Caza menor y mayor en el Valle del río Oja. Recuerdos de un cazador.

Adolfo Soto Sáez Restaurantes y Apartamentos Turísticos Rincones del Vino Ezcaray - Logroño (La Rioja) España

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Caza. Capítulo 50. Ezcaray es sin duda un paraíso de la caza. Para conseguir mejores resultados nos acompañan nuestros queridos perros, especializados en caza menor o mayor. Desde hace muchos años hay mujeres cazadoras como mi tía Sofía Soto, y otras que acompañan a los hombres a cazar aunque las condiciones climatológicas no sean las mejores. Ana Mendi, mi mujer, sujetando al nervioso sabueso, mientras intentamos cortar el rastro que los jabalíes dejan en la nieve, para saber donde entraron a dormir.

Liebres y perdices. Sofía Soto (1). Caza mayor con sabuesos. Cerca de Anguta, Eterna y Avellanosa. Ana Mendi (2).

1. ‘Amistad’. Izquierda, el francés Pedro Laffort, Lorenzo Soto, Lolo Pérez ‘el Pastelero’ y Jesús Cereceda (Grillo-trabajaba en la Unión), antes de comenzar la jornada de caza. 2. ‘Codornices’.Izquierda, Pedro Laffort, Boni ‘el Zapatero’, Fernando Soto y su padre Lorenzo (y el mío).

En las fotografías se puede leer. En las anteriores vemos que más allá de la caza, a los hombres que en ellas aparecen les une una auténtica amistad, independientemente de sus particulares vidas, cultura o modos de pensar, y esto sigue siendo así. Por otro lado se encuentran felices.


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En tiempos, la codorniz era muy abundante, tanto en Ezcaray, como en sus aldeas y otras pequeñas poblaciones cercanas. Todas con extensos, aunque pobres pagos cerealistas en las laderas de los montes. Esto terminó y ahora tenemos que pagar cotos en tierras cerealistas más o menos cercanas a Ezcaray.

Izquierda, Jose Antonio Cornejo, Adolfo Soto, Paco Mendi, Eugenio Altuzarra, padre y Eugenín. En el Ryn (2). Hace más de cuarenta años (codorniz). Paralelas y cananas. Con Peña y Chaparro (1).

Codorniz, eran otros tiempos (1). El autor. ‘Algunas codornices’. Restaurante El Rincón del Vino (2). El autor, con 40 años y kilos más.

“Pan” es el tricolor del coche de la mancha negra alrededor del ojo. A su lado una hermana, Pecas. La que asoma la cabeza, agachada a la izquierda es Neska, madre de Pirata y Capitán. Lord es el pointer blanco naranja como el que me ha regalado Javi, ‘La ardilla’. Felices días de caza a todos.

“Corzos, trigales y girasoles”. Quintana Loranco (1). Codorniz huyendo de la cosechadora (2).


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Antes de abrirse la ¡media veda’, disfruto con mi cámara, tanto como con la escopeta. Me encanta parar el instante en que la codorniz sale para ponerse a salvo del peine de la cosechadora. No resulta fácil.

Codorniz saliendo del trigal. A la derecha el peine de la cosechadora (1). Codorniz en busca de refugio (2)

1. Con mi cuñado Paco Mendi, visera, en el pago de Ezcaray. 2. En el aparcamiento de El Rincón del Vino. El cocinero.

2011. La caza de la codorniz, se abrió el día 15-08, resultando francamente bien en nuestros cotos. Con mi hijo Armando y un sobrino, Alberto Méndez Soto, magnífico cazador, en la modalidad “caza mayor con arco”. Capitán y Sena. Pienso que Ezcaray es un paraíso par los cazadores y no es extraño que lo sean abuelos, hijos y nietos. La caza de la paloma torcaz al paso en puestos fijos tradicionales de la sociedad, o subastados, es quizás lo que más gusta en general a los cazadores de Ezcaray. Otra buena parte tienen en la caza mayor sus metas y el resto perdiz y últimamente becada. El conejo, en tiempos muy abundante desapareció y las liebres son testimoniales. En espera de fotos que me han prometido sobre nuestra fauna y caza, por hoy dejo el tema.


