cine y la Educación Social

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Mi vocación más auténtica creo que es representar cuanto veo, siempre que me impresione, me fascine, me sorprenda. Federico Fellini A MODO DE INTRODUCCIÓN Si fuera necesario justificar la relación entre el cine y la Educación Social, empe- zaríamos por recurrir a los que se podrían considerar los elementos más visibles y exteriores de la misma; de una parte, a la enorme relevancia que ambos han toma- do en un período de tiempo reciente; de otra, a su incidencia socializadora en sus respectivos campos. En cambio, encontra- ríamos nexos más profundos atendiendo, con respecto al cine, a su potencialidad 205 RESUMEN. El presente artículo trata de demostrar cómo el cine puede ser un ele- mento claramente formativo, además de un apoyo metodológico en la interven- ción pedagógica y hace incidencia en algunas profesiones que pueden aprove- charse del séptimo arte como soportes de complementación profesional. La historia y desarrollo del cine como arte e industria y la pléyade de directores que han hecho películas que ayudan a la conformación de una escala de valores son argumentos suficientes para que podamos contar con el cine como un recur- so didáctico para hacer una pedagogía más acorde con la realidad de los tiempos que vivimos. ABSTRACT. The object of this article is to show how the cinema, apart from being a methodological aid in pedagogical intervention, may constitute a clearly forma- tive element. The article also refers to certain careers that may take advantage of the cinema by using it as a teaching aid. The history and evolution of the cinema as an art and industry, and the outstan- ding group of directors whose films help to give form to a set of values, are rea- sons enough to consider the cinema as a teaching aid, so that the pedagogy put in practice may be more in line with the reality of the times we live in. CINE Y EDUCACIÓN SOCIAL Mª CARMEN PEREIRA DOMÍNGUEZ* (*) Universidad de Vigo. Revista de Educación, núm. 338 (2005), pp. 205-228 Fecha de entrada: 06-09-2005 Fecha de aceptación: 23-09-2005

Transcript of cine y la Educación Social

Mi vocación más auténtica creo que esrepresentar cuanto veo, siempre que meimpresione, me fascine, me sorprenda.

Federico Fellini

A MODO DE INTRODUCCIÓN

Si fuera necesario justificar la relaciónentre el cine y la Educación Social, empe-

zaríamos por recurrir a los que se podríanconsiderar los elementos más visibles yexteriores de la misma; de una parte, a laenorme relevancia que ambos han toma-do en un período de tiempo reciente; deotra, a su incidencia socializadora en susrespectivos campos. En cambio, encontra-ríamos nexos más profundos atendiendo,con respecto al cine, a su potencialidad

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RESUMEN. El presente artículo trata de demostrar cómo el cine puede ser un ele-mento claramente formativo, además de un apoyo metodológico en la interven-ción pedagógica y hace incidencia en algunas profesiones que pueden aprove-charse del séptimo arte como soportes de complementación profesional.

La historia y desarrollo del cine como arte e industria y la pléyade de directoresque han hecho películas que ayudan a la conformación de una escala de valoresson argumentos suficientes para que podamos contar con el cine como un recur-so didáctico para hacer una pedagogía más acorde con la realidad de los tiemposque vivimos.

ABSTRACT. The object of this article is to show how the cinema, apart from beinga methodological aid in pedagogical intervention, may constitute a clearly forma-tive element. The article also refers to certain careers that may take advantage ofthe cinema by using it as a teaching aid.

The history and evolution of the cinema as an art and industry, and the outstan-ding group of directors whose films help to give form to a set of values, are rea-sons enough to consider the cinema as a teaching aid, so that the pedagogy putin practice may be more in line with the reality of the times we live in.

CINE Y EDUCACIÓN SOCIAL

Mª CARMEN PEREIRA DOMÍNGUEZ*

(*) Universidad de Vigo.

Revista de Educación, núm. 338 (2005), pp. 205-228Fecha de entrada: 06-09-2005 Fecha de aceptación: 23-09-2005

educadora en un sentido amplio e infor-mal; y, con respecto a la Educación Social,en la conveniencia de intervenir conmedios formativos no convencionales.

El cine, como trataremos de mostrar acontinuación, es el arte social de nuestrotiempo. También a la Educación Social se lepodría asignar, en el ámbito educativo, esacaracterización social de nuestro tiempo.Sin minusvalorar la trascendencia de cuan-to se hace dentro de los sistemas educati-vos, a la Educación Social le viene corres-pondiendo el reconocimiento de unaimportancia cada vez mayor. En la actuali-dad, se ha superado la visión de la educa-ción como la de un fenómeno circunscritoa una etapa de la vida de las personas y vin-culado solamente a unas instituciones que,además, en demasiadas ocasiones, estánabsorbidas en exceso por la educación per-manente. Por eso la Educación Social semanifiesta como el enfoque actualmenteimprescindible a fin de que la educaciónresponda a las amplias necesidades queplantean nuestras sociedades.

A su vez el cine ha protagonizado larevolución que ha supuesto la superaciónde la lectura / escritura como práctica-mente el único vehículo de información /comunicación y el paso a una cultura fun-damentalmente audiovisual, especialmen-te a partir del refuerzo que han supuestola televisión y, cada vez más, las nuevastecnologías. De ahí que nos proponga-mos abordar el análisis de las característi-cas que hacen del cine un agente educa-dor, y también un recurso de aplicaciónimprescindible en el ámbito educativo,especialmente en la educación no formal.

CARACTERÍSTICAS DEL CINE ENRELACIÓN CON LA SOCIEDAD ACTUAL

Como hemos expresado, el cine es el artesocial de nuestro tiempo. Ello es debidono sólo a que en él se juntan diversasartes hasta convertirlo en un arte total,sino también al interés y aceptación quesuscita en cualquier parte del planeta yentre personas de cualquier edad o con-dición. Es lo que ha resaltado Hauser queya consideraba superadas las resistenciasque inicialmente pudieron tener ante élalgunos círculos elitistas:

Se evidencia un cambio de opinióndesde los inicios del cine cuando seinterpretaba como amenaza por unreducido colectivo de intelectuales aldudar sobre el valor formativo y cul-tural de lo popular, que se manteníanfieles al poder de la literatura y lasartes mientras valoraban las películascomo meros y superficiales pasatiem-pos. Aunque sigue permaneciendoalguna tendencia en esta línea, el cineha ofrecido auténticas muestras dearte a toda la población, al margen desu capacidad o edad y desde las másvariadas zonas y culturas del planeta.Hoy el cine se valora de arte y desocial en su totalidad, incluso hayquien lo cataloga como arte del sigloXX1.

Hoy día es innegable su condición dearte, y no es menos cierto que en la actua-lidad uno de los rasgos que caracterizan anuestra sociedad es la omnipresencia enella de lo audiovisual. Y dentro delmundo audiovisual es justo destacar laimportancia del cine. Calificado comoséptimo arte ha logrado constituirse no

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(1) A. HAUSER: Historia social de la literatura y del arte. Barcelona, Labor, 3 vol., 19ª edi-ción, T. III, 1985, p. 289.

sólo en un medio de distracción, extendi-do a todo lo ancho de la tierra, sino que,tanto por las demandas de sus espectado-res como por la ambición de sus creado-res, ha llegado a ser una muestra dondeobservar, analizar y comprender nuestromundo. En el cine aparecen la mayorparte de sus rasgos, ya sean comunes oextravagantes, reflejo de la realidad o pro-ducto de la imaginación de las personas,pero, precisamente por ello, en él encon-tramos una reproducción tan fiel de laexistencia, las pasiones y los sueños de lahumanidad actual. No es de extrañar, porlo tanto, que se la estudie a través de él.

Continuando con esta idea, queremossubrayar que por ello el cine es probable-mente el arte más social. A diferencia deotras artes en las que cuenta más la indivi-dualidad del artista, en el cine, desde elmomento inicial de su gestación, está pre-sente el gran número de personas a lasque se destina la película. Sin duda es unapeculiaridad suya la unión de creaciónartística, función comunicativa y forma deproducción más cercana a una factoríaindustrial que al taller o al estudio de unartista. Precisamente una de las grandezasdel cine radica en que, sin renunciar a lasmás elevadas exigencias del arte, trata dellegar al máximo número de personas almargen de su formación cultural (Leigh,2002). Y legítimamente puede enorgulle-cerse de haber sido aceptado tanto por lasélites como por las masas populares.

