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    Juventud, ciudadanía y participación

    En la última década, el Estado Nacional y los Estados Provinciales han desarrolladoen nuestro país un conjunto de leyes que no solo representan nuevas regulacionesen el campo educativo, sino que también expresan un cambio de paradigmacultural, político e ideológico. Sin ir más lejos la Sanción de la Ley Nacional deEducación (Ley N°26.206) marca un punto de inflexión dando cuenta de otro lugardel estado, con mayor presencia y atendiendo a las necesidades de las mayorías.Esta Ley define a la educación como un derecho social , al conocimiento comobien público y establece la obligatoriedad del nivel secundario , siendo elEstado quien debe garantizar las condiciones materiales para que todos losestudiantes ingresen permanezcan y egresen del nivel . Que todos losestudiantes ingresen, permanezcan y egresen implica que, desde las escuelas engeneral y desde las aulas en particular, deben desarrollar propuestaspedagógicas que atiendan a los jóvenes y a las prácticas que estos realizany que posibiliten fortalecer su identidad, la ciudadanía y la preparaciónpara el mundo adulto, entendiendo que su inclusión en la escuela haceposible la formación de sujetos libres para expresar, actuar y transformarla sociedad.

    En esta primera clase reflexionaremos acerca de lo que implica ser joven en el siglo XXI . Problematizaremos la idea de que existe una sola forma de juventud, teniendoen cuenta la multiplicidad de formas identitarias que se presentan en la actualidady algunos de sus determinantes. También analizaremos y debatiremos sobre lasdistintas miradas que la sociedad ha construido sobre los adolescentes y los

    jóvenes en distintos contextos históricos. Finalmente, abordaremos la problemáticade la juventud desde la perspectiva de lo que implica la construcción de ciudadaníaen la escuela y nuestro rol como adultos responsables en ese contexto.

    Núcleos temáticos:

    Subjetividades e identidades juveniles. La construcción social de la mirada sobre adolescentes y jóvenes. Juventud, ciudadanía y participación en la escuela secundaria.

    Video N° 1: ¿Qué significa ser joven hoy en día?

    Les proponemos observar con atención el siguiente video, en el que un grupo deadolescentes y jóvenes reflexiona acerca de su identidad.

    Disponible en: www.youtube.com/watch?v=49Zg5VKFSUo

    Para pensar:¿Qué tienen en común y qué tienen de distinto estos adolescentes y jóvenes? ¿En

    qué se parecen y en qué se diferencian de aquellos adolescentes y jóvenes conquienes trabajamos cotidianamente en nuestras escuelas?

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    Sobre las subjetividades e identidades juveniles

    En lo que sigue, abordaremos la problemática de la juventud desde distintasperspectivas y analizaremos críticamente las diversas miradas que los adultoshemos construido históricamente sobre los jóvenes. Proponemos aquí un debatecon los discursos hegemónicos que prevalecen, con rasgos singulares de época, ennuestro contexto, donde pareciera extenderse una mirada estigmatizante,criminalizante y penalizante sobre adolescentes y jóvenes.

    Lo primero que necesitamos tener en cuenta cuando hablamos de juventud es que,en realidad, en ninguna época de la historia ha existido una única forma deser joven . Por el contrario, en distintos contextos han existido siempre distintosmodos de atravesar ese período de la vida, de manera que lo más exacto seríahablar de juventudes. Al respecto, Carina Kaplan observa que:

    “La juventud, siempre y en todas las épocas, es en plural. Hay una construccióncultural de la figura de lo juvenil que tiene historia. Lo que existen, podemos decirentonces, son mundos juveniles situados, subjetividades que portan una memoriahistórico-social que coloca críticamente el pasado en el presente” (Kaplan,2014:56).

    Es por ello que la autora retoma el concepto de condición juvenil , en tanto toma encuenta las diversas formas en las que diferentes contextos económicos,sociales y culturales marcan las trayectorias de los jóvenes . De esta maneraevitamos el error de referirnos a “los jóvenes” como si fueran un grupohomogéneo, indiferenciado.

    Al respecto, Marcelo Urresti observa que la juventud es una experiencia históricaque adquiere modalidades diferenciales según la clase social y el género. Afirma alrespecto que:

    “De este modo, la juventud es una condición que se articula social yculturalmente con la edad (…), con la generación a la que se pertenece (…), con laclase social de origen (…), y con el género -según las urgencias temporales que

    pesen en general sobre el varón o la mujer” (Urresti 2005: pág. 6).

    En otras palabras, la condición juvenil deuna persona varía en función de la edad, la

    generación a la que pertenece, la clasesocial de origen y el género. Ello implicaque no todos los individuos que seencuentran dentro de una misma franjaetaria se encuentran necesariamente enla misma situación . Podemos pensar, amodo de ejemplo, que las condiciones de vida–y por tanto también la forma de ser joven -de un varón de 17 años perteneciente a laclase media urbana que tiene resueltas susnecesidades básicas serán radicalmentedistintas a la de una mujer de la misma edad,perteneciente a los sectores populares, que

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    vive en un contexto rural.

    No todos los jóvenes se encuentran frente a la misma situación en lo que refiere almundo de los estudios, el trabajo o la paternidad y la maternidad.

