Capitulo 1-Las Provincias Unidas y La Monarquía Hispanica

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I. UNA REPUBI.ICA DE hIERCAD¿R¿'S 1. I-e oRc,rlrzecróN polÍrlrx La torna de Amberes por parte de las tropas del príncipe de Parma en 1585 sancionaba la división de las Diecisiete provincias de los Países Bajos en dos unidades territoriales separacras. En las provincias meridir.¡nales se daban por zanjados los altercados ini- ciados en 1566 con el estallido de la primera re'uelta contra la autoridad de Felipe II y se r-estauraba la religión católica. l,a resistencia al gobierno español quedaba limitada a las siete pro- vincias septentrionales; aquellas que, en 1579, habían firmadb la unión de Lltrecht y cuya diferente estructura socio-económica se había visto reforzada durante el conflicto gracias a la constitu- ción de una serie de oreanismos político-administrativos con ra suficiente consistencia como para asegurar su independencia y el mantenimiento de la religión refr¡rmada. Ahora bien, el avan- ce de los efectivos militares hispanos coincidía con un vacío de poder al mando de aquellas provincias que rnantellían su desafío al monarca Católico- El asesinato del Príncipe d.e Orange, en lbB4, y el abandono del duque de Anjou movieron a los Estados Generales, máximo órsano de representación de las pr.vincias rebeldes, a solicitar la ayucla de Inglaterra cuyas precarias 'ela- cio.es con la Monarquía FIispánica cuhninarían al final de dicho año con una abierta declaración de guerra. por el tratacro cre Nonsuch, Isabel I se comprometía a sufragar parte de los con- ti,gentes militares neerlandeses y enviaba al duque de Leicester en calidad de gobernador. No obstante, al igual que les había ocu- rrido al archiduque Matías y al duque de Anjou, Leicester rro tardó en ver comprometida su autoridad. Aunque contaba con mavores resortes que sus arltecesores, el duque encontró una dura oposición por parte de la provincia de Holanda que, encabezada por el Gran Pensionario Oldenbarnevelt, acloptó r NA l{la,PalRt.IuA DE MERCADERES HOLAT'IDA ZELAN§A GUELDñE§ tü,tpERto FRANGTA rrrra posición obstruccionista sobre su acción de gobierno. Tras rrn.fracasado intento de golpe de estado Leicester se vio obliga- rlo a abandonar el poder a finales de 1587. La imposibilidad de encontrar otro soberano capaz de acep- tar las duras restricciones que los neerlandeses imponían a su ;rrrtoridad y la urgencia de Ia situación militar determinaron a t ada Estado provincial a hacerse cargo directamente de su pro- ¡ria soberanía. Nacía de este modo, en 1588, la República de las 15 &qas' V rdtU¡AS Ge&', ) '.ft,,m," .-a FLANDES aiBRlelrure i ---) ri.rr-l-*"* ,-rt o*',".n'¡"'*tru*M

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  • I. UNA REPUBI.ICA DE hIERCADR'S

    1. I-e oRc,rlrzecrN polrlrxLa torna de Amberes por parte de las tropas del prncipe de

    Parma en 1585 sancionaba la divisin de las Diecisiete provinciasde los Pases Bajos en dos unidades territoriales separacras. En lasprovincias meridir.nales se daban por zanjados los altercados ini-ciados en 1566 con el estallido de la primera re'uelta contra laautoridad de Felipe II y se r-estauraba la religin catlica. l,aresistencia al gobierno espaol quedaba limitada a las siete pro-vincias septentrionales; aquellas que, en 1579, haban firmadb launin de Lltrecht y cuya diferente estructura socio-econmica sehaba visto reforzada durante el conflicto gracias a la constitu-cin de una serie de oreanismos poltico-administrativos con rasuficiente consistencia como para asegurar su independencia yel mantenimiento de la religin refrrmada. Ahora bien, el avan-ce de los efectivos militares hispanos coincida con un vaco depoder al mando de aquellas provincias que rnantellan su desafoal monarca Catlico- El asesinato del Prncipe d.e Orange, en lbB4,y el abandono del duque de Anjou movieron a los EstadosGenerales, mximo rsano de representacin de las pr.vinciasrebeldes, a solicitar la ayucla de Inglaterra cuyas precarias

    'ela-cio.es con la Monarqua FIispnica cuhninaran al final de dichoao con una abierta declaracin de guerra. por el tratacro creNonsuch, Isabel I se comprometa a sufragar parte de los con-ti,gentes militares neerlandeses y enviaba al duque de Leicesteren calidad de gobernador. No obstante, al igual que les haba ocu-rrido al archiduque Matas y al duque de Anjou, Leicester rrotard en ver comprometida su autoridad. Aunque contabacon mavores resortes que sus arltecesores, el duque encontruna dura oposicin por parte de la provincia de Holanda que,encabezada por el Gran Pensionario Oldenbarnevelt, aclopt

    r NA l{la,PalRt.IuA DE MERCADERES

    HOLAT'IDA

    ZELANAGUELDE

    t,tpERto

    FRANGTA

    rrrra posicin obstruccionista sobre su accin de gobierno. Trasrrn.fracasado intento de golpe de estado Leicester se vio obliga-rlo a abandonar el poder a finales de 1587.

    La imposibilidad de encontrar otro soberano capaz de acep-tar las duras restricciones que los neerlandeses imponan a su;rrrtoridad y la urgencia de Ia situacin militar determinaron at ada Estado provincial a hacerse cargo directamente de su pro-ria soberana. Naca de este modo, en 1588, la Repblica de las

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  • 16 r-AS pRo\rrNCrAS UNTDAS yt-A. MoNAReu. HrspNrce (158&1702)Provincias [Jnidas sobre los fundamentos de la Unin de l]trechtque, sin poder ser considerada como una verdadera constitucin,actuaba como una garanta en defensa de los privilegios, las cos-tumbres y las tradiciones de cada uno de los Estados provincia-les que en 1579 haban sellado el acuerdo. La nueva estructurade poder estaba compuesta por las siete provincias fundadorasde Geldres (que en su calidad de ducado ostentaba la prece-dencia en los Estados Generales), Holanda, Zelanda, Utrecht,Frisia, Overijssel y Groninga, que no sera conquistada en su tota-lidad hasta 1594.Junto a ellas aparecan otros territorios que care-can de representacin en los Estados Generales, ya fuera por suescaso peso econmico, como le ocurra aI condado de Drente,o por su naturaleza de posesiones conquistadas, como acaeciacon los denominados Estados de la Generalidad, compuestos porlos territorios capturados a la Monarqua Hispnica durante laguerra en Brabante, Flandes y Limburgo.

    La Unin de lJtrecht haba surgido como una alianza defen-siva entre varios Estados en el que cada provincia conservaba inal-terados su sistema monetario, su legislacin civil y eclesistica ysu justicia. Baste sealar al respecto que la Repblica nunca contcon un tribunal federal comn ni con un derecho civil aplicablea todos sus habitantes. La tenaz defensa del particularismo nose limitaba a mantener la soberana y el control absoluto del poderlegislativo en manos de los Estados provinciales sino que, a suvez, sta no era ms que la proyeccin de los deseos de las ciu-dades que los componan que constituan el verdadero centro deautoridad. Los magistrados de las principales ciudades no slovelaron por reforzar el papel de stas en el control de la tomade decisiones a escala provincial sino que presionaron por man-tener intactos los prilegios locales y emitieron de un modo aut-nomo, y en muchos casos en contra de los intereses de otras loca-lidades, las principales ordenanzas comerciales.

    El peso de las ciudades no era, sin embargo, igual en todoslos Estados de la Unin. La composicin de cada una de lasAsambleas Provinciales variaba segn la tradicin social y admi-nistrativa del lugar. Los Estados de Holanda, que durante elrgimen de los Habsburgo contaban tan slo con seis ciudadescon derecho a voto, vieron aumentar la representacin urbanaa lB miembros en 1590. La nobleza deba contentarse con unanica voz por lo que su peso era insignificante. En los Estadosde Zelanda la relacin era de seis votos para las ciudades contra

    r INA ruiPBLICA DE MERCADERES 17urrr, para la nobleza, con la salvedad de que el representante nobi-li;rr io dispona de un mayor ascendiente al recaer el puesto entrel;r rnanos del Prncipe de Orange, que en calidad de marqusrlr. Veere y de Flesinga controlaba tres de los siete votos de la:rs:rmblea. En el resto de las provincias el papel de las ciudadesr.r'ir incomparablemente menor como se pone de manifiesto enr.l

  • 1B t.AS pR()vrNct,,\s uNrD,\s yLA MON,{rqiiL. urspxtr:lr (1b}u_l702)dicho puesto, en Ia prctica er prncipe de orange acumul siem-pre los carsos de Estatcie cle Hol,cla, Z.turr'.Iu /ar..n, ,partir de 1590, I.s d1Geldres y Overlissel; Frisia y r,r,i,rga soti_an elegir; por su parte, u,rr-, mi"-b.,i.ad.re d. i";;:;"1. ,a,slo tras la rnuerte de Guiilermo II en 1650, er puesto a. nrtot.,quecl vacante hasta que ra conrnoci, de la invasin francesa d.e1672 supuso la restauracin.de u h1io, Guillerrno ifi, q". . f"..dos. aos logr convencer a los diferJntes Estado, pu. i.,. .or_virtiesen el cargo en hereditario.

    El Estatder co,stitua la ms arta clienidacr cre la provincia yclispona de importantes resortes para ejercer c.n eficacia ra laborde patronazso lo que, en ltim instancia, serva puru r.torru,su ascencliente. El prncipe de Orange no err tan slo el capitnge,eral de la pro'incia y de la Uni; era tambin el encarsadocle elegir a lrs masistracros urbanos parti. cre u.a lista ofieci-oa por ras curporacio.es murricipares; dcba aplicar ras medidasnecesarias para el sostn de Ia iglesia reformadu; dispo.ri. "tdereclr. dc sraci:r r prda prcsiii'r ras corres cre jusricla f,-oui.-ciales. Su poder aumentrba en los momentos de guerra o decrisis poltica al ejercer como elerne.ro de cohesin .;;;; !r,.r._tura gubernanlentar caacterizada por ras crivision", p.*i.r.iut",y el autonomismo urbano que, a ,, u"r, los prncipeJ d. Orarrgesupieron rnodular a su favr._ Su origen nobiliario y su tenor devida arisrocr'rico, en especial . po.t. clel sobierrrJ a" ....i.oEnrique (1625-1047), q". estabieci una verdadera corre y en1637 lleg a acloptar er ttulo de Alteza, les acercaba al resto delas dinastas reinanres en riuropa y se traclujo en urla p"1iri.. .rr.-ces rnatrimoniales co, la famiiia Estuardcr"q.,"

    ..rlrrrio_io ..rr, "fnrmbramiento de Guillermo III como iey de Inglaterra en1688' An as, el r,ico intento serio por parte de lJs prncipes{e O11nge de alcanzar cierro grado'de pode, soberano en laRepblica, mediante la concesi a.l tit to de d,que a. .r"i.",en 1675, fue corrado

  • 20 r-AS pRovINCrAs uNrDAs yr_A MoNARque HrspNrce (158&1702)a ayudar a los Estados Generales en la gestin de los asuntos mili-tares y en el gobierno de los pases de la Generaridad. Debido ala importancia otorgada ala defensa naval y a la promocin yproteccin del comercio, las Proncias unidas constiiuyeron cincocolegios del Almirantazgo distribuidos del siguiente modo: tresen Holanda (Amsterdam, Rotterdam, Hoorn y Enkhuiren _estasdos ltimas ciudades formaban un slo colegio-), uno en zelanda(Middelburg) y uno en Frisia (Dokkum). Diihos organismos eranlos encargados de mantener la seguridad de las rt.r y de lasrutas comerciales, de organizar los convoyes, sostener el blo-queo de las puertos enemigos, supersar los derechos sobre entra-da y salida de mercancas destinados a financiar la construccinde navos de guerra, otorgar patentes de corso, estipular la cali_dad de las presas, regular la navegacin y la p"r.u yjuzgar lascausas entabladas entre los capitanes de los barcos, los mestresy los mercaderes. Aunque estaban estrictamente controlad.ospor los Estados Generales, su divisin en cinco secciones biendiferenciadas era un reflejo ms de la estructura d.escentraliza-da de la Repblica y de la primaca de los intereses localessobre los generales.

