Cinco obstrucciones para el ballotage
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CINCO OBSTRUCCIONES PARA EL BALLOTAGE
Literatura Tropical
Literatura Tropical
“Cinco obstrucciones para el ballotage”.
Literatura Tropical .Com
1ra. Edición – Resistencia, Chaco, 2015
1. Narrativa Argentina.
Noviembre 2015
Dirección Editorial: Alfredo Germignani
Autores: Ariel Sobko (Filosobko), Lucas Brito Sánchez (Gato
Hosomichi), Fernando Funes (Alfredo Germignani), Patricio Punk
(Matías Rivarola), Alberto Litter (Guido Moussa)
Licencia Creative Commons
Cinco obstrucciones para el ballotage por Literatura Tropical se distribuye bajo una Licencia
Creative Commons Atribución-NoComercial 4.0 Internacional.
Permisos que vayan más allá de lo cubierto por esta licencia pueden encontrarse en
http://literaturatropical.com/quien-son-los-tropicantes/.
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Sinopsis
El futuro es incierto, vacío y desolador. El partido de la Alianza
Restauradora del Virreynato Mitrista Oligarca y sus gold-
monkeys de la city porteña vacían y desguazan el país mientras
reparten globos y chupetines de colores a los embobados
mediopelonchos y “curan” a los pobres de su condición de
pobres en los Campos Amarillos de la Alegría utilizando la
fórmula de castidad asistida del ministro de Salud Dr. Abel
Albino. Macri se autoproclama Gran Virrey Protector del
Unicato Porteñista y su prole de boy-golds se reparte a
cotización dólar los negocios del poder económico del nuevo
régimen zoocrático populista del Espectáculo, controlado por los
mercados y las corporaciones concentradas. Afanan mucho para
pocos, mientras que para los muchos se reparte poco. Ante el
peor escenario de desigualdad social y en medio de una guerra
entre Unitarios y Federales, cinco escritores fracasados del
interior profundo del Norte postergado fundan un grupo de
lectura que posteriormente se convierte en la agrupación anarco-
terrorista Literatura Tropical. Uno de ellos, viaja al futuro —año
2375— y empieza a intercambiar mensajes con el resto de sus
compañeros, que a su vez también se escriben y leen entre ellos.
Son cartas cifradas que ocultan la locación y los códigos de
detonación de las bombas que necesariamente deben explotar en
el pasado para evitar la exasperante «Gran Tragedia Amarilla».
Cinco cuentos futuristas —breves y caseros— que retratan el
ejercicio salvaje del tecleo en el fragor de las tensiones
históricas de la realidad real verdadera de la Argentina
amarilleada de frivolidad y espectáculo. Otro consumado delirio
del universo literario tropical.
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“Me río cuando hablan de La Grieta. Agarrás los últimos 40
años de este país y tenés: López Rega, Isabel, la Triple A, el
Rodrigazo. Después los milicos, con un plan económico
impuesto por EE. UU. Muertes, desapariciones, y el golpe
de efecto de Malvinas. Después vino Alfonsín:
hiperinflación con todos los grupos de mierda que le hacen
el golpe económico, con el partido militar que todavía
existía. Luego el menemismo: 10 años donde todos se
callaron la boca y decían «miralo a este enano que se coge
modelos de un metro noventa». A la mierda la industria
nacional. Se privatizó todo y todo anduvo mal. Los dos
atentados. Río Tercero. Y tras todo eso, la Alianza, que
termina con De la Rúa que se confunde el nombre de la
mujer de Tinelli. 39 muertos. Cavallo, el corralito. Y ahora
resulta que el problema es el kirchnerismo. ¡Por qué no se
van todos a la concha de su madre! Y todos esos
cachivaches de la oposición, empleados del poder fáctico,
dicen que estamos en La Grieta. Todo esto dicho por un
gordo que en 2009 puteaba a Clarín y ahora labura para
Clarín. Listo”.
DIEGO CAPUSOTTO
Los Inrockuptibles.
Noviembre 2015
“Nosotros vamos a juntarnos con nuestro equipo y vamos a
hacer cosas entre todos. Estamos trabajando, con diálogo y
alegría porque creemos que podemos con alegría y el
esfuerzo de nuestro trabajo en equipo, juntarnos y entre
todos, sabemos que podemos lograrlo siempre con diálogo
con el vecino, porque sabemos que si nos votan, todos
juntos y nuestro equipo estaremos trabajando con alegría,
porque sabemos hacerlo con alegría”.
VIRREY MACRI
El libro tonto de los vacíos
“Somos una nación con un nivel superior de educación
todavía respecto a otros países de la región. Sin embargo,
cada 10 años nos dejamos cooptar por un caudillo que viene
del norte, del sur, no importa de dónde, de provincias con
muy pocos habitantes, con un currículum prácticamente
desconocido. Esta también es una pregunta que nos
tenemos que hacer. No vaya a ser que en 2020 estemos
hablando del fulano de tal que vino de Santiago del Estero,
que no lo conocíamos, que apareció de la nada, y resulta
que se quedó con todo el poder”.
ALFONSO PRAT GAY
Family Office Of The Lacroze de Fortabat´s
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AGUA BAJO EL PUENTE
Mucha agua corrió bajo el puente desde el día de febrero de 2002 en que Macrì
presentó su primera plataforma política. Lo hizo ante el Jefe de Estado Mayor de la
Armada, almirante Joaquín Stella, durante un almuerzo en la fragata Sarmiento
anclada en puerto, a la que llegó en compañía del ideólogo de la ultraderecha
prodictatorial, Vicente Massot. El documento titulado “Visión 2010” fue elaborado en
forma conjunta por la Fundación Creer y Crecer (que dirigía el empresario Francisco
de Narváez y en la que trabajaba María Eugenia Vidal) y por la consultora
estadounidense Booz, Allen & Hamilton. Del equipo participaba también Gustavo
Ferrari, gerente de las empresas de Francisco De Narváez y nexo con el Opus Dei y la
embajada de Estados Unidos, que hoy es uno de los colaboradores más próximos de
Scioli. El apuro de Macrì fue tan grande, que ni siquiera supervisaron la traducción del
documento al castellano. Por eso, hablaba de “clusters” de empresas (por racimos) y
“Reino de la ley” (transcripción macarrónica del Rule of Law con que los anglosajones
denominan al estado de derecho). “Es verdad que el peronismo se cae a pedazos, pero
de ahí al proyecto de un país atendido por sus dueños hay un tramo que el presidente
de Boca nunca podrá recorrer”, escribí entonces. Ya no estoy tan seguro, porque el
domingo Macrì rompió ese tabú y la posibilidad pasó a ser imaginable. Varias veces
advertí que con Macrì por primera vez desde que se estrenó la ley Sáenz Peña, hace 99
años, las clases dominantes han sido capaces de construir una fuerza propia, con
viabilidad electoral al menos en la Ciudad Autónoma. Pero ahora ha cruzado la
avenida General Paz. La ausencia de una alternativa nacional semejante a lo largo del
siglo XX explica la constitución de las Fuerzas Armadas como Partido Militar,
impulsada por la jerarquía eclesiástica. Cuando los horrores de la última dictadura
tornaron inviable la vieja alternancia entre gobiernos civiles más o menos populistas y
dictaduras que imponían por la fuerza sus políticas de ajuste, esas clases cooptaron a
los partidos de origen popular para canalizar aquellos intereses. En ese sentido, la
emergencia del PRO y su candidato, ahora en alianza con la UCR, podría constituir un
fruto de tres décadas de democracia. Pero si llegara a imponerse debería entender no
sólo en el discurso de campaña que no es posible gobernar en democracia como en
dictadura y que el retroceso en todos los derechos recuperados durante la última
década podría precipitar una profunda crisis de gobernabilidad difícil de sortear.