    ¿Por qué es importante tener esto en cuenta en nuestro trabajocotidiano en las escuelas?

    La masificación del nivel secundario, es decir, el ingreso de todos los adolescentes y jóvenes a la escuela, ha producido ciertos cambios al interior de las institucioneseducativas. Al respecto, observa Emilio Tenti Fanfani:

    “No sólo los adolescentes y jó venes que se escolarizan son más, sino que sondiferentes. Por una parte, ingresan los que tradicionalmente estaban excluidos. Alos «herederos y becarios» se agrega el grueso de la población; es decir, seagregan los hijos de los grupos sociales subordinados de las áreas urbanas primero,y de las rurales después. Éstos, recién llegados al nivel medio, traen consigo todo loque ellos son como clase y como cultura. Pero también los jóvenes y losadolescentes de hoy son distintos de los primeros «usuarios» de la educaciónmedia. Los grandes cambios en los modos de producción y en la estructura social yfamiliar, las transformaciones en el plano de las instancias de producción y difusiónde significados (la cultura), afectan profundamente los procesos de construcción delas subjetividades”. (Tenti Fanfani, 2000:2).

    Esto implica según el autor, toda una serie de novedades en la forma en la que seregula la vida institucional de las escuelas secundarias, tanto en lo que refiere a lasrelaciones entre pares, como entre docentes y estudiantes. De modo que lasreglas, los límites, la forma en la que se construye la autoridad pedagógicay la relación con el conocimiento atraviesan una serie de transformaciones,en la medida en que las formas tradicionalmente instituidas dejan de tenersentido para los nuevos actores implicados. Ello conlleva toda una serie dedesafíos para nuestras escuelas, que serán analizados en profundidad en las clasessubsiguientes.

    La construcción social de la mirada sobre adolescentes y jóvenes

    A lo largo de la historia los adultos han ido construyendo distintas miradas sobreadolescentes y jóvenes a partir de determinadas representaciones sociales, esdecir, la forma en la que generalmente nos imaginamos las cosas. La mayoría deesas representaciones no toma en cuenta al joven como actor social condeseos, intereses y capacidad de decisión, sino más bien recorta algunos rasgos –reales o no- para construir una única mirada sobre la juventud a partir de una seriede simplificaciones.

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    En un trabajo que recupera un amplio conjunto de investigaciones sobre juventuden América Latina, Mariana Chaves (2006) propone una tipología de los distintosdiscursos sobre los que se construyen esas miradas:

    Discurso naturalista: define a la juventud como una etapa biológicanatural , que existió siempre y de la misma manera.

    Discurso psicologista: define a la juventud como una etapa de confusión ,es decir, como un proceso psicológico que se resuelve individualmente. Seasimila al joven con el adolescente, esto es, como aquel que adolece de algoy por tanto, sufre.

    Discurso de la patología social: se identifica a la juventud comoaquel componente de la sociedad que, o bien está enfermo, o tiene mayorfacilidad para enfermarse o desviarse y por tanto constituye un riesgo parael resto de la sociedad. Desde esta perspectiva, la capacidad de producirdaño social por parte de los jóvenes debe ser neutralizada a partir deintervenciones médicas o preventivas.

    Discurso del pánico moral: Más radicalizado que el anterior, define a los jóvenes directamente como enemigos peligrosos . Se trata de un discursoconstruido por y reproducido desde los medios masivos de comunicación,que nos acercan a los jóvenes a través del miedo, presentándolos como unaamenaza real para el resto de la sociedad.

    Discurso culturalista: aborda a la juventud como una cultura distinta a lasdemás . Esta representación se construye generalmente tomandoúnicamente como modelo a los jóvenes de clases medias y altas.

    Discurso sociologista: presenta al joven como víctima de la sociedad , esdecir, como producto de la globalización, de la posmodernidad, del sistemaescolar, etc. Desde esta perspectiva, si un joven es pobre, será ladrón odrogadicto, ya que la sociedad no le presenta otras alternativas.

    La autora observa que se trata de representaciones construidas a partir desimplificaciones que, más que ayudarnos a entender a los jóvenes, nosimpiden un acercamiento real a ellos . Así, dependiendo del discurso que seutilice como soporte, comienzan a configurarse distintas miradas sobre los jóvenes,caracterizándolos según el caso como seres inseguros de sí mismos , entransición, improductivos, incompletos, desinteresados o carentes dedeseo , desviados , peligrosos , victimizados, rebeldes , revolucionarios, o promesasde futuro . Asimismo, advierte que estos discursos son utilizados políticamente condiversos fines, según la clase social a la que pertenezcan los jóvenes. Chavessostiene al respecto que:

    “Se trata de discurso s que provocan una única mirada sobre el joven pero que sonutilizados estratégicamente -o políticamente- según sea de ricos o de pobres.Según sea la clase o sector de clase será el estereotipo a fijar, así se encuentran

    principalmente discursos naturalistas, psicologistas y culturalistas ligados a la juventud de clase media y alta, y discursos de patología social y pánico moralcuando se habla de la clase media empobrecida y los pobres. Tanto en susversiones de “derecha” como de “izquierda” -o progresistas y neoliberales para usartérminos de los noventa-, estas son miradas estigmatizadoras de la

    juventud” (Chaves, 2006: 31).

