CLILLEJO CARLOS La docencia como virtud ciudadana

13
K*s~

description

Capítulo 3 del libro Autonomía moral, participación democrática y cuidado del otro

Transcript of CLILLEJO CARLOS La docencia como virtud ciudadana

  • K*s

    ~

  • En este tercer captulo proponemos una reflexin sobre la p r c tica social de ensear en un doble sentido:

    Como hbito de hacerlo bien, es decir: como una d isp o s icin a actuar cada vez, deliberando inteligentem ente y eligiendo lo mejor desde las exigencias propias d e actividad y no meramente en funcin de presiones in ternas o externas: es decir, como una virtud.

    Como obligacin de hacerlo equitativamente, e s decir: como una funcin pblica regida por principios d e ju s t icia, construyendo un espacio de reconocimiento m u tu o y de mediacin entre la libertad de cada uno y la ig u a ld a d de todos y entre el deseo singular de aprender y la transmisin cultural del ensear: es decir, c o m o una virtud ciudadana.

    A partir de esta tesis de la docencia como virtud c iu da d a n a proponemos volver a plantear las relaciones de la justic ia con las polticas pblicas en educacin.

  • 1, l o d o c e n c i a c o m o v i r t u d

    L a im portancia de esta reflexin rad ica e n expliatar el lugar donde

    a c o n te c e la articulacin posible e n tre las opciones te r ic a s para ensear tica y c iu d a d a n a primero s e s m d o ) y las no menos necesarias interpretaciones las d e m a n d a s socialesyde las condiciones institucionales para poder

    h a c e rlo (captulos cuarto y quinto).

    iI

    - 1 -W n rias a l a d o c e n c i a se orientaron en En los ltimos anos, d e d e f m ir S u profesionalidad ,

    dosdiiecciones-Potunlado,lm a l h o r i z o n t e conceptual (e* * " S 1.0 t i e m p o c o o ti d e .d e 1.

    docenciacomo p Pi carcter d e t r a b a ja d o re s en relacin - i e f c P d e m r la d o .

    practica social, ^ 6 d u ra n te m u c h o tiempo con la conceptual (e ideoog , dca>> (pa m s t ic a n e u tra l y apoltica, por idea de la docencia co d e p o te n c ia r e l carcter de

    1 . nmfpdonalidad especfica {y, porto m is m o ,I U te n C ia T S t s u e jem icio ) y consisE e n una l formacin ) tegu ac fo rm a r paite de la compleja red I prctica social que se^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ a c ic r a e S d e l poder con elsaber son

    de practicas socia es lo m ism o es partedelanicrofsicai p a r c u la m e u te je le ^ y P docentes, de p f e s i o n ^

    1 y d e ^ t t ^ ' ^ P ' la c i n d e la c d u c a c t n c ie lc (tic m iefr nes mas amp tas p gam a d e aspiraciones y frum aciones

    1 t0y Cn/ P c 2 S e s p e r t a s d e ascenso social y t e c o n o - i de los docentes, i p ro fesionalidad docentes c u n t a ! cimiento se depositaron en la p rm

  • /t> Autonoma Tosi, psrcipBGtn qbiocsucb y cuiosoo ds!

    frustracin ante la creciente desvalorizacin del trabajo docente! i Cunto entusiasmo saber que se poda se r un agente de cambio social y de conciencia crtica y cunta angustia al saberse reproduciendo un m odelo social claramente injusto y excluyente!

    Bn el contexto de entender a la docencia com o profesin y como prctica social se hace necesario hoy p lan tear, adem s de las anteriores, las relaciones de la ed u ca cin con la , y es en este horizonte que proponemos entender la docencia com o v irtud y como virtud ciudadana. Porque entender la docencia com o v irtu d es calificar su profesionalidad como m oralm ente buena, y el entender esta virtud com o ' ciudadana es calificar su p rctica com o ticam ente justa.

    E l que la docencia sea una virtud qu iere decir varias cosas. Por de pronto, que su profesionalidad tiene patrones sociales, costumbres, m odos de comprensin que dan criterios de valoracin para encontrar el justo medio , frente al exceso y al defecto. A s, por ejemplo, el autoritarismo, el patem alism o, el la issez-faire , la simulacin retrica en la enseanza son sencillam ente v icios, a lejados de la virtud de la docencia, o por exceso o p o r defecto.