En esta clave se comprende su cone-xión con una característica social muypropia de nuestra época: nuestra socie-dad es una sociedad de masas. En nuestrotiempo se ha producido no sólo el accesode las masas populares a la vida pública,merced a la creciente participación en lavida política y social, sino que esas mis-mas masas se han convertido de formaprogresiva en público indiscriminado queaccede a una serie de medios nuevos.

Si buscásemos las razones que le hanpermitido este logro en relación con lasociedad y, a su vez, no dejásemos de con-siderar que nuestro objetivo final es rela-cionarlo con la educación, debiéramosacudir a algunas de sus característicasprincipales. Entre ellas, nos parece desta-car, en primer lugar, el solapamiento desus funciones. Como ya ocurriera con elteatro y, más en general, con la literatura,el cine se presenta –(¿humilde o astuta-mente?)–, como si sólo pretendiera dis-traer, divertir, llenar espacios de ocio,para subliminalmente pasar a trasmitirideas, aflorar reflexiones, provocar senti-mientos, modelar comportamientos.

Ciertamente el cine entretiene, dis-trae, divierte y muchas personas no bus-can más en él. Pero que no busquen noquiere decir que no encuentren o com-prueben que, además de lo primero, elcine les inculque ideas, influya en susconductas o logre que se identifiquen condeterminados valores. Y su repercusiónes mayor porque lo hace sin dejar de seratrayente pues demasiado bien sabe queal cine se acude libremente, no por obli-gación y que si pierde su faceta atractiva,dados sus altos costos, no podrá subsistir.

Como ya ha señalado Tarkovski(2002, pp. 44-45), el éxito del cine estribaen conseguir llevar a cabo estas funcionesofreciéndonos un mundo ficticio, recons-truido pero tan similar al que vivimos, tancreíble, que nos induce a olvidarnos deque cuanto vemos en la pantalla no es larealidad sino un entramado artísticohábilmente elaborado. En ello reside laenorme capacidad de manipulación queposee el cine, de hacernos percibir unmundo utópico como si ya realmenteexistiese; y su gran éxito consiste enlograr que no sólo no rechacemos su pre-tensión, sino que la busquemos y la acep-temos con agrado. Para este autor la expli-cación se basa en todo lo que el cine

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ofrece a las personas a cambio de suentrega confiada.

Aún así, a pesar de su ingenio, de sudominio y hasta de su manipulación, laspersonas desean ver cine porque pormedio de él se recrean, van más allá de loconocido y establecido, se vuelven libres,se acercan a lo humano y confían en lavida; para vivir y sentir con el cine, desdela risa hasta la tristeza, desde el amorhasta el odio, desde el gozo hasta eldolor, desde el valor hasta el temor, desdeel éxito hasta el fracaso.

Y es que el cine obtiene la aceptaciónsocial porque conecta con dimensionesplenamente personales, con el interésque les mueve para superar cualquierobstáculo y aspirar a todo lo humano enun alto grado. Es aquí donde se ubicantambién algunas de las principales posibi-lidades del cine en orden a la educación.El cine profundiza, plasma o analiza lavida de las personas, sus problemas, sussentimientos, sus pasiones. Y lo hace contal fuerza que llega al mundo interior delespectador despertando pensamientos,valoraciones y cambios de actitud. (Mitry,1990; Casanova, 1998).

Cuanto venimos diciendo nos lleva dela mano a la consideración de la que que-rríamos destacar como una segundacaracterística del cine. Se trata de su ambi-valencia, de su carácter bifronte. Posible-mente por ello se nos viene reclamando alos educadores que asumamos comoimprescindible la formación para el cine,para el lenguaje audiovisual. Dada la fuer-za con la que ha irrumpido en un mundodonde la información llegaba casi exclusi-vamente a través de la escritura y a ungrupo limitado de la sociedad, es com-prensible que el cine haya provocado en

unas personas una aceptación plena y enotras un rechazo absoluto. Umberto Ecoplasmará esta bipolaridad contraponien-do las actitudes que él califica como pro-pias de apocalípticos o de integrados,pues si los unos sólo ven males sin fin queadvienen de forma inevitable con la nuevacultura audiovisual, los otros la asumencomo si de un fenómeno natural se trata-se. Él nos previene y nos urge a imponer-nos una actitud crítica y reflexiva –en defi-nitiva, personal– si queremos conservarnuestra autonomía y capacidad para pen-sar y decidir, si queremos evitar que sequeden anuladas por la enorme capaci-dad de seducción con la que nos lleganlos mensajes a través de los medios audio-visuales:

La civilización democrática se salvaráúnicamente si hace del lenguaje de laimagen una provocación a la reflexióncrítica, no una invitación a la hipno-sis2.

Y es que en la actualidad, por lo gene-ral, la información nos llega a través de lasimágenes más que de las palabras deforma que hemos de considerar que enella se ha producido un cambio en lajerarquía de los sentidos. Hoy prevalecelo que se ve sobre lo que se lee. Por esohan surgido voces como las del filósofoGeorge Steiner en defensa de la lectura yde la memoria cultural o advertenciassólidamente justificadas acerca del peli-gro de desvertebración entre la cultura, lainformación y la educación, como las dellingüista Rafaéle Simone (2001).

Reconociendo el valor de estos pensa-mientos y la importancia de sus llamadasde atención, nos parece más oportuno

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(2) U. ECO: Apocalípticos e integrados ante la cultura de masas. Barcelona, Lumen, 1977, p. 367.

que los educadores no pretendamos eri-girnos en nuevos Josués que persigandetener el movimiento de un astro, sinoaprovechar las virtualidades formativasque ofrece el cine (Richmond, 1991; Urpí,2000, p. 587). En este sentido, habría quedestacar la capacidad de la persona parapasar de ser espectador a convertirse encoprotagonista, como tan bien ha narradoWoody Allen en su película La Rosa Púr-pura del Cairo (1985).

Si esto fue así desde los inicios delcine, con la extensión de la televisión y supresencia a veces multiplicada en loshogares, casi como un miembro más de lafamilia y, en muchos casos, el principalinterlocutor en el interior de ella, se haconseguido una mayor familiaridad con elmundo de la imagen con la que se convi-ve e interactúa. Gracias a ello ha disminui-do la pasividad y el espectador, comoseñalábamos antes, se ha convertido encoprotagonista interactivo. Pero al igualque la pedagogía activa alcanza más pro-fundamente sus objetivos que aquéllaotra que impone una sumisión pasiva,esta nueva forma de llegar el cine intentacon mayor eficacia trasmitir sus mensajesy que se asimilen las actitudes y valoresque le acompañan.

Para lograrlo, el cine recurre a todaslas posibilidades que encuentra en las téc-nicas que emplea pues en él toda laimportancia de la técnica tiene que estardirigida en función del proceso de comu-nicación con el espectador. Lo que pre-tende el director de una película es queéste se sienta comprometido, que veareflejada en la pantalla su visión de la rea-lidad. (Dios, 2001, pp. 17-20; Alegre,2003). De este modo, se obtiene unmomento de convivencia mágica, unsituarse en la personalidad del otro.

Subrayamos, como una tercera carac-terística, la capacidad del cine para ser ala vez social e individual. El cine no nacióen un reducido cenáculo y nunca ha

pretendido limitarse a minorías selectas.Desde su origen se orientó hacia todaclase de personas. No es casualidad queentre sus primeras filmaciones estén lasalida de una estación o de una fábrica, esdecir, masas de gente. Con ello se mani-festaba su vocación desde el principio deno ser una espectáculo elitista. Asimismo,se proyectó en locales que pronto busca-ron dotarse de los medios técnicos preci-sos para reunir a grupos numerosos depersonas. También muy pronto se inclinóa medir el éxito de sus filmes, no tantopor los juicios de sesudos y aquilatadoscríticos sino por el número de espectado-res que habían asistido a su proyección.

La importancia de este carácter social,incluso sociológico, no debería hacer quese olvide que el cine es fuertemente indivi-dual o, mejor aún, personal. El cine esvisto simultáneamente por muchas perso-nas, pero sin por ello dejar de pretendercomunicarse con cada una de ellas. Cuan-tos han estudiado el carácter de la comuni-cación cinematográfica han tenido queresaltar su capacidad para potenciar lossueños, los temores, las esperanzas decada uno de los espectadores. Sus formasconcretas, absolutamente reales, que elespectador relaciona con su mundo habi-tual, no le impiden avivar la imaginación yfomentar una sensación de libertad, deliberación de una vida en demasiadoscasos gris y anodina. Se reconoce con losprotagonistas del film más allá de la panta-lla y terminan por identificarse con lasestrellas cinematográficas y compartir susproblemas y hasta su vida tal como losconocen a través de los medios de comuni-cación. De este modo, el cine potencia lapersonalidad de los espectadores y facilitaque asuman y proyecten aspectos de ellaque de otro modo permanecerían ignora-dos adormecidos en el inconsciente.

