Ceremonial Monarquico

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    Ceremonial monrquico y rituales cvicos

    Las visitas reales a Barcelona desde el siglo XVhasta el XVII

    Alfredo Chamorro Esteban

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    UNIVERSITAT DE BARCELONA

    Facultat de Geografia i Histria

    CEREMONIAL MONRQUICO Y RITUALESCVICOS.

    LAS VISITAS REALES A BARCELONA DESDE

    EL SIGLO XV HASTA EL XVII.

    Departament dHistria Moderna

    Societat i Cultura

    Curs 2012-2013

    Director: Doctorando:

    Joan-Llus Palos Pearroya Alfredo Chamorro Esteban

    Barcelona, 2013.

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    NDICE

    INTRODUCCIN. 7

    1. LA PRESENCIA REAL EN BARCELONA 18

    1.1. La corte itinerante. 20

    1.1.1. El reinado de Fernando el Catlico. 20

    1.1.2. La corte imperial de Carlos V. 29

    1.2. El reinado de Felipe II. 48

    1.3. Felipe III y Barcelona. 55

    1.4. La fragua de la ruptura: Felipe IV. 69

    1.5. Conclusin. 78

    2. ABASTECER Y APOSENTAR A LA CORTE . 80

    2.1. El aposentamiento de la corte. . 80

    2.1.1. El derecho de aposento. . 822.1.2. Cmo y donde se alojaba al rey y su squito? 85

    2.2. El abastecimiento de la ciudad para la llegada del rey. .. 96

    2.2.1. El aprovisionamiento del trigo. .. 97

    2.2.2. Las carnes y el pescado. .. 109

    2.2.3. Los precios. .. 111

    2.3. Conclusin. .. 113

    3. EL RECIBIMIENTO .. 116

    3.1. El recibimiento por tierra. .. 116

    3.1.1. El recibimiento del rey. .. 119

    3.1.2. Recibimientos de personas de sangre real. .. 133

    3.1.3. La llegada de la jerarqua eclesistica. .. 139

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    3.1.4. La entrada de los virreyes en la ciudad. . 145

    3.1.5. Recibir a un Grande en Barcelona. . 149

    3.2. La llegada por mar. . 152

    3.2.1 El saludo de las galeras. . 152

    3.2.2 El puente ceremonial. . 155

    3.3. Cuestin de precedencias. . 161

    3.4. Conclusin. 168

    4. LA ENTRADA REAL . 172

    4.1. Origen y estructura de la ceremonia. . 172

    4.1.1. De Valldoncella al portal de Sant Antoni. . 178

    4.1.2. El palio. . 182

    4.1.3. El juramento de los privilegios de Barcelona. .. 191

    4.1.4. El desfile de las cofradas. . 194

    4.1.4.1. Estructura y organizacin. . 1944.1.4.2. Los entremeses. . 202

    4.1.5. De la tribuna de Sant Francesc a la catedral de Barcelona.. 207

    4.2. Las decoraciones efmeras: evolucin y temtica. 211

    4.2.1. Las decoraciones efmeras de la entrada realde Isabel de Castilla (1481). 213

    4.2.2. El Renacimiento en la entrada real de la emperatrizIsabel de Portugal (1533). 215

    4.2.3. El efmero de la entrada real de Felipe II (1564). ..... 218

    4.2.4. Las construcciones efmeras en las entradas deFelipe III y Felipe IV (1599-1626). 225

    4.3. Conclusin y balance de las entradas reales en Barcelona. . 227

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    5. LUMINARIAS, TORNEOS, SARAOS Y OTROS FESTEJOS. .. 232

    5.1. Las luminarias. .. 233

    5.2 . Los torneos y otros espectculos caballerescos. .. 245

    5.2.1. Los espectculos de armas en el siglo XV. . 247

    5.2.2 .Los torneos en el siglo XVI. . 252

    5.2.3. Los torneos en el reinado de Felipe III. . 264

    5.2.4. Los espectculos de armas durante el reinadode Felipe IV. . 268

    5.2.5. Los festejos taurinos en Catalua durantelas visitas reales. . 280

    5.2.6. La plaza como espacio festivo. ... 283

    5.3. Los saraos. 288

    5.4. Los festejos en el mar. 294

    5.5. Conclusin. 299

    6. LA MONARQUA LITRGICA. .. 302

    6.1. El rey, cannigo de la catedral de Barcelona. .. 303

    6.2. Las visitas a la catedral y a las casas de Religin. .. 306

    6.3. Los oficios y la incompatibilidad de ceremoniales. ... 315

    6.3.1. El lugar del soberano en el altar mayor y ladefensa de las preeminencias reales. 316

    6.3.2. El clero cataln y los capellanes reales. 3246.4. Una sociedad de procesiones. 327

    6.4.1. El rey en la procesin de Corpus Christi y en otras deexaltacin de la fe. ... 329

    6.4.2. Las procesiones de rogativas o de impetracin. .. 340

    6.4.3. Las procesiones de accin de gracias. 344

    6.5. La participacin real en Semana Santa. 347

    6.6. El culto y las traslaciones de los santos y sus reliquias. .. 350

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    6.7. Los aniversarios como medio de difusin del proyecto poltico. 359

    6.8. La introduccin del auto de fe en el elenco festivode la monarqua. 360

    6.9. Conclusin. 362

    7. LA DIMENSIN ECONMICA DE LAS VISITAS REALES .. 366

    7.1. El coste de la jornada real. ... 367

    7.2. Evolucin del gasto pblico de la Generalitat ydel Consell de Cent para las visitas reales. .. 369

    7.3. La proliferacin de las luminarias y el incrementodel consumo del fuego. .. 378

    7.3.1. El aumento del consumo del fuego. .. 379

    7.3.2. El coste de la msica. .. 392

    7.4 La visita real: un factor dinamizador de la economa ciudadana 395

    7.4.1. Un negocio para los oficios de la ciudad. .. 396

    7.4.2. La movilizacin de los recursos humanos,

    las arquitecturas efmeras y los artistas-artesanos. . 405

    7.5. Los negocios de algunos cortesanos. 410

    7.6. Derroche y medidas para recuperar dinero. 412

    7.7. Conclusin. 414

    CONCLUSIONES. ... 418

    ANEXOS. ... 426

    BIBLIOGRAFA. 485

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    ABREVIATURAS

    ACCB, Arxiu Capitular de la Catedral de Barcelona.

    ACA, Arxiu de la Corona dArag.

    AHCB, Arxiu Histric de la Ciutat de Barcelona.

    AHCI, Arxiu Histric Comarcal dIgualada.

    AHN, Archivo Histrico Nacional.

    AHPB, Arxiu Histric de Protocols de Barcelona.

    APSMP, Arxiu Parroquial de Santa Mara del Pi.

    BC, Biblioteca de Catalunya.

    BN, Biblioteca Nacional.

    BUB, Biblioteca de la Universitat de Barcelona.

    DACB,Dietari de lAntich Consell Barcelon.

    DG,Dietaris de la Generalitat de Catalunya.

    RAH, Real Academia de la Historia.RBPR, Real Biblioteca del Palacio Real.

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    NOTA PREVIA

    Para facilitar la lectura del captulo VII, dada la cantidad de datos econmicos

    que aparecen en l, se han abreviado las unidades de cuentas. As, se ha utilizado llpara referirnos a las libras o lliures, s, para los sueldos osous y d para los dineros odiners.

    Tambin se han modificado algunas citas textuales para evitar la repeticin decorchetes ya que muchas palabras o prefijos se abreviaban con una letra. As, la palabrapnt que aparece a menudo en la documentacin se ha escrito de manera completa, esdecirpresent. Lo mismo se ha hecho con el prefijo p- que aparece en muchas palabrasy que hemos escrito pre- o per- para facilitar su comprensin. Ejemplo: pcedent,aparece en el trabajo en su forma completa precedent. Del mismo modo, la

    abreviatura q, aparece en la forma completa del pronombre o conjuncin que.

    En los anexos, se ha incluido una galera de retratos de los principalesprotagonistas de estas visitas reales. Se han escogido aquellos retratos realizados enfechas ms cercanas a su paso por la ciudad condal.

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    INTRODUCCIN

    A lo largo de los siglos modernos, la llegada del rey a Barcelona fue uno de losmomentos clave en las relaciones entre la monarqua y la ciudad. Durante su estancia enella, una mezcla de alegra y nostalgia invada el ambiente ya que, por un lado, la ciudadrecuperaba la presencia de su seor, ausente desde el reinado de Alfonso el Magnnimo,como apunt la profesora Mara ngeles Prez Samper, y, por el otro, aoraba aquellostiempos medievales en que en ella resida el rey con su corte, jugando Barcelona undestacado papel de capitalidad en el conglomerado de territorios que conformaban laCorona de Aragn. El regreso del conde de Barcelona, pues, siempre fue un momentoespecial, un retorno a aquellos tiempos pasados de gloria, en los que la ciudad fue un

    importante centro comercial en el Mediterrneo. Sin embargo, los reyes de la dinastaHabsburgo no fueron muy prdigos en sus visitas a la ciudad y su presencia en ellasiempre fue reclamada por las autoridades barcelonesas; an as, la obligatoriedad de loscondes de Barcelona de jurar su cargo en dicha ciudad oblig a los soberanos de la casade Austria a venir a jurar su respeto a los privilegios y usatgesde Barcelona. As pues,sobre estas visitas de los monarcas ausentes a la capital catalana versa el presentetrabajo. ste ya fue el tema elegido para la obtencin del Diploma de EstudiosAvanzados (DEA) y, por lo tanto, lo que presentamos a continuacin es una

    profundizacin y ampliacin de la primera aproximacin que fue dicho estudio.

    En esta tesis, analizaremos la estancia de los reyes de la Casa de Austria enBarcelona, as como la de otras personas de sangre real, principalmente tambin

    pertenecientes a dicha dinasta. Dicho estudio lo enfocaremos, sobre todo, en losaspectos ceremoniales ya que eran bsicos para la comprensin de las relaciones entre lamonarqua, residente generalmente fuera del Catalua, y el gobierno de la ciudad, elConsell de Cent y, concretamente, los cinco consellers. En este sentido, James Amelangha destacado la importancia adquirida por estos cinco magistrados sobre el resto deorganismos menores de la ciudad, tales como la asamblea plenaria del propio Consell deCent1. El hecho de estudiar la visita real, nos permite dar una visin amplia de su

    evolucin a lo largo de los siglos modernos. As, podremos ver tanto el anlisis de laimportante y trascendental ceremonia de la entrada real, como los diversos festejos torneos o luminarias y rituales litrgicos que se realizaron en honor de los reyesdurante su estancia en ella.

    Pero, antes de seguir, debemos fijar el marco cronolgico de este trabajo. Pese aque ste versa principalmente en los siglos XVI y XVII los del gobierno de la dinastaHabsburgo creemos conveniente ampliar dicho marco hasta finales del siglo XV,concretamente, al reinado de los Reyes Catlicos. La razn de esta ampliacin radica en

    1AMELANG, J., La formacin de una clase dirigente: Barcelona 1490-1714, Barcelona, Ariel, 1986, pg.37.

