Cerezas en Patagonia Sur

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2011 Profesor: Lic. Oscar Sánchez Alumno: Pecorari, Natalia Economía espacial y regional Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco Cadena de valor de la cereza en Patagonia Sur

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2011

Profesor: Lic. Oscar Sánchez

Alumno: Pecorari, Natalia

Economía espacial y regional

Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco

Cadena de valor de la cereza en Patagonia Sur

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Introducción

El objetivo del presente trabajo consiste en un análisis detallado de la producción de cerezas en la Región Patagónica comenzando con una descripción del sector, de su evolución y de sus principales características como actividad de exportación. Se analizan, además, algunos aspectos técnicos del cultivos de cerezas, teniendo en cuenta el contexto climático, del suelo, los sistemas de calidad, etc. Se persigue como fin primordial del trabajo el esbozo de la cadena de valor de la cereza, presentando sus problemáticas y analizando posibles soluciones. Para enriquecer el análisis, se efectúa un análisis FODA de la producción de cerezas en la región, resaltando las principales fortalezas y oportunidades de la actividad, junto con sus debilidades y amenazas. Por último, se lleva a cabo un análisis de la evolución de las ventas de cerezas en la provincia del Chubut, a partir de series de tiempo para el periodo 2000-2011.

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Caracterización del sector

Día a día la producción de cerezas cobra mayor protagonismo en la Región Patagónica, no sólo por el incremento de los volúmenes producidos sino por su creciente vocación exportadora. La producción de cerezas en Patagonia Sur (Provincias de Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego) se ha incrementado considerablemente en los últimos años, aumentando el número de hectáreas cultivadas en aproximadamente un 360% entre 1997 y 2009. El tipo de productor preponderante en la región se caracteriza por no tener al cultivo de cerezos como su principal fuente de ingreso, sino que optaron por la actividad con el objetivo de tener ingresos complementarios. En general se trata de inversores que se involucraron en el sector para producir cerezas frescas con destino a exportación, ya que las condiciones del mercado en los inicios eran positivas. En su mayoría se trata de profesionales y pequeños y medianos empresarios (Chubut) o empleados del Estado (Los Antiguos). En lo que respecta al Valle inferior del río Chubut, los emprendimientos destinados a la producción de cerezas alcanzan en algunos casos y merced al uso de nuevas tecnologías, plantaciones que rondan en aproximadamente 4.000 plantas por hectárea. Las características que se aprecian en las plantaciones de cerezos a lo largo del Valle, y cuyo sello distintivo se advierte a primera vista en los postes y alambres guías perfectamente alineados, con sus pasillos separadores limpios de maleza, árboles sanos y saludables demuestran una dedicación especial hasta en los últimos detalles, resulta coincidente en este emprendimiento con la búsqueda permanente de la calidad, optando por producir en forma orgánica, estableciendo y fomentando una relación amigable con el medio ambiente. Se puede ver también en distintas explotaciones de cerezos del Valle desde sistemas de riego por goteo, grandes reservas de agua que facilitan el funcionamiento del sistema en caso de heladas, comodidades para el personal, recolectores de temporada, tinglados para la maquinaria y herramientas de última tecnología. Si bien los sistemas de producción utilizados por los productores son en general intensivos (alta tecnología de riego, sistemas de conducción, control de heladas), solo el 50 % de la producción es exportable. El éxito de este negocio frutícola se ha basado en el apoyo estatal y fundamentalmente en los altos precios en estos mercados, lo que ha permitido la expansión del cultivo con cierto éxito económico y grandes expectativas. Sin embargo, los precios recibidos por los productores han venido decreciendo en las últimas temporadas (de 3,59 U$S/kg en 1999 a 2,62 U$S/kg en 2005, valor FOB), desalentando el crecimiento del sector. Asimismo, los productores vienen planteando crecientemente otros problemas y limitantes, como la fuerte estacionalidad de la demanda de mano de obra y el riesgo productivo debido a heladas, fallas en la polinización, granizo, rajaduras de frutas, bajas de calidad comercial, y presencia de plagas y enfermedades.