Por eso el cine constituye uno de loselementos más valiosos para contemplary estudiar a una sociedad. Hay una

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constante interacción entre cine y socie-dad de modo que las tendencias, los gus-tos, las inquietudes, las ambiciones deésta se reflejan en la producción cinema-tográfica, pues lo particular y lo generalacaban estando presentes en la filmogra-fía de una sociedad o de una época. Bastaconsiderar los argumentos y los temas delas películas que se han producido en unperíodo de tiempo determinado parapoder encontrar como una reproducciónde la sociedad que lo ha vivido. Y es queel cine se esfuerza por conseguir que lasociedad se identifique con sus filmes, seapropie de ellos, los haga suyos y paraello hace que tanto los grandes proble-mas como los pequeños, los que afectan amasas o a individuos se encarnen en lapantalla con lo que se produce una rela-ción en una doble dirección: el cine acep-ta las características y problemas de unasociedad y, al proyectarlos, permite que lasociedad se reconozca a sí misma en losfilmes y los haga suyos. En este sentido,nos vienen al recuerdo recientes filmescomo, 11 de septiembre, (Loach, 2001);El Pianista, (Polanski, 2002); Te doy misojos, (Bollaín, 2003); Mar adentro, (Ame-nábar, 2004) y tantos otros.

De ahí que la asistencia de los espec-tadores se convierte en un auténtico baró-metro de la vida de esa sociedad. Es decir,permite que las personas conozcan y sesumerjan en los grandes y pequeñosfenómenos sociales y también nos mues-tra hasta qué punto la sociedad se identi-fica con ellos.

No quisiéramos terminar este aparta-do en el que hemos tratado de caracteri-zar al cine en orden a su relación con laEducación Social sin referirnos de unmodo especial a su valor como medio decomunicación y como arte. El cine es unmedio de comunicación basado funda-mentalmente en la imagen. Por lo tanto,se requiere el conocimiento de unos

códigos para captar toda la riqueza comu-nicativa que nos trasmite.

Si estudiamos la evolución del cine ynos fijamos en la importancia que se con-cede a la forma de configurarse la imagen,advertiremos que en el último tercio delsiglo pasado, posiblemente por influenciade la lingüística, hay un fuerte cambio enla interpretación de los diferentes ele-mentos de la imagen. Por eso se haceimprescindible estudiar esos elementos,su función, los códigos que se encuentranen su base a fin de una interpretaciónadecuada del filme. Es la gramática delcine que hábilmente utilizan los creado-res para alcanzar sus objetivos y que pau-latinamente van dominando los especta-dores.

Y, por encima de todo, hay que resal-tar la imagen. Como hemos señalado,estamos en una época donde predominala comunicación a través de la imagen.Una imagen potenciada por todo lo quela creatividad del director es capaz de vin-cular a ella, es decir, además del movi-miento, la luz, el color, el enfoque ydemás componentes propios de la ima-gen, los elementos sonoros, como pala-bras, música, ruidos y hasta silencios.Destaquemos, además, que ya no sólo esen las grandes y sofisticadas salas de cinedonde los filmes logran toda su efectivi-dad. Actualmente, recursos técnicos (pen-semos por ejemplo en los denominadosHome cinema) dotan a una habitación decualquier hogar de casi el mismo ambien-te que el de una sala de proyección.

No quisiéramos dejar de mencionaruna idea que consideramos como recu-rrente en diferentes estudios sobre lasociedad actual y los medios audiovisua-les. Se trata de poner de relieve que éstosforman un conjunto y como tal se hanconvertido en un componente de nues-tras sociedades sin el cual sería práctica-mente imposible comprender a nuestros

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entornos sociales y su forma de funcionary existir. El cine, la radio, la televisión ydemás medios audiovisuales son yaimprescindibles (Touriñán, 1999; Freed-man, 2002; Esteve, 2003). Podemos decirque la forma de comunicación caracterís-tica de nuestra época se basa en la imageny que, gracias a ella, el cine ya es con tododerecho un medio de comunicación, contodas las propiedades características delos mismos.

Ahora bien, el haber resaltado la vin-culación del cine a los medios de comuni-cación social no puede hacerse menosca-bando su condición fundamental de arte.Incluso hay que decir que en él se com-pendian, de una parte, las diferentes for-mas artísticas que la humanidad ha idodesarrollando a lo largo de los siglos, deotra, es un arte capaz de seguir asimilan-do nuevas aportaciones artísticas. A losgrandes realizadores cinematográficoshay que reconocerles, además, su tesónconstante por preservar el carácter dearte global del cine por encima de loscondicionamientos del género novelísti-co, que en algunos momentos ha soporta-do, y lo que es más difícil, la presión queejercen sobre él la industria y el mercadocinematográfico. En la producción de unapelícula es imposible no prestar atencióna la rentabilidad y, por lo tanto, a lademanda del mercado. Pero el gran méri-to de los realizadores está en no sucumbirante ella, en no renunciar a la búsquedade una estética que se caracteriza por eldinamismo, por buscar en el movimientode las imágenes una representación de lavida a partir de sus grandes coordenadas,el espacio y el tiempo. (Hueso, 1998, p.20; Benet, 2004).

Como conclusión de este apartadoseñalaríamos lo que ha sido la línea quelo ha recorrido: la relación sustancial queune a cine y sociedad. Las manifestacio-nes humanas, especialmente las artísticas,son, en gran parte, una proyección y una

manifestación de la percepción social deunas personas: guionista, director y acto-res. En el cine esa proyección y manifesta-ción asume un carácter social. Es ciertoque, con anterioridad al cine, el teatrohabía buscado este mismo carácter y bas-taría recordar el teatro clásico, especial-mente las tragedias griegas, los autossacramentales o, más recientemente, elteatro social (Úcar, Cortada y Pereira,2003). El cine, en este sentido, ha seguidoel mismo camino que el teatro y procuradevolverle a la sociedad lo que en esemomento vive. Lo hace después de con-vertirlo en arte, en sublimarlo a partir dela belleza, el sentimiento, las ideas, elatractivo de sus grandes protagonistas oel rechazo de quienes representan con-ductas reprobables. El cine es industria yes arte. Sin su dimensión industrial nohabría obtenido relevancia social pero sihubiese dejado de ser arte tampocohabría conquistado y mantenido el apoyoy reconocimiento de la sociedad.

Por lo tanto, como conclusión a esteapartado, convendría resaltar la fuertecaracterización del cine como social y deesta forma enlazamos con la finalidad glo-bal de estas páginas, la conveniencia derelacionar la Educación Social con elCine.

CINE COMO EDUCACIÓN SOCIAL

Una vez precisado el concepto de Educa-ción Social, dedicaremos este punto alanálisis de los beneficios sociales quereporta el cine y la necesidad de una for-mación cinematográfica; finalmente pre-sentaremos la que para nosotros constitu-ye desde hace tiempo una profundaconvicción personal, la posibilidad decombinar cine y educación social.

En relación con el sentido de la educa-ción no formal, recordaremos que, desdeel lenguaje pedagógico internacional,

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desde hace tiempo se ha asociado no for-mal a una perspectiva altamente positivade la educación. Concretamente se la harelacionado con aquella perspectiva querompe las barreras de la lógica estructuraadministrativa a la que está ligada la edu-cación formal puesto que se encuentrasometida a las directrices de la oficialidady, en gran parte, de la obligatoriedad.

Coincidimos con el Profesor GonzaloVázquez, entendemos que educación noformal es toda actividad organizada, sis-temática, educativa, realizada fuera delmarco del sistema oficial, para facilitardeterminadas clases de aprendizaje asubgrupos particulares de la población,tanto adultos como niños. (1998, p. 12).

Como es sabido, la educación no for-mal abarca una serie de ámbitos de actua-ción educativa (alfabetización, educaciónde adultos y personas mayores, formaciónlaboral, ocio y tiempo libre, educaciónpara el consumo, educación para la salud,educación urbana, educación ambiental yla conservación del patrimonio, anima-ción sociocultural e intercultural, educa-ción familiar, educar para los derechoshumanos, medios de comunicación y de-sarrollo humano, etc.) que permitenhacer realidad aquel principio de que laeducación es una tarea que prosigue des-pués de la escuela y que afecta igualmen-te a quienes no han podido ir a ella (Orte-ga, 1999; Trilla, 2004). Pero sin olvidarque la educación no formal tiene hoy elnecesario papel de complementar la edu-cación formal escolar, la cual, lógicamen-te, no puede atender todas las dimensio-nes de la compleja educación actual.

