COLOMBIA: LA MODERNIDAD POSTERGADA Capítulos II y III

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COLOMBIA: LA MODERNIDAD POSTERGADA Capítulos II y III En estos dos apartados del texto denominado, Colombia: la modernidad postergada, de Rubén Jaramillo Vélez, tiene como fin dar a conocer uno de los elementos que desde la colonia hasta nuestros años posee su gran complejidad, y que han marcado significativamente la historia colombiana, así mismo el autor nos hace el llamado a incitar una reflexión que quizá tenga algo que ver con el destino de la filosofía y del país, partiendo desde la historicidad, entendiendo este aspecto, como; el análisis de los acontecimientos históricos de nuestro contexto, es decir, ver el pasado teniendo en cuenta el presente para así proyectar el futuro, toma de conciencia de la historicidad, en palabras de Hans-Georg Gadamer. “la conciencia histórica no oye más bellamente la voz que le viene del pasado, sino que reflexionando sobre ella, la remplaza en el contexto donde a enraizado, para ver en ella el significado y el valor relativo que le conviene”. Para tal fin el autor parte desde los hechos que impidieron el desarrollo de la modernidad, tomando como tema central la educación, en cuanto a la introducción filosófica moderna en Colombia, que ha sido una de las mayores tensiones sociales que el país nunca había experimentado, en lo referente a conflictos. Hablar de este elemento implica hacer una relación con los diferentes factores que han incidido en el atraso de nuestro desarrollo, tales como: violencia, religión; considerada como el opio del pueblo y, falta de una organización de la sociedad: dichos factores son los que a lo largo de nuestra historia han tenido un gran impacto, tanto en lo económico, político y cultural. En nuestro caso para tratar este elemento nos centraremos en cuanto a las premisas que afirmaron la transición y la normalización de la filosofía moderna en colombiana, que fue llevada a cabo por personajes que por sus orígenes fueron vinculados a las providencias. “de ciudades comerciales como Sogamoso, Bucaramanga, barranquilla; de Medellín, Manizales y Salamina, de aldeas integradas a la economía campesina y la producción Artesanal” y no a la capital de la república o a las viejas ciudades señoriales. En dicha época estos intelectuales accedieron a la filosofía bajo la influencia de Ortega, Kelsen y Scheler y más tarde por Husserl, Heidegger, Jaspers y Sartre. Ante dicho fenómeno el filólogo español Marcelino Menéndez, se preguntaba porque la denominada Atenas suramericana, no hubiese aportado mayor cosa al surgimiento de la filosofía moderna en Colombia, cosa que no fue lo mismo con personas oriundas de lugares apartados de la capital, y de sus posibilidades culturales. Dichos personajes son los pioneros de esta actividad, considerada uno de los medios más importantes, con el cual, una cultura, una nación, un pueblo accede a la conciencia universal del género y por lo tanto del carácter universal de su destino.

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COLOMBIA: LA MODERNIDAD POSTERGADA

Capítulos II y III

En estos dos apartados del texto denominado, Colombia: la modernidad postergada,

de Rubén Jaramillo Vélez, tiene como fin dar a conocer uno de los elementos que

desde la colonia hasta nuestros años posee su gran complejidad, y que han marcado

significativamente la historia colombiana, así mismo el autor nos hace el llamado a

incitar una reflexión que quizá tenga algo que ver con el destino de la filosofía y del

país, partiendo desde la historicidad, entendiendo este aspecto, como; el análisis de

los acontecimientos históricos de nuestro contexto, es decir, ver el pasado teniendo en

cuenta el presente para así proyectar el futuro, toma de conciencia de la historicidad,

en palabras de Hans-Georg Gadamer. “la conciencia histórica no oye más bellamente

la voz que le viene del pasado, sino que reflexionando sobre ella, la remplaza en el

contexto donde a enraizado, para ver en ella el significado y el valor relativo que le

conviene”.

Para tal fin el autor parte desde los hechos que impidieron el desarrollo de la

modernidad, tomando como tema central la educación, en cuanto a la introducción

filosófica moderna en Colombia, que ha sido una de las mayores tensiones sociales

que el país nunca había experimentado, en lo referente a conflictos.

