Carmona Ernesto (Editor) - Morir Es La Noticia

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    Morir es la Noticia

    Los periodistas relatan la historia de sus compaeros

    asesinados y/o desaparecidos

    62 Autores

    Ernesto Carmona Editor

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    Introduccin

    Autores

    Vctor Abudaye

    Mara Anglica lvarez

    Luis Arns

    Ibar Aybar

    Andrs Aylwin

    Lidia Baltra

    Otto Boye Soto

    Patricia Bravo

    Maura Brescia

    Manuel Cabieses Donoso

    Leonardo Cceres

    Mara Eugenia Camus

    Ernesto Carmona

    Eliana Cea

    Cora Cid

    Colectivo de la Escuela de Periodismo de la Universidad ARCIS

    Jos Luis Crdova

    Osmn Corts

    Claudio De Negri

    Gladys Daz

    Antonio Freire

    Jeannette Gallo Vargas

    Gustavo Gonzlez

    Emilio Guerrero

    Sergio Gutirrez Patri

    Fulvio Hurtado Rojas

    Sara Luz Iturra

    Pamela Jiles

    Doris Jimnez

    Carlos Jorquera

    Eduardo Labarca

    Jorje Lagos Nilssen

    Max Lauli

    Rigoberto Len Hinojosa

    Sonia Leyton

    Mara Vernica Martnez

    Olivia Mora

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    Ronnie Muoz Martineaux

    Catalina Olavarra

    Rody Oate

    Cristian Opaso

    Vctor Osorio

    Carlos Joaqun Ossa Swears

    Vctor Manuel Reinoso

    Elizabeth Reismann

    Osvaldo Rivera

    Maureen Sariego

    Marcia Scantlebury

    Luca Seplveda Ruiz

    Jorge Soza Egaa

    Wilson Tapia Villalobos

    Guillermo Torres

    Maruja Torres

    Hernn Uribe

    Carmenluz Valds Rodrguez

    Jos Miguel Varas

    Oscar Vega

    Pablo Vergara

    Virginia Vidal

    Sergio Villegas

    Faride Zern

    Oriana Zorrilla.

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    Agradecimientos

    A todos los familiares y amigos de las victimas

    A todos los autores de los trabajos que se publican

    A Luca Seplveda, por su perseverante colaboracin

    A Lus Ames, por las reproducciones fotogrficas

    A Guillermo Torres Gaona

    A Georgna Carmona Acevedo

    A la Biblioteca Nacional

    Al archivo fotogrfico de la revista Punto Final

    A Berta Belmar, Directora del Servicio de Registro Civil

    A Carmen Garretn

    Al Archivo de la Vicaria de la Solidaridad

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    Al Colegio de Periodistas

    A todos las personas e instituciones que colaboraron

    Contenido

    Nota del Editor.

    I. Periodismo, poltica y derechos humanos

    Prensa y reporterismo de los aos 1950/70, por Maura Brescia

    Prensa y periodismo poltico en los aos 1960/70, por Hernn Uribe

    Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile: Fulgor y muerte de una quimera,

    por Doris Jimnez, Catalina Olavarra y Pablo Vergara

    Los pueblos que olvidan su pasado son condenados a volver a vivirlo, por Otto Boye

    Soto

    La libertad de prensa hubiera impedido el crimen de los "detenidos desaparecidos",

    por Andrs Aylwin.

    II. Periodistas asesinados y/o desaparecidos

    Diana Arn Svigiliski: La muerte secreta de una joven y bella periodista, por Mara

    Eugenia Camus y Wilson Tapia.

    Carlos "Dewet" Bascun Mourgues: Poeta adelantado y ecologista precoz, por

    Eliana Cea

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    Carlos Berger: Radio El Loa en el aire, 11 de septiembre, por Jos Miguel Varas.

    Juan Manuel Bertol Rivas: Bertol, "un periodista a todo dar", por Oriana Zorrilla

    y Max Lauli

    Mario Eduardo Caldern Tapia: Por aqu pas "El Negro Caldern", por Gladys Daz

    y el Colectivo de Estudiantes de la Escuela de Periodismo de ARCIS.

    Augusto Carmona Acevedo: El "Pelao", o un desangrado son, por Luca Seplveda

    Ruiz

    Jos Humberto Carrasco Tapia: Atrapado entre el muro de la impunidad y la

    conspiracin del silencio, por Olivia Mora

    Daniel Antonio Castro Lpez: Asesinato del corresponsal de Clarn en Temuco, por

    Ernesto Carmona

    Sergio Contreras: El sacrificio del Garrafa, por Sergio Gutirrez Patri

    Luis Eduardo Durn Rivas: El sonriente iluminado de la calle Los Aromos, por

    Patricia Bravo

    Guillermo Glvez Rivadeneira: Secuestro en La Taberna, por Virginia Vidal, Lidia

    Baltra y Ernesto Carmona

    Mximo Antonio Gedda Ortiz: El soador que vino del Sur, por Lucia Seplveda

    Ruiz

    Leonardo Henrichsen: El periodista que film su propia muerte, por Modesto Emilio

    Guerrero.

    Qu pas con la pelcula? Carta pstuma a Leonardo Henrichsen... 23 aos

    despus, por Eduardo Labarca

    Charles Edmund Horman Lazar: El americano bueno, por Cristian Opaso

    Cristian Montecinos Slaughter: Asesinato por equivocacin, por Cristian Opaso

    Archibaldo Morales Villanueva: El periodista que tuvo su propio diario, por Virginia

    Vidal, Sara Luz Iturra, y Juan Gabriel Araya

    Augusto Olivares Becerra: Morir en La Moneda, por Manuel Cabieses Donoso

    Jos Leonardo Prez Hermosilla: Ciego, pero visionario, por Cora Cid Recabarren

    Jos Miguel Rivas Rachitoff: De la Plaza Constitucin a Tejas Verdes, por Cora Cid

    Recabarren

    Jos Toh Gonzlez: Un quijote de mente, pluma y corazn..., por Rody Oate

    Ernesto Traubmann Riegelhaupt: "No abandono mi puesto de combate", por

    Ernesto Carmona

    Ricardo Troncoso Len: Desaparece el corresponsal de VEA en Chilln, por Sara

    Luz Iturra

    Bernab Yez Olave: Aqu yace..., desangrado en el mar, por Patricia Bravo

    III. Estudiantes asesinados y/o desaparecidos

    Luis Eduardo Alaniz lvarez: "Cuando al alba nos quiten la vida...", por Sonia Leyton

    Jaime Aldoney Vargas: Periodista y constructor civil, por Sara Luz Iturra y

    Ernesto Carmona

    Jos Hernn Carrasco Vsquez y Ren Julio Toro Trujillo: Dos estudiantes, por

    SLI y EC.

    Juan Elas Espinoza Parra: Bolero de un sueo frustrado, por Carmenluz Valds

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    Arcadia Patricia Flores Prez: La estudiante que se hizo combatiente, por Mara

    Anglica lvarez

    Rodolfo Jacinto Fuenzalida Fernndez: Fusilan al ex estudiante-piloto, por SLI y

    EC

    Jos Eduardo Jara Aravena: El martirio de un joven catlico, por Ernesto Carmona

    Nenhad Teodorovic Sertc: Ese puo que abrimos suavemente, por Sonia Leyton

    El "Nesko" que yo conoc, por Wilson Tapia Villalobos

    IV. Periodistas sobrevivientes

    "La dictadura mat a periodistas pero no al periodismo", por Guillermo Torres y

    Virginia Vidal

    La cotidianeidad del abuso, por Luis Arns

    V. Profesionales afines al periodismo, desaparecidos y/o asesinados.

    Hugo Araya Gonzlez, por Fulvio Hurtado

    Mario Roberto Barrios Gallardo, por Jorge Soza Egaa

    Carmen Cecilia Bueno Cfuentes, por Pamela Jiles

    Oscar Manuel Castro Videla, por Ernesto Carmona

    Alfonso Ambrosio Gamboa Paras, por Osmn Corts

    Santiago Esteban Nattino Allende, por Vctor Abudaye Soto

    Rodrigo Rojas De Negri, por Claudio De Negri

    Jaime Ivn Sierra Castillo, por Osmn Corts

    Fernando Gabriel Vergara Vargas, por Lucia Seplveda Ruiz

    Otros profesionales afines al periodismo asesinados y/o desaparecidos:

    Marcos Roberto Albertman Valenzuela

    Hctor Manuel Contreras Rojas

    Jos Armando Fuentes Segovia

    Jos Leopoldo Melo Escanilla

    Daro Francisco Miranda Godoy

    Francisco Luis Opazo Larran

    Jorge Hernn Mller Silva

    Abraham Muskatblit

    Jos Demstenes Rosier Sampson Ocaranza

    ngel Domingo Toledo Carvajal

    Jane Vanini

    VI. Periodistas fallecidos luego que el golpe militar alterara sus vidas

    Alfonso Alcalde Ferrer, por Oscar Vega y Ronnie Muoz Martineaux

    Roberto lvarez Miravalles, por Antonio Freire

    Luis Carrera Villavicencio, por Virginia Vidal

    Flix Alfredo Castro Muoz, por Maureen Sariego

    Carmen Correa, por Marcia Scantlebury

    Luciano Cruz Astudillo, por Vctor Manuel Reinoso

    Mario Daz Barrientos, por Osvaldo Rivera y Carlos Jorquera

    Julio Fuentes Molina, por Jeannette Gallo Vargas

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    Ral Osvaldo Iturra Falcka, por Jorge Soza Egaa

    Julio Lanzarotti, por E.C.

    Eugenio Pascual Santos Lira Massi, por Ibar Aybar, Leonardo Cceres y Vctor

    Osorio

    Jenaro Medina Vera, por Rigoberto Len Hinojosa

    Guillermo Montecinos Vsquez, por Gustavo Gonzlez

    Luis Muoz Orellana, por Mara Vernica Martnez

    Vctor Enrique Federico Opazo Cocio, por Jorge Lagos Nilssen

    Carlos Ossa Coo, por Carlos J. Ossa Swears y Manuel Cabieses

    Marcela Alicia Otero Lanzarotti, por Lidia Baltra, Maruja Torres y Virginia Vidal

    Sergio Renato Pineda Muoz, por Vctor Manuel Reinoso

    Mario Planet Rojas, por Faride Zern

    Fernando Rivas Snchez, por Elizabeth Reismn

    Jaime Flix Vargas Cellis, por Jos Luis Crdova

    VII. Trabajadores del sector grfico asesinados y/o desaparecidos

    Grficos desaparecidos, por Sergio Villegas

    Baltazar Acosta Csped

    Rubn Arroyo Padilla

    Lenidas Lautaro Bravo Gonzlez

    Juan Segundo Cabrera Torrecilla

    Aores Alfonso Carreo Daz

    Jos Enrique Corvaln Valencia

    Vctor Manuel Daz Lpez

    Alicia Herrera Bentez

    Guillermo Albino Martnez Quejn

    Nalvia Rosa Mena Alvarado

    Juan Luis Quiones Ibaceta

    Moiss Eduardo Mujica Maturana

    Sergio Alberto Riveros Villavicencio.

