CIENCIA Y HUMANISMO : LA OBRA DE AGRICULTURA · Los estudios de Eugenio Garin sobre el Renacimiento...

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CRITICÓN, 46, 1989, pp. 95-108. CIENCIA Y HUMANISMO : LA OBRA DE AGRICULTURA DE GABRIEL ALONSO DE HERRERA (1513) por Consolación BARANDA (Universidad Complutense, Madrid) Los estudios de Eugenio Garin sobre el Renacimiento italiano han puesto de relieve la necesidad de estudiar este período desde una perspectiva amplia, como movimiento de renovación global en el que se produce "el retorno de las ciencias y la recuperación de las letras". Para este autor no es posible establecer una distinción entre "humanistas" y "científicos" 1 . Estas consideraciones son aplicables al Renacimiento español ; Nebrija es ejemplo claro de que los studia humanitatis no eran ajenos a otras disciplinas, sino por el contrario, servían de vía de acceso para distintos campos científicos. Como es sabido, su obra no se circunscribió a los estudios gramaticales, pues se ocupó también de medicina, cosmografía, derecho, etc. Pero Nebrija no es un caso aislado ; otro tanto sucede con otros autores. Así Pérez de Oliva, además de desarrollar una copiosa actividad literaria, "trabajó intensamente en la aplicación del magnetismo a la comunicación de personas ausentes y redactó, a petición del ayuntamiento de Córdoba, un informe técnico sobre los trabajos para hacer navegable el río Guadalquivir"2. La inconveniencia de establecer una dicotomía entre humanistas científicos y filósofos o literatos, y separar su estudio, se pone de manifiesto asimismo en el caso de autores conocidos por su obra científica, como Villalobos, Laguna, Villalón o Tomás de Mercado. Todos ellos y, como veremos, también Gabriel Alonso de Herrera se vieron obligados a reflexionar sobre el tipo de lengua apropiado a sus discursos, pues eran conscientes de que el conocimiento científico era inseparable del conocimiento gramatical ; tenía razón Nebrija cuando proclamaba que la barbarie sólo podría ser combatida con la gramática 3 . En efecto, el conocimiento del latín, lengua de cultura, era imprescindible para cualquier disciplina científica ; simultáneamente, la reflexión sobre 1 E. Garin, "Los humanistas y la ciencia" en La revolución científica del Renacimiento, Barcelona, Crítica, 1981, pp. 245-270. 2 F. López Pinero, Ciencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII, Barcelona, Labor, 1979, p.156. 3 Véase D. Ynduráin, "La invención de una lengua clásica (Literatura vulgar y Renacimiento en España)", Edad de Oro, I, Madrid, Univ. Autónoma, 1982, pp.13-42 y F. Rico, "Laudes litterarum : Humanisme et dignité de l'homme dans l'Espagne de la Renaissance" en L'Humanisme dans ¡es lettres espagnoles, éd. A. Redondo, Paris, Vrin, 1979, pp. 31-49.

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CRITICÓN, 46, 1989, pp. 95-108.

CIENCIA Y HUMANISMO : LA OBRA DE AGRICULTURA

DE GABRIEL ALONSO DE HERRERA (1513)

por Consolación BARANDA(Universidad Complutense, Madrid)

Los estudios de Eugenio Garin sobre el Renacimiento italiano han puesto de relieve la necesidadde estudiar este período desde una perspectiva amplia, como movimiento de renovación global en elque se produce "el retorno de las ciencias y la recuperación de las letras". Para este autor no esposible establecer una distinción entre "humanistas" y "científicos"1.

Estas consideraciones son aplicables al Renacimiento español ; Nebrija es ejemplo claro de quelos studia humanitatis no eran ajenos a otras disciplinas, sino por el contrario, servían de vía deacceso para distintos campos científicos. Como es sabido, su obra no se circunscribió a losestudios gramaticales, pues se ocupó también de medicina, cosmografía, derecho, etc. Pero Nebrijano es un caso aislado ; otro tanto sucede con otros autores. Así Pérez de Oliva, además dedesarrollar una copiosa actividad literaria, "trabajó intensamente en la aplicación del magnetismo ala comunicación de personas ausentes y redactó, a petición del ayuntamiento de Córdoba, uninforme técnico sobre los trabajos para hacer navegable el río Guadalquivir"2.

La inconveniencia de establecer una dicotomía entre humanistas científicos y filósofos oliteratos, y separar su estudio, se pone de manifiesto asimismo en el caso de autores conocidos porsu obra científica, como Villalobos, Laguna, Villalón o Tomás de Mercado. Todos ellos y, comoveremos, también Gabriel Alonso de Herrera se vieron obligados a reflexionar sobre el tipo delengua apropiado a sus discursos, pues eran conscientes de que el conocimiento científico erainseparable del conocimiento gramatical ; tenía razón Nebrija cuando proclamaba que la barbariesólo podría ser combatida con la gramática3 . En efecto, el conocimiento del latín, lengua decultura, era imprescindible para cualquier disciplina científica ; simultáneamente, la reflexión sobre

1 E. Garin, "Los humanistas y la ciencia" en La revolución científica del Renacimiento, Barcelona,Crítica, 1981, pp. 245-270.

2 F. López Pinero, Ciencia y técnica en la sociedad española de los siglos XVI y XVII, Barcelona,Labor, 1979, p.156.

3 Véase D. Ynduráin, "La invención de una lengua clásica (Literatura vulgar y Renacimiento enEspaña)", Edad de Oro, I, Madrid, Univ. Autónoma, 1982, pp.13-42 y F. Rico, "Laudes litterarum :Humanisme et dignité de l'homme dans l'Espagne de la Renaissance" en L'Humanisme dans ¡es lettresespagnoles, éd. A. Redondo, Paris, Vrin, 1979, pp. 31-49.

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la propia lengua era esencial, pues el castellano empezó a utilizarse como vehículo lingüísticopara contenidos científicos desde principios del siglo XVI4 .

El uso de la lengua vulgar planteaba problemas adicionales, mayores dificultades incluso que eldel latín, debido a la falta de modelos, de "autoridades" que sirvieran como punto de referencia. Laimportancia que entonces se concede a los problemas lingüísticos es reflejo de la existencia deprofundos cambios intelectuales ; porque la rebelión contra los "bárbaros" no se circunscribía a sujerga, era una rebelión contra su forma de pensar, de enfrentarse al conocimiento del mundo. Estemovimiento de renovación afecta también de forma decisiva a las instituciones educativas, pues setrata de difundir este saber, no de reducir su acceso a unos pocos iniciados. De ahí que también lapreocupación por la retórica, en definitiva por la forma de lograr la adhesión a las nuevas ideas, seaperceptible en buena parte de los textos científicos.

De hecho, sucede que los descubrimientos de nuevas tierras, el desarrollo de nuevas técnicas(imprenta, etc.) y la profusión de cambios políticos y sociales muestran la necesidad de reorganizarel campo epistemológico. Por ello, pienso que para el mejor conocimiento del humanismo españolhay que tener en cuenta que todas sus obras —literarias, científicas, religiosas, etc.— son reflejo deeste espíritu de renovación cultural.

