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DIRECCION GENERAL DE GAIV^A:DERf^1
SECCIÓN DE LABOR SOCIAL
CARTILLA DIVULGADORAACERCA DE
los perjuicios que a las pieles ocasionan el empleo del pincho
o aguijón, marcado a fuego, desuello defectuoso
^ enfermedad de los barros.
Julio 1933
I M P R E N T A
VILIDA DE M. DE NAVAFLRO
PRECIADOS, J^. v MADRID
En 31 de julio de 1929 (Gaceta del 6 de agosto) , y a propuesta
del Patronato Central para la Proteccíón de Animales y Plantas, eI
Ministerio de la Gobernación prohibió, estableciendo sanciones de 5 a
50 pesetas la primera vez y 50 a 100 las reincidencias, el golpear a
los animales,con varas u otros objetos duros, estando sólá permitido
eastigarles con fustas sujetas a mangos cortos y flexibles. Exceptuá-
banse las yuntas de bueyes, cuyos conductores podrían usar varas,
pero los extremos de sus pértigas no estarían cortados en punta ni
tendrían pinchos de ninguna clase.
Por Real orden de 12 de marzo de 1424, la Presidcncia del Di-
rectorio militar prohibió el ernpleo de pinchos en la conducción del
ganado vacuno, pidiendo, a la vez, se recomendase por todos las me-
díos posibles la supresión de las marcas a fuego en toda clase de ga-
nados, a no ser que éstas fuesen aplicadas en el cuello u orejas.
Ambas dísposiciones, así como otras que directa e índírectamente
relacíonadas con este problema pudíéramos aducir, plausibles por su
finalidad, sea consecuencia de un sentimentalismo noble, sea obede-
eíendo a un espíritu utilitario, tratan de poner remedio a unos cuaa-
tos vicios, de graves consecuencias, pero enfocando el problema unila-
teralmente, quizá por desconocer los factores que en él intervienen y
que nosotros vamos a poner de manifiesto.
Conviene, no obstante, hacer las siguientes afirmaciones, conse-
euencia obligada de hechos en todo momento comprobables:
Primera.-España necesíta importar la mitad, aproximadamente,
de los cueros vacunos de animales mayores que su índustria necesita;
esto es, unos siete millones de kílos.
Sequnda.-Los cueros de nuestro ganado vacuno, por su natura-
leza (flor fina, tejido compacto, etc.), son de los mejares del mundo,
y esto justifica que nuestras pieles de ternera sean tan apreciadas en
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el Extranjero, motivando un comercio de exportación que hemos d^
procurar detender.
Tercera.-Es un hecho conocido de siempre, por cuantos se de-
dican al comercio e índustrialización de pieles y cueros, que un tanto
por ciento elevado de ellos apenas son aprovechables por presentar
defectos, que pueden evitarse fácilmente, y tan intensos, a veces, que
la piel no tiene valor alguno.
La consecuencía obligada de los hechos anteriores no puede ser
otra que la de intentar corregir, por cuantos medios estén a nuestro
alcance, los vicios que, por un lado, nos oblígan a una importación
que podría dismínuir en poco tiempo, no sólo aumenrando nuestra
ganadería, extremo que debemos perseguir. sino evítando sca tan ele-
vado, como lo es en la actualidad, el tanto por ciento de picles lesio-
nadas, inútiles, a veces totalmente, para la industria; y de otro, limí-
tan cada día más nuestro mercado de exportación, a despecho de la
bondad de la materia prima.
Para conseguir esta doble finalidad, sin perjuicío de las disposi-
ciones legales propias del caso, que hemos de proponer a la Superio-
ridad, la Sección de Labor Socíal de la Direccíón de Ganadería, y Pl
suscrito en su nombre, contando con la ayuda de todos, y preferente-
mente de los Veterinarios, aspira a llevar el convencímiento a cuantos
están directamente interesados: ganaderos, tratantes y conductores de
ganado, mataderos y matarífes, Prensa profesional, etc.
Para ello movilizará los recursos con que cuenta: el cartel gráfico,
la postal, el artículo en la Prensa, la cartilla, etc., etc.
PRINCIPALES CAUSAS DEL DETERIORO DE LA PiEL
Las causas principales del deterioro experimentado por las pie(es
de nuestros vacunos, pérdida no inferior a 40 millones de pesctas, las
encontramos en el empleo del aguijón o pincho, marcas a fuevo, clesuello
defectuoso, recolección y trato inadecuado, y enfermedad de !os barros.
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Emple^ del aguijón, pincho o aguillada.--Nos damos cuenta de
las dificultades que han de encontrarse para que nuestros labradores
abandonen el agui jón para castigar sus bueyes, y los conductores de
ganado la costumbre de martirizar las terneras que conducen al em-
barque o sacrifício. Años y años de empleo y deficíente cultura y sen-
síbilidad son obstáculos que no pueden vencerse diciendo: "Deje el
aguijón, coja el látígo, la tralla, la vara sin pincho o el bastón que
comunica con la pila eléctrica".
