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109 Cielos de Bronce Cap. 6 J. Kilpatrick Capítulo 6 ¿Hay lepra en su casa? Dios tiene un sueño para su casa. Quiere que su casa sea el cielo. Su plan es que tanto su familia como sus invitados se sientan contentos y satisfechos cuando están con usted. Pretende que su hogar sea una huerta fructífera donde Su Espiritu reina y usted es libre para compartir Su Palabra y Su Unción. Su hogar, tal como Dios lo diseñó, es un lugar lleno de una rica atmosfera de amor y aceptación. Palabras con revelaciones de Dios brotan de tiempo en tiempo de sus labios, y usted habla con libertad del fuego del Avivamiento y del mover del Espiritu Santo. En este santo lugar dedicado a Dios y sellado con paz, el Espiritu Santo, el Espiritu Santo habla directamente a su corazón con palabras ‘rhema’, ayudándole a ganar almas y liberar a los heridos y lastimados en su vecindario o trabajo. El Maestro Divino es bienvenido al hacer viva la Palabra de Dios en su corazón, haciendo arder Su verdad profundamente en su espíritu. Aun cuando duerme el Consolador viene sobre usted con creatividad divina y dirección, ordenando sus pasos para el día que tiene por delante. Dios se siente honrado de habitar en su casa. Halla grande gozo en el amor y comunión. ¿Cumple su hogar con el sueño de Dios? No todos los hogares conforman este cuadro. Si somos honestos, pocos podemos decir que el sueño de Dios se hace realidad en nuestros hogares. ¿Cómo describiría usted su hogar? ¿Es acaso usted una de esas personas que ni bien acaban de cerrar la puerta del vehículo de regreso de la Iglesia, cuando estalla el infierno? ¿Usted y su cónyuge

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Cielos de Bronce Cap. 6 J. Kilpatrick

Capítulo 6

¿Hay lepra en su casa?

Dios tiene un sueño para su casa. Quiere que su casa sea el cielo. Su plan es que tanto su familia como sus

invitados se sientan contentos y satisfechos cuando están con usted. Pretende que su hogar sea una huerta fructífera

donde Su Espiritu reina y usted es libre para compartir Su Palabra y Su Unción. Su hogar, tal como Dios lo diseñó, es

un lugar lleno de una rica atmosfera de amor y aceptación. Palabras con revelaciones de Dios brotan de tiempo en

tiempo de sus labios, y usted habla con libertad del fuego del Avivamiento y del mover del Espiritu Santo.

En este santo lugar dedicado a Dios y sellado con paz, el Espiritu Santo, el Espiritu Santo habla directamente a

su corazón con palabras ‘rhema’, ayudándole a ganar almas y liberar a los heridos y lastimados en su vecindario o

trabajo. El Maestro Divino es bienvenido al hacer viva la Palabra de Dios en su corazón, haciendo arder Su verdad

profundamente en su espíritu. Aun cuando duerme el Consolador viene sobre usted con creatividad divina y dirección,

ordenando sus pasos para el día que tiene por delante. Dios se siente honrado de habitar en su casa. Halla grande

gozo en el amor y comunión.

¿Cumple su hogar con el sueño de Dios?

No todos los hogares conforman este cuadro. Si somos honestos, pocos podemos decir que el sueño de Dios

se hace realidad en nuestros hogares. ¿Cómo describiría usted su hogar? ¿Es acaso usted una de esas personas que

ni bien acaban de cerrar la puerta del vehículo de regreso de la Iglesia, cuando estalla el infierno? ¿Usted y su cónyuge

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pelean constantemente? ¿Hay berrinches y arrebatos de ira algo común? ¿Llena los oídos de sus hijos a menudo con

palabras hirientes, comentarios negativos, y sarcasmos que denigran? ¿Acaso peleas sobre detalles que más tarde ni

se acuerda llenan las habitaciones de su casa? ¿Es el abuso verbal y emocional una constante que hace que los

miembros de la familia se eviten?

Si la respuesta es sí a una o más de estas preguntas, algo esta radicalmente mal en su casa. No puede ignorar

el problema, amigo, consolándose con el pensamiento que otros hogares pasan lo mismo. Desechar un problema

nunca es la respuesta, pero primero debe admitir que tiene el problema, que hay una plaga en su hogar tratando de

destruir tanto a usted como su familia.

Cuando comenzó el Avivamiento, notaba que gente que era tocada poderosamente por Dios se levantaban del

suelo y volvían gozosos a sus hogares. A veces familias enteras – padre, madre, hijos, abuelos – yacían en el suelo

por horas bajo el poder de Dios. Pero en el camino de regreso comenzaba una pelea. Hijos que habían derramado

lágrimas bajo la unción de Dios, se volvían duros, rebeldes hijos e hijas que desafiaban abiertamente sus padres.

Mi corazón sufría al escuchar historia tras historia de genta que era maravillosa en la Iglesia, pero horrible en

sus hogares. Cuando dejaban el ambiente de adoración y de rendición a Dios y entraban a sus hogares, la atmosfera

hogareña producía un cambio terrible en ellos. Se comportaban diferente porque sus hogares estaban contaminados

con cosas que creaban una atmosfera totalmente diferente a la de la Iglesia.

Dios no habita con el diablo y sus cosas.

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Como pastor, estoy interesado en frutos a largo plazo que se puedan ver. El verdadero Avivamiento debería

traer renovación y refrigerio a cada área de nuestras vidas, sin importar donde estemos. Los cambios que se notan las

pocas horas a la semana que pasamos en la Iglesia tienen poco o nada de valor. Así que, comencé a interceder por

estas familias que cambiaban tan drásticamente al entrar en la atmosfera de sus hogares. Le implore a Dios que me

mostrara la raíz del problema y su cura. Un día, Dios me habló:

Si Mi pueblo no desecha las cosas impuras en sus hogares y vidas,

Mi Precioso Espiritu y gloria no permanecerá en la Iglesia mucho y tiempo

He venido para darles fuerzas para echar de sus hogares lo impuro.

