CMEA Recuerdos de la Primera

Recuerdos de la Primera

I PROMOCION

”GENERAL DE BRIGADA E.P. ALEJANDRO SIERRALTA MOROTE”

1962 - 1964

Recuerdos de la Primera Para ir completando el anecdotario, adelanto algunos de los recuerdos que se vienen a la mente; la verdad que al evocarlos resulta fácil retroceder en el tiempo y despertar profundas emociones mezcladas de alegría y añoranza. Es increíble que hayan pasado 42 años desde que nos encontramos por primera vez en el “Manuel Pardo”, en el examen de admisión. Creo que de ese colegio llegó el grupo más numeroso. Al pensar en el tiempo que pasamos juntos saltan a la vista una serie de circunstancias excepcionales; éramos la primera promoción, tuvimos un director que parecía más papá que militar, vivimos en una casa en pleno centro de la ciudad y la mayoría nos conocíamos de antes, con lo cual la integración fue más fácil y la palomillada encontró más espacio. Tres años de convivencia dejan huellas imborrables y eso se comprueba con cada reencuentro; en lo personal, estuve desconectado mucho tiempo de los muchachos y, gracias a Jorge Arce, volví a encontrarme con varios, tuve la suerte de volver a abrazar, antes de su partida, al chato Montenegro, a maro Ortiz y a la urraca Vallejos (¡Contra, por siaca!); hay otros a quienes no he visto desde que salimos del Colegio: Lalo García ("¡No es un avión, es una avioneta Piper!", cochineo del Maro), el "cura" Ayala, el "solapa" Pérez Sánchez, Sixtilio, el "chorreado" Ferreyros, "cabeza de foco" La Madrid, el "chame" Pasco, Emilio Vargas... Espero que pronto nos estemos abrazando. Van los recuerdos, más bien sueltos, y algunas fotos; que nos ayuden a mantenernos unidos en el tiempo y en el ciberespacio.

Max Meza 62-027


1962 -Tercer Año Primer encuentro de los muchachos, primeros pasos en la disciplina militar y el orden cerrado; cada oficial tiene su propia característica, el coronel Sierralta, muy consciente de que estaba recibiendo hijos de familia; el comandante Goycochea, siempre serio; el capitán Raúl Figueroa, gritón, pero buena gente; el teniente Del Campo, de la sección A, canchero, exalumno de la primera del Leoncio Prado; el teniente Bedoya, de intendencia, malgeniado, intransigente; el teniente Noé Alvarez Menéndez, de la sección B, reglamento, pero “pata” de todos. En la Dirección de Estudios, Antonio Pedreros, muy serio y muy profesional; el teniente Collantes en administración; Rosita y Coco, secretarias; el “matarife” en la cantina; etc. Los que estuvieron de pasada ese año: el cabezón Burga, el charapa Villacorta, Pelucho Arce Del Campo, el chino Pun Morote. Los recuerdos vienen uno tras otro y que el pasado vuelve a vivirse, divertidamente por cada situación y con pena por los que ya no están. • Todas las tardes, la mamá del negro Morón venía a "completarle" el rancho a través

de la reja del jardín, ellas eran las que más sentían la separación y no podían dejar de engreír a sus hijitos.

• El tiempo avanza, conocemos más a los oficiales y administrativos: inolvidables las imitaciones a gritos de la Coco: “¡Teniente Collantes! ¡Plantón!”

• ¿Cómo no recordar los portazos que le mandaba a Pedreros el chato Montenegro cada vez que se acercaba al aula (“¡Ya, chato, ya!”)?.

• ¡Cómo corrían los muchachos a la escalera cada vez que Rosita o la Coco subían a la oficina de Pedreros!.

• Gran hito la borrachera que fue descubierta porque Montjoy vomitó, al día siguiente. • La disciplina y sus consecuencias: recuerdo que el negro Morón, que era monitor de

la sección A y yo, que era monitor general, quisimos poner en orden a los muchachos y nos desbandamos en papeletas; eso fue luego de la publicación de las notas del primer bimestre, luego, al final del segundo bimestre, hubo un error en la lista de orden de mérito y el negro ya no figuraba como monitor; en la madrugada,


lo botaron por la escalera con colchón y todo y, cuando salió la lista corregida con él todavía en primer puesto de la sección, cómo le hacían cariños y le decían "negrito, negrito"…eran las épocas de la casa de Castañeda, cuando el Chito Montenegro estrellaba los cojines de los sillones del primer piso y la Coco y la Rosita salían espantadas de sus oficinas.

• Los bailes de "tarados" de Jorge, Sixtilio y no recuerdo quién más, que eran mucho mejor opción que ver las películas de José Iturbi tocando la Marcha Turca.

• Me acuerdo que lo batían duro a cúculo, que tenía una correa bien ancha, Jorge Arce decía que lo habían metido al colegio porque se había cepillado a una judía de ojos amarillos; también que se ufanaba de su casa "croquia".

