Capítulo 2
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Los días del Liceo Militar
Cobos dejó la escuela primaria de su barrio, llamada Avelino Maure, y
comenzó una nueva vida al iniciar la escuela secundaria. Es que cursó en forma
completa en el Liceo Militar General Espejo, bajo el régimen educativo de vivir allí
de lunes a viernes, con visitas semanales. Apenas el primer año fue costeado por su
familia, ya que gozaba de una media beca. Durante el resto, en cambio, recibió beca
completa.
“Fui ahí porque me gustaba mucho el deporte y en ese momento era el mejor
lugar para eso1”, suele explicar. La práctica deportiva ha sido una constante en su
vida. A punto tal que difícilmente consiga pasar un día sin hacer ejercicios. Es que,
además, el deporte, “espanta los vicios, le hace bien a la cabeza, uno que está todo el
día pensando…2”, tal como declaró, días después de la histórica sesión del Senado, al
canal de noticias C5N, que lo entrevistó en el mismo gimnasio de Hotel
Panamericano. Transpirar le basta, ya que así “me ahorro el cardiólogo y el
psicólogo”, dijo.
Cobos no fuma y tampoco le agrada que fumen cerca suyo. Su hermana
Alicia es una de las pocas que puede hacerlo, aunque siempre se gana un reto. Es un 1 Diario Perfil, 17 de junio, 2007
2 Página 12, 8 de agosto, 2008
deportista sin aspiraciones competitivas importantes. “Los practiqué a casi todos. A
todos mal, salvo uno no tan conocido y en el que como pitcher era bueno: softball.
En la primaria tuve un maestro que nos incentivaba tanto que íbamos una hora
antes de entrar a la escuela y practicábamos handball, vóley. Luego, en el Liceo
Militar, todos los días teníamos educación física más los bailes que nos daban los
milicos3”, relató al diario Olé.
El profesor al que se refiere es Domingo Soloa, que fue reconocido por Cobos
veinte días antes que abandonara su cargo de gobernador, con la entrega de una
serie de subsidios para deportistas locales. Soloa aún continuaba dando clases en la
escuela Avelino Maure, allí donde realizó sus estudios primarios el futuro ingeniero.
Su paso por el Liceo Militar sería decisivo para su formación.
En mayo de 2006, frente a la posibilidad que se estudiaba para la clausura de
los liceos militares en todo el país, el entonces gobernador mendocino encarnó el
liderazgo en defensa de la vigencia de los institutos. Fue el abanderado de aquel
espíritu de cuerpo que le reclamó, al propio presidente Kirchner, en la Casa Rosada,
una definición sobre la iniciativa que se evaluaba en el ministerio de Defensa, bajo el
comando de Nilda Garré.
-Dejame tranquilo con que no vas a cerrar los liceos militares- le dijo en
aquella reunión al presidente.
3 Diario Olé, 6 de febrero, 2009
El resultado fue que, al término del encuentro, Cobos declaró que Kirchner
“no tiene pensado ninguna reestructuración4”. Tras esta gestión se ganó respeto
entre la familia liceísta diseminada en todo el país. Varios pechos de la Argentina
profunda se inflamaron de orgullo por el camarada que ratificaba su compromiso
con la formación educativa allí recibida.
-Mirá, me parece que si algo anda bien no hay que cambiarlo. Además, se van
formando oficiales de reserva- sugirió Cobos en aquella misma reunión en Casa
Rosada.
Lo más increíble, hoy, es pensar que el que escuchaba, y tomaba nota, era el
propio Kirchner, cediendo en un tema que lo hizo tan célebre al principio de su
gestión: el de la subordinación absoluta de los militares.
En 2008 los liceos militares volverían a protagonizar un nuevo capítulo en la
vida de Cobos. Esta vez sería en el de Tucumán. Y fue parte del suceso aunque no
en forma tan directa. Todo se explica por la unanimidad conseguida entre la
promoción de egresados del Liceo Militar General Aráoz de Lamadrid para asignarle
a su promoción el nombre “Julio Cobos”. Es tradición de los colegios militares de
Argentina que cada camada de egresados escoja un nombre simbólico, que luego los
identificará ante el resto de los liceístas hasta el resto de sus días.
Y en este caso los cadetes eligieron el nombre y apellido del vicepresidente,
motivados por la actuación de aquella madrugada de la resolución 125. No tardó
mucho en conocerse la negativa de las autoridades tucumanas, quizá atemorizadas
4 Clarín, 30 de mayo, 2006
por una elección tan conflictiva y que desafiaba abiertamente la investidura
presidencial. Conclusión: aquella promoción quedó sin nombre. La plaqueta que
dejaron como testimonio igualmente fue colocada, aunque en blanco, y el propio
Cobos asistió a la cena de camaradería de los cadetes tucumanos. “El nombre moral
de este curso es Julio Cobos5”, repetían los liceístas.