    Hugo Ernesto Vivanco Vega

    Oscar Oriando Ramos Garriao

    Oscar Arturo Ramos Vivanco

    Manuel Guillermo Recabarren Gonzlez

    Luis Emilio Recabarren Gonzlez

    Manuel Segundo Recabarren Rojas

    Uldarico Donaire Corts

    Julio Roberto Vega Vega

    Jorge Toms Henrquez Gonzlez

    Nicols Vivanco Herrera

    Jos Vicente Tolosa Vsquez

    Juan Aurelio Villarroel Zrate

    Manuel De La Cruz Vargas Leiva

    Enrique Ruiter Correa Arce

    Hernn Quilagayza Oxa

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    Nota del Editor

    Este libro es un esfuerzo por rescatar la memoria histrica reciente de la

    profesin de periodista. Lo inspira el propsito de dejar un registro de cmo fue el

    periodismo de los aos '60 / '70 y una semblanza personal de los periodistas y

    estudiantes privados de la vida por su manera de pensar. Su contenido tambin

    incluye a trabajadores de la comunicacin afines al periodismo, personal obrero de

    los talleres grficos, radio operadores y tcnicos de cine y televisin.

    VEA (28/9/1973): Muchos periodistas murieron como "extremistas".

    El Mercurio (8/11/1973): El "prfugo" Carlos Bascun en realidad estaba

    desaparecido y asesinado.

    La muerte de estos periodistas no siempre hizo noticia. Once de las veintitrs

    personas reseadas integran las listas de ciudadanos detenidos desaparecidos.

    Generalmente fueron arrestados sin testigos, se les recluy en una prisin

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    clandestina, recibieron una muerte secreta en un lugar desconocido, se respondi

    con mentiras y evasivas a los requerimientos de sus familiares y 30 aos despus,

    todava no aparecen sus restos. La noticia de sus muertes no se public en los

    medios en que trabajaron. Otros asesinatos de periodistas fueron registrados en

    la prensa como "enfrentamientos".

    Entre las vctimas se encuentran dos periodistas extranjeros, un

    norteamericano y un argentino. El primero sufri un fusilamiento clandestino en el

    Estadio Nacional; el otro muri reporteando y logr filmar su propio asesinato.

    Hubo un crimen pblico en que el arresto se practic de noche en presencia de

    familiares, los sicarios sacaron a la vctima a medio vestir y atravesaron la ciudad

    bajo toque de queda para darle de inmediato una muerte ejemplarizadora:

    cumpliendo rdenes inspiradas en la cruel idea del escarmiento, en la misma noche

    del atentado a Augusto Pinochet eligieron entre sus vctimas a Jos Carrasco

    Tapia, un periodista que venan espiando y amenazando desde varios meses.

    La produccin intelectual de este libro fue un trabajo colectivo. Los 62

    autores de las semblanzas hicieron su investigacin con responsabilidad

    profesional, aunque nunca se plante una retribucin pecuniaria. Algunos

    escribieron desde otros pases y otros continentes. Incluso, uno de los periodistas-

    autores es un venezolano argentino que no conoce Chile. No todos los autores

    conocieron personalmente a sus personajes. En la primera reunin de 14 personas

    que iniciaron este trabajo el 4 de enero de 1996, se coincidi en que exista un

    vaco, porque estos colegas, compaeros y amigos, pasaran al olvido. Y alguien -

    Mara Eugenia Camus- dijo: "Tambin pudimos ser nosotros". Son los periodistas

    sobrevivientes quienes escriben la historia de sus compaeros cados.

    "El drama de los detenidos desaparecidos no se habra producido en una

    sociedad adecuadamente informada", reflexion don Andrs Aylwin, vastamente

    conocido por su compromiso con el tema derechos humanos. En la "situacin lmite

    entre el valor de la "verdad" y la funcin periodstica" que Aylwin ve en el delito de

    la desaparicin de las personas arrestadas sin testigos y asesinadas en secreto, sin

    que la "noticia" aparezca en los medios de prensa, "se burla la verdad, se priva al

    detenido y a su familia, de sus recursos judiciales y se priva a la sociedad de su

    derecho a la informacin". Muchos de quienes -por su profesin- estaban llamados

    a informar a la sociedad, tambin resultaron atrapados por la mquina de

    eliminacin secreta de disidentes, perversin creada por mentalidades criminales,

    ansiosas en perpetuar su rgimen totalitario de dictadura.

    No todo el contenido de este libro es necrolgico. Adems de las semblanzas

    de 23 periodistas, 9 estudiantes, 20 trabajadores de la comunicacin, 21

    periodistas que fallecieron posteriormente y 28 obreros grficos asesinados, se

    publican trabajos sobre el reporterismo de los aos '50 / '60, la prensa y el

    periodismo poltico de los '60 / '70, una historia del "ejercicio del periodismo" en

    los campos de prisioneros, el "fulgor y muerte de la quimera" que fue la Escuela de

    Periodismo de la Universidad de Chile, la vida y el ejercicio profesional de quienes

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    sobrevivieron pero no fueron a prisin ni al exilio, y las contribuciones a la

    profesin de los "maestros de periodismo" fallecidos en los ltimos 25 aos. En

    estas pginas se rescata del olvido el ltimo tercio de siglo de la profesin.

    Las imgenes de diarios y revistas utilizadas como ilustraciones fueron

    fotografiadas en las colecciones de la Biblioteca Nacional.

    Las fotografas e ilustraciones fueron proporcionadas por familiares y amigos

    de las vctimas, Luis Arns, la revista Punto Final y otras instituciones y personas.

    I. Periodismo, poltica y derechos humanos

    Prensa y reporterismo en los aos 1950/70

    por Maura Brescia Del Val

    Del reportero romntico al periodista ilustrado

    Hasta la dcada de los 50, el reportero o "cazanoticias" tiene que pertenecer

    a la raza de los sper hroes. Habitualmente, se trata de jvenes provincianos

    atrados por la capital: Ramn Cortez, de Quillota; Lenka Franulic y Rene Silva

    Espejo, antofagastinos; Mario Carneyro, de Valparaso; Mario Planet, de La Serena.

    Santiago es "donde todo pasa". Con una decena de cuadras cntricas en la "city",

    los transentes cruzan La Moneda y el Patio de Los Naranjos como si fuera su casa.

    El controvertido gobierno de Gabriel Gonzlez Videla, con su tormentosa Ley

    Maldita, abre paso al segundo gobierno del general de la "escoba", Carlos Ibez

    del Campo, esta vez elegido en las urnas. En su gobierno nace el novedoso tabloide

    vespertino Clarn (21/9/1954), bajo el alero protector de La Nacin y del mismo

    Presidente, su propietario en sociedad con Daro Saint Marie Soruco (Volpone), ex

    director del diario de gobierno. Ms tarde, Volpone le compra su parte al socio

    Presidente y lo transforma en matutino. "Yo atraves la plaza de La Constitucin

    cargando una "Underwood" hasta la nueva sede del diario, en Alonso Ovalle",

    recuerda Mario Gonzlez, uno de los tantos periodistas que Saint Mare se llev

    desde La Nacin, "con mquina de escribir y todo". A su primer director, Jos

    Dolores Vsquez, le siguen Romn Alegra y Alberto "El Gato" Gamboa.

    Clarn lleg a convertirse en el tabloide ms popular y de mayor venta en la

    historia del periodismo: 200.000 ejemplares diarios de promedio y 580.000 los

    domingos, segn cifras de 1973. Saint Marie, "un periodista, intuitivo, culto y

    verdadero estratega poltico" (Alberto Gamboa), habra vendido el diario a la

    Unidad Popular en 1972. Segn un trabajo de Carmen Eugenia Bravo, publicado en

    La Nacin (29/9/1996), "el periodista Ral Morales lvarez relata la venta, de "El

    Clarn" a la Unidad Popular, con la presencia del Presidente Salvador Allende, Daro

    Saint Marie y el periodista Abraham Reynold. "A lo mejor me quedo en Chile y saco

    otro diario para combatirte y derrocarte", le dijo Volpone a Allende. Y ste le

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    respondi: "No, t no hars nada de eso, porque maana mismo te irs de Chile". Al

    otro da, se fue a Espaa. El diario existi durante 19 aos, exactamente hasta el

    11 de septiembre de 1973.

    Las mujeres debutan en la poltica. Mara Teresa del Canto se transforma en

    la primera alcaldesa de Santiago, Ins Enrquez es electa diputada y Mara de la

    Cruz, lideresa del partido Femenino de inflamante oratoria, resulta electa

    senadora con 100.000 votos, primera mayora en Santiago. El fenmeno electoral

    hubiera permitido sacar a otros senadores, pero no haba ms candidatos.

    Desde Argentina, el nacionalismo populista de Juan Domingo Pern penetra

    hacia su par de Chile, el ibaismo. Evita y el General visitan el pas para estrechar

    relaciones polticas y conmocionar a los santiaguinos con su circuito cerrado de

    televisin. La oposicin, entretanto, se atrinchera en El Debate, un diario de corta

    vida. El encono poltico produce la penosa expulsin del Congreso de la primera

    senadora chilena, acusada de contrabando.

    Esos si que son "golpes"

    Tambin es poca de grandes golpes periodsticos y en la competencia por ser

    "el primero en dar la noticia", se derrocha dinamismo, inquietud, individualismo y

    espritu de superacin. En septiembre de 1951, Jos Pepe Gmez Lpez desentraa

    el misterio de la fingida desaparicin de Edgardo Mass y Domiciano Soto, los

    protagonistas del recordado Complot de Colliguay, desde las pginas de Las

    Noticias de Ultima Hora, el diario fundado por Carlos Becerra.

    En esos aos, el oficio se aprende en la prctica. Aunque los periodistas

    aparecen por generacin espontnea, la tesis dominante es que nacen y no se hacen.

    No se concibe otro periodismo que el informativo. La experiencia ensea a explicar

    el qu, el quin, dnde, cundo, cmo, por qu y para qu, los elementos del lead de

    la noticia, segn el declogo de la pirmide invertida, tan vigente en la primera

    poca universitaria del periodismo. Los reporteros autodidactas se forman en el

    da a da de la redaccin, en la sana competencia por informar.

    Los muchachos de la prensa son hombres y mujeres jvenes, pero de

    fortaleza a toda prueba: bajos sueldos, turnos interminables, conflictos familiares,

    desventuras e incomprensiones, amenazas, querellas, encarcelamientos y hasta el

    riesgo de muerte, como ahora, matizan su cotidianidad.

    Los grandes maestros del periodismo, en un comienzo, se dedican a mltiples

    pitutos. Otros, llegan desde las aulas del Pedaggico, la escuela de Artes y Oficios

    o el Teatro Experimental de la Chile. Algunos siguen las huellas de John Dos Passos

    o Truman Capote, con crudos relatos sacados de la vida real.

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    Llenan los cuartos de pensiones del barrio Brasil, de La Chimba, de Dieciocho

    o de las calles Catedral y Puente. Frente a las carencias cotidianas despliegan una

    mezcla de idealismo y ambicin que los hace irreductibles. Escriben poesa y

    cuentos, hacen uno y mil oficios y esperan su oportunidad.

