Cartografía crítica y educación para la paz

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Cartografías de la violencia, mapeo de la paz. Gabriela Amor y Sandra Araujo, DyGI, UNAM El mapa miente. La geografía tradicional roba el espacio, como la economía imperial roba la riqueza, la historia oficial roba la memoria y la cultura formal roba la palabra.” Galeano, Eduardo, Patas Arriba: La escuela del mundo al revés Hasta ahora, para muchos de nosotros la geografía ha sido una materia con poca utilidad práctica, si bien va, nos sirve para planear viajes, desarrollar herramientas de apreciación estética del paisaje y memorización de las principales Capitales 1 . No obstante, en nuestro quehacer cotidiano utilizamos nociones geográficas que dan cuenta de nuestra posición en el espacio: norte-sur, occidente-oriente, centro-periferia, campo-ciudad; y de la organización geopolítica: país, Estado-Nación, fronteras, región, capital, continente. Estos conceptos configuran nuestro mundo y lo materializan gráficamente recurriendo a varios tipos de mapas: croquis, guías, planisferios, mapamundis, etc. Pero, ¿estamos realmente en el lado del mapa que nos fue enseñado en la escuela? ¿Nos encontramos justo debajo de la gran potencia mundial? ¿El mundo siempre ha estado dividido en países y el mar puede tener nombres diferentes? Estas preguntas parecen juegos de palabras, pero más que respuestas, buscan reflexionar sobre la manera en la que normalizamos ciertos elementos que configurarán nuestro pensar y actuar en el mundo. Preguntemos y comencemos a actuar sobre algo que parecía obvio debido a la seducción del discurso, imaginemos otras formas de pensar, decir y hacer. Intentemos desarrollar juntos una curiosidad generadora de imaginación y conocimiento que, por ahora, se encamine a repensar formas, procesos e imágenes geográficas. A lo largo de este artículo propondremos al mapeo 2 como una herramienta de la pedagogía para la paz que deconstruya la violencia cartográfica, a partir del 1 Capital con mayúscula debido a que nos referimos a las capitales del capital. A los centros comerciales y políticos alrededor de los que gira la construcción de nuestras nociones imperantes de localización en el mundo. 2 Mapeo como una actividad colectiva y creativa en contraposición a la cartografía como disciplina y saber especializado.

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Cartografías de la violencia, mapeo de la paz.

Gabriela Amor y Sandra Araujo, DyGI, UNAM

“El mapa miente. La geografía tradicional roba el espacio,

como la economía imperial roba la riqueza,

la historia oficial roba la memoria y la cultura formal roba la palabra.”

Galeano, Eduardo, Patas Arriba: La escuela del mundo al revés

Hasta ahora, para muchos de nosotros la geografía ha sido una materia con poca

utilidad práctica, si bien va, nos sirve para planear viajes, desarrollar herramientas de

apreciación estética del paisaje y memorización de las principales Capitales1. No

obstante, en nuestro quehacer cotidiano utilizamos nociones geográficas que dan

cuenta de nuestra posición en el espacio: norte-sur, occidente-oriente, centro-periferia,

campo-ciudad; y de la organización geopolítica: país, Estado-Nación, fronteras, región,

capital, continente. Estos conceptos configuran nuestro mundo y lo materializan

gráficamente recurriendo a varios tipos de mapas: croquis, guías, planisferios,

mapamundis, etc.

Pero, ¿estamos realmente en el lado del mapa que nos fue enseñado en la escuela?

¿Nos encontramos justo debajo de la gran potencia mundial? ¿El mundo siempre ha

estado dividido en países y el mar puede tener nombres diferentes? Estas preguntas

parecen juegos de palabras, pero más que respuestas, buscan reflexionar sobre la

manera en la que normalizamos ciertos elementos que configurarán nuestro pensar y

actuar en el mundo. Preguntemos y comencemos a actuar sobre algo que parecía obvio

debido a la seducción del discurso, imaginemos otras formas de pensar, decir y hacer.

Intentemos desarrollar juntos una curiosidad generadora de imaginación y conocimiento

que, por ahora, se encamine a repensar formas, procesos e imágenes geográficas.

