Comentario COMUNIDAD DE SANTA CLARA Una llamada a la san … · 2015. 10. 30. · Hoja Dominical...

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COMUNIDAD DE SANTA CLARA SANTA KLARA KOMUNITATEA Web Santa Clara: www.parroquiasantaclara.com DONATIVOS EN CUENTA PARROQUIA. 2095 3188 03 1094524625 Hoja Dominical nº 258 1 de noviembre de 2015 Lectura del santo evangelio según san MA- TEO 5,1-12a En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y Él se puso a hablar, enseñándoles: –Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. -Dichosos los que lloran, porque ellos serán consola- dos. -Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tie- rra. -Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. -Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanza- rán misericordia. -Dichosos los limpios de corazón, porque ellos ve- rán a Dios. -Dichosos los que traba- jan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. -Dichosos los persegui- dos por causa de la justi- cia, porque de ellos es el reino de los cielos. -Dichosos vosotros cuan- do os insulten y os persi- gan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompen- sa será grande en el cielo. Palabra del Señor Comentario Una llamada a la sandad La fiesta de hoy hace juscia a la bondad que existe en el corazón del ser humano. En el calendario crisano se celebra tan solo la sandad de unas cuan tas personas de reconocido renombre. Pero, ¿dónde quedan tantos y tantos mi llones de santos anónimos que han pasado por la vida haciendo el bien? Los hay de toda raza, pueblo, lengua y nación. No hay días en el año para recordar a ca da uno de estos hijos de Dios. Hoy celebramos la fiesta de los millones de «santos anónimos» que han sido fieles al evangelio de Jesús. La liturgia propone como lectura «Las Bienaventuranzas». Hoy recordamos a quienes pasaron por la vida viviendo con austeridad, comparendo y haciendo de la solidaridad su carta de idendad. Hacemos memoria de quienes nunca perdieron la esperanza a pesar de las lágrimas; crisanos que han hecho de su existencia un lugar para enjugar el llanto de sus hermanos. Y a quienes fueron pacíficos y misericordiosos; a los hijos de la paz. A través de sus vidas transpa rentes nos llega la luz de Dios Sabías que… ¿España es citada en el Anguo Testamento? España es citada en la Biblia cuando se nombra a la lejana «Tarsis», capital del reino de los tartesos que se extendía por las actuales provincias de Huelva, Sevilla, Cádiz... El nombre de esta ciudad significa en fenicio «fundición», en referencia a las importantes minas que poseía. Ezequiel afirma que desde Tar sis las naves llevaban oro, plata, plomo y estaño a Fenicia. El profeta Jonás quiso huir de la lla mada del Señor y embarcó hacia Tarsis... porque hasta aquí «no había llegado la Palabra del Señor». Es citada más de 20 veces. ORACION Señor, enséñame a ser transparente como el cristal para que la luz de tu bondad llegue a todos a través de mí. Aleja de mis días el orgullo de creer me el mejor; la hipocresía de ocultar mis defectos; la torpeza de atesorar objetos y caprichos; la vergüenza de vivir cegado por la avaricia; la deshon ra de pisotear dignidades y derechos. Señor, enséñame a ser transparente como el cristal. Mañana 2 de noviembre. Día de los Difuntos. Celebraremos misa a las 7,30 de la tarde

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DONATIVOS EN CUENTA PARROQUIA. 2095 3188 03 1094524625 Hoja Dominical nº 258 1 de noviembre de 2015

Lectura del santo evangelio según san MA-TEO 5,1-12a En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y Él se puso a hablar, enseñándoles: –Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. -Dichosos los que lloran, porque ellos serán consola-dos. -Dichosos los sufridos, porque ellos heredarán la tie-rra. -Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. -Dichosos los misericordiosos, porque ellos alcanza-rán misericordia.

-Dichosos los limpios de corazón, porque ellos ve-rán a Dios. -Dichosos los que traba-jan por la paz, porque ellos se llamarán los Hijos de Dios. -Dichosos los persegui-dos por causa de la justi-cia, porque de ellos es el reino de los cielos. -Dichosos vosotros cuan-do os insulten y os persi-gan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompen-sa será grande en el cielo. Palabra del Señor

Comentario Una llamada a la santidad La fiesta de hoy hace justicia a la bondad que existe en el corazón del ser humano. En el calendario cristiano se celebra tan solo la santidad de unas cuan­tas personas de reconocido renombre. Pero, ¿dónde quedan tantos y tantos mi­llones de santos anónimos que han pasado por la vida haciendo el bien? Los hay de toda raza, pueblo, lengua y nación. No hay días en el año para recordar a ca­da uno de estos hijos de Dios. Hoy celebramos la fiesta de los millones de «santos anónimos» que han sido fieles al evangelio de Jesús.

La liturgia propone como lectura «Las Bienaventuranzas». Hoy recordamos a quienes pasaron por la vida viviendo con austeridad, compartiendo y haciendo de la solidaridad su carta de identidad. Hacemos memoria de quienes nunca perdieron la esperanza a pesar de las lágrimas; cristianos que han hecho de su existencia un lugar para enjugar el llanto de sus hermanos. Y a quienes fueron pacíficos y misericordiosos; a los hijos de la paz. A través de sus vidas transpa­rentes nos llega la luz de Dios

Sabías que… ¿España es citada en el Antiguo Testamento? España es citada en la Biblia cuando se nombra a la lejana «Tarsis», capital del reino de los tartesos que se extendía por las actuales provincias de Huelva, Sevilla, Cádiz... El nombre de esta ciudad significa en fenicio «fundición», en referencia a las importantes minas que poseía. Ezequiel afirma que desde Tar­sis las naves llevaban oro, plata, plomo y estaño a Fenicia. El profeta Jonás quiso huir de la lla­mada del Señor y embarcó hacia Tarsis... porque hasta aquí «no había llegado la Palabra del Señor». Es citada más de 20 veces.

