“Cinco Mujeres Relatan La Islamofobia Cotidiana - Viento Sur”

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FRANCIA Cinco mujeres relatan la islamofobia cotidiana CARINE FOUTEAU Martes 12 de febrero de 2013 Una sanguinolenta cabeza de cerdo en un carrito, excrementos a la puerta de una mezquita, una mujer tapada agredida a bastonazos: no pasa una semana sin que alguna institución representante del Islam o personas de confesión musulmana sean objeto de agresiones. Estos actos, perseguibles ante los tribunales, son cuantificados por el Colectivo contra la islamofobia (CCIF). Creado en 2003, reúne denuncias en paralelo a la recogida oficial de datos que realiza la Comisión nacional consultiva de derechos humanos (CNCDH). Ocurren en todo el territorio, tanto en el campo como en las ciudades. El número de agresiones, en constante alza, unas 300 en 2012, supera desde hace dos años al de actos anti-magrebíes catalogados por el Ministerio del Interior. Aunque estas actuaciones contra el Islam y sus fieles se reflejan en las llamadas webs “comunitarias”, están ausentes en las redes mediáticas. Tienen lugar con una cierta invisibilidad, cuando no con una indiferencia total. Para comprender lo que significa ser víctima de la islamofobia, Mediapart se ha dirigido a musulmanes y a personas consideradas, con razón o sin ella, como tales. Más que los ataques frontales, hemos querido conocer las formas, insidiosas e impalpables, que toma en lo cotidiano el rechazo a esta religión, y más en concreto a su visibilidad. Pues lo que suele suscitar la inventiva es la presencia de signos religiosos, como el velo. Sin pretender ninguna representatividad, hemos buscado testimonios de hombres y de mujeres, de todas las edades y distintos niveles socio- profesionales. Las mujeres, más que los hombres, han aceptado tomar la palabra. No es una casualidad, ya que ellas representan la gran mayoría de personas señaladas: el 85% de los casos contabilizados, y más en particular, el 94% de las agresiones, según el informe anual del CCIF. La encuesta TeO del Ined y del Insee, realizada a unos 22.000 individuos, señala que las discriminaciones relacionadas con el origen predominan sobre las que tienen una base religiosa. Pero la encuesta muestra también que las mujeres se ven afectadas con más frecuencia que los hombres por las desigualdades basadas en una pertenencia religiosa, real o supuesta. Les Cinco mujeres relatan la islamofobia cotidiana - Viento Sur http://www.vientosur.info/spip.php?article7678 1 de 9 15/10/14 23:16

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Islamofobia de género

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  • FRANCIACinco mujeres relatan la islamofobia cotidianaCARINE FOUTEAUMartes 12 de febrero de 2013

    Una sanguinolenta cabeza de cerdo en un carrito, excrementos a la puerta deuna mezquita, una mujer tapada agredida a bastonazos: no pasa una semanasin que alguna institucin representante del Islam o personas de confesinmusulmana sean objeto de agresiones. Estos actos, perseguibles ante lostribunales, son cuantificados por el Colectivo contra la islamofobia (CCIF).Creado en 2003, rene denuncias en paralelo a la recogida oficial de datosque realiza la Comisin nacional consultiva de derechos humanos (CNCDH).

    Ocurren en todo el territorio, tanto en el campo como en las ciudades. Elnmero de agresiones, en constante alza, unas 300 en 2012, supera desdehace dos aos al de actos anti-magrebes catalogados por el Ministerio delInterior.

    Aunque estas actuaciones contra el Islam y sus fieles se reflejan en lasllamadas webs comunitarias, estn ausentes en las redes mediticas. Tienenlugar con una cierta invisibilidad, cuando no con una indiferencia total. Paracomprender lo que significa ser vctima de la islamofobia, Mediapart se hadirigido a musulmanes y a personas consideradas, con razn o sin ella, comotales. Ms que los ataques frontales, hemos querido conocer las formas,insidiosas e impalpables, que toma en lo cotidiano el rechazo a esta religin,y ms en concreto a su visibilidad. Pues lo que suele suscitar la inventiva es lapresencia de signos religiosos, como el velo.