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Posiblemente, la paloma torcaz al paso es la caza reina para “cientos” de cazadores de Ezcaray, y en otros tiempos cientos de cazadores vascos y navarros que nos acompañaban, seguida por la caza mayor, jabalí y ciervo, muy abundantes. Perdiz y becada, ambas escasas, tienen sus incondicionales.

A mi padre le enseñó a cazar el suyo, este a mi, y yo a mis hijos, bueno o malo, es algo que se hereda.

1. Con un ánsar y palomas Lorenzo Soto. 2. Con Galo y Paco. 3. Con Ana y mi padre, Lorenzo (palomas), en la ‘Paula’. Los padres y abuelos enseñan a hijos o nietos la caza y a cazar y estos parecen gozar con ello, o a veces dormirse, a su lado una escopeta paralela del calibre 20 y “perrillos” (de percutores o martillos a la vista).

1. Momento de la verdad. 2. Guillermo, años después, soñando en la ‘Doruela’. Guillermo con Ciro en Cuena, bajo la manta (3). En las cacerías siempre estamos acompañados por nuestros fieles perros que nos ahorrarán paseos.

2. Menudo trío (Cuena), Sergio, Armando y Guillermo con sus perros y palomas. Acompañados por su padre (2). Ánsares, codornices, malvices, perdices, avefrías, becadas y palomas, estas últimas muy abundantes.


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En épocas de palomas también se cobran malvices y ánsares comunes, a los que suelen llamar ‘gansos’, no desde luego porque resulte fácil matarlos y, aunque no tantos, hace años, se lograban buenos perchas de avefrías y algunas deliciosas y enigmáticas becadas. Cada vez pasan menos ánsares en época de palomas. El 2011, ya a 9 de noviembre, ni siquiera les hemos visto, en su lugar pasan garzas y cormoranes. Posiblemente han cambiado de ruta o retrasado mucho su época de migración.

Con algunos años más, Armando Soto, un cazador orgulloso y feliz con sus palomas y sombrero de malvices (1). Otros tiempos. Con palomas y “gansos”. Con mi padre y un amigo, Jaime Rondeau (2). Avefrías. Sergio Soto y Ciro. El Rincón del Vino (3).

En Pradilla con mi primo José Luís, mi padre, Lorenzo, y unos amigos de Valgañón (1). El perro de Javier sube la escalera. Valcarlos (2) El abuelo Lorenzo, con sus nietos Armando y Guillermo (3).

En Ezcaray la caza es abundante, junto al lugar donde la Academia General Militar de Zaragoza instala su campamento debajo de la peña de San Torcuato, sujeto una buena percha de codornices y algunas otras aves como tórtolas, que se cazan en verano cuando se abre la media veda, codorniz y tórtola. Ya no queda el menor recuerdo del Ezcaray cerealista ni de la abundancia de codornices.

Con codornices y tórtolas. Ezcaray, Ana y Adolfo, cuando desde Ojacastro a Zorraquín sembraban trigos (1). Desde hace muchos años se vienen organizando por fiestas tiradas de plato. Esta junto al puente Canto (2). Lorenzo Soto con sus perros, de muestra en la codorniz, ya con repetidora (3).


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Una buena parte de mi vida la pasé cazando o soñando con la caza. De niño y joven acompañaba a mi padre, tío y amigos. Casado y con hijos, estos me acompañaron siempre. Los niños ya mayores, salvo Armando, con el veneno de la caza en la sangre, me acompañan menos. La pasión de Guillermo es el deporte, sobre todo el golf, y juega al fútbol en un bregado equipo de Santo Domingo de la Calzada, Sergio es muy bueno con motos de enduro. Les gustaría venir más a cazar, pero todo en la vida no puede ser.

Los hermanos Armando, Guillermo y Sergio Soto Mendi en Doruela. Conversación en torno a una paloma. En 2012, la conversación girará en torno a “media” paloma (1). Años después en Picachas con un cachorro de pastor (2).

1. Mi abuelo, Ceferino Soto, en el ‘Llano de la casa’. 2. Ciro, como en este caso, era capaz de traer hasta tres palomas en la boca. Cuando veía varias en el monte se organizaba para no hacer tantos viajes hasta el puesto. 3. Mis hijos, centro, con dos buenos amigos de Plencia. Izquierda Juanje, Sergio, Armando, Guillermo y Kuba.