    De pronto, conocen a ese cronista de El Diario Ilustrado, al redactor de Las

    Noticias Grficas, al corresponsal de la UPI, al editor jefe del Reporter ESSO o al

    speaker de la radioemisora Huckey, se convierten, entonces, en su alter ego

    incondicional y sin derecho a sueldo. Su nica aspiracin es extraer la savia, el

    estilo, la estampa, el desplante, el conocimiento, en fin, el tnico vital, de esos

    mulos de Humphrey Bogart a tiempo completo...

    Nadie puede prescindir de la crnica poltica de Luis Hernndez Parker, cuya

    fama de indesmentible cre la frase: "lo dijo HP". Ni resistirse a la deslumbrante

    sagacidad reporteril de Lenka Franulic, ni a la locomotora de experiencia y talento

    que era Tito Mundt, ni a la simpata del gremialista Juan Emilio Pacull, que refunda

    el Crculo de Periodistas de Santiago, es consejero de la Caja de Empleados

    Pblicos y Periodistas y primer Presidente del Colegio de Periodistas. Son los

    hroes de antao!

    Entre el apostolado y la bohemia

    Algunos, como Roberto Masn, entran a la UPI como Juniors. Otros, poco ven

    el sueldo: Que se cree!... Yo estuve tres aos trabajando gratis, antes de ganarme

    el primer peso... me replic Ral Gonzlez Alfaro, el Maraco, maestro en radio

    Portales, cuando me atrev a pedir mi paga.

    Es el tiempo en que los maestros de periodismo y los reporteros mezclan

    aventura, humanidad y bohemia. El periodismo tiene olor y sabor de apostolado, de

    misin de hondo contenido social, de causa que da plenitud a la vida. Es el tiempo en

    que las posiciones polticas, los credos religiosos y los principios ideolgicos no

    dividen al gremio, que se une por la libertad de opinin y la pasin por narrar la

    historia de cada da.

    Los diarios llenan sus pginas con crnica roja, poltica, espectculos e hpica.

    Los periodistas de turno, luego de revisar la tipografa en las "ramas", salen de

    madrugada con el ejemplar bajo el brazo, como pancito caliente, mientras las

    camionetas repartidoras tiran los fajos de peridicos en las esquinas de la ciudad.

    Los tirajes son cortos; la fantstica velocidad de las rotativas no corresponde a la

    cantidad de lectores.

    Despus del turno en el diario, el camino conduce directa e inevitablemente a

    la bohemia noctmbula del Zeppeln de la calle Puente, "El Negro Bueno y el "Far

    West". A las copetineras del "Mon Bijoury" del "Tap Room"; a las vedettes del "Bim

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    Bam Bum" y del "Picaresque", o, por lo menos, a la trasnochada farandulera de "Il

    Bosco". Los bares "El Nacional" y "Black and White" de la Casa Colorada, quedan de

    turno para que, a medianoche, cuando cierran los noticieros radiales y las agencias

    informativas, se renan los colegas a matar la noche. Otros prefieren los "pooles",

    y despus los "flippers", de los bajos del Cine York.

    Pero no todo es farndula. En diciembre de 1952, se realiza en Chile el Primer

    Congreso Mundial de Periodistas. Participan connotados cronistas y escritores de

    Latinoamrica, Estados Unidos, Europa, e incluso Asia y frica. Entre los

    asistentes aparecen Camilo Jos Cela y Alberto Moravia.

    Un da que hizo historia

    El 20 de abril de 1955, con Ernesto Montenegro Nieto como director, se

    inauguran los cursos de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile, la

    primera en el pas. Juvenal Hernndez, rector de la Universidad, participa en el

    proyecto y sostiene que el periodismo es el agente cultural, econmico y social del

    pas. Por esta razn me propuse crear esta escuela de profesionales veraces,

    inteligentes y sin prejuicios de ninguna clase. Deba darse en ella una preparacin

    responsable, cientfica, poltica, social y sicolgica".

    Alejandro Cabrera Ferrada, alumno de ese primer curso, con el tiempo se

    convierte en docente de la Escuela y, 40 aos despus, en fundador del grupo Los

    Caperusos -Club Abierto de Periodistas Universitarios Sin Ocupacin Segura-,

    formado por un centenar de exalumnos que se renen peridicamente a recordar

    viejos tiempos, en una camaradera con humor y tcita interdiccin de hablar de

    achaques y de la cesanta consuetudinaria. En su libro Vendedores de Sol recuerda

    episodios de ese perodo fundacional.

    En la dedicatoria, Cabrera Perrada lo dice todo: "a los visionarios periodistas

    autodidactas que hicieron verdad, para nuevas generaciones, su tenaz sueo: dar

    rango universitario a su noble profesin". La obra es un reportaje a creadores y

    protagonistas de los primeros diecisis aos de vida de la primera escuela

    universitaria de Chile, 1955-1968. Figuran tambin algunos autodidactas que se

    transforman en profesores y maestros de las generaciones venideras.

    El primer director es el gentil e ilustrado Ernesto Montenegro; luego, el

    brillante dramaturgo, poeta, periodista y orador Santiago del Campo. Siguen

    Guillermo Eduardo Feli, redactor poltico y director del matutino La Tercera;

    Ramn Cortez Ponce, ex director de La Nacin en tiempos de Gabriel Gonzlez

    Videla. Bajo su direccin, el diario de Eleodoro Yez lleg a duplicar el tiraje de El

    Mercurio. Sus ex alumnos le brindan homenaje cuarenta aos despus, el 30 de

    abril de 1995, al reinstalar su busto en el hall de la nueva Escuela, que ahora

    funciona en una ex sede de la DINA/CNI.

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    Mas tarde, Mario Planet, viajado corresponsal de las agencias AP, UPI,

    International News y revistas de relevancia, como Time y Life, introduce el

    concepto del periodismo interpretativo, muy en boga en otras partes del mundo.

    Adems de informar que los hechos ocurren, se requiere explicar por qu ocurren.

    Para regular la profesin, en 1956 se crea por ley el Colegio de Periodistas de

    Chile. La nueva agrupacin elige, por votacin directa de todos los inscritos en los

    registros del Crculo de Periodistas de Santiago, el Primer Consejo Nacional; Juan

    Emilio Pacull, presidente; Alex Vrela, secretario general; Ramn Cortez, Jenaro

    Medina, Francisco Neira, Enrique Pascal, Ral Gallardo, Nicols Velasco y Juan

    Honorato, consejeros. A Juan Emilio le suceden importantes profesionales en la

    presidencia, entre otros, Rene Silva Espejo, Enrique Sweet, Emilio Filippi, Juan

    Campbell y Alfredo Olivares.

    Paralelo al Colegio, sigue vigente el Crculo de Periodistas de Santiago,

    heredero del antiguo "Crculo de Periodistas y Artistas" de la calle Arturo Prat.

    Con el tesn de Pacull y sus colaboradores en la direccin del Crculo, y varios aos

    antes de la ley que crea el Colegio, el gremio obtiene el edificio de Amuntegui 51.

    Despus de conseguir esa sede en 1955, el incansable Pacull y sus compaeros en la

    directiva del Crculo se dan a la tarea de impulsar las leyes del Colegio y de la

    Escuela. All en Amuntegui funcionan, desde luego, las oficinas del Crculo y,

    adems, las sedes de los consejos Nacional y Metropolitano del Colegio de

    Periodistas, la Unin de Reporteros Grficos y Camargrafos, la Asociacin de

    Periodistas Jubilados y otras asociaciones gremiales y mutuales de reporteros.

    Cuenta, adems, con el teatro Camilo Henrquez (que en 1960 estren La Prgola de

    Las Flores), servicio mdico, de bienestar, biblioteca y peluquera, y en el

    subterrneo, "La Taberna", que acoge la tertulia de los profesionales de la prensa

    nacional.

    Los dorados aos '60

    Para los '60, los tiempos cambian. Se calienta la guerra fra y adviene el auge

    de la llamada "era Kennedy", con el sello del demcrata que es el primer catlico en

    acceder a la Casa Blanca. La poltica del "gran garrote" de Theodore Roosevelt

    (1901/09), mutada en la del "buen vecino" de Thomas Woodrow Wilson (1913/21),

    da paso ahora a la Alianza para el Progreso y al Cuerpo de Paz. Estados Unidos

    ofrece algo mejor que un "buen vecino", en consonancias con innovaciones polticas

    y sociales controladas, pero est claro que hay ideologas intolerables para

    Amrica Latina: lo confirma la invasin de Baha, de Cochinos (Playa Girn) despus

    de la Semana Santa del '61. En la nueva Indochina (Vietnam, Laos y Camboya), la

    guerra abandonada por los franceses y retomada por Kennedy y Johnson, el

    sucesor tras el crimen de Dallas, marcara en Estados Unidos a la generacin de

    the golden sixties, "la dcada de los dorados '60".

  • Pgina 17 de 431

    Al bajar a La Habana con sus guerrilleros de la Sierra Maestra, la noche del

    ao nuevo de 1959, Fidel Castro convierte a Cuba en el primer estado socialista de

    Amrica Latina y provoca un remezn irreversible en los pueblos del continente. El

    argentino Ernesto "Che" Guevara, convertido en smbolo ideolgico de los jvenes

    latinoamericanos, se transforma en leyenda despus de su muerte en la selva

    boliviana.

    Las agencias internacionales multiplican sus despachos y establecen su

    servicio en todas las capitales de Latinoamrica. En un mercado ms bien signado

    por la lucha ideolgica que por la demanda real de noticias internacionales, el

    monopolio de las agencias norteamericanas Associated Press (AP) y United Press

    International (UPI) es amenazado por la britnica Reuter, la agencia francesa AFP,

    la ANSA italiana, las alemanas DPA (occidental) y ADK (oriental), la EFE de Espaa,

    la sovitica TASS, la china Xinhu, la checa CTK, la cubana Prensa Latina y la talo

    latinoamericana Inter Press Service (IPS). Las noticias internacionales tienen hora

    de cierre "a cada minuto" en los teletipos.

    Con el avance de las comunicaciones, la electrnica y el transporte, Chile

    pierde su legendario aislamiento y en Santiago la vida se acelera. El gobierno de

    Jorge Alessandri Rodrguez representa el ltimo fulgor de los partidos

    tradicionales. El 1958, nace La Libertad, que apoya la primera candidatura del

    demcrata cristiano Eduardo Frei Montalva, diario en el que participan Jorge Cash,

    Jaime Castillo, Gabriel Valds, Juan de Luigi y Alejandro Magnet. Los seis aos de

    Frei Montalva significan un creciente ascenso de la clase media. Se inicia un

    proceso de estmulo al agro y a la industria, los sectores medios se inundan de

    citronetas, el pollo broiler deja de ser un plato de los domingos y se genera una

    profundizacin ms seria de la reforma agraria de macetero iniciada por

    Alessandri Rodrguez.

    En el periodismo, la imagen del reportero bohemio cede paso a un concepto de

    ejercicio profesional colectivo de trabajo en equipo en las fuentes de la noticia.

