que se dice que Zedillo le había of-recido el mismo puesto. Proceso, 5 de diciembre de 1994, pp. 29-30, y Mexican Political Bio­graphies Project, 2009.

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trayectoria del PRI, decidida tradicionalmente por figuras prominentes de la rama ejecutiva, sobre todo por presidentes en particular. La carrera de Uru­churtu muestra bien esta diferencia. Su actividad en el partido no llamó la atención de mentores influyentes. Antes bien, para apreciar sus cualidades de político, esos mentores, especialmente Alemán, se basaron en su amistad y su evaluación del desempeño de Uruchurtu como jefe de división en una dependencia del gabinete. En cambio, en el caso del PAN, no resulta sorpren­dente que muchos políticos pasaran de cargos en el partido a cargos de elec­ción popular y luego, al surgir una oportunidad en el año 2000, a cargos en la rama ejecutiva.

El contraste entre el PAN y el PRI queda demostrado de manera aún más convincente en las cifras de los jueces de la Suprema Corte. Viendo los mi­núsculos porcentajes de jueces que hicieron carrera en la burocracia del par­tido, es natural que cualquiera que tuviese la ambición de hacer una carrera jurídica pública durante el reinado del PRI no habría seguido el camino de la burocracia del partido en los niveles estatal o nacional. Todos los jueces del PAN, que sólo forman un pequeño porcentaje del número total, desempeña­ron cargos en el partido. Una vez más, esto sugiere el papel que el partido ha desempeñado en el PAN y su importancia al originar y promover potenciales figuras públicas por todas las ramas del gobierno.

Podemos entender el significado de la cambiante cara del partidismo en la política mexicana a lo largo del tiempo, comparando las afiliaciones de partido de todos los funcionarios nacionales importantes en cada adminis­tración presidencial. Esto nos permite obtener un sentido más claro de las características de los funcionarios que llegaron a cierto nivel de influencia en cada gobierno sucesivo, incluyendo sus antecedentes en el partido. Un exa­men de las tendencias que pueden verse en el cuadro II.7 sugiere el acceso extraordinariamente reducido a cargos nacionales destacados que tuvieron los panistas y los miembros de los primeros partidos de izquierda desde el gobierno de Cárdenas hasta el fin de la administración de Miguel de la Ma­drid, en 1988.

Básicamente, de los 2 949 individuos que ocuparon cargos nacionales importantes en estos nueve gobiernos de 1935 a 1988, 97% fueron miembros del PRI. De los 93 no afiliados al PRI, 25 no estaban afiliados a ningún partido, y 68 pertenecían a otros partidos, en esencia al PAN y a la izquierda, porque el PRD no se formó antes de 1989.

He desglosado los periodos de transición democrática y posdemocrática en presidencias específicas porque entre cada uno de estos cuatro gobiernos se producen cambios importantes, a diferencia de las presidencias predemo­cráticas. La primera baja del porcentaje de políticos del PRI en los cargos su-

CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO 77

CUADRO u. 7. A-filiación al partido de funcionarios nacionales prominentes, 1935-2009

Afiliación al partido (%)

Presidencia Izquierda Todos

Ninguno PAN PRD PRJ los demás

Predemocrático Lázaro Cárdenas

hasta Miguel de la Madrid 0.9 o o 96.8 o 2.3

Transición democrática

Carlos Salinas 6.1 o o 84.3 o 9.6

Ernesto Zedillo 9.5 11.3 3.4 71.7 2.1 2.0

Periodo democrático 2.3

Vicente Fox 15.6 24.0 7.1 48.7 2.3

Felipe Calderón 9.8 35.3 9.8 35.3 2.7 7.1

NOTA: Izquierda = PSUM, PPS, PRT, PST, PCM, PT y PP; todos los demás incluye PAN, PRO, PDM sinar­quista e izquierda antes de Zedilla, pero sólo PDM, PRIIPRD, PRIIPAN, PVEM y Convergencia después de Zedilla.