La Obra de Agricultura que Gabriel Alonso de Herrera escribe por encargo del Cardenal Cisneroses una de las muestras más tempranas y logradas de los problemas que planteaba la creación de unalengua científica en este contexto. Se trata del primer tratado agrícola escrito en lengua vulgar en elRenacimiento europeo ; de su éxito son prueba 14 ediciones conocidas en el siglo XVI, 5 en elXVII y 3 en el XVIII, sólo en España. Además se tradujo al latín (Venecia, 1557), al francés, y sehicieron siete ediciones en italiano5.

Sabemos de su autor, Herrera, que nació en Talavera de la Reina hacia 1460 ó 1470 y vivió enGranada, quizás protegido por Hernando de Talavera, al que sin duda conoció. En esta ciudad, teníafama de experto en cuestiones agrícolas ya en 1502 ; hay varios documentos en los que se alaba lacalidad de las huertas que cuidaba. Viajó por Italia y Francia, a fin de recoger información yadquirir conocimientos prácticos para su libro6 .

Fue hermano de Hernando Alonso de Herrera, admirador de la obra de Lorenzo Valla, primerprofesor de Retórica de la Universidad de Alcalá, donde también enseñó Gramática. Cuando Nebrijase hizo cargo de esta cátedra, este hermano de nuestro autor pasaría a ocupar la de Gramática enSalamanca ; en esta ciudad escribiría su conocida Disputa en ocho levadas contra Aristótiles y sussecuaces, "uno de los primeros ataques del humanismo contra la corrupción medieval de las artes

4 Basta consultar la obra de E. J. Norton, A Descriptive Catalogue of printing in Spain, Cambridge,Cambridge Univ. Press, 1978. Según López Pinero (ob. cit. p.140), "La lengua vulgar dominó en lasmaterias de carácter aplicado y en los enfoques ajenos al mundo académico".

5 Hay tres ediciones recientes. Obra de Agricultura, ed. J. U. Martínez Carreras, BAE CCXXXV,Madrid, Atlas, 1970 ; sigue la primera de Alcalá, 1513. Incluye al final bastantes de las modificacionesintroducidas por el autor en ediciones posteriores, pero no todas. Agricultura General, ed. E. Terrón,Madrid, Ministerio de Agricultura, 1979 ; sigue la edición de 1539, última remodelada por el autor. Hayuna edición facsímil de la de 1513, con introducción de T. F. Glick, publicada en Valencia, ValenciaCultural, 1979. Los únicos trabajos dedicados a esta obra son los de C. E. Dubler, "Posibles fuentesárabes de la Agricultura general de G. A. de Herrera", Al Andalus, VI, 1941, pp. 135-156, y J. Fradejas"Dolor de España en Gabriel Alonso de Herrera", Estudios sobre el Siglo de Oro. Homenaje al profesorFrancisco Ynduráin, Madrid, Ed. Nacional, 1984, pp. 229-244.

6 Para la biografía he utilizado los datos proporcionados por J. U. Martínez Carreras en el prólogo asu edición.

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liberales"7 . Además de contar con la admiración de Marineo Sículo, Hernando Alonso de Herrerafue íntimo amigo de Hernán Núflez, el gran maestro de lengua griega, con el que convivió enGranada en los primeros años del siglo, cuando vivía en esta ciudad su hermano Gabriel Alonso.

El prólogo de la Obra de Agricultura nos indica por otra parte que este libro fue un encargo delcardenal Cisneros. Es decir, a pesar del desconocimiento acerca de detalles concretos de la vida deGabriel Alonso de Herrera, tenemos constancia de un dato fundamental : sus relaciones familiares ypersonales le sitúan en el círculo intelectual más selecto y avanzado del humanismo de su época.Su obra nace ligada al movimiento de renovación profunda de los marcos culturales y a laspreocupaciones reformadoras de Cisneros ; esto tendrá una importancia decisiva en susplanteamientos ideológicos y literarios.

Alfonso de la Torre afirmaba en el siglo XV que : "no sería bueno que el sciente y el idiotahobiessen manera común en el habla, ni sería honesto los secretos scientíficos, que todo precioexceden, fuesen traídos en menosprecio por palabras vulgares"8 . Herrera, en cambio, decide,aconsejado por Cisneros, utilizar la lengua vulgar para escribir un texto de contenido científico, auncuando sabe que lo normal en su momento histórico hubiese sido emplear el latín. Por ello, unabuena parte de su prólogo está dedicada a defenderse de los ataques que podía suscitar esta elección ;recurrirá al filósofo por antonomasia, Aristóteles, para encarecer la dificultad de su trabajo, mayoraún por haber optado por la lengua vulgar : "Notable sentencia es y muy verdadera del filósofo, lacual confirma el Emperador Justiniano, muy magnífico e ilustre señor, la dificultad de cualquiercosa estar principalmente en el principio della..."9 ; e insistirá más adelante : "...ponerlo enlenguaje que nunca estuvo es cosa nueva y causa admiración" (p. 6).

Su elección descansa en una razón evidente : para que el libro sea útil tiene que tener en cuentalas características de la recepción, porque : "...si todo precepto no se exercita, no aprovecha, sinocomo muerto que en sepultura está, así está encerrado en el libro ; porque mal se podían aprovechardello las gentes labradoras, que (como arriba dixe) apenas saben qué cosa sean letras, estando enotro lenguaje que a ellos es del todo ageno..." (p. 7). La preocupación por los destinatarios del librole lleva a precisar los límites del campo semántico del término "labrador", distinguiéndolo deagricultores y filósofos :

Teofrasto escribe muchas formas de nascer o poner los árboles, mas destas las 1res escojo para loslabradores ; que las otras de nascer de su gana por los montes ... más las dexo para contemplación defilósofos que escodriñan los secretos y fuerza de natura, que para exercicio de labradores quecontinamente han de escoger y obrar lo más seguro... Sepa todo labrador (y labrador llamo a cualquierpersona que entiende en labrar el campo sea rey o roque,)... (p. 102) 10

7 M. Bataillon, Erasmo y España, México, Fondo de Cultura Económica, 1966, p. 15. A. Bonilla ySan Martín, "Un antiaristotélico del Renacimiento : Hernando Alonso de Herrera", RHi, L, 1920, pp. 61-196. Dedicado también a Cisneros, alaba en el prólogo la obra de su hermano, con el que demuestra tenerestrecha relación.

8 A. de la Torre, Visión deleytable de filosofía, BAE XXXVI, Madrid, Rivadeneyra, 1855, pp. 339-402, p. 347. F. Rico ha desarrollado esta oposición entre las ideas lingüísticas del XV y el XVI en"Lección y herencia de Elio Antonio de Nebrija, 1481-1981", Nebrija, Salamanca, Academia LiterariaRenacentista, 1983. En la Vida beata de Lucena leemos : "fablemos latino : qui lo entiende lo entienda".Sin embargo, la idea de que los descubrimientos no se deben exponer en la plaza pública también seencuentra en el siglo XVI, por influjo de Pitágoras ; Copérnico, por ejemplo, afirma en el prefacio de Derevolutionibus orbium caelestium (1543) que las matemáticas se escriben para los matemáticos.