    Nacen las actuales agrupaciones gremiales, entre ellas, la de los reporteros

    policiales, la de Moneda (La Copucha), la de Economa (La Ruca) y la Unin de

    Reporteros Grficos. Es un perodo de transicin, en el que los viejos periodistas

    estudian con desconfianza el desempeo de las primeras promociones de las

    escuelas de Periodismo de la Universidad de Chile, de la Universidad de Concepcin

    y de la Universidad Catlica de Santiago.

    Entre esos primeros egresados de la Chile destacan, entre otros, Elmo

    Cataln, que muere en Bolivia y da su nombre a una brigada socialista; Alejandro

    Cabrera, Luis Carrera, Margarita Correa, Atio Glvez, que muere asesinado en

    Antofagasta, Mara de la Luz Marmentini, Ernesto Merino, Luis Ochoa, Enrique

    Pizarro, Jos Lus Recart, Raquel Cordero, Raquel Correa, primera mujer que

    obtiene el Premio Nacional de Periodismo. Varios cientos se desempean en la

    prensa, radio, televisin y revistas, mientras otros se defienden en relaciones

  • Pgina 18 de 431

    pblicas, docencia, asesoras, fotografa, medios audiovisuales, literatura y

    publicidad, entre los mltiples mbitos que abarca el ejercicio de la comunicacin.

    En la transicin de los 60 a los 70, a pesar de la desigualdad de los tirajes, el

    periodismo refleja los conflictos de la sociedad chilena. Se torna doctrinario y

    confrontacional. Nace Televisin Nacional de Chile, se crea Puro Chile, que dirige

    Jos Gmez Lpez; las revistas PEC y SEPA, de Marcos Chamudez y Rafael Otero,

    respectivamente; y Punto Final, con Manuel Cabieses como su director. Proliferan

    las columnas de opinin. En Clarn, las de Volpone (Daro Saint Marie) y Augusto

    Olivares; en Las Noticias de Ultima Hora, las de Juan de Luigi y Topn de Siete

    (Avelino Urza, ex director de Topase y fino humorista), entre muchos otros.

    En junio de 1968, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de

    Concepcin, en una represalia de triste recuerdo, se apodera del periodista Hernn

    Osses, director de Noticias de la Tarde, y lo abandona semidesnudo en una calle

    cntrica. La confrontacin periodstico ideolgica se rebalsaba.

    El PDC, sumido en el debate interno de qu fue y pudo ser su revolucin en

    libertad, se escinde y surgen, primero el MAPU, Movimiento de Accin Popular

    Unitaria, encabezado por el lder juvenil Rodrigo Ambrosio, y luego, la Izquierda

    Cristiana. Probablemente, este proceso influy en la derrota del candidato DC,

    Radomiro Tomic. La derecha, inserta en los tradicionales partidos Liberal y

    Conservador, en el sexenio de Fre Montalva se reagrupa en el partido Nacional

    para apoyar sin xito a Jorge Alessandri.

    El desarrollo tecnolgico de la poca impacta al periodismo: de la linotipia se

    pasa al offset y a las rotativas de gran rapidez de impresin. El transistor

    reemplaza a la radio galena., la grabadora a la taquigrafa, el videotape al celuloide,

    el televisor al cine...

    La dcada de los aos '70

    En 1970, Chile se convierte en el primer pas que elige en votacin popular un

    gobierno de socialistas y comunista, ms otros sectores minoritarios que integran

    la Unidad Popular. Este proceso transforma al pas en un centro mundial de la

    noticia.

    El suceso se gesta en las dcadas anteriores. La historia poltica ve desfilar,

    en ordenada sucesin constitucional, a los gobiernos radicales (1958/1952), al

    ibaismo (1952/58), al rgimen liberal conservador de Jorge Alessandri Rodrguez

    (1958/64), al demcrata cristiano de Eduardo Frei Montalva (1964/1970), para

    desembocar en el triunfo del socialista Salvador Allende.

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    En agosto de 1967, el dirigente estudiantil de la universidad Catlica Miguel

    ngel Solar provoca estupor en los santiaguinos, al colocar en el "frontis" de la

    Casa Central la clebre frase: "El Mercurio Miente".

    En la madrugada del 5 de septiembre de 1970, el Ministro del Interior

    Patricio Rojas enfrenta las cmaras de televisin y anuncia: "Allende ha ganado".

    Los chilenos se dividen entre los que celebran frente al local de la Federacin de

    Estudiantes (FECH) en la Alameda y los que sufren una noche de insomnio.

    Comienzan las siete semanas ms largas de la historia, hasta el 24 de

    octubre, en que el Congreso Pleno designa al Presidente de la Repblica. En el

    intertanto es asesinado el comandante en jefe del Ejrcito, general Rene

    Schneider. Invaden Santiago cientos de corresponsales, que se instalan

    preferentemente en el Hotel Carrera e informan urbi et orbe. La prensa nacional

    acenta su polarizacin, que refleja el ambiente ciudadano. Meses ms tarde, el

    partido Nacional saca Tribuna, tabloide de estilo sensacionalista y agresivo.

    La Unidad Popular abarca un amplio espectro poltico: desde los centristas

    partidos Radical y Accin Popular Independiente (API), del senador Rafael Tarud;

    el partido de Izquierda Radical (PIR), de Luis Bossay, de posiciones ms cargadas a

    la derecha; el MAPU del fallecido Ambrosio Rodrguez, liderado por Oscar

    Guillermo Garretn; los partidos Socialista y Comunista, ejes de la alianza; y el

    rebelde MIR, de Miguel Enrquez, que apoya la coalicin desde afuera. En el otro

    bando, adems del partido Nacional, que englob a liberales y conservadores,

    descollan las amenazantes acciones derechistas del grupo Patria y Libertad,

    conducido por el abogado Pablo Rodrguez Grez, quien cataloga de "ingenuidad" al

    Estatuto de Garantas Constitucionales que exige el PDC para votar en el

    parlamento el reconocimiento de la mayora de Salvador Allende.

    Das antes del Congreso Pleno, asesinan al general Schneider cerca de su

    hogar. El homicidio no cambia los acuerdos del juego constitucional y al medioda

    del 24 de octubre el ciudadano Salvador Allende Gossens es proclamado Presidente

    de la Repblica, para el perodo comprendido entre el 4 de noviembre de 1970 y el

    4 de noviembre de 1976.

    En abril de 1971 se realiza una Asamblea Nacional de Periodistas de

    Izquierda. Flotan los conflictos de un periodismo que lucha por construir un orden

    nuevo, pero que acta dentro de un cuadro tradicional de propiedad y orientacin

    de los medios, con su concepto comercial y poltico del servicio pblico de la

    informacin.

    Durante dos aos, de algn modo se preserva el dilogo entre los actores

    polticos de la nacin. En junio de 1972, estalla la crisis: el "telfono rojo" que

    comunica al mayoritario PDC con el Gobierno se interrumpe. A partir de octubre

    comienza "el paro ms grave del que el pas tiene memoria", como expresa Carlos

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    Prat Gonzlez, Comandante en Jefe del Ejrcito, que a raz del conflicto ejerce el

    cargo de Ministro del Interior.

    Las calles de Santiago exhiben restos humeantes de barricadas, vidrios

    destrozados, desperdicios y piedras lanzadas en una batalla que simboliza la honda

    divisin entre chilenos. La polarizacin de la prensa nacional convierte a la

    informacin en trinchera ideolgica y de descalificacin, con el libelo y la injuria

    como estilo. Los rganos que apoyan al Gobierno, Las Noticias de Ultima Hora, El

    Siglo, Punto Final, El Clarn, Puro Chile, El Rebelde y Chile Hoy, polemizan con los

    medios opositores que los peyorizan llamndolos "la prensa comprometida".

    Los sucesos se aceleran, hasta que llega el 29 de junio, el da de 'El Tancazo".

    Se decreta estado de emergencia y se establecen cadenas radiales. El poder

    judicial y el legislativo, se proponen ilegitimar al gobierno constitucional.

    El 4 de septiembre, Allende resume la situacin hablando por radio:

    "Enfrentamos una grave conspiracin". Luego adviene el 11 de septiembre de 1973,

    martes rojo por la sangre derramada, o negro por lo que significar en el futuro.

    Chile cambia para siempre.

    El silenciamiento de los rganos de izquierda es medida inmediata. Se detiene

    a gran cantidad de periodistas, locutores, escritores, artistas y trabajadores de

    los medios de comunicacin.

    A partir de ese fatdico da empieza a gestarse este libro. La tragedia de

    aquellos periodistas y comunicadores sociales convertidos en vctimas de un

    perodo doloroso de la historia de Chile, hoy son sus protagonistas. Intentamos

    rescatar estos retazos de la memoria histrica del periodismo chileno para que la

    memoria imperecedera de las victimas mantenga encendida la llama de la conciencia

    moral en las generaciones venideras.

    Maura Brescia Del Val es autora del ensayo La Propaganda. Poltica y la

    Opinin Pblica, Mares de Leyenda (investigacin sobre el archipilago Juan

    Fernndez), Fembra (cuentos) y La estirpe censurada (novela). Premios Club Zonta,

    Andrs Bello (crnica) y Crculo de Periodistas. Fue directora de la Asociacin

    Nacional de Mujeres Periodistas (1988-90) y agregada de prensa y cultura en

    Brasil (1990-94).

    Prensa y periodismo poltico en los aos 1960/70

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    por Hernn Uribe

    Desde fines de los aos 50, y durante toda la dcada de los '60, Chile vivi un

    perodo de auge en las luchas sociales y polticas. El hecho pice de los '50 fue la

    derogacin de la llamada Ley de Defensa Permanente de la Democracia. El proceso

    culmin en 1970 con la eleccin de Salvador Allende, el primer socialista elevado a

    la Presidencia de la Repblica.

    Fueron tiempos histricos en que la lucha social conquist espacios

    democrticos en favor de las mayoras; aos en que obreros, empleados y

    periodistas de verdad accedan al parlamento. Tiempos muy distantes, lejansimos

    del "modelo" de democracia vigente hoy.

    En aquel paisaje social signado por el optimismo, porque adems en el pas

    regan las libertades pblicas y los derechos de los ciudadanos, se adverta una

    gran falencia: la escasez de una prensa, de medios de comunicacin que

    representaran los intereses populares en auge. Allende fue electo sin el apoyo de

    siquiera una radioemisora. Los peridicos que lo respaldaron (El Siglo, del Partido

    Comunista, y Las Noticias de Ultima Hora, influida por el Partido socialista), ms

    revistas como Punto Final y publicaciones provinciales, circulaban en una proporcin

    menor al 10 por ciento de la tirada de los diarios adversarios. Clarn, un matutino

    popular-sensacionalista de circulacin nacional, se empeaba en dividir su simpata

    por mitades, entre los candidatos demcrata cristianos y de la izquierda.

    Aunque ya es un lugar comn que los medios de comunicacin sirven en la

    sociedad como propagadores de la ideologa dominante y refuerzan la estabilidad

    del sistema, la dirigencia progresista no tuvo la sapiencia de preocuparse del tema,

    con la excepcin del gran esfuerzo que en ese sentido hizo permanentemente el

    Partido Comunista.

    En la trinchera opuesta, el cuadro era absolutamente diferente. El

    empresariado, la aristocracia agropecuaria y sus expresiones polticas, e incluso

    corporativas, tuvieron claro que los medios masivos realizan una funcin dirigida a

    la conquista de las conciencias, a despecho de que se autoproclamen objetivos...

