BEMANAHtO FCkTIVO, LITERAniQ ARTÍSTICO T DE ACTUALIDADES

BUENOS AIRES. 1 . * DE OCTUBRE DE 1904 N. 313

FIN DE TEMPORADA

Ni el asalto de una iglesia por bandoleros sin fe, ni los yernos arramblando con el caudal de los suegros: nada puede compararse con aquello, porque fué

una merienda de negros.

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EL CÓNSUL ALEMÁN Y MARTHOS DEL CRUCERO EN LAS CARRERA'

FEDERICO URIOSTE CELSO

Buen cliasco nos hemos chido los que

creíamos que el hermoso hijo de Gay

Herrait y Nesta era una fiel reproduc­

ción de sus hermanos, prototipos de

la falta de corazón y de condiciones pa­

ra llcííar á la distancia.

Celso va lejos y su triunfo en el clá­

sico Coronel Martínez ha sido elocuen­

tísimo, demostrando s^randes medios de

acción. No será un crack p t ro sí un ca-

bal'o muy útil para la bien montada ca­

balleriza i.S'.ud Piringo) que cuenta ade­

más con Oevil y Pretendiente; éste i'il-

timo es considerado el mayor enemigo

de Oíd Man.

Bend'Or consiguió entrar segundo sa­

cando fuerzas de su riqueza de corazón,

pues su (st do es calamitoso.

H A R Á S \'IKIC>

El lunes próximo se rematarán los

productos de esta cabana. Nos permití

mos r¡ecomenJar el selecto lote.i to q le

cuenta con licrgerac (medio hermano

de Oíd i lan I, .It/iieroiite i h e r m a n o de

Alcázar!, BeiKler, Beba (hermana de

Bend'Or), etc.

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representada únicamente por Padilla,

producto regular, que será nuestro fa­

vorito consecuente con nuestra idea

de la superioridad del elemento joven.

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yaba, Magnética, Leyenda y la yunta

del ,Stud Don Gonzalo, que será nues­

tra carta.

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1."

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Gay Simón.

Padilla.

Don Gonzalo

Tres de Oro.

Flor Morada.

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Se ruega á todos los lectores de «Caras y Caretas» se sirvan llenar y enviar el cupón que antecede El cupón deberá llenarse en esta forma: Para los cinco primeros premios escribir en la línea y á

•continuación de los números respectivos las ciiuo letras que correspondan á los cinco retratos que, isegún su criterio, sean acreedores á dichos premios; y en igual forma los premios sucesivos hasta com­pletar los veinticinco.

Se admiten los cupones hasta el día 15 de octubre y el resultado se publicará el día 22 del mismo mes, adjudicándose los premios á los que resulten con mayoría de votos.

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cada uno, s i tuados en Billinghurst, próxi­mos á la estación Caseros del Tranv ía Ru ra l á Vapor y á la estación San Mar t in del F . C. B. A. y R., que figuran en el p lano del progresis ta pueblo, como sigue :

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Cinco premios de cinco libras esterlinas cada uno.

Cinco premios de t res l ibras esterlinas cada uno. Cinco premios consistentes en ot ros t a n t o s ju­

guetes cuyo cos to no baje de quince peso» cada uno.

Cinco premios representados por igual número de juguetes de diez pesos de va lor cada uno.

IMPOIITAMTEi Las escrituras de propiedad correspondientes & los

cineo lotes de terreno, se entregaran libi'es de todogasto.

P a r a más da tos relat ivos á los terrenos que consti tuyen los primeros premios de este concurso, dirigirss al señor Mar iano J. I turr iza , Victo­ria, 536.

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LA PÁGINA "CASSELS"

N'4 ARTÍCULOS

ÚTILÍSIMOS

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Los Catálogos i lustrados de nuestra casa de que

y a n o s c u e n t a u n o s qu ince , son conoc idos po r t o d a la

Repúb l i ca por s u s n ú m e r o s . E l ú l t imo n ú m e r o c u a t r o

r e i m p r e s o e s de m u c h a i m p o r t a n c i a e s p e c i a l m e n t e á

l a s s e ñ o r a s . Cont iene t r e s c i e n t o s g r a b a d o s de a r t í cu los

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DE ITALIA

l a mnoieipalizafiófl del pan eo Catania.—El Ferrapsío en MiláD. —Emilio Ciclón en Soitcnto. —Tiiiinío de uu caballo Italiano.

f Hace ya casi dos |años que en Cata-•nia funciona el ser-'vicio municipal del pan, uno de los m:ls utrevidos e x p e r i ­mentos de munici­palización que has­ta ahora se hayan hecho Las positi­vas ventajas alcan­zadas, s e g ú n los primeros, son las siguientes: 1." Re­baja deí impuesto sobre l a s har inas que en otras ciuda , des redunda en be­neficio de los neg-Q-ciantes. 2.** Cese de la lucha entre el

, mu nicipio y los pro­veedores y reven­dedores por l a s ta­rifas, l u c h a que ¡provocaba huelgas. 3." Mejoramiento de la calidad del pan que no podía ser

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HOT;\OS Y PERS^XAT. DE ; ! l ' . \ l , DK P A N EN CATANIA

la ciudad, quienes festejan el /erra-gosto merendando en lo alto de] célebre Duomo de la cate­dral de Milán.

—Emilio Chiara-dia, eminente hom­bre piiblico. ex di­putado, delegado al congreso postal in­ternacional deWas­hington, orador fá­cil é instruct ivo,ha muerto después de cuatro años de cruel enfermedad, en Vi­lla Rambaldo. cerca de Vicenza. el 9 de agosto pasado. Ha­bía nacido en 1839.

—La mayor par­te de les techos de Lis casas de Sorren-tü, fueron ar ranca­dos pore l temporal ; v e i n t e kilómetros devastados y cua­tro personas ente-

L A c u FRKACIUV D F L «1 ' I I «IM I Mn» Di

vigilada en l o r m a efi caz. —Milán ha

c e l e b r a d o una vez más s u célebre t i e s t a del feyrao^osto. Italia here dó esta fies ta del mun­do pagano y la celebrael 15 del mes. -le detiene la vida in-diT^trial, se p.iraliza < I movimiento di. la ta rea n 1 d i n aria, ii a s t a l o s iliaiios sus-l> cnd en su 1 ulilicaciún. V todo el mundo hu-\ c íl l a s .ilucras, al \ r ide. . . ex­c e p t o l o s que no pue­den salir de

r radas bajo l o s escom­bros de una casa a d e ­más de no pocos heri­dos, han si­do las más l a m e n t a ­bles conse­cuencias de la tormen­ta.

—La clá­sica carre­ra al trote del campeo­nato euro­peo dio oca­sión á una brillantísi­

ma victoria de la pro­ducción ita­liana repre­sentada por Contralto,

yegua d e l sefíor J o s é Rossi q u e o b t u v o el triunfo so­bre 12 com­petidores.

FMTT.Tn ryTT.\r;\ni\ f E \ VIM A RAMBALDO

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E L C I C L C V D E S ü K R F X r O . RIMNAS FtATO LAS i^M^i SE FXCOXTRARON C U A 1 R 0 TÍ-RSOXAS

;i. C A B A L L O ITALTAKO « C O M R M.TO • , QUK ITA GANADO EN BADEIÍ E L CAMPEON'ATO E ü l i O P K O Dl£ C A R l i l i l í A A L TROTIí

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DE ESPAÑA

Cofleorso úe tiro á la p t loma .—la exposielóo de Vitoria.—femearríl vascfl-astnriano.— HoDores á uo esetitoi kúm.

E L R E Y Y V A R I O S T I R A D O R E S BN B L TIRO X L A P A L O M A D B SAN SEBASTlXlT

/

I D O S JOAIJUÍ!» R I V E R O , G A N A D O R , E S COMPETENCIA COX E L R E Y , D E L P R E M I O D E I.A R E J N A .

Don Alfonso XI I I tiene una entusid'! •ta aficiún por el tiro á la paloma y p.K i :Por ser una de las «mejores escopeta^í» del reino.

Aprovechando el veraneo en San Se­bastián, acudía casi diariamente al lo­cal del tiro y concurrió al certamen en el cual, entre otros pre-

.mios, figuraba uno dona -do por la reina regente. Es te premio lo ganó don Joaquín María Rivero.

—La exposición última­mente celebrada en Vi­

ctoria, demostrat iva de los progresos de la industria española, fué visitada por el joven soberano quien tuvo allí oportunidad de admirar un g ran automó­vil, el primero fabricado en la península.

— Una de las líneas W-r reas que a t ravesa rá va

, r i a s d e las regiones más pintorescas de España , la del ferrocarril vasco-astu-

,riano, acaba de ser tendida en Astur ias , provincia qui­la referida linea pondr.i LAS cAr.r> en comunicación con las

EL P R I M E R A U T U M Í H M L L U N ^ .

EN E S P A Ñ A

F; :uMíocAlfK

COPA D E P L A T A D O X ' . D A P O R L A R E I N A P A K A P S I M I i K P R E M I O D E L CONCURSO D E T I K O .

d e S a n t a n d e r y V i z c a y a . —Luis Tabeada, el más popular de

^'los escritores festivos de la madre pa­tria, h a sido obsequiado con un ban-

KUíDO quete en Vigo, su pueblo natal . Hace algún tiempo fué bautizada una de las calles de dicha población con el nom­

bre del regocijado cronista de la «vida cursi»; nom­bre que figura en la lápi­da que costeada por subs­cripción popular ha sido recientemente colocada en la aludida calle.

Acaso ha sido el propó­sito de sus paisanos, hace r olvidar á Taboada el t r is te lance que en Vigo le ocu­rr iera y el cual le costó un ojo y le sirvió para escri­bir un montón de chistosí­simos artículos, que algu­nos firmarían aun cuando les costase otro ojo. De to­dos modos, cabe repetir en esta oportunidad lo que ya dijo el lupdador del «Ma­drid Cómico»; que con tal h o m e n a j e á T a b o a d a , quien se honra es su pue­blo. FOENO F,.\' I A I.fN-FA DEI . NLl iVO

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^ Como manotón de ahogado" Es la expresión que usa el señor Manuel Vilariño para

cimentar la envidiable reputación a que ha lleg:ado el extraordinario poder curativo del señor Joiquin Penadés, en sus ya innumerables hechos de verdadera trascen­dencia.

Harto conocidos son sus casos para que pretendamos repetir lo que todo el mundo sabe. Los enfermos des­ahuciados llegan á su consultorio para llevar la cura­ción radical de sus dolencias.

Cientos de testimonios han sido transcriptos en esta re­vista sin que se haya jamú.^ recibido una contradicción a lo que en esas cartas se manifies­tan, y ella es la prueba de las meritorias obras del insigne Penadés.

Lo ha dicho la prensa en pre-neral, Pcn.-idCí no es un misti­ficador, os un sabio creador del sistema de su exclusiva pro­piedad.

Nos manifiesta para que lo haíramos público, que él no ha salido de esta capital, ni que tampoco lo hará, por cuanto que tiene en cita su clientela, admiradores y amigos á quie­nes servir con su sabia pro­fesión.

Lo ha sabido por medio de sus pacientes que individuos mercenarios van A. las estacio­nes de ferrocarriles donde,á ¡a llegada de enfermos que se cos­tean del interior, les dicen que Penadés no se encuentra en Buenos Aires; que tiempo ha­ce fué á Montevideo ó Europa, y aquellos pobres que venían á recoger de sus manos la sa­lud, vuelven sin veral creador SBROK JOA?UIN PENADÉS de tan buen sistema de cura­ción. Esto es infame y don Joaquín Penadés los desmiente categóricamente. No se irá de esta metrópoli, nó.

Para hacer estas aclaraciones olvidamos los hechos que hoy se hacen públicos. No exigen comentarios. Los testimonios son elocuentes y dicen;

Buenos Aires, sep tierabre 8 de 1904.— Señor don Joaquín Penadés . — Distin­guido señor: Cuando una grave enferme­dad perturba nuestra salud,buscamos y re­buscamos el remedio para nuestros inaies. Pr imero recurrimos á la ciencia^luego al curanderismo, etc., etc., y no pocas ve­ces se ha de dejar el mejor procedimien­to para el último mo­mento, lo que da lugar á quese arrai­gue más y más la enfermedad de que SEÍÍOKA MAKÍA padecemos-

Por estos trances tan desesperados pasó mi seño­ra esposa, María Muñíz, pues durante c2«co ««os coiísecHíivosestuvo padeciendode una graveenfer-medad al hígado, que en más de una ocasión vi en pe­ligro su existencia, sin que la ciencia médica fuera quién para contrarrestar la enfermedad referida.

En virtud de que la ciencia se declara impo­tente, y como quien dice como manotón de aho­gado, recurrió á su consultorio, calle Paraguay, núm. 665,y enun breve espacio de tietipo desapa­recen todos los males que le aquejaban: come de lo que mejor le agrada y hace sus trabijos do­mésticos con una agilidad digna del que tan sólo disfruta de una completa salud. El que lea esto, le parecerá la cosa más insignificante, pero el que la vio en el estado que ella se encontraba, prohibida completamente para masticar alimen­tos, pues tan sólo se nutría con sémola y cosas

por el estilo; repito, los que la han visto se que­dan admirados, y no hacen más que elogiar su maravilloso poder.

.Estos son los motivos que me inducen á dirigirle lapresente ,coínoinuestra demimásprofundo agra­decimiento. Al par del que suscribe firman los testi­gos, quienes pueden justificar loque dejo expuesto.

Con l o q u e aprovechóla oportunidad para saludarlo con la más alta considera­ción y estima. S- S. .S.—fir­mado: Manuel Vilariño.— Testigos: Pedro Martínez, Santo Domingo, 1344.—An­tonio Bemoeta, Santa Ele­na, 375. — Paulo Colonna, Santa Adelaida, 633.

Calle Gazcón, 281, junio de 1904. — Estimado señor Penadés. — Deseando ha­cerle una demostración sig-' nificativa y un acto de jus­ticia por el sistema de cu­ración por Vd. implantado, y más, como un agradeci-j i iento sincero por la cura de mi esposa, Isabelle E. de Jagniaux, la cual por espacio de nueve años ve­nía sufriendo de fuertes do­lores en todo el cuerpo, principalmente en el vien­tre, bajo vientre y el cos­tado, no podía caminar sin faja, y sin que los t ra ta­

mientos preconizados por la ciencia alcanzaran á calmar su sufrimiento.

Desde el primer día del t ra tamiento, según su sistema, ya pudo caminar sin faja y el tercer día

se encontraba com­pletamente curada.

Hoy, cuando han transcurrido dos me­ses desde la liltima cura que Vd. hizo y veoá mi esposa, ágil, sana y contenta, creo quetodo es un sueño..

No hubiera creído que existiera un me-; dio de curación tan ' rápido, si yo mismo no lo hubiera visto. En tres días quedar, s a n a u n a persona q u e hacía n u e v e años que estaba en­ferma y siempre en poder de la ciencia

DE jAGNiADx gscolástica. ^í¿ DI VALARIRO SE. ORA ISABELLE E,

ConsoKorio: Calle PABAfiüAY, 66o

Ansioso quiero depositar en sus manos esta carta y el retrato de mi esposa, que certificará una vez más y que seria en caso de duda garan­tizada por las personas que conmigo firman, pues todas ellas, como yo, han visto desaparecer la enfermedad de la matr iz al solo influjo de su po;Ier natural.

Créime, señor Penadés, que le conservo verda­dero agradecimiento y, como un esposo que ama á su cónyugue y un padre á sus hijos, ruégole acepte este pequeño homenaje por su maravillosa • cura. Autorizo á Vd. para que use este documento i como mejor le convenga.

Repítome su atentoyS.S.—firmado: I. Jagniaux -T-Testi jos: Manuel González, Díaz Vélez, 499.— Pascual Cassen, Alvarez, 1166. — José Gama, Pueyrredón, 1505. — Santiago Lagarde, Tucu-mán 929. j

L. Días h á b i l e s , d e 9 a 11 y d e 2 á 5 p . m. - Pe r l ados , d e ! T 9 á 11 a. m. s o l a m e n t e . - U. Te le fón ica . 9 7 5 < 5 e squ lnas .y

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LA GUERRA RUSOJAPONESA He aquí cómo

na r ra el capitán Ni rukata , coman­dante del buque japonés Akasuki, el abordaje lleva­do contra el ruso Raeschitelny en la rada de Port A r t h u r . «Cuando el Racsi'hítelny estuvo aproxima­damente á 50 me­tros , ordene el abordaje; todos se precipitaron á las cuerdas tirando de los cuchillos y e m p u ñ a n d o los revólvers. Un mi­nuto después si­l e n c i o sepulcral reinó en ambos buques. De pron­to mis hombres se a r r o j a r o n á saltos, como ti­g r e s s o b r e e l puente del Raes-

nuQUE chitelny; yo á la cabeza. Noencon-tramos n i n g ú n

obstáculo; sobre cubierta yacían como treinta entre muer­tos y heridos, entre los cuales muchos mutilados. Ha­bíamos descendido apenas los primeros tramos de la es­calerilla interior cuando dos balas de revólver roza­ron mi cabeza y fueron á dar contra las paredes. Sin ver

ABORDAJE DSL «AKASUKI» AL RUSO «RAESCHITELNY»

n 011 e Koschima acaba de publicar un artículo sobre este punto. De dicho articulo en­t r e s a c a m os un p i l i r a f o :

« Kuroki es de ori.üfcn polaco. Su padre UamAbase Kurowslíi, perte­necía á la noble­za del pais, y hu­yó de Rusia des pues de la revo­lución de 1831. R e s i d i ó a l g ú n tiempo en Par ís , viajando l u e g o por Turqu ía é in­gresando l u e g o en el ejército ho­landés. D e s d e Borneo se trasla­dó al Japón, don­de contrajo ma­trimonio con una d i s t i n g u i d a jo­ven. En la familia designan á Ku­roki con el apodo de el Polonés. Cuando murió Kurowski alguien despertó en el ánimo de su hijo el apenas extinguido odio contra los rusos, que esclavizaban á la Polonia á su antojo.»

—La estación de las lluvias es dura en el territorio que est;l ofreciendo teatro á las operaciones de la guer ra .

EL GENERAL KÜROKI EN TRAJE DE CAMPASA

DURANTE LA ESTACIÓS DE LAS LLUVIAS. EL GENERAL .STACKELBERG Y SUS AYUDANTES SALIENDO DE LA ESTA­CIÓN DE KAIDJO.

nada, instintivamente, disparé h a d a abajo, di un salto adelante y tropecé con un cuerpo humano. E l buque era nuestro.»

—No es novedad, indudablemente, un re t ra to más de Ku­roki, el general ja­ponés que tan á mal t raer tiene á los ru­sos. Pero el que pu blicamos lo mues­t r a con las caracte rísticas principales de su personalidad, la sencillez en el vestir , que lo igua­la en la indumenta­ria á cualquier ofi­cial subalterno y la pasión del cigarro. 'Es un famoso fu-n|ador; tan famoso fumador como fa­moso general .

Y, á propósito de Kuroki:

Como quiera que algunos periódicos han asegurado que el general Kuro­ki e ra de origen f r a n c é s , M. Ya-

LOS JAPONESES RECHAZAN LA TENTATIVA DEL GENERAL KELLEK PARA RECUPE­RAR LAS POSICIONES DEL PASO MOTIEN-LING

LOS TESOROS DEL BANCO CHINO-RUSO SACADOS DE MUKDEN AL SABERSE LA RETIRADA DEL EJÉRCITO RUSO SOBRE LIAO-YANG.

S Aun los pasajes menos complicados ofrecen dificultade-y reclaman obras de ingeniería más ó menos trascenden­tal. Lo dice nuestro grabado; para salir de una esta ción, el coronel Stakelbirg ha tenido que recurr i r á un

puente de circuns­tancias.

—Desistido Kuro-patkine de su pri-

. mer propósito de presentar á. los ja­poneses b a t a l l a frente á Mukden, h a sido preciso re­t i rar de la ciudad lo que en ella no ruede defenderse. L a s cajas del ban­co ruso-chino han sido con este moti-^o trasladadas á

igar más seguro. — El siete de ju­

lio en el paso de Mo-tien-ling, los ja­poneses rechazaron el a taque que el ge­neral Keller llevó sobre s u s líneas causándole c e r c a de mil bajas.

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EL INCENDIO DE LOS DOCKS DE ANVERS

E L INCENDIO EN SU MOMENTO MAS INTENSO

En Anve r s . aca­ba de producirse una catástrofe im­ponente. Uno de los tanques de petróleo de los docks, saltó álapres ión del gas , y el líquido, derra­mándose en gran­de abundancia, in­cendióse al contacto de una fragua por­tátil que se cncon t raba, no obstante, á gran distancia de allí. El incendio, activado por itn fuerte viento de sudoeste, no tardó en alcanzar los de­pósitos vecinos.

M. Riffe y C * son UNA VÍCTIMA propietarios de seis

LOS TANQUES D E L A C O ^ U ' . ^ M A A J Í E K I C A N A DIL P E T R u L E O

tanques, todos ellos presa de las lla­mas; estaban ase­gurados en dos mi­llones de francos. L a American Stan­dar Oíl C * tenía, en 9 tanques 60.000 barriles de petró­leo que fueron to­talmente perdidos.

En el momento en que estalló el incendio o c h e n t a obreros trabajaban en los docks. Seis han desaparecido. Uno fué encontra­do después comple­tamente carboniza­do; se cree que los demás han queda­do entre las llamas. D F t , l U J ' . L R . O h K L K O QVV. F l f Á C E R R A R L A S C A N A L I Z A C I O N E S

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••mera rru'i^- que haya A la il'ado en globo dirigible E^ ta proeza sportiva le hn conquistado la simpatía d>'

(los numerosos asistentes .^ Uas pruebas del Lebaud\ I I de que oportitnamentf dimos noticia. ^ M. Paúl Lebaudy , dipu ' tado é inventor de un a^ ' reostato dirigible ha f-n • centrado asi modo de pn Í3ear la dicha conyugal n i ig-lobo. Se elevó en la U,i mura de Moisson a las sietf ¡y después de veinte minu jtos de evoluciones mu\ iatrevidas descritas por i i ¡dirigible sobre la llanura ívolvió al punto de partida ^ Mme. Lebaudy ocupó su togar en la barquilUi. FJ i \ . DE LEBAUDY, PRIMERA MUJER QUE IIA SUBIDO EN GLOBO

"•IRI'-.IBLF, PSTRANDO EN LA BAEQUULA DEL •tAUNE'

-U üfaja it Vmaíles de rueda permite regis t rar la distancia que recorre el coche durante el lapso de tiempo indicado por la pén dula que lleva el contador. Una serie de rodajes mul­tiplicadores idénticos á los de un reloj, viene en segui­da á provocar las siguien fes indicaciones en el cua­drante: Precio á pagar , ca-mino recorrido, tiempo y velocidad.