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En los últimos años, la sustentabilidad del sector se ha visto comprometida, principalmente debido a una fuerte influencia de factores externos (crisis económica mundial) y a que los aumentos de volúmenes de producción no han sido acompañados por la calidad, disminuyendo la capacidad de competencia de la fruta dado que además en Europa (principal destino de las cerezas patagónicas), preocupados por los episodios provocados por alimentos contaminados, piden que las cerezas que compran no sólo sean de una determinada variedad o presentación sino que avanzan más allá, reclamando que se apliquen ciertas pautas que aseguren que son sanas y seguras. Y a su vez, al hablar de calidad e inocuidad, los mercados externos demandan cada vez más que las normas vigentes no sólo se cumplan sino que exterioricen esa condición a través de la certificación. Descripción del cultivo de cerezas El cerezo dulce (Prunus avium L.) es un árbol de hojas caducas que se desarrolla preferentemente en áreas con climas de tipo templado y requiere tanto de una estación cálida como de un periodo de reposo vegetativo para producir fruta. En su estado natural, este frutal puede alcanzar hasta 20 metros de altura. Posee hojas grandes de 7.5 a 12.5 cm de largo, sus flores son blancas y se forman tanto solitarias en las axilas de las ramas como en grupos de hasta 5 alrededor de las yemas vegetativas en la madera más vieja. La producción de fruta es muy variable ya que depende de las condiciones climáticas y del manejo del árbol. En montes con un manejo tradicional, el rendimiento suele ser de alrededor de 5000 kg por ha, mientras que en montes modernos ésta puede ser de más de 10000 kg/ha. El cerezo es el primero de los árboles caducifolios en madurar cada verano y tiene sólo entre 60 y 80 días desde la floración hasta la madurez de sus frutos. El cerezo requiere de un periodo de crecimiento primaveral libre de heladas (o con control de las mismas) para fructificar, así como de un periodo de cosecha libre de lluvias para evitar problemas en la fruta. Durante el invierno, necesita acumular cierta cantidad de horas de frío (entre 400 y 1500 dependiendo de la variedad) para romper la dormición de las yemas. En primavera, las heladas severas pueden dañar yemas, flores o frutos pequeños, lo cual depende de la duración de la helada y de la temperatura que alcanza la misma. Dependiendo de la variedad, la cereza requiere entre 40 y 80 días desde la floración hasta la madurez de la fruta. Durante este periodo, necesita condiciones climáticas adecuadas para la actividad de los polinizadores, así como también para disminuir la aparición y el desarrollo de enfermedades. También necesita condiciones favorables para el crecimiento del árbol luego de la cosecha, momento en el que se generan las reservas necesarias para el crecimiento primaveral. Las condiciones del suelo determinan el volumen disponible para el crecimiento de las raíces, la disponibilidad de nutrientes para el crecimiento del árbol y la producción de fruta, y la necesidad de riego o drenaje. Los suelos aptos para el cultivo de cereza deberían, idealmente, tener un metro de profundidad mínima, ser bien drenados, con alta capacidad de retención de humedad y de textura franca. Sin embargo, muchos de estos factores se pueden corregir con determinadas prácticas de manejo.

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El cerezo es sensible a los suelos anegados o pobremente drenados, tanto debido a capas compactadas, a cambios abruptos de textura o napas elevadas. Esto, junto con la presencia de piedras a escasa profundidad, son las principales limitaciones físicas a la hora de establecer el cultivo.

