¿Como castigar a un inmortal? Haciéndolo humano.me chorreaba por el cuello. —Soy Apolo...

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¿Comocastigarauninmortal?Haciéndolohumano.

Tras enfurecer a Zeus, el dios Apolo es desterrado del Olimpo. Débil ydesorientado, aterriza en la ciudad de Nueva York convertido en un chiconormal.Sinsuspoderesdivinosybajolaaparienciadeunadolescentequedisimulasuscuatromilañosdeedad,Apolodeberáaprenderasobrevivirenelmundomodernomientrasbusca lamanerade recuperar laconfianzadeZeus.

Pero entre dioses,monstruos ymortales, Apolo tienemuchos enemigos aquienes no les interesa que recupere sus poderes y vuelva al Olimpo.Cuando Apolo se ve en apuros, solo le queda un lugar donde acudir: unrefugio secreto de semidioses modernos conocido como el CampamentoMestizo.

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RickRiordan

EloráculoocultoLaspruebasdeApolo-1

ePubr1.1Titivillus13.03.2018

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Títulooriginal:TheTrialsofApollo.TheHiddenOracleRickRiordan,2016Traducción:IgnacioGómezCalvoIlustracióndeportada:MaximilianMeinzold

Editordigital:TitivillusePubbaser1.2

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ParalamusaCalíope.Deberíahaberhechoestohacetiempo.Nomehagasdaño,porfavor

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Unosmatonesmezurran.Lespegaríasipudiera.

Lamortalidadesunasco.

MellamoApolo.Anteseraundios.Enmiscuatromilseiscientosdoceañosdevidahehechomuchascosas. Infligí

unapestealosgriegosquesitiaronTroya.BendijeaBabeRuthcontreshomerunsenel cuartopartidodelcampeonatomundialdebéisbolde1926.Descarguémi irasobreBritneySpearsenlagaladelosPremiosMTVde2007.

Peroentodamividainmortal,nuncahabíaaterrizadoenuncontenedordebasura.Nisiquierasécómopasó.Simplemente me desperté cayendo. Unos rascacielos daban vueltas a mi

alrededor.Micuerpodesprendíallamas.Intentévolar.Intentétransformarmeenunanube o teletransportarme por elmundo o hacer otras cien cosas que debería haberpodidohacersinproblemas,peronoparabadecaer.Meprecipitéenunestrechopasoentredosedificiosy¡BAM!

¿Hayalgomáspatéticoqueelsonidodeundiosalcaerencimadeunmontóndebolsasdebasura?

Mequedétumbado,doloridoygimiendoenelcontenedorabierto.Mepicabanlosorificiosnasalesdelhedoramortadelaranciaypañalesusados.Notabalascostillasrotas,aunquealgoasínodeberíahabersidoposible.

Lacabezamedabavueltas,perounrecuerdoemergióalasuperficie:lavozdemipadre,Zeus:TURESPONSABILIDAD.TUCASTIGO.

Entoncesmedicuentadeloquemehabíapasado.Yllorédedesesperación.Inclusoparaundiosde lapoesíacomoyo, esdifícildescribir cómomesentía.

¿Cómopodríasentenderlotú,unsimplemortal?Imagínatequetequitaranlaropayterociaranconunamangueracontraincendiosdelantedeungrupodegentequeseriesedeti.Imagínateelaguaheladaalentrarentubocaytuspulmones,lapresiónalmagullarte la piel y dejarte las articulaciones hechas papilla. Imagínate sentirtedesvalido, avergonzado, totalmente vulnerable: despojado cruel y públicamente detodoloquetecaracteriza.Puesmihumillaciónfuepeor.

TURESPONSABILIDAD,resonabalavozdeZeusenmicabeza.—¡No!—gritédesconsolado—.¡No,yonofuielresponsable!¡No!Nadiecontestó.Acadalado,escalerasdeincendiosoxidadassubíanenzigzagpor

losmurosdeladrillo.Enloalto,elcieloinvernaleragriseimplacable.Tratéde recordar losdetallesdemicondena.¿Mehabíadichomipadrecuánto

duraríaesecastigo?¿Quésesuponíaque teníaquehacerparavolveraganarmesuaceptación?

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Teníaproblemasdememoria.ApenasmeacordabadecómoeraZeus,ymuchomenosde por quéhabía decidido expulsarme a laTierra.Había habidounaguerracon los gigantes, pensé. Habían sorprendido a los dioses, los habían puesto enevidenciayprácticamenteloshabíanvencido.

Loúnicoquesabíaconseguridaderaquemicastigoerainjusto.Zeusnecesitabaaalguienaquienecharlelaculpa,demodoque,cómono,habíaelegidoaldiosmásfamoso,guapoytalentosodelpanteón:yo.

Mequedétumbadoentrelabasura,mirandolaetiquetadelinteriordelatapadelcontenedor:PARALARECOGIDA,LLAMEAL1-555-APESTOSO.

«Zeus recapacitará—medije—.Solo intentaasustarme.EncualquiermomentomedevolveráalOlimpoymedejaráescaparconunaadvertencia».

—Sí…—Mivozsonabahuecaydesesperada—.Sí,esoes.Intentémoverme.QueríaestardepiecuandoZeusvinieraadisculparse.Notaba

undolorpunzanteenlascostillas.Teníaunnudoenelestómago.Meagarréalbordedel contenedor y conseguí arrastrarme por encima del lateral. Me desplomé y caícontraelasfalto.

—Ayyy—dijegimoteandodedolor—.Levántate.Levántate.Ponermedepienofuefácil.Lacabezamedabavueltas.Porpocomedesmayé

delesfuerzo.Estabaenuncallejónsinsalida.Aunosquincemetros,laúnicasalidadaba a una calle con las sucias fachadas de una oficina de fianzas y una casa deempeños.MeencontrabaenalgúnlugarenelestedeManhattan,deduje,oquizáenCrownHeights,enBrooklyn.Zeusdebíadeestarmuycabreadoconmigo.

Inspeccionéminuevocuerpo.Parecíaunadolescentecaucásico,vestidoconunaszapatillas,unosvaquerosazulesyunpoloverde.Quéanodino.Mesentíamareado,débilymuyperoquemuyhumano.

Nunca entenderé cómo los humanos lo soportáis. Vivís toda vuestra vidaatrapados en un saco de carne, sin poder disfrutar de sencillos placeres comotransformarosenuncolibríodeshacerosenluzpura.

Yahora,queelcielomeayude,eraunodevosotros:unsacodecarnemás.Hurguéenlosbolsillosdelpantalónconlaesperanzadeconservarlasllavesde

micarrosolar.Notuveesasuerte.Encontréunacarteradenailonbarataqueconteníacien dólares en moneda estadounidense—dinero para almorzar en mi primer díacomomortal,quizá—,ademásdeuncarnetdeconducirdel estadodeNuevaYorkconunafotodeunestúpidojovendepelorizadoquedeningunamanerapodíaseryoyquerespondíaalnombrede«LesterPapadopoulos».¡LacrueldaddeZeusnoteníalímites!

Mirédentrodelcontenedordebasura,confiandoenquemiarco,micarcajymilirahubierancaídoalaTierraconmigo.Mehabríaconformadoconmiarmónica.Nohabíanada.

Respiré hondo. «Anímate —me dije—. Seguro que conservo algunas de mishabilidadesdivinas.Podríaserpeor».

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—¡Eh,Cade,miraestepringado!—gritóunavozáspera.Dosjóvenesbloqueabanlasalidadelcallejón:unobajitoyrechonchoconelpelo

rubio platino, y el otro alto y pelirrojo.Los dos llevaban sudaderas extragrandes ypantalones holgados. Tenían el cuello lleno de tatuajes con dibujos serpenteantes.SololesfaltaballevarescritoSOYUNMATÓNenletrasgrandesenlafrente.

Elpelirrojocentrósuatenciónenlacarteraqueyososteníaenlamano.—Venga,pórtatebien,Mikey.Pareceun tíobastantemajo.—Sonrióy sacóun

cuchillodecazadelcinturón—.Dehecho,seguroquequieredarnostodosudinero.

Laculpadeloquepasódespuésfuedemidesorientación.Sabíaquemehabíanarrebatadolainmortalidad,pero¡seguíaconsiderándomeel

poderosoApolo!Unonopuedecambiardeformadepensarconlafacilidadconque,porejemplo,setransformaenunleopardodelasnieves.

Además, las anteriores ocasiones que Zeus me había castigado volviéndomemortal(sí,yamehabíaocurridodosveces),habíaconservadounafuerzadescomunalycomomínimopartedemispoderesdivinos.Meimaginabaqueestavezpasaríalomismo.

NopensabadejarquedosjóvenesrufianesmortalesrobasenlacarteradeLesterPapadopoulos.

Mepusederecho,esperandointimidaraCadeyMikeyconmiporteregioymibellezadivina.(Seguroquenopodíanquitarmeesascualidades,almargendelafotoqueaparecíaenmicarnetdeconducir).Nohicecasoaljugodebasuracalientequemechorreabaporelcuello.

—SoyApolo—anuncié—.Tenéistresopciones,mortales:ofrecermeuntributo,huirosereliminados.

Quería quemis palabras resonaranpor el callejón, que sacudiesen las torres deNuevaYorkehicieranquecayesedelcielounahumeantedesolación.Nopasónadadeeso.Alpronunciarlapalabra«eliminados»,mesalióungallo.

Cade,elpelirrojo,sonriótodavíamás.Penséenlodivertidoqueseríasipudierahacerquelostatuajesdeserpientesqueteníaalrededordelcuellocobraranvidayloestrangulasen.

—¿Qué opinas,Mikey?—preguntó a su amigo—. ¿Le ofrecemos un tributo aestetío?

Mikey frunció el ceño. Con su cabello rubio erizado, sus ojillos crueles y sucuerpogrueso,merecordabalacerdamonstruosaquehabíaaterrorizadoelpueblodeCromiónenlaantigüedad.

—No me apetece el tributo, Cade. —Su voz sonaba como si hubiera comidocigarrillosencendidos—.¿Cuáleseranlasotrasopciones?

—¿Huir?—contestóCade.—No—negóMikey.

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—¿Sereliminados?Mikeyresopló.—¿Quétalsinosotrosloeliminamosaél?Cadelanzósucuchilloalaireyloatrapóporelmango.—Meparecebien.Despuésdeti.Me metí la cartera en el bolsillo trasero. Levanté los puños. No me gustaba

aplastarahumanosyconvertirlosengofresdecarne,peroestabasegurodequepodíahacerlo. Incluso en el estadodebilitado en el queme encontraba, seríamuchomásfuertequecualquierhombre.

—Osloaviso—dije—.Mispoderesescapanavuestroentendimiento.Mikeyhizocrujirlosnudillos.—Ajá.Avanzópesadamente.En cuanto lo tuve al alcance, ataqué. Descargué toda mi ira en el puñetazo.

Debería haber bastado para volatilizar a Mikey y dejar una huella con forma dematónenelasfalto.

Encambio,élseagachó,cosaquemediomucharabia.Avancé dando traspiés. Debo decir que cuando Prometeo os moldeó a los

humanos conbarrohizoun trabajode lomás chapucero.Laspiernasmortales sontorpes. Intenté compensar mis limitaciones recurriendo a mi reserva ilimitada deagilidad,peroMikeymepropinóunapatada en la espaldaydi conmidivina caracontraelsuelo.

Las ventanas de la nariz se me hincharon como airbags. Los oídos se metaponaron.Semellenólabocadesaboracobre.Medilavuelta,gimiendo,yvialosdosmatonesborrososmirándomefijamente.

—Mikey—dijoCade—,¿comprendesahoraelpoderdeestetío?—No—respondióMikey—.Nolocomprendo.—¡Insensatos!—exclaméconvozronca—.¡Acabaréconvosotros!—Sí,claro.—Cadetiróelcuchillo—.Peroantestevamosapatear.Cadelevantósubotaporencimademicara,yelmundosevolviónegro.

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Unaniñasalidadelanadaterminadeabochornarme.Malditosplátanos.

NomehabíanmachacadotantodesdemiduelodeguitarraconChuckBerryen1957.Mientras Cade y Mikey me daban patadas, me hice un ovillo, tratando de

protegerme las costillas y la cabeza. El dolor era insoportable. Tenía arcadas ytemblaba. Perdí el conocimiento y lo recuperé,mientras la vista seme llenaba demanchasrojas.Cuandomisagresoressecansarondepropinarmepatadas,medieronenlacabezaconunabolsadebasura,queestallóymecubriódecafémolidoypielesdefrutamohosa.

Finalmente se apartaron jadeando. Unas manos ásperas me cachearon y mequitaronlacartera.

—Miraesto—dijoCade—.Algodepastayuncarnetde…LesterPapadopoulos.Mikeyrio.—¿Lester?EsaúnpeorqueApolo.Metoquélanariz,queteníaeltamañoylatexturadeuncolchóndeagua.Cuando

apartélosdedoslosteníadecolorrojoreluciente.—Sangre—murmuré—.Noesposible.—Esmuyposible,Lester.—Cadeseagachóami lado—.Ypuedequetesalga

másenunfuturocercano.¿Quieresexplicarmeporquénotienestarjetadecrédito?¿Ni teléfono?Nome gustaría pensar que todo este esfuerzo ha sido solo por cienpavos.

Mequedémirandolasangredelaspuntasdelosdedos.Eraundios.Yonoteníasangre. Inclusocuandomehabíaconvertidoenmortal enelpasado, el icordoradoseguíacorriendopormisvenas.Nuncahabíaacabadotan…convertido.Debíadeserunerror.Unabroma.Algo.

Intentéincorporarme.Mimanoseposóenunapieldeplátanoyvolvíacaerme.Misagresoresrierona

carcajadas.—¡Meencantaestetío!—dijoMikey.—Sí,peroeljefenosdijoqueestaríaforrado—sequejóCade.—Jefe…—murmuré—.¿Jefe?—Esoes,Lester.—Cadeagitóeldedocontraunladodemicabeza—.«Idaese

callejón—nosdijoeljefe—.Ungolpefácil».Dijoquetediéramosunapalizayquete quitásemos todo lo que llevases. Pero esto—sacudió el dinero delante de misnarices—,estoesunabirria.

A pesar del aprieto en el que estaba, sentí una oleada de esperanza. Si a esos

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matonesloshabíanenviadoapormí,su«jefe»debíadeserundios.NingúnmortalpodríahabersabidoquecaeríaalaTierraenesesitio.QuizáCadeyMikeytampocoeran humanos.Quizá eranmonstruos o espíritus disfrazados hábilmente.Almenosesoexplicaríaporquémehabíanzurradocontantafacilidad.

—¿Quién…quiénesvuestrojefe?—Melevantécondificultad,ymecayócafémolidodeloshombros.Estabatanmareadoquemesentíacomosivolarademasiadocerca de los gases del Caos primordial, pero me negaba a humillarme—. ¿Os haenviadoZeus?¿OtalvezAres?¡Exijounaaudiencia!

MikeyyCadesemiraroncomodiciendo:«Jo,quétío».Caderecogiósucuchillo.—Nosabescaptarunaindirecta,¿verdad,Lester?Mikeysequitóelcinturón—unacadenadebicicleta—yloenrollóalrededorde

supuño.Decidí reducirlos cantando. Puede que se hubieran resistido amis puños, pero

ningúnmortal podría resistirse ami voz de oro.Estaba intentandodecidirme entre«YouSendMe»yunacomposiciónoriginal,«Soytudiosdelapoesía,nena»,cuandounavozgritó:

—¡EH!Losgamberrossevolvieron.Encimadenosotros,enelrellanodelaescalerade

incendiosdelsegundopiso,habíaunaniñadeunosdoceaños.—Dejadloenpaz—ordenó.LoprimeroquepenséfuequeArtemisahabíaacudidoenmiayuda.Amenudomi

hermanaaparecíabajolaformadeunaniñadedoceañospormotivosquenuncaheacabadodeentender.Peroalgomedecíaqueesanoeraella.

Laniñadelaescaleradeincendiosnoinspirabaprecisamentetemor.Eramenudayregordeta,conelpelomorenorevueltoypeinadoalopaje,yunasgafasnegrasconformadeojosdegatoydiamantesdeimitaciónbrillantesenlasesquinas.Apesardelfrío,nollevabaabrigo.Suatuendoparecíaelegidoporunniñodepárvulos:zapatillasrojas,mallasamarillasyunvestidodetirantesverde.Alomejoribaaunafiestadedisfracesvestidadesemáforo.

Aunasí,habíaunaextrañaintensidadensuexpresión.Teníaelmismosemblanteceñudo y obstinado que mi exnovia Cirene adoptaba cuando luchaba contra losleones.

MikeyyCadenoparecíanimpresionados.—Piérdete,cría—ledijoMikey.Laniñadiounapatadaenelrellanoehizotemblarlaescaleradeincendios.—Mi callejón. ¡Mis reglas! —Con su voz nasal de mandona, parecía que

estuviera regañando a un compañero en un juego—. ¡Lo que ese pringado llevaencimaesmío,incluidoeldinero!

—¿Por qué todo el mundo me llama pringado? —pregunté débilmente. Elcomentario me parecía injusto, aunque estuviera hecho unos zorros y cubierto de

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basura,peronadiemeprestóatención.Cade lanzóunamirada asesina a laniña.El color rojode supeloparecía estar

pasándolealacara.—¿Me estás vacilando? ¡Lárgate, mocosa!—Cogió unamanzana podrida y la

lanzó.La niña no se inmutó. La fruta cayó a sus pies y rodó inofensivamente hasta

detenerse.—¿Quieresjugarconcomida?—Laniñaarrugólanariz—.Estábien.Noviqueledieraningunapatadaalamanzana,perolafrutavolvióvolandocon

unapunteríaletaleimpactóaCadeenlanariz.Elmatónsecayódeculo.Mikeygruñó.Sedirigióresueltamentealaescaleradeincendios,perounapielde

plátanoparecióinterponerseensucamino.Elgamberroresbalóysediountrompazo.—¡AYYY!Me aparté de los matones abatidos. Me preguntaba si debía huir, pero apenas

podíaandarcojeando.Además,noqueríaquemeatacaranconfrutapodrida.Laniñasaltóporencimadelabarandilla.Cayóalsueloconsorprendenteagilidad

ycogióunabolsadebasuradelcontenedor.—¡Alto!—Cadesepusoacorretearcomouncangrejoparaescapardelaniña—.

¡Hablemos!Mikeygimióysepusobocaarriba.Laniñahizounmohín.Suslabiosestabanagrietados.Teníaunapelusillamorena

enlascomisurasdelaboca.—Nomecaéisbien—dijo—.Debéisiros.—¡Sí!—asintióCade—.¡Claro!Solo…Alargólamanoparacogereldinerodesperdigadoentreelcafémolido.La niña balanceó la bolsa de basura. El plástico estalló en pleno arco, y una

cantidad increíble de plátanos podridos se desparramó por el suelo. Los plátanoshicieroncaeraCade.Mikeyquedócubiertodetantaspielesqueparecíaqueestuvierasiendoatacadoporestrellasdemarcarnívoras.

—Largodemicallejón—ordenólaniña—.Venga.En el contenedor, más bolsas de basura estallaron como palomitas de maíz y

cubrieronaCadeyMikeyderábanos,pielesdepatatayotrasmateriasfertilizantes.Milagrosamente, amínomedioninguna.Apesarde susheridas, losdosmatonesconsiguieronlevantarseyescaparongritando.

Me volví hacia mi diminuta salvadora. Estaba familiarizado con las mujerespeligrosas.Mihermanapodíadescargarunalluviadeflechasmortales.Mimadrastra,Hera,acostumbrabaacabreartantoalosmortalesqueacababanhaciéndosepedazosentreellos.Peroesaniñabasureradedoceañosmeponíanervioso.

—Gracias—aventuré.Laniñasecruzódebrazos.Eneldedocorazóndecadamanollevabaunanillode

oroconunsellodemedialuna.Susojosemitíanunbrillosiniestrocomolosde los

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cuervos.(Puedohaceresacomparaciónporqueyoinventéaloscuervos).—Nomedeslasgracias—repuso—.Todavíaestásenmicallejón.Diounavueltacompletaamialrededor,escudriñándomecomosifueraunavaca

premiada en un certamen. (También puedo hacer esa comparación porque antescoleccionabavacaspremiadas).

—¿EreseldiosApolo?—Noparecíaasombrada.Tampocoparecíadesconcertarlelaideadequehubieradiosesentrelosmortales.

—¿Estabasescuchando,entonces?Ellaasintióconlacabeza.—Noparecesundios.—Noestoyenmimejormomento—reconocí—.Mipadre,Zeus,mehaexiliado

delOlimpo.¿Yquiénerestú?Olía ligeramentea tartademanzana,undetalle sorprendente,considerandoque

estabatanmugrienta.Unapartedemídeseababuscarunatoallalimpia,limpiarlelacara y darle dinero para que se comprara comida caliente. La otra parte deseabaprotegersedeellaconunasillaporsidecidíamorderme.Merecordabaalascriaturasextraviadasquemihermanaadoptabacontinuamente:perros,panteras,doncellassinhogar,dragonespequeños…

—MellamoMeg—dijo.—¿DeMegara?¿OMargaret?—Margaret.PeroniseteocurrallamarmeMargaret.—¿Eresunasemidiosa,Meg?Ellasesubiólasgafas.—¿Porquélocrees?Una vezmás, la pregunta no pareció sorprenderle. Intuía que ya había oído la

palabra«semidiosa».—Bueno —contesté—, es evidente que tienes poderes. Has espantado a esos

vándalosconfrutapodrida.¿Tienesplatanoquinesis?¿Opuedescontrolarlabasura?Unavezconocíaunadiosaromana,Cloacina,queeralaresponsabledelsistemadealcantarilladodelaciudad.Alomejorsoisparientes…

Meghizounmohín.Medio la impresióndequehabíadichoalgo inapropiado,aunquenosemeocurríaqué.

—Creoquesolomequedarécontudinero—dijoMeg—.Venga.Largodeaquí.—¡No, espera! —La desesperación asomó a mi voz—. Por favor, necesito…

necesitounpocodeayuda.Porsupuesto,mesentíridículo.Yo—eldiosdelasprofecías, lasplagas,el tiro

conarco,lacuración,lamúsicayvariascosasmásquenorecordabaenesemomento—,pidiéndoleayudaaunaniñadelacallevestidaconropadecolores.Peronoteníaanadiemás.Siesaniñadecidíaquedarseconmidineroyecharmeapatadasa lascruelescallesinvernales,nocreíaquepudieraimpedírselo.

—Supongamosquetecreo…—LavozdeMegadoptóuntonocantarín,comosi

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estuvieraapuntodeanunciarlasreglasdeunjuego:«Yoserélaprincesa,ytúseráslacriada»—.Supongamosquedecidoayudarte.¿Quépasaentonces?

«Buenapregunta»,pensé.—¿Estamos…estamosenManhattan?—Ajá.—Laniñasegiróylanzóunapatadaconsaltoalaire—.Hell’sKitchen.No me parecía bien que una niña dijera «Hell’s Kitchen», la «Cocina del

Infierno».Claroquetampocomeparecíabienqueunaniñavivieraenuncallejónysepelearaconunosmatonesarmadaconbasura.

ConsideréirandandoalEmpireStateBuilding.EralaentradamodernadelmonteOlimpo,perodudabaquelosguardiasmedejaransubiralsexcentésimopisosecreto.Zeusnomelopondríatanfácil.

TalvezpodríabuscaramiviejoamigoQuirón,elcentauro.ÉlteníauncampodeentrenamientoenLongIsland.Podíaofrecermerefugioyconsejo.Peroseríaunviajepeligroso.Undiosindefensoesunblancotentador.Cualquiermonstruoquehubierapor el camino me destriparía alegremente. Los espíritus envidiosos y los diosesmenorestambiénsealegraríandeteneresaoportunidad.Yluegoestabaelmisterioso«jefe»deCadeyMikey.No teníani ideadequiéneranide si tenía secuacesmáspeligrososqueenviarcontramí.

YaunquellegaseaLongIsland,misnuevosojosmortalesnopodríanencontrarelcampamentodeQuirónensuvallecamufladoconmagia.Necesitabaaunguíaquemellevaseallí:alguiencercanoyconexperiencia…

—Tengouna idea.—Mepuse todo loerguidoquemisheridasmepermitieron.No era fácil mostrarse seguro de uno mismo con la nariz sangrando y la ropamanchadaderestosdecafé—.Conozcoaalguienquepodríaayudarme.ViveenelUpperEastSide.Simellevasconél,terecompensaré.

Megemitióunsonidoamediocaminoentreunestornudoyunarisa.—Recompensarme ¿con qué? —Se puso a dar saltos, recogiendo billetes de

veintedólaresdelabasura—.Yatengotodotudinero.—¡Eh!Me lanzó la cartera, que ahora solo contenía el carnet de conducir de Lester

Papadopoulos.—Tengotudinero,tengotudinero—cantóMeg.Reprimíungruñido.—Mira,niña,noserémortalsiempre.Algúndíavolveréaserundios.Entonces

recompensaréalosquemeayudaron…ycastigaréalosqueno.Ellapusolosbrazosenjarras.—¿Cómosabesloquepasará?¿Hassidomortalalgunavez?—Pues sí, laverdad. ¡Dosveces! ¡Yen lasdosocasionesmi castigo soloduró

unosañoscomomáximo!—¿Ah,sí?¿Ycómosabesquevolverásaserdiosadooloquesea?—«Diosado»noesningunapalabra—observé,aunquemisensibilidadpoéticaya

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le estaba buscandousos—.NormalmenteZeusme exige que trabaje como esclavopara un semidiós importante. El tipo de las afueras del que te he hablado, porejemplo. ¡Él sería perfecto!Hago las tareas quemi nuevo amome ordena duranteunosaños.Mientrasmeportebien,medejanvolveralOlimpo.Ahorasolotengoquerecobrarfuerzasypensar…

—¿Cómosabesconseguridadcuáleselsemidiós?Parpadeé.—¿Qué?—Cuáleselsemidiósalquedebesservir,tonto.—Yo…esto…Bueno, normalmente está claro.Simplementemeencuentro con

él.PoresoquieroiralUpperEastSide.Minuevoamosolicitarámisserviciosy…—¡Soy Meg McCaffrey! —Meg me hizo una pedorreta—. ¡Y solicito tus

servicios!Untruenoretumbóenelcielogris.Elsonidoresonóatravésdelascallesdela

ciudadcomounacarcajadadivina.Lo que quedaba demi orgullo se convirtió en agua helada yme goteó por las

piernashastaloscalcetines.—Hasidollegarybesarelsanto,¿verdad?—¡Sí!—Meg se puso a dar saltos con sus zapatillas rojas—. ¡Nos lo vamos a

pasarbien!Congrandificultad,resistílasganasdellorar.—¿EstásseguradequenoeresArtemisadisfrazada?—Soylootro—respondióMeg,contandomidinero—.Loquedijisteantes.Una

semidiosa.—¿Cómolosabes?—Simplementelosé.—Medirigióunasonrisadesuficiencia—.¡Yahoratengo

uncompañeroqueesundiosysellamaLester!Alcélacaraaloscielos.—Yaveopordóndevas,Padre.Pero¡nopuedohacerlo,porfavor!Zeus no contestó. Seguramente estaba demasiado ocupado grabando mi

humillaciónparacompartirlaporSnapchat.—Anímate—medijoMeg—.¿Quiénesesetíoalquequeríasver,eldelUpper

EastSide?—Otro semidiós —contesté—. Él sabe cómo llegar a un campamento donde

podríaconseguirrefugio,consejo,comida…—¿Comida?—AMegse le levantaron lasorejascasi tantocomo laspuntasde

susgafas—.¿Comidabuena?—Bueno, normalmente solo como ambrosía, pero sí, supongo que hay comida

buena.—Entonces¡esaserámiprimeraorden!¡Vamosabuscaraese tíoparaquenos

llevealcampamento!

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Suspirétristemente.Ibaaserunaservidumbremuylarga.—Comodesees—accedí—.BusquemosaPercyJackson.

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3

Anteseradiosado.Ahoramesientocomounfracasado.

Bah,loshaikusnoriman.

Mientras recorríamos Madison Avenue muchas preguntas me daban vueltas en lacabeza: ¿por qué no me había dado Zeus un abrigo de invierno? ¿Por qué PercyJacksonvivíatanlejos?¿Porquélostranseúntesnoparabandemirarme?

Mepreguntabasiestabaempezandoarecuperarmidivinoresplandor.Talvezalosneoyorquinoslesasombrabanmievidentepoderymibellezasobrenatural.

MegMcCaffreymeaclarólascosas.—Huelesmal—dijo—.Tienespintadequetehayanatracado.—Esquemehanatracado.Yademásunaniñamehaesclavizado.—Noesesclavitud.—Semordióuntrozodecutículadelpulgaryloescupió—.

Esmásbiencolaboraciónmutua.—¿Mutuaenelsentidodequetúdasórdenesyyoestoyobligadoacolaborar?—Sí.—Laniñasedetuvodelantedeunescaparate—.¿Loves?Estáshechoun

asco.Mireflejomedevolviólamirada,soloquenoeramireflejo.Nopodíaserlo.La

caraeralaqueaparecíaenelcarnetdeLesterPapadopoulos.Aparentaba unos dieciséis años. Tenía el pelo moreno y rizado en una media

melena: un estilo que había llevado en la antiguaAtenas ymás tarde en los añossetentadelsigloXX.Teníalosojosazules.Micaraeralobastanteagradableparaunpardillo,peroquedabaempañadaporlanarizhinchadadecolorberenjenaquehabíacubiertomi labiosuperiordeunhorriblebigotedesangre.Y loqueerapeor, teníauna especie de sarpullido en las mejillas que se parecía sospechosamente a… Elcorazónmesubióalagarganta.

—¡Quéhorror!—grité—.¿Eseso…esesoacné?Losdioses inmortalesno tienenacné.Esunodenuestrosderechos inalienables.

Sinembargo,meacerquéalespejoyviquemipielerarealmenteunpaisajemarcadodegranosypústulas.

Cerrélospuñosymequejéalcielocruel:—¿Quéhehechoparamereceresto,Zeus?Megmetiródelamanga.—Vasaconseguirquetedetengan.—¿Quémásda?¡Mehanconvertidoenunadolescente,ynisiquieraunoconla

pielperfecta!Seguroquenisiquieratengo…Melevanté lacamiseta llenodepavor.Mibarriga lucíaunestampadode flores

formado por los cardenales de la caída al contenedor y la paliza posterior. Pero lo

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peordetodoeraqueteníamichelines.—Oh,no,no,no.—Anduve tambaleándomepor laacera,confiandoenque los

michelines no me siguieran—. ¿Dónde está mi tableta de chocolate? Siempre hetenidounatabletadechocolateenlosabdominales.Nuncahetenidolorzas.¡Jamásencuatromilaños!

Megrioresoplandootravez.—Vengaya,llorón,estásbien.—¡Estoygordo!—Eresdelmontón.Lagentedelmontónnotienetabletasdechocolate.Vamos.Queríaprotestardiciendoqueyonoeradelmontónniunapersona,peromedi

cuentaconcrecientedesesperacióndequeahoraesaexpresiónmeveníacomoanilloaldedo.

Al otro lado del escaparate apareció la cara de un guardia de seguridadmirándomeconelceñofruncido.DejéqueMegtirasedemícalleabajo.

Ella avanzaba dando brincos, deteniéndose de vez en cuando para recoger unamonedaobalancearsealrededordeunafarola.Alaniñanoparecíaafectarleelfríodelinvierno,elpeligrosoviajequelaesperabanielhechodequeyopadecieraacné.

—¿Cómopuedes estar tan tranquila?—pregunté—.Eres una semidiosaquevaconundiosauncampamentoparaconoceraotrosdetuclase.¿Notesorprendenadadeeso?

—¿Eh?—Elladoblóunodemisbilletesdeveintedólaresy loconvirtióenunavióndepapel—.Hevistomuchascosasraras.

Estuve tentado de preguntarle qué podía ser más raro que la mañana queacabábamosdevivir.Talveznosoportasesaberlo.

—¿Dedóndeeres?—Yatelohedicho.Delcallejón.—No,pero…¿ytuspadres?¿Tufamilia?¿Tusamigos?Surostrosetiñódeincomodidad.Volvióacentrarsuatenciónenelaviónhecho

conelbilletedeveintedólares.—Noimporta.Miconocimientoavanzadodelgénerohumanomeindicabaquelaniñaocultaba

algo,peroeraalgohabitualenlossemidioses.Losniñosquegozabandelabendicióndeunpadreinmortaleranextrañamentesusceptiblesconrespectoasupasado.

—¿Y nunca has oído hablar del Campamento Mestizo? ¿Ni del CampamentoJúpiter?

—No.—Dio toquecitos contra elmorro del avión con la punta de su dedo—.¿FaltamuchoparalacasadePerry?

—Percy.Noestoyseguro.Unascuantasmanzanas…creo.EsopareciósatisfaceraMeg.Avanzódandosaltoscomosiestuvierajugandoala

rayuela,lanzandoelaviónyrecogiéndolo.CruzólainterseccióndelacalleSetentaydosEstehaciendolarueda;suropaformóuntorbellinodevivoscolorescomolosde

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un semáforo, y temí que los conductores se confundieran y la atropellaran.Afortunadamente,losconductoresneoyorquinosestabanacostumbradosaesquivaralospeatonesdistraídos.

DecidíqueMegdebíadeserunasemidiosasalvaje.Eranpococomunes,peronoinsólitos.Sinningunareddeapoyo,sinserdescubiertaporotrossemidiosesnirecibirla formación adecuada, había conseguido sobrevivir. Pero su suerte no duraría.Normalmente losmonstruos empezaban a dar caza y amatar a los héroes jóvenesaproximadamente cuando cumplían trece años, cuando sus auténticos poderescomenzaban amanifestarse.Megnodisponía demucho tiempo.Necesitaba que lallevaranalCampamentoMestizotantocomoyo.Teníasuertedehabermeconocido.

(Séquelaúltimafrasepareceunaobviedad.Todoelmundoquemeconocetienesuerte,perotúyameentiendes).

Sihubierasidoeldiosomniscientedesiempre,podríahaberaveriguadoeldestinodeMeg. Podría haber penetrado en su alma y haber visto lo que necesitaba sabersobresuparentescodivino,suspoderes,susmotivosysecretos.

Sinembargo,yanopodíaveresascosas.Soloteníalaseguridaddequeeraunasemidiosaporquehabíasolicitadomisserviciosconéxito.Zeushabíaconfirmadosuderechoconun trueno.Sentíaelvínculoquemeatabaaellacomounamortajadepielesdeplátanoquemeapretasen.QuienquieraquefueseMegMcCaffrey,ycomoquieraquemehubieraencontrado,nuestrosdestinosestabanahoraunidos.

Eracasitanbochornosocomoelacné.GiramosalesteporlacalleOchentaydos.CuandollegamosalaSegundaAvenida,elbarrioempezóasonarme:hilerasde

bloquesdepisos, ferreterías, tiendasyrestaurantes indios.SabíaquePercyJacksonvivíapor allí, peromi formadeorientarmecuandoviajabapor el cielo en el carrosolarrecordabaunpocoaGoogleEarth.Noestabaacostumbradoaviajaralniveldelacalle.

Además, bajo mi nueva formamortal, mi memoria perfecta se había vuelto…imperfecta.Los temores y necesidadesmortales nublabanmis pensamientos.Teníaganasdecomer.Teníaganasde iral lavabo.Medolíaelcuerpo.Miropaapestaba.Me sentía como si me hubieran rellenado el cerebro de algodón mojado.Sinceramente,¿cómopodéissoportarloloshumanos?