Como tantas veces se ha destacado, laprolongación de la esperanza de vidajunto con los cambios tecnológicos, eco-nómicos y sociales exigen que el aprendi-zaje y la educación no se limiten al tiem-po, más o menos extenso, de laescolaridad primaria, secundaria y supe-rior. En su lugar, hoy hablamos de la

educación como proceso permanentevinculado a la mejora de las condicionesde vida de los individuos y las comunida-des. (García Carrasco, 1997; Delors, 2001;Requejo, 2003).

Por otro lado, constatamos que nosencontramos en una sociedad marcadapor el exceso de información, dondecobra una importancia excepcional lacapacidad de seleccionar los conocimien-tos y de generar a partir de ellos sabidu-ría. El exceso de la información y la omni-presencia de lo audiovisual exigen elcompromiso de la educación con laempresa de lograr una ciudadanía forma-da e informada ante una cultura escrita yaudiovisual.

Añadamos, además, que, en la socie-dad actual, dada la vertiginosidad comoacontecen los hechos, resulta difícil, porno decir imposible, su total asimilación ycomprensión, por lo que se recomiendala función selectiva de ciertos contenidosatendiendo las necesidades e intereses decada persona. Igualmente, es convenienteque los contenidos aprendidos se asimi-len acompañados de una amplia gama deexperiencias cognitivas, afectivas, proce-dimentales y morales; experiencias quedeben estar impregnadas de artes, dediversas corrientes de pensamiento, deciencia, de tecnología, de cultura, de cos-tumbres, de tradiciones, de valores, etc.Nos situamos ante un currículo dondecoinciden la inteligencia, la racionalidad yla creatividad humana. Sin duda, éstesería uno de los retos de la actual pedago-gía, conseguir vínculos entre las culturas ylos sujetos, enjuiciando de forma activalas informaciones básicas que la personaacoge del medio, transformándolas, adap-tándolas, actuando y enriqueciéndose deacuerdo a ellas.

Una de las principales consecuenciasde lo recién expuesto es que el analfabe-tismo de las sociedades futuras estará

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asociado no a la falta de información sinoa su exceso:

La información se extenderá cada vezmás por cauces comerciales y a travésde instituciones de enseñanza, (...)Pero el proceso educativo no se para-lizará en el tratamiento de la informa-ción para generar conocimiento sinoque habrá de avanzar hacia la interre-lación de esos conocimientos paragenerar sabiduría. Si con la informa-ción sola podremos distraernos y conel conocimiento podemos transfor-mar nuestras condiciones de vida, encambio con la sabiduría podremosorientar y dar sentido a lo que deno-minamos vivir. En una sociedad com-pleja como en la que estamos, la inte-rrelación entre los ámbitos de lainformación, del conocimiento y de lasabiduría marcarán los verdaderosgrados de la promoción educativa delfuturo3.

Como consecuencia, recogemos laaguda puntualización de Janer:

La gran tarea de la educación, tantopara los ámbitos formales como noformales, se encuentra enmarcadapor el dilema de o bien definir denuevo los objetivos de la escuela ydemás agentes sociales, (…) o bienpodemos llegar a construir una socie-dad de mafiosos y sectaria, dirigida ala confrontación civil. Nos hemos deenfrentar al quehacer de educar a finde ser capaces de existir en la plurali-dad y en la diferencia. El reto quehemos de afrontar no consiste en sóloexistir desde la diferencia sino tam-bién desde el pacto social que la con-vivencia comporta4.

Es más, este reto, como señalan Bar-tolomé y Cabrera (2003) obliga a la cons-trucción de una ciudadanía interculturalen donde los ciudadanos tienen que seractivos y para ello deben desarrollar yaprender unas habilidades y unas compe-tencias que les darán oportunidades dedesarrollar su compromiso democrático yparticipativo.

Y todo ello a partir de esa doble formade entender que ha hecho necesaria lasuperposición de la cultura audiovisual ala que venía apareciendo tradicionalmen-te como la única y que ha reclamado Sar-tori (1998) en acertada expresión: enten-der mediante conceptos y entender através de la vista han de combinarse enuna suma positiva, reforzándose o almenos integrándose el uno en el otro. Asípues nos sumaríamos a la tesis de esteautor de acuerdo con la cual la personaque lee y la persona que ve, la culturaescrita y la cultura audiovisual, están des-tinadas a sumarse en una síntesis armo-niosa.

Ambas colaboran en una misma fun-ción, la formación de la persona, incre-mentar sus posibilidades y capacidadespara comunicarse, para recibir lo quemanifiestan otras personas y tambiénexpresarse ella misma. De ahí nuestrainsistencia en solicitar que las nuevasgeneraciones no sólo se preparen paraformarse a través de una cultura escritasino también de una cultura audiovisual.Tal como se presenta, casi omnipresente,sería lamentable no aprovechar todas lasposibilidades que ofrece para la forma-ción estética, emocional, moral, en unapalabra, global de la persona.

Por lo tanto, el cine puede conver-tirse en una importante ayuda para la

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(3) F. SANZ: «El futuro de la educación social», en Revista Educación. Número extraordinario.Educación y futuro, (2002), pp. 146-147.

(4) G. JANER: «Representación del mundo y conflicto moral», en Revista de Educación.Número extraordinario. Educación y futuro, (2002), pp. 11-12.

humanización de la sociedad y el desarro-llo de las personas pero no quiere decirque éste se reciba ingenuamente, deforma meramente espontánea y acrítica.Es demasiado fuerte su presencia y sonmuy valiosas las posibilidades que ofrececomo para rechazarlo, pero tambiéndemasiado su poder como para entregar-nos a él sin ninguna cautela. Por eso esconveniente ser conscientes de su in-fluencia y desarrollar las capacidades quela persona tiene para beneficiarse del ciney también para situarse ante él como unsujeto independiente capaz de superaruna actitud de aceptación espontánea ygregaria.

Todo pues apunta a la necesidad deuna capacitación para la lectura audiovi-sual. De forma similar a como ocurre conel lenguaje escrito, se produce una rela-ción entre el receptor-espectador, el emi-sor-director y texto-mensaje audiovisual.Recibir un mensaje audiovisual implicacomprender, descifrar, interpretar lo quealguien ha expresado. Ahora bien, lariqueza y la calidad de la recepción de esemensaje dependerán no sólo de la inten-ción del emisor y de las características delmensaje sino también de la capacidad yformación para la lectura audiovisual delreceptor-espectador. La lectura precisa deconocimientos, habilidades y capacidadesque nos permitan desarrollar estrategiasque ayuden a interpretar el significadoque conlleva el mensaje. Sin ellas, no lolograremos o lo haremos de una formamás mediocre y defectuosa. De ahí laimportancia de contar con un mínimobagaje de conocimientos técnicos quenos ayuden a captar los aspectos formalesde los que se ha servido el director paraorganizar lo que estamos viendo y com-prender su función. Sólo así estaremos encondiciones de establecer unos juiciosvalorativos sobre los resultados estéticosy narrativos que se han perseguido pormedio de estas aplicaciones tecnológicas.

En el caso del cine hay que resaltarademás su carácter global, la pluralidadde dimensiones que contiene. Así, conju-ga el lenguaje verbal y no verbal, constitu-yendo un medio de expresión total; esuna verdadera obra de arte, ya que sealberga una demostración creadora ycomunicativa; es un instrumento detransmisión de conocimiento, dado queoferta diversidad de capacidades informa-tivas. De ahí que para nosotros la ense-ñanza con, por y desde el cine representauna exigencia social. Y no sólo para la for-mación de la persona, sino porque ade-más el cine también es una alternativa deocio y recreación personal.

Ante lo expresado hasta aquí cobramás importancia a la hora de dar algunarespuesta a los comentarios, que a menu-do se escuchan, acerca de que las actualesgeneraciones se mueven entre escenarioscaóticos, que navegan sin rumbo anteimágenes equivalentes sin ánimo de dis-criminarlas pero con efectos de empobre-cimiento cultural y emocional. Cuando,por el contrario, se precisa incrementarsu concentración, su atención, su pacien-cia, su capacidad interactiva y abstracta,no tanto impresionista, imaginativa yemotiva. Pensamos que se debería com-probar la exactitud de estas valoracionespara actuar pedagógicamente a fin deintegrar dentro de los contenidos educati-vos a todo el mundo de las imágenes, a lalectura y comprensión de la imagen cine-matográfica y aprovechar así toda su vir-tualidad educativa. (Rodríguez Neira,1999, pp. 50-51; Mierieu, 2004; González,2004; Pereira y Urpí, 2004).

