China y Japón XIX

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MÉXICO Y LA CUENCA DEL PACÍFICO vol. 7, núm. 21 / enero – abril de 2004 18 apón ocupa hoy un lugar privilegiado en el mundo. Es la segunda economía más poderosa y su participación en los flujos internacionales de bienes la colocan en un tercer lugar. Las mercancías hechas en Ja- pón inundan los mercados internacionales, distinguiéndose por ser productos de alto va- lor tecnológico y de calidad. Los procesos de producción empleados en dicho país son hoy emulados en muchos países. Los excedentes de capital japonés, obtenidos del intercambio de bienes con otros países, son destinados a proyectos de inversión en la mayoría de los paí- ses del mundo. Además, Japón se ha converti- do hoy en el mayor donador de ayuda a los países en desarrollo. Este status de nación industrializada fue alcanzado por Japón en un corto período de 50 años. A partir de la llegada del comodoro Perry a costas japonesas, Japón pasó de ser una na- ción sometida a “tratados desiguales” por los poderes imperialistas de occidente, a ser una nación soberana reconocida por la comunidad internacional. La modernización de Japón se inició en el período de Meiji, 1868-1912. Durante ese lapso los líderes de Meiji se propusieron al- canzar el status de las naciones occidentales desarrolladas y para tal fin enviaron misiones de estudio a occidente para que “al estudiar su fortaleza y su mejor manera de hacer las cosas, podamos (los japoneses) ser más fuer- tes [...] Trabajaremos para poner a Japón so- bre bases iguales, en el futuro, con aquellos países cuya civilización moderna es ahora nuestra guía”. 2 Así se expresaba Ito Hirobumi, líder de Meiji, cuando visitó Estados Unidos como miembro de la misión Iwakura, en 1872. La apertura de China y Japón en el siglo XIX 1 Melba E. Falck Reyes* J * Profesora investigadora del Departamento de Estudios del Pacífico, de la Universidad de Guadalajara. China, con una quinta parte de la pobla- ción mundial, es hoy un actor clave en el siste- ma internacional. China llevó a cabo una política de “puertas abiertas”, a partir de las reformas iniciadas en 1979 por Deng Xiaoping y ocupa actualmente el undécimo lugar como nación exportadora; recientemente, ingresó a la Organización Mundial de Comercio (OMC). Esta clara tendencia a la apertura exte- rior no es un fenómeno nuevo en China, aun- que sus características sí lo son. En el siglo XIX, cuando la revolución industrial lanzó los poderes occidentales a la conquista de los mer- cados portugueses, ingleses, franceses y ale- manes, establecieron sus “zonas de influencia” en el este y sudeste de Asia. China quedó re- partida así entre los principales poderes de la época. El “siglo de los tratados desiguales” en China finalizó con el ingreso del Partido Co- munista en 1949. La apertura forzada al exterior por par- te de los poderes occidentales es compartida tanto por Japón como por China en el siglo XIX. A la llegada de los occidentales, ambos países habían estado aislados del mundo exte- rior y fueron sometidos a los “tratados desigua- les de extraterritorialidad” bajo la amenaza de las “cañoneras”. Sin embargo, la respuesta a la invasión occidental fue diferente en los dos países. A Japón le tomó medio siglo alcanzar el status de nación soberana. China tendría que esperar otro tanto para “ponerse de pie”. 3 ¿Cuáles fueron las razones que llevaron a estas dos naciones asiáticas a un resultado tan diferente? ¿Por qué a Japón le tomó mu- cho menos tiempo que a China convertirse en un estado moderno? Responder a las pregun- tas es el objetivo de este ensayo. A nálisis

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apón ocupa hoy un lugar privilegiadoen el mundo. Es la segunda economíamás poderosa y su participación en los

flujos internacionales de bienes la colocan enun tercer lugar. Las mercancías hechas en Ja-pón inundan los mercados internacionales,distinguiéndose por ser productos de alto va-lor tecnológico y de calidad. Los procesos deproducción empleados en dicho país son hoyemulados en muchos países. Los excedentes decapital japonés, obtenidos del intercambiode bienes con otros países, son destinados aproyectos de inversión en la mayoría de los paí-ses del mundo. Además, Japón se ha converti-do hoy en el mayor donador de ayuda a lospaíses en desarrollo.

Este status de nación industrializada fuealcanzado por Japón en un corto período de 50años. A partir de la llegada del comodoro Perrya costas japonesas, Japón pasó de ser una na-ción sometida a “tratados desiguales” por lospoderes imperialistas de occidente, a ser unanación soberana reconocida por la comunidadinternacional.

La modernización de Japón se inició enel período de Meiji, 1868-1912. Durante eselapso los líderes de Meiji se propusieron al-canzar el status de las naciones occidentalesdesarrolladas y para tal fin enviaron misionesde estudio a occidente para que “al estudiarsu fortaleza y su mejor manera de hacer lascosas, podamos (los japoneses) ser más fuer-tes [...] Trabajaremos para poner a Japón so-bre bases iguales, en el futuro, con aquellospaíses cuya civilización moderna es ahoranuestra guía”.2 Así se expresaba Ito Hirobumi,líder de Meiji, cuando visitó Estados Unidoscomo miembro de la misión Iwakura, en 1872.

La apertura de China y Japón en el siglo XIX1

Melba E. Falck Reyes*

J

* Profesora investigadora del Departamento de Estudiosdel Pacífico, de la Universidad de Guadalajara.

China, con una quinta parte de la pobla-ción mundial, es hoy un actor clave en el siste-ma internacional. China llevó a cabo unapolítica de “puertas abiertas”, a partir de lasreformas iniciadas en 1979 por Deng Xiaopingy ocupa actualmente el undécimo lugar comonación exportadora; recientemente, ingresó ala Organización Mundial de Comercio (OMC).

Esta clara tendencia a la apertura exte-rior no es un fenómeno nuevo en China, aun-que sus características sí lo son. En el sigloXIX, cuando la revolución industrial lanzó lospoderes occidentales a la conquista de los mer-cados portugueses, ingleses, franceses y ale-manes, establecieron sus “zonas de influencia”en el este y sudeste de Asia. China quedó re-partida así entre los principales poderes de laépoca. El “siglo de los tratados desiguales” enChina finalizó con el ingreso del Partido Co-munista en 1949.