Despuésdeunascuantasmanzanasmás,empezóacaerunamezcladeaguanieveylluvia.Megtratóderecoger lasprecipitacionesconla lengua,aunquemeparecióunaformamuypocoeficazdebeber…yaguasucia,nadamenos.Meestremecíymeconcentré en pensamientos alegres: las Bahamas, las Nueve Musas en perfectaarmonía,losmuchoscastigoshorriblesqueinfligiríaaCadeyMikeycuandovolvieraaserdios…

Seguía preguntándomequién era su jefe y cómohabía sabido dónde caería yo.Ningúnmortalpodríahaberdispuestodeesainformación.Dehecho,cuantomáslopensaba,menosentendíacómoundios(apartedemí)podíahaberadivinadoelfuturo

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contalexactitud.Despuésdetodo,yohabíasidoeldiosdelasprofecías,elamodelOráculo de Delfos, el distribuidor de los prestrenos del destino con más calidaddurantemilenios.

Porsupuesto,nomefaltabanlosenemigos.Unadelasconsecuenciasnaturalesdesertanalucinanteesqueatraíalaenvidiaentodaspartes.Perosolosemeocurríaunadversarioquepudierapredecirel futuro.Ysiélveníaabuscarmeenelestadodedebilidadenelquemeencontraba…

Reprimí ese pensamiento. Ya tenía bastante de lo que preocuparme. No teníasentidoasustarmeconconjeturas.

Empezamosabuscarenlascalleslaterales,mirandolosnombresdelosbuzonesdelospisosylospanelesdelosporterosautomáticos.EnelUpperEastSidehabíaunnúmerosorprendentedegenteapellidadaJackson.Meparecióunfastidio.

Después de varios intentos fallidos, doblamos una esquina y allí —aparcadodebajo de un árbol de Júpiter— había un antiguo Prius azul. El capó tenía lasinconfundiblesabolladurasde loscascosdeunpegaso. (¿Quecómoestabaseguro?Sécómosonlasmarcasdecascos.Además,loscaballosnormalesnogalopansobrecochesToyota.Lospegasoslohacenamenudo).

—Ajá—ledijeaMeg—.Nosestamosacercando.Mediamanzanamásabajo,reconocíeledificio:unacasaadosadadeladrillocon

cincoplantasyaparatosdeaireacondicionadooxidadoscolgadosdelasventanas.—Voilà!—grité.Megsedetuvoenlosescalonesdelaentradacomosihubieratropezadoconuna

barrerainvisible.MiróatráshacialaSegundaAvenida,conunamiradaagitadaensusojososcuros.

—¿Quépasa?—pregunté.—Mehaparecidovolveraverlos.—¿A ellos? —Seguí su mirada pero no vi nada raro—. ¿Los matones del

callejón?—No.Elparde…bultosbrillantes.LosvienParkAvenue.Elpulsosemeaceleróypasódeuntempoandanteaunanimadoallegretto.—¿Bultosbrillantes?¿Porquénomehasdichonada?Ellasetocólaspatillasdesusgafas.—Hevistomuchascosasraras.Yatelohedicho.Engeneral,nomepreocupan,

pero…—Perosinosestánsiguiendo—comenté—,noseríabueno.Volvíaescudriñar lacalle.Novinadafuerade lugar,peronodudabaqueMeg

hubieravistolosbultosbrillantes.Muchosespírituspodíanaparecerdeesaforma.Mipropiopadre,Zeus,adoptóunavezlaformadeunbultobrillanteparacortejaraunamujermortal.(Notengoniideadeporquéesopodíaresultarleatractivoalamujermortal).

—Deberíamosentrar—propuse—.PercyJacksonnosayudará.

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Sin embargo, Meg vaciló. No había mostrado ningún miedo mientras lanzababasuraaunosatracadoresenuncallejónsinsalida,peroahoraparecíatenersusdudassobresillamarauntimbre.Penséqueyapodíahabercoincididoconsemidioses.Talvezesosencuentrosnohabíantenidoundesenlacefavorable.

—Meg —dije—, sé que algunos semidioses no son buenos. Podría contartehistoriasdetodoslosquehetenidoquematarotransformarenhierbas…

—¿Hierbas?—PeroPercyJacksonsiemprehasidodefiar.Notienesnadaquetemer.Además,

lecaigobien.Yoleenseñétodoloquesabe.Ellafruncióelentrecejo.—¿Deverdad?Suinocenciameresultabauntantocautivadora.Habíamuchascosasqueellano

sabía.—Claro.Venga,subamos.Llaméaltimbre.Instantesmástarde,lavozconfusadeunamujercontestó:—¿Sí?—Hola—dije—.SoyApolo.Interferencias.—EldiosApolo—añadí,pensandoquetalvezdebíaconcretar—.¿EstáPercyen

casa?Más interferencias, seguidas de dos voces que mantenían una conversación

apagada.Lapuertaprincipalemitióunzumbido.Abrílapuerta.Justoantesdeentrar,vislumbrémovimientoconelrabillodelojo.Miréporlaacera,perotampocovinada.

Quizáhabíasidounreflejo.Ounremolinodeaguanieve.Oquizáhabíasidounbultobrillante.Notéunhormigueodeaprensiónenelcuerocabelludo.

—¿Qué?—preguntóMeg.—Seguramente no sea nada. —Forcé un tono alegre. No quería que Meg se

largasecorriendocuandoestábamosapuntodeponernosasalvo.Ahoraestábamosunidos.Tendríaqueseguirlasimeloordenaba,ynomeapetecíavivirenelcallejónconellaparasiempre—.Subamos.Nohagamosesperaranuestrosanfitriones.

DespuésdetodoloquehabíahechoporPercyJackson,esperabaquemillegadafuesemotivodealegría.Unabienvenidaemotiva,unoscuantosholocaustosyunapequeñafiestaenmihonornohabríanestadomal.

Encambio,eljovenabriólapuertadelpisoypreguntó:—¿Porqué?Como siempre, me sorprendió su parecido con su padre, Poseidón. Tenía los

mismosojosverdemar,elmismocabellomorenodespeinado,lasmismasfaccionesatractivasquepodíanpasarfácilmentedelhumoralaira.Sinembargo,PercyJacksonnocompartíaelatuendodesupadrecompuestoporbañadoresycamisashawaianas.

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IbavestidoconunosvaquerosraídosyunasudaderaazulconlaspalabrasEQUIPODENATACIÓNAHScosidasenlapechera.

Megretrocedióalpasilloyseescondiódetrásdemí.Yointentésonreír.—¡Misbendiciones,PercyJackson!Necesitoayuda.PercydesplazórápidamentelavistademíaMeg.—¿Quiénestuamiga?—Esta es Meg McCaffrey —dije—, una semidiosa que debe ser llevada al

CampamentoMestizo.Ellamerescatódeunosmatonesdelacalle.—Rescató…—Percyechóunvistazoamicaramagullada—.¿Quieresdecirque

lapintadeadolescenteapaleadonoesundisfraz?¿Quétehapasado,colega?—Creoqueyahemencionadoalosmatones.—Peroeresundios.—Bueno…eraundios.Percyparpadeó.—¿«Era»?—Además —añadí—, estoy bastante seguro de que nos están siguiendo unos

espíritusmalvados.SinohubierasabidolomuchoquePercyJacksonmeadoraba,habríajuradoque

estabaapuntodedarmeunpuñetazoenminarizrota.Suspiró.—Serámejorquepaséis.

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4

EncasadeJacksonnohaytronodoradoparalasvisitas.

¿Enserio,colega?

Otra cosa que nunca he entendido es cómo losmortales podéis vivir en sitios tanpequeños.¿Dóndeestávuestroorgullo?¿Yvuestroestilo?

ElpisodeJacksonnoteníaungrandiososalóndeltrononicolumnatasniterrazasnisalonesdebanquetesnibañostermales.Teníaunadiminutasaladeestarconunacocinacontiguayunsolopasilloque llevabaa loquesupuseeran losdormitorios.Estabaenelquintopiso,yaunquenoeratanexigentecomoparaesperarunascensor,síquemeparecióraroquenohubieraunapistadeaterrizajeparacarrosvoladores.¿Quéhacíancuandoloshuéspedesdelcieloqueríanvenirdevisita?

Detrás de la encimera de la cocina, preparando un batido de fruta, había unamujermortal extraordinariamenteatractivadeunoscuarentaaños.Su largocabellocastañoteníaunascuantascanas,perosusojosbrillantes,susonrisafácilysualegrevestidodesteñidolahacíanparecermásjoven.

Cuandoentramos,apagólabatidoraysaliódedetrásdelaencimera.—¡SagradaSibila!—exclamé—.¡Lepasaalgoenelvientre,señora!Lamujersedetuvo,desconcertada,ymirósubarrigatremendamentehinchada.—Bueno,estoyembarazadadesietemeses.Meentraronganasde llorarporella.Cargarconsemejantepesonomeparecía

natural.Mihermana,Artemisa,teníaexperienciaenlaasistenciaenpartos,peroparamísiemprehabíasidounáreadelasartescurativasquepreferíadejaraotros.

—¿Cómo puede soportarlo? —pregunté—. Mi madre, Leto, sufrió un largoembarazo,peroporqueHeralamaldijo.¿Estáustedmaldita?

Percyseacercóamí.—Ejem,Apolo. No estámaldita. ¿Y puedes hacer el favor de nomencionar a

Hera?—Pobremujer.—Sacudílacabeza—.Unadiosanuncasedejaríaincordiartanto.

Daríaaluzcuandoleapeteciese.—Esodebedeestarbien—convinolamujer.PercyJacksontosió.—Bueno.Mamá,estossonApoloysuamigaMeg.Chicos,estaesmimadre.LamadredeJacksonsonrióynosestrechólamano.—LlamadmeSally.Susojosseentornaronmientrasobservabaminarizdestrozada.—Esotienepintadedoler,querido.¿Quéhapasado?Intenté explicárselo, pero se me trabó la lengua. Yo, el elocuente dios de la

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poesía,noeracapazdenarrarleaesaamablemujermicaídaendesgracia.EntendíporquéPoseidónsehabíaenamorado locamentedeella.SallyJackson

poseía la combinación perfecta de compasión, fuerza y belleza. Era una de esasescasasmujeresmortalesquepodíanconectarespiritualmenteconundioscomounigual:capazdenoasustarsedenosotrosnidecodiciarloquepodemosofrecerle,sinodeofrecernosauténticacompañía.

Si hubiera seguido siendo inmortal, puede que yo también hubiera coqueteadoconella,peroahoraeraunchicodedieciséisaños.Miformamortalcondicionabamiestado de ánimo. Veía a Sally Jackson como a una madre: un hecho que meconsternabayalmismotiempomeavergonzaba.Penséeneltiempoquehacíaquenollamabaamimadre.DeberíallevarlaacomercuandovolvieraalOlimpo.

—¿Sabes qué? —Sally me dio una palmadita en el hombro—. Percy puedeayudarteavendarteylimpiarte.

—¿Ah,sí?—dijoPercy.Sallylededicóunligerísimoarqueamientodecejamaternal.—Hayunbotiquínen tucuartodebaño,cielo.Apolopuededarseunaduchay

ponerseropatuya.Losdostenéismásomenoslamismatalla.—Eso—dijoPercy—esrealmentedeprimente.Sally acarició la barbilla de Meg con la mano. Afortunadamente, Meg no le

mordió.Sallymantuvounaexpresióndulceytranquilizadora,perovilapreocupaciónque se reflejaba en sus ojos. Sin duda estaba pensando: «¿Quién ha vestido a estapobreniñacomounsemáforo?».

—Tengoropaquepodríavalerte,querida.Luegoosprepararemosalgodecomer.—Megustalacomida—murmuróMeg.Sallyrio.—Puestenemosesoencomún.Percy,llévateaApolo.Nosvemosdentrodeun

rato.

Rápidamenteestabaduchado,vendadoyvestidoconropajacksonesca.Percymedejóenelcuartodebañoparaquemeocuparadetodoyosolo,cosaqueleagradecí.Meofrecióambrosíaynéctar—comidaybebidadelosdioses—paracurarmisheridas,pero no estaba seguro de que pudiera consumirlos enmi estadomortal.No queríasufrir combustión espontánea, de modo que me limité a los artículos de primerosauxiliosmortales.

Cuandohubeterminado,mirémicaramagulladaenelespejodelcuartodebaño.Talvez la ropa sehabía impregnadodeangustia adolescente,porqueme sentímásque nunca como un estudiante taciturno de secundaria. Pensé en lo injusto de micastigo,lopatéticoqueeramipadreylasensacióndequenadieentodalahistoriahabíapadecidoproblemascomolosmíos.

Claroquetodoesoeraempíricamentecierto.Nohacíafaltaexagerar.

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Por lomenosmisheridasparecían curarse aun ritmomás rápidoque el deunmortalcorriente.Lahinchazónde lanarizhabíadisminuido.Todavíamedolían lascostillas,peroyanomesentíacomosialguienestuvieratejiendounjerseybajomipechoconagujascalientes.

Lacuraciónaceleradaera lomínimoqueZeuspodíahacerpormí.Despuésdetodo,yoeraundiosdelasartesmedicinales.ProbablementeZeussoloqueríaquemerecuperaserápidoparapodersoportarmásdolor,perodetodasmanerasloagradecí.

No sabía si debía encender un pequeño fuego en el lavabo de Percy y quemarunas vendas comomuestra de agradecimiento, pero decidí que eso podría poner apruebalahospitalidaddelosJackson.

ExaminélacamisetademangacortanegraquePercymehabíadado.Enlapartedelantera tenía estampado el logotipo del sello discográfico de Led Zeppelin: elcaballoaladoÍcarocayendodelcielo.NoteníaningúnproblemaconLedZeppelin.Yohabíainspiradotodassusmejorescanciones.PerosospechabaquePercymehabíadado esa camiseta a modo de broma: la caída del cielo. Ja, ja, qué gracia. Nonecesitaba ser un dios de la poesía para reconocer la metáfora. Decidí no hacercomentarios.Nopensabadarlelasatisfacción.

Respiré hondo. Luego pronunciémi habitual discursomotivacional delante delespejo:

—¡Eresguapísimoylagentetequiere!Salíparaenfrentarmealmundo.Percy estaba sentado en su cama,mirando el reguero de gotitas de sangre que

habíadejadoatravésdesualfombra.—Losiento—dije.Percyextendiólosbrazos.—Enrealidad,estabapensandoenlaúltimavezquemesangrólanariz.—Ah…Me vino a la mente ese recuerdo, aunque vago e incompleto. Atenas. La

Acrópolis. Los dioses habíamos luchado codo con codo con Percy Jackson y suscompañeros.Vencimosaunejércitodegigantes,perounagotadesangredePercycayóalsueloydespertóalaMadreTierraGaia,quenoestabademuybuenhumor.

Entonces fuecuandoZeus sevolviócontramí.Meacusóde ser el causantedetodo, solo porque Gaia había engatusado a uno de mis hijos, un chico llamadoOctavio, para que enzarzara a los campamentosde semidioses romanoygriego enunaguerra civil que estuvo a puntode acabar con la civilizaciónhumana.Yyo tepregunto:¿quéculpatuveyo?

Apesardetodo,ZeusmehabíahechoresponsabledelosdeliriosdegrandezadeOctavio.Zeusparecíaconsiderarelegocentrismodelchicounrasgoheredadodemí.Esoesridículo.Meconozcodemasiadobienparaseregocéntrico.

—¿Qué tehapasado, tío?—LavozdePercymesacódemiensoñación—.Laguerraterminóenagosto.Estamosenenero.

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—¿De verdad?—Supongo que el tiempo invernal debería haberme servido depista,peronolohabíapensadomucho.

—Laúltimavezquetevi—dijoPercy—ZeusteestabaechandounabroncaenlaAcrópolis.Yluego,zas,tevolatilizó.Nadietehavistonihatenidonoticiastuyasenseismeses.

Traté dehacermemoria, peromis recuerdosdemi condicióndivina se estabanvolviendo borrosos en lugar de aclararse. ¿Qué había pasado en los últimos seismeses?¿Habíaestadoenunaespeciedeestasis?¿HabíatardadoZeustantotiempoendecidirquéhacerconmigo?TalvezhabíaesperadoaestemomentoparalanzarmealaTierraporalgúnmotivo.

Lavozdemipadreseguíaresonandoenmisoídos:TURESPONSABILIDAD.TUCASTIGO. Mi vergüenza parecía reciente y profunda, como si la conversaciónacabasedetenerlugar,peronopodíaestarseguro.

Después de vivir durante tantos milenios, me costaba no perder la noción deltiempoinclusoenlasmejorescircunstancias.OíaunacanciónporSpotifyypensaba:«¡Oh,esnueva!».LuegomedabacuentadequeeraelConciertoparapianon.º20enremenordeMozart,compuestohacíadoscientosaños.OmepreguntabaporquéelhistoriadorHeródotonoestabaenmilistadecontactos.LuegomeacordabadequeHeródotonoteníasmartphoneporquellevabamuertodesdelaEdaddeHierro.

Mefastidiamucholarapidezconqueosmoríslosmortales.—No…nosédóndeheestado—reconocí—.Tengoalgunaslagunasmentales.Percyhizounamueca.—Odiolaslagunasmentales.Elañopasadomeperdíunsemestreenterograciasa

Hera.—Ah,sí.No recordabaaqué se referíaPercy Jackson.Durante laguerraconGaiahabía

estadocentradoenmisfabulosashazañas,perosupongoqueélysusamigoshabíanpadecidounascuantaspenuriassinimportancia.

—Bueno,notemas—dije—.¡Siemprehaynuevasoportunidadesparaconseguirfama!¡Poresohevenidoapedirteayuda!

Élvolvióadedicarmeaquelladesconcertanteexpresión,comosiquisieradarmeuna patada, cuando estaba seguro de que debía de estar haciendo esfuerzos porcontenerlagratitud.

—Mira,tío…—¿Puedes dejar de llamarme «tío», por favor?—pregunté—. Es un doloroso

recordatoriodequesoyunsimpletío.—Vale…Apolo,meparecebienllevarosatiyaMegalcampamentosiesloque

quieres.Yonuncadoylaespaldaaunsemidiósquenecesitaayuda…—¡Estupendo! ¿Tienes algo aparte del Prius? ¿UnMaserati, por ejemplo?Me

conformaríaconunLamborghini.—Pero—continuóPercy—nopuedovermeenvueltoenotraGranProfecíaolo

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quesea.Hehechopromesas.Lomiréfijamente,sinacabardeentender.—¿Promesas?Percy entrelazó los dedos. Eran largos y flexibles. Habría sido un magnífico

músico.—Me perdí la mayor parte del penúltimo curso de secundaria por culpa de la

guerraconGaia.Mehepasadoelotoñoenteroponiéndomealdíaconlasclases.SiquieroiralauniversidadconAnnabethelpróximootoño,tengoqueevitarmetermeenlíosygraduarme.

—Annabeth.—Tratédeubicarelnombre—.¿Eslarubiaquedamiedo?—Lamisma. Le prometí expresamente que no me dejaría matar mientras ella

estuviesefuera.—¿Fuera?Percyhizoungestovagoconlamanohaciaelnorte.—HaidoaBostonapasarunassemanas.Unaurgenciafamiliar.Elcasoesque…—¿Me estás diciendo que no puedes ofrecerme tus servicios permanentes para

quevuelvaaltrono?—Ejem… sí. —Señaló la puerta del dormitorio—. Además, mi madre está

embarazada.Voyatenerunahermanita.Megustaríaestaraquíparaconocerla.—Bueno,esolopuedoentender.RecuerdocuandonacióArtemisa…—¿Nosoismellizos?—Siemprelaheconsideradomihermanapequeña.Percytorciólaboca.—Enfin,mimadreestáliadaconeseasunto,yademásvaapublicarsuprimera

novelaestaprimavera,asíquemegustaríaseguirconvidapara…—¡Estupendo! —exclamé—. Recuérdale que haga los debidos sacrificios.

Calíope se pone muy quisquillosa cuando los novelistas se olvidan de darle lasgracias.

—Vale. Pero lo que quiero decir… No puedo irme otra vez de misión por elmundo.Nopuedohacerleesoamifamilia.

Percymiróhacialaventana.Enelalféizarhabíaunaplantaenuntiestoconunasdelicadashojasplateadas:posiblementelazodeluna.

—Yaleheprovocadoamimadresuficientesinfartosparatodalavida.Yamehaperdonadopordesaparecerelañopasado,perolesjuréaellayaPaulquenovolveríaahaceralgoasí.

—¿Paul?—Mi padrastro.Hoy está en un curso de formación para profesores. Es buena

gente.—Entiendo.Para ser sincero, no lo entendía.Quería volver a hablar demis problemas.Me

estabaimpacientandoconPercyporhaberdesviadolaconversaciónasupersona.Por

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desgracia, he descubierto que ese tipo de egocentrismo es habitual entre lossemidioses.

—Comocomprenderás,deboencontrarunaformadevolveralOlimpo—dije—.Probablementeesocomportenumerosaspruebasangustiosasenlasquehayamuchasposibilidadesdemorir.¿Puedesrenunciarasemejantegloria?

—Sí,estoytotalmenteseguro.Losiento.Fruncíloslabios.Siempremehadecepcionadocuandolosmortalesseanteponen

a sí mismos y son incapaces de ver el panorama general —la importancia deanteponermeamí—,perotuvequerecordarmequeesejovenmehabíaayudadoenelpasadoenmuchasocasiones.Sehabíaganadomibenevolencia.

—Loentiendo—dijeconincreíblegenerosidad—.¿NosacompañarásalmenosalCampamentoMestizo?

—Esosípuedohacerlo.Percymetió lamano en el bolsillo de su sudadera y sacó un bolígrafo. Por un

momentopenséquequeríami autógrafo.No sabes la frecuencia conquemepasa.Entonces me acordé de que el bolígrafo era la forma camuflada de su espada,Contracorriente.

Élsonrió,yensusojosbrillópartedesuantiguapicardíadesemidiós.—VamosaversiMegestálistaparaviajaralcampo.

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Salsaconsietecapas,galletasazulesconpepitasdechocolate.

Adoroaestamujer.

SallyJacksoneraunahechiceracapazdecompetirconCirce.HabíatransformadoaMegdeunaniñadelacalleenunajovencitaincreíblementeguapa.Habíarestregadosucararedondahastadejarlalimpiadesuciedad.Habíapulidosusgafasdeojosdegatode talmaneraque losdiamantesfalsosresplandecían.Saltabaa lavistaque laniñahabíainsistidoenquedarsesusviejaszapatillasrojas,perollevabaunasmallasnegrasnuevasyunvestidohastalasrodillasdedistintostonosverdes.

LaseñoraJacksonhabíasabidomantenerlaantiguaimagendeMegperolahabíaretocado ligeramente para que fuera más adecuada. Meg poseía ahora un haloprimaveraldeduendecillaquemerecordabamuchoaunadríade.Dehecho…

Meembargóunarepentinaoleadadeemoción.Contuveunsollozo.Meghizounmohín.—¿Tanmalestoy?—No,no—conseguídecir—.Essoloque…«Merecuerdasaalguien»,queríadecir.Peronomeatrevía iniciaresaclasede

conversación.Solodosmortalesmehabíanpartidoelcorazón.Despuésdetodoslossiglos que habían pasado, no podía pensar en ella ni pronunciar su nombre sindejarmellevarporladesesperación.

Nomemalinterpretes.NomesentíaatraídoporMeg.Yoteníadieciséisaños(ocuatromilmás,dependiendodecómo lomirases).Ella eraunaniñadedoce.Peroconelaspectoqueteníaahora,MegMcCaffreypodríahabersidohijademiantiguoamor…simiantiguoamorhubieravividolobastanteparatenerhijos.

Erademasiadodoloroso.Apartélavista.—Bueno—dijoSallyJacksonconalegríaforzada—,¿quétalsipreparoalgode

comermientraslostres…habláis?LanzóaPercyunamiradadepreocupaciónysedirigióalacocina,posandolas

manosenactitudprotectorasobresubarrigadeembarazada.Megsesentóenelbordedelsofá.—Tumadreesmuynormal,Percy.—Gracias, supongo.—El chico recogió unmontón demanuales para preparar

exámenesdelamesitadecentroylosechóaunlado.—Veoquetegustaestudiar—comenté—.Bienhecho.Percyresopló.—Odio estudiar. Me han asegurado el ingreso en la Universidad de la Nueva

Romaconunabecacompleta,peromeexigenqueapruebetodaslasasignaturasde

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secundariayquesaquebuenanotaenlaselectividad.¿Telopuedescreer?YencimatengoqueaprobarlaPIPAS.

—¿Laqué?—preguntóMeg.—Unexamenparasemidiosesromanos—leexpliqué—.LaPruebadeIdoneidad

dePoderesAbracadabrantesparaSemidioses.Percyfruncióelceño.—¿Significaeso?—Silosabréyo…Yoescribílaspartesdemúsicaycomentariodepoesía.—Nuncateolvidaréporeso—dijoPercy.Megcolumpiólospies.—Entonces¿eresrealmenteunsemidiós?¿Comoyo?—Metemoquesí.—Percysehundióenelsillón,dejandoqueyomesentaraen

elsofáalladodeMeg—.MipadreeseldiosPoseidón.¿Ytuspadres?Las piernas de Meg se detuvieron. Observó sus cutículas mordidas, con sus

anillosdemedialunabrillandoensusdedoscorazón.—Nolosconocí…mucho.Percyvaciló.—¿Hogardeacogida?¿Padrastros?Mevinoa lamenteciertaplanta, laMimosapudica,creadaporeldiosPan.En

cuantoalgotocasushojas, laplantasecierradeformadefensiva.ParecíaqueMegimitaseaunamimosa,replegándoseensímismaantelaspreguntasdePercy.

Percylevantólasmanos.—Perdona. No quería entrometerme. —Me lanzó una mirada inquisitiva—.

¿Cómooshabéisconocido?Lecontélahistoria.EsposiblequeexagerasemivalientedefensacontraCadey

Mikey;sololohiceenbuscadelefectonarrativo,yameentiendes.Cuandoterminé,SallyJacksonvolvió.Dejóuncuencodenachosyunacazuela

llenadeunaelaboradasalsaconestratosmulticolores,comolarocasedimentaria.—Voyaporlossándwiches—anunció—.Perosobrabasalsadesietecapas.—Qué rica.—Percy lemetiómano conunnacho—.Es famosapor este plato,

chicos.Sallylerevolvióelpelo.—Tieneguacamole,nataagria,fríjolesrefritos,salsa…—¿Sietecapas?—Alcélavistaasombrado—.¿Sabíaqueelsieteesminúmero

sagrado?¿Hacreadoestoparamí?Sallyselimpiólasmanoseneldelantal.—Bueno,enrealidad,nopuedollevarmetodoelmérito…—¡Esusteddemasiadomodesta!—Probéunpocode salsa.Sabíacasi tanbien

comolosnachosconambrosía—.¡Gozarádefamainmortalporesto,SallyJackson!—Quéamable.—Señalólacocina—.Vuelvoenseguida.Pronto estábamos zampando sándwiches de pavo, nachos y salsa, y bebiendo

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batidosdeplátano.Megcomíacomounaardilla,metiéndoseenlabocamáscomidadelaquepodíamasticar.Yoteníalabarrigallena.Nuncahabíasidotanfeliz.SentíaunextrañodeseodeencenderunaXboxyecharunapartidaaCallofDuty.

—Percy—dije—,tumadreesincreíble.—Losé.—Seterminósubatido—.Bueno,volviendoatuhistoria,¿ahoratienes

queserelcriadodeMeg?Siapenasosconocéis…—«Apenas» es ser muy generoso—replicó—. Pero sí. Mi destino está ahora

ligadoalajovenMcCaffrey.—Estamoscolaborando—puntualizóMeg.Pareciópaladearlapalabra.Percy sacó su bolígrafo del bolsillo. Le dio unos golpecitos contra la rodilla

pensativamente.—Ylamovidadeconvertirteenmortal…¿tehapasadoyadosveces?—Noporgusto—leaseguré—.Laprimeravez,tuvimosunapequeñarebeliónen

elOlimpo.IntentamosderrocaraZeus.Percyhizounamueca.—Supongoquenosalióbien.—Naturalmente,amímecayócasitodalaculpa.Ah,yatupadre,Poseidón.Los

dosfuimosexpulsadosalaTierracomomortales,obligadosaserviraLaomedonte,elreydeTroya.Fueunamomuyduro.¡Inclusosenegóapagarnospornuestrotrabajo!

AMegporpocoseleatragantóelsándwich.—¿Tengoquepagarte?Visualicéuna imagen espeluznantedeMegMcCaffrey intentandopagarmecon

chapas,canicasytrozosdehilodecolores.—Notemas—ledije—.Notepasaréunafactura.Comoibadiciendo,lasegunda

vezquemevolvímortal,Zeusseenfadóporquematéaalgunosdesuscíclopes.Percyfruncióelceño.—Esonomola,colega.Mihermanoesuncíclope.—¡Aquellos eran cíclopesmalvados! ¡Hicieron el rayo quemató a uno demis

hijos!Megdiounbrincoenelbrazodelsofá.—¿ElhermanodePercyesuncíclope?¡Quéfuerte!Respiréhondo,buscandomiremansodefelicidad.—Encualquiercaso,estuveligadoaAdmeto,elreydeTesalia.Fueunbuenamo.

Mecaíatanbienquehicequetodassusvacastuvieranternerosgemelos.—¿Puedoteneryocríasdevaca?—preguntóMeg.—Bueno,Meg—contesté—,primerotendríasquetenervacasmadre.Verás…—Chicos—nosinterrumpióPercy—.Recapitulemos,¿tienesqueserelcriadode

Megdurante…?—Unacantidadde tiempo indeterminada—respondí—.Probablementeun año.

Esposiblequemás.—Yduranteesetiempo…

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—Sindudameenfrentaréamuchaspruebasypenalidades.—Comoconseguirmemisvacas—apuntóMeg.Apretélosdientes.—Cuálesseránesaspruebas,todavíanolosé.Perosilaspasoydemuestroque

soydigno,Zeusmeperdonaráymedejarávolveraserundios.Percynoparecíaconvencido;probablementeporqueyonoresultabaconvincente.

Teníaquecreerquemicastigomortal era temporal, como lohabía sidoen lasdosúltimas ocasiones. Y sin embargo, Zeus había dictado una regla estricta para elbéisbol y las penas de cárcel: «Tres strikes, y estás eliminado». Esperaba que esareglanoseaplicaseamí.

—Necesito tiempo para ubicarme—dije—.Cuando lleguemos alCampamentoMestizo, podré consultar a Quirón. Entonces podré averiguar qué poderes divinosconservo.

—Siesqueconservasalguno—comentóPercy.—Pensemosdeformapositiva.Percyserecostóensusillón.—¿Tenéisideadequéclasedeespíritusospersiguen?—Bultosbrillantes—contestóMeg—.Sonbrillantesycomo…bultos.Percyasintióconlacabezaseriamente.—Esossonlospeores.—Pocoimportaeso—repuse—.Seanloquesean,tenemosqueescapar.Cuando

lleguemosalcampamento,lasfronterasmágicasmeprotegerán.—¿Yamí?—preguntóMeg.—Oh,sí.Atitambién.Percyfruncióelentrecejo.—Sieresrealmentemortal,Apolo,osea,cienporcienmortal,¿podrásentraren

elCampamentoMestizo?Lasalsadesietecapassemerevolvióenelestómago.—Nodigaseso,porfavor.Claroqueentraré.Tengoqueentrar.—Pero ahora podrías resultar herido en combate…—reflexionó Percy—. Por

otraparte,talvezlosmonstruosnoteharíandañoporquenoeresimportante.—¡Basta!Metemblabanlasmanos.Bastantetraumáticoyaerasermortal.Laideadeque

meprohibiesenlaentradaalcampamentopornoserimportante…No.Simplementenopodíaser.

—Estoy seguro de que conservo algunos poderes —afirmé—. Sigo estandocañón,porejemplo;solomefaltalibrarmedeesteacnéyperderalgodegrasa.¡Debodetenerotrashabilidades!

PercysevolvióhaciaMeg.—¿Y tú? Tengo entendido que lanzas bolsas de basura como una campeona.

¿Tienes alguna otra aptitud que debamos saber? ¿Invocar rayos? ¿Hacer explotar

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lavabos?Megsonrióconairevacilante.—Esonoesunpoder.—Claro que sí—dijo Percy—.Algunos de losmejores semidioses empezaron

haciendovolarlavabos.AMegleentrólarisatonta.NomegustabacómosonreíaaPercy.Noqueríaquelaniñaseenamorase.Puede

quenuncasaliésemosdeallí.ApesardelomuchoquemegustabalacomidadeSallyJackson—ahoraveníadelacocinaunolordivinoagalletashaciéndoseenelhorno—,teníaquedarmeprisaeniralcampamento.

—Ejem.—Mefrotélasmanos—.¿Cuándopodemospartir?Percymiróelrelojdepared.—Ahoramismo,supongo.Siosestánsiguiendo,prefierotenermonstruosdetrás

quehusmeandoporcasa.—Eresunbuenhombre—aseveré.Percyseñalólosmanualesderepasocondesagrado.—Perotengoquevolverestanoche.Tengoqueestudiarmucho.Lasdosprimeras

vecesquemepresentéalaselectividad…Puf.SinofueraporqueAnnabethmeestáayudando…

—¿Quiénesesa?—preguntóMeg.—Minovia.Megfruncióelceño.Mealegrédequenohubierabolsasdebasuracerca.—¡Puestómateundescanso!—loanimé—.Tucerebroserefrescarádespuésde

unviajetranquiloaLongIsland.—¡Eh!—exclamóPercy—.Tieneciertalógica.Estábien.Vamos.Se levantó justo cuandoSally Jackson entraba conunabandeja degalletas con

pepitasdechocolate reciénhechas.Poralgúnmotivo, lasgalletaseranazules,peroteníanunolorcelestial…ysédeloquehablo.Vengodelcielo.

—Noteasustes,mamá—dijoPercy.Sallysuspiró.—Detestocuandodiceseso.—Solovoyallevaraestosdosalcampamento.Nadamás.Volveréenseguida.—Creoqueyaheoídoesoantes.—Teloprometo.Sallymemiróy luegomiróaMeg.Suexpresiónsesuavizó; talvezsubondad

naturalpudomásquelapreocupación.—Deacuerdo.Tenedcuidado.Mealegrodehaberosconocidoalosdos.Procurad

nomoriros,porfavor.Percy lediounbesoen lamejilla.Alargó lamanoparacogerunagalleta,pero

ellaapartólabandeja.—Oh, no —dijo su madre—. Apolo y Meg pueden coger una, pero voy a

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secuestrarelrestohastaqueestésencasasanoysalvo.Ydateprisa,querido.SeríaunalástimaquePaulselascomieratodascuandollegue.

LaexpresióndePercysetornóseria.Sevolvióhacianosotros.—¿Habéis oído eso, chicos?Unahornadadegalletas dependedemí.Si hacéis

quemematencaminodelcampamento,mecabrearémucho.

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Aquamanalvolante.Nopodríahabernadapeor.Unmomento,síquepodría.

Para gran desilusiónmía, los Jackson no tenían un arco ni un carcaj de sobra queprestarme.

—Semedafataleltiroconarco—explicóPercy.—Sí, pero a mí no —dije—. Por eso siempre deberías tener en cuenta mis

necesidades.Sinembargo,SallynosprestóaMegyamíunosforrospolaresencondiciones.

Elmíoeraazul,conlapalabraBLOFISescritaenelinteriordelcuello.Quizáeraunaprotección arcana contra los espíritus malvados. Hécate lo habría sabido. Lahechiceríanoeralomío.

CuandollegamosalPrius,Megsepidióelasientodelpasajero,otroejemplodemi injusta existencia. Los dioses no viajan en la parte trasera. Por segunda vez,propuse seguirlos en unMaserati o un Lamborghini, pero Percy reconoció que noteníaningunodelosdosmodelos.ElPriuseraelúnicocochequeposeíasufamilia.

