Catterine

A la mañana siguiente, aún me duele el corazón pro lo que sucedió en la noche, no me gusta la forma en la que terminó las cosas pero no tengo más opción que dejarlo como está, tengo que terminarlo todo de una buena vez, no puedo seguir haciéndome estúpidas ilusiones, cuando esa persona no me quiere ni un poco, a veces pienso que si pero parece cosa solo de mi imaginación, en mi cabeza sigue rondando la misma frase *como terminar algo que nunca empezó* y me digo a mi misma que por eso será más fácil, porque nunca empezó nada en realidad, todo estaba en mi cabeza, el leer tantas historias de amor en los libros, creí que estaba viviendo una, pero no podía estar más lejos de la realidad, era solo mi imaginación, un amor unilateral, al menos ya me di cuenta, y es hora de ponerle fin a todo esto.

Dejo que mis pensamientos se queden en lo más fondo de mi cabeza, la parte racional se sobrepone, y estoy agradecida no quiero seguir pensando en él, está ocupando más espacio en mi cabeza de lo que debería y aunque se esto hace semanas, no me causa ninguna gracia ser consciente de ello.

Me levanto y me doy una larga ducha con agua fría, necesito despejar mi mente, me pongo lo primero que encuentro, unos jeans algo gastados y un polo de mangas acero y una camisa a cuadros de diferentes tonos azul, una gorra de lanita blanca, llevo suelto el pelo, no tengo muchos ánimos hoy.

Es mi primer mes en la universidad, y con todo lo de Aspen no me ha dado tiempo de hacer amigos, no es que tuviera muchos en mi otra universidad, es más es por ello que también decidí postular a aquella beca, hasta hora me ha bastado mis libros para mantenerme ocupada, y para sacarme todo de la mente, pero últimamente, no puedo, el tener en mi mente que él está cerca no me hace las cosas fáciles, creo que necesito una copa de vino o whisky, lo que sea, eso no quiere decir que volveré a mi antigua vida, hace meses que no pruebo gota de alcohol, pero necesito un poco, tal vez después de clases iré por una copa, necesito cualquier cosa que me despeje la mente.

Cojo las llaves de casa y salgo de mi habitación, Aspen ya se fue, no me extraña, es bastante responsable, y estoy segura que lo de ayer no le afecto en lo absoluto, tomo el autobús en la siguiente esquina, me gusta tomar los buses grandes porque pago menos y suelen estar vacía con excepción de tres o cuatro personas, me gustaba también en mi antigua ciudad, solía creer que mientras pensaba en todos los problemas que tenía, se quedaban impregnados ahí, y cuando bajaba me sentía más aliviada, ya que todos mis problemas se las llevaba el autobús.

En cuanto estoy en el asiento vuelvo a creer que lo mío con aspen ya llego a su fin, lo pienso una y otra vez hasta que termino por creérmelo, no va a ser fácil viviendo juntos, pero nada es fácil en este mundo lo sé desde hace mucho tiempo, abro los ojos a unas cuantas cuadras de la parada, pongo la mejor cara que tengo y bajo.

Camino por el campus con la mirada en el piso, me siento realmente triste pero sé que se me pasará en cuanto comience las clases, llego cinco minutos antes de que el profesor entre en el salón, como aún hay muy pocas personas, decido sentarme atrás, en la última silla, deseo ser invisible para todos.

El salón se empieza a llenar de todo tipo de personas, el profesor está leyendo un periodico mientras se cierra la puerta, empieza con la larga clase, pero cerca de mí se encuentra un grupo de chicos, tres para ser exactos, en todo el més que estuve aquí no los había notado,

claro que no conozco a muchas personas, pero podría jurar que es la primera vez que los veo, el más pequeño que me saca como 15 centímetros tiene el cabello castaño corto y unos ojos café claros, observa detenidamente todo lo que dice el profesor y no para de tomar apuntes, tiene un polo celeste, pantalón gris y deportivas negras, parece el típico nerd de todas las escuelas, espero que no me traiga problemas con los que tengo me basta, el otro tiene el mismo color de cabello pero tienes unos ojos verdes preciosos, tiene un polo blanco semitransparente que deja ver su toso tenis y pantalón negro, se ve bien, pero no es mi tipo, creo que es otro nerd como su amigo, el tercero llama más mi atención, no puedo verle la cara, es el único que no presta atención a la clase, tal vez más que yo, tiene la cabeza entre sus brazos encima de la mesa, duerme plácidamente, mientras lo observo se mueve un poco para finalmente despertar mira en mi dirección nuestros ojos se encuentran, el color sube a sus mejillas, no puedo evitar reírme un poco, tiene los ojos negros celestes como el cielo, el cabello completamente negro no hay combinación más perfecta, retira la vista hacia delante, está avergonzado , saca un cuaderno y un lapicero, y empieza tomar notas desesperadamente, creí haber encontrado a alguien interesante pero me equivocaba, o importa, decido seguir durmiendo en las próximas clases, me levanto cuando alguien me toca un hombro, levanto la vista y veo al muchacho del polo celeste.

-Hola soy Daniel, ¿eres la nueva verdad? Las clases han terminado creo que deberías ir a casa o si quieres puedes venir con nosotros.

Lo pienso un poco, la verdad es que no quiero volver a casa, además veo al chico del cabello negro no se ve tan mal, me mira un poco asustado y eso me hace sonreir, decido ir.

-Soy Catt, ¿quienes son tus amigos?

-El es Marcus (dirigiéndose al de polo blanco) y el es Sthefan (el chico dormilón)

-Vale, vamos adonde sea

Me pongo de pie y recojo mis cosas, solo algunos alumnos aún están en el salón, salimos del salón, dejamos atrás la facultad y caminamos por el campus, Daniel me pregunta sobre mi otra universidad, creen que soy un cerebrito por haber ganado la beca, * si supieran la verdad*, terminamos en un café, donde se disponen a jugar billar.

Es verdad que estos chicos no me conocen terminaré machacándolos en esto, no saben que era uno de mis pasatiempos en casa.

Sthefan es el que habla menos y sonríe ocasionalmente, cuando lo hacen aparecen hoyuelos en su rostro es adorable pero lo paso por alto, comienza el juego, no se lo esperaban, les gano a todos, realmente me estoy divirtiendo, y hecho a reír cada vez que Marcus hecha a llorar cuando meto una más.

Después de un par de horas decidimos que es hora de volver a casa, veo el reloj y ya es las de la tarde, no me creo que la he pasado tan bien con estos chicos que casi no conozco, tomamos un café y nos despedimos.

Vuelvo a casa caminando, quiero llegar lo más tarde posible, saco los audífonos y poco la música en el volumen máximo, desde que conocí a Aspen mis gustos musicales han cambiado tanto, ahora el metal sinfónico me gusta mucho, es lo que a él le gusta más, es algo que ahora tenemos en común, llego a casa, me detengo en la puerta, no estoy preparada para lo que viene a continuación, aunque ya lo tengo decidido, abro la puerta, para mi sorpresa no hay

nadie en el sofá, la puerta de Aspen está entreabierta pero no me arriesgo a ver dentro, sigo directo hasta mi habitación, hago algunos deberes que tengo pendientes y me acuesto encima de la cama con los audífonos puestos.

Cuando me despierto a media noche, me encuentro cubierta por las sábanas, son estos pequeños detalles que hacen que lo quiera, pero vuelvo a dormirme.