ORACION Señor, enséñame a ser transparente como el cristal para que la luz de tu bondad llegue a todos a través de mí. Aleja de mis días el orgullo de creer­me el mejor; la hipocresía de ocultar mis defectos; la torpeza de atesorar objetos y caprichos; la vergüenza de vivir cegado por la avaricia; la deshon­ra de pisotear dignidades y derechos. Señor, enséñame a ser transparente como el cristal. Mañana 2 de noviembre. Día de los Difuntos. Celebraremos misa a las 7,30 de la tarde

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FLORES EN LOS CEMENTERIOS Tradicionalmente, este día de Todos los Santos se caracteriza por la visita a los cementerios, limpiamos y llenamos de flores las tumbas y celebramos, aunque sea solo una vez al año, una especie de culto a los di-funtos.

Pero esta costumbre, que tuvo su sentido, se ha ido deteriorando con el paso del tiempo. Hacemos la visita a los cementerios el día de Todos los Santos y no en el día de la conmemoración de los difuntos que es al día siguiente; además, hemos cargado esta fecha de leyendas de ánimas y aparecidos, que han sido plasmadas en la literatura y en la tradición popular, importamos fiestas de tono carnavalesco con tintes macabros que para nada tienen que ver con lo que la Iglesia celebra en este día: El triunfo de aquellos que «han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cor-dero».

Por eso creo que sí, que debemos seguir poniendo flores en los cementerios, pero únicamente las flores de la oración y del recuerdo de aquellos que nos han precedido con el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz. Las flo-res del recuerdo de nuestros seres queridos que han partido ya de este mundo y que nos han dejado un legado de fe y de vida que nosotros tenemos que profundizar y transmitir, recordar lo que con ellos vivimos, lo que de ellos recibimos para que nuestro recuerdo sea una oración.

Y tener presente que esto lo hacemos, no dando culto a los difuntos, pues nosotros celebramos la vida, sino sabiendo que aquellos cuyos restos visita-mos son los que mientras vivían dejaron que la Gracia de Dios actuase en ellos para incorporarse a Cristo resucitado y así alcanzar la santidad.

Por tanto, rezar al Señor para que aquellos que nos marcaron el camino y es-tán ya con el Señor intercedan por nosotros para que, siguiendo su ejemplo, también nosotros podamos incorporarnos al coro de los santos y elegidos. Los antiguos visitaban los cementerios teniendo conciencia de que aquellos, cuyos restos reposaban en esos campos, estaban ya con el Señor. Por eso visitaban sus restos que no eran sino un signo de lo que había sido su presencia en este mundo, una presencia marcada por el Espíritu de Dios, del que habían sido templo del Espíritu que a lo largo de su vida los había ido incorporando a Cristo, y que en el momento supremo del paso de este mundo al Padre hizo que este paso se convirtiera para ellos en una celebración pascual.

Por eso, visitar los cementerios ese día no puede ser ir sola-mente a poner flores sino a vivir la comunión con aquellos que ya forman parte de la Iglesia que triunfa en Cristo resucita-do; o sea, a vivir el misterio de comunión que es la Iglesia de Jesús, ese «Pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo».

«Pensamos que hemos alcanzado la verdadera felicidad cuando creernos tenerlo todo controlado; si aseguramos el coche, la casa, la familia; cuando nuestra cuenta del banco crece en progresión geométrica; si asciendo en mi vida profesional, aun-que tenga que pasar por encima de alguien menos capacitado o ambicioso; si me monto en el carro del statu quo y no me complico la vida en cuanto a temas socia-les, políticos, ideológicos, religiosos; cuando mi solidaridad se reduce a dar limosna ante cualquier catástrofe natural... Y así vamos sobreviviendo, creyendo que so-mos plenamente felices, cuando nos acostumbramos a estos sucedáneos de felici-dad. Pero la auténtica felicidad, la que nos llena, la que nos hace crecer como personas, es otra muy diferente. Aunque no sea aceptada socialmente. Porque es cara y cuesta conseguida. Porque no es la que nos presentan entre luces y cuerpos es-culturales los anuncios y los programas-basura. La barata, la que se encuentra en las tiendas de libros de autoayuda, se adquiere con suma facilidad. La legítima felicidad se adquiere cuando uno se ríe de sí mismo, de sus éxitos, de sus cualidades, de su sabiduría; cuando no nos llenamos de vanagloria con nues-tros éxitos, ni cuando nos dejamos abatir por los problemas, los sufrimientos, los pequeños achaques diarios; muy al contrario, sabemos ser agradecidos, aprende-mos de las cosas positivas de la vida y, sobre todo, de las negativas. Como dice Tolstoi, la auténtica felicidad se hace presente en nuestra vida, cuando salimos de nuestro yo egoísta, nos descentramos y volvemos nuestro rostro, nues-tras manos y nuestro corazón hacia el otro. En el servicio, la entrega y la felicidad de los demás encontramos el generoso regalo de la nuestra, que nos envuelve co-mo un traje nuevo. La felicidad se contagia cuando se celebra la amistad, la vida en familia, las buenas noticias de los compañeros de trabajo, los éxitos de las luchas de los empobreci-dos y marginados. Y también cuando las cosas no han ido muy bien y cubrimos con un abrazo la pesadumbre de unos y otros, hasta que va pasando el dolor de la herida abierta. Somos de verdad felices cuando nos despertamos con una sonrisa en los labios, si sabemos disfrutar de nuestra melodía interior y nunca nos encontramos solos; si derrochamos a nuestro alrededor solidaridad, cariño y simpatía a raudales»