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    la necesidad de estudiar los ceremoniales propios de esta etapa de transicin entre elperodo medieval y el moderno, para poder detectar el origen y evolucin de algunos delos elementos importantes del ritual regio, as como el de la propia ciudad de Barcelona.En cambio, pese a que el estudio abarca todo el gobierno de los Austrias, el marcocronolgico de este trabajo se acota entre 1666 y 1668; el primero, ao de la ltimavisita de un miembro de la dinasta a Barcelona que fue la infanta Margarita Teresa deAustria, que haba contrado matrimonio con el emperador Leopoldo; el segundo, laestancia de don Juan Jos de Austria en la ciudad. Sin embargo, el ltimo rey de laCorona de Aragn que visit el Principado en el siglo XVII fue Felipe IV, en 1632, paraconcluir las Cortes iniciadas en 1626. sta ltima visita abri un perodo de ausencia

    prolongada del conde de Barcelona que marc de manera muy importante las relacionesentre la monarqua y la ciudad.

    Dada la amplitud cronolgica del estudio casi dos siglos y de que se ha

    seguido un estricto criterio de orden temporal a la hora de tratar sus diferentes aspectos,consideramos importante la inclusin de un primer captulo donde contextualizar todaslas entradas y visitas de reyes, reinas y otras personas de sangre real. De este modo, paracada caso se exponen los motivos de su visita a la ciudad, la duracin del mismo, yalgunos de sus aspectos y acontecimientos destacados. En caso de que fuera el rey elque llegase, se especifica si convoc Cortes o no y se hace una breve referencia a suresultado. As pues, hemos tratado de hilvanar un texto donde se suceden estas estanciasreales en Barcelona. Sin embargo, este captulo no carece de riesgos ya que redactar, entan poco espacio, dos siglos de historia de la ciudad puede obviar muchos datos deimportancia, aunque las facilidades que ofrece esta visin conjunta de las visitas realesfavorecern la lectura y la comprensin del trabajo.

    Son diversos los aspectos que nos interesa tratar en el presente trabajo.Principalmente pretendemos estudiar el encuentro de ceremoniales que se produjo en laciudad con la llegada del soberano y su squito. Durante las visitas reales, a menudo, se

    puso en evidencia la incompatibilidad existente entre el ceremonial de la monarqua,fijado a partir de la adopcin de la etiqueta borgoona por Carlos V, en 1548, y elceremonial propio del gobierno de la ciudad, de carcter medieval y basado en los

    privilegios regios conseguidos de los diversos monarcas de la Corona de Aragn. Este

    gobierno municipal, es decir, el Consell de Cent, liderado por los consellers deBarcelona, tena un gran poder en la ciudad y el Principado, similar al de algunasciudades-estado italianas, como ha evidenciado James Amelang. Los consellersfueroncelosos guardianes del ceremonial barcelons y de sus privilegios y, adems siempredefendieron enconadamente las preeminencias reales como propias, ante los oficiales dela monarqua, sase el virrey o los cortesanos que acompaaron al rey en sus jornadas.

    Para el estudio de este encuentro de ceremoniales se han destinado los captuloscentrales de la tesis. En el captulo III trataremos la ceremonia del recibimiento tanto

    por tierra como por mar del rey y de otros ilustres husped, es decir, la salida de las

    autoridades municipales y de otros tribunales de la ciudad para recibirle. En estaceremonia, se produca el primer contacto entre el rey y la ciudad. El captulo IV se ha

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    destinado ntegramente a la ceremonia de la entrada real. En l, estudiaremos el origen yestructura de esta fiesta en la que el monarca haca su entrada en la ciudad tomando

    posesin de ella, previo juramento de sus privilegios. As, retomando la ceremonia depoca bajo-medieval, veremos su evolucin en tiempos modernos, as como la apariciny desarrollo de las arquitecturas efmeras que proliferaron en todas las entradas realeseuropeas. El captulo V trata de los festejos celebrados en honor del rey durante suestancia en la ciudad. En primer lugar, analizamos la celebracin de las luminarias cuyoelemento esencial era el fuego, en un intento de convertir la noche barcelonesa en da.Los segundos festejos que estudiaremos son los torneos y justas caballerescascelebradas ante el soberano. Con ello, pretendemos tener una visin de conjunto de laevolucin de las fiestas caballerescas en Barcelona, y el papel que jug en ellas lacofrada de Sant Jordi. Muy ligado a stos estaban los saraos y bailes que, celebrados enlos palacios de la ciudad, pertenecan al mbito privado de las fiestas en honor del rey.A menudo, estos saraos concluan los torneos y, en ellos, se acostumbraba a entregar los

    premios a los mejores justadores. Pero los torneos fueron un medio perfecto para laemisin de mensajes por parte de la monarqua y fueron, a su vez, un buen instrumentode integracin de las lites de los diversos territorios de la monarqua.

    Y, por ltimo, en el captulo VI, estudiamos la liturgia religiosa de la monarqua.As, veremos diversas ceremonias propias de la realeza que se celebraban en Barcelonadesde los siglos medievales, como puede ser la toma del canonicato de la catedral por elrey de la Corona de Aragn o la participacin de los reyes en las procesiones de CorpusChristi. Pero tambin veremos otros rituales caractersticos de los monarcas de ladinasta Austria y que se celebraron en Barcelona durante la presencia de los reyes,como fueron el devoto rito del lavatorio de los pies a doce pobres, el Jueves Santo, o losaniversarios en honor de los reyes difuntos, en este caso el celebrado ante Felipe IV, en1626, en honor a su padre. En todas estas ceremonias se puso en evidencia el choqueceremonial entre las dignidades eclesisticas de la ciudad y los clrigos queacompaaban al rey en sus jornadas.

    Otros aspectos importantes tienen que ver con el proceso organizativo de lavisita real. En este punto, es importante el anlisis del abastecimiento y delaposentamiento del rey y su squito en Barcelona como veremos en el captulo II. Tanto

    uno como otro formaban parte de lo que en Francia se llam droit de gte, por el que elrey tena derecho a ser alimentado y alojado en las ciudades por las que pasaba.Generalmente, estos dos aspectos no han sido objeto de estudio por los historiadoresque han trabajado las entradas reales y sin embargo su anlisis es interesante porqueevidencia como detrs de ellos surgieron problemas, tanto de carcter institucional yaque, a menudo, se pidi que se alimentase y aposentase a personas de sangre realcuando no tenan derecho a ello, como de infraestructuras, en el sentido de asegurar elabastecimiento de la ciudad ante la llegada del rey. En el captulo VII, se han estudiadolos aspectos econmicos de las visitas reales. El coste de los preparativos, las cantidadesque destinaron las instituciones para cada una de ellas o algunos de los productos

    consumidos para la celebracin de los festejos son parte de los aspectos que se han

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    tratado. Con este captulo, hemos tratado de realizar una evolucin global del gastopblico extraordinario destinado para los festejos reales, principalmente entradas realesy nacimientos de infantes e infantas.

    Marco terico: Vitalidad de los estudios ceremoniales.

    El estudio de las ceremonias y las fiestas reales es multidisciplinar. Los pionerosestudiosos en estas materias fueron los historiadores del arte y los de la literatura, pero,

    pronto, los historiadores se interesaron por ellas. El presente trabajo se enmarca en unatradicin historiogrfica surgida a raz de la publicacin de diversas obras importantesque mostraron su inters por el estudio de la cultura y, concretamente, de la cortesana.As, debemos citar una primera obra en la que se trabajaron los festivales en pocamoderna: La cultura del Renacimiento en Italia, del insigne historiador JacobBurckhardt2. Los estudios de los rituales de la realeza tuvieron un primer exponente, yaclsico, que supuso el empuje definitivo a esta rama de la historiografa. Nos referimosa la obra clave,Los Reyes Taumaturgos(1924)3, en la que el gran Marc Bloch analiz elorigen y evolucin del don de curar escrfulos que los reyes de Francia e Inglaterraadquiran tras su uncin con los leos sagrados. La sociologa nos proporcion otro deestudios clave para la comprensin del mundo cortesano; as, Norbert Elas y su obra,

    La sociedad cortesana4, aunque no goz de xito inicialmente, si alcanz conposterioridad un reconocimiento internacional con su estudio de la corte de Luis XIV.Ernst Kantorowicz elabor un concienzudo trabajo sobre la visin de la realeza enpoca medieval, necesaria para comprender su evolucin en los siglos modernos. As,en su obraLos dos cuerpos del rey5, el historiador, utilizando los escritos de los juristas

    medievales, analiz los diversos caracteres que adquiri la monarqua y la realezacaracteres sagrado, jurdico, etctera a lo largo de este perodo.

    Otra obra que marc los estudios sobre el ceremonial es Il corpo del Re.Sacralit del potere nellEuropa medievale e moderna6, de Sergio Bertelli (1990).Eduard Muir ha aportado dos importantes libros a la historiografa: en el primero, Civic

    Ritual in Renaissance Venice7(1981), estudi un ceremonial tan particular como era elde la Repblica de Venecia; en el segundo,Fiesta y rito en la Europa moderna8(1997),trabaj la evolucin de los rituales y su influencia en la vida de los europeos delmomento especialmente nos interesa el ltimo captulo que trata sobre los rituales y

    ceremoniales de los gobiernos municipales. Roy Strong, en su obra Arte y poder:

    2BURCKHARDT, J., La cultura del Renacimiento en Italia, Madrid, Akal, (1 ed. en castellano 1941) 2004.3 BLOCH, M., Los Reyes Taumaturgos. Estudio sobre el carcter sobrenatural atribuido al poder real,

    particularmente en Francia e Inglaterra, Mxico, Fondo de Cultura Ecnomica, (1924) 2010.4ELAS, N., La sociedad cortesana, Mxico, Fondo de Cultura Econmica, 1982.5 KANTOROWICZ, E., Los dos cuerpos del rey. Un estudio de teologa poltica medieval, Madrid, Akal,1985.6BERTELLI, S., Il corpo del Re. Sacralit del potere nellEuropa medievale e moderna , Florencia, Ponte alle

    Grazie, 1990.7MUIR, E., Civic Ritual in Renaissance Venice, Princeton, Princeton University Press, 1981.8MUIR, E., Fiesta y rito en la Europa Moderna, Madrid, Complutense, 2001.

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    Festivales del Renacimiento (1450-16009), estudi la elaboracin de algunos ciclosfestivos y ceremoniales por las dinastas europeas Habsburgo, Saboyas, Mdicis,Valois, etctera como medio de su exaltacin y de legitimacin de su proyecto

    poltico. Mencin especial hay que hacer a la obra de Eric Hobsbawm y TerenceRanger La Invencin de la tradicin10; una coleccin de ensayos sobre la invencininteresada de ciertas tradiciones ceremoniales. Este libro ha servido para entender comoindagar en el pasado nos puede facilitar la fijacin del origen de algunos festejos orituales en un momento concreto y en unas circunstancias especiales contrariamente al

    pensamiento de que stos tenan una antigedad mucho mayor. As pues, gracias a estaobra, en nuestro trabajo, intentaremos encontrar el momento de la fijacin de algunosceremoniales, a pesar de que a algunos de ellos se les suponan orgenes medievales yfueron establecidos en poca moderna.