Contexto climático

El clima de la Patagonia Sur se divide según la región. Los valles de Colonia Sarmiento y el valle inferior del río Chubut (VIRCh), son áridos, en donde la probabilidad de días con heladas se extiende entre los meses de marzo a noviembre. Es una región con alta luminosidad, intensidad del viento y evaporación durante la primavera y el verano, como así también con bajo porcentaje de humedad ambiente durante la misma época. El balance hídrico resulta negativo prácticamente durante todo el año, por lo que la posibilidad de realizar cultivos está dada por el riego. Los suelos son de origen aluvial, con amplio predominio de materiales arcillosos. La demanda hídrica del cultivo está satisfecha con la aplicación de riego que cubre la mayor parte de la superficie aprovechable. La disponibilidad de agua para riego es buena en calidad y aceptable en cantidad durante todo el período de producción. Superficie productiva La superficie neta en producción de la Región Patagonia Sur es de aproximadamente 550 hectáreas. Producción por zonas:

� VIRCH: cuenta con una plantación de 200 has � Comodoro Rivadavia: 30 has � Comarca Andina: 17 has cultivadas � Valle de la Colonia Sarmiento: 55 has � Valle de los Antiguos: 232 has � Valle 16 de Octubre: 35 has

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Las cerezas son cosechadas manualmente desde noviembre en el Virch y hasta fines de enero en Los Antiguos. Destino de la producción La producción se destina tanto al mercado interno como al mercado externo. Los principales destinos son:

� Externos: España e Inglaterra � Internos: Mercado Central de Buenos Aires, Mercado de Mar del Plata, Mercado de Becar. � Locales: Cadenas de supermercados, puestos de venta ambulantes, mercados típicos, etc.

Si bien España e Inglaterra son los principales destinos extranjeros de las cerezas patagónicas, otros mercados de importancia lo constituyen:

� Alemania � Italia � Francia � Holanda � Estados Unidos

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Tipos de cerezas producidas Las variedades utilizadas en la zona son:

� Newstar y celeste (tempranas) � Sunburst, stella y bing (media estación) � Van y lapins, burlat, napolitana (tardías) � Sweet heart (muy tardías, para fines de diciembre en Trelew).

Algunas de sus características son: Newstar: Son árboles de vigor medio y con bajo requerimiento en horas de frío. El fruto es grande pero de poca firmeza. El color de la piel y de la pulpa es púrpura negro. No es recomendada desde el punto de vista comercial debido a su baja firmeza. Sunburst: Son árboles de vigor medio con frutos grandes y de firmeza baja a media; el color de la piel es bermellón y la pulpa rosado claro. Tampoco se recomienda desde el punto de vista comercial por su baja firmeza. Stella: Se trata de árboles de vigor medio a semi-fuerte, con un reuqrimiento medio de horas de frío. El fruto es mediano y firme, el color de la piel y de la pulpa es bermellón a púrpura. Bing: Son árboles vigorosos con un requerimiento de 900 horas de frío (alrededor de 40 días). El fruto es de tamaño grande y excelente firmeza, el color de la piel y de la pulpa es rojo púrpura. Van: Son árboles de vigor medio con un requerimiento de 1350 horas de frío (alrededor de 60 días). El fruto es de tamaño mediano y con buena firmeza. El color de la piel y la pulpa es rojo púrpura. Lapins: Son árboles de vigor fuerte con un requerimiento de menos de 600 horas de frío. El fruto es grande y de excelente firmeza, el color de la piel y de la pulpa es rojo púrpura. Sweet heart: Son árboles vigorosos. El fruto es de tamaño medio a grande y de buena firmeza. El color de la piel y la pulpa es rojo. Es interesante desde el punto de vista comercial por su maduración tardía y su baja susceptibilidad a la partidura. Los tipos más producidos en la región son “lapins” con un 29.9 % de los árboles y “bing”con un 26.4% de los árboles. Le siguen “newstar” con el 9.1% de los árboles, “sweet heart” con el 6.8%, “stella” con el 6.3%, “sunburts” con el 6.2% y por último “van” con el 5.4% de los árboles.