    En este sentido, se afirma la necesidad de desnaturalizar la categoría de juventud yconceptualizarla en términos socioculturales. Posicionarnos desde esta perspectivaimplica distanciarnos de aquellas conceptualizaciones que sostienen una visiónúnica y unificadora de los jóvenes y por ende de los estudiantes. Si bien laliteratura educativa señaló en varias oportunidades que todos los estudiantes

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    transitan una experiencia educativa común, en la actualidad es necesario evidenciarque la experiencia educativa que los estudiantes construyen es diversa y adquiererasgos propios y singulares.

    Siguiendo esta línea de análisis, se sostiene que:“más que hablar de una única experiencia educativa, en realidad estamos en

    presencia de distintas experiencias educativas no lineales, ni predecibles nihomogéneas, sino caracterizadas por la diversidad y la heterogeneidad,afirmándonos entonces sobr e la categoría de experiencias educativas en plural (…)Resulta imperioso reconocer que los estudiantes transitan su escolarización demodos diversos, variables (…) La escolaridad es construida por los estudiantes ensus experiencias y sus relaciones” (Bracchi, Gabbai, 2009:42).

    Este enfoque nos aleja de aquellas perspectivas que se refieren a los recorridoseducativos exitosos o fracasados, términos utilizados tanto en discusiones

    académicas como políticas y que signan a los estudiantes con marcas negativas,culpabilizándolos de por sus destinos escolares -y sociales-, sin dar cuenta de lasresponsabilidades de otros agentes, instituciones e incluso de los condicionamientossociales en que estos jóvenes desarrollan sus trayectorias.

    Si bien como se ha afirmado más arriba, gran parte de estos discursos sonproducidos y reproducidos sistemáticamente por los medios masivos decomunicación, existe otro actor que ha aportado significativamente a estasrepresentaciones sociales: se trata del sistema penal .

    Así, la división establecidaentre jóvenes sanos -pertenecientes

    a los sectores medios y altos-y jóvenes delincuentes o potencialesdelincuentes -pertenecientes a lossectores pobres- contribuye aestigmatizar a amplias franjas de lapoblación joven, que son calificadascomo violentas. Julia Pasin (2014)observa que desde hace muchotiempo -aproximadamente desdefines del siglo XIX- la políticacriminal ha sido consideradacomo una herramienta adecuada

    para encauzar a aquellos niños problemáticos - asimilados con los niñospobres- que eran vistos como una amenaza social. Se ha definido como niños problemáticos a aquellos que no se adaptaban a los roles previstos para ellosen función de su condición de clase, género y edad . De esta forma, se instalasocialmente la idea de que una parte de la juventud, especialmente aquellaradicada en barrios pobres, se encuentra “ en riesgo” , es decir que es propensa adelinquir . Luego, a partir de la década de 1970, comienza a instalarse un discurso

    punitivo mucho más duro, que se expresa en la demanda de penas más elevadaspara los delincuentes. La sobre-exposición mediática de las historias de vida de lasvíctimas de distintos tipos de delitos y la instalación mediática de la idea deque “todos podemos ser la próxima víctima” operan en este sentido.

    Al respecto, Va nesa Salgado (2013) observa que el tema de “ losmenores” comienza a tener impacto en la opinión pública a partir de la década de

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    1980, instalándose definitivamente en la televisión una década después. La autoraobserva al respecto que:

    “En los tratamientos mediáticos desde la década del 90 y hasta la actualidad se

    puede observar que lejos de convertir en noticia aquello que se hace, se debate ose debería en materia de distribución e igualdad social, los medios magnifican eldelito, lo instalan como principal flagelo social y avanzan en etiquetar a los sectores

    pobres como victimarios, a través de mecanismos de estigmatización del discursomediático que opera amplificando más el campo de la discriminación social,intensificando la exclusión (…) La construcción del “otro” amenazante, es condiciónindispensable para llevar adelante una construcción de sentido capaz de identificaral peligroso como alguien distinto a nosotros, y que por ende se puede y debecombatir en tanto no ha sabido o querido ser como nosotros, sino que ha elegido elcamino del “mal”. Así los medios no sólo deciden publicar como noticias los delitossino que eligen dentro de ellos los más graves o más llenos de violencia que ellosdenominan “gratuita” o con marcas de lo que consideran “perversidad”, porque deese modo se puede abonar la teoría del enemigo interno, caracterizado este comoun monstruo violento que hay que combatir” (Salgado, 2013:36).

    Pareciera ser entonces que la construcción mediática de una juventud perdida querepresenta un peligro real para toda la sociedad y la demanda social por mayorespenas para los menores delincuentes ha desplazado la preocupación por las causassociales de la violencia, que vale la pena aclararlo, es un fenómeno complejo queatraviesa a todas las franjas etarias y a todas las clases sociales. Comienza a cobrarimpulso con cada vez más fuerza el debate sobre la baja en la edad deimputabilidad.

    Video N° 2: ¿Niños o menores?