    Sin embargo, si nos ceimos al estudio de la entrada real debemos hacer

    referencia obligada a una obra que marc un hito en la historiografa de las fiestas yceremonias reales:Les entres royales franaises de 1328 151511,de los historiadoresBernard Guene y Franois Lehoux y publicada en 1968. Como se puede ver, el marcocronolgico de este estudio abarca los dos ltimos siglos de la Edad Media y los iniciosdel siglo XVI. Jacques Heers trabaj el mismo perodo, en 1971, en su Ftes, jeux et

    joutes dans les socits dOccident la fin du Moyen ge12. En esta obra, su autoranaliz diversas tipologas de la fiesta en diversos territorios de la Europa Occidental,incluido los de la pennsula ibrica. No podemos dejar de mencionar los tres volmenesque Jean Jacquot public entre 1956 y 1975 que recibieron el ttulo de Les Ftes de la

    Renaissance13. En estos volmenes, diversos historiadores analizaron las fiestascelebradas en la Europa del emperador Carlos V. En ellos, destacan algunos artculosreferidos a las entradas reales y especialmente nos interesa el de C.A. Mardsen sobre lasentradas reales y las fiestas espaolas en el siglo XVI, en el que el autor advierte de lafalta de humanistas y grandes artistas en el diseo de sus preparativos. Lawrence M.Bryant escribi otra obra importante sobre las entradas reales francesas: The King andthe City in the Parisian Royal Entry Ceremony: Politics, Ritual and Art in the

    Renaissance14. En ella, este historiador analiz magistralmente las entradas parisinas,sealando por partes la estructura de la ceremonia y destacando aquellos elementos

    propios del triunfo romano.

    En Espaa, la falta de imgenes ha hecho que pocos historiadores del arte seinteresasen por las entradas reales en Barcelona. As, los estudios de las fiestas realestuvieron en la profesora Mara ngeles Prez Samper su pionera. Su estudio sobre la

    9STRONG, R.,Arte y poder. Fiestas del Renacimiento 1450-1650, Madrid, Alianza, 1988.

    10HOBSBAWM, E., La Invencin de la tradicin, Barcelona, Crtica, 2002.

    11GUENE, B. Y LEHOUX, F., Les entres royales franaises de 1328 1515, Pars, Centre National de laRecherche Scientifique, 1968.12

    HEERS, J., Ftes, jeux et joutes dans les societies dOccident la fin du Moyen ge , Montral, Inst.dtudes Mdivales, Confrence Albert-Le-Grand (1971), 1982.13

    JAQUOT, J., Les Ftes de la Renaissance, vols. I, II y III, Pars, CNRS, 1956, 1960 y 1975,14BRYANT, L. M., The King and the City in the Parisian Royal Entry Ceremony: Politics, Ritual and Art inthe Renaissance, Ginebra, Librairie Droz, 1986.

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    visita de Carlos IV a Barcelona15 y los diversos artculos sobre el retorno del reyausente a la misma ciudad a lo largo de los siglos modernos16vitalizaron los trabajossobre las ceremonias en la pennsula ibrica. En el libro del historiador del teatroFrancesc Massip,La monarqua en escena17, se analiza con claridad la utilizacin que lamonarqua hizo de las ceremonias y las festividades como medio de propaganda polticade la dinasta. Su mbito cronolgico abarca los ceremoniales desde la instauracin dela dinasta Trastmara en la Corona de Aragn hasta la llegada de Carlos I a Barcelona,en 1519. Miquel Raufast ha estudiado, en diversos artculos, las diversas entradas realesque se produjeron en Barcelona a lo largo de los siglos bajomedievales, desde los

    primeros rastros documentales de dicha ceremonia18. Tambin debemos citar la tesisdoctoral de Jordi Ravents, Manifestacions musicals a Barcelona a travs de la festa:les entrades reials (segles XV-XVIII), donde analiza, como bien apunta el ttulo, losaspectos musicales de estas ceremonias, tan importantes para su xito y las que loshistoriadores, a menudo, no prestamos la debida atencin. Por ltimo, recientemente,

    Albert Garca Espuche ha trabajado las festividades reales, aunque destacando, sobretodo, su dimensin ms popular.

    Jos Manuel Nieto Soria, en su libro Ceremonias de la realeza. Propaganda ylegitimacin en la Castilla Trastmara19, evidenci el impulso que esta dinasta dio adeterminadas ceremonias como proceso de legitimacin de su ascenso al poder. Por su

    parte, Mara Jos del Ro trabaj, en su Madrid. Urbs Regia20, la formacin delceremonial de la monarqua de los Austrias a medida que se implant y desarroll lacorte en la villa de Madrid. Por otro lado, Pilar Monteagudo21y Rafael Narbona22han

    15PREZ SAMPER, M. A., Barcelona, Corte: la visita de Carlos IV en 1802, Barcelona, Publicaciones de la

    Ctedra de Historia General de Espaa, 1973.16 PREZ SAMPER, M. A., El Rey y la Ciudad. La entrada real de Carlos I en Barcelona, en StudiaHitorica. Historia Moderna, vol. VI, Slamanca, 1988, pgs. 439-448; El Rey ausente, en FEERNNDEZALBALADEJO, P. (Ed.), Monarqua, imperio y pueblos en la Espaa moderna, Alicante, Universidad-Asociacin Espaola de Historia Moderna, 1997, pgs. 379-393; La presencia del rey ausente: lasvisitas relaes a Catalua en la poca moderna, en GONZLEZ ENCISO, A. y USUNRIZ GARAYOA, J. M.(Dirs.), Imagen del rey, imagen de los reinos. Las Ceremonias pblicas en la Espaa Moderna (1500-1814), Pamplona, EUNSA, 1999, pgs. 63-116 y Felipe II en Barcelona, en USUNRIZ GARAYOA, J. M.(Ed.), Historia y Humanismo. Estudios en honor del profesor Dr. D. Valentn Vzquez de Prada , Pamplona,

    EUNSA, 2000, PGS. 203-220.17 MASSIP BONET, F., La monarqua en escena: teatro, fiesta y espectculo del poder en los reinosibricos: de Jaume El Conquistador a al Prncipe Carlos, Madrid, Comunidad de Madrid, 2003.18RAUFAST CHICO, M., Negociar la entrada del rey? La entrada real de Juan II en Barcelona (1958),enAnuario de Estudios Medievales (AEM), Barcelona, n 36/1, pgs. 295-333 yCeremonia y conflicto:entradas reales en Barcelona en el contexto de la Guerra Civil Catalana (-14601473), en Anuario deEstudios Medievales (AEM), Barcelona, n 38/2, julio-diciembre de 2008, pgs. 1.037-1.083.19

    NIETO SORIA, J. M., Ceremonias de la realeza. Propaganda y legitimacin en la Castilla Trastmara ,Madrid, Nerea, 1993.20 RO BARREDO, M. J. del, Madrid, Urbs Regia. La capital de la Monarqua Catlica , Madrid, MarcialPons Historia, 2000.21

    MONTEAGUDO ROBLEDO, P. M., El espectculo del poder. Fiestas reales en la Valencia Moderna ,

    Valencia, Ajuntament de Valncia, 1995.22NARBONA VIZCANO, R., La fiesta cvica: Rito del poder real. Valencia. Siglos XIV-XVI, en AA. VV., Elpoder real en la Corona de Aragn (siglos XIV-XVI). Actas del XV Congreso de Historia de la Corona de

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    analizado los ceremoniales del reino y ciudad de Valencia, mientras que EliseoSerrano23 ha hecho lo propio con Zaragoza. Por ltimo, hay que destacar la reciente

    publicacin del libro del profesor Tefilo F. Ruiz The King Travels. Festive Traditionsin Late Medieval and Early Modern Spain24.En l, el autor se replantea algunos de los

    postulados historiogrficos que presentan los ceremoniales ibricos como derivados delos flamencos e italianos y advierte la existencia de tradiciones autctonas de la

    pennsula ibrica en ellos.

    Documentacin utilizada para el estudio.

    La documentacin utilizada para la tesis es amplia y diversa. En primer lugar,debemos mencionar la importante documentacin publicada que dividimos en variascategoras:

    a. Los dietarios institucionales donde se recogan todas las novedades sucedidas enla ciudad. As, tenemos el de la ciudad, titulado Manual de novells arditsvulgarment appellat Dieatri del Antich Consell Barcelon y els Dietaris de laGeneralitat de Catalunya.

    b. Los compendios de ceremoniales publicados como son el Llibre de lesSolemnitats de Barcelona o lasRbriques de Bruniquer25.El primero surgi pormotivos fiscales, es decir, para dejar registro de aquellas ceremonias y fiestas(entradas reales, exequias, procesiones de Corpus Christi) que haban supuestoun gasto extraordinario para el Consell de Cent. El segundo es una recopilacin

    del ceremonial del gobierno de la ciudad de Barcelona, donde se regulan laspreeminencias y privilegios de los consellers. Su autor fue Esteve GilabertBruniquer

    c. Los diarios personales. Entre los catalanes, destacan los de Jeroni Pujades,Miquel Parets26, Pere Joan Comes, Frederic Despalau o Perot de Vilanova. Otrosdiarios utilizados son los del embajador del emperador, Hans Kevenhller,conde de Frankenburg.

    d. Los diarios de viaje. Son importantes para nuestro trabajo el diario de la jornadade Felipe II a la Corona de Aragn, en 1585, relatada por el arquero y cronista

    Henry Cock; el del viaje del legado apostlico y nepote Francesco Barberini,

    Aragn (Jaca 20-25 de septiembre de 1993), Zaragoza, Gobierno de raagn, Diputacin General deAragn, 1996, tomo I, vol. III, pgs. 403-419.23 Entre la extensa produccin sobre las fiestas y ceremonias aragonesas, vase como ejemplo,SERRANO MARTN, E., Fiestas y ceremonias en la Edad Moderna, en UBIETO ARTETA, A. (Coord.),Metodologa de la investigacin cientfica sobre fuentes aragonesas , Zaragoza, Universidad de Zaragoza,1993, pgs. 71-160.24RUIZ, T. R., The King Travels. Festive Traditions in Late Medieval and Early Modern Spain , Princeton-Oxford, Princeton University Press, 2012.25

    ESTEVE GILABERT BRUNIQUER, Les Rbriques de Bruniquer: ceremonial dels magnfichs consellers y

    regiment de la Ciutat de Barcelona , edici de CARRERAS CANDI, F. y GUNYALONS i BOU, B., Barcelona,Ajuntament de Barcelona, 1912-1916,26

    MIQUEL PARETS, Crnica, Llibre I/1, vol. I, Edicin de MARGALEF, M.R., Barcelona, Ed. Barcino, 2011.

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    escrito por Cassiano dal Pozzo, en 1626, o el de la jornada de Mara de Hungra,iniciado en 1628, cuando se diriga a Viena y redactado por su capelln don Juande Palafox y Mendoza.

    e. Otras obras utilizadas son las de los cronistas de la corte y sus historias de losreinados, como la de Baltasar Porreo,Dichos y hechos del Rey D. Felipe II.

