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    CARTAS SOBRE LA MESA

    AGATHA CHRISTIE

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    INDICE

    GUA DEL LECTOR...................................................................................................................................3

    ADVERTENCIA DE LA AUTORA ...........................................................................................................4

    CAPTULO PRIMERO EL SEOR SHAITANA ......................................................................................5

    CAPTULO II COMIDA EN CASA DEL SEOR SHAITANA................................................................9

    CAPTULO III UNA PARTIDA DE BRIDGE ................................ ......................................................... 15

    CAPTULO IV EL PRIMER ASESINO? ................................................................................................21

    CAPTULO V EL SEGUNDO ASESINO? ................................ .............................................................28

    CAPTULO VI EL TERCER ASESINO?................................................................................................33

    CAPTULO VII EL CUARTO ASESINO? ................................ .............................................................37

    CAPTULO VIII CUL DE ELLOS? ................................ .....................................................................40

    CAPTULO IX EL DOCTOR ROBERTS.................................................................................................47

    CAPTULO X EL DOCTOR ROBERTS(CONTINUACIN)..................................................................54CAPTULO XI LA SEORA LORRIMER ..............................................................................................60

    CAPTULO XII ANNE MEREDITH........................................................................................................65

    CAPTULO XIII EL SEGUNDO VISITANTE............................ ................................ ............................. 70

    CAPTULO XIV EL TERCER VISITANTE ............................................................................................77

    CAPTULO XV EL MAYOR DESPARD.................................................................................................83

    CAPTULO XVI EL TESTIMONIO DE ELSIE BATT............................................................................88

    CAPTULO XVII EL TESTIMONIO DE RHODA DAWES ...................................................................92

    CAPTULO XVIII T EN EL ENTREACTO............................ ................................ ............................... 98

    CAPTULO XIX DELIBERACIN........................................................................................................103

    CAPTULO XX EL TESTIMONIO DE LA SEORA LUXMORE................................ ......................113

    CAPTULO XXI EL MAYOR DESPARD .............................................................................................118

    CAPTULO XXII LAS PRUEBAS DE COMBREACE ................................ ................................ .........122

    CAPTULO XXIII EL TESTIMONIO DE UN PAR DE MEDIAS DE SEDA.......................................124

    CAPTULO XXIV ELIMINACIN DE TRES ASESINOS? ...............................................................129

    CAPTULO XXV LA SEORA LORRIMER HABLA.........................................................................132

    CAPTULO XXVI LA VERDAD ...........................................................................................................135

    CAPTULO XXVII TESTIGO PRESENCIAL ................................ ....................................................... 140

    CAPTULO XXVIII SUICIDIO ................................ ................................ ..............................................143

    CAPTULO XXIX ACCIDENTE............................................................................................................150

    CAPTULO XXX ASESINATO..............................................................................................................155

    CAPTULO XXXI CARTAS SOBRE LA MESA ..................................................................................159

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    GUA DEL LECTOR

    En un orden alfabtico convencional relacionamosa continuacin los principales personajes que

    intervienen en esta obra

    ASTWELL: Asistenta de las seoritas Meredith y Dawes.

    BATT (Elsie): Doncella que fue de la seora Luxmore, viuda de unconocido botnico, supuesto asesinado.

    BATTLE: Superintendente y uno de los mejores elementos de Scotland

    Yard.BURGUESS: Agraciada muchacha, secretaria del doctor Roberts.

    DAWES (Rhoda): Amiga ntima de Meredith, con la cual convive.

    DESPARD (John): Mayor del ejrcito, joven, alto, distinguido.

    LORRIMER: Mujer elegante, sexagenaria, inteligente y muy culta.

    MEREDITH (Anne): Hermosa muchacha de veinte aos, de posicinmodesta, que vive a costa de Rhoda Dawes.

    O'CONNOR: Sargento de polica.

    OLIVER (Ariadne): Autora de novelas policacas, mujer elegante yfuribunda feminista.

    RACE: Coronel del Servicio Secreto.

    ROBERTS (Goffrey): Notable doctor y verdadero hombre de mundo.

    SHAITANA: Hombre enigmtico, rico y que es asesinado en su domicilio.

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    ADVERTENCIA DE LA AUTORA

    Existe la idea, bastante generalizada, de que una novela policaca tienecierto parecido a una carrera de caballos, pues como sta, toman la salida undeterminado nmero de participantes, igual que hacen los caballos y sus

    jinetes. Pueden ustedes apostar por el que prefieran. Pero, de comnacuerdo, el favorito suele ser precisamente el opuesto al que lo sera endichas carreras. En otras palabras: es un personaje completamente extrao ala cuestin. Localicen a quien parezca haber tenido oportunidades decometer el crimen y, en el noventa por ciento de los casos, habrn acertado.

    Como no quiero que mis fieles lectores desechen este libro condisgusto, prefiero advertirles de antemano que la novela que van a leer no es

    de la clase a que antes me refiero. Solamente hay en ella cuatroparticipantes, cada uno de los cuales, con arreglo a determinadascircunstancias, pudo haber cometido el asesinato. Esto elimina, por fuerza,el factor sorpresa. Sin embargo, puede existir, segn creo, pues cada una deellas ha delinquido ya y es capaz de realizar nuevos crmenes. Se trata decuatro caracteres completamente diferentes. El motivo que los impulsa alasesinato es inherente a la forma de ser de cada uno de ellos y, enconsecuencia, tambin lo es el mtodo empleado. Por lo tanto, lasdeducciones que se hagan deben ser totalmente psicolgicas; pero tal cosano deja de ser interesante, pues una vez que todo est dicho y hecho, es lamente del criminal lo que reviste mayor importancia.

    Debo decir, como argumento adicional en favor de esta novela, quefue uno de los casos favoritos de Hrcules Poirot. No obstante, su amigo, elcapitn Hastings, lo encontr muy insustancial cuando el detective se lorelat. Me agradara saber con quin de los dos estarn de acuerdo mislectores.

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    Captulo primero

    EL SEOR SHAITANA

    Mi apreciado monsieur Poirot!

    Era una voz suave y acariciadora; una voz usada deliberadamente comoinstrumento. En ella no haba nada impulsivo e impremeditado. Hrcules Poirot diomedia vuelta. Se inclin y estrech ceremoniosamente la mano que le tenda el otro.

    En los ojos del detective se reflej una expresin extraa. Poda decirse que aquelencuentro casual haba despertado en l una emocin experimentada en raras ocasiones.

    Mi estimado seor Shaitana dijo.Ambos callaron. Parecan dos duelistasen garde.

    Alrededor de ellos se arremolinaba, con sosiego, una masa de londinenseslnguidos y bien vestidos. Se oa el murmullo de las voces.

    Precioso...! Exquisito...!

    Son divinas, no te parece, querida?

    Se encontraban en la exposicin de cajas de rap que se celebraba en la WessexHouse. El precio de la entrada, una guinea, se destinaba a los hospitales de Londres.

    Qu agradable verle de nuevo! dijo el seor Shaitana. Escasea el trabajode colgar o guillotinar a la gente? Decae la actividad del mundo criminal... o va aocurrir aqu un robo esta misma tarde...? Sera estupendo.

    Siento decepcionarle, monsieur contest Poirot; pero mi presencia en estaexposicin se debe a motivos puramente particulares.

    La atencin del seor Shaitana recay, de momento, sobre una Adorable Jovencitaque llevaba unos apretados rizos en un lado de su cabeza y tres cucuruchos de pajanegra en el otro.

    Pero, cmo no vino a mi ltima fiesta? pregunt el seor Shaitana. Fue

    maravillosa! Gran cantidad de gente habl conmigo. Psmese! Hasta una seora medijo: Cmo est usted?, Adis y Muchsimas gracias; pero la pobre eraprovinciana, desde luego.

    Mientras la Adorable Jovencita contestaba adecuadamente a estas razones, Poirotestudi con detenimiento el hirsuto adorno que campeaba sobre el labio superior delseor Shaitana.

    Era un buen bigote; muy elegante. Tal vez nico bigote que en Londres podacompetir con el de monsieur Hrcules Poirot.

    Pero no es tan exuberante dijo para s mismo. No; no hay duda de que esinferior en todos los aspectos.Tout de mmellama la atencin.

    Toda la persona del seor Shaitana llamaba la atencin, pues tal era la intencin

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    del propio interesado. Quera que su aspecto fuera lo ms mefistoflico posible. Era altoy delgado, de cara larga y melanclica en la que resaltaban unas cejas fuertementeacentuadas y negras como el azabache. Llevaba un bigote con las puntas engomadas yuna perilla negra. Sus ropas eran obras de arte; de correctsimo corte, aunque con ciertoaire grotesco.

    Todo buen ingls, cuando topaba con l, senta un ardiente deseo de darle unpuntapi. Y decan para su capote con una singular falta de originalidad: Ah viene esemaldito dago1 de Shaitana.

    Las esposas, hijas, hermanos, tas, madres y hasta las abuelas de tales ingleses, sibien variaban las palabras de acuerdo con su propia generacin, solan decir tambinfrases parecidas a sta: Ya lo s, querida. Tiene un aspecto algo tremebundo, desdeluego. Pero es rico...! Y, da unas fiestas tan magnficas...! Adems, siempre tienealguna cosa divertida y maliciosa que contarte acerca de la gente.

    Nadie saba si el seor Shaitana era sudamericano, portugus, griego o decualquier otra de las nacionalidades despreciadas por los britnicos.

    Pero tres hechos eran ciertos por completo.

    Viva lujosamente en un costoso piso de Park Lane.

    Daba fiestas de todas clases: grandes, pequeas, macabras, respetables yextravagantes.

    Era un hombre a quien casi todos teman.

    Esto ltimo era difcil de expresar con palabras concretas. Tal vez era debido aque daba la sensacin de saber muchas cosas ms de las convenientes acerca de todo elmundo. Y a esto una un especial sentido del humor.

    La gente intua que era mejor no arriesgarse, ofendiendo al seor Shaitana.

    Aquella tarde, su humor le incitaba a fastidiar al hombre de aspecto ridculo,llamado Hrcules Poirot.

    De modo que un polica tambin necesita distraerse? observ. Se interesausted por el arte a una edad demasiado avanzada, monsieur Poirot.

    El detective sonri.

    Ya he visto que envi usted tres cajas de rap a la exposicin dijo.

    El seor Shaitana agit una mano con gesto de excusa.

    Algunas veces me dedico a comprar bagatelas. Deba usted venir un da por micasa. Tengo algunas piezas interesantes. Pero no me limito a ningn perodo en

    particular ni a objetos determinados.

    Sus gustos son ortodoxos coment Poirot sonriendo.

    Exactamente.

    De pronto, los ojos del seor Shaitana brillaron, levant las comisuras de loslabios y sus cejas se arquearon.

    Hasta le puedo ensear varias cosas relacionadas con su profesin, monsieur

    1Nombre que dan en Ing laterra y en Estados Unidos a todo extranjero de piel morena. (N. del T.)

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    Poirot anunci.

    Acaso tiene un Museo negro particular?