    Les proponemos a continuación observar el video de la murga uruguaya “Agarrate Catalina”, en el que los artistas se r efieren a la forma en que muchaspersonas distinguen entre niños “inocentes” y “peligrosos” en función de la clasesocial a la que pertenecen:

    Disponible en: www.youtube.com/watch?v=AqsdAquQvbQ

    Para reflexionar:

    ¿Qué representaciones y discursos sobre niños y jóvenes están siendoridiculizados en esta canción? ¿Qué consecuencias sociales presenta, en suopinión, esta distinción entre niños y menores, o más bien, entre niños desectores medios o altos y niños pobres?

    Lejos de ignorar o negar que una parte de los jóvenes pertenecientes a los sectorespopulares incurren efectivamente en distintas prácticas delictivas -mucho menossignificativa estadísticamente que lo que los medios de comunicación han instaladoen el imaginario social-, cabe preguntarse por las razones que podrían explicarestas diversas formas de comportamiento “anti -social” o violento.

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    Al respecto, numerosas investigaciones explican estos comportamientos en funciónde los sentimientos de rechazo, descrédito, o falta de respeto de que suelen serobjeto los jóvenes, especialmente cuando pertenecen a los sectores másexcluidos de la sociedad. Estos sentimientos de rechazo o de humillación serelacionan con algunas contradicciones observables entre lo que la sociedadpareciera esperar de los jóvenes cuando los interpela en tanto “esperanza defuturo” y las posibilidades reales que les brinda para desarrollar sus potencialidadese intereses y a la vez insertarse exitosamente en los ámbitos de los estudios o eltrabajo.

    Paralelamente, adolescentes y jóvenes comienzan a ser cada vez más interpeladospor el mercado en tanto potenciales consumidores de diversos productos –tecnología, calzado, ropa deportiva, etc.- independientemente de sus posibilidadesreales de satisfacer las múltiples necesidades que les han sido impuestas de estaforma.

    Comienza a instalarse de esta forma un mecanismo perverso que activa y estimulael deseo de consumo entre amplias franjas de la población joven, aún cuando sussectores más pobres no se encuentren en condiciones reales de satisfacerlo envirtud de sus precarias inserciones en el mercado de trabajo.

    Al respecto, señala Marcelo Urresti que:

    “Los largos tentáculos del mercado acechan permanentemente a través de distintosmecanismos que tienen por objetivo convertir a jóvenes y adolescentes enconsumidores compulsivos -sin importar su pasividad o actividad – de distintos

    productos especialmente preparados para ellos y destinados a tal fin […] Lasculturas juveniles son por definición y desde su nacimiento masivas y mediáticas,tienen su centro de producción en el complejo concentrado de las industriasfonográficas y audiovisuales y su escena primordial está protagonizada por grandesfiguras carismáticas que forman parte del jet set y del star system global, queocupan salones vip en aeropuertos y hoteles, que nutren las listas de “ricos yfamosos” en las revistas de negocios y que no difieren demasiado de otrascelebrities más frívolas en las crónicas del corazón” (Urresti, 2005: pág.

    12 y 13).

    El autor observa también que, en la medida en que las institucionestradicionales de socialización - familia, escuela, trabajo- atraviesan una profundacrisis, a la vez que la cultura del esfuerzo, el estudio y el trabajo es desplazada porotros valores tales como el exitismo, el cortoplacismo y el consumismo , los jóvenescomienzan a buscar otras formas de construir su identidad y su lugar en el mundo(Urresti, 2005).

    De modo que las trayectorias de los jóvenes -más aún si se trata de jóvenespobres- se encuentran condicionadas por múltiples tensiones, relacionadas con loque la sociedad espera de ellos y las herramientas que efectivamente les brindapara alcanzar una inserción plena en el mundo adulto.

    Si bien estas miradas que interpelan a los jóvenes desde distintos lugares operanen el imaginario social en la medida en que son producidas y reproducidassistemáticamente por los medios de comunicación masivos, en lo que sigue se

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    abordará a los jóvenes desde la perspectiva de la ciudadanía , es decir, entanto sujetos de derechos y de responsabilidades .

    Jóvenes, ciudadanía y participación

    Para adentrarnos en esta perspectiva, que interpela a los jóvenes en tantociudadanos, procuraremos responder las siguientes preguntas: ¿Qué significa serciudadano? Los adolescentes y jóvenes, ¿son ciudadanos?

    Al abordar estos temas, es necesario tener presente la distinción entre lasconcepciones restringida y ampliada de la ciudadanía. Una ciudadaníarestringida remite al ejercicio de ciertos derechos en términosexclusivamente jurídicos e individuales y puede ser ilustrada con lasiguiente frase: “soy ciudadano, pago mis impuestos y quiero que secumplan mis derechos” . Lo que se observa aquí es cierta desconexión entre laexistencia individual y la vida en sociedad, es decir, el espacio público que todoshabitamos. Tanto la exigencia como la condición de cumplimiento de los derechosno trascienden la esfera individual. Por el contrario, la concepción ampliada deciudadanía se encuentra estrechamente relacionada con la participación .

    Desde esta perspectiva, el ciudadano no se sienta a esperar que el Estado legarantice el cumplimiento efectivo de sus derechos, sino que requiere de ciertogrado de implicancia con los asuntos públicos y por tanto, con los demásciudadanos y con las instituciones.

