Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

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Los temas que se presentan tienen sus principios en la naturaleza de¡as sociedades industriales occidentales, y han sido sometidos a debatedesde sus orígenes. En las democracias capitalistas existe cierta tensióncon respecto al lugar donde reside el poder. En una democracia, enprincipio, gobierna el pueblo. Pero el poder de toma de decisiones encuanto a los aspectos centrales de la vida reside en manos privadas, loque produce efectos a gran escala en todo el orden social.

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  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

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    Noam Chomsky

    ILUSIONES NECESARIASCONTROL DEL PENSAMIENTO EN LAS

    SOCIEDADES DEMOCR T ICA S

    C A R O N T EF i l o s o f a

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    Caronte Fi losofa

    dirigida por Carlos Torres

    Chomsky, Noam

    Ilusiones necesarias - I*. ed. - La Plata: Terramar, 2007.200 p . ; 20 x !4 cm. - (Caronte Filosofa)

    ISBN 978-987- 617-015- 4

    1. Sociolog a. I. T tuloC DD 301

    T o do s lo s de r e c h o s r e s e r v ados

    T raduccin: Lor cto B rav o de Urquia yJua n Jos Saavcdra Estcvan

    Primera edicin en castellano: Marzo 1992

    > N oa m Cho ms k y

    L i b e r t a r i a s /P r o d h u f i, S A .C. L rida, 80- 8228020 MadridTel: 571 85 83 - 571 21 61

    Para esta edicin en Argentina: Setiembre 2007

    Terramar Ediciones

    Piara Italia 1871900 La Plata

    Te!: (54- 221)482- 0429

    Diseo: Cutral

    ISB N: 978-987-617-015-4

    Queda hecho el depsito que marca la ley 11.723Impreso en la Argentina / Printed in Argentina

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    P r l o g o .................................................................................................................. 9

    1 La democracia y los medios de comunicacin ............................... 11

    2 Conteniendo al enemig o ......................... .......................................... 41

    3 Los lmite s de lo ex presable............................................................... 734 A djuntos al gobierno..................................................................... 115

    5 La utilida d de las inter pre taciones ............................................... 139

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    P r l o g o

    Los cinco captulos que siguen son versiones modificadas de las cuarro

    conferencias Massey 1988, que pronunci a travs de la emisora deradio de la Ca nadian Broadcasting Cor poration en noviembre de! mis

    ino ao. Estas conferencias sugieren ciertas conclusiones en cuanto ai

    funcio nam iento de los sistemas democrticos ms avanzados de los tie m

    pos modernos, y especialmente en cuanto al modo en que el pensa

    miento y la comprensin se conforman a favor del inters del privilegio nacional.

    Los temas que se presentan tie nen sus principios en la naturaleza de

    as sociedades industriales occidentales, y han sido sometidos a debatedesde sus orgenes. En las democracias capitalistas existe cierta tensin

    con respecto al lugar donde reside el poder. En una democracia, enprincipio, gobierna el pueblo. Pero el poder de toma de decisiones en

    cuanto a los aspectos centrales de la vida reside en manos privadas, loque produce efectos a gran escala en todo el orden social. Una manera

    de resolver la tensin consistira en ampliar el sistema democrtico de

    manera que abarcara la inversin, la organizacin del trabajo, etctera.Esto constituira una revolucin social de primera magnitud, que, al

    menos en mi opinin, consumara las revoluciones polticas de una

    poca anterior y hara realidad algunos de los principios libertarios en

    los que, en parte, se basaban. O la tensin podra resolverse, como a

    veces sucede, por medio de la eliminacin forzosa de la interferencia

    pblica en el poder estatal y privado. En las sociedades industrialesavanzadas, el problema se suele abordar por medio de una variedad de

    medidas destinadas a despojar las estructuras polticas democrticas de

    un contenido esencial, al tiempo que stas quedan intactas a nivel for

    mal. Gran parte de esta tarea la asumen las instituciones ideolgicasque canalizan el pensamiento y las actitudes dentro de unos lmites

    aceptables, desviando cualquier reto en potencia hacia el privilegio y

    la autor idad establecidos, antes de que ste pueda tomar f orma y adqui

    rir fuerza. L a tarea consta de muchas facetas y agentes. Yo me dedicar

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    principalmente a un aspecto: e! control del pensamiento, tal como se

    lleva a cabo por medio de la accin de ios medios de comunicacin

    nacionales y ciementos afines de la cultura intelectual de elire.En mi opinin, son demasiado pocas las indagaciones que tienen

    lugar en relacin con estos asuntos. Mi sentimiento personal es que los

    ciudadanos ci las sociedades democr ticas deber an emprender un curso

    de autodefensa intelectual para protegerse de la manipulacin y delcontrol, y para establecer las bases para una democracia ms significa

    tiva. Esta es la preocupacin que ha motivado el material que aparecea c ont inua cin, y gran parte del trabajo que se cita durante el transcur

    so de su estudio.

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    B ajo el titular, L os obispos brasileos apoya n un plan para democr ati

    zar los medios de comunicacin", un diario eclesistico sudamericanodescribe una propuesta sometida a debate en la asamblea constituyen

    te que abrira la puerta a la participacin ciudadana en los poderososy co ncentrads imos medios de comunic acin de Brasil. Los obispos

    catlicos de Brasil estn entre las principales defensores (de esta]... pro

    puesta legislativa para la democratizacin de los medios de comunica

    cin del pas, prosigue el informe, recalcando que la televisin brasilea est en manos de cinco grandes cadenas (mientras que]... ocho

    enormes multinacionales y varias empresas estatales dan cuenta de lamayor parte de la publicidad en los medios de comunicacin." La pro

    puesta contempla la cre acin de un Consejo Na cional de Co mun ica

    ciones compuesto de representantes civiles y gubernamentales [que]...

    desarrollara una poltica de comunicaciones democrtica y emitiralicencias para las operaciones de radio y televisin. La Conferencia

    Episcopal de Brasil ha insis tido repetidas veces sobre ia impor tanc ia delos medios de comunicacin y ha recomendado la participacin popu

    lar. Ha elegido las comunicaciones como tema de su campaa de C ua

    resma para 198 9, una campaa anual a niv el parroquial, de reflex in

    sobre algn tema social iniciada por la Conferencia Episcopal.'Los temas planteados por los obispos brasileos se es tn es tudiando

    seriamente en muchas partes del mundo. En varios pases de AmricaLatina y de otras partes del mundo se estn llevando a cabo proyectos

    que los exploran. Se ha producido una discusin sobre un Nuevo Or

    den Mundial de Informacin que diversificara el acceso a los medios

    de comunicacin y fomentara alternativas al sistema mundial de

    medios de comunicacin dominado por las potencias industriales de

    Occidente. Un estudio de la UNESCO en relacin con dichas posibi

    lidades caus una reaccin extremamente hostil en Estados Unidos.2

    La presunta preocupacin la constitua la libertad de prensa. Entre los

    temas que deseara plantear a medida que av anzamos estar, los s ig uien

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    tes: l lasca qu punto es seria esta preoc upacin, y c ul es su co nte nido

    esencial? Las preguntas adicionales que subyacen en el trasfondo estn

    relacionadas con una poltica de comunicaciones democrtica: culpodra ser, si es o no deseable, y de ser as, si es viable. Y, de manera ms

    general, Cul es exactamente el ripo de orden democrtico al queaspiramos?

    El conc epto de la democr atizac in de los medios de com unica cin"

    est desprovisto de significado rea! en los trminos del discurso poltico

    en Estados Unidos. De hecho, la frase tiene unas connotaciones para*

    djicas, o incluso vagamente subversivas. La participacin ciudadana

    se considerar a una v iola cin de la libertad de prensa, un a tentado contrala independencia de los medios de com unica cin que distorsionara la

    misin emprendida de informacin al pblico sin temer a nada ni favorecer a nadie. La r eac cin merece estudiarse. B ajo la misma subyacen

    las creencias en cuanto al modo en que func ionan los medios de com unicacin, y al modo en que deberan funcionar dentro de nuestros sis

    temas democrticos, al igual que ciertas concepciones implcitas sobrela naturaleza de la democracia. Examinemos estos temas uno a uno.

    La imagen estndar de la forma de actuar de los medios de comuni

    cacin, segn la expresa el juez Gurfcin en una sentencia por la que serechazan los esfuerzos por parte del gobierno para prohibir la publica

    cin de los Documentos del Pcntgor:o,es la de que tenemos una prensa

    pendenciera, una prensa obstinada, una prensa omnipresente", y que

    estos foros del pueblo han de ser tolerados por quienes ostentan laautoridad con e! fin de preservar los valores an mayores de libertad de

    expresin y el derecho del pueblo a estar informado. En su comenta

    rio sobre esta senrencia, A nth on y Lewis del New York Times observaque no siempre han sido los medios de comunicacin tan indepen

    dientes, vigilantes y desafiantes ante la autoridad como lo son hoy,

    pero que en las pocas de V ietna m y del Wate rg ate apre ndier on a ejer

    citar el poder de indagar en nuestra vida nacional, sacando al descu

    bierto lo que consideran adecuado descubrir, sin consideraciones en

    cuanto a las presiones externas o a las exigencias del poder estatal oprivado. T ambin esta es una cree ncia comn. 5

    Mucho se ha debatido sobre los medios de comunicacin duranteeste per odo, pero el debate n o se ocupa del problema de democratizar

    los medios de comunicacion y liberarlos de las restricciones del po-

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    cler estatal y priv ado. Ms bien, el as unto que se debate e.s si los mediosno han sobrepasado los lmites adecuados al escapar a dichas restriccio

    nes, incluso amenazando la existencia de las instituciones democrticasen su desafo pendenciero e irresponsable a la autoridad. Un estudio

    realizado en 1975 sobre la "gobemabilidad de las democracias por la

    Comisin Trilateral concluy que los medios de comunicacin se han

    convertido en una nueva fuente notable de poder nacional, en un

    aspecto de un exceso de democracia que contribuye a "la reduccin

    de la autoridad g ubername ntal nacional y en consec uencia a una dis

    mi nuc in de la inf luencia de la democracia en el ex tranjero. Esta crisis

    de la democracia general, mantena la comisin, era el resultado delos esfuerzos de unos sectores de la poblacin anteriormente margina

    dos para organizar sus demandas e insistir sobre ellas, creando as unasobrecarga que impide que el proceso democrtico funcione adecuada

    mente. En tiempos anteriores, Trumao haba sido capa: de gobernar

    el pas con la cooperacin de un nmero relativamente pequeo de

    abogados y banqueros de Wall Street", en palabras del relator americanoSamuel Huntington, de la Universidad de Harvard. En dicho perodo

    no se produjo una crisis de la democracia, pero en la dcada de 1960

    dicha crisis se desarroll, alcanzando unas proporciones graves. El estudio, por tanto, instaba a una mayor "moderacin en la democracia"

    para mitigar el exceso de democracia y superar la crisis. *

    En pocas palabras, el pblico en general ha de ser reducido a su

    apata y obediencia tradicionales, y expulsado del foro del debate y la

    accin polticos, para que la democracia pueda sobrevivir.