Increíble.Simplementeincreíble.Sentado en el asiento trasero, no tardé en marearme. Estaba acostumbrado a

conducirmicarrosolarporelcielo,dondetodosloscarrileseranrápidos.NoestabahabituadoalaautopistadeLongIsland.Créeme,inclusoundíademediadosdeeneroalmediodía,vuestrasautopistassondesesperantes.

Percyfrenabayavanzabaasacudidas.Deseécontodamialmapoderlanzarunaboladefuegodelantedenosotrosyderretirloscochesparapoderseguirconnuestroviaje,queeraclaramentemásimportante.

—¿No tiene lanzallamas el Prius? —pregunté—. ¿Láseres? ¿Ni siquiera unascuchillashefestianasparaelparachoques?¿Quéclasedecocheeconómicoeseste?

Percymiróporelespejoretrovisor.—¿TenéiscochesasíenelmonteOlimpo?—Notenemosatascos—contesté—.Esoteloaseguro.Megtiródesusanillosdemedialuna.Volvíapreguntarmesilaniñateníaalguna

relación con Artemisa. La luna era el símbolo de mi hermana. ¿Había enviadoArtemisaaMegparaquecuidarademí?

Aunasí,no loveíaclaro.AArtemisasiempre lehabíacostadocompartircosasconmigo: semidioses, flechas,países, fiestasdecumpleaños…Escosadegemelos.Además,MegMcCaffreynomeparecíaunadelasseguidorasdemihermana.Megteníaotro tipodehalo;unoquehabríapodido reconocer sinproblemas si fueraundios.Perono,teníaqueconfiarenmiintuiciónmortal,queeracomointentarcoger

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alfileresconunasmanoplasparaelhorno.Megsevolvióymiróporelparabrisastrasero,seguramenteparaversinosseguía

algúnbultobrillante.—Porlomenosnonos…—Nolodigas—leadvirtióPercy.Megresopló.—Nosabesloqueibaa…—Ibasadecir:«Porlomenosnonossiguen»—dijoPercy—.Esodamalfario.

Enseguidanosdaremoscuentadequenosestánsiguiendo.Luegoacabaremosenunabatalla campal que dejará el coche demi familia para el arrastre y probablementedestruyatodalaautopista.Ydespuéstendremosqueircorriendoelrestodelcaminoalcampamento.

Megabriómucholosojos.—¿Puedesadivinarelfuturo?—Nomehacefalta.—Percycambiódecarrilaunoqueavanzabaunpocomenos

despacio—.Mehapasadomuchasveces.Además—melanzóunamiradaacusadora—,yanadiepuedeadivinarelfuturo.ElOráculonofunciona.

—¿QuéOráculo?—preguntóMeg.Ninguno de nosotros dos contestó. Por un momento, me quedé demasiado

estupefactoparahablar.Y,créeme,tengoqueestarmuyestupefactoparaqueesomeocurra.

—¿Siguesinfuncionar?—dijeconunavocecilla.—¿Nolosabías?—replicóPercy—.Claro,hasestadofueraseismeses,peropasó

durantetuguardia.Erainjusto.Enaquelentoncesyohabíaestadoocupadoescondiéndomedelaira

deZeus,unaexcusatotalmentelegítima.¿CómoibaasaberqueGaiaaprovecharíaelcaos de la guerra y despertaría a mi enemigo más viejo y más acérrimo de lasprofundidadesdelTártaroparaquepudieraapoderarsedesuviejaguaridaenlacuevadeDelfosycortarlafuentedemipoderprofético?

Oh, sí, ya os oigo a los críticos decir: «Eres el dios de las profecías, Apolo.¿Cómoesposiblequenosupierasloquepasaría?».

Lo siguiente que oigáis será a mí haciendo una gigantesca pedorreta digna deMegMcCaffrey.

Metraguéelsabordelmiedoylasalsadesietecapas.—Yosolo…creía…esperabaqueyasehubieraresuelto.—¿Te refieres a que unos semidioses —dijo Percy— se embarcaran en una

misiónpararecuperarelOráculodeDelfos?—¡Exacto!—SabíaquePercyloentendería—.SupongoqueQuirónseolvidó.Se

lorecordarécuandolleguemosalcampamentoparaqueenvíecarnedecañón…digo,héroes…

—Mira, te diré lo que pasa —me interrumpió Percy—. Para ir de misión,

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necesitamos una profecía, ¿no? Esas son las normas. Si no hay Oráculo, no hayprofecías,asíquehemoscaídoenuna…

—Unatrampa88.—Suspiré.Megmetiróunapelusa.—Esunatrampa22.—No—expliquépacientemente—.Esto esuna trampa88, que es cuatroveces

peor.Me sentía como si estuviera dándome un baño caliente, flotando, y alguien

hubieraquitadoeltapón.Elaguasearremolinabaamialrededor,tirandodemíhaciaabajo. Pronto estaría tiritando y descubierto, o absorbido por el desagüe hacia lasalcantarillasdeladesesperación.(Noterías.Esunametáforaperfectamenteválida.Además,cuandoeresundios,puedesserabsorbidoporundesagüemuyfácilmente…sitepillandesprevenidoycambiasdeformaenelmomentomenosindicado.UnavezmedespertéenunaplantadetratamientodeaguasresidualesenBiloxi,peroesoesotrahistoria).

Estaba empezando a ver lo que me esperaba durante mi estancia entre losmortales. El Oráculo estaba enmanos de fuerzas hostiles.Mi adversaria esperabaenroscada,volviéndosecadadíamásfuerteconlosgasesdelascavernasdélficas.Yyoeraundébilmortalatadoaunasemidiosasinpreparaciónquelanzababasuraysemordíalascutículas.

No.Zeusnopodíaesperarqueyoresolvieraeso.Almenos,enmiestadoactual.Y, sin embargo, alguien había enviado a aquellos matones para que me

interceptaranenelcallejón.Alguienhabíasabidodóndeaterrizaría.«Yanadiepuedeadivinarelfuturo»,habíadichoPercy.Peroesonoeradeltodocierto.—Eh, vosotros dos. —Meg nos lanzó unas pelusas a los dos. ¿De dónde las

sacaba?Medicuentadequenohabíaestadohaciéndolecaso.Habíasidobonitomientras

habíadurado.—Sí,perdona,Meg—dije—.Verás,elOráculodeDelfosesunantiguo…—Esomedaigual—meinterrumpióella—.Ahorahaytresbultosbrillantes.—¿Qué?—preguntóPercy.Ellaseñalódetrásdenosotros.—Mirad.Abriéndose paso entre el tráfico, acercándose rápido a nosotros, había tres

relucientesaparicionesvagamentehumanoides,comocolumnasdegranadasdehumotocadasporelReyMidas.

—Megustaríaviajartranquilounasolavez—gruñóPercy—.Agarraos.Vamosaircampoatravés.

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LoquePercyentendíapor«campoatravés»noeralomismoqueloqueyoentendía.Meimaginécruzandouncamporeal.Encambio,Percysemetiódisparadoporla

vía de salida más cercana, atravesó zigzagueando el aparcamiento de un centrocomercialyluegopasócomounrayopordelantedelaventanadeautoserviciodeunrestaurante mexicano sin pedir nada. Nos desviamos a una zona industrial dealmacenesdesvencijados,conlasaparicioneshumeantespisándonoslostalones.

Se me pusieron los nudillos blancos de agarrar el tirante del cinturón deseguridad.

—¿Tu plan consiste en evitar pelear muriendo en un accidente de tráfico?—pregunté.

—Ja, ja.—Percy dio un volantazo a la derecha.Nos dirigimos al norte a todavelocidad,y losalmacenesdieronpasoaunamezcladebloquesdepisosycentroscomercialesabandonados—.Estoyyendoalaplaya.Luchomejorcercadelagua.

—¿PorPoseidón?—preguntóMeg,equilibrándosecontraeltiradordelapuerta.—Sí—asintióPercy—.Esafraseresumemividaentera:«PorPoseidón».Megsepusoadarbotesdeemoción,cosaquemeparecióabsurda,considerando

queyaestábamosdandosuficientesbotes.—¿TevolveráscomoAquaman?—preguntóella—.¿Harásquelospecesluchen

parati?—Gracias —dijo Percy—. Todavía no he oído suficientes bromas sobre

Aquaman.—¡Nobromeaba!—protestóMeg.Miré por la ventanilla trasera. Las tres columnas brillantes seguían ganando

terreno.Unaatravesóaunhombredemedianaedadquecruzabalacalle.Elpeatónmortalsedesplomóenelacto.

—¡Ah,yoconozcoaesosespíritus!—grité—.Son…esto…Semenublóelcerebro.—¿Qué?—preguntóPercy—.¿Quéson?—¡Meheolvidado! ¡Nosoportosermortal!Cuatromilañosdeconocimientos,

lossecretosdeluniverso,unmardesabiduría…¡perdidoporquenopuedocontenerlotodoenestatacitaquetengoporcerebro!

—¡Agarraos!Percycruzóvolandounpasoanivel,yelPriusseelevóporlosaires.Meggritóal

darseconlacabezacontraeltecho.Luegoempezóareírsecomounatontasinpodercontrolarse.

El paisaje se abrió a una campiña real: campos en barbecho, viñas aletargadas,huertasdeárbolesfrutalessinhojas.

—Solofaltaunkilómetroymediomásomenosparalaplaya—informóPercy—.Además, casi hemos llegado al lado oeste del campamento. Podemos conseguirlo.

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Podemosconseguirlo.Enrealidadnopudimos.Unadelasnubesdehumobrillantesnosjugóunamala

pasadayseelevódelacalzadajustodelantedenosotros.Instintivamente,Percydiounvolantazo.El Prius salió de la carretera, atravesó una alambrada de púas y entró en un

huerto. Percy evitó chocar contra los árboles, pero el coche patinó en el barrocubierto de hielo y se atascó entre dos troncos.Milagrosamente, los airbags no seactivaron.

Percysedesabrochóelcinturóndeseguridad.—¿Estáisbien?Megempujócontralapuertadelladodelpasajero.—Noseabre.¡Sácamedeaquí!Percy intentó abrir la puerta de su lado.Estaba firmemente atrancada contra el

ladodeunmelocotonero.—Aquídetrás—dije—.¡Pasadporencimadelosasientos!Abrílapuertadeunapatadaybajétambaleándome;teníalaspiernascomounos

amortiguadoresgastados.Las tres figuras humeantes se habían detenido en el linde del huerto. Ahora

avanzabandespaciomientrasadquirían formasólida.Lessalieronbrazosypiernas.Ensuscarasseformaronojosybocasabiertasyhambrientas.

Supe instintivamente que me había enfrentado a esos espíritus antes. No meacordaba de qué eran, pero los había hecho desvanecerse muchas veces,fulminándolossinmásesfuerzoqueaunenjambredemosquitos.

Lamentablemente, ya no era un dios. Era un chico de dieciséis años presa delpánico.Mesudabanlaspalmasdelasmanos.Mecastañeteabanlosdientes.Miúnicopensamientocoherenteera:«¡OSTRAS!».

Percy y Meg estaban teniendo problemas para bajar del Prius. Necesitabantiempo,yesosignificabaqueyoteníaqueintervenir.

—¡ALTO!—gritéalosespíritus—.¡SoyeldiosApolo!Parami sorpresa, los tres espíritus se detuvieron. Se quedaron flotando a unos

docemetros.Oí gruñir aMegmientras saltabadel asiento trasero.Percy salió condificultad

detrásdeella.Avancéhacialosespíritus,yelbarrocubiertodehielocrujióbajomiszapatillas.

Mi respiración formabavaho en el aire frío.Alcé lamano ehiceun antiguogestolevantandotresdedosparaprotegermecontraelmal.

—¡Dejadnosopereced!—lesdijealosespíritus—.¡BLOFIS!Lassiluetashumeantes temblaron.Misesperanzasaumentaron.Esperéaquese

disipasenohuyesenaterrorizados.En cambio, se solidificaron y se transformaron en cadáveresmacabros con los

ojosamarillos.Ibancubiertosconharaposyteníanlasextremidadesllenasdeheridas

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abiertasyllagassupurantes.—Vaya,hombre.—Lanuezmebajódegolpealpechocomounaboladebillar—.

Ahorameacuerdo.PercyyMegsemeacercaronunoacadalado.Percyconvirtiósubolígrafoenuna

hojaderelucientebroncecelestialconunsonidometálico.—¿Dequéteacuerdas?—preguntó—.¿Decómomataraestascosas?—No—contesté—.Meacuerdodeloqueson:nosoi,espíritusdelasplagas.Y

también…dequenoselospuedematar.

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Jugandoapillarconlosespíritusdelasplagas.Túlallevasyerescontagioso.Quetelopasesbien,ja,ja.

—¿Nosoi?—Percycolocólospiesenposicióndecombate—.Siemprepiensoquehematadoatodaslascriaturasdelamitologíagriega,perolalistanoacabanunca.

—Amítodavíanomehasmatado—observé.—Nometientes.Los tres nosoi avanzaron arrastrando los pies. Sus bocas cadavéricas estaban

abiertas. Las lenguas les colgaban. Sus ojos brillaban con una capa de mocosamarillos.

—Estascriaturasnosonmitos—dije—.Claroquecasitodoslosmitosantiguosno sonmitos. Salvo la historia de que desollé vivo al sátiroMarsias. Eso fue unamentiracomounacasa.

Percymemiró.—¿Quehicistequé?—Chicos.—Megcogióuna ramadeunárbolmarchito—.¿Podemoshablarde

esomástarde?Elespíritudelmediohabló:—Apolooo…—Suvozsonabaahogadacomounafocaconbronquitis—.Hemos

veniiidoa…—Permite que te interrumpa. —Me crucé de brazos y fingí una arrogante

indiferencia. (Me costó, pero lo conseguí.)—. Habéis venido a vengaros de mí,¿verdad?—Miréamisamigossemidioses—.Veréis,losnosoisonlosespíritusdelasenfermedades.Desde que nací, propagar enfermedades se convirtió en parte demitrabajo.Utilizoflechasinfectadasparamataralapoblacióndesobedientedeviruela,piedeatleta,esetipodecosas.

—Quéasco—dijoMeg.—¡Alguien tiene que hacerlo! —repuse—. Mejor un dios, regulado por el

ConsejodelOlimpoyconlosdebidospermisossanitarios,queunahordadeespíritussincontrolcomoestos.

Elespíritudelaizquierdagorjeó.—¿Podemoshablar unmomeeento? ¡Dejade interrumpir!Queremos ser libres,

sincontroool…—Sí, ya lo sé. Vais a acabar conmigo. Y luego propagaréis toda enfermedad

conocidaporelmundo.HabéisqueridohacerlodesdequePandoraosdejósalirdesuvasija.Peronopodéis.¡Osvoyaeliminar!

Puede que te estés preguntando cómo podía actuar con tanta confianza y

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tranquilidad.En realidad, estabaaterrado.Mis instintosdemortaldedieciséis añosgritaban:«¡HUYE!».Metemblabantantolasrodillasquechocabanentresí,yhabíaempezado a padecer un desagradable tic en el ojo derecho. Pero el secreto paraenfrentarse a los espíritus de las plagas estaba en seguir hablando como si unocontrolase y no tuviese miedo. Confiaba en que gracias a eso a mis compañerossemidioses les diera tiempo a idear un plan ingenioso para salvarme.Desde luegoesperabaqueMegyPercyestuvieranpensandounplan.

Elespíritudeladerechaenseñósusdientespodridos.—¿Conquénosvasaeliminar?¿Dóndeestátuaaarco?—Parecequehadesaparecido—convine—.Pero¿hadesaparecidorealmente?¿Y

siestábienescondidodebajodeestacamisetadeLedZeppelinyestoyapuntodesacarloydispararosatodos?

Losnosoisearrastraronconnerviosismo.—Mieeentes—replicóeldelmedio.Percyseaclarólagarganta.—Ejem,Apolo…«¡Porfin!»,pensé.—Sé lo que vas a decir —le dije—. Que tú y Meg habéis pensado un plan

ingenioso para frenar a estos espíritusmientras yo escapo al campamento.Detestoqueossacrifiquéis,pero…

—Esonoesloqueibaadecir.—Percylevantólaespada—.Ibaapreguntartequépasasihagopicadilloaestosmerluzosconbroncecelestial.

Elespíritudelmediorio;susojosamarillosbrillaban.—Una espada es un arma insignificante. No tiene la poesííía de una buena

epidemia.—¡Altoahí!—tercié—.¡Nopodéisexigirmisplagasytambiénmipoesía!—Tienesrazón—dijoelespíritu—.Bastadepalaaabras.Lostrescadáveresavanzaronarrastrandolospies.Estirélosbrazos,confiandoen

reducirlosapolvo.Nopasónada.—¡Estoesinsoportable!—mequejé—.¿Cómoloconseguíslossemidiosessinel

poderdeautovictoria?Meg clavó su rama de árbol en el pecho del espíritumás cercano. La rama se

quedóclavada.Unhumobrillanteempezóarecorrereltrozodemadera.—¡Suéltala!—leadvertí—.¡Nodejesquelosnosoitetoquen!Megsoltólaramayescapó.Mientrastanto,PercyJacksonentróencombate.Blandiósuespadayesquivólos

intentosdelosespíritusdeatraparlo,perosusesfuerzosfueronenvano.Cadavezquelahojadesuespadaentrabaencontactocon losnosoi,suscuerpossedisolvíanenunanieblabrillanteyluegovolvíanasolidificarse.

Unespírituseabalanzósobreélparaagarrarlo.Megcogióunmelocotónnegrocongeladodelsueloylolanzócontalfuerzaqueloincrustóenlafrentedelespírituy

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loderribó.—Tenemosquehuir—decidióMeg.—Sí.—Percydiomarchaatráshacianosotros—.Megustalaidea.Yosabíaquecorrernoserviríadenada.Sifueraposibleescapardelosespíritus

delasenfermedades,loseuropeosdelaEdadMediasehabríanpuestosuszapatillasdeatletismoyhabríanescapadode lapestenegra. (Ypara tu información, lapestenegranofuecosamía.MetoméunsiglodedescansoparaestartumbadoalabartolaenlaplayadeCabo,ycuandovolvídescubríquelosnosoiestabansueltosyqueunterciodelcontinentehabíamuerto.Dioses,cómomefastidió).

Peroestabademasiadoasustadoparadiscutir.MegyPercysefueroncorriendoatravésdelhuerto,ylosseguí.

Percy señaló una cadena de colinas situada aproximadamente un kilómetro ymediomásadelante.

—Esaeslafronteraoestedelcampamento.Siconseguimosllegarallí…Pasamos por delante de un tráiler con un tanque de riego.Con unmovimiento

despreocupadodemano,Percyhizoqueunladodeltanquereventase.Unabarreradeaguachocócontralostresnosoidetrásdenosotros.

—Eso ha estado bien. —Meg sonrió, mientras avanzaba dando saltos con suvestidoverdenuevo—.¡Vamosaconseguirlo!

«No—pensé—,novamosaconseguirlo».Medolíaelpecho.Resollabacadavezquerespiraba.Memolestabaqueaquellos

dos semidioses pudieranmantener una conversación al mismo tiempo que corríancomounosdescosidosmientrasqueyo,elinmortalApolo,boqueabacomounpez.

—Nopodemos…—dijerespirandoagrandesbocanadas—.Nos…Antesdequepudieraterminar,lastrescolumnasbrillantesdehumoseelevaron

delsuelodelantedenosotros.Dosdelosnosoiseconvirtieronencadáveres:unoconunmelocotónportercerojo,yelotroconunaramaquelesobresalíadelpecho.

El tercer espíritu…En fin,Percyno lo vio a tiempo.Chocóde lleno contra lacolumnadehumo.

—¡Norespires!—leadvertí.Percy abrió los ojos desorbitadamente como diciendo: «¿Me lo dices ahora?».

Cayóde rodillasagarrándoseelcuello.ComohijodePoseidón, seguramentepodíarespirarbajoelagua,perocontener larespiraciónduranteun tiempoindeterminadoeraharinadeotrocostal.

Meg cogió otromelocotónmustio del campo, pero no le serviría de gran cosacontralasfuerzasdelastinieblas.

Pensé cómo ayudar a Percy—porqueme desvivo por ayudar—, pero el nososempalado con la rama arremetió contramí.Me volví y eché a correr, yme di demorrosconunárbol.Megustaríadecirtequeformabapartedelplan,peronisiquierayo,conmigrandestrezapoética,pudeverleelladopositivo.

Meencontrétumbadobocaarriba,conlavistanubladayelrostrocadavéricodel

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espíritucerniéndosesobremí.—¿Qué enfermedadmortal uso paramatar al granApolooo?—dijo el espíritu

gorjeando—.¿Ántrax?¿Ébooola,quizá…?—Padrastros—propuse,tratandodeapartarmedemitorturador—.Meaterranlos

padrastros.—¡Ya tengo la respuesta! —gritó el espíritu, pasando de mí groseramente—.

¡Probemosconesto!Sedeshizoenhumoyseposósobremícomounmantobrillante.

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Melocotonesencombate.Voyatenerqueparar.

Mehaexplotadoelcerebro.

Nodiréquemividaenteradesfilóantemisojos.Ojaláhubierasidoasí.Esohabríaduradovariosmesesymehabríadadotiempoa

pensarunplandehuida.Enlugardeeso,misremordimientosdesfilaronantemisojos.Apesardeserun

serabsolutamenteperfecto,tengounoscuantosremordimientos.MeacordédeaqueldíaenlosestudiosAbbeyRoadenquelaenvidiameempujóadespertarrencorenloscorazonesdeJohnyPaulyasepararalosBeatles.MeacordédeAquilescuandocayóenlasllanurasdeTroya,derribadoporunarqueroindignoporculpademiira.

Via Jacinto, con sushombrosbronceadosy sus rizosmorenosbrillandoal sol.Me dirigió una sonrisa radiante en la banda del campo de disco. «Ni siquiera túpuedeslanzartanlejos»,meprovocó.

«Observa»,dije.Lancéeldiscoycontempléhorrorizadocómounaráfagadeairelodesviaba,inexplicablemente,haciaelatractivorostrodeJacinto.

Y, por supuesto, la vi a ella—el otro amor de mi vida—, con su piel blancatransformándose en corteza, su cabello echando hojas verdes y sus ojosendureciéndosehastaconvertirseengotasdesabia.

Esos recuerdos me causaban tanto dolor que cualquiera habría dicho que mealegraríaderecibirlapestilentenieblabrillantequedescendíasobremí.

Sin embargo,mi yomortal se rebelaba. ¡Era demasiado joven paramorir! ¡Nisiquiera había dadomi primer beso! (Sí, enmi catálogo divino de exparejas habíagentemásguapaque en la lista de invitadosdeuna fiesta de losKardashian, peronadadeesomeparecíareal).

Para ser totalmente sincero, tengo que confesar otra cosa: todos los diosestememoslamuerte,inclusocuandonoestamosconstreñidosenformashumanas.

Esa afirmación puede parecer absurda. Somos inmortales. Pero como ya hasvisto,lainmortalidadsepuedearrebatar.(Enmicaso,trespuñeterasveces).

Losdiosessabenloqueesapagarse.Sabenloqueesserolvidadodurantesiglos.La ideadedejardeexistirporcompletonosaterra.Dehecho—aZeusno leharíagraciaquedivulgaseestainformación,ycomoselocuentesaalguien,negaréhaberlodicho—,lociertoesquelosmortalesnosimpresionáisunpoco.Pormuchosamigosyparientesquetengáis,vuestraexiguaexistencianotardaráenserolvidada.¿Cómolo sobrelleváis? ¿Por qué no os pasáis todo el día corriendo de un lado a otro,gritando y tirándoos del pelo? Debo reconocer que vuestro valor es bastanteadmirable.

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¿Pordóndeiba?Ah,sí.Meestabamuriendo.Merevolquéporelbarroconteniendolarespiración.Tratédequitarmelanubede

enfermedad,peronoeratanfácilcomoaplastarunamoscaounmortalconairesdesuperioridad.

VislumbréaMeg,quejugabaaunaversiónletaldelpillapillaconeltercernosos,tratandodeinterponerunmelocotoneroentreellayelespíritu.Laniñamegritóalgo,perosuvozsonabadébilylejana.

Amiizquierda,elsuelotembló.Ungéiserenminiaturabrotódelcampo.Percysearrastródesesperadamentehaciaél.Metiólacaraenelaguaysequitóelhumo.

Semeempezóanublarlavista.Percy se levantó con dificultad. Arrancó la fuente del géiser—una tubería de

riego—yorientóelaguahaciamí.Normalmente nome gusta quememojen. Cada vez que voy de camping con

Artemisa,legustadespertarmeconuncubodeaguahelada.Peroenestecasonomeimportó.

El agua afectó al humo y me permitió apartarme rodando y respirar condificultad.Cercade allí, nuestrosdos enemigosgaseosos se transformaronenunoscadáveresempapados,consusojosamarillosbrillantesdeenfado.

Megvolvióagritar.Estavezentendíloquedijo.—¡AGÁCHATE!Meparecióunafaltadeconsideración,yaqueacababadelevantarme.Portodoel

huerto, los restos ennegrecidos y congelados de la cosecha estaban empezando alevitar.

Créeme, encuatromil añoshevisto cosas raras.Hevisto el rostrodormidodeUranosurcadodeestrellasenelcielo,ytodalafuriadeTifónalarrasarlaTierra.Hevisto a hombres convertirse en serpientes, hormigas convertirse en hombres ypersonasporlodemásracionalesbailarla«Macarena».

Peronuncahabíavistounlevantamientodefrutacongelada.Percy y yo caímos al suelo mientras los melocotones salían disparados por el

huerto, rebotaban en los árboles como bolas de billar y atravesaban los cuerposcadavéricosdelosnosoi.Sihubieraestadodepie,habríamuerto,peroMegsequedóquieta,impertérritaeilesa,mientraslafrutapodridacongeladapasabasilbandoasualrededor.

Los tres nosoi se desplomaron, llenos de agujeros. Todas las frutas cayeron alsuelo.

Percyalzólavista,conlosojosrojosehinchados.—¿Guéhapashado?Parecíaqueteníalanarizcongestionada,loquesignificabaquenohabíaescapado

porcompletoalosefectosdelanubeapestosa,peroalmenosnoestabamuerto.Porlogeneralesoeraunabuenaseñal.

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—Nolosé—reconocí—.¿Haypeligro,Meg?Ellamiraba asombrada la carnicería de frutas, cadáveresmutilados y ramas de

árbolrotas.—No…noestoysegura.—¿Gómolohashhesho?—preguntóPercysorbiéndoselanariz.Megsequedóhorrorizada.—¡Yonolohehecho!Simplementesabíaquepasaría.Uno de los cadáveres empezó a moverse. Se levantó tambaleándose con sus

piernasprofusamenteperforadas.—Perolohashechooo—gruñóelespíritu—.Ereeesfuerte,niña.Losotrosdoscadáveressepusieronenpie.—Nolobastante—replicóelsegundonosos—.Vamosaacabarcontigo.Eltercerespírituenseñósusdientespodridos.—Tuguardiánsequedarámuyyydecepcionado.¿Guardián?Quizáelespíritusereferíaamí.Anteladuda,normalmentepensaba

quelaconversacióngirabaentornoamí.Parecía que a Meg le hubieran dado un puñetazo en la barriga. Tenía la cara

pálida.Losbrazosletemblaban.Diounapatadaenelsueloygritó:—¡NO!Másmelocotones se elevaron por los aires dando vueltas. Esta vez la fruta se

fundió en un remolino de fructosa hasta que delante de Meg hubo una criaturaparecidaaunbebéhumanorechonchoconunpañaldelinoportodavestimenta.Delaespaldalesobresalíanunasalashechasderamasfrondosas.Sucarainfantilpodríahaber resultado adorable de no haber sido por los brillantes ojos verdes y loscolmillospuntiagudosquetenía.Lacriaturagruñíaylanzabamordiscosalaire.

—Oh,no.—Percysacudiólacabeza—.Odioesascosas.Los tres nosoi tampoco parecían encantados. Se alejaron poco a poco del bebé

gruñón.—¿Qu-quéeseso?—preguntóMeg.La miré fijamente con incredulidad. Ella tenía que ser la responsable de esa

extraña creación a base de fruta, pero parecía tan sorprendida como nosotros.Lamentablemente, si Meg no sabía cómo había invocado a esa criatura, tampocosabría cómo hacer que se fuera, y al igual que Percy Jackson, a mí no meentusiasmabanloskarpoi.

—Esunespíritudeloscereales—dije,procurandoqueelpániconosereflejaseenmi voz—.Nunca había visto a un karpos demelocotones, pero si es tan ferozcomolosotros…

Estabaapuntodedecir,«estamoscondenados»,peromeparecíaobvioa laparquedeprimente.

El bebé demelocotones se volvió hacia los nosoi. Por unmomento, temí quefueraaformarunaalianzadiabólica:unejedelmalentreenfermedadesyfruta.

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Elcadáverdelmedio,eldelmelocotónenlafrente,retrocediópocoapoco.—Noteentrometas—advirtióalkarpos—.Novamosapermitiiir…Elbebédemelocotonesseabalanzósobreelnososylearrancólacabezadeun

mordisco.Noesunametáfora.Labocaconcolmillosdelkarposseabrió,seensanchóhasta

convertirseenunaincreíblecircunferencia,secerróentornoalacabezadelcadáverylacercenódeunbocado.

Vaya,hombre,esperoquenoestéscenandomientraslees.Encuestióndesegundos,elnososhabíasidohechotrizasydevorado.Los otros dos nosoi se retiraron, una reacción comprensible, pero el karpos se

agachóysaltó.Cayósobreelsegundocadáverypasóaconvertirloencerealesconsaborapeste.

El último espíritu se deshizo enhumobrillante y trató de irse volando, pero elbebédemelocotonesdesplegósusalasconhojasylopersiguióarrojándosesobreél.Abrió la boca y aspiró la enfermedad, mordiendo y tragando hasta que todas lasvolutasdehumodesaparecieron.

SeposódelantedeMegyeructó.Susojosverdesbrillaban.Noparecíaenfermoen lo más mínimo, cosa que no debía de ser sorprendente considerando que losárboles frutales no se contagian de las enfermedades humanas. En lugar de eso,despuésdecomerseenterosalostresnosoi,elpequeñoparecíahambriento.

Sepusoadaralaridosyagolpearsesupequeñopecho.—¡Melocotones!Percylevantódespaciosuespada.Sunariztodavíaestabarojaylemoqueaba,y

teníalacarahinchada.—Notemuevas,Meg—ordenósorbiéndoselanariz—.Voya…—¡No!—repusoella—.Nolehagasdaño.Ellaposótímidamentelamanoenlacabezarizadadelacriatura.—Noshassalvado—ledijoalkarpos—.Gracias.Me puse a hacer mentalmente una lista de remedios a base de hierbas para

regenerarextremidadesamputadas,peroparamisorpresa,elbebédemelocotonesnole arrancó a Meg la mano. Abrazó la pierna de la niña y nos lanzó una miradafulminantecomosinosdesafiaseaacercarnos.

—Melocotones—gruñó.—Lecaesbien—observóPercy—.Ejem…¿porqué?—Nolosé—dijoMeg—.¡Sinceramente,yonoloheinvocado!YoestabasegurodequeMeglohabíainvocado,queriendoosinquerer.También

tenía cierta idea de su origen divino, y algunas preguntas sobre el «guardián» quehabían mencionado los espíritus, pero preferí interrogarla cuando no tuviera a unbebécarnívoroygruñónabrazadoasupierna.

—Bueno,encualquiercaso,ledebemoslavidaalkarpos.Estomerecuerdaunaexpresiónqueacuñéhacemuchotiempo:«¡Conunmelocotónaldía,alosespíritus

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delasplagasalejarías!».Percyestornudó.—Creíaqueeranmanzanasymédicos.Elkarpossiseó.—Omelocotones—apuntóPercy—.Losmelocotonestambiénfuncionan.—Melocotones—convinoelkarpos.Percyarrugólanariz.—Nopretendocriticar,peroporquéhacecomoGroot.Megfruncióelceño.—¿Groot?—Sí,elpersonajedeesapelícula…Diceunasolapalabrasinparar.—Metemoquenohevistoesapelícula—reconocí—.Perosíqueparecequeel

karpostieneunvocabulariomuy…reducido.—AlomejorsellamaMelocotones.—Megacaricióelcabellocastañoondulado

delkarpos,loquearrancóunronroneodiabólicodelagargantadelacriatura—.Lollamaremosasí.

—¿Qué?No pensarás adoptar a esa…—Percy estornudó con tanta fuerza queotratuberíaderiegoexplotódetrásdeélyprovocóunahileradepequeñosgéiseres—.Uf.Estoyenfermo.

—Tienes suerte—aseveré—.Tu treta del aguadiluyó el poder del espíritu.Enlugardepillarunaenfermedadmortal,haspilladouncatarro.

—Odio los catarros.—Sus iris verdes parecían hundidos en unmar de sangreinyectada—.¿Ningunodevosotroshaenfermado?

Megnegóconlacabeza.—Yo tengo unamagnífica constitución—afirmé—. Sin duda es lo queme ha

salvado.—Yqueyotehequitadoelhumoconelagua—apuntóPercy.—Bueno,sí.Percy se me quedó mirando como si esperase algo. Después de un momento

embarazoso, se me ocurrió que si él fuera un dios y yo un adorador, esperaríagratitud.

—Ah…gracias—dije.Élasintióconlacabeza.—Denada.Metranquilicéunpoco.Siélhubieraexigidounsacrificio,comountoroblancoo

unternerocebado,noséloquehabríahecho.—¿Podemosirnosya?—preguntóMeg.—Una idea estupenda —comenté—. Aunque me temo que Percy no está en

condiciones…—Puedoconducirelrestodelviaje—aseguró—.Siconseguimossacarmicoche

deentreesosárboles…—Miróenesadirecciónysuexpresiónsevolviótodavíamás

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abatida—.Oh,Hades,no…Uncochepatrullaestabaparandoalladodelacarretera.Meimaginéalosagentes

siguiendo con la vista las rodadaspor el barro, que llevaban a la valla derribadaycontinuabanhastaelToyotaPriusazulatascadoentredosmelocotoneros.Laslucesdeltechodelcochepatrullaseencendieron.

—Genial —murmuró Percy—. Si se llevan el Prius, soy hombre muerto. MimadreyPaulnecesitanesecoche.

—Veahablarconlosagentes—dije—.Detodasformasnonosservirásdenadaentuestadoactual.

—Sí, no nos pasará nada—convinoMeg—. ¿Dijiste que el campamento estájustodetrásdeesascolinas?

—Sí, pero… —Percy frunció el ceño, seguramente tratando de pensar conclaridad a pesar de los efectos del resfriado—.Lamayoría de la gente entra en elcampamentoporeleste,dondeestálaColinaMestiza.Lafronteradeloesteesmássilvestre: colinas y bosque, todo muy hechizado. Si no tenéis cuidado, podéisperderos…—Volvió a estornudar—.Ni siquiera estoy segurode queApolo puedaentrarsiesdeltodomortal.

—Entraré.Traté de irradiar seguridad. No tenía alternativa. Si no podía entrar en el

CampamentoMestizo…No.Yame habían atacado dos vecesmi primer día comomortal.NoteníaningúnplanBparaseguirconvida.

Laspuertasdelcochedepolicíaseabrieron.—Vete—apremié a Percy—. Nos las arreglaremos para cruzar el bosque. Tú

explícalealapolicíaqueestásenfermoyqueperdisteelcontroldelcoche.Noseránduroscontigo.

Percyrio.—Sí.Alospolislescaigocasitanbiencomoalosprofesores.—MiróaMeg—.

¿Seguroquenotemolestacargarconelbebédiabólico?Melocotonesgruñó.—Paranada—prometióMeg—.Vuelveacasa.Descansa.Bebemucholíquido.Percytorciólaboca.—¿LeestásdiciendoaunhijodePoseidónquebebamucholíquido?Estábien,

intentadsobrevivirhastaelfindesemana,¿vale?Vendréalcampamentoavercómoestáiscuandopueda.Tenedcuidadoy…¡ZAAAS!