Y puesto que las nuevas generacionesforman parte ya de un mundo audiovi-sual, no se trata sólo de formar para elcine, sino que hay que formar a los edu-candos también con el cine. Podemos afir-mar que ningún medio cultural va a estartan presente y accesible en la vida de unapersona como el cine, lo audiovisual. Y

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para dar mayor fuerza a nuestro deseo depreparar a los educandos por medio delcine, queremos insistir en que pocosmedios nos ofrecen la riqueza formativaque éste reporta.

Como puede deducirse, el cine no esotra cosa que una producción cultural ycomo tal puede contribuir constantemen-te a la formación de la persona. Desdeluego en lo referente a su formación esté-tica; pero también en lo moral y en losvalores; y de un modo especial cuando sebusque formar en un sentido global y uni-tario. (González Lucini, 1996; Muñoz,1998; Alonso y Pereira, 2000; Escámez yGil, 2001; Pereira, 2005).

Antes de terminar este apartado qui-siéramos detenernos en la idea de que laformación cinematográfica conlleva unconocimiento de las convenciones y códi-gos de la narrativa audiovisual y un enten-dimiento del mundo fílmico.

No se puede ignorar que sólo aquellosespectadores más familiarizados con lastécnicas, estilos y géneros cinematográfi-cos, pueden reconocer las estrategias designificación que hay detrás de cada ele-mento del cine y apreciar toda la compleji-dad que encierran. Por tanto ellos se senti-rán mucho más realizados, serán máspersonas, al comprobar esta formación. Y,por el contrario, quienes carezcan de ellano sólo verán reducidas las posibilidadesde formarse a través de este medio, sinoque incluso podrán ser objeto de dominioy manipulación por parte de quienes pose-en gracias a lo audiovisual un poder tangrande de comunicación e incluso deinducción. Esto es lo que han puesto demanifiesto muchos autores y por esohemos traído el testimonio de uno de ellos:

La mejor forma de relacionarnos conun mensaje audiovisual, de compren-

derlo e interpretarlo, es acercarnos aél dominando sus aspectos formales,los códigos de cuantos elementos uti-liza ese mensaje (imágenes, signosescritos, voces, música, efectos sono-ros...). Nunca debemos olvidar quecualquier mensaje filmado, hasta elaparentemente más sencillo, ha pasa-do por la elaboración de la cámara yha sido reelaborado durante el mon-taje. En este sentido, todo montajeaudiovisual se ha producido siguien-do todas las convenciones y códigospropios de la narrativa audiovisual5.

En la actualidad, el cine se entremez-cla con los acontecimientos de la vidacotidiana, nos puede proporcionar la ideade que conocemos toda su estructurabásica de funcionamiento, cuando esto esimposible de alcanzar sin un aprendizaje.El hecho de contemplar películas nosupone aprovechar todas sus posibilida-des, ni mucho menos. La comprensióndel cine requiere su aproximación conti-nua, especialmente si se intenta un enten-dimiento del mundo cinematográfico.Dada la existencia de este desconocimien-to generalizado, se precisa adiestramientoy sobre todo, formación en la reflexión,en el conocimiento y en el juicio crítico;diríamos que no sólo consiste en enten-der el mensaje del film, sino también criti-car, reaccionar, transformar todo lo quereporta.

Finalmente, como conclusión de esteapartado recordar la conveniencia de vin-cular el Cine a la Educación Social. Sonmuchas las razones en las que se podríaapoyar este aserto pero, de entre ellas,destacamos que se trata de un medio deformación y comunicación genuinamenteno formal. Y es importante, y en ocasio-nes hasta necesario, que los medios

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(5) C. ROMEA: «Lectura a cinco bandas» en, Comunicar, 2001, pp. 71-78.

formadores a los que se recurra en la Edu-cación Social no queden asociados auto-máticamente a lo escolar, sino que, por elcontrario, aparezcan netamente diferen-ciados.

Igualmente, subrayamos la enormecapacidad del cine para transmitir unconocimiento directo, vivo, real de acon-tecimientos y sucesos sociales. El cine nosólo llega a la inteligencia de las personas,sino también conecta con sus emociones,para generar motivaciones y para facilitarel compromiso de las personas con elcambio.

Y por último, que el cine es tambiénun instrumento rico para la formación ini-cial y permanente de educadores sociales.Si lo que hemos expresado en el párrafoanterior puede servir para animar al usodel cine en la Educación Social, ahora des-tacaríamos que donde logra su máximosentido es en la formación de educadoressociales. Las películas conectan con laparte individual y social de las personas yles ayudan a su crecimiento personal y pro-fesional. Pero además, en el caso de educa-dores sociales –ya sea en preparación o enejercicio– les permiten conocer y reflexio-nar sobre la realidad, constatar las circuns-tancias por las que muchos seres humanospasan, reaccionar desde la totalidad de supersonalidad y motivarse para prepararse ycomprometerse con las personas queserán objeto de su acción educadora. Sinduda, determinadas películas pueden lle-gar a ser un medio eficaz para que futuroseducadores sociales no sólo conozcan pro-blemas, sino que se sensibilicen con ellos,los vivan, capten su dimensión real, huma-na y quieran comprometerse a trabajar ensu mejora o solución.

El gran proyecto que hay detrás de laeducación social es el cambio de la socie-dad (de todos y cada uno de sus miem-bros), de su mentalidad, de sus actitudes,de sus leyes, de sus costumbres, de susconductas. Que madure, evolucione de

posturas injustas o inhumanas y considerea toda persona merecedora de derechos yse comprometa a fin de que les sean reco-nocidos y todos puedan disfrutar de ellos.Y hoy en día y de forma notoria, el cineconlleva un considerable poder sociocul-tural, artístico y humano, debido a su grancapacidad de acogida a toda la diversidadde sentimientos, deseos, acontecimientosy percepciones. Cualquier aprendizajetransmitido a través de este medio es fácilde asimilar, puesto que representa un pro-ducto cultural muy asequible que promo-ciona el desarrollo de la personalidad delos espectadores.

Del mismo modo el cine nos acerca auna diversidad de culturas existentes, consus filosofías, pensamientos, historias,modos de vida, costumbres y además, deaproximarnos a ellas, lo hace con la inten-ción de conocerlas, comprenderlas, res-petarlas y aceptarlas.

Como consecuencia de cuanto veni-mos expresando, comprobamos cómo lainformación obtenida por medio de laspelículas es capaz de conseguir cambios,emociones y llegar sin dificultad a cual-quier sector de la población porqueconecta con auténticas realidades sociales.

En ese sentido, creemos que algunaspelículas, sobre todo si somos capaces deorganizarlas en ciclos, podrían convertir-se en uno de los grandes educadoressociales, en hilos conductores del apren-dizaje, pues su influencia se ejerce deforma difusa, pero eficaz, a lo largo detoda la sociedad.

Entendemos que todo aprendizaje seestructura desde la coherencia y la racio-nalidad significativa. Igual que ocurre conla cultura general, se compone de unaestructura sistematizada de saberes queenriquecen y provocan un mayor entendi-miento, el desarrollo de la reflexión críti-ca, la mejora de los comportamientoshumanos y el ansia de seguir aprendien-do. Así acontece con el cine que se

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convierte en un aprendizaje constante,porque facilita la observación con todoslos sentidos, incrementa nuestros pensa-mientos y sentimientos, nos vuelve críti-cos y sensitivamente abiertos al lenguajeglobal y nos capacita para embellecer ydar sentido a nuestro modo de ser yactuar, a través de la reflexión y la sensibi-lidad, al tiempo que nos descubre antelos demás, por medio de la comunica-ción, entendida en su amplio sentido.

Si el cine posibilita el camino paraque la cultura y los sujetos inicien juntosla andadura, también promociona formasde conocer y enfocar la realidad socialpara que el conocimiento permita lareproducción del orden cultural y lareconstrucción reflexiva y crítica.

Por eso abogamos por la idea de con-cebir el cine no sólo como un medio decomunicación sin más, sino como unapoyo pedagógico permanente en losprocesos de aprendizaje del alumnadoque promueve el desarrollo de habilida-des sociales, además de predisponer a lareflexión, al análisis y al juicio crítico, asícomo también a crear y a transmitir actitu-des y valores sociales y culturales. (Platas,1994; Leigh, 2002).