FUENTE: Mexican Political Biogrnphies Project, 2009.

premos durante una presidencia mexicana se produjo con Salinas (1988-1994 ). Es importante observar que la primera representación realmente significativa de independientes sin afiliación partidista ocurre durante este gobierno. Los demás partidos combinados triplicaron con creces su repre­sentación, pasando de aproximadamente 2% en los nueve gobiernos anterio­res a uno de cada 10 con Salinas. En ciertos aspectos, estas corrientes sor­prenden porque la mayor parte de los analistas consideran que Salinas reafirmó una presidencia más fuerte y autoritaria, en comparación con la de su predecesor, Miguel de la Madrid.

En cambio, Zedilla realmente presidió la transformación fundamental del sistema político representada por la considerable reducción de la afilia­ción partidista del PRI en los cargos políticos más altos, como también en muchos otros aspectos. Los partidos de oposición duplicaron su presencia en el gobierno sobre el de su predecesor. En comparación con todos los go­biernos anteriores hasta Miguel de la Madrid (tan sólo seis años antes), con Zedilla los miembros de partidos de oposición llegaron a constituir casi la cuarta parte de todos los políticos influyentes.

Los gobiernos de Fox y Calderón no sólo representan un cambio del de Zedilla, cambio significativo y ya esperado, en la última presidencia contro-

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78 CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO

lada por el PRI, sino, lo que no es de menor importancia, revelan considera­bles distinciones políticas entre sí. Con Fox, los antiguos partidos de oposi­ción llegaron a ocupar más de una tercera parte de los funcionarios de su gobierno, pero sin llegar a duplicar los de Zedilla. Y lo más sorprendente es que miembros del PRI siguieron ocupando casi la mitad de todos los puestos influyentes con Fox: el doble de 24% de los miembros del partido del propio presidente: el PAN.

La presidencia de Fox, medida por las afiliaciones de los políticos que sirvieron en las tres ramas de su gobierno, representa tres cambios significa­tivos del pasado. En primer lugar, a diferencia de los gobiernos controlados por el PRI, antes de 2000, el propio partido en el gobierno tuvo sólo una mi­noría de políticos afiliados a él. En segundo lugar, si se piensa en el PAN como el partido en el poder y en todos los demás partidos como la oposición elec­toral, esos partidos en conjunto, en combinación con los independientes, lle­gan a un asombroso total de 75% de todos los funcionarios. Por último, como ya lo han notado otros analistas, Fox abrió ampliamente la puerta a personas apolíticas, incluidas numerosas personas cuyas carreras se habían desarro­llado en el sector privado y no en el sector público. Los funcionarios apolíti­cos llegaron a un punto culminante durante su gobierno, sólo inferior en nú­mero a los miembros del PRI y del PAN, respectivamente.

El gobierno de Calderón representa algunas alteraciones adicionales, de igual importancia, en las tendencias de las afiliaciones a los partidos entre sus principales colaboradores. Invirtiendo la tendencia instituida por Fox, Calderón nombró a más militantes activos del partido para ocupar cargos importantes en su gabinete. Si se combinan todos los puestos, incluso los de representantes de las ramas legislativa y judicial, el porcentaje general de pa­nistas en su administración sugiere un considerable aumento, de 24 a 35%. Calderón instituyó este cambio de partidos porque creyó que muchas de las fallas legislativas del gobierno de Fox podían atribuirse a falta de experiencia política y de partido entre los escogidos por Fox. Sin embargo, el cambio más espectacular es la baja de políticos afiliados al PRI, que se redujeron de casi la mitad en la presidencia de Fox al mismo nivel que los políticos panistas: 35%. Además, cuando se considera el resultado de la carrera presidencial de 2006, en que el voto se dividió marcadamente entre el PAN y el PRD, mientras que el PRI ocupaba un lejano tercer lugar entre los votantes, las afiliaciones a los partidos (con la excepción del PAN) no corresponden en absoluto al verdadero nivel de apoyo de los electores.

