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En el marco del aniversario de los 30 años de apertura la UNIVERSIDAD NACIONAL DE LUJÁN INVITA A LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO LATINOAMÉRICA: PAÍSES ABIERTOS, CIUDADES CERRADAS de Luis Felipe Cabrales Barajas (coordinador) Editado por la UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA - UNESCO Presentan: Elena Chiozza y Luis J. Grossman Los espacios urbanos cerrados, son una forma particular del urbanismo occidental de comienzos del siglo XX que, en los últimos años, presentan un auge sin precedentes en nuestros países. Latinoamérica: países abiertos, ciudades cerradas explica esta forma particular del hábitat urbano contemporáneo y ofrece la ocasión para reflexionar sobre estos espacios, analizar sus sentidos, sus efectos y vislumbrar propuestas alternativas. Como valor añadido a la reflexión, este volumen constituye un puente cultural entre la lengua española y la portuguesa, y reúne en una misma mesa de debates a investigadores latinoamericanos y europeos. Martes 12 de noviembre, a las 18 horas Sala de Conferencias de la sede Luján Ecuador 871, Ciudad Autónoma de Buenos Aires Latinoamérica: países abiertos, ciudades

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En el marco del aniversario de los 30 años de apertura laUNIVERSIDAD NACIONAL DE LUJÁN

INVITA A LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO

LATINOAMÉRICA: PAÍSES ABIERTOS, CIUDADES CERRADAS

de Luis Felipe Cabrales Barajas (coordinador)Editado por la UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA - UNESCO

Presentan: Elena Chiozza y Luis J. Grossman

Los espacios urbanos cerrados, son una forma particular del urbanismo occidental de comienzos del siglo XX que, en los últimos años, presentan un auge sin precedentes en nuestros países. Latinoamérica: países abiertos, ciudades cerradas explica esta forma particular del hábitat urbano contemporáneo y ofrece la ocasión para reflexionar sobre estos espacios, analizar sus sentidos, sus efectos y vislumbrar propuestas alternativas. Como valor añadido a la reflexión, este volumen constituye un puente cultural entre la lengua española y la portuguesa, y reúne en una misma mesa de debates a investigadores latinoamericanos y europeos.

Martes 12 de noviembre, a las 18 horasSala de Conferencias de la sede LujánEcuador 871, Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Latinoamérica: países abiertos, ciudades cerradas

Prólogo

Los espacios residenciales cerrados, llamados, según el lugar, urbanizaciones, fraccionamientos, loteamientos, o enclaves cerrados, gated communities, o country clubs , es una forma particular del urbanismo occidental que existe desde principios del siglo pasado pero que observa un auge sólo a partir de las últimas décadas. El libro-coloquio que aquí se presenta, explica ésta forma particular del hábitat urbano contemporáneo principalmente en ciudades de América Latina, lo cual ofrece la ocasión para reflexionar sobre este espacio, analizar sus sentidos y sus efectos y

 

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vislumbrar propuestas alternativas.

En la actualidad, son más frecuentes las ocasiones que tenemos de tropezar ante las murallas de las urbanizaciones cerradas, como escasas son las oportunidades de encontrarnos ante análisis serios sobre los fenómenos que atañen las sociedades contemporáneas desde sus componentes sociales, políticos y culturales. Esta es la primera razón por la cual la UNESCO, desde su Programa "Gestión de las Transformaciones Sociales" (MOST), saluda con respeto y apoya con interés ésta excelente iniciativa del Departamento de Geografía y Ordenación Territorial del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara.

El libro responde en gran medida a tres preguntas esenciales respecto a las formas urbanas que trata: �Porqué su apogeo y aparente consolidación durante las ultimas décadas? �Qué significa socialmente la aparición de éste hábitat en nuestras ciudades? �A qué desarrollo urbano, a qué urbanismo y a qué proyecto de sociedad obedecen?

1. Relación espacio-sociedad

El espacio urbano -y sus formas particulares de ciudades y de hábitat- no es un objeto en sí, sino el resultado de procesos complejos y con múltiples centros de generación. Este resultado reviste la forma de la sociedad que lo crea, lo cual implica que al menos tres dimensiones lo caracterizan: la política, la cultural y la económica. Así, a la vez que las sociedades conforman sus espacios, las formas resultantes nos ayudan a conocer los valores, lógicas, fuerzas y relaciones de poder que las animan.

Por otra parte, las ciencias sociales y humanas son la fuente esencial del conocimiento de tales interpretaciones. Pero el trabajo de observación, análisis y comprensión de las formas urbanas a los que accedemos gracias a sus métodos y teorías, nos interesa en la medida en que podemos intervenir en el curso de los procesos que las producen. Esto presenta sin embargo, al menos tres desafíos dignos de tomarse en cuenta.

El primero es técnico. El urbanismo, la arquitectura y los mecanismos de ordenación territorial, con sus instrumentos de concepción y de planificación, y ayudados por las ciencias sociales y humanas, nos pueden dar las herramientas necesarias para proponer estrategias de cambio y alcanzar los objetivos deseados. El segundo reto, implica tratar de

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relacionar con éxito la producción de conocimientos científicos, la aplicación técnica y la toma de decisiones. Es decir, que esa perspectiva de posibilidades que se abre con las ciencias, las técnicas y las artes, se encausa en un punto focal único: el de las políticas urbanas, como dispositivos susceptibles de guiar -racional y democráticamente- las opciones que una sociedad se quiere dar en los espacios que va edificando. El tercer desafío es de orden ético, pues se trata de garantizar la consecución de los principios, ideales y valores que persigue el proyecto histórico de una sociedad. Naturalmente, esto supone que tales valores, claramente determinados y compartidos, constituyen el fundamento de la vida pública, de la Política con mayúscula...

La UNESCO, desde su vocación universal defiende una concepción plural de la vida urbana y promueve la constitución de lugares de solidaridad y de civilidad en sus dos acepciones, la de urbanidad, que se refiere a la convivencia, la apertura y a la combinación creativa de todas las diversidades sociales, culturales y étnicas, y la de vida cívica, que se refiere a la democracia.

Es aquí encontramos la fascinante dialéctica espacio-sociedad: la ciudad ideal, aquella a la que tendemos desde los valores y derechos universales, es en la que se construye a partir del ejercicio ciudadano de todos sus habitantes. Al mismo tiempo, hay lugares urbanos que pueden erigirse para contribuir al establecimiento de vínculos entre los individuos y el Estado, con sus derechos y obligaciones, es decir, para la formación de la ciudadanía. En este sentido, el espacio urbano y su espacio público, aparecen esencialmente como un fenómeno político por el cual el ciudadano habita la ciudad y es admitido a ejercer sus derechos políticos.

La fuerza del mensaje de la UNESCO respecto al urbanismo radica, de esta manera, en dos puntos principales: el reconocimiento de la diversidad como base del aprendizaje de la convivencia entre grupos sociales diferentes, y la necesidad de la democracia como sustento de la dimensión política. "Humanizar la ciudad", el lema que la UNESCO llevó a la "Cumbre de las Ciudades" (Hábitat II) en 1996, significa dos cosas: luchar por restituir a todos los ciudadanos el protagonismo que les ha usurpado la economía de la mundialización, y fomentar el desarrollo de nuevas fuerzas sociales capaces de luchar contra todas formas de opresión y de dominación.

Es en este marco axiológico y estratégico donde se sitúa nuestro interés por el estudio y la comprensión de la ciudad

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como lugar de transformaciones sociales y de los nuevos fenómenos urbanos, como son los espacios residenciales cerrados en América Latina.