La apertura forzada al exterior por par-te de los poderes occidentales es compartidatanto por Japón como por China en el sigloXIX. A la llegada de los occidentales, ambospaíses habían estado aislados del mundo exte-rior y fueron sometidos a los “tratados desigua-les de extraterritorialidad” bajo la amenaza delas “cañoneras”. Sin embargo, la respuesta ala invasión occidental fue diferente en los dospaíses. A Japón le tomó medio siglo alcanzarel status de nación soberana. China tendría queesperar otro tanto para “ponerse de pie”.3

¿Cuáles fueron las razones que llevarona estas dos naciones asiáticas a un resultadotan diferente? ¿Por qué a Japón le tomó mu-cho menos tiempo que a China convertirse enun estado moderno? Responder a las pregun-tas es el objetivo de este ensayo.

Análisis

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El entorno internacional

En el siglo XIX la fortaleza europea se vio re-forzada por la revolución industrial que le pro-porcionó mayores ventajas en su poderíomarítimo, el cual ya había introducido el co-mercio global en todas partes del mundo.4 Eldesarrollo de los ferrocarriles y de los barcosa vapor trajeron consigo menores costos detransporte, que acompañados con reduccio-nes a las barreras del comercio, propiciaronun espectacular crecimiento del comercio in-ternacional. En el siglo XIX el comercio se vioimpulsado por la creación de varias unionesaduaneras y tratados de libre comercio. En-tre los acuerdos bilaterales de la época sobre-salen el anglofrancés de1860, que incluía la cláusu-la de Nación Más Favoreci-da (NMF). A principios desiglo, Gran Bretaña habíasuscrito tratados con 46 es-tados, Alemania con 30 yFrancia con más de veinte.5

El comercio se convir-tió en el medio de la expan-sión política de los poderesoccidentales y la riqueza queel comercio generaba hizoque éste empezara a influirmás directamente sobre losaspectos políticos. Ello cons-tituyó el mayor desafío paralas élites feudales de Asia.6

En 1800 el comercio con Chi-na había crecido sobre todoen té y seda. En los siguien-tes cincuenta años este co-mercio constituyó la formade penetración en Asia yluego la razón de las relacio-nes institucionales basadasen el llamado “sistema detratados” de puerto que seextendería a todos los veci-nos de China.7

En la década de los ochenta del sigloXIX, las relaciones internacionales entraron

en una fase de expansión colonialista. El mun-do internacional estaba dominado por los po-deres occidentales. El imperialismo comercialde la época se caracterizaba, en primer lugar,por la prioridad otorgada al acceso a los mer-cados utilizando la cláusula de NMF8 y, en se-gundo lugar, por la gran importancia quedieron los poderes a China como modelo paraseguir en otros países. En este contexto inter-nacional se da la invasión occidental a China,Japón y al resto de Asia en el siglo XIX.

China en el siglo XIX

Los “bárbaros del norte” volvieron a conquis-tar China. Esta vez fueron los manchúes que

introdujeron una burocraciay un gobierno bilingüe ybirracial con un control mi-litar fuerte sobre China yfundaron la dinastía Qing(1644-1911). La historia deChina del siglo XIX se carac-terizó por las rebeliones fre-cuentes, las invasionesextranjeras y el esfuerzo dela élite gobernante por con-trolar ambas y mantenerseen el poder. De acuerdo conFairbank, los historiadoresactuales ponen mayor atenciónal impacto del imperialismoextranjero en la desorga-nización social y la desmora-lización psicológica en lasociedad china. Sin embargo,los problemas de la China delsiglo XIX comenzaron conlas rebeliones al interior delpaís.9

Seis rebeliones azota-ron el país ese siglo. La re-belión del Loto Blanco, de1796 a 1804, que fue impul-sada por una secta religiosarural y antimanchú, que lu-

chaba contra la pobreza imperante en el cam-po. La rebelión de Taiping, de 1851 a 1864, seoriginó en el sur, entre Cantón y el Interior,

La “aperturaforzada” de China y

Japón en el siglo XIXse dio en un contexto

de expansiónimperialista de

occidente, llevada acabo por estados

modernos eindustrializados. Los

líderes de Meiji, adiferencia del

gobierno imperialQing, supieron

reconocer esto yestablecieron como

prioridad de supolítica convertir aJapón en un estado

moderno

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en una región con mayor contacto con el exte-rior sobre la cual los Qing tenían menor con-trol y que a la vez poseía un gobierno localdébil. El control era más bien ejercido por losterratenientes que luchaban entre sí. La debi-lidad del gobierno manchú, puesta al desnudopor la agresión de occidente, abrió los ojos alas sociedades patrióticas. Así surgió el movi-miento Taiping, dirigido por un cristiano pro-testante, el cual se caracterizó por unaamalgama de ideas orientales y occidentalesencaminadas hacia la acción militar. Duranteesta guerra se conquistaron 600 ciudades amu-ralladas y la capital “celestial” se establecióen Nanking, dejándole Shanghai a los extran-jeros. Otras rebeliones que afectaron China enesa época fueron la de los musulmanes chinosdel sudoeste y la del noroeste, entre 1855 y1873, así como la Rebelión de los Bóxers entre1898 y 1901, que se desarrolló al norte enShandong. Este último fue un movimiento cam-pesino que tuvo como lema “apoyar a los Qingy destruir a los extranjeros”. Cada uno de es-tos movimientos debilitó al gobierno Qing. Eneste entorno de inestabilidad interna se dio lainvasión extranjera occidental.

La apertura forzada de China

El denominado “siglo de los tratados”, bajo loscuales le impusieron a China una apertura for-zada, puede dividirse en tres fases de acuerdocon el papel desempeñado por los extranjeros:de 1842 a 1870, la fase de imperialismo de “li-bre comercio” de los británicos;10 de 1870 a1905, la rivalidad de las potencias extranjerasen China; de 1900 a 1940, la invasión del terri-torio Chino por parte de Francia, Inglaterra,Japón y Alemania.

Inglaterra inicialmente utilizó a “los co-merciantes chinos de ultramar” para llevar acabo su comercio con China. El denominado“sistema cantonés” era la base de las relacio-nes comerciales entre los dos países, las cua-les estaban confinadas al puerto de Cantón. Elgobierno encargaba a un grupo de empresasfamiliares chinas, cuya asociación era denomi-nada Cohong, para que actuaran como inter-mediarias en el comercio con los extranjeros.