Algunos de sus partidarios, como el ex canciller radical Dante Caputo, sostienen que
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Macrì “llega sin alianzas al poder, pero precisa una coalición de gobierno para
enfrentar la tarea”, y calculan cuántos diputados y senadores podría aportarle cada
socio. Incluso llegan a advertir que podría gobernar por decreto, confiando en que el
justicialismo no tendrá la mayoría para invalidarlos en ambas cámaras. Es una visión
mecánica e ingenua, desmentida por la historia. Las elecciones dan legalidad de
origen, pero la legitimidad de ejercicio no se consigue en los despachos ejecutivos ni
legislativos sino en la práctica social cotidiana, como bien lo muestran los derroteros
del último presidente electo en el siglo pasado y el primero en este, Fernando de la Rúa
y Néstor Kirchner. La confrontación del domingo 22 tiene una prehistoria. Scioli inició
su carrera política en la Capital Federal impulsado por Carlos Menem en el ocaso de
su gobierno. Macrì era el candidato que el duhaldismo imaginó para hacer pie político
en la Ciudad Autónoma, con Carlos Grosso y Miguel Angel Toma, Raúl Carignano y
Juan Pablo Schiavi como operadores políticos. Pero la crisis de fin de siglo alteró esas
previsiones y Toma fue el candidato duhaldista derrotado por Scioli. Kirchner anunció
que sería su compañero de fórmula en 2003 para bloquear la nominación de Lavagna,
que propiciaba Duhalde. En 2006, cuando decidió que no buscaría la reelección y que
Cristina lo sucedería, le faltaba un candidato en la provincia. Para fundamentar su
opción por Scioli, explicó que si Macrì cruzaba de la ciudad y ganaba la provincia
“este proyecto se termina. Scioli es el único que puede impedirlo y forzarlo a quedarse
en la Capital... Hasta ahora fue así.
El Perro H.V.
“El submarino amarillo” [fragmento]
1° de noviembre 2015, Página/12
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El ballotage
(Filosobko)
PRIMERA: Buenos Aires; 29 de octubre, 9 am. Llegando a Porteñilandia —capital del
unitarismo rancio y mitrista— me despierto muerto de frío y advierto que el bolso de
mano con toda mi ropa adentro, que había colocado debajo del apoya piernas de la
butaca, estaba completamente mojado por el agua malescurrida del aire acondicionado
del colectivo. Voy a tener que lavarlos con el servicio de lavandería del hotel, pensé.
Pensé también en corroborar con el conserje del hotel el número de butaca de mi
regreso a Resistencia city tropical; tengo boletos ida y vuelta en la misma empresa, es el
número 55. Los pasajes me los envió el escritor y periodista fracasado Fernando Funes
junto con una esquela que debo leer sobre el final del relato. Estoy en Buenos Aires
porque tengo una misión, un golpe cuyo objetivo aún no se me reveló. Debo
encontrarme con Alberto Litter —DJ Sultán del Horror—, quien me impartirá
instrucciones.
Normalmente fumo un cigarrillo para descontracturarme pero como estaba
lloviendo tomé un taxi ni bien salí de Retiro. El conductor era un cuarentón de anteojos
y pelada incipiente, y el caso es que me impresionó la conversación que mantuvimos.
Hice el comentario del accidente con mi bolsito (más que nada, para advertirle que lo
dejaba en la alfombra del coche estando todo mojado). Me preguntó de dónde venía. Le
respondí que de Chaco. De corrido el tachero listó de memoria los nombres de los
gobernadores reales y verdaderos de la Provincia: Capitanich, Gran Mono y Peppo.
Acto seguido me increpó sorpresivamente, supongo que por mi facha de filósofo
ilustrado:
—¿Vos querés que gane Macri?
Me desconcertó esa pregunta en la boca de un taxista de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, sujetos —por lo general— amarilleados fascistas y altaneros,
acostumbrados a reservarse la conclusión sobre cualquier conversación que se produzca
en sus coches, que, a juzgar por su retórica, manifestaba a priori estar en contra de
Macri.
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Le aclaré de antemano que soy anarquista con adhesión a la escuela de Pirrón y
formación académica existencialista bárbara. Le dije que todo ese mejunje daba como
resultado una ideología propia mía, el «anarco-peronismo», que obviamente
simpatizaba con el kirchnerismo. De tal suerte que era imposible que votase por Macri,
quien siempre me pareció un imbécil vendehumo del tamaño de sus posibilidades.
—Este tipo no tuvo nunca un problema real, ni tiene idea de lo que es la política
ni sabe para dónde queda la izquierda. Las huevadas que implementó acá hicieron que
sea imposible circular por Capital. ¡Y el chabón es ingeniero! —me dijo el tachero.
Tenía una voz graznada, aguardentosa, como todos los porteños rancios y puteadores.
—Lo propio ocurrió en el Subtrópico Profundo —comenté yo, más distendido—
con el gobierno de la ingeniera Edith Flecos Stafuza del Partido Anaranjado. Una
impresentable por donde se la mire. Llegó a usar botas rosadas, un verdadero espanto,
fíjese usted.
Una vez en el hotel recordé que debía corroborar el número de butaca de mi
regreso.
¡¿Me están jodiendo?! ¡La concha de la lora! ¡Mi butaca es la número 58!,
protesté para mí mismo. ¡Eso es pegado al aire acondicionado! ¡Otra vez! ¡Mierda!
Telefoneé a Funes pero no me atendió. Le escribí por Guasap haciéndolo responsable
por estas desprolijidades en el marco de una operación de combate.
SEGUNDA: 11 am. Me doy una ducha silbando un tango, estoy de buen humor.
Me tiro en la cama, enciendo la televisión y prendo un faso tridimensional y me pongo a
chequear los mensajitos de mi celular. La voluptuosidad creciente de las flores de
Luquitas Guerrasabo me permite divagar y reflexionar con claridad 3D.
Recordé la impresión desagradable que tuve al enterarme del escrutinio
provisorio. Seguíamos con Romilda, mi compañera de celda de toda la vida, la
transmisión de las elecciones por C5N, y el primereo falaz de los detodólogos y
zocaleros del espectáculo (tal y como supuestamente debió haber ocurrido) anunció que
Aníbal había ganado en la Provincia de Buenos Aires. Nos pusimos eufóricos.
Yo le hablaba a mi hija en el vientre y le decía que ella tendría mejor suerte que
sus abuelos ex presos políticos.
Después llegó el trágico desenlace sobre la medianoche y nos quisimos morir.
Tuve en la memoria los días de la muerte de Néstor. Mi hijita mayor tenía entonces
cinco años y me acuerdo perfectamente que no dejaba de hacerme preguntas al verme
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llorando frente a la tele sin parar. Podrán, sí, calificarme de «afecto triste». Pero el
futuro podría ser ciertamente desesperanzador.
Funes respondió los Guasap con un audio: “¿Qué tal el viaje, Filosobko?
¿Llegaste bien?”. Romilda también me envió un mensajito pero o revelaré su contenido,
porque es muy íntimo, mío personal. Y también había un mensaje de Litter; me envió
(¡al fin!) la dirección donde debíamos encontrarnos en un par de horas para evaluar los
últimos detalles y pasar a la acción.
TERCERA: 2 pm. En la vereda de un barsucho de Banfield.
Litter: ¡Nadie puede saber por qué estás acá, Filosobko!
Filosobko: ¡Ah! No me digas…
Litter: Me refiero a que nada de literatura, de grabaciones, videos, ni artefactos
narrativos ni escritura de diarios, ¿OK? No tiene que quedar ningún registro. ¿Hiciste
todo lo que te pidió Funes antes de salir de Resistencia?
