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E'i'IC; ::RAl,. .s __ __ NE!> "Vol viendo a nuest ro tema, puesto que todo conocimiento y toda el ecc ion tienden a algun bien, digamos cuci.1 es aque! a que la polftica aspira y cuci.1 es el supremo entre todos los bienes que pueden realizarse. Casi todo el mundo estci. de acuerdo en cuanto a su nombre, pues tanto la multitud como los refinados dicen que es la felieidad, y admiten que vivir bien y obrar bien es 10 mismo que ser feliz. Pero acerca de que es la felicidad, dudan y no 10 explican del mismo modo el vulgo y l os sabios. Pues unos creen que es alguna de las cosas visibles y manifiestas, como el placer 0 la riqueza 0 los han ores; otros, otra cosa; a menudo, inc/usa una misma persona opina cosas distintas: si estci. enfermo, la salud; si es pobre, la riqueza; los que tienen conciencia de su ignorancia admiran a los que dicen alga grande y que esta por encima de su alcance. Pero algunos creen que, aparte de toda esta multitud de bienes, hay algun otro que es buena por Sl mismo y que es la causa de que tad os aqw§lIos sean bienes". " Ll amamos mas perfecto al que se pe rsigue par sf mismo que al que se busca par ot ra cosa, y al que nunca se elige par otra cosa, mas que a los que se eligen a la vez par Sl mismos y par otro fin, yen general consideramos perfecto 10 que se elige siempre par Sl mismo y nunca par otra cosa. Tal parece ser eminentemente la felicidad, pues la elegimos par ella misma y nunca par otra cosa, mientras que los honores, el placer, el entendimiento y tad a virtud los deseamos ciertamente par 51 mismos (pues aunque nada resultara de elias, desearfamos todas estas casas), pero tambien los deseamos en vista de la felici- dad, pues creemos que seremas feliees par media de elias. En cambia, nadie busca la felicidad par estas eosas, ni en genera! par ninguna otra". ARIST6TELES (1985), Etica e Nicomaco (trad. de J. Marias), Centro de Estudios Constituciones, Madrid, 1095 a 14 - 28 Y 1097 a 30 -b 7 ETICA DE LAS PROFESIONES Capitulo 6 EI principio de autono mia "A ti, Adan, no te he asignado ningun puesto (ijo, ni una imagen propia, ni un oficio peculiar. EI puesto, la imagen que tend ras y los oncios que desempe r iaras seran los que tu mismo desees y escojas para ti pa r tu propia decisi6n . Los demas seres tienen una naturale- za que sigue su curse conforme a las leyes que Ie hemos marcado. Tu no estaras sometido a cauces ang05tos; definiras tu propia natu- raleza a tu arbitrio ... Te eoloque en el centro del mundo, para que veas todo 10 que te rodea. No te hice nj celeste ni terrestre, ni mortal ni inmortal, para que tu mismo, como alfarero y escultor de ti mismo, te forjes a tu gusto y honra la forma que prefieras para ti. Podras degenerar a 10 inferior, con los brutes; podras realzarte a la par de las cosas divinas, par tu misma decision ... ". PICO DELLA MIRA, '\;'DOlA, De la dignidad del hombre, Editora Nacional, Madrid, 1984, pag. 105. La obra es de finales del siglo xv. Hacer bien el propio oficio en orden a proporcionar los bienes y servicios que cada profesi6n se esfuerza en realiza r es un prin - cipio -el de beneficencia- que acompafia el quehacer profesio- nal. Cada colectivo profesional se encarga de reflexionar sobre el mismo, de reinterpretarlo, ampliarlo y acompasarlo al ritmo de los cambios tecnol6gicos y de las demandas sociales. EI segundo p ri ncipio - el principio de autonomfa- tiene una base social mas amplia y menDs espedfica: hunde sus rarces en el conjunto de la sociedad modern a; a else apela en casi todos los proyectos y conflictos de la misma. La cita de Pica della Mirandola que recogemos mas arriba fue en su momenta una anticipaci6n ETICA DE LAS PROFESIQ!, ES ?.O'1