    Bah! el seor Shaitana chasque los dedos con desdn. La taza que utilizel asesino de Brighton, las herramientas de un clebre ladrn... todo eso son

    chiquilleras absurdas. Yo no me preocupo por esa basura. Me gusta coleccionar lomejor de cada caso.

    Y hablando artsticamente, qu objetos considera usted mejores en el crimen?pregunt Poirot a la espera impaciente de la respuesta.

    El seor Shaitana se inclin y apoy los dedos sobre el hombro del detective.Contest con acento dramtico y voz sibilante:

    Los seres humanos que lo cometen, monsieur Poirot.

    Las cejas de ste se levantaron un poco.

    Aja! Le he sorprendido exclam el seor Shaitana. Mi estimado amigo,

    usted y yo consideramos estas cosas desde diferentes puntos de vista. Para usted, elcrimen es una mera rutina: un asesinato, una investigacin, una pista y, por ltimo, eldescubrimiento del asesino, pues indudablemente usted es un experto en la materia.Pero esas trivialidades no me interesan! No me atraen los ejemplares de poco valor. Yun asesino descubierto es, necesariamente, algo que tiene un defecto. Algo de segundaclase. No; yo considero el asunto desde el punto de vista artstico. Slo colecciono lomejor!

    Y qu es lo mejor? pregunt Poirot.

    El que ha logrado escapar. El que ha tenido xito! El criminal que disfruta deuna vida agradable y sobre el cual no se tiene ni la ms mnima sospecha. Debe ustedadmitir que mi distraccin es muy divertida.

    Estaba pensando en otra palabra... y no era precisamente divertida.

    Una idea! exclam Shaitana sin hacer caso de la observacin de Poirot.Una pequea reunin! Una comida para que tenga la oportunidad de conocer micoleccin! Ha sido una ocurrencia divertida, de veras. No s cmo no pens antes enella. S... s; eso... exactamente. Dme un poco de tiempo... la prxima semana no podrser, digamos la siguiente. No tendr ningn compromiso? Qu da podemos elegir?

    Si es dentro de dos semanas, cualquier da me conviene respondi Poirotinclinndose.

    Bien... entonces pongamos el viernes. El viernes, da dieciocho. Lo anotar enmi agenda. Desde luego, la idea me satisface enormemente.

    Pues yo no estoy tan seguro de ello replic Poirot con lentitud. No quierodecir con eso que desprecie su amable invitacin... no; no es eso...

    Shaitana le interrumpi.

    Pero ha quedado conmovida su sensibilidad burguesa, verdad? Amigo mo,debe usted desembarazarse de las limitaciones que impone la mentalidad de un polica.

    Realmente, tengo un concepto absolutamente burgus acerca del asesinato replic el detective.

    Pero, por qu? Cuando se trate de un asunto estpido, vulgar, sanguinario... s;

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    estoy de acuerdo con usted. Pero el asesinato puede ser un arte! Y el asesino un artista.

    Lo admito.

    Entonces, qu? pregunt el seor Shaitana.

    De todos modos, no deja de ser un asesino.

    Estoy convencido, monsieur Poirot, de que el hacer una cosa extremadamentebien, constituye en s una justificacin. Usted, dejando a un lado de toda imaginacin,quiere coger el asesino, esposarle, encerrarle en la crcel, y finalmente hacer que lerompan el cuello en las primeras horas de la maana. En mi opinin, un asesinorealmente afortunado debiera tener derecho a que el Estado le pagara una pensin, y yono tendra inconveniente en invitarle a comer.

    Poirot se encogi de hombros.

    No soy tan indiferente al arte en el crimen, como usted supone. Puedo sentiradmiracin hacia el asesino perfecto... como podra admirar tambin a un tigre... que es

    una fiera esplndida. Pero lo admirara desde el exterior de la jaula. No entrara en ella,a no ser que mi deber me obligara. Porque, como usted sabe, seor Shaitana, el tigrepuede saltar y...

    Su interlocutor ri.

    Comprendo. Y el asesino...?

    Puede matar coment Poirot gravemente.

    Pero qu alarmista es usted! Entonces, no quiere venir a ver mi coleccin de...tigres?

    Al contrario. Tendr mucho gusto.

    Qu intrpido!

    No me ha entendido usted del todo, seor Shaitana. Con mis palabras queraprevenirle. Quiso hacerme admitir que su idea de coleccionar asesinos era divertida. Ledije que, en lugar de divertida, poda emplear otra palabra. Peligrosa, dira yo.Creo, seor Shaitana, que su distraccin puede serlo.

    El otro lanz una risotada mefistoflica.

    Le espero, pues, el da dieciocho; de acuerdo?

    Poirot hizo una reverencia.

    Puede usted esperarme ese da.Mille remerciments.Arreglar una pequea reunin dijo Shaitana, como si hablara consigo

    mismo. No se olvide. A las ocho.

    Durante unos momentos, Poirot contempl cmo se alejaba.

    Despus sacudi lentamente la cabeza con aspecto pensativo.

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    Captulo II

    COMIDA EN CASA DEL SEOR SHAITANA

    La puerta del piso que ocupaba el seor Shaitana se abri silenciosamente. Unmayordomo de cabellos grises se apart para que pasara Poirot. Cerr despus con tantocuidado como abri y ayud eficientemente al invitado a que se despojara del abrigo ysombrero.

    A quin anuncio, por favor? pregunt con voz baja e inexpresiva.

    A monsieur Hrcules Poirot.

    Un rumor de conversaciones se difundi por el vestbulo cuando el mayordomoabri una puerta y anunci:

    Monsieur Hrcules Poirot.

    Shaitana se adelant para recibirle, llevando un vaso de jerez en la mano. Ibainmaculadamente vestido, como acostumbraba. Su aspecto mefistoflico haba crecidode punto aquella noche y sus cejas parecan ms acentuadas debido a la expresin

    burlona que las levantaba.

    Permtame que le presente... conoce usted a la seora Oliver?

    La teatralidad que haba en l qued satisfecha al ver el pequeo gesto de sorpresa

    que hizo Poirot.

    La seora Ariadne Oliver pasaba por ser una de las principales escritoras denovelas policacas y otros asuntos sensacionales. Escriba de forma amena, aunque nomuy gramaticalmente, artculos que aparecan en diversas revistas relacionadas con elcrimen y sus problemas. Era tambin una furibunda feminista y cuando algn asesinatofamoso ocupaba la atencin de la Prensa, poda darse por sentado que se publicara unaentrevista con la seora Oliver, en la que dira: Ah; si una mujer estuviera al frente deScotland Yard! Crea firmemente en la intuicin femenina.

    Por lo dems, era una mujer agradable, de mediana edad, que vesta con elegancia,aunque de una forma bastante desaliada. Tena bonitos ojos, hombros erguidos y unagran cantidad de pelo gris, con el que continuamente estaba haciendo experimentos.Unos das su aspecto era altamente intelectual, pues se peinaba con el pelo recogido enun moo sobre la nuca. En otras ocasiones, la seora Oliver apareca de repente con el

    pelo ondulado, estilo Madonna, o con gran cantidad de rizos revueltos. Aquella nochellevaba flequillo.

    Con su agradable voz de tono profundo salud a Poirot, a quien ya haba sidopresentada anteriormente en una comida literaria.

    Y al superintendente Battle, conocido de usted sin duda alguna prosiguiShaitana.

    Un hombre corpulento y macizo, de rudas facciones, se adelant. Elsuperintendente, no slo daba la impresin a quien lo viera de que estaba tallado en

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    madera, sino que se esforzaba en patentizar que la madera en cuestin era de una durezaextraordinaria.

    Battle tena fama de ser uno de los mejores elementos de Scotland Yard, aunquesu aspecto fue siempre estlido y un tanto estpido.

    Ya conozco a monsieur Poirot dijo.Su rgida cara se distendi en una sonrisa y luego volvi a tomar la apariencia

    inexpresiva de antes.

    El coronel Race continu Shaitana.

    Poirot no haba sido presentado con anterioridad al coronel Race, pero saba algoacerca de l. Era un hombre enigmtico, elegante, profundamente bronceado por el sol yde unos cincuenta aos de edad. Por lo general, poda encontrrsele en cualquier lugarremoto del Imperio... sobre todo si por all se fraguaba algn disturbio. ServicioSecreto es un trmino melodramtico, pero con l se puede describir llanamente y conexactitud la naturaleza y alcance de las actividades del coronel Race.

    Poirot entendi entonces y valor adecuadamente el significado especial quecontenan las intenciones humorsticas de su anfitrin.

    Los dems invitados se han retrasado dijo el seor Shaitana. Tal vez tengayo la culpa, pues creo que los cit para las ocho y cuarto.

    En aquel momento se abri la puerta y el mayordomo anunci:

    El doctor Roberts.

    El hombre entr en la habitacin con los modales rpidos que los mdicos utilizancuando visitan a sus enfermos. Era un individuo jovial, de rostro encarnado y edad

    mediana. Tena ojos pequeos y brillantes, ciertos indicios de calvicie, tendencia alembonpointy un aspecto general de mdico bien lavado y desinfectado. Sus maneraseran alegres y resueltas. Daba la sensacin de que los diagnsticos que formulara tenanque ser necesariamente correctos; sus tratamientos agradables y prcticos... quizs un

    poco de champaa durante la convalecencia. Un hombre de mundo, en todos losaspectos.

    Espero que no habr llegado tarde dijo el doctor Roberts cordialmente.

    Estrech la mano del anfitrin y fue presentado a los dems invitados. Pareciparticularmente satisfecho de conocer a Battle.

    Caramba! exclam. Usted es uno de los peces gordos de Scotland Yard,

    verdad? Muy interesante! Ya s que es mala cosa hacerle hablar de su profesinahora, pero le advierto que tratar de que lo haga. Posiblemente no sea muy conveniente

    para un mdico, pero siempre me ha interesado el crimen. No debo confesarlo a mispacientes nerviosos... Ja, ja!

    La puerta volvi a abrirse.

    La seora Lorrimer.

    Era una mujer elegantemente vestida, de unos sesenta aos. Sus facciones estabanfirmemente diseadas; llevaba arreglado con mucho gusto el cabello gris y tena unavoz clara e incisiva.

    Supongo que no me habr retrasado dijo, avanzando hacia el seor Shaitana.

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    Luego salud al doctor Roberts, a quien ya conoca.

    El mayordomo anunci:

    El mayor Despard.

    El recin llegado era un joven alto, delgado y distinguido. Una cicatriz en la sien

    le desfiguraba algo la cara. Despus que fue presentado gravit naturalmente haciadonde estaba el coronel Race y pronto estuvieron los dos hablando de deportes ycomparando sus experiencias en elsafari.

    Por ltima vez se abri la puerta y el mayordomo anunci:

    La seorita Meredith.

    Era una muchacha de poco ms de veinte aos. De mediana estatura y aspectogallardo, unos rizos castaos le caan sobre el cuello y sus ojos eran grandes, aunque untanto separados. Llevaba la cara empolvada, sin rastro de maquillaje. Hablaba conlentitud y un poco tmidamente.

    Dios mo! exclam. Soy la ltima?El seor Shaitana se apresur a recibirla con un vaso de jerez y una respuesta

    adornada y galante. Hizo las presentaciones con mucha formalidad y ceremonia.