9 Salvo advertencia, cito por la edición de J. U. Martínez Carreras.10 En cambio, González de Cellorigo dirá que el cultivo de la propia tierra no perjudica a la nobleza ;

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El término culto "agricultores" se reserva siempre para designar las fuentes escritas que emplea enla redacción de su libro.

Tomada esta primera opción a favor de la lengua vulgar, aún tenía que tomar otra no menosimportante : ¿ qué tipo de lengua, qué estilo usar ? ¿ Debe el "sciente" hablar una lengua diferentede la del "idiota", como decía Alfonso de la Tone ? Nebrija, el maestro reconocido de estageneración, ya había respondido a esta pregunta, y lo había hecho valiéndose de Cicerón y deQuintiliano. Como es sabido, para Cicerón la elegancia se basa en la claridad y ésta se consiguemediante usitatis verbis etpropüs, es decir, términos del uso cotidiano y apropiados al asunto deldiscurso11. En palabras de Francisco Rico,

Nebrija y los humanistas aspiraban a poner a prueba el saber filtrándolo por la 'manera común enla habla' que rechazaban Alfonso de la Torre y los secuaces del escolasticismo. Pero esta 'maneracomún, desde luego, había de deslindarse dentro de la lengua de los mejores : 'los muy enseñadosvarones' que crearon el modelo de claridad y belleza... 12

Herrera, consciente de que se dirige a los labradores, un grupo de receptores potencialmentemayoritario, adoptará la decisión de emplear una lengua "al uso" ; así se aleja definitivamente de laopinión del siglo XV defendida por Alfonso de la Torre.

El problema que tiene que resolver es nada menos que el de crear una lengua científica relativa alsaber de Agricultura que no contaba con precedentes ni guías en castellano ; entre otras dificultadestenía que suplir la ausencia de terminología científica específica. Pero, además, la utilidad de suobra hacía necesario convencer a los labradores de que los preceptos de la Agricultura no se puedenbasar sólo en la costumbre ; es consciente de la necesidad de remover viejos hábitos agrícolasbasados en la tradición. Por esta razón, en la Obra de Agricultura se superponen a los recursoscaracterísticos de la literatura científica otros procedimientos artísticos y suasorios, desuñados aatraer la atención y a convencer a los agricultores.

El carácter científico del texto utiliza como punto de apoyo una disposición sistemática que sejustifica previamente. La obra está dividida en seis libros y cada uno de ellos, a su vez, se divide encapítulos, el primero de los cuales es siempre el que trata aspectos más generales. Los librostercero, cuarto y quinto aparecen ordenados alfabéticamente con el fin de facilitar la consulta a losreceptores.

La disposición se repite dentro de cada uno de los capítulos ; siguiendo un orden predeterminadoprocede de la definición a lo definido, a continuación analiza las distintas clases o aspectos yexplica diferentes técnicas de cultivo, mejora, conservación, etc. Por otra parte, tanto la sintaxiscomo el vocabulario están al servicio de la claridad expositiva. En la construcción sintáctica espatente el intento de evitar cultismos, hasta el extremo de que apenas se utilizan oraciones deinfinitivo ; por supuesto también rehuye el empleo de construcciones y formas latinizantes comoel ablativo absoluto o el participio de presente. En cuanto al orden de palabras se inclina por lacolocación del verbo antes que sus complementos. El resultado es una claridad expositivasorprendente para cualquier lector que tenga un mínimo de familiaridad con textos literarios

pero en el caso de los colonos "se han de entender ciertas leyes que en cierta manera parecen privar a loslabradores de las dignidades de honra ... son tímidos, indiscretos y poco expertos y subjetos a la miseriade su humilde estado" ; Memorial de la política necessaria y util restauración a la República...,Valladolid, 1600, fol. 26v.

11 Rhetorica ad Heremium XII, 17.12 F. Rico, "Lección y herencia...", p. 11.

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coetáneos ; el contraste con la prosa literaria de la época es tan fuerte que no puede deberse más quea una intención consciente. Se puede afirmar que la búsqueda del rigor científico lleva aparejada labúsqueda de claridad conceptual.

Es perceptible también el predominio de determinadas formas verbales : imperativos,subjuntivos, infinitivos y perífrasis obligativas. Esta preferencia demuestra la presencia de unemisor que se sabe con conocimientos superiores acerca de la materia que desarrolla ; el discursoestá articulado por un yo superior que comunica a los receptores lo que deben hacer.

En cuanto al vocabulario, en cualquier especialidad científica actual se caracteriza por estarformado por signos con un solo significante, cuyo significado tiene definiciones fijas y permanen-tes no influidas por el contexto ; es decir, es monorreferencial y por lo tanto rechaza la sinonimia.El rigor exige precisión, por ello el léxico científico tiene que rehuir la connotación y está reñidocon la ambigüedad ; en definitiva, la literatura científica se distingue por la "necesaria" pobrezaléxica13. Sin embargo, esta característica no se puede generalizar a todas las épocas, porque una delas peculiaridades de la Obra de Agricultura es la asombrosa riqueza de su vocabulario. Ante laausencia de taxonomías científicas (la de botánica no se fijará hasta el siglo XVIII, con Linneo), laprecisión conceptual tenía que recurrir a diferentes mecanismos : largas enumeraciones,descripciones pormenorizadas, relaciones por analogía y, paradójicamente, abundante sinonimia. Aeste respecto sería conveniente el estudio de los abundantes términos cuya primera documentaciónaparece en esta obra, así como el de algunos mecanismos de creación léxica, entre los que lasufijación parece ser el más utilizado, a juzgar por su variedad.

El propio autor justifica el empleo de sinónimos : "escardar o sallar son, según tierras,diferentes maneras de nombres, porque cada suerte de gente tiene diferentes vocablos, lasignificación toda es una, porque ésta no se puede variar" (p. 26). Los ejemplos soninnumerables : "entre sulco, o como los labradores dicen, pece" (p. 18) ; "viña vieja perdida, queaquí en Talavera llaman herías" (p. 55). Si la necesidad de hacerse comprender por distinto tipo dereceptores exige la sinonimia, la claridad se consigue mediante largas enumeraciones yuxtapuestas :"la simiente sea muy granada, muy llena, no arrugada, muy pesada, no húmida..." (p. 19) ; elpodador ha de quitar "todo lo reseco, viejo, carcomido, hormigoso, gusaniento y lo desvariado, digolos brazos muy largos y retuertos..." (p. 67) ; la bodega ha de ser "honda, fría, enxuta, oscura, degruessas paredes, muy sano el tejado ... lejos de baños, de establos, de muladares, de albañales, depozos, de humo, de troxes, de árboles..." (p. 86).