—Los diarios de Par i s están explotando la actua­lidad de una figura singu­lar, va conocida con el tí­tulo "de «La bruja de Ver salles»: Mme. Christmann. en cuya casa se ha descu­bierto el cadáver de ima mujer, Mme. Barbat , que Iri r icha bruja consideraba

«L «TAXAMETEO». APAKAIO (JUE HAN EMPE-'ADo A USAR ros COCHES DE PAKÍS, Y QUE

' MARCA LAS DISIANXIAS RECORRIDAS Y PRECIOS DE LAS CUSMAS.

globo se ele \6 entonces;^ una a l tura dí t r e s c i e n t o s metros y des críbióuna au­daz serie d^ cu rvasy elip s e s seguidos por la multi-t u d c o n el más vivo in teres.

- E n Par is ha empezado i usarse el tax á m e t r o . tp.arato des tmado á me dir ías distan cias, en los carruajes de plaza.

La cuennt ds ' l n s vucl t í i - ;

como en esta do de renovii ' iOn,

Mme. Chris mann se pre­tende hija de Cristo,ni más ni mellos. Sf ocupa de ocu] tismo, espiri tismo, etc., y ha conseguí-do convencei de su poder sobrena tu ra l .1 una porción d e persona? entre las cua­les se cuenta, Mr. Barbat ,el viudo de la m u j e r h a ­llada en ca­sa de 1 a bru i:«k

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I-A F A M I I I A ROTHSCHILD.— Son bastante co-ntfcidos e l nom hic y la justa fa­ina de millonarios que tienen los fa­mosos banqueros para que nos de-tens;araos á hacer referencias m e -nudas de ellos; no lo son tanto las efigies de dichos señores que pre­senta el grabado adjunto; y p o r cierto qué cual-q u i e r a imagina-I ia más dandy á gente que anda tan bien de fon-d o s. La sefsora que se ve es la ba­ronesa de Roths-child dando ins-irncciones á s u ¡(ickev Crikmer.

Los cnixos EN Sun Á F R I C A . — Con los trabaja-d ore s amarillos c|ur desde hace

1 i b r e íeproduc-c.ión del famoso Teatro Dionisiaco de Epidauro, en ' i rec ia , y que es tm indicio más de la tendencia que se marca hacia el clasicismo en ma ter ia de represen taciones teat ra­les. Además de las conocidas Arenas de Arles han sido sitio de funciones de este géneroBé-ziers, dondeseha dado la«Armida» de Gluck, y Bolo­nia, cuya repre­sentación de «La figlia ái Jorio»pu blicamos en estas páginas. El tea­tro de Berkeley ha sido inaugura­do por los estu­diantes de la uni­versidad con es­cenas d e * Las Aves» de Aristó­fanes y d i c h a inauguración e s

;P o c o ocupan las 'minas d e l Trans-f^'aal, s e s i g u e (u n procedimiento |<le registro que, si ino se ofenden 1 o s íchinos, diremos que íse parece al que se aisa con los crimi-'nales. Se les retra­sa individualmente 'hac iéndoles tener ,iin car teüto en que están escritas las ^cifras de orden; y íde ese modo, guar -idarido las fotogra-!flas,se tiene un ca-;tálogo completo ca ipaz de dar envidia •;al mismo Bertillón.

TEATRO AL AIRE ;T.TBRE. — En B c r -•IvClcy (California) •se ha construido un teatro al aire

l£L TKAFKO AI, hl\lV. I-lDriE DE LA U.SIVEIÍSTDAD DE CALIFO'. XÍ ^

.OS CHINOS FN' SUD-AFKICA FOTOGRA-¡tAND'.' OHIÍKROS PARA GUAKUAR RE­GISTRO DE ELLOS.

la que muestra el grabado. L a revis­ta de donde lo he ­mos sacado t rae una l^orción de medidas d? los pies que tiene lie diámetro,de cir­cunferencia, de al­to,etc. , etc., que no nosparecen necesa­rias para figurarse su amplitud.

E l . NUEVO REY DE SERVIA.— Nuestros lectores estarán en teradospor los tele­g ramas de hace po­cos días de las ce­remonias pomposas de la coronación de l^edro I. Le ha dado cierta notoriedad la elección que de él hicieron los servios á raíz de la t rage­dia de Belgrado.

pci.>Ro k" \i; \> ItVITriI COROY,'. INTERIOR DE LA CATEDRAL DONDE H A SIDO CORONADO PEDRO I

AGENCIA DI PAOLA

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%-i fie Mieieiiibre próximo y se complace en recordar á sus nu­merosos clientes y al público en general que deben apresurar sus pedidos para no ser vic­timas del abuso en que, como es notorio, vie­nen incurriendo todos los años muchos agentes pocos escrupulosos, alterando enormemente el precio de esta tradicional lotería cuando el sorteo está próximo, incorreción en que nunca sehacomplicadola AfJKXC'IA III P A O I J A .

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ARGENTINOS EN LA EXPOSICIÓN DE SAN LUIS

El pabellón areenl i -no en la exposición de San Luis, ha constitui­do desde los primeros días, uno de los centros de ati'acción más efec­tivos, favoreciendo con su presencia las distin­tas instalaciones una concurrcJicia numerosa de turistas y familias, entre las que, como es natural , se encuentran muchas arger tinas.

En una de las vistas, s icada con motivo de una visita real izada til-t iraamente, aparecen la doctora López y su se­ñora madre, ios seSo-

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vmXA FXTERIOR D n PABELIÓK ARGENTINO

ahí que se organizaran excursiones en coman­dita criolla, una de las oíales , al lago de Cayu-ira, dio pretexto á un so­berbio asado al asado ' . Hablar de lo espléndi­damente que recibie­ran los < stomagos el manjar crio lo con sa-borsito 3'arqui, sería re­petir la eterna cantine­la de lo bueno, lo bue­no, etc.

Lo i e x c u r s i o n i s t a s , entre los que se encon­traban además de los nombrados, el señor Alejandro Sorondo, en cuyo honor realizóse el

LA SECCIÓ.N D!', PIMTURA

res Enr ique Nelson, representan­te de la sección agricultura, Er­nesto Nelson, cuyos cuadros g rá fieos sobre produ ción argent ina lian llamado tanto la atención, el señor Horacio Anasagast i , el inspct'tor de escuelas Teodoro Berutt i , el señor Manuel Zava leta, quien tiene expuesta una esp'éndida colección de arqueo­logía y etnología, el doctor Puen­tes, el señor Alejandro Soronlo }- su hijo, etc.

Y como además de estas visi­tas que tanto agradan á nuestros compatriotas, pues del conjun­to d é l o expuesto se saca en con­secuencia una nota al tamente honrosa para las industrias y todo género de producciones na­cionales, se cuenta siempre con un espíritu que ni pintado para divertirse y recordar c u a n d o viene á pelo, la patria ausente. De

ENTRADA Y ESCALERA DEL PABELLÓ» COH LOS OFICIALES Y CADETES DE LA SARMIEMTO QUE VISITABAN LA EXPO SIClON.

¡ A IXCIÓN Da ESCULTURA

paseo y se preparó el asado, visitaron la universidad de Cor-nell en la c iudpdd¿ I thara , á i"--mediaciones del lago Cayuga. Se recorrieron todas las instalacio­nes, siendo los visi tantes ama­blemente acompañados por los jóvenes compatrioias que allí re­ciben instrucción.

El núcleo de argent inos con­gregados con este motivo, recor­dó en la forma más característica — vidalitas, tristes, baile y guita­rreo—á la-patria lejana, haciendo todos gala de un buen humor á prueba de flema sajona y mez­clando á las enrevesadas diccio­nes de Washington, los dichara­chos más netamente criollos.

El SL-ñjr Sorondo, secretario de la Cámara de Diputados, estará de regreso entre nosotros en les primeros días del año pró­ximo.

GRUPO DE ARGEÍfTINOS Á LA ESTRADA DEL PABELLÓN GORRERO AL AS.\DOR CON QUE OBSEQUIARON LOS EStUDiAN TES ARGENTI.NOS DE LA UMIVERSIDAD DE CORNELL AL S E S O R ALEJANDRO SORONDO

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Ilusión óptica

2

Mírense fijamente las l íneas que aparecen numeradas, y se no­

t a r á que son de d is t in ta longitud. Mídanse después u n a por una;

compárense todas, y se verá que son exactamente iguales. Con lo

cual queda perfectamente demostrado que la desigualdad que á

simple vista se nota en ellas, es sencillamente una ilusión óptica.

De cualquier punto de vis ta que se miren el BITTEB. G-ABNIÜR

y el ACEITE BAU, resu l t an insuperables.

Ní)TA 1>K "CAKAS Y CAKKTAS".—En carta que acabamos de recibir de los señores Bau y Garnier, nos conuinican que á fines de este mes podrán remitir los regalos ofrecidos á los lectores de esta revista, indicándonos de paso que la demora que ha sufrido la remisión de ellos está explicada por la enorme cantidad de tarjetas postales que se les remitieron, y cuyo número excedió con mucho los cálculos que habían hecho.

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6 R A S Y ©RETAS JOSÉ S. ALVAREZ

FUNCADon

SEMANARIO FESTIVO. LITERARIO, ARTIBTICO T DE ACTUALIDAOEI

CARLOS CORREA LUNA DIRECTOR

MANUEL MAV<M

AÑO Vi l BUENOS AIRES, 1 . " DE OCTUBRE DE 1904

I POR FIN!

HABLÓ EL DOCTOR Y DIJO;

Fjt. rff CARAS Y CARETAS,

m

Comienza el mt-s en que han de aeabar las espectati-viis y se han de crear otras nuevas .

E r m i s m o día en que se descubrió U\ Américaj ha de descubrirse la nueva presidencia que, has ta lo presen­te, no ha querido que se le conozea ni aun el metal de la voz.

Grande fué el descubrimiento que hizo el buen Colón. ;Oh! ¡ya. ya! Quien había de imaginar que existiese un mundo deseonoeido que unos pocos dicen que lo sospe­chaban, y alfíuno como Platón lo present ía .

No ha de ser menos laborioso, aunque no tan grande, el descubrimiento que le espera il la Argentina, cuando el señor Quintana, ya en pleno ejercicio del Poder Eje­cutivo, tire el lienzo de la prudencia que hoy lo cubre todo y comience á presentar á sus colaboradores ad­ministrativos que, á la sazón pertenecen Ala Mitolog;ía ó, como dirían los natura l is tas , están todavía en estado de larvas .

rPero realincnte habrá espectativas?--t]ecía a v e r n o más, un decepcionado, en las antesalas del congreso claudicante, llenas de estudiantes de derecho, de pre­tendientes y do canJiJatos de ' ambos sexos, sí , señor, do am­bos sexo5;. a las pensiones lla­madas graciables con muchísi­ma 1egracia.

—cQu<5 si hay lealmente cs-pectativas? ;y cuándo, en qué momento de la vida no ha3' es-pectativas?

" 'Se t ra ta de rspcctat ivas pn-Utica«>: de aquellas que l leva consigo toda nueva situación, todo presidente nuevo, cuando es nueva la situación y cuando el hombre que la encabeza es nuevo en ella.

Aun así.miainigo,h;Ly siem­pre algo que esperar . ¡Figure se! ¿No cree usted que haya mu­chas gentes que esperan colo-earsc, unes ccn nií.'^ritos pro­pios, que son los poeos, otros con méritos electorales, que son los muchos, y otros con los em­peñes que son el resto?

;- ;Bah! ¡bah! .bah! Yo hablo de la política, de la alta política; hablo del gobierno de la república.

— Y bueno. Muchísimos esperan medrar en el gobier­no, en los munieipios, en ios eomieíos electorales ¿Cree usted que todo el mund » no se juzga con apt i tudes para hacer abnegadamente la felicidad del país , desde el gabinete Ó el parlamento?

-Eso no es la política transcendental , no son princi pios, sistema administrat ivo, progreso nacional.

--cTodavía más transcendencia que eso? ¿Qué mejores principios que los que llevan al triunfa-» ¿Qué mejor sis­tema que apre ta r y sacar jugo? No ve usted como prosperan las ferias rura les , ías al tas venta? de nobi­lísimos toros, de corderos de buen abolengo y sobre todo, de padrilií.s, ¡v qué padrillos! ¡Cómo prosperan los padrillos! Y en íin ¿ha visto usted nunca á nuestro país con más granos que en tiempo del general Roca y cuanto prometen aun más en granos las cosechas ya vn tiempo del doctor Quintana?

— Pues, rae recuerda usted á aquel que leyendo en tin periódico: «Ha pasado á mejor vida el canónigo Don Fu lanode tal»,—exclamó asom-brado:~-¡cómo...! ¿todavía á mejor vida--

-¿Pero se imngína usted que esiamos en t ie r ra de Pa rke r y Morgan, en donde ios programas , la propaganda, las declaraciones, son'el llamativo de los electores y U>s do/lars hacen el resto? Xo. mi amigo, los p rogra mas entre nosotros ustiSn desmonetizados, se formulan para tener c! e;usto de no seguirlos. Hüstaría que los candidatos dijeran de cora­zón : eumpliré las leyes y las cumplieran. A los ecngresos sí. hay qu» exigirles progra­mas y ponerles, si posible es, algo como un frenillo para evi tar sus donaires \ prodiga­lidades.

Eso es: usted dirá déme usted buenos vnngresos y yo le daré excelentes gobier­nos .

-No sé lo que yo diré; p^ ro sé que derro­chamos en fuerza de ser n e o s v la seguri­dad de que lo seremos aun más con el tiem­po y aquella máxima, no sé si de Rawson ó de Alsma porque yo no entiendo de máxi­

mas : gcb.rnái- es ro blar .

Hubiera s e g u i d o la conversación de aqueno< políticos á no ser ind's-pensable mi concurren cía á una kermes que las damas car i ta t ivas h a bían organizado en fa

vor de numer(^isas \ ietimas de diferentes desastres, co rrespondientes á mi parroquia .

Allí también se depart ía agradablemente y las m a más se lamentaban de que no se hubiese resuelto t i g r a n eonllicto de los estudiantes de dereeho.

— Vea usted, señora;—decía una.—Sobre si son galgos ó si son podencos, el resultado es que mí hijo perderá un año en sus estudios. Parece mentira que la univer­sidad, el gobierno y el congreso, ni separados, ni j un tos hayan podido da r un corte acer tado á este negoc'o. Todo se ha vuelto discursos, todo enojos y dimes y diretes y los padres pagando los vidrios rotos, com J quien dice el pato de la boda sin danzar en ella.

— Yo no he llegado á entender esos intríngulis. Me pasa con el conflicto de los estudiantes , lo que con la paz u ruguaya , anunciada á sirena herida y desmentida luego y confirmada con dudas después y ad refeyendum y . . . ¡vamosl que al cabo rae pierdo y preliero no pensar más en cosas tan difíciles.

— Hace usted perfectamente. — Así andan los ministros inquietos y s'n ganas de

ocupar y a sus 'mesas ministe­riales, según se lo he oído á mi marido que es de los de por allá. Pretieren viajar y re­cibir homenajes.

— Menos mal, si los reciben al instalar o b r a s públicas ó inaugura r racnumentos art ís t i ­cos a nues t ras glorias ó á núes tros patr icios i lus t ies .

-Ahí h a tenido usted al mi nistro Civit enire dos dolore?.

•—i Cómo entre dos dolores 1 — Dolores de Córdoba y Do

lores de San Luis , todo poV tro (ha angosta, segi'm jos diarios, has ta la pr imera Dolores y después ancha h a s t a la se gunda.

— Sí, he visto. Jus tamente es tá en el mismo diario en que dice que el gobernador de Tu cumán * descubrió los bajo re­lieves de Lola Mora - y en don de añade que al inaugura r el ministro Civit las obras de! di

que sobre el Río Quinto hicieron enla ceremonia muchas señori tas distinguidas «acto de presencia», lo que me hizo pensar que ias mamas y las niñas menores ha r í an acto de ausencia porque no figuran en la relación del c a s o . . .

En fin, en íin, no lo hemos de d e i a r p o r inauguracio nes y festejos. En la Biblioteca Nacional que forma competencia al Prince George Hall, ai Operai I tal iani . A los Infantes de Beranger en eso de dar música y sin fonías, hemos celebrado" á Alberdi y en otras par tes á Lapr ida y á Lucero .

Alegres y con buenas cosechas ¿qué pudiéramos pedir que no fuesen g o l l e r í a s ? - ¡ Y a lo c reo! . . .

B R O C H . \ GORDA.

})¡l>. de Cao y Ar/ió.

ANIVERSARIO DE LA BATALLA DE TUCUMÁN

COLOCANDO LOS RESTOS DEL GH.\ER*L BKLGRANO EK LA NUEVA URNA

U.VA DE LAS ALUMKAS QUE FUERON .\ DEPOSITAR FLORES AL PIE DEC MONUMENTO. BIRIGIENOO LA PALABRA

A SUS COMPAÑERAS

EL CABO ESIEVEBE, DE LA ESCUELA MILITAR, LEYENDO EL DISCURSO EN EL ACTO DE LA COLOCACIÚX DE LA PLACA

EN LA BIBLIOTECA NACIONAL " HOMENAJE Á ALBERDI

BUSTO DK ALBERDI, COLOCADO EN LA BIBLIOTECA

LA CONCURRENCIA PRESENCIANDO LA CEREMONIA

Fot. lie CARAS Y CARETAS.

ASILO DE HUÉRFANOS MILITARES

El e d i ficio del Asilo de Huérfanos de Militaras fui el punto de reunión de una concurren­cia numerosa de da­mas pertenecientes á las más distin­guidas f a m i l i a s , que contr ibuyeron con su presencia á dar maj 'or realce y brillo ;i la fiesta religiosa organiza­da p a r a celebrar el día de Nues t ra Se­ñora de la Merced, pa t rona del Asilo.

D e b í a adminis­t ra rse tambie'n la comuniún íl cuaren­ta asilados, y como e r a de esperarse, esc acto resultó so­lemne llenando de júbilo A los peque­ños h u é r f a n o s l a simbólica ceremo­nia q u e santifica sus a lmas de fer-v o r o s o s creyen­tes.

L a s familias for­maron un hermoso ^ rupo en torno á la t r ibuna que ocu p ó e l R . P. Laph iz t , quien t u v o ú su cargo el sermón, y con el cual pu­so una vez más de manifiesto sus relevantes d o t e s intelectuales y ora­tor ias .

El b a t a l l ó n del a s i l o prac t icó di­versos e j e r c i c i o s eno '-den abierto y c e r r a do, con la

L^ COMISIÓN

precisión de ver­daderos veteranos .

Más de uno, sin embargo, sintien­do rebullir en sus venas la ardorosa sangre de sus gue­r r e r o s antepasa­dos, se largó á la c a r g a intre'pida m e n t e c o n t r a . . . masas , confites y bombones.

La comisión de damas , sostenedo ras del asilo, está formada p o r l a s st ñoras:

D o l o r e s L. de L a v a l l e , Car lo ta M. d e Machado, MercedesM. dcCa naver i , Josefina M. de Capri le , Elena íielín S a r m i e r t o . Matilde S. de Or-dóñez, Estaurófila 1. de lloredo, Es te ­fanía A. de Fer­nández, D o l o r e s M. de Riccheri , Vir­ginia del G. de Jo nes, Amal ia P. de Vi l lamayor , Enr i ­queta 1^. de Muni Ua, Virginia N. de Godoy, M a r í a s , dc' Lugones , Lucía M. G. d e P e r e y r a . Amal ia A. de Ce rri , Delfina L . de Rodr íguez , R o s a S. de Maligne, De-si ler ia R. de Ber­nárdez , Honor i aU. de López, Ana M. S. de A r g u e l l o , I lcrmida T. de Vi lloldo, E lv i ra N . de Manzano.

ASILADOS Y CONCURRENTES AL ACTO RELIGIOSO

EXPOSICIÓN DE BORDADOS El mar tes de la semana pasada se inauguró en el

salón de conferencias de la .Sociedad í íu ia l Argentina la exposición de labores femeninas organizada por la directora de la Academia de la Capital , señora Bia-monty.

Han llamado jus tamente la atención los primorosos

trabajos presentados á este concurso entre los que se destacan los de las señori tas de Gallino, Silva, Sán­chez, Marcoastir , Michange, Martins, Jigosbese, Mon-tini, Boado y otras.

Durante los días que la exposición permaneció abier­ta, desfiló por ella numerosa concurrencia

LA INAtGURACIÓN EX EL SALÓN DE LA SOCIEDAD RURAL

/•'o/, i/t C A K I S V C A R E T A S .

CHARAMUSCA

ék^

Nos vamos todos á enfermar del corazón si se persiste en mantenernos alarmados. A lo mejor, va uno por la calle pensando en pajaritos ó en la musa de González, y, de promo, hay que echar á correr, a r rc j indo de paso todo lastre de reverie comprometedora. Un vigilante

cruza á la disparada, diez pi-lluelos gritan, otro vigilante enredído en el machete toca el pito que se las pela, y, el tu­multo ya hecho, hasta las mu­jeres devoran las cuadras en dirección al foco del bochinche.

Nacie sabe lo que orurre, y se oyen las exclamacio­nes más pavorosas.

— ¡La revolución ha estallado! - L o han puesto preso á I r igo jen y los radicales se

han echado al r ío . —¡Arde la casa de gobierno! ]Ura bomba en lo de Roca!

¡Los anarquistas están quemándola aduana y los minis­tros! El único que se ha salvado es Riccheri, que está al lado de Caipza, apagando el incendio...

Y como el miedo es contagioso, sigue uno con medio p a l m o de l e n g u a afuera hasta que las piernas le ayudan, encontrándose al fin con que la hoguera, la dinamita , el ho­rroroso cuadro d e muerte y d e pavor es... el cadáver de

un perro de familia convenido en picadillo por el eléctrico. Casi otro tanto ocurrió en el Departamenlo de Policía noches

pasadas. Mientras Heazley reftr ía por centésima vez al b u m Ballvé sus éxitos pantanos y se rascaba l a m o l k r a , un chus o tuvo la feliz ocurrencia de dejar á oscuras al enorme cas( ron de la calle Mo­reno. Fué la señal de la farra. La leonera empezó á rugir , los vigilantes corrieron en camisa, ladraron perros hubo interjercio-n t s , estornudos, campanilleo de teléfono, ¡la mar! hasta que el or­denanza de confianza compró dos velas en el a macen y pudo saberse que... ¡se había quemado un fusible mal puesto!

— ¡La comisión municipal tiene la culpa!—decía pocos d í i s des­pués Casares.—Si le apretara los tornillos á las com­pañías de gas, éstas rebajarían sus escandalosos precios, y el departamento^ como toda la población de Buenos Aires, no gastar ía tanto en alu nlbrarse.

Pero la comisión no se ablanda, y se discute, se dis-„ _ cute, mientras la materia sutil del alumbrado común

•^: \\ \ ' ^Jií '''~\'y'iÁ sube que encanta á los accionistas. Precisainente lo mismo que el déficit del presupuesto,,

que llegará á incomensurables alturas, no obstante la ' T ^

sonrisa fatua del c o n g r e s o s i g a comprando libros tan útiles como los «Puentes de Circunstancias », Teoría del Tiro Pesado», Diges­tos é... indigestes á granel , 3', so­bre todo, «La si­mulación de la

locura f que enseñará á los nenes del Congreso á falsificar el poco juicio que les queda.