    1 estudio de ia Comisin Trilateral refleja las percepciones y I o n valores de las lites liberales de Estados Unidos, Europa y Japn, inclu

    y endo a las principales per sonalidades de la adminis tr acin Crte r. En

    la derecha, se percibe que la democracia se ve amenazada por losesfuerzos de organizacin de los que se conocen como intereses espe

    ciales , un concepto de retrica poltica c ontempor nea que iiace refe

    rencia a los trabajadores, los agricultores, las mujeres, los jvenes, los

    ancianos , los minusv lidos , las minoras tnicas, etctera - en breve, ala poblac in en general- En las campaas presidenciales de E E UU de

    la dcada de 1980, se acus a los Demcratas de ser el instrumento deestos intereses especiales, m ina ndo as el inter s na cio nal , que se asu

    ma tcitamente que estaba representado por el sector destacadamente

    ll USIONHS NJK SA KIA S I >

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    omitido de la lista de intereses especiales: las grandes empresas, las

    instituciones financieras y otras elites de los negocios.

    La acusacin a efectos de que los Demcratas representan a los intereses especiales tiene poco fundamento. Representan, ms bien, a otros

    elementos del inters nacional, y participaron sin g r a n d e s remordi

    mientos en e! giro hacia la derecha que se produjo en la poca poste

    rior a V ie tna m entre los grupos de elite, que incl uy la el imina cin deprogramas estatales limitados destinados a proteger a los pobres y a los

    desvalidos; !a transferencia de recursos a los ricos; la conversin del

    listado, ms incluso que antes, en un Estado benefactor para los privi

    legiados; y la e x pansin del poder estatal y del sector estatal protegido

    de la economa por medio del sistema militar - a nive l nacional- , una

    medida para impulsar al pblico a subvencionar la industria de altatecnologa y proporcionar un mercado garantizado por el Estado para

    su exceso de produccin. Un elemento afn del giro hacia la derecha

    fue una poltica exterior ms activista destinada a ampliar el poder

    de EEUU por medio de la subversin, el terrorismo internacional y laagresin; la Doctrina Reagan, que ios medios de comunicacin carac

    terizan como la vigorosa defensa de la democracia en todo el mundo,

    aun cuando critican a veces a los seguidores de Reagan por sus excesosen esta noble causa. En general, la oposicin Demcrata ofreci un

    apoyo con reservas a estos programas de la administracin Reagan que,

    de hecho, constituan en gran parte una extrapolacin de las iniciati

    vas de los aos de Crter y, segn lo indican claramente las encuestas,

    contaban, con pocas excepciones, con la fuerte oposicin de la poblacin en g enerai.

    Desafiando a los periodistas durante la Convencin Demcrata de

    jul io de 198 8, en relacin con la constante ref erencia a Mic ha el Dukak is

    como demasiado liberal para ganar, la organizacin de seguimiento

    de los medios de comunicacin Faimess and Accuracy in Reporting

    (FA1R) cit una encuesta realizada conjuntamente en diciembre de

    1987 por el New York Times yla CBS, en !a que se manifestaba el abru

    mador apoyo popular a las garantas gubemamenteles de pleno em

    pleo, cuidados mdicos y de guardera, y una propor cin de 3 a 1 a

    favor de la reduccin de los gastos militares entre el 50 por ciento de la

    pobla cin que es t a fav or de un cambio. Pero la ele ccin de un De m

    crata al es tilo de Re ag an como v icepres idente no obtuv o nada ms que

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    elogios por parte de los medios de comunicacin en cuanto alpragmatismo de los Demcratas a la hora de resistir a los extremistas

    del ala izquierda, que solicitaban unas polticas que contaban con elapoyo de una gran mayora de la poblacin. De hecho, las acritudes

    populares continuaron desplazndose hacia una especie de liberalismoa la New Deal a lo largo de la dcada de 1980, mientras que "liberal

    se convirti en una palabra impronunciable en la retrica poltica. Lasencuestas indican que casi la mitad de la poblacin cree que la Consti

    tuc in de E E UU - un docume nto sagrado- es la fuente de la frase deMarx, de cada uno segn sus capacidades, a cada uno segn sus nece

    sidades; as de evidentemente correcto parece el sentimiento en ellareflejado.6Uno no debera dejarse engaar por las victorias electorales

    aplastantes de Reag an. Re ag an obtuvo los votos de menos de un ter

    cio del electorado; de los que votaron, una mayora clarsima esperabaque sus programas legislativos no se promulgaran, y la mitad de la

    poblacin sigue creyendo que al gobierno lo rigen "unos pocos grandes

    intereses que se pre ocupan de sus propios asuntos7. A nt e la opcin

    entre el programa de Reagan, de crecimiento keynesiano sin preocu

    pacin por las consecuencias acompaado por un patriotero ondear debanderas por un lado, y la alternativa Demcrata de conservadurismo

    fiscal y nos parecen bien vuestras metas pero tememos que sus costos

    sern excesivos" por el otro, los que se molestaron en votar prefirieron

    la anterior, lo que no resulta demasiado sorprendente. Los grupos de

    elite tienen el deber de elogiar, con una expresin audaz, los brillantes

    xitos de nuestro sistema: una democracia modlica y una sociedad

    que cubre excepcionalmente bien las necesidades de sus ciudadanos,

    en palabras de Henry Kissingcr y Cyrus Vanee cuando estos resumenlos Objetivos de los Dos Partidos para la Poltica Exterior en la

    poca posterior a Reagan. Pero aparte de las elites cultas, gran parte

    de la poblacin parece considerar al gobierno como un instrumento

    de poder que est ms all de su influencia y de su control; y si su

    experiencia no basta, una mirada a algunas estadsticas comparativas

    indicar hasta qu punto de magnificencia !a sociedad ms rica del

    mundo, con unas ventajas incomparables, cubre las necesidades de

    sus ciudadanos *.

    El f enmeno Reag an, de hecho, puede per mitir comprobar de ante

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    mano los direcciones que sigue la democracia capitalista, con la elimi

    nacin progresiva de los sindicatos, los medios de comunicacin inde-

    I'vendientes, las asociaciones polticas y, de manera ms general, las formas de organizacin popular que interfieren en el dominio de! Estado

    por el poder priva do concentrado. G r an parte del mundo ex terior pue

    de haber considerado a Reagan como un extrao jefe de vaqueros

    que particip en actos de locura al organizar a una banda de asesi

    nos" para atacar a Nicaragua, entre otras hazaas (en palabras de los

    editoriales dei G lobe andMailde Toronto9), pero la opinin pblica de

    EEUU pareca considerarlo como poco ms que un smbolo de la uni

    dad nacional, algo as como la bandera, o como la reina de Inglaterra.La reina inaugura el Parlamento dando lectura a un programa poltico,

    pero nadie pre g unta si cree en 61, o incluso si lo compre nde. Del mis mo

    modo, el pblico no pareca preocupado ante la evidencia, difcil de

    eliminar , de que el pres idente Rea g an no conta ba con ms que un vago

    concepto de las polticas promulgadas en su nombre, o del hecho de

    que, cuando no haba sido adecuadamente informado por su personal,sola enunciar unos comentarios tan exticos como para resultar

    embarazosos, si es que uno se los tomaba en ser io.10 El proceso de obs

    taculizacin de la interferencia pblica en asuntos importantes da unpaso adelante cuando las elecciones ni siquiera permiten al pblicoseleccionar entre programas que tiene n otros orgenes, sino que se c on

    vie rten mer amente e n un proceso de seleccin de una figura simblica.

    Por tanto, el hecho de que Estados Unidos funcionara prcticamente

    sin un jefe del Ejecutivo durante ocho aos es de cierto inters.V olv ie ndo a los me dios de comun ic acin, a los que se acusa de

    haber alentado las llamas peligrosas del exceso de democracia", la

    Comisin Trilateral concluy que los intereses ms amplios de la sociedad y el g obierno ex igen que si los periodistas no impone n normas

    de profesionalizad", la alternativa bien podra ser la regulacin por el

    gobierno con el fin de restaurar un equilibrio entre el gobierno y losmedios de comunicacin. El director ejecutivo de Freedom Housc,

    Le onard Sussman, ref lejando preocupaciones similares, preg unt: Han

    ile derrocarse las insiruciones libres debido a la misma libertad que

    sustentan?. Y John Roche, intelectual en residencia durante la

    administracin Johnson, respondi solicitando una investigacin por

    parte del Congreso de los mecanismos de estos gobiernos privados

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    que distor sionaban la re alidad tan cras amente en su "mis in anri-

    J ohns on, aunque l tema que el Congre so estara demasiado ate mo

    rizado por los medios de comunicacin como para emprender esta

    tarea urg ente .11Sussman y R oche co menta ban el estudio en dos v olmenes de Peter

    Braesrrup, patrocinado por Freedom House, do la cobertura por los

    medios de co municac in de la Ofensiv a T ct en 19 68 .|: Este estudio se

    recibi de manera general como una contribucin que constitua un

    hito, ofreciendo prueba definitiva de la irresponsabilidad de esta "no

    table nueva fuente de poder nacional. Roche lo describi como "una

    de las principales instancias de informacin investigadora y erudicinde primera clase del ltimo cuarto de siglo", un estudio meticuloso de

    casos reales sobre la incompetencia, si no la malevolencia, de los me

    dios de comunicacin. Se alegaba que este clsico de la erudicin

    moderna haba demostrado que, en su cobertura incompetente y parcial que reflejaba la cultura del adversario de la dcada de 1960, los

    medios de comunicacin perdieron efectivamente la guerra en Viet-nam, daando as la causa de la democracia y la libertad por la que

    Estados Unido s ha ba luchado e n vano. El es tudio de la Fr eedom House

    concluy que estos fallos reflejan el estilo periodstico ms voltil -

    impulsa do por la ex hortac in o la complace ncia administrativa- que

    tan popular ha llegado a ser desde finales de la dcada de 1960. Ei

    nuev o periodismo v iene ac ompaado por una "dispos icin,

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    nuestras propias polticas y acciones con los que no estamos de acuer

    do , y que, seg n lo rev el la ex periencia de V ietna m, "es casi ine ludi

    ble que dicha cobertura amplia mine el apoyo al esfuerzo de guerra,especialmente la informacin pictrica, a menudo sangrienta, que se

    pasa en la televisin. (Landrum Bolling, duranre una conferencia quedirig i sobre el te ma de si de hec ho no ex iste un modo de implementar

    algn tipo de equilibrio entre las ventajas que disfruta un gobierno

    totalitario, debido a su capacidad de controlar o censurar las noticias

    desfavorables sobre la guerra, y las desventajas que supone para la

    sociedad libre permitir una cobertura abierta de rodos los aconteci

    mientos en tiempo de guerra15) El asunto Watergare, en el que unainfo rmacin investig adora colabor en la des titucin de un presidente

    (A nth o ny L ew is), reforz estas horribles imgenes de destr uccin

    inm ine nte de la democra cia por parte de algunos medios de co munica

    cin independientes y adversos que obran a su anto jo, al igual que l o ,

    hizo el esc ndalo Irn- Contr a. Las clamorosas defensas de la liber tadde prensa, como las del juez G urf ein y de A nt ho ny Lewis, son una

    respuesta ante los intentos de controlar los excesos de los medios de

    comunicacin y de imponerles normas de responsabilidad.