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"Volviendo a nuest ro tema, pues to que todo conoc imiento y toda e lecc ion tienden a a lgun bien, digamos cuci.1 es aque! a que la polftica aspira y cuci.1 es el supremo entre todos los bienes que pueden realizarse. Casi todo el mundo estci. de acuerdo en cuanto a su nombre, pues tanto la multitud como los refinados dicen que es la felieidad, y admiten que vivir bien y obrar bien es 10 mismo que ser feliz. Pero acerca de que es la felicidad, dudan y no 10 explican del mismo modo el vulgo y los sabios. Pues unos creen que es alguna de las cosas visibles y manifiestas, como el placer 0

la riqueza 0 los han ores; otros, otra cosa; a menudo, inc/usa una misma persona opina cosas distintas: si estci. enfermo, la salud; si es pobre, la riqueza; los que tienen conciencia de su ignorancia admiran a los que dicen alga grande y que esta por encima de su alcance. Pero algunos creen que, aparte de toda esta multitud de bienes, hay algun ot ro que es buena por Sl mismo y que es la causa de que tad os aqw§lIos sean bienes" .

"Llamamos mas perfecto a l que se persigue par sf mismo que al que se busca par otra cosa, y al que nunca se elige par otra cosa, mas que a los que se eligen a la vez par Sl mismos y par otro fin, yen general consideramos perfecto 10 que se elige siempre par Sl mismo y nunca par otra cosa.

Tal parece ser eminentemente la felicidad, pues la elegimos par ella misma y nunca par otra cosa, mientras que los honores, el placer, el entendimiento y tad a virtud los deseamos ciertamente par 51 mismos (pues aunque nada resultara de elias, desearfamos todas estas casas), pero tambien los deseamos en vista de la felici­dad, pues creemos que seremas feliees par media de elias. En cambia, nadie busca la felicidad par estas eosas, ni en genera! par ninguna otra".

ARIST6TELES (1985), Etica e Nicomaco (trad. de J. Marias), Centro de Estudios Constituciones, Madrid, 1095 a 14 - 28 Y 1097 a 30-b 7

ETICA DE LAS PROFESIONES

Capitulo 6 EI principio de autonomia

"A ti, Adan, no te he asignado ningun puesto (ijo, ni una imagen propia, ni un oficio peculiar. EI puesto, la imagen que tend ras y los oncios que desemperiaras seran los que tu mismo desees y escojas para ti par tu propia decisi6n . Los demas seres tienen una naturale­za que sigue su curse conforme a las leyes que Ie hemos marcado. Tu no estaras sometido a cauces ang05tos; definiras tu propia natu­raleza a tu arbitrio ...

Te eoloque en el centro del mundo, para que veas todo 10 que te rodea. No te hice nj celeste ni terrestre, ni mortal ni inmortal, para que tu m ismo, como alfarero y escultor de ti mismo, te forjes a tu gusto y honra la forma que prefieras para ti. Podras degenerar a 10 inferior, con los brutes; podras realzarte a la par de las cosas divinas, par tu misma decision ... ".

PICO DELLA MIRA,'\;'DOlA, De la dignidad del hombre, Editora Nacional, Madrid, 1984, pag. 105. La obra es de finales del siglo xv.

Hacer bien el propio oficio en orden a proporcionar los bienes y servicios que cada profesi6n se esfuerza en realiza r es un prin ­cipio -el de beneficencia- que acompafia el quehacer profesio­nal. Cada colectivo profesional se encarga de reflexionar sobre el mismo, de reinterpretarlo, ampliarlo y acompasarlo al ritmo de los

cambios tecnol6gicos y de las demandas sociales.

EI segundo pri ncipio - el principio de autonomfa- tiene una

base social mas amplia y menDs espedfica: hunde sus rarces en el conjunto de la sociedad modern a; a else apela en casi todos los

proyectos y conflictos de la misma. La cita de Pica della Mirandola

que recogemos mas arriba fue en su momenta una anticipaci6n

ETICA DE LAS PROFESIQ!, ES

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134 tTICA GENERAL DE LAS PROFESIONES

necesariamente todos los seres racionales, tad as los fines en si; la

ley moral es la que aglutina y unifica la pluralidad de los fines en SI en un reino de los fines. En este reino los seres autonomos no

obedecen otras leyes que las que ellos se dan a si mismos; en el

ejercicio de su libertad racional todos coinciden sin necesidad de someterse a nadie.