Murmurandotristemente,acercóelcapuchóndelbolígrafoasuespadayvolvióaconvertirla en un simple bolígrafo. Una sabia precaución antes de acercarse a losagentesdelorden.Avanzópenosamentecolinaabajo,estornudandoysonándoselosmocos.

—¿Agente?—gritó—.Disculpe,estoyaquíarriba.¿PuededecirmedóndequedaManhattan?

Megsevolvióhaciamí.

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—¿Listo?Yo estaba empapado y temblando. Estaba viviendo el peor día de la historia.

Tenía que aguantar a una niña que daba repelús y un bebé que daba todavíamásrepelús. No estaba listo para nada, ni mucho menos. Pero también queríadesesperadamentellegaralcampamento.Puedequeallíencontrararostrosconocidos;talvez inclusoadoradoresexultantesqueme trajesenuvaspeladas,galletasOreoyotrasofrendassagradas.

—Claro—dije—.Vamos.Melocotones,elkarpos,gruñó.Noshizoseñasparaquelosiguiéramosycorrió

hacia las colinas. Puede que conociera el camino. Puede que simplemente quisieraarrastrarnosaunamuertehorripilante.

Megsepusoa saltardetrásdeél, columpiándosede las ramasde losárbolesyhaciendo la ruedaa travésdelbarrocuando leapetecía.Cualquierahabríapensadoqueacabábamosdedisfrutardeunagradablepícnicen lugarde lucharcontraunoscadáveresllenosdepeste.

Volvílacarahaciaelcielo.—¿Estás seguro,Zeus?Todavíanoes tardeparadecirmeque todoha sidouna

bromayparallamarmealOlimpo.Heaprendidolalección.Loprometo.Lasgrisesnubesinvernalesnorespondieron.Lanzandounsuspiro,echéacorrer

detrásdeMegysunuevosecuazasesino.

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9

Unpaseoporelbosque,vocesquemevuelventarumba.

Odiolosespaguetis.

Suspirédealivio.—Nodeberíaserdifícil.De acuerdo, había dicho lo mismo antes de luchar cuerpo a cuerpo contra

Poseidón,yhabíaresultadodifícil.Sinembargo,elcaminoalCampamentoMestizoparecía bastante sencillo. Para empezar, me alegré de poder ver el campamento,porquenormalmenteestabaprotegidodelosojosmortales.Esoaugurabaunaentradasinproblemasenelcampamento.

Desde la cimade la colinadondenos encontrábamos, todoelvalle se extendíadebajodenosotros:aproximadamentesietekilómetroscuadradosdebosque,pradosyfresalesbordeadosporelestrechodeLongIslandalnorteycolinasonduladasporlostres lados restantes. Justodebajodenosotros, unespesobosquede árbolesdehojaperennecubríaelterciooccidentaldelvalle.

Más allá, los edificios del CampamentoMestizo relucían a la luz invernal: elanfiteatro,lapalestradeesgrima,elpabellóncomedoralairelibreconsuscolumnasde mármol blanco. Un trirreme flotaba en el lago de las canoas. Veinte cabañasocupabanelpradocentraldondelalumbrecomunalardíadeformareconfortante.

En el linde de los fresales estaba la Casa Grande: una construcción de estilovictoriano con cuatro plantas pintada de azul celeste con los bordes blancos. MiamigoQuirón estaría dentro, seguramente tomando té junto a la chimenea. Por finencontraríarefugio.

Alcé la vista al otro extremo del valle. Allí, en la colina más alta, la AteneaPartenosdeoroyalabastrobrillabaen todosuesplendor.Antiguamente, laenormeestatua había decorado el Partenón de Grecia. Ahora presidía el CampamentoMestizoyprotegíaelvalledelosintrusos.Inclusodesdedondemeencontrabapodíanotarsupoder,comoelzumbidosubsónicodeunpotentemotor.LaviejaOjosGrisespermanecíaatentaporsihabíapeligro,alerta,seriayeficientecomosiempre.

Personalmente,yohabríainstaladounaestatuamásinteresante;demímismo,porejemplo.Aunasí,elpaisajedelCampamentoMestizoeraimpresionante.Siempreseme levantaba el ánimo cuando veía ese lugar: me recordaba los viejos tiemposcuandolosmortalessabíanconstruirtemplosyhacersacrificioscomoesdebido.¡Ah,todoeramejoren laantiguaGrecia!Bueno,menosunaspequeñasmejorasque loshumanos modernos habían conseguido: internet, los cruasanes de chocolate y laesperanzadevida.

Megsequedóboquiabierta.

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—¿Cómoesquenuncahabíaoídohablardeestesitio?¿Hacenfaltaentradas?Reí entre dientes. Siempre disfrutaba de la oportunidad de instruir a unmortal

ignorante.—Verás, Meg, unas fronteras mágicas camuflan el valle. Desde el exterior, la

mayoríadeloshumanosnoveríannadamásqueaburridastierrasdelabranza.Siseacercasen,acabaríandandolavueltayseencontraríansaliendootravez.Créeme,unavezintentéquemetrajesenunapizza.Fueunalata.

—¿Pedisteunapizza?—Noimporta—contesté—.Encuantoalasentradas,esciertoquenodejanpasar

acualquiera,peroestásdesuerte.Yoconozcoalosquelollevan.Melocotonesgruñó.Husmeóelsuelo,masticóunbocadodetierrayloescupió.—Nolegustaelsabordeestesitio—dijoMeg.—Sí, bueno… —Miré al karpos frunciendo el ceño—. A lo mejor podemos

encontrarle tierra abonada o fertilizante cuando lleguemos. Convenceré a lossemidioses para que lo dejen entrar, pero sería de ayuda que no les arrancase lacabeza…porlomenosdemomento.

Melocotonesmurmuróalgosobremelocotones.—Algonoencaja.—Megsemordiólasuñas—.Esebosque…Percydijoqueera

silvestreyqueestabahechizadoyeso.Amí también me parecía que había algo raro, pero lo achaqué a mi aversión

general a los bosques. Por motivos en los que prefería no profundizar, meresultaban… incómodos. Sin embargo, con nuestro objetivo a la vista, estabarecobrandomioptimismohabitual.

—Notepreocupes—ledijeaMeg—.¡Viajasconundios!—Unexdios.—Preferiríaquenosiguierasconeso.Enfin,loscampistassonmuysimpáticos.

Nos recibirán con lágrimas de alegría. ¡Y prepárate para cuando veas el vídeo deorientación!

—¿Elqué?—¡Yomismolodirigí!Venga,vamos.Elbosquenopuedeestartanmal.

Elbosquesíestabatanmal.Encuantonosinternamosensussombras,losárbolesparecieronagolparse.Los

troncoscerrabanfilas,bloqueabanviejossenderosyabríanotrosnuevos.Lasraícesseretorcíanatravésdelsuelodelbosqueyformabanunapistadeobstáculos,nudosycurvas.Eracomointentarandaratravésdeungigantescoplatodeespaguetis.

Alpensarenlosespaguetismediohambre.Solohabíanpasadounaspocashorasdesdequehabía comido la salsade siete capasy los sándwichesdeSally Jackson,peromiestómagomortalyapedíacomidayhacíaruidos.Lossonidoseranbastantemolestos, sobre todo al atravesar un bosque oscuro e inquietante. Hasta el karposMelocotonesestabaempezandoaolermebienyasuscitarmevisionesdepastelesy

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helados.Comodijemásarriba,engeneralnoeramuyaficionadoalosbosques.Tratéde

convencermedequelosárbolesnomeestabanobservandoysusurrandoentreelloscon gesto ceñudo. Solo eran árboles.Aunque tuvieran dríades, no podían hacermeresponsabledeloquehabíapasadohacíamilesdeañosenotrocontinente.

«¿Porquéno?—mepregunté—.Tútesigueshaciendoresponsable».Meobliguéadejareltema.Anduvimos durante horas, muchomás de lo que deberíamos haber tardado en

llegar a la Casa Grande. Normalmente sabía orientarme por el sol—cosa que nodeberíasorprenderanadie,yaquemehepasadomileniosconduciéndoloporelcielo—,perobajoelmantodeárboles,laluzeradifusaylassombras,engañosas.

Después de pasar por lamisma roca por tercera vez,me detuve y reconocí loevidente.

—Notengoniideadedóndeestamos.Megsedejócaerpesadamenteenuntroncocaído.Alaluzverdedelbosque,se

parecíamás que nunca a una dríade, aunque los espíritus de los árboles no suelenllevarzapatillasrojasniforrospolaresusados.

—¿Nosabestécnicasdesupervivencia?¿Interpretarelmusgodelosladosdelosárboles?¿Seguirhuellas?

—Esolevamásamihermana—dije.—AlomejorMelocotonespuedeayudarnos.—Megsevolvióhaciasukarpos—.

Eh,¿puedesbuscarnosuncaminoparasalirdelbosque?Durante los últimos kilómetros, el karpos había estado murmurando nervioso,

mirando de un lado a otro. Ahora olfateaba el aire, con las ventanas de la nariztemblando.Ladeólacabeza.

Su cara se puso de color verde intenso. Emitió un rugido de angustia y actoseguidosedeshizoenunremolinodehojas.

Megselevantódegolpe.—¿Adóndehaido?Eché un vistazo al bosque. Sospechaba que Melocotones había hecho lo más

inteligente. Había intuido que se avecinaba peligro y nos había abandonado. Sinembargo, yo no quería darle a entender eso aMeg. Ella le había cogido cariño alkarpos. (Algo ridículo, encariñarse de una pequeña criatura peligrosa, aunque,pensándolobien,losdiosesnosencariñábamosdeloshumanos,demodoquenoeraelmásindicadoparacriticarlo).

—Puedequehayaidoareconocerelterreno—propuse—.Talvezdeberíamos…APOLO.Lavozreverberóenmicabezacomosialguienhubierainstaladounosaltavoces

Bose detrás de mis ojos. No era la voz de mi conciencia. Mi conciencia no erafemenina,ynohablabatanfuerte.Sinembargo,habíaalgoeneltonodelamujerquemeresultabasorprendentementefamiliar.

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—¿Quépasa?—preguntóMeg.Elairesevolviódulzón.Losárbolessecernieronsobremícomolostricomasde

unatrapamoscas.Unagotadesudormecayóporunladodelacara.—Nopodemosquedarnosaquí—anuncié—.Acompáñame,mortal.—¿Perdón?—dijoMeg.—Ejem,digo,vamos.Corrimos tropezando con las raíces de los árboles y huyendo a ciegas por un

laberintode ramasypiedras.Llegamosaunarroyo transparente sobreun lechodegrava. Apenas reduje el paso. Me metí en el riachuelo y me sumergí hasta lasespinillasenelaguahelada.

Lavozvolvióahablar:BÚSCAME.Estavezsonótanfuertequemeatravesólafrentecomoelclavodeunatraviesa

deferrocarril.Tropecéycaíderodillas.—¡Eh!—Megmeagarróelbrazo—.¡Levanta!—¿Nohasoídoeso?—Oír¿qué?LACAÍDADELSOL,tronólavoz.ELÚLTIMOVERSO.Caídebrucesalarroyo.—¡Apolo! —Meg me dio la vuelta; su voz tenía un tono tenso de alarma—.

¡Vamos!¡Nopuedocargarcontigo!Aunasílointentó.Mearrastróatravésdelrío,regañándomeymaldiciendohasta

que,graciasasuayuda,conseguíllegaralaorilla.Metumbébocaarriba,mirandoconlosojosdesorbitadoslabóvedadelbosque.

Miropamojadaestabatanfríaqueardía.Elcuerpometemblabacomounacuerdadebajoeléctricoafinadaenmiabierto.

Megme quitó el forro polarmojado. El suyo era demasiado pequeño paramí,peromecubrióloshombrosconlachaquetacálidayseca.

—Contrólate—ordenó—.Notemevuelvasloco.Mirisasonabacrispada.—Perohe…heoído…ELFUEGOMECONSUMIRÁ.¡DATEPRISA!Lavozsedividióenuncorodesusurrosairados.Lassombrassealargaronyse

oscurecieron.Empezóasalirhumodemiropa,queolíacomolosgasesvolcánicosdeDelfos.

Unapartedemíqueríahacerseunovilloymorir.Laotrapartequeríalevantarseycorrercomolocodetrásdelasvoces—paraaveriguarsuorigen—,perosospechabaquesilointentaba,perderíalacorduraparasiempre.

Megestabadiciendoalgo.Mezarandeóloshombros.Pegósunarizalamíadetalmaneraquemi reflejodepordioseromedevolvió lamiradadesde las lentesdesusgafas.Mediounabofetada,fuerte,yconseguídescifrarsuspalabras:

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—¡LEVANTA!Dealgúnmodohiceloquememandó.Luegomedobléytuvearcadas.Hacíasiglosquenovomitaba.Mehabíaolvidadodelodesagradablequeera.Cuando quise darme cuenta avanzábamos tambaleándonos;Meg soportaba casi

todomipeso.Lasvocessusurrabanydiscutían,arrancandopedacitosdemimenteyllevándoselosalbosque.Prontonomequedaríagrancosa.

Erainútil.Noveíaporquénodebíaadentrarmeenelbosqueyvolvermeloco.Laideameparecíagraciosa.Empecéareírmecomountonto.

Megmeobligóaseguirandando.Nopodíaentendersuspalabras,perosu tonoerainsistenteyobstinado,conlairajustaparacompensarsupropioterror.

Enmiperjudicadoestadomental,creíaquelosárbolesseseparabanparadejarnospasar, abriendo a regañadientes un caminopara que saliéramos del bosque.Vi unahogueraalolejos,ylospradosabiertosdelCampamentoMestizo.

Me dio la impresión de queMeg hablaba con los árboles, diciéndoles que seapartasen.Laideaeraridícula,yensumomentomepareciódivertidísima.Ajuzgarporelvaporquemesalíadelaropa,supusequedebíadetenerunoscuarentayungradosdefiebre.

Ibariéndomehistéricamentecuandosalimosdandotraspiésdelbosque,directoshacia la fogata donde una docena de adolescentes estaban sentados preparandosándwichesdegalletasconchocolateymalvavisco.Cuandonosvieronselevantaron.Consusvaquerosysusabrigos,provistosdedistintasarmasaloslados,formabanlapandadeasadoresdemalvaviscomássombríaquehabíavistoenmivida.

Sonreí.—¡Oh,hola!¡SoyApolo!Puselosojosenblancoymedesmayé.

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10

Miautobúsestáardiendo.Mihijoesmayorqueyo.

Porfavor,Zeus,queestopare.

Soñé que conducía el carro solar a través del cielo. Llevaba la capota bajada enmodalidadMaserati.Volabatocandoelclaxonalosavionesdereacciónparaqueseapartasen, disfrutando del olor de la fría estratosfera, y bailando al ritmo de micanciónfavorita:«RisetotheSun»,deAlabamaShakes.

EstabapensandoentransformarelSpyderenuncocheautoconducidodeGoogle.QueríasacarmilaúdytocarunsolotremendoquehicieraenorgullecerseaBrittanyHoward.

Entoncesunamujeraparecióenelasientodelpasajero.—Tienesquedarteprisa,tío.Porpocosaltédelsol.Mi huésped iba ataviada como una reina libia de la antigüedad. (Sé de lo que

hablo;hesalidoconunascuantas).Suvestidosearremolinabaconunestampadodefloresenrojo,negroydorado.Sulargocabellomorenoestabatocadoconunatiaraqueparecíaunaescalerademanoenminatura:doslarguerosdeorocontravesañosdeplata.Teníaunrostromaduroperoimponente,elaspectoquedebíatenerunareinabenévola.

Así pues, estaba claro que no se trataba de Hera. Además, Hera nunca mesonreiría tan dulcemente. Además, esa mujer llevaba un gran símbolo de la pazalrededordelcuello,undetallequenoencajabaconelestilodeHera.

Aun así, tenía la sensación de que debía conocerla.A pesar del rollo de hippytrasnochada,eratanatractivaquesupusequedebíamosdeserparientes.

—¿Quiéneres?—pregunté.Sus ojos emitieron un destello de un peligroso tono dorado, como los de un

depredadorfelino.—Siguelasvoces.Seme hizo un nudo en la garganta. Intenté pensar con claridad, pero tenía el

cerebrocomosimelohubieranmetidoenunabatidora.—Teoíenelbosque…¿Estabas…estabasrecitandounaprofecía?—Buscalaspuertas.—Meagarrólamuñeca—.Tienesqueencontrarlasprimero,

¿lopillas?—Pero…La mujer estalló en llamas. Retiré la muñeca quemada y agarré el volante

mientraselcarrocaíaenpicado.ElMaseratisetransformóenunautobúsescolar:unamodalidadquesoloutilizabacuandoteníaquetransportaraungrannúmerodegente.

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Lacabinaestaballenadehumo.Detrásdemí,unavoznasaldijo:—Buscalaspuertassinfalta.Miréporelespejoretrovisor.Atravésdelhumo,viaunhombrecorpulentocon

untrajecolormalva.Estabatumbadoenlosasientosdelfondo,dondenormalmentesesentabanlosalborotadores.AHermeslegustabanesosasientos…peroesehombrenoeraHermes.

Teníaunamandíbulapocopronunciada,unanarizmuygrandeyunabarbaqueenvolvíasupapadacomolacorreadeuncasco.Sucabelloerarizadoymorenocomoelmío,soloquenoloteníatanbonitonitanabundanteynollevabaunpeinadotanmoderno.Fruncíaellabiocomosiolieraalgodesagradable.Talvezeranlosasientosquemadosdelautobús.

—¿Quién eres?—grité, tratando desesperadamente de impedir que el autobúscayeraenpicado—.¿Quéhacesenmiautobús?

Elhombresonrió,cosaquevolviósucaratodavíamásfea.—¿Mipropioantepasadonomereconoce?¡Mesientoofendido!Intentéubicarlo.Micerebromortalerademasiadopequeño,demasiadoinflexible.

Habíaechadoporlabordacuatromilañosderecuerdoscomoexcesodelastre.—No…notereconozco—dije—.Losiento.Elhombreriomientraslasllamaslamíansusmangasmoradas.—Todavíanolosientes,peroloharás.Búscamelaspuertas.LlévamealOráculo.

¡Meencantaráincendiarlo!Elfuegomedevorabamientraselcarrosolarseprecipitabahaciaelsuelo.Agarré

elvolanteycontempléhorrorizadocómounaenormecaradebronceaparecíaalotrolado del parabrisas. Era la cara del hombre vestido de morado, moldeada en unasuperficiedemetalmásgrandequeelautobús.Amedidaquecaíamoshaciaella,lasfaccionessemodificaronysetransformaronenlasmías.

Entoncesmedesperté,temblandoysudoroso.—Tranquilo. —La mano de alguien se posó en mi hombro—. No intentes

incorporarte.Naturalmente,intentéincorporarme.Juntoalacabeceradelacamahabíaunjovenmásomenosdemiedad—miedad

mortal—,conelpelorubioenmarañadoyojosazules.Llevabaunabatamédicayunachaquetade esquí encima, con laspalabrasMONTAÑAOKEMO cosidas en el bolsillo.Lucíaunbronceadodeesquiador.Teníalaimpresióndequedebíaconocerlo.(HabíaexperimentadomuchoesasensacióndesdequehabíacaídodelOlimpo).

Estaba tumbado en un catre enmedio de una cabaña.A cada lado, las paredesestaban llenas de literas.El techo estaba surcadopor toscas vigas de cedro.En lasparedes de yeso blanco no habíamás que unos cuantos colgadores para abrigos yarmas.

Podría haber sido una vivienda humilde prácticamente de cualquier época: la

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antiguaAtenas,laFranciamedievalolastierrasdelabranzadeIowa.Olíaaropadecama limpia y salvia seca. Los únicos adornos eran lasmacetas del alféizar de laventana, donde crecían unas alegres flores amarillas a pesar del frío clima delexterior.

—Esas flores…—Tenía la voz ronca, como si hubiera inhalado el humo delsueño—.SondeDelos,miislasagrada.

—Sí—asintióeljoven—.SolocrecendentroyenlosalrededoresdelaCabañaSiete:tucabaña.¿Sabesquiénsoy?

Estudiésurostro.Laserenidaddesusojos,lasonrisaquesedibujabafácilmenteen sus labios, la forma en que su cabello se rizaba alrededor de sus orejas…Meacordévagamentedeunamujer,unacantantedecountryalternativoquesellamabaNaomiSolace,alaquehabíaconocidoenAustin.Meruboricéalpensarenella.Parami yo adolescente, nuestro romance parecía algo que había visto en una películahacíamucho:unapelículaquemispadresnomehabríandejadover.

PeroesechicoerasindudahijodeNaomi.Esosignificabaquetambiéneramihijo.Yesoresultabamuyperoquemuyextraño.—EresWillSolace—dije—.Mi,esto…ejem…—Sí—convinoWill—.Esviolento.Milóbulofrontaldioungirodecientoochentagradosdentrodemicráneo.Me

ladeé.—Cuidado.—Will me sujetó para que no me cayese—. He intentado curarte,

pero, sinceramente, no entiendo qué pasa. Tienes sangre, no icor. Te estásrecuperandorápidodelasheridas,perotussignosvitalessontotalmentehumanos.

—Nomelorecuerdes.—Sí,bueno…—Posólamanoenmifrenteyfruncióelceño,concentrado.Sus

dedostemblaronligeramente—.Nolosabíahastaqueintentédartenéctar.Loslabiosempezaronaechartehumo.Porpocotemato.

—Ah…—Mepasélalenguaporellabioinferior,queestabagruesoydormido.Mepreguntabasiesoexplicabaelsueñodelhumoyelfuego.Esperabaquesí—.MeimaginoqueMegseolvidódehablartedemiestado.

—Supongoquesí.—Willmecogiólamuñecaymetomóelpulso—.Parecesdemiedad,quincemásomenos.Turitmocardíacohavueltoasernormal.Lascostillasestánmejorando.Lanarizestáhinchada,peronorota.

—Ytengoacné—melamenté—.Ymichelines.Willladeólacabeza.—Eresmortal,¿yesoesloquetepreocupa?—Tienes razón. Estoy indefenso. ¡Estoy más débil incluso que vosotros, los

enclenquessemidioses!—Vaya,gracias…Me dio la impresión de que estuvo a punto de decir «papá», pero logró

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contenerse.Eradifícilpensarenese jovencomomihijo.Era tandesenvuelto, tanmodesto,

tan libre de acné… Tampoco parecía sobrecogido por mi presencia. De hecho, lacomisuradesubocahabíaempezadoamoverse.

—¿Te…tediviertes?—pregunté.Willseencogiódehombros.—Bueno,omelotomoarisaoflipoencolores.Mipadre,eldiosApolo, tiene

quinceaños…—Dieciséis—locorregí—.Dejémosloendieciséis.—Unmortaldedieciséisaños,tumbadoenuncatredemicabaña.Yapesarde

todasmisartescurativas,queherecibidodeti,sigosinsabercómoarreglarte.—No haymanera de arreglar esto—dije tristemente—.Me han expulsado del

Olimpo.MidestinoestáligadoaunaniñaquesellamaMeg.¡Nopodríaserpeor!Willrio,cosaquemepareciótodaunadesfachatez.—Megparecelegal.YalehametidoeldedoenelojoaConnorStollylehadado

unapatadaaShermanYangenlaentrepierna.—¿Quehahechoqué?—Aquí le irá perfectamente. Está esperándote fuera, con la mayoría de los

campistas.—La sonrisa deWill desapareció—. Prepárate, están haciendo muchaspreguntas.Todoelmundoquieresabersitullegada,tuestadomortal,tienealgoqueverconloquehaestadopasandoenelcampamento.

Fruncíelentrecejo.—¿Quéhaestadopasandoenelcampamento?Lapuertadelacabañaseabrió.Otrosdossemidiosesentraron.Unoeraunchico

altodeunostreceaños,conlapielcomoelbroncebruñidoyunastrenzasafricanascomohélicesdeADN.Con suchaquetónde lananegroy susvaquerosdelmismocolor,parecíasalidodelacubiertadeunbarcoballenerodelsigloXVIII.Laotrareciénllegada era una chica más joven vestida de camuflaje color aceituna. Llevaba uncarcajllenoalhombro,ysucortocabellopelirrojoteníaunmechónteñidodeverdechillón,undetallequeparecíairencontradelobjetivodevestirdecamuflaje.

Sonreí,contentodeacordarmedesusnombres.—Austin—dije—.YKayla,¿no?En lugar de caer de rodillas y ponerse a farfullar de gratitud,me lanzaron una

miradanerviosa.—Asíqueerestúdeverdad—respondióKayla.Austinfruncióelceño.—Megnoshacontadoqueunpardematonestedieronunapaliza.Noshadicho

quenotienespoderesyquetepusistehistéricoenelbosque.Labocamesabíaatapiceríadeautobúsescolarquemada.—Meghablademasiado.—Pero¿eresmortal?—preguntóKayla—.Osea,¿totalmentemortal?¿Significa

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esoquevoyaperdermihabilidadparatirarconarco?¡NopuedoclasificarmeparalosJuegosOlímpicoshastaquetengadieciséisaños!

—Ysiyopierdomitalentomusical…—Austinsacudiólacabeza—.No,tío,esonoestábien.Miúltimovídeorecibióunasquinientasmilvisitasenunasemana.¿Quésesuponequetengoquehacer?

Mereconfortóquemishijostuvieranclaroquéeralomásimportanteparaellos:sus habilidades, sus imágenes, sus visitas enYouTube.Di lo quequieras sobre losdioses y nuestra forma de ejercer la paternidad en ausencia, pero nuestros hijosheredanlamayoríadenuestrosmejoresrasgosdepersonalidad.

—Misproblemasnodeberíanafectaros—aseguré—.SiZeussededicaraaquitarretroactivamente mi poder divino a todos mis descendientes, la mitad de lasfacultadesdemedicinadelpaís sequedaríanvacías.ElSalónde laFamadelRockandRoll desaparecería. ¡La industria de la cartomancia quebraría de la noche a lamañana!

LoshombrosdeAustinserelajaron.—Esunalivio.—Entonces, si te mueres mientras eres mortal —planteó Kayla—, ¿no

desapareceremos?—Chicos—lainterrumpióWill—,¿porquénovaiscorriendoalaCasaGrandey

le decís a Quirón que nuestro… nuestro paciente está consciente? Yo lo llevaréenseguida.Y,ejem,aversipodéisdispersaralgrupodefuera,¿vale?NoquieroquetodoelmundoseabalancesobreApolo.

KaylayAustinasintieronconlacabezasabiamente.Comobuenoshijosmíosqueeran,sindudaentendíanlaimportanciadecontrolaralospaparazzi.

Encuantosehubieronmarchado,Willmededicóunasonrisadedisculpa.—Están en estado de shock. Todos lo estamos. Nos llevará un tiempo

acostumbrarnosa…loqueseaesto.—Túnoparecesenestadodeshock—dije.Willrioentredientes.—Estoy aterrado, pero siendo monitor jefe se aprende una cosa: tienes que

mantenerlacalmaporlosdemás.Voyalevantarte.Nofuefácil.Mecaídosveces.Medabavueltaslacabeza,yteníalosojoscomo

si me los estuvieran calentando con un microondas. Los últimos sueños seguíanagitandomicerebrocomoelsedimentodeunríoyenturbiandomispensamientos:lamujerdelacoronayelsímbolodelapaz,elhombredeltrajemorado…LlévamealOráculo.¡Meencantaráincendiarlo!

Lacabañaempezóaresultarasfixiante.Estabadeseandorespirarairefresco.UnacosaenlaquemihermanaArtemisayyoestábamosdeacuerdoeraquetoda

actividadprovechosaesmejoralairelibrequebajotecho.Lamúsicasetocamejorbajolabóvedadelcielo.Lapoesíadebecompartirseenelágora.Eltiroconarcosepractica sindudamás fácilmente enel exterior, ypuedodar fedespuésde intentar

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hacerprácticasdetiroenlasaladeltronodemipadre.Yconducirelsol…bueno,enrealidadtampocoesundeportealairelibre.

SalíapoyándomeenWill.KaylayAustinhabíanconseguidoahuyentaralagente.La única persona que me esperaba —oh, qué alegría y felicidad— era mi jovenseñora, Meg, quien al parecer se había hecho famosa en el campamento comoMcCaffreylaPateaentrepiernas.

TodavíallevabaelvestidoverdedeSallyJackson,aunqueahoraestabaunpocomás sucio. Sus mallas estaban rotas y rasgadas. En su bíceps, una serie de tiritascerrabanuncortedeaspectodesagradablequedebíadehabersehechoenelbosque.

Meechóunvistazo,arrugólacaraysacólalengua.—Estáshechounasco.—Tú,encambio,Meg—dije—,estástanencantadoracomosiempre.Seajustólasgafasylastorciólojustopararesultarirritante.—Creíaqueibasamorir.—Mealegrodedecepcionarte.—No.—Ella se encogió de hombros—.Todavíame debes un año de servicio.

¡Estamosunidos,tegusteono!Suspiré.EramaravillosovolveraestarencompañíadeMeg.—Supongo que debería darte las gracias…—Recordaba vagamente que había

deliradoenelbosque,queMegmehabíallevadoarastrasyquelosárbolesparecíansepararseantenosotros—.¿Cómonossacastedelbosque?

Suexpresiónsetornórecelosa.—Nolosé.Suerte.—SeñalóconelpulgaraWillSolace—.Porloqueélmeha

contado,tuvimossuertedesalirantesdequeanocheciera.—¿Porqué?Willsedisponíaacontestar,peroalparecerlopensómejor.—QueteloexpliqueQuirón.Vamos.YocasinuncavisitabaelCampamentoMestizoeninvierno.Laúltimavezhabía

sido hacía tres años, cuando una chica llamada Thalia Grace hizo un aterrizajeforzosoconmiautobúsenellagodelascanoas.

Suponíaquehabríapocosresidentesenelcampamento.Sabíaquelamayoríadelossemidiosessoloibanapasarelveranoyqueunpequeñonúcleodecampistasfijossequedabanduranteelcursoescolar:aquellosparalosque,pordiversosmotivos,elcampamentoeraelúnicolugarsegurodondepodíanvivir.

Aunasí,mesorprendiólospocossemidiosesquevi.SilaCabañaSieteservíadeindicador,cadacabañapodíaalbergarcamasparaveintecampistas.Esosignificabaunacapacidadmáximadecuatrocientossemidioses:suficientesparavariasfalangesounafiestaincreíbleenunyate.

Sin embargo, cuando cruzamos el campamento, no vi amás de una docena depersonas.Alaluzcadavezmástenuedelatardecer,unachicasolitariatrepabaporelmuro de escalada mientras caía lava a cada lado. En el lago, un grupo de tres

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campistasrevisabanlasjarciasdeltrirreme.Algunos campistas habían buscado actividades para estar fuera con el único

propósitodepodermirarmeembobados.Juntoalhogar,unjovensehallabasentadopuliendosuespejo,observándomeensusuperficiereflectante.OtrotipomefulminóconlamiradamientrasempalmabaalambredeespinodelantedelacabañadeAres.Porlaformatorpeenqueandaba,dedujequeeraShermanYang,eldelaentrepiernareciénpateada.

EnlapuertadelacabañadeHermes,doschicasrieronentredientesysusurraroncuandopasé.Normalmentenomehabríainmutadoalrecibiresetipodeatención.Mimagnetismo resultaba claramente irresistible. Pero ahora me ardía la cara. ¡Yo, elparadigma masculino del romanticismo, convertido en un chico desgarbado einexperto!

Habríaclamadoalcieloporesainjusticia,perohabríasidosuperviolento.Nosabrimospasoentrelosfresalesenbarbecho.EnloaltodelaColinaMestiza,

elVellocinodeOrobrillabaenlaramamásbajadeunaltopino.BocanadasdehumoseelevabandelacabezadePeleo,eldragónguardiánenroscadoalrededordelabasedeltronco.Alladodelárbol,laAteneaPartenoslucíaunrojofuriosoalatardecer.Otalveznosealegrabadeverme.(AteneanuncahabíasuperadonuestrapequeñariñadurantelaguerradeTroya).

Enmitaddelaladera,vilacuevadelOráculo,consuentradacubiertaporgruesascortinas color borgoña. Las antorchas situadas a cada lado estaban apagadas;normalmenteeraunaseñaldequemisibila,RachelDare,noestabaallí.Nosabíasisentirmedecepcionadooaliviado.

Inclusocuandonoservíadecanalparalasprofecías,Racheleraunajovensabia.Yohabíaesperadoconsultarlemisproblemas.Porotraparte,comoaparentementesupoderproféticohabíadejadodeestaractivo(algodeloquesupongoqueyoteníaunapequeñapartedeculpa),noestabasegurodequeRachelquisieraverme.Ellaquerríarecibirexplicacionesdesufiguradereferencia,yaunqueyohabíainventadoeldondelapalabra,ahoranoteníarespuestasquedarle.

El sueño del autobús en llamas no me abandonaba: la mujer enrollada de lacoronaquemeapremiabaabuscarlaspuertas,elhombrefeodeltrajedecolormalvaqueamenazabaconquemarelOráculo…

Pues la cueva estaba allímismo.No sabía por qué lamujer de la corona teníatantosproblemasparaencontrarla,niporquéelhombrefeoestabatanempeñadoenquemarsus«puertas»,quenoeranmásqueunascortinasmoradas.

AmenosqueelsueñonohicierareferenciaalOráculodeDelfos…Me froté las sienes palpitantes. No hacíamás que buscar recuerdos que ya no

estaban allí, tratando de sumergirme en mi vasto lago de conocimientos paradescubrirquehabíaquedadoreducidoaunapiscinainfantil.Nosepuedehacergrancosaconunapiscinainfantilporcerebro.

EnelporchedelaCasaGrande,unjovenmorenonosestabaesperando.Llevaba

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unpantalón negro descolorido, una camiseta de losRamones (puntos extras por elbuengustomusical) y una cazadora de piel negra.Una espada de hierro estigio lecolgabaaunlado.

—Meacuerdodeti—dije—.¿Nicholas,hijodeHades?—Nico di Angelo. —Me observó, con sus ojos penetrantes y sin color como

cristales rotos—.Asíqueescierto.Eres totalmentemortal.Teenvuelveunhalodemuerte:lasposibilidadesdemorirsonelevadas.

Megresopló.—Pareceelpronósticodeltiempo.Nomehizogracia.EstandocaraacaraconunhijodeHades,meacordédelos

muchos mortales que había mandado al inframundo con mis flechas infectadas.Siempremehabíaparecidounadiversiónsana:imponercastigosmerecidosporactosreprobables.Ahora empezaba a entender el terror en los ojos demis víctimas.Noquería que se cerniese sobremí un halo demuerte. Desde luego no quería que elpadredeNicodiAngelomejuzgase.

WillposólamanoenelhombrodeNico.—Tenemosquevolverahablardelashabilidadesdetugente,Nico.—Oye,yosoloestoyconstatandoloevidente.SiesteesApoloysemuere,todos

estaremosenapuros.Willsevolvióhaciamí.—Tepidodisculpasporminovio.Nicopusolosojosenblanco.—¿Podríasevitar…?—¿Prefieres«amigoespecial»?—preguntóWill—.¿O«medianaranja»?—Medioincordio,entucaso—gruñóNico.—Melaspagarás.Megsesonólanariz.—Ospeleáismucho,chicos.Creíaqueíbamosaverauncentauro.—Aquíestoy.—Lapuertamosquiteraseabrió.Quirónsaliótrotandoyagachóla

cabezaparanodarseconelmarco.Decinturaparaarriba,teníatodalapintadelprofesorquefingíaserenelmundo

mortal.Suchaquetadelanamarrónteníacoderas.Sucamisadevestirdecuadrosnocombinabaconsucorbataverde.Teníalabarbabienrecortada,perosupelonohabríapasadolainspeccióndelimpiezaexigidaaunaratoneraencondiciones.