Y apostamos por el cine porque esta-mos convencidos de que es uno de losmedios que puede llegar a la persona ensu totalidad, con su individualidad y susociabilidad. El cine se adapta a cada unade las diferencias individuales de cadaespectador, le devuelve a su propia vida ya sus inquietudes más profundas, perotambién trata las sensaciones y sentimien-tos propios de los seres humanos ofre-ciendo horizontes para vencer los obstá-culos. Y por supuesto, el cine nossumerge y encamina en la emoción, elsentimiento, la sensibilidad, pero tam-bién en la percepción, la inteligencia, el

juicio crítico para percibir el mensaje entoda su extensión. (De la Torre, 1998).

En definitiva, se trata de seleccionar yservirnos de películas que ayuden al creci-miento personal y profesional de los ciu-dadanos. (Naval y Laspalas, 2000; Schuj-man, 2004). Además, si se estima el cinecomo una obra artística, de inmediato sepensará que éste provoca motivación,incitación y sensibilización hacia los valo-res sociales y culturales que conlleva.

CINE, VALORES Y EDUCACIÓN SOCIAL

En unas sociedades donde las personas seencuentran con menos imposicionessociales de contenido moral pero tam-bién con menos apoyo para estructuraréticamente su conducta, se hace necesa-rio una educación personal profunda yque esa educación se vincule a valores.Quizás aquí radique una de las razonespor las que desde la teoría de la educa-ción se viene trabajando reiteradamenteen la fundamentación y desarrollo de larelación entre valores y educación.

Así, sin ninguna pretensión deexhaustividad, podemos mencionar aRomano y su estudio de los ámbitos enlos que se desarrolla la vida moral de losseres humanos (2003); a los trabajos deMiquel Martínez que enfatizan la correla-ción entre educación en valores y crea-ción de valores sociales que potencien lasoportunidades para la práctica de la ciu-dadanía y la implicación en proyectoscolectivos (Hoyos y Martínez, 2003; Vale-ro, 2003); o la dedicación de García Mori-yón al resaltar la importancia de apoyarseen la Declaración Universal de los Dere-chos Humanos como el conjunto de valo-res sobre los que cimentar la educaciónmoral de un mundo globalizado6.

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(6) DERECHOS HUMANOS Y CINE. 50 años juntos. Documental grabado en vídeo, de Canal Plus,1998.

Nuestro interés se encaminaría ahoraa mostrar la importancia del cine enorden a trabajar los valores en EducaciónSocial. Nos parece que está suficiente-mente atestiguada la potencialidad delcine, desde sus comienzos, como elemen-to transmisor de conceptos, valores y pau-tas de conducta (Lumet, 1999). Y, desdeluego y algo ya se ha dicho en las páginasprecedentes, parece innegable la influen-cia del cine sobre los valores y contravalo-res que predominan en una sociedad. Ysin duda es de tal grado esa influenciaque se ha podido afirmar que el cine esun reflejo de la realidad social en la quevivimos. Por ello, se considera que losvalores latentes en la realidad actual sereflejan en los filmes y se pueden leer através de los diálogos y de las imágenes.Desde el lenguaje cinematográfico, eldirector puede expresar una manifesta-ción sobre qué son los planteamientoséticos y las concepciones ideológicas quese encuentran arraigadas dentro de loque constituye la conciencia social.

Y es que el cine es una realidad plenade sentido, y por ello conduce a losespectadores a valorar unos hechos en losque, de alguna manera, incluso partici-pan. El espectador es ajeno o cómplice dela acción que presencia en la pantalla:puede valorar desde el interior, comoactor, lo que acontece por medio del pro-ceso de identificación / internalización,pero también puede hacerlo, desde elexterior, situándose como observadorajeno, manteniendo el nivel de distancia-miento propio de un juicio objetivo. Deahí que afirmemos que el cine enseña asentir las cualidades de la realidad y con-tribuye a configurar la sensibilidad, a pro-mover sentimientos e ideas frente a lassituaciones de la vida a partir de las emo-ciones y reflexiones que suscita la pelícu-la. De aquí surge uno de los principalesretos educativos frente al cine: favorecerel paso del conocimiento de la imagen

concreta a la idea abstracta provocada enel espectador. (Colectivo Drac Mágic,1995; González Martel, 1996; Corominas,1999; Pereira y Marín, 2001; MartínezSalanova, 2002; Seger y Whetmore, 2004;Equipo Reseña, 2004).

La consecuencia lógica de cuantovenimos sosteniendo es que el cine es unexcelente medio para formar en valores. Através de él se hacen patentes los valoresy contravalores del mundo. A menudo,demuestra una gran capacidad para des-pertar en nosotros ideales y aspiracionesque estaban dormidos en nuestro interiory para impulsarnos a llevarlos a la prácti-ca. Tiene, además, la cualidad de estable-cer ambientes de convivencia, inclusoaunque se visione a modo individual, deforma que surjan vivencias comunes y,gracias a ellas, se dé paso a actitudes dediálogo, negociación, transigencia, com-promiso. Muchas veces, los problemassociales proyectados en la pantalla yresueltos de un modo concreto, se con-vierten en enseñanzas de la vida y para lavida, favorecen la reflexión y el análisiscrítico de los valores y contravalores quelos determinan y hasta logran el cambiode actitudes (Ortega, Mínguez y Gil, 1996;Ortigosa, 2002). Por eso, sin que nuestroobjetivo lo desvirtúe o fuerce su sentido,se puede elaborar un amplio muestrariodonde veremos como el cine hace vivir unacontecimiento, incluso lo potencia gra-cias a la interpretación de unos persona-jes y a la habilidad con la que el directorutiliza todos los recursos que un filmepone a su disposición, de modo que seconvierte en poderosa motivación, tantode atracción como de rechazo (Loscerta-les y Núñez, 2001). De ahí nuestra convic-ción de que el cine es el gran educadorsocial. Sin aulas, sin horario establecido,sin materias previamente fijadas, sin pro-fesorado titulado, en definitiva, sin nin-gún elemento formal, constantementedeterminadas películas están impartiendo

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educación moral a un «alumnado» querecibe su mensaje, las más de las veces,sin ninguna pretensión de recibir una for-mación precisa. Y esta convicción, se basaen otra previa, en la existencia de perso-nas que quieren comprometerse en laeducación, en la formación, en la mejoraética de su sociedad, más aún, de lahumanidad, y recurren para ello a ladirección cinematográfica convencidos deque no hallarán un medio mejor.

Por eso resulta difícil de explicar que,existiendo instrumentos tan valiososcomo ese muestrario fílmico, no se utili-cen más en Educación Social. En primerlugar, en la formación de los educadoressociales. Hay una serie de aspectos de esaformación (sensibilización con problemaspersonales y sociales; empatía; análisis desituaciones personales y sociales; formasde implicación para que los mismos suje-tos asuman y se enfrenten a problemas;compromiso con valores…) que podríanser trabajados perfectamente a través depelículas de las que luego señalaremosalgunas, a modo orientativo, que se pres-tarían magníficamente a ello. Pero luego,en segundo lugar, si desarrollamos lacapacidad de los futuros educadoressociales para aprovechar en profundidadlos mensajes audiovisuales, ellos mismosse servirán del cine para su trabajo en losdistintos ámbitos y con los diferentessujetos con quienes lo desarrollen.

Ése es el sentido de nuestro modestoesfuerzo por ofrecer un pequeño muestra-rio cinematográfico pensado a partir de losprincipales ámbitos de intervención en laEducación Social, (educación de adultos ymayores, educación social especializada yanimación sociocultural e intercultural).Nuestra pretensión es facilitar modelos deprogramas de intervención pedagógica, dedesarrollo de proyectos comunitarios.Estamos convencidos de que, por mediodel cine, conseguiremos una mejor forma-

ción de los futuros educadores sociales,desde vías interdisciplinares y teniendocomo referente educar en la ciudadaníademocrática. (Touriñán, 1997; Sevilla,Luengo y Luzón, 2000; Cobo, 2001).

Muchas de estas películas conducen,casi espontáneamente, a comprobar la dis-tancia existente entre la Declaración Uni-versal de los Derechos Humanos y deter-minadas realidades, a sensibilizarnos conla situación de tantas y tantas personas pri-vadas de esos derechos manifestados uni-versales y a comprometernos en accionesque, de una forma más amplia o más limi-tada pero real, tiendan a superar esa situa-ción. (Labrador, 2003; Gil y Jover, 2003).