    Sin pretender ninguna representatividad, hemos buscado testimonios dehombres y de mujeres, de todas las edades y distintos niveles socio-profesionales. Las mujeres, ms que los hombres, han aceptado tomar lapalabra. No es una casualidad, ya que ellas representan la gran mayora depersonas sealadas: el 85% de los casos contabilizados, y ms en particular,el 94% de las agresiones, segn el informe anual del CCIF.

    La encuesta TeO del Ined y del Insee, realizada a unos 22.000 individuos,seala que las discriminaciones relacionadas con el origen predominan sobrelas que tienen una base religiosa. Pero la encuesta muestra tambin que lasmujeres se ven afectadas con ms frecuencia que los hombres por lasdesigualdades basadas en una pertenencia religiosa, real o supuesta. Les

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  • hemos dedicado por tanto esta encuesta.

    Ismahane vive en Chatou, en las Yvelines, y Djamila en Nanterre, en Hauts-de-Seine. Ambas llevan hijab, un velo que cubre los cabellos y deja a la vistael rostro. Con frecuencia son atacadas por su forma de vestir. Rebecca, deorigen tunecino, vive en le-de-France y trabaja en Pars. No es musulmana,lo que no le impide ser reprendida por su supuesta pertenencia religiosa.Fatima es practicante, no lleva velo. Se siente agredida cotidianamente por eldeletreo clima meditico-poltico con respecto al Islam. Por ltimo Samira,vive en la capital y se define atea. Vive como un acoso el hecho de tener quedar a conocer su identidad y ya no soporta las continuas amalgamas entrerabe, magreb, inmigrante y musulmn.

    Estas mujeres, de nacionalidad francesa, mantienen vnculos ms o menosrelajados con los pases de origen de sus padres. Todas ellas, a su manera,estn marcadas por lo que perciben como una hostilidad en su contra, desdeprejuicios aparentemente anodinos hasta discriminaciones lesivas.

    En las calles, el velo cristaliza el odio

    Es un lugar de paso obligado, y sin embargo un sitio de violencias repetidas.La calle, un espacio para todos, se convierte para algunas mujeres en unterreno inhspito. Las miradas se vuelven hacia los velos. Y quienes los llevanven retahilas de ojos que se fijan en ellas. Miradas reprobadoras,sistemticamente. A veces insultos. De vez en cuando, golpes.

    Ismahane se instal en Chatou, en el suburbio oeste, en 2001. Cuandollegu a esta ciudad, era la nica mujer con velo, tal vez la primera. La gentedel barrio me miraba como una curiosidad. Despus empezaron a conocerla, ahora va mejor, han llegado otras, con lo que se ha democratizado el velo yme siento menos sola. Los comerciantes se han acostumbrado y me saludan.

    Pero en otros sitios, la cosa contina. En el metro, en el tren, nos describemiradas de clera, de desprecio, inquisidoras, que se multiplican tras laemisin de un programa de televisin metindose con el Islam. El velocristaliza el odio, constata. Para ellos, soy una alienada que no lo sabe. Esparadjico, la gente se focaliza en el velo, y no ven ms que eso, pero yo noquiero que sea un estandarte, me gustara que fuera invisible. Los msvirulentos son los hombres, destaca, yo les sostengo la mirada, sonro y lesdigo buenos das, eso les crispa.

    Militante, feminista, coautora del libro Hablan las chicas tapadas, editada porLa Fabrique en 2008, no es del tipo de personas que se dejan avasallar. Pero

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  • observa con amargura las repercusiones en su vida diaria de leyes como lasde 2004, prohibiendo el velo en la escuela, y 2011, sobre el niqab en losespacios pblicos.