Por lo demás, nadie ha entendido la biblia tan bien y tan de acuerdo con esto último en el mundo político, como los que hablan de tonificar las esferas gubernativas, y tonificación por aquí y tonificación por allá, como si alguien ignorara que el mejor colaborador de toda presidencia histórica ha sido siempre el histórico Tony.

Contra estas veleidades de descabellamiento, podría citarse como un ejemplo que trascenderá á los anales patrios, la cor­dura de los ministros que viajan. En las postr imerías de este período gubernat ivo la cosa tendría todas las apariencias de una última calaveíada, algo de inconfesable puja de vejetes para saber qi ien vence á quien en lo de echar canas al a i r e ; y sin embargo, nada más enternecedor y más polí­tico en las vísperas del alejamiento definitivo.

Los ministros están entrenándose para el viaje de que j amás se vue lve . . •

ministro-resumen, por poco que el

C. CORREA LUNA. Dib. di J. Alctiso.

¿COMO SERÁ EL ARGENTINO DEL PORVENIR?

TÓMESE LA FOTOGRAFÍA DE UN CRIOLLO

Y 1¡N ITALIANO OTRA DE UN E S P A S O L OTRA DE UN FRANCÉS y UNA BE INGLÉS

Todo un problema erizado de más dificultades que un cerco con vidrios machacados encima, hay que resolver para decir aproximadamente cuál será el argentino del porvenir, á menos que no se acierte por palpito.

Pero estudiando concienzudamente las estadísticas, que impres í s en papel de lujo ha dado á luz el algébrico Ca­rrasco, para solaz y recreo de la jfente de buen humor, hemos tropezado con la clave del enigma.

Según datos que nos suminis t ra el infolio aludido, la población actual de la república está compuesta en su ma­yor parte por criollos, italianos, espa­ñoles, franceses é ingleses, estos últi­mos en mayoría abrumadora. Pues bien, h^gan que junten fig-uritas á los hombres tipos de estas nacionalidades, y asi se re t ra tarán gratis, y supei'po-

niendo sus fotografías, nos darán por resultado un tipo de argentino como es seguro que lo serán los del porve­nir; t s to en cuanto á su fisonomía, porque en cuanto á su psicología, cree­mos que si le acompaña al rasgo ca­racterístico de cada nación, resul ta rá el tipo más completo de cosmopolita conocido hasta el presente.

Además si tiene la fortuna de here­dar el carácter de sus ascendientes será algo maravilloso, pues unirá la inflexibilidad inglesa con la gracia española, el chic francés con la labo­riosidad italiana, vir tudes estas por si so as para caracterizar una nacioral i-

supEBpóNGANsE LOS NEGA- dad. Espcramos que el futuro nos dará Tivos Y LA PHUERA QUE igrazón. Y dísculpen ustedes si tene-s ^ ^ ^ n í ^¡:'^:^l^ mos la inocencia de fiaren el porvenir, RO... HASTA QUE EL FUTU' cuandobov día, no se iia en ninguna RO NOS OESMIENTA. paTtC.

CONSEJO NACIONAL DE MUJERES. INAUGURACIÓN DEL AUTOMÓViL-CLUB

En la tarde del lunes últ imo, se llevó á efecto en uno de los salo­nes de la Socie-d a d Rural Ar­gentina, la asam­blea de las da­mas que forman el Consejo Na­cional de Muje­res , que había s i d o convocada p a r a elegir la nueva comisión directiva.

Ante numerosa concurrencia de asociadas la pre­sidenta, s e ñ o r a Van P r a e t de Sala, leyó la me­moria correspon­diente al período q u e terminaba, mereciendo al fi­nalizar su dis­curso una entu­siasta demostra­ción de aprecio de parte de las asistentes. Pro­cedióse en seguí da á la elección del nuevo con­sejo directivo y r e s u l t ó reelecta por unanimidad 1 a señora Van Praet de Sala.

C o n c l u i d a la elección, la seño­ra Dolores La-

Fot. lie CARAS Y CARETAS.

LAS SE.\0K4S AS0TAND3 SUS VOTOS PARA LA RENOVACIÓN DE LA COMISIÓN DIRECTIVA

EL LU.ICH DE INAUGURACIÓN BN EL AUTOMÓVIL-CLUB

valle de Lavalle, hizo entrega á la señora Van Praet de -Sala de la me­dalla de oro y b r i l l a n t e s c o n que le obsequia­ban las damas del Consejo, y la se­ñora Josefina Mi­tre de Caprile, de un artístico per­gamino.

En nombre de las damas italia­nas que pertene­cen al Consejo Nacional de Mu­jeres, hizo tam­bién uso de la palabra la señora de Claret.

—En el Pabe-l l ó n Argentino se realizó en la larde del miér­coles de la sema­na a n t e r i o r l a inauguración del Automóvil-Club, c u y a tormación es debida á la iniciativa de uno de los más entu­s i a s t a s ch af-feurs, señor Dal-miro Várela Cas-tex.

Fué una fiesta íntima, á la cual concurrieron los socios del novel club.

CHAFALONÍA

Suma y sigue

Batlle (al arquitecto).—Este monumento lo ubicaremos aquí. Para los futuros tendremos que expropiar al-gun«s manzanas.

— Compafleros, hay que rejuvenecerse, porque don Manuel ha dicho /eoca.—En caso de revuelta vo con­que en su gobierno no ha de haber más viejo que ¿1. fío en que nos salvará el Eiército.

f'gacíi'.—Eso es; el Ejército podrá n . , , salvarnos. uin. ae cao. Frvwe—Entonces no será Ejército

Nacional sino «Ejercito de Salvación.

INAUGURACIÓN DEL INSTITUTO DE AGRONOMÍA Y VETERINARIA

En el tranvía ru­ral partieron de la Chacariti*, el pre sidentc de la re­pública, el doctor Escalante, minis­tro de ajirricultura, el seño Casaros, d o c t o r e s Caries, Arata, Plaza Mon­t e r o . Ibaiguren Cabred y otrt s, ha liándose á los po­cos minuC' s en el edificio destinado á Insii'uto Superior de Ag'onoraía y Veterinaria, cuya inauguración veri ficóse el domingo pasado.

El e s t a b l e c i ­miento, cómoda m e n t e dispuesto y de discreta ar quitectiira, ha si do edificado en po­co más de tres me­ses por el ingenie roSeiva. T.asaulas es tán dispuestas en forma que nada dejan que desear. Anexo á ellas se po de expeiimentación. El doctor

EL EDIFICIO

encuentra un cam-Escalante, al decir

frondoso como cuadra á un vida entre bosques y selvas..

de las malas len­guas, Fe puso co mo un globo, hen­chido de sati>fac­c ión , c u a n d o la concurrencia, no sabemos si por ve­ras ó bromas, di6 en decir y repetir en forma un si es no esdcsconfiable, que aquello era bueno, asombrosa-racnie p r á c t i c o , dij^na obra de un romano ciialquie ra que íigurarA siempre como dig no blí'són de la his tórica. Lo del ro­mano parece que no aerado mncho al ministro de agri­cultura, por aque­llo de quién ««abe si pueden quedar en pie todas las afirmaciones que hizo en su largo-discurso, tan largo como la p a m p a e x t e n d i d a y tan

hombre que se pasa la

EL PRESIDENTE DR LA REPÚBLICA Y ACOMPAÑANTES EH EL PATIO DEL INSTITUTO

ESCUELA NACIONAL DE COMERCIO Después de más

de catorce años deseí vicios pres­tados á la Escue­la Nacional de Comercio, donde úl t imamente de­s e m p e ñ a b a el puesto de vicedi-rector, se re t i ró de ella el señor EleodoroSuárcz, siendo r ombrado para sucedería el setior Alfredo P. Drocchi

La despedida de aquél y reccp-cióti de éste dio lugar á una siin-páiica demostra­ción en la que tomaron p a r t e

Fot. de CARAS y CARETAS,

ÍTfll '^ V2 -•».'* - .-« ' * •'*'>• '"^ ""•-

1 ^ i RECEPCIÓK DEL NUEVO RECTOR SEÑOR DROrCHI

p r o f e s o r e s }" alumnos.

Terminadaslas. horasdeclase , to­dos los a lumnos formaron en el patio de la escue­la, y allí se hizo er t rega al señor Suárez de un ob sequio costeado por los a lumnos y profesores del es tablecimiento, como prueba de las simpatías que el d i s t i n g u i d o educacionista ha sabido captarse ditrante el tiem­po que ocupó el p u e s t o a n t e s mencionado.

MADRIGALES k MANON

Ninguna le gana á hermosa, pues nació al beso mi nena de un suspiro de azucena y un pensamiento de rosa.

Lleva en los ojos la vida, sobre los labios el cielo y entre los rizos del pelo toda la gloria escondida.

Cuando triste y seductora sonríe ante mi pasión me hace ver una ilusión por un recorte de aurora.

Es la visión blanca y pura que ha ofrecido lontananzas á mi bajel de esperanzas en busca de la ventura.

La quiero porque en sus ojos de amante y de prisionera flota al viento la bandera de todos los sueños rojos.

Y la adoro porque anida sobre su labio sangriento como el desvanecimiento de un más allá de la vida.

Cuando pasa silenciosa por los campos del amor, deja tras sí el resplandor de un ala de mariposa.

Y haj ' en el dolor sentido que brota de su silueta como un sueño de poeta que muere de haber vivido.

De seda y de terciopelo su voz hecha y de armonía es como una melodía llorada en un violoncelo.

Su alma sin malicia alguna ^ flota á ras de sus pupilas

como en las aguas tranquilas descansa y duerme la luna.

Sobre su labio andaluz rojo, caliente y espeso salta el poema del beso como un suspiro de luz.

Y su cuerpo de ilusión envuelto en blanco se esfuma como una joya de espuma labrada por un tritón.

Cuando marcó con sus huellas el huerto del alma mía creí que la poesía pasaba sembrando estrellas.

Lleg-ó á mí como en, algunas músicas escandinavas se deslizan las octavas bajo el claror de las lunas.

Y aquel encuentro fortuito que me embriagó de emoción floreció en mi corazón como un cielo de infinito.

Cuando adivinando amores la presentí yo en mis sueños entre sus dedos pequeños llevaba un ramo de flores.

Hoy que me escucha rendida, más que ayer la encuentro hermosa; pero en sus dedos de rosa se lleva el alma y la vida.

Que otros de glorias mortales perezcan entre la espuma, yo sólo quiero la pluma para escribir madrigales.

THh. de J. Alonso.

París, 1904. MASUEL U G A R T E .

CARICATURAS CONTEMPORÁNEAS

ROBERTO J. PAYRÓ, PORCAO

Autor de mucha intención, periodista muy simpático y el mejor autor dramático, que ha tenido la Nación.

LAS ALARMAS

KMPLEAOOS nií I „ DAS EX UNA CASA PICHINCHA.

. ^ Uvi.AMKi LAS A | ; M A S S E C U E S T R A -; LA CALLE PAVCiK EKIKE MAIHEU Y

SACANDO ARMAMENTO DE UNA CASA DE LA CALLE MAZA ENTRE I N C L A M Y SALCEDO

Con ese misTio epígrafe que casi ha llegado á sección fija en los principales diarios de la capital, se vienen dando desde unos días á esta p a n e una serie de noti­cias, más ó menos a larmantes y mejorópeor fundadas,tendivin-tes á demostrar lo más palpable­mente posible, que vivimos so­bre el cráter de un volcán ó po­co menos, que cuando más tr.-.n-quilos nos creamos hará una irrupción que sea digno peii daitt de aquella otra del 90. t on discreción afectada se han iJo propalando poco á poco una cantidad de noticiones capaces de llevar el desasosi.go á las al­mas sencillas que comulgan con eso de las cróiiicas misteriosas que dejan entrever el mundo de calamidades que se nos viene e n c i m a . . . según ellos, y muy lejos de colaborar nosotros en la obra, nos l imiíamos á insertar en esta crónica les datos gráfi­cos que hemos podido reunir hasta la fecha, dejando al cui­dado de nucs ros lectores el co­mentario que ellos le sugieran.

La policía de la capital, q le trabaja asiduamente en el asun­to, logró secuestrar las armas que estaban almacenadas en una casa de la calle Pavón, no pu-diendo hacer lo propio en la ca­sa de la calle Maza, porque los dueños de ella tu­vieron oportuno aviso de la orden de allanamien­to que se había expedido y tras­ladaron el mate­rial bélico—unos 80 r e m i n g t o ns , s e g i i n pudimos com p r o b a r — á o t r o d e p ó s i t o m á s s e g u r o . Cuando llegaron all í los emplea­dos policialts, se encontraron con que los f u s i l es habían desapare­cido; y t s posible que, cuando esta crónica a p a r e z ­ca, hayan caído ya en su poder.

El a rmament» secuestrado en la calle Pavón está c o m p u e s t o por

PARTE DE LAS ARMAS SECUESTRADAS

unas veinte tercerolas, sesenta fusiles remington y dos mil cartuchos, que se crpe estaban destina­

dos para el movimiento revolu­cionario que se presume en ges­tación.

En el momento de cerrar este número, se están haciendo nue­vos secuestros ae armas .

A mayor abundamiento de in­formación g r á f i c a , damos el frente de la casa que se supone centro de operaciones de los ins­t igadores del movimiento y cu­yos nombres callamos por una reserva muy explicable tratán­dose de un asunto de la natura­leza del que nos ociipa.

En el ministerio de la guerra se han tomado también algu­nas medidas: acuartelamiento de tropas, recargo d e s e r v í a o s , comisiones reservadas, etc., que dejan entrever el piopósito de estar sobre aviso para cualquier movimiento que pudiera produ­cirse. A altas horas de la no­che hemos visto al general Ri-ccheri , como si personalmente quisiera cerciorarse de los ser­vicios establecidos. El jefe de policía pasa también gran par-

CASA DE LA CALLE BRASIL CERCA DE BUEN ( g ¡Jg l a HOChC CU SU d C S p a C h o , ORDEN, DONDE SE SUPONE QUE VIVE EL _lo->ina ( v n l i c n r ' i ó n h a He tf>. lERE DE LA CONSPIRACIÓN REVOLUCIONA- ^ a l g u n a ' • ' ' P " ' f " r i 1 R,^ ner ese exce-o de celo, cuando

no hay ningún asunto conocido que lo explique. Las guardias del batal ón de seguridad se refuerzan por la noche, sui edicndo

lo propio con el piquete de vigi­lantes del depar­t a m ento de po­licía.

T e n i endo en cuenta esos de­talles, importan tes á su m od o, es lógica la creen­cia de que algo anormal sucede e n t r e nosotros, mas no creemos que pasen de ahí todas las alarmas que á diario se propalan.

Los t i e m p o s no dan sino para a lharacas revo lucionarias s i n importancia.

LAS ALARMAS EN LA PLATA

Las a l a r m a s que hasta la fe­cha no han pasa­do á mayores en la capital, dieron algo de juego en La Plata.

En el cuartel de bomberos se produjo un tu­multo el día 23 del pasado: el sol­dado Olivera so-l i c i t ó pe rmiso para salir franco del cuartel, y co­mo le fué negado disparó un t i r o , uno de los oficiales yendo á herir al sar­gento Aurelio Pe-r ín , en el costado izquierdo. Ese in­cidente, en el que tuvo algo que ver el alcohol, á estar á las noticias publicadas, lué lo bastante para que l legaran á es­cape las fuerzas que guarnecían la capi­tal de la provincia.

El alborot o fué mayúsculo. Las gen­tes que habitan en los alrededores del cuartel se largaron á la calle, se abrie­ron y cerraron las puertas y ventanas

OFICIALIDAD BEL GUARDIA DH CAh

á

MAYOR SIMÓN B . GALEANO JEFE INTERINO DEL C. BE CÁRCELES.

A LO QUE HA QUED*O0 REDUCIDA LA DESPUÉS DE LAS REMOCIONES

y corridas por aquí, pitos por allá, y ¡revolución! ¡motín! ¡dios nos ampare! etc., la cosa fué que de manzana en manzana la noticia trascendió á toda la ciudad llegando á oí­dos del petit gobernador, tan aumentada y con tal abundancia de horrendos detalles, que más parecía haber llegado la hora del juicio final que haber disparado un tiro un in-Ll iz beodo. Ordenes á granel fueron dictadas

^n un periquete. Xo Ugarte en ese momento había se trocado en un personaje fabulo­so. Parecía la en­carnación de to dos los C i r o s , Aníbales y Na­poleones, habi­dos y por haber .

— Que los ata­quen por el flan-coderecho.. . Que los envuelvan las

DE ACTUALIDAD alas. Que colo­quen ametra l la­

doras y . . . ó r e n ­dirse ó morir. Y efectivamente el au­tor del pseudo mo­tín, habíase rendido plácidamente á los vapores del néctar de los dioses.

Los diputados que se hallaban en la Le­gis la tura acudieron también, no pudien-do celebrar sesión la cámara por falta de número.

El gobernador en persona se presentó inmediatamente en el cuartel , según di­cen y costó conven­cerle de la causareal

OFICIALIDAD DEL G. DE CORCELES ^L^ñ .^ 'V- f f "1° . ' í í" ÜLTIKAMBÍITE DECRETADAS

recorrieron las calles al­gunas patrullas de solda­dos, logrando con eso que el vecindario diera una im­portancia enorme á todo ese estado de cosas. Des­de luego, fueron separa­dos de sus puestos algu­nos oficiales del cuerpo de guardia de cárceles, habiendo sido separado anter iormente el jefe de él , comandante s e ñ o r Argañaraz y enviado en c o m i s i ó n á . . . B a h í a Blanca.

queteo. Por la noche,

SUBTFNIEKTE ADOLFO GON­ZÁLEZ A QUIEN ELSOLDí DO LE HIZO EL DISPAR^'.

NECROLOGÍA El viernes de la semana anterior ha dejado de exis­

tir el ingeniero señor H. D. Hoskoid, inglés de origen pero que desde hace muchos afics prestaba servicies á nuestro país como director de la olicina de minas y geo-logla.

Su especial preparación y los conocimientos del terri­torio adquiridos durante sus repetidos viajes le hablan consagrado como autoridad en la materia.

— A la avanzada edad de 76 años ha fallecido el señor Santiago Alharracin, quien en su juventud luchó contra

la tiranía y desempeñó después importantes comisio­nes oficiales para retirarse más tarde a la vida priva da en San Fernando.

— Hondamente lamentado ha sido el fallecimiento di. 1 arquitecto señor Santiago Bancalari, que desde 1840 re sidla en el país, donde logró formar una familia qui_ goza de general estimación.

— A los L") años de ediid ha muerto el estudiante de ingeniería señor Fernando J. Chalier, persona mus-estimada por sus profesores y condiscípulos.

^ ^ ^

SR. HENRY D. HOSKOLD SR. SANTIAGO ALBARRACIN SR. SANTIAGO BA.N'CALARI SR, FERNANDO J. CHALIER

LA MUERTE DE SARAVIA

ESTAMCIA EX SEPULTURAS DONDE MURIÓ S AS AVIA. I.A t INDICA LA VENTANA SRA. LUISA PEREYRA DE SOUZA , MADRE 1¿UE CORRESPOMDE AL CUARTO DONDE OCURRIÓ HL FALLECIMIENTO DE lUAN FRANCISCO, DUEÑA DE LA

ESTANCIA

JUAN GUALEERTO URIIAGA, AYUDANTE BE SARAVIA

COMANDANTE BERNARDIKO PEDRO PEREYRA PEREYRA

QUE ASISTIERON A SARAVIA EN LOS ILTIMOS «OMENTOS

ALFÉREZ LOUPECINO

CORONEL JOAO FRANCISCO PE­REYRA, UNO DR LOS TEíTl -<;OS DE LA MUERTE DEL GE NERAL APARICIO.

Tras el estupor cauca­do por la noticia de la muerte de Aparicio Sa-ravia siguieron los re­querimientos de detalles sobre la forma y comenta­rios en que fué herido, sus últinios momentos, sus palabras, etc., reco­giéndose con un interés indescriptible cuanto da­to se ha referido como El. MONUMENTO DONDE DESCANSAN LOS RESTOS DE

APARICIO SARAVIA

DR. LUS.SICH, MÉDICO DE APA RICIO Y QUE LE ASISTIÓ EN LA HORA DE SU MUERTE.

cierto ó ha creado sim­plemente la imaginación.

Relegadas á un segundo término las escenas de la cruenta batalla de Cuchi­lla Xegra, más popular­mente conocida por de MasoUer, cuantos han te­nido pequeña ó grande participación en ella, han-se dedicado con preferen­cia á dar forma al cua-

LA MUERTE DE UN CAUDILLO

ÚLTIMOS MOMENTOS DE SARAVIA

dro que han visto ó han creído ver durante el encuentro, y en el que aparece como personaje i'inico, saliente, Apari­cio, mostrándose á lo lejos por entre los cla­ros de las humaredas que dejaban al disipar se sembrado el campo de cadáveres y heridos.

A g u n o s de los que estuvieron en los puntos avanzados durante los momentos de entrevero, nos han referido cómo, al notar detrás de las guerr i l las nacionalistas el incesante ir y venir de un j inete que resultó luego ser el propio Sa-ravia, le dirigieron las bocas de los fusiles has­ta que una de los cen­tenares, miles tal vez de balas que silbaran en torno de su persona, dio con él en tierra.. . y para

NICHO DEL MONUMENTO DONDE SE HALLA EL S Í C m p r e . P o f SU p a r t e

CADÁVER DB 5ARAVIA los testigos prcscncia-HABITACKSN Y CAMA DOHDE EXPIRÓ EL

CAUDILLO

PIEZA DONDE SE L E ASISTIÓ CUATRO DÍAS Y E S LA UVE SE LE DECLARÓ LA BRONCO N E U M O N Í A

CUARTO DONDE [vVÉ VELADO

les, su ayudante Juan Gualberto Urt iaga v su hijo Mauro Saravia han referido en la forma si­guiente el hecho.

A la caída de la tarde, el 1° de septiembre, cuando la lucha era más encarnizada, y los gru­pos t a n t o se habían aproxi­mado que se combatía en algu nos puntos cuerpo á cuerpo, Aparicio, intrépido, dando prue ba de un temerar io arrojo, de­terminó recorrer las líneas, yen­do allí donde el peligro era ma­yor para dar ánimo á sus sol dados y alentar á los débiles ó á l o s queflaqueaban, amenazan­do servir de desastroso ejemplo á sus compañeros.

En uno de esos momentos, lle­góle una b a l a . . . Por dos veces había sido herido su caballo y muchos de los que le acompaña­ban habían caído ya.