    En 1970, y al margen de la televisin que era universitaria y estatal, los

    campos de la prensa escrita y de la radiodifusin estaban dominados por diez

    grupos cuasi monoplicos:

    1. El Mercurio/Lord Cochrane

    2. Empresa Editora Zig Zag

    3. Radio Minera

    4. Radio Portales

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    5. Consorcio Periodstico de Chile. COPESA

    6. Compaa Chilena de Comunicaciones

    7. Emisora Presidente Balmaceda

    8. Sociedad Periodstica del Sur, SOPESUR

    9. Sociedad Nacional de Agricultura

    10. Radioemisoras Unidas

    Naturalmente, esos diez consorcios respondan a un nmero igual de clanes

    econmicos significativos en el control de la industria, el sistema bancario y, en

    general, de las finanzas del pas. Si radio Balmaceda perteneca al magnate Yarur y

    radio Portados al empresario Hirmas, cabezas de un crtel de fbricas textiles,

    otras radioemisoras representaban corporativamente a potentados mineros o

    agrcolas.

    Desde el ngulo especficamente comunicacional, el ms poderoso pareca ser

    El Mercurio/Lord Cochrane, con 9 diarios a lo largo de Chile (hoy edita 15), y junto

    con Zig Zag ejercan en la prctica el monopolio del negocio revistero nacional. A su

    vez, El Mercurio, SOPESUR y COPESA controlaban el 80 por ciento de la

    produccin nacional de diarios, con una tirada superior a los 500 mil ejemplares.

    Ese gigantesco aparato publicitario confeccion y difundi, por iniciativa

    norteamericana, la bien denominada Campaa del Terror que se puso en marcha en

    las elecciones presidenciales de 1964. Despus del golpe militar del '73 se supo

    cmo la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) invent, financi,

    prest asistencia tcnica y pag a periodistas para que mintieran descaradamente.

    El episodio se repetira durante los tres aos del gobierno allendista.

    Para las elecciones presidenciales de 1970 se frustr el orquestado empeo

    publicitario contra la coalicin de la Unidad Popular, pero aquellos medios volvieron

    a colocarse a las rdenes de la CA para impedir que Allende asumiera el poder. En

    el perodo de septiembre a noviembre de 1970, entre la eleccin presidencial y la

    transmisin del mando, la extrema derecha procur -con la pasividad demcrata

    cristiana- el llamado "golpe legal", consistente en que el Congreso Nacional

    designara presidente a Jorge Alessandri Rodrguez, segundo en los comicios.

    Una vez elegido Salvador Allende, el presidente de Estados Unidos, Richard

    Nixon, se apresur a advertir: La eleccin de un presidente socialista puede tener

    profundas implicaciones no slo para su pueblo, sino tambin para el sistema

    interamericano. La legitimidad de este gobierno no est cuestionaba, pero su

    ideologa puede influir en sus acciones. De estas afirmaciones se deduca: a) Un

    adelanto del "gobierno mundial" que hoy quiere practicar Washington con

    la dictacin de leyes extraterritoriales; b) No se puede "pensar" ms que como

    capitalista; y c) No puede existir otro sistema que no sea el capitalista. Allende y

    la Unidad Popular rechazaron enrgicamente tales pretensiones de pontificar

    sobre el destino de Chile, mientras las palabras de Nixon coincidan con el nuevo

    plan de provocar un golpe militar mediante el secuestro del comandante en jefe del

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    Ejrcito, general Rene Schneider. De fuente norteamericana, se sabe que la CIA

    entreg incluso armas a quienes terminaron asesinando al general Schneider. La

    prensa anti allendista estaba tan comprometida en el complot, que propag,

    desconcertada, la falacia incongruente de un "infiltrado socialista" entre los

    criminales.

    Etapa de guerra psicolgica

    Instalado el gobierno de Salvador Allende, se agudiz de manera intensa la

    lucha ideolgica, como efecto de los cambios estructurales considerados un

    trnsito hacia el socialismo, de la real participacin de las masas en las decisiones y

    del terror/pnico de la oligarqua financiera de perder parte de sus privilegios.

    Junto con las manifestaciones poltico partidarias en el parlamento y otras

    instancias, la expresin ms tenaz y eficiente de aquella guerra psicolgica fueron

    los medios de comunicacin masiva.

    El sabotaje econmico, el desabastecimiento deliberado por los productores y

    un virtual bloqueo financiero internacional, acompaaron una renovada campaa

    publicitaria ahora perfectamente planificada y provista de abundantes dlares. Los

    temas en ese campo fueron, entre otros, entregar al pblico la sensacin de

    desgobierno, descrdito de las autoridades (en primer trmino, del Presidente),

    fomento de la violencia, difusin de inexistentes amenazas a los poderes legislativo

    y judicial y, la mentira mayor, una carencia de libertad de prensa en Chile.

    Resulta increble que todava haya gente que sigue repitiendo esas

    paparruchadas, a 23 aos del golpe y despus que el Senado de Estados unidos

    dej claro en 1974 que todo fue inventado para crear las condiciones del

    derrocamiento de Allende. El informe "Covert Action in Chile" (*), emitido por el

    comit presidido por Frank Church e integrado por otros diez senadores, seala

    con meridiana claridad que la CIA soborn (lase, compr) a ejecutivos y

    periodistas de El Mercurio; que fund publicaciones como el diario Tribuna, la

    revista Sepa, entre otras; y que en los hechos infiltr a lo menos la mitad del

    mundo periodstico entre 1970-73.

    La infiltracin del periodismo fue comenzada muchos aos antes por la CIA.

    En su investigacin de documentos secretos recientemente desclasificados por el

    gobierno norteamericano (Soberanos e Intervenidos), Joan E. Garcs concluye que

    en junio de 1964 la CIA produca 24 informativos radiales diarios en Santiago y

    provincias, 26 programas de "debate" por semana y subsidiaba a "medios de

    informacin afines".

    En referencia directa a la accin de la CIA en 1970-73, el "Informe Church"

    apunta, por ejemplo:

  • Pgina 24 de 431

    - "Inclua un grupo de apoyo periodstico que suministraba artculos sobre

    poltica, editoriales y noticias para colocar en la prensa y en la radio".

    - "Otro de los proyectos proporcionaba fondos para fichas (nombre

    eufemstico de agentes) individuales en la prensa".

    - "Otras fichas, empleados todos de El Mercurio, permitan que la Estacin

    CIA publicara ms de un editorial al da basado en sus orientaciones"

    - "La campaa de propaganda tena varios componentes. Las predicciones del

    colapso econmico con Allende eran reproducidas por peridicos europeos y

    latinoamericanos en artculos originales de la CIA".

    - "El Mercurio fue uno de los principales canales de propaganda en 1970-73,

    como lo haba sido en las elecciones de 1970 y en el perodo anterior a la posesin

    de Allende" (4/11/70).

    Circulacin de diarios pro

    gobierno ao 1972

    Diario Ejemplares

    Clarn 220.000

    El Siglo 29.000

    Puro Chile 25.000

    La Nacin 21.000

    ltima Hora 17.000

    Total 312.000

    Circulacin de diarios de

    oposicin ao 1972 *

    La tercera 820.0

    00

    El mercurio 126.0

    00

    Las ultimas noticias 81.00

    0

    La segunda 55.00

    0

    Tribuna 40.00

    0

    La prensa 29.00

  • Pgina 25 de 431

    0

    Total 541.0

    00

    Ahora bien, ni las fichas ni los empresarios de la noticia hicieron su labor gratis, pese a que supona la defensa de sus intereses. El Informe Church

    proporciona algunas cifras aprobadas por el Comit 40 (*) para las operaciones

    ilegales en Chile. He aqu algo del reparto de dlares:

    1970

    marzo 25: El Comit aprueba 125.000 dlares para "operacin de

    descrdito de la Unidad Popular".

    Junio 87: Se acuerdan 300.000 dlares adicionales.

    septiembre 9: Se aprueban 700.000 dlares para El Mercurio.

    1972

    abril 11: Otros 965.000 dlares para El Mercurio.

    Entre 1965 y 1973 -asegura el Comit Church- se gastaron en Chile 12

    millones 300 mil dlares solamente en el "rubro prensa".

    Libertad/Libertinaje

    Durante la etapa de preparacin del golpe, hubo en Chile irrestricta libertad

    de prensa y de expresin y, desde luego, no se elabor una nueva legislacin sobre

    el tema. La supuesta opresin del periodismo fue una ficcin que se estrellaba

    contra la realidad, pero igualmente proclamada como "verdad" por El Mercurio, Las

    Ultimas Noticias, La Segunda, La Tercera, Tribuna (creadas con fondos CIA) y,

    ms sibilinamente, por La Prensa.

    Todos estos diarios de oposicin al gobierno de la poca tenan una tirada

    aproximada de 540.000 ejemplares, a los que debe agregarse el efecto

    multiplicador de tres lectores por peridico. Los medios que respaldaban al

    gobierno de Salvador Allende se haban incrementado con el matutino

    gubernamental La Nacin, el nuevo diario Puro Chile y con Clarn, que haba

    abandonado su dicotoma. Con todo, agregados El Siglo y Las Noticias de Ultima

    Hora, la tirada total se acercaba slo a los 350.000 ejemplares.

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    Sin embargo, la correlacin de fuerza comunicacional vari ms en el campo

    de la radiodifusin, rea en que los sectores populares llegaron a controlar 40

    radioemisoras contra 115 de la oposicin. Entre las 40 radios proclives al gobierno

    constitucional se registra, por primera vez, la propiedad de partidos polticos y

    organizaciones sociales. Por ejemplo, el Partido Socialista adquiri la radio

    Corporacin; el Partido Comunista, la radio Magallanes; la Central nica de

    Trabajadores (CUT), sac al aire la radio Lus Emilio Recabarren; el Movimiento de

    Izquierda Revolucionaria (MIR) adquiri una estacin local denominada entonces

    radio Nacional; y el partido Radical tuvo la emisora Del Pacfico.

    En estos trminos debera adicionarse al gobierno 11 peridicos provinciales,

    alrededor de un centenar de revistas, particularmente las de Editorial Quimant,

    empresa editora del estado, y los canales de televisin estatal y de la Universidad

    de Chile.

    Como sea, en esos tiempos de libertad de expresin la oposicin conservadora

    practic el periodismo ms inmoral que haya conocido Chile, plagado de mentiras

    fabulosas, de insultos acompaados de lenguaje soez y, por cierto, orientado a

    objetivos carentes de tica, como la ruptura del orden constitucional. Esa prensa

    impuso un estilo que cay de lleno en el libertinaje y que, lamentablemente, fue

    imitado parcialmente por los peridicos progresistas, donde algunos incluso

    procuraron superar al adversario en el reemplazo de los argumentos por los

    insultos, las palabras gruesas o el lenguaje delictual.

    Al terminar la dictadura de Pinochet, el Colegio de Periodistas procur hacer

    un balance de la actitud de la prensa en el perodo pregolpe. La conclusin bsica

    fue que unos y otros cometieron el error de incrementar una suerte de caos

    nacional que habra coadyuvado a la ruptura de la institucionalidad.