En ocasiones ilustra a los lectores acerca de la etimología de algunos términos (a veces confalsas etimologías, como encontramos incluso en el Tesoro de Covarrubias) ; "gusanillos quePlinio llama convolvulus que quiere decir que se revuelven a la hoja o pámpano..." (p. 75) ; "elmastuerzo tomó este nombre porque cuando lo comen hace torcer las narizes" (p. 243) ; "blanco ocandeal (que todo es uno y un nombre que candido en lengua latina quiere decir blanco)" (p. 23).Cuando emplea términos o expresiones latinas siempre las traduce, prueba del propósito deacomodar el libro a sus potenciales lectores y, en ocasiones, ilustra su significado mediante analo-gías :"estos auctores usan deste vocablo tépida que quiere decir tibio ... como el agua que eninvierno sale de los pozos ... o como la que ha estado poco tiempo en alguna vasija al fuego..."(P- 24).

Uno de los problemas que debían resolver los humanistas era, evidentemente, el de encontrar el

13 L. Guilbert, "La spécifité du terme scientifique et technique", Langue française, 17, 1973, pp. 7-17.

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significado exacto en lengua vulgar de objetos, seres, plantas, etc. mencionados en las obras de losclásicos. Herrera deja constancia de la urgencia de este problema : "...una yerba que ellos [losagricultores] llaman sedo, el maestro Antonio de Nebrixa la declar yerba canilla o yerba puntera..."(p. 216) ; de una hierba que Paladio llama culex, comenta "...yo no sé ni he podido hallar nientender qué yerba sea y quien supiere qué yerba es y cómo se llama, yo le ruego y le pido de graciaque la declare aquí, y asimismo ponga su nombre que en ello hará a Dios servicio, a mí merced y amuchos buena obra." (p .233).

Ahora bien, el respeto a la letra no se puede confundir en este caso con la actitud de quienes selimitan a un estéril nominalismo. Nada más lejos del ánimo de Herrera, para quien la lectura y elconocimiento de los clásicos es sólo una parte de su método de trabajo ; a esta lectura añadesiempre la experiencia basada en la observación de la realidad. Se trata de apropiarse del espíritu delos antiguos, de su método y no solamente de la letra. Por esta razón, cuando se dispone a explicarla forma de cultivo y propiedades de alguna planta no mencionada por los tratados de los clásicos sesiente con derecho a equipararse a ellos, y dirá :

... las berenjenas ... no he hallado palabra délias en alguno de los libros latinos que antiguamentefueron escritos, ni aun en los modernos... Mas como el Aristótel preguntando a unos y a otrosescribió aquel singular libro de los animales, como Plinio dice ; así yo, ... pregunté a los másexpertos hortelanos ... (p. 259. El subrayado es mío).

El carácter renovador, renacentista, de la obra de Herrera es evidente en su forma de tratar lasfuentes utilizadas. Aunque en el título afirma que su libro es una compilación, en realidad vamucho más lejos : reúne el saber agrícola proporcionado por la tradición culta —autores griegos,latinos, medievales y árabes— con la experiencia personal y las observaciones hechas en susviajes. Este amplio caudal de información se somete a un proceso de reelaboración que él mismoexplica en el prólogo :

No entienda ninguno que digo ser yo el primer inventor de esta arte de Agricultura... mas digo seryo el primero que en castellano procuré poner las reglas y arte dello, lo cual cuánto sea trabajosoconcordar a las veces discordes autores, cotejar, desechar, escoger, reprobar algunos usos antiguos ymodernos, vuestra ilustre señoría lo ve... (p. 6).

De hecho, el carácter razonado de la Obra de Agricultura descansa fundamentalmente en dos clasesde argumentos "probatorios" : unos basados en la "autoridad" y otros en la confrontación con larealidad, con la experiencia.

El argumento de autoridad es aquel que utiliza los juicios de una persona o grupo de personascomo medio de prueba en favor de una tesis14 . Su valor probatorio reside en que un enunciado noes independiente de su autor. Herrera emplea este tipo de argumento con frecuencia pero no loconsidera concluyeme. Así, rectifica muchas afirmaciones de los textos clásicos, como :

... no me parece que acertó Teofrosto en decir que ningún árbol de simiente era bueno ; no sé alláen Grecia cómo se han, mas acá en España muchos vemos y muy buenos de la simiente... (p. 103).

Otras veces completa la información de estos autores :

14 Ch. Perelman y L. Olbrechts-Tyteca, Traité de l'argumentation. La nouvelle rhétorique, Bruxelles,Ed. de l'Université, 19834, p. 410.

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...a mi parecer, de muchas causas que Virgilio dio porque el quemar aprovechaba a las tierras, laprincipal dexó, y creo yo que es muy mejor, porque las raíces de las yerbas y plantas se queman yhacen ceniza, con la cual, si bien se incorpora, muy bien se estercola la tierra... (pp. 15-16).

...dice Columela que es bueno un instrumento que él llama 'terebra gallica' que algunos dicen que estaladro ... creo que para esto es mejor un hierro que tiene medio círculo que paresce uña bienencanutada y usan mucho del los entalladores y le llaman gubia... (p. 70).

En muchas ocasiones distingue entre las técnicas apropiadas para los labradores, que han de elegirsiempre las más seguras y baratas, y aquéllas que son "de gentileza":

Otra suerte hay de enxerir que llaman juntar, y ésta más es de lindeza que de provecho y entremuchas prenden pocas, es más para jardines y vergeles que para otros lugares... (p. 71).

Por supuesto, no muestra ningún recato en contradecir directamente a los clásicos, cuando piensaque no tienen razón : "...que falso es aquello que dixo el Crecentino que todo árbol prendía deramo..." (p. 102) ; "Dice el Teofrasto ... mas esto es falso ... y aun él mismo se contradice en ellibro tercero de historia de las plantas..." (p. 132).

Utiliza asimismo diferentes procedimientos para mostrar su escepticismo ante determinadasafirmaciones que no le resultan convincentes, aunque no llegue a contradecirlas de forma directa.Así, en algunos casos emplea fórmulas como: "lo cual yo no creo si no lo viese" (p. 135, ed. E.Terrón) (se refiere a la conversión del vinagre en vino) ; "estos no los he visto"(p. 214, ed.E.Terrón) ; "mas esto remítolo a la experiencia, que yo no lo afirmo"(p. 216, ed. E. Terrón) ;"maravillosa cosa es si es verdadera" (p. 251), etc.15. Pero otras veces se permite inclusocomentarios humorísticos, recurso que en la argumentación sirve para descalificar las opinionescontrarias con especial fuerza :

Columella escribe que si en el vino ha caído alguna sabandija, culebra o ratón y se ahogó dentro yda mal olor al vino, que la tomen y la quemen y hagan ceniza molida, y desque esté bien fría la echenen el vino y lo meneen con un mecedor, y con esto no tomará mal olor ni sabor, y si le tiene que leperderá... —y añade : mas si alguno esto hiciere, véndalo a quien no lo sepa o a gente de guerra.(P-91) ;

...dice Alberto Magno según refiere el Crecentino que si en el tronco del almendro hacen unosagujeraos con una barrena muy delgada y en ellos les lanzan unas púas de oro, que darán más fruto ymejor ; mas quien esto hiciere, o sea secreto, o póngales buena guarda que no se las hurten y leamarguen las almendras, (p. 129) ;

...dice Plinio ... que si de las hojas del frexno hacen un circuitu ('sic) o guirnalda y le dexan unaabertura y en aquella abertura ponen unas brasas y una culebra dentro, que antes saldrá por cima de lasbrasas que por las hojas del frexno, y dice que él lo probó, empero no dice qué linaje sea de culebras ...que él dice serpientes, y sé que a lo menos no es lagarto, que una vez me mordió uno en el dedo y vi quese acogió a un frexno. (p. 155).