A lo largo de este artículo propondremos al mapeo2 como una herramienta de la

pedagogía para la paz que deconstruya la violencia cartográfica, a partir del

1 Capital con mayúscula debido a que nos referimos a las capitales del capital. A los centros comerciales y

políticos alrededor de los que gira la construcción de nuestras nociones imperantes de localización en el

mundo. 2 Mapeo como una actividad colectiva y creativa en contraposición a la cartografía como disciplina y saber

especializado.

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entendimiento del proceso de construcción de los mapas; para qué y para quién se han

creado y cómo impactan nuestra vida cotidiana. De este modo podríamos dar un giro

que contribuya a conocer, reconocer y transformar nuestras relaciones con el territorio y

nuestros espacios.

Como primer paso en el camino propuesto construiremos una base para la discusión.

En ésta incluiremos algunas nociones de los conceptos más utilizados en la geografía

como campo de conocimiento: el territorio y el espacio. Después discutiremos su

historia y funcionalidad dentro de los procesos sociales en los que están inmersos.

Seguido de esto hablaremos de la cartografía y del impacto que ha tenido en la

construcción de la guerra, la polarización social y otras formas de representación

espacial conservando la perspectiva diacrónica. Concluiremos con una ejemplificación

sobre cómo los mapas pueden ser una herramienta para la creación y representación

de nuestros mundos, de nuestras realidades y su percepción, así como las

consecuencias de esta redefinición del quehacer cartográfico como una propuesta de

construcción de una pedagogía para la paz.

I. Espacio como hecho social

“Es indispensable que los hombres sepan pensar el espacio. La familiarización de cada individuo

con un repertorio conceptual que permita articular en función de diversas prácticas las múltiples

representaciones espaciales que conviene diferenciar, sean cuales fueren su configuración y su escala, a

fin de disponer de un instrumento de acción y de reflexión.”.

Lacoste, Yves (1977), Geografía un arma para la guerra, p.36

Convertir dos palabras en sinónimos es un riesgo que muchos tomamos, sea o no por

decisión propia. En el caso de los conceptos de espacio y territorio, la consecuencia es

un reduccionismo conceptual y una falta de precisión que a su vez producen un

desarme intelectual, es decir, no tenemos las herramientas para poder discernir la

realidad y enfrentarnos con ella de manera más compleja. Hagamos pues nuestra

armadura conceptual.

Comencemos con el término más abarcador, lugar lo entendemos como: “una

porción de la faz de la tierra identificada por un nombre” (Ibídem, p.81). Cuando a este

lugar se le ponen límites por medio de un acuerdo entre partes -la naturaleza del

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acuerdo puede ser variada- se le llama territorio, el cual -dependiendo de su momento

histórico- será inmutable y fijo (Santos, 1990, p.205). Al dotar a este territorio de

dimensiones sociales -población, tasas de natalidad, sistema político...- estamos

hablando de espacio. El espacio, entonces, se refiere “a la sucesión histórica de las

situaciones de ocupación efectiva por un pueblo como resultado de la acción de éste,

de su trabajo realizado según las reglas basadas en el modo de producción adoptado y

el poder político” (Ibidem, p.205). Así, nuestro concepto del espacio se complejiza al

mirarlo como proceso histórico, como un conjunto de relaciones sociales del pasado y

del presente que se manifiestan por medio de procesos y funciones (Ibídem, p.138).

Avancemos ahora en la relación entre el espacio y la ciencia que se ha dedicado a su

estudio empezando por preguntarnos:

¿Qué es la geografía?

Se trata de una forma de ver un conjunto de hechos, tal como lo dice Milton Santos, es

“un punto de vista (...), no hay hechos geográficos, sino una manera geográfica de

considerar a cada conjunto de hechos” (1990, p.130). Pongamos como centro de

nuestra argumentación, que no hay un objeto de estudio de la geografía a priori.

Podemos estudiar con un punto de vista geográfico la cordillera del Himalaya, el

conflicto entre Palestina e Israel, los índices de mujeres embarazadas en Libia o el

croquis de la fiesta de nuestro hermano menor.

Una de las formas en las que se ejemplifica que la geografía es un punto de vista es en

lo que algunos autores llaman “la geografía escolar”, la cual tiene las siguientes

características:

1.- Responde a hechos sincrónicos.