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La elección de las variedades se basó en la auto-compatibilidad pero también en la calidad de la fruta, lo que explica la importancia de “bing” que es una variedad auto-estéril pero con muy buena calidad de fruta. Con respecto a los pies, estos están menos diversificados y su elección se basó en la conveniencia de los viveros más que en la preferencia de los productores. El pie más común es el “mahaleb” con el 64.8% de los árboles, seguido por “pontaleb” con el 13.6%, “sl64” con el 9.8%, “colt” con el 5.4% y “mazzard” con el 3.5% de los árboles.

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La producción de frutas finas en el contexto nacion al e internacional Resulta de importancia la caracterización de la producción regional agropecuaria en general y de cerezas en particular y su contextualización en el total nacional. En lo que respecta a la superficie agropecuaria, cabe destacar que del total de hectáreas cultivadas en el país, un 21% corresponde a la región denominada Patagonia Sur, es decir, las provincias de Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. Con respecto a la producción de frutas finas específicamente, en Argentina ésta presenta algunas características en común según la región que se trate: mercado al que se dirigen, uso al que se destinan, y exigencias relacionadas con su manipulación durante la poscosecha (cadena de frío, susceptibilidad a sufrir daños por golpes, etc.) Por su parte, diversos factores explican el desarrollo relativamente reciente de estos cultivos y su exportación, entre ellos se destacan: los cambios en los hábitos de consumo de la población en países de altos ingresos, donde el mismo se inclina hacia productos diferenciados, de mayor calidad, variedad y sofisticación. La producción y exportación de cerezas y otras frutas finas ha experimentado un fuerte crecimiento en nuestro país, impulsado por excelentes condiciones naturales para estos cultivos. Una de ellas consiste en que gran parte de la producción de cerezas se efectúa en zonas libres de la mosca de la fruta, cuya presencia resulta un obstáculo para el ingreso a muchos mercados. Asimismo, dado que esas mismas zonas prácticamente no sufren de plagas, los cultivos de frutas finas pueden llevarse adelante como producciones orgánicas. A pesar de que siempre han existido en la Argentina condiciones apropiadas para el cultivo de frutas finas, no fue hasta hace muy pocos años que se dio un fuerte crecimiento en la producción. El mismo se debe a determinados factores exógenos como el gran aumento en la demanda internacional, ayudado por el hecho de que la producción en el hemisferio sur se realiza en contraestación respecto del hemisferio norte, donde se encuentra la mayoría de los mercados importadores de frutas finas. Uno de los problemas fundamentales que encuentran los productores de cerezas del país y que se encuentra más marcado en la región que nos ocupa y en la provincia de Buenos Aires, es la dificultad para acceder al crédito y, en consecuencia, la imposibilidad de incorporar tecnología en la producción. Exportaciones argentinas de frutas finas La participación argentina en el total de frutas finas exportado resulta muy pequeño, alrededor del 0,7%. Sin embargo, nuestro país es el segundo exportador de América Latina, después de Chile. El siguiente gráfico muestra las exportaciones argentinas de frutas finas desagregadas por destino:

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Exportaciones argentinas de frutas finas desagregadas por destino

Exportaciones argentinas de frutas finas desagregadas por producto

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Participación de las provincias argentinas en la ex portación de cerezas del país A continuación se presenta un gráfico, en el cual se muestra el porcentaje del total de cerezas exportado que representan las principales provincias exportadoras de fruta fina. En él se puede observar que la provincia del Chubut ocupa el tercer puesto junto con la provincia de Santa Cruz, debajo de Mendoza y Neuquén. Porcentaje de cerezas por provincia sobre el total exportado

Cabe destacar la importancia de la producción de cerezas de la región Patagonia Sur en el total del país y las posibilidades de crecimiento para el futuro que esto implica, dadas las condiciones del mercado internacional y el alza sostenido de la demanda que desde hace unos años está creando oportunidades de desarrollo para la producción local no sólo de cerezas sino también de otras frutas finas, que no debieran desaprovecharse.