Por lo tanto, con esta selección cine-matográfica pretendemos ayudar a descu-brir la situación en la que se encuentranlos valores y a reflexionar sobre ella; apersuadir acerca de la importancia de losgrandes valores para la vida. No se tratade exponer normas, sino de ayudar a bus-carlas y a descubrirlas, de forma quequien las conozca se encuentre interior-mente comprometido con ellas y, cuandolas exponga, hable de una verdad que leafecta y con la que está sensibilizado.

Preferentemente han sido películasescogidas de una notable calidad artísticay contenido humano. Las hemos elegidoentre las producidas en los últimos años afin de facilitar su localización, ya que unalista completa sería de una amplitud y deuna riqueza inconmensurable pero tam-bién sería difícil acceder a ellas. Por esosomos conscientes de haber dejado en elcamino auténticas obras de arte impreg-nadas de gran humanidad. Después deaños de haberlo experimentado, pode-mos afirmar que, cuando trabajamos congrupos de películas de estas característi-cas, se logran excelentes resultados parasu formación, especialmente si no sólopretendemos centrar la atención en su argumento, sino que también nos

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esforzamos para que descubran el temaque se expresa en lo más hondo delmismo, a fin de transferirlo a situacionesreales y actuar de modo comprometidopara su adecuada resolución7.

En ese sentido, intentamos que lamuestra fílmica ofrecida se convierta enun descubrimiento de aprendizaje ético;que su inmediata reflexión nos lleveespontáneamente a adoptar actitudes y arealizar determinadas acciones por elbien de la comunidad.

Aunque una película, como cualquierotra obra de arte, no deba valorarse mejoro peor únicamente porque considere odefienda ciertos valores morales, no sedescarta que no podamos apreciar la fuer-za o eficacia con que determinadas crea-ciones ilustran los principios sobre loscuales la humanidad va construyendo demodo lento y costoso las bases para queuna sociedad sea cada vez más justa. Enocasiones, algunas de estos filmes estándestinados a minorías, pues no han conta-do para su producción con demasiadosrecursos económicos, pero eso no lequita valor a su contribución por sensibi-lizar, reflexionar y llevar a la acción.

En definitiva, nos encontramos anterecursos pedagógicos que posibilitan des-cubrir el valor del esfuerzo, de la respon-sabilidad y de la disciplina en ambientespersonales, familiares, de amistades o enentornos grupales; que presentan radio-grafías vitales dignas de ser seguidascomo ejemplo o también excesivamentepermisivas, hedonistas, consumistas, vio-lentas e intolerantes, por lo que precisan

de una atención especializada. (Escorse-se, 2000; Sánchez, 2004; Marsé, 2004).

Como se ha hecho alusión, uno de losgrandes retos que tenemos actualmentelos educadores consiste en enseñar a serespectadores críticos, hábiles para desco-dificar el lenguaje de la imagen y cons-cientes de los mensajes que recibimosdiariamente; capaces de neutralizar lapoderosa influencia de los medios y deactuar de forma acorde con las exigenciasde una ciudadanía democrática. Y denuevo invocamos nuestra experienciapara afirmar que, en esta tarea, es difícilencontrar otro recurso educativo mejorque el cine.

De la relación de películas que ofrece-mos a continuación, la gran mayoría, yahan sido programadas, desarrolladas y eva-luadas a lo largo de diversos momentos dela intervención educativa. Unas veces sehan planteado desde enfoques interdisci-plinares (Educación Permanente, Educa-ción de Personas Adultas y Mayores, Teo-ría e Instituciones Contemporáneas de laEducación, Educación para la Salud,Intervención Educativa sobre ProblemasFundamentales de Desadaptación Social,Educación y Animación Sociolaboral);otras veces, desde las materias Practicum Iy II, donde el alumnado participa en la pla-nificación, desarrollo y evaluación de pro-gramas de intervención sociopedagógicadiseñados para las variadas institucionesde educación social especializada8. Y pode-mos decir, además, que desde las mismasinstituciones han comprobado los benefi-cios que reporta trabajar educativamente

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(7) S. AMEIJEIRAS; Mª C. PEREIRA; E. SUEIRO y P. VILLAR: «Cine y salud. Aproximación a un pro-grama de acción socio-educativa y cultural en los ámbitos formal y no formal», en J. A. CARIDE,(coord.): Educación social y políticas culturales. Santiago de Compostela, Servicio de publica-ciones de la Universidad de Santiago de Compostela, 2000, pp. 593-607.

– B. AMEIJEIRAS; Mª C. PEREIRA y P. VILLAR.: «Evaluación y análisis de una propuesta de inter-vención pedagógica en educación y valores. El Programa Cine y Salud», en L. NÚÑEZ CUBERO yotros (eds.): Evaluación de políticas educativas. Huelva, Servicio de Publicaciones de laUniversidad de Huelva, 2001, pp. 104-105 y CD-Rom.

con el cine, por lo que, si antes no lo hací-an, ya lo incorporan; o intensifican su uso,si ya estaban familiarizados con ella. Locierto es que en ambos casos, se derivanexperiencias altamente gratificantes.(Jarne, 2002).

Finalmente, queremos añadir queexisten guías didácticas cinematográfi-

cas9, adaptadas a este muestrario queaquí recomendamos, puesto que se llevacolaborando desde hace un largo tiempoen varios de los Proyectos sobre Cinedonde se cumple este objetivo. (InstitutoPedagógico Padres y Maestros, 2003;FERE, 2003; Martínez, 2003; Almacellas,2004).

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(8) Mª C. PEREIRA y M. PINO: «A la búsqueda de espacios formativos para un Practicum de cali-dad. Aproximación a una realidad», en F. ESTEBAN y R. CALVO (coords.): El Practicum en la for-mación de educadores sociales. Burgos, Universidad de Burgos-Ministerio de Trabajo y AsuntosSociales, 1999, pp. 311-322.Mª C. PEREIRA, y E. SEOANE: «Un planteamiento teórico y metodológico interdisciplinar en edu-cación social», en J. ORTEGA: Nuevos retos de la pedagogía: la formación del profesorado.Salamanca, Sociedad Ibérica de Pedagogía Social, 2002, pp. 200-210.

(9) Igualmente, cabe mencionar que desde el año 1997 colaboramos en el Proyecto Cine yTransversales, publicado mes a mes en la Revista Padres y Maestros, impulsado por el InstitutoPedagógico Padres y Maestros. Así como en el Proyecto Cine y Salud, desde el año 1995 y pro-movido por la Concejalía de Sanidad del Concello de Ourense.

1-ADULTOSY VEJEZ

ÁMBITOS

-Educación per-manente.

-Medios decomunicación.

-Atención a lavejez

-Formaciónlaboral e inser-ción social.

PELÍCULAS

-Cartas a Iris, (Ritt y Chelsom,1989); El cartero y PabloNeruda,(Radford, 1995); Esta-ción Central Brasil, (Salles,1998); Lugares comunes,(Aristaraín, 2002).

-Días de radio, (Allen, 1987);Cinema Paradiso, (Tornatore,1988); Sostiene Pereira, (Faen-za, 1996); El show de Truman,(Weir, 1998).

-En el estanque dorado,(Rydell, 1981); Paseando aMiss Daissy, (Beresford, 1989);Tomates verdes fritos, (Avnet,1991); El abuelo, (Garci,1998); El hijo de la novia,(Campanella, 2001); A propósi-to de Smith, (Payne, 2002).

-Tocando al viento, (Herman,1996); Full Monty, (Catteneo,1997); La cuadrilla, (Loach,2001); Los lunes al sol, (DeAranoa, 2002).

VALORES SOCIALES

-Libertad, justicia, respe-to, comprensión, solida-ridad.

-Respeto, sinceridad,libertad, dignidad, justi-cia, compromiso, tole-rancia.

-Ayuda, amor, respeto,justicia, responsabili-dad, comprensión, soli-daridad.

-Libertad, amistad, cola-boración, compromiso,igualdad de oportunida-des, justicia.

(Continúa)

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2-EDUCACIÓNSOCIALESPECIALIZA-DA

-Educar para elconsumo reflexi-vo y justo.

-Educaciónfamiliar.

-Drogodepen-dencias yrehabilitaciónsocial.

-Atención a lamujer.

-Atención a lainfancia.

- I n t e g r a c i ó nsocial de perso-nas discapacita-das.

-Centros peni-tenciarios.

-Ladrón de bicicletas, (DeSica, 1948); Lloviendo piedras(Loach, 1993); Toy Story, 1 y 2(Lasseter, 1995 y 1998); Lasmujeres perfectas, (Oz, 2004)

-Mi vida en rosa, (Berliner,1997); El indomable WillHunting, (Van Sant, 1998); Elcaso Winslow, (Mamet, 1999);Cadena de favores, (Leder,2000); El Bola, (Mañas, 2000);Shrek 1 y 2,(Adamson y Jen-son, 2001 y 2004); Mi granboda griega,(Zwick, 2002);Héctor, (Querejeta, 2004).