2.- Se basa en un núcleo de conceptos estáticos.

3.- Separa algunos aspectos y herramientas de la geografía de nuestra vida cotidiana.

4.- Invisibiliza la utilidad práctica del análisis del espacio.

Esto tiene varias repercusiones prácticas. Nuestro interés principal es observar cómo la

omisión del discurso político puede legitimar procesos de guerra y paz -y las dinámicas

de dominación y colonización que conllevan- mediante un discurso científico y

pedagógico, neutral y reificado (Lacoste, 1977).

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Haciendo frente a esto, el horizonte del camino que estamos emprendiendo tiende a la

construcción de una “geografía de lo cotidiano” la cual busca:

“desarrollar un ‘nivel colectivo de saber pensar el espacio’, lo que significa que

cada individuo se familiarice con un repertorio conceptual que permita articular

en función de diversas prácticas las múltiples representaciones espaciales que

conviene diferenciar, sean cuales fueren su configuración y su escala, a fin de

disponer de un instrumento de acción y reflexión (Ibídem, p.36)”.

Esta manera de percibir la geografía contribuye a crear una educación para la paz que

nos ayude a “construir una conciencia de la capacidad de uno de conocer, junto con

otros, cómo actuar y cómo cambiar las relaciones sociales que son de violencia y como

adquirir la habilidad moral para eliminar los obstáculos sociales que impiden la

realización potencial (Lederach, 1997, p41)”.

Es decir, la geografía escolar ha sido un obstáculo para el desarrollo de procesos y

relaciones de paz, al despojar a las personas de su capacidad de incidir en la forma de

entender sus espacios. Por eso es necesario integrar la dimensión espacio-territorial

dentro de la pedagogía para la paz al brindarnos un universo reflexivo que visibiliza

algunas de las formas de materialización de la violencia3; con esto comenzaremos a

construir herramientas adecuadas para el cambio de nuestras relaciones sociales.

II. Armas gráficas: mapas y vida cotidiana

“The truth is ... maps are weapons.. Of course it's more comfortable to think about them as tools,

to extol their utility, to celebrate their ability to serve humankind in this and that

and a hundred other wonderful ways. Maps are weapons. Not less than fists and guns,

than tanks and fighters are maps engaged in the subjugation of the world,

in the intimidation of its inhabitants, in the legitimization of the status quo “

Wood, Denis (1992) How maps work? P. 67

Los mapas son una forma de pensar el espacio, son “representaciones gráficas que

facilitan un entendimiento espacial de las cosas, conceptos, condiciones, procesos o

3 Nosotras seguimos la distinción que hace Johan Galtung de los diferentes tipos de violencia: Violencia

directa descrita como la violencia visible; Violencia estructural la cual es originada por la injusticia y

la desigualdad como consecuencia de la propia estructura social.; y la violencia cultural que es

generada, materializada, legitimada y normalizada por medio de la religión, la ideología, el lenguaje, el

arte y las ciencias, entre otros. Calderón (2009).

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eventos en el mundo” (Crampton, 2006, p.7). También son una puerta de acceso a una

representación de lo vivido a través de un collage de experiencias y conocimientos

intersubjetivos. Aunado a esto “estructuran el mundo humano, crean prejuicios y ejercen

una influencia sobre un conjunto particular de relaciones sociales” (Harley, 1988 p.3).

Echar un vistazo a un mapa desde una perspectiva política puede permitirnos entender

dinámicas en distintos niveles como lo local, lo regional, lo nacional e internacional e

incluso pueden dar un giro hacia una “toma de conciencia colectiva de problemas”

(Lacoste, 1977, p.142). Sin embargo, muchas veces la cartografía más que servir para

una comprensión holística de la realidad se ha tornado en un saber cartográfico

profesionalizado y especializado que le ha conferido al mapa un halo de verdad-objetiva

que legitima una representación fidedigna y precisa del mundo a través de la autoridad

científica.