Segun Kant, cuando dos personas piensan que deben hacer, si

se atienen a su razon y no a sus inclinaciones, deseos, intereses,

posicion soc ial, etc. coinciden plena mente en una ley que nadie

impone a nadie, sino que cada cual promulga y acepta con su

propia razon. Si no coinciden es que al menos uno de ell os se esta

guiando por sus preferencias empiricas, que por serlo no son

racionales ni universalizables. Kant penso la autonomia en termi­

nos racionales, puros, aprioricos, es decir prescindiendo de las cir­cunstancias y deseos cambiantes .

La autonomia kantiana era una ley de libertad racional. Hoy, sin

esa misma fe en la razon, la autonomia es fuente y legitimacion del

pluralismo, y con el de la discrepancia entre voluntades incapaces

de coincidir sin coacci6n par estar instaladas cada una en su pro­

pia arbitrariedad incuestionada. Es dificil que sea de otra manera: el

principio de autonomfa, cuando se reivindica y aplica en la vida real, convierte en canon la voluntad de cada uno, sin necesidad de

que sea una voluntad racional ("pura"). EI acuerdo racional univer­

sal se queda en que cada cual puede hacer 10 que quiera y tener

los criterios que quiera en su propio ambito de decision; los I[mites

los pone la necesidad de no interferir en la misma libertad que tiene

cuaJquier otro para hacer otro tanto. La autonomia racional en la

que coincidirian sin coacci6n tad os los seres racionales, se con­

vierte en autonomfa empirica, es decir, en no interferir en el ambi­

to de decision de cada uno dejandole decid ir y hacer 10 que quie­

ra mientras no perjudique a ningun otro ni interfiera en Ja corres­

pondiente capacidad de decision y de actuacion del mismo.

Este concepto de autonomia moral pervade todos los ambitos,

empezando par el moral, el politico, el cultural, el religioso, el

artistico ... EI respeto a la autonomia es el presupuesto fundamen­

tal de las relaciones sociales, por tanto tambien de las relaciones

profesionales en la cultura liberal. La apelacion a la autonomia se

entiende como no interferencia de unos en las vidas, acciones v

tTICA DE LAS PROFESIONES

ELo t'luNCIPlu 1./", AUTOt-v ... .l.n. IJ:J

decisiones de los otros, salvo aquellas interferencias que sean

expresamente deseadas 0 aceptadas por ellos. La Dec/aracion de 105 derechos del hombre y del ciudadano de

la Revolucion Francesa (1793) formulaba expresamente en su arti­

culo cuarto: " La libertad consiste en poder hacer todo 10 que no dana a los demas ... ". e.Marx en La cuestion judla comentaba esta

concepcion del individuo y de la libertad en terminos que pare­

cen certeros : "asi pues, la libertad es el derecho de hacer 0 ejer­

citar todo 10 que no perjudica a los demas. Los Iimites entre los

que uno puede moverse sin danar a los demas estan establecidos

por la ley, del mismo modo que la empalizada marca el limite 0

la division entre las tierras. Se trata de la libertad del hombre en

cuanto monada aislada y replegada en si misma ... el derecho

humano a la li bertad no esta basado en la union del hombre con

el hombre, sino, par el contrario, en la separacion del hombre con

respecto al hombre" . John Stuart Mill en su escrito sobre la liber­

tad insistia tambien en este mismo concepto de libertad (ver recua­

dro) que I.Berlin llama libertad negativa y que e.B. MACPHERSO"