15 Entre 1513 y su muerte, Herrera siguió experimentando en el campo, a juzgar por las numerosascorrecciones y matizaciones que introduce en ediciones posteriores. Valga como muestra la adición alfinal del Cap. VII, Libro V (no señalada en la edición de Martínez Carreras) : "Doctrina es que no estoybien con ella. Lo uno porque no concierta con lo que Plinio dice ... aunque no hago dello mucho caso, quebien puede un experto saber más que un muy letrado. Yo siempre me arrimo a la verdad, en cuanto yo lapuedo alcanzar, aunque la diga quien quiera".

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En definitiva, para Herrera las aseveraciones de las fuentes no implican necesariamente laverdad ; para que una afirmación pueda ser tomada como cierta debe ser contrastada con laexperiencia personal y concordar con ella. La observación y la experimentación son los cauces deprueba a los que acude : "...que falsa es la opinión de los que dicen que el nogal no se planta deramo, que yo lo he puesto y ha prendido..." (p. 180). La experimentación adquiere una importanciacomparable a la de la auctoritas ; gracias a ella el hombre puede no sólo reconocer la naturaleza,sino conocerla y, por lo tanto, modificarla :

Es cosa maravillosa el enxerir, que parece que con ello contendemos en igualarnos con la natura, yaun la emendamos muchas veces, que lo que ella hace malo con el enxerir se emienda y lo buenomejora... (p. 120).

A lo largo del texto es palpable la conciencia de estar viviendo una nueva época, de manera que lapráctica moderna se coloca en un nivel superior al de la doctrina antigua, reflejo de un clarosentimiento de progreso :

deprenderán como quien se ensaya en esgrima, para que siendo ya bien diestro en las armas, vengasin temor al verdadero combate ...y siempre prueben, que mucho ayuda la natura a quien prueba y haceexperiencias en cosas nuevas. (p.I22).

La nueva actitud que se desprende de estas palabras implica una ruptura clara con la concepcióndel saber basada en la especulación y, por ello, elitista, reservada a minorías ; por el contrario, elconocimiento de la realidad basado en la experimentación permite un ámbito de aplicación muchomás general, es una posibilidad al alcance de un número mayor de personas :

...es que cada día prueban las gentes y la naturaleza muchas veces ayuda a los que algo experi-mentan, y aunque alguna vez yerren los que encomieman, no por esso deben cessar de probar, quepocos salen primero maestros que yerran, y esto es generalmente en todos los oficios y sciencias.(p. 68).l6

Se puede concluir que la Obra de Agricultura es un tratado científico tanto por su contenido(superioridad del emisor, concepción de la ciencia como instrumento capaz de modificar la naturale-za, etc.) como por sus aspectos formales (claridad y precisión al servicio del rigor y de la utilidad).Ahora bien, hoy se supone que un libro científico busca la objetividad y para ello debe distanciar allector, utilizando un lenguaje aséptico, impersonal, propio de la denotación17 . Sin embargo, estono sucede con el libro de Herrera, cuyo interés desde el punto de vista literario se acrecienta porquees un libro científico pero no aséptico. El emisor se siente implicado personalmente en su obra, loque se manifiesta, fundamentalmente, a través de dos rasgos : por la presencia de elementosretóricos destinados a mantener la atención de los lectores o a encarecer determinadas afirmaciones18

y por las alusiones a la realidad histórica y social.

16 Para la idea de progreso véase J.A. Maravall, Antiguos y modernos, Madrid, Sociedad de Estudiosy Publicaciones, 1966.

17 E. Black, Rhetorical Criticism. A Study in Method, Madison, Univ. Of Wisconsin Press, 1978,pp. xiii y xiv.

18 No pretendo hacer un recuento exhaustivo de recursos retóricos empleados, sólo aludiré a algunosprocedimientos que afectan al conjunto de la obra.

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Entre los primeros está la utilización de tópicos de conclusión, a fin de evitar los finalesabruptos y predisponer al lector a continuar la lectura, suavizando el carácter sistemático del texto.Así, el capítulo VI del primer libro, dedicado a la simiente de los cereales, concluye diciendo : "Ypues tenemos ya la simiente llegada, pongámonos al trabajo y con la gracia de Dios comencemos asembrar", y a continuación comienza el capítulo dedicado a la siembra. En otras ocasiones relaja laatención del lector recurriendo al humor :

Antes que hable de los puerros quiero poner alguna otra yerba de buen olor siquiera que de lavecindad della se les pegue algún buen olor, y cuando vengamos a decir dellos, no nos huelan malllevando el olor della reciente, y esta yerba sea el poleo... (p. 247).

La intención retórica de esta introducción es evidente, pues el orden alfabético que sigue obliga aincluir antes el poleo.

Otro de los procedimientos empleados es la abundancia de diminutivos, sin valor denotativo decantidad, que tiñen el discurso de connotaciones afectivas ; su presencia corrobora elapasionamiento del autor y, al mismo tiempo, sirve para implicar emocionalmente a losreceptores. Hablará de "arbolecicos nuevos", de "pimpollitos" ; la cascara de la avellana será su"camisita", a los agujeros de los huesos de algunas frutos los llamará "ombliguitos", etc. Aconsejaque se planten árboles aun cuando se sea viejo, "porque no hay ninguno por vejorrito que sea queno tenga esperanza de vivir su par de años..." (p. 99).

Aunque el objeto del libro es mejorar las técnicas agrícolas, por lo que recomienda siempre losprocedimientos más seguros y baratos para el labrador medio, en algunas ocasiones la actividadproductiva deja paso al lirismo : "...en este tiempo [la primavera] todas las plantas resucitan y sehinchen de una nueva alegría. Los árboles de flor, los campos de yerba, las aves empollan, losganados ahijan..." (p. 68). En otro lugar anima a plantar árboles porque

...en los árboles no hay tanto trabajo como en las viñas y hay más provecho y deleite ; en lasfrutas placer ; ver la frescura de las hojas, los colores y olores de diversas maneras de flores, lavariedad de los sabores en la multitud de las fructas, sombras en verano, músicas suavíssimas depaxaritos que gorjean en los árboles... (p. 99).