    Nacida en Tarascon, en Bouches-du-Rhne, Ismahane tiene la energa de suabuela y la seguridad de sus padres. Recuerda una infancia feliz yprotegida, una educacin abierta hacia los dems y vacaciones enautocaravana. Su padre era albail, su madre se ocupaba de personasmayores. El haba viajado desde Argelia ya adulto, ella haba llegado depequea a Francia. Nos educaron, a mis hermanas, a mis hermanos y a m,para no exacerbar en nosotros el sentimiento de ser discriminados. Noqueran que viviramos como vctimas , recuerda.

    Pero llegaron las advertencias, sin embargo, por parte de las mujeres. Miabuela era un personaje en Tarascon. Haba sido resistente en Argelia, erafeminista, divorciada, sola llevar varios pauelos superpuestos. Me dijo: Tencuidado, hija ma, en este pas no nos quieren. Quera decir que no les gustanuestro velo, nuestra visibilidad . Su madre, que haba regresado de formatarda a la religin, tuvo un conflicto cuando Ismahane le anunci que iba allevar velo. Su frase favorita era: Qu vas a hacer con el ttulo de bachiller sillevas un pauelo sobre la cabeza?. No era ningn rechazo al Islam, sino unaincomprensin, o ms bien una aprensin ante la decisin de su hija y lasconsecuencias tendra para su vida.

    "Mi hijo es un autntico nio francs, pero cuando se pone un qamis todo elmundo le mira de arriba abajo

    Cuidadora infantil, con tres nios a su cargo, Djamila vive en Nanterre en unedificio nuevo, con vistas a La Dfense, al pie del RER A [suburbano]. Ya en lacincuentena, hace diecisiete aos decidi llevar el velo, tras una evolucinespiritual. Tambin conoce las miradas desagradables. Una ancdota, entreotras muchas: Era un da de mercadillo, yo estaba haciendo mis pequeascompras y de pronto un hombre me suelta: vaya con esa mujer, debe tenercalor con ese velo. Y aadi: Vulvete all de donde vengas Yo respond queera francesa, pero mi marido me dijo: djalo, porque si no se volvera contranosotros y la gente dira que los musulmanes somos agresivos . Otra vez ibaconduciendo. Un automovilista le grit: Ah, sabes conducir? Dnde hassacado el carnet, en tu pas?

    La cuestin de la visibilidad est tambin en el centro de su experiencia. Nose puede considerar que mi marido sea un musulmn. Pero para la gente seconvierte en musulmn cuando pasea conmigo, a causa de mi velo. Con mihijo, es parecido. Es un autntico nio francs. Pelo castao claro con ojos

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  • azules. Visto desde fuera, no se puede decir que sea musulmn. Pero encuanto se pone un qamis o una djellaba en el centro comercial, ya todo elmundo le mira de arriba abajo.

    "Cuando digo que mi madre es una verdadera francesa, la gente suelta unAh! de alivio

    Samira no lleva ningn signo de pertenencia religiosa. Y con razn: es atea.Pero su punto de enganche, como ella misma lo llama, es su apellido, que leocasiona continuas e insistentes preguntas. Basta con que extienda mitarjeta sanitaria en la farmacia para que me pregunten: De dnde viene esenombre, cual es su origen? Es molesto. Por lo general, respondo que es unnombre rabe o incluso que soy de origen magreb. Para ganar tiempo, se meocurre ir directamente al centro del asunto y digo que soy de Argelia, oargelina, aunque sea francesa .

    Su madre, nacida en la Ardche, no tiene origen extranjero, mientras que supadre es un ex-nativo [procedente de las colonias], convertido en argelinodespus de haber sido francs musulmn. Samira naci antes de laindependencia en 1962.

    Yo he nacido en Francia, de padres franceses, resume. A veces se sienteobligada a dar a conocer la identidad de sus padres, y cuando digo que mimadre es una verdadera francesa, la gente suelta un ah! de alivio.Entonces llega la ltima pregunta: No en la farmacia, sino en conversacionescorrientes con conocidos, me suelen preguntar si hago el ramadn y si comocarne de cerdo. No me preguntan en cambio si rezo la oracin .