    El grueso documental de la tesis se ha extrado de los archivos ubicados en laciudad. En el Arxiu Histric de la Ciutat de Barcelona, se han consultado

    principalmente elRegistre de Deliberacions, el registro Ceremonial de los consellers deBarcelona, los registros referidos a la correspondencia enviada y recibida por el Consellde Cent y a los bandos y cridaspblicas. Para el anlisis del desfile de las cofradas sehan trabajado la abundante documentacin gremial existente en el archivo; aunque enmuchas ocasiones, faltaban los libros de deliberaciones y determinaciones de algunas

    cofradas. Adems, se han consultado algunos manuscritos donde se insertan dietarios.En el Arxiu de la Corona dArag (ACA) se han trabajado algunas secciones: enGeneralitat, los registros de deliberaciones y la abundante y detallada documentacineconmica de las visitas y otros festejos reales y, en Consell de Arag, algunos legajosque han aportado importante documentacin sobre consultas acerca de sus preparativos.

    Del Arxiu Capitular de la Catedral de Barcelona se ha trabajado la seccinExemplaria, que es un compendio de ceremonias celebradas en la catedral, as como lasvisitas de personajes ilustres que recibieron. Esta seccin ha sido muy poco trabajada

    por los historiadores y ha resultado ser una interesante fuente de informacin para este

    trabajo. Otras secciones destacadas de este archivo han sido las deliberacionescapitulares o elLlibre de la Sivella, donde tambin se registr informacin relativa a losceremoniales. La Biblioteca de la Universitat de Barcelona, seccin Reserva, nos haaportado importantes documentos, destacando los impresos de relaciones de fiestas que

    proliferaron a lo largo del siglo XVII. De entre ellos, el ms importante es la relacin dela entrada en Barcelona de Felipe II en 1564, escrita por el poeta castellano Baltasar delHierro y que veremos a lo largo del presente trabajo. Tambin es muy importante lainformacin extrada de los manuscritos donde se incluyeron los anales del convento deSanta Catalina de los padres dominicos que recibieron frecuentemente la visitas de los

    reyes, por albergar en l el cuerpo de sant Ramn de Penyafort. En la Biblioteca deCatalunya se han consultado algunos impresos de fiestas recopilados en la coleccinFulls Bonshoms y algn que otro manuscrito. Finalmente, tambin se ha trabajado elArxiu Histric de Protocols de Barcelona, en el que hemos estudiado algunos libros dedeliberaciones de las cofradas y oficios que se guardan en l.

    Tambin se han trabajado los archivos y fondos de algunas instituciones deMadrid. En primer lugar, hay que indicar que la informacin encontrada en ellos es muydispersa y bsicamente son relaciones de fiestas reales impresas en Barcelona. Sinembargo, se han analizado el contenido de algunos manuscritos como los de la

    Biblioteca Nacional de Madrid, como el diario de viaje de la reina Mara de Hungra,escrito por su capelln don Juan de Palafox y Mendoza, el manuscrito 2.338 donde se

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    tratan algunos sucesos de Catalua entre 1577 y 1628 o el ms. 7.379, donde se habla delas jornadas de Carlos V en 1542, 1543 y 1545 y, finalmente, algunos impresos sobrerelaciones de fiestas o de entradas. En la Real Academia de la Historia se hanconsultado algunos manuscritos de la coleccin Salazar y Castro y algunos impresos defiestas. Como se puede ver, el grueso de informacin de la tesis se ha extrado de losarchivos locales, aunque se ha completado con la consulta de las bibliotecas y archivosde la capital.

    Metodologa

    Con la documentacin recogida se ha hecho un estudio comparativo de lasestancias reales en la ciudad, ordenadas cronolgicamente, para poder ver su evolucindurante los siglos modernos. Esta visin global nos permitir aportar nuestro grano de

    arena a la comprensin de la integracin del Principado de Catalua en la monarquahispnica. Pero, adems, un estudio comparado con el estado de la cuestin en otrascapitales de la Corona de Aragn Zaragoza y Valencia, principalmente, de la

    pennsula ibrica y de Europa, en general, nos ayudarn a entender la pertenencia deBarcelona a un mbito cultural dominante en el occidente europeo, donde se desarrollun complejo sistema ceremonial a lo largo de los siglos bajo medievales, con susvariantes autctonas. As, hemos analizado algunas ceremonias como es la entrada real,generalizada por las capitales europeas a partir de los siglos XIII y XIV y hemos tratadoindividualmente algunos elementos propios de los rituales para comprender su

    importancia, como pueden ser el palio o la cortina tras la que se ubicaban los monarcasen el altar mayor de la catedral. Para ello se han recopilado todas las relaciones defiestas impresas o no celebradas con motivo de la llegada del rey para hacer unanlisis exhaustivo de ellas y detectar la presencia de estos elementos. Tambin ha sidode gran valor estudiar la documentacin relativa a los preparativos de la visita ya que enmuchas ocasiones nos han facilitado ms informacin, y ms fiable, que las propiasrelaciones de fiestas.

    Otro aspecto importante del trabajo ha sido ver la incidencia econmica de lasvisitas en la ciudad. La abundante documentacin obtenida en este punto nos ha

    permitido elaborar un pequeo estudio sobre la evolucin del gasto pblico destinadopor las instituciones principalmente la Generalitat para las visitas reales y otrosfestejos vinculados a la monarqua. Tambin, se ha analizado la evolucin del consumode algunos productos bsicos para la celebracin de los festejos, para podercontrastarlos con la evolucin de este gasto publico derivado del incremento de la

    pompa y fasto que se dio, sobre todo, a partir de la segunda mitad del siglo XVI. En estecaptulo econmico hemos querido ver qu supona una visita real para los habitantes deBarcelona, ms all de actuar como espectadores de las ceremonias y festejos. Es decir,

    poner nombres propios a los actores que se encargaron de preparar la visita, ya sea

    construyendo los arcos de triunfos, vendiendo tea a la Generalitat o vendiendo ricas

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    telas para la confeccin de los trajes que Felipe IV y su hermano lucieron en el torneode 1632.

    Con lo escrito hasta ahora, podemos hacernos una idea inicial sobre el desarrollode este trabajo que, como se ha indicado anteriormente, es la continuacin del estudio

    realizado para la consecucin del Diploma de Estudios Avanzados (DEA) y que llevpor ttuloLes relacions entre Barcelona i la monarquia mitjanant les entrades reials.Mi llegada a los estudios sobre el ceremonial fue, en cierta forma, accidental. Tal como

    propuse al profesor Joan-Llus Palos, mi primera intencin era analizar si, en pocamoderna, existan vnculos entre las ramas catalana y siciliana de aquellas familiasnobles catalanas que se instalaron en la isla en poca medieval. Sin embargo, tras una

    bsqueda de informacin en el Arxiu de la Corona dArag, slo pude encontrarinformacin sobre la familia Vallgornera (Vallguarnera, en Siclia) y, bsicamente serefera a ttulos de propiedad en ambos territorios. As, ante la falta de documentacin,

    la premura del tiempo y mi imposibilidad para viajar a Sicilia para buscar informacinpor mi trabajo, el profesor Joan-Llus Palos me propuso analizar las relaciones de lasentradas reales y visitas que los reyes hicieron a Barcelona, en el siglo XVI, tema que yahaba sido tratado por la profesora Mara ngeles Prez Samper. He de reconocer midesconocimiento inicial, en aquel momento, de todo el mundo ceremonial que rodeaba alos reyes y a las ciudades como Barcelona. Sin embargo, tras su realizacin, tuve laintencin de profundizar en el estudio de dichas visitas dado el inters que me suscit.As pues, me embarqu en la realizacin de esta tesis que he compaginado con una vida

    profesional paralela a lo largo de estos cuatro aos.

    Agradecimientos

    En primer lugar, me gustara dar las gracias a mi director de tesis, Joan-LlusPalos por su inters, confianza y dedicacin a la tesis, por su disponibilidad paracontinuas reuniones y su tiempo para la lectura y correccin de los captulos del trabajo.Sus consejos, no slo sobre el trabajo, sino en otros mbitos de la vida han sido de granimportancia.

    Tambin dar las gracias al departamento de Historia Moderna de la Universitat deBarcelona por permitirme realizar mi tesis, asumir una capacidad investigadorasuficiente, as como por participar en los diversos seminarios celebrados en l.

    Quisiera agradecer los comentarios y sugerencias de todos los profesores deldepartamento, especialmente los de la profesora Mara ngeles Prez Samper, XavierGil, Fernando Snchez Marcos, Jaume Dant, Jordi Buyreu e Ida Mauro. A los

    profesores Richard Kagan, Tefilo F. Ruiz, Francesco Benigno, Mara Jos del Ro,James Amelang, Magdalena Snchez, Ignasi Fernndez Terricabras, Diana Carri-Invernizzi, Bernardo Garca Garca y Rodrigo Bentes.

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    A los archiveros y secretarios del Arxiu de la Corona dArag, del Arxiu Histric de laCiutat de Barcelona y, especialmente, al archivero del Arxiu Capitular de la Catedral deBarcelona, mossen Josep Baucells y su secretaria Immaculada Ferrer.

    A mis amigos y compaeros del grupo de investigacinPoder y Representacions, Joana

    Fraga, Vernica Salazar, Milena Viceconte, Carlos Gonzlez, Daniel Aznar, Diego Solay ngel Rivas.

    Finalmente, agradecer el apoyo incondicional de mis amigos y familiares, mis padres,mi hermana y mi cuado.

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    CAPTULO 1: LA PRESENCIA REAL EN BARCELONA.

    El primero de septiembre de 1479, Fernando II haca se entrada real enBarcelona como nuevo monarca de la Corona de Aragn tras suceder a su padre JuanII muerto en enero del mismo ao en dicha ciudad27. Se dej atrs un turbulento yconvulso reinado que haba acabado con las fuerzas vitales del Principado, inmerso steen una larga guerra civil que enfrent al difunto rey con la Generalitat de Cataluadurante una dcada (1462-1472)28. Pero no era sta la primera vez que Fernando entrabaen la ciudad ya que lo haba hecho en otras ocasiones. La primera de ellas, acompaadode su padre y su madre en julio de 1454, enviado all, el primero, por el rey Alfonso elMagnnimo para celebrar Cortes. La segunda fue en noviembre de 1461, siendo ya

    primognito de la Corona tras la muerte, en septiembre de ese mismo ao, de suhermano el prncipe de Viana que, a su vez, haba realizado su entrada triunfal en lacapital catalana en marzo.

    Es interesante retroceder a este ao de 1461, justo antes del estallido de la guerracivil, para ver el diferente trato que recibieron ambos hermanos en sus respectivasceremonias de entrada a la ciudad. Por su parte, Carlos de Viana parti el 12 de marzodesde la villa de Sant Boi, con un gran acompaamiento de condes, barones, caballeros,mercaderes y dems gente. Los consellers de la ciudad salieron a recibirle hasta lacercana localidad de LHospitalet. Previamente lo haban hecho los diputados de la

    Generalitat o Diputacin del General, el arzobispo de Tarragona, el obispo de Barcelonay algunos ttulos de la tierra como el conde de Prades o el vizconde de Illa. Durante todoel camino, gran cantidad de gente armada con ballestas acompaaron al hijo mayor deJuan II hasta el portal de Sant Antoni, uno de los que daba acceso a la ciudad, entre losvtores de visca don Carlos e, muyra Rebolledo e, los mals consellans29. Adems, ungran nmero de nios salieron alegremente a recibir al prncipe con caas y palos en lasmanos simulando ser soldados, mientras gritaban: Carles, primogenit de Arag e deCicilia Deus te mantenga30. Ya dentro de la ciudad, el prncipe recorri las callessiguiendo el itinerario habitual hasta llegar a las ramblas, donde lo aguardaban cuatro

    mil menestrales de las cofradas, todos ellos armados. Un gran recibimiento para unprncipe querido y apoyado por su pueblo, todo lo contrario de lo que sentan por supadre.

