Christian Chayanne Múnera Hernández 3

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Universidad Nacional de Colombia Epistemología de las Ciencias Sociales Christian Chayanne Múnera Hernández 455382 Sobre Textos y la Psicología ¿Cómo se provoca el conocimiento en las ciencias sociales, en las humanas, en la psicología? el estudio de la conducta humana es un gran interés para nosotros los estudiantes de psicología; pero ¿es acaso la conducta humana un objeto de estudio como lo es la dureza de los materiales de construcción para los ingenieros civiles? O ¿el comportamiento de los metales en la transmisión de electricidad para los eléctricos? En primer momento me gustaría reconocer la importancia que para mí tiene cada ciencia, cada fuente de conocimiento; en el inicio de este curso de epistemología para mí era claro que la psicología era una ciencia social, una ciencia humana, pero, definitivamente reconozco que he sentido la intriga de ¿cómo se puede caracterizar la psicología como una ciencia social?, es más, ¿cómo se puede caracterizar el conocimiento en las ciencias sociales?, o ¿cómo realmente podemos decir que tenemos en nuestras manos un objeto de estudio? El recorrido lo haré a través del escrito “Textos y Terrones” de Richard Rorty ,en el cual se controvierte el conocimiento de las Geistes y las Naturwissenshaften a la luz de una concepción pragmatista de la verdad; en un primer momento, Rorty hace referencia a lo que ocurría entre los críticos literarios y los filósofos y cómo esta relación podría provocar resultados equivocados, pues cuando los primeros se toman demasiado en serio a los segundos pueden hacer afirmaciones demasiado pretenciosas en el campo del conocimiento; plantea que esto ocurriría si “piensan que los filósofos proporcionan ‘teorías del significado’ o ‘teorías de la naturaleza de la interpretación’ ”. También sostiene que la filosofía con su “autoimagen según el modelo de la ‘ciencia revolucionaria’ Kuhniana” influencia la “teoría literaria”, pero esta última ha cometido el error de utilizar una “retórica cientifista”

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Universidad Nacional de ColombiaEpistemología de las Ciencias SocialesChristian Chayanne Múnera Hernández 455382

Sobre Textos y la Psicología

¿Cómo se provoca el conocimiento en las ciencias sociales, en las humanas, en la psicología? el estudio de la conducta humana es un gran interés para nosotros los estudiantes de psicología; pero ¿es acaso la conducta humana un objeto de estudio como lo es la dureza de los materiales de construcción para los ingenieros civiles? O ¿el comportamiento de los metales en la transmisión de electricidad para los eléctricos? En primer momento me gustaría reconocer la importancia que para mí tiene cada ciencia, cada fuente de conocimiento; en el inicio de este curso de epistemología para mí era claro que la psicología era una ciencia social, una ciencia humana, pero, definitivamente reconozco que he sentido la intriga de ¿cómo se puede caracterizar la psicología como una ciencia social?, es más, ¿cómo se puede caracterizar el conocimiento en las ciencias sociales?, o ¿cómo realmente podemos decir que tenemos en nuestras manos un objeto de estudio?

El recorrido lo haré a través del escrito “Textos y Terrones” de Richard Rorty ,en el cual se controvierte el conocimiento de las Geistes y las Naturwissenshaften a la luz de una concepción pragmatista de la verdad; en un primer momento, Rorty hace referencia a lo que ocurría entre los críticos literarios y los filósofos y cómo esta relación podría provocar resultados equivocados, pues cuando los primeros se toman demasiado en serio a los segundos pueden hacer afirmaciones demasiado pretenciosas en el campo del conocimiento; plantea que esto ocurriría si “piensan que los filósofos proporcionan ‘teorías del significado’ o ‘teorías de la naturaleza de la interpretación’ ”. También sostiene que la filosofía con su “autoimagen según el modelo de la ‘ciencia revolucionaria’ Kuhniana” influencia la “teoría literaria”, pero esta última ha cometido el error de utilizar una “retórica cientifista” característica de otro periodo de la filosofía, pues pueden leerse oraciones como “la filosofía ha demostrado…”, y esto, definitivamente, no es un objetivo de la filosofía. Arrojar resultados definitivos o pretender llegar a descifrar el mundo y sus leyes de funcionamiento no se lograría, entendiendo el inseparable subjetivismo que existe entre los hechos “duros”, los acontecimientos que presenciamos los seres humanos y la explicación que hacemos o que producimos basados en estos por medio del lenguaje.