Hablar de este elemento implica hacer una relación con los diferentes factores que han

incidido en el atraso de nuestro desarrollo, tales como: violencia, religión; considerada

como el opio del pueblo y, falta de una organización de la sociedad: dichos factores

son los que a lo largo de nuestra historia han tenido un gran impacto, tanto en lo

económico, político y cultural. En nuestro caso para tratar este elemento nos

centraremos en cuanto a las premisas que afirmaron la transición y la normalización

de la filosofía moderna en colombiana, que fue llevada a cabo por personajes que por

sus orígenes fueron vinculados a las providencias. “de ciudades comerciales como

Sogamoso, Bucaramanga, barranquilla; de Medellín, Manizales y Salamina, de aldeas

integradas a la economía campesina y la producción Artesanal” y no a la capital de la

república o a las viejas ciudades señoriales. En dicha época estos intelectuales

accedieron a la filosofía bajo la influencia de Ortega, Kelsen y Scheler y más tarde

por Husserl, Heidegger, Jaspers y Sartre. Ante dicho fenómeno el filólogo español

Marcelino Menéndez, se preguntaba porque la denominada Atenas suramericana, no

hubiese aportado mayor cosa al surgimiento de la filosofía moderna en Colombia,

cosa que no fue lo mismo con personas oriundas de lugares apartados de la capital, y

de sus posibilidades culturales. Dichos personajes son los pioneros de esta actividad,

considerada uno de los medios más importantes, con el cual, una cultura, una nación,

un pueblo accede a la conciencia universal del género y por lo tanto del carácter

universal de su destino.

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Un acercamiento que se puede hacer ha dicho fenómeno partiendo desde ese contexto,

son todos sus acontecimientos, ideológicos, que sin lugar a dudas habían afectando en

gran medida al desarrollo de las ideas filosóficas; es el caso del haberle entregado la

dirección y orientación de la educación e instrucción públicas a la iglesia, con el

simple propósito de dar cumplimiento a instrucciones del Papa León trece (XIII). Para

tal época se tenía como fin impulsar la restauración de la filosofía en las cátedras

universitarias, filosofía denominada; neotomismo

Este privilegio que se le concede a la iglesia se da cuando la administración del

gobierno está en cabeza de “Miguel Antonio Caro, el verdadero cerebro de la

constitución centralista y autoritaria del 86 y también uno de los más encarnizados

enemigos del pensamiento moderno en Colombia, convirtiendo el neotomismo en la

filosofía oficial del régimen y la única que debería enseñarse en el país… entrega toda

la orientación de la instrucción pública a la iglesia en todo el territorio nacional”,

Jaramillo. Pag. 110

Dejando como resultado en cuanto al desarrollo de la filosofía en Colombia en el

siglo XX, una filosofía dominada por el neotomismo y consecuentemente un atraso

en el desarrollo intelectual, como lo afirma Rubén sierra Mejía en su ensayo temas y

corrientes de la filosofía colombiana en el siglo XX. Filosofía tomista que impulsa

Rafael carrasquilla como reacción al utilitarismo y al positivismo. Apareciendo,

entonces esta filosofía durante este siglo como la filosofía oficial.

Pero uno de los hechos históricos que ocurre, y que nace como reacción ante lo que

estaba aconteciendo, es la regeneración de Rafael Núñez y el surgimiento de algunos

establecimientos de educación superior, como el externado de derecho, que tomaban

como fundamento una educción que entrelazará con la modernidad y con el desarrollo

de ciertas culturas, caso contradictorio en relación con la a iglesia, que de alguna u

otra forma impedían el desarrollo.

En dicha época, en lugar de imponer una cultura que permitiera el desarrollo se

impone una cultura señorial y de viñeta, es decir, “se identifica la nación colombiana

con un sistema patriarcal de explotación, al cual se le da un carácter definitivo y

sagrado,” impidiendo tener una mirada de desarrollo y más aun produciendo un

aislamiento hacia el mundo moderno. Dejando como consecuencia el retraso de los

“impulsos de la modernización social, política que surgieron de las sociedades

democráticas”, ante dichos acontecimientos el pensamiento liberal en cabeza de José

Hilario López intenta dar cauce a dicho fenómeno, pero, no es lo suficientemente

fuerte ante es poder hegemónico.

En dicha época lo que salía a luz era una educación impuesta por la iglesia católica,

es decir, una educación a conveniencia del poder, poder que para esta época se le

había otorgado a dicha institución. Pero, que no solo tenía el poder en lo educativo,

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sino también, en lo político, económico. Utilizando este poder para ajustar el

pensamiento de la sociedad hacia el interés, de las ideologías tradicionalistas, y de la

misma iglesia.

Para el caso del colegio mayor de nuestra señora del rosario se dictaban lecciones de

metafísica y ética por monseñor Carrasquilla, doctor en teología, tomando como base

textos de Vallet, sacerdote de San Sulpicio concebido este, como uno de los más

meritados ante dios y ante la historia de la filosofía tomista.