    De cualquier manera, ambas formas de asumir la condición ciudadana implican unareflexión sobre lo que significa ser sujeto de derechos . Esta concepción delos sujetos de la educación , tiene implicancias tanto institucionales comopedagógicas. Pensar en términos educativos la participación activa de losestudiantes en las escuelas secundarias tiene que ver con habilitarprácticas novedosas de participación de los mismos. En las culturas escolaresdonde el joven se caracterizó por ser carente de poder enunciar y enunciarse,comienzan a generarse y regularse nuevos modos de estar en la escuela, nuevosmodos de formar parte de las normas y las reglas que regulan la vida escolar.

    Cabe observar, en primer lugar, que cuando de Derechos Humanos se trata, no esposible hablar de sujetos privados o excluidos de los mismos. Los DerechosHumanos son atributos inherentes a la dignidad de toda persona que el Estado estáobligado a promover y garantizar.

    En este sentido, la Declaración de los derechos del hombre y el ciudadano , escritaen 1789 por los Representantes del Pueblo Francés constituidos en AsambleaNacional , establece los derechos naturales, inalienables y sagrados del Hombre ,para todos los miembros del cuerpo social , sin hacer distinción alguna entre lacategoría de hombre y de ciudadano. Esta declaración determina en su artículoprimero que: “los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos” . Se

    trata entonces de derechos fundamentales de las personas que son anteriores alsurgimiento de los Estados. El rol del Estado no consiste en concederlos, sino

    en promoverlos y garantizarlos . Esto mismo es reafirmado claramentela Declaración Universal de los Derechos Humanos , proclamada en 1948 luego definalizada la Segunda Guerra Mundial y evidenciada la violación masiva y

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    sistemática de los Derechos Humanos durante ese triste periodo de la historiamundial. Asimismo, la Declaración Americana de los Derechos y Deberes delhombre de 1948 refuerza el carácter humano de los derechos al establecer que “ losderechos esenciales del hombre no nacen del hecho de ser nacional de determinadoEstado sino que tienen como fundamento los atributos de la persona humana ”.

    Cabe distinguir entonces un primer elemento insoslayable a considerar: el carácteruniversal de los Derechos Humanos .

    Ahora bien, además de los Derechos Humanos de los que somos sujetos todos entanto personas, los menores de 18 años cuentan con una serie de derechosespeciales. La Convención de los Derechos del Niño 1 del año 1989 establece en suArt. 3 que “en todas las medidas concernientes a los niños que tomen lasinstituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridadesadministrativas o los órganos legislativos, una consideración primordial a que seatenderá será el interés superior del niño”. Establece al respecto en su Art. 1que “se entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvoque, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría deedad” .

    Por su parte, el Poder Legislativo de la República Argentina ha promulgadorecientemente una ley que modifica un derecho civil y político fundamental para laciudadanía que es el derecho al voto. La Ley Nacional de Voto a los 16 (Nº26.774) 2 establece en su Art. 1 que “Los argentinos que hubiesen cumplido la edadde dieciséis (16) años, gozan de todos los derechos políticos conforme a laConstitución y a las leyes de la República”. A su vez, en Art. 3 – 1): “Son electoreslos argentinos nativos y por opción, desde los dieciséis (16) años de edad, y losargentinos naturalizados, desde los dieciocho (18) años de edad que no tenganninguna de las inhabilitaciones previstas en esta ley”. De modo que si bien existe laley de mayoría de edad que establece los 18 como “ edad bis agra” , la noción deciudadanía se ve ampliada para el conjunto poblacional de jóvenes entre 16 y 18.En la gran mayoría de los casos coincide entonces con el derecho al voto yfundamentalmente, con la pertenencia al mundo escolar.

    Ciudadanía y Participación

    Como hemos señalado más arriba, la participación es un elemento central desde laperspectiva de una concepción ampliada de la ciudadanía . En este sentido, cabedistinguir entre formas de ejercicio de la democracia quedenominaremos delegativas , en cuyo marco la ciudadanía se limita a depositar elvoto en distintas instancias electorales, desentendiéndose luego de la gestión de lopúblico -que quedaría exclusivamente en manos de la clase política- y formas deejercicio de la democracia participativas , que implican un mayor grado deinvolucramiento con lo público. Desde esta perspectiva, profundizar y consolidarla democracia consistiría, sobre todo en los países en los que ya se hanlogrado la instauración de votaciones periódicas y de libertades políticaselementales, en favorecer la mayor cantidad de nuevos ámbitos,instituciones y mecanismos democráticos de gestión de lo público, tanto enlo que refiere a la resolución de conflictos como a diversas instancias dedecisión. De modo que tenemos que reflexionar acerca de cómo habitamos como

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    ciudadanos nuestra realidad, teniendo siempre presente que las cosas podrían ser de otro modo y está en nosotros decidir cambiarlas . Esto es pensarpolíticamente y no es necesariamente lo mismo que la participación en elámbito de la política partidaria.