    27Aquest dia a VII hores ans del mig dia pessa de la present vida en laltre lo illustrissimo senyor, lo

    senyor Rey den Johan de gloriosa memoria e mori en lo palau Episcopal de la present ciutat. Sienmirades les serimonies en lo llibre de aquelles, DACB, vol. III, pg. 6, martes, 19 de enero de 1479.28

    El mejor estudio sobre esta guerra en SOBREQUS VIDAL, S. y SOBREQUS CALLIC, J., La guerra civilcatalana del segle XV, Barcelona, Edicions 62, 1973, 2 vols.29

    AHCB, Ms. B-37, COMES, Pere Joan, Llibre dalgunes coses assenyalades, cap. 99, fol. 65.30AHCB, Ms. A-20, Dietari de les turbacions de Cataluna portat a terme per Jaume afont qui te carrechportar lo Dietari de la Diputaci del Gnal. de Cataluna comenant lo an 1414 , fol. 54.

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    Muerto Carlos de Viana en circunstancias extraas y con la sospecha de quedetrs del deceso se encontraba la mano de la reina Juana Enrquez, segunda esposa deJuan II y madre del infante Fernando, ste se converta en primognito y heredero deltrono. Conforme lo establecido en la Capitulacin de Vilafranca, Fernando, todava unnio, deba ser educado en Barcelona. De este modo, se dirigi con su madre aBarcelona, despus de que sta fuese nombrada tudriu del pequeo. Apunta ErnestBelenguer que, a pesar de los consejos del rey a su mujer de que visitase buena parte deCatalua antes de tomar camino haca Barcelona, sta, deslumbrada por el recibimientoy los festejos que le obsequiaron en Lleida, se dirigi directamente a la capitalcatalana31. A su llegada, los consellers no salieron a recibirles, poniendo como pretextola brevedad con que la reina les haba avisado de su arribo. Por este motivo, Fernando ysu madre llegaron, solos, al monasterio de monjas de Valldoncella, donde residiranantes de realizar su entrada en la ciudad. A la maana siguiente, recibieron la visita delas autoridades barcelonesas y los diputados de la Generalitat que, tras cerciorarse de los

    poderes que present la reina como tutora de Fernando, establecieron el da de laentrada en Barcelona para el sbado prximo, da 21 de noviembre.

    Cuenta Jaume Safont escribano de la Diputacin del General y de opinionescontrarias tanto de Fernando el Catlico como de su padre Juan II como, durante laentrada, pasaron las cofradas por la plaza de Frares Menors o de san Francesc sin hacerlos habituales entremeses, excepto el gremio de los boteros que tragui un castell derama mal fet. No slo eso, Safont justifica en su obra los malos presagios que la parejareal traa consigo cuando explica cmo, queriendo los campaneros de la Seo deBarcelona repicar las campanas, las cuerdas se rompieron y que, tras arreglarlas, sevolvieron a romper hasta en tres ocasiones consecutivas. Mal presagio. Tambindescribe como uno de los dos pilares que en el altar mayor de la catedral sujetaban unngel en lo alto cay al suelo y se rompi en infinidad de pedazos. Nada bueno se podaesperar de este accidente. A continuacin, bajaron a la capilla de la virgen mrtir santaEulalia, donde la reina hizo la seal de la cruz sobre la sepultura del prncipe don Carlosde Viana. Aqu, Safont recrimin a Fernando que no hiciera ceremonia alguna en honorde su hermanastro. Tras ello, la comitiva sigui hasta el Palacio Real, donde losconsellers se despidieron de la reina y el prncipe, a lo que ste respondi: Vosregraio e vos reagrado lo bon revelliment que me haveys fecho32. En definitiva, un

    recibimiento muy diferente al ofrecido a su hermano don Carlos solo unos meses antes.Los sucesos que siguieron en la dcada siguiente ya son conocidos: la guerra civilcatalana.

    31

    BELENGUER CEBRI, E., Fernando el Catlico. Un monarca decisivo en las encrucijadas de su poca ,Barcelona, Pennsula, 1999, pg. 59.32

    AHCB, Ms. B-37, COMES, P. J., op. cit., fol. 82.

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    1.1. La corte itinerante.

    1.1.1. El reinado de Fernando el Catli co.

    Volviendo a septiembre de 1479, Fernando era, ya, el nuevo rey de la Corona deAragn. Se encontraba, ahora, ante una situacin difcil: el Principado estabacompletamente devastado y arruinado por los aos de guerra y le tocaba a l la larga ycostosa tarea de reconstruir el pas. Adems, casado desde 1469 con la reina Isabel deCastilla, tuvo que hacer frente junto a ella a la reconstruccin del reino vecino

    Castilla que vena de sufrir su propia guerra civil entre 1474 y 1478, en la que seenfrentaron por el trono de dicho reino la propia Isabel con su sobrina Juana la

    Beltraneja. Es decir, los partidarios de que la Corona de Castilla basculase haciaPortugal, ya que doa Juana estaba casada con el rey de Portugal, o lo hiciese, encambio, hacia la vertiente oriental de la pennsula: la Corona de Aragn. As se produjola famosa unin dinstica en la que cada uno de los territorios conserv sus propios

    privilegios, instituciones y moneda. El matrimonio formado por Fernando e Isabel tena,ante s, la gran labor de poner en orden sus reinos y reactivar su economa y, paraconseguirlo, viajaron con su corte por toda la pennsula segn sus necesidades polticas.

    Fernando era ahora, y en contra de lo sucedido durante su estancia de 1561, unrey esperado ya que en l se tenan puestas muchas esperanzas. De esta forma, los

    consellers lo calificaron como lo adveniment del Fill de Du y le hicieron saber, enmarzo de ese mismo ao, su estado de nimo: molt aconsolats de la grandissimaconfiana sempre havem tenguda Vostra Reial Persona sser componedora,conservadora e reformadora de Barcelona i Catalunya33. Ciertamente, pareca que las

    profecas de Arnau de Vilanova, estudiadas por Eulalia Durn34, podan cumplirse. Elreinado del Anticristo se haba instaurado segn los ltimos y dramticosacontecimientos acaecidos, como fueron: la cada de Constantinopla en 1453, la guerracivil catalana (1462-1472), la guerra civil de Castilla (1474-1478) o la toma de Otranto

    por los turcos que aconteci en 1481. As, Fernando era reconocido como el esperado

    Encobert, el vespertili o el murcilago que se comera los mosquitos querepresentaban el Islam, derrotara al Anticristo y unificara la antigua provincia deHispania. Y, as mismo, aos ms tarde se veran reforzadas estas profecas cuando, trasla conquista del reino nazar de Granada en 1492, se redimira la traicin del condeJulin. Haban quedado, ya, caducos los malos presagios anunciados por el escribanoSafont.

    33Citado en BELENGUER CEBRI, E., op. cit., pg. 111.34

    DURN i GRAU, E., Simbologia poltica catalana a linici dels temps moderns, Barcelona, ReialAcadmia de Bones Lletres de Barcelona, 1987 y, de la misma autora, El millenarisme al servei del

    poder i del contrapoder, en BELENGUER CEBRI, E. (Coord.), De la unin de coronas al Imperio deCarlos V, Barcelona, Sociedad Estatal para la Conmemoracin de los Centenarios de Felipe II y Carlos V,vol. II, pgs. 193-308.

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    La estancia del monarca en Barcelona fue de casi dos meses, durante los que secelebraron grandes festejos en su honor. A lo largo de ese tiempo, Fernando emprendialgunas medidas de gobierno e intent recuperar los bienes del patrimonio real35. El reymarch hacia Castilla el 23 de octubre, donde se haban convocado Cortes paranoviembre. Lleg a Toledo, jurado ya como nuevo rey de Aragn, entrando con todo susquito entre el que iba un elefante; quiz el que recibi en Barcelona como regalo delrey de Npoles36. Tras haber ordenado el reino castellano en las Cortes de Toledo de1480, le toc el turno al Principado, donde regres el 6 de noviembre de ese mismo ao.Entr el rey en la ciudad y, de nuevo, el cronista Safont critic su actuacin porquealter la costumbre tradicional de orar en la Seu, ante santa Eulalia, cuando los reyesllegaban a ella porque aquest Sr, oblidantse apearse a la seu, vench dreta via apearse alseu palau major hon pos37. En las nuevas Cortes convocadas, el soberano pidi unservicio de 300.000 libras para poder llevar a cabo su programa poltico en el quedestacaban la pacificacin del pas o la recuperacin de los condados de Roselln y

    Cerdanya cedidos e hipotecados provisionalmente a Luis XI de Francia por Juan II,como pago por su apoyo durante la guerra civil. Se alargaban las Cortes sin obtenerun resultado satisfactorio y, entonces, decidi Fernando aplazarlas y salir para Aragn;sin embargo, en este reino tampoco obtuvo xito en las Cortes convocadas en Zaragozay Calatayud.

    No se alarg mucho la ausencia real en Barcelona porque, tres meses ms tarde,el rey lleg de nuevo pero ahora con una sorpresa para los catalanes: la reina Isabel deCastilla llegara a la ciudad a finales de julio de 1481. Era la primera vez que unasoberana del reino meseteo llegaba a la ciudad. Fernando pidi a los consellers que le

    preparasen un recibimiento digno como si fuera su propia persona y que la reina entraseen Barcelona bajo palio38. Isabel lleg a Molins de Rey el 24 de julio, donde se trasladFernando que haca ya unos das que estaba en Barcelona. All, recibi la visita decortesa de los emisarios de la ciudad para darle la bienvenida. Dos das ms tarde, sedirigi al monasterio de Valldoncella, acompaada de importantes prelados como elcardenal de Espaa (de la poderosa familia de los Mendoza) y de grandes noblescastellanos como los duques de Medinaceli y Alburquerque, los condes de Trevio,Benavente y Belalczar o el comendador Gutierre de Crdenas. Isabel entr enBarcelona por el portal de Sant Antoni con una gran ceremonia que maravill a la

    misma reina que qued muy contenta del recibimiento dispensado por los barceloneses.La estancia de la reina en la ciudad condal fue regocijada con todo tipo de fiestas,

    procesiones y bailes. Los consellers tuvieron una grata impresin de la esposa de su

    35BELENGUER CEBRI, E., Fernando el Catlico, pg. 112.36

    Divendres a XVII. Aquest dia fou presentat al dit senyor rey hun molt gran e bell orifany, que litrams lo serenissim rey de Napols, cus germa seu e marit de sa germana, illustrssima e virtuosssima,apellada dona Johana, lo qual orifany ere stat tret per venecians de les terres del sold de BabilniaDG,vol. I, pg. 236, 17 de septiembre de 1479.37

    AHCB, Ms. A-20, op. cit., fol. 143.38

    Son varios historiadores los que han tratado esta entrada. En primer lugar, VICENS VIVES, J., Ferran II y

    la ciutat de Barcelona, 1479-1516, Barcelona, 1936, vol. I, pgs. 220-230. FERNNDEZ TERRICABRAS, I.,Tres imgenes de Isabel la Catlica, en AA. VV., Isabel la Catlica. La magnificencia de un reinado,Valladolid, Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Junta de Castilla y Len, 2004, pgs. 87-98.

