Caso Clínico

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CASO CLÍNICO Paciente hombre de 50 años, sin antecedentes mórbidos de importancia, que ingresó a raíz de una endocarditis bacteriana de la válvula aórtica por Enterococcus faecalis. No existían antecedentes de reacciones de hipersensibilidad a fármacos, incluidas las penicilinas. Recibió tratamiento con penicilina sódica 5 millones de UI cada 6 horas más gentamicina 80 mg cada 8 horas endovenosos. Cuando estaba en la cuarta semana de tratamiento antimicrobiano comenzó con disuria; a los dos días se agregó hematuria franca con coágulos y sensación febril. El sedimento de orina era completamente normal. Asimismo, las pruebas de función renal y la PCR resultaron normales al ingreso. Se efectuó TAC y ecotomografia abdominal; ambos resultaron normales. En los días siguientes, el paciente persistió con hematuria y además presentó cólico renal izquierdo. Se mantuvo el tratamiento con penicilina, se agregó ciprofloxacina y se suspendió la gentamicina. Evolucionó en forma tórpida con temperaturas entre 37 y 38°C, náuseas y vómitos persistentes y con una creatininemia en ascenso hasta 3,18 mg/dl. El sedimento de orina mostró glóbulos rojos muy abundantes sin hematíes dismórficos ni leucocitos, pero con piocitos en regular cantidad y con proteinuria de 0,72 grs/dl. No se encontraron eosinófilos en orina. En el hemograma destacaba un hematocrito de 33,7%, leucocitos de 5.000/mm 3 con 5% de eosinófilos, sin desviación a izquierda y con una VHS de 49 mm/hr. Se realizaron hemocultivos y urocultivo que resultaron negativos. La PCR aumentó hasta 10,9 mg/dl (VN hasta 0,9 mg/dl), lo que apoyaba el empeoramiento del cuadro. Además se repitió un ecocardiograma de control que no mostró cambios con respecto al anterior. Estando ya en su quinta semana de tratamiento etiológico se sospechó el diagnóstico de cistitis hemorrágica y nefritis intersticial por penicilina. Se decidió realizar una cistoscopia, que mostró una mucosa difusamente sangrante sin lesiones circunscritas lo que confirmó el diagnóstico planteado. Se cambió el esquema terapéutico a vancomicina, la cual fue ajustada a la función renal del enfermo. A los dos días de suspender la penicilina se observó una franca regresión de la hematuria, desapareció la fiebre y la función renal tuvo una progresiva mejoría hasta su completa recuperación.

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CASO CLÍNICO

Paciente hombre de 50 años, sin antecedentes mórbidos de importancia, que ingresó a raíz de una endocarditis bacteriana de la válvula aórtica por Enterococcus faecalis. No existían antecedentes de reacciones de hipersensibilidad a fármacos, incluidas las penicilinas. Recibió tratamiento con penicilina sódica 5 millones de UI cada 6 horas más gentamicina 80 mg cada 8 horas endovenosos. Cuando estaba en la cuarta semana de tratamiento antimicrobiano comenzó con disuria; a los dos días se agregó hematuria franca con coágulos y sensación febril. El sedimento de orina era completamente normal. Asimismo, las pruebas de función renal y la PCR resultaron normales al ingreso. Se efectuó TAC y ecotomografia abdominal; ambos resultaron normales.En los días siguientes, el paciente persistió con hematuria y además presentó cólico renal izquierdo. Se mantuvo el tratamiento con penicilina, se agregó ciprofloxacina y se suspendió la gentamicina. Evolucionó en forma tórpida con temperaturas entre 37 y 38°C, náuseas y vómitos persistentes y con una creatininemia en ascenso hasta 3,18 mg/dl. El sedimento de orina mostró glóbulos rojos muy abundantes sin hematíes dismórficos ni leucocitos, pero con piocitos en regular cantidad y con proteinuria de 0,72 grs/dl. No se encontraron eosinófilos en orina. En el hemograma destacaba un hematocrito de 33,7%, leucocitos de 5.000/mm3 con 5% de eosinófilos, sin desviación a izquierda y con una VHS de 49 mm/hr.Se realizaron hemocultivos y urocultivo que resultaron negativos. La PCR aumentó hasta 10,9 mg/dl (VN hasta 0,9 mg/dl), lo que apoyaba el empeoramiento del cuadro. Además se repitió un ecocardiograma de control que no mostró cambios con respecto al anterior. Estando ya en su quinta semana de tratamiento etiológico se sospechó el diagnóstico de cistitis hemorrágica y nefritis intersticial por penicilina. Se decidió realizar una cistoscopia, que mostró una mucosa difusamente sangrante sin lesiones circunscritas lo que confirmó el diagnóstico planteado. Se cambió el esquema terapéutico a vancomicina, la cual fue ajustada a la función renal del enfermo. A los dos días de suspender la penicilina se observó una franca regresión de la hematuria, desapareció la fiebre y la función renal tuvo una progresiva mejoría hasta su completa recuperación.