    La seorita Meredith qued por fin al lado de Poirot, bebiendo su vaso de jerez.

    Nuestro amigo es muy puntilloso observ el detective sonriendo.

    La muchacha asinti.

    Desde luego. La gente no se preocupa actualmente de las presentaciones. Selimitan a decir Espero que ya conocer a todos, y te dejan en mitad de la reunin, sin

    ms aclaraciones.Tanto si conoces a los dems como si no, verdad?

    Eso es. Algunas veces se siente una confusa... pero creo que el sistema delseor Shaitana infunde mucho ms temor.

    Titube un momento y luego pregunt:

    Aqulla es la seora Oliver, la novelista?

    En aquel momento se oy sobre los dems la voz grave de la aludida, que hablabacon el doctor Roberts.

    No puede usted ignorar el instinto de una mujer, doctor. Las mujeres conocenesas cosas.

    Olvidndose de que no iba peinada con el pelo sobre la nuca, trat de alisarlohacia atrs, pero se lo impidi el flequillo.

    S; sta es la seora Oliver dijo Poirot.

    La que escribiUn cadver en la biblioteca?

    La misma.

    La seorita Meredith frunci el entrecejo.

    Y ese hombre de cara de palo... dijo el seor Shaitana que es unsuperintendente?

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    S; de Scotland Yard.

    Y usted?

    Y yo?

    Le conozco muy bien, monsieur Poirot. Fue usted quien en realidad descubri

    el misterio de la Gua de ferrocarriles.Me llena usted de confusin, mademoiselle.

    La seorita Meredith volvi a juntar las cejas.

    El seor Shaitana... empez a decir, pero call. El seor Shaitana...

    Poirot coment sosegadamente:

    Pudiera decirse que est obsesionado por el crimen. Al menos, lo parece. Nohay duda de que desea or cmo disputamos entre nosotros. Ya est incitando a laseora Oliver contra el doctor Roberts. Ahora discuten sobre los venenos que no dejan

    rastro.La joven tembl un poco al decir:

    Qu hombre tan extravagante!

    El doctor Roberts?

    No; el seor Shaitana.

    Volvi a estremecerse.

    Hay algo en l que asusta dijo. Nunca se sabe qu cosas considera comodivertidas. Pudiera ser... pudiera ser que le gustara la crueldad.

    Como las caceras de zorras?La seorita Meredith le dirigi una mirada de reproche.

    Quera decir... Oh! Me refera a la refinada crueldad oriental.

    Tal vez tenga una mente tortuosa admiti Hrcules Poirot.

    De atormentador?2.

    No, no. Dije tortuosa.

    De todas formas, creo que no me gusta en absoluto confes la muchachabajando la voz.

    No obstante, le gustar la comida asegur Poirot. Tiene un cocineromaravilloso.

    Ella lo mir con recelo y luego ri.

    Vaya! Ya veo que tambin es usted humano.

    Claro que lo soy!

    Comprndame dijo la seorita Meredith. Es que todas estas celebridadesintimidan un poco.

    2

    Juego de palabras intraducible. La seorita Meredith confunde tortuous (tortuosa) con torture's (deatormentador), pues la pronunciacin de ambas palabras es muy similar. (N. del T.)

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    Mademoiselle, no debe usted intimidarse... En todo caso, debiera estarfuertemente emocionada. Deba tener listo su libro de autgrafos y la estilogrfica.

    Pero a m no me interesan los asuntos relacionados con el crimen, ni creo que leinteresan a ninguna mujer. Los hombres son los nicos que leen novelas policacas.

    Hrcules Poirot suspir con afectacin.Ay! murmur. Qu no dara yo ahora por ser un astro cinematogrfico,

    aunque fuera de poca magnitud!

    El mayordomo abri la puerta de par en par.

    La comida est servida anunci.

    El pronstico de Poirot se cumpli ampliamente. La comida fue exquisita yperfecta en sus detalles. Luz suave, maderas pulidas y el centelleo azul del cristalirlands. En la penumbra, sentado en la cabecera de la mesa, el seor Shaitana tena unaspecto ms diablico que nunca.

    Pidi disculpas con elegancia, sobre el nmero desigual de seoras y caballeros.La seora Lorrimer tom asiento a su derecha y la seora Oliver a la izquierda. La

    seorita Meredith se sent entre el superintendente Battle y el mayor Despard, y Poirotentre la seora Lorrimer y el doctor Roberts.

    No vamos a permitir que acapare durante toda la noche a la nica chica bonitaque tenemos. Ustedes los franceses no pierden el tiempo, verdad?

    No lo s. Soy belga contest Poirot.

    Tanto da por lo que se refiere a las mujeres coment el mdico alegremente.

    Despus, bajando el tono jocoso y adoptando el profesional, empez a hablar conel coronel Race acerca de los ltimos descubrimientos en el tratamiento de laenfermedad del sueo.

    La seora Lorrimer se volvi hacia Poirot e inici la conversacin hablando sobrelas ltimas obras teatrales estrenadas. Sus juicios eran sensatos, as como las crticas queformul. Derivaron luego al tema de los libros y por fin al de la poltica mundial. Poirotapreci en ella una mujer instruida y muy inteligente.

    En el lado opuesto de la mesa, la seora Oliver estaba preguntando al mayorDespard si conoca algunos venenos exticos o poco comunes.

    Pues... el curare dijo l.

    Eso esvieux jeu, querido amigo! Ha sido empleado centenares de veces. Merefiero a algo completamente nuevo!

    El mayor contest con sequedad:

    Las tribus primitivas estn algo chapadas a la antigua. Prefieren utilizar losmateriales que sus abuelos y bisabuelos emplearon antes que ellos.

    Qu aburridos son! dijo la seora Oliver. Yo crea que estabanconstantemente haciendo experimentos con hierbajos y cosas parecidas. Quoportunidad para los exploradores! Cuando volvieran a casa podran matar a todos lostos ricos, con alguna nueva droga de la que nadie oy hablar.

    Eso debe usted buscarlo en los medios civilizados y no en las selvas comentDespard. En un laboratorio moderno, por ejemplo. Cultivos de grmenes, en

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    apariencia inofensivos, que pueden producir enfermedades artificiales tan mortalescomo las genuinas.

    Eso no interesa a mis lectores. Adems, los nombres de esos bichos se prestan aconfusin..., estafilococos, estreptococos... Muy complicados para que los escribacorrectamente mi secretaria y, de todos modos, resultan algo aburridos, no cree? Quopina usted, superintendente Battle?

    En la vida real la gente no se busca tantas complicaciones dijo elinterpelado. Generalmente utilizan el arsnico porque es ms eficiente y no resultadifcil de conseguir.

    Tonteras replic la seora Oliver. Eso lo dice simplemente porque hayuna infinidad de crmenes que ustedes, los de Scotland Yard, nunca podrn descubrir.Pero si tuvieran all una mujer...

    Puede decirse que tenemos...

    S; esas horribles mujeres polica que llevan un gorro ridculo y molestan a la

    gente en los parques. Yo me refiero a una mujer que ocupara un alto cargo. Las mujeressaben mucho acerca del crimen.

    Por regla general, son criminales con mucha suerte dijo el superintendente.No pierden la cabeza y es divertido verlos cmo mantienen con toda desfachatez susmentiras.

    El seor Shaitana ri suavemente.

    El veneno es un arma femenina observ. Deben de existir muchasenvenenadoras que nunca fueron descubiertas.

    Claro que las hay contest la seora Oliver, sirvindose un generosomoussede foie gras.

    Un mdico tambin tiene oportunidad de ello prosigui el seor Shaitana conaspecto pensativo.

    Protesto dijo el doctor Roberts. Cuando envenenamos a nuestros pacienteses por puro accidente ri de buena gana.

    Pues si yo estuviera decidido a cometer un crimen... El seor Shaitana sedetuvo y hubo algo en su pausa que llam la atencin de los dems.

    Todas las caras se volvieron hacia l.

    Creo que lo llevara a cabo con la mayor sencillez posible sigui. Siempreexiste la posibilidad de que ocurre un accidente... que se dispare un arma sin querer, porejemplo... o algn accidente de tipo domstico.

    Se encogi de hombros y cogi su copa de vino.

    Pero quin soy yo para decir estas cosas... con tantos expertos como hayaqu...?

    Levant la copa y al beber, la luz del candelabro reflej una mancha roja sobre sucara, el bigote engomado, la perilla y las fantsticas cejas...

    Hubo un momento de silencio y la seora Oliver dijo:

    Qu hora marca el reloj? Est pasando un espritu... No tengo los piescruzados... debe ser un espritu malo!

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    Captulo III

    UNA PARTIDADE BRIDGE

    Cuando los invitados volvieron al saln, encontraron preparada una mesa debridge.Se sirvi el caf y el seor Shaitana pregunt:

    Quin juega albridge? Que yo sepa, la seora Lorrimer y el doctor Roberts.Juega usted, seorita Meredith?

    S, aunque no muy bien.

    Excelente. Y el mayor Despard? Bien. Qu les parece si ustedes cuatro

    jugaran aqu?Menos mal que habr partida dijo la seora Lorrimer en un aparte a Poirot.

    Soy una de las ms fervientes partidarias del bridge que existen. Es innato en m. Noacepto ninguna invitacin si s que no vamos a jugar despus de la comida, pues meduermo irremediablemente. Estoy avergonzada de eso; pero es as.

    Eligieron las parejas. La seora Lorrimer la form con Anne Meredith y el mayorDespard con el doctor Roberts.

    Mujeres contra hombres dijo la primera cuando tom asiento y empez abarajar las cartas con manos expertas. Las cartas azules, no le parece, compaera?

    Soy algo caprichosa.Procuren ganar dijo la seora Oliver poniendo de manifiesto sus tendencias

    feministas. Demuestren a los hombres que no siempre pueden hacer lo que les d lagana.

    Las pobrecitas no tienen la menor posibilidad de ello observ el doctorRoberts mientras barajaba el otro paquete de cartas. Creo que le toca dar a usted,seora Lorrimer.

    El mayor Despard se sent lentamente. Miraba a la seorita Meredith como siacabara de descubrir que era verdaderamente bonita.

    Corte, por favor dijo la seora Lorrimer con impaciencia.Y el mayor, con un sobresaltado gesto de excusa, cort la baraja que le ofrecan.

    La seora Lorrimer empez a repartir las cartas con gesto prctico.

    Tenemos preparada otra mesa en la habitacin contigua dijo el seorShaitana.

    Abri una puerta y los cuatro invitados restantes le siguieron hasta un saloncitoconfortablemente amueblado en el que haba dispuesta otra mesa debridge.

    Tendremos que sortearnos dijo el coronel Race.

    Yo no juego anunci el dueo de la casa moviendo negativamente lacabeza. Elbridge no me divierte.

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    Los otros protestaron, manifestando que siendo as, preferan no jugar, peroShaitana sostuvo con firmeza sus propsitos y, por fin, tomaron asiento. Poirot y laseora Oliver contra Battle y Race.