2. Urbanización y transformaciones sociales

En la era presente, la urbanización es la forma más común de vida social. Tres elementos parecen caracterizar particularmente el proceso de urbanización mundial. Primero, la exacerbación de la concentración demográfica y de los movimientos migratorios en fragmentos de territorios nacionales e internacionales. Segundo, los profundos cambios inducidos por los adelantos tecnológicos y por la "mundialización económica", que tiende a distraer los propósitos democráticos y ciudadanos en los que se basa la sociedad. Tercero, la agravación de la segregación social del espacio, con sus tendencias discriminatorias de los grupos sociales indigentes, cada día más numerosos.

Los cambios que el neoliberalismo viene incitando, modifica las condiciones del espacio urbano, imponiéndole nuevas disparidades. Como se menciona en este libro, estos cambios se refieren principalmente a la flexibilización del trabajo, a la polarización social de la riqueza y el poder, a la retracción del Estado y de las funciones del gobierno, a la privatización de servicios y del suelo, y en términos generales, a la desregulación de lo urbano por una disminución cualitativa de las políticas sociales. La reforma del Estado consiste entre otras cosas, en procurar indiscriminadamente la inversión privada sobre el espacio y los bienes urbanos. Desde entonces, el mercado inmobiliario aparece como el protagonista del desarrollo urbano.

La estructura especulativa y el mercado del suelo urbano son determinantes de la concentración selectiva de grupos sociales. Varios autores afirman aquí con razón que la segregación socio-espacial es un fenómeno característico de la urbanización. Particularmente, la ciudad latinoamericana se ha construido históricamente en base a fragmentaciones territoriales y a la segregación. En ambas, se reflejan las relaciones del poder de sus sociedades, mismas que pueden revestir una gran variedad a lo largo de la historia.

Las urbanizaciones cerradas aparecen como paradigmáticas, presentando un interés ineludible en tanto que son expresiones de nuevos modelos de segregación social del espacio en plena propagación. Estas formas particulares de hábitat segregacionista son tolerados por las autoridades locales, impulsados por los promotores inmobiliarios y por

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los técnicos de la concepción y de la construcción del espacio, y aceptados aparentemente con satisfacción por sus usuarios. Forman parte de una nueva topología edilicia que pueden compartir, según algunos autores del libro, las mismas características con los malls o centros comerciales, parques temáticos y otros espacios de consumo regido por "imágenes corporativas" (o corporate identity). Esta tipología manifiesta sobre todo una manera particular de concebir la ciudad, de desarrollarla, administrarla y de practicar un cierto urbanismo.

Los espacios residenciales exclusivos de las ciudades aquí analizadas, tienen rasgos físicos e históricos claramente mostrados en este libro. Respecto a la estructura urbana, una de sus notas constitutivas más impresionantes, es su baja densidad de ocupación. Por ejemplo, en la periferia de Buenos Aires, 300 urbanizaciones cerradas abrigan 30.000 habitantes y ocupan 20.000 Has, superficie equivalente a la ciudad de BA, pero con solo el 1% de su población (Tella y Welch).

Se trata así de un tipo morfológico residencial urbano privado que establece reglas precisas de usos del suelo, de edificación y de convivencia, separado del entorno urbano por dispositivos de seguridad físicos y organizativos, respondiendo a una "segregación voluntaria". Pero sobre todo, reflejan una transformación sociocultural más profunda. �A qué propósitos o ideales obedecen estas formas urbanas en expansión? Algunos autores del libro advierten atinadamente que estos "simulacros de seguridad y de distinción" (Méndez Sainz), significan de hecho una "copia sin original, la reconstrucción de una realidad �sin disturbios ni inconvenientes� que nunca ha existido" (Ickx).

Se ponen así de relieve, con la segregación social del espacio ya mencionada, otros dos elementos fundamentales de la problemática que nos ocupa: la seguridad y la privatización. El primero es el pretexto del segundo. Este hábitat se legitima socialmente por una necesidad de seguridad, lo que lleva a sus habitantes a desligarse del espacio social con el cual ya no se identifican, o del cual quieren y pueden separarse, creando islas protegidas donde se puede estar tranquilo por la homogeneidad del "nosotros intra-clase". De ésta separación voluntaria, se pueden derivar al menos dos consecuencias: la privatización individualista y el desprecio por la alteridad. Cuando una sociedad se refugia en estos principios, camina en sentido opuesto de la búsqueda de soluciones ante los embates de la desagregación social. Llegamos así a la alternativa promisoria de cohesión social

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del espacio, de la que las urbanizaciones cerradas se alejan principalmente por motivos aparentes de seguridad.

No hay que olvidar las principales causas que afectan la cohesión social en las ciudades de América Latina: la polarización de la riqueza, la pauperización creciente de la población, la represión política, las practicas mafiosas y el tráfico de droga. Estos fenómenos son ciertamente estructurales y la segregación social, uno de sus efectos. De una cohesión social resquebrajada, no se puede esperar una convivencia armoniosa, sino precisamente inseguridad, sin embargo, el argumento defensivo es la clásica legitimación del repliegue como modo de vida ante los embates del miedo y de la criminalidad. Una vez esto aceptado, sabemos el peligro que se instalen en la sociedad, por procesos ideológicos similares, totalitarismos políticos, creación de distancias necesarias, excluyentes de toda aceptación de la diferencia. Recordemos que la "necesidad de seguridad" fue lo que detonó recientemente el aumento de votos a favor de la extrema derecha durante la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia. Es así como se puede renunciar trágicamente al respeto al otro, al proceso de libertad, con uno de sus más perversos resultados: la tendencia que se observa en las ciudades de todo el mundo, a la disolución del espacio público.

3. Espacio privado-espacio público

Los fenómenos considerados por los artículos de este libro sobre el espacio privatizado en ciudades de América Latina y de España, suponen representaciones específicas de la vida urbana. No solamente estas representaciones prefieren la seguridad a la libertad, sino también la clausura a la apertura, el "nosotros" a "los otros"; optan también por las adopción de normas de elites mundializadas -lifestyle communitie-, antes que por el desarrollo las prácticas vernáculas, diversas y plurales. Privilegiando sobre todo el individualismo, ésta concepción de la vida urbana desatiende la relación entre los espacios público y privado, lugar donde se pueden desarrollar dinámicas de integración y de cohesión social.

Si consideramos que el urbanismo contemporáneo se caracteriza esencialmente por dos factores: la fragmentación y la privatización de sus partes, como lo demuestra la existencia del hábitat que nos ocupa, esto favorece también la casi desaparición del espacio público como espacio de ciudadanía. Ideal e inversamente, la ciudad que permite estructurar las prácticas sociales alrededor del espacio público, es aquélla que optimiza las oportunidades de

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contacto, la que apuesta por la diversidad, por la combinación funcional y social, y la que multiplica espacios de encuentro.

Así, cuando se considera que una de las principales calidades sociales del espacio urbano es la de ser un espacio cívico, esto nos refiere, en términos territoriales, al espacio público, que constituye el cimiento de la vida urbana desde la dimensión política de esta última. El espacio residencial cerrado se opone así al espacio público. El primer extremo de esta oposición se distingue por la necesidad particular de seguridad: el segundo, por la necesidad social de apertura a todos los individuos de cualquier cultura o nivel social.