Filosobko: Funes es un hijo de puta, si es cierto todo este circo de dar un gran
golpe a los amarilleados porteños, ¿era necesario que me manden en un colectivo de
mierda?
Litter: ¿Dónde te sacó los pasajes?
Filosobko: En la empresa El Cuqui, un semicama berreta. Viajé incomodo,
inseguro, me dieron “dos” empanadas y se me mojó toda la ropa.
Litter: ¡Hijo de puta! Pero si yo le di guita para que te embarques en avión.
¿Cómo te va a mandar en esa mierda? ¡Puso en riesgo toda la operación!
Filosobko: Bueno, ¿viste que Funes es un hijo de puta? El degenerado todavía
debe estar debe merqueándose con la diferencia.
Litter: Es indecente.
Filosobko: Bueno, bueno… ya fue. ¡¿Para qué me trajeron hasta acá?! ¿Dónde
hay que poner la bomba?
Litter (se ríe): Gracias a mi obsesión melómana-compulsiva por los ruidos logré
diseñar un tipo de frecuencia LFO, ondas rectificadas y señales aleatorias que me
permiten (sí) hipnotizar a las personas, usándolas bajo una onda de sonido periódica, de
forma sinusoide, de sierra, triangular o como una onda cuadrada, según sea la capacidad
cognitiva del receptor, en efecto. Nunca la usé para un público numeroso, pero estoy
seguro de que con los equipos y paneles del Campo Sonoro Perturbador que me traje
desde Resistencia, podemos usarlo.
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Filosobko: Todo muy lindo, pero vamos a los bifes. ¿Cómo? ¿Cuándo?
Litter: Muy sencillo. Como siempre, con Funes ya nos adelantamos y dispusimos
todo para transmitirlo, hoy, en vivo, para todo el país. El acto de Massa en el Museo de
Arte de Tigre, donde definirá su posición de cara al ballotage.
Filosobko: ¿Y eso? ¿Cómo entramos nosotros? ¿Cómo vamos a conseguir los
accesos? No te olvides que Massa es re-botón de la yuta, eso va a estar lleno de canas.
Litter: Callate, Filosobko y escuchá. La gente de Massa me contrató para hacer el
sonido del acto. Sí, me contrataron a mí, DJ Sultán del Horror. ¿Cómo organizamos el
atentado? Muy sencillo. Vos te vas a disfrazar de mí, es decir que vas a ser yo, y vas a
estar en las consolas esperando mis órdenes para, en el momento que yo te diga,
cliquees PLAY en el Winamp y reproduzcas la pista de audio que yo te voy a pasar en
un pendrive. Esa pista, que es la frecuencia que yo diseñé, va a hipnotizar a la audiencia
y hacerle creer que Massa los insta a votar por la fórmula Scioli – Zannini.
Filosobko: ¿Y al final todo mueren?
Litter: Sí, claro.
Filosobko: Bien. Voy a hacer este trabajo sucio por una única e inalienable razón:
el poderoso mito peronista, que confunde realidad con ilusión.
Litter: No esperaba otra respuesta. Acordate que la operación es totalmente
secreta.
Filosobko: Ah, y una cosa más.
Litter: ¿Qué?
Filosobko: Sé que va contra las reglas, pero quisiera escribir en mis diarios
algunas impresiones sobre el ballotage, ya que estoy en Buenos Aires…
Litter: Hmmm. Está bien, pero no te hagas el tipeador compulsivo y nada de
nombres reales verdaderos, ¿OK?
Filosobko: Abrí otra lata de cerveza que la fafafa me quema la garganta.
CUARTA: Sábado 31 de octubre; 4 pm. Esto que empezó como una crónica
maravillosa-fantástica en la escala de Zvetan Todorov y —naturalmente— algunas
impresiones sobre el ballotage, terminó convirtiéndose en un testimonio literario de lo
tropical real y verdadero. La operación montada por Los Cenobitas Funes & Litter con
mi exclusiva colaboración tuvo un éxito sin precedentes.
Reviso las noticias en los portales y, en contraste con las palabras reales
verdaderas de Massa en su acto proselitista, no lo puedo creer: ¡TODO FUE
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CONFUSIÓN Y PARANOIA! Como era lo planeado, la pista noise que Litter diseñó a
partir de oscilaciones LFO del Campo Sonoro Perturbador hipnotizó no sólo al público
del Museo de Arte de Tigre, sino también a todos quienes en general lo escucharon:
creyeron oír a Sergio Massa agitando el voto sciolista.
Mientras que Massa decía: «Argentina necesita un cambio que sin dudas requiere
del diálogo, de los acuerdos, pero sobre todas las cosas del ejercicio del gobierno
transparente». La gente oyó: «Argentina necesita a Scioli, a un gobierno peronista de
derecha moderada, ya que somos los únicos garantes del diálogo en este país y la
historia así lo demuestra. ¡Scioli es quien mejor está preparado, fue quien más chupó la
teta del kirchnerismo primigenio y quien supo además ser el vicepresidente de nuestro
benemérito prócer Néstor Carlos!».
Y cuando Massa dijo: «Es despreciable ver la lógica de los que construyeron y
mantienen el poder con el látigo y con la chequera, creyendo que esto se arregla con
látigo y la chequera… Buscamos cambios». La gente en realidad oyó: «No hay que ser
muy listo para saber que los argentinos debemos, el 22 de noviembre, elegir a Scioli.
Hoy estamos ungidos por el espanto que nos produce este amarilleo mitrista, roquista
unitario recalcitrante».
ÚLTIMA: 9 pm. Ya estoy a bordo del colectivo que me lleva de regreso a
Resistencia city tropical. Llevo de regalo una remerita con la estampa de la cara de
Cioran para mi hijita latiendo en el vientre de Romilda; revistas THC para Luquitas
Guerrasabo, y alfajores Havanna para la vieja.
«Mañana será un día típicamente peronista. Boca Junior jugará un partido
definitorio contra Tigre en la Bombonera, ganará con gol de Monzón tras córner de
Tévez y saldrá campeón. Saludos desde acá a toda la Patria Xeneize —excepto para el
gusano mitrista de Macri y sus vendidos por cuatro monedas». Eso era todo lo que
decía, con caligrafía desordenada, grande e inclinada hacia la izquierda, el mensaje que
me envió el Agente Funes desde año 2375.
No puedo extenderme más; me lo había pedido Litter muy especialmente a su
manera. Funes fue prudente al revelarme sólo un puñado de designios del futuro. Tengo
la poderosa impresión de que si —efectivamente— Boca sale campeón, Scioli ganará el
ballotage. La derecha peronista moderada y federal vencerá a la derecha neoliberal
recargada y unitaria. Todo volverá a la normalidad.
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Siento un sacudón. No es un sacudón exactamente, es un individuo que me está
sacudiendo. Me saca contexto, del texto que estoy leyendo, me dice, sacudiéndome por
los brazos, gritándome a la cara como un demente: “¡No puedo despertar de esta
pesadilla!”. Es el maldito conserje del hotel.
Vuelvo en sí.
Acomodo mi bolsito de mano en el mismo lugar del viaje de ida. Le puse una
bolsa de nylon doble a la ropa para asegurarme de llegar a Resistencia sin problemas de
humedad. Miro por la ventana del micro desde la altura de la autopista, la submetrópolis
crepuscular. Cierro los ojos de nuevo. Los abro. Los cierro. Porteños hijos de remil
puta.
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La lucha y la ducha
(Lucas Hosomichi)
Alberto,
Seré breve.
La mayoría de los escritores sólo podemos torcer la sintaxis, cuando lo que
necesitamos es cambiar de vida. Vincularnos. Meternos. Aferrarnos al escozor de la
muerte. Tantear. Caminar torcido. Lo que te deja poco tiempo para escribir y, casi nadie
que sea gozante de la palabra, quiere renunciar a ello. Pero la historia empuja. No es la
partera, son consecuencias del holocausto mental. Siglos de destrucción de la alegría.