    Pero estos criterios no son so lam ente p roducto de tradiciones sociales o del im aginario social en tom o a las bondades de la docencia. E n realidad, su profesionalidad m ism a lleva a entender mejor que la docencia es virtud cuando se adeca a la perfecc in misma de la actividad de ensear en cuanto tal, independiente en buena medida de las valoraciones sociales sobre el buen m aestro o profesor. Es decir, en tender la d o ce n c ia com o v irtu d , h o y , tiene que ver m s con la excelencia y d ig n id ad de la a c tiv id ad de ensear en s m ism a, que con patrones so c ia le s . Y e s to es, en c ierto sentido, una necesidad en una sociedad am p lia m e n te d esje rarqu izada , abierta, p lura lista y con una c ircu lac i n de id e a le s de d o ce n c ia (imgenes sociales) no solam ente d ife ren te s , s in o en m u ch o s casos simplem en te contradictorios. E l q u e la d o ce n c ia s e a u n a virtud no depende tanto de su lugar en las cam b iab le s y v o l tile s jerarquas sociales, sino de su m ism a p ro fe s io n a lid a d . M s an, es slo desde

  • e s ta profesionalidad desde donde se podr ex ig ir el reco n oc im ien to social y la valoracin.

    Pero la docencia es virtud en otro sen tido , que nos perm itir com prender mejor lo anterior. Es virtud, p o rq u e se trata de un , u n a form a habitual de actuar, que ni es una facu ltad innata (aquello de nacer docente) ni es tampoco e l mero deseo de serlo com o com p u lsi n (aquello de la pasin por ensear). S in duda que la d ocencia supone facultades para ensear y gusto p o r hacerlo , pero no es e llo lo qu e la define como virtud. La define com o virtud el que sea una disposicin a actuar enseando bien, es d ec ir, de acuerdo con e l v a lo r y la dignidad misma del ensear.

    L a docencia es virtud porque tenem os que aprender a ense ar, po rque ensear tiene que ver con saber d e lib e ra r y elegir lo m e jo r de acuerdo con la naturaleza m ism a de la accin de ensear, y n o . solam ente de acuerdo con el deseo de h acerlo . La docencia e s v irtud , po rque consiste en una disposicin adq u irida (aprendida) q u e nos h ace fcil, habitual, ensear bien, es decir: deliberando y e lig ie n d o en cada caso lo mejor. Y esto es siempre u n tra b a jo , untrabajo de la inteligencia, que implica ed u ca r el ju icio p ru d e n te , un tener que adentramos en el sentido m ism o del ensear s a b e re s . E sta disposicin habitual de ensear bien, que define a la d o c e n c ia com o virtud , califcala profesionalidad docente com o talante m o ra l o, si se p refiere, como carcter m oral.

    Entender la docencia com o virtud es en tram ar la p ro fe s io n a lid ad con ios hilos mismos que form an la u rd im bre de la p e rso n a lid a d : las facultades y las pasiones, com o dira A rist te les. La d o c e n c ia es v irtud , porque es bueno ensear, y p o r lo m ism o d e s e a b le , y es bueno ensear, porque sin educacin los hom bres no p o d e m o s a lcanzar nuestros fines, no podem os construir ideales de v id a b u e n a , no podem os desplegar nuestra capacidad d e ju zg a r a u t n o m a m e n te y pensar crticamente. Incluso, sin educacin no podem os a p re n d e r a distinguir lo justo de lo injusto , lo correcto de lo in c o rre c to .

    Digamos, finalmente, que se trata de u n a v irtud m ora l e n sentido estricto. Es decir, un modo de com portarse de acuerdo c o n b ie n e s que

  • 6 r.f:0{T!cmorai, paruapacioi / qb iocraiica y cug&qo otro

    son dignos de ser buscados por s m ism os, y no por otros. Estos bienes tienen que ver con el conocim iento , y con su estrecha relacin con el desarrollo del hom bre, con el respeto a sus derechos, con la posib ilidad de construir libertad responsable.

    Hay una precisin que tenem os que hacer. El usar este lenguaje de l a virtud no significa q u e lo hagam os desde un horizonte hoy histricamente superado. C uando hablam os de patrones sociales o d e imaginarios en tom o a la docencia, claramente estamos sugiriendo s u carcter histrico y no idealizado, y le estamos oponiendo una lectura de la p ro fesiona liaad que sea capaz de atender m s a las exigencias de la tarea m ism a, que a sus valoraciones sociales. No se trata de aceptar determ inadas jerarquas sociales de las actividades y lo s trabajos en funcin de a lgn bien predominante (como dira Th. Walzer, 1993). Se trata de respetar los sentidos sociales de las diferentes prcticas, y en ten d er la profesionalidad docente justam ente como una forma de resistencia a cualquier forma de predominio. En u n a sociedad donde todo p arec ie ra m edirse con el patrn de su valor monetario (que pareciera el b ien predominante) esto cobra una particular importancia. Es en esta direccin que aceptamos la afirm acin en tomo a la educacin com o esfera autnoma de la justicia.