Un buen día, “algo exagerado” (1). En Pradilla. Puestos que hicieron los “Caballitos” (2).


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El 21 de octubre de 2011, con norte, pasaron la costa y Pirineos cerca de 300.000 palomas. El 22, fue un día muy especial. Miles de palomas que llegaron la víspera, en lugar de pasar la sierra camino de Portugal, se quedaron en los montes y con su inquieto ir y venir en busca de comida, bellota (fruto del roble) y afríz (fruto del haya), alegraron el día a cantidad de cazadores de Ezcaray, que se habían colocado en puestos bajos, de los que varios se quedaron sin cartuchos. Nunca lo olvidarán.

Para nuestro buen amigo Augusto “el Ruso”, la apertura de la “media veda” no ha podido comenzar mejor (1). El bando de palomas cubrirá varios puestos, pero para tirar esperaremos a la cola –que entran más bajas- (2). Augusto, hijo, buen cazador y loco como todos los palomeros, brinda por las palomas del 2011 y Santa Úrsula “La palomera”, 21 de Octubre, día (2011) en que cobramos 100 palomas, aunque una se la comió “Pancer”, el perro de Juan Carlos, ‘el Doctor’.

Los grandes bandos de palomas se permiten jugar y hacer curiosos dibujos en el aire. No es cuando más se cobran (1).

Las palomas comienzan a pasar la ‘Demanda’. Altas con Norte (1). No ha sido un mal día. Los pequeños aprenden rápido.


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A la semana siguiente, creo que el último día de octubre, cerca de 500.000 palomas evitan atravesar los Pirineos, por Valcarlos, Quinto Real, Echalar y otros míticos valles de paso de paloma, dando esquinazo a los cazadores saliendo de Francia cruzando el mar Cantábrico para alcanzar las costas de España. Desde San Sebastián a Guetaria, las gentes de la costa quedan admiradas del espectáculo que ofrecen miles de grandes bandos de palomas torcaces atravesando los cielos. Los cazadores que pacientemente esperaban en Pirineos navarros, se acuerdan de las madres de las palomas. En 2012 repiten la jugada. Esperan al norte y con este viento vuelas a unos 2.000 m. de altitud, sin peligro.

Con viento Sur las palomas entran muy bajas. Es el viento “palomero”, si sopla muy flojo los vascos le llaman “blanco” (1 y 2).

En este segundo gran paso, en Ezcaray no tuvimos tanta suerte. Una inesperada capa de nubes traídas por los vientos del Sur choca en las cumbres de la Demanda y cierra las vaguadas por las que las palomas suelen pasar. Inútilmente esperamos a que la nube-niebla despeje. Las palomas giran hacia Burgos y en los cazadores de esta comunidad tienen un buen día. Otro año será. Ya Javier Arín nod decía que los puestos de la Demanda estan “muy altos”.

Después de tanta sequía llegaron las lluvias, un fuerte temporal de agua, nieve y viento azota el valle impidiendo pasar a las palomas que se han quedado en los bosques. Hay grandes bandos, en espera de que remita, pero nos tememos que la nieve nos va a impedir poder llegar a los puestos cuando decidan salir. Los días 8 y 9 buen tiempo pero no palomas.

Juanje vigila. Sergio (hijo de Fernando), que ha matado su primera paloma en el cinco, no la soltará en todo el día (1 y 2)

Sergio trae palomas ante la divertida mirada de “Jotas”, su padre Fernando está atento (1). El día fue de los buenos (2).


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2011. Durante la primera semana de Noviembre, otra oleada de palomas, más de 200.000 palomas, atraviesan los Pirineos y el mar. Con algo más suerte en esta ocasión, por Quinto Real pasan más de 20.000 palomas. Confió que mi buen amigo Javier Arín, en las trepas de la Diputación, haya tenido su día, al igual que mis amigos de “la Reclusa”, Joseba y Cia., en Valcarlos, o Miguel, Michel y Juan Carlos, en las trepas de “Alarcia”. En cuanto a Ezcaray nada. Seguimos bajo las nubes, el agua y la nieve. Se ha producido el milagro, en unos días de estar el río Oja seco, su nivel freático aumentó un par de metros, lo se por un pozo que tenía seco y ahora alcanza ese nivel.