Lo más notable de la afiliación a los partidos entre los funcionarios del gobierno de Calderón es la escasísima representación del PRO. El comporta­miento del PRO es, en gran parte, causante de esta baja cifra. Como ya se su-

CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO 79

girió, Fox ofreció específicamente importantes cargos de gabinet,e a dos ~~­nacidos políticos perredistas después de su elección. El PRO se nego a permitir que sus miembros aceptaran esos cargos, impidiéndoles así conquistar una reputación bipartidista como administradores de la rama ejecutiva, además de ejercer su capacidad de nombrar a numerosos subsecretarios que tam­bién habrían tenido así la oportunidad de ganarse dichas credenciales. En segundo lugar, miembros del PRI continúan desempeñando un papel signifi­cativo en muchos ambientes políticos, lo que sugiere que además de sus im­portantes puestos legislativos, muchos de sus miembros fueron escogidos por Calderón teniendo en cuenta su experiencia y su capacidad administra­tiva, así como su habilidad para persuadir a un Congreso dominado por la oposición de que se uniera al PAN en apoyo de una legislación influyente Y a

menudo controvertida. La mayor parte de los observadores de la política mexicana desde que se

estableció el PRI en 1929 han sugerido que militantes del PRI dominaron cada administración. En lugar de analizar la presencia de simples funcionarios de partido o la afiliación a los partidos en los antecedentes de los principales políticos, por cada gobierno en particular un análisis de los miembros mili­tantes nos ofrece un cuadro enteramente distinto de los altos funcionarios. Nuestro conjunto de datos incluye a 4 524 funcionarios durante el periodo de 1935 a 2009, consistente en 2973 personas distintas. En realidad, la gran mayoría de los funcionarios eran miembros nominales de los partidos y no funcionarios de los partidos, ni hacían campaña por ellos. Empezando por Cárdenas, quien presidió la primera administración presidencial completa desde la fundación del partido, llama la atención el hecho de que sólo uno de cada cinco políticos puede ser considerado militante del PRI. Las restantes cuatro quintas partes de su administración, con excepción de tres personas, no eran militantes de ningún partido.

Lo sorprendente de los patrones que pueden verse en el cuadro rr.s es que para los tres primeros gobiernos, incluso el de Alemán, quien fundó el PRI en 1946, los militantes no pasan de una cuarta parte o menos de los altos fun­cionarios. Como lo he sostenido durante muchos años, con base en conver­saciones con políticos que ocuparon altos cargos en estos primeros gobier­nos, muchos políticos destacados (la gran mayoría) eran tan sólo miembros nominales de partido, lo que equivale a los demócratas o republicanos regis­

trados en los Estados Unidos. Hasta mediados de los años sesenta, poco más de un tercio era de priis­

tas activos. En los cinco gobiernos controlados por el PRI durante los 30 años siguientes, los militantes del PRI suman más de dos quintas partes de todos los altos funcionarios. Con Zedilla, surge una inversión de la corriente as-

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80 CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO

CUADRO n.s. Militantes de partido en gobiernos presidenciales

Militancia (%)

Presidencia Ninguna PANIPDM PRDlizquierda PRI

20.6 78.2 0.4 0.8

Lázaro Cárdenas 23.l

75.7 0.4 0.8 Manuel Ávila Camacho

72.2 1.1 1.5 25.l Miguel Alemán

1.8 31.6 Adolfo Ruiz Cortines 65.6 1.1

61.3 0.4 1.1 37.3 Adolfo López Mateos

1.1 42.2 Gustavo Díaz Ordaz 56.3 0.3

56.2 o 1.3 42.5 Luis Echeverría

52.1 0.5 1.8 45.6 José López Portillo

2.5 42.8 Miguel de la Madrid 52.7 1.4

4.5 36.5 Carlos Salinas 47.9 4.8

48.3 8.8 6.5 36.5 Ernesto Zedillo

44.8 17.9 8.2 29.1 Vicente Fox

45.7 23.7 10.1 20.5 Felipe Calderón

FUENTE: Mexican Political Biographies Project, 2009.

cendente entre militantes del PRl, hasta un nivel comparable al de finales ~e los años cincuenta. Naturalmente, con Fax y Calderón habríamos espera o presenciar una baja entre los militantes del PRI compens~da por un aumento concomitante de militantes del PAN y el PRO. Así ha ?~urndo, l~ que va acom­pañado por una ligera baja de funcionarios no mihtant~s. Sm embar~o, lo