    Ahora bien, en la Convención sobre losDerechos del Niño de la ONU, documento derango constitucional para la RepúblicaArgentina, se aborda el derecho de niñas,niños y jóvenes a participar en la vida de sucomunidad, a expresar libremente susopiniones en todos los asuntos que los afecteny a que sean escuchadas y consideradasseriamente en función de su edad y madurez .De modo que la participación constituye uno de losvalores centrales en nuestra Constitución. Y se tratade un derecho, no de una concesión a cargo de losadultos.

    Citamos a continuación uno de los artículos que norma en esta dirección:

    Art. 12: 1). “Los Estados Partes garantizarán al niño que esté en condiciones deformarse un juicio propio el derecho de expresar su opinión libremente en todos losasuntos que afectan al niño, teniéndose debidamente en cuenta las opiniones delniño, en función de la edad y madurez del niño. 2). Con tal fin, se dará en

    particular al niño oportunidad de ser escuchado, en todo procedimiento judicial oadministrativo que afecte al niño, ya sea directamente o por medio de unrepresentante o de un órgano apropiado, en consonancia con las normas de

    procedimiento de la ley nacional”.

    Si leemos estos párrafos en clave escolar, aparece el derecho general del niño o joven a expresar sus opiniones libremente en todos los asuntos que loafectan y a que éstas se tengan en cuenta, lo que debe ocurrir en todos losaspectos de la vida escolar y de las decisiones relativas a la escolaridad. Elderecho a ser escuchado en cualquier “procedimiento judicial o administrativo queafecte al niño” , pensando en la escuela correspondería, por ejemplo, a la forma enla que se da respuesta a una situación conflictiva y a la necesidad de incorporar lavoz del niño o joven en su resolución. De modo que el derecho a laparticipación es reafirmado por la legislación argentina, nacional y

    jurisdiccional. La Ley de Educación Nacional del año 2006 establece una serie dederechos para los estudiantes en relación con la participación tanto en la vidainstitucional de la escuela, como en lo que concierne a sus procesos de aprendizaje:

    “Integrar cen tros, asociaciones y clubes de estudiantes u otras organizacionescomunitarias para participar en el funcionamiento de las instituciones educativas,con responsabilidades progresivamente mayores, a medida que avancen en losniveles del sistema.”(Art. 126, h), “Participar en la toma de decisiones sobre laformulación de proyectos y en la elección de espacios curriculares complementariosque propendan a desarrollar mayores grados de responsabilidad y autonomía en su

    proceso de aprendizaje.” (Art. 126, i). En lo que respecta a la institución escolar, seestablece la obligación de: “Promover modos de organización institucional quegaranticen dinámicas democráticas de convocatoria y participación de los/asalumnos/as en la experiencia escolar.” (Art. 123, b). Asi mismo se contempla quelos alumnos además de derechos, tienen deberes, entre otros el de: “Respetar el

    proyecto educativo institucional, las normas de organización, convivencia y

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    disciplina del establecimiento escolar” (Art. 127, e), deber que, a su vez, a bona enla profundización de los derechos mencionados, dado que está orientado a laconsolidación de un espacio para la convivencia democrática.

    La participación implica una responsabilidad

    La participación como derecho viene de la mano de la participación comoresponsabilidad. Entonces, cabe preguntarse: ¿qué significa ejercer un derecho? Enprimer lugar, debemos tener en cuenta que cada acción que llevamos adelante va acondicionar y afectar necesariamente las acciones de otras personas. Esto implicaque, siempre nos enfrentamos ante al hecho de tener que responder por nuestrasacciones. De eso se trata en definitiva obrar con responsabilidad: asumir lacapacidad de hacernos cargo de nuestras propias acciones y de sus

    consecuencias. Ello requiere, por tanto, de sujetos capaces de analizarcríticamente sus propias acciones y discernir las consecuencias previsibles de éstas.Nos referimos entonces a personas autónomas.

    Tal como advierte un grupo de docentes que reflexiona sobre sus prácticas en unaescuela pública de la Ciudad de Buenos Aires, la autonomía no se hereda, sinoque se construye en el marco procesos pedagógicos en los que esnecesario distinguir y trabajar los distintos planos en los que ésta puedeimpulsarse, desarrollarse o manifestarse (Fernández, Rago, Fares, Bertazzo,Sáenz, Tumas y Frisch, 2014). Así, los autores se refieren en primer lugar ala autonomía como apropiación crítica de contenidos y herramientas deaprendizaje , lo que implica una asignación de sentido a lo que se está estudiandocompatible con los esquemas de asimilación de los que los estudiantes son

    portadores. Ello requiere de procesos de construcción de autonomía como crecientecontrol por parte del alumno del proceso de aprendizaje y sus objetivos , lo cualimplica a acompañarlo en la construcción de sus propias herramientas y caminos deaprendizaje a los fines de que pueda asumir como propios los objetivos planteadospor el docente. De esta forma, los aprendizajes alcanzados en cada etapa de suformación le servirán para enfrentar los desafíos cognitivos planteados en trayectoseducativos posteriores. Definen asimismo a la autonomía como reafirmaciónintegral de la subjetividad , lo cual requiere que los estudiantes sean acompañados,estimulados y alentados en el desarrollo de su propia personalidad, fortaleciendo deeste modo su autoestima y su propia identidad. Finalmente, se refieren a lanecesidad de entender a la autonomía como construcción con acompañamiento, nocomo falsa “libertad” sin instrum entos con estas palabras:

    “La autonomía, como la libertad (conceptos muy relacionados) no es un punto de partida, sino el resultado de un proceso. “Dar autonomía” a quienes no han hechoel camino necesario para hacer un uso pleno y responsable de ella no genera máslibertad sino sometimiento a restricciones, bien que de otro orden. El desarrollo de

    personas crecientemente autónomas no se logra dando la orden de (o el permiso para) “ser libres”, sino con el permanente aliento y acompañamiento de docentesque ponen su saber profesional al servicio de ese objetivo” (Fernández, Rago,Fares, Bertazzo, Sáenz, Tumas y Frisch, 2014:335-336).