    Un sistema semejante de poder, de marcada raigambre medie_val, era, inetablemente, origen de innumerables cnflictos inter-provinciales y de continuos altercad.os entre ciudades que nodudaban en tomar medidas capaces de limitar el desarrilo desus contrincantes. Los mltiples niveles de soberana entorpecangravemente el proceso de toma de decisiones poltico y r pa.._can ser el camino ms indicado para hacer frente u ,r, .orfli.-to militar contra la principal potencia territorial del momento.Y a pesar de todo, el sistema funcion mejor de lo previsto y semostr como uno de los ms capacitados para recaudar impues_tos, potenciar la economa y alcanzar acuerdos diplomticoscon otros estados en buenas condiciones. un determinado nivelde descentralizacin pareca mostrar sus incuestionables ventajaspero es necesario sealar que la ausencia de un aparato estatalpoderoso no significaba, como a veces ha pretendido cierta his-toriografa liberal, la inexistencia de una estricta y abultada regu-lacin. Ms bien al contrario..

    Lo que conviene enfatizar es que a pesar de la presencia deimportantes tendencias centrfugas dos fuerzas diferntes, en oca-siones enfrentadas, confirieron de cierta uniformidad al conjuntoy permitieron aunar en un esfuerzo colectivo las energas e las

    uNennpsucADEMERCADERES 21distintas provincias y ciudades. Mediante su poltica matrimo-nial y su accin de mando militaq el Prncipe de Orange dot ala Repblica de un mecanismo de conexin con el resto de losestados europeos y consigui mantener vivo el espritu de uni-dad nacional tanto en contra de la Monarqua Hispnica como,una vez firmada la paz con sta, de Francia. Junto a este com-ponente nobiliario y territorial la provincia de Holanda, enespecial la poderosa ciudad de Amsterdam (que contribua conla mitad de los fondos fiscales aportados por la provincia a lospresupuestos generales), Iogr imponer las medidas destinadas potenciar sus intereses comerciales sobre los del resto de lasprovincias, limit cuando lo crey conveniente el criterio de una-nimidad y utiliz a su antojo el modelo confederado implanta-do en 1679. A pesar de su escasa solidaridad con el resto de losmiembros de la Repblica, fue a su vez la responsable de apor-tar el componente capitalista destinado a sufragar el coste de laguerra. No en vano, Holanda, la provincia ms poblada y con unamuyor tasa de urbanizacin, contribua con ms del SBVo aI pre-supuesto de la Generalidad (una cuota inferior a su nivel de rique-za), mantena elTbVo de Ia deuda pblica y se haca cargo de laptctica totalidad de los gastos de la marina de guerra. Pero noes menos cierto que era la provincia que mayores frutos sacabade la Unin. Una unin que se haba fundado en torno a ella yque estaba destinada a servir a los intereses de Holanda. O mejordicho, a los de los regentes y mercaderes holandeses, nervio yfundamento de la Repblica.

    2. I-A ESTRUCTURA SOCIAL

    La inexistencia de lazos feudales y el alto grado de urbani-zaci1n alcanzado desde finales de la Baja Edad Media explicanla hegemona de Ia clase de los patricios en el seno de la socie-dad holandesa. En las proncias del interior el predominio dela economa rural otorgaba todava un papel protagonista a lanobleza y tanto en Geldres y Overijssel como en Frisia y granparte de Groninga los seores rurales y los granjeros vivan ensu mayor parte en un rgimen de autoconsumo muy cercano alde los vecinos estados alemanes. Adems la ausencia de delega-dos reales a partir del triunfo de la rel'uelta, los beneficios obte-nidos por el control de los territorios eclesisticos confiscados y

  • ].1:l:i"-"r'a de guarniciones m,irares en los zonas frtnrerizas sir-vleron para impulsar el papel de Ia aristocraci l.errrte,ie,te enesas provincias.En Holanda y Zelanda, la nobleza, lejos de desaparece se viofavorecida p.r. l clesarr'llo d" ,rru'uurir:ultura especializada yparticip de un moclo activo en los

    ",,rrr.rrs ol. ,r-rurr., . ejrci_to y de la rnarina" Su ascenr:lierr.ir: .,r,itlr:r, .r;, ;;;;1..i", fr.*tante merliocre;rl marrle[]et irta ir( .:t. ,..; t1e

  • 24 LAs pRovrNcrAs uNrDAs yLA MoNAReue Hrspvlca (1588-1202)algunos segmentos de Ia milicia urlressuponfri-iu.*i,t..,.;il;i,Tlli',xlT:H1.-Jr,ficuales velar, como tendremos

    ".rri, a" r..".. .I, po.r..lo_ridad, por la imposicin a. "",

    ,..fe de_medid.. t"girtitiur, "r,*rft ::.*: su suc ti d ".,

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    L ;; ;;' ;,. il, a.u,, _#.*:*#;;x"ff.xff ",;#,1Ti::t***:;:l*fi*iduque . -.i.r]1ldtl'pglg que les ru" oto.grdofJ.i** 0.,ron que _""*t:

    :tlil-3'fiJ ::i"ffi ;:*;l-r,::H[ide sus privilegios y..o, ob;"to a. .ui..que di-chos .".ro.", pudie_sen beneficiarse der r"r," "i t.ii.tp. de orange para lesio-nar su autoridad. En 165g, y

    "";;; sofbcado un levinramien_to encabezado en Ambere i'il.r.rrdo to.rt,_.fmu.qre.de Carecena, .qobernaao. .rpunoi^Ju ,ur., ., r"r-ir"ir", Bajos,escriba a Marid a"r.rin"'Jl'j

    ..go.o con er que dichanoticia haba sido recibiau ." lur'proviniias Unidas,: *An no_landa

    -sealaba_ se.han nrtj"ir- ili"'nu, ,, ha d.ispuesto en Amberesporque el decoro de tos mT;rrd;;;;r,T::*:{,ttu',oy1t^77iu,1,ri1",,"1",,ik),Tro'#f#!",:,;;:aara- szn castigo"' La menor viiurencia de los movimientos demo_crattzadores haba constituido

    ""u al las diferencias fundamen_;xi: ;J:1i:Tl;:j,:'tes de r"' p'i'"' Bajos durante ra .*"rtuir" n,

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    .EI-esallid de tumultos calleieros or i _to de ra presin n,.ur u.," il;#;J;:1,"#l"J*T:fffiHIos precios de los "li-.rir", 1";.; necesidad fueron unaconsranre a Io larso rrel sigro *,. f"'ioii ras ciudades de Alaar,Enkhuizen, Haailem y .tLrrt".au_*.."ii..o., sacudidas por agu_

    uNe nnpsI-rcA DE MERCADERES 25dos disturbios motivados por el nuevo impuesto sobre la mante-quilla que fueron sofocados de modo violento por la autorida-des. De nuevo en 1652, 1653 y 1658 las principales ciudades dela Repblica sufrieron importantes alborotos debido a la cares-ta y a las oscilaciones del mercado de cereales.

    El auge econmico y la prosperidad de los grupos dirigentesse vieron acompaados por un considerable aumento de los dese-quilibrios sociales. Aunque los salarios mantenan niveles in-comparablemente superiores a los del resto de Europa, los pre-cios de los alimentos y de los alquileres se dispararon lo quehundi en la miseria a importantes sectores de la poblacin. Elgran nmero de emigrantes atrados por la riqueza de la Repblicay por la demanda de mano de obra se tradujo, en los momentosde contraccin puntual de la produccin, en un incremento dela marginacin consecuentemente de la delincuencia.La explo-tacin del trabajo infantil fue una prctica habitual y los orfa-natos fueron utilizados en muchos casos para abastecer demano de obra barata a las diferentes ramas de la industria neer-landesa. Con objeto de paliar los negativos efectos que el grannmero de marginados y de pcaros poda suponer para el man-tenimiento del orden pblico se crearon asociaciones de vecinos,con el consentimiento del gobierno municipal, preocupadaspor la prevencin de robos y crmenes y atentas a impedir posi-bles disturbios en los barrios. En 1670 se lleg a establecer, porprimera vez en Europa, un sistema de alumbrado pblico capazde iluminar con ms de 1.800 farolas las calles de Amsterdam.Por su parte las autoridades eclesisticas y ciudadanas erigieronun eficaz sistema de centros de caridad destinado a atender alos pobres. Hospitales, psiquitricos, casas de trabajo y asilos seinstalaron casi siempre en antiguos edificios expropiados a la igle-sia catIica despus de Ia Reforma y actuaron como un magnfi-co instrumento de control social.

    3. I-e nnucrN

    El papel de la Iglesia Reformada en la sociedad neerlandesano se limit al control de las instituciones de caridad, del siste-ma educativo o de otras esferas de la da pblica. El calvinismohaba constituido una de las principales armas para culminar conxito la lucha contra el dominio espaol. Las purgas efectuadas

  • a26 I,{S PRO'INCIAS UNIDAS YI-A MONARQULT UTSPTCE (I58IJ.1702)en los rsanos municipales, con la forzad,a sustitucin d.e aque_llos regentes que se mantu'ieron fieres ar credo catlic., sen-tenciaron ta pervivencia.del principio de Iibertad ;;ii;r, pr.domina,te al inicio. cie la revuettJ I ot,r.garon un imponenteascendienre a Ia rerigin en el mbito cre"la portica. " toa,r,modos, a pesar clel mnopolio sobre el c,lro p,i-." y alr-r,,po._tanre sostn de las autoridades civ,es, el caivinismJ ,o ,. .orr-virti nunca en ,na Isresia cre Estado debiclo a la reticencia delos regentc-'r ,, .or-r.""r aelnasiaclo espacio a ra accin cle rospreclicadores y por el co..sec.ente preriicio para .i .J","..io .una^accir de persecucin sistemlica rte los otros creclos.A pesar de crnsriruir-ra rerigi" a. tu, rii.r -"r,r",., y n.gran parr.e de la poblacin cle la Repirblica, el calvinir--rro tr.nunca mayoritario,y tuvo que rivalizar con otros cultos protes_tantes, en especial ,,tea,os y anabaptisras, as .;;; ;;; L p."_sc,cia dc .n imlrorl.arte.".t. dt. la'pobla, iOn q,,..,pli'po. noabandrnar el catoricismo. Incrus. rosjirar,s gozaru. crc un.s nive-les de tolerancia para ra prctica .r.'r* creencias desconocidosen el resto de Europ:t. I,.a posicin de todas estas conf,esionesvariaba segn el grado de bermcl que estuviesen clispuqstas aotorsar las auf.rriclades.locales

    1, de srr celo en f, upii.r, a.los reslamentos restrictivos en su .";;;".f,os catlicos eran consiclerados como u,a quinta columnaen el interior del Estaclo en favor rle Espaa y fueron, sin d,cla,el grupo que mayores trabas encontr para el ribre ejercicio dey 1."9": Su_ presencia era muy numerru .r, "r"._iruu,

    .ir_dacles hrlandesas como Arrrst...iur, o Haarrem as como ".,

    iu p.o-vincia de Utrecht v en los pases de la eneralidad _i.rrt.r, qr"en los Esta.os de -risia y zeranaa er^i"iuo. carvinista de ras auro-ridades locaies se co,sttuy en una barrera infianqueabre para

    ,a pctica y difusin del ctolicis-o. ra condicin cle ra minoracatlica se vio drsticamente influida por ra ."y"rri,r* poriri.u.El inicio del periodo de Tre.qua .o., lu'Morru.q,iu Ulrp."i.. *icomo el rnomenro posrerior'al ac.erdo de paz,de ;;;; ""

    en vano coincidieron con el control del pocler por parte clil par_tidc de los regentes_ per.mitieron un impulso de sus comunicla_des y facilitaron la *-ii evangelizaclora. En 1667, la.|unta cleTelogos reunida en Madrid p.u o"ru. de u, porin.,..r".aocon la Repbtica acepraba ia viabi,aad de la .l";;;,,;;?u_laba: "/os holancreses'permiren a ros catricos en grrn, nmero en susestarlos sin haca'res co,sid,erabres morestias,

    .si bien no rcs permiten er ejer_

    I I.] \ II.I.]I'UBI,IC)\ DE MERCADERES 27

    , r, ttt lni,blico de la reli'n, ni les admilen n o{icios d la Rrpbtica... Lai,,n(luisl en lti72 dc gran parte del territorio de lai provinciasI rirnrlir'r Van der Woude, la arnpliacin de los niveles educativosr orrstituy un estmulo fundamental para l:r for'i6r, del capi-r:rl ltumano necesario para impulsar la economay dotar de cua-,lros eficientes a la burocracia y se tradujo en el ms alto nivel,lr' :rlf-:r.betizacin de toda Europa.