    Dos tipos de preguntas surgen en relacin con estos debates vigorosos sobre los medios de comunicacin y la democracia: preguntas

    fcticas y preguntas sobre valores. La pregunta fctica elemental es si

    ios medios han adoptado realmente una postura adversa, quiz concelo excesivo; si, en particular, minan la defensa de la libertad en

    tiempos de guerra y amenaz an a las institucio nes libres "autocasti-

    gndonos y castigando a los que ostentan el poder. Si es as, podraentonces preguntarse si resultara adecuado imponer algunas restric

    ciones externas para asegurar que se cian a los lmites de la responsabilidad, o si deberamos adoptar el principio manifestado por el

    juez Holrnes, en un cas o cls ico de dis ent im ie nt o, de que "1a me jo r

    prueba de la verdad es el poder del pensamiento para hacerse aceptardentro de la competencia del mercado" por medio del libre interca mbi o de ideas M.

    La cuestin de hecho rara vez se discute; se asume que el caso se ha

    demostrado. Algunos, no obstante, han mantenido que las premisas

    fcticas son sencillamente falsas. Partiendo de las ms amplias de las

    reivindicaciones, consideremos el funcionamiento del mercado libre

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    de ideas. En su estudio sobre la movilizacin de la opinin popular

    para fomentar el poder estatal, Benjamn Ginsberg mantiene que

    los gobiernos occidentales han utilizado mecanismos de mercado

    para regular las perspectivas y los se ntimientos populares. El mercado de las ideas", elaborado durante los siglos xix y XX, disemina

    con eficacia las creencias y las ideas de las clases superiores al

    tiempo que subvierte la independencia ideolgica y cultural de

    las clases inferiores. Por medio de la construccin de este mercado, los gobiernos occidentales fraguaron unos lazos fumes y dura

    deros ente la posicin socioeconmica y el poder ideolgico, permitiendo a las clases superiores utilizar a cada uno de ellos para

    reforzar al otro. En Estados Unidos en particular, la capacidad delas clases alta y media- alca para dom ina r el mercado de las ideas

    ha solido permitir a estos niveles dar forma a la percepcin, por

    parte de la sociedad en su totalidad, de la realidad poltica y de lagama de posibilidades realistas tanto polticas como sociales.

    A unque los ciudadanos de l mundo oc cidental suelen equiparar

    al mercado con la libertad de opinin, la mano oc ulta dei merca

    do puede ser un instrumento de control casi tan potente como elpuo de hierro del Estado.5'

    La conclusin de Ginsberg tiene cierra plausibilidad, en cuanto a

    las asunciones sobre el funcionamiento de un mercado libre guiado

    que no son particularmente controvertidas. Los segmentos de los me

    dios de comunicacin que pueden llegar a un pblico considerable sonlas principales gr andes empresas, y estn estr echamente integr ados con

    conglomerados an mayores. A l igual que otros negocios, ve nden unproducto a los consumidores. Su mercado son los anunciantes, y elproducto" son los pblicos, con una inclinacin hacia los pblicos

    ms ricos, que aum entan los precios de la public idad .16Hace ms de unsiglo, los Liberales britnicos observaron que el mercado fomentara

    aquellos diarios que disfrutaban de la preferencia del pblico anun

    cia nte ; y hoy en da, Paul J ohnson, co me ntando la desaparicin de un

    nuevo diario de izquierdas, comenta templadamente que se haba

    merecido su destino: El mercado sentenci correctamente al inicio,

    negndose a adquirir toda la emisin de capital; sin duda, ninguna

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    persona en su sano juicio puede dudar que e! mercado representa lav olunt ad pblic a.17

    En re sumen, los principales medios de co munic ac in - en particular, los medios de el i te que es tablecen el prog rama que ios dems sue

    len seg uir- son g randes empresas que v enden pblicos privilegiadosa otras empresas. No podra constituir una sorpresa el hecho de que la

    imag en del mun do que prese ntan reflejara las perspectivas y los intere

    ses de los vendedores, los compradores y el producto. La concentracin de la propiedad de los medios de comunicacin es elevada, y va

    en aumento.,s Adems, quienes ocupan posiciones directivas en los

    medios, o adquieren categora dentro de los mismos en tanto que co

    mentadores, pertenecen a las mismas lites privilegiadas, y se podra

    esperar que compar tier an las per cepciones, as piraciones y actitudes desus asociadas, reflejando igualmente sus propios intereses de clase. F.s

    poco probable que los periodistas que penetran en el sistema se abrancamino salvo si se conforman a estas presiones ideolgicas, general

    mente por medio de la internalizacin de los valores; no es fcil decir

    una cosa y creer en otra, y quienes no consig uen conformarse tendern

    a ser eliminados por medio de mecanismos familiares.

    L a inf luenc ia de los anunciante s es a veces muc ho ms directa. "Losproyectos inadecuados para su patr ocinio por la empresa tienden a morir

    en la ra ma, observ a el Economistde Londres , r ecalca ndo que "las esta

    ciones y los canales han aprendido a simpatizar con las simpatas msdelicadas do las grandes empresas". El diario cita el caso del canal p

    blico de televisin WNFiT, que perdi su suscripcin empresarial de

    G ul f + Wes tern de resultas de un documental llamado Hambre a cam

    bio de Beneficios, sobre la compra por parte de ias multinacionales deinmensas extensiones de terreno en el tercer mundo". Estas acciones

    no ha ban sido las de un amig o, escribi el jefe del eje cutivo de G ul fal canal, a adie ndo que el documenta l era viole ntamente antiempresa,

    si no an: americano. La mayora de la gente cree que hoy W N E T no

    cometera e! mismo tipo de error", concluye el Economa.19 Tampoco

    lo har an otros. El aviso no tie ne que ser ms que implcito.

    Machos otros factores llevan a los medios a conformarse a los requi

    sitos de! ne x o estatal- empresar ial.20 Enfrentars e con el poder resulta

    costoso y difcil; se impone n elev ados niveles de ev idencia y arg umen

    tacin, y naturalmente el anlisis critico no goza de buena acogida por

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

    16/199

    parte de quienes estn en situacin de reaccionar vigorosamente y dedeterminar la gama de premios y castigos. La conformidad con un or

    den del da patritico, por el contrario, no impone tales castos. Loscargos contra los enemigos oficiales escasamente necesitan ser sustaiv

    ciados; adems, estn protegidos contra la correccin, que se puededespachar como una apologa de los criminales o como el hecho de ver

    los rboles pero no ver el bosque. El sistema se protege a s mismo pormedio de la indignacin contra un reto al derecho al engao al servi

    cio del poder, y la misma idea de someter el sistema ideolgico a una

    investigacin racional provoca incomprensin o indignacin, aunque

    a me nudo se oculta tras otros tr minos.21 Q ui e n atribuye las mejoresintenciones al g obierno de E E UU , aunque quiz deplore el fracaso y la

    ineptitud, no requiere ninguna evidencia para esta postura, como en elcaso en que nos preguntamos por qu el xito sigue eludindonos en

    Oriente Medio y en Amrica Central, por qu una nacin con talabundancia de riqueza, poder y buenas intenciones (no puede) conse

    guir sus propsitos ms deprisa y con mayor eficacia (LandrumB olling ).22 Las normas son radicalmente diferentes c uando observa

    mos que las buenas intenciones" no son propiedades de los estados, y

    que Estados Unidos, al igual que tocio otro Estado pasado y presente,persigue polticas que reflejan los intereses de quienes controlan al Es

    tado en virtud de su poder nacional, axioma que es escasamente

    ex presable en la corr iente principal, por sorprendente que pueda parecer.

    No se necesitan pruebas para condenar a la Unin Sovitica por su

    agresin en Afganistn y su apoyo a la represin en Polonia; l;i cosa es

    muy distinta cuando se considera la agresin de EEUU en Indochina,o sus esfuerzos por impedir una solucin poltica al conflicto rabe-

    israel durante muchos aos, fcilmente documentable pero incmodo, y que por tanto constituye un no- hecho. N o se ex ige arg umento

    alg uno para condenar a Irn o a Libia en re lacin co n el terrorismo que

    cuenta con apoyo estatal; la discusin del papel pree minente - podra

    decirse do minante - de Estados Unidos y sus clientes a la hora de orga

    nizar y llevar a cabo este azote de los tiempos modernos slo provoca

    horror y desprecio para esre punto de vista; la evidencia del apoyo, pin

    irresistible que resulte, se descarta como irrelevante. Por sistema, losmedios de c omunic ac in y los diarios intelectuales elog ian al g obierno

    de EEUU por su dedicacin a la lucha en favor de la democracia en

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

    17/199

    Nicaragua, o lo critican por los medios que ha empleado para perseguir

    este e ncomiable objetiv o, sin ofrecer ev idencia alg una a efectos de que

    sta sea !a meta de las polticas. Resulta prcticamente impensable,dentro de la corriente principal, un desafo a la asuncin patritica

    subyacente, y, de permitirse su expresin, se descartara como una variedad de fana tis mo ideolgico, un absurdo, a pesar de estar respaldado

    por una e v idencia abrumadora - lo que e n esre caso no es tarea difcil- .

    Caso por caso, averiguamos que la conformidad es la va fcil, as

    com o el ca mino para el priv ileg io y el prestigio; la disidencia comportaunos costos personales que pueden resultar considerables, incluso en

    una sociedad que no dispone de medios de control rales como escuadrones de la muerte, prisiones psiquitricas o campos de extermina

    cin. La misma estructura de los medios de comunicacin est diseada para inducir a la conformidad con respecto a la doctrina establecida.