Al sentirse herido impuso si­lencio á su ayudante y á su hijo, t ra tando de ocultarse de sus soldados. Su entereza fué doble­gada sin embargo y exánime

casi, no pudiendo sostenerse en pie hubo que traladarle en un poncho hasta el parque y de alií en una jardinera á la casa de !a señora Luisa Pcreira, donde des­de ese día has t i el 10 en quo ocurrió el fallecimiento, siendo la 1.:!ri de la tarde, fí^é objeto de los más asiduos cuidados, asis­tiéndole el doctor Lussich. Al siguiente día del combate aún dispuso con sus compañeros có mo dtber ía continuar la batalla. Y dos a n t e s de morir, hizo que le afeitaran y perfumaran...

El 11 a l a I p . m. fué traspor­tado su cuerpo al panteón d é l a familia Pere i ra . Ácompaña'On los restos hasta el cementerio, el coronel Juan Francisco, coro­nel Ber rard ino Pereira , capi­tanes Procopio y Paulo Perei­ra, teniente Jiloca, alférez Ga­lán, señores, Osorio, Ped ro y Luis Pereira , Mauro Sarav i i , comandante Sierra, doctor Lus s ich .B.Ramos y su ayudante Ui-

APERo 50E USABA APARICIO SARAVIA EL DÍA t'a!?» q«ien pronunció en el so <}VE FUÉ HERIDO Icmne acto un sentido discurso.

Fol. de nuestro enviado especial señor Adaini.

EL PARAGUAS MISTERIOSO (Novela en colaboración. — El capitulo próximo será escrito

por el doctor David Peña,)

LO QUE SE VIO BAJO LA LINTERNA DE VERGÜENZA

La pálida fisonomfa del diputado Nerprúti se contrajo en u n a m u e c a horrible; los

ojos voltejeaban en las órbitas, convulsamente, mientras su cuerpo se estremecía sobre el suelo. El Caballero de la Dama Blanca, sereno y satisfecho, como un artífice ante la realización de un bello ensueño, contemplaba al desgraciado. De pronto acercó su oído al corazón del orador: latfa. Meditó algunos instantes. Sacó rápida­mente del bolsillo una llnisima aguja y por siete veces consecutivas perforó la oreja derecha de Nerpiún,

Guardó la aguja y cogió el misterioso paraguas, oprimiendo en seguida un bot> n eléctrico, semioculto en el marco de la puerta; una campanilla sonó á lo lejos, siniestramente, al parecer debajo de la tierra. Oyóse un crugir de engranajes y te do el piso de la habitación comenzó á descender; en pocos segundos ambos estu­vieron en un sótano sombrío, cerrándose sobre ellos un techo corredizo,

Nerprün continuaba en pleno ataque. El Caballero de la Dama Blanca batió algunas palmadas, c(n ritmo al parecer convencional. Desde el fondo de un subterrá­neo avanzaron, con tétrica lentitud, cuatro luces mor­tecinas. Cuando llegaron á la puerta del sótano, el Caballero ordenó á los tres hombres apagarlas suyas, dejando la cuarta en manos de Vergüenza,

—Enmascaraos,—dijo á los hombres,-~y tú, Vergüen­za, entiégame el frasco de sales,

—[Le tenemos! ¡Le tenemos, por lin!—exclamó en voz baja la deliciosa mujer, exornando su óvalo encanta­dor con la más felina de las sonrisas.

—¡Si! pero ios hechos se han precipitado. La simple vista del paraguas misteri,iso bastó para provocarle ese ata,|ue, impidiéndome someterlo á la terrible prueba, Pero creo que pronto reaccionará,—agregó, mientras le excitaba con el frasco de sales,

—¿Y el suero? —Aprovechando el ataque le anticipé las siete in­

yecciones. La aguja es finísima y el suero indoloro; al volver en si no tendrá la menor sospecha.

—c El efecto es seguro? —Antes de tres días nuestra venganza estará cum

plida. Gojcoechea, su c<5mplice, sucumbió al cabo de una semana; á éste le hemos duplicado la virulencia: ti es días, cuatro a lo sumo.

—¡Es terrible! ¡pero mayor fué su crimen!...—mur­muró Vergüenza, entre odiosa y ccmpunjida.

En ese momento el diputado Nerprün exhaló un hon­do suspiro, anunciador de la reac-ción saludable. En voz baja, p?ra no ser oído, el Caballero de la Da­ma Blanca dijo á los tres enmasca­rados, .señalándoles el subterráneo por donde entraron:

—Alejaos á treinta pasos de aquí y no 03 aproximéis si no se os llama; toda imprudencia os eos arfa la vida.

Y dirigiéndose á la mujer, le se ftaló su antifaz diciéndole:

--Vergüenza, cúbrete el rostro. Cuando volvió en sí, (i la luz de la

única linterna, el diputado Nerprún cre\ó sufrir un sueño macabro: en el obscuro antro sólo acertaba á dis­tinguir leves perliles iluminados ce n reflejos rojo?, destacándose como dosamenazas sobre la tiniebla com pacta. .Vntes de permitirle gesto al­gún i de sorpresa, el Caballero de la Dama Blanca tomó la palabra.

—No coric peligre vuestra vida en este momento, ni en este lugar. Es­táis aquí para decirnos el siniestro secreto de vuestro crimen; debéis completar el relato de Govccechea, vuestro cómplice. La justicia vendrá después. Aíiira hablad.

Ref'uesto de su asombro^el orador, abundoso en el parlamentó, sólo ati nó á tartajear pocas palabras.

—No os entiendo.,. —En vano intentáis disculparos.

Aquí está el paraguas miaic-

rioso y conocemos el verídico relato de Goycoc-chea...'

—No conozco ese paraguas; y el que llamáis mi cóm­plice podría haber mentido..

—¡Jamás! Goycoecliea no habría mentido jamás, y mucho menos in articulo mortts ..

—¿Morir? .. —Si; ha muerto,—repuso fríamente,—ha muerto en el

mismo sitio donde vos moriréis dentro de tres días. ¡La justicia humana tarda, pero llega!

Nerprún se estremeció. El sitio desconocido le horro­rizaba; y, más que eso, el extraño silencio de aquella mujer cuya herm sura no legraba ocultar el antifaz. Se frotó ios ojos, como queriendo salir de una pesadi­lla. Sólo simio que la mano del Caballero se posaba sobre su hombro.

—No os espante mi lúgubre propósito,—dijole coi» vidriosa amabilidad.—Vuestro destino está ya trazado; pero no os urge preocuparos de él. Ahora limitaos á revelarme el secreto del paraguas encontrado junto al cadáver, el secreto que encierra la clave do todos los misterios.

—Nada sé de lo que me preguntáis. —;N*da? ¿No conocéis el paraguas? —Nunca lo he visto. —Tendré el gusto de mostrároslo,-replicó el Caballé

ro con mal disimulada nervirsidad, mientras hacia ademán á Vergüenza para que aproximara su Un tern'í.

—Escuchadme bien, scBor Nerprún. Este vulgar pa­raguas tiene cubierta de seda, eje de aluminio, arma­dura de alambre acanalado y puño de madera esculpi­da. Pero mirad bien la cubierta,—dijo, abriendo el pa­raguas,—mirad la seda negra, aquí, cerca del borde.. Ved tres manchas rojizas...

—Nada veo... —¡Fijaos!-y aproximó á la cubierta el brazo de Ver­

güenza, cuya linterna iluminó, efectivamente, las tres-manchas denunciadas.

Nerprún palideció. El Caballero, sin inmutarse: —Bien, señor diputado. Estas manchas de sangre

sólo son visibles sobre la seda una vez por año y du­ran varios días; aparecen en la techa de ocurrido el de­lito v persisten hasta la hora misma en que fueron en­contrados el cadáver y el paraguas.

Nerprún, silencioso, temblaba. —Y ahora sabed que vuestro cómplice, en momentos

de morir, reveló, en parte, el misterio de este paraguas denunciador. Escuchad bien, Nerprún: según Goy-

coechea hubo en el crimen cierto maleficio satanista, por cuyo mo­tivo las manchas están «vivas», sen sibles como una mimosa, capaces de reconocer por el simple tacto al ase­sino que vertió esa sangre...

Nerprún. entre temeroso i incré­dulo, osó murmurar:

—¡Esíe es un cuento de brujas! Repito que (¡oycoechea ha men­tido...

—Mirad, Nerprún, y veréis que toda negativa empeorará vuestra si­tuación.

Y así diciendo tocó las manchas, -•in que por ello ocurriera nada .inormal; invitó luego á Vergüenza á que hiciera lo mismo, con análogo resultado.

¡Y bien, Nerprún, tocad las man­chas, si A tanto os atrevéis!

Nerprún. seguro de que la sen­sibilidad de las manchas sería la postrer mentira de Goycoechea, obe­deció.

¡Más le valiera no haber condes­cendido! La seda se estremeció co­mo si pasara á su través un silen­cioso escalofrío, el color de las manchas subió hasta el escarlata más chillón, y aquel objeto, al pare­cer inanimado, emitió un lamento pavoroso, que heló la sangre en las venas de los testigos. Hubo un parén­tesis de acoquinamiento, de ansioso.

terror ante lo sobrenatural. Despulís de <ortos instantes, el Caballero rompió el silencio glacial:

—Nerprún: ¿estáis convencido? Cien­tos de personas han palpado en mi pre-•sencia esas manchas, sin que JamAs se confirmara la aseveración de vuestro <:ómplice. Es evidente que sois autor del •crimen, pues lastimáiteis la sangre sen­sible; ¡nir^'ina otra mano le anancó ja­más tan deserarrador lamento!

—Os engaflüis, señor... —¿Negáis?—rugió el Caballero, indig­

nado por la cínKa impudencia del dipu­tado.—¿Negáis que sois autor del cri-tnen?

—¡Absolutamente! -¿Y nunca habíais visto este paraguas? -¡Nunca! ¿N6?—Al pronunciar esta palabra to-

Dib. de Giinénes y Villalobos.

mó la linterna de manos de Vergüenza: sosteniOnd< la en su mano izquierda, con la derecha tomó por el cabo el paraguas, interponiendo la seda entre la linterna y los ojos de Nernrün.

-•¿Negáis ahora? Nerprún no pudo contestar .-I la pre­

gunta amenazadora. Mirando A trasluz la seda del paraguas, había vi«to desarro­llarse, como sobre una tela de cinemató grafo. la pavorosa escena del crimen. ¿Que desc nocido agente repetía de esa manera, sobie un objeto inanimado, las escenas vividas anteriormente? ¿Magia negra, espíritus desencaínados, prácticas de teos lía trascendental? Enigma. El diputado no intenta negar más confun­dido por esa prueba inesperada é inex­plicable.

¿Goycocchea había dicho la verdad?.. .

JOSÉ INCIEGNIEROS.

SOCIEDAD SPORTIVA ARGENTINA

TEAM «NICOLÁS AVELLANEDA', GAMADOK^DE LA COPA

Con todo el éxito que se esperaba se verificó •el domingo último el torneo de football organiza­do por la Sociedad Sportiva Argentina.

Por la mañana jug-rtse el match entre el team River Píate, y el Nicolás Avellaneda y Reed and W h y t e contra Corinthyan, eatregándcsele a l teain ganador, la copa donada por l a Sociedad Sportiva.

A pesar de que se preveía que el final es tar ía en t re el River P ía te y Red and Why te , sucedió todo 'o contrario, pues tuvieron que disputarse el trofeo el Avellaneda y Corinthyan.

En los matchs semifinales jugados por la ma-aiana á las 9 1/2 resultaron, como dejamos dicho más arriba, vencedores, el Avellaneda y el Co-r in th j an .

El Nicolás Avellaneda venció al River Píate,

ww--^.

«CORINTHVANS»

por tres goals contra cero, obtenidos uno en el primer hall tive, y dos en el segundo.

El Corinthyan obtuvo el triunfo sobre su adver­sario el Reed poi tres goals contra dos.

Al medio día se sirvió un sucu'ento almuerzo con que el presidente de la sociedad, ba 'ón De Marchi, obsequiaba á sus amigcs y á los jóvenes footballers, reinando la más g ra ta armonía .

Terminado e r a l m u e r z o y después de un breve descanso, dio comienzo el match linal.

A las órdenes del referee, s tñor Howard, se for­maron los team dándose ¡mediatamente principio al partido.

El triunfo fué relat ivamente fácil para el Avella­neda, sin quitar méri to al Corinthyan que supo aprovechar las pocas oportunidades que se le pre­sentaron de hacer goal .

«KKD A^•IJ W I I I T E :

Fot. de CARAS Y CAKET.VS

«RIVER l'LATE

EL NUEVO PROMETEO

¿Romperá ias ligaduras?

DE MI RETINA ESPIRITUAL

Los libros viejos, los libros expósitos, los libros que dor mitán en el ostracismo de los cambalaches, revestidos de polvo como abuelos perdidos en la selva del olvido filial, esos libros son para mí cual vastos cementerios que encierran las memorias de las vidas anónimas y obscuras que bebieron en ellos, con la fe y el ansia del sediento, venenos y elixi­res. En cada uno de esos libros hay un mundo subterráneo de cadáveres vivos, de cadáveres que hablan. Cada hoja, (.ada página significa una fosa que aprisiona un recuerdo.

Por eso, al entrar en el cambalache donde compro libros veiustos, siento la caricia de una frialdad de tumba. Y en cada libro presiento el continuo bullir de un bullicio continuo producido por algo que no se ve, por algo que no se oye . . .

* * * Entro. Una pequeña habitación se graba en mi retina. Las

cuatro paredes se extravian en una estantería superpuesta que desde el pavimento sube al techo. En cada estante, hile­ras de libros enseñan sus lomos averiados, sus lomos casti­gados por el roce del tiempo como lomos de bestias azota­das por la furia del látigo. En el centro de la pieza un mos­trador se agobia bajo pirámides, obeliscos y montículos de libros marchitos, tras de los que espejean los vidrios de unos lentes que prestan humanitaria ayuda á ia invalidez de unos ojos seniles, húmedos y cansados, semejantes á astrólogos que de tanto mirar lo invisible, de tanto escudriñar lo inescrutable ya no pueden ver nada... En los ángulos de la habitación rimeros de libros alzan su grandeza excomulgada. Hay libros esparcidos en el suelo, sobre cajones, sobre sillas, en todas partes, cual sobras de un festín, cual escombros de un derrum­bamiento. Y cada libro que tomo entre mis dedos murmura con el murmurar de una colmena henchida. Hojeo. Hojeo. Y las hojas pasan, pasan lentamente, y, al pasar, de cada pá­gina se yerguen cadáveres de co­sas que vivieron, cadáveres de re­cuerdos proscriptos.

* * * Tomo un libro, el más viejo de

todos. Es un libro de amor hiper­bólico, de odio hiperbólico, de miel y de hiél. Es un libro triste. Es un libro alegre. Libro de amores me­lenudos, y de espadachines quijo­tescos^ Libro de amores que desli­za su génesis, su triunfo y su ago­nía bajo rayos de luna de papel plateado y entre quejas lánguidas de violín enfermizo.

¿Dónde ha estado este libro? E» ya viejo. Su vida ha sido extensa, inconmensurable y sin final como un minuto de dolor. ¿Qué manos han tenido este libro? ¿Qué ojos han bajado hasta las líneas de este viejo libro?... Callemos, que el al­ma de las cosas habla. Los cadá­veres se exhuman para narrar la his­toria de este libro anciano. El libro de los amores, habla:

« * « «Mi nombre tentó la tentación de

una niñez muy rubia, de quince años floridos, que me llevó consi­go en la ternura tibia de su seno incipiente. Pronto comprendí que el móvil que la guiaba á llevarme así, oculto, tan protegido y recón­dito, debíase al temor de que en su casa la mamá me viera. Y desde aquel instante hubo entre nosotros la complicidad de un beso pecador. El misterio nos unió fuertemente. Por eso, por el misterio, la quería. Por eso, por el misterio, me quería...

De noche, cuando todos en la casa dormían, la Uanca mano de la niña rubia me desenterraba de un baúl en cuyo fondo varias medallas, estampas, escapularios y muchos otros re­cuerdos pueriles de mi dueña, sombreaban mi vida de nostal­gia con el relato de sus vidas místicas. La niña me tomaba entre sus dedos. Colocábame sobre la marmórea heladez del velador y comenzaba á desprenderse los vestidos, á quitarse las ropas... Yo veía y callaba. En seguida se introducía en la cama Entonces simulaba una alhaja de metal precioso escondiéndose en la blancura aterciopelada de un estuche blanco. La rubia caliecita surgía sobre la almohada y una mano volvía á tomarme con los dedos... La niña me leía.. . me leía. Yo me dejaba leer con la placidez que gozan los que son comprendidos. Y cuando sus ojos claros corrían sobre las línea.<i de mis páginas, yo sentía una extraña comezón de be­sos, «n pfurito muy sutil de besos... Y temblaba. En las es­cenas tristes, cuando yo le contaba con apresuramiento una cosa sombría, un arranque de celos ó el nacimiento de una desesperanza, la niña sollozaba con el sollozo de mis persona­jes Otras veces, cuando yo le mostraba la adustez del obs­táculo con que el amor de mis protagonistas tropezaba, el pecho de mi dueña surgía en un impulso de briosa voluntad como si con el impulso de su pecho virgíneo hubiera ensayado

Dib. de Giménez.

derribar el obstáculo. Y cuando flotaba sobre las claridades de algunas escenas la odiosidad de un personaje enhiesto y malquerido, entonces la niña me estrujaba, y apretaba los dien tes. Pero, en cambio, cuando yo desplegaba ante su men­te el regio panorama solar de una escena de amor, sobre un banco, entre caricias, besos y flores, entonces me He vaba á sus labios, me besaba, y así me tenía un rato... largo y breve rato! .. Y sus ojos, ojos que ya no veré nunca, se clavaban estáticos en el cielo raso de la habitación cual si los bienamados aguardaran á que el techo abriera un inters­ticio para dar paso á la luna, por cuyos rayos bajaría el «prín­cipe azul», el nombre qne revela el enigma..

Luego los dedos se extenuaban, y desde los labios de la rubia yo caía por entre las cobijas de la cama y me extra viaba en las soñaciones de mi sueño. Soñaba que era hombre...

• • * Esta vida feliz transcurrió en la brevedad de muchas noches.

Después todo acabó. Y como un viejo príncipe caduco que llevara la juventud en el fondo de la entraña y la frialdad senil en la epidermis, se me dejó olvidado, allá, en el fúnebre baúl de los recuerdos expatriados. Innumerables fueron los días que mi tristeza vio pasar, uno á uno... Hasta que ciert.i vez, una mano mugrienta, una mano adusta, una mano sahu­mada con olor de cocina se introdujo en la soledad de mi destierro. Me robó. En pocos días, envejecí diez años. Mis ta­pas se vistieron de duelo. Mis hojas se enlodaron de pringue. Caí en manos de la servidumbre. Y mi vida se aclimató á esa vida, pues es tal nuestra naturaleza que hasta en las púas de la congoja sentimos la voluptuosa suavidad de la seda. Hallé en aquella existencia miserable un extraño goce compasivo. Fui el héroe de las veladas de cocina. Enlas noches fríasyodes-empolvaba y esgrimía el amor y el odio de mis personajes para­

dójicos. Las cocineras, niñeras, co­cheros y mucamos que escuchaban mis frases veían desfilar, impacien­tes, la complicada procesión de mis títeres. Reían con la risa de ellos. Lloraban con el llanto de ellos. Amaban con el amor de ellos. Odia­ban con el odio de ellos. Aquella era mi gloria. De ella caí como un sol que cae, como creencia que muere...

Y ful á parar á la cama de una pobre chica, — deshojada flor de vicio.- Fui regalo de un cochero La chica estaba enferma de exceso de amores, y se moría, extenuada, exangOe. Se moría cual esas mari-

• ' / " - ^ v — -

posas aue viven y mueren en la misma luz de que nacieron. Los ne­gros ojos de la pobrecita,—lejanos allá en el fondo de las cuencas, os euros como abismos de ensueño,— fulguraban de rato en rato ante mis líneas Y mis lineas titilaban ante la ternura conmovida de eso» ojos. Y yo temblaba todo entero, todito, en sus largas manos flacas, llenas de sudor frío. Temblaba como enamorado que da un beso. Y ella, la tísica, la moribunda, me apreta­ba y me besaba con el mismo fer vor con que me apretaba y besaba mi dueña primitiva, la rubia. Una' tarde sin sol, sin luz. sin pájarcM, pero en cambio con frió, con som­bras, con espectros mudos, caí hasta el suelo desde aquellos dedos que se distendieron para siempre cual

pétalos de una flor moribunda... Cai. « * «

Desde aquella fúnebre caída be tenido mochas otraa caídas. ¿A qué contarlas? Mi aspecto las delata, sugiriendo mi his­toria Historia de melancólicos ocasos y de madrugadas de esplendor. Historia de capítulos que entrañan toda la dicha de la desdicha y toda la desdicha de la dicha. He gozado como un hombre, en la pena. He penado, como un hombre,' en el goce. Y aquí estoy. Desde el bolsillo de un anciano filósofo que por amor de mujer se hizo atorrante y que por odio á los hombres bamboleaba su filosofía por los arrabales, he llegado hasta aquí traído, arrastrado, despeñado por la inmensa y formidable fuerza que gobierna y maneja las pa­siones del hombre: el hambre. Y aquí estoy en este mundo de inválidos, en donde como en el mundo de la humanidad se compra todo lo que se vende y se vende todo lo que se compra. Llévame. Eres descendiente de Icaro. Llévame con­tigo á tu silencio. Al pacífico silencio de tu soledad donde las cosas muertas saben más ciencia que las cosas que viven»...

* * * Por diez .centavos adquirí ese libro. Y todas las noches

habla. Habla como un sabio que fuera muy viejo y como un viejo que fuera muy sabio...

JUAN JOSÉ S O I Z A REILLY.

FIMOS Y GRUESOS

EN LA ESCUELA NORMAL DE TIRO Con g ran alluen-

c i a de mili tares, jefes de al ta ^ra-dua.-ión y ollciales subal ternos inicia ronse el lunes en el stand de la escuela central de ti o, los experiraen.os o r-denados por el mi iiistro de la gue r r a íi lin de ponerA pruc ba y dictaminar so-b t e la calidad, al­cance y resisten cia, de los n u e ­vos cationes ad ju i -ridos h a c e p o c o tiempo en Alema­nia, l-as piezas que consti tuyen la par­tida adquir ida su­man un t o t a l de

180. Sometitírons»^ á la p r u e b a del fuego de g u c i r a 14 piezas de 7.5, ob teniendo en lodo» los casos los resul­ta d o s más apete­cibles,

A c o n t i n u a c i ó n ,salieron a re luc i r los ñatos, es dec r^ ohuses, cuya gra nizada al caer en el r io, prod jc ía u a e f e c t o c o m o de lluvia . . sin duda pa ra sust i tuir 6. l a que debió caer crh cu c a s o de haber asistido el dios de las lluv as nacio-n t l e s : el gene ía t k iccher i .

L A O i q c U L I D A D Y LAS B A T E R Í A S .i b i t A K u u

r i . K l ' A H A M D O L A S MUNICIONES

Fot. de CARAS Y CARETAS.