El Cohong era supervisado por un funcionariomanchú de la casa imperial de la Corte Inte-rior de Pekín, que era conocido como el Hoppo.Tanto este último como el Cohong se encarga-ban de la recolección de los impuestos del co-mercio; este privilegio sería perdido por Chinaen las siguientes décadas de dominación ex-tranjera. La compañía británica de las IndiasOrientales que tenía el monopolio del comer-cio, se adhirió al “sistema cantonés” y funcio-nó de común acuerdo hasta 1834, cuandoperdió el monopolio real del comercio.

Bajo este sistema la dinastía Qing man-tenía un control fuerte sobre el comercio res-tringiendo las actividades de los comerciantesextranjeros tanto al sur como al norte. Así, lospoderes occidentales fueron rechazados cuan-do trataron de obtener mayores ventajas parael comercio y derechos de residencia diplomá-tica en Pekín. Ello sucedió en 1793, cuando laCía. de las Indias Orientales envió una misióndiplomática a China en un buque con “66 caño-nes” para solicitar mayores oportunidades decomercio y representación diplomática en Pe-kín. Ésta fue rechazada por los chinos. Igualsuerte tuvo otra embajada británica en 1816.Sin embargo, para ese entonces tanto GranBretaña como la India Británica desempeña-ban una función clave en la apertura de Chinaal comercio exterior. Pero la corte Qing no es-taba interesada en la “China marítima” y nose imaginaba al mundo exterior con el cual ten-dría que tratar más adelante, su preocupaciónera controlar tanto el interior como las fron-teras marítimas y terrestres de China. El con-trol político y el ejercicio de la autoridadcentral fue la preocupación de todas las dinas-tías anteriores y de los gobiernos chinos pos-teriores.

El comercio entre China e Inglaterra secentraba en ese entonces en las exportacionesde té, seda y porcelana procedentes de China,y las importaciones de esta última fueron pla-ta, tejidos de lana y opio introducido desde laIndia. Este último país pagaba las importacio-nes de té de Inglaterra. Cuando en 1834 el go-bierno inglés suspendió el monopolio de la Cía.de las Indias Orientales, el gobierno chino tuvo

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que enfrentarse no sólo a aquél sino al mal so-cial introducido por el consumo ilegal del opio.El intento del gobierno manchú por controlareste último dio origen a la Guerra del Opio,entre 1839 y 1842, que más bien fue una gue-rra para asegurar los privilegios de las rela-ciones comerciales y diplomáticas sobre unabase de “igualdad” occidental.

Con la victoria de Gran Bretaña se firmóel tratado de Nanking en agosto de 1842, queincluía las siguientes condiciones: extraterri-torialidad que concedía la jurisdicción del paísextranjero sobre sus súbditos; aranceles mo-derados y contacto directo de los extranjeroscon los aduaneros; trato de NMF; libertad paracomerciar con todos los interesados y una in-demnización.11 Y por sobre todo eso, Inglate-rra obtuvo a Hong Kong y la apertura de cincopuertos: Shanghai, Ningbo, Fuzhou, Amoy yCantón.

Los puertos abiertos constaban de unazona, el bund, de muelles y bodegas llenas deculis —trabajadores chinos— y un jefe de per-sonal nativo, el comprador, que manejaba losasuntos bajo el dominio absoluto de los taipanextranjeros. Cada puerto tenía un enclave ex-tranjero y era protegido por una flota de caño-neras ancladas frente al bund.

En 1856 estalló otra guerra cuya razónde fondo era que los británicos no veían que sucomercio, bajo los tratados existentes, flore-ciera como ellos esperaban. Esto lo atribuíana dos factores: falta de acceso al mercado in-terno de China y a que los oficiales chinos enlos puertos abiertos no cumplían cabalmentecon los tratados. La victoria de Gran Bretaña,aliada con Francia, culminó en el tratado deTientsin (1858), que abrió a los extranjeros máspuertos sobre el Yangtzé y en el norte, así comoel derecho de abrir una legación en Pekín.12

Los bajos aranceles acordados no logra-ron proteger la industria china. Al final losextranjeros se encargaron de la administraciónde los aranceles y fueron “guardianes de unacompetencia leal”. El comercio internacionalse desarrolló bajo estas condiciones y al ha-

cerlo proporcionó ingresos importantes tantoa las zonas costeras como a Pekín. Después de ladécada de los ochenta las importaciones deopio provenientes de la India disminuyeron,pues éste ya se producía en China. China ter-minó firmando tratados desiguales con Esta-dos Unidos y Francia en 1844, y con Inglaterra,Francia, Estados Unidos y Rusia en 1858. En1860 se dio la ocupación anglofrancesa de Pe-kín, que consolidó la aceptación del antiguosistema de tratados.

A partir de 1860 comenzó una alianzaentre los británicos y los Qing. Los primerosbuscaban estabilidad en el comercio con Pe-kín y se convirtieron en los administradoresdel servicio de aduanas en calidad de funcio-narios de los Qing. Ello les permitió partici-par en la política nacional de China.

En 1862 un golpe de Estado aseguró elpoder a la emperatriz viuda y dos manchúes.El nuevo gobierno decidió llevar a cabo unapolítica dual: en el plano externo la aceptaciónde los tratados con el objeto de apaciguar a laspotencias extranjeras y en el plano interno,asignar cargos de poder a ciudadanos chinoscon el fin de derrocar a los rebeldes de Taiping.Bajo la dirección del erudito Zeng Guofang, seinició un proceso de modernización, la Restau-ración Qing (1861-1876), en el cual se pusie-ron a funcionar nuevamente los componentesde un estado confuciano y a la vez se impulsóla occidentalización.