El campo es fuente de placer, además de lugar de trabajo.El afán didáctico le lleva a ilustrar sus afirmaciones con alusiones a la vida cotidiana que

aparecen como pequeños cuadros de costumbres, llenos de viveza. Aconseja sembrar los garbanzoslejos de los caminos debido a que "cuando están tiernos no pasa ninguno que no lleve un manojo,pues si mujeres topan con ellos, no hay granizo que tanto daño les haga..." (p. 36). Recomiendaque se poden las viñas "con herramienta muy aguda, y no como algunos hacen, tirando délias, quees muy dañoso, que atormentan la vid ... esto es como si a uno le quisiessen quitar los cabellos,quitárselos a repelones o cortárselos con unas tijeras, que no hay más diferencia" (p. 64).

Con el mismo propósito y para insistir en la importancia de determinadas labores, el emisor seintroduce en el texto, poniéndose en situación de receptor, como propietario de la tierra : "Han decavar la viña, cavar digo, porque si ser pudiesse no querría ver arado ni bestias dentro délias..."(p. 76) ; "Labro yo mis olivas y possédas un año y trabajóle todo en ellas y por no trabajar en elcoger arriendólas a quien por no dejar una aceituna... busca quien mejor las quebrante y aporree..."(p. 115). Esta vacilación entre un yo superior, propio de un emisor cualificado y el yo labrador, quese sitúa en el plano de la recepción, es señal del apasionamiento y la implicación vital del autor enel asunto del libro.

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La actitud comprometida y beligerante de Herrera se corrobora en las alusiones a la realidadhistórica coetánea ; en ellas pierde su ecuanimidad y la ideología se transparenta. El ejemplo másobvio de esta intromisión de la ideología es el de su posición ante los "moros"19 . Hay un detalleque, implícitamente, demuestra su prevención ante esta etnia : el libro cuarto, dedicado a lashortalizas, sigue un orden alfabético estricto, como anuncia en la introducción, excepto en el casode las berenjenas, planta asociada a los moros, que aparece en penúltimo lugar, entre la salvia y layerba buena. Este capítulo comienza : "Común opinión del vulgo es que las berenjenas fuerontraídas a estas partes por los moros cuando de allende pasaron en España, y que las truxeron paracon ellas matar los cristianos..."(P- 258) ; además, "así como es la más mala de todas las yerbasque he escrito, así es la más trabajosa y penosa de hacer nascer..." y "es una planta muy malacomplexionada y de muy malas cualidades...".

En otro lugar explica que cada variedad de árboles debe plantarse en grupos y no mezclando unaespecie con otra ; para ilustrarlo utiliza un símil significativo :

Por ende conviene que, como en los pueblos bien regidos están repartidos los oficios, en un cabomercaderes, en otro plateros, por sí los herreros, los libreros en otra calle ...y aun los que no son deuna ley no están juntos, que a un cabo viven los cristianos, a otro los moros, a otro los judíos ;bendito sea Dios que quitó ya en España esta división, por la mano de vuestra señoría que procuró launiversal conversión de los moros en Castilla ; y con este mismo celo de traer todas las ovejas alcorral de Cristo se dispuso con mucho peligro a tomar milagrosamente la cibdad de Oran, por donde seha abierto la puerta a que el católico rey nuestro don Fernando en persona passe allende a conquistarlos enemigos de la fe. (p. 111).

Otra de las alusiones directas a la situación histórica es la crítica de cierta nobleza, demasiadoaficionada a la bebida :

...como lo vemos en algunos nobles de nuestra Castilla, que de muy assados los hígados hanvenido en total corrupción y muerte muy temprana ... A estos tales nobles que en lugar de ser la mejorlanza , procuran ser la mejor taza, de misericordia los curaría yo... (p. 93).

Caracterizada pues por la múltiple implicación personal del autor, la obra de Gabriel Alonso deHerrera es además, y sobre todo, una obra única en su género. No se volverá a escribir en Españaun tratado agrícola tan exhaustivo e importante. Prueba de ello es el aprecio que despertó entre losilustrados del XVIII. Las circunstancias históricas en las que se escribió ayudan a entender estecarácter único.

Desde finales del siglo XV hasta mediados del XVI, al menos, se produjo en la península unaumento de población que, lógicamente, produce un aumento en la demanda de productosagrícolas20 . Al mismo tiempo, la agricultura seguiría siendo hasta después de la revoluciónindustrial el sector productivo que ocupaba a la mayor parte de la población. Aunque los datossobre la producción agrícola en el siglo XVI son parciales, todos coinciden en señalar que, salvo

" Este término se emplea en el texto con un sentido amplio que incluye tanto el de mahometanoscomo el de moriscos o moros convertidos que se habían quedado en la península. La especializaciónsemántica de "morisco" en su acepción actual se encuentra en el Tesoro de Covarrubias pero no en A. dePalencia ni en Nebrija.

20 Véase por ejemplo. A. Domínguez Ortiz, El Antiguo Régimen : Los Reyes Católicos y losAustrias, Madrid, Alianza, 1973, cap. IV ; R. Carande, Carlos V y sus banqueros, Barcelona, Crítica,1983, cap.l.

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años aislados, esta producción fue insuficiente para abastecer las necesidades de una población encrecimiento. Ante esta situación, y dada la imposibilidad de incorporar nuevas técnicas de cultivo21,las únicas soluciones eran la mejora en la utilización de las formas de cultivo tradicionales y elaumento de las superficies cultivadas. La Obra de Agricultura intentará promover la primera de lasopciones a fin de mejorar la productividad.

Sin embargo, "de la intensificación del cultivo propiamente dicha poco podía esperarse. De unaparte, porque el régimen que prevalecía poco podía dar de sí ; de otra, porque la angustiosa situaciónde la mayoría de los campesinos no era la más adecuada para cultivar mejor... ; las actas de Cortesde 1523, 1538 y 1548 denuncian prácticas puestas en uso que atestiguan la miseria de muchosagricultores"22 . Como consecuencia de las crisis periódicas de abastecimiento se produce el éxodorural a las ciudades, al ejército o a las Indias, acentuado en los momentos más desfavorables ; esteéxodo va acompañado de una mayor concentración de tierras en manos de mercaderes y burguesía,que ven en las alzas de precios de los productos de la tierra y de la tierra misma una inversiónsegura. El problema es que buena parte de esta nueva clase propietaria se reveló fundamentalmenteabsentista ; de ahí la insistencia en tantos textos de la época en la vuelta al campo.

Es decir, la solución preconizada por la obra de Herrera fue históricamente inviable, tanto porrazones económicas como sociales (absentismo de grandes y medianos propietarios). El propioHerrera parece haber sido consciente del fracaso de su propuesta, a juzgar por las modificaciones queintroduce en las ediciones posteriores de su obra ; las más importantes son las que se incorporan alas ediciones de 1528 y 1539. En ellas es perceptible un cambio en el autor, cuya actitud parecereflejar un cierto deterioro de la situación económica y social en el período que va desde 1513 a153923.