    [,a universidad de l,eiden constituy-r, a principios del siglorvu, el escenario en el que se producira uno de los debat"r qr.nr:ry()r transcendencia tuvo a la hora de establecer los dogmassolrre los que se debera sustentar la Iglesia Rtfbrnrada. E sus.rrl:rs se enfrentaron dos concepciones clif'erentes de entenderlr rloctrina calvinista que dividieron a la sociedad neerlandesa en,lrs urup

  • 28 L{s rRO\TNC;LAS UNTDAS y LA MoNARerrA HrspNrctA (158s_1702)mutuas acusaciones qlre no tardaron en tener su debida reper-cusin en el mbito poltico.

    El conflicto entre arminianos y gomaristas confera un reno-vado vigor a la rivalidad existente en materia religiosa entre lamayor parte de la lite de los regentes y los predicadores calvi-nistas. Los primeros, desde postulados erasmistas, abogaban porun amplio grado de tolerancia y apostaban por limitar el estric-to control de la iglesia pblica sobre la eclucacin, la moral y lasordenanzas emanadas desde los sobiernos provinciales y urba-nos. Frente a ellos, los servidores de la Iglesia Reformada exig-an la estricta aplicacin de ks eclictos contra los otros credos, seoponan a aceptar la independencia de las autoridades locales enel mbito de la religin y acusaban a sus enemigos de libertinos,amorales y traidores a la patria debido al buen trato que dis-pensaban a los catlicos. Desde sus consistorios y mediante ser-mones prblicos los predicadores e.jercan un gran influjo sobrelos sectores populares. De este modo consiguieron movilizar ens favor a aquellos grupos qlle se oponan al monopolio del poclerentre las manos de la lite patricia (los miembros d.e los sre-mios y de la milicia urbana) as como a determinadas faccionesde la clase regente que utilizaron los conflictos religiosos par.aacceder al poder y desplazar a las familias enemigas.

    El terreno pareca abonado para el estallido de un conflictointerno ms arn cuando cada una de los srupos enfrentad.os reci-bi el apoyo de las dos principales fisuras del Estado. El GranPensionario Oldenbarnevelt se decant en favor de los arminia-nos (conocidos tambin como remontrantes por la splica que ele-varon a los Estados de Holanda en 1610 para que les protegierande las acusaciones de sus enemieos) y se opuso a la celebiacinde un Snodo Nacional argumentando que la Unin de Utrechtdejaba a cada provincia Ia libertad para solucionar sus problemasreligiosos; el Prncipe de Oranee, Mauricio, tom partido por losgomaristas o contrarremontrantes e insisti en la necesidad deresular las turbulencias religiosas de un modo conjunto.

    I a negociacin de una treglra con la Monarqua Hispnica apartir de 1607 vino a exacerbar toclava ms los nimos. Ls resen-tes holandeses se hicieron los portaestandartes de la poltic deentendimiento que servira para dotar de mayor impulso a laexpansin econmica de la Repirblica as como para moderar elpoder del Estatder, al limitar los beneficios que le reportaba elestado de guerra. En opinin de los eomaristas, el apoyo de los

    ,rrminianos a un acuerdo con Madrid no era ms que el reflejorlc su filo-catolicismo. La tregua de Amberes de l6O9 atrrira unrcriodo de duros choques folticos en los que la religin fuerrtilizada como el arma principal de combate' El contencroso nosc resolvi hasta que ta- ciudd cle Amsterdam, recelosa por laslirnitaciones que lai buenas relaciones con la Monarqua Hispnicairrrponan u iu

    ""pursin colonial neerlandesa, se decant en

    l:nor de los gomaiistas. La ruptura del consenso en el seno delrr provincia e Holanda permiti a Mauricio llevar a cabo con,'*ito .,r, golpe de mano Ln 1618 que culmin con el ajusticia-rniento .ll Cran Pensionario, con la depuracin de los regertesr('lllontrarltes y con la convocatoria de un Snodo Nacional en, l r1ue r" .or.rturon las doctrinas arminianas y se resaur larrrriclad de la Iglesia Reformada.

    [,a victoria de los calvinistas ortodoxos no signific que serrrsiese fin a un enfrentamiento cuyas races iban ms all de la,,rt'ra disputa teolgica. El partido de los regentes sigui mante-uit'ndo, en las ciudades bajo su control y en los momentos. enlos eue ostent el pocler, una posicin de mayor tolerancra y,,, rl cierta hostilidad hacia una excesiva intervencin de la Iglesia, rr los asuntos polticos. Durante la segunda mitad del siglo xvttl.rs clivisione, ului".orl a hacer mella n el interior de la Iglesialiclirrmada. La actitud rigorista del den de la Universidad del ltr ccht, Gisbertus Voetius, que lanz duros ataques contra losr,.rst()s suntuarios, la danzay el teatro desde un puritanismo intran-',rlt'rrte, encontraron una respuesta en la lnea ms liberal del,, ,,tcsor de Leiden, Coeccius, iuyas doctrinas se adecuaban mejor.rl cspritu de la lite patricia. La necesidad de contar con un con-'.,

    ',so lo ms arnplio posible para conducir con xito la guerra

    .,ntr Francia y evir posiles suspicacias entre le5 liados(.rl()licos de la Repblica impulsaron a Guillermo III a no enre-,l.rrst'en nuevos altercados de ndole religioso.

    Los duros choques entablados entre ls regentes neerlande-,, 'r 1, l1r5 cuadros dirigentes de la Islesia Reformacla constrtuyen

    , rrr, , rlc lcls principales argumentos para desestimar la tesis de Max\\, lrcr sobrr los lazos existentes entre el triunfo de la tica protes-r .rl('y erl desarrollo del capitalismo. La ortodoxia calvinista, lejos,l ..r'r'vir como un elemento impulsclr de la expansin econmica,1, l.r llcpblica, conden con vehemencia la stentacin y eI lujo, ,, , ,,r,,., los excesivos intereses de los prstamos a los que denun-, r.rlr.r corno rrna fbrma intolerable d usura. Corno ha subraya-

    .)qI NA RF,PUBI,IO\ DE MERC]ADERES

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  • 3130 r.AS pRovlN(irAs uNrD,{s y L\ MoNARQLTA rrrspNraA (1588-1702)do schama, el xito econmico indi'idr,ral no constit,a una prue-ba de formar parte del selecto grupo cle los elegidos por Diospara la salvacin eterna. sino que pror,'ocaba un sentimiento deembarazo ante el posible componente corruptor del cli.ero.Los anatemas ianzd.os por los predicaclor., .ruiriutas en con-tra de la acumulacin de riquezas forzaban a los hombres denegocio y a los patricios neerlandeses a invertir importantes surnasen obras de caridad y a rlantener cierta rnocleraiin en las for-mas. su def"ensa de Ia toler-ancia y de la libertad de concienciaera denunciada corno r.rna prueba de sus intereses meramenteegostas y de su escasa preocupaci, por clef'ender la pror-no-cin de la verclacler-a religi.. La poca atencin que los comer-ciantes mostraron a la hora de propaear los doernas de fe calvi-nista en las posesiones coloniales de la Repbrica se constituyigualmente en una constante firente de criticas. En sus sermo-nes los pastores fustigaban a la clase cle los regentes y salan endef-ensa de los inlereses de los sesrnentos ppulares y de susdemandas de mayor equidad en contra cle la-ambicin cle la clli-garqua sobernante. El calvinislno, por lo tanto, Iejos de poten_ciar y favorecer la.s prcticas capitalistas pareca mis bien -.-p.-ado en obstruir su desarrollo.

    .4. P,rarrnos y FACCToNES

    Varios factores expiica. la virulencia de los enfi-entamienttsfaccionales en el irterior de las prrvincias unidas y la constitu-cin de dos bloques contrapuestos que, sin adquirir la aparien_:il d: partidos polticos organizados, sirvierorr para agrupir fide-lidades, dividir opiniones y, medianre el so de pnfletospropaeandsticos y publicacin de escriros tericos, init.ituir ver-daderos programas ideoigicos destinados, e, principio, a velaren def'ensa de los intereses generales de la nacirn. Entre los corn-ponentes que avudaron a la formalizacin cle dicha divisin clepreceres conviene subrayar Ios sisuientes: la compleja estruc-trirr constitucional y la dispersin de Ia soberana entrle sobier-nos municipales, provincias y Flstados Generales; la patrimonia_lizacin de los cargos pblicos y los enfientamients entre lasclie,telas de los distintos srupos v familias de ra lite gobernan-te; la oliuarquizacin de Ia sociedad y el bloqueo impiresto porios regenres a un posible acceso tle los r"grr"rrt,rr i,trrnedios a

    (INA REPI]IiIJCA D!] I4ERCADERES

    lus labores de gobierno; el desigual clesarrollo econmico de iosl'.stados y ciudes qre cornponan la Unin y las luchas prr incli-rrar las clecisiones polticas en favor de intereses particulares einevitablernente enfrentaclos; el irnpacto de la guerra ;l de los coll-flictos internacionales y la disparidad de criterios a la hora cle rlis-I)oner un orden de prioriddes en la poitica exterior; y, Po{-i,ltirrro, los choques ieolgicrs y el rnodo de fijar las relacionglntre la Iglesia )i el Estaclo y de esta}lecer el grado cle tolerarrclacon el que se dcba tratar al rest

  • 32 r-AS PRo\.INCIAS UNIDAS YtA MONARQUA HrspeNtt-A (15i18-1702)

    verdadera fe. La difusin del catlogo de atrocidades cometiclaspor las tropas espaolas y cle las sangrientas prcticas de lainquisicin-siguieion circulando durante largo tiempo y- tenan.o-o principl objetivo exacerbar los nimos de la poblacinen contra de un posible entendimiento con Madrid y enfrentar-la a las prcticas de tolerancia religiosa defendidas por la mayo-ra de los regentes holandeses. En este cuadro de exaltacinnacional, el Prncipe de Orange jugaba un papel de hroe sal-vador y de palacln de una lucha que apareca como la principalrazn de ser de la Repblica.

    La defensa del calvinismo ortodoxo y de la continuacin dela guerra contra la Monarqua Catlica, as como el sostn aun poltica intervencionista en los conflictos religiosos quediviclan a Europa, se encontraban entre los principales puntoscle su prog.u* d" gobierno y sirvieron para concederle valio-ror upyoi L.a inquebrantable ayuda de la Iglesia Reformada leotorgaba una plataforma insustituible para poder atraer a la causaorari-qista a amplios sectores de la poblacirn. Los sermones de lospredicadores sirvieron Para ganar af'ectos entre los gruposp,.rpulares que con ms virulencia sufran las consecuencias delgoi".rro ptricio por lo que, en ocasiones, los orangistas no trrvic-ior-,

    "-p.ho en j,rgu. con destreza la c.arta democratizadcra.I)urant los tumultos acaecidos con motivo de la llegada al poclerde Guillermo III, la multitud de panfletos que circularon en favordel Prncipe de orange recurri a justificar la vimlencia detales rnovimientos populares al considerar que se vean impulsa-dos por ,ru .u.rtuletima. No obstante' ulla vez expulsaclas de,.r, u.got las familias contrarias al Estatder, ste no procedi a,r, .r,--bio en la estructura gubernarnental y se content con unasimple renovacin de los rganos municipales mediante el nom-bramiento de miembros pertenecientes a las fcciones amisas.

    El particlo orangista poda ar.rrerrazar a sus enemigos con sucapacidad para encabezar \a revolucin popular pero eraconsciente de que en caso de llevar clicha poltica hasta sus extre-rnos se habra enajenado el apoyo de los sectores ms acaudala-dos de la socieclad neerlandesa. Y es necesario sealar que tam-poco le faltaban importantes aliados entre estos ltimos. Hastaia dcada de 1640, los emigrantes procedentes de los Pases Bajosmeridionales, sin duda alguna uno de los sectores ms influyen-tes de la Repblica, mostraron siempre un alto grado de sirnpa-ta hacia la Causa del Prncipe que mantuvo como u,o de los pu,-

    ros centrales de su programa de gobierno la completa reconquistarlt'los Estados de trlaes y Brbante' El sostenimiento de una,.,1tica de guerra frente a l Monarqua Hispnica permita

    ganarl';i.'-*t ;"?.e aquellas provincias y ciudades que mayores bene-ticis sacaban dl .onfli.to. El incondicional apoyo de Zelanda;rl partido orangista se explic-a por los negativos efctos que. para,,,'"aoro-a s derivu.o'1 d" la supresin de las restriccionesirnpuestas a los puertos flamencos y por la paralizacin de las acti-vidades de sus corsarios como consecuencia del acuerdo conMadrid.LomismoocurraConlasciudarlesindustrialesdeLeideno Flaarlem que teman una posible concurrencia de los centrost--rtiles del su o entre uq"tllot mercaderes que haban deposi-tado sus inversiones .r'r

    "l .orrr"rcio colonial y que no parecan

    .iirf""r,", a admitir la ms mnima restriccin sobre sus acrivi-daes comerciales en el mbito extra-europeo'

    Con respecto a la espinosa, cuestin de la soberana' losorangistas rchazaron la nbcin de que sta reposa'se plenamente.r-, to-, Estados provinciales pues entndan que dicha-concepcinbeneficiaba exclusivament a Holanda' En su opinin' sernejan-ie principio erosionaba la capacidad

  • 34 rAS pRovrN.rAS TJNTDAS y L\ MoNARquA HtspNlcA (15g8-r702)les icleologos rlel particlo de los regentes, pieter de La Court, queen 1662 ac..sejaba en un ribro titurado Er Inters d,e Horanda:"'..rPo)ar a esre gobierno ribre y d,ejenttedo con sus ar?llas espirituare.sconl,o ks a,bu,srs c.le este gobern*nte consid,erad,o que ra rerisn relbr-mada e'qkr ms segum,1 sert meior defend,itla pm roiEstod,os aiiolono,prud,eres. inmortnle.s y casi inmutbles, que por prncipes o faaoritosa oluptuos o :. " der.ro t:hurkt.es, transitorios y i otubloi.