Como menciona Harley (1989) a lo largo de la historia “hemos dejado que los

cartógrafos nos digan cómo se supone que son los mapas” -por lo tanto nos dicen cómo

se supone que es el mundo-. Esto lo podemos observar en los mapas que usamos

cotidianamente: en las paredes de las escuelas, en las cajas de cereal, en los libros de

texto, en periódicos y noticieros, en publicidad, en oficinas gubernamentales, en

embajadas, etc. Encontramos que la circulación de una de muchas formas de

representar el espacio se da en una escala masiva y estandarizada, lo cual despoja a

los mapas de su condición de construcción social. Siguiendo a Piaget, encontramos que

se ha sacralizado la autoridad del mapa al darnos los cartógrafos un modelo de mapa

que no cuestionamos ni criticamos dado su carácter científico, se borra el proceso que

hay detrás del mapa y se nos muestra como inmutable.

El tratar de imponer una sola forma cartográfica requiere invisibilizar el proceso político

que conlleva. De este modo podría pasar por legítima y verdadera una forma cultural

particular de ver el mundo al no ser contrastada con otras. Como complemento de esto

se crea un discurso compartido “donde lo que es mapeado se convierte en realidad,

dada la creencia en la objetividad de los mapas” (Fotiadis, 2009 p.23).

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Imagen 2: Proyección de Mercator Ilmagen 1: What's Up? South!

¿Cómo impacta esta construcción de los mapas en nuestra vida

cotidiana? ¿Pueden tener implicaciones directas en las prácticas sociales?

Para abrir esta discusión, nos apoyamos en nuevas tradiciones de interpretación de la

realidad, una de las cuales nos señala que “los conjuntos de representaciones del

mundo guían las acciones de los agentes” (Olivé, 2007, p. 34). Es decir, a partir de una

representación del espacio-mundo, se configuran principios básicos de entendimiento

que guían a las personas en su actuar y en la evaluación del actuar ajeno. Existe

entonces en los mapas como representaciones-construcciones, una posibilidad de

poder-pensar y un poder-actuar. Por ello, los mapas como formas de ver el mundo

sirven para ordenar nuestros sentidos al pensar y actuar según la propuesta de

representación del espacio que nos muestran, la cual “crea y mantiene un discurso

político particular acerca del mundo y las relaciones internacionales con implicaciones

reales en el espacio que representan” (Fotiadis, 2009, p.15).

Para ejemplificar empezaremos con el artículo “Mapping ethnocentrism” (2009) de John

Blair, quien habla de tres grandes aspectos a considerar de la cartografía dominante: 1)

¿Dónde se coloca el centro? El planeta tierra no tiene centro, pero los mapas de dos

dimensiones no pueden evitar centrar una región, por lo tanto se hace una propuesta

política, al enfocarse en una región relegando otras a la periferia (ver imagen 1); 2)

¿Cuáles serán nuestros norte y sur? La tierra tampoco tiene norte ni sur pero al hacer

un mapa se tiene que decidir donde se colocará el ecuador lo cual impactará en el

tamaño que tendrán los continentes (ver imagen 2); 3) ¿Qué proyección utilizaré? Al

tratar de representar un objeto de tres dimensiones dentro de un plano de dos, se

producirán distorsiones en las formas y tamaños de las áreas (Blair: 2009) (ver imagen

3).

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Imagen 3: Diferentes proyecciones cartográficas

A través de estos mapas observamos lo que afirma Harley “los hechos cartográficos son

sólo hechos dentro de cierta perspectiva cultural”. El gran problema está en que dentro

de esta diversidad de proyecciones sólo es una la que se ha difundido de forma masiva

y usada como la versión standard. Esto impacta en nuestra manera de pensar la forma

y tamaño de la tierra y el mar, y la noción del espacio que ocupamos dentro de ellos.

La proyección de Mercator4 contribuye a legitimar de manera geográfica la narrativa de

superioridad, centralidad y desarrollo de países del norte (Europa, E.U.A, Rusia), debido

a que son el centro de la proyección y sus proporciones son mayores; al tiempo que

promueve la inferioridad y “subdesarrollo” de países del sur pues se reduce su tamaño.

A pesar de las críticas que ha habido a esta proyección y las alternativas que han

surgido a lo largo de los años, sigue siendo la de uso común. Una de las proyecciones

4 Mapa creado por Gerardus Mercator en 1569 para facilitarle la navegación a los marineros. Lo que busca

esta proyección es un mapa plano que permita trazar de manera recta las rutas más directas entre distintos

puntos de la tierra, por lo cual no conserva las relaciones entre áreas para valores distintos de latitud

exagerando la superficie aparente de las tierras situadas cerca de los polos.