La restauración perdió vitalidad, ya quelos líderes revivían el pasado y no lograbanmotivar de forma adecuada a la burocracia. Semostraron incapaces de manejar los problemasespecíficos que planteaba la occidentalización.Este esfuerzo conservador y restaurador im-pidió que China respondiera al contacto occi-dental de forma revolucionaria. Así, amediados de siglo los trastornos sociales másimportantes en China fueron causados por lasrebeliones internas; mientras tanto, los privi-legios especiales concedidos a los poderes oc-cidentales en los puertos abiertos, constituíanla periferia de ese gran trastorno social.13

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Posterior a la restauración en China, sepostulaba como política “el saber chino comoestructura fundamental y el saber occidentalpara los usos prácticos”.14 Así, la generaciónde 1860 a 1900 se mantuvo fiel a la consigna deque China podía saltar a los tiempos moder-nos. Basados en la postura clásica deautorreforzamiento, los líderes chinos empe-zaron a adoptar armas y máquinas occidenta-les. Lo que el gobierno central no entendía esque al final ello implicaría la adopción de latecnología, la ciencia, la enseñanza en gene-ral, las nuevas ideas, nuevas instituciones yfinalmente una revolución republicana. La fa-lacia de una occidentalización a medias en losinstrumentos pero no en los valores, fue reco-nocida por muchos eruditos chinos.

En 1894 y 1895 China se enfrentó a losjaponeses. Los chinos estaban mal preparados:los fondos para construir una flota de guerrahabían sido desviados para la reconstruccióndel palacio de verano de la emperatriz, quehabía sido incendiado en la guerra de 1860. Ladinastía Qing había logrado sobrevivir a lasrebeliones pero las relaciones internacionalesse le escapaban de las manos. El resultado dela guerra sino-japonesa fue una década de ri-validades imperiales en Asia del este. Perono sólo eran los intereses comerciales los quesometían a China, los religiosos también tu-vieron parte en esa dominación. Entre 1860 y1900 se dio la expansión gradual de los mi-sioneros amparados en el derecho de extra-territorialidad.

En 1898 los poderes extranjeros exigie-ron cada uno sus “zonas de influencia”. Rusia,Alemania, Gran Bretaña, Japón y Francia man-tenían sus respectivas zonas, las cuales in-cluían una extensión de territorio, un puertocon su respectiva flota naval, un ferrocarril yminas para su explotación. Ese fue el año enque inició la Rebelión de los Bóxers y los ex-tranjeros utilizaron ese pretexto para atacarlas costas chinas. En 1901 se firmó el Protoco-lo de Pekín con once potencias extranjeras, queentre otras cosas demandaba una indemniza-ción por 333 millones de dólares a tasas de in-terés que duplicaban el monto adeudado

mientras se exigía que el Distrito de las Lega-ciones extranjeras de Pekín fuera ampliado yprovisto de guarniciones militares armadas aligual que el ferrocarril. Después de su derro-ta, la dinastía Qing duró en el poder diez añosmás. Pero en ese tiempo se fue debilitandocada vez más mientras se ampliaba la brechaentre la China urbana y moderna de los puer-tos abiertos y la China interior de numerosospoblados.

Durante esos años se dieron tambiénmuchos cambios de manera vertiginosa: en elvestir, en las campañas contra el opio y el ven-daje de los pies, circulación de periódicos yrevistas y el correo, trayendo consigo nuevospatrones de organización económica y nuevasideas de cómo gobernar el país. En los puertosabiertos surgieron nuevas profesiones. Sinembargo, es necesario hacer notar que el cam-bio no era una incursión puramente occiden-tal, por el contrario, cada nueva idea occidentalse desarrolló sobre una institución o conceptochino: las estructuras bancarias chinas se ajus-taron a las occidentales; los sistemas de dis-tribución chinos eran utilizados para mover losproductos innovadores occidentales y las aso-ciaciones nativas de comercio se convirtieronen cámaras de comercio. Los grupos de discu-sión en las aldeas darían a paso a las asam-bleas locales.15

La dinastía Qing no pudo contener nicoordinar estos cambios, ni digerir susimplicaciones. Los manchúes trataron de es-tablecer el control militar y de introducir elcambio constitucional desde arriba y se vierondebilitados por la invasión japonesa y las re-beliones internas. Finalmente, en 1911, por unadisputa sobre el control del ferrocarril enSichuan, se dio una revuelta que concluyó conla declaración de independencia de las provin-cias del régimen Qing. La Liga Revoluciona-ria fundó la República China en 1912 enNankín, con Sun Yatsen como presidente, ter-minando así dos mil años de poder imperialen China.

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Japón a la llegada de los extranjeros

En 1603 se estableció el Shogunato en Japóncon un gobierno centralizado (el Bakufu, go-bierno central) con base en Edo (Tokio). Du-rante el período Tokugawa, 1603-1868, semantuvo un orden social estable por 264 años,con tres clases diferenciadas: la gobernante odominante que incluía al Shogun, los daimiosy los guerreros comunes o samurai; la clasedominada que comprendía a los agricultores,los artesanos y los comerciantes; la clase no-ble, alejada, compuesta por la familia imperialy los nobles civiles.16 En esa época se desarro-lló un sistema administrativo y legal eficien-te. En el siglo XVII se dobló la productividaddel arroz y los cultivos comerciales se exten-dieron a lo largo del país. Con el desarrollo devarias industrias prosperaron muchas ciuda-des y la clase mercantil (chônin) superó a lasamurai.17

En 1630 el gobierno prohibió el cristia-nismo, la entrada de barcos portugueses a Ja-pón y los viajes de los japoneses al extranjero.El shogunato advertía una intención de con-quista política por parte de los misioneros y,por lo tanto, adoptó una política de aislamien-to, llamada Sakoku. Con todo, Holanda y Chi-na continuaron comerciando en el puerto deNagasaki y se siguió infiltrando alguna infor-mación del mundo exterior. Hacia finales delsiglo XVIII, los científicos comenzaron a estu-diar ciencias occidentales como la medicina yla astronomía utilizando el idioma holandés.

En la segunda mitad del siglo XVIII, eltráfico de mercaderías experimentó un ulte-rior desarrollo tanto en las áreas urbanas comorurales. Como resultado, el Shogunato y losdaimios (señores feudales) encontraron que losingresos provenientes de los impuestos al arrozdisminuían y se incrementaron los tributos, loque condujo a un descontento social. Aumen-taron las diferencias de ingreso entre los ri-cos chônin y los daimios por un lado, y loscampesinos por el otro, lo que condujo aenfrentamientos entre ellos. Surgió entoncesel deseo de una reforma política. En ese en-torno llegaron los extranjeros a Japón.