    Correlativamente, el que definam os a la docencia como virtud en el sentido del hbito de ense ar bien , no significa que desconozcamos el carcter de m atriz social e h ist rica que tiene hoy la nocin, incluso atravesada por lo que B ourd ieu (1981) llam a los habitus relacionados con la clase social, las in tem alizaciones de segmentaciones y de represiones, incluso los cd igos restringidos (Bemstein, 1994). Por el contrario, apelam os a u n a idea de v irtud relacionada con un hbito de deliberar y elegir, que im p lica siem pre juicio crtico y prudente, incluso de los m ism os com ponen tes que desfiguran o perturban el carcter de sujeto m oral.

    Y, finalmente, p rec isem os que se trata de una virtud m oral, no porque se adeca a las costum bres o al deseo como deseo del o tro , sino en tanto intentam os d e fin ir a la docencia desde la relacin m ism a con el deseo de alcanzar u n b ien que puede ser reconocido en s mismo: el conocer y su re lac i n con la realizacin del hombre. Y en esto, las condiciones actua les - a d iferencia de las antiguas- perm iten

  • T-n rprecho de todos,comprender mejor cm o el conocim iento es egiadoSt y cm 0derecho humano de aprender, y n0 ^ or valoracin de losla sociedad misma parece encaram arse * 1 ^ ^ acfon

  • SO Autonoma moral,participacin democrtica y cuidado dei otro

    II. La docencia como virtud ciudadana

    En las discusiones actuales sobre la tica y la c iudadan a , com o ya lo recordam os, es de particu lar im portancia la d istincin entre el b ien y la justicia. Sin duda que h ab la r de v irtu d es , en la tradicin de la tica y la po ltica occiden tal, tien e que v e r con hablar de un agente que acta bien, es decir: q u e sabe eva lu ar el sentido y la finalidad de sus acciones. C o n c ierto sim plism o se ha contrapuesto a una p retendida lnea terica de tica de las v irtudes , otra lnea, de bases ms m odernas (y sobre todo kantianas), de una tica de las ob ligaciones . E n un rec ien te artculo, M artha N ussbaum (1999) h a m ostrado con agudeza lo in c o r r e c to de e s ta s fo rm a s de t i p i f i c a r la s p o s ib le s fundam entaciones de las diversas teoras ticas. E n realidad , una tica q u e apele a las v irtudes no tiene p o r qu e n tra r en con trad iccin con una tica que apele a los deberes. E l b ien y la ju s tic ia no tienen p o r qu con traponerse tan ta jan tem en te . D esp u s d e todo, la ju s tic ia es la v irtud socia l por exce lenc ia , y n ingn bien hum ano puede se r tal si su realizacin im p lica in justicia .

    En este contexto proponem os com pletar n u estra a firm acin in icia l en este cap tu lo . La docencia es virtud, pero es v ir tu d c iudadana. C on lo cual qu isiram os llam ar la atencin a d o s cosas:

    - qu e n o se trata so lam ente de un hb ito d e en se ar bien , sino tam b in de una ob ligacin de hacerlo equ ita tivam en te , e s decir de acuerdo con los p rincip ios norm ativos d e la justic ia ;

    - que la docencia es virtud ciudadana en un sen tid o paradigm tico , p o rq u e en su e jercicio de lo que se tra ta es de la c reac in del e sp a c io pblico , el que puede constitu ir y ocupar el sujeto p b lico .

    L a ob ligacin de ense ar equita tivam ente , p rim er sentido de la d o ce n c ia com o v irtud c iudadana, nos o b lig a a p re c isa r el sentido del

  • Carias A. Cullen 81

    ensear bien. A c la e s tra teg ia puede condensarse en el problem a de la socializacin. Porque el ensear, com o ya d ijim os, se relaciona con los conocim ientos, pero ju stam en te com o una form a especfica de socializacin. Y la socia lizac in m ediante la enseanza de conocim ientos tiene que es ta r reg ida por los p rincip ios norm ativos de la ju s tic ia como equidad.