Colombia a diferencia de países como Argentina y México, países con una arraigada

tradición filosófica y científica. En el caso de argentina con personajes como

Alejandro kom, que en la segundo década del siglo, empezó a difundir una filosofía

de base kantiana En dichos países se comenzaba a reaccionar contra esa corriente

que hasta el momento era prácticamente hegemónica. Para nuestro caso colombiano

la filosofía se había convertido en una filosofía que tenía como fundamento el

neotomismo, y por otro lado un sistema señorial eclesiástico, que impiden que una

filosofía como tal se hiciera posible.

De acuerdo a nuestro contexto histórico la generación que inaugura una práctica de la

filosofía responsablemente se da en las primeras y segunda décadas de ese siglo, junto

con ello la revolución rusa de 1905. Una generación que asiste al nacimiento de la

república española, como también la revolución de diferentes movimientos en el resto

de américa bajo la influencia de intelectuales como Ortega y Gasset, difusores del

pensamiento moderno, una revolución de intelectuales liberales que intentaban

modernizar el país, pero también adaptar la nación al modelo capitalista.

Por otro lado, el régimen liberal fue el que permitió la generación de nuevos caminos

que hicieran posibles la regularización y profesionalización de la actividad

intelectualidad en nuestra nación. Con ello la fundación de diferentes universidades,

las cuales ya permitían un pensamiento que no estuviera tal ligado al sistema religioso.

Así, en el año 1946 se hace posible la fundación del instituto de filosofía y letras de

la universidad nacional, en la que se unen maestros de diferentes disciplinas.

Uno de los hechos que dio como resultado un poder hegemónico en manos de los

conservadores fue como consecuencia de la derrota de los liberales en la guerra de los

mil días, junto con ello, la presencia de obstáculos para el germinar de la actividad

filosofía en Colombia. De esta manera el partido más tradicionalista, daba paso en su

proyecto político la vinculación, del poder hegemónico de la iglesia, tanto en lo

educativo político, económico y los sectores culturales. Aspecto que es de suma

importancia para poder comprender nuestra sociedad colombiana y su atraso.

Tales problemáticas que se dieron en la sociedad colombiana son las que impedían

que intelectuales de nuestro país, dieran lectura a obras de autores alemanes y francés,

de índole escolástico. Pero con el resurgimiento neoescolastico denominado de esta

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manera por el eminente educador suramericano Martin Restrepo Mejía se veía en el

país y todo el subcontinente una regeneración de gran importancia que representaría

la primera “toma de conciencia” sobre la anarquía situación de nuestros países.

Apareciendo obras de intelectuales que tenían como fundamento el pensamientos de

autores europeos, tal es el caso que relata Baldomero Sanín Cano, la forma como un

día escuchó el nombre de Federico Nietzsche en boca de José Asunción silva, hecho

que debió ocurrir hacia el año 1890.

Silva y Sanín y con ellos poetas y escritores, como Guillermo valencia y Max Grillo

harían parte de una tertulia a la que valencia bautizaría como broma la “gruta de

zaratustra” así constituyéndose el primer instituto que se preocupaba por difundir las

ideas de pensamiento alemán, entre ellos el pensamiento Nietzscheano. De esta

manera se abrieron a la experiencia de la modernidad europea, tal es el caso que se

empieza a difundir este pensamiento en todo Hispanoamérica gracias a personajes

como Ortega y Gasset que habían fundado en 1923 la revista de occidente y que

permitía que el pensamiento alemán se introdujera en las sociedades, hispánicas.

De esta manera surge un nuevo pensamiento, que no solo brindaba caminos hacia

nuestros historiadores de la filosofía, sino un método que permitía presentarnos todo

un contorno histórico hasta entonces desconocido.

Todos estos acontecimientos históricos de Hispanoamérica y con ello el contexto

colombiano en su problemática denominado el atraso de la modernidad en Colombia

se dio como causa del poder hegemónico que entonces ejercía la iglesia. Pero que

gracias a intelectuales como Cayetano Betancur, Rafael Carrillo Luqués, y Danilo

Cruz Vélez, se hizo posible la filosofía moderna en Colombia. Fueron personajes que

estuvieron influenciados por obras de Husserl y Heidegger pero que luego, leyeron

obras de los clásicos, como; Aristóteles, Kant, descartes y Nietzsche. Tal

acontecimiento histórico permitió un asentamiento de la actividad filosófica en

nuestro país, y con ello, la fundación de la revista eco en Bogotá con el apoyo de la

republica alemana, y editado por la librería Buchholz que daría a conocer personajes

de Heidegger a Adorno, Bloch, Benjamín, Marcuse y Habermas.