El Señor me mostró que la unción y los dones santos que esta gente recibía de Él durante los cultos no

permanecían porque no los llevaban de regreso con ellos a sus hogares. La presencia de Dios colisionaba con el clima

de sus hogares. Dios nos está dando su Avivamiento para darnos fuerzas para levantarnos y con resolución limpiar

nuestros hogares que las impurezas que atormentan.

La santidad es la característica de este y otros Avivamientos genuinos, porque es una característica de Dios.

Desde que El contesto nuestras oraciones por una visitación de Su Presencia, la pobreza de nuestra santidad es

evidente en cada culto. Aun los más maduros y santos entre nosotros tenemos una urgente necesidad de arrepentirnos

y ser limpios nuevamente por Su Rio, el Espiritu Santo.

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Esta necesidad de arrepentimiento no se detiene al salir del edificio de la Iglesia. Dios requiere santidad en todos

los aspectos de la vida. El vino para tocarnos, ayudarnos, santificarnos, componernos, pero no nos bendecirá cuando

pecamos. No podemos esperar que la presencia de Dios permanezca sobre nosotros si volvemos de los cultos a un

hogar lleno de pornografía, programas de TV inconvenientes para un creyente, y otros pecados voluntarios. En

realidad, nos preocuparíamos muchos al punto de desaliento si el Señor eligiera visitarnos en nuestro hogar, porque el

gozo que experimentamos en el Señor pronto se convertiría en lágrimas. Mientras que una visitación repentina de Dios

traería un gozo inexplicable a gente santa, la misma aparición a una congregación no limpia u hogar traería devastación

y destrucción.

Dios no vive con el pecado. Si elegimos olvidarnos del Señor, volviendo a nuestras antiguas sendas y

despreciando las bendiciones del fuego de Su Avivamiento, somos unos tontos. Entonces, la Presencia de Dios obrará

en contra nuestra, ya que Él requiere que nos arrepintamos y vivamos santamente, como Él es santo.

Desde el Día del Padre de 1995, hasta el momento de escribir este libro más de 100,000 personas pasaron por

el altar de nuestra Iglesia y nacieron de nuevo por el Espiritu de Dios. Esto no es Avivamiento producido o conducido

por hombres. Fue comenzado por Dios. Se movió en nuestros corazones, dándonos un tremendo espíritu de

arrepentimiento y santidad. Dios anhela que este espíritu impregne su hogar, dándonos el deseo de ordenar nuestros

hogares.

Aquellos que rehúsan tomar esta unción poderosa a sus hogares, muestran, por su falta de obediencia que

desprecian la obra de Dios en sus vidas. Eligieron volver al pecado del cual se arrepintieron. Que difícil será su camino.

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Pues hubiera sido mejor para ellos no haber conocido el camino de la justicia, que,

habiéndolo conocido, apartarse del santo mandamiento que les fue dado. Les ha sucedido a ellos

según el proverbio verdadero: EL PERRO VUELVE A SU PROPIO VOMITO, y: La puerca lavada,

vuelve a revolcarse en el cieno’ (2Pe 2:21-22)

Dios es Omnisciente. No puede ser engañado, porque ve todas las cosas. Sabe exactamente lo que usted está

pensando en este momento, y ve las cosas que oculta porque se avergüenza de ellas. El ve y recuerda lo que sucede

detrás de las puertas de su oficina. Puede describir con exactitud los títulos y contenidos de cada video o CD

‘especiales’ que esconde a sus hijos o predicador. Escucha sus palabras con las que se dirige a su cónyuge, padres,

o sus hijos con falta de respeto. Escucha sus conversaciones telefónicas y aun lee su correo.

El pecado hace cualquier casa estéril o desierta.

Dio me advirtió solemnemente que la unción y poder de este Avivamiento se levantaría si Su Pueblo no limpiaban

sus hogares con el Espiritu Santo. Nuestro Santo Dios no condonará o contribuirá a ningún doblez de normas respecto

a la santidad en la Iglesia y la pecaminosidad de los hogares.

Una de las señales más llamativas de cualquier hogar con problemas espirituales es lo que llamo esterilidad.

La esterilidad o sequedal de su hogar lo transforma en un lugar inapropiado para orar. En verdad, puede encontrar que

es difícil o trabajoso orar en su hogar. Una pesadez permea el aire, y las actitudes y humor son volátiles. (La misma

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esterilidad puede afectar congregaciones locales. Una iglesia con problemas crea un ambiente asfixiante que parece

que seca a sus miembros y todo lo relacionado con ellos).

Los niños mueren rápidamente en un ambiente estéril o desértico. Siendo como son, sensibles al mundo

espiritual, necesitan la cobertura y protección de sus padres para protegerlos. Cuando los padres caminan mal, son los

vulnerables que sufren. Algunos niños a los que les ministré se secaron en hogares donde sus padres eran muy duros

con ellos, exasperándose con ellos e insultándolos. Otros eran el reflejo de los conflictos de esa familia porque un

cónyuge los puso en contra del otro. Otros, en cambio estaban dañados espiritualmente porque sus padres

constantemente gritaban e insultaban a sus esposas, diciéndoles cosas como: ‘No eres una buena persona, Ni siquiera

me cuidas como debieras. Mira el estado calamitoso de la casa. Es un chiquero’. Este continuo torrente de palabras

negativas no solo lastima las mujeres, pero también a los niños de la casa.

Palabras y conductas negativas son siempre destructivas. Como el viento en el desierto quema y seca todo lo

viviente en su camino, el caliente aliento de la crítica y palabras cortantes secan la vida de todos los que viven en ese

hogar, produciendo esterilidad y eventualmente la muerte. Por el mero hecho que los niños son particularmente

susceptibles a palabras y conductas negativas, sufren ya sea porque esas palabras son dichas a ellos o indirectamente

a otra persona en el hogar.