Decinturaparaabajoerauncorcelblanco.Miviejoamigosonrió,aunqueteníaunamiradaturbulentaydistraída.—Mealegrodequeestésaquí,Apolo.Tenemosquehablardelasdesapariciones.

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Miraentucarpetadecorreonodeseado.Lasprofecíaspodríanestarallí.

¿No?Vaya,noséquédecir.Adiós.

Megsequedómirandoembobada.—¿Es…esuncentaurodeverdad?—Buenaobservación—contesté—.Supongoquelaparteinferiordecaballoleha

delatado.Ellamediounpuñetazoenelbrazo.—Quirón—dije—,estaesMegMcCaffrey,minuevaamayfuentedeirritación.

¿Hasdichoalgosobredesapariciones?Quirónmeneólacola.Suspezuñashicieronruidoenlastablasdelporche.Él era inmortal, pero su edad visible parecía variar de un siglo a otro. No

recordaba que tuviera las patillas tan canosas ni las arrugas de los ojos tanpronunciadas.Fueraloquefueseloqueestabapasandoenelcampamento,nodebíadeestarcontribuyendoareducirsuniveldeestrés.

—Bienvenida,Meg.—Quirón trató de adoptar un tono amistoso, cosa quemeparecióheroica,considerandoque…bueno,considerandoaMeg—.Tengoentendidoquemostrastemuchovalorenelbosque.HastraídoaApolohastaaquíapesardelosnumerosospeligros.MealegrodetenerteenelCampamentoMestizo.

—Gracias—respondióMeg—.Esustedmuyalto.¿Nosedaconlacabezacontralaslámparas?

Quirónrioentredientes.—Aveces.Cuandoquierotenerunaestaturamásparecidaalahumana,tengouna

silladeruedasmágicaquemepermitecomprimirlamitadinferioren…Enrealidad,esoahoranoimporta.

—Desapariciones—lerecordé—.¿Quéhadesaparecido?—No qué, sino quién—dijo Quirón—. Hablemos dentro.Will, Nico, ¿podéis

decirlealrestodeloscampistasquenosreuniremosparacenardentrodeunahora,por favor?Os informaréa todosentonces.Mientras tanto,nadiedeberíavagar soloporelcampamento.

—Entendido.—WillmiróaNico—.¿Quieressermicompi?—Eresunidiota—replicóNico.Losdossefuerondiscutiendo.Enestepuntopuedequeteestéspreguntandocómomesentíaalveramihijocon

NicodiAngelo.DeboreconocerquenoentendíalaatraccióndeWillporunhijodeHades,perosiloqueaWilllehacíanfelizeranloschicossiniestros…

Ah,talvezteestéspreguntandocómomesentíaalverloconunnovioenlugarde

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conunanovia.Sieseeselcaso,vengaya.Alosdiosesnonospreocupanesascosas.Yo mismo he tenido… veamos, ¿treinta y tres novias mortales y once noviosmortales?Heperdidolacuenta.Misdosgrandesamoresfueron,porsupuesto,DafneyJacinto,perocuandoseesundiostanfamosocomoyo…

Unmomento. ¿Acabo de decir quiénesme gustaron? Sí, ¿verdad? ¡Dioses delOlimpo, olvidad que he mencionado sus nombres! Qué vergüenza. Por favor, nodigasnada.¡Enestavidamortalnomeheenamoradodenadie!

Estoyhechounlío.Quirónnosllevóalasaladeestar,dondeunoscómodossofásdecueroformaban

unaVorientadahacialachimeneadepiedra.Encimadelarepisadelachimenea,unacabezadeleopardodisecadaroncabaconsatisfacción.

—¿Estávivo?—preguntóMeg.—Bastante.—Quirónseacercóasusilladeruedas—.EsSeymour.Sihablamos

envozbaja,nodeberíamosdespertarlo.Meg empezó a explorar de inmediato la sala de estar. Conociéndola, debía de

estar buscando objetos pequeños para lanzárselos al leopardo con el fin dedespertarlo.

Quirón se sentó en la silla de ruedas. Introdujo las patas traseras en el falsocompartimentodelasientoydiomarchaatrás, loquecomprimióporartedemagiasuscuartostraserosequinoshastaqueparecióunhombresentado.Paracompletarlailusión, unos paneles delanteros con bisagras se cerraron y le proporcionaron unasfalsaspiernashumanas.Normalmenteesaspiernasestabanprovistasdepantalonesdevestirymocasinesparacompletarsudisfrazde«profesor»,peroparecíaqueQuirónhabíaoptadoesedíaporunaimagendistinta.

—Esoesnuevo—comenté.Quirón miró sus piernas torneadas de maniquí de mujer, enfundadas en unas

mediasde rejillayunos zapatosde tacónalto con lentejuelas.Exhalóunprofundosuspiro.

—Veo que los de la cabaña deHermes han estado viendo otra vezThe RockyHorrorPictureShow.Tendréquehablarconellos.

TheRockyHorrorPictureShowmetraíabuenosrecuerdos.YosolíadisfrazarmedeRocky en las sesiones golfas en las que se proyectaba porque, naturalmente, elfísicoperfectodelpersonajeestababasadoenelmío.

—Aversiloadivino—dije—.¿ConnoryTravisStollsonlosbromistas?Quirón cogió unamanta de franela de una cesta que había cerca y la extendió

sobresuspiernasfalsas,aunqueloszapatoscolorrubíleasomabanpordebajo.—En realidad, Travis se fue a la universidad el otoño pasado, yConnor se ha

calmadobastantedesdeentonces.MegapartólavistadelaviejamáquinarecreativadePac-Man.—LehemetidoeldedoenelojoaesetalConnor.Quirónhizounamueca.

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—Muy bonito, querida…En cualquier caso, ahora tenemos a Julia Feingold yAlice Miyazawa. Ellas han recogido el testigo de las bromas. Muy pronto lasconoceréis.

MeacordédelaschicasquesehabíanreídodemíenlapuertadelacabañadeHermes.Notéquevolvíaaponermetodorojo.

Quirónseñalólossofás.—Sentaos,porfavor.Megdejólarecreativa(despuésdeconcederalvideojuegoveintesegundosdesu

tiempo)yempezóatreparporlaparedensentidoliteral.Unasenredaderasdecorabanlasaladeestar;sindudaobrademiviejoamigoDioniso.Megescalóporunodelostroncosmásgruesos, tratandodellegara laarañadelucesconformadecabellodeGorgona.

—Meg—dije—,¿quétalsimiraslapelículadeorientaciónmientrasQuirónyyohablamos?

—Yasé suficiente—contestóella—.Hehabladocon loscampistasmientras túestabasinconsciente.«Unsitioseguroparasemidiosesmodernos».Bla,bla,bla.

—Es una películamuy buena—la animé—. La rodé con un presupuestomuyajustado en los años cincuenta del siglo XX, pero mi uso de la cámara fuerevolucionario.Deberías…

Laenredaderasedesprendiódelapared.Megcayóalsuelocongranestruendo.Selevantódegolpetotalmenteilesayviounplatodegalletasenelaparador.

—¿Songratis?—Sí,niña—contestóQuirón—.Traetambiénelté,¿quieres?DemodoquetuvimosquesoportarlacompañíadeMeg,quienestirólaspiernas

sobre el brazo del sofá y se puso amasticar galletas y a lanzarmigas a la cabezaroncadoradeSeymourcuandoQuirónnomiraba.

ElcentauromesirvióunatazadetéDarjeeling.—LamentoqueelseñorDnoestéaquípararecibiros.—¿ElseñorDe?—preguntóMeg.—Dioniso—expliqué—.Eldiosdelvino.Ytambiéndirectordelcampamento.Quirónmepasóelté.—DespuésdelabatallaconGaia,penséqueelseñorDvolveríaalcampamento,

peronofueasí.Esperoqueestébien.Elviejocentauromemiróconexpectación,peroyonoteníanadaquecontarle.

Losúltimosseismeseseranunvacíoabsoluto;no teníani ideade loque losotrosdiosesdelOlimpopodíanestarhaciendo.

—No sé nada —reconocí. No había pronunciado esas palabras con muchafrecuenciaenlosúltimoscuatromilenios.Mesupieronmal.Bebíunsorbodeté,perono estaba menos amargo—. Estoy un poco desinformado. Confiaba en que túpudierasponermealdía.

Quirónocultóamediassudecepción.

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—Entiendo…Medicuentadequehabíaesperadoayudayconsejo:exactamentelomismoque

yo necesitaba de él. Como dios, estaba acostumbrado a que los seres inferioresdependieran demí, rezando por esto y suplicando aquello. Pero ahora que era unmortal,quedependierandemíresultabauntantoaterrador.

—Bueno, ¿cuál es el problema? —pregunté—. Tienes la misma cara queCasandraenTroya,oJimBowieenElÁlamo,comosiosestuvieranasediando.

Quirónnorechazólacomparación.Ahuecólasmanosentornoasuté.—YasabesquedurantelaguerraconGaia,elOráculodeDelfosdejóderecibir

profecías.Dehecho,todoslosmétodosconocidosparaadivinarelfuturofallaronderepente.

—Porque la cueva de Delfos original fue reconquistada —dije suspirando,tratandodenodarmeporaludido.

MeghizorebotarunapepitadechocolateenelhocicodeSeymour,elleopardo.—ElOráculodeDelfos.Percylomencionó.—¿PercyJackson?—Quirónseincorporó—.¿HaestadoPercyconvosotros?—Un rato.—Le relaté nuestra batalla en el huerto de los melocotoneros y el

regresodePercyaNuevaYork—.Dijoquevendríaestefindesemanasipodía.Quirónsequedódescorazonado,comosimicompañíanolebastase.¡Imagínate!—Encualquiercaso—continuó—,esperábamosquecuandolaguerraterminase,

elOráculovolvieseafuncionar.Alverquenoocurría…Rachelsepreocupó.—¿QuiénesRachel?—inquirióMeg.—RachelDare—respondí—.ElOráculo.—CreíaqueelOráculoeraunsitio.—Yloes.—Entonces,Rachelesunsitio,¿ydejódefuncionar?Sihubierasidoundios,lahabríaconvertidoenunalagartijaylahabríasoltadoen

elmonteparanovolveraverlajamás.Laideamecalmó.—ElOráculodeDelfosoriginaleraunsitiodeGrecia—ledije—.Unacaverna

llenadegasesvolcánicosalaquelagenteibaparapedirconsejoalasacerdotisa,laPitia.

—Pitia.—Megsoltóunarisita—.Quépalabramásgraciosa.—Sí,ja,ja.DemodoqueelOráculoesalmismotiempounsitioyunapersona.

Cuando los dioses griegos se trasladaron a Estados Unidos en… ¿Cuándo fue,Quirón,en1870?

Quirónbalanceólamano.—Másomenos.—TrajeaquíelOráculoparaseguiranunciandoprofecíasenminombre.Elpoder

sehatransmitidodeunasacerdotisaaotraalolargodelosaños.RachelDareeselOráculoactual.

MegcogiólaúnicagalletaOreoquequedabaenelplato,lamismaqueyohabía

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esperadocomerme.—Vale.¿Esmuytardeparaverlapelícula?—Sí —le espeté—. A ver, me hice con el Oráculo de Delfos matando a un

monstruollamadoPitónquevivíaenlasprofundidadesdelacaverna.—Unapitóncomolaserpiente—dijoMeg.—Sí y no. La especie de serpientes se llama así por el monstruo Pitón, que

también es una serpiente, pero mucho más grande y temible y devora niñas quehablan demasiado. En cualquier caso, en agosto pasado, cuando yo estaba…indispuesto,miantiguoenemigoPitónfueliberadodelTártaro.EntoncesrecuperólacuevadeDelfos.PoresoelOráculodejódefuncionar.

—PerosielOráculoestáahoraenEstadosUnidos,¿quémásdaqueunmonstruoconformadeserpienteinvadasuantiguacueva?

Esa debía de ser la frase más larga que le había oído decir hasta la fecha.Probablementelohabíahechosoloparafastidiarme.

—Esdemasiadolargodeexplicar—respondí—.Tendrásque…—Meg.—Quirón le dedicó una de sus sonrisas heroicamente tolerantes—. La

ubicaciónoriginaldelOráculoescomolaraízmásprofundadeunárbol.Lasramasylashojasde laprofecíapuedenextenderseporelmundo,ypuedequeRachelDareseanuestraramamásalta,perosilaraízprincipalseestrangula,elárbolenterocorrepeligro.ConPitóninstaladootravezensuantiguaguarida,elespíritudelOráculohaquedadototalmentebloqueado.

—Ah.—Megmehizounamueca—.¿Yporquénomelohasdicho?Antesdequeyopudieraestrangularlacomolainsoportableraízqueera,Quirón

merellenólatazadeté.—Elproblemamásgrave—dijo—esquenotenemosotrafuentedeprofecías.—¿Quémás da?—exclamóMeg—.Vale, no conocéis el futuro. Pero nadie lo

conoce.—¡¿Quequémásda?!—grité—.MegMcCaffrey,lasprofecíassonelcatalizador

detodoslosacontecimientosimportantes:todamisiónobatalla,desastreomilagro,nacimientos o muerte. Las profecías no adivinan simplemente el futuro. ¡Le danforma!Permitenqueelfuturotengalugar.

—Nolopillo.Quirónseaclarólagarganta.—Imagínatequelasprofecíassonsemillasdeflores.Conlassemillasadecuadas,

puedescultivarcualquierjardínquedesees.Sinsemillas,noesposiblecultivar.—Ah.—Megasintióconlacabeza—.Esoseríaunrollo.MeextrañóqueMeg,unaniñadelacalleyguerreradelabasura,entendiesetan

bien las metáforas de jardinería, pero Quirón era un magnífico maestro. Habíadetectado algo en la niña; una impresión que también persistía en el fondo demimente.Esperabaequivocarmeconrespectoaloquesignificaba,peroconmisuerte,estaríaenlocierto.Normalmenteloestaba.

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—Entonces¿dóndeestáRachelDare?—pregunté—.Talvezsihablásemosconella…

Quiróndejósuté.—Rachel teníapensadovisitarnosen susvacacionesde invierno,perono loha

hecho.Puedequenotengaimportancia…Meinclinéhaciadelante.NoerararoqueRachelDarellegaratarde.Eraartística,

impredecible, impulsiva e indisciplinada: cualidades que yo admirabamucho. Peroeraimpropiodeellanopresentarseenabsoluto.

—¿O…?—pregunté.—Opuedequeseapartedeunproblemamayor—dijoQuirón—.Lasprofecías

no son lo único que ha fallado. Viajar y comunicarse se ha vuelto difícil en losúltimosmeses.Nohanllegadosemidiosesnuevos.Lossátirosnoinformandesdeelterreno.LosIris-mensajesyanofuncionan.

—¿Irisqué?—preguntóMeg.—Visiones en dos direcciones —respondí—. Una forma de comunicación

supervisadaporladiosadelarcoíris.Irissiemprehasidovoluble…—Pero las comunicaciones humanas normales también han caído —repuso

Quirón—.Claroquelosteléfonossiemprehansidopeligrososparalossemidioses…—Sí,atraenalosmonstruos—convinoMeg—.Yonohetenidoteléfononunca.—Sabia decisión—afirmóQuirón—.Hace poco nuestros teléfonos dejaron de

funcionarporcompleto.Móviles, fijos, internet…Da igual.Ni siquieraesaarcaicaformadecomunicaciónconocidacomocorreoelectrónicoesfiable,porextrañoqueparezca.Losmensajesnollegan.

—¿Hasmiradoenlacarpetadecorreonodeseado?—propuse.—Me temo que el problema es más complicado —reconoció Quirón—. No

tenemoscomunicaciónconelmundoexterior.Estamossolosyandamosescasosdepersonal.Vosotrossoislosprimerosquevenísencasidosmeses.

Fruncíelceño.—PercyJacksonnodijonadadeeso.—Dudo que Percy esté al tanto—dijo Quirón—. Ha estado ocupado con sus

clases.Normalmenteelinviernoeselperíodomástranquiloenelcampamento.Porun tiempo,meconvencídeque losproblemascon lascomunicacionesnoeranmásqueunacasualidad.Entoncesempezaronlasdesapariciones.

Enlachimenea,untroncoresbalódelmorillo.Puedequedieseunbrincoonoenmiasiento.

—Lasdesapariciones,sí.—MelimpiélasgotasdetédelospantalonesytratédenohacercasoalarisitadeMeg—.Háblamedeellas.

—Tres en el últimomes—dijoQuirón—. Primero fueCecilMarkowitz, de lacabaña de Hermes. Una mañana su catre simplemente estaba vacío. No dijo quequisieramarcharse.Nadielovioirse.Ydurantelasúltimassemanas,nadielohavistonihatenidonoticiasdeél.

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—LoshijosdeHermessuelenesconderse—comenté.—Alprincipiopensamoseso—convinoQuirón—.Perounasemanamás tarde,

EllisWakefielddesapareciódelacabañadeAres.Lamismahistoria:elcatrevacío,ningunaseñaldequesehubieraidosolonidequeselohubieran…llevado.Elliseraunjovenimpetuoso.Eraconcebiblequehubieraemprendidounaaventuradeformaimprudente,peromeintranquilizó.Yestamañananoshemosdadocuentadequehadesaparecidountercercampista:MirandaGardiner,jefadelacabañadeDeméter.Hasidolapeornoticiadetodas.

Megbajólospiesdelbrazodelsofá.—¿Porquéeslapeor?—Mirandaesunadenuestrasmonitorasmásantiguas—contestóQuirón—.Ella

noseiríasolasinavisar.Esdemasiadolistaparaquelasaquendelcampamentoconengaños, y demasiado poderosa para que la obliguen. Sin embargo, le ha pasadoalgo…algoquenopuedoexplicar.

Elviejocentauromemiró.—Algo no va bien, Apolo. Puede que estos problemas no sean tan alarmantes

como el surgimiento de Cronos o el despertar de Gaia, pero en cierto modo meparecenmásinquietantes,porquenuncahevistonadasimilar.

Recordéelsueñodelautobússolarenllamas.Penséenlasvocesquemeinstabanadesviarmeybuscarsuorigenenelbosque.

—Esossemidioses…—dije—.Antesdequedesapareciesen,¿secomportabandeformaextraña?¿Dijeron…haberoídocosas?

Quirónarqueóunaceja.—Noqueyosepa.¿Porqué?Era reacio a entrar endetalle.Noquería sembrar el pánico sin saber aquénos

enfrentábamos. Cuando los mortales se dejan llevar por el pánico, pueden darsesituacionesdesagradables,sobretodosiesperanqueyoresuelvaelproblema.

Además, tengo que reconocer que estaba un poco impaciente. Todavía nohabíamosabordadoelasuntomásimportante:elmío.

—Meparece—dije—quenuestramáximaprioridadesdedicartodoslosrecursosdelcampamentoaqueyo recuperemiestadodivino.Entoncespodréayudarosconesosotrosproblemas.

Quirónseacariciólabarba.—Pero¿ysilosproblemasestánrelacionados,amigomío?¿Ysilaúnicaforma

dedevolvertealOlimpoesrecuperandoelOráculodeDelfosy,deesemodo,liberarelpoderdelaprofecía?¿YsiDelfoseslaclavedetodo?

Me había olvidado de la tendencia de Quirón a sacar conclusiones lógicas yevidentesenlasqueyointentabanopensar.Eraunacostumbreexasperante.

—Enmiestadoactual,esimposible.—SeñaléaMeg—.Ahoramismomitrabajoconsiste en servir a esta semidiosa, probablemente durante un año. Cuando hayahecho las tareas queme asigne,Zeus juzgará si he cumplidomi condena, y podré

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volveraserundios.Megabrióunagalletarellenadehigo.—Podríamandartequefuerasaesesitio,Delfos.—¡No! —Se me quebró la voz en pleno grito—. Debes asignarme tareas

sencillas,comoformarungrupoderockorelajarme.Sí,relajarseestábien.Megnoparecíaconvencida.—Relajarsenoesunatarea.—Loessisehacebien.ElCampamentoMestizopuedeprotegermemientrasme

relajo. Cuando se cumpla mi año de servidumbre, me convertiré en dios. YahablaremosentoncesderecuperarDelfos.

«Aserposible—pensé—,mandandoaunossemidiosesqueemprendanlamisiónpormí».

—Apolo—dijo Quirón—, si siguen desapareciendo semidioses, puede que nodispongamosdeunaño.Puedequenotengamoslafuerzanecesariaparaprotegerte.Y,disculpa,peroDelfosesresponsabilidadtuya.

Levantélasmanos.—¡YonofuielqueabriólasPuertasdelaMuerteydejósaliraPitón!¡Échalela

culpa a Gaia! ¡Échale la culpa a Zeus por su mal juicio! ¡Cuando los gigantesempezaronadespertar,elaborémiclarísimoPlandeacciónconveintepuntosparaprotegeraApoloytambiénalosdemásdioses,peroélnisiquieraloleyó!

MeglanzólamitaddelagalletaalacabezadeSeymour.—Sigo pensando que es culpa tuya. ¡Eh,mirad! ¡Se ha despertado!—Lo dijo

como si el leopardo hubiera decidido despertarse solo y no hubiera recibido ungalletazoenelojo.

—GRRR—sequejóSeymour.Quirónapartósusilladelamesa.—Querida, en esebote de la repisa de la chimenea encontrarás salchichaspara

perros.¿Porquénoledasdecenar?Apoloyyoesperaremosenelporche.DejamosaMeglanzandoalegrementetriplesalabocadeSeymour.CuandoQuirónyyollegamosalporche,elcentaurogirólasilladeruedaspara

mirarme.—Esunasemidiosainteresante.—«Interesante»esunapalabraneutra.—¿Deverdadinvocóaunkarpos?—Bueno… el espíritu apareció cuando ella estaba en apuros. Si lo invocó

conscientemente,nolosé.LollamóMelocotones.Quirónserascólabarba.—Hacemuchotiempoquenoveoaunsemidiósconelpoderdeinvocarespíritus

deloscereales.¿Sabesloqueesosignifica?Empezaronatemblarmelospies.—Tengomissospechas.Intentomantenerunamentalidadpositiva.

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—Teguiofueradelbosque—observóQuirón—.Sinella…—Sí—asentí—.Nomelorecuerdes.Había visto esa mirada penetrante en los ojos de Quirón antes: cuando había

evaluadolatécnicadeAquilesconlaespadayladeÁyaxconlalanza.Eralamiradade un entrenador curtido en busca de nuevos talentos.Nunca había soñado que elcentauromemiraríadeesaforma,comosiyotuvieraalgoquedemostrarle,comosimicorajenosehubierapuestoyaaprueba.Mesentícomo…comounobjeto.

—Dime—dijoQuirón—,¿quéoísteenelbosque?Maldije en silenciomi bocaza. No debería haber preguntado si los semidioses

desaparecidoshabíanoídoalgoraro.Decidí que era inútil echarme atrás ahora. Quirón era más perspicaz que un

hombre caballo corriente. Le conté lo que había experimentado en el bosque ydespuésenelsueño.

Susmanosaferraronlamantaquelecubríaelregazo.Laparteinferiorselevantóporencimadesuszapatosdetacónconlentejuelas.Parecíatodolopreocupadoqueeraposibleenunhombreconmediasderejilla.

—Tendremosqueavisaraloscampistasquenoseacerquenalbosque—decidió—. No entiendo lo que está pasando, pero sigo manteniendo que debe de estarrelacionadoconDelfosytuactual…ejem,estado.ElOráculodebeserliberadodelmonstruoPitón.Debemosencontrarunasolución.

Tradujesinproblemasesaspalabras:«yodeboencontrarunasolución».Quiróndebiódedescifrarmiexpresióndedesolación.—Vamos,viejoamigo—meanimó—.Yalohashechoantes.Puedequeahorano

seasundios,perolaprimeravezquematasteaPitónnosupusoningúndesafíoparati.Cientosdecuentoshanelogiadolafacilidadconqueliquidasteatuenemigo.

—Sí—murmuré—.Cientosdecuentos.Recordéalgunosdeesoscuentos:yohabíamatadoaPitónsinningúnesfuerzo.

Fuivolandoalabocadelacueva,lollamé,saquéunaflechay,¡BUM!,unaserpientegigante muerta. Me convertí en el Señor de Delfos, y todos vivimos felices ycomimosperdices.

¿DedóndesacaronlosescritoresquevencíaPitóntanrápido?Estábien,esposiblequeporqueyoselodijera.Aunasí,larealidadfuebastante

distinta.Hetenidopesadillasconmiviejoenemigodurantesiglosdespuésdenuestrocombate.

Ahora casi agradecía mi memoria imperfecta. No podía recordar todos loshorriblesdetallesdemienfrentamientoconPitón,perosíquesabíaquenohabíasidofácilvencerlo.Habíanecesitadotodasmisfuerzasdedios,mispoderesdivinosyelarcomásletaldelmundo.

¿Quéposibilidadesdederrotarlotendríaenlapieldeunmortaldedieciséisañosconacné,ropaprestadayelnombredeguerradeLesterPapadopoulos?Nopensabair escopetado a Grecia y hacer quemematasen, ymenos sinmi carro solar ni la

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capacidaddeteletransportarme.Losiento,losdiosesnoviajanenvueloscomerciales.PensécómoexplicárseloaQuiróndeformaserenaydiplomática,sinnecesidad

depatalearnidegritar.Elsonidodeunacaracolaalolejosmeahorróelesfuerzo.—Eso quiere decir que la cena está lista. —El centauro forzó una sonrisa—.

Hablaremosmástarde,¿vale?Demomento,celebremostullegada.

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Odaaunperritocalienteconunrefrescoypatatasfritas.Mehequedadoadosvelas,tío.

Noestabadehumorparacelebraciones.Ymenossentadoaunamesadepícniccomiendocomidamortal.Conmortales.El pabellón comedor resultaba bastante agradable. Incluso en invierno, las

fronteras mágicas del campamento nos resguardaban de los peores elementos.Sentadoalairelibrealcalordelasantorchasylosbraseros,solonotabaunpoquitodefrío.ElestrechodeLongIslandresplandecíaalaluzdelaluna.(Hola,Artemisa.Notemolestesensaludar).EnlaColinaMestiza,laAteneaPartenosbrillabacomolalamparillamásgrandedelmundo. Inclusoelbosquenoparecía tan inquietanteconlospinoscubiertosdeunaligeranieblaplateada.

Sinembargo,lacenanofueprecisamentepoética.Estuvocompuestaporperritoscalientes,patatasfritasyunlíquidorojoquesegúnmedijeronerarefresco.Nosabíapor qué los humanos consumían refresco, ni de qué estaba hecho, pero fue lomássabrosodelacena,undetalledesconcertante.

EstabasentadoalamesadeApoloconmishijosAustin,KaylayWill,ytambiénconNico di Angelo. No veía ninguna diferencia entremimesa y las de los otrosdioses. La mía debería haber sido más reluciente y más elegante. Debería haberreproducidomúsicao recitadopoesíaadiscreción.Encambio,noeramásqueunalosadepiedraconbancosacadalado.Elasientomeresultabaincómodo,aunqueamishijosnoparecíaimportarles.

AustinyKaylameacribillaronapreguntassobreelOlimpo,laguerraconGaiaycómoerapasardeserundiosaunhumano.Yosabíaquenoqueríansergroseros.Comohijosmíosqueeran, teníanunatendencianaturala lagentilezasuprema.Sinembargo,suspreguntaserandolorososrecordatoriosdemideshonrosoestado.

Además, amedida que pasaban las horas,me acordaba cada vezmenos demivida divina. Resultaba alarmante la rapidez con que mis neuronas cósmicamenteperfectas se habían deteriorado. En el pasado, cada recuerdo había sido como unarchivo de sonido de alta calidad. Ahora esas grabaciones estaban registradas encilindrosdecera.Y,créeme,meacuerdodeloscilindrosdecera.Nodurabanmuchoenelcarrosolar.

Will y Nico estaban sentados hombro con hombro, charlando afablemente.Resultabantanadorablesunoalladodelotroquemeentristecieron.Mevinieronalamemoria los escasosmesesdoradosquehabía compartido con Jacinto antesde loscelos,antesdelhorribleaccidente…

—Nico—dijefinalmente—,¿nodeberíasestarsentadoalamesadeHades?

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Élseencogiódehombros.—Técnicamente,sí.Perosimesientosoloamimesa,pasancosasraras.Seabren

grietasenelsuelo.Salenzombisyempiezanadeambularporahí.Esuntrastornodelestadodeánimo.Nopuedocontrolarlo.EsoesloqueledijeaQuirón.

—¿Yescierto?—pregunté.Nicosonriófríamente.—Tengounpermisodelmédico.Willlevantólamano.—Yosoysumédico.—Quirón decidió que no valía la pena discutir por el tema —contó Nico—.

Mientrasmesienteaunamesaconotragente,como…estoschicos,porejemplo…loszombisnoseacercan.Todoelmundoestácontento.

Willasintióconlacabezaserenamente.—Esrarísimo.Nicojamásabusaríadesuspoderesparaconseguirloquequiere.—Porsupuestoqueno—convinoNico.Miré al otro lado del pabellón comedor. De acuerdo con la tradición del

campamento, habían puesto aMeg con los hijos deHermes, ya que su parentescodivinotodavíanosehabíaconfirmado.AMegnoparecíaimportarle.EstabaocupadarecreandoelconcursodecomerperritoscalientesdeConeyIslandellasola.Lasotrasdoschicas,JuliayAlice,lamirabanconunamezcladefascinaciónyhorror.

Enfrentedeellaestabasentadounchicomayorflacoconelpelocastañorizado:ConnorStoll,deduje,aunquenuncahabíasidocapazdedistinguirlodesuhermanomayor,Travis.Apesardelaoscuridadreinante,Connorllevabagafasdesol,sindudaparaprotegersusojosdelasagresionesrepetidas.TambiénmefijéenquemanteníasabiamentelasmanoslejosdelabocadeMeg.

Contéadiecinuevecampistasentodoelpabellón.Lamayoríaestabansentadosasusrespectivasmesas:ShermanYangenladeAres;unachicaquenoconocía,enladeAfrodita;otrachica,enladeDeméter.EnlamesadeNiké,dosjóvenesmorenasque eran claramente gemelas conversaban sobre un plano militar. El mismísimoQuirón, quehabía vuelto a adoptar la formade centauro, estaba sentado a lamesaprincipal, bebiendo su refrescomientras charlaba con dos sátiros, pero reinaba unhumorapagado.Loshombrescabranohacíanmásquemirarmey luegosecomíanloscubiertos, comoacostumbranahacer los sátiroscuandoestánnerviosos.Mediadocenadehermosasdríadessemovíanentrelasmesas,ofreciendocomidaybebida,peroestabatanpreocupadoquenopodíaapreciarplenamentesubelleza.Yloqueeramástrágico:estabademasiadocohibidoparacoquetearconellas.¿Quémepasaba?

Observéaloscampistasesperandolocalizaraposiblessirvientes…digo,nuevosamigos. A los dioses siempre nos gusta tener a mano a unos cuantos semidiosesveteranosy fuertesparaqueentrenencombate,vayanamisionespeligrosasonosquitenlapelusadelastogas.Lamentablemente,enlacenanadiemellamólaatencióncomoposiblesecuaz.Echabademenostenerunacanteradetalentomásgrande.

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—¿Dóndeestánlos…demás?—preguntéaWill.Queríadecir«lalistaA»,peromeparecióquepodríamalinterpretarse.Willmordiósupizza.—¿Buscasaalguienenconcreto?—¿Ylosquesefuerondemisiónconelbarco?WillyNicosecruzaronunamiradaquepodíasignificar:«Yaestamos».Supongo

quelespreguntabanmuchoporlossietesemidioseslegendariosquehabíanluchadocodoconcodoconlosdiosescontralosgigantesdeGaia.Medolíanohabertenidoocasióndevolveraveraesoshéroes.Despuésdeunabatallaimportante,megustabahacermeuna fotodegrupo…yagenciarme losderechosexclusivosparacomponerbaladasépicassobresushazañas.

—Bueno—empezó a decirNico—, ya has visto a Percy. Él yAnnabeth estánestudiandoelúltimocursodesecundariaenNuevaYork.HazelyFrankestánenelCampamentoJúpitertrabajandoenlaDuodécimaLegión.

—Ah,sí.TratédevisualizarunaimagenmentalclaradelCampamentoJúpiter,elenclave

romanocercadeBerkeley,California,perolosdetallesmeresultabanborrosos.SolomeacordabademisconversacionesconOctavioydecómomehabíaengatusadoconsu adulación y sus promesas. Aquel chico estúpido… Él tenía la culpa de queestuvieraallí.

Unavozmesusurróenlomásrecónditodemimente.Estavezpenséquepodríasermiconciencia:«¿Quiénfueelestúpido?NofueOctavio».

—Cállate—murmuré.—¿Qué?—preguntóNico.—Nada.Continúa.—JasonyPiperestánpasandoelcursoenLosÁngelesconelpadredePiper.Se

llevaronalentrenadorHedge,MellieyelpequeñoChuckconellos.—Ajá.—Noconocíalosúltimostresnombres,demodoquedecidíquenodebían

deserimportantes—.¿Yelséptimohéroe,LeoValdez?Nicoarqueólascejas.—¿Teacuerdasdesunombre?—¡Puesclaro!InventóelValdezinador.¡Oh,quémagníficoinstrumentomusical!

Apenas me había dado tiempo a dominar las escalas mayores cuando Zeus mefulminóenelPartenón.Sialguienpudieraayudarme,seríaLeoValdez.

Nicoseirritó,ysuexpresiónsevolviótensa.—PuesLeoyanoestá aquí.Semurióy luego resucitó.Y sivuelvoaverlo, lo

mataré.Willlediouncodazo.—No,nolomatarás.—Sevolvióhaciamí—.DurantelabatallaconGaia,Leoy

sudragóndebronce,Festo,desaparecieronenunaexplosiónconfuegoenelaire.Meestremecí.Despuésdetantossiglosconduciendoelcarrosolar, laexpresión

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«explosiónconfuegoenelaire»nomehacíaunpelodegracia.IntentérecordarlaúltimavezquehabíavistoaLeoValdezenDelos,cuandoel

semidióshabíacambiadoelValdezinadorporinformación…—Estababuscandolacuradelmédico—recordé—,laformadetraeraalguiena

la vida de entre los muertos. Supongo que tenía pensado sacrificarse desde elprincipio.

—Sí—asintióWill—.SedeshizodeGaiaconlaexplosión,perotodospensamosquetambiénélhabíamuerto.

—Porquemurió—dijoNico.—Luego,unosdíasmástarde—continuóWill—,unpergaminollegóvolandoal

campamentoconelviento…—Todavía lo tengo.—Nico hurgó en los bolsillos de su cazadora—. Lomiro

cuandoquierocabrearme.Sacó un grueso rollo de pergamino. En cuanto lo desplegó en la mesa, un

hologramaparpadeanteapareciósobrelasuperficie:LeoValdez,conaspectotraviesocomosiempre,consufinocabellomoreno,susonrisapícaraysubajaestatura.(Elhologramasolomedíasietecentímetros,peroenlavidarealLeonoeramuchomásalto).Susvaqueros,sucamisadetrabajoazulysucinturónportaherramientasestabansalpicadosdelubricanteparamáquinas.

—¡Hola,chicos!—Leoabriólosbrazoscomosifueraadarunabrazo—.Sientodejarosasí.Malasnoticias:lahepalmado.Buenasnoticias:¡meherecuperado!TeníaqueirarescataraCalipso.Losdosestamosbienahora.EstamosllevandoaFestoa…—LaimagenvacilócomounallamaazotadaporunafuertebrisaeinterrumpiólavozdeLeo—.Volveré en cuanto…—Interferencias—.Cocinar tacos cuando…—Másinterferencias—.¡Queelquesoosacompañe!¡Osquiero!—Laimagenseapagó.