• Los cochineos a Coco León Sierralta en el primer año ("¡Jorge es guardia!, ¡Jorge es guardia¡"). También lo cochineaban diciendo que la primera noche le habían dado fósforos para que prendiera los fluorescentes.

• Y hablando de luz, las voladas de plomo de Kiko Baca, a ver si daban salida general. • Primeras escenas bélicas: las guerras con el postre. (¿Se acuerdan del pudín que nos

servían?) Jorge Arce empezó a lanzarlo usando la cuchara como catapulta, lo máximo fue cuando se pegó el primero en el cielo raso del comedor.

• Las clases de Historia Universal del Capitán Figueroa: "¡Las guerras de la revolu....!" • Una de Callirgos, que se sentaba en la primera fila del salón: le metía tizas en la

manga de la sotana al cura franciscano que daba las clases de Religión.


1963 - Cuarto año Nos mudamos al nuevo colegio, en construcción, y me tocó, como monitor general, darle la bienvenida a la segunda promoción. De pasada por ese año: Fernando Villamonte. ¿Se acuerdan lo detalloso que era? Y fue el único que recibió el uniforme de salida lleno de manchas; me acuerdo cómo se esmeró en limpiarlo hasta dejarlo bien “tiza”. Famoso por su vanidad, al regreso de una salida el teniente Fernandini, en plena formación, lo cochineó: “Ayer, mirando a lo lejos me dije ¡Qué rica hembra!, cuando se acercó me dije ¡No, es un maricón!, cuando estuvo más cerca dije ¡Ah no, es el cadete Villamonte!”. El negro Odar se retrasó porque lo jalaron de año. Llegaron Calobeto, el pato Gutiérrez y Emilio Vargas (papa, yuca, camote), el flaco Reaño. • Una de las primeras destapadas del flaco Reaño ("cola de perro"): mientras

formábamos frente a las aulas con la segunda promoción, antes de ir a dormir (El estaba con descanso médico), desde el 2do. piso gritó imitando al suboficial: "a la ishquieshda, ishquieshda!”)…primera consignada del flaco.

• Recuerdo una época en que se perdían los jabones, la pasta de dientes y otros útiles, y nadie sabía nada de nada; al regreso de una salida, lo cochineé al chito Ubillús -dormíamos en la misma cuadra-, que estaba zampado, se asó y me dijo: “¡Para que lo sepas, tengo una fábrica de jabones en mi ropero!", todos nos desternillamos de risa.

• Otra histórica: desde nuestra aula escuchamos como una explosión y luego los gritos del suboficial Montenegro: "¡Animal! cavernícola!.." al lobo Liñán. Después nos enteramos que era porque el lobo le había tirado una bola de macilla a su escritorio y casi lo mata del susto. Por supuesto que no había faltado el previo “¡Tú la haces lobo!”.

• Una de las canciones preferidas durante el rancho: "Amor misterioso" del Dúo Dinámico, que la poníamos para fregarlo a Fernandini, que no se sacaba sus rayban en ningún momento (Decíamos que era porque quería ocultar que no tenía pestañas).

Recuerdos de la Primera • Hugo Castro tenía la costumbre de saltar a su cama, que era la litera superior, y caía

echado, una vez -idea del aguaruna- le sacaron casi todos los resortes, menos los indispensables para sostener con la justas el colchón y a la hora que dio el salto se fue hasta abajo...¡Esos son los muchachos!

• Una del “doctor”: vino a ponerle una inyección intramuscular al flaco Reaño y aprovechó para desquitarse de todas echándole alcohol yodado en la raja…nunca he visto a nadie dar tantos brincos.

• Al ciego (semáforo, terco) Guevara se le dio por levantarse de madrugada para derramar cera en la cara de los dormidos; como uno se despertaba desconcertado, tenía tiempo para acostarse y hacerse el loco; lo descubrimos y se la devolvimos igual, pero varios a la vez. Santo remedio.

• En cuarto también se inauguraron las peleas del lobo Liñán con Javier Estremadoyro, me acuerdo cómo los empujaban a la mala para que se estrellen.

• Hablando del lobo, recuerdo cuando abrían una las ventanas pequeñas de la cuadra y le daban la escoba para que la lanzara por ahí (“¡Tú puedes lobo! ¡Tú puedes!”) y se tiraba abajo las lunas de los costados y cuando venía el suboficial a preguntar, todos gritaban a coro: “¡Ha sido Liñán, mi suboficial!”.

• Los cortes de pelo con Don Pepe y su ayudante, y los cochineos: “¿quién te cortó el pelo?” “¡El sastre!”

• EL idioma inglés en el colegio: el profesor Nombera y su pantalón hambriento. • En las actuaciones siempre habíamos dos sorteados: el suscrito, con los discursos de

orden, y Emilio Vargas atacando al saxo “Cerezo Rosa”. • ¡Qué especial la llamada de atención del Coronel Sierralta cuando se descubrió el

forado del muro del fondo!:¡"Los cadetes no han hecho eso, lo han hecho los chanchos!".