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Imagen 4: Proyección Gall-Peters

Imagen 5: África útil

alternativas que ha causado mayor controversia es la de Arno Peters5 que muestra el

tamaño real de cada nación respecto a su porción de tierra (ver imagen 4).

En los últimos años se ha perfilado una

tendencia crítica a la cartografía tradicional

que busca vincular los conocimientos

geográficos con el poder, “asumiendo que los

mapas hacen realidad tanto como la

representan” (Crampton: 2006, pág. 1). Los

mapas no sólo representan afirmaciones

culturales, también reflejan y constituyen

diferentes tipos de relaciones políticas: colonialismo, propiedad, identidades nacionales,

razas, poder militar, desigualdad, burocracia y género, las cuales han sido teorizadas

como piezas clave en las formas de mapeo. Varios autores se han empeñado en

resaltar que los mapas no son sólo herramientas sino también armas en una pelea por

el dominio social y la construcción de un pensamiento hegemónico.

Dentro de la cartografía crítica se abordan diferentes

temáticas como son: el uso de la proyección y el diseño

como medios para elaborar, visualizar y naturalizar

tácticas y estrategias militares para controlar el

territorio, los recursos y la población6. Veamos algunos

ejemplos, en la imagen 5 observamos como el mapa

sirve como una forma de planificar las estrategias de

extracción de recursos estratégicos de Europa hacia

África, siendo este un proyecto de despojo territorial en

formato tamaño carta.

5 El historiador Arno Peters introdujo en 1974 un mapa que busca que cada nación reciba en el mapa el

espacio proporcional a su territorio. Peters denuncia los mapas usados convencionalmente al exagerar el

tamaño de los “países desarrollados”. Ha recibido buena recepción en estados poscoloniales y fue adoptado

por organismos internacionales como la UNICEF y OXFAM.

6 Ver Kitchin y Perkins 2011, Lacoste, 1977

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Imagen 6: Portugal no es un país pequeño

La imagen 6 fue una propaganda utilizada

por el gobierno portugués para mostrar el

tamaño de sus colonias respecto a sus

fronteras nacionales -y las de los demás

países europeos-. Otra rama de

investigación crítica afirma que los mapas

son una herramienta de clasificación

totalizadora del Estado que a través de las

fronteras ejercen un “sistemático ejercicio de

violencia”, donde el trazar/nombrar/localizar

representará una serie de afirmaciones acerca de cómo debería ser el mundo, dónde

sólo serán reconocidos, y por lo tanto representados, los territorios que sean

estratégicos o que mantengan el orden mundial, así quien lo cuestione quedará fuera

del mapa y por lo tanto no existirá7. En la imagen 7 podemos ver lo que la ausencia de

una representación político/gráfico de las fronteras de Kurdistan facilita el

intervencionismo militar dentro de su territorio; “el trazado de un mapa implica un cierto

dominio político y científico del espacio representado, y es un instrumento de poder

sobre dicho espacio y sobre las personas que viven en él” (Lacoste, 1977, p.8).

III. Los mapas en acción

“Saber pensar el espacio para saber organizarse en él, para saber combatir en el”

Lacoste, Yves (1977), Geografía un arma para la guerra p.141

Dentro de ese universo de representaciones y

construcciones de realidades a partir de los mapas

nosotras nos centraremos en el tema de la representación

del proceso de guerra y de paz dentro de la gráfica del

mapa.

Para esto utilizaremos las siguientes metodologías:

7 Ver Neocleous, 2003

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IImagen 7: Nación sin nación

Imagen 8: Producto Interior Bruto por Estado y

por habitante, 2010

Imagen 9: Consejo de seguridad

1) Comparación entre mapas que representan procesos paralelos.

2) Análisis de formas de elaboración de los mapas mediante el planteamiento de

preguntas

En nuestro recorrido a través de diversos atlas y mapas del mundo buscamos la

representación de algunos fenómenos de nuestro interés. En vez de respuestas

encontramos muchas más preguntas –y mapas- de las que esperábamos. A

continuación les proponemos narrativas formadas con sucesiones de imágenes que

guiamos por preguntas que nos surgieron al mirarlas y compararlas.