    Resulta imposible, durante un lapso de tres minutos entre anuncios, o

    en setecientas palabras, presentar pensamientos poco familiares o co n

    clusiones sorprendentes con los argumentos y la evidencia necesarios

    para dotarlos de cierta credibilidad. La regurgitacin de beateras bien

    aceptadas no se enfrenta con ese problema.

    El hecho de que los principales medios de comunicacin y otrasinstituciones ideolgicas reflejen por lo general las perspectivas y losintereses del poder establecido constituye una pretensin natural, en

    cuanto a las asunciones incontrovertidas. El hecho de que se cumpla

    esta prete nsin ha sido disc utido por v arios analistas. Edward He rmn

    y yo hemo s public ado una amplia do cument acin, por separ ado y con

    juntament e , par a apoy ar una conc epcin de! mo do en que funcio na n

    los medios de comunicacin, que vara marcadamente con respecto a

    la ve rs in estndar.25 Se g n este modelo de propag anda - que cuentacon plausibilidad previa con respecto a las razones como las que seacaban de estudiar breve mente- los medios de c omunic ac in prestan

    servicio a los intereses del poder estatal y empresarial, que estn estrechamente interrelacionados, planteando su informacin y su anlisis

    de manera que se apoye el privilegio establecido y se limiten el debate

    y la dis cus in como corres ponde. He mos estudiado una amplia gama

    de ejemplos, entre ellos los que proporcionan la prueba ms severapara un modelo de propaganda, a saber, los argumentos que ofrecen

    como su ms fuerte base de apoyo los crticos de los supuestos excesos

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

    18/199

    de los medios de comunicacin contra las instituciones establecidas; la

    cobertura de las guerras de Indochina, ei asunto Watergate y otros,

    tomados del perodo en que se dice que los medios de comunicacin

    superaron el conformismo del pasado y adoptaron un papel de cruza

    dos. Para someter el modelo a una prueba jus:a, hemos seleccionado

    sistemticamente algunos ejemplos emparejados tan estrechamente

    como lo permite la historia; crmenes atribuibles a enemigos oficialescontrastados con aquellos cuya responsabilidad corresponde a Estados

    Unidos y sus clientes; buenas acciones, especficamente elecciones, llevadas a cabo por enemigos oficiales contrastadas con las llevadas a

    cabo en estados clientes. Tambin se han emprendido otros mtodos,que ha n aportado una conf irmac in adicional.

    Existen ahora miles de pginas de documentacin que apoyan lasconclusiones del modelo de propaganda. Segn las normas de las cien

    cias sociales, est muy bien confirmado, y sus predicciones con fre

    cuencia se sobrepasan considerablemente. Si existe un reto serio a esta

    conclusin, desconozco su existencia. La naturaleza de los argumentospresentados en su contra, en las raras ocasiones en que el tema se pue

    de incluso abordar dentro de la corriente principal, sugiere que el modelo es v er daderamente r obusto. El e studio de Freedom 1i ouse, muy

    bien considerado, del que se mantiene que ha proporcionado la de

    mostracin conclusiva del carcter adverso de los medios de comuni

    ca cin y de su amenaza para la democracia, se derr umba al s ometerse aun anlisis, y cuando se corrigen innumerables errores y representacio

    nes errneas, representa poco ms que una queja a efectos de que los

    medios de comunicacin fueron excesivamente pesimistas en su perse

    cuc in de una causa noble; no conozco otros estudios con mejor suerte.2*

    Existen, sin duda, otros factores que ejercen una influencia sobre laactuacin de unas instituciones sociales tan complejas como los medios de comunicacin, y se pueden hallar excepciones al patrn gene

    ral predicho por el modelo de propaganda. No obstante, creo que hademostrado proporcionar una primera aproximacin razonablemente

    precisa, que captura las propiedades esenciales de los medios de comu

    nica cin y de la cultura intelectual domin ant e de manera ms general.

    Una prediccin del modelo es que quedar efectivamente excluidode la discusin, ya que cuestiona una asuncin de hecho que resulta

    muy til para los intereses del poder establecido: a saber, que los me

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

    19/199

    dios de comunicacin son adversos y pendencieros, quizs en exceso.

    Por muy bien confirmado que pueda estar el modelo, pues, resulta in

    admisible y, segn lo predice el modelo, debera quedar fuera de lag ama de debate en cua nto a los medios de comunica cin. Esta con clu

    sin tambin est bien confirmada a nivel emprico. Obsrvese que elmodelo cuenta con una caracterstica un tanto desconcertante. Senci

    llamente, o es vlido o no es vlido. Si no es vlido, se puede descartar;

    si es vlido, serdescartado. A l igual que en el caso de la doct rina del

    SIGLO xv m en c uanto a la dif am ac in sediciosa, la verdad no constituy euna defensa; ms bien, realza la enormidad del crimen de hacer un

    llamamiento a la autoridad en relacin con el desprestigio.Si las conclusiones derivadas en relacin con el modelo de propa

    ganda son correctas, entonces las crticas a los medios de comunicacin

    en relacin con su postura adversa solamente se pueden comprender

    en tanto que una exigencia a efectos de que los medios de comunica

    cin no deber an ni s iquiera r eflejar la gama del debate e n re lacin con

    cuestiones tcticas entre las elites dominantes , sino que deberan l im i

    tarse a servir a aquellos sectores que en un momento dado dirigen el

    Estado, y deberan hacerlo con el entusiasmo y optimismo adecuadosen cua nto a las causas - nobles por def inicin- a las que se dedica el

    poder del Estado. N o le habra s orprendido a Georg e O rw el l que fuera

    ste el sentido de la crtica de los medios de comunicacin por parte de

    una organizacin que se denomina Frcedom House (Casa de la Libert ad).2'

    Los periodistas a menudo cumplen con unas elevadas normas de

    profes ionalidad en su trabajo, demostr ando valor, integr idad y espritu

    emprendedor, incluso muchos de los que informan para unos medios

    de comunicacin que se adhieren estrechamente a las predicciones delmodelo de propaganda. N o ex iste a qu cont ra diccin alguna. L o que seest debatiendo no es la honradez de las opiniones manifestadas o la

    integridad de quienes buscan los hechos, sino ms bien la eleccin de

    los asuntos a tratar y la manera de recalcar los hechos, la gama de

    opinin cuya expresin se permite, las premisas incuestionadas que

    sirven de gua para la informacin y el comentario, y el marco general

    impuesto para la presentacin de una determinada visin del mundo.

    Incidenta lme nte. no necesitamos detenernos en manifestaciones como

    .a siguiente, que apareci en la portada del New Rcpublic durante la

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

    20/199

    inv as in del L bano por Israel: G r an parte de lo que ustedes K an ledoen peridicos y revistas sobre la guerra en el L bano incluso ms en ei

    caso de lo que han v isto y odo en la tele v isin- se ncillamente, n o esverdad26. Este tipo de actuaciones se pueden consignar a los lamenta

    bles archivos de las apologas de las atrocidades de otros estados favo

    recidos.Presentar ejemplos para ilustrar ei funcionamiento del modelo de

    propaganda, pero asumir que el caso bsico ha sido establecido de

    manera creble por el extenso material que ya est impreso. Este traba

    jo ha prov ocado indi g nacin y fals if icacin considerables (alg unas las

    estudiamos Hermn y yo en Mamifaciuring Consent; otras, en otrasobras), y tambin perplejidad y malentendidos. Pero, que yo sepa, no

    ex iste un esfuerzo serio para res ponder ante estas y otras cr ticas s imila

    res. Ms bien, quedan sencillamente descartadas, de conformidad con

    las predicciones del mo del o de propaga nda.27 T picame nte , el debate

    en cua nto al r endimie nto de los medios de co munic ac in, dentro de la

    corriente principal, incluye una crtica de la postura adversa de losmedios y una respuesta por parte de quienes los def ienden, pero no una

    crtica de los medios de comunicacin por adherirse a las predicciones

    del modelo de propaganda, o un reconocimiento de que sta pueda seruna postura concebible. En el caso de las guerras de Indochina, poreje mplo, la telev isin pblica de E E UU pres ent una serie retrospecti

    va en 1985, seguida de una denuncia, presentada por la organizacinde derechas de control de los medios de comunicacin, Accuracy in

    Media, y de una discusin limitada a los crticos de los supuestos exce

    sos de adversidad por parte de la serie y de quienes la defienden. Nadieargument que la serie se conforma a las expectativas del modelo de

    propaganda, como de hecho lo hace. El estudio de la cobertura por

    parte de los medios de comunicacin de los conflictos en el Tercer

    Mundo a que se ha hecho referencia antes sigue un modelo similar,

    bastante consecuente, aunque el pblico comidera que los medios de

    co munic ac in son demas iado confor mistas.2*

    Los medios de comunicacin publican alegremente las condenas de

    su asombrosa falta de equilibrio o incluso de apariencia de imparciali

    dad y los males y peligros de la prensa dscola de estos riemposN.

    Pero slo cuando, como en este caso, el crtico condena a la elite de

    los medios de comunicacin por ser la esclava de los puntos de vista

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

    21/199

    liberales de la poltica y la naturaleza humana y por la evidente difi

    cultad que padecen la mayora de los liberales a la hora de emplear la

    palabra dictadura para describir incluso a las ms flagrantes de las dictaduras de izquierdas; sin duda uno nunca vera a Fidel Castro descri

    to como dictador en la prensa de la corriente principal, siempre tan

    blanda con el comunismo y tan dada al autocastigo.50No se espera de

    dichas diatribas que c umpla n ni siquiera co n ias normas mnimas de la

    evidencia; sta contiene exactamente una referencia a lo que podra

    ser un hecho, una vaga alusin a la supuesta manipulacin de estads

    ticas por parte del New York Timespara ocultar la cada de los tipos deinters durante el primer mandato de Ronald Reagan, como si no se

    hubiera dado info rm ac in plena sobre el asunto. A menudo este tipo

    de acusaciones n o so n mal recibidas, en pr imer lugar porque la respuesta es sencilla o superfina; y en segundo lugar, porque el debate que se

    produce sobre el tema ay uda a afianzar la creencia de que los medios de

    comunicacin, o son independientes y objetivos, con elevados niveles

    de integridad profesional y apertura a todos los puntos de vista razona

    bles, o, de manera alternativa, manifiestan una fuerte tendencia a la

    denuncia, elegantemente izquierdista, de la autoridad. Cualquiera de

    estas conclusiones es fcilmente aceptable para el poder y el privilegioestablecidos - incluso para las propias lites de los medios de c om unicac in- , que no se opo ne n a la acusacin de que podr an haber ido

    demasiado lejos en su persecucin de algunos modos pendencieros yprotestones de desafiar a la ortodoxia y al poder. La gama de la discu

    sin refleja lo que predecira un modelo de propaganda: una condena

    de la tendencia liberal y una defensa contra esta condena, pero nin

    gn reconocimiento Je la posibilidad de que la tendencia liberal pudiera sencillamente ser una expresin de una variante de la estrecha

    ideologa estatal- empresarial - como lo es, demostrablemente- y unavariante particularmente til, que lleva el mensaje implcito: hasta aqu,

    y no ms lejos.