    El anfitrin los estuvo observando durante un rato. Sonri mefistoflicamentecuando vio con qu cartas declaraba la seora Oliver un dos sin triunfo y luego passilenciosamente a la otra habitacin.

    Encontr a los dems jugadores con las caras serias, embebidos en los lances deljuego. La subasta se haca con gran rapidez: Un corazn. Paso. Tres trboles.Tres picos. Cuatro diamantes. Doblo. Cuatro corazones.

    El seor Shaitana observ el juego durante un momento, con la cara sonriente.

    Luego cruz la habitacin y se sent en un gran silln, al lado de la chimenea. Enuna mesilla contigua tena una bandeja con botellas. El resplandor del fuego se reflejabaen los protectores de cristal colocados ante el hogar.

    Como siempre fue un perito en el arte de la iluminacin, el seor Shaitana la haba

    dispuesto de tal forma en aquella estancia, que pareca alumbrada solamente por lasllamas del fuego. Una lamparita con pantalla, colocada al lado de su silln, le permitaleer si lo deseaba. Discretas luces indirectas daban al saln una luz ms viva sobre lamesa de juego, en torno a la cual seguan oyndose las mismas exclamacionesmontonas.

    Una sin triunfo. Claro y decisivo... La seora Lorrimer.

    Tres corazones. Una nota agresiva en la voz... el doctor Roberts.

    Paso. Una voz tranquila... Anne Meredith.

    Siempre se produca una pausa antes de que hablara Despard. No era la vacilacindel hombre que piensa con lentitud, sino la del que quiere estar seguro antes de hablar.

    Cuatro corazones.

    Doblo.

    Con la cara coloreada por las llamas vacilantes, el seor Shaitana sonri.

    Y sigui sonriendo, mientras los prpados le temblaban un poco...

    Aquella fiesta le estaba resultando muy agradable.

    * * *

    Cinco diamantes.Game y Rubberdijo el coronel Race. Ha jugado muybien, compaero se dirigi a Poirot. No cre que pudiera hacerlo. Hemos tenidosuerte al no dejarles jugar su pico.

    No me parece que hubieran variado mucho las cosas replic elsuperintendente Battle, pues era un hombre de benvola magnanimidad.

    Haba cantado picos. Su compaera, la seora Oliver, tena ayuda a este palo, peroalgo la haba movido a salir con un trbol... y los resultados fueron desastrosos.

    El coronel Race mir su reloj.Las doce y diez. Jugamos otra?

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    Tendrn que perdonarme dijo el superintendente. Estoy adquiriendo lacostumbre de irme temprano a la cama.

    Yo tambin convino Poirot.

    El resultado de los cinco rubber jugados durante la velada fue una aplastante

    victoria para el sexo fuerte. La seora Oliver perdi tres libras y siete chelines. Quienms gan fue el coronel Race.

    Aunque jugaba muy mal albridge,la novelista saba perder deportivamente. Pagsin que le faltara el buen humor.

    Esta noche me sali todo al revs dijo. Suele ocurrir algunas veces. Ayer,por ejemplo, tuve unas cartas estupendas. Ciento cincuenta honores, tres vecesconsecutivas.

    Se levant y recogi su bolso, conteniendo a tiempo el movimiento instintivo dealisarse el pelo hacia la nuca.

    Supongo que el seor Shaitana estar en la otra habitacin observ.Y seguida por los otros tres, entr en el saln.

    El dueo de la casa segua sentado al lado del fuego y los jugadores estabanabsortos en el curso de la partida.

    Doblo los cinco trboles deca en aquel momento la seora Lorrimer con suvoz fresca e incisiva.

    Cinco sin triunfo.

    Doblo.

    La seora Oliver se dirigi hacia la mesa. Por lo visto, aquella mano prometa serinteresante.

    El superintendente Battle la acompa.

    Race fue hacia donde estaba Shaitana y Poirot lo sigui.

    Nos vamos, Shaitana dijo el coronel.

    El interpelado no contest. Tena la cabeza inclinada sobre el pecho y parecahaberse dormido. Race dirigi una mirada de extraeza a Poirot y se acerc un pocoms. De pronto, lanz una exclamacin ahogada y se inclin hacia delante. Poirot secoloc inmediatamente a su lado y mir lo que sealaba el coronel... algo que poda ser

    un botn de camisa... pero que no lo era...El detective se inclin a su vez, tom una de las manos del seor Shaitana y la

    dej caer. Hizo un signo afirmativo al ver la mirada interrogante de Race y ste levantla voz y llam:

    Superintendente Battle; un momento, acrquese, por favor.

    El superintendente se acerc a ellos, mientras la seora Oliver quedaba viendocmo se jugaban los cinco triunfos, doblados.

    No obstante su aspecto estlido, Battle era un hombre gil. Levant las cejas ypregunt en voz baja, cuando lleg junto a los otros:

    Ocurre algo?Con un ademn de cabeza el coronel Race seal la silenciosa figura del silln.

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    En tanto que Battle se inclinaba, Poirot contempl pensativamente la cara delseor Shaitana. Ahora pareca una cara inocente, con la barbilla cada... sin la expresindiablica de antes...

    Hrcules Poirot sacudi la cabeza.

    El superintendente se incorpor. Haba examinado, sin tocarle el objeto quepareca un botn de la camisa del seor Shaitana... pero que no lo era. Battle levanttambin la flccida mano y la dej caer.

    Luego qued rgido, insensible, capaz, marcial... dispuesto a hacerse cargoeficientemente de la situacin.

    Un momento, por favor dijo.

    Su voz tena un tono oficial, tan diferente al que haba empleado durante la noche,que se volvieron hacia l todos los que estaban jugando. La mano de Anne Meredithqued sobre el as de picos que iba a recoger del juego del muerto.

    Siento comunicarles dijo Battle que nuestro anfitrin, el seor Shaitana, hafallecido.

    La seora Lorrimer y el doctor Roberts se levantaron. Despard frunci el entrecejoy la seorita Meredith dio un ligero respingo.

    Est usted seguro?

    El doctor Roberts, dominado por su instinto profesional, cruz el saln con pasorpido.

    El superintendente Battle impidi que siguiera avanzando.

    Un momento, doctor Roberts. Puede decirme, primero, quin entr y sali de

    la habitacin desde que comenz la velada?Roberts lo mir fijamente.

    Entr y sali? No le entiendo. Nadie.

    Battle dirigi la vista hacia el otro lado.

    Es cierto, seora Lorrimer?

    Desde luego.

    Ni el mayordomo ni alguno de los criados?

    No. El mayordomo trajo esa bandeja cuando nos sentamos a jugar y no havuelto desde entonces.

    El superintendente mir a Despard y ste asinti sin proferir palabra.

    Anne Meredith, casi sin aliento, asegur:

    S..., s, eso es.

    Qu pasa aqu? pregunt Roberts con impaciencia. Deje que lereconozca. Puede haber sido sencillamente un mareo.

    No ha sido ningn mareo y siento decirles... que nadie deber tocarlo hasta quevenga el mdico-forense. El seor Shaitana ha sido asesinado.

    Asesinado? un suspiro horrorizado e incrdulo lanzado por Anne.

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    Una mirada fija, desconcertada, de Despard.

    Un agudo Asesinado? de la seora Lorrimer.

    Un Dios mo! del doctor Roberts.

    Battle hizo un lento signo afirmativo. Tena en aquel momento el aspecto de un

    mandarn de porcelana china. Su expresin era desconcertante.Apualado dijo. As ha ocurrido. Le han apualado.

    Luego formul una pregunta general.

    Alguno de ustedes se ha levantado de la mesa esta noche?

    Vio cuatro expresiones vacilantes... confundidas. Miedo... indignacin...congoja... horror; pero nada que le pudiera ayudar.

    Y bien? dijo.

    Sigui un momento de silencio, y luego el mayor Despard, que se haba levantado

    y qued firme como un soldado, con su cara de aspecto sensato vuelta hacia Battle, dijotranquilamente:

    Creo que cada uno de nosotros abandon la mesa en varias ocasiones durante lavelada; bien para preparar unas copas o para aadir lea al fuego. Yo hice las dos cosas.Cuando me acerqu a la chimenea, Shaitana estaba durmiendo en el silln.

    Durmiendo?

    Eso cre... s.

    Pudo estarlo dijo Battle. O pudo estar ya muerto. Lo averiguaremos dentrode poco. Les ruego que pasen a la habitacin contigua se dirigi a la inmvil figura

    que segua a su lado. Tal vez querr usted acompaarlos, coronel Race?El coronel hizo seguidamente un rpido gesto de comprensin.

    De acuerdo, superintendente.

    Los cuatro jugadores debridgesalieron lentamente por la puerta.

    La seora Oliver se sent en una silla al otro lado de la habitacin y empez asollozar calladamente.

    Battle descolg el receptor del telfono y habl durante unos minutos. Luego sedirigi a los dems:

    La polica vendr en seguida. La Jefatura ordena que me haga cargo del asunto.El forense llegar dentro de un momento. Qu tiempo dira usted que ha transcurridodesde que lo mataron, monsieur Poirot? Yo opino que ms de una hora.

    Eso me parece. Es una lstima que no puedo ser uno ms exacto... que pudieradecir: Este hombre muri hace una hora, veinticinco minutos y cuarenta segundos.

    Battle asinti con aspecto abstrado.

    Estaba sentado justamente frente al fuego. Eso influye un poco. Sobre unahora... no ms de dos y media; es lo que dir el forense, estoy seguro. Y nadie vio ni oynada. Es asombroso! Qu albur tan arriesgado ha corrido el asesino! La vctima pudogritar.

    Pero no lo hizo. Al criminal no le fall la suerte. Como ha dicho usted,mon

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    ami,fue un asunto muy arriesgado.

    Tiene usted alguna idea, monsieur Poirot, de cul fue el motivo? Algunasospecha sobre ello?

    Poirot contest con lentitud:

    S; tengo algo que decir al respecto. No le insinu el seor Shaitana la ndolede reunin a que bamos a asistir esta noche?

    El superintendente Battle lo mir con acentuada curiosidad.

    No, monsieur Poirot. No me insinu nada. Por qu lo dice?

    Un timbre son distante y se oy el aldabn de la puerta.

    Ah estn los nuestros dijo Battle. Ir a abrirles. Ya me contar eso mstarde. Empecemos ahora por el trabajo rutinario.

    Poirot asinti.

    El superintendente sali de la habitacin.La seora Oliver continuaba sollozando.

    Poirot se acerc a la mesa de juego y, sin tocar nada, dio una ojeada a los carnetsen que los jugadores anotaron los tantos. Sacudi la cabeza varias veces.

    Estpido! murmur. Estpido hombrecillo...! Disfrazarse de diablo ytratando de asustar a la gente...Quel enfantillage!

    Se abri la puerta y entr el forense llevando un maletn en la mano. Le segua elinspector de la divisin, que vena hablando con Battle, y despus entr el fotgrafo. Enel vestbulo montaba guardia un agente.

    Haba empezado la rutina para el esclarecimiento del crimen.

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    Captulo IV

    EL PRIMER ASESINO?

    Hrcules Poirot, la seora Oliver, el coronel Race y el superintendente Battle,estaban sentados alrededor de la mesa del comedor.