. si·endo ma' s interesante es que miembros nommales de partidos e que sigue . . d l d l independientes tienen cifras iguales a las de los militantes e PAN y e PRI

combinados. d l b'bl' fí Muy diversas son las conclusiones que se obtienen ,e a i io~ra a

comparativa sobre el impacto de un nuevo liderazgo despues del camb10 d~­mocrático. Por ejemplo, han surgido numerosos estudios acerca de la :rans1-ción democrática de Rusia, en especial porque fue ~no ~e los pocos paises e~

ue su jefatura política había sido examinada mmuc~osamente durante e q eriodo predemocrático. Sharon Werning Rivera anah~a los hallazgos con­~radictorios y llega a la conclusión, basada en dos estudios generales,~~ ~ue la nueva directiva nacional de Rusia estuvo poblada por numeroso~ po iticos

, enes pueden encontrarse en puestos regionales del gobierno Y en cuyos ong . · d

d 1 arti.do similares a los actuales descubnmientos acerca e estructuras e P '

CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO 81

cargos locales y en el partido, y que la antigua élite no fue emulada en la era posdemocrática. 36

Gracias a sus actividades como militantes de partido, los individuos que ingresan a la política nacional ofrecen un importante canal para dirigentes nacionales pasados y futuros. Dado el hecho de que casi un tercio de todos los altos funcionarios al comienzo de sus carreras fueron militantes, resulta valioso comprender cómo estos políticos son reclutados para sus respectivas actividades partidistas. El interés de muchos de ellos en la política se des­pierta durante su juventud, a menudo en sus años de bachillerato o antes de su titulación, y los datos de inscripción en el partido confirman este hecho entre centenares de políticos mexicanos.

Un ejemplo excelente de ese temprano interés es la carrera del panista Francisco José Paoli Bolio, nacido y educado en Mérida, Yucatán, hijo de un hacendado. Durante sus años de preparatoria formó parte de un grupo de estudios socialcristianos que analizaba las encíclicas católicas y trabajaba con mexicanos sumamente pobres. Trataron de establecer un movimiento socialdemócrata que incorporara varios grupos, entre ellos uno del PAN. Este grupo intentó, sin éxito, convertir al PAN en un partido socialcristiano; en cambio, con la dirección de Paoli Bolio, el grupo existió independientemente del partido.

Durante la década de los sesenta, Carlos Madraza, entonces presidente del PRl, intentó democratizar al partido por medio de unas elecciones prima­rias municipales, arrancando a los jefes políticos y gobernadores37 el control de las candidaturas a presidentes municipales y a otros cargos locales. Cuan­do el presidente Díaz Ordaz intervino, impidiendo a Madraza llevar adelante esta estrategia, Madraza renunció. Paoli Bolio, impresionado por los inten­tos de Madraza de democratizar al PRl desde dentro, se puso en contacto con este influyente político por medio de amigos comunes y ambos intentaron organizar un partido nuevo, cuyo registro nunca consiguieron.

Después de recibirse en la escuela de derecho, Paoli Bolio representó a una unión socialcristiana. Durante este periodo, un grupo de ex presos polí­ticos, sobrevivientes de la matanza de estudiantes de 1968, entre ellos Heber­to Castillo Martínez, activista político, y Demetrio Vallejo, destacado líder

36 "Elites in Post-Communist Russia: A Changing of the Guard?", Europe-Asia Studies 52, núm. 3 (2000), p. 416. Véase David Lane y Cameron Ross, "The Changing Composition and Structure o[ the Political Elites", en David Lane (ed.), Russia in Transition: Politics, Privatization and lnequality, Longman, Nueva York, 1995, p. 75.

37 Rogelio Hernández Rodríguez. La formación del político mexicano: el caso de Carlos A. Madraza, El Colegio de México, México, 1998, y Enrique Krauze, Biography of Power, Harper­Collins, Nueva York, 1998, p. 684.