B I S P A R O D E UX OBI S

Quién no conserva v iva la impresión de algún hecho ex t raño , generado por fuerzas

misteriosas que se sus t raen á. to^as ías leyes conocidas de causa y efecto y en cuyo examen se anonada el pensamiento y el espíri tu se sobrecoje?

Todos tenemos algo que a t r ibuir á lo sobrenatural : cjuien una simple coincidencia, quien un avi-o de ul t ra­tumba, quien un hecho fortuito; y en la subyugante atracción de lo misterioso, enlazamos unos acontecimien­tos con otros , reforzamos con hechos que na r ran otras personas nuestro propio bagaje de «sucedidos» y con la «ficaz a y j d a de la imaginación, esa -loca de la casa>,que tan lejos nos lleva a lgunas veces, creamos ese mundo de las tinieblas en que rebullen los personajes fantásti-cos, capaces de a r r a s t r a r á los sentid s á las conjeturas más estrafalar ias y de hace r flaquear el juicio m i s se­reno.

Desde la historia del lúgubre aparecido y de las a lmas en pena, que mantienen el interés de los contertulios de fogón, has ta los fenómenos más vu lga re s de la telepat ía y del hipnotismo, existe una gradación comple ta de hechos que la ciencia t ra­ta de penetrar y que muchos hombres sabios y de sano juicio no desechan, quienes , si bien no han podido dar con las causas generatr ices , los admiten tales como son, sin perderse en conje­tu ras inútiles y sin embrollarse en ra­zonamientos que permi tan dudar de su buena fe.

Flammarión, el popular as t rónomo, h a contribuido al estudio de tales fenó­menos con una obri. importante «Lo desconocido» á base de ciencia y de observación, y en la que se r eg i s t r an mil lares de casos, agrupados en series fcgún el orden á que pertenecen: ma­nifestaciones de los moribundos, pre­sentimientos, comunicaciones & distan­c ia , previsión del porvenir , e t ; . , etc.

Pero como no todo h a de ser tenebro­so en estas cuestiones, t ranscribiremos «1 divertidísimo caso que regis t ra en su libro, M Flammarión:

Emilio Deschamps . uno de Ifis autores de «Los Hu­gonotes- , refirió esta serie de coincidencias: Siendo niño a ú n , y alumno del colegio de Orleans, encontróse en la mesa un día con un tal M. Fontgibu, repa t r iado ins lés , quien le hizo probar un plato de «plam pudding», man­j a r casi desconocido en Franc ia en aquel la tí poca.

D-ez afíos más t a r i e , pasando p^t un res tauran t del boulevard Poissonniere. vio en el interior un soberbio «plum pudding» y sin dilaciones penetró en el despacho y solicitó un t rozo.

—.Señor Fontgibu, — gri tó la señora del mostrador — .;tiene usted la bondad de ceder una ración de «plum pudding» á este caballero?»

Deschamps reconoció en el hombre de respetable edad q u e comía en una mesa inmediata, al mismo Fontgibti de la pr imera vez. Un tanto molestado por la coinciden­cia, aceptó el trozo que se le ofreció.

Pasó luego largo tiempo, sin que nadie se acordara ni de M Fontgibu ni del «plum pudding».

Deschamps fué invitado un buen día á a lmorzar en una casa de familia. Se le previao que hab r í a un verda­dero «plum pudding» inglés y por su par te , refirió los dos casos anter iores , asegurando en tono de broma que entre los dfl con­vi te tendr ía que es tar seguramente M. Fontg ibu . Se le tomó p a i a la cha­co ta a su señor Fontgibu y se senta­ron á la mesa los diez invitados en los diez asientos correspondientes. No es laba M. Fontg ibu .

Apenas pasaron unos minutos cuan­do el criado abrió la pue r t a y anunció.. . á M. Fontgibu!

— «Mis cabellos se erizaron — dice Deschamps . — Don Juan no se quedó mSs a ter rado a n t e el convidado de piedra.»

M. Fontgibu había sido invitado A comer por una familia que habi taba la misma casa , y se hab la equivocado de puer ta . El au tor , al r ecordar estas coin­cidencias, exclama: SEÑOR PEDEO

IJid. di! J. Alonso.

—«¡Tres veces *plum pudding» en mi vida y t res veces M. Fontgibu! Otra más . y...»

Xo meniis cu ' ioso es el hecho siguiente, descripto por el mismo Flammarión:

«Mi despacho en Par í s , dice, estil a lumbrado por t res ventanas . E r a verano y la pr imera ventana estaba abier ta ante el bosque de castaños de la avenida. De pronto el cielo se cubre , se levanta el viento y se lle­va en su torbellino por encima de los árboles , l as cuar­tillas que acababa de escribir. Un instante después cae un copioso chaparrón de tempes ad.

No pensé siquiera en bajar á recojerlas. ¡Cual sería mi sorpresa al recibir, unos días después de la impren­ta L a h u r e , el capí 'ulo impreso sin que faltase ni una letrrf! Se t ra taba precisamente de un capítulo sóbre las curiosidades del viento, ¿Que había pasado? El mozo que vivía en el barr io del Observatorio y que me t ra ia las p ruebas al ir á a lmorzar vio en el suelo, manchadas por la l luvia unas cuart i l las de mi letra . L a s recogió creyendo que él mismo las hab ía perdido y las entregó á la imprenta .

Por muy poco no se hab r í a dicho que el viento mis­

mo las hab ía llevado al

* * * impresor.

CAKAS Y C.iRETAS se propone pues, dar cabida en sus páginas a todos los hechos de la índole á que nos refe­rimos en las líneas que preceden y siempre que a ju ic io de la Dirección, ofrezcan un interés novedoso p a r a nues t ros lectores.

Al inaugura r esta sección invitamos á todas las per­sonas que tengan a lgún caso curioso regis t rado en su memoria, á que nos lo refieran en forma sencilla y clara y con los detalles c i rcunstancia les precisos .

Por nues t ra pa r te , tenemos en ca r t e r a el siguiente, que bien merece los honoref de la publicidad.

Trá tase también de una serie de coincidencias y que por cierto favorecieron al señor Pedro J. Beignatborde poseedor del reloj de oro, premio del concurso número 3 de CARAS Y CARETAS.

Como se r ecorda rá , pa ra obtener el premio, debía acer tarse la hora que marca ra dicho reloj encerrado en una lata.

En la casa del caballero nombrado decidióse enviar los cupones correspondientes .é inúnlmente buscaron él y sus hermanos, la hora que á todos ag rada ra cuando una niña, hermana suya , recordó que la familia guardaba un pequeño reloj de acero, recuerd > de la madre señora María M. de Beignatborde, fallecida e. 16 de se­tiembre del año 1900.

Recordaban, también, que el reloj ha-bia dejado de andar á la hora precisa — 5.25—en que ocurrió el fallecimiento, y decidieron unánimemente a n o t a r p a r a el concurso esa misma ho ra . Mas. como también debían indicarse los segundos, decidieron que ellos fueran determina­dos por la edad del Sr. P . J. Beignatbor­de: 34 años. Enviaron , pues , la siguien­te cifra: 5.25 y 34 segundos, que corres­pondieron exac tamente á la hora mar-

BEiGNATBOKBE Cada por el reloj de nuest ro concurso.

CONCURSO DE CHISTES

Un vate con muletas y un ojo hinchado, llega á la redacción de un periódico

El director. — Usted añrma que no ha presentado su poesía en ningún otro pe­riódico,

SI poeta —S>& lo aseguro, señor. ]'.l director. — ¿Y cómo explica usted el

tener un ojo hinchado y andar con niule-tasí...—xT. ¿ .

—Dime, chico, ¿has dado mi tarjeta á tu padre?

—Sí, señor, —¿Y qué te dijo? —No puedo repetirlo, por­

que mamá me prohibe decir malas palabras,—R.

* * * Pregunta . Si Gramajo fuera japonés,

le cercaran los rusos y, por no entregarse, se abriera el vien­t re ¿qué saldría?—P. L.

•Je- ^. jf.

Entre patrona y mucama. —¡Cómo es eso, Julia! \ e o

que se permite Vd, llevar un sombrero igual al mío. Hay alguna diferencia entre nos­otras.

—Lo sé, señora. Mi som­brero está ya pagado.—/. L.

En el tren. Una madre que va con su

hijo, el cual no hace más que llorar:—¡Dios miel No sé que hacer con este chico.

Un compañero de viaje.—-Señora ¿quiere que le abra la ventanilla?—//.

— Dígame, doctor, mi hija tiene mo mentos que parece loca ; ríe, Hora y se desespera; de pronto se queja de horribles dolores ; en seguida vneíve á reír, en fin, estamos desesperados . . . ¿Qué será eso, doctor?

Médico. — ¡Quién sabe!.,, —P.

* * * En un globo cautivo. El />«/!«.—Dime, Pepito, si el globo se soltara

¿qué darías? Pepito.—Pues bajarme por la cuerda.—A. Y. M.

:,: * * Maestra.—((^méa. era Colón? Jiiaitcito.— Vna. gal l ina. M.~M.e parece que te equivocas. / .—No, señora, porque siempre se dice: el huevo

de Colón.—JV. E. * * *

En la peluquería. —¿SabeVd, señor, que se está quedando terr i

blemente calvo? —¡Pudiera Vd. no meterse en lo que no le im­

porta ! —Pero, señor, ¿cómo no me va á importar? Si

se queda Vd. calvo ¡voy á perder el cliente 1 — .'/. 5 .

En el tribunal. — ¿Vio Vd. al acusado cuando disparó los dos

t iros de revólver? — .Sí, señor. —¿A qué distancia se hallaba Vd. del agresor? —A cinco pasos, cuando disparó el pr imer tiro. —¿Y cuando disparó el segundo? —A un kilómetro, señor juez.—//. S.

En una comisaría. El auxiliar al detenido:—¿Es Vd. casado? —No, señor; pero ya he^ comprado los mue­

b l e s . - / . C.

Ent re chicuelos. —Che ¿qué hora tenes? — Las ocho menos siete. - Entonces, decí la una.—D. C. C.

El señor.—Manuel, pida por teléfono á tni zapatero un par de botines de becerro cosidos, número cuarenta y dos.

El criado.—TrTT... Trrr. La voz de la telefonista.—i^Mk núme­

ro, señor? O /a(/(?. —Cuarenta y dos de becerro co­

sido,—iJ. Ü.

Dos andaluces hablan; En el hotel, —Yo tengo una mucama tan alta que Huésped.~0\%3., mozo. He ido diez ve

limpia los techos sin necesidad de plume- ees al cuarto de baño y siempre contestan ro ni escalera. «hay gente»,

—Pues la mía es tan chica que para El nwzo.—'Es que de noche encerramos lavar el piso tiene que subirse en una allí al loro.—ií, L. silla.—.%'. / . A.

Dib. de Giiiidtics.

¡Espectáculo horrendo! Estremecidos pur el fiero huracán, doblan su tronco los árboles erguidos, y ante el acento bronco de la tormenta, madre de la ruina, tiemblan medrosamente la débil y«rba y la r< busta encina. Absorto "el sol, alumbra escasamente aquel cuadro espaniabe. Hasta las fier.is, de sus ojos las órbitas sacando, huyen de los collados y praderas, on'balJe al mudo cielo interrogando. La ola á la orilla saca los cuerpos de que fuera sepultura; hinchase ct n furor; brilla en la altura un látigo de luz y al mar aplaca. Los pilares altísimos y gruesos con fragor caen al sue^o derrumbados y se o,c aquí y allá, por todos lados, chocar de losas y crugir de huesos. Oe la más alta cima paite un sonido de clarín vibrante .V los truenos estallan al instante. Es el juicio final. Dios se apnxima,

* * * Ahi llega un grupito de hombres con las caras horrible­

mente pulidas. Pa ece que tienen frío y es que tiemblan. El que sin duda es su jefe, dice al más pequeño de todos;

—¿Se atreverá Vd. —General, me siento infinitamente pequeño... —No se plagie á sí mismo—apunta otro de cetrina

tez.--Eso ya lo dijo Vd. en ia cumbre de los Andes. Los truenos menudean con horrísono estampido. L'n

rayo incendíala selva. Inflamada y roja columna surge de un volcán. Peñas enormes son arrojadas al espacM.

—Pero ¿dónde estamos? - interroga el hcmbre peque fio—¿p:sto es el juicio final ó la Facultad de Ilíerecho...?

—¡Dios mío! —¡Qjé desastre! —Ni nos tros mismos en colaboración con la l;uii;ost;t

hemos conseguido cosa semejante. Un ángel pasa ante los despavoridcs seros aquellos. — Ese es el que ha f cado la trofnpeta. —¿Qué trompeta.^ ¡Hay tantos trompetKs' Una oscilación de la corteza terrestre les hace caer

al suelo. * * *

-¿Ven Vds. como, á pesar de lo que decía «Diario Nuevi », hem s consegudo levantarnos?

—¡Cállese! ¿No ve esa procesión de muertos? —Son antiguos conocidos míos.

¿Ha sido \^d. médico? -No; pero me han ayudado siempre en las eleccicncs. ¡.Silencio! Ya Uega'el Ser Supremo.

— Por la barba, se parece un poco A don M.inuel... — ¡Adulador! —Pero no la tiene tan bien cuidada. Ante el santo Tribunal

Habla—dice Dios al hombre chico. —Yo con furia me expresé contra la unificación; luego cambié de opinión y á Roca me unifiqué.

— ¿r.,c corto una oreja?—gruñó .San Pedr". -Gualda ese sable; no crea que en el cie'o lambién

pedimos plata. * * *

Acercóse un marino.y expresóse en la siguiente forma; — Mi historia t s breve y sencilla. Me encontré en Asia y Europa

festejado y me he bebido una copa de cliampanne por cada milla

que he viajado. Iba á abrir ¡a boca el Altísimo, cuando

avi-tarle que el Museo Nacional, en Buenos nazaba ruina.

—Se van á estropearlos antediluvianos que hay allí — murmuró.—Bueno; los sustituiremos con Gramajo.

* * * Una pera, que era lo que más se veía de cierto rostro

cubierto por aplastada gcrra militar, movióse pidiendo permiso para hacer uso de la palabra. Ccnscguido lo

cual, oyóse salir de la boca situada encima de la pera: —De ministro barómetro y aun ministro pluviómetro muchos rae han motejado. Y así ¡oh Señor! el cielo me he ganado. Mi fama es prodigiosa. En mi poder los labradores fían y al sol y al cielo puro desafian y á los truenos y al rayo. Y esto de fijo á compasión os mueve; en lugar de una imagen milagrosa, voy yo al Campo de Mayo ¡y de seguro lluevt!

— ¡Cuántos reumáticos habrá p' 'r culpa de ese! —bar botó un difunto.

* * * Sucesivamente declararon así los del grupo:

— Yo no soy un hombre ilustre por mi ciencia ó mi ni presté ningún auxilio á la pobre Facultad [peculio yo soy el «hermano en letras» de un amigo de den Julio-

esa es toda la verdad.

—Ha dicho no se quien lo que hoy en día es 5-a pilblica voz:

que mi suerte es atroz pues miro mal; pero me miran bien.

* * * Un pobre sujeto pulsaba las cuerdas de su instrumrn

to. y comenzaba; — Este pobre payador que canta á la Arricultui'a. ..

— ¡Mándese mudar con su guitarra! ¡InsoKntc!-gritó un serafín indignado.

* * * -adelantabase un hombre de torva mirada y sonrisa

ambigua. Detúvose ante un orador parlamentario y de clamó, después de olerlo;

«Tu cabeza es hermosa, pero sm seso».

— No quiero oirte. Vete. Así dijo Dios. Y vio que no era bueno.

* * * Oye —añadió mirando á otro.—\"ete tú también. Yo pecador. .

—líres puro como Adán antes del pt-cado original. Lo ha dicho la comisión investigadora ¡y bJsta con eso!

vinieron a Vires, ame-

Hasta aquí el sueño de Civit llegaba. El sol por los balcones penetraba \ el «soñador» se despertó rendido pensanío:

—Invencí''n fué de mi deseo. Como nuestro g bierno ha concluid-, ¿será el juicio final que he merecido? ¿Será el juicio final? Yo no lo cieo.

El mundo de los niftoi está de parabienes con motivo de la aparición de P. B. 7', semanario ilustrado que bri­llantemente se incorpora al periodismo bajo la direo-ción de don Eustaquio Pellicer, en honrosa compañía con don Julián de Vargas como redactor, y don Juan Sanuy. ccm' dibujante.

El selecto é interesante material tanto artístico como literario con que llena sus páginas, hacen de éi una go losina codiciada por fa gente menuda y la grande.

Hemos recibido: La circular del Ateneo Mercantil para la prepara

ción de jefes de escritorio, contadores, tenedores de ii bros y dependientes de comercio, cuyas clases comen zaran hoy, bajo la competente dirección de los señorea César Mauteso Serrano j ; Manuel Tronc so.

«La guerra civil. El Uruguay en l<Xi4», por el señor Carlos l?cxlo.

Concurso de chistes Por cada uno ile los que se inserten, se abo­

nar» itow •>£««»!«. 1:1 i|ii<', á juicio de la redacción, «ea el nié»

ingenioso de los publicados en un mes. obten­drá un premio de ti . lcij l i . lTA PKSiOS.

•la sido discernido el premio de 50pesos al que con las iniciales ••. O. se inserto en el núm. 310.

ACTUALIDAD PARAGUAYA

EL COMERCIO DE LA YERBA-MATE — " L A INDUSTRIAL PARAGUAYA'

FRENTE DEL MOLINO YERBÍTERO Dt «LA IH-DUSTRIAL PARAGUAYA» EN BUEXOS AIRHS .CHILE. ibO).

La situa-c i ó n poi­que a t r a-viesa la ve­cina Repú-b I í c a del P a r a g u a y y las inte" rrupciones que por esa causa pue­den produ­cirse en el come r c io de la yer ba-mate de aquel país, h a c en de actualidad los datos é 1 lustracjo-nes que pu­blicamos j -que han de producirno p o c a sor­presa tanto entre l o s aticionados al uso del aromático pr odu cto, como entre los que si-jjuen c o n interés las vicisitudes

económicas de la república hermana. Durante el año l 'í;! se introdujeron por la aduana

de esta capital L'.23(l.(KiO kilos de hoja mate paraguaya y de esta cantidad 1.571.502 kilos, ó sea el setenta por ciento, correspondió A la poderosa empresa «La Indus­trial Paraguaya», que opera en los mercados paragua­yo y argentino, ocupando el primer puesto en la venta üe tal artículo.

Una simple ojeada al plano que publicamos de las propiedades que «La Industrial Paraguaya» posee en la vecina república, basta para darse una idea de la importancia de esa empresa. Abarcan dichas propiedades una extensión de 730 leguas cua­dradas y en ellas se comprenden no sólo las mejores zonas yerbateras del país, sino magní­ficos campos de pastoreo que la sociedad em­pieza á poblar con importantes rebaños vacu­nos, y bosques de inmensa riqueza en los que ya se siente el bullicio del obraje dedicado á la ex­plotación de varias clases de madera, sobre to­do en la zona del Alto Paraná.

Si la sola explotación yerbatera ha elevado & «La Industrial Paraguaya» á la categoría de primera empresa industrial paraguaya, el apro­vechamiento de sus praderas y bosques ha de colocarla en lugar prominente entre las de igual índole de Sud América.

La sociedad fundada en el año 1887 con exi­guos recursos, tiene hoy un capital integrado de 8.000.0ÜO pesos. El personal ocupado en sus explotaciones lo forman 3.200 hombres. Sus ele­mentos de transporte terrestre y Huvial están re­presentados por no menos de 4.000 bueyes, nu­meroso ganado mular, 500 carretas y 80 embar­caciones que penetran por ios ríos interiores del país á los puntos de producción para buscar el apreciado producto y distribuirlo más tarde en los establecimientos de molienda y envase que la sociedad posee en la capital paraguaya, en la ciudad de Con lentes v en esta de Buenos Aires.

La producción anual de la sociedad se eleva á la respetable cifra de 4.500.000 kilos y por con­tratos especiales con otros productores se hace dueña de otras importantes cantidades con lo que acapara la casi totalidad de la yerba que se extrae de los bosques paraguayos.

La insuficiencia del producto para satisfacer las necesidades de la demanda, ha hecho que la sociedad haya prestado en estos últimos años especial atención á la formación de yerbales j)or el procedimiento de la siembra; negocio que por ofrecer serios inconvenientes y exigir la in­versión de fuertes sumas, sólo está al alcance de una empresa que, como la que nos ocupa, posee toda clase de elementos, tierras propias y puede esperar sin apremios su resultado segu­ro, aunque lejano.

Nuestro ^rabadci reprcduce la fachada del molino á vapor que «La Industrial Paraguaya» posee on esta Ciudad, calle de Chile, número 460, establecimiento qu^ hemos tenido el gusto de visitar }' que acredita la per­fecta marcha del mecanisco complicado de la empresa. El personal de este centro fabril, bajo las órdenes in­mediatas dv! señor Aníbal Cúneo, se compone de no­venta j - siete empleados y operarios.

Las marcas de comercio que emplea la sociedad son diversas se.gún los mercados, correspondiendo á los de Buenos Aires, Rosaiio \- provincias del interior la mar­ca «FLOR DE LIS» reguladora hoy de los precios que rij^cn liara el exquisito té paraguayo.

Si se tiene presente que forman el directorio de ia sociedad con asiento en la Asunción, las personalida­des más salientes de la Industria, el Comercio y ia Banca Paraguayos y que en el exterior se halla la empresa representada por la importante firma argen­tina «Uribe Hermanos» que no ha omitido esfuerzo para .secundar—la acción de progreso y engrandecimiento de aquella dirección, no es de extrañar que pueda el Pa­raguay- ofrecer á propios y extraños con justo orgullo, el ejemplo de esta institución que prueba que es aquel país terreno fecundo en el que brotan y se desarrollan con gallarda lozanía las semillas que esparcen la ener­gía, la iniciativa y la inteligencia, cualidades todas de que da relevantes'pruebas «La Industrial Paraguaya».

Preside la sociedad hoy el señor Juan B. Gaona. conocido en el comercio y la banca del Plata como una de las más ilustres y respetables personalidades del Paraguay y quien, á estar á las noticias que el telégrafo ha trasmitido en los últimos tiempos, es uno de los candidatos de mavor prestigio que se indican para ocupar la Presidencia' del Paraguay en caso de un acuerdo entre los partidos en lucha.

Esta sola circunstancia probaría la seriedad de «La Industrial Paraguaya», pues no todas las empresas co raerciales pueden ostentar á su frente á personalidades que por su preparación y honradez se encuentren en condiciones de ser distinguidos por sus conciudadanos para elevarlos á puestos de tanta importancia como la primera magistratura del país, máxime en los momín tos actuales que pe necesita estar rodeado de mucho prestigio para poder alzar su nombre sobre los enco­nos que son consecuencia dn la guerra civil.

No dudamos que los muchos accionistas de esta em­presa y los consumidores de sus exquisitos productos, encontrarán de interés la precedente información.