    Haba pasado una hora. Se haban llevado el cadver, despus de haber sidoexaminado y fotografiado. Tambin lleg y se fue un perito en huellas digitales.

    El superintendente mir a Poirot.

    Antes de que hagamos pasar a los cuatro sospechosos, necesito or todo lo que

    me iba a decir antes. Cree usted que la reunin de esta noche tena un doblesignificado?

    Con mucho cuidado y lujo de detalles, Poirot relat la conversacin que sostuvocon Shaitana en la Wessex House,

    Battle frunci los labios y casi lanz un silbido.

    De modo que ejemplares de museo, eh? Asesinos vivos! Cree usted que se lodijo en serio? No le estara tomando el pelo?

    Poirot sacudi la cabeza.

    No. Lo dijo en serio. Shaitana era un hombre que se preciaba de su actitudmefistoflica ante la vida Tena una gran cantidad de vanidad. Era, adems, unmentecato... por eso ha muerto.

    Ya lo entiendo dijo el superintendente como si expusiera los pensamientos amedida que se le ocurran. Una reunin de ocho personas y l mismo. Cuatrosabuesos, por decirlo as... y cuatro asesinos!

    Es imposible! exclam la seora Oliver, Absolutamente imposible.Ninguno de los cuatro puede ser un criminal.

    Battle hizo lentamente un gesto negativo.

    No estoy tan seguro de ello, seora Oliver. Los asesinos se parecen en conductay aspecto a la mayora de la gente. Amables, modestos y de conducta intachable muy amenudo.

    En ese caso, es el doctor Roberts asegur la novelista con firmeza. Tanpronto como le vi present instintivamente que en l haba algo malo. Mis instintosnunca me engaan.

    Battle se dirigi al coronel Race.

    Qu opina usted, seor?

    El coronel se encogi de hombros. Consider la pregunta como referente a la

    declaracin de Poirot y no a las sospechas de la seora Oliver.Puede ser dijo. Puede ser. Ello demuestra que Shaitana tena razn, al

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    menos por lo que se refiere a uno de ellos. Al fin y al cabo, pudo sospechar solamenteque los cuatro eran asesinos, sin estar seguro de ello por completo. Tal vez acertrespecto a los cuatro casos, o a uno solo... En uno de ellos no se equivoc, y su muertelo prueba.

    Uno de los cuatro perdi el dominio de sus nervios. No cree usted, monsieurPoirot?

    El detective asinti.

    El difunto seor Shaitana tena cierta fama coment. Posea un peligrososentido del humor y reputacin de ser despiadado. La vctima crey que Shaitana seestaba divirtiendo esta noche, en espera de que llegara el momento en que lo entregara ala polica... a usted! l, o ella, debi pensar que Shaitana tena pruebas fehacientes.

    Y las tena?

    Poirot se encogi de hombros.

    Nunca lo sabremos.El doctor Roberts! repiti la seora Oliver tenazmente. Un hombre muy

    cordial. Los asesinos lo son a menudo... para disfrazar su verdadera condicin! Siestuviera en su lugar, superintendente, lo arrestara en seguida.

    Es posible que lo hiciera, si una mujer estuviera al frente de Scotland Yard dijo Battle, mientras un destello brillaba en sus ojos impasibles. Pero ya comprenderque, siendo hombres los que se ocupan de ello, debemos tener mucho cuidado.Deberemos ir despacio, sin precipitaciones.

    Hombres... hombres suspir la novelista, mientras en su pensamientocompona varios artculos periodsticos sobre el particular.

    Ser mejor que los hagamos pasar ahora dijo el superintendente. No quierotenerlos esperando demasiado tiempo.

    El coronel Race hizo un movimiento como si fuera a incorporarse.

    Si quiere usted que salgamos...

    Battle dud un instante al ver la elocuente mirada que le dirigi la seora Oliver.Estaba perfectamente enterado de la posicin oficial que ocupaba el coronel Race, y encuanto a Poirot, haba trabajado con la polica en diversas ocasiones. El nico tantodudoso era decidir si la novelista poda quedarse. Pero el superintendente era un hombrecomprensivo. Record que la seora Oliver haba perdido tres libras y siete chelines y

    que haba soportado la prdida sin enfadarse.Por m, pueden quedarse todos dijo. Pero no quiero que me interrumpan

    mir a la seora Oliver. Y no quiero que se haga ninguna referencia a lo quemonsieur Poirot nos acaba de contar. Era el secreto de Shaitana y, a todos los efectos, hamuerto con l. Entendido?

    Perfectamente dijo la seora Oliver.

    Battle se dirigi hacia la puerta y llam al agente que montaba la guardia en elvestbulo.

    Vaya al saloncito. Encontrar a Anderson y a los cuatro invitados. Dgale al

    doctor Roberts que haga el favor de venir.

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    Yo lo hubiera guardado para el final dijo la seora Oliver. Si hubiera sidoen una novela, quiero decir aadi como excusndose.

    La vida real es un poco diferente coment Battle.

    Ya lo s replic la novelista. En ella todo est muy mal dispuesto.

    El doctor Roberts entr, amortiguando un tanto la viveza de sus movimientos.Oiga, Battle dijo. Esto es un asunto endiablado! Perdone, seora Oliver,

    pero es as. Hablando profesionalmente, casi no lo puedo creer. Apualar a un hombre apocos pasos de otras tres personas... sacudi la cabeza. Cspita! No me hubieragustado hacerlo! Una ligera sonrisa levant las comisuras de sus labios. Qu es loque debo hacer o decir para convencerle de que yo no fui?

    Bueno... podemos considerar el motivo, doctor Roberts.

    El mdico asinti enfticamente.

    Esto est claro. No tena ni el ms ligero motivo para desembarazarme del

    pobre Shaitana. Lo que es ms, no le conoca a fondo. Me diverta, era un tipo muyfantstico. Tena cierto aire oriental. Como es lgico, investigarn detenidamente misrelaciones con l al menos, as lo espero. No soy tonto. Pero no encontrarn nada. Notena ninguna razn para matar a Shaitana y no lo mat.

    Battle asinti gravemente.

    Eso est muy bien, doctor Roberts. Investigar ese aspecto, como supone. Ustedes un hombre razonable. Y ahora, qu puede decirme acerca de sus otros trescompaeros de juego?

    Temo que no s muchas cosas de ellos. A Despard y a la seorita Meredith los

    he conocido esta noche por vez primera. Tena referencias de Despard... le su libro deviajes, que por cierto me pareci un bonito cuento chino.

    Saba usted que l y Shaitana se conocan?

    No. Shaitana nunca me habl de l. Como le he dicho, haba odo hablar deDespard, pero no le conoca personalmente. A la seorita Meredith no la haba vistonunca. Sin embargo, conozco a la seora Lorrimer.

    Qu sabe de ella?

    Roberts se encogi de hombros.

    Es viuda. De posicin econmica bastante desahogada. Una mujer inteligente y

    bien educada... una jugadora muy buena debridge. Puede decirse que la conoc as...jugando albridge.

    Y el seor Shaitana tampoco le habl de ella en ninguna ocasin?

    No.

    Hum... no parece que eso nos ayude mucho. Vamos a ver, doctor Roberts: talvez tendr usted la amabilidad de repasar cuidadosamente su memoria y decirmecuntas veces se levant de la mesa y contarme, de paso, todo lo que pueda recordaracerca de lo que hicieron los dems compaeros de juego.

    El doctor Roberts tard unos instantes en contestar.

    Es difcil dijo al fin con franqueza. Poco ms o menos, puedo recordar loque yo hice. Me levant tres veces... es decir, en las tres ocasiones en que hice de

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    muerto, dej mi asiento y procur ser til. Una de las veces aad lea al fuego. Enotra, lleve bebidas a las dos damas. Y en la otra, me serv un whisky con soda.

    Puede usted acordarse de la hora exacta en que hizo eso?

    De una manera muy vaga. Creo que empezamos a jugar hacia las nueve y

    media. Yo dira que una hora despus arregl el fuego. Al cabo de un rato llev lasbebidas par las seoras; creo que fue al cabo de las dos manos siguientes. Y seran,quiz, las once y media cuando me serv el whisky... pero todo ello es aproximado. Nolo puedo asegurar.

    La mesita en que estaban las bebidas se hallaba colocada al otro lado del sillnque ocupaba el seor Shaitana, verdad?

    S. Ello quiere decir que pas tres veces muy cerca de l.

    Y en esas tres ocasiones, cree usted que estaba dormido?

    Eso cre la primera vez. La segunda no lo mir siquiera. Y en la tercera pens:

    Cmo duerme el muy bribn! Pero no le mir detenidamente.Muy bien. Y ahora, dgame, cundo se levantaron de la mesa los dems

    jugadores?

    El doctor Roberts frunci el ceo.

    Eso es muy difcil de asegurar... muy difcil. Despart se levant, segn creo,para traer un cenicero. Y luego trajo un vaso de whisky. Eso fue antes de que yo lohiciera, porque recuerdo que me pregunt si haba bebido y le dije que todava no habatenido ocasin de ello.

    Y las seoras?

    La seora Lorrimer se acerc una vez al fuego para atizarlo. Creo que habl conShaitana, pero no estoy seguro de ello. Me hallaba yo entonces muy entretenido jugandoun triunfo verdaderamente arriesgado.

    Y la seorita Meredith?

    Se levant una sola vez. Se puso a mi espalda y dio una ojeada a mis cartas...ramos compaeros en aquelrubber. Luego estuvo mirando las cartas de los dems ydando una vuelta por la habitacin. No s qu es lo que hizo exactamente, pues no

    prest atencin a ella.

    Tal como estaban ustedes sentados, no haba ninguna silla encarada

    directamente a la chimenea? pregunt el superintendente.No. La mesa estaba colocada en posicin oblicua respecto a ella y, adems,

    entre nosotros y la chimenea haba una vitrina china bastante grande... muy bonita.Desde luego, me doy perfecta cuenta de que pudo ser posible apualar a nuestro viejoamigo. Pero, al fin y al cabo, cuando uno est jugando al bridgeno piensa en otra cosa.

    No mira a su alrededor ni se da cuenta de lo que pasa. La persona que lo hizo tuvola posibilidad de actuar en una de las ocasiones en que no le corresponda jugar. Yentonces, en ese caso ..

    En ese caso, sin lugar a dudas, el asesino no jugaba cuando cometi el crimendijo Battle.

    De todas formas coment el doctor Roberts, se necesita tener sangre fra

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    para ello. Quin asegura que no mirara nadie precisamente en el momento crtico?

    S convino el superintendente. Corri un gran riesgo. El motivo debi sermuy fuerte. Me gustara saber cul fue aadi, mintiendo descaradamente.

    Supongo que ya lo averiguarn asegur Robert. Revisarn sus papeles y

    dems efectos. Seguramente entre ellos encontrarn una pista.As lo esperamos dijo Battle hoscamente.

    Dirigi una aguda mirada a su interlocutor.

    Le quedara muy reconocido, doctor Roberts, si me diera usted su opininpersonal... de hombre a hombre.

    Claro que s.

    Cul de los tres cree usted que fue?

    El mdico se encogi de hombros.