Si el espacio público es requisito de la urbanidad o de la civilidad, es principalmente por su calidad pedagógica. Es el lugar por excelencia del aprendizaje de la alteridad y de la intermediación. De la alteridad, por la presencia simultanea de la figura del otro y de la del mismo, lazo que une en la separación, mantiene juntos elementos heterogéneos y refleja el ideal del "vivir juntos"; desde la convivencia plural y la socialización que éste espacio posibilita; en él puede reconocerse el individuo como miembro de una sociedad, en las diferencias como en las semejanzas con el otro, todo esto, además, dentro del anonimato que caracteriza la vida urbana. Finalmente, de la intermediación, pues es un espacio que, inscribiéndose a la vez en lo físico como en lo político, tiene una carga simbólica de captación y difusión de sentidos y de valores dados por los habitantes en base a pactos sociales; se convierte así en el escenario de reajustes permanentes entre normas y transgresiones, y puede contribuir al encuentro para facilitar los procesos de negociación, por ejemplo, entre el sector público y el privado, una de los condiciones del urbanismo contemporáneo. En este mismo sentido, Valenzuela apunta en su artículo que si vemos el espacio como lugar donde se inscribe el orden social, el control que permite, debiera resultar de un compromiso entre los intereses individuales para asegurar la convivencia pacífica, garantizando el bienestar común y no sólo el de unos cuantos.

4. Estructura urbana

El hábitat cerrado muestra otros aspectos importantes en términos urbanísticos. El primero es el desarrollo de un urbanismo que se practica por proyectos aislados, en lugar del que pueda existir desde el punto de vista general y estructural, tomando en cuenta la ciudad en su conjunto y como forma social. El segundo, que va con el anterior, revela

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un modelo de la estructura urbana basada principalmente en dos conjuntos de constituyentes físicos: Por una parte, tenemos las bajas densidades de construcción y la minimización de los coeficientes de ocupación del espacio, que no sólo abre las puertas al nuevo mercado de servicios infraestructurales y de equipamientos privados de ocio, sino que también mantiene la importancia de la plusvalía del suelo y de la promoción inmobiliaria como agentes rectores del desarrollo urbano. Por la otra parte, tenemos el recurso al uso de automóviles -otro importante sector del mercado transnacional- y la construcción colateral de redes vehiculares como generatrices de la forma urbana.

Con esto se ponen de manifiesto los valores que rigen al urbanismo actual y el papel que pueden jugar el ordenamiento del territorio como factor de control de las relaciones sociales en el espacio, y el diseño del espacio como procedimiento social, tal como lo señalan aquí algunos autores. El impulso del hábitat cerrado que se observa en las ciudades contemporáneas aquí examinadas, significa también las opciones de política urbana actualmente practicada. Esta política del laisser faire, privilegia los intereses particulares sobre los generales, la diferenciación social sobre la regulación política, el espacio individual sobre el espacio público, la protección sobre la negociación de diferencias y conflictos: no se va contra la inseguridad aislándose en paraísos artificiales, sino construyendo vías de integración y de cohesión sociales.

Es en éste marco que las políticas de desarrollo urbano y la planificación urbana pueden recobrar toda su importancia. Podemos entonces preguntarnos: �Qué papel pueden aceptar jugar el Estado y la planificación, ante la proliferación de éstas nuevas formas de vida urbana, que tienen por otra parte consecuencias graves para la sociedad y para la estructura urbanas? Llegamos así a la necesaria función de regulación del Estado. En el contexto de lo dicho, el Estado en todos sus niveles, sin olvidar por supuesto la autoridad local, tiene el deber de actuar de acuerdo con una ética de responsabilidad social respecto a la producción, gestión y distribución de los bienes públicos.

Si la democracia local y la identidad ciudadana proceden esencialmente de la condición urbana, esto no puede realizarse más que si el gobierno de la ciudad favorece, posibilita, vigila y regula la formación de una sociedad urbana responsable en todos sus componentes. En todo caso, uno de los principales desafíos que puede encontrar tal política urbana, es la de establecer equilibrios a partir del

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ejercicio de negociaciones entre lo público y lo privado, más que seguir apoyando principalmente los intereses privados sin regulación. Esto significa que la incorporación del sector privado a la prestación de servicios públicos, debería acompañarse de criterios políticos, técnicos y sociales. Como se analiza en el caso español, deben ponerse claramente límites entre la permisividad y la ilegalidad.

Así pues, la producción de las nuevas formas urbanas que se analizan aquí, se relacionan directamente con la necesaria recomposición de otro aspecto del espacio público, el de las relaciones entre los sectores público y privado para la gestión y el desarrollo urbano. Por ejemplo, la relación con los servicios municipales y con la contribución pública (impuestos) ha cambiado sustancialmente, desde que se permiten las privatizaciones en la ciudad sin regulación. Esto trae peligros claros, pues cuando se favorece el desarrollo de los bienes privados sobre el del bien común, una sociedad renuncia a regirse por principios de equidad, privilegiando la segregación sobre la cohesión en el espacio y en la sociedad.

Más aún, si se propone que la piedra angular del urbanismo sean las políticas urbanas, éstas deben basarse al menos, en dos condiciones: estar democráticamente aprobadas y afirmar rotundamente, en la práctica y en la orientación, la importancia de regulación que pueda jugar el Estado en el desarrollo urbano. Esto es ahora más que nunca cuestión de negociación, de compromisos y de acuerdos para lograr la aceptación de la mayoría y no sólo de los que mantienen el poder económico o técnico.

El urbanismo tal y como se practica en nuestras ciudades, tiende a operar sin continuidad ni coherencia, urgido por factores ajenos al interés público, interviene de manera sectorial, atendiendo proyectos aislados y no problemas estructurales por resolver. Esta manera tiende a convertirse en el único método operacional de la planificación urbana. Es imprescindible una visión estructural y fundamental y horizontes a largo plazo.

En el marco actual, las formas urbanas privatizadas y cerradas generan procesos inversos al deseable desarrollo de integración de los habitantes en todas las capas del desarrollo urbano y social. El derecho de todos a la ciudad nunca ha sido más necesario que ahora. Por otra parte, el Estado se debilita y pierde poder económico y político.

Conclusión

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�Qué hacer ante la proliferación de formaciones tales como los espacios cerrados, que favorecen la reproducción de ciudades sin ciudadanos y sin citadinos verdaderos?

Entre las principales contradicciones de la ciudad, tenemos aquélla que consiste en seguir erigiendo formas de y para la segregación voluntaria y la fractura social, que simulan excluir el caos, la pluralidad y el conflicto. No puede entonces haber proyecto social de ciudad, si es ésta el resultado de una suma de lógicas individuales y de reacciones defensivas.

Nuestras ciudades necesitan políticas diferentes. Como algunos autores lo mencionan a continuación, no podemos pretender contribuir a la construcción de una ciudad democrática y solidaria ante la carencia de respuestas oficiales convenientes (Cabrales y Canosa), sin luchar contra la sociedad de exclusiones y segregaciones, sin proveerse de los medios para desarrollar una cultura de participación efectiva en la toma de decisiones.

Es absolutamente necesario luchar por la construcción de un nuevo urbanismo que trabaje en estos términos de coherencia pública, como lo menciona Rodrigues Soares respecto a Brasil, donde existe recientemente una creciente preocupación por el tema de la reforma urbana con la movilización de la sociedad civil.