Héctor “Gino” Soppelsa es uno de los amigos del vicepresidente de sus épocas
del Liceo. “El era mi superior, pero igual todos los fines de semana salíamos juntos6”,
deslizó. Es que Cobos parecía sentirse como en casa dentro del Liceo.
Sin embargo, un punto poco explorado de su paso por el Liceo y de algunas
de las relaciones allí trabadas, se desató en mayo de 2007, cuando era gobernador y
estaba en plena campaña para ocupar la vicepresidencia del país: “Es cierto que si
desde esta parte del radicalismo y desde otros sectores sociales creen que este
gobernador es el más indicado para esa función, estoy gustoso de aceptarlo7”,
afirmaba.
El pasado, irremediablemente, suele ser una amenaza que siempre interrumpe
el presente. Más aún cuando esa amenaza remitía a la última dictadura militar. El
caso no ocupó la atención de los medios de comunicación, salvo escasas y escuetas
menciones, pese a lo delicado de la situación. Es una perla negra y esta es la historia,
un tanto laberíntica pero elocuente, como se verá:
Luis Stuhldreher fue director de Logística del ministerio de Seguridad, entre
2003 y 2005. Difícil que Cobos no haya sabido de él, ya que fue instructor, no sólo
5 La Gaceta, 8 de diciembre, 2008
6 Perfil, 12 de octubre, 2008
7 Agencia Nova, 2 de julio, 2007
suyo, sino de su antiguo amigo, el también ex gobernador Roberto Iglesias, en los
mutuos días liceístas. Los funcionarios con responsabilidades tan notorias, en un
área tan sensible para los mendocinos, cuentan con el respaldo de sus jefes políticos.
Stuhldreher no era ningún personaje misterioso para ellos, ya que la fama de
Stuhldreher era notoria aunque triste: había sido intendente militar de la ciudad de
San Rafael, entre marzo y junio de 1976, por decreto de Jorge Rafael Videla.
Sin embargo, recién en mayo de 2007, la situación se complicaría, y mucho,
para el militar retirado, a causa de los oficios del juez federal Héctor Acosta, el
mismo que pidió la prisión domiciliaria de Isabel Perón en Madrid. Desde San Rafael
Acosta ordenó la detención de Luis Stuhldreher, acusado de delitos de lesa
humanidad durante la última dictadura.
“Tenemos algunas evidencias de que participó en operaciones del Ejército en
las que se hicieron detenciones de personas8”, expresó el juez. Meses antes, un
decreto con la firma del mismo Cobos había designado a Grette Raquel Stuhldreher
Videla como empleada del ministerio de Turismo y Cultura.
Según informe publicado por diario “Los Andes”9 una mujer con bastantes
similitudes en el nombre y apellido de aquella agente estatal que se incorporaba,
Raquel Estela Videla, era la que aparecía como titular de la empresa ASIFAR
(Agencia de Seguridad e Informaciones Fabril de Rosario). Nada extraordinario,
como una serie de casualidades: uno de los representantes de ASIFAR en Mendoza
era Roberto Grillo, superior directo de Stuhldreher como ministro de Seguridad en
8 La Nación, 22 de mayo, 2007
9 http://www.desaparecidos.org/bbs/archives/003889.html
la administración Cobos. Y el último dato que cierra el círculo es que la titular de
ASIFAR conocía muy de cerca al militar retirado, detenido y acusado por la
desaparición de dos personas en San Rafael. Raquel Estela Videla lo conocía tanto
como que era su propia esposa.
Nadie le preguntó jamás a Cobos por su relación con Stuhldreher. Y él jamás
se refirió al viejo instructor del Liceo Militar Espejo, al que todos, cuando era
funcionario de Seguridad, lo llamaban, según los recuerdos, como “teniente coronel”.
Al principio, a Cobos no lo admitían como estudiante del Liceo por sus
condiciones físicas: no daba el peso ni la altura requeridas. Pero no se desalentó el
futuro cadete y solucionó ese aspecto colocándose bajo un régimen que cumpliría
con los requerimientos obligatorios para todo aspirante. Fue un largo camino el que
transitó hasta convertirse en Sub-Teniente de Reserva. Su memoria trae el recuerdo
de algunos camaradas, como el citado Sopelssa, Eduardo Moreno y Noberto Stocco.