Cada uno debería preguntarse honestamente. ‘Hay esterilidad o fertilidad en mi hogar?’. ¿Están las personas

bajo mi techo floreciendo, prosperando, y madurando apropiadamente, o acaso sus crecimientos han sido

obstaculizados por palabras que secan y por hechos similares? Algunas veces tenemos dificultad en dar una correcta

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apreciación de la situación de nuestros hogares. Entones, es tiempo de efectuar una evaluación cuidadosa, observando

intencionalmente como cada miembro de la familia responde a nosotros y a los demás miembros. Por ejemplo. ¿Su

esposa e hijos, le temen? ¿Se ponen tensos cuando usted entra? ¿Es usted una persona impredecible o extraña en

sus caminos, reaccionando de una manera hoy y de otra forma mañana, erráticamente? Algunos niños están más que

ansiosos por cumplir 18 años para poder abandonar ese lugar estéril, seco y opresivo llamado hogar.

Mi amigo, usted tiene problemas serios en su hogar si la felicidad, gozo, vitalidad y vida están ausentes.

Cualquiera medida de amor, gozo, paz, y contentamiento que usted nota en el rostro de sus niños y su esposa es la

misma medida de libertad que el Espiritu Santo disfruta en su hogar.

Sé que esta evaluación sincera y honesta de nosotros mismos y nuestros hogares, pueden ser, a veces,

desconcertantes; pero no se desanime. La Palabra de Dios ofrece cura para cualquier plaga. Dios sabe exactamente

cuáles son los problemas que azotan su hogar, y ya proveyó tanto el diagnostico como el remedio.

Ayuda para un hogar estéril.

En primer lugar, diagnostique la causa de la esterilidad espiritual en su hogar. El libro de Levítico establece un

procedimiento detallado de cómo hacerlo.

Di al sacerdote: ‘Hay una plaga en mi casa’.

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Habló también el SEÑOR a Moisés y a Aarón, diciendo: ‘Cuando entréis en la tierra de

Canaán, que os doy en posesión, y ponga yo una marca de lepra sobre una casa en la tierra de

vuestra posesión, el dueño de la casa irá y le avisará al sacerdote: "Algo así como la marca de la

lepra ha aparecido en mi casa." (Lev 14:33-35)

Examine la Casa,

El sacerdote entonces ordenará que desocupen la casa antes de que él entre para examinar

la marca, a fin de que nada se contamine en la casa; y después el sacerdote entrará y examinará la

casa. Examinará la marca, y si la marca sobre las paredes de la casa tiene depresiones verdosas o

rojizas, y parece más profunda que la superficie, el sacerdote saldrá a la puerta de la casa, y cerrará

la casa por siete días. (Lev 14:36-38)

Limpie la Casa.

Y al séptimo día el sacerdote regresará y la inspeccionará. Si la marca se ha extendido en

las paredes de la casa, el sacerdote les ordenará quitar las piedras que tienen la marca y arrojarlas

a un lugar inmundo fuera de la ciudad. Y hará raspar toda la casa por dentro, y arrojarán fuera de

la ciudad, a un lugar inmundo, el polvo que raspen. Luego tomarán otras piedras y reemplazarán

aquellas piedras; y él tomará otra mezcla y volverá a recubrir la casa. (Lev 14:39-42)

Si la Casa no queda limpia, no ignore los Síntomas

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Sin embargo, si la marca vuelve a aparecer en la casa después de que él haya quitado las

piedras y raspado la casa, y después de haberla recubierto con mezcla, el sacerdote entrará y la

examinará. Si ve que la marca se ha extendido en la casa, será una lepra maligna en la casa; es

inmunda. Derribará, pues, la casa, sus piedras, sus maderas y todo el emplaste de la casa, y los

llevará fuera de la ciudad a un lugar inmundo. (Lev 14:43-45)

Limpieza Personal y Declarar la Cura.

Además, cualquiera que entre a la casa durante el tiempo que él la cerró, quedará inmundo

hasta el atardecer. También, el que duerma en la casa lavará sus ropas, y el que coma en la casa

lavará sus ropas. Pero si el sacerdote entra y la examina, y la marca no se ha extendido en la casa

después de que la casa fue recubierta, el sacerdote declarará la casa limpia, porque la marca no

ha vuelto a aparecer. (Lev 14:46-48)

Expiación por la Casa.

Entonces, para purificar la casa, tomará dos avecillas, madera de cedro, un cordón escarlata

e hisopo, y degollará una de las avecillas en una vasija de barro sobre agua corriente. Después

tomará la madera de cedro, el hisopo y el cordón escarlata, junto con la avecilla viva, y los mojará

en la sangre de la avecilla muerta y en el agua corriente, y rociará la casa siete veces. Así purificará

la casa con la sangre de la avecilla y con el agua corriente, junto con la avecilla viva, con la madera

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de cedro, con el hisopo y con el cordón escarlata. Sin embargo, a la avecilla viva la dejará ir en

libertad, fuera de la ciudad, hacia el campo abierto. Así hará expiación por la casa, y quedará

purificada. Esta es la ley acerca de toda infección de lepra, o de tiña. (Lev 14:49-54)

Levíticos es uno de los primeros cinco libros de La Biblia, lo que llamamos el Pentateuco. Estos libros fueron

escritos por Moisés, que los recibió de Dios. Levíticos, en particular trata con las Leyes Sacerdotales (levíticas) que

Dios les ordenó a los Hijos de Israel peregrinaban en el desierto. Estas instrucciones para limpiar el hogar tanto

espiritual como físicamente fueron dadas a Moisés por Dios antes que entraran a Canaán. Esta tierra sería un hermoso

hogar con muchas bendiciones, sin embargo, Dios estableció algunas precauciones que Su Pueblo deberían seguir.

1. Di al Sacerdote: ‘Hay una Plaga en mi Casa!’

Dios prometió a Su Pueblo una hermosa tierra que fluía con leche y miel. Les dijo que les daría casa que no

construyeron, pozos que no cavaron, y viñedos que no plantaron. ((Deuteronomio 6:10-11) sin embargo, todas estas

bendiciones contenían una advertencia: Cuidado con la casa a la que te mudas.