La tendencia actual muestra aumento de conflictos y de inestabilidad social. El camino para afrontarlos no es protegerse ni encerrarse, sino fortalecer el Estado y su capacidad de hacer Política justa capaz de implementar soluciones adecuadas a los valores adquiridos y de orientar los procesos en términos del bien público. Sabemos que el sistema económico que califica las relaciones sociales desde el siglo pasado y que se ha fortalecido, complejificándose con la mundialización, es estructuralmente injusto.

El verdadero trabajo esta por comenzar. Hay al menos tres campos de labor: el académico, fortaleciendo conocimientos interdisciplinarios, donde las ciencias sociales y humanas tienen mucho qué hacer y decir en términos de la identificación de obstáculos, del descubrimiento de las ilusiones y de la penetración de las intenciones. El campo técnico, donde habrá qué fortalecer la relación entre la producción de éste conocimiento complejo y la toma de decisiones en el ámbito de la planificación urbana. Finalmente, el político, con el reforzamiento de la función del Estado y de sus políticas urbanas locales, capaces de

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establecer acuerdos gracias a proyectos comunes de transformación.

Germán Solinís, UNESCO

INVITA A LA CONFERENCIA

EL CONOCIMIENTO DEL FENÓMENO DE LA URBANIZACIÓN CERRADA EN LATINOAMÉRICA

de Luis Felipe Cabrales Barajas � Universidad de Guadalajara (México)

Miércoles 13 de noviembre, a las 15.30 horasAuditorio de la Universidad Nacional de LujánRuta 5 y 7, Lujan, Buenos Aires.

Auspician: Embajada de México - Universidad de Guadalajara - UNESCO

Coordina: Cristina Teresa CarballoConsultas: División Geografía - Departamento de Cs. Sociales - [email protected].

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HACIA LA CIUDAD FRAGMENTADA. TEMPRANAS ESTRUCTURAS SEGREGADAS EN LA CIUDAD LATINOAMERICANA

Axel Borsdorf Universidad de Innsbruck y Academia de Ciencias Austriaca, Austria

Hacia la ciudad fragmentada. Tempranas estructuras segregadas en la ciudad latinoamericana (Resumen)

Durante las ultimas décadas las ciudades latinoamericanas cambiaron su estructura y fisonomía. Elementos nuevos y a veces aún predominantes son los muros y cercas alrededor de barrios y las barreras en calles. Algunos autores interpretan los barrios

cerrados como copias de los gated communities norteamericanos, otros como un retorno al edad medieval.

En contra de estas posiciones hay que considerar que la tendencia de segregación y separación tiene una larga tradición en América Latina. Ya las casas de patio

correspondieron a este principio y significaron una ruptura brusca entre el espacio público y privado. Otros ejemplos demuestran que también en épocas del desarrollo

urbano más tarde nuevas formas y elementos de barrios separados del perímetro urbano público nacieron, como instalaciones eclécticas, conventillos, vecindades o cités.

Por eso los barrios cerrados nuevos, que nacieron en las últimas décadas, tienen raíces en la tradición cultural latinoamericana. Sin embargo, la influencia de globalización y transformación económica y sus consecuencias (retraso del estado, desregulación del

desarrollo urbano y de las normas de planificación, crecimiento de la criminalidad) son fuerzas poderosas que intensifican el proceso.

Palabras clave: estructuras segregadas, ciudad, comunidades cerradas.

Toward the fragmented city. Early structures of segregation in the Latin American city (Abstract)

The face of urban centers of Latin America has changed during the last decades. Particularly the erection of fecnes and walls to close streets and encircle residential complexes varying in size emphasise this change. Some researchers see closed-off districts as copies of the North American gated communities, others interpret the

changes as a relapse to medieval times.

However, it should be remembered that the tendency to shield private space behind walls is nothing new in Latin American cities. Originally, the patio house was a radical break between public and private space,a thick wall with a few small openings shielding the house from the street. Berfore the introduction of gates communities, whole districts

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in the traditional city were enclosed (e.g. conventillos, tugurios and vecindades, which were constructed until the 1950’s).

Thus, the barrios cerrados in Latin America clearly have autochthonous roots. Nevertheless, economic transformation and globalisation have certainly contributed

greatly to the emergence of these new residential and living forms.

Key words: fragmented structures, city, gated communities.

En un nuevo modelo de la estructura y el desarrollo de la ciudad latinoamericana (Borsdorf, Bähr, Janoschka 2002, Borsdorf 2003) barrios cerrados aparecen como un

fenómeno de las últimas decadas. Modelos como esto son generalizaciones de la realidad y, por definición, no pueden incluir muchos detalles ni de la situación individual de algunas ciudades, ni del desarrollo histórico (Borsdorf 1989b).

A primera vista los barrios dentro de muros, barreras y puertas cerradas, nombrados en lo siguiente como "barrios cerrados", aparecen como nuevos elementos de la estructura

de los centros urbanos del subcontinente ibérico. Así fueron caracterizados en la literatura que se trató con este fenómeno recientemente (Meyer/Bähr 2001, Coy/Pöhler

2001).Estas estimaciones se motivan por el hecho que aunque existen diferentes estudios sobre la diferenciación socio-espacial de las ciudades latinoamericanas

(Bähr/Mertins 1995, Borsdorf 1991, Achilles 1989)y también sobre formas habitacionales de la clase alta (Amato 1970, Köster 1995) solamente en publicaciones

más recientes barrios cerrados están describidos. La conclusión que por eso barrios cerrados son una forma moderna, causado por procesos como la globalización, la

transformación económica o la comunicación ilimitada e absoluta (Parnreiter, Fischer 2002).

Barrios cerrados en este sentido son barrios con dos y más casas o departamentos separados, que cuentan con una infraestructura común y son separados del espacio

público por un muro, un cercado y puertas.

Las instalaciones de infraestructura pueden ser un área verde, instalaciones deportivas o infantiles, piscinas o una casa club. Una casa alta departamental protegida por una

guardia es solamente un barrio cerrado, si dispone sobre un muro separado, una puerta asegurada y infraestructuras comunes.

Las pocas investigaciones conocidas afirman que los primeros bloqueos de calles o/y la instalación de cercas o muros alrededor de barrios que ya existieron aparecieron en los

años 1970 (Pöhler 1999, Meyer/Bähr 2001) y los barrios cerrados, planeados por arquitectos como exclusiones del espacio público solamente fueron inventadas diez años

después.

Desde entonces - así parece la ciudad latinoamericana ha alcanzado una nueva fase de su desarrollo, caracterizada por la intensificación de la segregación socio-espacial y la

dispersión de elementos de la estructura urbana, que tradicionalmente fueron caracterizados por tendencias de concentración (industria, comercio, servicios de alto nivel). La nueva tendencia hacia una fragmentación del patrón urbano esta declarada como resultado de la transformación económica y la globalización(Gorenstein/Bustos

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1998). Esta tesis aparece plausible, como los primeros barrios cerrados se presentaron al comienzo de la globalización en países latinoamericanos.

Tan evidente como este es la explicación de los barrios nuevos como copias de los gated communities en los Estados Unidos imputando un proceso de la difusión global de

un producto norteamericano. Hasta un cierto grado esta estimación está influida por urbanizaciones parecidas en Europa, que son financiados por inversionistas

norteamericanos (caso de Viena : Paal 1998 ; caso de Berlin : Barden/Geiss/Janoschka 2000).

Consecuentemente los primeros ensayos de definiciones de tipos de barrios cerrados se orientan a la clasificación conocida de Blakely/Snyder (1997) de los gated communities

norteamericanos o por lo menos aceptan el principio de un orden social entre los diferentes tipos de barrios cerrados (Evangelisti 2000, Borsdorf 2000, Borsdorf 2002a).