    Hacer estas preguntas no es en s islamofobia, pero son tan frencuentes quelo vivo como si me empujaran a posicionarme, para saber de qu lado estoy.Estoy del lado francs o del otro? En el fondo, me siento en la frontera. Paralos franceses, haga lo que haga, sigo siendo extranjera, y para los otros pasaalgo parecido, porque tampoco soy como ellos. No consigo acostumbrarme,lo vivo como una fluctuacin de identidades. Lo que yo soy no se encuentraen el imaginario de la gente , se queja esta profesora de historia, que admiteprefrir la compaa de extranjeros [metecos] como yo, antillanos yexpatriados.

    Como no bebo, deducen que soy musulmana

    Rebecca, unos veinte aos, es de origen tunecino. Tampoco es musulmana,pero se exaspera con algunos pequeos comentarios. Ojo, no esislamofobia, no se niegan derechos, no hay que confundir. Son prejuicios, esdesagradable, pero eso no tiene nada que ver con que te golpeen por llevar

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  • un velo . A diferencia de Samira, no es su nombre lo que suscita curiosidad: Cuando salgo, como no bebo alcohol, algunas personas se dicen: ah!, lo queyo pensaba, es musulmana.

    Recuerda otra situacin que la incomod: En una ocasin iba por la calle,llova y me cubr la cabeza con un pauelo. Un hombre me par y me ley lacartilla, me pregunt por qu me cubra as, de dnde vena. Yo no queraresponderle, pero insisti . Esta infantilizacin de las mujeres tapadas esinsoportable, insiste. Todo el mundo se siente autorizado para decirles loque piensan de ellas, que si estn sometidas a su marido, que si su prcticaes retrgrada.

    Tener que justificarse por su propia emancipacin, Djamila e Ismahane losienten como una intrusin en su vida ntima, tanto ms intolerable porque sudecisin de llevar velo es el resultado de un recorrido personal de lectura y dereflexin. Sin embargo, tienen que asumir esta decisin en cada momento,hasta en su vida profesional.

    Con mi velo, poda ser cuidadora de nios o nada

    Cuando su ltimo hijo se hizo grande, Djamila quiso trabajar. No tienemuchos estudios, eso no era para m, llegu hasta segundo ao de CAP[Certificado de Aptitud Profesional] en costura, nada ms, pero ellasospechaba que el problema vendra de otra parte.

    Yo saba que con mi velo podra ser cuidadora de nios o nada. O tal vezlimpiadora. Para nosotras, no hay ms que eso. Pero estaba contenta, porquela idea de cuidar nios me gustaba. Tena amigas que haban conseguido laautorizacin sin problemas , nos cuenta.

    El primer contratiempo vino con la puericultora que deba defenderla paraobtener la autorizacin ante los servicios de Proteccin Maternal e Infantil(PMI). Djamila le reprocha haber utilizado un subterfugio para identificar sureligin.

    Antes, las puericultores venan a casa. Cuando recibo mujeres en mi casa,no llevo velo. Ahora, ellas nos convocan. Al tener que salir, y por tantoponerse el velo, ellas mismas comprueban si somos musulmanas. Despus,me hizo preguntas que nada tienen que ver cuidar nios. Me pregunt quiba a hacer en las horas de oracin, como si fuera a dejar al beb en medio deun cuidado. Tuve que responderle que no, yo no rezaba la oracin durante eltrabajo. Me pregunt si dara para comer carne de cerdo, y tuve queresponderle que no la comprara, pero que si los padres la traan yo laservira. Quiso saber si aceptara hablar con los padres [ hombres] y le

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  • respond que por supuesto, etc. Acaso se hacen este tipo de preguntas a losdems, a los ateos, a los catlicos, a los budistas?

    Como la relacin de poder le era desfavorable, Djamila se content conresponder a las preguntas sin recordar que es derecho est de su parte,porque el contrato que la vincula con los padres empleadores es de derechoprivado.