Específicamente, Dios le dijo a Su Pueblo que examinen las paredes de sus casas o las de las casas donde se

mudaran, casas que otros construyeron. Quería que presten atención a las paredes de sus habitaciones. Si

sospechaban que podría haber alguna costra sospechosa o lepra - , en verdad, si sospechaban que había algo fuera

de lo común – el Pueblo de Dios debía recurrir inmediatamente al sacerdote y decirle: ‘Hay una plaga en mi casa’

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La Biblia dice que Dios es el que puso esa plaga en la casa. ¿Porque lo haría? Dios usó la plaga de lepra como

una prueba decisiva para revelar la presencia de espíritus inmundos escondidos en las casas de los antiguos cananeos

y también en las construcciones. Cualquier químico o trabajador en alguna institución médica sabría inmediatamente

de lo que estamos hablando. Pensarían en tinturas, muestras de especímenes, y otros reactivos usados en pruebas

de laboratorios. De hecho, muchos, si no la mayoría de las pruebas de laboratorios usan tinturas, colorantes y reactivos

químicos para probar lo que está oculto al ojo desnudo. Dios usó la plaga de la lepra descrita en Levíticos 14 para

revelar o que no se podía observar con ojos físicos.

2. Examine la Casa.

Si alguien encontraba lepra en las paredes y corría a avisar al sacerdote, este, literalmente dejaba de hacer lo

que estuviera haciendo, aun las rutinas del tabernáculo, y responder a las necesidades de esa persona. La prueba de

lepra era prioritaria.

Lo que los sacerdotes debían buscar suena bastante extraño. La Biblia dice que los sacerdotes debían decir a

los ocupantes de esa casa que saquen todos los muebles y utensilios, para que los sacerdotes pudieran examinar cada

centímetro de las paredes, pisos y cimientos. Si encontraban manchas rojas o verdes, el sacerdote clausuraba la casa

por siete días. Al término hacía una nueva inspección. Si las manchas habían crecido, los sacerdotes y ocupantes

debían seguir las ordenes de Dios sin dudar.

3. Limpie la Casa.

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Si la plaga se extendía, la familia que la habitaba tenía que hacer una limpieza profunda. Este no era el caso de

‘cepillar hasta que la suciedad sale’. Esta limpieza requería un esfuerzo grande consistente en quitar las piedras de las

paredes, pisos y cimientos de las habitaciones. Se removía no solo lo que estaba a la vista, pero también lo oculto.

Literalmente se desarmaba la casa piedra por piedra para que el sacerdote encontrara las partes contaminadas. Aun

había que quitar el polvo adherido a las piedras al sacar el revoque por si estaba contaminado. Luego se juntaba todos

los materiales contaminados y se los llevaba a un lugar designado lejos de la casa o ciudad. Solo después de ello, los

dueños podían comenzar a reemplazar los materiales contaminados por piedras y materiales limpios. Cuando la

reconstrucción estaba completa. El sacerdote cerraba la casa por otros siete días para verificar que la lepra haya

desaparecido completamente.

4. ¡Si la Casa está todavía contaminada, No Ignore los Síntomas!

En algunos casos, el sacerdote regresaba a la casa recientemente limpia y reconstruida y encontraba que esas

manchas rojas y verdes aparecían nuevamente en las paredes. Aun después de todo el trabajo de inspeccionar las

paredes, pisos, y cimientos de las habitaciones, y de reemplazar piedras y revoque, aun se hallaban evidencias de

lepra. En esos casos, el sacerdote advertía a la familia que no durmieran, comieran, o aún se sentaran en la casa

porque podrían ellos contaminarse. Debían desocupar la casa antes del atardecer porque estaban en presencia de una

lepra ‘corrosiva’ o ‘persistente’

Mucha gente piensa que la Biblia se refiere a casas embrujadas, habitadas por espíritus. Cuando una persona

muere, no se muda a alguna casa terrenal como un ocupante invisible. Su espíritu, se muda con Dios en el cielo, o con

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el diablo al infierno. Creo personalmente que demonios pueden oprimir una casa. Si usted no me cree, simplemente

adhiérase a algún canal de TV pornográfico, comience a verlo por las noches, y verá como muy pronto algunos

demonios se mudan a su casa.

Aunque la evidencia de lepra ‘corrosiva’ no significaba presencia de demonios necesariamente, revelaba

contaminaciones diabólicas. De esa manera la prueba de los siete días era la ‘prueba de Dios’ para hallar esas

impurezas. Tenga en mente que Dios es Omnipotente, (todo-lo-puede), Omnipresente (esta en todo lugar

simultáneamente), y Omnisciente (todo lo ve y sabe), por lo tanto, no puede ser sorprendido por algo o alguien. Si había

esa lepra rabiosa, estaba allí por una razón. Esa razón es de suma importancia para usted hoy. ¡Dios nunca es

sorprendido!

Dios habló a Moisés acerca de esta plaga mucho antes que los judíos alcanzaran Canaán porque quería hacerles

notar un punto: ‘Moisés, si los sacerdotes entran en alguna casa y encuentran esta plaga de lepra, ten mucho

cuidado de derribar esa casa inmediatamente, piedra por piedra, viga por viga. Derríbala completamente, si

tienes que hacerlo, porque hay contaminaciones mortíferas escondidas. Mi Pueblo tiene que cuidar de hacer

estas cosas meticulosamente o sufrirán por causa de la corrupción’

Los antiguos rabinos judíos, enseñaban que Dios estableció esta plaga por causa de la demora por el pecado

de Israel a orillas del rio Jordán cuando se entregaron al temor, duda, e incredulidad y rehusaron entrar en la Tierra

Prometida. Este pecado transformó una travesía de cuarenta días a través del desierto a una marcha de muerte de

cuarenta años para toda esa generación. Para cuando la nueva generación puso sus pies en la tierra de Canaán, las

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noticias acerca del Poderoso Dios de Israel ya eran conocidas a los cananeos. Conocían muy bien las historias de

Jehová, el Dios Hebreo, y no es de sorprenderse que tenían temor, preguntándose como harían para impedir que estos

imparables invasores y su Poderoso Dios no entren en su tierra. A lo largo de estos cuarenta años de preocupaciones

y maquinaciones por parte de los cananeos al contar y volver a contar las historias de la derrota en el Mar Rojo del

ejercito de Faraón, buscaron maneras de proteger sus bienes y defender sus propiedades. Finalmente se dijeron: ‘Si

ese Dios hará poseer a esos Hebreos a nuestra tierra. Si les va a dar nuestras casas, nuestros pozos, nuestros

viñedos, y nuestra tierra de leche y miel, vamos a esconder nuestras riquezas para que no las encuentren’

Entonces, de acuerdo a los rabinos, los cananeos comenzaron a esconder su plata y oro en maneras ingeniosas.