Japón también es obligado a abrirse

Tanto para los rusos como para Inglaterra,Japón era un área geográfica que estaba en elperímetro de sus áreas de influencia: la regióndel norte y este de Manchuria y China. Al lle-gar Perry surgieron dos posturas encontradasen Japón: una, la de modernizar Japón mili-tarmente adquiriendo el conocimiento de losavances occidentales y la otra, la de continuarcon la política de Sakoku, utilizando las armas.Mientras tanto, Estados Unidos vio a Japóncomo un factor importante en sus relacionescon China. Esto fue todavía más claro cuandoEstados Unidos estableció autoridad formalsobre Oregon y California. Japón fue vistocomo un punto intermedio en la ruta a China,no sólo por su capacidad de proveer de carbóna los buques que hicieran escala en las cerca-nías de Nagasaki, sino porque estaba en la rutaentre Shanghai y San Francisco.

Así, con el impulso de la guerra del opioen China, se consideró más fácil entrar a Japóny en 1853 el comodoro Mathew C. Perry arribóa la Bahía de Tokio con sus buques “negros”. Laexperiencia China de apertura bajo el “sistemade tratados” desiguales fue de una importanciacrítica para Japón. Sin embargo, la respuestajaponesa no iba a ser copia fiel de la de China,ya que la posición interna y externa de Japónera diferente y, por lo tanto, este país entra-ría al sistema de tratados de una manera dis-tinta. En primer lugar, la apertura de Japónla llevó a cabo Estados Unidos y no Gran Bre-taña, ya que para esta última Japón no era tanimportante como Cantón. China comerciabacon Japón directamente en el puerto deNagasaki e indirectamente en el sudeste asiá-tico a través de la Cía. Británica de las IndiasOrientales. Esta última no realizó esfuerzosserios para abrir Japón, ya que éste no ofrecíaproductos que interesaran en Europa, excep-to cobre para los mercados asiáticos; los japo-neses por su parte demandabanexclusivamente productos orientales. Estodejó libre el camino a los norteamericanos. Porotra parte, la situación política en Japón eradiferente a la de China y por lo tanto la políti-ca apropiada para uno no lo era para el otro.

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En 1854 Estados Unidos firmó un trata-do con Japón, más enfocado a obtener facilida-des para el comercio, que abría los puertos deShimoda y Hakodate; designaba un cónsulamericano en Shimoda; incluía una cláusula deNMF y el derecho a comprar bienes en los puer-tos abiertos. Inglaterra y Rusia firmaron con-venios bajo el modelo de Perry en 1854 y 1855,respectivamente. Con Rusia se dividieron lasislas Kuriles entre los dos países, aunque nose definieron las fronteras con la isla Sakhalin.Además de los dos puertos mencionados, seabrió Nagasaki.

En 1858 Japón firmó tratados con Esta-dos Unidos, Rusia, Holanda, Gran Bretaña yFrancia sobre la base del modelo estadouni-dense. La apertura de los puertos modificó elpapel de los poderes occidentales en Japón.Rusia y Estados Unidos se replegaron, al ob-tener el primero las islas del norte y el segun-do por razones internas relacionadas con laguerra civil norteamericana. Inglaterra, con suflota y su dominio del comercio en Asia, ad-quirió entonces poder de veto en la política conrespecto a Japón, mientras este último obtuvomayor importancia por sus exportaciones deseda. Japón iba perdiendo sus propios distin-tivos en las relaciones internacionales, siendoabsorbido por un patrón más amplio centradoen China.18

Los tratados tuvieron efectos económi-cos importantes en la sociedad japonesa quepermitirían luego atribuir a los extranjeros lascrisis económicas por las que atravesaba elpaís. Estos efectos tendrían consecuencias so-bre el tipo de cambio y sobre los gastos de de-fensa del gobierno.19

Ante la amenaza externa, el Bakufu y losdaimios gastaban cada vez más en tecnologíay armas occidentales. Después de 1863, lasdemandas occidentales por indemnización sefueron elevando y ello ponía más presión so-bre los ingresos feudales, causando más infla-ción. Esta última era entonces culpa de los“tratados desiguales”.

La política externa del Bakufu era vistacon recelo tanto por los samurai como por losseñores feudales. Los primeros percibían nosólo una amenaza a la cultura y al orden socialy político, sino al territorio y a la nación; paralos segundos era el temor de que la invasiónextranjera podía socavar el orden interno.Ambas clases trataron de influir sobre la polí-tica externa para dar marcha atrás en los tra-tados. Surgió así el lema “honrar al emperador,expulsar a los bárbaros”. Y aunque el Bakufureconocía la debilidad de Japón al tratar conoccidente, en las esferas más alejadas del cen-tro había un menor reconocimiento de esta si-tuación.

Los samurai deseaban transferir el po-der al emperador y sus asociados feudales ylos daimyô, por su parte, deseaban más inde-pendencia del centro. Ambas posturas eranuna amenaza al Bakufu. Esto trajo una divi-sión en los Consejos de Edo, la capital deBakufu que después se llamaría Tokio: un ban-do consideraba que la mayor amenaza prove-nía del poder extranjero y, por lo tanto, habíaque controlar la oposición interna para evitaruna guerra desastrosa; mientras tanto, la otrafacción veía la necesidad de entablar acuerdoscon la oposición y establecer la unidad nacio-nal, lo cual proveería las bases para un acuer-do sobre la política exterior. Esto suponía enel corto plazo, aceptar los tratados. Hasta queestas diferencias no se resolvieran, Japón nopodría tener una relación estable con el exte-rior. Mientras tanto, Kioto ponía presión so-bre el Bakufu para expulsar a los extranjeros.

Un incidente en los estrechos deShimonoseki, en el cual un daimios de Chôshûatacó buques norteamericanos, franceses yholandeses, sería el factor que haría definir lapolítica externa. Finalmente, fueron cerradoslos estrechos de Shimonoseki, lo que ocasionóque en 1864, 17 buques extranjeros se dirigie-ran a Shimonoseki para concluir con la firmade un tratado entre los poderes occidentales yel Bakufu. Este tratado imponía una indemni-zación de 3 millones de dólares mexicanos,pues se convinieron en plata mexicanaamonedada de circulación entonces en Japón,

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o la apertura de Shimonoseki u otro puertocomo pago. Este ataque convenció a los seño-res feudales de su inferioridad militar y a sussucesores les serviría para establecer una po-lítica sobre cuál sería la mejor forma de mane-jar los tratados desiguales. Finalmente, fueemergiendo un consenso de que había queadoptar las técnicas de occidente para cons-truir la fortaleza de Japón. El emperador diosu consentimiento a los tratados y el Bakufuse comprometió a abrir los puertos.