    Eso es fcil. As, de pronto, yo dira que Despard. Es un hombre de nervios bientemplados y est acostumbrado a una vida llena de peligros en la que hay que estardispuesto a obrar con presteza. No hubiera dudado en correr un riesgo. Estimo que lasmujeres no tienen nada que ver con este asunto, pues, segn creo, se necesita ciertovigor fsico para ello.

    No tanto como se imagina. D un vistazo a esto.

    Obrando con la ligereza de un prestidigitador, Battle sac de pronto uninstrumento de metal reluciente, largo y afilado, de cabeza redonda cubierta de piedras

    preciosas.

    El doctor Roberts se inclin, cogi aquel objeto y lo examin con el detenimientode un profesional. Toc la punta y silb.

    Vaya herramienta!... Vaya herramienta! Un juguete hecho ex profeso paramatar. Puede penetrar en cualquier cuerpo con la misma facilidad con que atravesara untrozo de mantequilla. Supongo que lo llevara consigo el asesino.

    Battle sacudi la cabeza.

    No dijo. Era propiedad del seor Shaitana. Estaba encima de la mesasituada cerca de la puerta, entre gran cantidad de cachivaches.

    Entonces, el criminal se aprovech de las circunstancias. Tuvo suerte de

    encontrar por casualidad un utensilio como ste.Bueno... es una forma de considerar el asunto coment Battle con lentitud.

    Desde luego; no fue tanta suerte para el pobre Shaitana.

    No me refera a esto, doctor Roberts. Quera decir que existe otro punto de vistarespecto a la cuestin. Me figuro que la vista de este pual despert la idea del asesinatoen la mente del criminal.

    Opina usted que fue una inspiracin momentnea... que el asesinato no fuepremeditado? Que concibi la idea una vez estuvo en la casa? Ejem... hay algo que lesugiera esa suposicin?

    Mir a Battle escrutadoramente.Es solamente una idea dijo el superintendente con aire impasible.

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    Bien; pudo ser as, desde luego asinti Roberts lentamente.

    Battle tosi para aclararse la garganta.

    No quiero entretenerle ms, doctor. Muchas gracias por su colaboracin. Harel favor de facilitarme su direccin?

    Naturalmente. 200 Gloucester Terrace, W. 2. El nmero de mi telfono es,Bayswater 23896.

    Muchas gracias. Seguramente tendr que verle dentro de poco.

    Me encantar hablar con usted cuando guste. Espero que la Prensa no darmucha publicidad al asunto. No quiero que se preocupen mis enfermos nerviosos.

    El superintendente se volvi hacia Poirot y dijo:

    Perdone, monsieur Poirot. Si desea hacer usted alguna pregunta, estoy segurode que el doctor no tendr inconveniente en contestar.

    Claro que no. No faltaba ms. Soy un gran admirador de usted, monsieurPoirot. Las pequeas clulas grises... el orden y el mtodo. Estoy enterado de todo ello.Presiento que habr usted pensado en hacerme una pregunta verdaderamente intrigante:

    Hrcules Poirot extendi las manos con un ademn de pura raz latina.

    No. No. Slo necesito fijar con claridad en mi pensamiento todos los detalles.Por ejemplo, cuntosrubbersjugaron?

    Tres respondi Roberts rpidamente. bamos a terminar el primergamedelcuarto cuando llegaron ustedes.

    Y quin jug contra quin?

    En el primero, Despard y yo contra las seoras. Nos dieron un buen vapuleo,por cierto. No pudimos hacer nada, pues no cogimos ninguna carta que valiera la pena.En el segundo, la seorita Meredith y yo, contra Despard y la seora Lorrimer

    prosigui, y en el tercero, la seora Lorrimer y yo, contra la seorita Meredith yDespard. Sorteamos cada vez, pero sali la cosa de forma que en cada rubbercambiamos de compaero. En el cuarto volv a jugar con la seorita Meredith.

    Quines ganaron?

    La seora Lorrimer gan en todos losrubbers.La seorita Meredith gan en elprimero y perdi en los dos siguientes. Yo gan un poco y la muchacha y Desparddebieron perder algo.

    Poirot dijo sonriendo:

    Nuestro buen amigo el superintendente le ha preguntado acerca de su opininsobre sus compaeros de juego, como probables asesinos. Ahora le ruego que me digacul es la que ha formado de ellos como jugadores de bridge.

    La seora Lorrimer es una jugadora de primera categora replic Roberts sintitubear. Apuesto cualquier cosa a que obtiene unos buenos ingresos anuales jugandoalbridge.Despard es tambin un buen jugador... lo que yo llamo un jugador cabal... unindividuo que sabe emplear la cabeza. A la seorita Meredith se la puede describir comouna jugadora muy segura. No comete equivocaciones, pero sus jugadas no revisten

    brillantez alguna.Y qu opina de usted mismo, doctor?

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    Los ojos de Roberts chispearon.

    Me gusta cargar la mano un poco, segn dicen. Pero me he dado cuenta de quesiempre da buenos resultados.

    Poirot sonri.

    El doctor Roberts se levant.Alguna cosa ms? pregunt.

    El detective hizo un gesto negativo.

    Bien, entonces, buenas noches. Buenas noches, seora Oliver. Debiera tomarnota de lo que ha ocurrido. Es mucho mejor que esos venenos que no dejan traza, no le

    parece?

    El mdico sali de la habitacin, caminando otra vez con su habitual vivacidad.

    Cuando la puerta se cerr tras l, la seora Oliver coment con sorpresa:

    Tomar nota...! Tomar nota! Hay que ver la poca inteligencia que tiene lagente. Si quiero, puedo inventarme cada da un asesinato mucho mejor que cualquiercrimen real. Nunca me han faltado ideas. Y mis lectores prefieren los venenos que nodejan huella!

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    Captulo V

    EL SEGUNDO ASESINO?

    La seora Lorrimer entr en el comedor con el aire de una gran dama. Pareca unpoco plida, pero tranquila.

    Siento mucho tener que molestarla le dijo el superintendente Battle.

    Debe usted cumplir con su deber respondi ella tranquilamente. Convengoen que es desagradable encontrarse en una situacin como sta, pero el querer eludirlano conduce a nada. Me doy perfecta cuenta de que uno de los cuatro que estbamos en

    aquella habitacin tiene que ser el culpable. Supongo que no me creer si le digo que yono soy esa persona.

    Acept la silla que le ofreca el coronel Race y tom asiento frente alsuperintendente.

    Los inteligentes ojos grises de la mujer se fijaron en los del polica. Esperatentamente a que l hablara.

    Conoca usted a fondo al seor Shaitana? pregunt Battle.

    No mucho. Me lo presentaron hace algunos aos, pero nunca lo tratntimamente.

    Dnde le conoci?

    En un hotel, en Egipto, el Winter Palace, de Luxor, segn creo recordar.

    Qu opinin tena de l?

    La seora Lorrimer se encogi ligeramente de hombros.

    Lo consideraba, puede decirse as, como una especie de embaucador.

    Tena usted, y perdone la pregunta, algn motivo para desear su muerte?

    La mujer pareci divertida.

    En realidad, superintendente Battle, cree usted que lo admitira si lo hubieratenido?

    Debera hacerlo. Una persona inteligente debe estar persuadida de que estascosas se saben tarde o temprano.

    La seora Lorrimer inclin pensativamente la cabeza.

    As es, desde luego. No, superintendente Battle; no tena ningn motivo paradesear la muerte del seor Shaitana. Con franqueza, me es indiferente el que est vivo omuerto. Lo consideraba como unposeuralgo teatral y algunas veces me irritaba. staes... o mejor dicho, fue... mi actitud hacia l.

    Est bien. Y ahora, seora Lorrimer, puede usted decirme algo acerca de suscompaeros de juego?

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    Temo que no. Esta noche conoc por primera vez al mayor Despard y a laseorita Meredith. Ambos parecen ser buenas personas. Al doctor Roberts lo conocasuperficialmente. Segn creo, goza de bastante popularidad.

    Le atiende a usted en el aspecto profesional?

    No.Podra decirme en cuntas ocasiones se levant usted de la mesa y describir,

    asimismo, los movimientos de los otros tres?

    La seora Lorrimer se detuvo a pensar.

    Supuse que me lo preguntara y he estado recapacitando sobre ello. Me levantuna sola vez, cuando haca de muerto. Me acerqu al fuego. El seor Shaitana estabavivo todava y le hice observar unos instantes lo bonito que resultaba ver un buen fuegode lea.

    Le contest?

    S. Me dijo que aborreca los radiadores.Oy alguien ms su conversacin?

    No lo creo. Baj la voz para no molestar a los que estaban jugando.

    Con tono seco aadi:

    Al fin y al cabo, tiene usted mi palabra, tan slo, de que el seor Shaitanaestaba vivo y habl conmigo.

    El superintendente no opuso ninguna objecin y prosigui con sus preguntasmetdicas y sosegadas.

    A qu hora ocurri eso?Haca poco ms de una hora que habamos empezado a jugar.

    Y qu me dice de los dems?

    El doctor Roberts me trajo una copa. Se sirvi otra para l... pero eso fue mastarde. El mayor Despard tambin se levant para beber... alrededor de las once y cuarto,

    poco ms o menos.

    Slo se levant una vez?

    No... creo que dos. Los caballeros estuvieron yendo y viniendo por lahabitacin, pero no me di cuenta de lo que hicieron. La seorita Meredith se levant unasola vez y dio la vuelta a la mesa para ver el juego de su compaero.

    Y no se alej de all?

    No puedo decrselo. Es posible que lo hiciera.

    Battle asinti.

    Todo esto es muy vago refunfu.

    Lo siento.

    Una vez ms, el superintendente actu como un prestidigitador y sac el largo ydelgado estilete.

    Quiere usted verlo, seora Lorrimer? pregunt.

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    Con el tono de un adulto que trata de complacer a un nio cargante, la seoraLorrimer replic:

    El mayor Despard es un jugador muy bueno. El doctor Roberts extrema muchoel juego, pero lo desarrolla brillantemente. La seorita Meredith es una jugadora muyconcienzuda, aunque demasiado prudente. Algo ms?

    Haciendo a su vez un juego de manos, Poirot sac cuatro arrugadas hojas decarnet debridge.

    Alguna de estas hojas es suya, madame?

    Ella las examin.

    stos son mis nmeros. Es el tanteo del tercerrubber.

    Y sta?

    Debe ser del mayor Despard. Va tachando a medida que anota el tanteo.

    Y esta hoja?De la seorita Meredith. Son del primerrubber.

    Entonces, sta que no se acab es la del doctor Roberts?

    S.

    Muchas gracias, madame. Creo que eso es todo.

    La mujer se volvi hacia la seora Oliver.

    Buenas noches, seora Oliver dijo. Buenas noches, coronel Race.

    Despus, una vez que estrech la mano de los cuatro, sali de la habitacin.

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    Captulo VI

    EL TERCER ASESINO?

    No he podido conseguir que se alterara coment Battle. Y, adems, hasta mehe sorprendido. Est chapada a la antigua; con muchas consideraciones para los dems,pero arrogante como el propio diablo! No puedo creer que ella lo hiciera, quin sabe!Tiene mucha firmeza. Qu esloque pretende con esas hojas de carnet, Poirot?

