Castillo de fatetar
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CASTILLO DE FATETAR.
ESPERA(CÁDIZ).
CEIP ANTONIO MACHADO.
ESPERA (CÁDIZ)
MANUEL GARRUCHO JURADO.
HISTORIA.
Los orígenes del castillo de Fatetar hemos de remontarlos al siglo X,
exactamente fue el año 914 cuando Abderramán III manda su construcción.
Pero el monte donde se asienta fue habitado desde la época neolítica como
demuestran los útiles líticos encontrados en su cima.
Es curiosa la leyenda de la fundación de la villa por el rey Hespero, como
hacen las versiones fantásticas del siglo XVIII, sobre todo la del Padre Fray
Pedro Mariscal, del convento jerónimo de Bornos.
Con el paso del tiempo el monte Fatetar, al igual que los montes cercanos
de Esperilla o Carisa, estuvo habitado por iberos y romanos. La presencia
de monedas, cerámica y algún resto de escultura de esta época lo
confirman.
A la caída del Imperio de Roma, los visigodos se asentaron en el mismo
creando una pequeña aldea, algunos de cuyos restos se conservan en las
mismas paredes del castillo o en el Museo de Espera. En una ventana ciega
de la pared principal del Castillo actual aún se conserva en el dintel una
piedra con tres estrellas de seis puntas de esa época. Igualmente son
visigodas dos cantos decorados, uno de ellos hallado en unas obras en el
Castillo, y otro en los cimientos de una casa de la localidad, ambas
conservadas en la Iglesia Parroquial, además de una vasija de la misma
época y unas hebillas de cinturón, de las laderas del mismo Castillo.
Las estrellas
de la ventana
son visigodas.
A partir del 711 el pequeño poblado pasa rápidamente a manos
musulmanas ya que por sus cercanías discurría una antigua calzada romana
que es utilizada por aquéllos en su incursión peninsular. En el año 914
Abderramán III, futuro califa de Córdoba, pasó por Espera y mandó
construir la fortaleza de Fatetar, donde dejó como jefe militar a Yamil con
soldados de Tánger.
Todavía queda un resto de muralla de aquel tiempo, habiéndose
encontrado muchas monedas árabes, dedales, anillos y fragmentos de
cerámica.
Entrada al
interior del
Castillo.
Su paso a manos cristianas se debió producir cuando lo hizo Arcos de quien
dependía, hacia 1248-50. Quedó constancia de la cesión de Criste, una
antigua aldea en el pago de Santiago (Las Viñas) desde 1249 año en que es
cedida a la Orden de Calatrava por el Infante Enrique, hijo de Fernando III.
En 1299 Espera y su Castillo son concedidos a Juan Arias de Quadro
por el rey Fernando IV. Estuvo en posesión de sus sucesores hasta que en
1394 es comprado por Per Afán de Ribera. Finalmente hacia 1539 fue
donado todo el monte y el Castillo definitivamente por Fadrique Enríquez
de Ribera, Marqués de Tarifa, a la Iglesia, pues allí se encontraba la Ermita
del Santo Cristo de la Antigua.
Al estar allí el antiguo pueblo se convirtió la Ermita en Iglesia parroquial.
Estuvo abierta como antigua parroquia, de ahí que el Cristo se llame de la
Antigua, hasta la apertura de la Iglesia de Santa Mª de Gracia en 1564.
En dicha Ermita se fundaron las primeras hermandades y cofradías.
Las Ánimas Benditas y la Pura Concepción se funda en 1533. Dos años
después lo hace la del Santísimo Sacramento y en 1589 la del Santo
Entierro. Allí fue fundada también la del Cristo de la Antigua.
De la misma Ermita procede también una tabla que perteneció a un
Retablo: San Joaquín y Santa ante la Puerta Dorada de Jerusalem. Romero
de Torres, en su Catálogo Monumental de la Provincia de Cádiz, habla de
su buena ejecución y brillante colorido.
DESCRIPCIÓN
Vista aérea del
Castillo de
Fatetar.
La entrada se hacía por el Sur. A la izquierda, tras la cancela, se abren dos pequeños
huecos, uno de ellos un horno y el otro probablemente un puesto de guardia. Más
adelante nos encontramos la entrada a la primera torre. La puerta está defendida por una
ladronera. Toda la muralla donde se encuentra esta puerta es un resumen de la Historia
de este Castillo: Una ventana ciega en cuyo dintel existen tres estrellas de seis puntas
de la época visigoda, una ventana también ciega enmarcada en un alfiz de origen
musulmán y una torre rodeada de una serie de canecillos o remates de vigas y la
ladronera citada que son de origen cristiano.
A su izquierda la escalera de acceso a una terraza donde se encuentra el aljibe principal
de la fortaleza al que se bajaba por otra estrecha escalinata que baja hasta el agua. Toda
el agua que se recogía en esta parte del el castillo era conducida hasta el citado aljibe
que serviría para toda la población de la villa.
Horno y puesto de guardia a la entrada del castillo
de Fatetar. Al fondo puerta de la primera torre.
Entrada principal a la fortaleza.
Puerta de la primera torre.
Una vez dentro de la primera torre podemos seguir el pasillo hasta la parte trasera del
Castillo que da al foso, un gran tajo excavado en la roca que servía de defensa. Al fondo
de esta parte se encuentra una posible cuadra para la caballería, quizá rehabilitada por
los franceses. En la muralla que da al foso existen una serie de merlones adosados en
una reconstrucción de hace pocos años. Tenía un camino de ronda para la vigilancia de
esa zona de la fortaleza.
Primera torre
rodeada de
canes y con
la ladronera
en la parte
delantera.
Muralla NE hacia
el foso con el paseo
de vigilancia.
El foso visto desde abajo.
Muralla NE.
En el último recinto de la fortaleza se
encuentran unas habitaciones y la torre del
Homenaje que es la más alta de todo el
Castillo. Al pie de la torre, en su cara sur se
encuentra otro pequeño aljibe que recogía el
agua de la azotea de la Torre del Homenaje a
través de un atanor o canalillo de cerámica,
conservado en la actualidad.
Vista aérea.
El exterior presenta una portada de piedra en la parte central, de estilo tardobarroco, con
un par de pilastras de adosadas a los laterales. En el friso superior aparece una serie de
círculos y volutas, coronada por un frontón, roto en e su parte central para incluir un
pequeño rosetón que ilumina el interior. En los laterales del frontón se asientan dos
remates de jarrones sobre pedestales. En la parte superior, sobre el pretil, coronado la
portada, se culmina con una espadaña de dos cuerpos, igualmente de piedra, con dos
huecos parav las campanas, mayor el inferior