Algunas veces hicieron cosas ingeniosas, con la esperanza que los judíos continuarían sus caminos y eso les permitiera

recuperarlos. Otras veces convirtieron sus joyas en pequeñas porciones para que esos tesoros no estén fácilmente

disponibles a los invasores.

Mientras los años de deambular en el desierto continuaba para los israelitas, los cananeos y amorreos fundieron

ms y ms de sus metales preciosos convirtiéndolos en pequeños dioses-demonios que podían ser fácilmente escondidos

en las paredes y cimientos de sus casas. Cuando, finalmente los israelíes entraron en la tierra de Canaán, ocuparon

casas maldecidas por la presencia de esos ídolos fabricados por los antiguos habitantes de esas tierras.

Dios diseñó la plaga de lepra para advertir a Su Pueblo de la existencia de esos dioses paganos. Muchas veces,

cuando los israelitas derribaban las paredes o excavaban el piso de sus casas, luego de encontrar las señales de

manchas rojas o verdes, encontraban estos pequeños demonios de oro y plata escondidos en compartimientos secretos

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en las paredes. Dios sabía que esos ídolos estaban allí. Usó la plaga de lepra para compartir esta información con Su

Pueblo. ¿Porque Dios no se olvidaba de estas cosas? Por la misma razón que no pasa por alto el pecado de su casa.

No compartirá Su habitación con el maligno.

5. Limpieza Personal y declarando la Cura.

En muchos hogares cristianos, por causa de ignorancia, se han convertido en casas donde se adoran demonios.

Dios proveyó el sacrifico de Jesucristo para la expiación de nuestros pecados, y Su sangre nos limpia y protege a todos

los que le acepten como su Salvador, pero El no vivirá en nuestros hogares si debe compartirlo con demonios. Muchos

cristianos, por mera ignorancia esperan que Jesús haga precisamente esto. Le dieron lugar a dioses extraños sin es

intención y ahora sufren los efectos de esa contaminación. Eso sucede con regularidad cuando cristianos regresan de

viajes alrededor del mundo, o hacen compras en casa de importación, regresan trayendo demonios en sus bolsas de

compras.

Llámame ‘mente estrecha’, predicador supersticioso si eso desea hacer, pero la Palabra de Dios claramente

señala que Dios no compartirá su casa o habitación con dioses caseros. Usted juega con fuego al decorar su casa con

dioses extraños, incluyendo, pero no limitado a:

a. Muñecas voodoo y amuletos del Caribe.

b. Talismanes, figurillas, dioses hindúes, encantamientos o dioses chinos, y similares del Medio y Lejano

Oriente.

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c. Fetiches, talismanes, tambores rituales, encantamientos y muñecos medicinales de África.

d. Dioses hawaianos ‘tiki’, muñecas ‘kachina’ (de los antiguos indios Hopi), figuras indígenas, aun varas para

adivinar de brujos.

e. Figuras animistas y otras figuras artísticas de brujos en México.

Estas cosas fueron creadas y nombradas para la adoración de espíritus inmundos, no Dios. Aun si usted dice:

‘Bueno, yo no los adoro’ todavía le debe a Dios una explicación de porqué los expone abiertamente en las

habitaciones de su hogar. Esa era la costumbre cananea, una práctica común en muchas religiones del mundo. Se lo

repito, Dios no habitara un hogar con cosas del diablo. Tampoco dará más gracia a su hogar si usted rehúsa limpiar el

resto de toda inmundicia que la contamina.

Usted puede asistir cualquier culto de Avivamiento, caer al suelo, sacudirse como una hoja al viento en otoño,

pero yo le digo: ‘Y eso qué?’ si usted regresa a su hogar y vive la misma clase de vida de pecado de la cual Dios le

estuvo advirtiendo en los últimos cinco años. ¿A quién trata de engañar? No importa cuánto usted corra, baile, o se

sacuda, o cuantos testimonios impactantes usted de acerca de gloriosas visitaciones de parte de Dios que usted tuvo,

no trate de convencerme que la unción de Dios estará en su hogar si usted sigue tratando su esposa como basura,

dormitar en frente de películas cuestionables, u hojear revistas, mirar videos, o leer libros con material inapropiado o

cuestionable. De la misma manera no se haga el santo en la casa de Dios si usted abusa su esposa o hijos con

berrinches, acusaciones, o lenguaje profano.

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Muchas personas les gustan estar en la Iglesia por la atmosfera de paz y confort que ofrece la Presencia de

Dios. Dicen: ‘Esto es maravilloso. Siento la Presencia de Dios en este lugar’. A dios no le gusta que solo

experimente Su Presencia cuando viene a la Iglesia. Quiere que usted lleve Su cercanía y Su santidad a su hogar con

usted para que Su Presencia permanezca siempre con usted. Debo advertirle, para ser honesto que esto no es barato.

Muchos de nosotros tenemos que orar fervientemente y hacer una limpieza con seriedad antes que nuestros hogares

sean lugares aptos para que el Señor habite en ellos. Recuerde que Dios es muy particular con las ‘juntas’ que tiene.

No vivirá con el pecado y el mal.