    Esa deduccin nos parece profundamente equivocada y tiene origen,

    seguramente, en la circunstancia que los analistas observaron un tanto

    mecnicamente los contenidos de aquellas dos trincheras polticas. Es decir, no

    consideraron el asunto desde un punto de vista tico, pues uno de esos

    combatientes quera mantener lo que se haba ganado democrticamente en las

    urnas, en tanto que el otro bando persegua lo que cualquiera poda adivinar: un pas

    sin libertades y teido por el rojo sangre de millares de muertos con violencia.

    Operacin silencio

    El silenciamiento de la prensa comenz en la maana misma del 11 de

    septiembre de 1973, cuando el Bando N 1 orden cerrar a los peridicos y decret

    la mudez para las radios, so pena de represalias fsicas que siempre se cumplieron.

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    Mucha gente estaba comprometida con el golpe militar y uno de ellos fue el

    entonces presidente del Colegio de Periodistas, Carlos Seplveda Vergara, quien

    pas a dirigir el primer diario de los golpistas, La Patria, reemplazado despus por

    El Cronista, dos sustitutos de corta vida de La Nacin. En la vergenza de esa

    aventura, Seplveda fue acompaado por otros consejeros.

    Sin plantearse una competencia macabra, puede afirmarse que los

    periodistas, proporcionalmente, fueron terriblemente perseguidos por la tirana. La

    Federacin Latinoamericana de Periodistas (FELAP) registraba en 1976 una cifra

    de 20 periodistas y comunicadores asesinados o desaparecidos. En los aos

    siguientes la nmina se increment con nuevos asesinatos, entre ellos el homicidio

    de Jos Carrasco, ocurrido el 8 de septiembre de 1986, todava impune, como los

    dems crmenes. En el balance de los agravios se cuenta el medio centenar de

    periodistas convertidos en prisioneros de guerra, alrededor de 500 exiliados y un

    millar de desempleados.

    La censura, el trmino de las libertades pblicas y la violacin de todos los

    derechos humanos, enmarcaron la creacin de una prensa uniformada que por ms

    de tres lustros difundi la mentira oficial de cada da. Pasaran muchos aos antes

    que pudiera emerger una prensa opositora, aunque sujeta a la arbitrariedad,

    incluida la clausura y la amenaza permanente.

    Conformar ese modelo de prensa fue fcil, pues slo permanecieron los

    medios que respaldaron el golpe, en tanto que los otros desaparecieron junto con la

    apropiacin de sus bienes, y simultneamente con la proscripcin de los partidos

    polticos, de los sindicatos, de las organizaciones sociales y hasta de los colegios

    profesionales, aunque varios tambin propiciaron la ruptura institucional.

    Robo de la maquinaria

    La supresin de cualquier expresin opositora y el inmovilismo social

    impuestos a sangre y fuego se unieron a una medida cuyas secuelas permanecen: el

    saqueo y un gigantesco robo de los bienes de las vctimas, iniciado con el hurto de

    los objetos materiales pertenecientes al presidente Allende.

    Partidos polticos, sindicatos y personas naturales fueron despojados de 111

    propiedades, lase bienes inmuebles, y de una cantidad imprecisa de bienes

    muebles. Los robos recrudecieron al aparecer la siniestra Direccin Nacional de

    Inteligencia (DINA). Cuando en 1991 se procur sistematizar la magnitud del botn

    para efectos de eventuales devoluciones o indemnizaciones, se registr a 23

    personas naturales o jurdicas robadas.

    Calculado con valores de 1973, este gigantesco botn del golpismo asciende a

    20.200 millones de pesos. Mas, cuntos asesinados no pudieron reclamar sus

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    automviles u otros bienes? Cuntos saqueos, como el del ex Congreso Nacional,

    no han podido ser aclarados?

    Todos los partidos de la Unidad Popular, ms la Democracia Cristiana, fueron

    robados y en muchas ocasiones la exaccin correspondi a recintos o instalaciones

    de medios de comunicacin.

    Junto con la clausura, El Siglo, Puro Chile, Las Noticias de Ultima Hora, Punto

    Final y otros medios, perdieron simultneamente sus bienes. Al Partido Socialista

    se le quit radio Corporacin y la infraestructura de su cadena nacional,

    instalaciones que pasaron al Ejrcito y despus, a la emisora oficial de la dictadura,

    la nueva radio Nacional.

    De igual manera se procedi con las imprentas del Partido Comunista, con 40

    radios clausuradas y con las propiedades e imprentas de la empresa editora de

    Clarn. Ninguno de estos robos ha sido reparado hasta hoy. Los disidentes no

    tienen expresin.

    Todo lo reseado constituye un fundamento para afirmar que hoy, terminando

    el ao 1996, no existe todava en Chile una autntica libertad de expresin y de

    informacin, carencia acentuada por la concentracin de la propiedad y de los

    contenidos de los rganos informativos, rasgo que impide el pluralismo.

    Contrariamente a lo que ocurra en la segunda mitad de los '60 y en los tres

    aos de la Unidad Popular, los disidentes del modelo ideolgico de dominacin

    imperante no tienen voz. Una mayora de la poblacin est impedida de expresarse

    en la comunicacin masiva, mientras tribunales militares refuerzan la limitacin de

    la libertad informativa al juzgar en tiempos de paz a periodistas y medios.

    Los periodistas, que de algn modo sobrevivieron a la tirana ms sangrienta

    de la historia de Chile, y sobre todo las generaciones de jvenes informadores,

    estn llamados a luchar por restablecer aqu el derecho del pueblo a ser informado

    veraz y oportunamente.

    Notas:

    * El documento, cuyo nombre se traduce como "Accin Encubierta, en Chile",

    fue publicado en Bogot, Colombia, 1976, edicin de Carlos Valencia, con el ttulo

    "La CIA: 10 Aos contra Chile".

    * Fuente: Oficina de Informacin y Radio difusin de la Presidencia de la

    Repblica (OER). Reproducido en Chile Hoy, N 14, semana del 7 al 13 de julio de

    1972.

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    * El comit estaba integrado por el Asistente del Presidente para Seguridad;

    el Subsecretario de Estado, el Secretario Adjunto de Defensa, el Director del

    Estado Mayor Conjunto y, naturalmente, el Director de la CIA.

    Hernn Uribe es profesor de la Universidad de La Repblica, subdirector de

    la revista Punto Final y presidente de la Comisin Latinoamericana Investigadora

    de Atentados a Periodistas (CIAP-FELAP), autor de cuatro libros y de 30 ensayos,

    dirigente del Consejo Nacional del Colegio de Periodistas en seis perodos.

    Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile: Fulgor y muerte de una quimera

    por Doris Jimnez, en colaboracin con Catalina Olavarra y Pablo Vergara

    "Aunque los pasos toquen mil

    aos este sitio,

    no borrarn la sangre

    de los que aqu cayeron.

    Y no se extinguir

    la hora en que caste

    aunque miles de voces

    crucen este silencio..."

    Pablo Neruda.

    Por el barrio Plaza Italia, en Belgrado 10, funciona la actual Escuela de

    Periodismo de la Universidad de Chile. Sobre uno de los muros del local, en una

    placa de cobre, el poema de Neruda parece resumir el destino del sueo que hace

    44 aos el gremio de los periodistas logr concretar: dar rango universitario a su

    profesin.

    En Belgrado 10, ex cuartel general de la DINA y el CNI, signada por el

    tecnicismo de "carrera terminal", la Escuela de Periodismo de la Universidad de

    Chile, la primera creada en el pas, espera el anuncio oficial de su cierre definitivo

    entre rumores y desmentidos.

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    Se gesta una quimera

    Es en los albores del siglo XX cuando el "periodismo" comienza a visualizarse

    como un "discurso" autnomo, que remite a su estudio y sistematizacin. En 1908,

    se crea en Columbia (Missouri) la primera escuela, y ya al trmino de la Gran

    Guerra, existen, en Estados Unidos y Europa, ms de 60 escuelas universitarias o

    departamentos dedicados a la enseanza de la disciplina.

    Entre las dcadas del treinta y cuarenta, la idea germina en Amrica Latina.

    El 27 de abril de 1954, en la ciudad argentina de La Plata, abre sus puertas la

    primera escuela de periodismo del continente. La siguen Brasil, Mxico, Cuba,

    Ecuador, Venezuela y Guatemala.

    En Chile se vive un turbulento clima. Gabriel Gonzlez Videla enva a la

    ilegalidad a su ex aliado, el Partido Comunista. La efervescencia poltica se traduce

    en intensa actividad gremial. En el sector de la prensa se lucha por concretar dos

    aspiraciones: crear el Colegio de la orden, para reglamentar la profesin, y fundar

    una escuela de periodismo que otorgue grado universitario a la actividad.

    Ambas propuestas se presentan, en 1948, en el Congreso de Periodistas de

    Arica y en el Primer Congreso Mundial de Periodistas, que se realiza en Santiago en

    diciembre de 1952.

    El periodista nace o se hace?

    Hasta entonces, el periodismo se nutre de escritores, abogados, polticos o

    de aquellos que se forman en el trabajo prctico de redacciones y talleres. Un halo

    de aventura y bohemia se desprende de la profesin.

    La prensa santiaguina recoge la virulenta polmica que desata la iniciativa de

    crear una escuela universitaria. Muchos profesionales consideran una atrocidad que

    el periodismo pueda ensearse. Lo que determina a un buen periodista son las

    condiciones naturales del individuo, su estilo y "olfato periodstico'. (*)

    "...Algunos viejos profesionales -responde Ernesto Montenegro en las Ultimas Noticias del 31 de agosto de 1953- dicen que la idea de convertir en periodistas a todos los que aspiren a serlo es absurda, pues el buen periodista es el que se ha formado en la libre competencia, por el saludable proceso de eliminacin de los incapaces..."

    "una escuela universitaria tiene otros objetivos. En tal escuela se puede afinar el instrumento capital del periodista, que es la pluma; o para hablar con mayor propiedad, su capacidad, la precisin y eficacia que debe tener el estilo

  • Pgina 31 de 431

    periodstico. No hay exageracin en decir que la mitad del vocabulario es de uso incorrecto y la otra mitad enteramente innecesarias..."

    Una Escuela de Periodismo bien programada une la formacin tcnica con la

    intelectual. La inteligencia del periodista, robustecida con un bagaje de

    conocimientos "...le habilita para juzgar con ms certeza y para criticar con ms justicia..." Tambin permite acceder a una formacin tica. "...El alto periodismo debe ser una escuela de integridad moral, de respeto por la verdad, de urbanidad y tolerancia bien entendida..."

    El sueo hecho realidad

    La controversia, que se prolonga hasta hoy, no desanima a la directiva del

    Crculo de Periodistas de Santiago, que encabezada por su presidente, Juan Emilio

    Pacull, logra adherir al proyecto al rector de la Universidad de Chile, Juvenal

    Hernndez, y consigue en la Comisin de Legislacin y Justicia de la Cmara de

    Diputados, los cuatro millones de pesos necesarios para concretarlo.