Con respecto a la necesidad de poseer estas “verdades iníciales” para de ahí iniciar todo un camino de conocimiento “verdadero” apoyado en James, Dewey y Hegel, Rorty plantea que “la teoría viene después del logro concreto, en vez de estar presupuesta por éste”1; dice que un estilo “teórico” (científico) basado en definiciones y generalizaciones es una herramienta pedagógica, mas no una necesidad y prioridad para aquellos literarios, el

1 ¿Hasta qué punto podría estar relacionada la teoría y el “logro” en el desarrollo del conocimiento sin anteponerse entre sí?

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pragmatismo da razones del por qué no es necesario el ser “científico” en la filosofía y en la crítica literaria, hasta en las geistes, sino en cambio que se genere un espacio de controversia, de subjetividad, entre los gustos y las inclinaciones de unos y otros; estos argumentos van enriqueciendo lo que él llama la “empresa filosófica de contar historias”.

Para salir de este camino tan anhelado de la búsqueda de la verdad, los pragmatistas plantean que aun logrando una eterna correspondencia entre la verdad y la realidad, aun logrando un perfecto esquema metafísico que equipare las verdades con el mundo real, aun logrando esto tendríamos la incertidumbre de pensar si el lenguaje que utilizamos pertenece a la realidad. Si este mismo hace parte del mundo real y si verdaderamente está mostrándonos lo que es el mundo y la verdad. En palabras de Rorty habría que pensar “si nuestro lenguaje corta la realidad por las articulaciones”.

Los científicos de las Naturwissenshaften rompen esta discusión planteando la facticidad de la ciencia y por lo tanto su diferencia cualitativa con el conocimiento “cultural”; la ciencia trata con hechos “duros”, según lo cual son comprobables en un laboratorio y son generalizables para crear leyes y dilucidar el comportamiento de los distintos elementos en el mundo, pero, para el caso, ¿no son las pruebas de embarazo, los casos de factorización o la capacidad de fraguado de los materiales acuerdos culturales que nos permiten sentirnos en el mundo de la verdad?, ¿no son? “la dureza de los acuerdos previos en una comunidad sobre las consecuencias de un acontecimiento determinado”.

Los pragmatistas plantean que la dureza de los hechos está realmente en las instituciones en las que cada uno de ellos es interpretado, así, que el aceite no sea soluble con el agua o que sea insoportable la levedad del ser para asumir su camino en la vida como lo plantea Milan Kundera, son hechos institucionales tanto de la química como de la filosofía humanista, y son solo hechos en el contexto de cada una de las dimensiones de valores concebidas socialmente en una u otra.

En este caso pareciera que los hechos pierden la posibilidad de ser “duros”. Pero el pragmatismo se aparta del idealismo planteando que aunque existe cierta resistencia de los hechos para ser interpretados, como lo hace un acontecimiento físico (la caída de la manzana sobre la cabeza de Newton), es inevitable transferir este acontecimiento no lingüístico directamente a proposiciones verdaderas, es imposible que estas se hagan a partir de lo que ocurre en el mundo, pues en el momento de decir, pensar o escribirlas, utilizamos el lenguaje, y este ya supone una relación causal, la causa no está sujeta a descripciones pero sí la explicación, como lo plantea Rorty en su escrito. Los acontecimientos que presenciamos, aunque pueden ser tan fuertes como quieran y afectar fisiológicamente nuestro cuerpo de tal forma que quedemos en impresión absoluta, no pueden evitar, ni nosotros tampoco, que imprimamos nuestra forma de interpretarlos. Rorty, parafraseando a Walter Michaels dice: “Nuestras creencias no son obstáculos entre nosotros y el significado, sino aquello que hace posible el significado”.