Comienzan a llegar las palomas. Al fondo San Lorenzo con sus primeras nieves (1). Otra jornada para el recuerdo (2).

Lo difícil es elegir cuando tirar en estos súper-bandos (1). Un día de palomas algo especial (2).

Hemos logrado llegar con algunos coches hasta la ‘Cruz de la Demanda’. Desde allí, tras un paseo de

un par de kilómetros (2,2) llegamos a los puestos. Algunos con esquíes. Con ayuda de una pala vamos descubriendo los puestos. Finalmente pasan algunas palomas y consideramos que el esfuerzo valió la pena.


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Un año más, cuando el temporal remite, nos encontramos los puestos cubiertos por el blanco manto de la nieve.

Estamos en otoño, aunque parezca invierno y no hay ningún riesgo de incendio, una buena lumbre nos permite resistir la espera (1). La niebla levanta y ya vemos San Lorenzo, las palomas pueden pasar (2).

Comienzan a llegar las palomas más madrugadoras (1). El segundo bando lo hace muy alto, tendremos que esperar (2).

Siguen llegando grandes bandos de palomas (1). Algunos tan largos que no entran en la panorámica (2).

Recuerdos de días menos fríos (1 y 2). Fin de la jornada, regreso a los coches que no pudieron pasar de la Cruz (3).


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1. Refugio. Al mús con cartuchos. Envido cuatro. 2. Manolo con los hijos.

1. Alfredo, Agus, Fernando, Augusto (padre), Jorge, Armando, etc. 2. Sergio encuentra todas.

1. Jorge y Armando. 2. En Valcarlos, Guillermo, Miguel y el super-perro-trepador.

1-3. Con calma, dejándolas pasar y adelantando el tiro se consiguen buenos resultados.


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Hay años que si no generosos en palomas lo son en boletus, el caso es llevar al restaurante lo mejor.

Palomas, ganso, avefrías (1). Palomas. Épocas de mi padre Lorenzo Soto, 6º izquierda. (2).

Enekorri, Quinto Real. Palomas y malvices (1). Valcarlos, trepa del ‘Obispo’, Armando Soto (2). En Pradilla (3).

2012 ha sido, un año más de palomas, para olvidar, pero…la brotación del Boletus Edulis ha sido generosa.

Con estas bonitas fotografias (de movil malo) “palomas y boletus”, despido estas páginas y a octubre 2012. Confío que noviembre nos ofrezca alguna agradable sorpresa. De momento fuertes vientos y lluvia…


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En cuanto a perdices, en Ezcaray conviven la pardilla y la roja, pero ocupando territorios diferentes. La pardilla, hoy súper protegida, la podemos encontrar, incluso en raras ocasiones ver, en las cumbres de la sierra de la ‘Demanda’ por encima de los 1.500 metros. Desde Ezcaray hasta unos 1500 metros de altitud, encontramos a la perdiz roja, un milagro de supervivencia y adaptación al haber desaparecido los pagos cerealistas. Este año, 2011, las rojas han criado muy poco y apenas se ven algunas acompañadas por un par de pollos, en 2012 peor. Sobre todo los más jóvenes o mejor preparados físicamente, entre los cazadores locales, salen en su busca. Algunos se han pasado a la becada, muy ocasionalmente algo numerosas, dentro de un orden. En mis buenos tiempos cazaba en mi pueblo, con el paso de los años, como tantos, lo hacemos en cotos privados de caza, con mayor o peor suerte.

Con perdices diversas, Armando y Guillermo Soto, silla (1). Armando con becadas (2). “Popurrí” de caza de pluma.

Perdices. Perla no la suelta (1). 2. Juanje, perdices y palomas. 3. Perdices y liebres.

Noviembre de 2012. Me llaman que de nuevo las palomas pasan la costa. Me voy a la ‘Demanda’.


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Caza Mayor. Dejo, no sin pena, de hablarles de caza de pluma, pasemos a la caza mayor o de pelo. Otra gran afición en el valle es la caza mayor. Tras quedar casi la totalidad de la extensión del

‘Termino Municipal de Ezcaray’ dentro de una mayor Reserva de Caza, jabalíes y ciervos se encuentran por todas partes. Los corzos sufrieron el aumento de población de los ciervos y fueron expulsados por estos, como Adán y Eva, de su Paraíso, bosques de hayas y pinos, en los que felizmente vivían. Ahora lo hacen en la extensa tierra cerealista a ambos lados de la carretera nacional de Santo Domingo de la Calzada – Burgos.