El texto siguiente intenta probar que una explicación como la citada no es suficiente, y además que es necesario re-pensar la cuestión de la clasificación de tipos.

El hecho que el vallado de barrios no es restringido a barrios de las clases altas o medias, sino en muchas ciudades existen más cercas alrededor de barrios bajos y aún marginales que alrededor de barrios altos, prueba que el fenómeno no es una forma

habitacional de « los que ganaron » (Svampa 2001) de transformación y globalización. Además el hecho de la rápida difusión de barrios cerrados a ciudades de diferentes tamaños lleva a la pregunta, si el dualismo de afuera e adentro, las tendencias de

separación y exclusión son elementos de la cultura latinoamericana, que solamente sufrieron una mutación en la época posmoderna.

  

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Figura 1. Modelo de la estructura y del desarrollo de la ciudad latinoamericana.

 

La casa de patio como forma temprana de exclusión

En el mundo hispanoamericano los poblamientos fueron abiertos hacia afuera (ciudades sin muros), pero cerrados hacia adentro. Las casas con sus patios cerrados mostraron solamente pocas aperturas y fueron aseguradas por rejas y puertas fuertes. Hasta la

mitad del siglo 18 las ventanas tuvieron un tamaño chico y fueron localizadas muy alto en el muro hacia la calle.

Mientras que autores frecuentemente identifican el principio español de refrigeración vía acumulación del frío en muros fuertes como responsable para este estructura,

mientras que los portugueses prefrieron el principio de refrigación por la corriente del aire (Borsdorf/Stadel 2001: 18). Sin embargo el método del enfriamiento es más una consecuencia de la demanda de los ciudadanos por una esfera familiar íntima. En este

sentido la tendencia de segregación es muy fuerte, no solamente hacia afuera, sino también hacia adentro, como los diferentes patios de la casa fueron asignados

específicamente a diferentes partes de la familia o a huéspedes.

Estas casas de patio no fueron barrios cerrados en la definición actual, como aunque fueron cerradas en su mismo no formaron secciones cerradas.

Otras estructuras cerradas en la ciudad colonial

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Sin embargo existieron en la ciudad colonial barrios cerrados, accesibles solamente para los habitantes propios. La « ciudad monasterial » Santa Catalina en Arequipa/Peru, el

seminario de la Compañía de Jesús en Tepotzotlán, o el Hospitolio Cabañas in Guadalaja (el último nació solamente en el siglo 19) son ejemplos de barrios de bastante tamaño, que fueron cerrados y designados para señoras, viudas, seminarista o huérfanos.

Son parecidos a los monasterios y en muchos casos son fundaciones eclesiásticas. En este sentido aún el monasterio mismo puede ser interpretado como un barrio cerrado

temprano.

Precedentes de los barrios cerrados en el siglo XIX

En el siglo XIX en la periferia de ciudades a veces nacieron company-towns, designados para los empleados y trabajadores de compañías mineras o industriales. En muchos

casos estas unidades fueron amuralladas y equipadas con barreras.

Aún más parecidos a los barrios cerrados del presente fueron los callejones cerrados, denombrados como conventillos en Chile, tugurios en Perú o vecindades en México.

Nacieron en las casas de patio, abandonadas por la clase alta cuando se instalaba en las nuevas chalets en las avenidas modernas del tipo paseo, prado o alameda. Los cuartos o aún camas de estas casas fueron alquiladas o vendados a inmigrantes de zonas rurales. La casa unifamiliar de patio se cambió a una casa multifamiliar, cerrado hacia la calle por una puerta de madera fuerte, parecida en su estructura básica a los barrios cerrados

actuales de la clase baja.

El éxito de estas estructuras llevó en Chile a la construcción de « casitas » y « cités », o en México a la instalación de las vecindades. Los barrios del tipo cité nacieron en Chile

en los años 1920 y 1930 (vea la mapa de un cité de Santiago de Chile en : Wilhelmy/Borsdorf 1985 : 156). En México vecindades nacieron hasta los años 1950.

Hidalgo (1999) y Rovira (2002 : 354) ya han señalado a la similiaridad de estas construcciones con los barrios cerrados de nuestro tiempo. En Chile tan temprano que

en 1888 reglamentos jurídicos para conventillos y cités fueron publicados.

La puerta defendió la vecindad contra el mundo afuera, contra la violencia de personas o del estado. Cada intervención fue percibida por los vecinos, y juntos podaron

reaccionar. Lógicamente formas de hábitat como estas son muy oportunas así en tiempos de omnipotencia del estado, sino también en tiempos de una retirada del estado

de sus funciones del control como bajo la doctrina del neoliberalismo.

Algunos de los barrios cerrados contemporáneos de la clase baja parecen en sus características básicas mucho a las vecindades o conventillos (vea la mapa del barrio

cerrado « La Punta » en Lima: Borsdorf 2002: 587).

En este sentido Geraiges de Lemos et al. (2002) hablan de un « retorno a la ciudad medieval ». Esta vista es falso no solo como la historia urbana de América Latina

solamente empezó con la conquista, o sea con el comienzo de la edad moderna, sino también -con la excepción de muy pocos casos- la ciudad en el Nuevo Mundo no fue amurallada como los centros urbanos en Europa, donde el muro presentó un limite

jurídico.

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La cerca de barrios no crece nuevas áreas jurídicas en el sentido del muro urbano medieval. Desde los principios de la ciudad moderna en América Latina existieron

muros dentro de la ciudad, pero nunca funcionaron como limites legísticos.

Precedentes de los barrios cerrados modernos del siglo XX

No solo los barrios cerrados de la clase baja tienen sus antecesores (en este caso: los conventillos, cités, vecindades, tugurios), sino también los barrios amurallados de la clase alta. Muchos de estos se desarrollaron desde Clubes de Campo (country club) o

Club de Golf y fueron acercados desde los años 1980.

La forma inicial de un Club de Campo es el Club Campestre de la Ciudad de México, conocido también como "Churubusco Golf Club". Su génesis corresponde al estereotipo de una forma de vida, exportada de un otro espacio cultural para Latinoamérica. Hacia

1900 algunos ingleses encontraron en la plena naturaleza (una área conocida como "Los Pinos") cerca del perímetro de la Ciudad de México para jugar golf. En 1905 ellos

compraron un terreno de pastos de 72 ha y instalaron allá un campo de golf de 18 hoyos y una casa de club con sala de bailes, que pronto fue aceptada de la sociedad urbana

para sus festividades. Así los fundadores ganaron ingresos respetables que los permiten construir casas privadas representativas en el terreno del club, que fue cercado desde su

origen. Hoy día existen en el terreno del «Fraccionamiento Cerrado Club de Golf de Churubusco» 19 chalets, una casa de Club, un campo de golf de 18 y un otro de 9

hoyos, campos de tenis, un pabellón de gimnasia, una piscina y un parque con estanque.

En el caso del Churubusco Club el enfoque del fraccionamiento fue el deporte. En otros países los "countries" nacieron en los años 1950 y 1960, cuando, después de la Segunda Guerra Mundial la simpatía de las clases altas latinoamericanas movió al estilo de vida

norteamericano.

Sin embargo hay que considerar que los clubes de campo, por lo menos en sus principios, no fueron simples copias del modelo norteamericano. También

correspondieron en una época de rápida industrialización (para sustituir importes), una motorización creciente acompañada por smog y ruido a la añoranza a la naturaleza, a aire puro y un estilo de vida campestre, en aquellos países aún más acentuado donde

existen ideales como el « gaucho » o el « huaso ».