—Estodoloquetenemos—sequejóNico—.Yesofueenagosto.Notenemosniideadeloqueplaneaba,dedóndeestánidesisigueasalvo.JasonyPipersepasaroncasi todoelmesdeseptiembrebuscándolohastaqueal finalQuirónseempeñóenquefueranaempezarelcurso.

—Vaya—dije—, parece que Leo planeaba cocinar tacos. Tal vez le llevómástiempo de lo que pensaba. Y «Que el queso os acompañe»… Creo que nos estáadvirtiendoquecontemosconelquesocomoacompañamiento,loquesiempreesunbuenconsejo.

MispalabrasnoparecierontranquilizaraNico.—Nomegustanosabernadayestaraoscuras—murmuró.Una extraña queja viniendo de un hijo de Hades, pero comprendía a qué se

refería.Yo también tenía curiosidadpor saber el destinodeLeoValdez.Hubounaépocaenquepodríahaberadivinadosuparaderoconlafacilidadconquetúconsultasuna biografía en Facebook, pero ahora solo podía mirar el cielo y preguntarmecuándo aparecería un semidiós pequeño y travieso con un dragón de bronce y unplatodetacos.

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Y si Calipso estaba envuelta… eso complicaba las cosas. La hechicera y yohabíamostenidoproblemasenelpasado,peroinclusoyoteníaquereconocerqueeracautivadora. Si había conquistado el corazón de Leo, era muy posible que él sehubieradespistado.Odiseopasósieteañosconellaantesdevolverasuhogar.

Fueracualfueseelcaso,meparecíapocoprobablequeValdezvolvieraatiempoparaayudarme.MidominiodelosarpegiosdelValdezinadortendríaqueesperar.

KaylayAustinhabíanestadomuycalladosescuchandonuestraconversaciónconsorpresayasombro.(Mispalabrasproduceneseefectoenlagente).

EntoncesKaylasemeacercó.—¿De qué hablasteis en la Casa Grande? ¿Te contó Quirón lo de las

desapariciones…?—Sí.—Procurénomirarendirecciónalbosque—.Debatimoslasituación.—¿Y…?—Austinextendiólosdedossobrelamesa—.¿Quéestápasando?Noqueríahablardeltema.Noqueríaqueellosvieranmitemor.Deseabaquedejaradedolerme la cabeza.EnelOlimpo, losdoloresde cabeza

eranmuchomás fácilesdecurar.Hefesto simplementeabríauncráneoyextraíaaldiosoladiosareciénnacidaqueestabaarmandojaleoallídentro.Enelmundodelosmortales,misopcioneseranmáslimitadas.

—Necesito tiempo para pensarlo —dije—. Tal vez por la mañana hayarecuperadopartedemispoderesdivinos.

Austin se inclinó hacia delante. A la luz de la antorcha, sus trenzas africanasparecíanformarnuevospatronesdeADN.

—¿Esasícomofunciona?¿Recuperaslafuerzaconeltiempo?—Creo…creoquesí.Traté de recordar mis años de servidumbre con Admeto y Laomedonte, pero

apenaspodíaevocarsusnombresysuscaras.Mimemoriamenguantemeaterraba.Hacíaquecadamomentodelpresenteaumentasedemagnitude importancia,ymerecordabaqueeltiempoparalosmortaleseralimitado.

—Tengoquehacermemásfuerte—decidí—.Debohacerlo.Kaylameapretólamano.Susdedosdearqueraeranásperosycallosos.—Tranquilo,Apolo…papá.Teayudaremos.Austinasintióconlacabeza.—Kayla tiene razón. Estamos juntos en esto. Si alguien te molesta, Kayla le

disparará. Y luego yo lo criticaré tanto que acabará hablando en pareado durantesemanas.

Meempezaronallorarlosojos.Nohacíamucho—esamañana,porejemplo—,laideadequeesosjóvenessemidiosespudieranayudarmemehabríaparecidoridícula.Yahorasuamabilidadmeconmovíamásquecientorosexpiatorios.Norecordabalaúltima vez que alguien se había preocupado tanto pormí comopara criticar amisenemigosconpareados.

—Gracias—logrédecir.

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Fui incapaz de añadir «hijosmíos».Nome parecía bien.Esos semidioses eranmisprotectoresymifamilia,perodemomentonopodíaconsiderarmesupadre.Unpadreharíaalgomás;unpadredebedarasushijosmásdeloquetoma.Tengoquereconocerqueesoeraunanovedadparamí.Mehizosentirtodavíapeor.

—Eh…—Willmedio unapalmadita en el hombro—.No está tanmal.Ahoraquetodoelmundoestátanalerta,alomejormañananotenemosquehacerlacarreradeobstáculosdeHarley.

Kayla murmuró un juramento en griego antiguo. Si yo hubiera sido un padredivinocomoesdebido,lehabríalavadolabocaconaceitedeoliva.

—Mehabíaolvidadodeeso—admitió—.Tendránquecancelarla,¿no?Fruncíelceño.—¿Quécarreradeobstáculos?Quirónnomehadichonada.Teníaganasdeobjetarquemidíaenterohabíasidounacarreradeobstáculos.Sin

duda no esperarían que yo hiciera las mismas actividades que ellos en elcampamento.Antesdequepudieradecirlo,unodelossátirostocóunacaracolaenlamesaprincipal.

Quirónlevantólosbrazosparareclamarlaatencióndetodos.—¡Campistas! —Su voz llenó el pabellón. Podía resultar bastante imponente

cuandoquería—.¡Tengounascuantascosasqueanunciar,incluidasnoticiassobrelacarreradetrespiernasdemañana!

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13

Carreradetrespiernas.Cuatropalabrasterribles.

Oh,dioses.Porfavor,Meg,no.

LaculpadetodolateníaHarley.Después de abordar la desaparición deMirandaGardiner—«Comomedida de

precaución, no os acerquéis al bosque hasta que tengamos más información, porfavor»—,Quirón llamó a la parte de delante al hijo pequeño deHefesto para queexplicase cómo se desarrollaría la carrera de tres piernas. Rápidamente se hizopatente queHarley había dirigido todo el proyecto.Y, francamente, la idea era tanhorripilantequesolopodríahabersalidodelacabezadeunniñodeochoaños.

Confiesoquemeperdídespuésdequeexplicóel conceptodediscosvoladoresexplosivosconsierramecánica.

—¡Y harán: «ZUM»!—Se puso a saltar de emoción—. ¡Y luego, «ZAS»! ¡Y«PUM»!—Imitaba todaclasededesastrescon lasmanos—.Tendréisque sermuyrápidosomoriréis.¡Esalucinante!

Losotroscampistasgruñeronysemovieronensusasientos.Quirónlevantólamanoparapedirsilencio.—Aver, sé que la última vez hubo problemas—dijo—, pero afortunadamente

nuestroscuranderosdelacabañadeApolopudieronreimplantarleaPaololosbrazos.En una mesa del fondo, un adolescente musculoso se levantó y empezó a

despotricarenunidiomaquemeparecióportugués.Llevabaunacamisetadetirantesblancasobresupechomoreno,ypudeverunastenuescicatricesblancasalrededordelapartesuperiordesusbíceps.Mientrassoltabajuramentosatodavelocidad,señalóaHarley,loscampistasdelacabañadeApoloyprácticamenteelrestodelospresentes.

—Ah,gracias,Paolo—dijoQuirón, claramentedesconcertado—.Mealegrodequeteencuentresmejor.

Austinseinclinóhaciamíysusurró:—Paolo entiende nuestro idioma, pero solo habla en portugués. Almenos eso

dice.Ningunodenosotrosentiendeunapalabradeloquedice.Yo tampoco entendía el portugués.Atenea nos había sermoneado durante años

sobrelaconvenienciadequeelmonteOlimposetrasladaseaBrasilalgúndía.HastanoshabíaregaladoalosdiosesunoscursosdeportuguésenDVDparalasSaturnales,pero¿quésabráAtenea?

—Paolopareceagitado—comenté.Willseencogiódehombros.—Tienesuertedecurarserápido:eshijodeHebe,ladiosadelajuventud,ytodo

eso.

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—Teloestáscomiendoconlosojos—observóNico.—Noesverdad—repusoWill—.Soloestoyevaluandolobienquefuncionanlos

brazosdePaolodespuésdelacirugía.—Ja.Paolo se sentó finalmente. Quirón enumeró una larga lista de lesiones que los

campistas habían experimentado durante la primera carrera de tres piernas y queesperabaevitarenesaocasión:quemadurasdesegundogrado,tímpanosperforados,unadistensióninguinalydoscasosdedanzaregionalirlandesacrónica.

ElsemidióssolitariodelamesadeAtenealevantólamano.—Sololodejocaer,Quirón…Handesaparecidotresdenuestroscampistas.¿De

verasesaconsejablehacerunacarreradeobstáculospeligrosa?Quirónlededicóunasonrisaincómoda.—Unamagnífica pregunta,Malcolm, pero la carrera no llegará al bosque, que

consideramos la zona más peligrosa. Los sátiros, las dríades y yo seguiremosinvestigando las desapariciones. No descansaremos hasta que los campistasdesaparecidos sean encontrados. Mientras tanto, la carrera de tres piernas puedeservirparafomentareltrabajoenequipo.YtambiénnospermitiráaumentarnuestrosconocimientosdelLaberinto.

Lapalabramediode llenoen lacaracomoelolorcorporaldeAres.MevolvíhaciaAustin.

—¿ElLaberinto?¿ElLaberintodeDédalo?Austin asintió con la cabeza, jugueteando con el collar de cerámica del

campamentoquecolgabadesucuello.Derepentemeacordédesumadre,Latricia:su costumbre de juguetear con su collar de cauri cuando daba clases en Oberlin.HastayohabíaaprendidocosasenlaclasedeteoríadelamúsicadeLatriciaLake,aunquelabellezadeaquellamujerdistraíalaatención.

—Durante la guerra con Gaia—contó Austin— el Laberinto volvió a abrirse.Desdeentonceshemosestadointentandolevantarunmapadelsitio.

—Eso es imposible—repuse—. Y también un disparate. ¡El Laberinto es unacreaciónconscienteymalévola!¡Nosepuedehacerunmapanifiarsedeél!

Como siempre, solo podía echar mano de fragmentos aleatorios de recuerdos,peroestababastantesegurodequedecíalaverdad.MeacordédeDédalo.ElreydeCreta le había ordenado que construyera un laberinto para encerrar al monstruosoMinotauro. Pero a un inventor brillante comoDédalo no le bastaba con un simplelaberinto. Él tenía que hacer que su Laberinto fuera consciente de sí mismo y seexpandiera él solo. A lo largo de los siglos, el Laberinto había penetrado bajo lasuperficiedelplanetacomounasraícesinvasoras.

Malditosinventoresbrillantes.—Ahora es distinto—medijoAustin—.DesdequeDédalomurió…No sé, es

difícildedescribir.Noparecetanmalvado.Nitanpeligroso.—Oh, es muy tranquilizador. Y, claro, habéis decidido hacer carreras de tres

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piernasenél.Willtosió.—Otracosa,papá…NadiequieredecepcionaraHarley.Mirélamesaprincipal.Quirónseguíaperorandosobrelasvirtudesdeltrabajoen

equipomientrasHarleydabasaltos.Comprendíporquélosdemáscampistasquerríanadoptaralniñocomosumascotanooficial.Eraunmocosoadorable,aunqueestabatan musculoso para un niño de ocho años que daba miedo. Tenía una sonrisacontagiosa. Su entusiasmo parecía levantar el ánimo a todo el grupo. Aun así,reconocíelbrillodemencialdesusojos.Era lamismamiradaquese leponíaa supadre,Hefesto,cuandoinventabaunautómataqueluegosevolveríalocoyempezaríaadestruirciudades.

—Recordad también —estaba diciendo Quirón— que ninguna de las tristesdesapariciones se ha relacionado con el Laberinto. No os separéis de vuestrocompañeroyestaréisasalvo…todoloasalvoquesepuedeestarenunacarreradetrespiernas.

—Sí —asintió Harley—. Nadie ha muerto todavía. —Parecía decepcionado,comosiquisieraquenosesforzásemosmás.

—Ante una crisis—apuntóQuirón—, es importante que sigamos con nuestrasactividades habituales. Debemos estar alerta y en plena forma. Los campistasdesaparecidos no esperarían menos de nosotros. En cuanto a los equipos para lacarrera,seospermitiráelegirauncompañero…

Acontinuaciónloscampistasseabalanzaronunossobreotroscomopirañasparacogerasucompañerodeequipo.Antesdequepudieraconsiderarmisopciones,MegMcCaffreymeseñalódesdeelotroladodelpabellón,conunaexpresiónidénticaaladelTíoSamenelcarteldereclutamiento.

«¡Cómono!—pensé—.¿Porquéibaamejorarmisuerteahora?».Quiróngolpeóelsueloconlapezuña.—¡Bueno,quetodoelmundosetranquilice!Lacarreraserámañanaporlatarde.

Gracias,Harley,por trabajarduroen…ejem, lasdistintassorpresas letalesquenostienesreservadas.

«¡ZAS!». Harley volvió corriendo a la mesa de Hefesto para reunirse con suhermanamayor,Nyssa.

—Y ahora, la otra noticia —anunció Quirón—. Como ya habréis oído, hoycontamosconlacompañíadedosreciénllegadosmuyespeciales.¡Enprimerlugar,demoslabienvenidaaldiosApolo,porfavor!

Normalmenteeseeraelmomentoenqueyomelevantaba,extendíalosbrazosysonreíamientrasamialrededorbrillabaluzradiante.Lafervientemultitudaplaudíaylanzabafloresybombonesdechocolateamispies.

Estaveznorecibíningúnaplauso,solomiradasdenerviosismo.Sentíelextrañoeinusualimpulsodehundirmeenmiasientoytaparmelacabezaconlachaqueta.Mecontuvehaciendounesfuerzoheroico.

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Quirónseesforzópormantenerlasonrisa.—Vamos,yaséqueesraro—dijo—,perolosdiosessevuelvenmortalesdevez

encuando.Nodebéisalarmaros.LapresenciadeApoloentrenosotrospuedeserunbuen augurio, una oportunidad de que… —Pareció perder el hilo de su propioargumento—. Ejem… hagamos algo bueno. Estoy seguro de que con el tiempoempezará a verse clara lamejor vía de acción. Demomento, haced queApolo sesientacomoencasa,porfavor.Tratadlocomoharíaisconcualquiercampistanuevo.

EnlamesadeHermes,ConnorStolllevantólamano.—¿SignificaesoquelosdelacabañadeArestienenquemeterlelacabezaenel

váter?EnlamesadeAres,ShermanYangresopló.—Nolehacemosesoatodos,Connor.Soloalosnovatosqueselomerecen.Sherman miró a Meg, que estaba terminando distraídamente su último perrito

caliente.Lapelusillamorenaalosladosdesubocaestabaahoracubiertademostaza.ConnorStolldevolviólasonrisaaSherman;unaexpresióncómplicecomopocas.

Entoncesme fijé en lamochila abierta a los pies de Connor. De la parte superiorasomabaalgoparecidoaunared.

Comprendíloqueesosignificaba:doschicosalosqueMeghabíahumilladosepreparabanparalarevancha.NohacíafaltaserNémesisparaentenderelatractivodelavenganza.Aunasí,sentíunextrañodeseodeadvertiraMeg.

Intentéllamarlelaatención,peroellaseguíaconcentradaenlacena.—Gracias,Sherman—continuóQuirón—.Mealegrode saberqueno leharéis

una novatada al dios del tiro con arco. En cuanto al resto de vosotros, osmantendremosalcorrientedelasituacióndenuestroinvitado.Voyaenviaradosdenuestros mejores sátiros, Millard y Herbert —señaló a los sátiros sentados a suizquierda—,paraqueentreguenunmensajeenmanoaRachelDareenNuevaYork.Con suerte, pronto ella podrá volver con nosotros y ayudarnos a descubrir cómoayudaraApolo.

Lanoticiafuerecibidaconalgunosgruñidos.Distinguílaspalabras«Oráculo»y«profecías».Enunamesacercana,unachicamurmuróparasíenitaliano:«Unciegollevandoaotrociego».

Lelancéunamiradafulminante,perolajoveneramuyguapa.Debíadetenerdosañosmásqueyo(desdeelpuntodevistamortal),conelcabellomorenocortoyunosojoscoloravellanairresistiblementeintensos.Esposiblequemeruborizase.

Mevolvíotravezhaciamiscompañerosdemesa.—Ejem…sí,sátiros.¿Porquénoenviáisalotrosátiro,elamigodePercy?—¿Grover?—preguntóNico—.EstáenCalifornia.TodoelConsejodeAncianos

Unguladosestáreunidoallíporlasequía.—Ah.Semecayóelalmaalospies.RecordabaqueGrovereraunsátiroconbastantes

recursos,pero si estaba lidiandocon losdesastresnaturalesdeCalifornia, erapoco

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probablequevolvieraenlapróximadécada.—Yporúltimo—dijoQuirón—,demoslabienvenidaaunanuevasemidiosaal

campamento:¡MegMcCaffrey!Ellaselimpiólabocaysepusoenpie.Asulado,AliceMiyazawaleindicó:—Levántate,Meg.JuliaFeingoldrio.EnlamesadeAres,ShermanYangselevantó.—Estamereceunabienvenidaespecial.¿Quéopinas,Connor?Connormetiólamanoensumochila.—Opinoqueellagodelascanoaspodríaserperfecto.Empecéadecir:—Meg…EntoncessedesatóelHades.ShermanYangsedirigióaMegagrandeszancadas.ConnorStoll sacóuna red

doradaylalanzósobrelacabezadeMeg.Laniñagritóytratódeliberarse,mientrasalgunoscampistascoreaban:

—¡Mojadla!¡Mojadla!Quirónintentóhacerloscallaragritos:—¡Unmomento,semidioses!Un grito gutural interrumpió el desarrollo de los acontecimientos. Una masa

borrosa de carne rolliza, alas de hojas y pañal de lino se precipitó de lo alto de lacolumnata,cayósobrelaespaldadeShermanYangyloestampódebrucescontraelsuelodepiedra.Melocotones,elkarpos,selevantóygritógolpeándoseelpecho.Susojosemitíanunbrilloverdede ira.SeabalanzósobreConnorStoll, rodeóelcuellodelsemidiósconsuspiernasrollizasyempezóaarrancarleelpeloconlasgarras.

—¡Quitádmelo!—bramóConnorgimiendo,mientrasserevolcabaporelpabellón—.¡Quitádmelo!

Poco a poco, los demás semidioses se recuperaron de la sorpresa. Variosdesenvainaronespadas.

—C’èunkarpos!—chillólachicaitaliana.—¡Matadlo!—dijoAliceMiyazawa.—¡No!—grité.Normalmenteunaordencomoesasalidademis labioshabríadado lugarauna

escena carcelaria, con todos los mortales tumbados boca abajo esperando órdenesmías.Lamentablemente,ahoraeraunsimplemortalconvozchillonadeadolescente.

ObservéhorrorizadocómomihijaKaylacolocabaunaflechaensuarco.—¡Déjalo,Melocotones!—ordenóMeg.Sedesenredódelared, latiróycorrió

haciaConnor.El karpos saltó del cuello de Connor. Cayó a los pies de Meg enseñando los

colmillos y siseando a los demás campistas que habían formado un amplio

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semicírculoconsusarmasenristre.—Apártate,Meg—dijoNicodiAngelo—.Esacosaespeligrosa.—¡No!—LavozdeMegsonóaguda—.¡Nolomatéis!ShermanYang sedio lavuelta, gimiendo.Probablemente su carano estaba tan

mal como parecía—un corte en la frente puede producir una cantidad de sangresorprendente—, pero la imagen afianzó la determinación de los demás campistas.Kaylasacósuarco.JuliaFeingolddesenfundóunadaga.

—¡Esperad!—supliqué.Loquepasóacontinuaciónnopodríahaberloprocesadounamenteinferior.Juliaatacó.Kayladisparósuflecha.Megestirólasmanos,yunatenueluzdoradabrillóentresusdedos.Derepente,

la jovenMcCaffrey sosteníadosespadas: cadauna teníaunahojacurvaal antiguoestilotracio,siccaehechasdeoroimperial.NohabíavistoarmascomoesasdesdelacaídadelImperioromano.Eracomosihubieranaparecidodelanada,peromilargaexperienciaconobjetosmágicosmedecíaqueMegdebíadehaberlasinvocadoconlosanillosdemedialunaquesiemprellevaba.

Lasdosespadasempezaronadarvueltas.MegcortólaflechadeKaylaenelairealmismotiempoquedesarmabaaJuliaylanzabasudagaresbalandoporelsuelo.

—Pero¿quéHades…?—exclamóConnor.Teníaelpeloarrancadoamechonesdetalmaneraqueparecíaunmuñecomaltratado—.¿Quiénesesaniña?

MelocotonesseagachóalladodeMeg,gruñendo,mientraslaniñarepelíaalosconfusosyairadossemidiosesconsusdosespadas.

Mi vista debía de ser mejor que la de los mortales corrientes, porque fui elprimeroquevioel signoresplandeciente:una luzbrillandoencimade lacabezadeMeg.

Cuando reconocí el símbolo, semepetrificó el corazón.Detestaba lo queveía,peropenséquedebíaseñalarlo.

—Mirad.Losdemásparecíanconfundidos.Entonceselfulgorsevolviómásbrillante:una

hoz dorada holográfica con unas espigas de trigo girando justo encima de MegMcCaffrey.

Unchicodejóescaparungritoahogadoentrelamultitud.—¡Esunacomunista!UnachicaquehabíaestadosentadaalamesadelaCabañaCuatrolededicóuna

muecadeindignación.—No,Damien,eselsímbolodemimadre.—Seledesencajóelrostrocuandose

diocuentadelaverdad—.Esosignifica…quetambiéneselsímbolodesumadre.Lacabezamedabavueltas.Noqueríasaberesainformación.Noqueríaservira

unasemidiosaconel linajedeMeg,peroahoraentendíasusanillosdemedia luna.Noeranlunas;eranhojasdehoces.ComoyoeraelúnicodiosdelOlimpopresente,penséquedebíahaceroficialsutítulo.

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—Miamigahasidoreclamada—anuncié.Losdemássemidiosessearrodillaronrespetuosamente,algunosdepeorganaque

otros.—Damas y caballeros—dije, en un tono amargo como el té de Quirón—, un

fuerteaplausoparaMegMcCaffrey,hijadeDeméter.

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¿Meestásvacilan…?Ostras,¿quéhapasado?Mehequedadosinsíla…

NadiesabíaquépensardeMeg.Yconrazón.Yolaentendíatodavíamenosahoraquesabíaquiénerasumadre.Había tenido mis sospechas, cierto, pero había confiado en estar equivocado.

Tenerrazónlamayoríadelasveceseraunaterriblecarga.¿PorquéibaatemeraunahijadeDeméter?Buenapregunta.Duranteelúltimodía,habíahechotodoloposibleporreconstruirmisrecuerdos

deladiosa.Deméterhabíasidomitíafavorita.Losdiosesdelaprimerageneraciónpodíanserunosestirados(merefieroavosotros:Hera,Hades,papá),peroDemétersiemprehabíasidounapresenciaamableybondadosa…salvocuandodestruíaa larazahumanaconpestesyhambrunas,perotodoelmundotienesusmalosmomentos.

Sinembargo,unbuendíacometíelerrordesalirconunadesushijas.CreoquesellamabaCrisótemis,perotendrásqueperdonarmesimeequivoco.Cuandoeradiostambiénmecostabaacordarmedelosnombresdetodasmisex.Lajovencantóunacancióndelacosechaenunademisfiestasdélficas.Teníaunavoztanbonitaquemeenamorédeella.Vale,cadaañomeenamorabadelacampeonaylassubcampeonas,pero¿quépuedodecir?Nopuedoresistirmeaunavozmelodiosa.

Deméter no estaba de acuerdo. Desde que su hija Perséfone había sidosecuestradaporHades,nolegustabaquesushijossalierancondioses.

Elcasoesqueellayyoreñimos.Redujimosunascuantasmontañasaescombros.Arrasamos unas ciudades-Estado. Ya sabes cómo pueden ser las discusionesfamiliares. Al final acordamos una tregua precaria, pero desde entonces me habíapropuestoevitaraloshijosdeDeméter.

Yallíestabaahora,sirviendoaMegMcCaffrey,lahijamásgranujadeDeméterquehabíaempuñadojamásunahoz.

Me preguntaba quién era el padre deMeg para haber atraído la atención de ladiosa. Deméter casi nunca se enamoraba de mortales. Además, Meg eraextraordinariamente poderosa. La mayoría de los hijos de Deméter tenían pocashabilidadesapartedehacerquelascosechascrezcanymantener loshongosaraya.Peroempuñardosespadasdoradaseinvocarkarpoieranaptitudesdeprimera.

Todos esos pensamientos cruzaban mi mente mientras Quirón dispersaba a lamultitudeinstabaatodoelmundoaqueguardasesusarmas.ComolamonitorajefeMirandaGardinerestabadesaparecida,QuirónlepidióaBillieNg,laúnicacampista

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delacabañadeDeméterquequedaba,queacompañaseaMega laCabañaCuatro.Las dos chicas se retiraron rápidamente, mientras Melocotones daba brincosentusiasmadodetrásdeellas.Megmelanzóunamiradadepreocupación.

Comoyonosabíaquéhacer, ledediquéungestodeaprobación levantando lospulgares.

—¡Hastamañana!Ellanoparecíanadaanimadacuandodesaparecióenlaoscuridad.Will Solace se ocupó de las heridas en la cabeza de Sherman Yang. Kayla y

Austin estaban junto a Connor, debatiendo la necesidad de un injerto de pelo. Demodoquemequedésoloyvolvíalacabañadeunservidor.

Metumbéenmicatreenmediodelaestanciaymequedémirandolasvigasdeltecho.Volvíapensarenlodeprimenteylorematadamentemortalqueeraesesitio.¿Cómolosoportabanmishijos?¿Porquénoteníanunaltarencendidoydecorabanlasparedesconrelievesdeoroforjadoqueconmemorasenmigloria?

CuandooíqueWillylosdemásvolvían,cerrélosojosymehiceeldormido.Eraincapaz de enfrentarme a sus preguntas o sus atenciones, sus intentos por hacermesentircomoencasacuandoeraevidentequemisitionoestabaallí.

Cuandoentraronporlapuertasequedaroncallados.—¿Estábien?—susurróKayla.—¿Loestaríastúsifuerasél?—replicóAustin.Unmomentodesilencio.—Intentaddormir,chicos—recomendóWill.—Estoesrarísimo—comentóKayla—.Parecetan…humano.—Cuidaremosdeél—dijoAustin—.Ahorasolonostieneanosotros.Contuvo un sollozo. Yo no podía soportar su preocupación. No poder

tranquilizarlos,nisiquieradiscrepardeellos,mehacíasentirmuypequeño.Metaparonconunamanta.—Queduermasbien,Apolo—medeseóWill.Talvez fue suvozpersuasivaoelhechodequehacía siglosquenoestaba tan

agotado,peromedormíenseguida.

GraciasalosoncediosesdelOlimpoquequedaban,notuvesueños.Me desperté por la mañana sintiéndome extrañamente revitalizado. Ya no me

dolía el pecho.Yano tenía la nariz comounglobode aguapegado a la cara.Conayudademishijos («compañerosdecabaña», tengoque llamarlos«compañerosdecabaña»),conseguídominarlosmisteriosarcanosdeladucha,elváteryellavabo.Elcepillodedientesmedejópasmado.Laúltimavezquehabíasidomortalnoexistíanesascosas.Yeldesodorantecorporal…¡Quéideatanespantosa,necesitarungüentosencantadosparaquelasaxilasnoapesten!

Cuando terminé de lavarme y de vestirme con ropa limpia del almacén del

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campamento —zapatillas, vaqueros, una camiseta de manga corta naranja delCampamento Mestizo y un holgado abrigo de lana—, casi me sentía lleno deoptimismo.Talvezpudiesesobreviviraesaexperienciahumana.

Meanimétodavíamáscuandodescubríelbeicon.¡Oh, dioses, el beicon! Me prometí que cuando recuperase la inmortalidad

reuniría a las Nueve Musas y juntos crearíamos una oda, un himno al poder delbeicon, que haría llorar de emoción al cielo y sería motivo de éxtasis en todo eluniverso.

Elbeiconesbueno.Sí,esepuedesereltítulodelacanción:«Elbeiconesbueno».Sentarseadesayunareramenosformalquesentarseacenar.Llenábamosnuestras

bandejas en un bufet y nos dejaban sentarnos donde queríamos. Ese detalle mepareciómaravilloso.(Oh,quétristeejemplodeminuevamentemortalqueyo,quehabía dictado el curso de países,me emocionase por queme dejasen elegir dóndesentarme).CogímibandejayencontréaMeg,queestabasentadasolaenelbordedelmurodecontencióndelpabellón,columpiandolospiesporunladoycontemplandolasolasdelaplaya.

—¿Quétalestás?—pregunté.Ellamordisqueóungofre.—Genial.—Eresunasemidiosapoderosa,hijadeDeméter.—Ajá.Si mi interpretación de las reacciones humanas era fiable, Meg no parecía

entusiasmada.—Tucompañeradecabaña,Billie…¿essimpática?—Claro.Todocorrecto.—¿YMelocotones?Ellamemiródereojo.—Desaparecióporlanoche.Supongoquesoloaparececuandoestoyenpeligro.—Esunmomentoapropiadoparaqueaparezca.—A-pro-pia-do.—Megtocóuncuadradodelgofreporcadasílaba—.ASherman

Yanghantenidoquedarlesietepuntos.MiréaSherman,queestaba sentadoaunadistanciaprudencial alotro ladodel

pabellón, lanzando puñales con la mirada aMeg. Una fea línea roja en zigzag lerecorríaunladodelacara.

—Yonomepreocuparía—ledije aMeg—.A los hijos deAres les gustan lascicatrices.Además,aShermanlequedabastantebienellookdeFrankenstein.

La comisura de su boca se curvó hacia arriba, pero su mirada siguió siendodistante.

—Nuestracabañatieneelsuelodehierbaverde.Hayunrobleenormeenmedioquesostieneeltecho.

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—¿Notegusta?—Tengoalergia.—Ah…Tratéde imaginarmeel árbol de su cabaña.UnavezDeméter había tenidouna

arboledasagradade robles.Meacordédequesehabíaenfadadomuchocuandounpríncipemortalhabíaintentadotalarla.

Unaarboledasagrada…Derepenteelbeicondemiestómagoseestiróymeenvolviólosórganosinternos.Megmeagarróelbrazo.Suvozsonócomounzumbidolejano.Solooílaúltima

palabra,lamásimportante:—¿…Apolo?Despertédemiensoñación.—¿Qué?—Tehasquedadoenblanco.—Fruncióelentrecejo—.Tehellamadoseisveces.—¿Deverdad?—Sí.¿Dóndeestabas?Nosabíacómoexplicarlo.Mesentíacomosihubieraestadoenlacubiertadeun

barcoypordebajodelcascohubierapasadounafiguraenorme,oscuraypeligrosa:unafiguracasidistinguiblequeluegohubieradesaparecido.

—No…nolosé.Teníaqueverconárboles…—Árboles—dijoMeg.—Probablementenoseaimportante.Eraimportante.Nopodíaquitarmedeencimalaimagendelossueños:lamujer

delacoronaquemeinstabaaquebuscaselaspuertas.EsamujernoeraDeméter;almenos,esocreíayo.Perola ideadeunosárbolessagradosdespertóunrecuerdoenmiinterior;algomuyantiguo,inclusoparamí.

No quería hablar de esas cosas conMeg hasta que hubiera tenido tiempo parareflexionar. Ella ya tenía bastantes preocupaciones. Además, después de la nocheanterior,minuevayjovenamameinquietabamásquenunca.

Mirélosanillosdesusdedoscorazón.—Ayer…lasespadas.Novuelvasahacereso.Megfruncióelceño.—¿Elqué?—Cerrarteenbandaynegarteahablar.Seteponeunacaracomoelcemento.Ellamededicóunmohínfurioso.—Noesverdad.Tengoespadas.Luchoconellas.¿Yqué?—Habríaestadobiensaberloantes,cuando luchamoscontra losespíritusde las

plagas.—Túmismodijistequenoselespodíamatar.—Estás evitándolo.—Lo sabía porque era una táctica que yo había dominado

hacíasiglos—.Tuestilodelucha,condosespadascurvas,eseldeundimachaerus,

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ungladiadordel Imperioromanotardío.Yaentonceserapocofrecuente:esposiblequeseaelestilodecombatemásdifícildedominar,yunodelosmásletales.

Megseencogiódehombros.Fueunencogimientodehombroselocuente,peronomesirviódegrancosacomoexplicación.

—Tusespadassondeoroimperial—dije—.Esoexigiríaadiestramientoromano,yteseñalaríacomounacandidataidóneaparaelCampamentoJúpiter.Sinembargo,tumadreesDeméter,ladiosaensumodalidadgriega,noCeres.

—¿Cómolosabes?—¿Aparte de porque he sido un dios?Deméter te reclamó en el Campamento

Mestizo. Eso no fue ningún accidente. Además, su forma griega es mucho máspoderosa.Ytú,Meg,erespoderosa.

SuexpresiónsevolviótancautelosaquetemíqueMelocotonescayeradelcieloyempezaraaarrancarmeelpeloamechones.

—Noconocíamimadre—admitió—.Nosabíaquiénera.—Entonces¿dedóndehassacadolasespadas?¿Telasdiotupadre?Meghizopedacitoselgofre.—No…Mipadrastromecrio.Élmedioestosanillos.—Tupadrastro.Tupadrastrotediounosanillosqueseconviertenenespadasde

oroimperial.¿Quéclasedehombre…?—Unhombrebueno—meespetóella.Advertí la dureza en el tono de Meg y dejé correr el asunto. Intuía una gran

tragedia en su pasado. También temía que si seguía interrogándola, las cuchillasdoradasacabasenenmicuello.

—Losiento—medisculpé.—Claro.Meg lanzó un trozo de gofre al aire.Una de las arpías de la limpieza se lanzó

inesperadamenteenpicadocomounpollokamikazedecienkilos,recogiólacomidaysefuevolando.

Megsiguiócomosinada.—Pasemoseldía.Despuésdecomertenemoslacarrera.Unescalofríomerecorriólanuca.LoquemenosdeseabaeraestarpegadoaMeg

McCaffreyenelLaberinto,peroevitégritar.—Notepreocupesporlacarrera—dije—.Tengounplanparaganar.Ellaarqueóunaceja.—¿Sí?—O,mejordicho,tendréunplanestatarde.Solonecesitounpocodetiempo…Detrásdenosotrossonólacaracola.—¡Gimnasia!—gritó Sherman Yang—. ¡Vamos, señoritos! ¡Os quiero a todos

llorandoalahoradecomer!

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Laprácticahacealmaestro.Ja,ja,ja,vaaserqueno.Pasademissollozos.

Ojalámehubierandadounpermisomédico.Queríaquemedispensarandelaclasedeeducaciónfísica.

Sinceramente, nunca os he entendido a los mortales. Intentáis manteneros enforma haciendo flexiones, sentadillas, carreras de ocho kilómetros, pruebas deobstáculosyotrasactividadesarduasqueoshacensudar.Y,almismotiempo,sabéisque es una batalla perdida. Al final, vuestros cuerpos débiles y limitados sedeteriorarányosfallarán,ytendréisarrugas,colgajosdepielyalientodeviejo.

¡Es horrible! Cuando yo quiero cambiar de forma, de edad, de género o deespecie,simplementelodeseoy,¡tachán!,metransformoenunanimalexóticocomouna perezosa joven y grande. Por muchas flexiones que vosotros hagáis, noconseguiréisalgoasí.Simplementenoveola lógicaavuestroscontinuosesfuerzos.Elejercicionoesmásqueundeprimenterecordatoriodequeunonoesundios.