A través de los años, y mucho antes que el Avivamiento llegara a Pensacola, tuvimos que disciplinar algunos de

los miembros de la Iglesia. Les dijimos: ‘Miren, ustedes son libres para asistir a esta iglesia, pero no van a llevar una

tarjeta de miembros si continúan haciendo esto o lo otro en sus vidas’. Si la gente se involucra en adulterio, viven como

homosexuales, o se enredan en otros pecados evidentes, que no quieren abandonar o arrepentirse, obedecimos la

Biblia y los disciplinamos. Si todavía, después de eso, rehusaban arrepentirse de sus pecados voluntarios, entonces

rehusamos comer con ellos. Si alguien anhelaba o quería una posición de liderato o autoridad en la iglesia, queríamos

saber cómo gobernaba su hogar. Las Escrituras dicen:

¿Porque si alguno no sabe cómo gobernar su casa, como podrá cuidar de la Casa de Dios? (1 Tim.

3:5)

Amigo., creo en la santidad porque la Biblia dice que sin santidad nadie verá al Señor, (Hebreos 13:14). Dios no

se moverá en nuestras iglesias hasta que no tratemos con el pecado, la rebelión, la promiscuidad sexual, o cualquier

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habito no santo que impregne nuestra vida. Tales comportamientos dañan nuestro testimonio cristiano y trae reproche

al Nombre de Jesús. Hace que los cultos sean secos, oración, y prédica. Gradualmente, el Espiritu de Dios se contrita

de tal manera que abandona ese lugar para que disfrutemos de los pecados que elegimos en lugar de Él, y la atmosfera

en nuestras iglesias y hogares se hacen tan secas que la gente no puede aguantarlos.

Josué cruzó el Rio Jordán con toda confianza armado con las promesas de Dios, pero pecado oculto cortó la

provisión de Dios, protección y bendición! Después que los Israelitas destruyeron completamente la ciudad fortificada

de Jericó, Josué envió una pequeña fuerza para destruir la débil ciudad de Hai. Fue impresionado cuando los superados

defensores de la ciudad humillaron el ejército de Josué. Cuando comenzó a quejarse a Dios de que no había cumplido

sus promesas, el Señor le dijo que se levante del piso. Luego le dijo que era mejor que tratara con el pecado en el

campamento si esperaba que Dios peleara a su favor. Mire lo que Dios le dijo a Josué:

No pueden, pues, los hijos de Israel hacer frente a sus enemigos; vuelven la espalda delante

de sus enemigos porque han venido a ser anatema. No estaré más con vosotros a menos que

destruyáis las cosas dedicadas al anatema de en medio de vosotros.

Levántate, consagra al pueblo y di: "Consagraos para mañana, porque así ha dicho el

SEÑOR, Dios de Israel: 'Hay anatema en medio de ti, oh Israel. No podrás hacer frente a tus

enemigos hasta que quitéis el anatema de en medio de vosotros.' (Josué 7:12-13)

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Dios no fue misericordioso con alguien que no era ignorante. Dijo: ‘No estaré más con ustedes a menos que

traten con el pecado. Levántate y manos a la obra’

6. Expiación para la Casa.

Los problemas espirituales requieren soluciones espirituales. Dios fue muy claro y estricto con el poder y

la realidad en el mundo espiritual que esos dioses/demonios apuntaban. Los dioses/demonios son pararrayos para la

actividad demoniaca. Era esa actividad que advertía acerca de presencias demoniacas, que hizo que Dios advirtiera

tan seriamente a Su Pueblo para que examinaran sus casas y las limpien de ser necesario:

Entonces, para purificar la casa, tomará dos avecillas, madera de cedro, un cordón escarlata

e hisopo, y degollará una de las avecillas en una vasija de barro sobre agua corriente. Después

tomará la madera de cedro, el hisopo y el cordón escarlata, junto con la avecilla viva, y los mojará

en la sangre de la avecilla muerta y en el agua corriente, y rociará la casa siete veces. Así purificará

la casa con la sangre de la avecilla y con el agua corriente, junto con la avecilla viva, con la madera

de cedro, con el hisopo y con el cordón escarlata. Sin embargo, a la avecilla viva la dejará ir en

libertad, fuera de la ciudad, hacia el campo abierto. Así hará expiación por la casa, y quedará

purificada. (Lev 14:49-53)

Cuando se encontraba con contaminación demoniaca, Dios demandaba algo más que métodos humanos de

limpieza. Demandaba expiación, que significa ‘cubrir’. La expiación siempre se hizo a través de la sangre de algún

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inocente sacrifico para resaltar el horror del pecado humano. Después del sacrifico de expiación por la casa

contaminada, el sacerdote tomaba hisopo, (hierba amarga), la sumergía en la sangre del sacrificio, y la rociaba en la

tierra rasa donde la casa contaminada alguna vez estuvo erigida. Esta ceremonia de expiación debía ser realizada para

limpiar el sitio donde la casa que fue derribada una vez estuvo. No se podía construir una casa nueva sin que antes se

hiciera expiación.

La Ley de Moisés requería expiación por cada casa contaminada. En otras palabras, si había pecado, debía ser

la sangre, sangre inocente. Hasta que no se derramara sangre, la casa no podía ser limpia en el mundo espiritual.

Cualquier contaminación que el sacerdote encontrara debía ser limpiada y expiada completamente antes que alguna

‘casa limpia’ pueda volver a edificarse en el predio. Una lepra persistente era indicativa que algo andaba mal – tanto

en el mundo físico como en el espiritual. Si usted tiene apendicitis, usted experimenta síntomas de fiebre y dolor en el

cuerpo. Si usted se enfoca en tratar los síntomas, podría llegar a perder su vida. La fiebre y el dolor son síntomas de

un problema más profundo y serio. Hay síntomas en su casa que son tan reales como los síntomas físicos de una

enfermedad seria, algo anda mal. Deje de ignorar los síntomas.

El Espiritu Santo quiere advertirles a algunos que están leyendo este libro: ‘Hay una lepra persistente en su

casa, señor, señora. Usted sufre un entorno de esterilidad en su hogar tan cierto como lo que los Israelitas sufrían

cuando aparecían rayas rojas y verdes en las paredes de sus casas. Tal vez no pueda ver la contaminación por las

capas de pintura o papel pintado que recubren las paredes, pero eso no cambia el hacho que hay algo ahí. Algo en su

casa tiene que salir si usted quiere que la unción y la presencia de Dios le llene cada día y permanezca con usted no

importa donde se encuentre.