Signos volátiles de un futuro incierto. Nadie que vivió mal los 90 quiere volver ahí. Por
eso hay que combatir el modelo amarillista de la Alianza Restauradora de Virrey Macri.
Que trae viejas noticias que nunca funcionaron ni van a funcionar. El neoliberalismo no
es peor que el glifosato: son los inventores del glifosato. Es una tautología decirlo. Hay
que destruirlo. Dar batalla, ¿pero cómo? Habrá que inventar y decir y hablar y desafiar y
balbucear hasta que se entienda el mensaje: NOS NEGAMOS A ESTAR MUERTOS
EN VIDA. Nos negamos a que los amarilleados garcas gobiernen.
Los dorados monos mitristas.
Tendremos que sobrevivir, sea como fuere.
Me pego una ducha, me espabilo y sigo escribiendo.
Hace unos dos o tres años, un ex amigo del polaco Ryszard Kapuściński publicó
su biografía. Las reseñas dicen que es “polémica”. ¿Por qué? Porque —según su ex
amigo— Kapuściński “fabulaba”. Escribía de memoria. ¿Y por qué una verdad es más
verdadera si sale de una grabadora o de notas en libretas? El punto fuerte de la literatura
de ese polaco fue su memoria y cómo aprendió a usarla, entonces, ¿dónde está la
polémica?
La maldición del periodismo escrito: uno toma nota de todo. Si fuiste a la
universidad, perfeccionaste esa técnica. Sos más rápido, más preciso.
Como si tallaras en piedra: tomás nota.
Como si escribieras sobre papiros: tomás nota. O en tablillas de arcilla o bambú.
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A la ciencia le gusta torturarse pensando en agujeros negros cercanos a nuestra
galaxia y al periodismo lo abruma la desaparición del testimonio. Y toma nota. Pero
deja de lado, casi siempre, la memoria, la vista, el olfato, el tacto, el oído en crudo: las
herramientas más útiles desde que descubrieron el fuego en las cavernas. Toda
perfección se parece a un suplicio.
Kapuściński viajó más de dos años por África. Casi no tomó nota e igual escribió
Ébano. En aquel continente, el comercio de esclavos duró más de cuatrocientos años.
Empezó en el Siglo XV y oficialmente duró hasta 1936. En Nigeria del Norte por
ejemplo. Entre 15 y 30 millones de personas fueron capturadas y obligadas a trabajar
para otros continentes. ¿Pero qué tiene que ver esto? Lo extraje así del libro y me
importa un rábano si el lector necesita el “contexto” para entenderlo. Nunca salimos de
esa esclavitud. No estamos en 1800, pero somos esclavos de lo que elegimos, de lo que
aplazamos.
Virrey Macri ganará, es probable. Funes mandará cartas desde el año 2375,
intentará evitarlo. Optará por el terrorismo, escribirá libros-bomba. Pero la arbitrariedad
del futuro deviene ampliamente en el peor escenario.
Así y todo somos educados, oh sí, muy educados. Hemos estudiado mucho.
Mucho. Y queremos progresar. Y el progreso consiste en ganar bien y estar felices con
el dinero flotante. Que alcance y sobre. Es muy peligroso esto, así lo dijo la brasileña
Clarice Lispector: “Pero es que el error de las personas inteligentes es tanto más grave:
ellas tienen los argumentos que lo prueban”.
Piénselo.
Escríbale a Funes.
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3
La bomba
(Fernando Funes)
Querido Marcelo,
Unos cuantos siglos pasaron desde que prometí escribirte, incluso más, no sé, no
recuerdo exactamente. Supongo que configurar un relato de estas características, tal
como me comprometí personalmente en nuestra última charla, no es una cosa que pueda
hacer, digámoslo así, de un saque. Demoro cierto tiempo prudencial, no sé; a veces
pasan años; a veces pasan décadas; a veces pasan siglos. Confeccionar los parámetros
de la realidad Real y Verdadera en los cuales nos desenvolveremos yo y mis personajes,
fue una exigencia —digamos que— legal que siempre me tuvo sin cuidado. Teniendo
en cuenta que el tiempo demorado en escribir y editar las continencias de la historia
oficial es igualmente proporcional al tiempo que mi mensaje demoró en llegar —eso
espero— a tus manos: desde el domingo 25 de octubre del año 2375 hasta la madrugada
del mismo día, trescientos setenta años atrás, es decir, exactamente el presente en que
hoy estamos atrapados —cuando escribo este mensaje, ahora mismo— que en realidad
ya fue escrito o estaba siendo escrito, mientras el 22 de noviembre del 2015, o sea
veintiocho días después de la Gran Tragedia Amarilla; pero del año 2375, Virrey Macri
se autoproclamaba CEO Absoluto de las Corporaciones Unidas del Sur.
Una lectura superficial puede confundir personajes con personas de la verdadera
realidad, como vos, como yo y como otras personas —otrora vivas, otrora muertas—
que nosotros conocemos (conocíamos) obviamente, y con quienes no estamos de
acuerdo en un montón de cosas lisa y llanamente porque no estamos de acuerdo que nos
rompan el culo sin siquiera pedirnos permiso. No podría comportarme jamás como
quien se supone que sean esos otros en la vida real.
En realidad yo no sé hasta qué punto somos o no somos capaces de recrearnos a
nosotros mismos. Recrear la vida, la muerte, eso que somos cuando estamos siendo
arrojados escandalosamente a la severidad de los quehaceres de la política doméstica.
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En lo personal estoy confundido. Pero la autoficción —para ser claros— no me
convence. La sensación, no sé, el tufillo a Pescado Podrido. El encontrar puntos de
coincidencia, cuidar los detalles, manipularlos de manera tal que se presenten así como
son, aunque levemente ingrávidos e insustanciales, no me parece una manera adecuada
de neutralizar la moralina residual contenida —por ejemplo— en la Hipóstasis de los
Arcontes. Un lector debería ser más duro consigo mismo. No sé, El Satiricón de
Petronio, tener un mínimo de decencia. O bien callar, como Pirrón.
Yo no soy, ciertamente: estoy muy lejos de serlo. Me entusiasman más bien las
rupturas, las atmósferas del terror, las tangentes narrativas, los ruidos —sobre todo los
ruidos—, los ojos de las personas reales verdaderas. Ahí palpitan los destellos de mis
personajes.
La literatura tropical no sería literatura si no fuera un simulacro de literatura.
La idea —de fantasmas y simulacros— se la afané a La moneda viviente de Pierre
Klossowski porque sencillamente la encuadré en lo «fantástico maravilloso» en la
Escala Todorov. No recuerdo —ahora, exactamente— la frase original, la correcta. No
es necesario, igualmente es un delirio. Es un librito precioso, eso sí, con portaditas
ásperas acartonadas color naranja, lo llevo siempre conmigo aunque algunas veces
también lo pierdo y desde el pasado me lo vuelven a enviar gentilmente. Es una
verdadera suerte que siga llegando a mis manos. Me lo regalaron por primera vez en mi
cumpleaños; fue una amiga con quien alguna vez tuve una historia de sexo demencial y
enfermizo; no viene al caso contarla, tal vez en otra oportunidad, sólo debes saber —
aunque pueda parecerte superfluo— que ella cogía muy bien aunque era una espía del
régimen amarillista.
Verás, es extraño coincidir sólo por debajo de las palabras, como si realmente
pudieran explicarnos, tuvieran el poder de hacerlo, de contenernos. No creo en el
lenguaje ni en la antropología poética. La literatura es ficción, es desarraigo de la
realidad. ¿Es que acaso no basta con la realidad misma? No me excitan las formas,
aunque las padezca. Cuando escribo estoy mirando mis tripas removerse; no siento
dolor ni esperanza. El futuro es ahora mismo. No tengo fe. Solo busco la manera de
desdoblar los planos de inmanencia del politiqueo canónico.