    El tanrlrin c,n,t:idr como partio republicano se inclinabams bien hacir el nranre,irniento de una portica exterior paci-fista, al co,siderar q.e ra iuerra ,o haca ii'o lesionar los inte-reses del co,rerci.._.Sus- dirigentes haban presionado para arcan-zar un acuerdr crn Mrdrid tanto en r609 cmo en r64ii, y dura,teel periodo siu Estatder, que en su mayor parte coincicli cor elgobierno cle.fohan cle Witt como Gra,'pe,sionario, se aplicaronpor manterler llna posicin neutral en el conllicto entablao entreFrancia v Ia fuIo.;rrqua Hispnica, contentndose con ejercer elp.eligroso papel cle .bitros de la conrienda. Desd" ,r, .rrrio a.vista terico_dicha portica fire conocida como el p.og'ama de la"verdadera l-ibertad" y se plasrn en una sistcmdc; ...i.,..i,de los efectiv.s ,rilira.r's pdr tierra y en una in'ersin masiva clelos recu.s.s fi,ancieros cre la Repbtica en la constitucin deuna mari,a de guer.a poderosa destinada a def-ender por raferza las rutas c.merciales y a desprazar a sus posibres rivales delos merczrdcls ms lucrativos. El rei,rso a la violencia era consi-derad. como ,r! ,,rma legtima para def'ender ra iibertart c]e ]osmares, c'nlo recoldaba Grotius

    -otro cle sus pri.cipares iclelo-gos-, pero cn rns cle una ocasi, fue utilizado par impo,er elmonopolio de la Repilblica en otros mercados. El bloqueo deAmberes, que se nranruvo a pcsar d.e lapaz, o la agresividacl desu nrari.a pa-.a cortar de raz la concuriencia de ius rivares enlos mercaclos asiticos y afiicanos eran una prueba f'ehacientedel doble lenguaje utiliiado por los regentes holancleses.

    La labo. del soilier,o cleba limita-rse a ofiecer los mecanis-mos necesa.i.s para estim,lar el desarrollo econmico y paraproteger la propiedacl y los intereses comerciales e t titemerca,til. E, este sentido, la tolerancia religiosa y ia libertad decorrciencia eran entendicras como un estmu-lo para atraer oyo-res riquez:is hacia la Reprblica y para clotar de la suficientetranq,ilidad a aquellos comerciantei que, an prof-esando otrcscultos difrentes al carvinismo, resiclan en ras provincias unidasy contribuan al fktrecimiento de su economa.

    Desde l..rn punto de vista social, el partido de los Estados seurrr.ra exclusivamente de la lite clel patriciado urbano' de cier-t:rs fmilias de la nobleT-a que rivalizaban con la casa de Oranger le gran parte de los disidentes religiosos' Sus dirigentes sen-ti,,r, ti., odio manifiesto hacia el pueblo del que ternrn slrs esta-llirlos revolucionarios y su inclinacin natural hacia la causa oran-gista. A su modo de ver, tan slo la ignorancia y los instintosviolentos de los segmentos populares explicaban.su fe ciega enlos enc,:ndidos sermones de los predicadores calvinistas y su res-

    rcto hacia la paternal figura dl-Prncipe, sin comprender lasrrcgativas .orrr.r...ias que la aplicacin de una poltica- djns-tica e intolerant. u.u..iu.a a la prosperidad general de laItepblica. Lo que figuras goto Oldenbarnevelt o De Witt y,"rrrudo.", .,r-t Groiius o De I-a (lourt no subrayaban con su-f iciente clariclad es que los pretendidos intereses de Holanda nocran ms que la acirima defensa de los intereses cle clase cle laoligarqua gobernante. La riqueza de srls lites y el poder alcarl-,.,d-o pt. la"s Provincias Unids gracias a la aplicacirn de Y Pto-g.u-i cle gobierno no se tradujeron en un aumento del nivel.i. vida de*la mayor parte de la poblacin q,e contin'aba s,mi-rla en unos nivels d miseria y d explotacin que, le.jos de reclu-t:irse, tendieron a aumentar'

    l-r. El Esr:qoo Y uq r'coNoM,A.

    f,a promocin del comercio y la aplicacin de medidas des-tinadas a estimular la economay a protegerla cle las posiblesagresionesexternasconstituyeronelnricleocentraldelalaborcioe gobierr-to cle los regentes neerlandeses' Y a pesar de todocontinua siendo un higar comn el afirmar que la-pequean.f.ifrfi.u se erigi

    "r-t i,,u excepcin con respecto a las prcti-

    .,ur'-"r.u.tilistai predominantes en la Europa de su tiempo; una

    "tp".i. de isla de liberalismo en un ocano de meclidas regula-

    dJ.u, y proteccionistas. Es cierto que para 19: p-"lt"9"res eco-nmicos franceses o ingleses resultaba inexplicable- cmo algu-nas de las reglas doracla.s de su ideario no parecan funcionar enlas Provinciai Unidas. En efecto, la Repblica poda permitirseel lujo de mantener tipos de inters bajsimos y de apliczrr unaLegiJtacin permisiva con respecto a la libre circulacin de,rr.,ul", p.".ioro, sin que ello se concretase en una fuga masiva

    r \A nlrpitBtluA DE MFIR(IADERES iI

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  • 36 rAS pRovrNCrAS LrNrD,{s yr-t MoNARqua ulspNrc.q. (l5BB_1702)UNA REPUBLICA D], MERC]ADE,RI'S 3l

    de capitales. Sin embargo, no debemos olvidar que en otros cap_tulos, como la funrlacin de compaas monopolsticas o la pro_mocin de ia marina mercante, ias provincias Uniclas se consti_tuyeron err el principal modelo a seguir.L9 gue parece ms difcil de asiilar, tanto para los monar_

    cas absolutistas de la poca como para gran parte de la histo_riografa contempornea, es el heco de"que ,r, "rtudo-escen_tralizado, 1i1rra _privilegiada del particularismo .r.nurro, .u..r-rt"cle rina Iegrslacin h,mognea y en er que pervivan nor.lnativas

    econmicas contrapuestai fuese capaz e ionvertirse en la msimponente potencia comercial clel'momento._

    La explicacin de esta aparente paradoja se debe buscar enla naturaleza arcaica der mohelo de esarrollo econmico neer-lands y en su estrecha interrelacin con ros modos a" p.oa,r.-cin precapitalistas imperanres en Europa. AJ iguar q,rl nuuiurcurrido con las repblicas marineras itiianas, .""y" ,iri"r"u a"gobierno era considerado. modlico por figuras ,u ..p.".r"rru_tivas como De La court, las provincias u,idas se contentabancon jugar un papel de transportistas y redistribuidoras de mer_cancas sin entrometerse en las ruchas territrriales que enfren-tabar a las monarquas feudales europeas. En este sntido apa_re< an como rn [i.a, y segu.o so'cio mercantil .up, a"proporcionar en las mejores condiciorres a dichos estados he per_trechos navales, de trigo bltico o de los procructos de lujo nece-sarios fiara mantener el estatus social cle la noblerr, -porr".en circulacin sus excedentes agrarios o de cubrir sus neJesida-des financieras. Un component capitalista

    "r.r.iut pu.u fru.".frente a los crecierrtes gastos militar-es, dotar de un nuevo vigoral estamento aristocr.-", , que a su vez se constituy en unfactor decisivo a la hora de rrrpecer el desarrollo d"'.,rru b,.r_guesa autctona.

    'Ahora bien, dos factores diferenciaban a las provincias unidasde los anterior.es emporios mercantiles y acabaran por po.r..:""j.:..-::Ti i ]_r,r p.i":ipales potencias europeas. En primer'lugar,ra gu:rll de. rndependencia conl-ra la Monrqua Ctlica habapermitido dotar a la Repblica de una envidiable autonomad.efensiva de la que hablan carecido Gnova o Amberes. SuseJercrtos y su poderosa marina de guerra le autorizaban a apli_car una poltica exterior soberana diri.qida a la defe,su J. ,r,intereses mercantiles,y

    ,qy" acab por iivalizar con la de aque_llas potencias que la haan ,o.or.'ido durante ,, tu.go .orrnl._

    to contra Espaa. Las Provi,cias unidas contaban con los sufi-cientes recursos como para no verse obligadas a jugar con res-pecto a Francia el papel de subalterna que haba adoptado larepblica de Gnova en relacin a la Monarqua Hispica.

    En segundo lugar, su expansin ultramarina meclinte la con_quista de territorios en Asia, Amrica y fiica permiti a laReprblica convertirse en una verdadera pote,cia piro acab porenfrentarla abiertamente con el resto de lcls poclres coloniales.(lomo se puso dc manifiesto durante las suiesivas conversacio-nes de paz entre Madrid y La Haya, el prinicipal punto dedisensin radic en la renuencia de la Monarqu a ieconocerlos asentamientos neerlandeses en los territorios extra-euro-peos. Tan slo el levantamiento de Portugal abri paso a unposible entendimiento al resolver el problema de la presencianeerlandesa en Brasil y en las Indias Orientales. Aunque erac-ierto que en Europa la Repblica no mostraba ninguna velei-dad expansionista, la ferocidad con la que def'endi su mono-polio en las costas asiticas constituy un desafio inadmisible paralos proyectos coloniales fra,co-britnicos. E, 1663 er embajidoringls en La Haya, Downing, adverta indignado en relacln alas prcticas comerciales neerlandesas: EJ mare riberum en las aguasbritnicas, pero mare clausum en las costas de Vica y en ras IndiasOrientales." Con el paso del tiempo, la pequea Repblica habadejado de ser un instrumento moderador de las ambiciones expan-sionistas espaolas para converrirse en el principal enemigo adesplazar.

    Hasta que el desarrollo de las fuerzas productivas en el inte-rior de Francia e Inglaterra decidieron a sus respectivos gobier-nos a cortar la dependencia que tenan con respecto al emporioneerlands, la arcaica estructura constitucional de la Repblicafuncion adecuadamente para estimular su expansin iomer-cial y actu con la suficiente fuerza como para pioteger los inte-reses de sus hombres de negocio. La prctica auseriia de nor_mas reguladoras emitidas desde el poder central y la soberanade las ciudades a la hora de dictar sus .espectivas ord.enanzascomerciales sirvieron incluso para alentar cierto grado de con-c-urrenciaypara impulsar la especializacin en la esfera de la pro-duccin. Adems, la preponderancia de la provincia cle Holandapermiti moderar tales enfientamientos interurbanos y consiguiimponer una cierta cohesin al conjunto. La presencia d.e unafisura aristocrtica como el Prncipe de ora,e confera igual-

    i

  • 38 L\s pRo\rNCrAs .NTDAS yr,A. MONAR.,A rrrsp,rcA (t5BB_1702)

    T_.14". a la Repblica de un inrerlocutor vlido para manrenerlmportantes vncuros con los sistemas de g.biern., imperantes enel resto de E,ropa y para coord.inar la dcit nsa det teriitorio fien_te a posibles agrcsiones por tier.ra.