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Los sistemas de calidad Actualmente la obtención de la calidad parte de procedimientos normalizados y reconocidos. Pero a la hora de definirlos, surgen confusiones: hay normas internacionales, nacionales y en algunos casos, regionales. Y también existen iniciativas en el sector privado, en especial por parte de las grandes cadenas de supermercados. El punto de partida está en la seguridad alimentaria, es decir, en la implementación de sistemas que aseguren la misma. Entre éstos pueden citarse las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) o el Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (comúnmente conocido por sus siglas en inglés, HACCP). Luego se avanza hacia los sistemas de aseguramiento de la calidad, entre los que se destacan las normas ISO. Y se finaliza en los sistemas de gestión de la calidad, es decir en la calidad total. Los compradores del exterior están exigiendo el cumplimiento de las primeras: BPA y BPM. Las Buenas Prácticas Agrícolas y de Manufactura buscan identificar los principios esenciales de higiene a fin de lograr alimentos inocuos y aptos para el consumo humano. A su vez contienen recomendaciones para mantener las características y la calidad de los productos, y establecen pautas para preservar la salud y la seguridad de las personas involucradas en el proceso de producción, como así también los recursos naturales y el medio ambiente. Estas prácticas se sustentan en normas nacionales, que en nuestro país, para el sector frutihortícola, son las Resoluciones SAGPyA 71/99 y SENASA 510/02. En el plano regional se cuenta con la Resolución Mercosur 80/96, que fija las pautas de producción e higiene de las plantas de empaque. A su vez, a nivel internacional se imponen otras como el código EUREPGAP, estándar mínimo establecido por un grupo de supermercados europeos, y que es el que nuestros compradores externos del Viejo Mundo exigen que se implemente y sea garantizado por certificadoras independientes. Más precisamente, cuando hablamos del código EUREPGAP, nos estamos refiriendo a un sistema de gestión de calidad que tiene el propósito de acordar las normas y los procedimientos para el desarrollo de las buenas prácticas agrícolas. Los aspectos que comprenden las normas EUREPGAP son:

� Trazabilidad: para asegurar el seguimiento en toda la cadena alimentaria. � Técnicas de producción: con el objetivo de controlar la utilización de agroquímicos. � Protección y cuidado del medio ambiente. � Higiene: Buscando evitar la contaminación química, física y biológica. � Aspectos sociales: Buscando un ambiente de trabajo adecuado y acorde a las necesidades laborales y sanitarias.

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Cadena de valor de la cereza en la Región Patagónica

Sector Primario Industria Alimenticia Comercialización

Proceso Industrial

Producción

Inspección y análisis de materia prima

Pesaje

Mercado Interno

• Vivero (Mat Genético) Selección Materia prima de 2da

• Distribución / Consumo

• Polinización cruzada • Plantines • Sistematización terreno • Estructura apoyo • Control de Plagas • Fertilización • Poda/Raleo • Sistemas de Riegos • Defensa c/ heladas • Cosecha manual o

mecánica • Limpieza

Lavado Almacenamiento

Envasado Pesaje y sellado

Embalaje

calidad Materia prima de 1ra

calidad

• Transporte terrestre

Exportación • En fresco

• Asistencia Técnica Transporte – Aéreo y marítimo

Control Sanitario / Calidad

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Principales problemáticas en la cadena productiva d e la cereza