En 1866 se firmó una convención con loscuatro poderes occidentales mediante la cualse establecía un arancel muy bajo a las expor-taciones e importaciones de 5 por ciento; seprohibía la importación de opio y las exporta-ciones de arroz, trigo y cebada. El comercio deoro, plata y cobre quedaba bajo el control delgobierno. Los japoneses tenían libertad de com-prar diseños de barcos y descripciones de na-vegación; los comerciantes japoneses quedabanen libertad de comerciar no sólo en los puer-tos abiertos, sino en cualquier lugar del extran-jero y todos los japoneses podían viajar alexterior por razones de estudio o negocios. Estaconvención arancelaria completó la aperturade Japón al comercio.

En 1868 estalló la guerra civil, se desti-tuyó al shogun y se restauró al emperador enel poder, con lo que se inició la RestauraciónMeiji. Los daimios más poderosos de Japón so-licitaron al emperador una política fresca enasuntos externos para evitar “el mal ejemplode China”.20

La polí t ica exterior durante laRestauración Meiji

El renacimiento japonés fue distinto al chino.En China éste tuvo su origen en el deseo deliberalizar a la sociedad. En Japón, la fuerzamotriz no fue el liberalismo sino la reacción.“Lo que Japón buscó no fue una sociedad queextrajera su fuerza del liberalismo, sino unarápida asimilación del conocimiento y las téc-nicas occidentales para fortalecerse. En Chi-na el movimiento fue espontáneo y careció deuna dirección planeada. En Japón, una vez que

se reconoció el vínculo entre seguridad nacio-nal y los conocimientos occidentales, el rena-cimiento fue planeado y puesto en práctica porel gobierno, que en ningún momento olvidó lanecesidad de mantener la solidaridad nacio-nal y el poderío militar”.21

Pueden distinguirse dos períodos en lapolítica externa de Japón en esa época: de 1868a 1880, en el que los asuntos deben ser vistoscomo subsidiarios de los desarrollos internos.(era necesario consolidar el poder central eincorporar las masas a la política), y el perío-do de 1880 a 1912, cuando las relaciones inter-nacionales de Japón entraron en una fase deexpansión colonial.

El régimen de Meiji le dio prioridad aestablecer el control sobre los asuntos exter-nos como prerrequisito para consolidar su po-der. En 1868 el gobierno imperial declarabaque “las condiciones internas son inestables,pero los asuntos externos son extremadamen-te importantes [...] Éstas son las tendencias delos tiempos”.22

Los líderes de Meiji tuvieron éxito tantoen prevenir que los asuntos externos exacer-baran las tensiones domésticas como en usardichos asuntos para estabilizar el orden inter-no. Ambos sectores se desarrollaron de mane-ra simbiótica, y en el reconocimiento de suvínculo radicó el éxito de los líderes de Meiji.Los nuevos líderes tomaron las relaciones in-ternacionales muy en serio: en su nueva polí-tica fueron prohibidos los ataques aextranjeros, pues estaban “contra las leyes delmundo”.23

Se estableció además un nuevo sistemalegal que garantizó la seguridad de todos, in-cluyendo a los extranjeros y, por lo tanto, lacláusula de extraterritorialidad de los trata-dos sería innecesaria. Al aceptar estas leyesuniversales, Japón podría “establecer su pres-tigio en el mundo”, y por fin se definirían lasfronteras con claridad. Fue un programa deoccidentalización planificada, un sistema cui-dadosamente pensado y controlado, cuyo ob-jetivo era crear la fuerza nacional. El mismo

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emperador así lo manifestaba: “¡Cómo quisie-ra que este país no fuera inferior a ninguno,adoptando lo que es bueno y rechazando todolo que es malo!”.24

Con esos objetivos en la mira, fueron en-viadas misiones a Estados Unidos e Inglate-rra para aprender el funcionamiento de lossistemas políticos y las instituciones legalespara que pudieran ser introducidas a Japón, yal adoptarlas recibir un trato igualitario comonación soberana. También ya se planteaba alos poderes occidentales la necesidad de revi-sar los tratados. Sin embargo, éstos reclama-ban primero la revisión de las leyes civiles,impositivas y comerciales antes de observarlos tratados. Ante esta negativa de los pode-res occidentales, el gobierno vio la necesidadde formar una asamblea nacional para contarcon el respaldo popular en la negociación delos tratados y a la vez ser reconocido como unestado moderno.

En 1874 Japón retiró sus residentes de laisla Sakalin y demandó a Rusia el control delas Kuriles. Un año más tarde se firmaba untratado mediante el cual Japón era considera-do como igual por un poder occidental. Ello leganó al gobierno la aprobación popular. Tam-bién en ese año, y a raíz de un incidente en queunos pescadores de las islas Ryûkyû fueronagredidos por los chinos en Taiwan, Japón di-rigió una misión de castigo a Taiwan, provin-cia china. Japón extendió así su control sobreuna región cercana a Taiwan y a China conti-nental.

Japón y China habían firmado un acuer-do en 1871 por medio del cual se establecíanrelaciones diplomáticas normales entre los dospaíses y se garantizaba la mutua extraterrito-rialidad. Tres años más tarde China percibíaa Japón como una amenaza, y para este últimoChina pasaba de ser un vecino amistoso a unadversario potencial. Japón seguía así el pa-trón de otros estados en la delimitación de suterritorio, al tiempo que redefinía sus necesi-dades de seguridad.

En 1875 le tocó el turno a Corea, la cualse consideraba un estado tributario de China.Japón firmó con Corea un tratado desigual en1876, en el que ésta le abría tres puertos y ledaba jurisdicción consular. Además, Corea erareconocida como un estado independiente y notributario de China. En los cálculos de los lí-deres de Meiji, el éxito en estas incursionesexternas consolidaba su poder interior. Entre1880 y 1895 Japón estableció enclaves colonia-les en Corea, Taiwan y partes de China.