    El mircoles 28 de mayo de 1952, el artculo 212 de la ley No. 10.345,

    autoriza la creacin de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile. Dos

    aos ms tarde, en 1956, se funda el Colegio de la orden.

    Integrada a la Facultad de Filosofa y Educacin, el 20 de abril de 1955, en un

    local provisional de San Antonio 265, la Escuela de Periodismo, bajo la direccin de

    Ernesto Montenegro, recibe a su primer contingente de estudiantes.

    Esa maana, cuarenta alumnos -25 hombres y 15 mujeres- cuyas edades

    fluctan entre 18 y 40 aos, escuchan emocionados su primera clase de

    Introduccin al Periodismo, en la que Ramn Cortez Ponce explica las

    caractersticas del trabajo reporteril. Entre ellos, figura Elmo Cataln Avils, que

    a fines de los 60 es asesinado en los sucesos de la guerrilla boliviana.

    La Escuela se consolida

    En ese primer perodo, el programa de estudios se orienta hacia materias

    instrumentales de la profesin y se apoya en charlas, visitas y actividades

    prcticas. El traslado, en 1954, a la Escuela de Economa, incentiva la expectativa

    de un local propio. Jos Luis Recart, que preside el recin formado centro de

    alumnos, se entrevista con la dama venezolana Clara Rosa Otero, que representa en

    Chile a la Fundacin Henrique Otero Vizcarrondo, creada en honor de su padre,

    editor del diario El Nacional de Caracas.

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    Doa Clara Rosa dona 16 millones de pesos, la tercera parte de los 48 millones

    del costo total de la obra, que la Sociedad Constructora de Establecimientos

    Educacionales, se encarga de levantar en una superficie de 1800 m2 del barrio

    uoa, bajo la supervisin del arquitecto Jorge Costaval.

    Al lado del Pedaggico, en la calle Los Aromos, el 26 de abril de 1954, se

    instala la "primera piedra", en cuyo interior, el rector Juan Gmez Millas, deposita

    un tubo de bronce con una copia del acta constitutiva.

    La Nacin resea al da siguiente, las palabras de la seora Clara Rosa Otero:

    "... Es para m motivo de honda satisfaccin el que se me haya brindado la

    oportunidad de rendir, a la memoria de mi padre, el mejor homenaje al donar, en su

    nombre, a la Universidad de Chile, el edificio de la Escuela de Periodismo...".

    En el local de "Los Aromos"

    El 30 de octubre de 1956, Santiago del Campo, director subrogante, recibe

    oficialmente a los 120 alumnos que se incorporan al nuevo plantel: "...porque

    sabemos que el periodismo es no slo una profesin, sino una ciencia, un arte y un

    destino, porque la prensa entraa una responsabilidad social y una actitud moral.

    Por todo eso estamos hoy aqu reunidos, en medio de esta construccin joven, junto

    a la juventud que habr de tomar maana el pulso de las noticias y el ritmo del

    pensamiento y de la conciencia de la patria. Seoras y seores, gracias por estar

    asistiendo como padrinos y "testigos en el bautismo de este nio de cemento y

    cristales que es la Escuela de Periodismo de la U. de Chile..."

    Ese mismo ao egresa la primera promocin: once de los cuarenta alumnos que

    ingresaron a primer ao logran terminar; resta an "un hueso duro de roer":

    obtener de la Universidad, el reconocimiento del ttulo profesional. Slo en 1961, el

    reglamento 5.453 fija las normas de titulacin.

    A Montenegro suceden en el cargo Santiago del Campo, Guillermo Feli y

    Ramn Cortz. Su aporte fortalece la profesin y enfatiza la formacin de buenos

    reporteros: fotografa, cine, radio y televisin se incorporan a la malla curricular.

    Caracteriza a este perodo la fuerte unin entre la Escuela y las

    organizaciones gremiales. El ao 1957, el Crculo de Periodistas acepta como socios

    cooperadores a los alumnos de segundo, tercero y cuarto ao, permitindoles hacer

    uso de algunos de los servicios sin pagar cuotas. El propsito es que los estudiantes

    se vinculen con las organizaciones de la profesin.

    Tanto el Colegio como el Crculo auspician foros en los que participan alumnos

    y periodistas colegiados. El 13 de octubre de 1959, se inicia -con el apoyo de todos

    los medios- la Semana Periodstica. La actividad central es la "mesa redonda" en

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    que los "viejos periodistas", junto a la nueva generacin, debaten los mtodos de

    enseanza y el futuro de la profesin. El baile y la eleccin de la reina clausuran

    estos siete das de fiesta del periodismo nacional.

    De los sesenta al golpe militar

    Con la repentina muerte de Ramn Cortez, se inicia la dcada de Mario Planet.

    El recuerdo de los "sesenta" remite al "sueo del hombre feliz". Los jvenes exigen

    el cambio de la historia; su consigna es participacin.

    Las transformaciones polticas y la polarizacin ideolgica que signan al pas

    se reflejan en la Universidad. En 1971 la Comisin de Reforma de la Escuela, seala,

    que el proceso se inspira "...en el propsito de superar las condiciones sociales y culturales negativas que vive actualmente el pas..."

    La Escuela se convierte en Departamento de Ciencias y Tcnicas de la

    Comunicacin y se integra a la Facultad de Ciencias Sociales, cuyo decanato asume

    Mario Planet.

    Bajo el lema: "Dar voz a los sin voz", se crea en agosto del '72, en el local de

    Los Aromos, la Escuela Vespertina para Trabajadores. Alumnos del ltimo ao se

    hacen cargo de las ctedras: los anima el propsito de guiar la labor de extensin

    del Departamento hacia sectores que no tienen acceso a los medios de

    comunicacin. Esta actividad se mantiene hasta Julio de 1973.

    Juan Rojo de la Rosa dirige el Departamento hasta el 11 de septiembre del

    '75, da en que se hace cargo de la Facultad, y de toda la sede Oriente, el

    uniformado "fiscal coordinador" Gustavo Reyes Romn, quien destituye al Director

    y designa en su lugar a Gonzalo Bertrn. "...Como casi todos los directores de la Facultad -recuerda Juan Rojo- fui destituido y sometido a sumario. Luego de ser aprobada mi rendicin de cuentas, volv a la Escuela a retirar mis objetos personales. En la puerta fui interpelado por Manfredo Mayol -que acompaaba al nuevo Director- y que por la fuerza intent negarme el ingreso al plantel..."

    De "Los Aromos" al cuartel de la DINA

    El paso de Bertrn como director inicia una nueva etapa, que se afianza con su

    sucesor, el ingeniero civil Enrique Eduardo Latorre Gaete, profesor de periodismo

    cientfico desde 1974. Chile vive, bajo la dictadura multar, tiempos de dolor y

    miedo. La Universidad y la Escuela, como el resto del pas, son vctimas de

    represin y arbitrariedad. Para Pinochet, el Campus Macul resulta un foco

    subversivo, y decide aislar todas las carreras que no se vinculan con pedagoga.

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    En 1981, se ordena a la Escuela de Periodismo desalojar su local y trasladarse

    a Diagonal Paraguay 253 (al poco tiempo el Colegio se transforma en Asociacin

    Gremial) "...Nuestro traslado fue en condiciones muy singulares, que incluso estn

    por escrito, cuenta el profesor Latorre: El compromiso era por un ao, a lo sumo

    dos. Nos iban a edificar una escuela en La Placa que est frente al Hospital de La

    Catlica. Luego, cambi el rector, despus se vendi La Placa y todo qued en nada,

    como han quedado muchas cosas en la Universidad..."

    "Al regreso de vacaciones en 1981 -recuerda Rubn Andino, alumno del ltimo ao- nos enteramos del traslado. El local, una Torre de 5 pisos, es una verdadera ratonera en que nos ahogan con bombas lacrimgenas ante cualquier manifestacin. Creo que el cambio consigue disgregar a Periodismo del resto de la Universidad..."

    En 1986, en el perodo de Mara Eugenia Oyarzn, con un sahumerio de

    iniciacin, se confina a la Escuela al ex cuartel general del "Mamo Contreras", que

    despus hereda la CNI. La pintura y el remozo no logran ocultar el horror que fluye

    de Belgrado 10. (*)

    La donacin: una comedia de equivocaciones

    El retorno a la democracia revive el entusiasmo. En el marco de la celebracin

    de los 40 aos de la Escuela, Sergio Prenafeta Yenkins, director en esa poca,

    recibe la solicitud de los ex alumnos de iniciar alguna gestin para recuperar el

    antiguo local, que se traspas a la Universidad Metropolitana. La aspiracin es

    crear en l un Museo del Periodismo.

    "...Hice varias gestiones, todas paralelas -cuenta Prenafeta-. Inicialmente, trat de encontrar informacin exacta, ya que los archivos de la Escuela no dicen nada al respecto. Me dirig a la direccin de arquitectura de la Universidad, donde existe un catastro total de los bienes que tiene y ha tenido la entidad. No hay informacin.

    "En entrevista con la Sra. Caffarena, la abogado que llevaba los asuntos de la Fundacin, me enter que manejaba otros asuntos, no los referidos a Periodismo. Ella me orient hacia otra persona, el abogado que supuestamente particip en estos asuntos, pero l haba muerto y su bufete termin.

    "Me dirig a la divisin jurdica de la. Universidad, pues exista la idea de que esa casa haba sido donada a la Chile. All hay un ordenamiento muy preciso, pero no existe escritura pblica de la donacin, nunca hubo escritura. Incluso buscamos en el Conservador de Bienes Races de Santiago los aos en que ms o menos pudo haber sido hecho este documento. Nunca se encontr nada, no existe, ni por el tem de Universidad de Chile, ni de Escuela de Periodismo, ni por fundacin

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    extranjera. Ahora, no puedo entrar a suponer que se quem esas cosas cuando hubo cambios en la Universidad; no me cabe.

    "Ese fue el triste episodio de lo que yo llamara "una comedia de equivocaciones. No existe ningn documento legal. Que la donacin existi, s, porque sali en los diarios, pero eso no est registrado en parte alguna. Por lo tanto, no podamos reclamarle a la Universidad Metropolitana, que hered esto como una suerte de presente griego y decirles: "Seores, aqu hubo un error, tienen que devolver el local"

    De la "toma" a la desesperanza

    Con frecuencia nos preguntamos el por qu del "nihilismo" de los jvenes de

    hoy. En este texto de Pablo Vergara, Presidente de Centro y participante en la

    "toma" de 1994, tal vez hay ms de una razn:

    "Los cuarenta y tantos aos de la Escuela de Periodismo de la Universidad de

    Chile se notan. Algo as como un cansancio, un aletargamiento. Confusin, estafa,

    desilusin; adjetivos todos que algo de verdad tienen. Lo cierto es que las

    generaciones que salgan de esa escuela durante la presente dcada no guardarn

    un recuerdo amoroso de su paso por la Universidad. El antiguo cario se desdibuja

    y da paso al odio, al querer olvidarse. Los culpables? En orden alfabtico, suman

    varas pginas. Nosotros mismos incluidos.