En el mismo grado como el desarrollo rápido de barrios "country" desde los años 1980 puede ser interpretado como resultado de la globalización (Hoffmann 2002), esta

posible de explicarlos como consecuencia de la idealización de la vida campestre en muchos países del subcontinente.

Siguiendo esta argumentación la influenza primera de transformación y globalización al crecimiento de barrios cerrados se reduce a aquellos barrios, que no son copias

modernas de los vecindades y no se entienden como country- o chacra club, tomando en consideración que transformación y globalización reforzan e amplifican el proceso. La esfera privada y una cierta distancia a la sociedad eterna es muy común dentro de todas

las clases sociales en América Latina.

Conclusión: Los "barrios cerrados" un resultado de historia y cambio global

Page 18: ciudades cerradas

La figura 2 demuestra el sistema causal del crecimiento de barrios cerrados. El crecimiento de barrios cerrados en América Latina no tiene solamente una causa, sino es

un resultado de las filiaciones, relaciones y conexiones de diferentes motivos.Los barrios cerrados nuevos, que nacieron en las últimas décadas, tienen raíces en la tradición cultural latinoamericana. Sin embargo, la influenza de globalización y

transformación económica y sus consecuencias (retraso del estado, desregulación del desarrollo urbano y de las normas de planificación, crecimiento de la criminalidad) son

fuerzas poderosas que intensifican el proceso.

  

Figura 2. Causas del crecimiento de barrios cerrados in ciudades latinoamericanas.

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  © Copyright Axel Borsdorf, 2003© Copyright Scripta Nova, 2003

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Ficha bibliográfica:BORSDORF, A. Hacia la ciudad fragmentada. Tempranas estructuras segregadas en la ciudad latinoamericana. Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales. Barcelona: Universidad de Barcelona, 1 de agosto de 2003, vol. VII, núm. 146(122). <http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-146(122).htm> [ISSN: 1138-9788]

Con circuitos cerrados enfrentarán la inseguridad Alcaldía de la capital de Honduras pondrá en marcha el plan Seguridad para tu Colonia.20.06.11 - Actualizado: 20.06.11 06:46pm - Redacción: [email protected]:

(8)    Imprimir  Enviar Tegucigalpa,

Honduras

La inseguridad se pasea a sus anchas por los barrios y colonias de la capital de Honduras.

Pero los capitalinos han comenzado a tomar sus propias medidas para evitar engrosar la lista de los 300 asaltos a viviendas que se contabilizan semanalmente en la ciudad.

Aunque la Ley de Convivencia Ciudadana prohíbe la colocación de trancas, portones, rejas y túmulos que impidan la libre circulación, esas son las únicas armas que tienen los ciudadanos para enfrentar a la delincuencia.

En colonias como Los Llanos, Kennedy, Miraflores y Alemán, los vecinos han colocado portones o trancas en entradas y salidas de calles y bloques. Ahí, los mismos vecinos han optado por vivir encarcelados.

“Quedarse de brazos cruzados y no hacer nada para buscar la protección de nosotros es como darle pie a los ladrones y malvivientes para que comentan lo ellos quieran”, manifestó Cristina Hernández, vecina de la colonia Los Llanos.

Un plan de seguridad

Lo que hacen los capitalinos en estas colonias es crear circuitos cerrados para evitar el acceso de personas ajenas a su bloque o calle.Y eso es precisamente lo que hará la gerencia de Movilidad Urbana de la Alcaldía Municipal al poner en marcha el programa Seguridad para tu Colonia.

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El proyecto que en los próximos días será presentado ante la Corporación Municipal tiene como objetivo que los vecinos se unan y, con base en ley, presenten programas de seguridad.

El plan incluye la creación de circuitos cerrados con el objetivo de hacerle frente a la inseguridad.

Aníbal Erhler, gerente de esta unidad municipal, manifestó que lo que están haciendo los vecinos de colonias como Los Llanos, Residencial Plaza, Alemán y Kennedy, entre otras, no es lo indicado, pero tampoco se les puede acusar por estar buscando la manera de protegerse contra la delincuencia.

“La necesidad urgente y la desesperación por seguridad es la que lleva a los vecinos a luchar y no podemos acusarlos por estar buscando la manera de tener un poco de seguridad en sus zona, lógicamente controlado”, declaró.

El funcionario detalló que para poner en marcha el proyecto de seguridad llegarán a los barrios y colonias donde ya se han instalado trancas y portones, para darle oportunidad a los moradores a que presenten programas para analizarlos.

“Creo que nosotros nos tenemos que enfocar no en ver quiénes han puesto portones o trancas, sino en ver cómo ir a mejorar la seguridad en los barrios y colonias, que yo creo que creando estos circuitos, es lo esencial”, apuntó Erhler.

Uno de los requisitos indispensables para echar a andar el proyecto Seguridad para tu Colonia es que los vecinos estén en completo acuerdo y decididos a crear estos circuitos cerrados.

“Lógicamente, el requisito que nosotros solicitamos es que todos estén de acuerdo, no en desacuerdo, porque tampoco le vamos a coartar la entrada a su casa, a su colonia, a ninguno de los vecinos, es preciso que nos presenten firmas y que asistan a las reuniones que se tendrán a nivel de la corporación municipal”, señaló.

Las solicitudes

La Gerencia de Movilidad Urbana creará espacios para que los vecinos de diferentes colonias que estén integrados en este proyecto presenten las respectivas solicitudes.

El funcionario indicó que varios sectores capitalinos han presentado y están interesados en conocer más sobre este programa de seguridad.

Entre estas colonias están Altos de Loarque, Miraflores, Tres Caminos, Cerro Grande, Residencial Quezada, Florencia y El Trapiche.“Nos referimos a sectores que tienen incidencia alta de robos en las casas y que, incluso, muchas de ellas presentan la constancia de la DGIC, donde ha habido asesinatos por robar las casas, vehículos...

Lógicamente, la preocupación de la gente es la seguridad y nosotros tenemos que hacer algo”, manifestó el gerente.

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El proyecto busca también involucrar a los patronatos de cada comunidad para que en conjunto con los vecinos presenten sus proyectos.Por ejemplo, en el caso de solicitar la colocación de una tranca, debe tomarse en cuenta que tiene que ser en una calle sin salida, para no coartarle a las personas el derecho a la movilidad.

Este proyecto llegará a las comunidades en las próximas semanas, pero la participación y el acuerdo entre los vecinos es indispensable para que tenga éxito.

Bajo custodia

Y es que atrás quedaron aquellos tiempos en que los niños jugaban libremente frente a sus viviendas o las amas de casa iban a comprar a la pulpería más cercana.

Actualmente no se puede salir de la casa sin el temor o la amenaza de que un ladrón o malviviente lo espere en la puerta para robarle.Según la Policía Metropolitana, la ola de asaltos se ha intensificado en colonias como la Kennedy y Miraflores.Y a pesar de los patrullajes que realiza la Policía, es difícil ponerle freno a la ola delictiva que crece como un cáncer invasivo en etapa terminal.

El llamado del comisionado Mario Chamorro Gotay a los capitalinos es a denunciar, para eso se ha habilitado el teléfono 2222-8201, donde la población puede avisar de cualquier asalto, asesinato y violencia doméstica, entre otros delitos.