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sindical, fundaron el Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) en 1974, en cuyo comité ejecutivo trabajó Paoli Eolio junto con Vallejo. Después, una vez fuera del partido en 1981, abandonó por completo la militancia política, de 1981 a 1991, dedicándose a su carrera académica, y llegando a ser rector de la Universidad Autónoma Metropolitana, plantel de Xochimilco. En 1991, unos 30 años después de que Paoli Eolio había tratado de convertirlo en un parti­do socialcristiano, el PAN realizó este cambio, y sus dirigentes le pidieron ser candidato para un puesto plurinominal en la Cámara de Diputados. Conquis­tó ese escaño sin estar formalmente afiliado al PAN, y dos años después se unió al partido, durante su último año en el Congreso. Pronto llegó a ser secreta­rio de estudios del Comité Ejecutivo Nacional, a invitación del entonces pre­sidente del partido, Felipe Calderón Hinojosa, y compitió (pero perdió) por el nombramiento del PAN como candidato al gobierno del Distrito Federal. En cambio, durante tres años sirvió en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (su legislatura estatal) y luego, nuevamente a invitación de Calderón, fue colocado en el primer lugar de la lista de diputados del partido para el Distrito Federal en 1997, llegando a presidente de la Cámara de Diputados en 1999-2000, durante el primer periodo de sesiones del Congreso en que el PRI perdió el control de la mayoría. Volvió a servir en el Comité Ejecutivo Na­cional, de 1999 a 2002, y renunció a su cargo en el partido para ser subsecre­tario de Gobernación en el gabinete de Fox.38

Paoli Eolio representa otro patrón entre los miembros militantes del par­tido que han recibido poca atención. Un grupo reducido pero importante de funcionarios y militantes de grupo, similares a Paoli Eolio, desvió su lealtad y sus raíces de un partido a otro. En años recientes, la transformación más común se produjo entre panistas que habían sido miembros del PRI o de uno o más de los pequeños partidos de izquierda, que en los años sesenta y seten­ta se unieron o ayudaron a fundar el PRD en 1989. Un ejemplo muy interesante de un político priista que ha tenido éxito, con insólitas raíces ideológicas, lo constituye la carrera de Santiago Oñate Laborde, cuyo padre, abogado y pro­fesor de la Universidad Nacional Autónoma de México (uNAM), fue un líder panista, discípulo de Adolfo Christlieb Ibarrola, presidente del PAN entre 1962 y 1968. Cuando el padre de Oñate Laborde falleció a la edad de 50 años, Christlieb siguió siendo el mentor de Santiago y de sus hermanos. La madre de Santiago fue hija de Hernán Laborde, durante largo tiempo dirigente del Partido Comunista Mexicano y su candidato presidencial, contra el general Lázaro Cárdenas en 1934.

38 Véase www.larevista.com.mx, 26 de septiembre de 2005; www.gobernacion.gob.mx/portal, 1997; Diccionario biográfico de México, México, Presidencia de la República, 1994, CD, y Mexican Political Biographies Project, 2009.

CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO 83

En lugar de volverse militante panista o comunista, Oñate Laborde se unió al PRI en 1974, poco después de obtener su título en derecho y de pasar un año estudiando sociología en Italia. Ingresó en el partido, cuyo presidente era Jesús Reyes Heroles, quien había asistido a la escuela primaria con el padre de Santiago. Diez años después, Oñate Laborde sirvió durante un pe­riodo en el Congreso, donde trabó amistad con Luis Donaldo Colosio, quien trabajaba en el Comité de Desregulación presidido por Oñate Laborde. Es­tando ambos en el Congreso, Colosio pasó a ser oficial mayor del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en 1987, y Oñate Laborde se volvió director jurídi­co del PRI. Cuando Colosio fue nombrado presidente del partido en 1988, con la influencia de su mentor, Carlos Salinas de Gortari, nombró secretario de divulgación ideológica a Oñate Laborde en 1990, mientras éste, como Paoli Bolio, ocupaba un cargo en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Des­pués de desempeñar varios cargos importantes, incluido otro con Colosio, quien se había unido al gabinete de Salinas, Oñate pasó a ser secretario de asuntos internacionales del partido, cuando Colosio fue elegido candidato presidencial del PRI, en 1993. Después del asesinato de Colosio durante su campaña, Oñate Laborde continuó dirigiendo el PRI durante la campaña pre­sidencial de Zedilla, y finalmente ingresó en el gabinete como secretario del Trabajo. En 1995, siguiendo los pasos de su mentor, también pasó a ser pre­sidente del partido. 39