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¿Hay algún Sacerdote de Guardia?

Si usted es esposo o padre, quiero que lea estas palabras muy cuidadosamente ‘Dios lo llamó para que sea

el sacerdote de su hogar’. Si algo no anda bien, no esconda su cabeza en el diario y pretenda que todo está bien.

Cuando su esposa o hijos se acercan a usted preocupados por la familia, escúchelos y toma parte activa ocupándose

del tema. Al traerle a usted sus preocupaciones, intuitivamente siguen el antiguo modelo de Dios. Están llevando el

problema al sacerdote. Quieren y necesitan que usted se levante y sea hombre.

Levántese y examine la casa. Vea si el muro alrededor de su casa tiene agujeros o fue roto. Limpie su casa de

demonios si tomaron residencia allí. Saque la serpiente de su casa. Tal vez deba declarar, “Aquí no hay descanso.

Estamos insultándonos y contestándonos mal unos a otros. Esto tiene que terminar. Como sacerdote de esta casa, me

levantaré, mantendré la guardia en alto y tomaré mis responsabilidades seriamente. Voy a revisar cada pared y cimiento

de cada una de las habitaciones con una lupa, si tengo que hacerlo. No descansaré hasta que encuentre que es lo que

hay que no tiene por qué estar’. Amigo, no tendrá que buscar mucho tiempo. El Espiritu Santo le dará discernimiento

que le llevará directamente donde está la plaga en su casa. Le mostrara donde está la contaminación, si en su casa o

en sus ocupantes.

1. Haga un inventario de su hogar.

Permita que el Espiritu Santo le guie. Le pondrá en su espíritu las cosas que Le ofenden y entristecen. Tal vez

le muestre donde usted está jugando con actividades cuestionables y otras cosas ilegales que en el pasado usted tal

vez jamás hubiera tolerado. Tal vez le advierta acerca de hábitos y actividades que han sido parte de la familia por

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tantos años que usted está acostumbrado. Sea lo que sea que Le muestre, limpie cuidadosamente cada área. Si usted

no sigue esas instrucciones al pie de la letra, confesando cada área de problema y limpiando su casa completamente,

muy pronto verá que perdió el fuego de Avivamiento de Dios. Aun puede llegar a apartarse del Señor – todo porque no

trató con las plagas que el Espiritu Santo le reveló. Si eso sucediera y otros creyentes lo encuentran en algún lugar, no

les diga que dejó de asistir a la iglesia porque sus ocupaciones aumentaron. Dígale la verdad, sabrán lo que sucedió –

que usted no limpió su casa para que la unción de Dios pudiera habitar. Limpie su casa cuidadosamente para que la

impureza no sea bienvenida.

Una casa continuamente contaminada se torna una sanguijuela del diablo. Drena la unción de su vida, y como

la sanguijuela, esta engorda y usted se debilita cada vez más. Por eso, Pablo dijo que deberíamos ‘. . . dejar de la do

cada peso, y el pecado que tan fácilmente nos asedia’ (Hebreos 12: 1ª). Dios quiere revestirle de Su poder para que

haga todo lo que necesita ser hecho en su casa. No descansará hasta que usted confronte todo lo que abre la puerta

a la influencia del diablo en su hogar.

2. Haga que los ocupantes de su hogar se examinen ellos mismos y las juntas que tienen.

Las actividades de los fines domingos a la noche es un buen lugar para comenzar. ¿Se reúne con amigos

después del culto en la iglesia – o regresa a su casa, se pone cómodo y comienza a criticar el culto? Algunos creyentes

les llaman comunión, pero dudo que el Espiritu Santo usara ese término. El problema es que usted no solo disfruta la

comida, pero también disfruta ‘predicador al horno’ como plato principal y ‘líder de alabanza’ como complemento,

con porciones liberales de miembros del coro, ancianos, diáconos como adornos del plato. Algunas veces lo

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complementa con ‘esposa de pastor flameada’ o ‘pastor de jóvenes extra celoso con helado’. Por supuesto que

usted le pidió a Dios que bendijera su comida, pero debería saber que Dios jamás bendeciría semejante desastre. Eso

no es una comida, es una chusma de linchamiento, y hacemos todo esto en el nombre de la comunión.

Los domingos no son el único día en que esas desastrosas comidas suceden en su hogar. Tal vez pasa cada

cena hablando mal de su jefe o compañeros de trabajo. Tal vez su guiso favorito lo condimenta con comentarios

sarcásticos hacia su cónyuge o hijos. Por el otro lado, palabras pecaminosas motivadas por celos, odio, envidia,

amargura, disensión, falta de respeto, o lujuria hace su comida más picante. Dio no puede ni tampoco bendecirá sus

comidas (u hogar) cuando sus actitudes, conversaciones, o comportamiento revelen que la compañía con pecadores,

los placeres, o hábitos malos lo contaminan.

Sus palabras Contienen Poder.

Jesús dijo:

‘Las palabras que Yo les hablo son espíritu, y son vida’ Juan 6:63b)

¿Se puede decir lo mismo de sus palabras? Muy a menudo, me temo, su respuesta debería ser: ‘Las

palabras que hablo son espíritu y muerte’

Las palabras son fuerzas poderosas. Revelan lo que hay en el corazón. Jesús dijo:

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El buen hombre del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el mal hombre del

mal tesoro de su corazón saca lo que es malo: porque de la abundancia del corazón habla la boca.

(Lucas 6:45)

Lo que usted dice sale de lo más profundo de su ser. Por lo tanto, sus palabras revelan la condición de su

espíritu. Al dejar las palabras su boca, el ‘espíritu’ de lo que acaba de decir llena el aire y comienza a rondar el hogar.