AlfinaldelaclasedegimnasiadeShermanYang,estabajadeandoyempapadoensudor.Mismúsculosparecíancolumnastemblorosasdegelatina.

Nomesentíacomounseñorito(aunquemimadre,Leto,siempremedijoqueloera),yestuvemuytentadodeacusaraShermandenotratarmecomotal.

MequejédeelloaWill.Lepreguntéadóndehabíaidolaantiguamonitorajefedela cabaña de Ares. A Clarisse La Rue al menos podía conquistarla con mideslumbrante sonrisa. Lamentablemente,Willme dijo que estaba estudiando en laUniversidad de Arizona. Oh, ¿por qué las personas ideales tienen que ir a launiversidad?

Despuésdelatortura,volvítambaleándomeamicabañaymediotraducha.Lasduchassonbuenas.Puedequenotanbuenascomoelbeicon,peronoestán

mal.Misegundasesiónmatutinafuedolorosaporotrosmotivos.Medestinaronaclase

demúsicaenelanfiteatroconunsátirollamadoWoodrow.AWoodrowparecíaponerlenerviosoqueasistieraasuclase.Talvezhabíaoído

la leyenda que decía que había desollado vivo al sátiroMarsias cuandome habíadesafiadoaunduelomusical.(Comodijemásarriba,lapartedeldespellejamientoestotalmente falsa, pero los rumorespueden ser increíblementeduraderos, sobre todocuandoyohepodidoserelresponsablededifundirlos).

Woodrowrepasólasescalasmenoresconsuzampoña.Austinnotuvoproblemaspara imitarlo,aunqueseestabaretandoasímismotocandoelviolín,quenoerasuinstrumentohabitual.ValentinaDíaz,unahijadeAfrodita,hizo todo loposiblepor

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estrangularunclarineteemitiendosonidosquerecordabanaunchuchogimiendoenplena tormenta. Damien White, hijo de Némesis, hizo honor a su parentescovengándosedeunaguitarraacústica.Tocócontantafuerzaquerompiólacuerdadere.

—¡Telahascargado!—dijoChiaraBenvenuti.Eralachicaitalianaguapaenlaquemehabíafijadolanocheanterior:unahijadeTique,ladiosadelafortuna—.¡Yoteníaquetocaresaguitarra!

—Cállate, suertuda—murmuróDamien—.Enelmundo realhayaccidentes.Aveceslascuerdasserompen.

Chiarasoltóunaretahílaaceleradadepalabrasenitalianoquedecidínotraducir.—¿Puedo?—Alarguélamanoparacogerlaguitarra.Damienmeladioaregañadientes.Meinclinéhacialafundadelaguitarrasituada

alospiesdeWoodrow.Elsátirosaltóvarioscentímetrosenelaire.Austinrio.—Tranquilo,Woodrow.Solovaacogerotracuerda.Reconozcoque la reaccióndel sátiromeprodujo satisfacción.Si todavía podía

asustar a los sátiros, tal vez quedase alguna esperanza de recuperar parte de miantigua gloria. Luego podría asustar a animales de granja e ir ascendiendo asemidioses,monstruosydeidadesmenores.

En cuestión de segundos, había sustituido la cuerda. Daba gusto hacer algofamiliarysencillo.Ajustéeltono,peromedetuvealdarmecuentadequeValentinaestabasollozando.

—¡Hasidoprecioso!—Sesecóunalágrimadelamejilla—.¿Quécanciónes?Parpadeé.—Sellamaafinación.—Sí,Valentina,contrólate—lareprendióDamien,aunqueteníalosojosirritados

—.Nohasidoparatanto.—No.—Chiarasesorbiólanariz—.Nolohasido.Austineraelúnicoquenoparecíaafectado.Susojosbrillabandealgoparecidoal

orgullo,aunquenoentendíaporquésesentíadeesaforma.Toquéundoenescalamenor.Lacuerdadesisonabaapagada.Siemprelacuerda

desi…Habíanpasadotresmilañosdesdequeinventélaguitarra(duranteunafiestasalvajeconloshititas;unalargahistoria),yseguíasinsabercómohacerunacuerdadesiquenosedesafinase.

Repasélasotrasescalasycomprobéencantadoquelasrecordaba.—Estoesunaprogresiónlidia—dije—.Empiezaenelcuartogradodelaescala

mayor.DicenquesellamalidiaporunantiguoreydeLidia,peroenrealidadlepuseesenombreporunaexnoviamía,Lidia.Eralacuartamujerconlaquesalíeseaño,asíque…

Alcé lavistaenplenoarpegio.DamienyChiara llorabanabrazados,pegándosesinfuerzaeimprecando:

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—Teodio.Teodio.Valentina sehallaba tumbadaenelbancodel anfiteatro, temblandoen silencio.

Woodrowestabadesmontandosuzampoña.—¡Soyuninútil!—selamentósollozando—.¡Uninútil!Hasta Austin tenía una lágrima en el ojo. Me dedicó un gesto de aprobación

levantandoelpulgar.Me hizomucha ilusión que parte demi antiguo talento se mantuviera intacto,

peromeimaginéqueQuirónseenfadaríasiprovocabaunadepresióndecaballoalaclaseenterademúsica.

Tirédelacuerdadereunpocobruscamente;untrucoquesolíausarparaevitarque mis fervientes admiradores estallaran de éxtasis. (Y me refiero a estallar ensentidoliteral.Enlosañossesenta,enalgunosdelosbolosenelFillmore…Enfin,teahorrarélosdetallestruculentos).

Toqué un acorde desafinado a propósito. Me sonó fatal, pero los campistassalieron de su abatimiento. Se enderezaron, se secaron las lágrimas y observaronfascinadoscómotocabaunasencillaprogresión1-4-5.

—Sí,señor.Austinsellevóelviolínalabarbillayempezóaimprovisar.Suarcoconresinase

deslizó a travésde las cuerdas.Nosmiramos fijamente, yporunmomento fuimosmás que parientes. Nos convertimos en parte de la música, comunicándonos a unnivelquesololosdiosesylosmúsicospodránentenderjamás.

Woodrowrompióelhechizo.—Increíble—exclamóelsátirosollozando—.Deberíaisdarlaclasevosotrosdos.

¿Enquéestaríapensando?¡Nomedesolles,porfavor!—Miqueridosátiro—dije—,yonunca…De repente, noté un espasmo en los dedos. Solté la guitarra sorprendido. El

instrumentocayóporlosescalonesdepiedradelanfiteatrohaciendoruidosmetálicosydecuerdas.

Austinbajóelarco.—¿Estásbien?—Yo…sí,claro.Peronoestababien.Duranteunosinstantes,habíaexperimentadoladichademi

antiguo talento. Y, sin embargo, era evidente que mis nuevos dedos mortales noestabanalaaltura.Medolíanlosmúsculosdelasmanos.Teníamarcasrojasenlaspartesdelasyemasdelosdedosdondehabíatocadoeldiapasón.Ytambiénmehabíaexcedidoenotrosaspectos.Notabalospulmonessecos,sinoxígeno,aunquenohabíacantado.

—Estoy…cansado—confesé,abatido.—Nomeextraña.—Valentinaasintióconlacabeza—.¡Hastocadodeunaforma

increíble!—Tranquilo,Apolo—dijoAustin—.Terecuperarás.Cuandolosdiosesusansus

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poderes,sobretodoalprincipio,secansanrápido.—Peroyono…Nopudeterminarlafrase.Noeraunsemidiós.Noeraundios.Nisiquieraerayo

mismo. ¿Cómo podría volver a tocar música, sabiendo que era un instrumentodefectuoso?Cadanotanomeprovocaríamásquedoloryagotamiento.Micuerdadesinuncaestaríaafinada.

Latristezadebiódereflejarseenmicara.DamienWhitecerrólospuños.—Notepreocupes,Apolo.Noesculpatuya.¡Yomeencargarédequeesamaldita

guitarralopague!No hice nada para detenerlo cuando bajó la escalera.Una parte demí disfrutó

perversamente de la forma en que pisoteó la guitarra hasta reducirla a astillas yalambres.

Chiararesopló.—¡Idiota!¡Ahoranuncapodrétocar!Woodrowhizounamueca.—Bueno,ejem…¡graciasatodos!¡Unaclasemuybuena!

Laclasedetiroconarcofuetodavíapeor.Sialgúndíavuelvoaserdios(no«si»;«cuando»,«cuando»),loprimeroqueharé

seráborrarlosrecuerdosdetodoslosquemevieronhacerelridículo.Hiceunadiana.Una.Laagrupacióndemisotrostirosfuepésima.Dehecho,dosflechasdieronfueradelcírculonegroaescasoscienmetros.Lancéelarcoyrompíallorardevergüenza.

Kayla era nuestra instructora, pero su paciencia y su amabilidad me hicieronsentiraúnpeor.Recogiómiarcoymeloofreció.

—Apolo —dijo—, has hecho unos tiros fantásticos. Con un poco más depráctica…

—¡Soyeldiosdeltiroconarco!—exclamégimiendo—.¡Yonopractico!Amilado,lashijasdeNikérierondisimuladamente.Tenían unos nombres de lo más apropiado: Acebo y Laurel Vencedor. Me

recordabanalaspreciosasninfasafricanasdeconstituciónincreíblementeatléticaqueAteneasolíafrecuentarenellagoTritonis.

—Eh,exdios—dijoAcebo,colocandounaflechaenelarco—,laprácticaeslaúnicaformademejorar.—Marcósieteenelanillorojo,peronoparecióimportarleenabsoluto.

—Parati,alomejor—repuse—.¡Túeresunamortal!Suhermana,Laurel,resopló.—Yahoraparatitambién.Aguántate.Losganadoresnosequejan.—Disparósu

flecha,quecayóalladodeladesuhermanaperojustodentrodelanillorojo—.PoresoyosoymejorqueAcebo.Ellasiempreseestáquejando.

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—Sí, claro—gruñóAcebo—.Loúnico de lo quemequejo es de lomala queeres.

—¿Ah, sí?—replicó Laurel—. Venga, vamos. La mejor de tres tiros. La quepierdafriegalosserviciosunmes.

—¡Hecho!Y,sinmás,seolvidarondemí.Sindudahabríansidounasmagníficasninfasde

Tritonis.Kaylamecogiódelbrazoymellevólejosdelasdianas.—Esas dos me sacan de quicio. Las hicimos comonitoras de Niké para que

pudierancompetirentreellas.Sino,aestasalturasyahabríantomadoelcampamentoyproclamadounadictadura.

Supongoqueintentabaanimarme,peronomeconsoló.Mequedémirandomisdedos,llenosdeampollasdelasflechasydoloridosdela

guitarra.Eraimposible.Atroz.—Nopuedoconesto,Kayla—murmuré—.¡Soydemasiadoviejoparavolvera

tenerdieciséisaños!Kaylaahuecósumanosobrelamía.Debajodesumechóndepeloverde,teníaun

cutis rojizo:comounacapadecolorcremapintadasobreunacobriza,conun tonocaobaqueaflorabaen laspecasdesucaraysusbrazos.Merecordabamuchoasupadre,elmonitordetiroconarcocanadienseDarrrenKnowles.

Merefieroasuotropadre.Y,sí,claroqueesposiblequeunsemidiósnazcadeunarelacióndeesetipo.¿Porquéno?ZeusdioaluzaDionisoporunmuslo.Ateneatuvounhijocreadoapartirdeunpañuelo.¿Dequétesorprendes?Losdiosessomoscapacesdeinfinitasmaravillas.

Kaylarespiróhondo,comosisepreparaseparaunlanzamientoimportante.—Puedeshacerlo,papá.Yaeresbueno.Muybueno.Solo tienesqueajustar tus

expectativas.Tenpaciencia;sévaliente.Mejorarás.Tuve la tentación de reírme. ¿Cómo podía acostumbrarme a ser simplemente

bueno?¿Porquéibaaesforzarmeparamejorarcuandoanteshabíasidodivino?—No —repuse amargamente—. No, es demasiado doloroso. Lo juro por la

lagunaEstigia: ¡hastaquevuelvaaserundios,nousaréunarconiun instrumentomusical!

Adelante,regáñame.Yaséquefueunjuramentoestúpido,hechoenunmomentode tristeza y autocompasión. Y me comprometía seriamente. Un juramento ennombredelalagunaEstigiapuedetenerterriblesconsecuenciassiserompe.

Peromedaba igual.Zeusmehabíamaldecidocon lamortalidad.No iba fingirquetodoeranormal.NoseríaApolohastaquefuerarealmenteApolo.Demomento,solo era un estúpido joven llamadoLester Papadopoulos. Puede quemalgastase eltiempoenactividadesquenomeimportaban—comolaesgrimaoelbadminton—,peronopensabamancillarelrecuerdodemidominioantesperfectodelamúsicayeltiroconarco.

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Kaylamemirófijamente,horrorizada.—Nolodirásenserio,papá.—¡Sí!—¡Retíralo! No puedes…—Echó un vistazo por encima del hombro—. ¿Qué

estáhaciendo?Seguísumirada.ShermanYangentródespacio,comoentrance,enelbosque.Habríasidounaimprudenciacorrerdetrásdeélymetersedellenoenlapartemás

peligrosadelcampamento.YesoesexactamenteloqueKaylayyohicimos.Por poco no lo conseguimos. En cuanto llegamos a la línea de los árboles, el

bosqueseoscureció.Latemperaturabajó.Elhorizonteseestirócomodeformadoatravésdeunalupa.

Unamujermesusurróaloído.Enestaocasiónconocíabienlavoz.Nuncahabíadejadodeobsesionarme.Túmehicisteesto.Ven.Persíguemeotravez.

Elmiedomeinvadióelestómago.Meimaginélasramasconvirtiéndoseenbrazos;lashojasonduladascomomanos

verdes.«Dafne»,pensé.Despuésde tantossiglos, laculpaeraabrumadora.Nopodíamirarunárbolsin

pensar en ella. Los bosquesme ponían nervioso.La fuerza vital de cada árbolmeoprimía con un odio justificado y me acusaba de multitud de crímenes… Queríaarrodillarme.Queríapedirperdón.Peroesenoeraelmomento.

No podía permitir que el bosque volviera a confundirme.No dejaría que nadiemáscayeraensutrampa.

Kayla no parecía afectada. Le cogí la mano para asegurarme de que no nosseparábamos.Solotuvimosquedarunospocospasos,peromeparecióunamaratóncuandoalcanzamosaShermanYang.

—Sherman.—Leagarréelbrazo.Éltratódezafarse.Afortunadamente,estabaaletargadoyaturdido,oyotambién

habríaacabadoconcicatrices.Kaylameayudóadarlelavuelta.SusojossemovíannerviosamentecomosiestuvieraenunasuertedefaseREM

semiconsciente.—No.Ellis.Tengoqueencontrarlo.Miranda.Michica.MiréaKaylabuscandounaexplicación.—EllisesdelacabañadeAres—dijo—.Esunodelosdesaparecidos.—Sí,pero¿Miranda,suchica?—Shermanyellaempezaronasalirharáunasemana.—Ah.Shermanforcejeóparaliberarse.—Encontrarla.

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—Mirandaestáaquíallado,amigomío—mentí—.Tellevaremosconella.Éldejóderevolverse.Susojossepusieronenblanco.—¿Aquí…allado?—Sí.—¿Ellis?—Sí,soyyo—afirmé—.SoyEllis.—Tequiero,tío—dijoShermansollozando.Aunasí,tuvimosqueecharmanodetodasnuestrasfuerzasparasacarlodeentre

losárboles.MeacordédelavezqueHefestoyyotuvimosquellevaraldiosHipnosala cama cuando entró dormido en los aposentos privados deArtemisa en elmonteOlimpo.Es unmilagroque escapásemos sin ninguna flechade plata clavada en eltrasero.

LlevamosaShermanalcampodetiroconarco.Entreunpasoyotro,parpadeóyvolvióalanormalidad.Reparóenqueteníamoslasmanosensusbrazosynosquitódeencima.

—¿Quépasa?—preguntó.—Hasentradoenelbosque—contesté.Élnosdirigióunamiradafulminantedesargentoinstructor.—No,esmentira.Kaylaalargó lamanohaciaél,peroevidentemente lopensómejor.Seríadifícil

practicareltiroconarcoconlosdedosrotos.—Estabasenunaespeciedetrance,Sherman.HasmurmuradoalgosobreEllisy

Miranda.EnlamejilladeSherman,lacicatrizenzigzagseoscurecióhastaadquirircolor

bronce.—Nomeacuerdo.—Aunque no has mencionado al otro campista desaparecido —añadí

amablemente—.¿Cecil?—¿PorquéibaahablardeCecil?—gruñóSherman—.Nosoportoaesetío.¿Y

porquédeberíacreerte?—Elbosquetehabíaatrapado—leexpliqué—.Losárbolesteestabanatrayendo.Sherman observó el bosque, pero los árboles habían recuperado su aspecto

normal. Las sombras alargadas y las bamboleantes manos verdes habíandesaparecido.

—Oye—repusoSherman—,tengounaheridaenlacabezaporculpadelapesadadetuamigaMeg.Simehecomportadodeformarara,yasabesporqué.

Kaylafruncióelentrecejo.—Pero…—¡Basta!—leespetóSherman—.Siunodevosotrosdicealgodeesto,osharé

comer vuestros carcajs. No necesito que la gente ponga en duda mi autocontrol.Además,tengoquepensarenlacarrera.

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Nosrozóalpasar.—Sherman—lollamé.Élsevolvióapretandolospuños.—¿Quéesloúltimoquerecuerdas—inquirí—antesdedespertarconnosotros?

¿Enquéestabaspensando?Por un microsegundo, la expresión de aturdimiento volvió a reflejarse en su

rostro.—En Miranda y Ellis… como tú has dicho. Estaba pensando… quería saber

dóndeestaban.—Entonces, estabas preguntando.—Un manto de miedo se posó sobre mí—.

Queríasinformación.—Yo…Lacaracolasonóenelpabellóncomedor.LaexpresióndeShermanseendureció.—Noimporta.Yabasta.Ahoratenemosquecomer.Luegoacabaréconvosotros

enlacarreradetrespiernas.Habíaoídoamenazaspeores,peroShermanhizoquesonasebastanteintimidante.

Sefueconpasoresueltohaciaelpabellón.Kaylasevolvióhaciamí.—¿Quéhapasado?—Creo que ahora lo entiendo —dije—. Ya sé por qué han desaparecido los

campistas.

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16

AtadoaMcCaffreypodríamosacabarenLima.

Harleyesmalvado.

Notapersonal:intentarrevelarinformaciónimportantejustoantesdeunacarreradetrespiernasnoesbuenaidea.

Nadiemeharíacaso.A pesar de los gruñidos y quejas de la noche anterior, los campistas vibraban

ahoradeemoción.Sepasaronlahoradelacomidalimpiandofrenéticamentearmas,atando correas de armaduras y susurrando entre ellos con el fin de crear alianzassecretas.MuchosintentaronconvenceraHarley,elartíficedelacarrera,paraquelesrecomendaselasmejoresestrategias.

AHarleyleencantabalaatenciónqueleprestaban.Alfinaldelacomida,ensumesahabíamontonesdeofrendas(léase,sobornos):barritasdechocolate, tartaletasdechocolaterellenasdemantequilladecacahuete,ositosdegomaycochecitosHotWheels. Harley habría sido un magnífico dios. Cogía los regalos, farfullaba unoscuantoscumplidos,peronolesdecíaasusdevotosnadaútil.

TratédehablarconQuiróndelospeligrosdelbosque,peroelcentauroestabatanajetreadoconlospreparativosdeúltimahoradelacarreraqueporpocomepisóalquedarmecercadeél.Quiróntrotabanerviosoporelpabellónseguidodeungrupodeárbitroscompuestoporsátirosydríades,comparandomapasydandoórdenes.

—Será casi imposible seguir la pista a los equipos —murmuró, con la carasepultada en un diagrama del Laberinto—. Y no tenemos cobertura en lacuadrículaD.

—Pero,Quirón—dije—,sipudiera…—El grupo de prueba de esta mañana ha terminado en Perú —explicó a los

sátiros—.Nopodemospermitirquevuelvaaocurrir.—Encuantoalbosque…—proseguí.—Sí,perdona,Apolo.Entiendoqueestéspreocupado…—Elbosqueestáhablando—afirmé—.¿Teacuerdasdelviejo…?UnadríadeseacercócorriendoaQuirónconelvestidoechandohumo.—¡Lasbengalasestánexplotando!—¡Oh,dioses!—exclamóQuirón—.¡Eranparaemergencias!Pasógalopandoporencimademispies,seguidodesugrupodeayudantes.Y así siguieron los preparativos. Cuando uno es un dios, el mundo no pierde

detalledeloquedices.Cuandotienesdieciséisaños…notanto.IntentéhablarconHarley,confiandoenquepudieraposponerlacarrera,peroel

niñomeninguneóconunsimple«no».

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Como era habitual en los hijos de Hefesto, Harley estaba jugueteando con unartilugio mecánico, cambiando de sitio los muelles y los engranajes. No meinteresaba de qué se trataba, pero le pregunté a Harley por el aparato, esperandoganarmelaaceptacióndelniño.

—Esunradiofaro—dijo,ajustandounbotón—.Paragenteperdida.—¿TerefieresalosequiposenelLaberinto?—No.Vosotrosvaisporvuestracuenta.EstoesparaLeo.—LeoValdez.Harleymiróelartilugioentornandolosojos.—A veces, cuando no encuentras el camino de vuelta, un radiofaro te puede

ayudar.Solohayqueencontrarlafrecuenciacorrecta.—¿Y…desdecuándotrabajasenesto?—Desdequeéldesapareció.Ahora tengoqueconcentrarme.Nopuedoparar la

carrera.—Mevolviólaespaldaysefue.Echéacorrerdetrásdeél,asombrado.Duranteseismeses,elniñohabíatrabajado

en un radiofaro para ayudar a su hermano desaparecido Leo. Me preguntaba sialguienseesforzaríatantoparallevarmeamíalOlimpo.Lodudabamucho.

Me quedé abatido en un rincón del pabellón comiéndome un sándwich.Contemplé cómoel sol languidecía en el cielo invernal ypensé enmi carroymispobrescaballosencerradosensuscuadrassinquenadielossacaraapasear.

Porsupuesto,sinmiayuda,otrasfuerzascontribuiríanaqueelcosmossiguierasucurso.Muchossistemasdecreenciasimpulsabanelgirodelosplanetasylasestrellas.Los lobos seguirían persiguiendo al Sol a través del cielo. Ra continuaría con sutravesíadiariaensubarcasolar.Tonatiuhseguiríanutriéndosedelasangresobrantede los sacrificios humanos ofrecidos en la época de los aztecas. Y esa cosa—laciencia—seguiríagenerandogravedadyfísicacuánticaytodoeso.

Sin embargo, me sentía como si no estuviera cumpliendo con mi obligación,esperandocruzadodebrazosaqueempezaseunacarreradetrespiernas.

InclusoKaylayAustinestabandemasiadodistraídosparahablarconmigo.KaylalehabíaexplicadoaAustinquehabíamosrescatadoaShermanYangdelbosque,peroaAustinleinteresabamáslimpiarsusaxofón.

—PodemoscontárseloaQuirónenlacena—farfullóconunjuncoenlaboca—.Nadievaaescucharnoshastaquelacarreratermine,ydetodasformasnonosvamosa acercar al bosque. Además, si toco la nota adecuada en el Laberinto… —Lebrillaronlosojos—.Oooh.Ven,Kayla.Semehaocurridounaidea.

Selallevóymedejóotravezsolo.EntendíaelentusiasmodeAustin.Sutécnicaconelsaxofóneratanextraordinaria

queestabasegurodequeseconvertiríaenelinstrumentistadejazzmásdestacadodesugeneración,ysicreesqueesfácilconseguirmediomillóndevisitasenYouTubetocandoelsaxofón,olvídalo.Aunasí, sucarreramusicalnodespegaríasi la fuerzadelbosquenosdestruíaatodos.

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Comoúltimorecurso(muyúltimo),busquéaMegMcCaffrey.Lavidelantedeunbrasero,hablandoconJuliaFeingoldyAliceMiyazawa.O,

mejor dicho, las chicas de la cabaña de Hermes estaban hablando mientras Megdevorabaunahamburguesaconqueso.MesorprendíaqueDeméter—lareinadeloscereales,lafrutaylaverdura—tuvieraunahijaqueeraunacarnívoracontumaz.

ClaroquePerséfoneeraigual.Oirásdecirqueladiosadelaprimaveraeratodadulzura,consusnarcisos,mordisqueandogranasdegranada,peroteaseguroqueesachicadabamiedocuandoatacabaunmontóndecostillasdecerdo.

MeacerquéaMegagrandeszancadas.LaschicasdelacabañadeHermesdieronunpasoatráscomosiyofueraunadiestradordeserpientes.Sureacciónmegustó.

—Hola—dije—.¿Dequéhabláis?Megselimpiólabocaconeldorsodelamano.—Estasdosquierensabernuestrosplanesparalacarrera.—Seguroquesí.—Desprendíunpequeñomicrófonomagnéticodelamangadel

abrigodeMegyselolancéaAlice.Alicesonriótímidamente.—Nonosculpes.Teníamosqueintentarlo.—Claro—asentí—.Delmismomodo, espero que no os importe lo que os he

hechoenlaszapatillas.¡Quetengáisunabuenacarrera!Las chicas se marcharon arrastrando los pies y se miraron las suelas de las

zapatillas.Megmemiróconalgoparecidoalrespeto.—¿Quéleshashecho?—Nada—contesté—. Uno de los secretos para ser un dios es saber marcarse

faroles.Ellaresopló.—Bueno, ¿cuál es tu plan ultrasecreto? Espera, a ver si lo adivino. No tienes

ninguno.—Estásaprendiendo.Sinceramente,queríapensaruno,peromedistraje.Tenemos

unproblema.—Ya locreo.—Ella sacóde lamangade suabrigodos lazosdebronce,como

cintaselásticasderesistenciahechasdemetaltrenzado—.¿Hasvistoestascosas?Seenrollanalrededordelaspiernas.Unavezquetelaspones,nosesueltanhastaqueterminalacarrera.Nohayformadequitárselas.Odioquemesujeten.

—Piensolomismo.—Estuvetentadodeañadir«sobretodocuandomeatanaunaniñaquesellamaMeg»,peromidiplomacianaturalseimpuso—.Peromereferíaaotroproblema.

Lerelatéel incidentequesehabíaproducidodurantelasesióndetiroconarco,cuandoShermanhabíaestadoapuntodeseratraídoalinteriordelbosque.

Megsequitósusgafasdeojosdegato.Sinlaslentes,susirisoscurosteníanunaspectomássuaveymáscálido,comodiminutasparcelasdetierraparacultivar.

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—¿Creesquehayalgoenelbosquequeestállamandoalagente?—Creoquehayalgoenelbosquequeestácontestandoalagente.Antiguamente,

habíaunoráculo…—Sí,yamelohascontado.Delfos.—No. Otro oráculo, todavía más antiguo que el de Delfos. Tenía árboles. Un

bosquecilloenterodeárbolesparlantes.—Árbolesparlantes.—Meghizounamuecaconlabocaenseñaldedisgusto—.

¿Cómosellamabaeseoráculo?—No…nomeacuerdo.—Apretélosdientes—.Deberíasaberlo.¡Deberíapoder

contestarteenseguida!Perolainformación…Escomosisemeresistieraapropósito.—Avecespasa—dijoMeg—.Yateacordarás.—Pero¡amínuncamepasa!¡Malditocerebrohumano!Elcasoesquecreoque

esaarboledaestáenalgúnlugardelbosque.Nosécómoniporqué,perolasvocesque susurran…vienen de ese oráculo oculto. Los árboles sagrados intentan recitarprofecías,contactanconlosquetienenpreguntasacuciantes,losatraen.

Megvolvióaponerselasgafas.—Sabesquepareceundisparate,¿verdad?Controlé la respiración.Tuveque recordarmequeyanoeraundios.Teníaque

aguantarlosinsultosdelosmortalessinpoderreducirlosacenizas.—Túestatealerta—leadvertí.—Perolacarreranisiquierapasaporelbosque.—Aunasí,noestamosasalvo.SipudierasinvocaratuamigoMelocotones,me

alegraríacontarconsucompañía.—Yatelodije,aparececuandoledalagana.Nopuedo…Quirón tocó tan fuerte el cuerno de caza que vi doble.Otra promesa personal:

cuando vuelva a ser un dios, bajaré a este campamento y les quitaré todos loscuernos.

—¡Semidioses!—dijo el centauro—. ¡Ataos las piernas y seguidme a vuestrasposicionesdesalida!

NosreunimosenunpradoaunoscienmetrosdelaCasaGrande.Llegartanlejossinque se produjera ningún incidente mortal fue un pequeñomilagro. Conmi piernaizquierdaligadaaladerechadeMeg,mesentíacomoacostumbrabaasentirmeenelvientredeLetojustoantesdequemihermanayyonaciéramos.Y,sí,meacordabaperfectamentedeeso.Artemisasiempremeestabaapartandoaempujones,dándomecodazosenlascostillasycomportándoseengeneralcomounacerda.

Entoné una plegaria silenciosa prometiendo que si sobrevivía a la carrerasacrificaría un toro a mí mismo y es posible que hasta me construyera un nuevotemplo.Tengodebilidadporlostorosylostemplos.

Lossátirosnosindicaronquenosdispersáramosporelprado.

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—¿Dóndeestálalíneadesalida?—preguntóAceboVencedor,metiendoelcodopordelantedeldesuhermana—.Quieroserlaqueestémáscerca.

—Yoquiero ser laqueestémáscerca—lacorrigióLaurel—.Túpuedes ser lasegunda.

—¡No os preocupéis! —Woodrow, el sátiro, parecía muy preocupado—.Enseguidaosloexplicaremostodo.Encuantoyo,ejem,sepaquéexplicar.

WillSolacesuspiró.Naturalmente,élestabaatadoaNico.TeníaelcodoapoyadoenelhombrodeNicocomosielhijodeHadesfueraunprácticoestante.

—EchodemenosaGrover.Élsolíaorganizarmuybienestascosas.—Yome conformaría con el entrenadorHedge.—Nico apartó con lamano el

brazodeWill—.Además,nohablestanaltodeGrover.Enebroestáallí.Señalóaunadelasdríades:unachicaguapavestidadeverdeclaro.—LanoviadeGrover—meexplicóWill—.Loechademenos.Mucho.—¡Atended, todos! —gritó Woodrow—. ¡Separaos un poco más, por favor!

¡Queremosquetodostengáisespaciodesobraparaque,yasabéis,silapalmáis,nooscarguéisalosdemásequipos!

Willsuspiró.—Quéemoción.Él y Nico se alejaron con paso largo. Julia y Alice, de la cabaña de Hermes,

revisaronsuszapatillasunavezmásyactoseguidomelanzaronunamiradaasesina.AConnorStolllohabíanemparejadoconPaoloMontes,elhijobrasileñodeHebe,yaningunodelosdosparecíahacerlegracia.

Tal vez a Connor Stoll se lo veía tristón porque tenía el cuero cabelludomagulladoylollevabacubiertodetantapomadamedicinalqueparecíaqueungatolehubiera escupido en la cabeza. O puede que simplemente echase de menos a suhermanoTravis.

Nadamásnacer,Artemisayyoquisimosponerdistanciaentrelosdos.Marcamosconestacasnuestrosterritorios,yahíseacabótodo.Perohabríadadocualquiercosapor verla ahora. Estaba seguro de queZeus la había amenazado con imponerle uncastigoseverosiintentabaayudarmedurantemiestanciaentrelosmortales,peroporlomenospodríahabermemandadounpaqueteconprovisionesdelOlimpo:unatogadecente, una crema mágica para el acné y una docena de bollos de ambrosía yarándanosdelcaféEscila.Allípreparanunosbollosestupendos.

Echéunvistazoa losotrosequipos.KaylayAustinestabanatadosunoalotro;parecíanunaparejaletaldeartistascallejerosconelarcodeellayelsaxofóndeél.Chiara,lahijamonadeTique,teníaqueaguantarasunémesis,DamienWhite,hijode…enfin,hijodeNémesis.BillieNg,hijadeDeméter,teníalapiernaatadaaladeValentinaDíaz,quienrevisabaatodaprisasumaquillajeenlasuperficiereflectantedelachaquetaplateadadeBillie.Valentinanoparecíahabersedadocuentadequelesobresalíandosramitasdelpelocomounaspequeñasastasdeciervo.

ConcluíqueelmayorpeligrolosupondríaMalcolmPace.Todaslasprecauciones

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son pocas con los hijos de Atenea. Sin embargo, sorprendentemente, se habíaemparejadoconShermanYang.Nomeparecíaunaasociaciónnatural,amenosqueMalcolmtuvieraalgúnplan.LoshijosdeAteneasiempreteníanplanes.Ycasinuncaeranparadejarmeganar.

Los únicos semidioses que no participaban eran Harley y Nyssa, que habíanorganizadolacarrera.

Unavezquelossátirosestimaronquenoshabíamosseparadolosuficienteyquelasatadurasdenuestraspiernashabíansidocomprobadasdenuevo,Harleynosllamólaatencióndandopalmadas.

—¡Bueno! —Se puso a dar saltos con entusiasmo y me recordó a los niñosromanosquesolíananimarlasejecucionesenelColiseo—.Estoesloquetenéisquehacer.Cadaequipo tienequeencontrar tresmanzanasdoradasyvolvervivoaesteprado.

Brotarongruñidosentrelossemidioses.—Manzanas doradas—repetí—. Detesto las manzanas doradas. No traen más

queproblemas.Megseencogiódehombros.—Amímegustanlasmanzanas.Meacordédelamanzanapodridaqueellahabíautilizadoparapartirlelanariza

Cadeenelcallejón.Mepreguntésipodríausarmanzanasdoradasdelamismaforma.Alfinalpuedequetuviéramosalgunaoportunidaddeganar.

LaurelVencedorlevantólamano.—¿Quieresdecirqueelprimerequipoquevuelvagana?—¡Cualquierequipoquevuelvavivogana!—dijoHarley.—¡Es ridículo!—exclamóAcebo—. Solo puede haber un ganador. ¡El primer

equipoquevuelvagana!Harleyseencogiódehombros.—Comoqueráis.Lasúnicasreglassonseguirconvidaynomataros.—Oquê?—PaoloempezóaquejarsetanaltoenportuguésqueConnortuvoque

taparselaorejaizquierda.—¡Vale ya! —gritó Quirón. Sus alforjas rebosaban botiquines y bengalas de

emergencia—.Noseránecesarioqueañadamospeligrosa laprueba.Quedisfrutéisdeunacarrerasanaylimpia.Yunacosamás,campistas,dadoslosproblemasquehatenidoelgrupodepruebaestamañana,repetidconmigo,porfavor:«NoacabéisenPerú».

—NoacabéisenPerú—coreótodoelmundo.ShermanYanghizocrujirlosnudillos.—Bueno,¿dóndeestálalíneadesalida?—Nohaylíneadesalida—dijoHarleyconregocijo—.Todossaldréisdedonde

estáis.Loscampistasmiraronasualrededorconfundidos.Derepente,elpradotembló.

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Unas líneasoscurassurcaron lahierbay formaronungigantesco tablerodeajedrezverde.

—¡Queosdivirtáis!—chillóHarley.Elsueloseabrióbajonuestrospies,ytodoscaímosalLaberinto.

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17

Bolasdelamuerteruedanhaciamisenemigos.Tecambiotusproblemas.