Muchos de esos militantes de los partidos no híbridos de antecedentes múltiples provienen de largas tradiciones de familia en el partido. Por ejem­plo, Felipe Calderón señala las actividades de su padre como importante pa­nista, que despertaron su interés en la política y en el partido.40 Entre los militantes del PRI, dada la larga trayectoria del partido, algunos son, hoy, ac­tivistas de tercera generación. 41 La mayor parte de los funcionarios del par­tido que alcanzaron la prominencia nacional, como lo he sugerido, lo logra­ron a través de la rama legislativa. Miguel Osario Ramírez, originario de

39 El Financiero, l " de diciembre de 1994, p. 51; Notimex, 5 de abril de 1994; Christian Science Monito1; 12 de agosto de 1995, p . 6A; www.opcw.org.mx, 2008; El Financiero, 30 de enero de 1995, p. 2; entrevista personal con el auto1·; www.fortunecity.com, 2008; Diccionario biográfico del gobierno mexicano, Presidencia de la República, México, 1992, p. 267, y Mexican Political Biographies Project, 2009.

'º De nii'io, Felipe acompai'ió a su padre, Luis Calderón Vega, importante intelectual y autor, durante su participación en campai'ias políticas. Dos de los hernianos del presidente Calderón han ocupado múltiples cargos en el partido en los ámbitos estatal y nacional.

41 Algunos ejemplos interesantes incluyen a Rafael Moreno Valle Rosas, senador de Puebla, 2006-2012, cuyo abuelo fue secretario de acción política del PRJ nacional, gobernador de Puebla Y secretario de Salubridad. Aunque Rafael fue miembro activo del PRI y del Consejo Nacional del partido, renunció después de un escándalo con el gobernador del estado antes de presentarse como candidato a senador.

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84 CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO

Guerrero, y tres veces miembro del Congreso, conoció de niño el Comité Eje­cutivo Nacional del PRI porque, aún más pequeño, su padre, quien llegó a ser secretario general, lo llevaba regularmente a sus oficinas. Como activista po­lítico estudiantil, a los 14 años se unió al PRI. Tan sólo dos años después par­ticipó en la campaña presidencial de Adolfo Ruiz Cortines, y de sólo 22 años fue nombrado director de la Acción Juvenil Nacional del PRI, importante car­go que ocupó durante seis años y que característicamente conduce a más al­tos cargos de elección popular y del partido. Durante los años sesenta fue presidente del partido en Nayarit, representó al Comité Ejecutivo Nacional en varios estados, y llegó a ser secretario privado del presidente del partido en 1966. También sirvió a la rama ejecutiva como subsecretario de la Reforma Agraria y fue el autor de un importante libro sobre el PRI.

42

CONCLUSIONES

Los cargos en el partido, tanto a nivel estatal como nacional, han desempe­ñado un papel decisivo en las carreras de numerosos políticos que alcanza­ron la influencia nacional. La estructura de la política mexicana y la función de las instituciones políticas, incluso de los partidos, han ejercido un impac­to decisivo sobre los puestos de partido y los antecedentes del liderazgo polí­

tico durante las ocho décadas pasadas. La revelación general más sorprendente en los datos cronológicos a largo

plazo de militancia en el partido es el extraordinario porcentaje de políticos que sólo habían sido miembros nominales o de quienes no se conocía su afi­liación a cualquier partido. Dado que el PRI controló el acceso al proceso po­lítico durante siete décadas, resulta asombroso que más políticos fuesen no militantes que militantes. Esto puede explicarse por el menor papel del parti­do en contraste con el papel decisivo de la burocracia federal al seleccionar a la mayoría de los candidatos para puestos de nombramiento o elección, in­cluso de quienes integraban el Comité Ejecutivo Nacional del PRI. Este hecho explica por sí solo por qué tantos miembros del PAN y el PRD ocuparon el doble de esos cargos que sus competidores del PRI (véase cuadro rr.1).

Las realidades funcionales de los partidos políticos durante las décadas anteriores al año 2000 también influyeron sobre la presencia de cargos en el partido entre los currículos de destacados políticos del PAN y del PRO. El ejem­plo más notable de esta presencia, según pude descubrirlo, fue el reforzamien-

•2 Comunicación personal al autor; Proceso, 12 de junio de 1978, p . 25; Excélsior, 26 de diciem­bre de 1981 , p. 16; Diccionario biográfico del gobierno mexicano, p. 541; www.suracapulco.com.mx, 18 de agosto de 2000, y Mexican Political Biographies Project, 2009.