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    seor e intentaron ganarse su confianza ya que, para ellos, era no solament reyna evirtuosa senyora, mes mare39.

    Las Cortes celebradas durante estos meses resultaron ser un xito poltico paraFernando porque pusieron en marcha el conocido redre fernandino que tena como

    misin pacificar y reactivar, definitivamente, el Principado. Por consiguiente, setomaron medidas proteccionistas para favorecer el comercio cataln, sobre todo con losterritorios italianos (Sicilia, Npoles y Cerdea). Se restablecieron las competencias dela Generalitat mediante la constitucin de la Observana, de gran importancia para el

    pas ya que permita denunciar como contrafuero los agravios cometidos por losoficiales reales. Adems, el 4 de octubre de ese ao, los tres brazos en Cortes juraron al

    prncipe Juan como primognito de la corona de Aragn. Asimismo, Fernando obtuvoel servicio de 300.000 libras que haba solicitado; aunque 100.000 de ellas debanemplearse en la reconstruccin del Principado. A pesar de que la historiografa actual

    otorga un balance positivo a dichas Cortes, quedaron, en cambio, algunos aspectos desuma importancia sin solucionar, principalmente, el conflicto del campo cataln. Lastierras de cultivo quedaron arrasadas por los efectos de la guerra civil. Los campesinosde condicin remensa40, que haban luchado junto al rey en contra de los seores de latierra y la Generalitat, no vieron mejorada su situacin tras la finalizacin de lacontienda ni tras la conclusin de las Cortes. Esto supuso el mantenimiento de los malosusosseoriales que vejaban la dignidad de los remensas. Por este motivo, en agosto de1484, estall de nuevo la guerra en tierras gerundenses, acaudillados, en esta ocasin,

    por Pere Joan Sala. Finalmente, la revuelta fue aplastada por el rey un ao ms tarde.Entonces, Fernando decidi poner fin al problema con la promulgacin de la SentenciaArbitral de Guadalupe, en abril de 1486, que prohibi los malos usos a cambio de unacompensacin econmica41.

    Tras la marcha de los reyes de Barcelona, la ciudad no volvi a ver a su condehasta pasada una dcada, concretamente hasta finales de octubre de 1492. El motivo detan larga ausencia del soberano de sus territorios patrimoniales fue la nueva empresallevada a cabo por los soberanos: la guerra de Granada (1482-1492). Los monarcasaprovecharon las graves divisiones internas del reino nazar para acabar con la ltimaentidad poltica islmica existente en la pennsula y concluir, de este modo, la

    reconquista de los territorios bajo dominio musulmn. Durante este perodo de tiempo,en Catalua se llevaron a cabo las medidas emprendidas por el rey que, aun estandolejos del pas, segua con atencin los sucesos que se producan, actuando sobre ellosdesde donde estuviese la corte. Los reyes regresaron a Barcelona una vez finalizada laconquista del reino granadino. La intencin de Fernando era celebrar unas nuevasCortes, reformar algunos aspectos de la justicia y, sobre todo, tratar la recuperacin delos condados del Roselln y Cerdanya de manos francesas. As, a finales de octubre, los

    39BELENGUER CEBRI, E., Fernando el Catlico, pg. 131.

    40Vase VICENS VIVES, J., Historia de los remensas en el siglo XV, Barcelona, Ed. Vicens Vives, 1 edicin

    de bolsillo de 1978. Del mismo autor, El gran sindicato remensa. (1488-1505), Madrid, CSIC, 1954.41SERRA i PUIG, E., El rgim feudal catal abans i desprs de la Sentncia Arbitral de Guadalupe enRecerques, n 10, 1980, pgs. 17-32.

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    soberanos llegaron a Catalua, entrando en su capital el 24 del mismo mes. Pese a quevena con ellos el prncipe Juan, ste no entr hasta el da siguiente, cuando lo hizomediante la ceremonia de entrada triunfal. Esta era la presentacin pblica einstitucional del heredero de la Corona de Aragn, as como de Castilla. El primognitode los Reyes Catlicos entr bajo palio por el portal de Sant Antoni y desfil ante lossus padres que le observaban desde una ventana de la casa del obispo de Urgell, situadaen la calle Ample, donde se alojaron durante su estancia42.

    Durante su residencia en la ciudad, Fernando fue vctima de un intento deasesinato que a punto estuvo de causarle la muerte. Y es que, el 7 de diciembre de 1492,tras haber dado audiencia a los pobres en el saln del Tinell del Palacio Real, justocuando descenda las escaleras de la entrada del palacio, un campesino remensaJoande Canyams le dio una cuchillada en el cuello. Al parecer, la Sentencia Arbitral deGuadalupe no haba contentado a todos los payeses y muchos de ellos, pobres, no

    pudieron hacer efectivo el pago en metlico que les redima del duro rgimen seorial alque estaban sometidos43. A continuacin,

    segui tanta conmotio e dolor en tots los grans y poble de Barcelona que alguns homens de stat nemoriren e donas pranyades sen ofollaren y altres molts danys en los poblats 44.

    En los primeros momentos, se temi la existencia de una conspiracin contra los reyes;sin embargo, a pesar de la tortura a la que fue sometido, nicamente se obtuvo laconfesin de que haba actuado solo y por mediacin del diablo: temptat del esperitMaligne45. Parece ser que l mismo quera ser rey. Una vez confesada la autora, Joande Canyams fue descuartizado pblicamente como castigo ejemplarizante para

    aquellos que se atrevieran a atentar contra el rey46.

    Desesperanzada y con una falta de nimo evidente, Isabel mostr su temor a laposible muerte de su esposo. Por su parte, la catedral de Barcelona decidi realizardurante quince das plegarias hasta que Fernando estuviese fuera de peligro. Los oficiosdiurnos y nocturnos se hicieron sine intermissione. As, 18 beneficiados y 4 cannigosde dicha Seo estuvieron rezando continuamente por turnos de cuatro horas47. Sehicieron en la ciudad 14 procesiones por la recuperacin del rey y, el da 22 del mismomes, se celebr una procesin para dar gracias al Seor y a la Virgen por la buena salud

    que le haba otorgado. Por haber recobrado la salud el rey, Isabel reparti gran cantidadde limosnas entre los pobres, las iglesias y los monasterios de la ciudad. Tambinobsequi a la Seo 40 marcos de plata para hacer una imagen de santa Eulalia y 60 librasde renta anuales para que cada ao se hiciese una solemnidad en la Iglesia a favor de

    42ACCB, Exemplaria, vol. I, fol. 161.

    43SERRA i PUIG, E., op. cit.

    44ACCB, Exemplaria, vol. I, fol. 162.45AHCB, Ms. A-22, fol. 28.46

    Se puede ver una revisin actualizada sobre este suceso en GUAL VIL, V., Lnic intent de regicidi.Joan de Canyamars contra Ferran II, en BELENGUER CEBRI, E. y GARN LLOMBART, F.V. (Eds.), La

    Corona dArag. Segles XII-XVIII, Valencia, Societat estatal per a lAcci Cultural Exterior ( SEACEX), 2006,pgs. 143-154.47

    ACCB, Exemplaria, vol. I, fol. 163.

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    Nuestra Seora de la Esperanza48. Finalmente, el 9 de febrero de 1493, el rey Fernandorecorri las calles barcelonesas en una cabalgada mostrando su buena disposicin. Sedirigi a la capilla de Nuestra Seora de la Piedad a la que dio gracias por permitirleseguir viviendo49.

    El soberano volvi a la actividad poltica. Celebr Cortes en la ciudad y seemple, de lleno, en conseguir el motivo principal de su viaje: la recuperacin de loscondados de Roselln y Cerdanya. Mientras, en Francia, se adelant la mayora de edaddel heredero al trono para convertirlo en nuevo monarca con el nombre de Carlos VIII.ste tena una obsesin clara que tratara de realizar durante su reinado: la conquista delreino de Npoles, donde su rey, Ferrante, daba sntomas de poder morirse en unmomento u otro. Carlos, para disimular su intencin de expansin por Italia, decidi

    presentarse ante las monarquas europeas como un soberano que quera la paz y, poreso, firm tratados con Enrique VII de Inglaterra y con el emperador Maximiliano de

    Austria. Y, tras stos, entabl conversaciones de paz con Fernando para la devolucinde los condados hipotecados. A cambio, Fernando deba comprometerse a noposicionarse a favor de sus parientes los Trastmaras napolitanos ni a ayudarles encaso de confrontacin entre stos y Francia. El resultado final de todo esto fue ladevolucin de los condados, plasmada en el Tratado de Barcelona de septiembre de1493. Sin embargo, se inici una nueva etapa de guerras en Italia porque Fernando norenunci a sus propios derechos al trono napolitano.

    En enero de 1494, Ferrante I de Npoles muri y, como se tema, el rey francs volvi apresentar los antiguos derechos de la Casa de Anjou al trono. As, imbuido de un ideal

    caballeresco, el rey galo se lanz a la conquista del reino napolitano con el pretexto deposeer una base para luchar contra los turcos, recibiendo el apoyo del partido angevinoen este reino. El pontfice Alejandro VI ratific al legtimo rey de Npoles Alfonso IITrastmara y pidi a Fernando ayuda para frenar el avance francs. Pero el rey deAragn esper a tener todos los cabos bien atados antes de inmiscuirse en la guerra,temiendo romper el Tratado de Barcelona. En febrero de 1495, Carlos VIII entr en

    Npoles y oblig a Alfonso II a abdicar y refugiarse en el sur de Italia, donde cedialgunas plazas fuertes a Fernando el Catlico para que le ayudase militarmente. Graciasa su poltica diplomtica, Fernando consigui conformar la Liga Santa (el Papa, Miln,

    Venecia y Maximiliano de Austria) para poder luchar contra los turcos, pero, enrealidad, el objetivo era aislar a Francia.se alargaba la guerra en Italia y el rey trat deencontrar nuevos apoyos para seguir tejiendo su telaraa en torno a Francia. As,mediante una hbil poltica matrimonial, consigui importantes alianzas como la deInglaterra.

    El 30 de julio de 1496, Fernando se desplaz a Barcelona, acompaado delduque de Cardona y de algunos nobles castellanos como el conde de Benavente. Llegcon la intencin de dirigirse rpidamente hacia el Roselln, donde estaba situado el

    48ACCB, Ibidem.49

    AHCB, Ms. B-37, COMES, P.J., fol. 137.