(1970) ha caracterizado como individualismo posesivo (ver recua­

dro). La libertad de cada uno se ve, entonces, en contra posicion,

como amenaza de la libertad de todos los demas. Libre es el que

no se ve obligado a hacer 10 que otros quieren mas que en el caso de que el mismo 10 quiera libremente, eso si respetando igualliber­

tad para todos los demas. Tan solo la I ibertad de otros y el dano que pueda causarles el

ejercicio de mi propia libertad son los unicos limites que cabe

poner al principio de autonom ia 0 de libre decision de las perso­

nas. No es de extranar que se haga necesario articu lar el principio

de autonomia no tanto con el principio de haeer el bien cuanto

con el principio de no haeer dana, de no hacer el mal a los otros

(principio de no maleficencia). Para las relaciones profesionales invocar el principio de auto­

nomia significa que el cliente 0 usuario de los servicios profesio­

nales es persona, sujeto de derechos. Su opinion, sus conviccio­nes, sus derechos merecen ser respetados y hay que informarle

debidamente para poder contar con su consentimiento para Ilevar

a cabo cualquier actuacion profesional que Ie afecta.

tncA Dr LAS PROFES!ONES

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profetica; solo tras las transformaciones de la sociedad burguesa,

de [a produccion industrial y de la democratizacion de la politica Ilego a tener el principio de autonomfa 0 de autodeterm inacion de las personas una amplia presencia social. Otros seres estan some­

tidos a la ley de su propia naturaleza; Adan, y con el cada uno de sus descendientes, podra definir su propia natura[eza a su arbi ­trio . .. sera alfarero y escultor de si mismo. Esta idea empieza a ser social y politicamente operativa en los comienzos de la moderni· dad mediante la solucion que se va dando al tema de la l ibertad de conciencia en una sociedad escindida por guerras de religion y mediante las garantias juridicas que la burguesia comercial va reclamando frente a las arbitrariedades del poder polftico absolu· tista (derechos civiles) . Locke es el primer gran pensador del libe­ralismo polftico, economico y religioso. Y Kant el exponente mas depurado de un principio de autonomfa que, cuando el escribe, ya esta ampliamen te asentado en la conciencia intelectual de las sociedades europea yamericana.

Nada es verdaderamente humano si es impuesto a los hombres por otros hombres. La misma fe, la religion y la moral solo son ver­daderas y valiosas, solo merecen formar parte del propio proyecto de vida, si son libremente elegidas 0 aceptadas; se degradan tan pronto como no responden a las propias convicciones de con· ciencia para obedecer a leyes y autoridades extraiias a uno mismo.

La autonomia en la cultura moderna es 10 que llama CH. TAYLOR (1996) un "hiperbien" . Hay bienes que son bienes porque son deseados; esto es 10 que Taylor llama una valoracion debil. Y hay bienes que de tal manera se imponen que solo es buena la vol un·

tad que los quiere; si no los quisiera dejaria de serlo; los hiperbie­nes dan lugar a valoraciones fuertes. La libertad y la conciencia no valen porque respondan a nuestros deseos; valen en senti do fuer­te porque marcan la diferencia entre una vida que merece ser vivi · da y otra que no merece ni siquiera el apelativo de humana y digna.

Tras la religion y la moral, 0 a la vez que elias, la vida econo· mica y la vida politica lIegaron a ser vistas tambien a la luz de esta valoracion primordial de la razon, de la conciencia y de la liber· tad de las personas individuales. Cada uno es dueno de si mismo, de su capacidad de trabajo y de sus propiedades; puede hacer con elias 10 que quiera mientras no imponga coactivamente nada a

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nadie; pues tambien los otros estan dotados de razon, conciencia y libertad, y tienen, por eso mismo la misma dignidad y derechos. La libre iniciativa en el campo economico lIevada a cabo por una burguesfa en ascenso y expansion !leva a reclamar un marco juri­

dico que garantizase que la actividad econ6mica pudiese verse libre de intervenciones arbitrarias y despoticas de los poderes publicos. Surgio asf la primera genera cion de derechos humanos: los derechos civiles y politiCOS del ciudadano.