CAÍDA Y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO 85

to de la dirigencia nacional del PAN como consecuencia de decisiones electo­rales del Congreso durante los sesenta, que asignaron cargos nacionales a los partidos de oposición en la rama legislativa con base en la afiliación a los par­tidos y no en haber ganado escaños compitiendo en los distritos. Estos pues­tos asignados -esencialmente, las únicas recompensas que los partidos de oposición pudieron dar a sus políticos más fieles y hábiles- reforzaron el poder de la jefatura nacional de los partidos para tomar estas decisiones. Así, el PAN recibió 98 escaños en el Congreso, y en cambio había ganado sólo siete en los primeros 15 años en que estuvieron en vigor estas leyes (cuadro II.3). Dada la sede de esta autoridad decisoria, los políticos ambiciosos que esperaban hacer una carrera política nacional buscaron, naturalmente, car­gos nacionales en los partidos. Además, durante la época democrática, los estudios muestran que los diputados plurinominales, poseedores de mayor experiencia legislativa, mucho más probablemente obtendrían cargos como presidentes de comité en la rama legislativa, cualquiera que fuera su partido.4

3

No menos importante para el impacto decisivo de las propias leyes elec­torales fue el de las más generales tendencias electorales democráticas en México. Muchos analistas han sugerido que mientras la transformación de­mocrática continuó durante los noventa, y la consolidación democrática co­menzó en el año 2000, los partidos de oposición, especialmente el PAN, enca­bezaron la llegada de políticos más jóvenes y de reciente prominencia nacional, con experiencia de partido. Sin embargo, los datos longitudinales también muestran con claridad que los propios miembros del PRI han intensificado notablemente sus actividades en el partido, hasta el punto en que desde la elección de Vicente Fox casi dos terceras partes pueden jactarse de haber de­sempeñado cargos estatales y nacionales importantes, en comparación con aproximadamente sólo una cuarta parte durante la época predemocrática (cuadro II.4). Los miembros del PRI estaban reaccionando no sólo a las mis­mas tendencias electorales que el PAN y el PRO, sino también a la insatisfac­ción expresada por muchos activistas del partido hacia los tecnócratas sin ninguna experiencia de partido o de elección popular, que dominaban su li­derazgo. Esta actitud antitecnocrática produjo en 1996 una reforma radical de los estatutos del partido, introduciendo el requisito específico de que los nombrados a cargos nacionales fuesen militantes del PRI que hubieran ocu­pado cargos de elección. 44

43 D. Xavier Medina Vida!, Antonio Ugues Jr. y Shaun Bowler, "Experience Counts: The Re­volving Door of the Mexican Chamber of Deputies", ensayo presentado a la Western Political Science Association, Vancouver, British Columbia, 2009, p . 17. " 44 Para evidencia de la importante consecuencia de estas reglas internas, véase Joy Langston, Why Rules Matter: Changes in Candidate Selection in Mexico's PRJ, 1988-2000", Joumal of Latin

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Un tercer descubrimiento importante y general es que los políticos que tuvieron éxito en carreras nacionales y que subrayaron la experiencia orga­nizativa del partido en sus currículos, lo hicieron en general después de ha­ber ocupado cargos nacionales de elección popular, sobre todo en la Cámara de Diputados. Ya sea que se examine a todos los miembros del Congreso, en el conjunto de datos, o se analicen las organizaciones por partidos en parti­cular, el vínculo es abrumadoramente fuerte. Nuestra muestra nacional de casi 1500 miembros del Congreso revela que casi 60% ocuparon algunos car­gos en sus partidos.