Sea para lo bueno o malo, hacen de su hogar su lugar de residencia, o su lugar de trabajo, su iglesia – dondequiera

que haya estado cuando pronunció esas palabras. Como burbujas de aire, las palabras explotan y comienzan a afectar

el lugar. Palabras ácidas, ponzoñosas, negativas escupen influencias destructivas en su entorno. Palabras cariñosas,

de afirmación, consideradas, por el otro lado, enriquecen el entorno y lo mantienen fluido y libre.

Estas influencias o espíritus se mueven de una persona a otra, a la siguiente y así sucesivamente. La Biblia

llama a esto ‘transferencia de espíritus’:

Y el señor descendió en una nube, y hablo a Moisés y tomó del espíritu que había en él, y

se lo dio a los setenta ancianos, y sucedió que cuando el espíritu se posó, profetizaron y no

pararon. (Números 11:25)

La misma influencia en lo negativo sucedió totalmente fuera de la bendición de Dios cuando el espíritu de temor,

duda, e incredulidad saturó los diez temerosos espías a su regreso de la Tierra Prometida. Este espíritu negativo fue

transferido a toda la nación de Israel. (Números 13:26 – 14:4). El resultado de esta transferencia negativa fue que

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todos, con excepción de dos miembros adultos de esa congregación fueron privados de entrar a la tierra que Dios les

había prometido. Murieron como vagabundos en el desierto porque habían aceptado el espíritu negativo de los diez

espías que los apartaron.

Las palabras que usted habla en su hogar son ‘espíritus’. Lo mismo es verdad para palabras que otros hablen

allí. Dejan en libertad lo que sea que hay en ellos tan seguro como que el sol sale cada día. Lo que ‘suelten’ es asunto

suyo, amigo. Sus palabras y las palabras de otros que entran bajo su techo liberan bendiciones o maldiciones sobre

todo su hogar. Tal vez usted está acostumbrado a muchas alternativas, pero Dios solo tiene dos:

Llamo al cielo y la tierra como testigos hoy en contra de ustedes, que he puesto delante de

ti la vida y la muerte, la bendición y la maldición, por lo tanto, elije la vida para que tanto tu como

tu simiente puedan vivir. (Deuteronomio 30:19)

No hay alternativa. Las palabras que elegimos hablar liberan vida o muerte en nuestros hogares. Así es, punto.

Si fuéramos sabios, guardaríamos mucho nuestras palabras que salen de nuestras bocas y de la boca de los que nos

visitan o viven en nuestras casas. Ejerciendo autoridad sobre cada palabra que entra a nuestros hogares, cuidaremos

también las palabras que otros hablen cuando nos visitan. Si usted se encuentra diciendo a su cónyuge: ‘No sé porque,

pero cada vez que esta gente viene de visita, siento que necesito un baño cuando se retiran’, haría bien en considerar

cuidadosamente las palabras, espíritu, esta gente introduce a su hogar. Muy probablemente esa gente condena a su

pastor, critica la iglesia, se burla del fuego del Avivamiento, o llamando al mover del Espiritu Santo obras de la carne.

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Si sus amigos siempre critican o cuestionan las cosas de Dios, si continuamente calumnian y chismean del

Pueblo de Dios, aquí está mi consejo como pastor: ‘No los invite nuevamente a su casa’. ‘Oh, pero fuimos amigos por

muchos años’, me contesta. Tal vez es tiempo de reconsiderar esa amistad. Cada minuto que pase en esa compañía

les da la oportunidad para transferir sus actitudes negativas, pensamientos, y comportamientos a usted.

Por difícil que sea, usted debe ser cuidadoso de nunca poner relaciones encima de principios, o gente encima

de la Palabra de Dios. Hacerlo equivale a llamar al basurero y pedirles que traigan basura y la vuelquen en la sala de

su casa. El aroma de lo que haya en esa basura pronto llenará toda la casa. Lo mismo es verdad con los amigos de su

hijo. Cuide con quienes se juntan y a quienes invitan.

Usted puede elegir vivir con ese olor si quiere, pero también debe prepararse para la esterilidad que inundará el

lugar. El olor a basura podrida permanece en el lugar. Malignas palabras o compañías no santas tienen un efecto

similar. Cuando usted le da lugar, pronto verá que el ambiente donde usted vive destruirá la vida en lugar de renovarla.

Usted debe tomar la decisión. ¿Elegirá una atmosfera que refresca, preserva, anima, y renueva a usted y a

todos los que entran a su hogar, o vivirá en un lugar estéril, una casa sin vida dominada por la ira, las peleas, el dolor,

las peleas, y muerte? Usted no puede culpar a otros por lo elige, porque usted tiene la autoridad para censurar lo que

entra en su casa.

Dios le ha dado todas las herramientas necesarias para establecer un hogar lleno de risas, paz, respeto, y amor.

Le ha hecho a usted un sacerdote y rey a través de Cristo Jesús, (Apocalipsis 1:6). Ahora, de be poner todo lo que le

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dio a trabajar. Debe obedecer Su Palabra y rendirse a la guía de Su Espiritu. Cuando realmente se canse de vivir bajo

cielos de bronce en un hogar estéril, no habrá esfuerzo, sacrificio demasiado grande con tal de sacar la lepra que

invadió su hogar. Cuando llegue a ese punto usted se podrá levantar en el nombre de Jesús y hacer algo al respecto

de la plaga que le azota.

Es tiempo de limpiar la casa! Dios espera a la puerta. Al limpiar todas las conversaciones negativas, lealtades

idolatras, y hábitos no santos y echarlas fuera, El entrará y llenará cada habitación de su casa con la dulzura de Su

Espiritu y el poder de Su unción. Esto, le garantizo, es lo que su corazón estuvo anhelando.

Recuerde, Dios no dejará Su Espiritu de Avivamiento mucho tiempo en alguna Iglesia si no limpiamos nuestros

hogares. Seria doblez de vida. El levantará Su Espiritu y dirá ‘Ichabod’ – la gloria ha partido – sobre la puerta de

entrada. No se acerca de usted, pero yo haré todo lo que este a mi alcance para proteger la Paloma para que no sea

entristecida u ofendida en mi hogar o en la iglesia que pastoreo. No quiero que la Paloma levante vuelo.