PLANO DE uos YERBALES DE LAJNDUSTRIAL PARAGUAYA"

\

Superficie total de los yerbaíes y

Mmpos de pastoreo 719 leguas

YERBALES DE LA EMPRESA

FIESTA SOCIAL

10." ANIVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DEL CONSERVATORIO ARGENTINO

Hace 10 años, el maestro Pa-llenaaerts fundó el Conservatorio Argentino y hoy puede mirar con orgullo el tiempo transcurrido que ha colmado todas sus aspi­raciones.

La organización entre nosotros d ; la enseñanza musical, según programas europeos, la debemos al músico belga que lucha tam­bién por imprimir á los concier­tos el clasicismo digno de esta g ran metrópoli.

Cuenta el Conservatorio Ar­gentino de un cuerpo docente de profesores elegidos, en el cual fi-

KDMUNDO PALIEMAEETS. DIRECTOR FUNDADOR DEL CONSERVATORIO.

N. O'Comior, S. Dagnino, (pia­no); señoritas J. Porcel de Per i l -ta y L. Peré , (canto); señores C. Giobhi y Leopoldo Picasso en el violÍD, á más de un coro de niñas constituido por:

Clase de conjunto (coral): se­ñora F. de Carliui, señoritas H. Ribeiro da Silva, A. Chargcnlon, A. Achinelli, M. Vidal, A. Sán­chez, R. Ovando, J. Porcel di Peralta, M. L. Masi, L. Revé, E. Savigni, C. Fraga, J. Cara­nero, C. Larre, A. Tholkc, I. Hurtado, D. Deffis, E. Maguin, A. Invernici, V. Sarramea, J.

guran todos los elementos de más valía, un número conside­rable (Je alumnos, un local sun­tuoso con instalaciones lujosas, sala de concierto ad-hoc, etc.

Este mes el maestro Palleraaerts organiza tres grandes conciertos: el pr imero por la concertista ar­gent ina señorita Emma Heer que ha rá honor á su patria en su pró­xima gi ra por Europa, después, dos grandes conciertos sinfónicos en los cuales tomarán parte las conocidas y acreditadas alumnas laureadas señoritas M. C. Ocha-gavia, S. Escobio, M. C'aslaguet,

VESTÍBULO DEL CONSB EVA TORIO Eckell, C. Flores, E. Cosse,J. Mar, E. DelbuoHO, L. Montes de Oca, Q. Manghi, P. Migoya Pereyra,J Viale, M. Sánchez, O. Taylor, P.

Peña, E. Donblet, A. Brenner, L. Brenner,J. Di Ferrante, M. Cas­ta giiet. C. Larre, A. Lafitte, A. Larrosa, A. Iver, B. Bottavo, ]• Armendariz, J. Albergauíi, C-Méndez Casariego, H. Isola, C-Pataky, M. L. García Torres, Q. Ochagavia, E. Ficharte, A. Kemp-

fter, M. Ferrer, M. Ranean, A. Manghi, J. Bertani, D. Banchs, A. Campetti, L. ferududes, M. Alen.

SEÑORITA E. HBER, CONCERTISTA DE PIANO

LA NUEVA SUCURSAL DE LA BRASILEÑA

Inusitado movi­miento se observa­ba en la noche del lunes último en la calle San Martín, casi al l legar á Ri-vadavia. Los seve­ros muros de la ca­t e d r a l , r ec ib í an bril lantes resplan­dores que les ha­cían perder su obs-c u r i d a d habi tual y las notas de una orquesta mezcla­das al bullicio ca­llejero advert ían al t ranseúnte que en aquellas inmedia­ciones se festejaba algím a c o n t e c í • miento extraordi­nario.

Y en efecto, mú­sica é i luminación eran los signos que indicaban que el señor D'Huicque, el feliz propietario de «La Brasileña» plantaba un nuevo j a lonen el camino de l o s r á p i d o s triunfos de esta casa, estableciendo una nueva su­cursal en la calle San Martín, número 40.

El buen sentido práctico, que ya otra vez he­mos elogiado debidamente, del señor Manuel D'Huicque, le ha hecho ver las ventajas que pa­ra el público representan las sucursales de su ca­sa, ventajas que el público á su vez recompensa favoreciendo el éxito de ellas, le ha llevado á ins­ta lar una nueva en el local citado que viene á agregarse á las que desde tiempo a t rá í funcionan en la calle Artes, 189 y Santa Fé, 2437 y la casa central en Maipú, 236.

No podía haberse elegido, mejor sitio para ins­ta lar esta nueva sucursal. Á dos pasos de la pla­za de Mayo, el centro de todo el movimiento bo­naerense, será aprovechada la comodidad no sólo por la infinidad de personas que por allí transi­ten y deseen tomar una buena taza de café, sino también por los que para ret i rarse á sus domici­lios se dirijan á tomar los tranways que por allí

f •

CONCURRENTES Á LA I.HAUGUR ACIÓN DE LA NUtVA SUCURSAL »E «LA BRASILEÑA»

cruzan en todas direcciones que podrán adquirir para llevar á sus casas el buen- café que ya se sabe cuan díficil es encontrarlo legít imo en otros establecimientos que no sean «La Brasileña»-

La casa de la calle San Márt i r , 411, estaba como, hemos dicho coa su frente profusamente ilumi­nado en la noche del lunes, día de la inaugura ción. A las 8 y 30 p. m. empezó la llegada de los invitados y pocos momentos después en el amplio salón no había sitio desocupado, pues una concu­rrencia distinguida de señoras, señoritas y caba­lleros había respondido á la invitación del señor D'Huicque que cuenta hoy con vastas relaciones en nuestra sociedad lo que hace que cualquier fiesta que en sus casas se realice adquiera un tono espe i a l por la selecta concurrencia que las tavorece.

Cuando los concurrentes hubieron ocupado los asientos alrededor de la crecida c-intidad de mési-tas que llena el salón, una excelente orquesta

dirigida por Don-dorff empezóá tje-

¿' cutar las piezas de su escogido reper­torio, mientras se servía una taza de café y los propie­tarios obsequiaban con ramilletes de flores, tarjetaspos-tales y otros ob­jetos como recuer­do de ta fiesta-

En animada y franca alegría se prolongó la reu­nión por algunas horas hasta que la concurrencia se re­tiró no sin agrade­cer las finas aten­ciones de que ha­bían sido objeto y felicitar al señor D'Huicque por el éxito de su casa augurando á -< La B r a s i l e ñ a » , hoy sin rival en su gé­nero, u r a serie no i n t e r r u m p i d a de triunfos mayores

VISTA DEL SALÓK DURANTE LA FIESTA qUe lOS Obtenidos.

1.'

SOCIEDAD RURAL C O N C U R S O S H Í P I C O S

El jiieves por la tarde se efectuaron en el lo­cal de la sociedad Ku-ral de Palermo los con­cursos hificos que por constar de n ú m e r o s interesantes y por ab-judicarse premios de valor para disputarse los cuales se anotaron conocidos gent lemans, atrajeron un e n o r m e concurso de familias de la más distinguida so­ciedad bonaerense.

I.a primera prueba que consistió en un recorri­do de la pista con odio saltos de un metro vcin-

'^ í fes** ^~¡^ "S

I . \ T 1 Í 1 1 U \ \ DLlíANTI- LOS CUXCL l i sos

te, fué ganada por e caballo Jack the Ripper presentado por el tenien­te Castro Biedma ; se-ííundo,Peloto, por el te­niente Ricardo Cano; y tercero, Lucero, por el teniente Arturo Righe-tti. Siguió luego el pre­mio La Copa, con ocho saltos diversos y una zanja de cuatro metros y medio. Ganó el caba­llo San Lorenzo, se­gundo, Sultán y terce­ro , 'Pe lo to . El premio de salto en al tura fué ganado por el caballo Pi loto .

«SAK LORBN/0», GUIADO POR EL TE MIENTB PÁEZ, GANADOR DEL PRE­MIO «LA C O P A » .

•SAN LORE.WO, -SOLTAX» Y 'PELOTA», GA­NADORES DEL PREMIO «LA COPA»

EL JURADO

EN LA EXPOSICIÓN RURAL

LA INSTALACIÓN DE LOS SEÑORES J. FRANCO Y C.'' Una df Sas instalaciones que más interés despertó

entre ¡os estancieros que visitaron la Exposición Rural, fué la de Jos señores J. Franco v Cía. El señor ,1. Franco, fundador de los talleres «San Martín- y uno de nuestros más progresistas fabricantes de artículos ru­rales, exponía verbalmente á los'concurréntes, el fun­cionamiento V ventajas de los molinos, norias, bebede­ros, tanques "australianos, bretes bañaderos de hacien­da, etc., que se fabrican en sus importantes talleres, mereciendo caluro sos elos-nos de l o s estancieros, hacicn-dole importantes en­cargos a l g u n o s de ellos. Los molinos á viente- automáticos que construyen los señores J. Franco y C." fueron objeto de merecidas alabanzas, puesto que reúnen todas las condiciones de scncillei y dura­ción exigidas en ellos: son construidos do acL-ro ga lvanizado - in píei'.as de fundí cióny por lo simpley económico de su fa­bricación reemplazan con ventaja á los mo­linos de otras mar­cas, siendo su costo un 20 ^ más barato que cualquiera de ellas. Otro de los ar­tículos de gran salida en los talleres que nos ocupan es la va­rilla de acero, fija, sin atar,que no nece­sita gancho para co­locarla; y lambitín el alambre en r o l l o s ovalado- «Sarmien­to» que resulta ven­

tajosísimo por su resistencia, tiro y baratura. Creemos que el señor F. anco ha legrado un éxito más con los artículos que ha expuesto y desde luego le augura­mos toda una serie de triunfos económicos á los talleres que cuentan con un director lan ventajosamente conoci­do entre nuestros estancieros.

Los talleres están situados en la calle Buen Orden l.'xS al 1,54') y llaman la atención por la forma inmejo­rable en que están montados.

INSTALACIÓN DE LOS Í E S O R E S F R . Í \ C C V C."

Concursos ©ARASVeARETAS Número 8

Qucríe nd o rciebra r d e una manera p r á c t i c a al mismo tiem­po que agra­dable, el sex­to aniversa­rio de la fun­dación de es tare vista que será el próxi­mo 8 de octu­bre,laempre-sa de CAR/IS Y CASETAS ha resuelto abrir un nuevo con­c u r s o que consist rá en la elección de las cinco cua­lidades q u e deben ador ­nar á un pre­sidente de la república, y cu> o premio será la adju­dicación de un c h a l e t , que se cons-iruirá expro feso para en­tregárselo al que resu l t e ganador de « e este certa­men.

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• 1

Estado actual del Chalet

J t F cualidades ¿ebe rennir i i Presidente de la Repüblica? Como no es nuestro propósito que los lectores hagan

una extensa relación délas cualidades que prefieren en él, las respuestas deberán limitarse á cinco de las prin­cipales que, según cada concurrente, deberi reunir un primer magistrado de la república.

Las cualidades referidas deberán expresarse en or­den especial de preferencia, llenando con ellas los cinco renglones que lleva el cupón en blanco, debiendo de-í-i%nar con una sola palabra cada una de las cualida­des que quiera expresar; honrado, patriota, previ­sor, etc., etc., sin que esto quiera decir que los concu­rrentes se amolden á las cualidades que citamos como ejemplo.

El talón deberá mandarse á nuestras oficinas, Bolívar 578 al 86, antes de las 12 p. va.., del día primero de octu­bre fecha en que se declara cerrado el concurso.

Con tojas las contestaciones recibidas formaremos una lista especial de cuatiia /es colocando en primer tér­mino aquella cualidad que más haya sido citada 6 que más votos haya tenido entre los remitentes, aunque sea en distinto orden de preferencia; en segundo, la que le siga; en la misma forma, y asi basta completar cinco; discerniendo la adjudicación del regalo al autor de aque­lla contestación que sea igualó más se acerque á la lis'a especial de citalidades resultante del sufragio de todas.

Ejemplo; Si la cualidad; previsor, hubiera sido citada por la mayoría, al verificar el sorteo la haríamos figu­rar como jf." cualidad; si en orden de mayoría de votos le siguiera la de patriota, la colocaríamos en la segun­da, y así sucesivamente hasta completar las cinco cua­lidades que obtengan más números de votos

De esa manera sería acreedora al regato la perdona que hubiera remitido un cupón en esta forma: i . ' pre­visor; 2." patriota; etc., etc.

Si hubiera más de una contestación acertada con

igual o rden de cual id a des, el pre mió se sor­teará e n t r e ellas.

Y si ningu na de las que recí bam os , coincide en orden de pre ferencia con el cupón que se forme al verificar el escrutinio, le corresponde -rá el regalo á la que le siga en orden, aunque acier­te, siempre en orden de pre ferencia con menos de las cinco cuali­dades ináica das, ordinal mente por la mayoría.

Todos los actos de este concurso se­rán legaliza­dos por el es­cribano pú­blico señor Ensebio Gi méncz, y po­drán ser pre­

senciados por todos los que quieran hacerlo. Al que suscriba el cupón que concuerde ordinalmen

te con el que indique la mayoría, le será adjudicado

U N C H A L - E X que construirá el Banco El Hogar Argentino, Este banco hace préstamos parala "onstrucción de edificios, á bajo interés, y con grandes facilidades para el pago, 10 6 15 años de plazo; en iguales c. ndiciones presta di­nero con garantía hipotecaria de casas v campos.

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Las economías colocadas en dicho Banco obtienen más del doble de beneficios que en otra Caja de Aho­rros, puesto que gozan de un interés mayor del 10 " „ anual; el mismo inteiés pueden obtener los capitalistas suscribiendo acciones preferidas del Banco El Hoíar Argentino, que cuenta ya con un capital de $ 4.000.000.

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El terreno que servirá de base para la edificación del chalet que regalamos está ubicado en la calle Fray Ca­yetano entre las de Gauna y Dungeness ; á 7 cuadras de la Plaza de Flores, una del boulevard Sud América y dos de una línea de tranway eléctrico. Mide 9 metros ir frente por 43.60 de fondo, con un martillo á su favor de 64 metros cuadrados, 6 sean 8 x 8 metros.

La propiedad será adjudicada libre de todo gravamen, con escrituras y títulos perfectos gratis ; extendidos A favor del agraciado el mismo día que cerremos-el con curso-

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fuerza y vigor, pero nadie ignora ya, que gracias á los profundos estudios y á las sabias aplicaciones de los hombres de saber, ella es también F u e n t e d e s a ­l a d . Las maravillosas ener­gías que engendra este pode­roso elemento, que nos asom­bra en campo industrial, no podían ir desperdiciadas en el científico. De abi que nu­merosos sabios se dedicaron con ahinco á su estudio para traer un nuevo elemen­to de curación, para las tan variadas enfermedades que afligen la humanidad. Ya no hay laboratorio mediana­mente instalado, q u e n o cuente con los útiles nece­sarios para las aplicaciones eléctricas; pero hay dolen­cias para las cuales el concurso médico es juzgado inútil por el paciente, y entonces

H e a l t h a n d S t r e n g h t

Sa.lu.d. -y ~^xgoT tREGlSrUADAi

descuida los primeros sín­tomas que pueden ser cau­sa de una grave enferme­dad. Poner, pues, este po­deroso y enérgico elemento de curación al alcance de todos, ha sido el fin huma­nitario de la sabia aplica­ción de la electricidad en el P a r e l i e e l é c t r i c o d r E d i s o n . Para obtener e. efecto deseado, ó sea el ali vio y la curación de los do­lores reumáticos, de los eos tados, de espalda, del espi­nazo, e tc . , es necesario, im­prescindible, ir á la fuente legítima de este maravilloso descubrimiento y no dejar­se engañar por burdas imi­taciones. Por eso recomen­damos acudir para procu­rarse los P a r c h e s e l é c ­t r i c o s d e E d i s o n á las

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ECOS DEL XX DE SEPTIEMBRE

RUFIXO. COLOCACIÓN DE LA PIEDRA FÜKBAMENTAL BE LA SOCIEDAD «UNIONE V. FRATELLANZA»

Entre los diversos festejos organizados para conmemorar dignamente la gloriosa fecha 20 de Septiembre, se cuenta la colocación de la piedra fundamental del edificio para la sociedad «Unio-ne e Fratellanza», de Rufino, acto que dio lugar á una lucida ceremonia.

Fueron padrinos, la señora Celia Coll de Rufi­no y el doctor P. Torres (hijo). Congregóse en

JIAKCOS JUÁREZ. LA COMITIVA AL SALIR DE LA «SOCIEDAD ITALIAKA»

del jefe político y á la del intendente municipal . «iiPor la noche se celebró un baile que estuvo concurridísimo y durante un intervalo hablaron el doctor Córdoba y el señor G. Petersen

—Los días 18, 19 y 20 l leváronse á cabo en Ge­neral Paz, grandes fiestas populares, con ilumi­nación, lanzamiento de globos, fuegos artificiales por la noche y romerías durante el día.

GENERAL PAZ. COMISIÓN" ORGANIZADORA DE LAS FIESTAS

el terreno destinado á la construcción del edifi­cio, una concurrencia enorme, entre las que figu­raban numerosas y distinguidas familias de la colectividad italiana y muchos argentinos.

—En Marcos Juárez tuvieron un éxito comple­to las fiestas. A las 9 a. m., la comitiva salió del local dé la tSociedad Italiana-» para ir á saludar al agente consular. Pasó luego la comitiva á casa

SAN NICOLÁS. DURANTE LA CEREMONIA DEL LAMBIÓ DE NOMBRE DE LA CALLE LA PAZ POR EL DE ITALIA

—En San Nicolás, debido á la iniciativa del intendente interino, señor Serafín Morteo, real i­zóse con numeroso concurso de fami ias, la cere­monia del cambio de nombre de la calle La Paz por el de Italia.

—En Moreno y General Rodríguez, las fiestas resultaron atrayentes y var iadas, con gran con­tentamiento d é l a numerosa colectividad i ta l iana.

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tido que presentamos este verano y en todas nuestras numerosas secciones. Todas las casas de la república entera reunidas, no presentan surtido tan importante, ni se­

lección, ni novedad más grande. No hablemos de la modicidad de los precios, siendo ya este asunto fuera de discusión, hasta el extremo que nadie se atreve á hacer compras de alguna im­portancia, sin antes saber los precios fijados por esta casa.

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R o p a s o b r e m e d i d a p a r a n i ñ a s y s e ñ o ­r i tas .—Se hace cualquier modelo y calidad que se desee y á precios muy económicos.

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constituye para esta casa una verdadera espe­cialidad. Desde el primer día que se inauguró son varios millares de medidas que llevamos entregados á satisfacción de los que nos encar­gan; tenemos un taller especial dedicado á este trabajo, tanto para hombre como para niño, en camisas, calzoncillos, cuellos, puños, cami­sas de dormir, camisas interiores, etc.

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BAILE DB LA «COLONIA ITALIANA»

La sociedad «Colonia Italiana» llevó á efecto una interesante tertulia en sus lujosos salones de la calle Paraná, que se vieron concurridos por cre­cido número de familias de los asociados. Otro tanto podemos decir de la reunión que ofreció la sociedad «Lago di Como».

FIESTA C0N5IEM0RATIVA DEL 20 A.^IVERSARIO DE LA FUNDACIÓN DE LA SOCIEDAD «XX DE SETIEMBRE»

Quintero, «Las flores», ha obtenido entre nosotros, merced á las inmejorables interpretaciones de las compañías de la Comedia y Lara de Madrid, de rnanera que para aficionados es empresa por demiís difícil abordar la interpretación de aquella pieza. Sin embargo, el cuadro dramático del «Orfeón Es-

EAILE Y BAZAR-niFA EN' LA SOCIEDAD «LAGO DI C"

—La sociedad «La Renaissance» cumplió el 8° ani­versario de su próspera existencia y con este mo­tivo realizó en la noche del sábado un espléndido baile, que se prolongó hasta las primeras horas del domingo.

—Conocido es el éxito que la comedia de los

pañol» supo salir airoso en esta prueba, cosechando nutridos aplausos al poner en escena por primera vez la producción de los autores sevillanos.

—El mejor éxito coronó el concierto con que la sociedad «XX de Setiembre», conmemoró la fecha de la unidad italiana.

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(Cuntinuación)

que no va.

E s t a salida me asomoro un poco, como usted puede pensar.

—Pero todo el mundo—dije—no h a de tener tan buena opinión de mí, señor Pinner. Me h a costado mucho tra­bajo encontrar este empleo y estoy m u y satisfecho de tenerlo.

—iVayal mi amigo, se halla usted a cien pies por arr i ­ba de eso. AlU no está usted en su esfera. Escuche , voy á darle una idea. Lo que le ofreceré, será poca cosa, dada su capacidad, pero comparado 'i lo que Nawson le promete, es como el dia á la noche. ¡Vea-

,mos! ¿Cuándo entra en la casa? —El lunes. —lAh, ah! Le apuesto cualquier cosa á —¿Qué no voy á lo de Nawson? — Que no va . De aquí á entonces usted será director

de la Franco Midland, Sociedad de Quincallería Limi­ted, que tiene ciento treinta y cuatro sucursales en las ciudades y aldeas de Franc ia , sin contar una en Bruse­las y otra «» San Remo.

Me quedé con la boca abierta.

—En la vida he oído hablar de se­mejante sociedad— .dije. ; —En efecto, no es probable. No se

íha hecho reclamo, porque como el ne­gocio es demasiado bueno para entre­gárselo al público, el capital se subs­cribió e n t r e ami< gos. Mi hermano, H a r r y Pinner, es el

.de la iniciativa y ; después de la re-(Partición, e n t r a r á íal comité como di-í rector general . Sa-.'biendo él que tengo muchas relaciones en la City, me ha pedido que le hus­meara, en condicio nes razonables, un h o m b r e j o v e n . enérgico,que posea el fuego sagrado. P a r k e r me habló de usted, y por eso he venido. No le podemos o f r e c e r más que la medio­cre c a n t i d a d de q u i n i e n t a s libras para empezar . . .

—¡Quinientas li­bras por aflo!—ex­clamé.

—Tan sólo para empezar; pero usted tendrá una comi­sión general de 1 ?S en todos los negocios hechos por su intermedio, y, créame, eso importará más que el sueldo,

—Pero yo no entiendo nada de quincallería. —Bueno, bueno, mi amigo, pero usted sabe contar. La cabeza me ardía, y me era imposible estar quieto.

De repente, se me ocurrió una duda que me produjo el efecto de un balde de agua fría.

—Debo ser franco con usted—le dije,—Nawson no me da más que doscientas hbras , pero Nawson es seguro, mientras que á la verdad, tengo tan pocos datos de esa sociedad q u e . . .

—¡Magnífico! ¡magníSco!—c.i:chimó él alborozado.—Us­ted es justamente el hombre que nos hace falta, usted no se deja embobar, y tiene razón. Tome, ahí tiene un bille­te de 'tien libras: si le parece que puede hacer negocio con nosotros, guárdeselo en ei bolsillo como anticipo de su salario.