    E n la tradicin m od erna del derecho natu ra l, estos principios norm ativos de la ju s tic ia com o equidad no son sino la libertad y la igualdad. L a docencia es una virtud c iudadana porque al socializar m ediante la enseanza de conocim ientos debe reconocer que toda persona tiene igual derecho a un rg im en p lenam ente suficiente de libertades bsicas iguales, que sea com patib le con un rg im en sim ilar de libertades p ara to do s (Raw ls, 1996). P o r eso ensear bien no se define solam ente en re lac in con el conocim ien to , sino tam bin con el reconocim iento de la libertad bsica igual p a ra aprender de todos los alumnos (y del m ism o docente).

    M s an, las nicas desigualdades acep tab les son aquellas que resulten de u n a cond ic in inicial de igualdad de oportun idades, y que beneficien a los m enos favorecidos. C uando la docencia agrega al ensear bien hacerlo equ ita tivam ente se conv ie rte en v irtud ciudadana. normip. rea liza el n rinc ip io fundam ental de to d a convivencia insta: que se reconozca el derecho de toda persona a te n e r la m ism a igualdad bsica de aprender. E n realidad , la docencia no p u ed e ejercerse bien sin suponer la c iudadan a , al m enos en tanto derecho de la libertad bsica de aprender. Y rad icalizando la p ropuesta , slo podem os hab lar de enseanza cuando se reconoce esta lib e rtad (que es qu izs la razn m s p ro fu n da de aquella conocida sen ten cia de F reud en tom o a la ta rea im posib le de educar: es im po sib le porque no se puede hacer sin reconocer e l deseo de aprender, el derecho a la libertad de : aprender).

    E s im portante in s is tir en esta id ea de c iud ad an a com o lucha p o r el I reconocim iento del d eseo de aprender y d el p o d er de ensear b ien. P o r i e s ta primera razn es que la docencia puede se r com prend ida com o : v irtud ciudadana. L a c iudadan a en este sentido e s el resu ltado m s e l proceso m ism o de en se ar b ien y equ ita tivam ente .

    Sin duda q u e esto im p lica que una po ltica edu ca tiv a legitim e de este

  • 82 Autonoma moral, participacin democrtica y cuidaao oe o

    modo la docencia, pero esto im plica, tambin, que es ac donde la educacin m uestra su propia esfera de justicia, en tanto la equidad tiene que especificarse desde la lgica propia del ensear bien, relacionada co n el conocim iento, com o ya dijimos, y no puede ser alterada en su sentido intrnseco. Y es por esto, finalmente, que podemos decir que la docencia com o virtud ciudadana transform a al individuo socializado por la enseanza en un participante potencial, en un poltico po tencial (W alzer, 1993).

    Al entender la docencia como v irtu d ciudadana estamos intentando trascender el m bito de considerarla slo como una virtud m oral (propia del carc ter m oral de aque l que ensea b ien). Estamos insistiendo en que esta m oralidad de la docencia e s t obligada ticamente a ser ejercida en fo rm a equitativa, es decir: justa. L a docencia es una especie de la ju stic ia , y por eso es una virtud ciudadana.

    Si bien es c laro que hay otras fo rm as especficas de la justicia, y p o r lo m ism o o tras virtudes ciudadanas o cvicas (V. Cam ps, 1993), quisiram os ahora destacar el carc te r paradigmtico que tiene la docencia com o virtud ciudadana.

    E n la d o ce n c ia acon tece la c iu d a d a n a como func in pblica. M ejor d icho: es la activ idad q u e constituye el espac io pblico donde pu ed e aco n tece r la c iu d a d an a * Y es en este sentido que decim os q u e es p a rad ig m tica e n tre las virtudes c v icas.

    E n prim er lugar, esto es as po rque la docencia construye el hbitat simblico d el ciudadano: los rasgos del espacio pblico que tendr que buscar o c rear o exigir. El espacio pblico comienza por ser u n espacio c o m n . C om n porque se reconocen la libertad y la igualdad com o los p rinc ip io s norm ativos de la reunin, com n porque se aprende no s lo a reconocer al o tro en cuanto otro, sino a aprender del otro en cuanto otro. E s decir, e l reconocimiento y la diferencia encam an la libertad y la igualdad. L o comn tiene que ver con la atm sfera dem ocr tica que exige la docencia como v irtud ciudadana. D em ocracia que tiene que ver con el respeto a la dignidad de fin en s de cada uno, y que tiene que ver con el supuesto de toda docencia: que hay un otro q u e desea aprender lo q u e otro puede ensear. L a docencia es virtud c iudadana porque teje red es de hombres lib res e iguales, diferentes y reconocidos. Es u n a radicalizacin de la dem ocracia

  • m ism a en su principio: conv iv ir con o t r o s , r e s p e ta n d o su carcter de sujetos, reconociendo sus d iferencias, a p r e n d i e n d o de ellas, constru yendo pequeos o grandes proyectos c o m u n e s .