De todas maneras, sospecho que las precipitaciones climáticas del fin de semana
vaticinaron un resultado electoral catastrófico a favor de Virrey Macri y de las
corporaciones que sus sanguijuelas tecnocráticas representan —tal y como estaba
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previsto. Lamentablemente, las tendencias volverán a ser ratificadas, nos gobernarán a
los garrotazos y nos ajustarán hasta asfixiarnos durante los próximos tres siglos y
medio.
Me refugio en las densidades sonoras de The Kilimanjaro Darkjazz Ensemble y
no puedo salir de mi asombro. Mi compañera padeció intensos retorcijones de
estómago, cuando sobre la madrugada arrojaron los primeros resultados de los
comicios. Miré a mis hijos soñar cuando dormían y me pregunté, apesadumbrado: ¿qué
país sombreará la polvareda tropical?
Zumban los titulares de la Patria enroscada, querido amigo. Días difíciles se
avecinan. La esperanza no es una opción. La desesperación tampoco. Hay que desterrar
los misticismos, estrangular el Espectáculo, derribar los tótems culturales, organizar
pogromos de la alegría contra acaudalados y pudientes, despojarlos de sus riquezas y
enviarlos a fumar mota. La clase media debe pagar con sangre. Debe pagar por su cuero,
sus hijos también pagarán. Los ricos deberán ser exterminados.
Diles a los amarilleados mierdas de nuestro país —y a los que pueblan nuestras
pampas literarias, y a los que mueren de hambre en nuestras mesetas, y a los que
compran dólares con el culo roto, y a los mercenarios gatopardistas clasemedieros—:
que yo (en lo personal mío muy profundo adentro de mí), yo Fernando Funes escritor y
periodista fracasado: prometo empuercar con bosta de vaca los countries de los porteños
garcas, y de hacer en honor de negros y ñeris multitudinarias choripaneadas en sus
campos y estancias, y de erigir como trofeo sus depilados testículos y con los cueros
ensangrentados de los amarilleados mierdas, adornar las entradas de sus fastuosas
mansiones.
Hoy desperté más pesimista que nunca, ni siquiera me dieron ganas de trapear el
piso como hago diariamente. Cuando el país está sucio, hay que limpiar. Pero hoy no
pude limpiar, no tenía ganas. Me desperté con la sensación de ser Maradona. Un
Maradona empichado, disparando bolitas de aire comprimido a jaurías de periodistas.
Un Salinger sacando a los escopetazos de su propiedad privada a fanáticos pegajosos de
sus libros. Eso quisiera hacer, rajarlos a los escopetazos. Mi bronca es rizomática. El
relato soy yo. La furia soy yo.
Sobre media mañana me tomé mi píldora vitamínica saborizada. Me fumé un faso
en flor y me dispuse a releer la “Fe de nuestros padres” de Philip K. Dick. Luego, sobre
el mediodía, me duché con agua fría. Mantuve una videollamada cifrada con Alberto
18
Litter y le di instrucciones precisas de que colocara el dispositivo justo donde habíamos
acordado: Talcahuano 550, Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Verifiqué las claves de
seguridad y preparé el detonador sobre la mesa del comedor, mientras mi hija Eva
diseñaba holografías arborescentes.
Ella (Eva Funes) es hermosa. Mirando su sonrisa, presioné el botón verde a la
hora señalada, quince minutos después de que Litter abandonara la zona cero. Sentí una
satisfacción enorme. Fue como un orgasmo. Fui feliz. Estaba chocho.
Esto lo que siempre vamos a hacer, es nuestro oficio. Nos mediremos en el campo
de batalla de la ficción, más allá, en el futuro. Porque somos punteros de la literatura
argentina del desenfado. Somos los menos. Nos miran de costadito, mientras desde
abajo los cascoteamos con escarabajos. No permitiremos que la sigan juntando con pala.
Es el camino que hemos elegido.
¿El Futuro? ¿Cuál Futuro? No hay ningún futuro, querido amigo. Todo arde en
llamas. Todos fueron comprados. Ruego que esta carta llegue a tus manos en tiempo y
forma. Porque ya no tenemos mucho tiempo. Las instrucciones que acompañan a la
misma están cifradas pero estoy seguro que lograrás obtener el código correcto. Es la
última esperanza que tenemos. No puedes fallar. Debes eliminarlo. Confiamos en que
así será.
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4
Ideas desde el sepulcro
(Patricio Punk)
NEGRO+PERONISTA: esta fue la alquimia del gen nacional. Esto era así, no nos hagamos
los boludos. Soy tercera generación de descendientes anarcoperonistas y me uní a la
lucha armada de Literatura Tropical semanas después de que Virrey Macri anunciara
que el provinciano vulgo sería atendido por médicos-robots-clínicos, los cuales podían
derivar a sus pacientes a un especialista ya que poseían toda la información necesaria
que un ser humano —en aquel entonces, evidentemente— no podía retener en su
cerebro. Nunca comprendí el porqué de aquel resentimiento mitrista contra las clases
populares y contra el anarcoperonismo en particular.
Mis antepasados almacenaron su memoria audiovisual en un chip de quince mil
terabits depositado en el Banco Nacional de Memoria Única. Así tuve acceso a los años
90. Estudié a fondo las mañas de los neoliberales, el choreo sistemático de los garcas.
Agarré un par de libros, abrí el balero y el culo, agarré una pala, maduré y comprendí
parcialmente las razones de aquel odio visceral que Funes profesaba contra el impune
mercadeo de los aristócratas unitarios.
La Alianza Restauradora trajo consigo el germen de la destrucción, de la
devastación total, al igual que esos organismos parasitarios que se alojan en las vías
intestinales y devoran los cuerpos desde las vísceras mismas, para luego supurar olores
putrefactos desde sus pudientes cavidades.
El ballotage, la segunda vuelta. Fue ahí cuando volvió a empezar el horror. No
tardó en derrapar el amarillismo unitario, y en complicidad con los vendidos por cuatro
monedas —pilinchaje clasemediero— gobernaron a los garrotazos, sancionaron leyes
terribles, privatizaron hasta el metro cúbico de aire respirable. Dilapidaron todo. La
avaricia de los porteños provocó una guerra interna armada entre las Provincias y la
Capital. El fucking futuro, amarilleado de espectáculo y banalidad, mientras miles
morían de risa en los Campos Amarillos de la Alegría. ¿Cómo pudo haber ocurrido
semejante catástrofe? Durante largo tiempo nos lo preguntamos. Hasta que la pregunta
dejó de tener sentido. Ya habíamos olvidado.
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Navegando, cliqueando carpetas y subcarpetas hasta la madrugada entre saque y
saque encontré alguna de las respuestas que buscaba en una de las primeras ediciones
del Altas Monumental de Zoología y Botánica Tropical. «CABEZA DE GATO», «ÑERI»:
Persona del interior del país radicada en Capital Unitaria infamante, comúnmente fiero
de jeta, negro de pelo, oscurito de cutis; dícese del provinciano bruto que pobló Buenos
Aires en la época posterior a la Gran Devaluación Amarilla que sepultó el salario y
disolvió las paritarias. Fue el principio del fin. La economía se estancó y los pelotudos
de siempre compraron dólares con el culo roto, aunque felices.