Y, sin embargo, debemos intentarlo apelando al razonamiento,
sobre todo haciéndoles ver las graves derivacíones que lleva anejas
esta costumbre, innecesaria en la totalidad de los casos, particularmente
tratándose de terneras.
La píel de ternera, precisamente por ser de animal joven y por ser
^iestinada a usos más delicados, es la que más sufre. La píel herida por
el aguijón solamente puede servir para calzado ordinario o para par-
tes del mismo de escasa aplicación. Puede perder hasta el $0 por 144
de su valor, siendo rechazada por los fabricantes, lo que trae, comoreonsecuencia, el que sean vendidas solamente para fabricación de sue-
•la o palmilla a precios inferiores a veces al coste de las mismas.
Marca a fuego.-La Federación de Comerciantes e Industriales de
•Productos pecuarios de España, en un razonado escrito presentado a^
la Conferencia de la Carne, decía al ocuparse de esta perniciosa cos-
3tumbre: "Es necesario que los ganaderos españoles dejen de una vez.
^el marcado a fuego, que no sólo es un procedimiento antihumano, sino
que en las partes en que ha tocado o donde ha tocado, ha quemado
el tejido, y cuando esta señal se hace en la culata y en el costiilar, hay
•cuero que es una desdicha, pues lleva hasta seis y hasta diez marcas de
fuego; es a la vez un procedimiento bárbaro y un atroz martirio de
•los pobres animales indefensos. El cuero ásí tratado no sirve ^penas
:para nada útil, mientras que evitándolo, se consigue una mejora de
.un 50 por 100 en el precio de aquel cuero sometido a estos procedí-
.anientos".
Es indudable que debe prohibírse esta práctica, por sentimiento y
No cortad la piela I d esol la r i a r^es
por las graves consecuencias de orden económico. La ti jera es un pro-
cedimiento suficiente, en general, para marcar los animales, rnas en
aquellos casos en que convíene una marca más duradera, aun emplean-
do el fuego, puede limitarse a una pequcña señal cn la frente, carrillo,
euerno, pezuña... Marcar a fuego en la pierna, costillar, cueIlo, etcéter^,
es inutilizar o hacer desmerecer inncccsariamentc la piel. Y una píel
inutilízada en nuestro país ha de ser rcemplazada por otra extranjera,
o nuestra industria y obreros sufrirán las consecuencias.
Desuello defectuoso y recolecciór^ y trato inadecuado.-Aunque
se ha mejorada notablemente, al menos en los mataderos de las gran-
des ciudades, el procedimiento de desollar las reses, hay necesidad de
afirmar no se presta el cuidado neccsario para evitar lesionarlas, ten-
diéndase siempre a abreviar las operacíones sacrificando el mayor nií-
mero posible de ánimales, sin duda porque al abastecedor no le ínte-
resa tanto la piel como la carnc.
Por otra parte, cn los mataderos pequeños y en el sacrificio que
pndiéramos Ilamar domiciliario, aunque se vendan las reses para el
eonsumo, con frecuencia se desconace lo más elemental del oficio, se
desangran mal los animales, se hacen cortes frecuentes en la piel o se
practica, como también en algunos mataderos, la operación del des-
carne. operacíón que si bien puede favorecer el comercio del sebo, per-
juc^ica enormemente la piel.
Tal vez lo indicado sería unificar el desuello con arreglo a]as
siguienres instrucciones que nos han sido facilitadas p©r los intere-
sados : ^
"Los becerros y las terneras deberán ser desolladas de forma que
los cueros quedarán sin cabeza (cortando por detrás de las orejas) y
sin patas (cortando en las rodillas) , tal cual se efectúa en el matadero
de Barcelona. Los novillos y vaquitas, los bueyes y las vacas deberían
^er desolladas de forma que los cueros quedaran con carrillera, sin ore-
jas, sin testuz ni morro y con media pata, cortando en el tobillo.
Las pieles lanares deberían quedar sín cabeza, cortando por detrás
tle las orejas, y sin patas, cortando en las rodillas".
Exti rpe y mate los barros
I I!9P'(1Í' NA'^!^:kRi.' iÚ1Jti Ĝ̂
da á susganados
y dará v^-Salvará I a p i e! ,;,,,..,^,^► . ^..^ ..^
Por otra parte, debería ser norma general el limpiar los cueros de
carne excesiva, basuras, sangre y agua, empleando sal limpia y buena,
secando en condiciones y aun agregando alguna solución desinfectante,
cual el carbonato de sosa al 2 por 100 0 la naftalina al uno.
Enfermedad de los barros (Hypoderma bovis) .-Me limitaré a
trazar un breve resumen de esta enfermedad, que podrá ser completado
consultando 1as obras de parasitología Veterinaria (Marotel, Neveu-
Lemaire, etc.)
Con el nombre de enfermedad de los barros o hípodermosis del
buey designamos la presencia, en la región dorso-lumbar de ordina-
rio, de unos abultamíentos o nódulos, en el interior de los que se
encuentra un gusano, una larva aI principío blanquecina, después
más obscura, de unos I8 milímetros de larga y 6 a 8 de ancha. Fi-
gura número
ZEn virtud de qué mecanismo ha podido originarse esta larva, si-
tuándose inmediatamente bajo la piel?