1. Pérdida de producto en la cosecha por ausencia d e sistemas anti-granizo, anti-heladas y proteccione s contra el viento

en gran parte de las plantaciones: Las cerezas son frutas muy sensibles a los golpes, al viento y al frío extremo. Asimismo, actualmente muchos productores, fundamentalmente los pequeños, no cuentan en sus plantaciones con sistemas anti-granizo y antiheladas, fenómenos que dañan considerablemente la cosecha si no se dispone de las protecciones correspondientes. Cabe aclarar que en el Valle Inferior del Río Chubut no es necesario implementar sistemas antigranizo debido a que la zona no se ve amenazada por este fenómeno climático. El viento es un gran limitante para el desarrollo de las plantaciones de las frutas finas, al menos en sus primeros años de desarrollo, y nuevamente muchos productores no cuentan con el sistema apropiado para combatirlo. Los sistemas de protección más utilizados contra las heladas pueden ser de dos tipos y son bastante costosos para la mayoría de los productores. El primer método es el riego por aspersión alto cuyo valor ronda los U$S 6.000 por hectárea y procesa 60.000 litros de agua por hora por hectárea. El segundo método es el riego por aspersión bajo con un valor de U$S 1.500 por hectárea y requerimientos de agua de 27.000 litros por hora por hectárea. Otro método para combatir las heladas es el de los calefactores, aunque no es una práctica muy común dentro de las plantaciones de cerezos debido a que, por un lado, al necesitar como combustible al fuel-oil tiene un mayor grado de contaminación que el resto de las técnicas. Por otro lado, los sistemas por calefactores funcionan y son eficientes en la medida que las distintas chacras estén cerca unas de otras para que el calor que se produce en una también se transfiera a otra. De esta manera, a todas las plantas cultivadas les llegaría el calor producido. Sin embargo en Chubut, las chacras se encuentran alejadas unas de otras no siendo eficiente el uso de esta metodología como defensa contra heladas.

2. Baja mecanización de las actividades de cosecha de la fruta fina: La cereza es una fruta que requiere un intensivo cuidado durante todo el proceso de cultivo, cosecha y procesamiento. La cosecha manual enfrenta un limitante importante, que está vinculado con la escasez y los elevados costos de la mano de obra calificada para la cosecha de la fruta. El 70% del costo de producción corresponde a la mano de obra.

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3. Escasa capacidad de empaque, poco mecanizada y/o con tecnología insuficiente para el desarrollo de productos con valor agregado: Un problema importante que tiene actualmente el sector es la falta de capacidad de empaque en fechas pico de cosecha. Esta situación ocurre en parte debido a la falta de infraestructura para hacer frente al importante aumento de cantidades producidas que ha experimentado el sector en los últimos años. Si bien los galpones de empaque cuentan con tecnología avanzada, ya que es un sector relativamente nuevo (10 años de antigüedad), existiría un margen para incrementar el número de máquinas tamañeras, túneles de frío, dosificadora e instrumental de medición. Las posibles soluciones a esta problemática consisten en mejorar la infraestructura de empaque (aumentar la cantidad de maquinas empacadoras) y mejorar la gestión existente en las empresas procesadoras.

4. Escasa información de los productores en relació n a los requerimientos y procesos para la certifica ción orgánica de productos: El problema con la obtención de certificaciones orgánicas de productos está muy vinculada a la falta de dinero para capacitarse en el tema y para aprender las nociones básicas de los procesos. Si bien se han logrado certificaciones, todavía queda margen para extender esta certificación en una mayor cantidad de productores. Este sería el caso de las cerezas de Chubut ya que de tener la voluntad para certificar, las condiciones estarían dadas en principio porque la provincia presenta buenas condiciones agroecológicas las cuales posibilitan un bajo grado de plagas en los cultivos y dado que en su mayoría no son plantaciones de carácter extensivo, el manejo del cultivo es más controlable. Cabe aclarar que en general, la superficie cultivada con cerezas cuenta con riego por goteo lo cual facilita el fertirriego y por ende el proceso de certificación orgánica (por medio de la fertiirrigación orgánica). La solución a este problema consiste en capacitar a los productores en los requerimientos y procesos necesarios para la certificación de productos orgánicos.

