CASTELLAR DE LA FRONTERA - Cádiz · PEÑA FLAMENCA Cerca de su estudio -dentro de los mu ros no...

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CASTELLAR DE LA FRONTERA

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CASTELLAR DE LA FRONTERA

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DONDE EL TIEMPO SE DETIENE CASTELLAR DE LA FRONTERA

TEXTO NACHO SÁNCHEZ

FOTOS NACHO SÁNCHEZ AYUNTAMIENTO DE CASTELLAR DE LA

FRONTERA, TURISMO CAMPO DE GIBRALTAR (VALLE BELIZÓN)

El viejo Castellar de la Frontera se levanta en una colina entre un mar de alcornoques coronado por su majestuoso castillo, uno de los pocos que quedan aún habitados murallas adentro. Apenas un centenar de vecinos residen allí, la mayoría dedicados a la artesanía. Un territorio por explorar en el que escapar del ruido y perderse en la naturaleza a apenas unos minutos de la costa gaditana.

C ada una de las curvas que com­ponen la estrecha y sinuosa ca­

rretera que llega hasta la fortaleza de Castellar de la Frontera está llena de sorpresas. Conviene ir despacio: una familia de ciervos puede aparecer en cualquier momento y pedirnos paso; pero también merece la pena circular con tranquilidad para disfrutar de al­cornoques cada vez más grandes, más viejos, que nos cuentan una pequeña parte de la historia del lugar.

A veces hay que parar y echar un vis­tazo hacia el cielo, un acto que nunca será en vano. Allí es fácil distinguir un buen número de rapaces y, destacando por su tamaño, buitres sobrevolando en círculo la zona. Mientras retomamos el camino, un giro inesperado en el as­falto nos descubre un embalse, el de Guadarranque, en bello contraste con

el océano Atlántico que se divisa a lo lejos y la costa africana como telón de fondo. Y allá en lo alto, al final del ca­mino, majestuosa, se levanta la fortale­za de Castellar de la Frontera, un viejo pero bien cuidado castillo de origen árabe y uno de los pocos que se man­tienen habitados murallas adentro. Un lugar mágico en pleno Parque de los Alcornocales, en Cádiz, a apenas unos kilómetros de Algeciras, Glbraltary, por supuesto, de las maravillosas playas de Tarifa.

QUIETUD ENTRE PIEDRAS MILENARIAS El Castillo de Castellar de la Frontera es hoy una de las visitas inexcusables para los que quieran conocer Cádiz más allá de sus playas. Y no sólo por su relevancia en la historia -su propio

NOVIEMBRE 2012

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E S C A P A D A I BALEARIA MAGAZINE I 17

nombre fronterizo delata su importan­cia en las batallas entre musulmanes y cristianos- sino porque allí el t iem­po parece detenerse. Los apenas 20 kilómetros que separan la autovía A7 de este paraíso son todo un bálsamo que nos lleva del tráfico y el humo de las fábricas algecireñas al descanso, el silencio y la carencia de prisas. Al olor a aire limpio, a romero, a lavanda. Es, además, un lugar que ha sabido adap­tarse a los tiempos: hoy, gran parte de la construcción originaria se ha conver­tido en hotel -gestionado por Tugasa, empresa pública de la Diputación de Cádiz- que, además de habitaciones, oferta pequeñas casas por las diversas calles internas de la fortaleza. Un pe­queño lujo al alcance de casi cualquier bolsillo que nos permite disfrutar de la tranquilidad, la naturaleza y el ambien­te tan especial que se respira entre es­tas piedras milenarias.

HABITANTES DE TODO EL MUNDO El hotel es prácticamente el último habi­tante en unirse a la pequeña población compuesta por apenas un centenar de vecinos, que habitan tanto las casas existentes en las callejuelas intramuros como las que hay más allá de las mu­rallas. Unos cuantos llegaron hace mu­cho tiempo, antes casi del nacimiento del concepto de turismo, cuando en los años 60 y 70 viajeros de todo el mundo quedaban atrapados por la magia del enclave y decidían quedarse allí a vivir. Hippies de otra época que compraban las casas de aquellos que se mudaban al nuevo Castellar, ubicado siete kiló­metros más abajo. Artistas, artesanos y bohemios que fueron poblando el lu­gar y dando vida a lo que podría haber

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1 y 2 . El capitán Luís en su estudio. Uno de los barcos que iabrica con corcho procedente de los alcornoques de la zona. 3 y 4. Entrada e interior de la peña flamenca Al Duene 5 . El pintor Riccardo Pasquini con una de sus obras.

quedado en ruinas, como tantos otros castillos árabes.