    Para volver a las propuestas de los obispos brasileos, una razn por

    la que pareceran superfluas u obstinadas si se plantearan dentro de

    nuestr o conte x to pol tico es que se asume que los medios de co munic a

    cin estn dedicados al servicio del bien pblico, si es que no son de

    masiado ex tremistas en su independencia de la autoridad. De este modo,

    estn cumpliendo con su funcin social adecuada, segn lo explicaba

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

    22/199

    el juez del S upre mo Pow ell en palabras citadas por A ntho ny Lcwis en

    su defensa de la libertad de prensa: Ningn individuo puede obtener

    para s la informacin necesaria para el cumplimiento inteligente desus res ponsabilidades polticas... A l permitir ai pblico impone r un

    control significativo sobre el proceso poltico, la prensa cumple una

    funcin crucial llevando a cabo el objetivo social de la Primera En

    mienda.U n punto de vista alte rnativ o, que considero v lido, es que los me

    dios de comunicacin cumplen en verdad un objetivo social, peroconsiderablemente diferente. Es el objetivo social a cuyo servicio est

    la educacin estatal segn la concibi James Mili durante los primerosdas del establecimiento de este sistema: para formar las mentes del

    pueblo dentro de un apego virtuoso a su gobierno, y de forma msgeneral dentro de las disposiciones del orden social, econmico y pol

    tico.'* Lejos de contribuir a una crisis de la democracia del tipo que

    temen las instituciones liberales, los medios de comunicacin son guar

    dianes vigilantes que protegen al privilegio de la amenaza de la comprensin y participacin pblica. De ser correctas estas conclusiones,

    la primera objecin a la democratizacin de los medios de comunica

    cin se basa en el error fctico y analtico.Una segunda base para la objecin es ms sustancial, y no est des

    provista de justificacin: el llamamiento a la democratizacin de los

    medios de comunicacin podra enmascarar los esfuerzos muy mal re

    cibidos para limitar la independencia intelectual por medio de presio

    nes populares, variante de algunas inquietudes que resultan familiares

    en teora poltica. El problema no es fcil de descartar, pero no es pro

    piedad inherente a la democra tizacin de los medios de comunic ac in. *

    El asunto de base me parece que es diferente. Nuestra cultura poltica tiene un concepto de la democracia que difiere del de los obispos brasileos. Para ellos, la democracia significa que los ciudadanos

    deberan disponer de la oportunidad de informarse, de tomar parte

    en la investigacin y la discusin y la elaboracin de polticas, y de

    hacer avanzar sus programas por medio de la accin poltica. Para

    nosotros, la democracia se concibe desde un punto de vista ms es

    trecho: el ciudadano es un consumidor, un observador, pero no un

    partcipe. El pblico tiene derecho a ratificar polticas que se origi

    nan en otro lugar, pero si se sobrepasan estos lmites no tenemos de

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

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    morrada, sino una crisis de democracia que se ha de resolver de algn modo.

    Esre concepto se basa en docrinas establecidas por los Padres Fundadores. Los Federalistas, escribe la historiadora Joycc Appleby, espe

    raban que las nuevas instituciones polticas americanas continuaranfuncionando dentro de las antiguas asunciones en cuanto a una elite

    polticamente activa y un electorado deferente y sumiso", y George

    W as hing ton esperaba que su enorme pres tig io llevar a a esa c iuda dana

    grande, sobria y dorada de sentido comn a la que los polticos siemprese dirig en a v er los peligros de las sociedades autocreadas." A pesar de

    su derrota electoral, su concepto prevaleci, aunque con una formadiferente, a medida que el capitalismo industrial tom forma. Esto lomanifes t J ohn Jay, el presidente del Congr eso C ont ine nta l y el primer

    presidente del Tribunal Supremo de EEUU, en la que su bigrafo dice

    que es una de sus mximas preferidas: El pueblo al que pertenece elpas debera gobernarlo". Y no han de ser demasiado blandos en ei

    modo de gobernar. A ludie ndo al creciente descontento, Gouv crneur

    Morris escribi en 1783, en un despacho a John Jay, que aunque es

    probable que se producir una gran Convulsin, no existe una causa

    reai de preo cupacin: E l Pueblo est bien preparado para que el g obierno asuma "aquel Poder sin el cual e! Gobierno no es ms que un

    Nombre... Cansados de la Guerra, se puede contar con su Conformi

    dad con Certeza absoluta, y usted y yo, mi amigo, sabemos por Expe

    riencia que cuando unos pocos Hombres de sentido y espritu se re

    nen y declaran ser la Autoridad, los pocos que tienen una opinindiferente pueden ser fcilmente conv encidos de su Error por medio de

    ese poderoso Razonamiento, la Soga. Por el Pueblo", observa el his

    toriador cons tituciona l Richard Morris, quera decir una pequea eli-re nacionalis ta, que su ex cesiva cautela no le permita nombrar - losterratenientes de sexo masculino y de raza blanca para los que se esta

    blec i ei orden cons titucional- . El "enor me x odo de Legitimistas y

    negros a Canad y a otros lugares reflej en parte la percepcin deestas realidades por parte de ios mismos.4

    En otro lugar, Morris observa que en la sociedad posrevolucionana,

    lo que uno en efecto tena era una democracia poltica manipulada

    por una elite, y en los estados donde parecera que la democracia

    igualitaria podra haber prevalecido (como en Virginia), en realidad

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

    24/199

    la domi nac in de la aristocracia se acept implcitame nte ". L o mismosucede con la dominacin de las nacientes clases empresariales de los

    perodos posteriores, que se considera que reflejan el triunfo de la democr acia popular .15

    La mxima de John Jay es, de hecho, el principio sobre el cual sefund y mantuvo la Repblica, y por su propia naturaleza la democra

    cia capitalista no puede alejarse demasiado de este modelo, por causas

    que se perciben inmediatamente.*

    A niv el na cio na l, este pr incipio requiere que la poltic a se reduzca,en efecto, a interacciones entre grupos de inversores que compiten por

    el contr ol del Estado, de acuerdo con lo que T homas Ferguson de nomina la teora de inversin de !a poltica, que, segn su argumenta

    cin plausible, explica gran parte de la historia poltica de EEUU.'*Para nuestras dependencias, el mismo principio bsico implica que la

    democracia se logra cuando la sociedad est bajo el control de las oli

    garquas locales, elementos basados en la empresa y relacionados coninversores de EEUU, los militares bajo nuestro control y los profesio

    nales en quienes se puede confiar a la hora de que cumplan rdenes y

    sirv an a los intereses del poder y el priv ileg io de E E UU . S i ex iste alg n

    desafio popular a su dominio, Estados Unidos tiene derecho a recurrira la viole ncia para restaurar la democracia - para adoptar el t nnino

    convencional utilizado ai hacer referencia a la Doctrina Reagan en

    Nicarag ua- . Los medios de comunicac in establecen una diferenciaentre los "demcratas y los comunistas; los primeros son aquellos

    que sirven a los intereses del poder de EEUU, lo* segundos aquellos

    que sufren la enfermedad denominada ultranacionalismo" en los do

    cumentos secretas de planific acin, que ex plican, ma nifies tamente , que

    la amenaza para nuestros intereses la representan los regmenes nacionalistas" que responden ante las presiones nacionales relacionadascon la mejora de la calidad de vida y la reforma social, prestando una

    cons ideracin insuficiente a las necesidades de los inversores de E E UU .Los medios de comunicacin se limitan a seguir las reglas del juego

    cuando hacen un contraste entre las democracias incipientes" de

    A mr ic a Central, somet idas al control mil it ar y empr es ar ial, y la N i

    carag ua comunista . Y podemos apreciar por qu oculta ro n las encuestas de 1987 en El Salvador que revelaron que solamente un 10 por

    ciento de la poblacin "cree que existe un proceso de democracia y

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

    25/199

    libertad en el pas en la actualidad. Los salvadoreos ignorantes sin

    duda no logr an comprender nuestro concepto de democracia. Y lo mis

    mo debe suceder con los redactores del principal diario de Honduras,El Tiempo. Hilos ven en su pas una democracia que ofrece "desem

    pleo y represin", como caricatura del proceso democrtico, y escriben

    que no puede haber democracia en un pas bajo 2a ocupacin de las

    tropas norteamericanas y de los Contra", donde se abandonan losintereses nacionales virales para servir a los intereses extranjeros, al

    tiempo que continan la represin y los arrestos ilegales, y que los escuadrones de la muerte de los militares acechan, amenazantes, en el

    trasfondo.'8De acuerdo con los conceptos prevalecientes en EEUU, no existe

    violacin de la democracia si unas pocas grandes empresas controlanel sistema de informacin; de hecho, sa es la esencia de la democra

    cia. En losA nnals o f the A merican A cademy o f Po litical and S ocialScience,

    la principal figura de la industria de las relaciones pblicas, Edward

    Bemays, explica que la esencia misma del proceso democrtico" es "la

    libertad de persuadir y sugerir, lo que l denomina la ingeniera de!

    consentimiento. Un dirigente", contina, a menudo no puede espe

    rar que el pueblo logre ni tan siquiera una comprensin general... Losdirigentes democrticos han de hacer su parte a !a hora de... lograr... el

    consentimiento a unas metas y unos valores socialmente constructi

    vos, aplicando principios cientficos y prcticas probadas a la tarea

    de lograr que la gente d su apoyo a !as ideas y los programas; y aunque

    no se dice explcitamente, resulta bastante evidente que quienes con

    trolan los recursos estarn en una posicin que !cs permita juzgar qu

    es lo que es socialmente constructivo, maquinar para lograr el con

    s entim iento a travs de los medios de com unicac in e implementa r laspolticas por medio de los mecanismos del Estado. Si sucede que lalibertad de persuadir est concentrada en unas pocas manos, debemos

    reconocer que sa es la naturaleza de una sociedad libre. La industria

    de las relaciones pblicas dedica enormes recursos a educar al pueblo

    americano en cuanto a los hechos econmicos de la realidad para

    asegurar un c lima fav orable para los negocios. S u tarea consiste en c on

    trolar "la mente del pblico, que es el nico peligro serio con el que

    se enfre nta la empresa, como observ un ejecutiv o de A T & T hace

    ochenta aos.w

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

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    Las ideas similares s on la nor ma a t odo io a nc ho del espectro polti-co. El decano de los periodistas de EEUU, Walter Lippman, describi

    una revolucin" en el ejercicio de ia democracia a medida que lafabricacin del consentimiento se ha convertido en un arte cons-

    cente de su propia ex istencia y un rg ano habitua l del g obierno popular. Este es un acontecimiento natural cuando los intereses comunes

    eluden considerablemente a la opinin pblica en su totalidad, y pueden ser gestionados solamente por una clase especializada cuyos inte

    reses personales van ms all de la localidad. Escriba poco despus dela Primera Guerra Mundial, cuando la comunidad intelectual liberal

    estaba considerablemente impresionada por su propio xito a la hora

    de ser vir a los intrpretes fieles y colaboradores de lo que parecera ser

    una de las mayores empresas jams iniciada por un presidente norteamericano" (New Republic). Esta empresa era la interpretacin de

