Caracruzedu

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La Cara: El deporte. El deporte en sí.

Bueno, en este caso vemos a unos chavales jugando al futbol. Fútbol, deporte rey. Era casi

necesario que las imágenes fueran de este deporte.

Nadie puede negar que la práctica de deporte es positiva, y en muchísimos aspectos. Siempre te

puedes lesionar, hacer daño, herir emocionalmente o personalmente, pero es algo que

inevitablemente forma parte del deporte, y hay que convivir con ello. Es muy difícil practicar

deporte y no correr ciertos riesgos.

Practicar deporte nos pone en forma, mejora nuestra condición física, nuestra resistencia, y

reduce o aleja nuestras fronteras físicas. Además, nos mantiene en estados óptimos de salud. El

deporte nos hace estar sanos. Vivir probablemente más, mejor.

Practicar deporte estimula nuestra inteligencia y mejora aspectos de la percepción sobre

nosotros mismos. La actividad deportiva nos plantea problemas que hemos de resolver en el

momento de juego, a veces en plazos muy cortos de tiempo. Pensar hacia dónde doy el pase, si

muevo el peón o el alfil… Además, cuando practico deporte supero retos tanto intelectuales

como terrenales, y superar estos retos es bastante estimulante. Hacer un kilómetro más al día

siguiente, o bajar una pista de más dificultad para mañana. Pequeños (o no tanto) retos

autoimpuestos que intentamos superar.

Mens sana in corpore sano…

Además, el deporte infunde valores a quien lo practica. Compañerismo, respeto hacia tu

adversario y compañero, exigencia personal, afán de superación, concentración, valoración del

trabajo del resto o, en el caso de los deportes individuales, del trabajo propio, conocimiento de

mis propios límites y procurar superarlos.

Más alto, más rápido, más fuerte…

La práctica del deporte es muy positiva, por todo lo que hemos comentado. Es una de las

mejores caras que nos puede ofrecer el deporte: él mismo.

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La cruz: la violencia

Personalmente esta imagen me resulta llamativa. Bastante llamativa.

En lo primero que me fijo es en la luz roja que proviene la parte izquierda de la imagen. Vemos

humo en la foto, seguramente provendrá de ahí.

En la parte superior, a varias personas agolpadas en una valla. Parece que miran algo, se agitan,

se mueven, alguno incluso grita. Vemos que todos son jóvenes.

En la parte central, un policía antidisturbios con la porra levantada. Para golpear. La escena

sobre el antidisturbios es confusa. ¿Le están cogiendo un brazo? ¿A qué golpea? ¿Qué le están

diciendo desde más arriba?

La luz roja y el humo le dan un aire bastante significativo a toda la escena.

En esta imagen vemos la violencia en el deporte, concretamente en el fútbol. A mi parecer, uno

de los aspectos más deplorables del deporte.

Al parecer la violencia y el deporte siempre han ido unidos. Basta un rápido vistazo a la

internette para averiguar que ya en la antigua Grecia era frecuente la violencia durante los

acontecimientos deportivos.

En mi opinión, el deporte va unido a la violencia. Pero hay grados de violencia.

El deporte, podríamos decir, es una expresión del ser humano, de su condición de tal. No

vemos entre animales deporte, así como no vemos pintura, música o escultura. Las

particularidades del ser humano son las que permiten que exista desde el arte hasta el deporte,

que incluso a este podemos considerar como arte.

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Y ni mucho menos el arte está exento de características humanas. El odio, la pasión, el amor, la

tristeza, alegría… todo esto, los sentimientos, emociones, vivencias que nos caracterizan, que

nos definen, encontraremos en la música, en el cine, en el teatro, en la pintura y en el deporte.

Pero de algún modo, el deporte está más relacionado con la violencia. El hecho de que sea

generalmente de carácter físico ayuda a esta relación. El contacto, la adrenalina, la competición,

la emoción de, por ejemplo, enfrentarse a otra persona en un campeonato y saberse ganador o

perdedor libera nuestras emociones más fundamentales y básicas, como es la violencia.

También la empatía. También el compañerismo, la sensación de grupo. Pero la violencia, la

agresividad, el enfrentamiento, están presentes en el deporte.

Ocurre muchas veces que el deporte, por esto que acabamos de comentar, se convierte en una

forma de ejercer la violencia. El deporte como escusa, como conducto. La violencia, la rabia, el

odio de un individuo puede ser expresado mediante el deporte, y ya no como participante en

éste, sino como espectador identificado en el proceso deportivo.

Además existen factores que aumentan esta violencia. La colectividad y la consecuente

sensación de colectivo o grupo, llamémoslo borreguismo que proporciona el formar parte de

una afición. La excusa de pertenecer a X ideología para justificar la violencia en estas

creencias, generalmente también aborregadoras. La masificación de deportes como el fútbol,

deporte global, internacional y rey por excelencia, al menos en Europa y gran parte de

Sudamérica. Creo que todo el rato estamos dando vueltas al retorno de un estado quasi-animal y

encima en forma de rebaño. Borregas furiosas. Dicho así le quita dramatismo.

Investigando un poco, vemos que los personajes de la foto pertenecen al grupo Ultra Bad Boys

(Estrella Roja, Serbia). ‘Su complicidad en la guerra balcánica de los años noventa es conocida,

así como su afiliación con el Tigre Arkan –criminal de guerra- y con el ex dictador Slobodan

Milosevic, quien los llegó a usar como tropas. Cada año se enfrentan contra la hinchada del

Partizan (su rival en Belgrado), golpeando a sus fanáticos con bates y tubos. Los Ultra Bad

Boys llevan ese comportamiento a sus propias filas: cuando sientes que su equipo no deja el

alma en la cancha, han llegado a irrumpir en los entrenamientos para golpear a jugadores.’

En fin. Borregas futboleras fascistas furiosas. ¿Qué mas se le puede pedir al deporte?

Supongo que nunca veremos ultras del curling simpatizantes de Pinochet lanzando bengalas en

un estadio y haciendo que intervengan los antidisturbios. ¿O mejor les damos tiempo?