    Lo com n, finalm ente, que pasa p o r t e n e r que vrselas con el c o n o c im ie n to , con ra z o n e s , c o n s e n t i d o s c o m u n ica b le s y a rgum en tabas.

    En la construccin del e spac io p b lico l a d o ce n c ia , como virtud ciudadana, no slo genera e l espacio d e lo c o m n , sino que ad e m s lo norm ativiza con la crtica . E ste es u n s e g u n d o rasgo del espacio pblico que genera la docencia com o v ir tu d c iu d a d a n a . En la l n e a de lo que algunos autores llam an hoy la c iu d a d a n a reflex iva (T hiebaut, 1998), la docencia ensea b ien , po rque e n s e a a pensar c rticam en te . Esto tiene qu e ver con e l carcter c iu d a d a n o de la v irtu d d e la docencia. P o rq u e se trata d e que cada uno p ie n s e desde s m ism o , pero articulando su m em oria con los saberes p re v io s , c o n s tru y e n d o identidad reflexiva, y, adem s, expuesto siem pre a l c o n tra s te , el en cu en tro con el pensam iento del o tro y de los o tros, c o n el capital c u l tu r a l que se transm ite. E s virtud c iudadana, porque la d o ce n c ia p e r m i t e en principio que nada hum ano nos resulte a jeno , que la p e r t e n e n c i a se am ple h asta el horizonte m ism o de la in terrogacin c o n t i n u a del hom bre.

    Y este carc te r de espacio crtico de lo p b lico que c o n s t r u y e la docencia com o virtud c iudadana acontece com o tom a d e l a p a lab ra" , com o posib ilidad de reunir sentidos dispersos, vo lverlos a d is e m in a r , volverlos a reu n ir. Y el tom ar la palabra es siem pre para c o m u n ic a r s e , con otros, con cualquier o tro y con estos otros concretos c o n quienes se com parte la socializacin . L a docencia es virtud c i u d a d a n a n o slo porque ense ar es tom ar a palabra, sino porque ense ar e s d e j a r que la palabra sea tom ada, expuesta , publicada, com unicada, c o n t r a s t a d a , cuidada, inven tada . Y cada vez que tomamos la palabra r e s p o n s a b l e m ente som os ciudadanos. Y somos ciudadanos r e f l e x i v o s , q u e nos resistim os a la retirada de la palabra (Steiner, 1 9 91 ). F ^ o rq u e tin espacio donde no se tom a la palabra es la sociedad de lo s c i u d a d a n o s m uertos, p o rq u e ha perdido el espacio pblico de b c o m n y dlo crtico. L a d o cen c ia com o v irtud ciudadana en este p articu 1 a x - respecto es dec id idam ente creacin de espacio pblico. Para q u e tom arla palabra sea e l lugar donde em piece la participacin c i u d a d a n a .

  • 84 Autonoma moral, participacin democrtica y cuidado del otro

    Pero adems del espacio pblico com o lo com n y lo crtico, la docencia como v irtud ciudadana genera contexto p a ra la esperanza. Porque lo pblico no es slo el espacio donde nos reconocem os y podem os tomar la palabra, sino tam bin el lugar donde es posible, com o dira Borges, ensayar lo venidero y que ese ensayo [sea] la esperanza.

    Si lo comn es el lugar donde se cruzan la libertad y la igualdad, y lo crtico el lugar donde lo hacen la m em oria y la tom a de la palabra, lo esperanzado es e l lugar de lo abierto, donde podem os hacer frente a lo incierto, levantando siem pre las anclas enterradas en lo que sabem os y deseando aprender m s. L a docencia es virtud ciudadana, porque en su ejercicio las incertidum bres del futuro son las responsabilidades del presente, porque aprendem os a hacem os cargo de esas incertidumbres, po rque sabem os que n o s reconocem os y tom am os la palabra, porque as podem os abrir la p u e rta .