    El detective las extendi encima de la mesa.

    Aclaran mucho las cosas, no cree? Qu es lo que necesitamos en este caso?

    Conocer el carcter de una persona. Y no slo de una, sino de cuatro. Aqu es dondepodremos encontrarlo reflejado con ms seguridad... en estos nmeros garrapateados.Esta hoja corresponde al primerrubber... bastante inspido; pronto acab. Los nmerosson pequeos y bien hechos; las sumas y las restas realizadas con cuidado... es de laseorita Meredith. Jugaba con la seora Lorrimer. Tena buenas cartas y ganaron.

    En sta que sigue, no es tan fcil reconstruir las incidencias del juego, puesto quese ha ido tachando el tanteo. Pero algo nos dice, tal vez, sobre el mayor Despard... unhombre a quien le gusta saber de una ojeada, en un momento dado, la situacin en quese encuentra. Los nmeros son pequeos y con mucho carcter.

    La hoja siguiente es de la seora Lorrimer; ella y el doctor Roberts contra los

    otros dos. Fue un combate homrico. Hay nmeros en ambos lados. Por parte del doctorse aprecia tendencia a sobrepujar, y fallaron algunas bazas; si bien, como los dos sonjugadores de primera fila, no fallaron muchas. Si los faroles del doctor impulsaban a losotros a jugar fuerte, tenan ocasin de atraparlos doblando. Vean... estas cifrascorresponden a bazas falladas, dobles. Una escritura caracterstica: airosa, legible yfirme.

    Y aqu tenemos la ltima hoja... la correspondiente alrubbersin terminar. Comoven, hemos recogido una hoja escrita por cada uno de los jugadores. En sta, losnmeros son bastante extravagnates. Los tanteos no llegaron a la altura del rubber

    precedente. Ello fue debido, con seguridad, a que el doctor jugaba con la seorita

    Meredith y sta es una jugadora bastante tmida. Si hubiera lanzado ms faroles, corrael riesgo de que ella jugara con ms timidez todava.

    Tal vez creern ustedes termin Poirot que las preguntas que hago sontonteras. Pero no lo son. Necesito conocer el carcter de los cuatro jugadores y cuandoven que solamente les pregunto acerca delbridge,todos estn dispuestos a contarme loque saben.

    Nunca cre que sus preguntas fueran disparatadas, monsieur Poirot dijoBattle. Ya he tenido ocasin de ver cmo trabaja usted. Cada cual tiene sus mtodos,lo s. Tengo por costumbre que mis inspectores gocen de la libertad en este aspecto. Detal forma, cada uno de ellos tiene ocasin de saber qu mtodo cuadra mejor a sus

    aptitudes. Pero ser preferible que dejemos esto para otro rato. Haremos que pase lamuchacha.

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    Anne Meredith pareca bastante trastornada. Se detuvo en el umbral de la puerta,respirando con dificultad.

    Los instintos paternales del superintendente Battle se pusieron inmediatamente demanifiesto. Se levant y dispuso una silla para la joven, en ngulo ligeramente diferente,

    para que no se sentara frente a l.

    Tome asiento, seorita Meredith, por favor. Vamos, no se alarme. Ya s quetodo esto parece algo terrible, pero en realidad no lo es tanto.

    No creo que haya cosas peores dijo ella con un hilo de voz. Es tanhorroroso... tan horroroso... pensar que uno de nosotros... que uno de nosotros...

    Djeme que sea yo quien haga esas reflexiones dijo Battle con amabilidad.Bien, seorita Meredith, qu le parece si nos diera su direccin antes que nada?

    Wendon Cottage, en Wallingford.

    No vive en la ciudad?

    Paro en mi club durante un par de das.Y cul es su club?

    El Naval y Militar para seoras.

    Muy bien. Y ahora, seorita Meredith, conoca mucho al seor Shaitana?

    No muy bien. Siempre cre que era un hombre temible.

    Por qu?

    Pues... porque lo era! Tena una sonrisa espantosa! Y aquella forma deinclinarse sobre una como si fuera a comrsela...

    Haca mucho tiempo que lo conoca?

    Cerca de nueve meses. Me lo presentaron en Suiza, mientras practicaba losdeportes de invierno.

    Nunca hubiera credo que le gustaran tales deportes dijo Battle sorprendido.

    Slo patinaba. Era un patinador estupendo. Haca gran cantidad de figuras yfiligranas.

    S; eso cuadraba mejor con su carcter. Y lo vio muchas veces despus?

    Pues... bastantes. Me invit a varias reuniones y fiestas que dio. Todas ellas

    fueron un tanto extravagantes.Pero a usted no le gustaba l?

    No. Lo consideraba como un hombre escalofriante.

    Battle pregunt con suavidad:

    No tena ninguna razn especial para temerle?

    Una razn especial? Oh, no!

    Est muy bien. Y hablando de lo que pas esta noche, se levant usted de lamesa en alguna ocasin?

    No lo creo... Oh, s, una vez. Di la vuelta a la mesa para ver el juego de losotros tres.

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    No se alej de ella durante toda la velada?

    No.

    Est usted segura, seorita Meredith?

    Las mejillas de la muchacha enrojecieron de pronto.

    No... no. Creo que di una vuelta por la habitacin.

    Bien. Perdone, seorita Meredith: trate de contarnos la verdad. Ya s que estnerviosa y cuando uno se encuentra as, es capaz de... bueno, de contar lo sucedidocomo intentaba usted hacerlo. Pero eso no da ningn resultado. Quedamos, pues, en quedio una vuelta por la habitacin. Se dirigi hacia donde estaba el seor Shaitana?

    La joven guard silencio durante un momento y luego dijo:

    De verdad... de verdad... no me acuerdo.

    Est bien; consideraremos que pudo hacerlo. Sabe usted algo acerca de los

    otros tres?Anne sacudi la cabeza.

    Nunca los haba visto.

    Qu opina usted de ellos? Le parece que alguno pudo ser el asesino?

    No lo puedo creer. No puedo. El mayor Despard no pudo sen Y no creo quefuera el mdico... al fin y al cabo, un mdico puede matar a cualquiera de una maneramucho ms fcil. Una droga... o algo parecido.

    Entonces, de ser alguien, fue la seorita Lorrimer, verdad?

    No. Estoy segura de que no lo hizo. Es tan encantadora... y tan amable cuandose juega albridge con ella. Es una gran jugadora y, sin embargo, no hace que una se

    ponga nerviosa, ni le reprende por las equivocaciones que cometa.

    No obstante, dej usted su nombre para el final dijo Battle.

    Fue slo porque el apualar a una persona no me parece cosa de mujer.

    Battle volvi a repetir el juego de manos y Anne Meredith inici unmovimiento de retroceso.

    Oh, qu horrible! Debo... cogerlo?

    Me gustara que lo hiciera.

    La observ mientras ella coga el estilete con repugnancia. La cara de lamuchacha se contrajo, demostrando la aversin que senta.

    Con esta cosa tan pequea... con esto...

    Penetra cualquier cosa como si fuera mantequilla coment Battle con tono desatisfaccin. Un nio lo puede hacer.

    Quiere usted decir... quiere decir... la joven lo mir con ojos abiertos yaterrorizados, que yo pude hacerlo? Pero yo no lo hice. Por qu tena que hacerlo?

    Eso es precisamente lo que deseamos saber dijo el superintendente. Culfue el motivo? Por qu alguien quera matar a Shaitana? Era un individuo bastante

    pintoresco, pero, por lo que s, no era peligroso.

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    Hubo una ligera interrupcin en la respiracin de la muchacha... una repentinaelevacin de todo su pecho.

    No era un chantajista, por ejemplo, ni cosa parecida prosigui Battle. Detodas formas, seorita Meredith, no parece ser usted el tipo de joven que esconde grancantidad de secretos criminales.

    Por primera vez sonri ella, ganada por su afabilidad.

    No; desde luego, no los tengo. Ni de stos, ni de otra especie.

    Entonces, no tiene usted por qu preocuparse. Tal vez tendremos que vernos denuevo para hacerle unas cuantas preguntas, pero slo ser una cosa rutinaria.

    Battle se levant.

    Puede usted marcharse. El guarda le llamar un taxi. Y procure pasar la nochesin dar vueltas en la cama, preocupndose por esto. Tmese un par de aspirinas.

    La acompa hasta la puerta y cuando volvi, el coronel Race en voz baja y

    acento divertido dijo:Qu consumado embustero es usted, Battle! Ese aire paternal es insuperable.

    No poda perder el tiempo con ella, coronel Race. La pobre chica poda estarmortalmente asustada... en cuyo caso obrar de otra forma hubiera sido crueldad. Y nosoy, ni nunca fui cruel. O poda ser una actriz consumada, con lo que no hubiramosadelantado un paso, por ms que la interrogramos toda la noche.

    La seora Oliver suspir y se pas la mano por el flequillo de manera que lodescompuso, dando a su cara un aspecto alegre, como si hubiera tomado una copa deans.

    Sepa usted que estoy por creer que lo hizo ella. Suerte que esto no ocurre enuna novela. La gente no quiere que la culpable sea una muchacha joven y bonita. Detodos modos, creo que ella lo hizo. Qu opina usted, monsieur Poirot?

    Acabo de hacer un descubrimiento.

    En las hojas del carnet otra vez?

    S. La seorita Meredith dio la vuelta a la suya, traz unas lneas y utiliz eldorso.

    Y qu significa eso?

    Significa que est acostumbrada a la estrechez, o bien que tiene instintivamenteel sentido de la economa.

    Pues el vestido que lleva es de los caros observ la seora Oliver.

    Que pase el mayor Despard orden el superintendente Battle.

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    Captulo VII

    EL CUARTOASESINO?

    El mayor Despard entr en la habitacin con paso rpido y elstico... un paso quehizo que Poirot se acordara de alguien o de algo.

    Siento mucho haberle hecho esperar todo este tiempo, mayor Despard seexcus Battle. Pero quera que las seoras pudieran marcharse cuanto antes.

    No hace falta que se excuse. Lo comprendo.

    Tom asiento y mir inquisitivamente al polica.

    Conoca usted bien al seor Shaitana? pregunt Battle.

    Lo haba visto en dos ocasiones respondi Despard.

    Slo en dos?

    Eso es.

    Y cules fueron esas ocasiones?

    Hace cosa de un mes estuvimos comiendo en la misma casa. Entonces meinvit a un combinado que daba una semana despus.

    En este piso?

    S.

    Dnde se celebr? En esta habitacin o en el saln?

    En todas las habitaciones.

    Vio este pequeo objeto en algn sitio?

    Battle sac una vez ms el estilete.

    Los labios del mayor Despard se curvaron ligeramente.

    No respondi. No tom nota de l para utilizarlo en otra ocasin.

    No hay necesidad de que se adelante a lo que diga yo, mayor Despard.Le ruego que me perdone. La deduccin era lgica.

    Hubo un momento de silencio y luego Battle reanud sus preguntas.

    Tena usted algn motivo para aborrecer al seor Shaitana?