5. Falta de experiencia en el desarrollo de product os con posibilidades de industrialización:

Existe un amplio margen para crecer en el desarrollo de tecnología que permita industrializar la fruta, actividad que actualmente se realiza en las provincias de Chubut y Santa Cruz de manera artesanal. Por ejemplo, elaborar cerezas al marrasquino, dulces, licores, esencias, liofilizado, etc. Las soluciones a este problema consisten en fomentar la vinculación del sector con empresas que desarrollen productos alimenticios en base a frutas finas y establecer un centro que promueva la investigación y desarrollo de productos que agreguen valor a los productos agroalimentarios primarios.

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6. Escasas experiencias de I+D que posibilitan la d iferenciación del producto y la creación de una mar ca regional o denominación de origen: No se ha avanzado en la utilización de las herramientas de la propiedad intelectual como una estrategia competitiva del sector. Éstas suelen ser desconocidas por los productores y, en menor medida, por las instituciones de apoyo. Además de los motivos comerciales, la ausencia de una marca regional o denominación de origen no contribuye a la organización y a la incorporación de buenas prácticas agrícolas y manufactureras en los cultivos de cerezas. Las normas de calidad como las BPA, BPM y Eurepgap se encuentran poco difundidas entre la mayoría de los productores. Por ejemplo, del total de los 40 productores que se encuentran en el Valle Inferior del Río Chubut sólo 7 tienen sus campos certificados con algunas de las certificaciones antes señaladas. Las posibles soluciones serían: desarrollar proyectos de investigación que permitan mejorar y definir las calidades que harían único el producto regional, desarrollar estrategias para formular y difundir una marca regional o denominación de origen en las regiones de producción de fruta fina y organizar un sistema de apoyo a la certificación.

7. Escasas experiencias de I+D en producciones alte rnativas y complementarias de las cerezas de forma de optimizar la utilización de los galpones de empaque de cerezas e n Chubut: En la zona del Valle Inferior del Río de Chubut existen unos 39 productores cereceros de los cuales 8 poseen galpones empacadores. En general, estas instalaciones son utilizadas durante 50 o 60 días al año luego de la cosecha que comienza en el mes de noviembre y termina en enero. Hoy en día invertir en el desarrollo de un galpón empacador de cerezas puede representar un costo mayor de U$S 500.000. Por ejemplo una clasificadora de fruta tiene un costo de aproximadamente de U$S 120.000. En este sentido, el problema se presenta de la siguiente manera. Por un lado, los galpones son utilizados durante casi dos meses al año y por otro lado, las inversiones y el mantenimiento de los mismos es elevado. De esta forma, los empacadores tienen la necesidad de que se investigue y desarrolle en la provincia producciones alternativas y complementarias a la cereza, que tengan períodos de cosecha posteriores a los de las cerezas, con el objetivo de lograr que los galpones de empaque extiendan los meses de funcionamiento a por lo menos 6 meses al año. Las posibles soluciones a este problema vendrían dadas por la diversificación de los cultivos de la provincia con el objetivo aprovechar la capacidad ociosa y aumentar la rentabilidad de los galpones de la provincia de Chubut. Además del desarrollo en conjunto entre INTA y productores, de experiencias pilotos con potenciales cultivos a desarrollar en la provincia, junto con plantaciones que se adapten a las condiciones agroecológicas de la provincia de Chubut, especialmente del Valle Inferior del Río Chubut, y que los períodos de cosecha sean inmediatamente posteriores a los de las cerezas. El impacto de estas medidas se resume en la mejora de la rentabilidad del sector empacador, la diversificación de la producción agroalimentaria de la provincia, el aumento de la capacidad empacadora de los galpones y los meses de funcionamiento, y el incremento del empleo en el sector.

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Análisis FODA de la producción de cerezas

FORTALEZAS OPORTUNIDADES

� Producción bajo sistema de alta tecnología.

� Buenas condiciones agro-climáticas para su producción.

� Alta rentabilidad.

� Producción amigable con el medio ambiente.