Vivir entre rejas, barrotes y trancas es una opción para resguardar no solo a las personas, sino también proteger los bienes, aunque se vaya en contra de la ley o se perjudique a los vecinos que no están de acuerdo

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Continúan amurallando colonias para parar robos09:35 pm  - Jessenia Molina :  

Vecinos de sectores donde han tomado esa medida dicen que han recuperado la tranquilidad.

Colonia La Sabana 

San Pedro Sula, 

Honduras

 El robo de viviendas y asaltos a mano armada sigue obligando a los residentes de las colonias sampedranas a establecer medidas de seguridad cada vez más radicales, incluyendo el cierre de calles con portones, trancas, cadenas y candados.

En algunos sectores conflictivos, los vecinos han decidido mandar a instalar portones de hierro con malla ciclón y serpentina en los muros para obstaculizar el paso de los delincuentes a las viviendas.

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En la colonia La Sabana, los residentes se organizaron para cerrar con portones tres calles y seis pasajes dejando solamente una vía de acceso, donde colocaron una tranca con la vigilancia de guardias de seguridad para lograr un mayor control.

Gladys Fernández, residente de está colonia, manifestó que los asaltos eran muy frecuentes a tal grado que hay casas donde ingresaron en más de tres ocasiones y los ladrones las saquearon por completo. “Hoy se ve la diferencia y los niños pueden salir a jugar a la calle”, indicó.

Los delincuentes también se robaron varios vehículos del sector, ya que ingresaban armados y encapuchados. La Sabana tiene unas 100 viviendas y cada vecino tiene que pagar 300 lempiras mensuales por la cuota de seguridad.

Los portones en este sector sólo se abren en casos de emergencia y para que ingresen los camiones del tren de aseo.

Permisos

En la colonia Ideal, los residentes también se han organizado para frenar los asaltos a sus residencias instalando trancas, sobre todo en las vías que dan acceso al segundo anillo de circunvalación.

Ricardo Figueroa, director de la Unidad Técnica de Transporte Urbano, Uttu, de la Municipalidad, explicó que la ciudadanía por sí misma está buscando su propia seguridad, pues estas medidas ayudan a minimizar la delincuencia. Figueroa dijo que la Municipalidad ha estado apoyado estos proyectos siempre que no se cierren calles que sirven de interconexión entre colonias y tienen que buscar la forma para que los patronatos se pongan de acuerdo a fin de poder hacer la instalación del dispositivo; de lo contrario, interviene el departamento de Justicia Municipal.

La última denuncia que tuvieron fue de los vecinos de la colonia Los álamos porque estaban cerrando el bulevar entre la segunda y tercera etapas y el mismo sirve de interconexión con la colonia El Barrial. El funcionario dejó claro que no se pueden hacer construcciones permanentes en las calles, como muros de bloque o piedra con los cuales se impida el acceso de forma total.

“Nosotros como Municipalidad hemos actuado en respuesta a las denuncias y quejas que han presentado los ciudadanos que se han visto afectados para buscar una solución”, aseguró. El comisario Hugo Velásquez, vocero noroccidental de la Policía Nacional, explicó que los dispositivos de seguridad colocados en las colonias permiten regular el acceso de vehículos y personas particulares. Indicó que algunas colonias han invertido en sistemas de circuito cerrado de vigilancia que tienen un valor de unos 16,000 lempiras.

Una encuesta realizada por la empresa Cid Gallup establece que los sampedranos se sienten más seguros con las trancas y portones en sus colonias.

Sampedranos se sienten más seguros con trancas y portones

Residencial Andalucía

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En este sector, los vecinos cerraron el perímetro instalando dos casetas de control con guardias de seguridad que monitorean el acceso de particulares.

Colonia La Sabana

Hace un mes, los residentes decidieron cerrar con portones las tres calles y seis pasajes, dejando sólo una vía de acceso a la zona para evitar el ingreso de los delincuentes.

Colonia Ideal

Los moradores se están organizando por sectores y ya empezaron con la instalación de las trancas. La 6 y 7 calles del sector ya están cerradas para evitar el acceso al segundo anillo.

Colonia Aurora

En la 7 calle A y B entre 14 y 15 avenidas instalaron trancas dejando el paso restringido a particulares. Los residentes aseguran que han logrado resultados positivos.

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Ciudad Amurallada de Veracruz a vista de Pájaro.

Acrópolis de Atenas

La Acrópolis es la parte elevada y amurallada de algunas ciudades griegas, donde se situaban los edificios públicos y de carácter sagrado.

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 Capitalinos se encierranNacionales  9 enero, 2012

(25) Comentarios  

TEGUCIGALPA.- El cierre con portones de vías vehiculares y peatonales en algunas colonias capitalinas para evitar ser presa fácil de la imperante delincuencia que abate al país, genera el malestar de algunos sectores que miran ese tipo de acciones como inconstitucionales.

Ante la falta de medidas concretas de parte de los entes que deben dar seguridad, los capitalinos están ejecutando las propias para defenderse de la delincuencia.

Debido a la falta de eficiencia de las autoridades encargadas de brindar seguridad, en varias colonias de Tegucigalpa y Comayagüela, hace unos dos años atrás, los vecinos comenzaron a organizarse para cerrar los accesos, instalando portones.

Los barrotes son colocados por los propios habitantes en la entrada y salida de los bloques o calles; en algunos casos pagan seguridad privada y en otros los dueños de cada una de las viviendas porta su propia llave.

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Vecinos de algunas residenciales de la capital aseguraron a LA TRIBUNA que ellos decidieron protegerse de esa forma, porque ya no aguantaban los secuestros, robo de vehículos y de viviendas cometidos por los mismos policías.

“Es la única forma que nos podemos sentir seguros en nuestra casa, porque ni en la Policía podemos confiar, porque ellos mismos nos venían a asaltar, a hacer raptos y en el punto donde distribuyen droga, sólo llegan a cobrar su parte”, testificó un ciudadano que prefirió omitir su nombre.

OBLIGADOS

Los habitantes de las colonias Residencial Plaza, Alemán y Los Llanos fueron de los primeros que comenzaron a implementar esta medida debido a que no soportaban los asaltos, violaciones y hasta muertes al frente de sus viviendas.

“Estamos a obligados a encerrarnos para poder vivir con un poco de tranquilidad, porque los que están obligados a darnos seguridad no lo hacen”, dijo la señora Kendy Cardona, al momento que salía con su pequeña niña del bloque donde habita.

Según los habitantes de las zonas cerradas, es la única forma de vivir con un poca más de seguridad.

El coordinador de seguridad de la colonia Las Colinas en Tegucigalpa, Claudio Díaz, manifestó que se reunieron con los vecinos y decidieron poner los portones en la entrada de cada una de las calles porque ya no aguantaban la delincuencia.

Al principio sólo fue en una cuadra, pero a la fecha hay más de 400 viviendas protegidas en una línea de un kilómetro, ya que en cada uno de los bloques los vecinos sintieron la necesidad de protegerse.

Dijo que llenaron las encuestas que la Alcaldía Municipal les pidió, donde el 80 por ciento de los vecinos tenían que estar de acuerdo, pero el 95 por ciento aceptó y nombraron un coordinador por cada cuadra.

“La gente está contenta porque no tenemos robo de baterías, ni robos de carros; antes llegaban vehículos de lujo y solo esperaban que uno saliera, le ponían la pistola y se metían a la casa”, relató.

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Díaz recordó que en varias ocasiones los delincuentes se robaron todo de las casas y nadie decía nada, porque se llamaba a la Policía y llegaban 15 minutos después que se había ido el carro cargado.