Con Luís Lladó, Angelito (padre, de Ángel, “El Cazador” de Valgañón) y Ana, al amor de una buena lumbre (1). Con Luís Lladó y otros amigos. Todos con escopetas paralelas, días de postas (2).

Si no muchos jabalíes, había los suficientes para hacer una buena cena. Por ello las caras de alegría de los participantes a la batida, tampoco numerosos. Aún no teníamos rifles para caza mayor. Se cazaba con escopetas paralelas, disparando cartuchos de posta. Decían que las balas podían reventar los cañones.

Con Luís Lladó y uno de sus sabuesos (1). Ana, al fondo junto al fuego, con Angelito y sus hijos, Fortun, etc.

Con Esteban Azcue, de pie, 2º- Dcha. (Campeón del mundo de tiro al plato), su hermano (gorros rusos), Paco, Gustavo, Luís, su cuñado, Odón, etc. (1). Lo más importante para la caza mayor son buenos perros sabuesos y de agarre (2).


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Son muchos los días que dedico a la caza y estupendas las personas que me han acompañado y acompañan, además de mis hijos, en las fotografías que os enseño podemos ver a unos cuantos amigos.

Un pequeño rayón con su madre (1). La Sociedad de Caza, dispuesta a controlar el exceso de caza mayor (2).

En espera de quienes han ido a cortar las huellas para dar la batida al jabalí (1). Tuvimos suerte. La caza no pesa (2).

Aun con varios kilómetros sobre las piernas, nos gustaba más dar los “ganchos” fuera de nuestra provincia (1). Somos muy pocos y no está mal para una merienda. Angelito, Luís, Adolfo, Uti y Javi (2).


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A veces las batidas, por diferentes circunstancias, son inolvidables. En enfrentamientos con algunos grandes y solitarios machos nuestros más valientes perros pagan con su vida. En algunos casos una rápida intervención puede salvarlos. Paco Mendi, con el jabalí que pisa, corrió serio peligro ganando el duelo.

1. En tiempos, un pequeño gancho con algunos amigos y unos buenos perros daba mejores resultados que una batida mal organizada. Paco Mendi orgulloso del lance. 2. Retirando trofeos de los jabalíes abatidos en un día inolvidable.

1. Como curiosidad el jabalí más pequeño lo han dejado en primer plano y a los grandes apenas los dejan ver. En esta ocasión ninguno lleva armas. Un especial recuerdo a varios buenos amigos cazadores que nos dejaron y vemos en esta foto (Sebastián, ‘Chaparro’, Rafa ‘El Manquito’, etc.) 2. Armando con un corzo.

Todo ha salido bien y la comida está asegura, salvo que tengan triquina, prueba que deberá hacer un veterinario y, aunque no frecuente en jabalíes jóvenes, todo puede ocurrir.

En casi toda la península Ibérica el jabalí es abundante, más en zonas de serranía y bosques. Para las gentes de los pequeños núcleos rurales perdidos en los valles de montaña, aldeas, el cobrar un corzo, ciervo, jabalí, algún conejo o unas cuantas palomas, representa carne para muchos días y un alivio en su delicada economía.

En la actualidad la mayor parte de las batidas son legales y en ellas participan, normalmente, los cazadores de la zona. Pueden ser batidas de jabalíes, contentos con un par de jabalíes, o en otras conseguir resultados realmente sorprendentes. Lo normal hoy es que sean mixtas, de jabalíes y ciervas. Cerca de Posadas la Sociedad de cazadores tiene su propia nave para desollar, descuartizar, limpiar, y sacar muestras para el veterinario de cuantos animales matan. En cuanto a las vísceras los buitres se encargan de comerlas. La carne algo maltrecha de los tiros, etc., se entrega a los socios para sus perros sabuesos.


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Antes de introducir ciervos en el valle del Oja, más o menos cuando se inaugura la estación de esquí de Valdezcaray, en los bosque de la ‘Demanda’ vivían felices cientos de corzos. Normalmente para Navidad, u otras solemnes fiestas de “guardar”, con algunos amigos intentábamos traer alguno para la merienda. Teníamos la sana costumbre de hacerlo “allende” nuestro valle, coronando las cumbres de la sierra.