Una pregunta constante dentro de “nuestra” representación del mundo fue

¿Qué países son los más ricos?

La respuestas que encontramos se limitan al

cálculo del producto interno bruto, en la imagen 8

observamos la manera en que se construye el

imaginario de “Primer mundo” basado en la

riqueza y se materializa en un mapa donde lo que

resalta es el “norte”. Como mencionábamos al

principio, el reificar una imagen borra el proceso al

que responde, por lo tanto, no nos preguntamos

por qué la riqueza se basa en el dinero y por qué

se concentra mayoritariamente en una región

“noroccidental”.

Una de las características de una reflexión

crítica es poder relacionar fenómenos que

parecen inconexos, uno de ellos es, ¿qué

relación tienen los países con más poder

monetario y los países con mayor poder

político internacional? En la imagen 9 se

muestran los 5 países miembros permanente

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Imagen 10: Venta y compra de armas

del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), primeros

“responsables” del estado de la paz y guerra en el mundo.

Debido a que hay una ligera coincidencia entre los países más ricos y los más

poderosos políticamente, habría que preguntarnos cómo mantienen esos dos controles.

Una opción a considerar es la imagen 10, las cual nos muestra que estos 5 países

(EUA, Francia, Inglaterra, Rusia y China) son los principales abastecedores de armas a

nivel mundial. Podemos observar lo rentable de la industria de armas con el dato de que

en 2012 se realizó un gasto militar mundial de $1.7 trillones de dolares8. Por otra parte,

podemos ver que los principales compradores son países que se encuentran en

regiones estratégicas de extracción de recursos y con alto índice de intervencionismo

internacional. Al final nos preguntamos ¿Por qué estos países siguen siendo pobres y

con guerra si existe un organismo encargado de garantizar la paz mundial? ¿Será que

se les arruinaría el negocio?

8 World Military spendind en http://www.globalissues.org/article/75/world-military-spending consultado

el 2 de agosto del 2013 00:41.

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Imagen 11: Recursos naturales

Imagen 12: Proyectos del BM

Ilmagen 13: Mapa del conflicto

Pocas veces nos ponemos a pensar los

lugares de donde sacamos los recursos

naturales para abastecer las demandas

mundiales de materia prima. La imagen 11

nos muestra la localización de estos y nos da

un panorama del desequilibrio que hay en

cuanto a la proporción de esos recursos y el

territorio en el que están; es decir, vemos

cómo los principales recursos estratégicos -agua, minerales, petróleo y biodiversidad-

se encuentran en Latinoamérica, África, la región subsahariana y el sureste de Asia.

Sí, los 5 países mencionados en el párrafo anterior están excluidos de la repartición

geográfica de recursos.

Desgraciadamente, siempre hay formas de

obtener lo que uno quiere. El Banco Mundial

-hermano institucional del Consejo de

Seguridad de la ONU- tiene como misión

“terminar con la pobreza extrema en una

generación y promover la prosperidad

compartida” (página oficial Banco Mundial).

Por lo tanto, tiene una serie de proyectos

encaminados al “desarrollo”. La imagen 12

nos hace preguntarnos por qué los países que “requieren” mayor ayuda son los que

tienen mayores recursos naturales.

A lo largo de la historia la guerra ha

enmascarado proyectos de expansión

territorial y control de recursos naturales.

Actualmente la forma de ver el conflicto

depende de los criterios de quien mira, por

ejemplo, la imagen 13 muestra la perspectiva

de la defensa área internacional de Estados

Unidos en la que los enemigos tienen que ver

Page 13: Cartografía crítica y educación para la paz

con operaciones de narcotráfico, posesión de armas (insurgencia), desarrollo misil,

pirataje, operaciones aéreas e infraestructura de guerra terrestre y ciberataques.

La narrativa que proponemos con los mapas pretende cuestionar a organismos

internacionales como la Organización de las Naciones Unidas y el Banco Mundial, y

visualizar la institucionalización de dinámicas que permitieron el ascenso al poder a las

hoy grandes potencias económicas. Estos actores de manera conjuntan tejen una lógica

de legitimación de ciertas dinámicas de guerra y militarización que se justifican en los

beneficios económicos que trae la industria armamentista. Industria que representa una

de las formas de intervención territorial en la que se puede observar una polarización

espacial que implica un control de los puntos estratégicos de abastecimiento de

recursos naturales, lo cual podría tener relación con zonas de tensión y conflictos.