Aunque no le conozcamos con todo detalle, lo admitido como
más probable, es lo siguiente :
Evolución.-Hay unas moscas, especie de tábanos, llamadas Hipo-
derma, que en el verano se posan sobre los animales que pastan, en
particular si permanecen al aire libre en las horas de calor.
Estos ínsectos depositan sobre la piel unos huevecrtos, según unos,
anas larvas pequeñísimas, según otros. Admitiéndose las dos hipótesís
que damos a continuación para explicar lo que ocurre después hasta
llegar a la larva que se encuentra en el nódulo o abultamiento.
Primera hipótesis.-Es la más sencilla, puesto que consiste en decir
que la larva depositada en la piel perforaría ésta para situarse inme-
diatamente debajo y continuar su evolución.
Segunda hipóresis.-Las larvas o los huevecillos depositados por
la mosca o insecto perfecto determinan un prurito, una picazón en el
sitio donde fueron depositados, lo que obligaría al animal a lamerse,
arrastrando con la lengua larvas o huevecillos, que así llegarían a la
boca, siendo deglutidos y alcanzando el esbfago y la panza, cuyas pa-
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redes perforarían para Ilegar a través de los tejidos, y, allá por aoviem-
bre y diciembre, al canal medular, donde esperarían la primavera, ga-
nando la piel en los meses de abril y mayo, desarrollándose y forman-
do los abultamientos, en el centro de los que hay un orifício por donde
saldrá en junio o en julio, cayendo al suelo y convútiéndose allf en
insecto perfecto o mosca.
Es probable que las cosas pasen así, puesto que en los animalea sr4
estabulación o en los que se guacdan en las cuadras durante 1as horas
de calor, no se presentan las larvas o son excepcionales.Los barros son peligrosos.-Debe desecharse la creencia que ma-
sidera los barros como inofensivos. Los "barros" se nutren a expensas
del organismo, al que roban alimento; provocan inflamaciones en los
órganos que atraviesan que se revelan, a veces, por fiebre; los animalea
que los tienen con frecuencia adelgazan y producen menos leche, se
retrasan en el crecimiento y pueden ser invadidos por los microbios
causantes del pus existente en ellos, hasta el extremo de ocasionar en-
fermedades y hacer inútil la carne para el consumo.
Los barros originan millones de pesetas de pérdida.-No es nna
exageración. Las pieles de animales con barros tienen una depreciación
grande en el mercado y pucden ser casi totalmente inútiles, pues eon
frecuencia se da el caso de encontrarse animales con einco, diez, veinte,
cincuenta, y a veces más barros y, por lo tanto, igual número de
agujeritos y abscesos. En algunas regiones la frecuencia de los barros
es tal, que ha sido necesario constituir asociaciones dedicadas a la ex-
tinción del parásito, nombrándose un empleado que se dedicaba a esta
labor. En España se calcula que el 20 por 100 de las pieles tienen
barros.
Cómo se evita y tura la enfermedad de los barros.-Dos práctieas,
dos medidas son las fundamentales, reconocidas y aplicadas por todos
los países. Es la primcra evitar que las moscas depositen sus larvas o
huevos en la piel de los animales. Para conseguirlo, lo indicado es no
dejar los animalcs al exteríor en las horas de calor, debíendo, por el
contrarío. mcterles en la cuadra o en cobertízos que reunan condícío-
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nes, aunque estén al aire libre. Es la segunda extraer las larvas de los
nódulos o tumores, matándolas, aunque solamente sea por aplasta
miento contra el suelo por medio del pie. Extraer las larvas es cosa
fácil de ordinario: Comprimíendo fuertemente la base del nódulo coa^
los dedos pulgares e índíces de ambas manos se consigue la salida. 5i
así no fuese, es sufíciente ensanchar el agujero de salída dando un cor-
te, sacando el parásito con unas pínzas. Debe límpíarse del pus que
contenga, desinfectando a continuacíón con tintura de iodo.
En las eomarcas donde existan asociaciones, lo indícado es desig-
nar una persona que se encargue de destruir los barros de todos los
animales; donde no exístan, han de ser los dueños mismos los que lo
hagan, teniendo en cuenta que la operación debe hacerse en todos
los animales que presentan los nódulos, pues el que un dueño extirpe
los barros de sus ganados y el de otros no, no evita que el año próximo
hayan desaparecido las moscas responsables.
Por el contraria, verificando la extirpación todos o el empleado
designado al efecto en la primera veintena de mayo la prímera ve^a,
y a últimos de junío y prímeros de julio la segunda, en un solo aña
se conseguiría hacer desaparecer casi totalmente las moscas hipodermas.
pues, muertas las larvas, al aplastarlas contra el suelo o por otro pro-
eedimiento, no sería posíble el nacimiento ulterior del insecto perfecto 0
mosca que pone los huevecillos o larvas.
EI Inspector GeneraC,
Jefe de la Sección de Labor Socíal,
CAYETANO LÓPF7..