Cientos de miles de argentinos fueron internados en los Campos Amarillos de la
Alegría para su rehabilitación, producto de “las desviaciones morales a las que —
aseguró Virrey Macri— el feudo interino provinciano y la pobreza los sometió
duramente durante décadas por causa de la intervención estatista y sus planes de
fornicación asistida”. Eran recibidos con globos y chupetines de colores por el
mismísimo ministro de Salud, Dr. Abel Albino, quien controlaba él personalmente
mediante un dispositivo instalado en su cerebro el escuadrón de médicos-robots-clínicos
de la Alianza Restauradora. Albino castigaba con castración a los internos que tenían
prácticas autoeróticas y penetraciones contra-natura. Coger estaba prohibido. Solo los
pudientes tenían derecho a la penetración.
Familias enteras salieron profundamente perturbadas de los campos, muchas de
ellas cercenadas y abusadas sexualmente por los mismos libidinosos médicos-robots-
clínicos de Albino que decían curarlos de la pobreza. “La desnutrición infantil es una
enfermedad propia los marginales que suelen concretar sus actos sexuales
compulsivamente, bajo los efectos de una vehemencia descontrolada e irracional que
pretende la mera satisfacción de un placer instintivo por parte del varón”, escribió el
«Dr. Amarillo» en su best-seller La fornicación asistida.
La foto de un grupo de ñeris lavándose las patas en Plaza de Mayo fue posterior a
la megadevaluación que licuó la deuda de los grupos económicos concentrados. Los
millonarios tuvieron su pedazo de la torta y desviaron fondos por miles de millones de
dólares a paraísos fiscales. Descendientes directos de aquella misma clase media
cómplice del conchabo privatista, víctimas de las políticas de pauperización que sus
abuelos y padres aprobaron depositando el voto amarillista dentro de la urna y que el
voto en blanco de los izquierdosos convalidó.
¿Y cuál fue la excusa?
—Necesitamos un cambio —decían.
21
—Estoy harto —decían.
—Maten a la Yegua —decían.
Después pasó todo lo que ya sabemos:
Le garparon todo a los buitres y declararon Ciudadano Ilustre al juez yanqui
Thomas Griesa. Eliminaron el cepo. Déficit cero del presupuesto, devaluación,
eliminación de la independencia del Banco Central respecto del Ejecutivo.
Restablecieron el monitoreo periódico del FMI sobre la economía. Liberaron el
mercado para que se regule a sí mismo y regule de paso los precios, sin intervención
estatal. Eliminaron todas las retenciones a las exportaciones con el fin de estimular la
producción y la elevación de los precios internos. Hubo libertad total de importación
para estimular la baja de precios. Se prohibió por ley cualquier tipo de intervención en
materia de precios, salarios y tasas de interés. Reconvirtieron las empresas estatales al
campo privado. Estimularon la prestación de salud y educación por parte de las
empresas privadas. Dejaron sin efecto las universidades públicas del conurbano y fueron
reemplazadas por jardines de infantes y Campos Amarillos de la Alegría. Eliminaron las
paritarias por su carácter fascista. Disminuyeron los salarios para facilitar la
competencia de nuestros productos en el mercado global. Impusieron políticas de
alejamiento de los países latinoamericanos de la región, expresión de barbarie e
indigenismo y volvieron a estrechar lazos carnales con Estados Unidos. Eliminaron el
curro de los Derechos Humanos y las organizaciones sociales afines. Anularon las
sentencias a los represores de la dictadura cívico militar y dejaron sin efecto los juicios
en curso para cerrar el telón del pasado. Prohibieron indagar posibles complicidades de
empresarios en confusos hechos de períodos ya superados. Impusieron el
cosmopolitismo a rajatabla, en todas partes. Difundieron libros de economía liberal y en
especial el libro La virtud del egoísmo de Ayn Rand, para disipar toda tendencia viciosa
hacia la solidaridad y el altruismo. Cancelaron todos los juicios por corrupción,
designaron nuevos jueves que sostenían que la corrupción es inevitable por ser propia
del sistema capitalista. Monopolizaron las contrataciones directas a través del
empresario amarillista Nicolás Caputto. Monopolizaron las contrataciones directas a
través de Fernando Niembro. Ningunearon a las provincias pobres y con escasa
población, por considerarlas “inviables” porque generaban periódicamente para nuestra
desgracia líderes populares y nacionalistas. Adoptaron el criterio amarillista propuesto
por el santafecino Julio Fornari: “Hay que ir a prenderles fuego para evitar que crezcan
porque son como ratas, tienen cría todos los días. La solución es juntarnos 100 vecinos
22
y prenderles fuego, quemarlos”. Mantuvieron un estrecho vínculo político a través de
Patricia Bullrich y Laura Alonso con la embajada de Estados Unidos y con el buitre
Paul Singer, con el fin de mantener saludables nuestras finanzas. Cerraron las fronteras
a los indigentes extranjeros de países vecinos que con la excusa de la Patria Grande se
hacían atender gratis en nuestros hospitales por nuestros médicos-robots-clínicos y
después pedían una vivienda y el juez Gallardo obligaba al Estado a otorgársela.
Derogaron la Asignación Universal por Hijo y el Prenatal pues sostenían que incitaba a
las adolescentes a mantener relaciones sexuales con el primero que se les cruzaba en el
camino. Derogaron todos los subsidios a los destinos de servicios pues si el subte, el
colectivo aumenta era —decían— saludable caminar, y a su vez eliminaron también los
planes que estimulaban la ociosidad, pues a nada —decían— llegaremos como vagos.
Por último, se enfocaron en una mayor enseñanza liberal, mitrista, cosmopolita e
individualista y descubrieron bustos patrióticos con la imagen de Miguel Ángel Broda,
Domingo Cavallo, José Luis Espert, Carlos Alberto Melconian, Rogelio Frigerio,
Federico Adolfo Sturzenegger, Alfonso Prat Gay, Jorge Avila y tantos otros, a quienes
—dictaminaron— se debe recurrir para todo asesoramiento en materia económica.
El otro día encendí la radio luego de mucho tiempo. Era viernes y llovía a
cántaros sobre Resistencia city. Las calles estaban totalmente anegadas. Navegué en la
web profunda hasta dar con «RadioZ», la sintonía clandestina desde la cual Funes
enviaba señales literarias desde el Futuro, año 2375 —Litter se uniría a él tiempo
después. Detrás de una cortina mariguanera de infernal cacofonía noise, la voz espectral
de Fernando Funes leía fragmentos de Cinco obstrucciones para el ballotage. Y sucedió
la revelación. Los planetas se alinearon. Mientras un ruido agudo y perpetuo me
percutía el cráneo, pude decodificar el devenir de la historia nacional en esa siniestra
analogía: los cuerpos tratando de escapar del brutal pendular del peronismo al “viva el
cáncer”, de las revoluciones posibles a la libertad absoluta de mercado, del poder del
Estado benefactor a la ambición depredadora de las corporaciones. Tratando de
liberarnos de las amarras para evitar el pozo y su inquisitoria oscuridad total.
Ahora, la historia se repite. El péndulo volverá a precipitarse sobre nosotros desde
el otro extremo. Vendrá con fuerza. Será violento. No seamos núbiles. Esto será así.
Pero no tengamos miedo. El medio es para los débiles. En estos años aprendimos
mucho. Crecimos. Leímos y cogimos como nunca. Aprendimos cómo desatar los nudos.
Entendimos que la idea jipi del diálogo y el consenso no va más. Nunca fue una opción
23
real verdadera. Este es otro motivo para desterrar para siempre a Lennon al páramo de
los traidores. Ellos tienen la plata, pero nosotros tenemos el poder para voltearlos.
Pero, ojo. Ellos no son boludos. Son fachos. Muy fachos, sí, correcto, pero
boludos no son. Saben que la mejor forma de atacar es desde adentro. Por eso pusieron
harta guita en el marketineo y el Espectáculo, discurso permeable para débiles mentales.