La primera edición del libro daba alguna muestra de reservas frente a los moriscos en susobservaciones sobre las berenjenas y mostraba un apoyo decidido a la postura de Cisneros deconversiones forzosas (actitud que me hace dudar que sus relaciones con Hernando de Talaverafueran tan estrechas como algunos autores defienden). En la última edición corregida por Herrera(1539), abundando en sus reticencias, añadirá en el capítulo dedicado a las berenjenas una receta paracocinarlas : "mas nosotros los christianos mejor usamos délias que los moros y judíos. Cocién-dolas con buena carne y tocino y desemponzoñándolas con vino..." (p. 319, ed. E. Terrón). Es mássignificativa la supresión de un largo pasaje que aparece en la edición de 1513 :

Estando en Granada vi un día leer a un moro especiero que porque había ido a Jerusalén y ala casade Meca, los moros le tenían en mucha veneración y aun muchas veces nos mostraba unas pinturasque él había traído de Jerusalén, y por esto, yo con otros estudiantes mozuelos le íbamos muchasveces a ver, y mostrónos allí una vez en su arábigo unas receptas que él tenía en mucho de la virtud del

21 Me refiero a que las condiciones históricas, fundamentalmente a causa de las formas de propiedadde la tierra, lo hacían inviable. El cambio más importante fue la sustitución de los bueyes por las muíasen los trabajos de tracción. Se mantuvo incluso el sistema de rotación bienal, mientras en el norte deEuropa era práctica común el sistema de rotación de tres campos, más productivo. Véase D.E. Vassberg,Tierra y sociedad en Castilla, Barcelona, Crítica, 1986, pp. 205 y ss.

2 2 R. Carande, ob. cit. p. 75.2 3 Las crisis de subsistencias son fenómeno habitual en el Antiguo Régimen. Véase la serie de

desastres climatológicos y malas cosechas a lo largo del XVI en D. E. Vassberg, ob. cit. pp. 253 y 254.A. Redondo señala que, en la primera mitad del siglo, la situación fue especialmente dura entre 1528 y1530 y los años 1539 y 1540, "Guevara et l'éloge de la vie rustique", en L'Humanisme dans les lettresespagnoles, ed. cit. pp. 251-265, pp. 259-60. Los cambios políticos a lo largo de este período sonsobradamente conocidos.

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romero, y porque nosotros no entendíamos aquel lenguaje, él como pudo,... (p. 256).

Como ha notado A. Redondo, en las adiciones al prólogo de 1539 se insiste en dos puntos : latierra está mal cultivada y los hidalgos abandonan sus propiedades y desdeñan las labores delcampo24 . Pero también en las modificaciones que introduce en el propio texto hay algunasobservaciones que implican cierta pérdida de confianza en el futuro y, consecuentemente, deloptimismo, perceptibles en la primera redacción del libro. En una de las consideraciones másreveladoras de esta nueva actitud dirá :

Mas en España es la gente de poco cuidado, que por la mayor parte no se saben aprovechar sino de¡o que naturalmente se nace, y si comienzan a cortar un encinal para leña, no saben entrecriar unosárboles nuevos, entre tanto gastan lo viejo ... No sé si lo hace alguna mala constelación que tenemoslos españoles o poco cuidado de lo venidero, (p. 205, ed. E.Terrón).

También hace hincapié en la mala situación general del país :

A esto quiero que estén todos avisados, que por esso es pobre España, porque o no emplean cadatierra en aquello para que es propia, y porque dejan muchos baldíos sin provecho ...y porque en ellase mantienen muchos ociosos y holgazanes, naturales y forasteros, (p. 49 ed. E.Terrónp5 .

El relativo pesimismo que manifiesta Herrera en sus modificaciones al texto de 1539 se acentúaen obras posteriores que se ocupan también de la agricultura. Pero en éstas se producen ademásimportantes cambios en la orientación científica y, consecuentemente, en el tipo de discurso, lo quecontribuye a subrayar el carácter único de la Obra de Agricultura.

Desde luego, parece que alguna "mala constelación" tenían los españoles a juzgar por el título ycontenido del otro libro de agricultura también escrito en el siglo XVI, pero mucho más tardío(primera edición en 1578) : Despertador que trata de la gran fertilidad, riquezas, baratos, armas ycaballos que España solía tener y la causa de los daños y faltas con el remedio suficiente, deValverde Arrieta26 . Es un diálogo que gira en torno a dos cuestiones : la carestía de la vida,provocada por la escasez, y la justificación de un remedio que acabase con los males señalados. Elremedio propuesto será la sustitución de las muías por los bueyes para arar el campo.

Esta obra es la mejor demostración de que la propuesta de Herrera —la mejora en los métodostradicionales de cultivo— había sido inviable. Ante la presión de la demanda de productos agrícolasla solución adoptada fue la extensión de las superficies cultivadas, en su mayor parte de terrenos depoca calidad, que al cabo de poco tiempo quedaban estériles : "La ampliación del agro sometido acultivo aspiraba a remediar lo que por otros caminos, costosos y descartados para agricultorespobres, pudiera conseguir una técnica esmerada y una intensificación del trabajo"27 .

2 4 A. Redondo, ob. cit. pp. 258-9.2 5 Hay otra alusión a la realidad coetánea, más encubierta, que podría referirse a las consecuencias de

las guerras de Comunidades. En la edición de 1513 recuerda que tras las guerras, o a causa de algún delito,se echaba sal en la tierra para esterilizarla, "como dice el Vicencio" (p. 35). En 1539 no parece necesariorecurrir a la fuente escrita, pues suprime esta frase y en su lugar dice : "y lo vemos hacer muchas veces ennuestros tiempos" (p. 75, ed. E. Terrón).

2 6 Se publicó varias veces junto con la obra de Alonso de Herrera. Su influjo entre los arbitristas fuemayor que el de la Obra de Agricultura. La primera edición es de 1578 y llevaba el título de Diálogos de lafertilidad y abundancia de España.

2 7 R. Carande, ob. cit., p.66.

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El libro de Valverde Arrieta da cuenta de un fenómeno histórico, pues el aumento de lasroturaciones se pudo hacer gracias a esta sustitución de los bueyes por las muías. Éstas erancapaces de arar el doble de superficie en el mismo tiempo ; además servían como ganado de carga yfacilitaban el transporte del labrador de una parcela a otra, lo que era especialmente importante paralos pequeños labradores en zonas de minifundio. También es cierto que tenían los inconvenientes dehacer los surcos menos profundos y, por tanto, era menor el rendimiento de la tierra, además de queeran mucho más caras de mantener. La situación llegó a tal extremo que los bueyes desaparecieronde algunos lugares de Castilla a finales del XVI28.