En los ochenta se habían alcanzado lasprecondiciones políticas para convertir a Ja-pón en un Estado moderno: se había consoli-dado un marco político y burocrático; seestablecieron las bases para una constitucióny la formación de una asamblea, la Dieta Im-perial; el pueblo se había educado y politizado,situación que fue canalizada hacia la cohesiónnacional. Por ello, cuando los poderes occiden-tales lanzaron su ola colonizadora, Japón es-taba mejor equipado para hacerle frente. Sustratos con el exterior estarían apoyados porun gobierno centralizado y una opinión públi-ca más asertiva que antes.

En 1885 la política expansionista de Ja-pón se basaba en el deseo de consolidarse comoun Estado moderno; sin embargo, era justifi-cada en aras de emular a occidente y “dejarAsia”.25 El etnocentrismo tradicional en Japón,alimentado por el aislamiento geográfico y lahomogeneidad cultural y racial, se convirtióen un patriotismo moderno.

En este contexto se desarrollaron las re-laciones con Corea y China. Las relaciones conChina continuaron tensas hasta que culmina-ron con la guerra de 1895. Vencedor Japón, enel tratado de Shimonoseki, le fueron impues-tas a China las siguientes condiciones: el re-conocimiento de Corea como un estadoindependiente; la cesión de la península deLiaotung y Taiwan a Japón: una indemnizaciónde 200 000 taels; la apertura de cuatro puer-tos; la cláusula de NMF; la libre navegación enel Yang Tse y el otorgamiento a los japonesesdel derecho a establecer fábricas de manufac-turas en China.

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Estas demandas reflejaban “las líneas deinterés” de Japón: adquisición de territoriosen ultramar, igual status de los poderes occi-dentales en China y derechos económicos, ade-más del pago de una indemnización queserviría para financiar el desarrollo industrialde Japón. En 1897, cuando todos los poderesoccidentales reclamaban zonas de influenciaen China, Japón hizo lo propio reclamandoFukien frente a Taiwan.

Mientras tanto, la industrialización deJapón seguía su curso en la industria textil delalgodón y la seda, en la del hierro y el aceroque se vieron impulsadas por la guerra sino-japonesa. Así, el imperialismo coincidió con larápida industrialización. En 1875 el gobiernole regaló 30 barcos a la Compañía IwasakiYutarô Mitsubishi, con un subsidio anual de200 000 yenes, medida que fue tomada por ra-zones de seguridad para eliminar las compa-ñías de transporte internacional quedominaban el comercio en las costas.Mitsubishi se convertiría en una de las mayo-res empresas clave en la construcción indus-trial moderna y el comercio y las compañíasextranjeras se retiraron.

El servicio postal inició en 1872 con 21oficinas y en 1874 tenía más de 3 000. El go-bierno adquirió las plantas de municiones, lasde construcción de barcos y las empresas mi-neras, y continuó desarrollándolas hasta 1881.En materia económica el gobierno tenía tresprioridades: desarrollar la industria militar envista de la amenaza extranjera, desarrollar laindustria con un alto porcentaje de importa-ciones y crear un efecto-demostración al fami-liarizar a los japoneses con las técnicas deproducción y administrativas y apoyar el de-sarrollo de la agricultura con la importaciónde tecnología.26

A fines del siglo XIX, el estado japonésaparecía como miembro de la comunidad mo-derna e industrial de las grandes potencias.27

El imperialismo japonés estabainterrelacionado con otros dos movimientos enJapón: uno, el que promovía la expansión pa-cífica y el otro, el panasianismo, que conside-

raba a Asia como una sola, en la cual Japóndebía desempeñar el papel principal paraguiar a los asiáticos, la ley y el orden de unestado moderno.

En 1900 Japón participó en la expedicióninternacional a China para luchar contra losbóxers. Japón protegía así los intereses occi-dentales enviando 10 000 tropas, equivalentea las tropas extranjeras participantes. Japónfue invitado a la conferencia de paz y se hacíapor primera vez presente en una conferenciainternacional. Japón se convirtió en una de laspotencias firmantes del Protocolo Bóxer y ob-tuvo el derecho de tener tropas en Tientsin yPekín. En 1902 Japón firmó una alianza conlos ingleses que reconocieron a Japón el sta-tus de un poder mayor, habiéndose estableci-do como un factor clave en la política mundial.

Después seguiría la guerra con Rusia,que tenía intereses en Manchuria y en Corea.Japón fue nuevamente vencedor, y en la con-ferencia de paz en Portsmouth, N. Hampshire,obtuvo el sur de la isla Sakalin y casi todos losprivilegios que los rusos tenían en Manchuria,incluyendo los puertos de Kairen y el puertode Darien (llamado también Arthur). Corea seconvirtió en un protectorado japonés.

En 1905 Japón surgió como la potenciamayor de Asia. Éste era el momento de gloriaque los japoneses habían logrado desde la hu-millación de 50 años antes. Entre 1910 y 1912Corea fue anexada formalmente como coloniajaponesa, se renovó la alianza con Inglaterra yse firmaron tratados comerciales con EstadosUnidos y Gran Bretaña que le otorgaron laautonomía tarifaria.

Conclusiones

Debe reconocerse que durante los primeros25 años de invasión extranjera, la política tan-to en China como en Japón no diferían mu-cho. A ambos les fueron impuestos lostratados desiguales. Sin embargo, China es-taba en el centro de esa política, mientras queJapón se encontraba en la periferia de los in-tereses ingleses, el poder dominante en la

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zona. En esa etapa, el sistema de puertosabiertos aplicado a China y Japón reflejabala mayor importancia otorgada por los occi-dentales al comercio, mientras los japonesesy chinos se preocupaban más por las conse-cuencias políticas. Por ello, hacían concesio-nes económicas sin pensarlo.28

La “apertura forzada” de China y Japónen el siglo XIX se dio en un contexto de expan-sión imperialista de occidente, llevada a cabopor estados modernos e industrializados. Loslíderes de Meiji, a diferencia del gobierno im-perial Qing, supieron reconocer esto y esta-blecieron como prioridad de su políticaconvertir a Japón en un estado moderno. Estono impidió que en los inicios de la Restaura-ción se reconociera la inferioridad japonesacon respecto a occidente en materia militar yde industrialización. Por tanto, en el corto pla-zo fueron aceptados los tratados, mientras Ja-pón iba industrializándose y aplicando unapolítica expansionista en Asia. Para ello serequería del apoyo popular y los líderes deMeiji lograron unificar al pueblo en torno a esapolítica expansionista. Es decir, el gobiernocentralizado de Meiji supo reconocer el víncu-lo estrecho entre la política externa e internay no descuidó la primera.