No obstante, pese al vínculo entre el cargo nacional de elección popular y la experiencia en el partido, sólo los miembros del PAN (en comparación con los del PRI) muestran cifras casi igualmente altas en la rama ejecutiva. La presencia de currículos en el partido entre los secretarios y los subsecreta­rios de Estado del PAN también puede explicarse, en parte, por el hecho de que antes de 2000 las figuras políticas más importantes del PAN (entre ellas el presidente Calderón) fueron, asimismo, producto de la rama ejecutiva y del aparato del partido, en especial del CEN. Mientras que muy pocos miembros del PRI en la rama ejecutiva sirvieron al CEN de su partido, u ocuparon algún puesto en otro partido, la extraordinaria proporción de tres cuartos de sub­secretarios o miembros del gabinete del PAN ocupó cargos en el partido, y la mitad del gabinete estuvo formado por antiguos miembros del CEN. El hecho de que tantos subsecretarios del PAN compartan estos antecedentes de mili­tantes sugiere que las actividades organizativas del partido caracterizarán a los futuros dirigentes de la rama ejecutiva del PAN en los años venideros.

México muestra que un país que ha pasado por una transformación de­mocrática después de décadas de experimentar con un Estado dominado por un solo partido, no puede modificar radicalmente su liderazgo para entre­garlo a figuras totalmente nuevas o a dirigentes que proceden de partidos distintos de la organización antes dominante.45 Fox, como ya se observó, en realidad presidió sobre el doble de miembros del PRI que de su propio parti-

American Studies 33 (2001), pp. 485-511, y para un análisis de los cambios posteriores al año 2000, la excelente obra de Frederic Cady, "Filling the Power Void: Candidate Selection Changes in the Partido Revolucionario Institucional (PRI) in México", ensayo presentado a la Midwest Political Science Association, Chicago, Illinois, abril de 2005.

45 Para comparaciones valiosas con otras legislaturas latinoamericanas a comienzos de la década de los noventa, véase David Close, "Introduction: Consolidating Democracy in Latin America-What Role for Legislatures?", así como los estudios de casos particulares, en su volu­men Legislatures and the New Democracies in La.tin America, Lynne Rienner, Boulder, Colo., 1995. Para un análisis histórico de las legislaturas latinoamericanas con exclusión de México, véase Weston Agor (ed.), La.tin American Legislatures. Their Role and Influence, Praeger, Nueva York, 1971.

CAÍDA y ASCENSO DE LOS MILITANTES DE PARTIDO 87

do durant~ su gobierno. Calderón, después de seis años del PAN en el d pudo elegir entre un grupo recién establecido de h b . po er,

l . . om res expenmentados en a rama e3ecut1va, miembros de su partido y aumento' el , d

b · d l ' numero e sus nom ram1entos e PAN como funcionarios elegidos de , . . .

· l · -1 max1ma importancia a un mve s1m1 ar al de los del PRI. Este camb. h ºd -b . d l . IO a i o acampanado por una aja e os miembros nominales del partido e ind d .

t d l l' . epen ientes, y por un au-men o e os po it1cos de todos los partidos desde casi· 80º/ d ·1·

C' d h ' 10 e no mi 1tantes con ar _enas asta menos de la mitad en la actualidad (cuadro u s) Q d po~ ver s,i la~ experiencias del partido, con mayores antecedentes le~i~lat~osª me3~raran e pr~c~:o de toma de decisiones en México y la capacidad de lo~ p~rt1dos de opos1c10n para intervenir en la legislación nacional o . b10 aument , l b , ' s1, en cam-. l, tº 46 aran os o staculos a la buena negociación de los resultados le

gis a !VOS. -

46 Val 1 e a pena suponer que el reciente aumento d 1 ti México, sólo inferior al de Canada' en el t' e da con anza en los partidos políticos de l. · con mente pue e atrib · 1 1ac1ones al partido entre la J·efatu1·a as' l , 1 Uirse a a mayor presencia de afi-

- , 1 como a pape que se s 1 . empenado en el cambio democrático Est d t fu upone que os partidos han des-icas Barometer, lo que sugiere un niv~l proosmeadiosd eronfipresendtados en las encuestas de Amer-N di o e con anza e 4 2 e 1 d o sponemos de datos comparativos ue ti!' . n una esca a e 7 puntos. de 2006, sólo 25 a 30% de los m . q u ¡zbaran una escala similar, pero en general, antes C ,, eXJcanos expresa an confianza e 1 'd

orral , (Mis) Trust in Political Parties in L t' A . " A _n os parti os. Véase Margarita (2008), pp. 1-6. a m menea , meneas Barometer lnsights, núm. 2