� Estructuras adecuadas.

� Perfil sanitario adecuado para mercados externos.

� Condiciones favorables para la obtención de certificaciones nacionales e internacionales.

� Tendencia en aumento del consumo interno y externo.

� Buenos precios internacionales de la cereza.

� Producción en contra-estación que favorece la competitividad en los mercados externos.

� Apoyo provincial al desarrollo del sector.

� Demanda creciente de productos diferenciados, orgánicos y con denominación de origen.

� Condiciones climáticas favorables para la producción de fruta fina.

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DEBILIDADES AMENAZAS � Falta de consorcios exportadores

para comercializar.

� Baja diferenciación del producto.

� Escaso acceso a mercados internacionales importantes.

� Baja planificación comercial, estratégica y productiva.

� Escasa mano de obra calificada y especializada.

� Altos costos de transporte de la mercadería.

� Altos costos fijos.

� Gestión de la oferta poco organizada.

� Producción chilena fuertemente posicionada en los mercados externos.

� Competencia cada vez mayor en los mercados internacionales y regionales.

� Restricción del transporte aéreo.

� Demanda concentrada (en España).

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Análisis de la evolución de las ventas de cerezas e n Chubut A partir de información anual sobre las ventas de cerezas realizadas por productores de la provincia del Chubut, se efectuó un gráfico a partir de una serie de tiempo para el periodo 2000-2011, con el objeto de analizar cómo han evolucionado las ventas durante todo el decenio. Los datos muestran un crecimiento sostenido en las ventas de cerezas desde el año 2000, y que alcanza su punto más alto en 2005 cuando se produjeron y comercializaron 918.917 kilos, lo cual representa un caso excepcional en la evolución de la serie. La misma comienza a decrecer a partir de dicho año para ubicarse en valores más cercanos a los anteriores a 2005. En general podemos afirmar que existe una tendencia creciente, salvando casos extraordinarios, como las ventas en 2005, y la caída que se observa en el año 2009 debida a lo que se denominó la “Helada Negra” que causó la pérdida de miles de kilos de producto. Esto se puede observar en el gráfico siguiente:

Las series se pueden analizar, además, en términos de los dólares embolsados cada año a partir de la venta de cerezas. Como se observa en el siguiente gráfico, la serie en dólares sigue el comportamiento de la serie anterior:

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Asimismo, podemos analizar cómo ha evolucionado el precio por kilogramo de cerezas a partir de las series anteriores. Tal como se observa en el gráfico siguiente, el precio por kilogramo tuvo su máximo valor en el año 2000, cuando alcanzó los u$s 4,4 por kg de producto. A pesar de que los precios, durante todo el decenio, han sido significativamente menores al valor alcanzado en dicho año, podemos observar que se ha mantenido una tendencia creciente, situándose el precio por kg de cerezas en los u$s 3,12 en lo que va de 2011.

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A modo de conclusión, y a partir de la información que nos suministran las series analizadas, podemos apoyar la hipótesis de que el mercado de la fruta fina, y en particular el de la cereza, cuentan con una demanda en crecimiento y cada vez más exigente en términos de calidad, dispuesta, a su vez, a pagar buenos precios por productos de primera línea. Es por esto que, es precisamente ahora cuando la Región Patagónica debe lograr insertarse fuertemente en los mercados internacionales, tratando de posicionarse y ganarse un lugar, creando asimismo una marca propia explotando el buen nombre de la Patagonia.

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Fuentes

• Ministerio de comercio exterior, turismo e inversiones. Provincia del Chubut

• Subsecretaría de Modernización del Estado. Provincia del Chubut

• INDEC - Censo Nacional Agropecuario 2008

• INTA.GOV.AR

• Ministerio de industria, agricultura y ganadería. Gobierno de la Provincia del Chubut.

• Diario Chubut

• La Nación

• Informe mensual de la Fundación EXPORT.AR nº20