Cuando la valoracion primordial de la libertad y la autodeter· minacion se proyecta sobre el ambito de los poderes publicos estamos ante la idea de democracia, des de la que se cuestiona el absolutismo y los privilegios estamentales del feudalismo. Ningun gobierno, ningun regimen politiCO es aceptable si es impuesto, ninguna posicion social es legitima por el mero hecho de ser here­dada. Cualquier forma de gobierno, para ser verdaderamente humana, tiene que contar can la libre aceptaci6n y consentimien­

to de los gobernados. Rousseau fue quien formula con mas acep­tacian esta idea de que la voluntad general era la fuente de legiti­midad democratica de un pueblo que se gobierna a sf mismo y

solo obedece a sus propias leyes. Estas ideas que Rousseau formula para la vida politica son las

que Kant aplica a la moral. La libertad y la razon son propias de todos los seres humanos. En elias radica y consiste su dignidad. La voluntad racional y libre de cada persona es la unica fuente de la ley moral, en esto consiste la autonomfa, en esto consiste [a mora­

lidad. Mediante la autonomia el ser humano no obedece a ningu· na instancia externa sino a su propia voluntad racional que Ie con­

vierte en legislador, colegislador junto con todos los seres racio· nales y libres, de un reino de los fines en los que cada persona tiene dignidad y es insustituible, no tiene un precio que se Ie pueda poner y por el que se Ia pueda cambiar. Para Kant el prin· cipio de la moralidad no es otro que la autonomia; los seres huma­nos son morales en la misma medida en que libremente se deter· minan a sf mismos mediante la razon. La coincidencia en cada

persona entre el normante (el que formula el imperativo) y e[ nor· mado (el que obedece al imperati vo) permite hablar de autono· mia; pues cad a uno, en el ejercicio de su vol untad racional , es

norma (nomos) para sf mismo (aulOs). En ese punto coinciden

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IJB ~:nCA GENEAAL DE LA:, PROFE S1()NES

El imperativo practico sera as! pues el siguiente:

"Obra de tal modo que uses la humanidad tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro siempre a la vez como fin, nunca meramente como media". (Kant, Fundamentaci6n de fa Metaffsica de 'as Costumbres, 429, 10-14)

EI principia de fundamentacion de normas (U) de Apel no sustitu~ ye al imperativo categorica, pera sirve de criteria para juzgar sus aplicaciones como maximas de aedon:

"Obra 5610 segun una maxima, de la que puedas suponer en un experimento mental que las consecuencias y subconsecuen­cias, que resultaran previsiblemente de su seguimiento universal para la satisfaccion de 105 intereses de cada uno de los afectados, pueden ser aceptadas sin coaccion par todos 105 afectados en un discu rso real; si pudiese ser JJevado a cabo can todos los afecta­dos" . (K.O. Apel (1985) en: ACort ina (1985) 25 1)

EI reino de 105 fines es el reino de Ja "autonomla compartida" (Caffarena) . La humanidad se constituye moralmente mediante el contrato constituyente:

"Par la presente, nosotros los humanos, cada uno pora sf en nombre de todos, decidimos: nunca nos tomaremos como puro media y siempre como fines en silt.

!TICA DE LAS PROfES I ONES

EL PRINCIPIO DE: ;"!JTO~OMIA 139

Las siete tesis del individualismo posesivo

"Los supuestos del individualismo posesivo pueden resumirse en las siete proposiciones siguientes:

I) La que hace humane a un hombre es ser libre de la depen­dencia de las voluntades de los demas.

1I) La libertad de la dependencia de los demiis significa Iibertad de cualquier reladon can los demas salvo aquellas relaciones en las que el individuo entra voluntariamente por su propio interes.

III) EI individuo es esencialmente el propietario de su propia per­sona y de sus capacidades, por las cuales nada debe a la sociedad" .

IV) "Aunque el individuo no puede alienar toda su propiedad sobre su propia persona, puede alienar SU capacidad para tra­bajar.

V) La sociedad humana consiste en una serie de relaciones mer­cantiles".

VI) Dado que 10 que hace humano a un hombre es la libertad de las voluntades ajenas, la libertad de cada individuo soJa men­te puede limitarse justamente par unas obligaciones y reglas tales que sean necesarias para garantizar la misma libertad a los demas.

VII) La sociedad politica es una invencion humana para la protec­cion de la propiedad que el individuo tiene sobre su propia persona y sabre sus bienes, y (por tanto) para el mantenimien­to de relaciones de cambia deb ida mente ordenadas entre individuos considerados como propietarios de 51 mismos".

C.B. Macpherson, La teoria polfrica de! individualisma posesi­vo. Fontanella, Barcelona, 1970, 225 Y s.

inCA DE r..AS PROFES!C:·JES ~ { \