    W oodr ow W ils on de su mand ato elector al par a una paz s in v ic to r ia

    como la ocasin para la persecucin de una victoria sin paz, con la

    ayuda de los intelectuales liberales, quienes ms tarde se autoelogiaronpor haber logrado imponer su voluntad sobre una mayora reacia o

    indiferente, con la ayuda de invenciones propagandsticas sobre las

    atrocidades de los hunos (alemanes) y otros medios semejantes.Quince aos despus, 1larold Lassweil explic, en la Encydopacdia

    of the Social Sciences, que no deberamos sucumbir ante dogmatismos

    democrticos a efectos de que los hombres sean los mejores jueces desus propios intereses. No lo son; los mejores jueces son las elites, a

    quienes, por tanto, se les deben asegurar los medios para imponer suvoluntad, para el bien comn. Cuando las disposiciones sociales les

    niegan la fuerza necesaria para obligar a la obediencia, es necesario

    recurrir a toda una nueva tcnica de control, principalmente a travs

    de la propaganda debido a la ignorancia y la supersticin [del... lasmasas. Por aquellos mismos aos, Reinhold Niebuhr argument que

    la racionalidad pertenece a los observadores fros", mientras que el

    proletario no sigue a la razn sino a ia fe, basndose en un elemento

    crucial de ilusin necesaria. Sin dicha ilusin, la persona ordinaria

    caer en la inercia. A con tinuac in, en su fase marx ista, Nie buhr

    ins t a aquellos a los que se dirig a - los observ adores f ros, sera desuponer- a que reconocie ran la estupidez del hombre medio y sumi

    nistraran las simplificaciones excesivas con poder emocional nece

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

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    sarias para hacer que el proletario permaneciera dentro de! trayecto

    que lleva a la creacin de una sociedad nueva; las concepciones bsi

    cas experimentaron muy pocos cambios a medida que Niebhur se convirti en "e! telogo oficial de las instituciones csrablecidas (Richard

    Roye re), ofr eciendo su asesora mie nto a quienes se enfr entan con lasresponsabilidades del poder43.

    Despus de la Segunda Guerra Mundial, a medida que el pblico

    ignorante recay en su pacifismo indolente en unos tiempos en que las

    clites compr endan la necesidad de movilizarse para la r enov acin del

    conf licto g lobal, el historiador T ilomas Bailey observ que, puesto

    que las masas son manifiestamente miopes y por lo general no pueden

    ver el peligro hasta que se les echa al cuello, nuestros estadistas se venobligados a engaarlos para que alcancen !a consciencia de sus propiosintereses a largo plazo. El engao del pueblo puede de hecho convertir

    se en algo cada vez ms necesario, a no ser que estemos dispuestos a

    conceder mayor libertad a nuestros dirige ntes de W as hing ton. C o

    mentando sobre el mismo problema durante el lanzamiento de una

    cruzada renovada en 1981, Samuel Huntington especific que puedeque uno tenga que presentar la intervencin u otra accin militan de

    cal manera que se cree la falsa impresin de que se est luchando contra la Unin Sovitica. Esto es lo que Estados Unidos viene haciendo

    desde los tiempos de la Doct rina T ruma n" - observ acin aguda, que

    ex plica una func in esencial de la G uerr a Fra- .'"

    En otro punto del espectro, el desprecio conservador por la demo

    cracia se ve sucintamente ar ticulado por sir L ewis K amier, quien escri

    be que no hay ms libre albedro en el pensamiento y las acciones de

    las masas del que hay en las revoluciones de los planetas, en las migraciones de los pjaros y en las hordas de lemings cuando se arrojan al

    mar*. Solamente se producira el desastre si se diera a ias masas unaentrada significativa en el foro de la toma de decisiones.

    Hay quienes son admirablemente directos en su defensa de la doctrina: por e jemplo, el Minis tr o de Defensa holands escribe que "quien

    se vuelve en contra de ia fabricacin del consentimiento resiste antecualquier forma de autoridad efectiva"4'. Cualquier comisario soviti

    co movera la cabeza en seal de asentimiento y comprensin.En sus races, la lgica es la de! G r a n Inquisidor , que acus co n amar

    gura a Cristo de ofrecer la libertad al pueblo y de este modo condenarlo

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    a la miseria. 1.a Iglesia debe corregir el trabajo malfico de Cristo, ofreciendo a la masa miserable de la humanidad el regalo que sta ms

    desea y necesita: la sumisin absolura. Debe vencer a la libertad parahacer felices a ios hombres y proporcionar la comunidad de culto

    total que buscan con avidez. En nuestros tiempos seculares, esto signi

    fica el culto a la religin estatal, que en las democracias occidentales

    incorpora la doctrina de la sumisin a los dirigentes del sistema de

    subsidios pblicos y beneficios privados denominado empresa libre. Se

    ha de mantener a l pueblo en la ignorancia, reducido a unos

    encanta mientos patrioteros, por su propio bien. Y a! igual que el G r an

    Inquisidor, que emplea las fuerzas del milagro, el misterio y la autoridad, conquistar y tener cautiva para siempre a la conciencia de estos

    rebeldes impotentes, por su propia felicidad y negarles la libertad deeleccin que tanto temen y desprecian, de modo que los observadores

    fros han de crear las ilusiones necesarias" y las simplificaciones excesivas con poder emocional que mantienen a las masas ignorantes y

    estpidas disciplinadas y satisfechas.44A pesar de l r econo cimie nto franco de la necesidad de eng aar al

    pblico, sera un err or suponer que quienes practican el arre se dedican

    tpicamente al engao consciente;pocos alcanzan el nivel de sofisticacin del Gran Inquisidor o mantienen estas perspicacias por mucho

    tiempo. Por el contrario, a medida que los intelectuales desarrollan su

    vocacin lgubre y exigente, adoptan de buena gana las creencias que

    sirven a las necesidades institucionales; los que no lo hacen han de

    buscarse empleo en otro lugar. El presidente del consejo puede creer

    sinceramente que todo su tiempo en vela est dedicado a atender a las

    necesidades humanas. Si actuara sobre la base de este engao en lugar

    de perseguir los beneficios y su parre del mercado, dejara de ser el

    presidente del consejo. Es probable que los monstruos ms inhumanos,incluso los Mimmlers y los Mengeles, se autoconvenzan de que estn

    dedicados a causas nobles y valientes. La psicologa de los dirigentes esun tema de escaso inters. Los factores institucionales que limiran sus

    acciones y sus creencias son los que merecen atencin.

    A lo anc ho de una amplia gama de opin in articulada, el hecho de

    que la voz del pueblo se escuche en las sociedades democrticas se con

    sidera ur. problema que se ha de superar haciendo que la voz pblica

    enuncie las palabras correctas. El concepto general consiste en que los

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    dirigentes nos controlan, no en que nosotros los controlamos. Si lapoblacin est fuera de control y la propaganda no funciona, entonces

    el Estado se ve obligado a llevar a cabo operaciones clandestinas yguerras secretas; la escala de las operaciones secretas a me nudo consri-

    tuye una buena medida de la disidencia popular, como era el caso du-rante la poca de Reagan. Enrre este grupo, que se autodefine como

    conservadores, el compromis o co n un poder eje cutivo sin lmites y el

    desprecio por ia democracia alcanzan niveles poco usuales. Del mismo

    modo, tambin lo hizo el recurso a algunas campaas de propaganda

    centradas en los medios de comunicacin y en la poblacin general;

    por ejemplo, el establecimiento de la Oficina del Departamento de

    Estado para la Diplom ac ia P blica en A mr ica L atina, dedicada a pro-yectos tales como la Ope r acin V er dad, que un alt o ma ndatar io del

    gobierno describi como "una enorme operacin psicolgica del tipo

    que desarrolla e! estamento militar para influir sobre una poblacin enun territorio negado o enemigo4*. Los trminos expresan con lucidez

    la actitud hacia e l pblico er rante: terr itorio enemigo, que se debe c onquistar y someter.

    En sus dependencias, Estados Unidos debe a menudo recurrir a la

    v iolenc ia para restaurar la democracia. A niv el nacional, se requieren medios ms sutiles: la fabricacin del consentimiento, el engao

    de las masas estpidas con ilusiones necesarias, las operaciones

    secretas que tanto los medios de comunicacin como el Congresohacen como que no ven hasta que el asunto es demasiado evidente

    como para ocultarlo. Pasamos entonces a la fase del control de daospara asegurar que la atencin del pblico se desve a los patriotas que

    hacen gala de un celo excesivo o a las fallas en la personalidad de losdirigentes que se han desviado de nuestros nobles compromisos, pero

    no a los factores institucionales que determinan el contenido persistente y sustantivo de estos compromisos. La tarea de la Prensa Libre,

    en tales circunstancias, consiste en tomarse en serio los procesos, y en

    describirlos como un tributo a la validez de nuestras instituciones

    autocorrectoras, que protegen cuidadosamente del escrutinio pblico.

    A niv el ms general , los medios de comunic acin y las clases cultas

    han de c umplir co n su objeto social", llev ando a cabo sus tareas nece

    sarias de acuerdo con la concepcin prevaleciente de la democracia.

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    1Jos Pedro S. Martins, !itinoamerica Press (Lima), 17 de marzo, 1988.

    IV er P hilip Lee, cd.. CommunauionforA li (Orbis, 1 985); W illiam Pieston, Edward

    S. I lerman y Herbert Schiller. Hopeand FoUy: The United States and UNESCO,

    1945'!985 (Universidad de Minesora, en prensa).

    Freedom o the Press - A ntho ny Lewis distinguish.es between B rita in and

    A mer ic a, .ondon Revieu- of Books, 26 de noviembre, 1987.

    4 M.P. Crozier, S.J. Huntington y J. Watanuki, The Crisis of Democracy: Rcfxrr:onche G oiCmaMity cf Democracicscothe T rilatcral Commissiur.(Unive rsidad de Nue

    va York. 1975).* Ver mis obras Turmr.g the Tidc (South End, 1985, Captulo 5) y Or. Power and

    Idcology (South Er.d, 1987, conferencia 5). Para un estudio detallado de estos

    asuntos, ver T homas Ferg uson y Joel Rogers, RighcT urn (Hill & Wang , 1986).