    , La primaca de los iniereses comerciales y ra

    'egemona finan-ciera de las Provincias Unidas explican el recelo cle sus autori_dades a Ia hora cle aplicar meclidas proteccionistas que amena_zaban con volverse en su contra. trrqrr. las transaccionesi,teriores siguieron vindose afectadas p.r. ,ru infi,idad clepeajes y de barreras destinadas a be'eficiar a cacla una de lasciudades

    -lo que se concret en co.ti,uos confrictos e.tre stas_los intercambios con el exterior se viert, libres de p.ruJo, g.u_vmenes. El moderaclo sisterna tarifrio neerlands se mantuvoa pesar de las crticas de ciudacres industriales corno Leie. oHaarlem que ternar) verse desplazadas por la concurrencia clelos centros textiles de los pases bajos rneridionares. En 1651, unavez,firmada- la paz con la Monarqira Hispnica, tu, urto.iu",de la Repblica se mostraron rticentes a restaurar las bajastasas de la lista de tarifas emitida en r609 con ocasin de la TreguaI l,1.l"ru1"n una posicin de compromiso despus de exrenuanresdebates' La nueva lista era- una prueba der peso preponcleranteque Amsterdam ejerca sobre la poltica ecor-rmica del eobier-no ms concretamente, sobre la provincia de Holanda.,fr., u",sta ltima fue capaz. de echar poi tie.ras los repeticlo. irrt"r-rto,de la nobleza de Frisia y de las .irdrd", .el inte'rior p.^"ffi.-medidas aduaneras dcstinaclas.a proteger su producci,rr, ug.u.iufrente a la concurrencia exterioi

    Restricciones que, por el contrario, no tardaron en ponerseen prctica cuando se trataba de proteger el comer.cio interna-cional. El estallido de la guerra comercial con Francia cornoconsecuencia de la publicacin en 1664 y 1667 de dos .ig.rro.uslistas tarifarias clestinadas-a gravar Ios piincipul., p.odriio, .exportacin de la Repblic, se concret

    "r, tu upti.u;i;; pr.parte de los Estados Generales cle un nr

    te de co,rramedidas sobre r.s teraos;: ffi:iJ]:iH,ff1xiaguardiente franceses.

    El edicto de 167l.no era_ms que una prueba del vigor conque desde las Provincias unidas se iesponclib a los sucesirrls desa-fos que sus rivales comerciares ranraion en contra de su enrpo-rio mercantil. Las represalias no solan durar rnucho tiempo pueslos comerciantes nee-rlandeses rro pu.".iu. tener demariuo i.pu_

    r'() en comerciar con el enemigt), como se puso de manifiestotlurante el conflicto con la Monarqua Hispnica' Pero no siem-pre fue as. En otras ocasiones las medidas restrictivas sobre laiibre circulacin cle mercancas se mantuvieron durante larJosJ;erioclos, como evidencia el bloqueo de las bocas del Escalclairasta finales del siglo xlut. El temor cle lrls cornerciantes neer-Iandeses ante un posible reflorecimiento de la ciudad de Amberesas pareca aconsejarlo.

    i,as autoriads de la Repirblica preferan recurrir a acci.-es de fuerza para obligar a slls contrincantes a concluir trat.a-d

  • r.{s pRo\.rNCrAS uNrD,\s yt_A MoNAReUe nrspNlc.q (1588_1702) IJNA REPBI,IO\ DE MERCADERES 4lfuaron como el principal.motor regulador de la expansin colo_nial neerlandesa. S, ivisin

    "r, -urus provinciares era ,nareproduccin de la estructura clescentralizda de la Repbrica ysirvi para compromerer a los mercade.es ,1";;;';J"-de rosEstados en su financiacin asegurnd.les la pertin"rrr. ur,.r.ro_ma sobre el control de sus fnversiones. mbas compaas

    ostentaban inmensos poderes sobre sus respectivas jurisdiJcionesy podan incluso formalizar alianzas con ls prncipes io.ut., otmarsen.de la opinin de los Estaclos Generles. f't .ori"-a" ,,mantenimiento era mnimo pues cada una de ellas deba hacer_se carso de un modo autnomo de su propia defensa y de laadministracin de sus fctoras y asentamientos en las colonias.fJn proceso cle interiorizacin tos costes de proteccin que nosiempre funcion aclecuadamenre. Aunq". r" r. i";;;; ;_p.._sa exrraordinariam en re lucrativa y distrituyr erevados iriJ".rao,alavez que atraa canticlades in[entes de capital, tu wi, .rtitiru_da como arma de guerra contia Ia Monarqua Hispnica eni:,1::l :"jy::,0z cle timirar ra accin ;; :; ;;;;,"0.;.: p,.ncutares al margen dc su monopolio y se embarc en una cos_tosa accin de coronizacin e, Iirasir que Ie condujo o Ir.,rnr.En las rlrtas comerciales europeas la inestabiliad e tu, ugrrr,debido a la accin de los .o.ru.'io, y al casi constante estado deguerra en el que se vio sumida la Repblica a lo fu.g" ; r, hlr_toria, obliearon al mantenimi"r.rto

    .i. imponentes convoyes cleproteccin que encarecan -el precio f tos fl.;* ;;;; q".actrraban como el nico mecrio ^eficaz a" p.,rt.g..-iot*.Iu. l

    l:::,i,:.::.lr 1Tp".rancia clet comercic,'de ru]o, "" "_fi..irlcon er Levante oromano _el fmoso convoy cle Esniirna_, y l pur_latino control cler transporte de metales preciosos entr'e' cdiz yMr,:ld1rn- obligaron. al gobierno a gastar elevaclas sumas en laseguridad del comercro.

    Sumas que venan a aadirse al esfuerzo militar por tierra yque, conjuntamente, absorban ms del gTVo delp."rp"" a"Ia Repblica' Ya hemos tenido ocasin de detenerros n el an-lisis del reparto de la carga fiscal entre ras diferenies f."rirr.i",de la Unin. Es necesari subrayar que a pesar clel irnponenteaumento.de los flastos, las provincias'Uniclas, frente "

    iJq". f.,ocurra al resto de los gobiernos europeos, nunca tuvieron difi-crrltades para financiar el coste de s..rJ cjrciros y a" ,r'_u.nr.Il-.:l-1:t..1: 1:: impuestos por las ciudcles y pJ. ru, f.oui.,.iu,permrtro recaudar las sumas requericlas cle'un modt efrcaz y

    i1/

    :

    facilit el endeudamiento en casos de necesidad. Y ello porqueIos encargados de aprobar los tributos contaban con la seguridadde que lo recaudado se iba a destinar a cubrir sus intereses comer-ciales y tuvieron la habilidad de poner en pie un sistema impo-sitivo que, lejos de recaer exclusivamente sobre sus hombros, ten-di a gravai d. ,r, modo desproporcionado el consumo y elrn"r.uo interior. El nico fardo que pesaba sobre el comercioexterior, el sistema de tarifas de conaooieny Licenten, era recauda-do por los cinco Almirantazgos y se encaminaba Pol entero a..fb.ru. la marina de ggerra y a proteger los intercambios inter-nacionales. El peso principal de Ia carga tributaria fue soporta-do por los consumidores. Ese pueblo violento y peligroso queno pa.eca apreciar cules eran los verdaderos intereses deHolanda era el encargado de contribuir con sus escasos recur-sos a la defensa del comercio de la Repblica mediante el pagode elevados derechos sobre los alimentos y los productos de pri-mera necesidad como la sal, el jabn, Ia mantequilla, las judas,la madera o la turba.

    Los altos impuestos no eran suficientes para cubrir to_d_os losgasros del Estad por lo que el gobierno de las Provincias Unidass"e vio obtigado a endeudarse de un modo creciente. La nica dif-e-rencia sus=tancial con lo que ocurra en el resto de los Estadoseuropeos radic en el hecho de que los neerlandeses pudieronsoliciiar prstamos a un coste mucho menor' La prosperidad dela Repbiica y el papel de Amsterdam como principal centro inter-nacional de metls preciosos permitieron reducir drsticamen-re los tipos rle inters. El ejemplo de la deuda pblica, de [a pro-vincia de Holandu,

    -ugrrfi.amente analizado por Marjolein 'tHart, ofrece unos datos esclarecedores al respecto. Entre el pri-mer y el ltimo decenio del siglo x\{I el endeudamiento holan-cls pas de 5 millones de florines a 190 millones. sin embargo,en el mismo periodo de tiempo los tipos de inters bajaron del8,5Vo al 3,75%. El pblico mantuvo un alto grado de confianzaen los certificados del gobierno y la compra de bonos de lacleuda pblica se convirti en uno de las inversiones ms segurasu p"rui de su escasa rentabilidad. Una prueba del inters quesuicitaban dicho tipo de transacciones lo tenemos en el hechode que, en 1664, pco antes del comienzo del segundo conflicto,ruul .or,. Inglateira, la ciudad de Amsterdam emiti un emprs-tito de ,, *ill.t de florines al 3% de inters que tard pocoms de 48 horas en ser enteramente cubierto.

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  • t]NA REPBLI(IA DE MERCADERF,S 4?)+Z LA.S PROVTNCIAS (]NIDAS Y I"{ N{.NARqUE ,ISPNTCE (1588-1702)La libertad de que gozaban las actividades mercantiles con elexterior tena su contrapartida en la rigidez con la q.,"-r" ..grr_laba el resro de la economa. una de las"bases de h ffir.idadcomercial de la Repblica radicaba en la alta caridad i" ,., p.o-duccin industrial lo que requer'a de un sinfn de sistemas de con-trol sobre la elaboraci, delos productos. Las autoridades muni-

    cipales eran las encargadas cle ialir e' clefensa cle lo.s ,fr"rrrl", upesar de la obstinarin con que rimitaron su participaci'r, en rosgobiernos locales. En este r"riid,r, estuvieron atentas a emitir medi_das para entorpecer el desarrollo de la industria .r.ul, u dictarun ab.ukadg-.1.1po de ordenanzas clestinadu. u ..grlol .l ,u-u_o y la calidad de los productos, ftjar los ho.a.icrs de trabajo,controlar los salarios y ofiecer subsid"ios en caso de necesidad. Escierto que algunas industrias nuevas, como el refinado cle azcaro la produccin sedera, se mant.vieron al mar{Jen der sisterna gre-mial. Pero, an as,.las r?m-as ms importort.i,l" la procluccin,como el sector textil de la lana, ra const.rccin nav y la ind,s-tria cervecera, B=ozaron siempre de la necesaria protecin y a lolargo. del siglo xvtt muchas crtras reas i,clustriares se e,cuadra-ron_dentro del rsimen corporativo dominante.

    l'os inte,tos por parte cr los trabajadores de unirse en def'e,-sa de sus intereses y en clemanda d aumentos salariales r deuna disminucin de ra jornada rab.ral fueron cortados cle razpor parte de las autoridades municipales y las escasas huelgas quese produjeron se reprimieron con ^durea. como c,rnt.ala.ticlalas ciudades emitieion reglamentos clestinados a controlar rosprecios de los alimentos cl primera necesiclacl mecliante el esta_blecimiento de topes mximos sobre el cosre del p.; y obli_gacin, en casos de caresta, de poner en distribuci el trigoalmacenado por parte de los espculadores.,

    Todas estas prcticas regulaoras no eran muy cliferentes delas que se llevaban a cabo -en el resto de los srt;, ",r.op"or.Sin embargo, los gobiernos urbanos y provinciales no ,.'.orr_

    'tentaron con aplicar una regislacin .d.r.u e inflexible sinoque se mostraron extremadarnente eficaces a la hora de aprobar

    medidas destinadas a ra promocin de ras actividades ecnmi-cas,. al impulso de los intercambios y al estmuro de la creacinde instituciones capaces de reducii cre un modo considerableros costes de transaccill..