    Cabe aclarar que esto no supone la concepción de derechos y responsabilidades enun mismo plano de análisis, ni como contracara o requisito unos de

    otros: mientras que los derechos corresponden a las personas por el solohecho de serlo y regulan la relación asimétrica entre éstas y los Estados, laasunción de responsabilidades , es decir de la capacidad de responder por

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    los propios actos , constituye un proceso que se construye y que, en el casode los niños y jóvenes, debe ser necesariamente acompañado por losadultos. La escuela secundaria es un espacio y un tiempo en el que nuestrosadolescentes y jóvenes viven su vida durante muchos años. Y lo hacen junto aotros: docentes, directores, preceptores, bibliotecarios, auxiliares. De modo que laescuela se vuelve un ámbito privilegiado para trabajar la participación y laresponsabilidad, es decir para el ejercicio de la ciudadanía en el sentido ampliado.Por ello, la participación no es algo que deba o pueda suceder espontáneamente enun único momento de la vida escolar. Por el contrario, debe atravesar a todas lasinstancias de la vida institucional de nuestras escuelas.

    Los siguientes documentos legales nacionales se pronuncian sobre el derecho a laparticipación:

    Ley de Educación Nacional (N° 26.206) Ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y

    Adolescentes (N° 26.061/05) Ley Nacional del Voto a los 16 años (Ley Nº 26.774) Ley de Creación y funcionamiento de los Centros de estudiantes (Ley Nº

    26.877/13) Ley para la promoción de la convivencia y el abordaje de la conflictividad

    social en las instituciones educativas (Ley Nº 26.892/13) Resolución Nº 93/09 del Consejo Federal de Educación

    En este marco, las iniciativas que llevan adelante los jóvenes en demanda por laampliación o el cumplimiento de sus derechos implican también una lucha por serreconocidos como dueños de una voz propia. Y en este sentido contribuyen areafirmar su condición de sujetos de derecho y como constructores de ciudadanía

    democrática .

    Cabe entonces analizar el rol que suelen asumir los medios de comunicacióndurante un conflicto en el que los jóvenes están involucrados como sujetos políticosactivos, en tanto resulta cuanto menos paradójico. Al respecto, observa AguileraRuiz:

    "El tratamiento otorgado por los medios de comunicación a las movilizacionesestudiantiles no puede ser aislado de los modos generales con que la sociedadenfrenta las relaciones comunicativas con las juventudes. Esa relación lacaracterizamos como una estructura comunicativa paradójica; es decir, obediencia,autenticidad, y negación de la voz propia operando al mismo tiempo" (AguileraRuiz, 2011:21).

    Video N° 3: Los jóvenes y la política

    Observar atentamente el siguiente video en el que algunos jóvenes opinan

    acerca de su relación con la política:

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    Disponible en: www.youtube.com/watch?v=2bTAF9Zr1JU&feature=youtu.be

    Para pensar:

    ¿Cómo entienden estos jóvenes a la ciudadanía y la política? ¿Qué relación hay para ellos entre ciudadanía, política y participación? ¿Cómo podría nuestraescuela favorecer y potenciar la participación de nuestros jóvenes en la vida

    política de la escuela y del país?

    A modo de síntesis

    A lo largo de esta clase hemos avanzado en el análisis de la categoríateórica juventud desnaturalizándola, problematizándola y analizándola críticamente.Así, hemos recorrido las distintas miradas que el mundo adulto ha construidorespecto de los jóvenes y hemos establecido que es más exacto hablarde juventudes que de juventud , en tanto existen distintas formas de ser joven enfunción de la pertenencia de clase y género, entre otras. A su vez, hemosprofundizado en la noción de ciudadanía, pensándola también en relación con losadolescentes y jóvenes y la hemos relacionado con la democracia y la participación.En la Clase 2 analizaremos los cambios que presenta la escuela secundaria a lolargo de los últimos años. Allí observaremos por qué estos enfoques sobrela juventud , la ciudadanía y la participación son el punto de partida para garantizar

    el Derecho a la educación de todos los adolescentes y jóvenes del país en lasescuelas secundarias en las que trabajamos, en las que la función pedagógica delos preceptores es un componente clave.

    Actividades (obligatorias)

    Participación activa en los foros de debate propuestos por eltutor.

    Actividad integradora n° 1: “Las condiciones juveniles denuestros estudiantes”.