La transformación de Japón en una po-tencia militar fuerte recibió todo el apoyo delgobierno central. En China, por el contrario,el gobierno más preocupado por la política in-terna, no supo reconocer ese vínculo tan im-portante entre lo interno y lo externo; por lotanto careció de una política de relaciones ex-teriores coherente. Tampoco, y a diferencia deMeiji, los modernizadores chinos, ubicados enla periferia, recibieron el respaldo de una po-lítica consistente de apertura. La “Chinamarítima” fue dejada a su suerte y el poderoccidental aprovechó ese resquicio para in-crustarse en el continente.

Así, la China imperial, que se había con-siderado por dos mil años “el país del centrodel mundo”, llegó al siglo XX inmersa en eldescontento social y con su territorio divididoentre los poderes occidentales y Japón, el cual

había logrado sacudirse el yugo extranjero yahora era considerado por la comunidad inter-nacional, como un estado moderno y sobera-no. Los líderes de Meiji lograron entender atiempo la amenaza que constituía el poder oc-cidental y que la única forma de expulsarlo era“aprendiendo el modo de hacer las cosas comolos países desarrollados de occidente”. Su ob-jetivo: volverse una nación poderosa industrialy militarmente. En la primera década del si-glo XX Japón se había convertido en una po-tencia imperialista, con colonias en Asia.

Notas

1 Agradezco al profesor Omar Martínez Legorreta, in-vestigador del Colegio Mexiquense, sus valiosos comen-tarios en la revisión de este artículo.

2 Citado en William Nester. American Power, the NewWorld Order and the Japanese Challenge. MacmillanPress, Ltd., 1993, p. 111.

3 Así lo manifestó Mao Tse Tung en su discurso deTiananmen: “China at Fifty. Can China change?”, TheEconomist, 2 de octubre de 1999, p. 33.

4 La globalización actual no es un fenómeno nuevo, ya elmundo había experimentado otras etapas con caracte-rísticas similares. Precisamente, las cinco décadas queterminan con la primera guerra mundial fueron un pe-ríodo de intenso flujo de bienes, capital y personas. Tresdiferencias sobresalen entre la globalización del sigloXIX y la actual: en la primera, grandes regiones delmundo quedaron excluidas de ese proceso, ahora la ma-yoría de las economías se han abierto (incluidasLatinoamérica y Asia); la segunda fue impulsada porla baja en los costos de transporte y la actual por labaja en los costos de comunicación; tercera, los flujosfinancieros son mucho mayores ahora. Además, el en-torno político en ambas épocas es diferente. VéaseEdward Mansfield. “The New Wave of Regionalism”,en International Organization, vol. 53, núm. 3, veranode 1999, pp. 589-629; también The Economist,“Thinking about globalisation: Popular Myths andEcomic Facts”, diciembre de 1997.

5 Mansfield, op. cit., pp. 596-597.6 Wang Gungwu. “Long Path to Power”, en Far Eastern

Economic Review, 10 de junio de 1999, pp. 40-44.7 W. G. Beasley. “The foreign threat and the opening of

the ports”, en The Cambridge History of Japan, vol. 5,cap. 4, 1989, p. 259.

8 La cláusula de Nación Más Favorecida significa, aúnhoy día, que el beneficio en comercio otorgado por unpaís a otro, será también disfrutado por los otros paí-ses con los que el otorgante tiene relaciones de comer-cio.

9 John King Fairbank. China, una nueva historia. Chile:Ed. Andrés Bello, 1996, pp. 231-239.

10 Las ideas de Hume (Political Discourses, 1752) , Smith(The Wealth of Nations, 1776) y Ricardo (1772-1823,

Análisis

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The principles of Political Economy and Taxation de1817) apoyaban el libre comercio con una mínima in-terferencia del Estado, la política del laissez faire, encontraposición a las ideas proteccionistas de los mer-cantilistas de los siglos anteriores. Véase DennisAppleyard y Alfred Field. International Economics. Ter-cera edición, McGraw Hill, 1998, caps. 2-3.

11 Fairbank, op. cit., p. 246.12 Beasley, op. cit., p. 260.13 Fairbank, op. cit., p. 263.14 Fairbank, op. cit., cap. 11, p. 266.15 Jonathan Spence, “Paradise lost”, en Far Estern Review,

vol. 162, núm 15, April 15, 1999, pp. 45-46.16 Esta clasificación es de acuerdo con Kaibara Yukio, His-

toria del Japón. México: Fondo de Cultura Económica,2000, cap. 27, p. 176.

17 Algunas fuentes que analizan el desarrollo de Japónson Thomas Smith, Native Sources of JapaneseIndustrialization, University of California Press, 1988.Penelope Francks, Japanese Economic Development,Theory and Practice, Routledge, Gran Bretaña, 1993.Masahide Bito y Akio Watanabe. Esbozo cronológico dela historia del Japón. Japón: International Society forEducational Information, 1985.

18 Marius Jansen. “The Meiji Restoration”, en TheCambridge History of Japan , vol. 5, CambridgeUniversity Press, 1989, cap. 5, p. 338. Beasley, op. cit.,p. 280.

19 Sydney Crawcour. “Economic change in the nineteenthcentury”, en The Cambridge History of Japan, vol. 5,Cambridge University Press, 1989, cap. 9, p. 600.Jansen, op. cit., p. 341.

20 Beasley, op. cit., p. 303.21 K. M. Panikkar. Asia y la dominación occidental. Eudeba,

1965, p. 364.22 Citado por Akira Iriye. “Japan´s drive to great-power

status”, en Marius Jansen (ed.) The Cambridge Historyof Japan. Cambridge University Press, 1989, vol. 5, cap.12, p. 734.

23 Iriye, op. cit., p. 735.24 Citado en Pannikkar, op. cit., p. 369.25 Iriye, op. cit., p. 754.26 Crawcour, op. cit., p. 609.27 Iriye, op. cit., p. 771.28 Beasley, op. cit., p. 301.

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