—Perfectamente. Entonces, ¿cuándo debo entrar? —Vayase á Birmigham mañana á la una—dijo.—Aquí

tiene una carta para mi hermano. Lo encontrará en el número 126 B de Corporation Street, donde se hallan ,as oficinas provisorias de la sociedad. Conviene que él

onfirme su nombramiento, aunque, entre nosotros dos, ca cosa está hecha. 1

-¿lis usted Mr

—No sé como expresarle mi grat i tud, .sertor Pinner —Do nada, de nada, mi amigo. Usted se merece todo.

No quedan sino uno 6 dos detalles de pura fórmula, por ar reglar . ¿Tiene usted papel? Bueno, escriba; «Consiento en ser director de la Franco Midland, Sociedad de Quin­callería Limited, con el sueldo minimo de quinientas libras».

Hice lo que me pedía, y él se guardó el papel en el, bolsillo.

—Y en fin, p a r a terminar , dijo.—¿Qué piensa hacer con Nawson?

En mi alegría, me había olvidado completamente de, Nawson. [

—Voy á enviar la renuncia. —Precisamente es lo que deseo que no haga. He teni­

do una discusión acerca de usted con el director de Naw­son. Fu i allí para pedirle informes, y estuvo hecho un grosero^ acusándome de que yo lo desviaba de la ca­sa, etc. Al fin me enojé; «Si quiere tener buenos emplea­

dos debe pagarlos bien —le dije. —Se­guro estoy de que él preferirá nuestro pequeño sueldo al que usted le ofrece por más que sea muy superior—re­plicó.—Le apuesto cinco libras—excla­mé—á que cuando sepa mi oferta, ni siquiera oirá usted h a b l a r d e é l . — i . \ c ' p tado! — con -testó—lo hemos sa­cado del pantano y no nos abandonará t an fácilmente!» Ta­los fueron sus pro­pias palabras .

— ¡Qué d e s v e r ­gonzado personaje! —exclamé.— No lo he visto en la vida. ¿ P o r q u é v o y á guardar le conside­raciones? Porciertii que no le escribiré, ya que tal es su deseo.

—Bueno, es cosa prometida—dijo le­vantándose.—Pues, señor, esto\- encan­tado de poder com p l a c e r también i mi iiermano. Tome su anticipo de cien libras y la carta. Anote la dirección, 126 B Corporation Street, y acuérde-

•- que la cita es le deseo la bue-

üft? — pieguntó.

para mañana á la una. Buenas tarde na suerte que usted se merece.

Al día siguiente, par t í pa ra Birmingham, en un tren que me permitía l legar un poco antes de la hora de la cita. Dejé mis maletas en un hotel de la callo Nueva y acudí a l a dirección que se me había dado.

Llegué un cuarto de hora antes, pero esto poco im­portaba. El número 126 B. era un corredor entre dos grandes almacenes que venía á pa ra r á una escalera de piedra. Es ta escalera daba acceso á numerosos departa­mentos, otras tantas oficinas de sociedades ó particula­res, que ejercían profesiones liberales. Hallábanse pin­tados en la pared, bajo la escalera, los nombres dé los locatarios; pero en ninguna parte pude descubrir el de la Franco Midland, Sociedad de Quincallería Limited. Perplejo y ansioso estaba allí, preguntándome sino había sido víctima de un cuento, cuando se acercó un hombre que me dirigió la palabra. Se parecía de una manera increíble, al que había visto la víspera por la tarde; el mismo aire y la misma voz, pero estaba completamente afeitado y sus cabellos eran menos oscuros.

—¿Es usted Mr. Hall P j 'c rof t?-preguntó . —Sí. —¡Ah! Lo espelaba; pero usted se haadelantadounpoco.

Recibí esta mañana cuatro líneas de mi hermano, que son puras alab.anzas pa ra usted.

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—Precisamente, buscaba BU escritorio. , —Todavía no hemos he­cho inscribir nuestro nom-Ibre porque hace apenas una semana que alquila­mos estos cuartos. Suba conmigo y vanaos á conver­sa r .

Seguilo has ta lo más alto de la escalera, que no aca­baba nunca, y por fin me introdujo en dos piecitas abohardil ladas, sin alfom­bra ni cortinas, y llenas de polvo. Me habla figura­do una gran oficina con mesas bien lisas é hi leras de empleados como en la casa de mis patrones y ¡ca­ramba! miraba con cierto asombro las dos sillas y la m e z q u i n a mesa de pino iblanco que con un libro de caja y una papelera, cons­ti tuían todo el mueblaje de la habitación.

—No se asuste señor Py-croft -exc lamó mi nuevo jefe al observar mi actitud. —Roma no se edificó en un día. y nosotros tenemos un g ran capital disponible, pe-iTO no queremos echar tie-trra en los ojos de -ya gente. 'Siéntese, pues , y déme la ' carta.

Se la di 5' él la leyó con atención.

— Parece que usted h a tcausado unagranimpres ión & mi hermano Arturo—dijo y á mí me consta que no es mal juez. Pa ra él nada h a y fuera de Londres y para mí sólo Birmingham existe; sin embargo, esta vez soy de su opinión. Por consiguiente puede usted considerarse definitivamente tomado,

Dib. de Forluny.

Volví al hotel con el enorme libro bajo el brazo

—¿Qué tendré que hacer? —Usted dirigirá el gi'an

depósito de Par ís que va á proveer de loza inglesa a los ciento treinta y cuatro agentes de Francia. Las compras es tarán termina­das de aquí á una semana y entre tanto se quedara usted en Birminghan y ya encontrará medio de ocu-oarse.

—¿Cómo? Por toda respuesta sacó

de un cajón un g ran libro colorado.

—Aquí tiene un Bottín de Par ís con indicación de nombresyprofesiones. Llé­veselo y hágame una lista de todos los comerciantes de quincallería con sus di­recciones. Esto va á ser­nos de la mavor utilidad.

—¿Pero debe haber listas por categorías?

—No están bien hechas. Nuestro sistema es dife-

• rente. Contráigase á este trabajo y déme las listas el lunes á medio día. Has ta la vista, señor Pycroft. Si continúa demostrando celo é inteligencia, ya ve rá co­mo se porta la ociedad.

Volví al hotel con el enor­me libro bajo el brazo y con todo un conflicto de ideas en la cabeza. Por un lado el empleo era defini­tivo y tenia cien libras en el bolsillo; pero por otro el aspecto del escritorio, la

falta de nombre en la pared y otros indicios que hubieran asombrado á cualquier hombre de negocios, me daban una pésima impresión sobre el estado de mis jefes.

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Han remitido la solución: Al rompecabezas: J. Salcedo, N. Vargas Machu­

ca, Aeroli to, Javier Mellini, A. de Ontaneda.Luis Semighio, María Melgar, Sin píes ni cabeza, Ma­nuel Méndez Santana, Tiberio.

A\ jeroglífico: Marcelino Caviedes, Sin pies ni cabeza, Daniel Costa, María Celia y Os;»r Varao-na, Ricardo Fernández, Litis Semighio, Aerolito, Nicomedes 3'Niceno, José Granja, Á. B., Inqiiilino, Manuel Méndez Santana, A. Beccario, Diego P-^-

SOLUCIÓN AL ROMPECABEZAS 'ayo. O. P. Franzoni F a u n o y D r í a d a , Cupert ino R o 1 l e r i , Javier Me-Uani, Ma­ría M e l ­g a r , Su-p e r m a c a -n e a d o r, Ati l iojon-ghí,Carlos Cordiglía, Media bo­tella, E r -melina Jo-fre.

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Se piiole uno reír un rato de lo? amigos con el pe^ueuo truc siguiente que, sobre lo fácil de hacer, tiene la ventaja de sen inofensivo (y no de todas las bromas se puede decir otro tanto).!

B.ista pasar una aguja, enhebrada en la punta del hilo de uní carretel, á través del saco, de adentro á fuera y guardar el ca-1 rretel en el bolsillo interior del saco ó del chaleco, I

Quitada la aguja, quedará un c.abito de hilo al exterior y ya está armada la trampa.

La primera persona que usted vea se fijará en el hilo (sobre todo si es blanco) y querrá quitarle la hilacha, pues es ese un servicio que frecuentemente se hace; y su sorpresa será el ver que al tirar empiez.a á salir hilo y no sospechará de qué se tra­ta hasta haber sacado un par de metros.

Cortándolo á tres dedos del saco queda otra vez preparado el enffaíia-sofi^os.

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Probad esta receta para preparar los afamadas Bizcochos Americanos Ca-lie]ttt>s.

«Préndale la cocina para que el horno se vaya calentando; la masa debe colocar­se en el horno caliente tan luego esté mezclada, sin demora algnna. Mézclense 3 tazas ('/s kilo) de harina, 2 cucharadita» de Roya! Baking Powder (Polvos prepara­dos «Royal>), 1 cucharadita de sal. Agre­gúese dos cucharadas de mantequilla ó de manteca y un poco de leche 6 ag^ua para conseguir una masa blanda. Allánese so­bre el tablero, córtese en pequeñasredoa-delas, coloqúense sobre una lata enarrasa-daparacoitar que se adhieran y déjense cocinar en un horno caliente por espacio de diez & quince minutos. Cómanse ca­lientes, con mantequilla; 6 se pueden servir con miel, almíbar ó marmela-da. Muy apetitosos para el desayuno, once, y como postre ligero».

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RA DESTILAR líL AGUA.— Cuando no se disjjone de alambique ni retorta para la producción de agua des­tilada, puede construirse con gran economía un sen­cillo aparato pa ra prepa­rar la .

Basta tomar un frasco ó puchero de f o r m a cual­quiera, por ejemplo el A (figf. 1), en cuyo interior se coloca el agua que se quiere destilar.

Se adapta A la par te su­perior del frasco un embu­do ó un tronco de cono a, que lo mismo puede ser de vidrio que de metal .

Se cierra el orificio de la base menor del tronco del cono por medio de un ta­pón de corcho b, a t rave-

uiEKSiLio DOMÉSTICO PARA sado por un alambre ter-DEsTiLAK AGUA minado en gancho, q u e

sostiene el recipiente c del agua destilada. Bn esta disposición se coloca el apa­rato al fuego, y al hervir el agua, sus vapores van A. condensarse A la superficie tronco-cónica, para caer en forma de gotas en el recipiente c.

Este ingenioso aparato será de gran utilidad para loa aficionados á la fotografía, cuando no tengan medio de procurarse fácilmente agua destilada.

NuKVA ESPALDERA DE TIRADORES.—El inventor de esta espaldera que h a bautizado con el modesto título de «La soberana», nos asegura que el .aparato es de una grande eficacia en los casos de Jorobas, saliente de los homoplatos, malas actitudes, debilidad de la espina dor­sal, y otras tantas deformidades que se presentan a me­nudo en los niños durante el crecimiento, despuís de en­fermedades, O simplemente como efecto de malo.s hábitos.

Como lo muestra la figura, la espaldera está de tal modo dispuesta en relación á las cint.\s de suspensión,

TIRANTES CON ESPALDER.'i «LA SODERANA»

que el peso viene á grav i ta r sobre cada una de las ca­bezas humerales (cabeza superior del hueso del brazo) y no sobro la espalda; de manera que una vez colocado el niño se ve, á pesar suyo, dulce, pero seguramente obli­gado A echar el pecho adelante guardando la posición normal.

Este efecto tiene también un resultado higiénico im­portante, cl de dilatar convenientemente el pecho, asegu­r a r el juego regular de la respiración y hacer l legar á los pulmones la cantidad de oxígeno que le es indispensable.

Por otra par te , el sencillo aparato tiene la ventaja de no impedir en nada á los niños la exuberancia de los movi­mientos. El precio es módico y sustituyen ventajosamen­te á los corsés ortopédicos costosos é íhcóinodos.

Ha sido agraciado con XU.XJL| X r £ j l 3 \ / l 3 el señor EnrÍQue Maneiro y Vidal

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TESTIGOS: Alfonso Volpe, Rioja, 1254. José G. García, Venezuela, 302

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dos se están rea­lizando con gran­de empeño expe­rimentos para su­primir las pepitas y los huesos de' u n a porción de frutas. La mayor parte de ellos han, dado j^a resulta­dos excelentes, y justo es que á ellos dediquemos algunas líneas.

La ciruela sin hueso ha sido tal vez la fruta que más ha preocupa­do á los agricul­tores, sobre todo SAMIÍ.\ Y M .A en California, y al fin ha sido obtenida, no hace muchos días, por Mr. Burbank, un caballero que se dedica desde hace bastantes años á la cría de árboles frutales por métodos científicos, y que está realizando en este teiTeno asombrosos descubrimientos.

No tan recientemente, pero también en estos líltimos meses, un hor­ticultor de (_ >rado ha conseguido o b t e n e r manzanas sin semillas. Este nuevo fruto es rc-

isultado de veinlicinco años de constantes estu­dios, y se distingue, ade-

imás de la ausencia de pepitas, p o r su carne compacta, que o f r e c e una ligera dureza hacia

¡tiene flores, y por consiguiente no ha3' otro medio para propagarlo que plantar esquejes, lo mismo que cuando se t ra ta de naranjos sin simiente.

En Georgia se t ra ta ahora de producir sandías ;sin pepitas. Ya se han conseguido algunas, poro aún no puede considerarse el problema como ente­ramente resuelto, pues unos cuantos cjemi^larcs no bastan para dar por terminados los experimentos.

Pero los que de producir nuevas clases de fru­tas se ocupan, no se contentan con privar de semillas á las ya conoci­das, sino que hasta crean frutas en­teramente nuevas, tales como cas­tañas que nacen en arbustos, limo­nes dulces en vez de agrios, toma­tes con doble cantidad de pulpa que de ordinario, y otras muchas mara­villas por el estilo.

Pa ra conseguir esto, el horticul­tor hace lo mismo que hace el zoo­técnico para obtener nuevas razas de animales: cruza las especies y las variedades distintas, y produce híbridos. Veamos, por ejemplo, lo que se hace para obtener una nueva naranja que ahora está muy en boga y que tiene la ventaja de poder re­producirse en regiones relativamen- pi, T.iN-nri.n, .\t¡ te frías. AMFI,

el ombligo. ICl árbol no de: d

Las plantas que han de servir de padres son el na­ranjo ordinario y el limoncillo del j a p ó n (Citrtis trifoliata). Es­cogida u n a flor cualquiera de na­ranjo, se empieza p o r arrancarle ios estambres lí órganos m.TSCuli-nos cuando aún no están comple­tamente desarro­llados, y en se­guida se a i s l a toda la flor por medio de una pe-

i M.\ i ; : i , , ; s quena jaula d e gasa, para impe­

dir que se posen en ella las abejas y otros insectos que podrían traer polen de otras flores en las pa­tas. Por último el polen del limoncillo del Japón se esparce sobre los estigmas de la flor así ais­lada, por medio do un pincel de pelo de camello, y 3'a no hay más que dejar obrar á la Naturale­

za. De cad.a cien casos, en noventa y nueve no se verifica la fertiliza­ción y la flor muere; pero el otro caso es suficien­te para obtener un fruto híbrido, y c o m o éste tiene semillas, puede ya propagarse la nueva fru­ta asi creada, que parti­cipará de las propieda-

( r i i /ajas, teniendo la dulzura de tiendo el frío como el limon-

Uis planta> la naranja y resi: cilio.

Esta fruta no tiene hasta ahora más nombre que el de vebher, que le da la gente en Carolina, Georgia \' la Luisiana, por l lamarse Mr. U'ebber el botánino á quien se debe su creación, que es también el que está trabajando para perfeccionar las sandías sin pepitas.

Otra novedad norteamericana es el tángelo, fru­to híbrido resultante del cruzamien-

' to de la toronja 6 cidra con una variedad de la naranja ordinaria. De esta última ha adquirido el tán­gelo una piel fina, una pulpa blanda y gustosa }' escaso número de pipas, mientras de la toronja ha heredado el gran tamaño.

,Se advierte fácilmente el interés de estas experiencias en cuanto se re­laciona con el comercio de frutas, sobre todo hoy en que el sibaritismo refinado exije cada vez mayor nú­mero de novedades para satisfacer, aún á precio de oro, los reclamos del paladar mimoso y gastado. Las nuevas variedades frutales pueden dar bonitos rendimientos á los agri-

t- cultores que se dediquen á este ramo de la industria frutal.

¡Ya apareció! "¿fd. lo ha visto?" 'v.Onc?"—Mi nuevo catálog:o general, edición Octubre 1904, que contiene muchas indicaciones valiosas para todos; entie ellas: «Cómo puedo yo hacer

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según nos dice el refrán, que no tenía camisa pero hov día claro estA que el más feliz 63 un hombre que no puede ni contar las camisas que se pone y este hombre colosal el 12 de Octubre próximo el presidente será. ¿Que por qu¿ llegó a! poder? ¿Que por qué llegó ft mandar? Porque es persona de gustn. De un gusto tan especial, que se asegura que ha dicho: que el que no llegue a comprar la ropa blanca en io de Falco, no podrA ni ser ministro, ni agente de ninguna autoridad. Porque está probado el caso. Todo el que quiera llegar a ser persona elegante 6 de la alta sociedad, vaya a «La Sainaritana»

que es una casa especial in blanco y in lencería como ya no cabe mAs. Allí encontrarán los novios el más riquísimo ajuar, el juego de mesa lindo, y cuanto quieran comprar gastando muy poca plata. V este consejo for.iial el hombre de las camisas a quien lo quiere escuchar lo dice consiantemente, porqtie en esta Capital no hay casa que venda bueno, barato: ni mucho más, corno «La Samaritana». La que no tiene rival en todo el orbe. Si la quieren visitar vayan Belgrano y Bolívar y allí se van á encontrar con ministros, estancieros, propietarios y además con toda la gente bien que concurre allí á comprar.

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compartir el tálamo con el di-

£Iomático del celeste imperio, .os retratos del señor j la se­

ñora Jung Kwai dan muestra de los rasgos estéticos de ambos cónyuges.

La costumbre, por lo demás, tiende á generalizarse, según pa­rece, pues esta boda tiene ante­cedente; el ejemplo fué dado por una parisiense, n a d a menos Ml!e. Genoveva Deneux, que se

XTO Di í r . H I J O DHL M[.\ ' ISTRO CIÍt.NO

grabado presenta un detalle de la boda.

He aqui otra manifestación del célebre peligro amarillo. Lo de que los chinos y japoneses me­tieran su amarilla población en­tre las multitudes europeas, no era más que un fenómeno de agregación. Pero eso de que mezclan su am arilla sangre con la

GE.N'OVEVA P l - N E U X .

:Í L* SEÑORITA blanca sangre caucásica lleva á resultados poco tranquilizadores.

j¡Hay que convencerse!! es inútil resistirse á creer

Cuando á diario se presentan pruebas innegables, como las que yo presento, no es posible que ningún cerebro bien organizado albergue la duda, ni di.«cuta por más tiempo las bondades curativas de la «Electricidad». Se explica la duda y se explica la discusión cuando se trata de cosas desconocidas pero no es concebible suponer

que hay aún quien ignore A principios del Siglo XX que la Electri­cidad es hoy el factor más importante del arte de curar.

Muchos argumentos podria presentar en apoyo de lo que digo pero prefiero dejar la palabra y que los hechos hablen por mi.

Lo que decía ayer uno de mis pacientes: Sr. Dy Sonden.—Buenos Aires.—"Slny Sr. mío: Tengo el gusto dr

comunicarle que hace hoy veinic días que uso su maravillosa Faja Hiéetriea, habiendo desaparecido casi por completo todas mis dolencias.

Creo haber sido un milagro de Dios el haber puesto en sus manos una enfermedad de 16 años, la cual ha desaparecido en tan corto tiempo con el uso de su Faja Eltíctrica, y despuás del fracaso de muchcs remedios conocidos.

En prucbi de mi agradecimiento y para bien de las personas que sufren de reumatismo, puede publicar la presente declaración y roe suscribo S. A. y S. S.

Aniceto P a t i n o . S(c. Alberti, Octubre 9 de 1903

LO Q U E D I C E H O Y Sr. Dr. Sanrien.—lJiíenns Aires,—H^ce cerca de un año que he de

jado de usar su maravillosa faja después de haberla puesto tan sólo durante 20 dias en cuyo tiempo me curé del reumatismo. Hasta la fecha mis dolores no han vuelto.

Siempre BU agradecido v atto. S. S.

S;c. Alberti, F. C. O., Septiembre 6 de 1904, An ice to Pa t ino .

Con lo que antecede queda bien demostrado que Vd. también puede curarse. No curarse por quince días para luego volver á las andadas, sino curarse para quedar curado como le ha ocurrido al señor Patino.

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Sigue las maravillas del Magnetismo clentlflco y las placas vitalizadas CURA QUE HACE REFLEXIONAR A LOS EXCÉPTICOS

Oiga lo que dice la distinguida señora, esposa del co­nocido comerciante, señor Valentin Parodi, Santa Fe.

Una afección sumamente molesta cuyo origen databa de unos cuatro años antes, pero que desde dos años rae tenia achacosa y afligida, habiendo empeorado mucho durante un tiem­po, me obligó á seguir un t ra ta­miento médico, riguroso y continua­do. Si bien el diagnóstico facultativo no llegó á ser del todo preciso á pe­sar de los repetidos puntos efectua­dos, prevaleció, sin embargo, la idea de un tumor canceroso en los ríño­nes, cuyos dolores agudos, abarca­ban todo el hipocondrio izquierdo y la base del pulmón izquierdo del mismo lado. El análisis químico de la orina efectuado por el emint nte químico, Dr. O. R. (en caso puede servir de testigo), acusaba la pre­sencia de bilis, indicando g ran can­tidad de pus y de sangre, así como abundancia de elementos renales.

Llegado á este punto mi enfeime-dad, asumía tales caracteres, que me vi obligada á. cambiar de sistema acudiendo ai tratamiento magneto-lógico bajo la direción del profesor Luis P. Vandevelde, desde los pii-meros días que emplee las placas vitalizadas, empecé á experimentar SU acción bienhechora. Empezaron 4 desaparecer los dolores, la inquie tud general , volvió el sueño y tuc ron normalizándose todas las fun oiones del organismo, has ta concluir por encontrarme totalmente restablecida, de acuerdo con el último aná­lisis de las orinas, que acns.'iba el estado normal. Todo lo cual me hago un dcb:;r en declarar como manifestación de reconocimiento hacia el profesor Luis P.Vandevelde. —Margarita de Parodi, calle Tticumán, 36, Santa Fe ,

SEffORA IHKI. \ (Cáncer á

Una afección de los ofdos de 14 aílos Certifico que el profesor señor Luis P. Vandevelde,

ha curado á mi hija Manuela de una afección rebelde á los ofdos, del cual padecía desde muy niña, por medio del magnetis­mo científico. En gratitud á ello le doy el presente certificado.—C«;'/os Ré, Gualeguaychú, calle Urquiza (Entre Ríos).