La instalación de cada portón les cuesta a los vecinos 29,000 lempiras, más 700 a 1,000 lempiras del pago mensual de seguridad privada, cobro que se hace a cada propietario de la vivienda.

ALTA SEGURIDAD

Uno de los celadores de la colonia El Loarque, al sur de Tegucigalpa, aseguró que de esa forma han logrado disminuir la incidencia delictiva en ese lugar y los vecinos viven con más tranquilidad, porque se mantiene un alto control de seguridad.

Explicó que cada uno de los vehículos de las cuadras cerradas está bien identificado y también se les asigna un ticket que les permite entrar de forma directa a sus viviendas.

La iniciativa de Barrios más Seguros, ha generado conflicto con algunos sectores de la capital, porque coarta la libre circulación.

El guardia de seguridad permanece las 24 horas del día apostado en el portón donde mantiene una línea telefónica activa, con los números de la Policía y de cada uno de los habitantes de la zona.

Cuando llega alguien desconocido al lugar, no se permite que entre hasta que confirme a quién va a visitar, se llama a la casa de la persona y hasta que están bien seguros pasa, pero le apuntan el número de placa del vehículo y el nombre de los visitantes.

Tampoco se permite que entren vendedores ambulantes, sólo llegan las vendedoras de tortilla conocidas y la basura se saca a la calle principal el día que llega el tren de aseo, todo con el propósito de evitar que llegue personal desconocido.

En las zonas peatonales como residencial Plaza y los Llanos, los habitantes son responsables de los portones, cada dueño de casa porta una llave que le permite abrir y dejar cerrado cada vez que entre o sale.

“BARRIO SEGURO”

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Lo anterior, motivó a la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC), a iniciar con el proyecto “Barrios más Seguros”, como una forma de combatir la criminalidad cerrando vías peatonales y vehiculares.

La medida que comenzó en octubre anterior y consiste en instalar dispositivos permanentes como brazos mecánicos, portones peatonales con cualidades de apertura de emergencia, todo a través de  convenios con la empresa privada para mejorar el alumbrado público, patronatos y asociaciones.

En algunas colonias no les ha importado pagar seguridad privada con tal de dormir tranquilamente.

Los requisitos que exige la comuna a los interesados en cerrar las vías son: presentar una solicitud a la Gerencia de Movilidad Urbana, entregándola firmada por el patronato del lugar o por juntas de apoyo vecinales, asociaciones de residentes o vecinos organizados del sector.

También deben adjuntar la solicitud del ingeniero, arquitecto o maestro de obra encargado de realizar la construcción del dispositivo, presentar croquis del lugar, toma satelital o fotografías de las zonas.Es obligatorio llevar el listado con los nombres y apellidos, firmas, números de identidad y teléfonos de los vecinos dando el visto bueno. Tiene que ser, por lo menos, el 80 por ciento de la población del lugar.

A la fecha se estima que existen 29 circuitos terminados, 4 permisos otorgados, 9 permisos denegados y más de 40,000 capitalinos viviendo bajo sus propias medidas de seguridad.

IMPUGNACIÓN

Pese a que la medida busca dar más seguridad a los habitantes de esas colonias, para algunos sectores como la Barra de Abogados Anticorrupción, esa acción es anticonstitucional y basados en eso, durante la semana anterior impugnaron el proyecto ante la Corte Suprema de Justicia (CSJ).

“No estamos alegando un hecho corrupto, sino que sentimos que con ese tipo de proyectos se atropella a la gente pobre, porque muchos que no tienen carro, ni dinero, para pagar bus por ahí acortan distancia”, indicó el abogado Mauricio Torres Molinero, miembro de ese ente.

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Los colonos denunciaron que antes de tomar sus propias medidas, hasta la Policía los asaltaba.

Consideró que al suprimir arterias que no son de la gente que vive ahí, como las de la colonia Tres Caminos, que es bastante transitada, genera un caos vehicular, porque no hay por donde acortar distancias y también separa a la sociedad.

“Las calles son de todos los que vivimos aquí y financiamos el alcantarillado, la luz eléctrica, por lo tanto, es una pretensión indebida apropiarse de todas las vías”, señaló el profesional del Derecho.

En relación a que el proyecto es avalado por la misma alcaldía, Torres Molinero, indicó que “ellos se defienden diciendo que eso se puede hacer por la unanimidad de los vecinos, pero no es suficiente justificación para romper el derecho constitucional de transitar por esas vías”.

Dijo que entienden la preocupación de las personas de falta de seguridad, pero hay que entender a otros sectores, como a los más de 5,000 taxistas que no tienen por donde transitar. “Estas son formas de opresión que no van a tono con el gobierno de unidad que promueve el Presidente Porfirio Lobo Sosa”.

BALANZA

Al respecto, el alcalde capitalino, Ricardo Álvarez, dijo que hay que decidir la parte legal entre tres cosas: lo que dice la Constitución de la República, el libre tránsito o la seguridad de la vida que se le tiene que garantizar a la gente.

“¿En una balanza qué pesa más, la vida de una gente o la comodidad de unos cuantos para pasar por una calle?, espero que nos inclinemos por la vida de la gente y la protección del ser humano”, expresó.

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El jefe edilicio indicó que la iniciativa es para garantizar la seguridad de la población, devolverle la tranquilidad a la gente, para que sus hijos vuelvan a jugar en las calles y puedan dormir tranquilos sin temor a que van a ser despertados por malhechores.

Álvarez apuntó que “Barrios más Seguros” ha tenido bastante aceptación entre de los ciudadanos del Distrito Central, porque a diario llegan más solicitudes a la Gerencia de Orden Público, de barrios y colonias organizadas que quieren incorporarse a esta medida para garantizar la seguridad en sus zonas.  Texto: Yony Bustillo/ Fotos: Edwin Zaldaña

REACCIONES

Es la única forma de estar un poco tranquilos

Mario Enríquez (capitalino): “Es la única forma de estar un poco tranquilos, tres veces me robaron en mi casa y hasta me desarmaron el carro, tampoco nos podíamos salir a las aceras a platicar con los vecinos porque nos asaltaban, ya que ni patrullas se miran por aquí”.

Las autoridades responsables de darnos seguridad no hacen nada

Kendy Cárdenas (capitalina): “Todos estamos obligados a vivir encerrados, porque las autoridades que tienen la responsabilidad de darnos seguridad no están haciendo nada. No sé por qué algunos ponen tanto ´pero´ si lo que hacemos es para asegurar nuestras vidas”.

Lucharemos en contra de quienes los quieran quitar

Claudio Díaz (capitalino): “Pusimos los portones porque a diario teníamos asaltos, raptos y otra serie de delitos sin que las autoridades 

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hicieran algo, por eso todos nos pusimos de acuerdo para instalar los portones y lucharemos en contra de quienes nos los quieran quitar”.

No se puede coartar el derecho constitucional de libre circulación

Mauricio Torres Molinero (miembro de la Barra de Abogados Anticorrupción): “No se puede coartar el derecho constitucional de libre circulación, es como una ofensa al resto de las personas, porque están diciendo que los que viven con esas rejas son honrados y los demás ciudadanos no lo son”.

Espero que nos inclinemos por la vida de la gente

Ricardo Álvarez (alcalde): “Espero que nos inclinemos por la vida de la gente y la protección del ser humano, porque esta iniciativa es para garantizar la seguridad de la población y devolverle la tranquilidad a la gente. Eso es lo que debe importar en este tipo de situaciones”.