El deporte, se ha dicho, ocupa un rol importante en la vida de Cobos. Es
hincha de River Plate y de Independiente Rivadavia, la lepra mendocina. Sin
embargo, estuvo muy cerca de un dirigente del club Godoy Cruz, varias veces
presidente de la institución: Antonio Tomba. Eran prácticamente vecinos. Y de esa
relación nació un equipo de fútbol, el Yapeyú Fútbol Club, un combinado barrial, de
aquellos grupos de amigos y conocidos que, además de jugar, pintaban la cancha
antes de los encuentros. El arquero del Yapeyú era uno que hizo historia,
precisamente, en Independiente Rivadavia: el “Gato” Garín, “un arquerazo que nos
salvaba siempre10”.
Al cumplirse el primer mes de ese acontecimiento histórico que marcó un
punto de inflexión no sólo en el conflicto con el campo, sino en su relación con el
peronismo, el ex radical K buscó mantener un perfil alto. En ese marco tomó parte
de una maratón en Mendoza, desde el dique Potrerillos hasta el Club Mendoza de
Regatas. “Voy a hablar sólo de la carrera11”, repitió, ante los periodistas, con mayoría
de enviados de medios nacionales (Deporweb). No es exagerado afirmar que el
punto de llegada de aquella carrera, el Club Regatas, ha sido una segunda casa para
Cobos: los socios más antiguos recuerdan los días frenéticos de ejercicios, trotes, que
se vieron interrumpidos desde que el ingeniero no vive en Mendoza. Ni siquiera
siendo gobernador dejó de asistir a este centro deportivo, clásico representativo de
la clase media mendocina, enclavado en el Parque General San Martín, fundado por
uno de los impulsores de esa enorme obra paisajística de Charles Thays, el también
gobernador Emilio Civit.
Otro grupo de deportistas está aún más involucrado con Cobos. Se trata de
los autodenominados “Mendoza Marathon Runners”, medio centenar de corredores,
amigos entre sí, en los que conviven compañeros del Liceo Militar y otros varios
cobistas, que han sido funcionarios, asesores o consultores, según las necesidades.
“Somos un grupo de amigos, no un club en el que se puede anotar el que quiera12”,
aclara Gino Soppelsa. Otro de los miembros afirma que Cobos “cuando corre se 10
Diario Olé, 6 de febrero 2009 11
Deporweb Atletismo: 17 de julio, 2008 12
Diario Perfil, 12 de octubre, 2008
encierra en sí mismo y sabemos que está trabajando interiormente13”. Y, exigente,
como todo espíritu deportivo, afirma que por asuntos de la política “entrena poco y
anda medio lento14”. Para la estadística se anota que, el vicepresidente, para recorrer
veintiún kilómetros, emplea dos horas con dieciséis minutos.
En sus épocas como gobernador no era nada extraño verlo sortear las cuestas
en las inmediaciones del Cerro de la Gloria, en horas de la siesta. Los que más
sufrían eran los eventuales custodios, que también se internaban con el mandatario,
aunque quedaban más rezagados. “Nos ha pasado que tengamos que empujar a los
custodios. A veces los dejamos a mitad de camino y se desesperan porque no les da
el estado físico para seguirnos15”, refiere Eduardo Giménez, uno de los históricos
entre los “Marathon Runners”. Y a la hora de analizar su presente cree que Cobos
“anda medio lento, fuera de estado por el trajín que tiene. Está medio embolado
porque le gustaría dedicarle más tiempo16”.
Este grupo nació en 1997 y el sueño mayor era participar de la maratón anual
de New York, de la que Cobos alguna vez formó parte. Seis fueron los miembros
fundacionales, entre ellos el ex juez federal Luis Leiva; Cobos sería el séptimo
integrante aunque está considerado entre los ideólogos. Es una asociación civil, hasta
con declaración de principios, que dice: “Trotamos porque creemos en las virtudes
13
Idem 14
Idem 15
Idem 16
Idem
del ejercicio físico y estimamos la práctica habitual de ellas como una fuente de
virtudes morales17”.
Cuando gobernador corría los martes, jueves y sábados por el parque San
Martín y los cerros alrededor del monumento al Cerro de la Gloria. Desde que en
2008 vive en una casa asignada en Ezeiza, en los alrededores de Capital Federal, en
cambio, Cobos suele muy esporádicamente salir a correr por allí. El que lo solía
acompañar era su amigo Eduardo Moreno, el mendocino que durante pocos meses
ocupó la Dirección de Refinación y Comercialización, bajo la atenta mirada del
ministro Julio de Vido y que volvió al pago chico luego de un paso fugaz por la
administración de Cristina Kirchner. Hasta 2007 fue coordinador del Programa
Mendoza Productiva, en ocasión de la gestión de otro inseparable amigo de Cobos,
el también ingeniero Francisco “Paco” Morandini.