Regresemos a los mapas anteriores y preguntémonos

¿Por qué los países más “conflictivos” se encuentran en las zonas estratégicas

de extracción de recursos naturales?

Y por otro lado pensemos en qué tipo de “paz” es la que promueven los organismos

internacionales basados en modelos de desarrollo del “primer mundo”. También

podemos preguntarnos cuáles son las implicaciones de invisibilizar fenómenos como:

las revueltas ocasionadas por las reformas estructurales en Europa, las masacres en

Estados Unidos y las luchas estudiantiles en Chile.

¿Qué consideramos conflicto?¿Por qué?¿Cuáles son los niveles de los

conflictos?¿Cuándo se convierte en guerra? Todas estas reflexiones pueden llevarnos a

la construcción de una narrativa gráfica que nos ayude a perfilar distintas respuestas y

analizar los criterios con los que cada uno de nosotros evaluamos procesos sociales

como el conflicto y la guerra.

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IV. Mapeo, educación, paz y resistencia

We should not seek a utopian ideal map, but we should address all maps critically and constantly

change the maps we use in order to change the way we view the world.

Fotiadis (2009) The Strange Power of Maps p.49

Puede desanimarnos la idea de que la geografía y los mapas han sido utilizados por

organismos y actores que pretenden naturalizar distintos tipos de violencia a su

conveniencia. Aunado a esto, el creernos sin la capacidad y las herramientas para

representar nuestro espacio, ayuda a pensar a la geografía como un campo demasiado

grande como para tener injerencia en él.

Lo anterior no ha sido suficiente para socavar esfuerzos de resistencia, creatividad e

imaginación en cuanto a la construcción de mapas y la resignificación de la geografía y

la cartografía como saberes populares y dinámicos. Aunque difíciles de encontrar,

existen varias experiencias –más de las que uno podría imaginar- de mapeo colectivo a

través de saberes locales. Un ejemplo de ellos es el grupo argentino “Iconoclasistas”

quienes buscan que el mapeo sea un “artilugio que empuje la organización de prácticas

emancipatorias y colectivas” (iconoclasistas.net, consultado el 6 de junio del 2013). Ellos

realizan y participan en talleres colectivos de mapeo y uno de de los resultados es la

imagen 14 la cual tiene como objetivo mostrar la geopolítica migratoria entre la

Península Ibérica y Latino América desde una mirada crítica y creativa, resaltando sus

flujos, vínculos e intercambios, la colonización y el miedo pero a su vez las resistencias

e insurgencias.

Imagen 14: Antropofagia iberoamericana

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Imagen 15: Petroglifo bedolino

Otra forma de reconfigurar la cartografía es a través de las miradas indígenas las cuales

se diferencian epistémica, ontológica y axiológicamente de las formas estandarizadas

de construcción de los mapas. Se caracterizan por la manera dinámica en que perciben

las fronteras al responder estás a distintos procesos como conexiones familiares,

patrones históricos de asentamiento, flujos temporales de migración y apropiación de

los recursos, etc., los cuales son mantenidos a través de un sistema complejo de

negociación (Bjørn, 2009 p.150)9 . El ejemplo que elegimos es la imagen 15 la cual se

diferencia de las anteriores al representar un paisaje pero con una perspectiva difícil de

entender fuera del contexto creado, podemos observar que es plano y parece ser

simplemente icónico pero con altos elementos simbólicos que nos hacen pensar en su

función pictórica, religiosa, ritual, simbólica y mágica, antes que en la geográfica.

El adentrarnos al mundo de los

mapas nos ha dejado percibir el

gran vacío que hay de ellos en las

instituciones educativas, aunado

a esto, nos preocupa que de tan

múltiples y variados mapas

prevalezca uno que privilegie al

“norte” y el proyecto de expansión

capitalista. Por eso nos parece

indispensable que en carreras

como geografía, historia,

pedagogía y otras enfocadas a

temas de paz y cultura se integre la cartografía como un eje de análisis y crítica que nos

ayude a repensar la manera en que vemos al mundo. Al reconocer la naturaleza política

de los mapas y la diversidad de ellos podemos tener una herramienta para la pedagogía

para la paz que nos ayude a combatir el etnocentrismo, a deshacer la idea de que el

conflicto es negativo y solo se resuelve a través de la guerra al promover el intercambio

y el dialogo intercultural.