    Ya desde-el siglo xttl la agricultura neerlandesa se vio benefi_ciada por el desarrollo de un imponente sistema de polders, aiq,,.,

    y drenaje cle tierras que permiti ganar nuevos srtelos al cultrvo.tlrru.,t" la primera mitad del siglo xr,,lt dicha actividad volvi aconocer un importante impulso. Entre 1590 y 1640 se recupera-ron ms e A.OOO hectreas de terreno y la desecacin delBeemster, apoyada clesde el gobierno por Oldenbarnevelt, trans-fbrrn consderablelnente la economa del norte de Holancla. Lapoltica de obras pblicas requera la colaboracin de distintas.i.,du.l"r y fire finnciada casi en exclusividad por inversores pri-vados. La formalizacin de una impresionante red de cnales(entre 1632 y 1665 se crearon nada menos que 600 nueos kil-metros) permiti un consistente descenso en el coste de la cir-culacin cle mercancas a pesar del mantenimiento de altos pea-.jes internos, sirvi para clinamitar el comercio entre las distintas'reas de la Reprbliia. l,a calidad de tales rutas fluviales fue el frrn-damento par poder institucionalizar un revolucionario sistemacle trarrspirrtes cot1 c

  • lladas con er ore.cio de ros producros as como gacems semanares; Li?iJ se' in rorm a b,'Jh;;i .L uoo a" ro,",* nlli'po r, ti.o,c u r a b re

    ",

    r ; ; p;ilTiil :iT: ;l ?J::,TJH [:I*,,: i:"#al respecto cmo, sobre l" ;;.;;:Morineau.roe.uao..".,..dI";;;,:il::,iT:.Hff ::i#::i.JHamilton

    "., ,oiro a la entiaaa-J"-rrr"rut., p..;;;;;; ur.opu.El mundo cle Ia botsa f". ;;;;;J;;r" descriro porJoseph pensode La vega. un iudo *efa.doii;;,;;",. en Amsrerdu_, qr. .nI688 pubric un"riuro

    ."J";;;;;"n'.rr,.runo bajo er sugerenrettuto de c onfusi.n a3 rr"" ri"i,' ;; ;rr:r rrr;r;: ;r;; "ii, *0, ",TtJ; ff #:: :,i,'r d i s cr e o v' u' n-' oi J o n , t o eru rti t o, i ul,' i, n o n t

    su enrcdo. L, fi.brr"r. su origen, su etimo.loga., ,u ,roi,iol,"i, uogo,

    :: f;si."# # t+"TiJn: ";:i jx,IT fji:: *:::dedichas;,;;;:,mllH::,J. 3,1.J"1,,,1iti';*iffii;millones de florines' r" q"I rr.iJ''r,,, poa.res pbricos a inrer-venir para poner coto a una ,itru.i, que se haba convertidoen alarmante. La conocida.o_o .,,riipomana, haba arruinado

    ;."il ::T":if ;::.::tTll t': p'o'"d"| t"s de los "t.ut* -.aio,r"*"."i.r.-:;:i,y" para aler.rar de los peligros q". ""*n"U"que acabaron Dor

    Inseguro mundo de los gtu"nd"r'.o-"..iun,",, _;;;i;f

    ;;,-""opolizar tates activirtades.ms,igninc.;i;;,:'.:*lJ::f#X::,:f

    ,::r:f ::,i;,J[#.:l;en las principales ciudades ;";;;;1", de bancos pblicos; prue_,?: :i:H::;" :i f"#J*i:JHj,' au,oridde, -,ni.ipu-lar los cambios , ;.;;;:; ;"' j:i,:|f".'as con objeto de regu-r;;,;##:1;H1:i:.ia;,1,1i:1,,1"J:,T:[.*:ii:::polio de las operacione-s de .u-nit ol.tu.ro lo q,e.iunt. ar tr-fico de translerencias de una cuer)la a (il :i I [X [,::J ;; I s u ru n c i n il ; :;TJ, l' i : ";l,|.::J'l l,Xl:enconrada,"..,t"rl","o"i"lil'.,1'.?:".Tr:,i35t*"h*:f;X*y ata Compaa de,ras'rndi;r-;i;;r, lu.,"."ridad cte man_tener la fiabilidad de sus f""a", ;;;;:::g:" tipo de prcticas a" ._*#;.Y"" no se aventurase enpr s tam o a par ticurare s. Er n m e;; "' -:,1.",] H:T:;; :T,:Hrl:Ios 2'698 en I70r y en sus arcas deposiraban sus fondos crienres

    rs pRo\4NCrAS uNTDAS yLA MoNAReua nrspNlca (ts88-1702)riNA rlF,pBLIOq. DE MERCIADERES 45

    lrolandeses y extranjeros, entre estos ltimos, miembros de Iasrrrs importantes familias nobiliarias de toda Europa'

    nl bu.r.o de Amsterdam se constituy en uno de los factoresrlecisivos a la hora de convertir a la ciudad en el ms poderoso('ontro financiero del mundo y era una prueba fehaciente der.rimo la intervencin de los gobiernos urbanos facilit la agili-

  • 4746 LAS PROVINCTAS UNID,\S yLA. MONARQUa UrspNlcx (1588_1?02) IINA REPURLIC]A DE MERC]ADERT]S

    unidas como potencia martima e industrial no comenzara hastael estallido de la guerra de los Nueve Aos, en 1689, aunque hastabien entrado el siglo xvrrr la Repblica conservara una posicinde primer orden en el comercio internacional.

    El cuadro i,terpretativo de Israel y su dura crtica contra elmodelo braudeliano de lctngue duree, que fija el inicio de un perio-do de contracci. general en torno a 1650, han siclo acogidoscon bastante recelo entre los especialistas en historia econmicade las Provincias IIniclas. En un reciente trabajo deJan de vries yAd Van der Woude, sobre la que viene definidu .o^o .primeraEconoma Nlode,ra", se advierte que el influjo de los componentespolticos en la coluntura econmica deriva nicamente de su ubi-cacin en el inici. de un larg. periodo de cada de precios hacia1663, que corre paralelo al cese del auee demogrfi.o experi_mentado hasta el rnomento por la Repblica y qu ponrira fin ala edad dorada de su economa iniciaa en torno a 1580. El pre_tendid. periodo cle crisis del esquema de Israel, entre 1621 y to+a,sera por el contrario una fase de imponente desarrollo en l infra-estructuras y de expansin agraria y mercantil dificilmente afec-tada por las rnedidas coactivas dictadas desde Madrirl.

    Aunque consideramos que es arriesgad.o minusvalorar el posi_tivo reflejo que para el comercio de prod.uctos de lujo ,r".ilur_ds y el fbrtalecirniento de Amsterdam como me.cad.o mundialde metales precios.s se deriv de las buenas relaciones con laMonarqua, no es nuestra intencin profundizar en dicho deba-te. A lo largo del presente apartado nos contentaremos conefectua' un anlisis sectorial sobre el desarroilo de cada una delas ramas principales del emporio neerlands para concruir conunas apreciaciones generales sobre los que, a nuestro parecer,fueron los motivos, tanto exgenos com endgenos, que estu_vieron en la base del posterior desplazamiento e ra Repblicacomo primera pot.encia comercial.

    6.1. La demogru,J,a

    En su momento de mayor expansin, a finales del siglo xvtt,la poblacin de las Provincias unidas se mantuvo por dajo delos dos millones cle habitantes. su ciclo demorfico era elcaracterstico de los regmenes antiguos con altas tasas de nata-lidad y de mortalidad (debido ms los negarivos efecros de lasepidemias que al impacto de las hambrunas) por lo que una parte

    considerable de su crecimiento vena proporcionado por la rnasr-va llegada de emisrantes atrados por la buena coyuntura eco-nmica que atravesaba la Repblica. l,as rlif'erencias entre las pro-vincias del interior, con un irecimiento bastante ms moderaclov un predominio de la poblacin rural, y las provincias martimas'i;;;,^ alta tasa de iniremento y un impertt.so proceso de urba-nizacin, no eran ms que el reflejo cle las disparidades econ-micas entre ambas zonas geogrficas'

    n"laprovinciadeHolanda,ncleocleldesarrollodelaRe-nblica, .i u.rg" demogrfico experimentaclo a lo largo del sigloI* ," ir,.ibuy de .rrimoclo equitativo entre los mbitos rural yurbano. No obstante, a partir d mediaclo de la dcada de 1570';i;;;..r" de *rbanizacibn fue la t,ica doninante y hacia media- "t siglo x\{t en torno al 6O7o de la poblacin holandesauiru .r, la ciudades y tenda a concent.rarse en no menos cle 10srancles cen(ros trrbinos. Mietrtras qtle etl el tlt.nlenlo previ. at-."u,,"t,, colrtra la Monarqua Hispnit.a Holanda se di[crerr-.iubu .t" Flandes y Brabante por la inexistencia de grancles aglo-..u.i,rrr.r, u pu.ii. cle ese milmento ciuclades como Arnsterdam'Leiden, Rotteidam y Haarlem se convirtieron en los principalespolos de atraccin y a finales del siglo siguiente todas ellas supe-il;; l,-rs b0.000 habitantes. El caso m' sobresaliente es el deA*rt..du-.En1560supoblacin,entornoalos2T'000habi-iur-r,"r, era todava menor que la de ciudades como Malinas oii.":.i para 7672 rlicho nmero haba alcanzado los 200.000 y;;;,.'-"cho, 1a ciudad ms poblacla de las pro'incias unidas.- 'df

    auge de Amsterdam, to'I}o el de la provincia de Holanda"r,

    ,., .o.rnto, no se deba tan slo al crecimiento natural de lapoblacii sino que, como hemos indicado, pro-ceda fundamen-ialme,te de la masiva afluencia de emigrantes' l'as zon'as .rralesy fr""i"cias del interior de la Unin constituyeron siempre elgr.l.ro rle los nuevos llegados' Hasta la dcada de 1620 la mayor|".," a. los emigrantes frneos proceda de los Pases Bajos meri-dionales, en especial de Amberei y de los grandes ncleos inclus-trialesflamencos;stosserandesplazadosduranteelrestodelacenturia por la masiva llegada de alemanes, escandinavos y' enmenor

    -.didu, ingleses. A finales del siglo xvtl la Repblica reci-bi la ltima gran"oleada de emigrante's extranieros con el arri-bo de unos 4d.000 hugonotes procedentes de Francia'

    El flujo migrato.i se carcteriz por su heterogeneidad'1.rr u .r'rru placin que se desplazi a Holanda en busca cle

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  • 48 r-AS prlo\rNcrAs UNIDAS yr-A MoNARque utspNtc. (1588-1702)

    mcjores saiarios y de posibilidades de promocin, otros gruposvcnan atrados por las mayores cotas de libertad que existan enla R.ephlica para la prctica de sus respectivos credos (comoevidencia la importante comunidad juda) o por las facilidadesoLorgadas por las autoridades municipales para la instalacinde sus ernpresas. De este modo se asentaron en las ProvinciasUnidas un gran nmero de artesanos especializados y de fami-lias con imponentes capitales y con importantes redes comer-ciales que dotaron a la economa de la Repblica de un impul-so considerable y abrieron su campo de accin hacia nuevos reasgeogrficas y hacia el control de nuevos productos. Los altos nive-les de urbanizacinjugaron asimismo un papel crucial en el pro-ceso de concentracin econmico y permitieron al gobiernotasar un rnayor nmero de bienes tanto de produccin comode consumo, algo irnposible en una economa puramente agra-ria.

    6.2. El sectar prima,rio

    Arn as, no deberlos minusvalcrar la importancia clel sectorprimario como una de las causas fundamentales de la prosperi-dad de la Repblica. Al igual que ocurre en eI mbito demo-erfico, conviene subrayar la existencia de dos economas condiferentes niveles de desarrollo en el seno de las Proncias Unidas.En los territorios del interior se mantuvo el modelo de agricul-tura extensiva y tradicional cuya produccin iba destinada prin-cipalmente al autoconsumo. Un sistema de explotacin con bajosrendimientos y escasas innovaciones tcnicas condicionado porla mala calidad de los suelos arenosos, por el escaso desarrollourbano y por el predominio de la nobleza. El grado de moder-nizacin de dichos territorios vari en relacin a la distanciaque los separaba de la provincia de Holanda. De este modo enalgunas reas de Utrecht y de Geldres, su cercana a los mer-cad,rs holandeses favoreci, en torno a la dcada de 1630, la difu-sin de cultivos ms novedosos como los del tabaco. En el restode tras provincias del interior el nico impulso para un aumentode la produccin radic en la presencia de importantes guarni-cirnes militares y en la demanda procedente de los desoladosterritorios alemanes. El final de la guerra de los Treinta Aos aca-rreara, por lo tanto, la interrupcin de uno de los pocos est-mulos para el aumento de las tierras arables.