Morandini es otro de los históricos compañeros de actividades deportivas y
políticas: la grilla de deportistas con incumbencia en los asuntos público se completa
con Alejandro Rodríguez, que, al igual que Moreno, tuvo un fugaz paso por el
ministerio de Planificación, experiencia que acabaría el día siguiente a la votación en
el Senado de la 125, cuando Roberto Baratta, muy vinculado con la gestión de Vido,
le pidió la renuncia como secretario de Combustible en términos muy poco
amigables. Luego de la votación en el Senado y con Cobos de vuelta a Mendoza
varios especularon que la vivienda en el Barrio Dalvian, del también ex funcionario
cobista (subsecretario de Hidrocarburos, Minería y Energía), había servido como
17
Los Andes, 7 de agosto, 2008
refugio del vicepresidente ante el acoso de la prensa. Sea o no cierto el dato
confirma la confianza que existe entre este grupo de maratonistas. Y el celo con el
cual manejan las informaciones más reservadas.
El caso de Eduardo Moreno es el de uno de los más febriles negociadores
para obtener del BID un crédito de 116 millones de dólares, en 2005, lo que en su
momento fue celebrado por el presidente Kirchner en la propia Casa Rosada, donde
se firmó el otorgamiento del crédito con el titular del BID, Enrique Iglesias. Kirchner
se deshizo en elogios para Mendoza “por tener una visión estratégica y por pensar
en una provincia diferente, que apuesta al desarrollo de la productividad y de las
cadenas de valor18”. La euforia presidencial se centró en la gestión de Julio Cobos.
Kirchner finalizó asegurando que “este paso de Mendoza es muy, muy importante19”.
Moreno y Cobos habían estado meses antes en Washington. Allí lograron ampliar el
monto del crédito así como sugerir un plan para el pago del mismo. Varios
especularon que ambos funcionarios se trasladarían hasta New York, seducidos por
la organización de una maratón. Cobos fue tajante al desmentir los rumores: voló de
inmediato de Washington al país y apenas arribó a Mendoza inauguró el centro de
salud del barrio Los Alerces, en Luján de Cuyo.
“A los 23 años, y estando en la universidad, me quedaban tres materias, me
llamaron para incorporarme al ejército. Estuve en la frontera, en el Paso El
Pehuenche, el límite de Malargue con Chile20”. Allí regresó, pero ya siendo
gobernador, para inaugurar las obras de pavimentación de un tramo de ese paso
18
Coordinación de Prensa. Gobierno de Mendoza, 24 de agosto, 2005 19
Idem 20
Almorzando con Mirtha Legrand,19 de diciembre, 2008
internacional. “Lo cierto es que recuerdo que a la una de la mañana, el 22 de
diciembre, nos movilizamos hacia la frontera. Fue una época muy dura de mi vida, y
siendo muy joven21”, le contó a Mirtha Legrand en ocasión de uno de esos almuerzos
televisados.
21
Idem
Fotolog de Cobos
Lo felicita un político local por el resultado que lo impuso como gobernador. A su espalda, exultante, Juan Carlos Mazzón, el “Chueco”, encargado de tareas privadas de
los presidentes Duhalde y Kirchner. Mazzón fue el que llevó a la política a otro mendocino: José Luis Manzano.
Menem lo hizo: Cobos comenzó a ser blanco de reporteros gráficos, hastiados de políticos clásicos. ¿Por qué no hacer guantes con el campeón del mundo, Pablo Chacón, en la fábrica de campeones del lasherino? Cobos lo hizo.
La soledad del poder: nadie ceba un mate, la perra que no habla, aunque siempre hay un fotógrafo en la vida de Julio Cobos. Aquí en el living de su casa,
que el mismo hizo con la ayuda de su esposa.
Luego de atravesar el país de este a oeste arribó a su vivienda en la Sexta Sección en Mendoza. La caravana del “no positivo” lo saludó a lo largo de la Ruta 7. Apenas
llegó debió salir al balcón de su casa para saludar a la gente que lo vivaba.
Primer día de trabajo en Casa de Gobierno repasando las tradicionales páginas de “Los Andes”. Su despacho en el cuarto piso presentó un novedoso sistema de cierre
automático, a cargo de la dama de hierro del cobismo: Gilda Gellón.
En otra de sus visitas como candidato de la UCR, haciendo lo que más disfruta: deportes. Ni siquiera la ropa inapropiada parece molestarlo
a la hora de despuntar el vicio.