    En su apartamento, que nos hace visitar, ensea la puerta tras la que haescondido sus libros y cuadros sobre el Islam. Por si hay una inspeccinsorpresa, no quiero que me traiga problemas, dice. Con los padres, nunca hatenido dificultades especiales. Aunque ella ha cambiado sin embargo suestrategia de aproximacin:

    Al principio, en el primer contacto telefnico, les deca: Soy practicante,tapada normal?, precisaba que no era un velo integral. Pero notaba quemuchos ya no venan por eso. Ahora ya no digo nada por telfono, lohablamos durante la entrevista, es ms fcil discutir cara a cara, los padrespueden ver que no hablan con monstruos.

    La gente te discrimina con la mejor conciencia

    Catedrtica, doctora en varias disciplinas, habilitada para dirigirinvestigaciones, slo tardamente ha admitido Samira que su trayectoriaprofesional ha estado jalonada de discriminaciones ligadas a su origen y a susupuesta religin, al encontrarse uno y otra muy imbricados en la mentalidadde sus interlocutores.

    Durante mucho tiempo me dije que mi carrera avanzaba lentamente porqueera demasiado clsica, porque no publicaba demasiado, por esto o por lootro. A los 40 aos, cuando ya haba intentado todo, comprend que mievolucin en el medio universitario nunca dependera de mis competencias.Recuerdo en particular una inspeccin. Estaba haciendo un curso sobre laRevolucin. Durante la entrevista, que tuvo lugar sin testigos, el inspector mereproch primero faltas en francs. Despus me pregunt sin transicin culera mi posicin sobre el pauelo islmico. Evidentemente no entenda qurelacin tena eso con mi curso. No tena ninguna.

    Becas de investigacin, puestos, publicaciones: enumera una serie de puertasque se cierran unas tras otras. Vivimos en una falaz mitologa de laRepblica. Lo peor es que la gente te discrimina con la mejor conciencia.Algunos comportamientos son racistas, xenfobos o islamfobos, pero nuncason reconocidos, tan arraigados estn los prejuicios. Aunque muchas vecesme han dicho que exagero, yo no lo creo. Nunca he llegado a acostumbrarme

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  • a ser siempre sealada .

    Se nos hace pasar por incultas sumisas

    Muy diplomada tambin, a Isamahane no le gusta hablar de su situacinpersonal. Presidenta del Colectivo de feministas para la igualdad ycofundadora de la asociacin Mamans toutes gales [Todas las madresiguales], est ms acostumbrada a ser portavoz de las mujeres querepresenta. Sin embargo, durante la entrevista, cuenta cmo su vidaprofesional tambin est sembrada de acusaciones virulentas. Estas hanocurrido en sus intervenciones pblicas.

    Recuerda el caso de una responsable del Planning familiar que, durante uncoloquio organizado por su colectivo, le reproch con severidad no haberanunciado que el acontecimiento estaba organizado por mujeres tapadas.Una situacin similar se produjo durante una sesin de formacin en laseccin Roubaix-Tourcoing de la Liga de derechos humanos.

    Se acuerda tambin de un anfiteatro en Reims, donde se sinti como ante unpelotn de ejecucin: Una persona me haba preguntado por qu llevaba elvelo. Esta cuestin es ntima, indecible. Aquel da, yo no tena ganas deresponder. La persona insisti, insisti. Yo estaba en la tribuna, toda la salame observaba. Lo viv como una violencia, una violacin. No comprenda porqu tena que justificarme una vez ms por ser lo que soy. Pero saba que nome librara de ello y que adems tena inters en responder bien, porque sino mis palabras se volveran contra m, y contra nosotras en general, contralas mujeres con velo.

    Todas las maestras tienen el detalle de los pastelitos

    Tambin en la escuela saltan las preguntas de los padres de alumnos. Nomalvadas, pero s agotadoras. Las maestras tienen sus prejuicios y tampocoescapan a ellos los compaeros de clase, aade Ismahane, que reconocehaberse mudado a Chatou, un barrio acomodado, para acceder aestablecimientos escolares correctos. Me adelant al riesgo de que mishijos fueran vctimas de discriminacin en su vida profesional, quisecompensar as este posible inconveniente.