Comenzaba la era del nuevo amarillismo. El innombrable se llevó toda la gloria. Y
desde la cuna misma del mitrismo unitario más recalcitrante, empezaron a planear su
estrategia de revancha al poder de la Mazorca. Tuvieron suerte. Tuvieron mucha suerte,
les salieron todas. Ahora afilan el vértice del péndulo para hacernos mierda otra vez. Se
van a venir con todo. Es hora de regresar a las catacumbas. Será nuestro momento de
reorganizarnos y esperar el momento para contraatacar. Necesitamos buenas ideas.
Necesitamos bombas. Piensen. Pónganse a pensar, la puta que los parió.
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5
A un paso del abismo
(Alberto Litter)
Una serie de asertos que pretenden individualizar responsables enunciando la renuncia a
pretender individualizar responsables, es eliminada sin más por esta otra serie de
asertos.
Pero ya está. Es lo que hay. No tiene sentido llorar sobre la leche derramada. No
lo elegí yo. Me queda eso. Al menos me queda eso.
Mis padres, mis suegros, mis hermanos y sus suegros, son todos antiperonistas.
Consumidores compulsivos y acríticos de Larrata y sus esperpénticos montajes de
propaganda goebbeliana. Allá, el propagandista rengo y malnacido al servicio de Hitler.
Acá no es rengo: es obeso y malnacido. Trabaja para el Hitler de su tiempo: el
«mercado». Nuestros tiempos, allá, lejos.
Todavía recuerdo a Funes muy preocupado pero conservando un hilillo de
esperanza. Creo que en vísperas de la restauración unitaria y ultraconservadora de los
amarillos fue la única vez que escuché a Funes pronunciar la palabra <<FE>> : “Hay
que tener fe, hay que tener fe” duplicó Funes mientras caminaba en círculos mirando al
piso y frotándose el mentón.
Tristeza. Los primeros tiempos fueron tristes. Nosotros siempre lo supimos.
Siempre lo escribimos así. Profetizamos esto.
Esto en lo que ni siquiera nosotros queríamos creer.
Ya nadie recuerda cuántos años fueron aquéllos primeros años tristes. Pudieron
ser 100 o más, desde que en 2375 la memoria fue definitivamente abolida,
consagrándose por Decreto de Necesidad y Urgencia de adhesión a la Ley Nacional
Amarilla del Virreynato de la Ciudad Autónoma de los Buenos Aires Podridos
consagrando el <<Estado de Alzheimer obligatorio y permanente>>.
—¡Ya no habrá géneros más allá de la General Paz! ¡Viva! Ahora seremos
nosotros, los Amarillos Puros y ustedes, el resto. ¡Viva Virrey Macri! ¡Viva Virrey
Macri! —voceaba el monito notarial de la tropical sede del Gobierno Provincial
25
Ultramarillista de Gran Mono. Eso fue un 1° de enero de 2375, quizá. O no, pues es
imposible saberlo con exactitud desde que se ha prohibido todo tipo de recordar.
Siento a mis hijos a la mesa por las noches. Les recuerdo a su madre, la que los
parió. Y, generación tras generación de hijos, les recuerdo: “Nosotros construimos esto,
nosotros edificamos estas ruinas, ladrillo sobre ladrillo, hueso partido sobre hueso
partido, amalgamada con una poderosa mezcla de egoísmo y bronca, odio de clases. Mis
padres, mis hermanos, toda mi «familia», es decir la de todos ustedes, incluidos los
abuelos de mi hija en primera generación, la Princesa Julia, invirtieron nuestro futuro, es
decir esta decadencia de ahora, hijos, en la apuesta por el viejo fracaso de nuevo.”
Todas las noches se los recuerdo antes de cenar. Aunque sé qué no sirve para
nada.
Dentro de 10 años ¿a quién le voy a decir «¡les dije boludos, les dije!».
Las cartas están echadas. La literatura no sirve para nada. La palabra escrita no
puede transformar la realidad. Ni siquiera puede contestar a la pregunta: ¿qué fue lo que
tanto los enojó?
¿Qué fue lo que los enojó? ¿Una canción? ¿Un Ministro de Economía? ¿Un
puñado de pesos? ¿El enunciado de una libertad parapléjica? ¿Qué los enojó? ¿La
escasez de queso azul? ¿La cadena nacional?
La pendejada de que siempre todo es igual.
Entre mis papeles encuentro una vieja noticia: “Martiniano Molina a dos días de
ser elegido intendente, prometió hacer un ajuste: despedirá a la mitad de los empleados
en una primera etapa, destruirá el poder adquisitivo de los salarios del otro 50% en una
segunda fase y previo decretar el recorte del 13% y congelamiento de haberes. De esta
manera y sólo en dos etapas, podría resolverse el problema del empleado público”.
Otras noticias: “¿Crónica de una devastación anunciada?” por Federico Bernal. O:
“Macri, el helicóptero y los disparates” por Ernesto Tenembaum. Me siento cansado.
No vale la pena leer.
Dejo mis papeles a un costado.
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Mugrizio Fachi, le decíamos. Pensábamos que jamás llegaría el día en un
parapléjico moral, un débil mental, como el ingeniero ese podría llegar a ser Presidente
de los argentinos. Pero ocurrió. Y ahora debemos llamarlo Gran Virrey Unitario Macri.
<<¡Lo primero que haré es procurar tratamiento a las travestis! ¡Necesitan
ayuda psicológica! Nosotros no vamos a admitir expresiones de género como “trans”
pues hacerlo sería como avalar a los delincuentes.
Vamos a ayudarlos desde lo psicológico, desde lo médico; pero no se nos ocurre
ni por las tapas darle un trabajo a un travesti cuando hay muchas madres y padres con
hijos, familias dignamente constituidas, sería una locura>> gritó Mugrizio en plena
campaña.
<<Todos sabemos que uno pasa por ahí, por la calle, con sus hijos y sus hijas y
están los travestis en bolas. Y venden droga. Y a la gente que vive en ese barrio le
orinan las puertas de las casas>>.
<<Ser homosexual, es ser un enfermo. Estar enfermo. Todos sabemos que un gay
no es una persona ciento por ciento sana. Es una desviación. Yo digo lo que pienso. Y,
¿Qué voy a pensar? ¿Que lo que hacen está bárbaro? ¿Usted festejaría que su hijo
fuera homosexual? Por favor. El mundo nos ha hecho para que nos juntemos con una
mujer. ¿Por qué nos vamos a juntar con un hombre? Está bien que es más cómodo. Se
puede ir a jugar al tenis y después se puede ir a coger, todo con el mismo tipo. ¡Pero,
por favor!>> lanzó Fachi durante su campaña de globitos amarillos y revolución de la
alegría. Y lo aplaudieron. La masa idiota de débiles morales que sostenía aquélla
aberración cultural, aquél grano purulento de la condición humana que gestaba el
amarillismo, lo aplaudió. Incluidos muchos putos de closet.
Eso fue antes de que el espanto triunfara.
Macri es el representante político de las corporaciones. Ningún radical debería
acompañarlo con el voto u ocupando cargos en su gestión. Pero los radicales son una
mierda. Son soretes mal cagados por el ojete mugriento del porteñista recalcitrante y
fracasado charlatán Leandro N. Alem.
No podemos mostrarnos sorprendidos si Macri-Fachi, Mugrizio, Mauri, lleva a
un carapintada que se alzó contra la democracia como Juan Gómez Centurión como
ministro de Defensa o quién sabe de qué; o que su ministro de Energía pueda ser Juan
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José Aranguren —CEO de Shell—. Macri es el vómito antropomórfico de las
corporaciones. Sólo un pelotudo insanable o un hijo de remil putas puede votarlo.
Nosotros pensábamos que nunca llegaría, porque claro, es como me dijo Funes:
<<no alcanza con los votos de los countries>>.