Curación de pericarditis Así ha sido diagnosticado por la '

ciencia, la enfermedad d é l a señora Hduviges Nava, de 26 años, domi­ciliada Alvear , 108. Los síntomas e ran : atroces dolores en la región precordial, que se extendían hacia el epigastrio y la región mamar ia , todo ello acompañado de fuertes pal-l^uacioncs al corazón, sofocaciones, sudores fríos y frecuentes síncopes, hinchazón de las piernas que se hacia imposible todo movimiento. 1-1 esposo, consultado un especia­lista e invitado á produci.^e con toda franqueza y claridad, Jeclaríl t|uc el mal no tenía cura } de un momento á otro debía esperarse un desenlace fatal. Cansada de reme­dios, acudió á la aplicación de las placas vitalizadas: gracias á ellas, se halla completamente bien. Ya va 3 años y sabemos que sigue bien.

Próximamente publicaremos una lista de enfermos cu­rados de la tuberculosis y sordos-mudos. Las personas deseando conocer el químico, quien ha hecho los análi­sis de la señora Parodi y de los tuberculosos, se íes puede dar en cualquier momento como prueba de mi sinceridad.

is linones)

LUIS P. VANDEVELDE de la Facultad Magnetológica de París R O D R f O U E Z F ^ E N A , 1162

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Cuyo, 1657 al 61 - Buenos Aires C o o p . Telef . 1 6 2 3 - Union Telof . 5 0 8 (Liber tad)

Artículos para confiterías, cafés y almacenes, fundi­ción y torner ía de bronce, herrajes finos para obras y muebles, manijas pa ra cajones fúnebres, talleres espe­ciales para dorar , platear , niquelar y broncear toda clase de metales.

L a inferioridad de los órí^anos del senti­do humano compara­do con los instrumen-tosde precisión que la ciencia posee á sual -

cance, es desconocida por muchos, dice el doctor Cari Snyder. Mientras que el ojo humano no puede distinguir sino poco más de 3.000 estrellas en el cielo, en las no­ches más c la ras , la placa fotográfica y el telescopio pueden á su vez descubrir y percibir incalculables mi­llares. Es difícil para la vista descubrir divisiones de una pulgada más allá de 1-200 ava par te de esta unidad de medida, y sin embargo, un microscopio poderoso muestra á su t ravés un objeto de I 10,000 par te una pul­gada y nos parece de grandes dimensiones. Tiene que ser un oído muy delicado el que puede oír el andar de una mosca, y tenemos el micrófono que nos hace oirlo parecido á un tropel de caballería. El cutis más sen­sitivo que se conoce, no puede percibir un cambio de t empera tu ra más alto de 1/5 de grado, pero un bolómetro

^rcjífistra en una escala el descenso de la t empera tu ra

• El canio nacional del Japón,—himno anterior al Go(t savc the Kin% de los ingleses, que data de 1741, es el más corlo quizá de todos los himnos.

L a pr imera estrofa dice poco más ó menos Ruega, buen ciudadano,

que miles de años viva nuestro g ran soberano. sin que le mortifiquen los más pequeños males; has ta que las esnumas se petrifiquen, hasta que se hagan rocas los pedrizales.

Este canto se llama en lengua del país Kiiíngayo, (Reino del Soberano) y salió vencedor en un concurso, según se dice.

Helo aquí en la singularidad de sus concisas s í labas, según la pronunciación japonesa,

Kiviiga l'ou'fl! Rite yo niya Tchi yoni Sa raye i chi no I wa woto na ri té Ko ke no niouson made.

E n todas las escuelas, están obligados los maestros á, enseñarlo á sus discípulos antes que otra cosa. No es

LOS HORRORES DE U GUERRA

Eran buenos tiempos cuando David y Goliat combatían con hondas y Sansón con la q,uija-da de un burro.

Las heridas eran le­ves y, si mató 30.000 tilistecs, fué sin duda porque ellos pusieron de su parte algo de buena voluntad.

Los béroes de Home­ro reñían sobre todo de palabra.

—¡Sos un trompeta! —fY vos, barbas de

chino? ~

Las guerras antiguas fueron menos crueles de lo que dicen.

C u a n d o el senado p r e g u n t ó á Varrón -«; Dónde están las le­giones?

El pudo contestar: —Señores míos, sir­

ven para otra vez las tres cuartas partes.

f¿

La íjuerra de los cien años no debió ser muy terrible, en vista de lo que duró.

íDe Ulilusit ationj

En todo caso, habría entreactos durante los cuales los guerreros ha­cían su cosecha, cons­truían sus casas y cria­ban sus hijos.

El c a ñ ó n v ino á echarlo todo á perder... Sin embargo, toda\-ía se era cortés en Fon-te noy.

has ta 1-1,000,000 de un grado y nota fácilmente la dife­rencia que causa en un aposento, cuando se |encien-de un fósforo á una milla de distancia de él.

Lo3 niños que van al cole^íio, en Aust ra l ia , no nece­sitan pagar en el t ranvía . L a s empresas los l levan y los traen gra tu i tamente .

Ha ,muer to en Nureraberg (Alemania) , dejando una gran fortuna, Francisco Borích. inventor de las tar jetas postales i lustradas. En 1872, siendo un pobre art is ta , pu­blicó en Zurich la pr imera colección de tarjetas á vein­ticinco cíniiraos cada una . L a idea gtistó mucho , y en seguida se extendió la moda.

Con «el gran Empe­rador» llegan las heca­tombes; pero, en fin; fué necesario guerrear durante quince años pa­ra destruir diez millo­nes de hombres.

La guerra rusojapo-nesa nos muestra la guerra en todo su ho­rror!... Los proyectiies destruyen tan á con­ciencia los combatien­tes que es materialmen- \ te imposible recoger los • heridos ¡í£s el progreso! '

un canto de gue r r a , ni la improvisación banal de un poeta del corazón, ni un himno de victoria; pero es la afirma.;ión de la fe de un plueblo, el devoto homenaje de una nación á su príncipe.

Una de las maravi l las del Banco de Ing la te r ra es una balanza tan sensible, que puede pesar desde una par­tícula de polv^o has ta cerca de 200 kilos. Un sello de co­rreo basta para que el indicador recorra un espacio de 15 centímetros sobre el semicírculo numerado.

Un acre de buen terreno de pesca puede dar máa producto en una semana, que un acre de la mejor tie­r ra en un año.

El Millón Ya están en circulación, I03 billetes para Navidad. Es te premio es el más grande del avio, constituyendo la Loter ía más equi ta t iva é importante del mundo. Desde cualquier parte pueden solicitarse prospectos y p rogramas á

—^^—^^——^—'—^——— la muy acreditada ( J a s a V a c c a r o , vendedora de dichos billetes. Pedidos y correspondencia X S e v e r o V a c c a r o , c a l l e F lor ida , 1 5 6 . - B u e n o s A l r e s . - R e p . A r g e n t i n a .

C A R R K R A Premio BEZIGUE A LAS 4 . 1 5 f. ^ ,

flandicap para todo caballo que haya ganado más de $ 5X00.

P r e c i o $ 2.700 al 1.°. 30C al 2° y 100 ai S-'»

Oistancia: 2.500 metros.

Escocés ! l Macbeth....¡zaino Atucha J I 2 Golialh j i(! 14 Enero ; 3 Tala [ i't M a r a p a t u ...J 4 T. de Oro ...jjiln/ri íjongf-hanips; b Cataclismo,z.iiii

Entrada $ CO

edad kil.

4 <)0|.S'fj7''/fo...., A-h%\SíiTícente . 4r}-2 /;. llmnif 4 h-}\rh¡lin!rl¡... i A-^'J'^xinoor...

11. d e l a r i a t a i fí Lady Mary. a i a z n a 4 AVjjr'i^'iitf Indécis I T Cocarde . i d

I-f fñcH Miardeniü .J'OflIlU \<><'U(>VrSn .

l.;idyii!i¡> {•i •íolSa.int Mirin-lGavotte.

.. oh. osu'oci^ji, in. y -r-irra nniarilla

., cli. cereza tritr, y íjroi'ra L'-JÍS

. rh. violefí* 1)1, y ;:iorra itaraiija

.. cli. iiK- .V piHizó A ry, lir, tx. bi, ,. ch. az, tur. oro y a, in. li. g", f ro n vh. azii!. y bla, A r v r t K o r r a azul ..;eU. az. y p. (i ry. v. g. azul

7.*^ CAUUKRA Premio LONQUIMAY Á LAS 4.45 P. M.

Ilundioap para todo caballo que haya gr.nr da u ás de § 10.000

Premio : $ 2.500 al 1. 2^0 a! 2.° y lÜJ al 3."

Distancia: 1.6)0 metros.

edad kil

C a r n o t . O, Hatt^ras-7 de Novi 'hn ' Platenbe

1 Cuarteto ...;zaii¡o \i GO\ro¡ub:)fp... tí Picara zaina :-l ^i-i\.\t'é¡i¡'l/s.... ;í F. Morad;-./ ':la/'i..a í .Vi "/•/.;í 4 Pachín .

E n t r a d a $ 25

.\Fouárf loh. blanca hinpres rol. f» . azul •l'ifjinííü i'h. íizii) niai-. iii i-, y ^rnrrn \<7.ó. U'fi'li.'i r i i . b l . i i i any r . i m n / ' ' ) . i:-. %'('[••!.•

'4 51' \\\if^r¿un ....H'omoniL icli, colorada, ala;i j . y K azul

LA GIRALDA-

GARAS Y GARETAS Ccf'

<S0 -T>S~ "—'ía

HIPÓDROMO ARGENTINO

PROGRAMA OFICIAL, DOMINGO 2 DE OCTUBRE DE 1904

COMISARIOS DE CARRERAS PARA EL MES DE SEPTIEMBRE

SEÑORES: PEDRO CHAI'AR. —JOROB ATUCHA.—ALBERTO CAPKILE.—

J O S É ECHEVBRRY.—LUIS OCAMPO

C A E R K K A Premio PIRUETA A LA 1.30 P. M,

l'i\ra todo caballo de 4 años y más edad, que con un año de residei cia inmedia­ta en el país no haj 'a ganado más de 8 12 000. Peso: 50 kilos. Kecargo para gat adores de $'8000 í 6u00, 3 kilos; de Gi 01 á OCOO, 5 kilos: de más de 9000, 8 kilos.

Premio $ 2.000 al 1.°, 200 al 2,° y 100 al 8." Distancia: 1.4C0 metros.

Lil CDiiliaiizíil 1 }V:i

Mdiiti H(,,val l 'ptite Kcurii /. i ibianrre.. . . iíniíiiide El Hubio Itjarritz I-.nprida .. -1 J 0 8 Hielo.-;.. T r ibuna Díiii (r .nzah rha r rú i i Alni'liii A.. . Eut r e UíoK...

edad

Pirueta za ina Máscara . . . . eolordo Brea a laz ' nn Anulo zaino E. del Suj'ialaz'iia P la i s ' t e r ie . ico lorüa Procida zaina San Pedro, a l azán Caudillo .. izaino Andree | id Tomate id Fakir a l azdc Garibaldi. . id Defender. . . zaino Le Réveil... a lazán Aluvión . . . . zaino c

kil

4 5:Í

Kntrada $ 20

lí,.ol 5'.-|) 4¡.5:Í

4;6n

4 .'.:•

4 .•(

Orbit Aetii/Ie Ort/it

iijiíit / ; . Ain;s... (tlorUt tioit Áfiturii'iii . n Herir. :t (i líerniil í.íiddie . . . . Mouarqin' '<tile1t(> . . . liústifiis... Sur fíenlo.. Athvs II...

^Pich'úicha Subas

•livedíi Indeciso ..

'[Ktoile I PoíU'ítn.. .Cljypre .. Soledad .. Ueg.thmt, .4 ¡ulreinyi I-.'sropeta Luz Alh(,r¡iil:i A ¡fjnrí'lriu ( Vi raijíi da Salten

ch, nh. ch ch. ch. ch. ch.

. 'ch. .íi h.

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.. ch,

.. ch.

.. . h . •i.'ch.

ch ch.

violeta m, b a n d a y gor ra b y íforra mar rón ,

punzó m a n g a y prorrn blanca blanca y pun. A ry ver t , g. p . bl. a l am, oro g, b lanca >• ord blanca á l u n . , g. azul marina

y g o r r a negra t(j. m blanca á c i n t , g. pun, gri.s A lunares y g o r r a negr-a niarrrtn. hda. ver. g u r r a pzó oro y viol, & r. h, ni y g. v, oro m a n g . á l is ta y g. viol. g r ana t e , g o r r a verde bl, m. azul b . y g. colorada cereza, m a n g a y gor ra gris bl. b d a . punzó g o r r a azul

' R T F C I 4 - O n • • ( J I V T I I i t . e i U A y l i E W C E R I A . — L « i n t r r r s a - * » • • * • * ' » • "xxrv • v j s i i n r rslH eiisa s i q u i e r e c o m p r a r b u e n o .

e iesMii le j b a m t o . R e e á r l e s e r s l e enpAn r a i p r e s e n t a r l o s e le liarA (in d e ^ - i i e n t o d e l 5 7o s o b r e el s a s l o q u e s e h a y a l i ee i i o .

2 . * CARRERA Premio FOSFORO Á LAS 2 . P. M

Para productos de 3 años que no hayan ganado. Peso: 57 kilos

Premio $ 2.30C al 1°, 200 al 2.^ y 100 al 3.'

Distancia: 1.500 metros

Huni i lde A r a m i a S t e r i i n g P e t i t e tücurie I tuza ingr t Amér ica r h a r r f j a Kscuderr>.I.R. r a i i t o n La Coní lanzí i ' lO Cp. H a t t e r a s ¡ l l

í d e m T r i b u n a . , Escocés E n t r e R í o s . - J i s

P a r i a As t ró logo . . . S t e r i i n g Arpón O r á c u l o CorAje G. C a p i t á n Flocon A l m e n d r o . G a r r o t a z o . C a d e t e C a s t a ñ e t a . . . G a c e t i l l a . . . P l a d d a A u r e o l a ....

e d a d kil, a l a z á n Zaino

id id

a l a r á n

c o l o r d o a l a z á n z a i n o

id a l a z á n z a i n a a l a z ' n a

id c o l o r d a

W /'artouchell yesubio

IStoDe Crosfi ¡ICíist Stieen. ^Stone Cross ¡GuerriJIero . Sapoleóu.... Fiíiíince Mariscal fíufinoB A...

ICartovchelI Xeápolis Cartouchell Saint Gal! Atbos II. ,

Pavtera Azucena

\lguava Ar'mdDfi L. H. Park. Dinamita .. ¡Coronación. \lceni , AraucHTiu... Defensa Buvense \Crinolette... Pandora .. Quimera

iSataneUa ..

E n t r a d a .$ 25

Cll. y K"!'!'!' Ilf íXV.i t_'h. gr;iii;itf' 111. y Lioi'ra üziil c h . az. iiir. y ^ . ¡\ r. h. ni. y y: a. iii. cll. b l a n c alaii i o r o ' blaii y <iro c h . a z u l m a r i n o , K o r r a p u n z ú ch . b l a n c . m a n . y K'>rra \ e r ü e 3 ch . b l a n c a , ni, azul h y g. col. ch . b lan í ' a i n a n g . n n ^ r a g-, ver<lo ch . bl , m g , viol tí. b l a n c a y viol ch. v i o l e t a m a n g a b a n d a y g b , ch . azu l m a r i n o m, y g. p u n z ó

ídom ch . o r o , m g . á l i s t a s g, v io l e t a c h . escocés, ni. y g o r r a a m a r i l l a ch . b l a n c a , b . punjió, g o r r a azul

3 . * CAEEERA Premio CARRALAUQUEN Á LAS 2 . 3 0 P. SI.

Handieap para productos de 3 eños Premio $ 2.500 al L°, 200 al 2.** y 100 al 3.°

Distancia: 1.700 metros. E n t r a d a $ 2 5

e d a d P l a t e a s e Z u b i a u r r e ... . Wincb-ís ter . . . L a g r a n g e Mont ie l D. G o n z a l o . . .

l í e y n a

S a n t a L u c i a . íubi lee B a r a d e r o

P e t i t e E e u i i e C. H a t i e r a s .

1 2 3 4 5 tí 7 8 9

10 11 12 13 U ];-)

16 17 18

G. S imón, , i C a r r ' q u e n . ' G. P l u m e r . i V o l t i g e u r . ' Olvido ) Pregonero,

teviathan , í Cr i sp í ' E n s u e ñ o .. > P i q u i l l í n . L Jubilee ' M. C a p a c . I Fós fo ro I ^ ' ippo . > J o y a ' G. C a p i t á n

A r p ó n í C a d e t e

z a i n o j3 ¡colordo 3 a l a z á n zaino a l a z á n [colordo z a i n o a l a z á n ¡colordo .zaino Í3|51

id I3j51 colordo ,3 l50 | z a i n o 1350 Icolordo ¡í üo ' a l az ' na •> -ly c o l o r d o -i 47Í

i n o jít 47 a l a z á n 13 40

ki l .

G Herniit ... Buenos A. .

¡Anjianto Rústicus Orbit XeApolifi Xeápohs

\C&,tnor8 G. fíennit... Paysandú...

\Combate ... Osmán Kxmoor Aciberan lihie lloat... Snfioleóu ... I-Sast Sheen.. Cartoucbell.

Siwper ch . Porteña ch . Anges Hilda ch. Vocal cll. Hidalga cli, Daltiada ... c!i. L. Silvio .... ; h . Pédale ch . liegret jch. Damieta cli. Joyiiü ch . Celití cii. Financievn.. yh. /'reda :cli. Joan fch. Coronación .x\v. Ariadne [ch. Burease ¡ch.

col. a l a m s y g o r r a a z u l b l anca , á l u n . g o r r a azul m a r . punzó , b a n d a y g o r r a nejara n a r a n j a g o r r a v i o l e t a b a n c a g o r r a azul m a r i n o g r a n a t e , g o r r a ver ' l f b l a n c a in. y gcírra p u n z ó g r . r t u r á r a y . li. m y g t u r t p v i o l e t a , ufori'a ve rde Kr. y o r o .1 r;iy. v e r t . ir. gr:^.n. bl. y n, á r. h . g . o r o b!, y ffi-f/a, ;'i r y , v, g S/ul vcn i e cuelli) y g o r r a blntu;!» az, m al b- ni, bl g az. ni ,' S). a , ni, y g r i s á r It. m y g a, i-i. bl, ni. a?u l b . y g , cu lo i -ada b l a n c a a l m . o r o g. b . y o r o ftz, m a r , m a n g a s y g , p u n z ó

CARRERA Premio PALERMO

Para todo caballo. Peso por edad

Á LAS 3 . 1 5 P. M

Premio Distancia: 1.600 metros

9.H .0 al l.% 1.040 ai 2.« y 300 al S.** Entrada: $ 300

í i e l g r a n o j (^ascalíel ( ' ha r r f j a L a f ' o n f t a n z a L a M a s c o t a . L a n i b a r í - . ... Mont ie l l í e y n a B i a r r i t z M o n z ó n

1 Oran a l a z á n 2 Pad i l l a z a i n o

Ca lep ino 4 P i m i e n t o . . . -') Pe l ig roso . . . (1 Alcázar 7 O l e g i r i o 8 Vcl ia i f t í 9 Volcán

10 C a c i q u e . . . .

a l a z á n id

z a i n o ' co lo rd í a l a z á n z a i n o a l a z á n

I id

(i2\ Orbit ' IrishJewe)} ht\seápol¡8 ' Pitan ga G2\Camors Beile liake] ñ-2'Stiletto A.steria

.T 62 Senador Meí'tiza Am Acherón ^Tbébis 4¡B0|Orí>;í \Talón A.^mCaiitórs \Vocal rij6.> A>ápo/'.? [Vendftta ... i6 «-'¡ffiíeri-'rü. ...\Golondrina.

ch y g bl , y cereza á r y , h r , ch. pzó , y vde . á r y . h r . g , p z ó , ch . bl, m, az, bda , y g o r r a co lo r , ch. v i o l e t a , m a n g a s h. y g . bl . ch y g, a m , y neg, á r a y , v e r t . cll. y g. az. m a r . m a u g . o r o viejo ch, b l a n c a g o r r a azul m a r i n o ch. g . y t , á ry . h r , m. y g . t , ch. g r i s á l u n a r e s y g. n e g r a ch. n e g r a g o r r a a m a r i l l a

'O CARRERA Premio COLOMBIA Á LAS 3 , 4 6 F. M,

Pa ra toda yegua . Peso por edad. Recargo de 2 kilos por cada prea.io clásico ganado en el corriente año

Premio 5.C00 á la 1.% 500 á la 2. ' y 200 á la 3.»

Distancia: 2000 metros Entrada $ 50 e d a d ki!.

C. H a t t e r a s . . I í D. Gonza lo . . . i 2

í d e m ¡ :i Escocés

í d e m I . , agrange L i i c a r n e .. V e n d e t t a . . V i l i a n u e v a B j & Cai-abelas .. . . 10 r i i o l l i t o ;11 E x p r e s s 12 S a n t a L u c í a 13 T r i u n v i r a t o . 14

í d e m ,15

A u r ó f i l a . . . . S. S ie r ra ... C h o c a r r e r a Escoc ia Alisa F i l i g r ana . . , : L u c a r n e .... G u a y a b a . . . . M a g n é t i c a . E m i l i a n a ... LH Cebol la . L e y e n d a ... C o v a d o n g a Clüra A r d e u r

a i a z ' n n Id

z a i n a id

a l a z ' n a id

z a i n a id

a l a z ' n a za ina , colordaiáiñO z a i n a :3 52

id ¡350 a l a z a n a 3 50 z a i n a [3,50

4'58: 3l52 3152 3 ¡50

¡.Stiletto \G. Herinit.. \G, Uermit.. IStiletto ¡Sargento.... [Neápolis ^Neápoiis Seápoüs A m i a n t o .. /•;/ Anugo... Kxmoor Stüetto Exmoor El Amigo . Husticüs....

Fortuna lena Alba Colombia ... Framboise.. Fossette

\Lnciole \Gibelotte ... [Eléctrica .... Em ¡lia Marianita... Diadema Cábula Vitara .Argent

ch . azul m a r . m g . y g o r r a p u n z ó ch. g r a n a t e , g o r r a verde

ídem ch. escocés m g , y g o r r a a m a r i l l a

ídem eh n a r a n j a g o r i a v i o l e t a c h . v i o l e t a g o r r a v e r d e ch. b l a n c a , b y g a z u l m a r i n o ch, r o s a , cuel . bo t . p u ñ o y g . n, ch. n e g r a , g o r r a b l a n c a cll. t u r q . m a n g a y g, p u n z ó ch col m b y g azu l m a r i n o ch. g r a n y o r o á r a y v e r t . g g r a ch, u e g r y r o s a á r a y v g n e g r a

Ídem

Semanario pestivo, Literario, Artístico g de Actualidades

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^olivar, 578 al 586 r t ^ o B U E N O S AIRES ( i^_¿i )

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INSTITUTO POLICLINICO

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