    Para un resumen de las consecuencias nacionales, v er Emma Rot hsc hild. T he

    Real Re ag an Economy y T he Reag an Economic Lcgacy, New York Review of

    Books,30 de junio. 21 de julio. 1988.6 F A IR, Not a de Prensa. 19 de julio, 1988. Encuesta sobre la G m s tin ic in, Bostun

    Globe Magazine, 13 de septiembre, 1987, cit ado por J ulius Lobel en Julius Lobel,ed., A Less than Perfect Union (Monthly Review, 1988, 3).

    7Encuesta New York Times- CBS; A dam Clymer, N Y T , 19 de noviembre, 1985.

    *Kiss inger y V anee, ForeignAffairs, Verano de 1988. Como ejemplo, entre veinte

    pases industrializados, E E UU ocupa el v igsimo lugar en c uanto a tasas de mortalidad inf antil , con tasas superiores a las de A le ma nia Or ient al , Irlanda, Espa

    rta, etc. W all Street Journal,19 de octubre, 1988. Para un estudio de I?. crecientepobreza, especialmente bajo la administr acin Reag an, ver Fred R. Harris y Roger

    W il k ins , cds., Quie r Riots (Pantheon, 1988).

    9 Gofee andMad, 28, 18, 5 de marzo, 1986.10 Ver una muestra en Mark G rc en y G ail Ma cC ol! , Rcagan's Regn of Error

    (Pantheon, 1987).

    II J o hn P- Ro che , Wiw/u'n ton Star, 26de octubre, 1977.

    12Peter Braestrup, Bi/ Story (Westview, ]977).

    La ndrum Bollir.g, ed., Reportcrs utider Firc: U .S . Media Coveragc of Cunflicts irt

    Lcbanon ard Central America (Westview, 1985,35, 2-3).

    MEl juez Holmes, disintiendo en A brams contra Estados Unidos , 1919.15Benjamn Ginsberg, The Captive Public (Basic Bcoks, 1986, 86, 89). El estudio

    de Ginsberg escasea en cuanto a evidencia y la lgica a menudo c> floja; por

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    ejemplo, su creencia de que ex iste una contr adicc in e n mantener que la "G ue

    rra de las Galaxias" no podra defender r. Estados Unidos de un ataque nuclear"

    y que podr a a umentar la pr obabilidad do que tal ataque tuv iera lugar, par te

    de su argumentacin en c! sentido de que la defensa de sus camas por fuerzas

    polticas liberales" est motivada por el inteis poltico"; pero resulta cvider.rc

    que no hay contradiccin, sean cuales sean los mritos de su conclusin encua nto a las fuerzas polticas liberales. T ambin cree que los manifes tantes es

    tudiantiles y otros parecidos... tie nen poca dificultad a Idhora de lograr para sy para sus causas uno publici da d fav or able ", e n particular los que protes tan c on

    tra la guerra de Vietnam, y acepta reivindicaciones familiares poco crticas sobre la postura adversa adoptada por los medios de comunicacin durante las

    dcadas de 1960 y 1970", entre otras asunciones insostenibles.

    'Enf ocando el tema de maner a lig er amente difer ente, V .O. Key observ a que losdirectores de peridicos son en esencia personas que venden espacio en blanco

    a los anunciantes ". Cita do por Jer ome A . Rarr on, A ccess to the Press - a New

    First Amendment Right." Harvard Uiw Rc^icw, vol. 0, 967; de Key, Public

    Opinin and American Demttcracy.

    Sir Gcorgc l .ewis, citado en James Curran y Jean Seaton, Power without

    Responsability (Methuen, 1985. 31); Pau! Johnson, Spectaurr,28 de noviembre,1987.

    !i Un jurado de crticos de los medios de com unicac in organizado anualmente por

    Ca ri J em en . que selecciona los die: ar tculos ms censurados del ao, ororg e!

    primer pre mio para 1987 a un estudio de estos temas realizado por B rr. Bagdikian,que se refera, por supuesto, no a una censura estatal literal, sino a la evasin odistors in de los as untos crticos por parte de os medios de co municacin.

    Economist. 5de diciembre, 1987.

    v Para un es tudio ms ex tenso de estos asuntos, ver Edwar d S. He rm n y N oamChomsky, Manufacturing Consent: the Poiicical Economy of the Mass Media

    (Phacton, 1988), captulo 1.

    Para cierra medida de discusin, ver apndice 1, seccin 1." B olling, op. cit., 8.

    * He r mn y Chomsk y , Ma nu/oct umtg Comcnt; Chomsk y . The Culture o f T emnism

    (South End. 1988). Ver tambin nuestro Politiccd Economy of Human Rightsendos volmenes (S outh E nd, 1979 ), ampliac in de un estudio anterior que fue

    prohibido jx>i el consorcio propietar io de la editorial; ver el prefacio del autor

    para ms detalles. Ver tambin Hermn, The Real Terror NetWork (South End,

    1982): n Prate* and Emperors (Clare mont, 1986; A ma na, 1988); y muchasotras obras de lo* ltimos veinte aos. Tambin James Aronson, The Press and

    he Cotd W ar (Reacn, 1970); Michael Parenti, Jnventing Rctdity (St. Martins,1986).

    *Para algunos comentarios adicionales sobre estos temas, que se estudiar, en mayor ex te nsin en las referencias de !a no ta ante rior, ver el ap nd ic e ! . seccin I.

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    Sobre 1?. funcin de Freedom House (Casa tic In Libertad) como virtual hra:o

    propag andstico del g obierno y la derecha inter naciona l, ver Edward S. He rm n

    y Frank Brodhead, Demons tration Eccf onj (S out h End, 198 4, apndice I) , YManufacturing Corocnt. Segn un informe del funcionario de NCS Walter

    Raymond, Freedom Housc fue uno de los beneficiarios de! dinero recaudadopor ei aparato de propaganda de la A dministr acin Reag an (ver nota 4 5, a co n

    tinuacin), acusacin que niega Sussinan, portavoz de la Freedom Housc. Ver

    Robe rt Parry y Peter K ornbluh, Iran- Contras Unt old Story , Foreign Policy,Otoo ce 1988; correspondencia, Invierno 1988-89. Para demostrar la impar

    cia lidad y la buena fe de la Free dom Housc. Sus sma n seala que "nosotros cit a

    mos el lame ntable histor ial de derechos humanos de lo* sandinistas. com o ta mbin publicamos la v iol ac in de los derechos human os e n muchos oros pases,

    tales como C hile y Paraguay. Nicarag ua, C hile y Parag uay son lo> tres pases JeA mric a L atina que la adminis tr aci n Reag an c onde na of ic ia lm ente por v io la

    cin de los derechos humanos, y, cosa que no sorprende a nadie que est fami

    liarizado con estos sucesos, la Freedom Housc selecciona estos tres ejemplos.

    Sussinan, sin embargo, se olvida de E Salvador y Guatemala, donde las viola

    ciones de los derechos humanos son muchas ms de las que se pueden atr ibuir alos andinistas , cosa que no deplora la adminis tra cin Rea g an, que oste nta gr an

    parte de la responsabilidad al respecto. El hecho de que se tome en serio a la

    Freedom House, visto su historial, es sorprendente.

    Marrir. Peret, New Rcpuhc. 2 de agosto, 1982. Ver mi Fatcful Trmglc(S outh

    Hnd, 1983 ) para ms infor mac in sobre este curioso documento y otros parecidos; y el apndice I, seccin 2.

    V er apndice I, seccin 1. par a alg unos comentarios .

    Bolling, op. cii.Ver apndice 1. seccin 2. yManu/octurinjOm sc nr en relacin

    con la retr ospectiva telev isiv a sobre la guerra de V ie tna m y otros. Sobre lar-

    actitudes de , pblic o hac ia los medios de co munic ac in en el s entido de que

    stos no son suficientemente crticos del gobier no y se dejan influir demasiado

    por el poder en general, ver Mari: Hertsgaard, O n Bctucd Knec(Parrar S trausGiroux, 1988,84- 85).

    U n antig uo redactor del T imes, T imothy Foote, sealaba que cualquier lector

    at en to" de esta revista conocer algunos de svis ev identes prejuicios. ( Es tudio de

    W il l ia m Rusher, TheCorning fat tic of the Media, W P Weekly,2 1de junio, 1988 ).

    Rusher condena a los medios de comunica cin de lite porque distors ionan las

    noticias con sus sesgos liberales. David Shuw, crtico de prensa del LnsAngelesTimes, en su anlisis del mismo libr o en el New York TimesB

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    ant ao r esponsable de ia S ec cin de Intereses de E E U U en La 1 labana y destacado es pecialista en as untos cubanos, describe e l e studio como una confinna-

    cin devastadora" del trata miento abrumadoramente neg ativo de Cuba en

    los medios de comunic ac in, de conf ormidad con la ver sin de Departa mento

    de Estado*, citando ejemplos adicionales de falta de objetividad* y negativa a

    !a hora de cubrir una evidencia significativa que refuta las acusaciones del

    reag anismo; Social J ustice, ver ano de 1988. V er ta mbin apndice 1, seccin 1.'C ita do por Gins ber g , Captivc Miad.

    La av ers in por la democracia a v eces alcanza tales ex tremos que se entiende queel control estatal es la nica alternativa imaginable a! dominio por parte de la

    riqueza privada concentrada. Del>e ser esta asuncin tcita la que compele aNicholas Lemann (New Repuhlic, 9 de enero, 1989) a afirmar que en nuestro

    libro Manufncturing Q m s c n i , Hermn y yo defendemos un mayor controles tata l" sobre los metilos de com unica cin, bas ando esta re iv indicac in en nues

    tra declar acin, A latgo plazo, un orden poltico democr tico necesita un co ntrol mucho ms am plio de y el acceso a los medios de co munica cin" por parte

    del pblico en general (p. 307). Esta declaracin citada sigue a un estudio dealgunas de la* modalidades posibles, entre ellas la proliferacin de canales de

    tele vis in de acceso pblico que han de bilitado e l poder de la olig opolia de las

    redes" y tienen una "potencialidad para un acceso reforzado a los grupos loca

    les, estaciones de radio y canales de televisin locales sin nimo de lucro,

    propiedad de las emisora* de radio correspondientes a instituciones de la co

    munidad" (se cita una pequea cooperativa de Francia como ejemplo), radiosufragada por los oyentes en las comunidades locales y dems. Estas opciones

    sin duda suponen un reto para e! oligopolio de la empresa y e! gobierno de losricos en ceneral. Por tanto, slo se pueden interpretar como control estatal"

    por alguien que considera que es impensable que c! pblico en general pueda, odeba, conseg uir un acceso a los medios de co munica cin como un paso hacia la

    co nfo rm ac in de sus propios apuntos.