    Muchos.

    Eh? El superintendente pareci sobresaltarse.

    Para aborrecerlo... no para matarlo dijo Despard. No tena el menor deseode matarlo, pero creo que me hubiera gustado darle un buen puntapi.

    Por qu quera darle un puntapi, mayor Despard?

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    Porque era uno de esosdagos que lo estn pidiendo a gritos. Cada vez que lovea senta una comezn extraa en la punta de mi zapato.

    Sabe usted algo de l...? Que lo desacredite, quiero decir.

    Iba demasiado bien vestido... llevaba el pelo demasiado largo.., y ola a

    perfume.Y, sin embargo, acept su invitacin para cenar apunt Battle.

    Si cenara solamente en las casas cuyo dueo es de mi completo agrado, temoque no saldra mucho de noche, superintendente replic Despard con sequedad.

    Le gusta a usted la vida de sociedad, pero no la aprueba, verdad? sugiri elotro.

    Me gusta, pero por perodos cortos. S; me gusta volver de la selva paraencontrar habitaciones iluminadas, mujeres vestidas con ropas encantadoras; para comer

    bien, bailar y rer... pero slo por poco tiempo. Luego, la insinceridad de todo me

    produce nuseas y quiero marcharme otra vez.Debe ser una vida muy peligrosa la que lleva usted, mayor Despard,

    recorriendo parajes tan apartados.

    El joven se encogi de hombros y sonri ligeramente.

    El seor Shaitana no llevaba una vida peligrosa... y, sin embargo, ha muerto,mientras yo estoy vivo.

    Puede ser que fuera ms peligrosa de lo que usted cree dijo Battleintencionadamente.

    Qu quiere decir?

    El difunto seor Shaitana era una especie de metomentodo.

    Despard se inclin hacia delante.

    Quiere dar a entender que se entrometa en la vida de los dems... quedescubra...? A qu se refiere?

    Quiero decir que, tal vez, era un hombre de los que gustan entrometerse en...ejem... bueno... en la vida de las mujeres.

    Despard se reclin en la silla y lanz una risotada divertida aunque indiferente.

    No creo que las mujeres tomaron en serio a tal charlatn.

    Quin cree usted que lo mat, mayor Despard?

    Pues no lo s. La seorita Meredith no fue. Y no puedo imaginarme a la seoraLorrimer haciendo tal cosa... me recuerda a una de mis tas ms temerosas de Dios.Queda, por lo tanto, el caballero mdico.

    Puede describirme lo que hicieron usted y sus compaeros durante la velada?

    Me levant dos veces. Una de ellas para coger un cenicero y atizar el fuego. Ydespus para servirme una copa.

    Recuerda a qu hora fue eso?

    No puedo decrselo. La primera vez pudo haber sido alrededor de las diez ymedia y la segunda a las once, pero son meras suposiciones. La seora Lorrimer fue en

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    una ocasin hacia la chimenea y habl con Shaitana. No s si l le contest, pues noprest mucha atencin. No podra jurar si lo hizo o no. La seorita Meredith dio unavuelta por la habitacin, pero no creo que se acercara a la chimenea. Roberts estuvolevantndose continuamente... tres o cuatro veces, por lo menos.

    Voy a preguntarle algo por cuenta de monsieur Poirot dijo Battlesonriendo. Qu opina usted de los otros tres, como jugadores de bridge?

    La seorita Meredith es una buena jugadora. Roberts carga la manoignominiosamente y mereca perder ms de lo que pierde. La seora Lorrimer es una

    jugadora estupenda.

    Alguna cosa ms, monsieur Poirot?

    El detective hizo un gesto negativo.

    Despard facilit su direccin, en el Hotel Albany, dese buenas noches a todos ysali de la habitacin.

    Cuando cerr la puerta, Poirot hizo un ligero movimiento.Qu ocurre? pregunt Battle.

    Nada contest el detective. Se me ha ocurrido que Despard camina comoun tigre... s, eso es... elsticamente, con suavidad, como se mueve esa fiera.

    Hum! refunfu Battle . Bien... mir a sus tres compaeros. Cul deellos lo hizo?

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    Captulo VIII

    CUL DE ELLOS?

    Battle mir a la cara de cada uno de los circunstantes. Slo uno de ellos contestla pregunta. La seora Oliver, siempre dispuesta a dar su parecer, empez a hablar.

    La muchacha o el mdico.

    El superintendente mir inquisitivamente a los otros dos. Pero ambos no parecandispuestos a formalizar ninguna declaracin. Race sacudi la cabeza y Poirot aliscuidadosamente las hojas del carnet.

    Uno de ellos lo hizo comenz Battle con aspecto pensativo. Uno de ellosest mintiendo descaradamente. Pero, cul? ste no es un asunto fcil... no; no esfcil.

    Call durante unos momentos y despus dijo:

    Si hemos de fiarnos de lo que nos han dicho, el mdico cree que Despard es elculpable; Despard cree que lo hizo el mdico; la muchacha piensa que fue la seoraLorrimer... y sta no quiere decir nada. En resumen, ningn indicio que aclare lacuestin.

    Tal vez no dijo Poirot.

    Battle le dirigi una rpida mirada.

    Cree usted que hay algo en lo que nos han contado?

    Poirot hizo un ademn con la mano.

    Es el matiz de las declaraciones... nada ms. Nada sobre lo que se puedan sacardefinitivas conclusiones.

    El superintendente continu:

    Por lo visto, ustedes dos, caballeros, no quieren decir lo que piensan de esto...

    No existen pruebas dijo Race brevemente.

    Oh! Hombre! suspir la seora Oliver, como si despreciara tal reserva enuna opinin.

    Examinemos las posibilidades en trminos generales observ Battle.

    Medit un momento.

    Yo pondra al mdico en primer lugar dijo al fin. Es un sospechosobastante plausible. Sabe el punto exacto donde introducir un pual. Pero aparte de ello,no tenemos nada ms contra l. Despus est Despard; un hombre de nervios bientemplados. Acostumbrado a tomar decisiones rpidas y a dejar su hogar para acometerempresas peligrosas. La seora Lorrimer? Tambin posee buenos nervios y es una

    mujer de las que pueden tener un secreto en su vida. Da la impresin de saber lo que sonlas desgracias. Por una parte, yo dira que es lo que podramos llamar una mujer de

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    buenos principios... una mujer que podra ser directora de un colegio de seoritas. Esdifcil imaginrsela apualando a una persona. Realmente, no creo que lo haya hechoella. Y, por fin, tenemos a la pequea seorita Meredith. No conocemos susantecedentes. Parece una muchacha corriente, de aspecto atractivo, aunque algo tmida.Pero, como ya he dicho, no sabemos nada ms acerca de ella.

    Sabemos que Shaitana estaba enterado de que cometi un asesinato observPoirot.

    La mscara angelical ocultando el demonio musit la seora Oliver.

    Nos conduce esto a algn lado, Battle? pregunt el coronel Race.

    Cree usted que son especulaciones sin ningn valor, seor? En un caso comoste, es natural que se hagan suposiciones.

    No sera mejor investigar todo lo que se relacione con esa gente?

    Battle sonri.

    No se preocupe. Dedicaremos a ello nuestro mejor inters. Creo que usted nospodra ayudar.

    Claro que s. Cmo?

    Respecto al mayor Despard. Ha pasado mucho tiempo en el extranjero. EnSudamrica, en el este y sur de frica... tiene usted medios de reunir informacin acercade ese joven.

    Race asinti.

    Oh! exclam la seora Oliver. Tengo un plan. Somos cuatro... cuatrosabuesos, como ha dicho usted... y ellos tambin son cuatro. Qu pasara si cada uno

    de nosotros nos encargramos de uno de ellos? Sigamos nuestra inspiracin. El coronelRace que se encargue del mayor Despard; el superintendente Battle del doctor Roberts;yo me ocupar de Anne Meredith, y monsieur Poirot de la seora Lorrimer. Que cadauno de nosotros siga su propia pista!

    Battle movi negativamente la cabeza con decisin.

    No podemos hacer eso, seora Oliver. Tiene que darse cuenta de que esto es unasunto oficial y yo estoy encargado de l. Debo investigar todas las pistas. Me parecemuy bien eso de seguir nuestra propia inspiracin. Pero dos de nosotros pueden sentir lamisma. El coronel Race no ha dicho que sospechaba del mayor Despard. Y monsieurPoirot tal vez no apueste por la seora Lorrimer.

    La seora Oliver exhal un suspiro.

    Era un plan tan estupendo! dijo con pesadumbre. Tan claro!

    Luego cobr un poco ms de nimo y pregunt:

    Pero usted no tendr inconveniente en que yo efecte unas cuantasinvestigaciones por mi cuenta, verdad?

    No respondi Battle. No puedo oponerme a ello. Despus de haber asistidousted a esta reunin, est en libertad de hacer lo que su curiosidad o inters le sugieran.Pero deseo advertirle, seora Oliver, que ser preferible tenga cuidado.

    Ser la discrecin en persona dijo la mujer. No se me escapar una palabraacerca de... de nada termin la frase como si le faltara decisin.

  • 7/23/2019 Cartas sobre la mesa (Cards on the table).pdf

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    No creo que el superintendente Battle se refiera a eso precisamente observHrcules Poirot. Quiere decir que posiblemente trate usted con una persona que segnsuponemos, ha cometido ya dos asesinatos. Una persona, por lo tanto, que no dudar enmatar por tercera vez... si lo considera necesario.

    La seora Oliver lo mir con aspecto pensativo. Luego sonri; con una sonrisasimptica parecida a la de un nio descarado.

    QUEDA USTED ADVERTIDA cit. Muchas gracias, monsieur Poirot.Tendr cuidado con lo que haga, pero no pienso abandonar este caso.

    Poirot hizo una ligera reverencia.

    Permtame que le diga que tiene usted un espritu deportivo, madame.

    Supongo dijo la seora Oliver irguindose y hablando con los ademanes queempleara en la reunin de un comit feminista que toda la informacin queconsigamos se facilitar a los dems... es decir, que nadie guardar para s lo que sepa.

    Nuestras propias deducciones e impresiones podremos retenerlas, desde luego.

    El superintendente suspir.

    Esto no es una intrigante novela de detectives, seora observ.

    Race intervino.

    Como es natural, todos los informes deben ser entregados a la polica.

    Y despus de haber dicho esto, con el tono que empleara al dar una orden en lasala de banderas, aadi, mientras un ligero destello brillaba en sus ojos:

    Estoy seguro de que jugar limpio, seora Oliver. El guante manchado; lashuellas digitales en el vaso de los cepillos de dientes; el fragmento de papel quemado...

    todo esto lo entregar a Battle.Rase usted dijo la mujer. Pero la intuicin de una mujer...

    Hizo un vigoroso gesto afirmativo con la cabeza.

    Race se levant.

    Har que investiguen todo lo referente a Despard. Se necesitar un poco detiempo. Puedo hacer algo ms?

    No lo creo. Muchas gracias, seor. No tiene usted alguna sugerencia quhacer? Apreciara cualquier cosa que me dijera en este aspecto.

    Hum! Bueno... yo prestara una especial atencin a l