    Consigna:

    En esta primera actividad te proponemos mirar y pensar laescuela en la que desempeñás tu cargo (en caso de no estar enactividad actualmente, te sugerimos realizar esta tarea en unaescuela cercana, o alguna con la que puedas establecer contacto).La idea es que puedas relacionar lo que observás en la esainstitución con los distintos materiales trabajados en la clase1 : conceptos teóricos, normativa vigente, materiales audiovisuales,

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    testimonios, foros, etc.

    A partir de la información que reúnas realizando observaciones,entrevistas o charlas con distintos actores escolares (preceptores,directivos, docentes, auxiliares, estudiantes, etc.) te pedimos que:

    1. Elabores un breve informe (que puede ser construidogrupalmente si se trata de docentes que trabajan en la mismaescuela) en el que describas :

    a) ¿Cuáles son las diversas formas de ser joven que observás en losestudiantes en función de sus condiciones de clase social y género ?

    b) ¿Cómo son las distintas miradas de los adultos respecto de esos jóvenes que habitan la escuela?

    c) ¿Cómo se relacionan los estudiantes con la ciudadanía y la participación?

    2. Teniendo en cuenta el informe anterior, que describe unadeterminada situación institucional, te pedimos que elabores (eneste caso individualmente) un texto en el que reflexiones yanalices las diferentes formas de ser joven, las distintas miradasde los adultos y el contacto con experiencias de ciudadanía yparticipación, relacionando lo que observaste en el punto 1con los materiales que propone la clase : conceptos teóricos,marco normativo, testimonios, materiales, foros, etc.

    Extensión para cada punto (1 y 2) de la consigna: entre 400 y600 palabras (Word las cuenta automáticamente).

    Extensión total del trabajo: entre 800 y 1200 palabras (Word lascuenta automáticamente).

    Forma de entrega: por correo interno dirigido al tutor, concopia a los coordinadores (sus nombres figuran en el listadode correos).

    Bibliografía Aguilera Ruiz, Oscar (2011): “Acontecimiento y acción colectiva juvenil.

    El antes, durante y después de la rebelión de los estudiantes chilenos en el2006”, en Revista Propuesta Educativa Número 35 – Año 20 – Jun 2011 – Vol. 1

    Bracchi, Claudia; Gabbai, María Inés (2009): “Estudiantes secundarios: unanálisis de las trayectorias sociales y escolares en relación con lasdimensiones de las violencias”, en Kaplan, Carina (dir): “Violencia Escolarbajo sospecha”, Miño y Dávila, Buenos Aires.

    Fernández, Rago, Fares, Bertazzo, Zánez, Tumas y Frisch (2014): “Algunasreflexiones sobre nuestra práctica docente”, en Frisch y Stoppani (comp.):

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    “Hacia una pedagogía emancipatoria en Nuestra América. Miradas,experiencias y luchas”, ediciones del CCC, Buenos Aires .

    Kaplan, Carina (2014): “Juventud, divino tesoro”, en Ministerio de EducaciónNación (comp.): “Miradas en torno a la democratización de la escuelasecundaria. Aportes y desafíos”, Ministerio de Educación Nación., BuenosAires - en prensa.

    Pasin, Julia (20 14): “Una reflexión sobre los riesgos de los usos de la nociónde riesgo en las políticas públicas orientadas al tratamiento de la “juventuden conflicto con la ley en Argentina en el siglo XXI”, en Guemureman, Silvia(coord.): “Políticas penales y de segu ridad dirigidas hacia adolescentes y

    jóvenes. Componentes punitivos, entramados protectorios e historias devida. Pasado, presente y futuro”, en prensa.

    Salgado, Vanesa (2013): “Tratamiento mediático de los casos de delitoscometidos por adolescentes en la provincia de Buenos Aires. Su influencia enla construcción de la díada seguridad/inseguridad”, Trabajo deEspecialización en Problemáticas Sociales Infanto-juveniles Facultad de

    Derecho - Universidad de Buenos Aires. Tenti Fanfani, Emilio (2000): “Culturas juveniles y cultura escolar”, IIPE,Buenos Aires. Urresti, Marcelo (2005): “Las culturas juveniles”, Ministerio de Educación,

    Ciencia y Tecnología de la Nación - Dirección Nacional de Gestión Curriculary Formación Docente - Área de Desarrollo Profesional Docente, BuenosAires.

    Notas

    [1] Texto disponible en: http://www2.ohchr.org/spanish/law/crc.htm

    [2] Sancionada: 31 de Octubre de 2012. Promulgada: 1 de Noviembre de 2012. Texto disponible en:http://www1.hcdn.gov.ar/BO/boletin12/2012-11/BO02-11-2012leg.pdf

    http://www2.ohchr.org/spanish/law/crc.htmhttp://www2.ohchr.org/spanish/law/crc.htmhttp://www2.ohchr.org/spanish/law/crc.htmhttp://www1.hcdn.gov.ar/BO/boletin12/2012-11/BO02-11-2012leg.pdfhttp://www1.hcdn.gov.ar/BO/boletin12/2012-11/BO02-11-2012leg.pdfhttp://www1.hcdn.gov.ar/BO/boletin12/2012-11/BO02-11-2012leg.pdfhttp://www2.ohchr.org/spanish/law/crc.htm