-Historias del Kronen,(Armendáriz, 1994); Trains-potting, (Boyle, 1996); Minombre es Joe, (Loach, 1998).

-Thelma y Louise, (Scott,1991); Ladybird, Ladybird,(Loach, 1994); Solas, (Zam-brano, 1998); Las horas,(Daldry, 2002); Te doy misojos, (Bollaín, 2003); Cleopa-tra, (Mignona, 2003); La son-risa de Mona Lisa, (Newell,2003); Roma, (Aristaraín,2004).

-Adiós muchachos, (Maite,1987); Las hermanas de laMagdalena, (Mullan, 2002);Los chicos del coro, (Barratier,2004).

-Los santos inocentes, (Ca-mus, 1984); Forest Gump,(Zemeckis, 1994); Yo soySam,(Nelson, 2001); Unamente maravillosa, (Howard,2001); Buscando a Nemo,(Stanton y Unkrich, 2003).

-En el nombre del padre, (She-ridam, 1993); La lista deSchindler, (Spielberg, 1993);Cadena perpetua, (Darabont,1994); Sleepers, (Levinson,

-Justicia, libertad, res-ponsabilidad, compro-miso, solidaridad.

-Amor, respeto, sensibi-lidad, amistad, volun-tad, comprensión,comunicación, respon-sabilidad, compromiso.

-Libertad, responsabili-dad, diálogo, esfuerzo,ayuda, compromiso.

-Libertad, amor, toleran-cia, comunicación, res-peto, aceptación, com-prensión, dignidad,igualdad de oportunida-des, compromiso.

-Respeto, amor, diálogo,amistad, comunicación,responsabilidad, sensi-bilidad, tolerancia.

-Tolerancia, libertad,amor, amistad, respeto,comprensión, conviven-cia.

-Libertad, justicia, digni-dad, compromiso, tole-rancia, paz.

(Continúa)

(Continuación)

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3-ANIMACIÓNSOCIOCULTU-RAL E INTER-CULTURAL

-Atención a per-sonas inmigran-tes.

-Marginaciónsocial.

-Educar para lasalud y el medioambiente.

-Educar para elocio y el tiempolibre.

-Desarrollocomunitariosostenible ycultural.

1996); La vida es bella,(Benigni, 1997); El pianista,(Polanski, 2002).

-Las cartas de Alou, (Armen-dáriz, 1990); Bwuana, (Uribe,1995); Saïd, (Soler, 1998);Flores de otro mundo, (Bolla-ín, 1999); Kandahar, (Makh-malbaf, 2001); Balseros, (Bochy Doménech, 2002); En unlugar de África, (Link, 2003).

-La naranja mecánica,(Kubrick, 1971); El rey pesca-dor, (William, 1992); Barrio,(De Aranoa, 1998); La vende-dora de rosas, (Gaviria, 1998);Ciudad de Dios, (Meirelles,2002); Felices 16, (Loach,2003).

-Dersu Urzala (El cazador),(Kurosawa, 1975); El oso,(Annaud, 1988); Philadel-phia, (Demme, 1993); Quéda-te a mi lado, (Colombus,1998); Las normas de la casade la sidra, (Halstrom, 1999);Mi vida sin mí, (Coixet,2002); Smoking room, (Wallo-vits y Gual, 2002); Las chicasdel calendario, (Cole, 2003);Las invasiones bárbaras,(Arcand, 2003); Mar adentro,(Amenábar, 2004).

-Carros de fuego, (Hudson,1980); El río de la vida, (Red-ford, 1992); Un abril encanta-do, (Barners, 1992); El sol delmembrillo, (Erice, 1992);Billy Elliot (Quiero bailar),(Daldry, 2000); Quiero sercomo Beckam, (Cada, 2002).

-Un lugar en el mundo, (Aris-taraín, 1991); Hoy empiezatodo, (Tavernier, 1998); Elmilagro de Candeal, (Trueba,2004).

-Igualdad, ayuda, respe-to, justicia, tolerancia,comprensión, solidari-dad, cooperación, liber-tad.

-Libertad, respeto, amor,justicia, tolerancia, coo-peración.

-Libertad, respeto, amor,dignidad, generosidad,paciencia, justicia , com-prensión, colaboración.

-Libertad, felicidad, vida,responsabilidad, com-prensión, cooperación.

-Apoyo, confianza, justi-cia, cooperación, res-ponsabilidad, diálogo.

(Continuación)

CONCLUSIONES

Quisiéramos formular algunas reflexionesfinales a partir de estas páginas sobreCine y Educación Social. Y empezaríamospor enfatizar el inmenso valor del arte enla formación de las personas. Somosconscientes de que, en demasiadas oca-siones, la educación se ha centrado en locognoscitivo, en lo intelectual y ha olvida-do el valor de lo concreto y sensible, delsentimiento y de lo emocional. Y si es elarte el mejor medio para que una personase exprese de forma sensible y llegue almundo emocional de otras personas, elcine adquiere en esta función un papelprivilegiado. Como arte total, puede ser-vir a la educación completa de una perso-na y, de un modo especial, en los aspectosmorales y en el compromiso con los valo-res sociales. Las películas permiten a losespectadores retomar las preguntas laten-tes en su vida y de ese modo les facilitadistanciarse, encontrar criterios de valora-ción, formarse un juicio personal, en defi-nitiva, plantearse posibles respuestasalternativas. Por lo tanto, nuestra primeraconclusión sería solicitar que se reconoz-ca la importancia del arte en la formaciónde las personas y, más concretamente,que se acepte de una vez la capacidaddel cine para una reconstrucción críticade la cultura y para un compromiso conlos problemas de las personas, conside-radas individualmente, y de la sociedad.

Nuestra segunda conclusión, en cohe-rencia con lo anterior, es postular la ense-ñanza del lenguaje audiovisual. Losmiles de años que pasaron hasta que lamayoría de la humanidad poseyó el domi-nio del lenguaje escrito pueden tener unaexplicación en la dificultad de acceso a lostextos escritos hasta que se extendió laimprenta y en que era innecesaria la fun-ción lecto-escritora en la vida ordinaria dela generalidad de la población. Pero, porel contrario, el mundo audiovisual está

presente en la vida diaria de la prácticatotalidad de la población. De ahí la nece-sidad de una formación para el lenguajeaudiovisual tanto en la educación formalcomo en la no formal. De otro modo, laspersonas no sólo no aprovecharán granparte del contenido que se transmite pormedio de dicho lenguaje, sino que seránfácilmente manipulables a través de todasu complejidad comunicadora.

Pero si es de una gran valía el cinepara la formación de la persona en gene-ral, pensamos que lo es todavía más cuan-do se trata de educar en valores sociales.Es ésta nuestra tercera conclusión y tienepara nosotros un doble fundamento. Enprimer lugar, como hemos tratado dedemostrar en las hojas anteriores, sonmuchas las películas en las que se hacerealidad el compromiso social de susautores. De ellas nos podemos servir paraincrementar la información, para clarifi-car contenidos, para desarrollar habilida-des sociales, para captar con fuerza, niti-dez y de forma directa y vivencial valoresy, a partir de todo ello, para facilitar loscambios de actitud de personas. Y ensegundo lugar, podemos sostener esa afir-mación basándonos en una ya larga expe-riencia. En los ambientes más diversos(infancia, juventud, adultez y vejez, alum-nado, profesorado ya en ejercicio…), hansido un gran número las veces que hemosconstatado el enorme potencial queposee el cine para la Educación Social.

Finalmente, modesta pero firmemen-te, queremos sugerir a quienes trabajan enla preparación de educadores sociales queconsideren todo lo que les ofrece el cinepara su labor. Por nuestra parte hemos deafirmar que utilizamos este medio conenorme eficacia, tanto para abordar deter-minados temas como en el desarrollo delPrácticum cuando hemos elaborado mate-riales educativos en orden al desarrollo deproyectos socioeducativos. Sinceramente,el cine nos ha servido, y creemos que a

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nuestro alumnado también, para dar res-puesta al sentido de nuestra función edu-cadora en un mundo cada vez más contro-vertido y polémico. A través de él hemoshecho que naciera y se fortaleciera la espe-ranza de crear espacios abiertos, comu-nes, plurales, solidarios; en una palabra,profundamente humanos.

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