    IINA REPBLIC. DE MERCADER'ES

    En las provincias martimas, los cambios econmicrs acaeci-,r, u lo largo de los siglos xvl y IVII permitieron el desarrollorle una agricultura .rp"?idi'uda destinada en su mayor parte alrnercado. Dos motivo's principales estn en la orige" 9: .1ith"rnodernizacin: los i-pottu'i"s excedentes de trigo debido alcontrol holands del co'mercio de cereales con el Bltico; y el ace-i".;" proceso cle urbanizacirn con la consiguiente demandade productos agrarios ms diversificados' Ambos factores moti-varon a los campesinos holandeses a dedicarse preponderante-mente al cultivo de productos con un mayor valor en el merca-" f . i"""ducir tcnicas de explolaclgn ms novedosas medianteel uso de fertilizantes naturals (facilitado por el alto grado cleestabulacin) o el recurso de cultivos alternos que p-ermltreronalcanzar los rendimientos ms elevados cle Europa' Junto a lasolantaciones de soia, jrrdas o guisantes' los agricultores estuvic-i;;';;"^ .Ji. io .-ua de producros destinados a laindustria textil corno el camo o el lino' EI aumento del nivelJ. tiJ" y ei sofisticado sistema de transportes.estimularon asi--ir-o l amplia difusin de la horticultura' El importante

    desa-

    rrollo del consumo de carne o de derivados lcteos como el quesoy^i^

    ^."r"quilla favoreci, por,ltimo' la consolidacin de la

    ;t"rT11',':",L:ilx*;:#:t:il'3i .uo,uo aumenro en er pro-

    ceso de desecacin de tierras ponen de manifiesto los altosbeneficios que deparaban las inversiones en el sector primario'Ahora bien, suscribimos la opinin de Van Zanden cuandoseala que Ia aparicin de un agricultura altamente especiali-,uauysfrsticada acab por actuar como un elemento retardatarioen el desarrollo econ-ico de las Provincias Unidas al obstacu-lizar la aparicin de una manufactura rural lo bastante fuerte;;;" paia acabar con el predominio de la encorsetada y reula-mentada industria urbana'

    6.3. El sector secundario

    Como ya tuvimos ocasin de sealar' el sistema gremialregulabad.unmodoest'rictounsectorsecundarioaltamentecualificado y con un elevado nivel de especializaci.n'^A finalesel siglo xl alrededor del |Vo de la pobiacin de las ProvinciasUnidis (unas 100'000 personas) trabajaba como empleada fija enfu, pri.t.ipules industrias urbanas' Datos que en la actualidad pue-

  • den parecer irrisori
  • 52 r-A.s pRovrNCrAS UNTDAS yr_A MoNAReue rrspNlca (158&1702)jadores y, a lo largo del siglo xttI, llegaron a construir ms de150 navos de gran calado y 217 d,e menores d.imensiones.

    El sector industrial que ocupaba a un mayor nmero de tra-bajadores era, al igual que en el resto de Europa, el textil. Eneste mbito, la llegada de los emigrantes de los pases Bajos meri-dionales supuso un impulso considerable en la calidad y varie-dad de los productos elaborados. El aumento demogrco delcentro paero ms importante de la Repblica, la ciudad deLeiden, ilustra con claridad este proceso, al pasar de 15.000 habitantes en 1570 a ms de 70.000 en su momento de mayoresplendor, en 1671. En un principio, Leiden concentr su acti-vidad en productos de baja calidad como las sayas; pero a partirde mediados del siglo xrtl se produjo una importante transfor-macin hacia la elaboracin de tejidos de alta calidad como loslahens y los camelotes. La paz con la Corona espaola dio alas ala concurrencia de la industria textil de Flandes y Brabante.Mientras que los productores de lino de Haarlem fueron inca-paces de superar la cada de las barreras aduaneras y se vieronrpidamente desplazados del mercado por los paos elaboradosen Gante o Audenarde, en Leiden se verific un proceso de recon-versin industrial en beneficio de los productos de lujo. Er finalde la guerra con la Monarqua Hispnica permiti a los .ome.-ciantes neerlandeses controlar las cuatro quintas partes de lasexportaciones de lana merina espaola lo que estimul el desa-rrollo de la produccin de lakens, a su vez el conflicto entre veneciay el Imperio Otomano, entre 1645 y 166g, y la mayor seguridadde la navegacin neerlandesa en aguas med.iterrneas giacias alas buenas relaciones con Madrid, permitieron a la Rpblicamonopolizar las partidas de mohair turco lo que impuls la pro-duccin de camelotes.

    La especializacin en una manufactura sofisticada y destinadaprincipalmente a un mercado restringido pero con altos benefi-cios fue una de las caractersticas principales d.el sector textilneerlands. se estableca, de este modo, una diferencia sustancialcon la produccin inglesa que prefiri concentrarse en la elabo.racin de las new drapries, menos costosas pero con mayores posi-bilidades de desarrollo y con un mercado considerablemente msamplio La importancia que adquiri a lo largo de la segunda mitaddel siglo xvII la industria de la seda, gracias al controide ra mate-ria prima procedente.de Persia, India y Sicilia y al aporte tcnicofacilitado por la masiva llegada de emigrantes hugootes a partir

    uNe nnpsllcA DE MERCADERES 53de1685,esunejemplomsdelatendenciahacialaproduccinde calidad qrr" t experiment en las Provincias Unidas'

    Otra c#acterstia del sector secundario neerlands -y queSe encuentra estrechamente relacionada con la importancia cre-ciente del comercio de lujo, el acceso privilegiado a una ampliatipologa de productos Coloniales y la masiva llegada de una.irig.Jcian eipecializada- es el impulso experimentado por laindristria del procesado y acabado de productos como el refina-do de azicar)el tallado de diamantes o la industria tabaquera.por ltimo conviene mencionar la posicin de primaca qrre laRepblica ostent en la industria cervecera y en la produccinde ginebra as como el auge experimentado por otro tipo de pro-drritos destinados al poderoso mercado urbano como las cer-micas de Delft y la industria papelera que facilit el extraordi-nario desarrollo de las imprentas'

    En conclusin, nos enonffamos frente a una industria sofis-ticada, con importantes innovaciones tcnicas pero sin la sufi-ciente capacidid como para provocar-transformaciones revolu-cionarias en los mtods de produccin que mantuvieron uncarcter preindustrial. una sector secundario que gozaba de lasventajas que le proporcionaba el control privilegiado de materiasprims d todo tipo y que a su^vez permiti al emporio comer-cial neerlands minrenr una fuerte presencia en los lucrativosmercados de productos de lujo y reforzar sus lazos con otras for-maciones sociales precapitaliitas cuya demanda determinara Iaespecializacin en una pioduccin de alta calidad. La necesidadde mantener rigurosos controles sobre eI tamao y la medidade los productoi exiga importantes sistemas de regulacin quecuadraLan a la perfeicin con el sistema gremial existente que,lejos de debilitarse, recobr un nuevo vigor'

    6.4. El comncio

    Hasta el momerito, hemos podido apreciar cmo el desarro-llo de la agricultura y de la industria neerlandesas se vio amplia-mente inftluido por el espectacular crecimiento del comercio yde la navegacin. Los fundamentos de la primaca mercantil delas provinclas Unidas reposaban en el control alcanzado a Io largodel siglo xVI sobre el mercado de productos pesados.medianteel intrcambio de mercancas blticas, en especial trigo y per-trechos navales, con productos agrarios procedentes de Francia

  • tr\s pRovINCTAS uN-rDAS y r.{ MONARQUA Hrsp/iNro\ ( I 5tt8-l 702 ) 55I N^ IIF]PBLII,A. DE MERCADEI{ESy clel rea mediterrnea, funcramentarmente sal y vino. Er grarrnmero de embarcaciones dedicado a este tipo de comercio ylas ventajas que acarre para el fortarecimientc de la marina mer_cante de la-Repblica aclaran el por qu los .orr,._porarr"o. ,.,referan a dicha actividad con el ilrrttiro apelativo,de .,.,r_"._cio madre". Todava en 1673, el enviado espaol .r, I-u Uuyu,Francisc. Manuel de Lir: p.na de relieve tu irrrpo.rrcia dedicho com.ecio pa-ra la Rprblica cuando afirmaba err unacarta remitida a.arlosII -...por ningn otro punto pure,len'ser msaprelado.s los holanrlescs guc pur el mrrr'itt,o q'u, or rL go,r;,,;,to_.Ahora bien, como a certaao a searal rr.;;i;""':;;'b,-,orr"-no no es suficiente?ara explicar Ia heeemona rnercantil de lasProvincias Unidas. E-n su ofi'in, lo verdacler"arlente revol,cio_nario fue el hecho de que los cornerciarrtes neerland.r., tt.gu_sen a controlar ieualmente, a parrir de la clcad, " iSgti,

    "ii",ramas ms lucrativas del comrci. inter,acio,al, e, "rp..ior .rcomercio de productos de lujo. un cornercio que hasta el'r-'or,.r-r-to recaa entre las manos cle Arnberes y cle purt,r, itutiurr,rr-como

    venecia o Gnova y que te,cli a cocentrarse en la ciudad deAmsterdam que se benefici enormemeute del cierre de lanavegacin e, Ias bocas der Escarcla. por primera vez en la his-toria, una pore.cia mercantil c,nsegua ir;";;. _r'ir_',n',,,

    .,,dos mbitos comerciales diversorJrit.ru.ir, q.r" p"..rriil .tdesarrollo de una inclustria de proesaclo capaz d" irf...". p.o_d,ctos elaborados de arta calidad y origin una serie de cam-bios. sociales que sirvieron para refo.zar a la lite mercantil y con-vertirla en un. grupo cada vez rns restringid; y ;;;;t;d"El comercir pesado operaba con me.crrcas de esso valor,que necesitaban de una menor corlcentracin de .opitui.. y a"l:merosos, barcos pero escasamente protegiclos. El clmercio deluJo' por el contrario, requera de rnasivaslnversiones debido aralto precio cle las mercadras y a ra necesidad de proteccin ctieexiga s.u rransporte. Dicho tipo de transaccion., p.r.liu ,..afrontado tan slo por un p.q.r",, grupo de mercacleres extra_ordinariamente acaudalacto ion los suci,invertir ruerres .u,ritua", de capitar

    ""Tjt:[:H:"::"jii: i,Hgo' De este modc, el conrrol a tos intercamios de lana espa-ola a parfir de mecliados del siglo xvtl .ecay entre ras rlarosde nrenos de cliez firmas y para l comercialiacin cle tales par_ticlas ,o fue necesaria ms q,i" ,r, dece,a cle embarcaciones anua-les' El escaso nmero cle barcos emplea.os era una de las ca-

    r:rr.tersticas fundamentales del comercio cle productos de calidad,,nrnque conviene recorclar que dichas.embarcaciones constaban,1., ,r'r, rnayor calaclo y de una tripulac.in ms numerosa que las( rc- se ven invohr..du, en el cohercio a granel' El elevado

    valor,i,, Ia.a.ga exiga unos altos niveles cle proteccin' por lo que lost,.-o, ai'rporlr"t de un sran nmero de caones y realizaban elviaje escoliados por .rrru.."tiones de guerra caPaces- cle prote-*.'r''to, clel ataqu de los piratas o de 1as-agresiones de.

    los enerni-']"t a" la Repblica. Es cierto que el eftcaz sistema O" ::"1:I::Ionsigui ...,cir el coste cle los sesuros de via-le y se constrtuyoc.n una ventaja comparativa corl respecto a idnticos sistemas de,*u.g..iOr, .rltitiru, por Ios rivales ingleses y franceses' Pero eIrnantenimientodet.r-,ulo'cotasdesesuridadexisaelevadoscos-,.., f ."r,ringa todava ms e I grupo cle mercaderes con losrecursos sul-rcientes para involucrarse en tales transacciones'

    I)esde ,rn p.rnto'cle vista cuantitativo resulta evidente qrre elnmero de navos declicado aI comercio pesado era incompara-blemente superior al de aquellos que trallcaban con productosde Iujo. No bstante, sus bneficioJ eran inf'eriores y su impactoer-r el'cles:.r.ollo clel sector industrial escaso' Adems' en una socie-darl fertemente

    -ierarquizacla resultaba bastante ms prestigio-so el estar cofi]prometirlo en el comercio de caviar ruso o dep.J.r.,ot .olorriule, que el cledicarse al intercambio de cerea-les o de sal. La tr:rnsformacin operada en el comercio de laRepblica sirvi, por 1o tanto, para reforzar el proceso de oli-galqrira.in de su clase dirigente y para crear un foso entre mer-.u.., niodesttls y ricos htlmbres de negocio. . ,

    El pr'

  • 5756 L.AS pRo\rNCtAS UNIDA*s yIA r\4oNARqu. HIspNrc,n (lbt8_1702)fenmeno que poda servir para enriquecer todava ms a los patri-cios de las Provincias Unidas al igual que lo haba hecho una cen-turia antes con los mercaderes de Amberes; pero un proceso dereconversin que restaba importancia a aquellos mercados quehaban dotado de mayor singularidad a la sociedad de la peque-a Repblica y que haban permitido la expansin de sus acrivi-dades mercantiles: el control de los mercados de masas, menosIucrativos pero con mayores posibilidades de expansin.