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    frente blico con Francia. Antes de llegar a la capital catalana, convoc Cortes enTortosa (1495-1496) con la intencin de solicitar fondos, supuestamente, para lucharcontra la piratera y los turcos; aunque, en realidad, pretenda destinar el servicio a laguerra de Italia50. 1497 fue un ao clave en los destinos de la monarqua conformada

    por la unin dinstica. Fernando haba pactado una tregua con Francia. Sin embargo,nadie esperaba que se sucedieran dos sucesos tan importantes como fueron las muertesdel rey francs Carlos VIII y del primognito de los reyes, el prncipe Juan, en octubrede ese ao. Para la reina Isabel, ste fue un dursimo golpe del que ya no logrrecuperarse y, desde ese momento, su salud inici un declive que le llev a la muerte en1504. Fue una muerte decisiva ya que con ella como dijo Pedro Mrtir de Angleraqueda enterrada la esperanza de Espaa entera51. En esta coyuntura, surgi a laescena poltica la figura de Felipe de Borgoa, hijo del emperador Maximiliano deAustria y casado con Juana de Castilla, hija de Isabel y Fernando. El joven borgon, declara tendencia francfila, aspiraba a ser proclamado heredero de la monarqua. Felipe

    no era del agrado de su suegro, el rey Fernando. No obstante, dos desgracias familiaresms la muerte de la infanta Isabel, princesa de Portugal, en 1498, y de su hijo Miguel,en julio de 1500 permitieron a los jvenes archiduques Juana y Felipe, y al herederode stos, convertirse en herederos al trono.

    Los reyes vieron necesario atraerse a los archiduques para intentar controlar aFelipe, un yerno que les estaba dando numerosos quebraderos de cabeza; tanto es as,que les pidieron que se trasladasen a la pennsula para residir en ella. La pareja reallleg en 1502, pero en la mente del Austria no estaba otra cosa que el proyecto dematrimonio de su hijo, Carlos de Gante (de dos aos de edad) con la hija del nuevo reyde Francia Luis XII. Con este enlace, Felipe pretenda acabar con el problemanapolitano porque los nios seran proclamados reyes de Npoles cuando consumaran elmatrimonio. As, el archiduque decidi viajar a Francia, donde tratara las condicionesdel enlace que se plasmaron en el Tratado de Lyon, de abril de 1503. Barcelona, comoimportante cruce de caminos que era, estaba en la ruta a seguir por Felipe para alcanzarsu meta. Conocemos los detalles de este viaje gracias al relato de Antoine de Lalaing,seor de Montigny, que perteneca al squito del archiduque, al que acompa a lo largode todo el trayecto52.

    El 7 de enero de 1503, una vez jurado prncipe en Zaragoza, Felipe tom elcamino de Lleida, a la que lleg tres das ms tarde. All, le salieron a recibir grancantidad de gente y los tribunales de la ciudad, entre ellos los miembros de launiversidad entre los que se encontraba el hijo del duque de Cardona que estudiaba enella. Entr en la ciudad bajo un palio de pao de oro hasta la Seo, donde ador algunasde sus reliquias. Tras la cena, cuenta Lalaing, vinieron unos hombres y mujeres morosrepresentando unas danzas; cosa que ya le haba pasado en Aragn, donde vio pueblos

    50BELENGUER CEBRI, E., Fernando el Catlico, pg. 259.

    51Citado por BELENGUER CEBRI, E., Fernando el Catlico, pg. 269.

    52

    ANTOINE DE LALAING, publicado en GARCA MERCADAL, J., Viajes de extrangeros por Espaa yPortugal: desde los tiempos ms remotos hasta comienzos del siglo XX, Valladolid, Junta de Castilla yLen, 1999, vol. II.

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    habitados, completamente, por gente de esa raza y religin. Al da siguiente, se dirigi aAlberca, un castillo del duque de Cardona que le recibi con doscientos caballeros y sufamilia, ricamente ataviada. El duque le ofreci un gran banquete en un gran salndecorado con tapices y donde sus propios hijos le sirvieron los platos al archiduque.Tras la comida, vinieron las danzas y gran cantidad de dulces para agasajar aldistinguido husped. La noche la pas en el castillo de Bellpuig, propiedad de donRaimundo de Cardona, caballerizo mayor del rey Fernando. Aqu, tambin fue festejadocon gran cantidad de carnes, perdices, capones, conejos, pavos, pan y vino, de talmodo que hasta el ms nfimo tuvo lo que pidiera.

    Felipe lleg al monasterio de Valldoncella el 17 de enero. Tras realizar unasoraciones, decidi entrar de incgnito en la ciudad para poder contemplar las luminariasy fiestas que se celebraban en su honor. Era la primera vez que Felipe visitabaBarcelona y sta lo recibi com si fos la persona del senyor rey. Cmo era la ciudad

    que se presentaba ante l, recin iniciado el siglo XVI? Lalaing la compar en su relatocon la ciudad de Malinas, bien amurallada y rodeada durante tres o cuatro leguas porgran cantidad de jardines con todo tipo de rboles frutales, vias y cereales. Una ciudadmanufacturera, bien pavimentada, con hermosas casas altas y donde se realizaban losmejores trabajos de cera y vidrio del mundo entero. Por este motivo, Felipe quiso visitarun horno situado fuera de la ciudad, donde se producan vidrios de gran calidad.Adems, el virrey don Jaime de Luna mand que los tenderos dispusieran todas susmercancas para que el prncipe las pudiera contemplar. Lalaing slo encontr dos

    problemas en la ciudad: una deficiencia en el sistema de murallas en la parte de Levantey la falta de un puerto.

    La estancia del archiduque en la ciudad fue corta, pero intensa. En los das queestuvo, visit monasterios, conventos, las atarazanas donde se construan las 80galeras encargadas por el rey Fernando, la Lonja y la Taula de la ciudad. Pero el viajedeba continuar porque las obligaciones apremiaban al archiduque. Abandon la ciudadcondal el 23 de enero con direccin a Girona, a la que lleg dos das ms tarde. En estaciudad fue recibida por su obispo y entr por sus muros bajo palio. En Figueras sedetuvo algunos das preparando su traslado a Perpin, ciudad a la que llegatravesando los Pirineos por sinuosos caminos y tierras an devastadas por la guerra. La

    capital del Roselln dispuso un gran recibimiento para Felipe, que hizo su entrada el 7de febrero. Durante su estancia, visit las fortalezas de la ciudad y contempl todos lospreparativos que en ellas se haban dispuesto para la guerra con Francia53. Lalaing

    53 Y le ensearon todos los fuertes, artilleras, provisiones y secretos de la plaza, la cual es de lasmayores guarnecidas y arregladas para la guerra que pueda haber; porque est rodeada toda ella debuenos caones, y la torre principal contiene armaduras para mil o mil doscientos hombres, de dos atres mil buenas picas de dieciocho pies de largas, doscientas o trescientas cotas de mallas, doscientas atrescientas ballestas, cebos para seiscientos mil virtons, hierros de lanzas, de jabalinas y de picas;adems molinos, cuerdas, carros y yelmos, picos, tiendas de campaa, espadas, hachas y todas aquellascosas que se necesitan para la guerra (). En el patio inferior hay una fortaleza, llamada la ciudadela, en

    la que hay de cuatrocientas a quinientas piezas de artillera, como culebrinas, serpentinas y falconetes,totalmente provistos de piedras, plvoras y todo lo suyo deseable para su empleo, en GARCAMERCADAL, J., op. cit., vol. II, pg. 474.

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    opinaba en su crnica del relato que Perpin era la plaza mejor ordenada y preparadapara la guerra que haba visto. En el mismo castillo de la poblacin, arm caballeros alos hijos de Sancho de Castilla, que ocupaba el cargo de capitn general de Rosell yCerdanya. Residi ms de veinte das en Perpin, donde pudo descansar, ir de cacera,visitar la fortaleza de Salses y disfrutar de las fiestas y justas celebradas en su honor.Poco tiempo despus, el rey Fernando celebr Cortes en Barcelona; aunque no fueronde gran servicio, ni para el soberano ni para el Principado. Adems del servicio, en ellasse discuti, entre otras cosas, sobre la Inquisicin impuesta por el rey y contra la quenada pudieron hacer los diputados.

    En Italia, la situacin haba dado un vuelco importante ya que las tropas deFernando, al mando del Gran Capitn, haban derrotado en las batallas de Cerignola,Seminara y Garellano al ejrcito, todava feudal, francs. Npoles haba sidoconquistada por el rey catlico. Pero no todo fueron glorias para Fernando porque,

    como se iba viendo desde haca tiempo, concretamente desde la muerte del prncipeJuan en 1497, la salud de la reina Isabel se iba marchitando hasta fallecer el 26 denoviembre de 1504. Su muerte supuso un duro golpe para la monarqua. Aunque en sutestamento, Isabel dej como gobernador de Castilla a su esposo Fernando, ante la faltaevidente de cordura de su hija Juana, pronto ste vio como parte de la nobleza castellanale mostraba su hostilidad y se aproximaba a la figura ascendente del duque de Borgoa(Felipe). Tras la muerte de Isabel, esta nobleza anti-fernandina vio una ocasin propicia

    para deshacerse del control regio al que haban sido sometidos por los reyes. Para evitaruna guerra civil en el reino castellano entre sus partidarios y los de Felipe, Fernandodecidi retirarse a sus estados patrimoniales tras la concordia de Salamanca con suyerno en noviembre de 1505. Fernando abandon Castilla y se retir a la Corona deAragn, concretamente, a Npoles, donde deba poner en orden su nuevo y flamantereino conquistado.

    Pero antes de hacerlo, Fernando contrajo matrimonio con Germana de Foixsobrina carnal de Luis XII, segn l, obligado por las circunstancias delmomento54. Tras pasar por Zaragoza, en julio de 1506, el matrimonio real lleg aBarcelona el 8 de agosto. Los reyes entraron de noche en la ciudad, donde se orden queno se tirasen cohetes porque la mula de la reina se espantaba y adems se crea que doa

    Germana estaba embarazada. Al da siguiente, se les hizo la ceremonia de entrada en elportal de Sant Antoni. En la ciudad condal estuvieron hasta el 4 de septiembre, fecha enla que embarcaron en la galera real que, acompaada de nueve galeras ms, zarp hacia

    Npoles. Los reyes iban acompaados de un gran nmero de servidores que llevaban aNpoles: lo castell de Amposta, don Ferrando de Arago compte de Ribagora, lobisbe de Girona, bisbe deVich, m. Gralli, tots los sancliments que eran deu, o, dotze

    54 ngel CASALS MARTNEZ enumera los objetivos de la boda con Germana de Foix: asegurarse la

    neutralizacin de cualquier alianza entre Castilla y Francia, impedir la sucesin de Felipe el Hermoso en

    la Corona de Aragn y acercarse a Francia para asegurarse los dominios italianos ya que permita aFernando asumir los derechos de los Anjou sobre Npoles. En CASALS MARTNEZ, A., LEmperador i elscatalans. Catalunya a lImperi de Carles V (1516-1543), Granollers, Ed. Granollers, 2000, PG. 30.

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    () e molts altres gentils homens que lo rey ampr e alguns valentians, aragonesos, losmallorquins noy foren atemps55.