Ahora bien, lo que me interesa destacar es que la obra de Arrieta y las de buena parte de losautores que se ocupan de la agricultura en el siglo XVII responden a situaciones históricasdiferentes y sus planteamientos ideológicos y estilo se alejan por completo del de Herrera. Dehecho, el libro de Arrieta anticipa en bastantes años alguna de las ideas características de laliteratura arbitrista : "Digo pues que la causa y total perdición de España ha sido y es, dexar de arary sembrar, carretear y trillar con bueyes en lo más y mejor délia y averse introducido y inventadolas muías en su lugar..."2' . Es decir, como harán después muchos de los arbitristas, ante uncúmulo de problemas de gran complejidad busca una causa única, con lo que la solución sesimplifica, como se observa también en el título de la obra (.. .con el remedio suficiente).

Al mismo tiempo se ha producido en un vuelco respecto a la actitud de los primeros años delsiglo. Si entonces era clara la conciencia de progreso e incluso de superioridad frente a los clásicos,Valverde Arrieta mirará el pasado con nostalgia ; encabeza así toda una corriente que, a lo largo delsiglo XVII, ensalzará la abundancia de recursos del pasado, revitalizando el Laus Hispaniae deIsidoro de Sevilla30 . Una aguda conciencia de crisis se abre paso y sustituye al optimismoprecedente.

A partir de 1598 se imprimirán juntos los libros de Herrera y de Valverde Arrieta, y desde 1620aparecen ediciones conjuntas de estos autores junto con los Discursos del pan y del vino del NiñoJesús, de Diego Gutiérrez de Salinas, el Arte nuevo para criar seda, de Gonzalo de las Casas, elTratado de la cultivación y cura de las colmenas, de L. Méndez de Torres, y la Agricultura dejardines, de Gregorio de los Ríos. Sin embargo, son mucho más numerosas las ediciones de los queColmeiro llama "economistas preocupados por la agricultura", los arbitristas que insisten de formaobstinada en la necesidad de reformas en la situación del campo. Pero sucede que en el siglo XVIIlos problemas son muy diferentes a los de principios del XVI. Tras las epidemias de peste de laúltima década de este siglo, la despoblación de aldeas y pueblos será considerada la causa másimportante del hundimiento general31 . Su solución exige medidas de política económica, nomejoras en la productividad del campo ; por ello estos autores dirigen sus escritos al rey, lo quedetermina la forma de su discurso. El emisor siente la necesidad de demostrar su cualificación"científica" ante un receptor superior desde el punto de vista ideológico ; para ello abusará delrecurso a las citas, del empleo de metáforas, etc. Además, el carácter exageradamente sistemático yenumerativo de sus textos y la abundancia de fórmulas fijas, que a fuerza de ser repetidas tienden avaciarse de su significado denotativo, facilitará la creación del tipo cómico del arbitrista32 . Aunque

28 D. E. Vassberg, ob. cit., pp. 205 y ss. La polémica desatada continúa aún viva en el siglo XVIII.2 ' Despertador que trata..., ed. 1581, fol. 164T.3 0 J. Vilar Berrogain, Literatura y economía. La figura satírica del arbitrista en el Siglo de Oro,

Madrid, Rev. de Occidente, 1973, p. 241, n. 6.31 G. Anes, Las crisis agrarias en la España moderna, Madrid, Taurus, 1970, pp. 101 y ss.3 2 J. Vilar, ob. cit., passim.

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no se deben tomar al pie de la letra, parte de verdad tenían las palabras de Quevedo, cuandoafirmaba : "Pocos son los que hoy estudian algo por sí y por la razón, y deben a la experienciaalguna verdad ; que cautivos en las cosas naturales de la autoridad de los griegos o latinos, no nospreciamos sino de creer lo que dijeron ; y así merecen los modernos nombres de creyentes como losantiguos de doctos"33.

Nada más lejos de la actitud de Gabriel Alonso de Herrera. Su Libro de Agricultura es obramodélica del humanismo renacentista, entendiendo como tal una filosofía global del hombre y de lacultura. Si por una parte es obvio su conocimiento y respeto hacia la cultura clásica, por otra filtraestos conocimientos a través de un proceso de confrontación con la realidad, porque, como dirá "Yosiempre me arrimo a la verdad, en cuanto yo la puedo alcanzar, aunque la diga quien quiera". Almismo tiempo, esta cultura no será ya patrimonio de unos pocos ; la nueva concepción del saberimplica también una distinta actitud ante su dimensión social. El humanismo supone la rupturacon una concepción del saber reservada para los iniciados, para los que dominan su "jerga" y,consecuentemente, muestra un gran desvelo por la educación. De ahí la importancia que adquiere larenovación de la lengua y la utilización de elementos retóricos. Gabriel Alonso de Herrera sabe quepara que su discurso sea eficaz tiene que utilizar la lengua vulgar pero, además, debe someterla a unproceso de adaptación a sus receptores y seleccionar los procedimientos suasorios más adecuados, afin de modificar las prácticas agrícolas del momento.

Ahora bien, con independencia de los propósitos y de los logros de la obra en su época, lo quesorprende al lector actual es la extraordinaria calidad de su prosa, el hecho de que se pueda afirmar deun tratado agrícola que es "una de las obras mejor escritas de todo el siglo XVI"34 ; en ello reside suvigencia.

BARANDA, Consolación. Ciencia y humanismo : la "Obra de Agricultura" de Gabriel Alonso de Herrera (1513). EnCriticón (Toulouse), 46, 1989, pp. 95-108.

Resumen. Estudio de la Obra de Agricultura de Gabriel Alonso de Herrera en el contexto de las ideas científicas ylingüísticas del primer humanismo español. Se analizan los elementos principales que configuran el carácter científicodel texto y la presencia de procedimientos suasorios, que evidencian el deseo de adaptarse a las especiales condicionesde la recepción. Señala la ruptura en planteamientos y actitudes entre esta obra y las de otros autores preocupados porla situación de la agricultura a finales del siglo XVI y comienzos del XVII.

Résumé. Etude de l'ouvrage de Gabriel Alonso de Herrera, Obra de Agricultura, replacée dans le contexte des théoriesscientifiques et linguistiques du premier humanisme espagnol. Sont analysés les éléments qui confèrent au texte soncaractère scientifique ainsi que l'usage des procédés de persuasion qui révèle une volonté de prendre en compte lesconditions particulières de la réception. Apparaît ainsi tout ce qui sépare cette œuvre du XVIe siècle d'autres ouvragesélaborés au siècle suivant par des auteurs également préoccupés par la situation de l'agriculture.

Summary. Gabriel Alonso de Herrera's Obra de Agricultura is hère studied against the background of the scientific andlinguistic théories of the earlier Spanish Humanism. I analyse the éléments to which this work owes its scientificcharacter, as well as the rhetorical features which testify to an interest in the conditions of its réception. I also stressthe différence between this work which belongs to th XVI th. century and others written during the following centuryby authors equally preoccupied by agricultural conditions.

Palabras clave. Gabriel Alonso de Herrera. Lengua. Ciencia. Humanismo. Agricultura.

3 3 Ibid., p . 262.3 4 D. Ynduráin, ob. cit., p. 26.