    Hacia mediados del sislo xvll el rico emporio comercial neer-lands maniobraba con una variedad imponente de productospero comenzaba a dejar en manos de sus contrincantes britni-cos la distribucin de paos de baja calidad al concentrarse enuna produccin industrial de lujo, al mismo tiempc-r que susmercaderes se desinteresaban del comercio de sranos y centra-ban sus esfuerzos en otros sectores ms enriquecedores. Eldeclive del mercaclo de la sal a finales del siglo xvrr, que fueconsiderado siempre colno uno de los productos estratgicos dela economa de la Repblica, as lo pone de manifiesto. En l66gy 7671, despus de arduas negociaciones, las Provincias Uniclashaban conseguido arrancar a Lisboa un acuerdo por el quePortugal otorgaba a los mercaderes neerlandeses una posicinde monopolio en la comercializacin de la sal de Setrbal, fijan-do las cantidades anuales que se podran extraer y el precio delas mismas. Un triunfo diplomtico que no se pudo explotaraclecuadamente ya que los mercaderes cle la Repblica se mos-traror] incapaces o, mejor dicho, no parecieron lo bastante inte-resados por hacerse cargo de Ia distribucin de un productoque aportaba escasos beneficios.

    La paz de Munster con la Monarqua Hispnica tuvo por elcontrario consecuencias revolucionarias en la estructura del corner-cio de la Repblica. Madrid pudo mantenerse frrea a la hora dedenegar el acceso a los yacimiento de sal de la costa venezolanaen Araya y no cedi ante las presiones destinadas a exigir unadisminucin de las tasas sobre las salinas de Andaluca. La sal noera el producto que a mediados del siglo xvII interesaba ms alos mercaderes de Amsterdam. La Monarqua catlica ofreca otrasventajas bastante ms sabrosas y stas s que fueron explotadasde un modo sistemtico. La experiencia del periodo de expan-sin comercial de los aos de la Tregua pona de relieve losbeneficios que se podran derivar del buen entendimiento conel rey de Espaa. A los 13 das de ratificada la paz de 1648, la

    I{eprblica erigi una extensa red de cnsules comerciales en losprincipales pi".tot de la Monarqua con objeto de sacar prove-irr" la fiima del tratado. Poc

  • 58 rAS pRovlNClIAS ITNIDAS y tA MoNARQU, nlspNtcl. (158u-1702)

    mas relaciones diplomticas con ia Monarqua a partir de 1635.junto al comercio oficial, los comerciantes de la Repblica recu-rrieron a una multitud de subterfueios para etar el pago de losimpuestos aduaneros y, gracias a la accin de intermediarios espa-oles y a la presencia en las aguas de la Baha de Cdiz de un grannmero de embarcaciones en los momentos previos a la llegada vsalida de los barcos de la Carrera de Indias, consiguieron sacarpor alto nuevas partidas de metales preciosos que se rernitan aAmsterdam en Ia conocicla corno

    "flota de la plata compuestapor unos 10 20 bajeles. Su ar:tivt participacin en el comercioamericano a travs de Andaluca explica que en ms cle tlna oca-sirn sus barcos de guerra saliesen en clef-ensa cle las Flotas y ()aleonespara evitar todo posible ataque britnico o francs contra los rtis-mos ya que, conro apuntaba utr rninistro del rey de Espaa,

    "rzoson tneirlos intqesados en el feliz arribo d,e lt.s Galon,es que b es Su Maiestad.

    Los acuerdos de Westfalia fljaron p()r vez prittrera utr rcpar-to de zonas de influencia en el mbito colonial con un recol)o-cimiento mutu() cle los territorics que cada un:r cle las poterrciasposea en Asia y Arnriczr clclncle se mitntetla en vigor el regi-men de rnonopolio comercial. [,a Monarqua Hispnica lclmitalzr presencir neerlandesr en Brasil, la (losta Salvaje (Ci'uyana) yen algunas islas del Caribe cle las que CiuraEao era el principalasentamiento. Adems, por el artculo 23 del tratado sc abra unapuerta a la prctica del contrabrnclo al aceptarse que las ernbar-crciones de la Repblica que se encontras(tn en dificultacles poravera o tempestad podran recalar en los puertos hispanoame-ricanos. Con la paz cesaron las continuas agresiones llevadas acabo por Ia wc en las Indias espaolas desde su fundacin en1621. El fracaso del designio brasileo

  • 61LAS pRovrNCrAS UNTDAS yt.A MoNARque ulspNlcir (1588-1202) uNa n,psLrcA DE MERCADERES

    costas de la Inclia y de las islas crebes durante la dcada de1660' Los sucesivos ataques contra las Filipinas no dieron resul-tados tan favorables y cesaron definitivamente en 1649 un ao des-pus de la publicacin de la paz con la Monarqua.

    Los intercambios con las Indias orientares requeran de impor-tantes partidas de metales preciosos pues durnte el siglo xvrrlos europeos fueron incapaces de situir sus productos m"anufac-turados en dichos mercados. Este dficit de plata, que se acen_tu con el cierre de los mercados japoneses en 1668, se vio sub-sanado, en buena medida, gracias af creciente control por parteneerlandesa de gran parte de la plata americana por que lasbuenas relaciones con Madricl siivieron para fortilecer la posi-cin de la VoC en Asia.

    La llegada de los convoyes procedentes de las Indias orientalesconstitua un acontecimiento. de primera magnitud en laRepblica. sus ricos carsamentos provocaban uria convulsinen la Bolsa de Amsterdam donde la evolucin de las acciones dela voc apareca como uno de ros mejores barmetros para cono-cer la situacin poltica de las provincias unidas. El peso cuali-tativo de este tipo de intercambios

    -funclamental a ia hora deabrir el acceso a nuevos mercados- no se corresponda con sureducido valor sobre el comercio total de la Repblica. segnlos datos ofrecidos por steensgaard, mientras que er volumentotal del comercio neerlands con Europa alca26 hacia lz00los 130 urillones de florines, las importaci,ones con Asia tan sloascendieron a unos 1B millones y las mercancas procedentesdel rea atlntica se limitaron a poco ms de dos millones.

    En efecto, el trfico con Europa constituy siempre el grue_so de las transacciones mercantilei de la Repblicu. o

    ", i"..-

    sario volver a insistir sobre la importancia de los intercambioscon el Bltico y con la Pennsula Ibrica. otra de la claves delemporio neerlands radic en su activa presencia en el rea medi-terrnea, la conocida como ruta del Estrecho o straatuaart. Enopinin de Braudel la entrada de los mercaderes de la Repblicaen esta zona estuvo ntimamente ligada a la demanda d granodel norte de Europa por lo que la diiminucin de la misma par_tir de mediados del siglo xr,,rt acab con su papel preponderan_te en detrimento de los hombres de negocio ^britniios. Dichavaloracin no cuadra con los datos sobrelo. qrr. disponemos entorno al trfic. portuario de Livorno o cle Gnova ni con lamasiva presencia neerlarrdesa en el comercio del Levante oto-

    mano durante la segunda mitad de dicha centuria' De nuevo enel mercado mediterrneo los efecto positivos derivados de lapaz cot^t la Monarqua Hispnica se hicieron notar de un modoispecialmert" ,.rrribl". Labuenas relaciones con Madrid no slofacilitaron el acceso a los amplios caladeros de los que disponala Corona a Io largo cle toda la cost.a occidental, sino que per-mitieron un mayor control de las cantidades de plat'a necesariaspara traficar.., io, puertos del Imperio otolnano y dieron el nece-sario impulso a la produccin de lakens de Leiden que eranrn.ry up...iados en tales mercados' La reconversin hacia un.o.r.io de productos de luio, de entre los que las especiasasiticas

    "rur, ..ro de los objetos ms demandados, fue un fen-

    meno especialmente sobresliente en aguas del Mediterrneo. Elg.an nmero de convoyes que operaban en esta zona' los estre-chos contactos con firmas iialianas que como las de los Ferroni'los Tensini, los Guasconi o los Parenti mantenan una represen-tacin permanente en Amsterdam y las redes comerciales sefar-ditas dispuestas en ciudades como Livorno o Esmirna permitie-ron a loi neerlandeses rivalizar e incluso superar a los inglesescon extrema facilidad al menos hasta finales de la dcada de 1670'

    EI enfrentamiento mercantil con Inglaterra no se limitaba alrea mediterrnea sino que se extenda a la prctica totalidadde los mercados .r, .rp"iul al Bltico, frica, el Caribe' Norte-amrica y las Indias Orintales. La aplicacin por parte de Cromwelldel Act de Navegacin de 1651, por la que se estableca quetodos los p.oducts que entrasen en Inglaterra deban procederdirectamnte del pais productor y ser transportados en barcosingleses o del lugai de brigen, no era ms que una medida pro-telcionista destinada a ersionar et papel de los neerlanrlesesComoredistribuidoresdemercancas.Elestallidodelaguerraentre ambas potencias comerciales al ao siguiente

    -supuso gra-ves prdida, pur, las Provincias Unidas p,ero puso de relieve el

    "r.uro valor que tenan los mercados ingleses para el fbnciona-

    miento de su emporio mercantil' Adems, pol-lu paz de Rreclade 1667, qrr. pr.io trmino al segundo conflicto naval entreLondres y il^;uHuyu,los neerlandess lograron que el hinterlandalemn fuese considerado como parte integrante de la Repblicapor lo que sus comerciant.r p.rdi".on introducir libremente losp.odr.io, del rea renana en los mercados ingleses; y no olvi'd.*o, que el trfico fluvial con el Imperio constituy siempreuno de los sectores ms lucrativos del comercio de la Repblica'

    I

  • 6362 IAS PRO\TNCIAS UNIDAS Yt-A. MONARqUE grSPNIC.r (158&1702)Si las medidas proteccionistas britnicas no supusieron un

    impacto demasiado negativo en el conjunto del t.ifico comer-cial neerlands, no ocurri lo mismo cuando fue Francia la quese decidi a romper su dependencia con respecto a los hom_bres de negocio de la Repblica. Tuvimos ocsin de subrayarla agresividad con la que el gobierno de las provincias unidasrespondi_a la guerra de tarifas emprendida por colbert entre!66+ y 1667 con objeto de paliar el clamoros desequilibrio dela bala"'za comercial francesa con respecto a sus vecinos septen-trionales. A cambio.de importantes partid.as de sal, vino, bndyo tejidos de seda, el inmenso mercado francs, en especial la masi-va demanda de productos de lujo por parte de su poderosa aris-tocracia, constitua uro de los mayores atractivos para el empo-rio neerlands. Las importantes colonias de mercaderes d laRepblica en ciudades como Rouen, Marsella o Nantes eranuna prueba del dominio que sus hombres de negocio ejercansobre las transacciones francesas, lo que unido a lal fuertei inver-siones de capitales destinadas al desarrolto de refineras de azi-car o de fbricas de p-ap9l prrede explicar la conmocin que supu-so el inicio de un periodo de continuas hostilidades miliiares conFrancia a partir de 1672.

    6.5. Elfinal de la hegemonaDesde mediados de la dcada de l5B0 y a lo largo de todo el

    siglo xl'rt, las Provincias unidas consiguieron convertirse en laprincipal potencia mercantil y naval de la poca gracias a su domi-nio sobre el comercio pesado y al creciente control sobre el tr-fico de productos de lujo a escala mundial. El puerto de Amsterdamlogr concentrar una imponente cantidad de mercancas d.etodo tipo y cont con los suficientes recursos para transformarseen el mayor centro de almacenamiento, procesamiento, redistri-bucin y venta de productos. El poder de su marina mercante, elapoyo de las autoridades a la proteccin y promocin del comer-cio y la existencia de innovadoras tcnicas financieras y de insti-tuciones como la Bolsa o la Banca de cambios permitieron aAmsterdam desplazar al resto de los puertos de la Rpblica y con-vertirse en el centro indiscutible del emporio neerlands.

    Tantas riquezas y en manos de una repblica d.e menos dedos millones de habitantes constituyeron un bocado demasiadotentador para el resto de las poderosas monarquas europeas.

    Las Proncias Unidas surgan como una peligrosa-anomala desdela que se propagaban escr]tos contra los sistemas absoLuttstas y quese obstinab. .r,

    --*".r" ul margen de los conflictos territo-

    riales que d.rr.rrg.ub.r, .1 conti'ent' Una vez asegurada Ia con-quista d" .r, indpendencia con respecto a Madrid' la Repblicaopt, a pesar " f"t t."iativas oferts' por no involucrarse en laguerra hispano-fran..t.

    "fg" an-ments aceptable' decidi jugar

    Et papet e mediadoru'..r"tales disputas al mismo tiempo queimpona ,r, ,rpr"*u.1u ..

    "1 mbito iolonial y consegua' median-

    te el uso de