    "Appleby, Capitalista a nd a New Social Or dcr (NY U , 1984, 73). Sobre el absurdo

    culto a Geor ge W ashing ton inve ntado como parte del esuerio por cultivar las

    lealtades ideolgicas de la ciuda dana" y crear as un sentido de situacin v ia

    ble de nacin," ver Lawrence J. Friedman, /mentor$ o/ the Pwmivd land(Knopf,1975, captulo 2 ). W as hingt on fue un hombre perf ecto" de perfe ccin inigua

    lada, elevado por encima del nivel de la humanidad" etctera. Este Kim 1

    Sungismo persiste entre los intelectuales, por ejemplo, en la reverencia por

    Franklin D. Rnosevelt y m i grandiosidad", majestad", etc., en el Ncu' York

    Review o f Books (ver Fatcful T riangle, 175, para alg unas citas escasamente cr e

    bles), y en el culto de Camelor . A veces un dirige nte ex tranjero asciende a la

    misma semidivinidad, y puede describirse como una figura prometeica" con

    una fuerza ex terna colosal" y poderes colosales", com o e n los momentos msridculos de la era de Stulin, o en las salvas a la primera ministra de Israel Golda

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    Meir por parle de Martin Peretz, ce quien se toman las citas que se acaban de

    repetir (New Republic, 10 de agosto. 1987).

    '*Frank Mona g nan, JohnJay(Bobbs- Merrill, 1935); Richard R. Morris, T he Forgmgof the Union (Harper & Row, 1987, 46- 47, 173, I2f .). V er Politicai Economy of

    Hwnan Rights, 11, 41 ff ., sebte a huida de refugiados tras I?. Re v olucin A me r icana. incluidas personas que escapaban aterrorizadas en balsa del que quizs era

    el pas ms rico del mundo para sufrir y morir en el crudo invierno de Nueva

    Escocia; en relacin con la poblacin, las cifras son equiparables con In huida

    de refugiados del V ietna m asolado. Pata una e stimac in reciente, que incluye a

    80.000- OO.OCO L eg itimlas , ver Morr is, 13, 17.

    "T h e A mer ican Rcv olution Reconsidcred (Harper & Row, 1967. T7-58). Ver Joshua Cohn y joei Rogers. O n Democracy(Pe nguin, 1 983), para un an li

    sis perceptivo, y el ca ptulo s iguiente para algunos c omentarios adicionales.,7Para algo de discusin y referencias adicionales, ver Twrning the Tule, 232f.

    v E ditoriales, El T iempc, 5, 10 de mayo; traducidos en Hondu rress (Managua), 18de may o, 1 988, una publica cin de ex iliados hondure nos que teme n regresar a

    la "democracia incipiente debido a la amenaza de asesinato y desaparicin.Para ms infor mac in sobre las elecciones de El S alv ador, ver Cu/ture ofTcrionsm,

    102, y el apncice IV , seccin 5. No hall ning una r eferencia en los medios de

    comunicacin, aunque existe un clamor habitual de alabanza por el progreso de

    este noble ex perimento democrtico bajo los auspicios de EE UU.w A ic x Carey , Reshaping :he T ruth," Me anjin QuaneAy (Australia), 35.4, 1976;

    G ah r i e n K o lko , Mam C u r r e n in American History (Pantheon. 1984, 284).Para una discusin extensa, ver Alex Carey, Managing Public Opinin:

    T he Corporate Offensiv e", manuscrito, Univer sidad de Nueva Ga les del Sur,1986.

    40Referencias: ver mi Tomars a New Coid War (Pantheon, 1982, captulo 1).

    Niebuhr, Moral Man and Immoral Society (S cr ibner s . 19 52, 221 -2 >. 21;

    reimpresin de la edicin de 1932); tambin Richard Fox, Rcinhoid Niebuhr

    (Pa ntheo n, 19 85,1 38- 39). Para ms sobre sus ideas, y su recepcin, ver mi es tu

    di o de varios libres de y sobre Nie buhr en Gra rul Street, inv ier no de 1987.

    41Bailey , cita do por Jesse L emis ch, O n Active Service in Wa* and Peace- Politics andIdeology in the American Histrica! Profusin (New Hogtown Press, Toronto,

    1975). Hunrington, International Security,verano de 1981.

    Englandin the Age of the American Revolucin (Mac milla n, 1961. 40); citado | vir

    Francis Jennings , F.mpirc ofFortune (Norton, 198N, 471).

    Ministro de Defensa Frits Bolkcstcin, NRC Handelsblad. 11 de octubre, 1988.

    Comenta (con indignacin) cierto material que yo present sobre este rema

    como una conferencia Huizinga en Leiden en 1977, reimpreso en Toteareis a

    New Coid War, captulo l.

    ** Fyodor Dostoyevski. The Brothers Karamazoi> (Random Housc, 1950).

    4Alfonso Cbardy, Miamt Herald, 19 de julio de 1987. La Oficina de Diplomacia

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

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    Pblica ilcl De partame nto de Estado operaba bajo direccin C IA - N S C paraorganizar e! apoye* a los Contr a c intim idar y manipula r a los medios de co mun i

    cac in y al Cong res o. Sobre sus actividades, condenadas como ilegales en septiembre Je 1987 por el interventor general de la Oficina de Contabilidad Ge

    neral de EEUU, ver el Informe Suuc Department and Intclligcncc Community

    Inwlvcment in Domestic Activities Relaicd to the IranJCortcra Affcur, Comit de

    A suntos Exrer ore, G f m a m de Repr es entantes de E EUU, 7 de septiembre , 1 988;Parry y Kornblub, op. cit. Tambin Culture ofT enorism. captulo 10, que se

    refiere a las anteriores denuncias de Chardy en dos artculos destacados perogeneralmente pasados por alto en c! Miaim Herald.

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    En el primer captulo, me refera a tres modelos de organizacin de los

    medios de comunicacin: ( D e l oligopolio de las grandes empresas; (2 )

    el contr ol estatal; (3) una poltica democ rtica de las comunicaciones,

    tal como la proponen los obispos brasileos. El primer modelo reduce

    la participacin democrtica en los medios de comunicacin a cero,como es el caso en otras empresas, que en principio estn exentas de

    un control popular a travs de la fuerza de trabajo o de la comunidad.

    En el caso de los medios de comunicacin controlados por el Estado, lapar ticipac in democr tica puede variar, segn cmo f uncione el sistema

    poltico; en la prctica, la disciplina en los medios de comunicacinestatales la suelen mantener las fuerzas que tienen poder para dominar

    al Estado, y un aparato de administradores culturales que no pueden

    sobrepasar en exceso los lmites establecidos por esras fuerzas. El tercer

    modelo, en gran medida, est an por probarse en la prctica; al igualque un sistema s ociopoltico c on par ticipacin popular sig nificativ a es

    asunto del futuro; una esperanza o un temor, segn la valoracin decada uno del derecho del pblico a dar forma a sus propios asuntos.

    El modelo de los medios de comunicacin como oligopolio de las

    grandes empresas es e! sistema natural para la democracia capitalista.

    C o mo corr esponde, ha alcanzado su for ma ms elev ada en las ms av anzadas de estas sociedades, especialmente en Estados Unidos, donde In

    conc entr acin de los medios de co munica cin es elev ada, el c ampo de

    accin de la radio y la televisin pblicas es limitado y los elementos

    del modelo democrtico radical existen solamente a nivel marginal,

    en fenmenos tales como la radio de la comunidad, que cuenta con el

    apoyo de la audiencia, y la prensa alter nativ a o local, a me nudo con un

    efecto considerable sobre la cultura social y poltica y sobre la sensa

    cin de autoridad en las comunidades que se benefician de esras opcio

    nes. En este sencido, Estados Unidos representa la forma hacia la cual

    la democracia capitalista est tendiendo; las tendencias afines inclu

    yen: la e lim inacin progresiva de los s indicatos y otr as or ganizaciones

  • 7/17/2019 Chomsky Noam - Ilusiones Necesarias

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    populares que interfieren con el poder privado; un sistema electoralque, cada vez en mayor medida, se pone en escena como un ejercicio

    de relaciones pblicas; el hecho de eludir las medidas de asistenciasocial tales como el seguro mdico nacional que tambin chocan con

    las prerrogativas de los privilegiados, etctera. Desde este punto devista, resulta razonable que Cy rus V anee y Henr y Kissinger describan a

    Estados Unidos como una democracia modlica, entendindose la

    democracia como un sistema de control empresarial de las institucio

    nes polticas al igual que de otras instituciones principales.

    Otras democracias occidentales van, por lo general, algunos pasos

    por detrs de Estados Unidos en estos aspectos. La mayora no han

    logrado todava el sistema de EEUU de un partido poltico, con dosfacciones controladas por los segmentos cambiantes de la comunidad

    empresarial. A n conse rv an algunos partidos basados en los tra bajado

    res y en los pobres que, en cierta medida, representan los intereses de

    stos. Pero estos partidos van en declive, junto con las instituciones

    culturales que apoyan valores y preocupaciones distintos, y c on las formas de organizacin que proporcionan a los individuos aislados los

    medios para poder pensar y actuar fuera del marco impuesto por el

    poder privado.ste es el curso natural de los acontecimientos bajo la democracia

    capitalista, debido a lo que Jos hua Co hn y Joel Rogers deno mina n la

    limitacin de recursos y la limitacin de demandas2. La primera esdirecta: el control de los recursos est muy concentrado, con efectos

    predecibles para cada aspecto de la vida social y poltica. La limitacin

    de demandas es un me dio de co ntr ol ms sutil, cuyos efectos rara vez se

    observan directamente en una democracia capitalista que funciona

    adecuadamente, tal como Estados Unidos, aunque resultan evidentes,

    por ejemplo, en America Latina, donde el sistema poltico permite aveces una gama ms amplia de opciones en cuanto a las polticas, entre

    ellas los programas de reforma social. Las consecuencias son conocidas: fuga de capitales, prdida de la confianza de las empresas y de los

    inversores y decadencia social general a medida que los dueos delpas" pier den la capacidad de gobernarlo - o se ncillamente un golpe

    militar, tpicamente respaldado por el guardin hemisfrico del ordeny de las buenas formas. La respuesta ms benig na ante los programas de

    reforma ilustra la lim ita ci n de las demandas- el requisito de que los

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    intereses de quienes g ozan de un poder ef ectiv o queden s atisfechos para

    que la sociedad pueda funcionar.