    "El problema tal vez se inicie al momento de leer en el diario que la

    universidad de Chile imparte Periodismo. La oferta de la Universidad es ma: lo que

    la Universidad hace por concretar esa oferta es otra cosa. Una verdad

    desalentadora que ha motivado paros, tomas y firmas de acuerdos. El ltimo de

    ellos, en noviembre de 1994, con el decano Mario Orellana, en una facultad a un

    paso de ser tomada por todos sus estudiantes, en solidaridad con los futuros

    periodistas.

    "Las esperanzas suelen ser vanas: no hubo cambio de profesores, no hubo plan

    de desarrollo, no hubo edificio para la nueva escuela en Macul (y la vuelta, al fin, a

    la tierra prometida donde Periodismo, all por los sesenta, fue lo que debera ser).

    Ni siquiera vimos a un periodista en la Direccin: un neurlogo se afanaba en

    entender los pro y los contra de tener una Escuela de Periodismo. Ni siquiera un

    borrn histrico: las autoridades dieron vuelta en la hoja del acuerdo un frasco de

    tinta y no se acordaron ms de sus promesas, como no fuera para echarle una

    manito de pintura a los ya desvencijados muros o deshacerse de una alfombra que

    les molestaba en sus bodegas, apisonndola en el suelo de Belgrado.

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    Tinta, papel y optimismo...?

    "La, pregunta es cuestin de tiempo: interesa este cuento? Y si es as, le

    interesa a quienes debe interesarle? Las autoridades universitarias slo se han

    esmerado en rasgar vestiduras cada vez que Periodismo sale por los diarios:

    preocupacin a la vista de quien desee mirarla. Pero sus intenciones se agotan ah:

    jams Lavados, jams Orellana, jams nadie. A estas alturas, ya debiramos

    saberlo.

    "Mientras se escribe esto, desde Casa Central llegan los eternos rumores: la

    carrera se cierra el prximo ao y slo habr ingreso de alumnos va Bachillerato.

    "Carrera terminada", es el tecnicismo. Tarda demostracin de sinceridad, en

    realidad. Autoridades a las que jams les interes el papel (n) que estaban

    haciendo en el mbito de las comunicaciones decidiendo cortar la vocacin de

    quienes desean estudiar periodismo. Autoridades de una universidad casi

    democrtica decidiendo por quienes debieran, al menos, estar enterados de las

    alternativas en la mesa. Carrera terminal. La universidad reciclando a los cientos

    de licenciados que mantiene en sus aulas para tratar de hacer un "producto" ms

    rentable como si el futuro slo fueran las tecnologas y la diversificacin, la

    preparacin de cuadros profesionales por hornadas. El computador -y esa Internet

    con que se lavan la boca- encima del pensamiento, de la tica.

    "Hasta es posible que no cierren la carrera y que todo sea un rumor. Sin

    embargo, tarde o temprano ocurrir: las pocas actuales ms que duras son

    confusas; el Estado hace lo posible por autodestruirse y una Universidad nacional

    opta por colocarse al margen de las necesidades de su gente, prestndole su

    bandera a exportadores de frutas, isapres y fondos de pensiones. El futuro no es

    negro, pero al menos complicado. Cuando una universidad renuncia a pensar su

    sociedad, acaso es hora de bajar la cortina por un rato".

    Fuentes:

    CARRIL TORRES, Hermgenes; SOTO CASALT, Pedro: "Treinta Aos de la

    Escuela de Periodismo"; Seminario de Tesis, Escuela de Periodismo, Universidad de

    Chile. Profesores guas: Luis Ochoa Ballesteros, Myriam Orellana Santana.

    Santiago, 1984.

    CABRERA FERRADA, Alejandro: "Vendedores de Sol", Pays Ltda. Santiago,

    1994.

    Notas:

  • Pgina 37 de 431

    * Propper, Eugene; Branch, Taylor: "Labyrinth", Penguin Books Ltda. N.Y.,

    Estados Unidos, 1985, p. 459.

    * Existe la propuesta de poner a esta calle el nombre de Jos Carrasco Tapia.

    Doria Jimnez, periodista de la Universidad de Chile, trabaj en Canal 15

    hasta septiembre de 1975. Exiliada en Argentina y Venezuela, regres a Chile en

    1993.

    Catalina Olavarra y Pablo Vergara son egresados de Periodismo de la

    Universidad de Chile.

    "Los pueblos que olvidan su pasado son condenados a volver a vivirlo"

    por Otto Boye Soto

    "Quiere con rescate del terrible enemigo

    recuperar el cuerpo de su hijo,

    y con augustas exequias honrarlo".

    Viaje nocturno de Priamo Constantino Kavafis

    "Venezuela llora por el dolor de no haber podido hallar los restos del general

    Miranda que han quedado perdidos en la huesa comn de la prisin (*) en que expir

    este gran mrtir de la libertad americana. La Repblica los guardara con todo el

    honor que le es debido en este sitio que les ha sido destinado por Decreto del

    Presidente de ella, general don Joaqun Crespo, fechado el 2S de enero de 1895".

    Descubr este texto en Caracas, el 19 de septiembre de 1995, en ocasin de

    presentar al Presidente Rafael Caldera mis credenciales como embajador de Chile

    ante el gobierno de Venezuela.

    Despus de la ceremonia de rigor en el palacio presidencial de Miraflores,

    concurr, como se acostumbra en este acogedor pas, al solemne Panten, donde se

    encuentra la tumba de Simn Bolvar, el gran libertador de varias patrias

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    latinoamericanas, acompaado de la de otros insignes personajes venezolanos. En

    una ceremonia muy formal, deposit una corona de flores en ese lugar. Ah tuve una

    experiencia, vinculada al contenido de este libro, y que ahora quiero relatar.

    Durante los escasos minutos que dispuse para contemplar el solemne recinto,

    observ a la derecha del fretro de Bolvar una enorme tumba de mrmol, parecida

    a un altar, que estaba semi-abierta y ostensiblemente vaca. Su lpida se

    encontraba algo levantada, deliberadamente indicando la ausencia de su ocupante.

    Intrigado, comprob que era el lugar destinado al homenaje, recuerdo y descanso

    de los restos de Francisco de Miranda, otras de las clebres figuras de la

    independencia latinoamericana. A cierta distancia divis un texto explicativo

    grabado en la piedra, y aunque, dadas las circunstancias, slo pude leerlo

    rpidamente, me caus un profundo impacto. Pens en la situacin planteada en

    todo el mundo con las personas que desaparecen sin dejar huellas de sus restos

    mortales. Y, luego, sobrecogido por la emocin, evoqu a nuestros detenidos-

    desaparecidos. En aquellos instantes de recogimiento me dije a m mismo: los

    chilenos no podemos ni debemos olvidarlos, porque fueron, son y por siempre sern

    compatriotas nuestros, hijos de la misma tierra y de la misma nacin. Poco tiempo

    despus encontr la ocasin de transcribir el texto. Medit sobre los detalles de

    estas notables expresiones: casi un siglo despus de la desaparicin del General

    Francisco de Miranda, en 1895, otro general, don Joaqun Crespo, a la sazn

    presidente de Venezuela, habla por su nacin y declara que ella "llora por el dolor

    de no haber podido hallar los restos del general Miranda". Y otro siglo ms tarde,

    en el tiempo presente, del modo ms solemne que es dable imaginar, precisamente

    al lado de la tumba de su Libertador Simn Bolvar, Venezuela recuerda y llora a un

    gran "desaparecido", cuyos restos no pudieron ser encontrados.

    Esto impresiona a cualquiera, estoy seguro; pero debe conmover mucho ms a

    un chileno que sabe que en su pas, por hechos trgicos y siniestros, todava no

    completamente aclarados, desaparecieron centenares de compatriotas suyos y que,

    an habiendo aparecido despus los restos mortales de algunos de ellos, ocultos en

    verdaderas tumbas clandestinas, muchos, con alta probabilidad, jams sern

    hallados. Los que saben dnde estn se irn generalmente a la tumba -y

    presumiblemente al infierno-, guardando obstinadamente el secreto. Ante la

    pregunta de Dios: "Can, que has hecho de tu hermano?", responden: "Yo de mi

    hermano no s nada". Igual que hace 2.500 aos.

    Pero la inmensa mayora de los chilenos, podremos olvidarlos? Podr la

    nacin chilena como tal, la sociedad en su conjunto, conducirse como si nada

    hubiera pasado? Pienso que no. Y no slo eso. Creo, adems, que tenemos la

    responsabilidad de hacer los mayores esfuerzos para recordar a cada uno de ellos

    y las circunstancia de su desaparicin.

    S que hay muchos chilenos, la mayora de ellos de buena fe, que plantean el

    olvido como solucin. En su hora, vieron o consideraron el tema de lejos, tuvieron la

    suerte de no tener ni conocer victimas dentro de sus familias y simplemente

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    decidieron ignorarlo, porque no lo sintieron en carne propia. Otros, quizs con muy

    mala conciencia -y siempre con escasa generosidad, altura y coraje-, postulan

    igualmente el olvido para no tener que responder por lo que pensaron, hicieron o

    dejaron de hacer en este drama. Unos por pensar que el asunto no los toca y que,

    por eso mismo, les resulta abstracto, y los otros claramente interesados en eludir

    sus responsabilidades.

    Juntos suelen dar el mismo argumento: "el recuerdo de los detenidos

    desaparecidos pone en peligro la reconciliacin nacional porque reabre las heridas

    abiertas en un pasado cada vez ms lejano".

    Creo que los primeros hacen este alegato con desaprensin, pero sin maldad,

    mientras que los segundos abusan de una idea-fuerza, la reconciliacin, que en la

    prctica rechazan. La respuesta, por eso, no se dirige a estos ltimos. Lo har

    entonces para los primeros, recurriendo a otra experiencia.

    La viv en el sur de Alemania, en uno de los mltiples campos de concentracin

    establecidos por los nazis durante el gobierno de Hitler, el de Dachau, muy cercano

    a Munich. Al trmino del sobrecogedor recorrido y del agobio espiritual que

    produce la visin de tanto horror, se lee la siguiente reflexin: "Los pueblos que

    olvidan su pasado son condenados a volver a vivirlo".

    De esto se trata. El olvido de nuestro pasado, en verdad de todo nuestro

    pasado, con sus luces y sus sombras, generara una amenaza mayor para nuestro

    futuro que el camino del anlisis y el recuerdo sistemtico de todo lo vivido. Es

    preferible asumir algn dolor y conmover nuestras conciencias, que apagar la luz y

    vivir y moverse en la oscuridad. No en vano se lee en uno de los evangelios que la

    libertad ms profunda depende de la verdad ("la verdad os har libres" dice Jess,

    segn el evangelista Juan).

    No tengo duda alguna: a medida que vaya pasando el tiempo y vayan

    extinguindose por muerte natural, con castigo terrenal o sin l, los hechores de

    tantos crmenes horrendos, Chile tambin llorar con fuerza creciente el dolor de

    no haber podido encontrar los restos de sus hijos desaparecidos y les rendir

    homenaje permanente y digno. No podrn ni debern ser olvidados, porque fueron

    victimas de cegueras fanticas, de odios ideolgicos, de crueldades incalificables,

    que nunca ms debern repetirse en nuestra tierra.

    Al igual que otros pueblos que, sin ningn espritu de venganza, se niegan a

    olvidar -los judos ante el holocausto