Por mi parte, se lo advertí, pues no estaba de acuerdo: <<La mierda está en todas
partes Funes. No sólo en los countries. En todas partes. La mierda la tienen en el
marote. Y en los corazones ennegrecidos. Espero estar equivocado, pero lo dudo.
Hemos perdido la batalla cultural >>.
Franco Macri dice que su hijo «no tiene corazón para ser presidente». A fines de
los 80 el Grupo Macri ya era un imperio. Antes del golpe militar de 1976, contaba con 7
empresas; a principios de los ‘80 las perlas se habían multiplicado como los panes y
los peces y sumaban 47. Con el mismo ritmo había crecido su deuda externa, unos 180
millones de la que zafó estatizándola mediante los seguros de cambio. Pese a ser
enemigos declarados del Estado-elefante, el Estado argentino no tomó represalia
contra los Macri: benefició al grupo con la promoción industrial (Fenargen e Itron),
contratos con Sideco (Central de Atucha, Salto Grande, Puente Posadas-Encarnación)
y en 1979 con Manliba, la recolectora de residuos que haría historia. En 1989, el grupo
aportó más de 1,2 millones y una docena de autos marca FIAT a la campaña
presidencial de Carlos Menem. A cambio, entre otras cosas, colocó un intendente, su
antiguo empleado, el profesor Carlos Grosso, que llevó a Manliba a su máximo
esplendor. Andando el tiempo, el Grupo revelaría que no terminaba allí su enorme
capacidad para colocar a sus hombres en puestos clave: por las sucesivas secretarías o
subsecretarías de Planeamiento y Obras Públicas, según señaló Claudio Lozano,
pasaron Horacio Escofet, Guillermo Fanelli Evans o Edgardo Gastón Plá, ex ejecutivo
de Civilia Engenheria, de Brasil, y de Sideco Americana, de Chile.
En febrero de 1997 el ingeniero Mugrizio comenzó a hablar de su futuro político.
“Todos los que podemos darnos el lujo de hacerlo a manera de contribución para el
país (...) tenemos la obligación de ocuparnos de la política”, dijo, y prometió que su
debut tendría lugar una vez finalizado su compromiso con Boca. Pero el ingeniero es
olvidadizo y en 2003 se limitó a pedir licencia en el club para competir por el gobierno
de Buenos Aires. Perdió en el ballotage. A los porteños no le gustaban sus
declaraciones sobre cartoneros, piqueteros u homosexuales. “Es una enfermedad. (...)
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—había descubierto—. El mundo nos ha hecho para que nos juntemos con una mujer.
Está bien que es más cómodo. Se puede ir a jugar al tenis y después se puede ir a...
Todo con el mismo tipo”.
Funes: dejaste el presente y sé por tus cartas que estás instalado en 2375. Los
monos han decidido huir de la civilización destruyéndolo todo, instalando sus despachos
en los árboles. Pronto te acompañaré. Pero por lo pronto, he decidido que uno de
nosotros debía presenciar, testimoniar el hundimiento.
Sé también —lo habíamos conversado muchas veces, casi proféticamente— que
el futuro es negro. Violento. Lleno de muerte. No somos nosotros escritores pesimistas,
pero estoy al tanto de las tropelías del Régimen Zoocrático Tropical y el Virreynato
Amarillista del Unicato Porteño.
El pelado Germán me dijo ayer que él ve entusiasmo en la calle, en la gente. «Hay
mucha esperanza, mucha ilusión con el cambio». Me explicó lo que él llama «teoría del
entusiasmo»: nada puede ir mal si la enorme mayoría está entusiasmada. Yo le expliqué
que eso era una pelotudez. Le expliqué que también hubo muchísimo entusiasmo
cuando la masa aplaudió y abrazó con vítores a un genocida borracho que mandó a
morir a un puñado de pibes pobres al culo-sur del mundo en una cortina de humo
disfrazada de gesta patriótica. Claro que fue una gesta patriótica: por los pibes que
fueron a morir por la Patria; pero para los organizadores de la carnicería no tuvo nada de
gesta: la masacre sirvió para esconder, un tiempito más, como antes había servido el
Mundial de Fútbol, la desgracia y el sangrado vital y financiero al que el
conservadurismo recalcitrante y porteñista sometió desde siempre al país, a todos
nosotros.
Pero qué te voy a explicar a vos Funes, si vos lo entendés mejor que yo.
Se nos exige respeto, sólo para que no hablemos de lo que debemos,
impostergablemente, hablar. Ya no hay lugar para el respeto: el futuro nos llevará
puestos a caballo del respeto y los modismos afectados que propone el
neorrepublicanismo mediático.
Nada de respeto: a la Gorda Hija de Puta, Psiquiátrica Ambulatoria, la Gorda
Carrió, hay que fusilarla. Misma justicia demanda el esperpéntico homosexual de closet,
el jeta estira de Castro. Nelson Castro. Joaquín (Morales Solá), al menos es un cara de
culo que no se esconde: agrio, feo y repugnante hijo de puta sin perdón de Dios (que
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NO existe, claro) ni del pueblo ni de la historia. A ese hijo de puta lo ves venir a miles
de kilómetros de distancia. Balas también para el imbécil de Sergio Massa.
Balas y ajusticiamiento para todos Funes. Operación Traviata para todos y todas:
Laura Alonso, Patricia Bullrich, la jeta de caballo de la Vidal, la Michotta y su pose de
Gerente de la Corporación Neodemocrática. Al Gordo Larrata, apenas un obeso puñado
de carne en el que se ha despreciado un órgano que bien pudo salvar la vida de una
persona en lugar de ir a pudrirse adentro de esa basura, hay que empalarlo en la plaza
central: enhebrarlo por el culo en el mástil central y dejarlo ahí, para que se pudra. Y si
alguien lo llora, a esos fulanos también deberíamos reventarles el cráneo a palazos.
Le dije al pelado Germán que era algo muy común ver cómo «el entusiasmo»
podía acompañar la víspera de las mayores atrocidades: «Buscá en Youtube los videos
de la asunción de Hitler en la Alemania nazi y vas a ver con cuánto entusiasmo celebró
el pueblo alemán su victoria electoral».
Qué se yo. No les importa. Nunca les importó. Nunca les va a importar. Es inútil.
No tiene sentido. Borges tenía razón: son «incorregibles».
De vez en cuando los hologramas que dejaste grabados con mensajes de esperanza
prorrumpen, se materializan en los viejos lugares de siempre, los que solías frecuentar, y
el público se siente un poco mejor. Pero yo sé que son sólo hologramas.
Hay que golpear Funes. Necesitamos que vuelvas. La gente olvida todo el tiempo
todo; tienen el cerebro consumido antes de empezar a usarlo
Cuando la pesadilla termine, te pido que vuelvas. Debemos pasar a la
clandestinidad. Integrar la resistencia. Porque como dijo alguna vez Bob Dylan, para
poder ser honestos debemos, evidentemente, mantenernos al margen de la ley.
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Track of Time (Anna von Hausswolff)
You keep
Troubles in your mind
And you keep them there all the time
And you won't share them apart
'Cos of your broken heart
You keep losing your time
You keep losing your time
Hope
Is a pearl that you share
You share it all the time
With people all around
And you can't seem to find
Oh time
And you can't seem to find time
And you lose it all the time
You can't keep tracking your time
You lose it all the time
You lose it all the time
You lose it all the time
The track of time
Hope
Is a pearl that i share
I share it with you
It's a pearl that I share
I share it with you
All the time
I share it with you
All the time
So i lose my track of time
I can't keep tracking my time
I lose it
All the time
I lose it all the time
I lose it all the time
I lose it all the time
The track of time
https://www.youtube.com/watch?v=5tFWBw0-g1M