Fin del gancho. Regreso a casa. Pío, hace años tuvo que abandonar estas tierras (1). Hoy tendremos buena cena (2).

1-2. Con algunos corzos, después de la guerra. Invierno del 46. En una pequeña aldea del Valle del Oja.

1-2. Años del blanco y negro y posguerra. Se pasaba hambre y alguna puntual pieza de caza era un alivio para la familia.


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Todas las fotografías tienen historias que contar sobre los acontecimientos del día y personas. En un perdido claro de un bosque de cuyo nombre no puedo acordarme, con Eugenio Altuzarra y Juan

Carlos Ródenas, montamos una improvisada tienda, que se diferencia de las de los indios porque estos no tenían radio, o al menos no tan grande. 2. Tras hacer la colada, la tendemos a secar, una botella de vino vacía sirvió para celebrar esta azaña entre los hombres, “lavar y secar la ropa”. La historia es larga con final feliz y por el momento lo dejo para mejor ocasión. Falta Paco Guerra, pero eso es otra historia.

1-2. Improvisada tienda en un claro del bosque. Con Eugenio Altuzarra, hoy un reconocido y respetado veterinario.

1-2. Con amigos de Ezcaray y Valgañón tomándonos un descanso entre “gancho y gancho” al jabalí.

1-2 En dos lugares muy diferentes, esperando a los compañeros que salieron siguiendo en la nieve las huellas de los jabalíes para, descubriendo su encame, poner las posturas en el lugar adecuado y soltar los perros que intentarán sacarlos del lugar que eligieron para dormir hasta la noche. Es el momento de comer y beber algo.


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En cuanto a ciervos y ciervas, como dicen hay “cientos” en la ‘Reserva’, es bueno controlar el exceso de sus poblaciones, ya que, quizás por larga consanguinidad están enfermando y muriendo, sobre todo los machos, por sarna. Muchas batida autorizadas de la sociedad son “mixtas”, jabalíes y ciervas. Si abaten un macho con un buen trofeo, valorado el mismo por los guardas, quien le disparó puede quedarse el trofeo o no, es igual, pero deberá pagar la cantidad legislada que desde 65.000, pasándose un par de puntos, puede superar las 500.000 antiguas pesetas (3.000 €), y más si es medalla de oro. Asi que pocos les tiran, quedando reservados para la caza a rececho en época de berrea o batidas de ventanilla.

Son muchas las fotografías que encontramos de caza, entre ellas no faltan las de ciervos y ciervas. Fotos del autor.

Cada día a Pirata y Armando les gusta más la caza de la enigmática becada, reina y señora del bosque (1). “Becadas” en el Rincón. El esfuerzo de una de las mejores cuadrillas y perros, cazadores de becadas (2).

Palomas. Puesto nº 4 en “Picachas” (1). Zaldierna. Terminó la batida de jabalí. (2).


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En el restaurante El Rincón del Vino, con Pol y Neska, especialistas en becadas.

Becada. Es una de las aves más enigmáticas. Llegan por la noche en otoño de Europa, acompañando al

resto de aves migratorias, palomas, malvices, halcones, golondrinas, ansares, patos y toda clase de pajaritos. La diferencia con el resto, es que salvo los ansares que se quedarán a pasar el invierno en Doñana y otras lagunas o humedales de España, las demás lo harán en África. La becada se queda en nuestros bosques y siempre lo harán solas. Son muy listas y corren como liebres entre la espesura. Controlando la zona de bosque en la que viven, pronto tienen organizado su plan de fuga y escape de perros y cazadores. Precisamente las dificultades añadidas a lo escaso de las mismas y la dureza de cazar en el bosque con la imprescindible colaboración de perros únicos especializados en esta caza, la hace tan deseable.

(1). El autor de estos cuadernillos, Adolfo Soto, sentado, junto al jabalí, en un inolvidable día de caza en Zaldierna. Había matado unas cuantas perdices y una liebre, que sujeta Chaparro. El jabalí esta bien muerto. (2). A mis tres hijos que tantos días me acompañaron. Más sobre caza. Ver; Caza y Vino (Maridaje).

Caza menor y mayor en el Valle del río Oja. Recuerdos de un cazador.

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