• El laposo del orejón Torres, cuando asesinaron a Kennedy: asomaba a cada rato la cabeza por la puerta de nuestro salón para gritar "¡Han matado a Kennedy! ¡Han matado a Kennedy!".

• Los ensayos para el desfile: el suboficial Arguedas (nadie) nos ofrecía descanso si marchábamos un rato bien, luego se envalentonaba, nos hacía seguir marchando y lo obedecíamos…persiguiéndolo a paso de desfile.


1964 - 5to año También le dí la bienvenida a la tercera, pues el "chango" Larrea, monitor general entonces, estaba con descanso médico. Llegaron nuevos profesores, cada cual con su historia. • El de geometría, "Botalapepa"; muy bueno pero más liso que un camionero. Una vez

había sacado a la pizarra al lobo Liñán y el gordo Guimet, que estaba en primera fila, le empezó a soplar y el profesor se dió cuenta y le gritó al gordo "¡Estás hasta tu oj... y te das el lujo de soplar c...¡"

• En otra ocasión, sacó al lobo -lo tenía de punto- para que dibujara un polígono y cuando Liñán terminó, nos matamos de risa pues había escrito en cada vértice una de las letras de "Bostauro".

• Otro buen profesor era el de biología ("parénquima lagunoso"), me acuerdo que una vez entró en medio de una pestilencia de la gran siete y es que había traído un pescado para explicar mejor la clase.

• Para la historia, los dictados de biografías del Profesor Rualdo León, de Literatura: "...logró morir...".

• Recuerdo la época en que llegó una misión de catequesis y varios nos confesamos para comulgar; los curas tenían como asistentes a unas monjitas y había una regordeta con lentes, bien morenita; pues bien, a la hora de hacer cola para la comunión, el flaco Trelles iba por atrás de cada uno y susurraba "¡Sor Ayala! ¡Sor Ayala!".

• Una vez el subofical Gao -¡ese sí era cunda!- estaba de guardia y pasaba revista a nuestra cuadra, las luces ya apagadas, y se mandaron un pedo de campeonato y él retrucó fuerte y claro: "¡Con esa música enterraron a tu madre"!.

• En otra ocasión, el suboficial "alacraco" pasaba y le gritamos "¡craco!" "¡crico!" y él se acercó furioso, preguntando quién había sido y le contestamos "¿Qué cosa mi suboficial?, no hemos escuchado nada" y nos gritó: "¡Hicrócritas!".

Recuerdos de la Primera • Una del cínico Guerrero: habían varios sentados y él estaba fumando, cuando

apareció de pronto un suboficial, como no le quedó tiempo para botar el cigarro, se hizo el dormido, con el pucho en la boca y cuando el subofical le llamó la atención se hizo el sorprendido: “¡No sé nada mi suboficial, me lo acaban de poner!”.

• Estábamos discutiendo con el Coronel Sierralta si se hacía una pulsera o un anillo como recuerdo de promoción y Jorge Arce dijo:"Mi coronel, yo creo que un anillo es más preservativo". No se puede con los muchachos.

• Era una de las últimas noches en el colegio y ya habían apagado las luces, entonces el flaco Reaño se asoma a la escalera y grita “¡Fernan! ¡Fernan!”; el teniente Fernandini subió como un rayo y entró a la cuadra, mandó atención y nadie le hizo caso y empezaron a lloverle besos volados, hasta que se resignó y se fue.

Recuerdos de la Primera “En el inalterable transcurrir del tiempo, otra etapa de nuestra vida ha terminado…” Me tocó también dar el discurso de despedida de la promoción; recuerdo que Lalo García me dijo después que me había faltado emoción. Quizá fui demasiado formal –la emoción la puso con creces nuestro padrino-, pero para mi tuvo un significado especialísimo pues también me tocó cerrar la última página de años inolvidables para todos nosotros. Recuerdo que durante la preparación del discurso pensé bastante sobre el tiempo que había pasado en el colegio y me quedó claro que lo más valioso era haber compartido esos años tan importantes de la vida con los muchachos; los demás, ¡Pueden retirarse!


Nuestra escolta, orgullo de la Promoción y del Colegio


Nuestros oficiales y suboficiales Para revisar y ordenar: Helí Gonzales (Mula vieja). Gumercindo Gonzales Huerta (Guayabita) Suboficial Montenegro (Cavernícola) José Villalobos, capitán de año en 5to. Tenientes: Collantes, Bedoya, Del campo, Alvarez Calderón y Noé Alvarez Menéndez. Capitán Figueroa (Napo). Mayor Montenegro. Coronel Alejandro Sierralta Morote, después Carlos Iturri Quevedo. Comandante Goycochea, luego el comandante Rivero.

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