    Mientras el soberano estaba en Npoles, sucedi algo inesperado: Felipe elHermoso mora en Burgos a finales de septiembre. A partir de ese momento, recibi

    numerosas cartas de sus partidarios en el reino castellano en las que le apresuraban aque regresase a aquel reino para ponerlo en orden y gobernarlo. Entre ellos seencontraba su fidelsimo duque de Alba, el condestable de Castilla y el marqus deComares. Sin embargo, Fernando prefiri esperar a que Castilla entera, que poco a pocose suma en el caos, reclamase su presencia. El rey, todava en Npoles a finales de ao,recibi la noticia de la orden dada por su hija Juana de desenterrar el cuerpo de sumarido; la reina de Castilla haba perdido completamente el juicio. As que, tras acabarde reorganizar y disear las lneas bsicas de su poltica en el reino napolitano, al findecidi regresar a la pennsula para encargarse de los asuntos castellanos. Dijo el

    cronista de los reyes Pedro Martir de Anglera que a excepcin hecha de unos cuantospartidarios de las revueltas, la venida del rey Fernando era deseada por los espaoles56.

    El 4 de julio de 1507, las 14 galeras en que regresaban los reyes anclaron ante laplaya de Barcelona. Su intencin era no desembarcar y continuar el viaje rpidamentehasta Valencia, desde donde llegaran a Castilla. En su dietario, Pere Joan Comes

    justific la negativa regia a desembarcar por el brote de peste que, por aquel entonces,atacaba a la ciudad; pese a que ste ya haba perdido su virulencia jatsia que per graciade nre. Sr. Deu ara de present no se morian sino dos tres hu, o, ningu lo dia57. An sinvisitar la ciudad, Fernando accedi a recibir a los consellers y diputados en su galera

    para conversar con ellos. Mientras estuvieron en la galera real, desde la muralla de lamarina y la de levante se dispararon diversas salvas de artillera, se quemaron fallas y sehicieron todo tipo de demostraciones de alegra para regocijar a los reyes. Tras el breveencuentro entre el monarca y las autoridades catalanas, en el que no estuvo la reinaGermana, indispuesta por causa del mar, prosiguieron su viaje hacia Valencia. Fue laltima vez que Fernando estuvo en Barcelona; aunque, en realidad, no lleg a entrar enla ciudad.

    Ya en Castilla, fue a visitar a la su hija la reina Juana y pudo comprobar eldemente estado mental en que se encontraba. Por ello, el rey decidi recluirla en

    Tordesillas. Fernando pas los siguientes aos en Castilla poniendo en orden el reino.Reemprendi la labor conquistadora en el norte de frica, tal como la reina Isabel habadejado escrito en su testamento. En mayo de 1509, el cardenal Cisneros primado deEspaa conquist la plaza de Orn. Mientras tanto, en la Corona de Aragn, el reycelebr Cortes en Monzn en 1510, a las que asistieron los catalanes. Dos aos mstarde, la reina Germana presidi otras Cortes en las que se limitaron los privilegios de laInquisicin y se redujo el nmero de familiares que sta poda tener en Catalua. Ese

    55 AHCB, Ms. A-1, Copia de Varios Diarios que guarda el Ayuntamiento de Barcelona de Sucesos

    memorables acaecidos en dicha Ciudad en diferentes tiempos desde el ao 1249 hasta 1611 , fol. 104.56Citado por BELENGUER CEBRI, E., Fernando el Catlico, pg. 326.57

    AHCB, Ms. B-37, COMES, P.J., op. cit. fol. 149.

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    mismo ao, el monarca se embarcaba en la conquista del reino de Navarra para evitarque ste cayera bajo influencia francesa y pudiera ser un corredor natural para una

    posible invasin francesa que podra llevar sus tropas hasta el corazn de Castilla.

    A Fernando, ya viejo y que comenzaba a dar muestras de agotamiento vital, le

    persegua la idea de la sucesin a sus reinos. El legtimo heredero Carlos de Gante,hijo de su molesto difunto yerno Felipe y de su inestable hija Juanano era de suagrado. Prefera al otro hijo varn de la pareja, Fernando, nacido y criado en Castilla, adiferencia de Carlos que lo haba sido en Flandes. Adems, los problemas en Castilla semultiplicaban y la levantisca nobleza de aquel reino trazaba sus lneas de actuacin aseguir, tras la prxima y esperada muerte del soberano. En 1515, Fernando todava tuvofuerzas de emprender unas nuevas Cortes en Catalua que deleg en su mujer Germanay que quedaron inconclusas. Tambin estuvo trabajando, hasta el fin de sus das, en lacreacin de alianzas que pudieran asegurar todo el trabajo realizado durante su largo

    reinado. Y, ya agotado por tan larga y difcil vida, Fernando II muri en Madrigalejo el23 de enero de 1516, no sin antes dejar como gobernador de Castilla a su nieto Carlosque, dada la incapacidad mental de su madre, gobernara los territorios de sus abuelos.

    1.1.2. La corte imperial de Carl os V.

    Carlos de Gante se encontraba en su Flandes natal cuando recibi la noticia de la

    muerte de su abuelo. All, estaba rodeado de un grupo de servidores flamencos y decastellanos exiliados en tiempos del rey catlico. En marzo de 1516, encontrndose enBruselas, Carlos fue proclamado rey de todos los territorios que pertenecieron a susabuelos, los Reyes Catlicos. Con este acto, vulneraba el testamento poltico de suabuelo ya que adems de gobernador de Castilla se proclam soberano; aunque respetlos derechos de su madre a la que sigui tratando como la reina. Sin embargo, todavano se haba decidido a viajar a sus nuevas posesiones ya que esperaba la finalizacin delos Estados Generales reunidos en Gante que deban concederle un servicio para sutraslado a la pennsula58. Al fin, ante los reclamos del Consejo Real de Castilla, decidi

    viajar a sus nuevos estados. En julio de 1517, Carlos envi cartas a los distintosterritorios avisando de su pronta partida hacia Espaa.

    En Barcelona, recibieron el aviso del rey con gran entusiasmo. El Consell deCent decidi celebrar siete solemnes procesiones para que Carlos tuviese una travesatranquila. El 5 de octubre, ya habiendo desembarcado en Asturias, se organiz otra

    procesin como la que se celebraba el da de Corpus Christi para dar gracias por lavisita que en breve el rey hara a la ciudad. Adems, se estableci que para el da 8 delmismo mes se haran procesiones, bailes, luminarias y otras alegras para festejar elacontecimiento. El veguer de la ciudad hizo una crida exhortando a todos los galants y

    58BELENGUER CEBRI, E., El Imperio de Carlos V. Las coronas y sus territorios , Barcelona, Ed. Pennsula,2002, pg. 59.

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    dames de la ciutat qui volhuessen prendre plaer () fossen en la plaa de la Cucurella,davant la posada de la Comtessa de Albayda que alli los seria dada raho a quiscu segonsla conditio y voluntat sua. Sin embargo, no podan prever las autoridades barcelonesaslo que les esperaba porque Joanot Joltru, Franci de Junyent y Galceran de Albanellhicieron juntos otra crida en la que retaban a los jvenes de la dicha plaza de laCucurella a enfrentarse con ellos en una justa. La familia Gralla, que tena casa en la

    plaza, respondi afirmativamente al desafo. As, Ferran Gralla y Llus Ycard hijo ysobrino de Miquel Joan Gralla, maestro racional de la corte del Rey contestaron queacudiran el martes siguiente armats ab armes de guerra y ab lances ab ferro de puntade diamant o ab virolles y prestos para correr en seis carreras. Tras la aceptacin delreto por ambas partes, el duelo estaba decidido.

    Las autoridades de la ciudad, temiendo que esa justa ilegal se les pudiera escaparde las manos y desembocara en un conflicto ms grave, prohibieron a los trompetas de

    la ciudad anunciarla. Pero ya era demasiado tarde y los bandos se conformaronrpidamente. Los parientes de cada una de las partes, tanto de la ciudad como de fuerade ella, se agregaron al duelo mas encara alguna part del dit pryncipat se aventora y se

    posa en armes. El Consell de Cent orden cerrar las puertas de Barcelona y se dispusogente armada y artillera por toda la marina para evitar la entrada de posibles facciosos.Tambin se orden a las cofradas que se armaran y patrullaran por la ciudad para evitarel estallido de la violencia. Adems, escribieron rpidamente al rey para informarle delos sucesos y de todas las prevenciones dispuestas para evitar el presumible broteviolento; as como, le reclamaron su pronta presencia para poner orden en la ciudad y elPrincipado59. Finalmente, se pudo evitar el conflicto, pero no solucionar el grave

    problema latente en la Catalua de esos aos: las bandosidades y el bandolerismo.Todava no haba pisado suelo cataln y ya se haba encontrado, de lleno, con el

    problema que suponan los bandos que, con sus amplias clientelas, se enfrentaban portodo el territorio.

    Tras desembarcar en Espaa, Carlos fue a visitar a su madre, todava recluida enTordesillas. All conoci a su hermana Catalina y ms tarde fue a conocer a su hermanoFernando. Aconsejado por su crculo inmediato, rpidamente, envi a Fernando fuera dela pennsula para evitar que se pudiera convertir en un posible candidato al trono, dadas

    las simpatas que causaba entre la nobleza castellana. Despus de la celebracin de lasCortes de Valladolid de 1518, el rey tom rumbo hacia la Corona de Aragn,concretamente, a Zaragoza. Fue en esta ciudad donde Carlos se top con su primer granescollo ya que los zaragozanos no tenan claro el modo y forma con la que Carlos debarealizar el juramento como rey de Aragn. El problema resida en que, en dicho reino, laley slica impeda reinar a las mujeres; pero si traspasar los derechos hereditarios. Deeste modo, no poda ser aceptada la frmula de que Juana y Carlos madre e hijoaparecieran como correinantes. Finalmente y tras duras negociaciones, las Cortesaragonesas aceptaron esta frmula, producindose, eso s, una desnaturalizacin de la

    59AHCB, Consell de Cent, Cartes Comunes Originals, 1b.X-42, fol. 34, 17 de octubre de 1517.

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    ltima voluntad de Fernando II60. ste, antes de morir y sabedor de los problemas quepoda encontrar Carlos en la Corona de Aragn, indic en su testamento que su hijobastardo Alfonso de Aragn arzobispo de Zaragoza actuase como gobernador hastala mayora de edad de Carlos.

    Los enviados catalanes en Zaragoza, como Pere Saragossa, estuvieron muyatentos a estos problemas porque saban que, en su tierra, el rey encontrara problemassimilares. Por eso, reclamaron a su sndico que les enviase el juramento hecho porCarlos en la ciudad aragonesa. Por su parte, en Barcelona ya se estaban haciendo, desdehaca algn tiempo, todo tipo de preparativos para la visita real. As, en septiembre de1518 la Ciudad encarg que las maas dels verguers fossen deurades de nou per rahode la nova vinguda del Sr. Rey don Carlos, tambin se comenz a confeccionar lavajilla de plata dorada que la Ciudad acostumbraba a regalar al soberano en su primeravisita. Carlos puso rumbo a Barcelona el 24 de enero del ao siguiente, habiendo

    perdido antes a su ntimo consejero Jean Le Savage, muerto de peste en Zaragoza. Esemismo da entr en Lleida, donde realiz su primer juramen