    No puede olvidarse del primer inicio de curso de su hijo: Era en 2001,acabbamos de llegar a Chatou y mi hijo entraba en primer ao de maternal.Haba nacido en 1997. Le habamos llamado Oussama. No te oculto que esocomenz mal. Tuvimos que hablar mucho unos con otros para desactivarlo .

    En maternal, una enseante me pidi que preparase una comida en casa.

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  • Hice un plato de ratatouille, pero ella me dijo que se esperaba un cus-cus.Un poco enfadada, este tema crispa a Djamila. Todas las maestras tienen eldetalle de los pastelitos. Para el Aid [fiesta rabe] les hace falta su plato. Lospastelitos, el t, la danza del vientre, eso es lo que les gusta! Pero las salidasescolares, ah, eso ya es otra cosa . Cuenta cmo, un ao, sus propuestaspara acompaar al exterior a los nios de la clase de su hijo quedaronsistemticamente sin respuesta.

    Sarkozy ha sido cinco aos de sufrimiento

    Multiplica las ancdotas, con la polica, en el hospital, en la piscina, y cuandomira atrs observa que hace todava algunos aos los comentarios se referanms a su pas de origen que a su religin. Todo cambi con Sarkozy. Hansido cinco aos de sufrimiento. Los musulmanes hemos sido denigrados,sealados con el dedo, menospreciados. ramos la causa de todos losproblemas . En ese momento me di cuenta de que nunca sera francesa,que siempre seramos magrebes, musulmanes, incluso mis hijos. Sarkozyreaviv el odio. Despus de la eleccin de Hollande me siento ms tranquila,tengo menos rabia, me he normalizado, aunque no apruebo su poltica .

    Fatima, 40 aos, ha estudiado derecho en Aix-en-Provence. Trabaja comojurista en el CCIF y se dice preocupada por el gran aumento de actosislamfobos, sobre todo durante el quinquenio de Nicolas Sarkozy. Daalgunos ejemplos: gestos de degello dirigidos a mujeres tapadas, mdicosque se niegan a atenderlas, policas que no recogen las denuncias, monitoresde autoescuela que se oponen a su inscripcin, agentes bancarios que exigenque se quiten el velo, etc. Dice no sentirse afectada ella misma por el rechazoy las discriminaciones, pero se acuerda de una compaera de clase deconfesin musulmana a la que un profesor de derecho constitucional oblig acantar La Marsellesa cuando comenz a llevar el velo.

    Nacida en Argelia, Fatima lleg a Francia en preparatoria y slo conservabuenos recuerdos de su infancia en un pequeo municipio del Var. Ha vividolas agresiones a travs de la pantalla. Para ella, todo comenz con el 11 desetiembre. Ese momento fue el desencadenante. En la tele, nosotros losmusulmanes aparecimos como terroristas. Despus, fuimos acusados como situviramos que dar cuentas sobre lo que pasa en Afganistn, en Irak o enEgipto. Se ha vehiculizado una visin del Islam que es la de la mujerretrgrada y sumisa. Bajo Sarkozy, se ha llegado a la cspide. Todos los dastenamos que justificar nuestra compatibilidad con la Repblica .

    Para todas ellas, este perodo supone un traumatismo. El hijo de Djamila tuvotanto miedo durante la campaa presidencial en 2012 que pregunt a su

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  • madre si se veran obligados a volver al pas en caso de reeleccin. Samira,por su parte, se haba jurado abandonar Francia. En todo lo dems, el cambiode mayora las deja escpticas.

    La islamofobia, insiste Fatima, no es ni de derecha ni de izquierda: En laizquierda toma otras formas. Si os piden que os quitis el pauelo, es porvuestro bien, para emanciparos. Esta posicin paternalista es igual dedeplorable . Y los medios de comunicacin les inspiran siempre el mismorecelo, cuando no una total desconfianza.

    24/01/2013

    Traduccin: VIENTO SUR

    Mediapart [http://www.mediapart.fr]

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