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Rorty utiliza una comparación por niveles para el estudio de textos y terrones: en un primer nivel relaciona los rasgos fonéticos y gráficos de un “texto” y el aspecto sensorial y la ubicación espacio temporal de un terrón; para los textos se refiere al campo de estudio de la filología, los gráficos que se traducen en proposiciones, su historia, su génesis; en el caso de los terrones, este nivel pretende hacer una caracterización lo más objetiva posible de lo que es un acontecimiento físico. Los pragmatistas reconocen las adjetivaciones que se pueden hacer en los dos casos, pero el medio que se utiliza para hacer esto es el lenguaje, por lo cual es indivisible la cualidad del ser humano en argumentar los hechos que percibe y su subjetividad al caracterizarlos.

En los siguientes niveles plantea definiciones de cada uno de los tipos de conocimiento; el nivel II plantea para los textos lo que idealmente el autor respondería a preguntas que él mismo pudiera entender sobre su producto; en el caso de los terrones se refiere a la esencia real del elemento a lo que sobresale de su apariencia como un ente lo describiría. En este nivel se puede encontrar una gran diferencia entre los dos, pues se interpreta que el texto puede ser calificado según su propio autor y él mismo puede responderse preguntas sobre su labor; además podemos llegar a entender sus hipótesis y defenderlas desde su punto de vista, pero en el caso del terrón no es posible, hasta el momento, llegar a entender como seria esta descripción por un ser divino o un ente de la naturaleza.

En los últimos tres niveles plantea la forma en que el terrón sería descrito por un especialista de la ciencia a la cual pertenece o por la cual es interpretado, la forma en que sería descrito por un científico que quisiera replantear los conocimientos establecidos hasta el momento en su campo de conocimiento y, por último, el estudio del objeto en otro campo del conocimiento. En el caso de los textos, el tercer nivel se refiere a las respuestas que el autor podría hacer a nuestras propias preguntas sobre su producción, el siguiente nivel narra el papel de una inscripción en un contexto revolucionario, la influencia que puede tener un texto para alguien que se sienta identificado con las ideas allí escritas y en quinto nivel el rol que tiene un texto en la concepción cambiante del contexto al que pertenece.

Rorty ilustra las diferencias en el estudio de las ciencias sociales y biológicas; varias corrientes han intentado caracterizar cada uno de estos conocimientos, pero para hacer claridad sobre mi interés, me identifico con la postura de que los filósofos y en general los científicos sociales no debemos buscar una diferenciación entre la producción de cada una de las corrientes del conocimiento, sino utilizar cada una de ellas para enriquecer y reforzar nuestros propios relatos. No se trata de analizar cada concepto y significado, ni de buscar una coherencia infinita entre todas las posturas filosóficas; este no es, a mi parecer, el fin de la filosofía y mucho menos el de las ciencias sociales. El conocimiento está en constante contradicción y puede nutrir nuestros puntos de vista para relacionarnos con las culturas que nos rodean, debemos reconocer la pluralidad de las ideas. La aplicación que se le puede dar a cada conocimiento en la vida práctica, el cómo utilizamos cada parte del saber y de los avances científicos en beneficio de la humanidad; de esta manera puede el pragmatismo ser más valido que una tendencia cientifista de las geistes.

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En cuanto a los métodos para la producción del conocimiento y las materias estudiadas por cada ciencia, el pragmatismo deweyano plantea, según Rorty, “esta concepción holista reclasificando la cultura en términos de géneros”; es interesante la apreciación que hace sobre el cómo la división del mundo y los métodos elegidos para su estudio permiten, partiendo de “materias”, llegar a comprobar lo que deseamos saber contextualizándolo a un momento histórico y utilizando un lenguaje determinado.

Según esto, el pragmatismo niega esta discusión histórica de los principios generales del conocimiento, de las verdades innatas, del empirismo, etc. Y aunque reconoce el por qué a lo largo del camino ha sido una necesidad abordar este tema, también propone un mundo en el que esta no sea una postura en la filosofía de las ciencias; este mundo en el que tal vez los científicos sociales no nos preocupemos por cuál es el principio de todo el saber, sino más bien por construir desde nuestras empresas filosóficas de crear historias y sobre todo de reconstruir apoyados en el discurso, para así enriquecer y criticar el conocimiento establecido hasta nuestro momento de las Geisteswissenschaften. El pragmatismo ofrece ese espacio en el que no es necesario tener la verdad desde el principio, sino el saber utilizar las ideas en la vida cotidiana de forma práctica.