9 Traducción libre del original en inglés

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Por qué, como bien dice Lederach “La paz es la ausencia de condiciones o

circunstancias no deseadas (guerras, marginación, hambre, etc.) pero también es la

presencia de condiciones y circunstancias deseadas (la colaboración, la mutua

asistencia, el mutuo entendimiento y la confianza)…” (1997, pág. 31).

Concluimos por ahora, invitándonos a seguir con esta reflexión desde cualquier lugar y

escenario: trazar la ruta de nuestra casa a la escuela en bicicleta, localizar las

problemáticas de nuestra colonia, relacionar el mapa del metro con dinámicas de

urbanización y marginalización, tratar de hacer un mapa que no tenga por referencia

calles y avenidas, etc. Estas pequeñas acciones son una gimnasia para la construcción

de una geografía que responda a procesos de paz y no de guerra.

V. Emprendiendo el Camino

Para cerrar con el tema, nos gustaría compartir unas cuantas actividades que podrían

crear un ambiente de reflexión e imaginación en torno a los temas abordados

anteriormente. Estas actividades están pensadas para ser construidas, compartidas y

discutidas de manera grupal, en un ambiente de cooperación y con la intención de

colaborar con otros para poder significar los saberes según nuestras vidas. Es en

nuestras pequeñas luchas donde se construye el cambio socia.

1) Les proponemos construir un mapa del lugar en donde estudian que abarque cinco a

diez cuadras. Ubiquen puntos que consideren seguros e inseguros. Al terminar

compartan los mapas de manera grupal y reflexionen acerca de los criterios que usaron

y las repercusiones que estos puntos tienen en su vida diaria y en la manera de percibir

y vivir el espacio.

2) Con el fin de acercarnos al mapeo como actividad cotidiana, recorran con cuidado el

trayecto de su casa a la escuela. Háganlo de preferencia caminando o en bici, notarán

la diferencia de percepción de espacio, pues muchas veces nos pasan desapercibidas

cosas mientras vamos en un vehículo motorizado. Traten de ubicar en su caminata

hechos, lugares y sujetos de lucha social y de cambio. Dibujen el mapa y localicen

lugares de lucha y qué tan relacionados están con su camino y su cuerpo. Expongan

sus mapas y comparen sus recorridos, su forma de mapear, su lenguaje y sus trazos.

Page 17: Cartografía crítica y educación para la paz

3)Muchas veces cuando alguien nos pide que le indiquemos dónde está un lugar, las

referencias que usamos son calles, avenidas, andadores, etc. Pero, ¿se imaginan un

mundo dónde estas referencias no existan y nos guiemos por colores, objetos, sujetos

sociales, historias, señalamientos, tipo de suelo, vegetación? Pues hagámoslo posible.

De manera grupal escojan un punto conocido de la ciudad y hagan un croquis para

llegar a el sin referencia a calles, números, colonias o avenidas.

Recordemos que una de las formas como vemos la resistencias es poder darnos cuenta

de la realidad en la que vivimos para luego imaginarla de manera diferente y construir

las herramientas para caminar hacia nuestra utopía.

Referencia de imágenes

Las autoras y editores expresan su agradecimiento a las siguientes fuentes de material

ilustrativo y/o su permiso para reproducirlo

Imagen 1. The Colton's map of the world on Mercator's projection (1855) published by

J.H. Colton c°172, William St. New York.

http://s3.amazonaws.com/grassrootsmapping/warpables/117387/1855_Colton_Map_of_t

he_World_on_Mercator_Projection_-_Geographicus_-_WorldMercator-colton-1855.jpg

Imagen 2. "What's Up? South!" Hobo-Dyer Projection Upside down (2002) by Mick Dyer

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http://www.odt.org/http://en.joscandreu.com/wp-content/uploads/2013/02/map-gall-

peters.gif

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