Uno de los que lleva más tiempo es el capitán Luís. Un sevillano que llegó para quedarse dos meses ayudando a reparar la casa de su hermano y que lleva ya 26 en la fortaleza. Harto de la vida económica del banco, dejó la capi­tal hispalense para instalarse en Caste­llar. "Entonces era un aventurero, joven, con energía", cuenta con calma, letra a letra, palabra a palabra. Recuerda las juergas de aquella época, los baños en las playa de Bolonia. Hoy todo ha cam­biado. "Pero la belleza del lugar es la misma. La tranquilidad, el silencio, la soledad, los buitres. La vida aquí sigue igual", 'cuenta el artista, que cuando necesita de la civilización recurre a Ma­rruecos, que se puede vislumbrar a lo lejos más allá de la costa del campo de Gibraltar. Pero su día a día es Castellar, sus callejuelas, sus silencios. Por eso, quizá, cuentan con tantos detalles los preciosos barcos que elabora con cor­cho procedente de los alcornoques de la zona.

PEÑA FLAMENCA Cerca de su estudio -dentro de los mu­ros no hay nada lejos, todo está a un

paso- se encuentra la vieja peña fla­menca Al Duende, que regenta desde hace dos décadas Diego Oca, un ena­morado del flamenco. "Vivíamos por aquí y tocábamos la guitarra para el turista que llegase. Hasta que se nos ocurrió montar una peña, ya ves que locura", relata junto a un vaso de vino dulce, imprescindible en la mesa de un flamenco para charlar. Un gran póster del Soy gitano de Camarón preside la peña, en cuyas paredes hay hueco para todos los grandes del flamenco y para los mejores momentos del festival que desde hace dos décadas se celebra en el castillo. Los nombres de El Cabrero, El Lebrijano o El Torta se mezclan con los grandes talentos actuales, entre los que surge el nombre de Kimera Fernán­dez Campos, "una chica de La Línea que tiene un arte especial", asegura Diego.

Arte es también el que tiene Riccardo Pasquini, habitante de Castellar desde hace siete años. Llegó desde la bella ciudad de Tolfa, al norte de Roma, tam­bién coronada por un castillo. Ahora tiene galería propia, en la que expone numerosas obras suyas, que van des­de camisetas hasta pequeños juegos de sombras pasando por lámparas de

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Artistas, artesanos y bohemios han poblado el lugar desde los años 70, dando vida a lo que podría haber quedado en ruinas.

insospechadas curvas y materiales re-ciclados o grandes cuadros realizados al óleo y otras técnicas sobre una base común: la arena. Materia prima con orí­genes tan diversos como las cercanas dunas de Tarifa o las lejanas tierras de Brasil, Jordania o Madagascar. "Este lugar me da la calma necesaria para poder trabajar. Aquí sí existe la inspi­ración", cuenta el italiano. Una inspi­ración que seguro mejora con el buen comer de la zona. Justo frente a su galería, un coqueto restaurante ofrece comidas típicas del lugar como el jabalí o el venado, además de exquisiteces andaluzas como el salmorejo»

PASEOS ENTRE ALCORNOQUES

HOTEL CASTILLO DE CASTELLAR

www.tugasa.com

RUTAS A CABALLO, EN BICI O 4X4

www.castellargp.es

Más a l lá de las cal les de p iedra de la fortaleza de Castel lar , el Parque de los Alcornocales ofrece numerosas ru tas y paseos por la na tura leza que pueden llevar a p e n a s unos minutos o varios d ías . Pa ra los menos depor­t i s tas , el p a s e o por la vieja ca lzada r o m a n a has t a la fuente vieja entre a lcornoques , ciervos y con preciosas vis tas a l e m b a l s e de G u a d a r r a n q u e . Y, p a r a los m á s aventureros , por la lo­ca l idad discurre el GR-7, que procede de Los Barrios (nueve horas de ruta) y lleva ha s t a J imena de la Frontera en una camina ta ce rcana a las cinco ho­ras . Excursiones con las que disfrutar

de la flora y fauna de la zona que son recomendables p a r a cualquier mo­mento del año , ya que cada estación t iene sus venta jas . Desde la posibili­dad de observar la ber rea del ciervo a finales de verano h a s t a la explosión de color de todo el p a r q u e a comien­zos de la pr imavera . También existen empresa s con las que poder realizar diferentes rutas a cabal lo , aunque el deporte con más éxito en la zona es el ciclismo; tanto el de m o n t a ñ a como el de carretera , g rac ia s a los cuidados carri les bici.

www.alcornocales.org