PorlomenosnoaterrizamosenPerú.Mispiestocaronpiedra,ymehicedañoenlostobillos.Topamosconunapared,

peroMegmesirviódecómodaalmohada.Nosvimosenuntúneloscuroreforzadoconvigasderoble.Elagujeroporelque

habíamoscaídohabíadesaparecido,sustituidoporuntechodetierra.Novirastrodelosotrosequipos,peroporencimademíoívagamenteaHarleygritando:

—¡Venga!¡Venga!¡Venga!—Cuando recupere mis poderes —anuncié—, convertiré a Harley en una

constelaciónllamadaelMocoso.Porlomenoslasconstelacionesestáncalladas.Megseñalóalfondodelpasillo.—Mira.A medida que mi vista se acostumbraba, reparé en que la tenue luz del túnel

procedíadeunafrutabrillantesituadaaunostreintametros.—Unamanzanadorada—dije.Megavanzódandotumbosytiródemí.—¡Espera!—chillé—.¡Podríahabertrampas!A modo de ilustración, Connor y Paolo salieron de la oscuridad al final del

pasillo.Paolorecogiólamanzanadoradaybramó:—¡BRASIL!Connornossonrió.—¡Lentorros!Eltechoseabrióencimadeellosydejócaersobrelaparejadesemidiosesunas

esferasdehierrodeltamañodemelones.—¡Corre!—gritóConnor.Él y Paolo giraron torpemente ciento ochenta grados y se fueron cojeando,

perseguidos de cerca por un montón de balas de cañón con mechas que echabanchispas.

Lossonidossedesvanecieronrápido.Sinlamanzanabrillante,nosquedamosenunaoscuridadabsoluta.

—Estupendo.—LavozdeMegresonó—.Yahora,¿qué?—Propongoquevayamosenlaotradirección.Eramásfácilenlateoríaqueenlapráctica.AMegparecíaimportarlemásquea

míestarciega.Graciasamicuerpomortal,yamesentíaincapacitadoydesprovistodemissentidos.Además,solíafiarmedemássentidosapartedelavista.Lamúsica

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requeríaoídofino.Eltiroconarcoexigíauntactosensibleylacapacidaddepercibirladireccióndelviento.(Vale,lavistatambiéneraútil,peroyatehacesunaidea).

Avanzamosarrastrandolospiesconlosbrazosextendidospordelante.Permanecíatentoporsioíaruiditos,chasquidosocrujidossospechososquepudieranserindiciodeunainminenteseriedeexplosiones,perosospechabaquecuandooyeseunaseñaldeadvertencia,yaseríademasiadotarde.

Con el tiempo, Meg y yo aprendimos a andar de forma sincronizada con laspiernasatadas.Nofuefácil.Yoteníaunsentidodelritmoperfecto.Megsiempreibaun cuarto de compás más lenta o más rápida, y debido a ello nos desviábamoscontinuamentealaizquierdaoladerechaynoschocábamoscontralasparedes.

Avanzamosconpesadezduranteloquepodríanhabersidominutosodías.EnelLaberinto,eltiempoeraengañoso.

Recordé queAustinme había dicho que el Laberinto parecía distinto desde lamuertedesucreador.Estabaempezandoaentenderaquéserefería.Elaireparecíamásfresco,comosiúltimamenteelLaberintonohubieradestrozadotantoscuerpos.Las paredes no irradiaban el mismo calor maligno. Que yo supiera, tampocorezumabansangrenibabas,yesoeraunaclaramejora.Antiguamente,nosepodíadar un paso dentro del Laberinto de Dédalo sin percibir su deseo devorador:«Destruirétumenteytucuerpo».Ahoraelambienteeramásrelajadoyelmensajenotanvirulento:«Eh,silapalmasaquí,tranqui».

—NuncamecayóbienDédalo—murmuré—.Eseviejogranujanosabíacuándoparar. Siempre tenía que conseguir las últimas tecnologías, las versiones másrecientesdetodo.Ledijequenodotaraaestelaberintodeconcienciadesímismo.«Lainteligenciaartificialacabaráconnosotros,tío»,ledije.Peronooo.ÉlteníaquedarlealLabertintounaconcienciamalvada.

—No sé de qué estás hablando—admitióMeg—.Pero a lomejor no deberíasponeraparirelLaberintomientrasestamosdentro.

MedetuvealoírelsonidodelsaxofóndeAustin.Eraunruidodébilyresonabapor tantos pasillos que no pude determinar de dónde venía. Luego se desvaneció.EsperabaqueélyKaylahubieranencontradosustresmanzanasyhubieranescapadosanosysalvos.

Finalmente,MegyyollegamosaunaintersecciónconformadeY.Losupeporlacorrientedeaireyelcambiodetemperaturaquenotéenlacara.

—¿Porquéhemosparado?—preguntóMeg.—Chis.—Escuchéatentamente.Delpasilloderechoveníaunchirridoapagadocomoeldeunasierrademesa.El

pasillo izquierdo estaba en silencio, perodesprendíaun tenueolor tan familiar quemeinquietó;noolíaexactamenteasulfuro,sinoaunamezclavaporosademineralesdelasprofundidadesdelaTierra.

—Yonooigonada—sequejóMeg.—Unsonidodesierraaladerecha—ledije—.Yalaizquierda,unolorapestoso.

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—Elijoelolorapestoso.—Desdeluegoquesí.Meg me dedicó una de sus características pedorretas y acto seguido giró a la

izquierdacojeandoymearrastróconella.Elarodebroncedelapiernaempezóarasparme.NotabaelpulsodeMegatravés

desuarteriafemoral,ymiritmoseibaalgarete.Cuandomepongonervioso(cosaque no ocurre a menudo), me gusta tararear una canción para tranquilizarme:normalmente, el «Bolero»deRavel o la antigua composicióngriegaEl epitafio deSícilo. Pero confundido por el pulso deMeg, la únicamelodía queme venía a lamemoriaera«Elbailedelospajaritos».Ynoerauntemarelajante.

Avanzamos poco a poco. El olor a gases volcánicos se intensificó. Mi pulsoperdiósuritmoperfecto.Elcorazónmegolpeabacontraelpechoconcada«chu,chu,chu,chu»de«Elbailedelospajaritos».Sospechabaquesabíadóndeestábamos.Medije que no era posible. No podíamos haber llegado a la otra punta del mundoandando.PeroestábamosenelLaberinto.Allíabajo,lasdistanciasnoteníansentido.ElLaberintosabíaaprovecharsedelasdebilidadesdesusvíctimas.Yloqueerapeor,teníaunsentidodelhumormuycruel.

—¡Veoluz!—anuncióMeg.Laniñaestabaen locierto.Laoscuridad totalsehabía transformadoenungris

sucio. Más adelante, el túnel terminaba y se juntaba con una estrecha cavernaalargada similar a un respiradero volcánico. Parecía que una garra enorme hubieraatravesadoelpasilloyhubieradejadounaheridaen laTierra.HabíavistocriaturascongarrasasídegrandesenelTártaroynomeapetecíavolveraverlas.

—Deberíamosdarlavuelta—propuse.—Qué tontería —dijo Meg—. ¿No ves la luz amarilla? Ahí dentro hay una

manzana.Loúnicoqueyoveíaeranremolinosdecenizaygas.—La luz podría ser lava —repuse—. O radiación. O unos ojos. Unos ojos

brillantesnuncasonbuenaseñal.—Esunamanzana—insistióMeg—.Hueloamanzana.—Ah,¿ahoratieneselolfatofino?Megsiguióadelante,ynomequedómás remedioque irconella.Para seruna

niña, se ledabamuybienmangonear.Al finaldel túnel,nosvimosenunestrechosaliente.Lapareddelprecipiciodeenfrenteestabaa solo tresmetros,peroparecíaque la sima no tuviera fondo. A unos treinta metros por encima de nosotros, elrespiraderodentadodabaaunacámaramásgrande.

Me dio la impresión de queme bajaba por la garganta un cubito de hielo tangrande que dolía.Nunca había visto ese sitio desde abajo, pero sabía exactamentedóndeestábamos.Nosencontrábamosenelónfalo:elombligodelantiguomundo.

—Estástemblando—dijoMeg.Intentétaparlelabocaconlamano,peroellamelamordiórápidamente.

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—Nometoques—gruñó.—Cállate,porfavor.—¿Porqué?—Porque justo encima de nosotros… —Se me quebró la voz—. Delfos. La

cámaradelOráculo.LanarizdeMegsemoviócomoladeunconejo.—Esoesimposible.—No,noloes—susurré—.YsiestoesDelfos,esosignifica…Enloaltosonóunsiseotanfuertequeparecióqueelmarenterohubieracaídoen

unasarténysehubieraevaporadoenunainmensanubedevapor.Elsalientetembló.Llovieronpiedrecitas.Arriba,uncuerpomonstruososedeslizóatravésdelagrietayabarcóporcompletolaabertura.Unoloramudadepieldeserpientemeabrasólasfosasnasales.

—Pitón.—MivozsonóunaoctavamásaltaqueladeMeg—.Estáaquí.

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LaBestiaestállamando.Dilequenoestoy.Escondámonos.¿Dónde?Enlabasura.Cómono.

¿Sialgunavezhabíaestadotanmuertodemiedo?TalvezcuandoTifónarrasólaTierraydispersóalosdioses.TalvezcuandoGaia

liberóasusgigantesparaquedestruyesenelOlimpo.OtalvezcuandovisinquereraAres desnudo en el gimnasio. Esa imagen había bastado para teñirme el pelo deblancoduranteunsiglo.

Pero en todas esas ocasiones había sido un dios. Ahora era unmortal débil ydiminutoencogidoen laoscuridad.Solopodía rezarparaquemiviejoenemigonopercibiesemipresencia.Porunavezenmilargaygloriosavida,queríaserinvisible.

Oh,¿porquéelLaberintomehabíatraídoaquí?Nada más pensarlo, me dije que era natural que me trajese a donde menos

deseabaestar.Austinsehabíaequivocadocon respectoalLaberinto.Seguíasiendoperversoyestabadiseñadoparamatar.Soloqueahoraeraunpocomássutilalahoradecometersuscrímenes.

Megnoparecíaconscientedelpeligro.Inclusoconunmonstruoinmortalatreintametrosporencimadenosotros, tuvoelvalordenodistraerse.Mediouncodazoyseñalóunpequeñosalienteenlapareddeenfrente,dondeunamanzanadoradaemitíaunalegrebrillo.

¿LahabíadejadoallíHarley?Lodudaba.Eramásprobablequeelniñohubierahechorodarmanzanaspordistintospasillos,confiandoenqueacabasenenlossitiosmáspeligrosos.Eseniñoestabaempezandoacaermegordo.

—Unsaltofácil—susurróMeg.Lelancéunamiradaqueenotrascircunstanciaslahabríaincinerado.—Demasiadopeligroso.—Manzana—murmuróella.—¡Monstruo!—repliqué.—Uno.—¡No!—Dos.—¡No!—Tres.—Laniñasaltó.Eso significaba que yo también salté. Llegamos al saliente, aunque nuestros

talones lanzaron unmontón de escombros a la sima. Si no nos despeñamos haciaatrásfuegraciasamicoordinaciónygracilidadnaturales.Megcogiólamanzana.

Encimadenosotros,elmonstruodijoconestruendo:

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—¿Quiénseacerca?Suvoz…Diosesdelasalturas,meacordabadeesavoz:profundayáspera,como

si exhalase xenón en lugar de aire. E igual lo exhalaba. Desde luego Pitón podíaproducirbastantesgasesinsalubres.

Elmonstruocambiódeposición.Másgravacayóalprecipicio.Mequedétotalmentequieto,pegadoalafríacaradelaroca.Cadalatidodemi

corazón me palpitaba en los tímpanos. Deseé poder impedir que Meg respirase.Deseépoderevitarquelosdiamantesdeimitacióndesusgafasbrillasen.

Pitón nos había oído.Recé a todos los dioses para que elmonstruo no hiciesecasoalruido.Consoloespirarporlagrieta,nosmataría.Nohabíaformadeescapardesueructovenenoso,almenosaesadistanciayparaunmortal.

Entonces,enlacavernadearriba,sonóotravoz,másbajaymuchomásparecidaaunavozhumana.

—Hola,miamigoreptil.Porpocollorédealivio.Noteníaniideadequiéneraelreciénllegadonidepor

quéhabíasidotantontodeanunciarsupresenciaaPitón,perosiempredabagraciascuandoloshumanossesacrificabanparasalvarme.¡Despuésdetodo,lacortesíanohabíamuerto!

LarisaásperadePitónmehizocastañetearlosdientes.—Mepreguntabasivendría,monsieurBestia.—Nome llamesasí—leespetóelhombre—.Hasidobastante fácil llegaraquí

ahoraqueelLaberintovuelveaestaroperativo.—Mealegromucho.—EltonodePitónerasecocomoelbasalto.Lavozdelhombrenomedecíagrancosa,amortiguadaportoneladasdecarnede

reptil,perosonabamástranquilayseguradeloquehabríasonadolamíasihubierahabladoconPitón.Habíaoídousarlapalabra«Bestia»enreferenciaaalguien,pero,comosiempre,micerebromortalmefalló.

¡Ojaláhubierapodidoretenerlainformaciónimportante!Enlugardeeso,podíadecirelpostrequehabíacomidolaprimeravezquehabíacenadoconelreyMinos.(Tartadeespecias).PodíadecirdequécoloreranlosquitonesquellevabanloshijosdeNíobecuandolosmaté.(Deuntononaranjamuypocofavorecedor).Peronomeacordabadealgo tanelemental comosi esaBestia eraun luchador,unaestrelladecineounpolítico.¿Eraposiblequefueselastrescosas?

Amilado,alaluzdelamanzana,Megparecíahabersevueltodebronce.Teníalosojosmuyabiertosdemiedo.Unpoco tardeparaeso,peropor lomenosestabacallada. Si no hubiera sido imposible, habría pensado que la voz del hombre laaterrabamásqueladelmonstruo.

—Bueno, Pitón—continuó el hombre—, ¿tienes alguna palabra profética quecompartirconmigo?

—Asudebidotiempo…miseñor.El monstruo pronunció las últimas palabras con diversión, pero no sé si otra

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personalohabríadetectado.Apartedemí,pocoshabíansidoelblancodelsarcasmodePitónyhabíanvividoparacontarlo.

—Necesito algomásque tuspromesas—expuso el hombre—.Antesde seguiradelante,debemostenertodoslosoráculosbajocontrol.

«Todos los oráculos». Esas palabras por poco me hicieron despeñarme por elacantilado,perorecuperéelequilibrio.

—A su debido tiempo —dijo Pitón—, como acordamos. Hasta ahora hemossabidoesperarelmomentooportuno,¿verdad?Ustednoenseñósuscartascuandolostitanes invadieronNuevaYork.Yonofuia laguerracon losgigantesdeGaia.Losdoscomprendimosquetodavíanoeraelmomentodelavictoria.Debeconservarlapacienciaunpocomás.

—Nomesermonees,serpiente.Mientrastúdormías,yoconstruíunimperio.Mehepasadosiglos…

—Sí, sí. —El monstruo espiró e hizo que un temblor recorriera la cara delprecipicio—. Y si quiere que su imperio salga de la oscuridad, primero tiene quecumplirsupartedeltrato.¿CuándoacabaráconApolo?

Contuveungrito.Nodeberíahabermesorprendidoquehablasendemí.Durantemilenios,habíadadoporsupuestoquetodoelmundohablabademícontinuamente.Erataninteresantequesimplementenopodíanevitarlo.Peroesodeacabarconmigonomegustaba.

Meg parecíamás asustada de lo que la había visto nunca.Yo quería creer queestabapreocupadapormí,peromedabalaimpresióndequeestabaigualdeinquietaporsímisma.Otravezlasconfusasprioridadesdelossemidioses.

Elhombreseacercóalasima.Suvozsonómásclaraymásfuerte.—NotepreocupesporApolo.Estájustodondequieroqueesté.Nosseráútil,y

cuandoyanonossirva…Nosemolestóenterminarlafrase.Metemíaquenoacababacon«ledaremosun

bonitoregaloylediremosadiós».Reconocíconunescalofríolavozdelsueño.Eraladespectivarisanasaldelhombredeltrajemorado.Tambiénteníalasensacióndequelo había oído cantar antes, hacía muchos años, pero no tenía sentido… ¿Por quésoportaríayounconciertodeunhombrefeoconuntrajemoradoquesehacíallamarBestia?¡Nisiquieramegustabalapolcadeathmetal!

Pitóncambióelpesodesitioynoscubrióconmásescombros.—¿Ycómoloconvenceráexactamenteparaquenosseaútil?LaBestiarioentredientes.—Cuento con ayuda bien situada dentro del campamento que nos ayudará a

encaminar a Apolo hacia nosotros. También he aumentado la presión. Apolo notendráopción.Élylaniñaabriránlaspuertas.

UntufoavapordePitónflotópordelantedeminariz:suficienteparamarearme;consuerte,insuficienteparamatarme.

—Confíoenqueestéenlocierto—dijoelmonstruo—.Sujuicioenelpasadoha

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sido…cuestionable.Mepregunto si ha elegido los instrumentos adecuadospara eltrabajo.¿Haaprendidodeloserroresdelpasado?

Elhombreemitióungruñidotangravequecasicreíqueestabatransformándoseenunabestia.Eraalgoquehabíavistobastantesveces.Amilado,Megdejóescaparungemido.

—Escúchame,reptilgigante—ordenóelhombre—,elúnicoerrorquecometífueno quemar a mis enemigos todo lo rápido y todas las veces que debería haberlosquemado.Teloaseguro,soymásfuertequenunca.Miorganizaciónestápresenteentodas partes. Mis colegas están listos. ¡Cuando controlemos los cuatro oráculos,controlaremoseldestino!

—Quédíamás glorioso será.—Lavoz dePitón tenía un tono de desprecio—.Peroantesdebedestruirelquintooráculo,¿verdad?Eseeselúnicoqueyonopuedocontrolar.Debeincendiarlaarboledade…

—Dodona—dije.Lapalabra seme escapó inesperadamentede los labios y resonó a través de la

grieta.Deentretodoslosmomentosinoportunospararecordarundato,deentretodoslos momentos inoportunos para decirlo en voz alta… Oh, el cuerpo de LesterPapadopouloseraunsitioterriblequehabitar.

Encimadenosotros,laconversaciónseinterrumpió.—Idiota—mesusurróMeg.—¿Quéhasidoesesonido?—preguntólaBestia.Enlugardecontestar:«Oh,somosnosotros»,hicimosalgotodavíamásestúpido.

Uno de nosotros, Meg o yo—personalmente, le echo la culpa a ella— debió deresbalar con una piedrecita. Caímos del saliente y nos precipitamos en las nubessulfurosasdedebajo.

CHOF.Sin duda el Laberinto tenía sentido del humor. En lugar de dejar que nos

estampásemoscontraelsuelodepiedraymuriésemos,noshizocaerenunmontóndebolsasdebasurahúmedas.

No sé si llevas la cuenta, pero era la segunda vez desde queme había vueltomortal que aterrizaba encima de la basura, y eso era dos veces más de lo quecualquierdiosdeberíasoportar.

Rodamos montón abajo agitando frenéticamente las tres piernas. Caímos alfondo,cubiertosdeporqueríapero,milagrosamente,vivos.

Megselevantó,cubiertadeunacapadecafémolido.Yomequitéunapieldeplátanodelacabezaylatiréaunlado.—¿Hayalgúnmotivoporelquesiemprenoshacescaerenmontonesdebasura?—¿Yo? ¡Tú eres el que ha perdido el equilibrio!—Meg se limpió la cara sin

mucha suerte. En la otra mano aferraba la manzana dorada con los dedos

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temblorosos.—¿Estásbien?—pregunté.—Perfectamente—meespetóella.Estabaclaroquenoeracierto.Parecíaquehubieraatravesadounacasaembrujada

delHades.(Consejodeprofesional:NOLOPRUEBES).Estabapálida.Sehabíamordidotanfuerteellabioqueteníalosdientesrosadosdelasangre.Tambiéndetectéunleveoloraorina,loquesignificabaqueunodenosotrossehabíaasustadotantoquehabíaperdidoelcontrolde lavejiga,yestabaseguroenunsetentaycincoporcientodequenohabíasidoyo.

—Elhombredearriba—comenté—.¿Hasreconocidosuvoz?—Cállate.¡Esunaorden!Intenté contestar. Para gran consternaciónmía, descubrí que no podía.Mi voz

había obedecido la ordendeMegpor voluntadpropia, cosa queno augurabanadabueno.DecidíreservarmispreguntassobrelaBestiaparamásadelante.

Echéunvistazoanuestroalrededor.Habíavertederosenlasparedesdeloscuatroladosdelpequeñoy lúgubre sótano.Mientrasobservaba,otrabolsadedesechos sedeslizóporelvertederodeladerechaycayóalmontón.Eloloreratanfuertequelapinturadelasparedessehabríadesprendidosilosbloquesdehormigóngrishubieranestado pintados. Aun así, era mejor que oler los gases de Pitón. La única salidavisibleeraunapuertametálicaconunaseñaldeadvertenciadepeligrobiológico.

—¿Dóndeestamos?—preguntóMeg.Lelancéunamiradafuribunda,esperando.—Yapuedeshablar—añadióella.—Tevaasorprender—dije—,peroparecequeestamosenunbasurero.—Sí,pero¿dónde?—Podría ser cualquier sitio. El Laberinto se cruza con lugares subterráneos de

todoelmundo.—ComoDelfos.—Megmelanzóunamiradaasesinacomosinuestroviajecitoa

Greciahubierasidoculpamíayno…soloindirectamenteculpamía.—Yotampocomeloesperaba—convine—.TenemosquehablarconQuirón.—¿QuéesDodona?—Te…teloexplicaréluego.NoqueríaqueMegvolvieraahacermecallar.TampocoqueríahablardeDodona

mientrasestuviéramosatrapadosenelLaberinto.Teníalapieldegallina,ynocreíaquefuesesoloporqueestabacubiertoderefrescopegajoso.

—Primerotenemosquesalirdeaquí.Megmiródetrásdemí.—Bueno,nohasidounapérdidadetiempototal.—Metiólamanoenlabasuray

sacóotrafrutabrillante—.Solonosfaltaunamanzanamás.—Perfecto.—Lamenordemispreocupacioneseraterminarlaridículacarrerade

Harley,peroporlomenosasíMegsepondríaenmarcha—.Bueno,¿quéteparecesi

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vemosquéfantásticospeligrosbiológicosnosesperandetrásdeesapuerta?

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¿Handesaparecido?No,no,no,no,no,no,no,

no,etc.

Los únicos peligros biológicos que nos encontramos fueron unos cupcakes paraveganos.

Despuésderecorrervariospasillosiluminadosconantorchas,fuimosadaraunamodernapanaderíallenadegentequeteníaelsospechosonombredeELVEGANODENIVEL DIEZ. La peste a gases de basura / volcánicos que desprendíamos dispersórápidamente a los clientes, empujó a lamayoríahacia la salida ehizoquemuchosartículosdepanaderíasinglutennilácteosdeorigenanimalacabasenpisoteados.Nosescondimosdetrásdelmostrador,cruzamosatodavelocidadlaspuertasdelacocinaynosvimosenunanfiteatrosubterráneoqueparecíatenersiglosdeantigüedad.

Gradasdeasientosdepiedrarodeabanunfosodearenadeltamañoadecuadoparaunapeleadegladiadores.Deltechocolgabandocenasdegruesascadenasdehierro.Mepreguntabaquéhorriblesespectáculospodíanhabersepuestoenescenaallí,perononosquedamosmucho.

Salimos cojeando por el otro lado y volvimos a los sinuosos pasillos delLaberinto.

Paraentonceshabíamosperfeccionadoelartedecorrercontrespiernas.Cadavezqueempezabaacansarme,meimaginabaaPitóndetrásdenosotrosexpulsandogasvenenoso.

Finalmentedoblamosunaesquina,yMeggritó:—¡Allí!Enmediodelpasillohabíaunaterceramanzanadorada.Esta vez estaba demasiado agotado para preocuparme por las trampas.

AvanzamosagrandeszancadashastaqueMegrecogiólafruta.Delante de nosotros, el techo descendió y formó una rampa. El aire frescome

llenólospulmones.Subimosalapartesuperior,peroenlugardesentirmeeufórico,semehelaronlasentrañastantocomoellíquidodelabasuraquemecubríalapiel.Estábamosotravezenelbosque.

—Aquíno—murmuré—.Dioses,no.Megmehizodarunavueltacompletacojeando.—Alomejoresotrobosque.Peronoloera.Podíanotarlamiradarencorosadelosárbolesyelhorizonteque

se extendía por todas partes. Unas voces empezaron a susurrar, despertando antenuestrapresencia.

—Deprisa—ordené.

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Justo entonces los aros que rodeaban nuestras piernas se soltaron. Echamos acorrer.

Inclusocon losbrazos llenosdemanzanas,Megeramás rápidaqueyo.Girabaentrelosárboles,serpenteandoaizquierdayderechacomosisiguieraunrumboquesoloellapudieraver.Medolíanlaspiernasymeardíaelpecho,peronomeatrevíaaquedarmeatrás.

Másadelante,unospuntosdeluzparpadeantesseconvirtieronenantorchas.Porfinsalimosdelbosqueynostopamosconungrupodesátirosycampistas.

Quirónseacercógalopando.—¡Graciasalosdioses!—De nada —dije con voz entrecortada, principalmente por costumbre—.

Quirón…tenemosquehablar.Alaluzdelasantorchas,lacaradelcentauroparecíatalladaensombras.—Sí, tenemos que hablar, amigomío. Pero primero hay otro equipo que sigue

desaparecido:tushijos,KaylayAustin.

Quirónnosobligóaducharnosycambiarnosderopa.Delocontrario,habríavueltodirectoalbosque.

Cuandohubeterminado,KaylayAustintodavíanohabíanregresado.Quirón había enviado grupos de búsqueda formados por dríades al bosque,

pensandoquenocorreríanpeligroen su territorio,pero senegó terminantementeaquelossemidiosesparticipasenenlabúsqueda.

—Nopodemosarriesgarnosaperderanadiemás—dijo—.Kayla,Austiny…losotrosdesaparecidosnoloquerrían.

Cinco campistas habían desaparecido ya.Yono abrigaba ninguna esperanza deque Kayla y Austin volvieran por sí solos. Las palabras de la Bestia seguíanresonandoenmisoídos:«…heaumentadolapresión.Apolonotendráopción».

Habíaelegidocomoobjetivosamishijos.Meestabainvitandoaquelosbuscarayencontrase laspuertasdeloráculooculto.Todavíahabíamuchascosasqueyonoentendía:cómosehabíatrasladadoallílaantiguaarboledadeDodona,quéclasede«puertas» podía tener, por qué la Bestia creía que yo podía abrirlas y cómo habíaatrapadoaAustinyKayla.Perohabíaunacosaquesísabía: laBestiaestabaen locierto.Noteníaopción.Teníaqueencontraramishijos…misamigos.

HabríadesoídolaadvertenciadeQuirónyhabríaidocorriendoalbosquedenohabersidoporelgritodepánicodeWill:

—¡Apolo,tenecesito!Enelotroextremodelcampo,elchicohabíamontadounhospital improvisado

donde media docena de campistas yacían heridos en camillas. Will atendíafrenéticamenteaPaoloMontesmientrasNicosujetabaalpacientequegritaba.

CorríjuntoaWillehiceunamuecaalverelpanorama.

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Paoloselashabíaarregladoparaqueleamputaranunapierna.—Lahereimplantado—medijoWill,conlavoztrémuladeagotamiento.Tenía

labatamédicasalpicadadesangre—.Necesitoquealguienlomantengaestable.Señaléelbosque.—Pero…—¡Yalosé!—meespetóWill—.¿Nocreesqueyotambiénquieroirabuscarlos?

Andamosfaltosdecuranderos.Haymásungüentoynéctarenesamochila.¡Vamos!Sutonomedejópasmado.MedicuentadequeestabatanpreocupadoporKayla

yAustincomoyo.LaúnicadiferenciaeraqueWillsabíacuálerasudeber.Primeroteníaquecuraralosheridos.Ynecesitabamiayuda.

—S-sí—asentí—.Sí,claro.CogílamochiladelossuministrosymeocupédePaolo,queoportunamentese

habíadesmayadodedolor.Willsecambiólosguantesquirúrgicosymirócoléricamentealbosque.—Losencontraremos.Tenemosqueencontrarlos.NicodiAngelolediounacantimplora.—Bebe.Ahoramismoaquíesdondetienesqueestar.NotéqueelhijodeHadestambiénestabafurioso.Alrededordesuspies,lahierba

echabahumoysemarchitaba.Willsuspiró.—Tienesrazón,peroesonomehacesentirmejor.Tengoqueencajarelbrazoroto

deValentina.¿Quieresayudarme?—Suenaespantoso—dijoNico—.Vamos.AtendíaPaoloMonteshastaquemeasegurédequeestabafueradepeligroyles

pedíadossátirosquellevaransucamillaalacabañadeHebe.Hicelopudeparacuidardelosdemás.Chiara teníaunaligeracontusión.Billie

Ngpadecíauncasodedanzaregionalirlandesa.AceboyLaurelnecesitabanquelesextrajesenpedazosdemetralladelaespalda,debidoaunencontronazoconundiscovoladorexplosivo.

Comoeradeesperar,lashermanasVencedorsehabíansituadolasprimeras,perotambién habían querido saber a cuál de las dos le habían sacado más trozos demetrallaparapoderalardear.Lesdijequesecallasenonolasdejaríavolveraponersecoronasdelaurel.(Comoposeedordelapatentedelascoronasdelaurel,estabaenmiderecho).

Descubrí quemis dotes de curación eranpasables.WillSolace lo hacíamuchomejorqueyo,peronomemolestótantocomomisfracasosconeltiroconarcoylamúsica.Supongoqueestabaacostumbradoaserelúltimoenmateriadecuración.MihijoAsclepiosehabíaconvertidoeneldiosdelamedicinacuandoteníaquinceaños,y no podría haberme alegrado más por él. Eso me dejaba tiempo para mis otrosintereses.Además,elsueñodetododiosesqueunhijosuyosehagamédico.

Cuando estaba lavándome después de la extracción de metralla, Harley se me

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acercóarrastrandolospiesyjugueteandoconsuradiofaro.Teníalosojoshinchadosdellorar.

—Esculpamía—murmuró—.Yohehechoquesepierdan.Lo…losiento.Estaba temblando.Me di cuenta de que al niño le aterraba lo que yo pudiese

hacer.Durante los dos últimos días había deseado volver a despertar miedo en los

mortales.Miestómagohabíabullidoderencoryamargura.Queríaculparaalguiendelaprietoenelqueestaba,delasdesapariciones,demiincapacidadparaarreglarlasituación.

MirandoaHarley,mi iraseesfumó.Mesentíavacío, tonto,avergonzadodemímismo. Sí, yo, Apolo… avergonzado. Ciertamente, era un acontecimiento taninauditoqueelcosmosdeberíahabersedesintegrado.

—Tranquilo—ledije.Élsesorbiólanariz.—El circuitode la carrerapasabapor el bosque.Nodeberíahaberlohecho.Se

perdierony…y…—Harley—posélasmanossobrelassuyas—,¿puedoverturadiofaro?Él se deshizo de las lágrimas parpadeando. Supongo que tenía miedo de que

rompieraelartilugio,peromedejócogerlo.—No soy inventor—afirmé, haciendo girar los engranajes lomás suavemente

posible—.No tengo el talento de tu padre, pero entiendo demúsica.Creo que losautómatasprefierenunafrecuenciaenmia trescientosveintiséiscomaseishercios.Elbroncecelestiallacaptamejor.Siajustaseslaseñal…

—¿Festopodríaoírla?—Harleyabriómucholosojos—.¿Deverdad?—Nolosé—reconocí—.Comotútampocopodríashabersabidoloquepasaría

hoyenelLaberinto.Peroesonoquieredecirquedebamosdejardeintentarlo.Nuncadejesdeinventar,hijodeHefesto.

Le devolví el radiofaro. Conté hasta tresmientrasHarleymemiraba fijamenteconincredulidad.Actoseguidomeabrazótanfuertequecasivolvióarompermelascostillasysefuecorriendo.

Atendí a los últimos heridos mientras las arpías limpiaban la zona retirandovendas,roparasgadayarmasdeterioradas.Recogieronlasmanzanasdoradasenunacesta y prometieron prepararnos unas deliciosas tartas de manzana brillante paradesayunar.

A instancias de Quirón, los campistas restantes volvieron a sus cabañas. Elcentauro les aseguróquepor lamañanadecidiríamosquéhacer, peroyono estabadispuestoaesperar.

Encuantoestuvimossolos,mevolvíhaciaQuirónyMeg.—VoyabuscaraKaylayaAustin—leshicesaber—.Podéisvenirconmigoo

no.LaexpresióndeQuirónsetensó.

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—Estásagotadoynoestáspreparado,amigomío.Vuelveatucabaña.Noservirádenada…

—No.—Lodespachéconungestodelamano,comopodríahaberhechocuandoera un dios. El gesto debió de parecerle petulante viniendo de un don nadie dedieciséisaños,peromedabaigual—.Tengoquehacerlo.

Elcentauroagachólacabeza.—Deberíahaberte escuchadoantesde la carrera. Intentaste advertirme. ¿Qué…

quédescubriste?Lapreguntafrenómiimpulsocomouncinturóndeseguridad.Después de rescatar a Sherman Yang, después de escuchar a Pitón en el

Laberinto, había estado seguro de que tenía las respuestas.Me había acordado delnombredeDodona,delashistoriassobrelosárbolesparlantes…

Ahoramimenteeraotravezunplatoturbiodesopamortal.Nomeacordabadelo que tanto entusiasmome había despertado, ni de lo que había pensado hacer alrespecto.

Talvezelagotamientoyelestrésmehabíanpasadofactura.OtalvezZeusestabamanipulando mi cerebro, dejándome ver atisbos de la verdad y luegoarrebatándomelosyconvirtiendolosmomentosenqueexclamaba«¡ajá!»enotrosenlosquepreguntaba«¿eh?».

Gritédeimpotencia.—¡Nomeacuerdo!MegyQuirónsecruzaronmiradasdenerviosismo.—Novasair—medijoMegfirmemente.—¿Qué?Nopuedes…—Esunaorden—dijo—.Noirásalbosquehastaqueyotelodiga.Laordenmeprovocóunescalofríodesdelabasedelcráneohastalostalones.Meclavélasuñasenlaspalmasdelasmanos.—MegMcCaffrey,simishijosmuerenporquenomedejaste…—Quirónyatelohadicho:seríaunsuicidio.Esperaremosaqueseadedía.PenséenelgustazoquemedaríatiraraMegdelcarrosolaramediodía.Porotra

parte,unapequeñaparteracionaldemíeraconscientedequeellapodíatenerrazón.No estaba en condiciones de emprender una operación de rescate yo solo.Esomecabreótodavíamás.

LacoladeQuirónseagitabadeunladoaotro.—Bueno, entonces… os veré a los dos por la mañana. Encontraremos una

solución,osloprometo.Memiróporúltimavez,comositemieraquemepusieraadarvueltascomoloco

yaaullarlealaluna.AcontinuaciónvolviótrotandoalaCasaGrande.MiréaMegconelceñofruncido.—Esta nocheme quedaré fuera, por si Kayla y Austin vuelven. Amenos que

tambiénmequierasprohibireso.

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Ella se limitó a encogerse de hombros. Resultaba cargante incluso cuando seencogíadehombros.

Me fui hecho una furia a la cabaña de un servidor y cogí unas cuantasprovisiones:unalinterna,dosmantasyunacantimploraconagua.Porsiacaso,toméunos libros del estante de Will Solace. Lógicamente, tenía material de referenciasobremíparacompartirloconlosnuevoscampistas.Penséquetalvezloslibrosmerefrescaríanlamemoria.Enelpeordeloscasos,meserviríandeleñaparaencenderfuego.

Cuandovolvíallindedelbosque,Megseguíaallí.Noesperabaqueellatrasnochaseconmigo.TratándosedeMeg,alparecerhabía

decididoqueseríalamejorformadesacarmedequicio.Sesentóami ladosobremimantayempezóacomerunamanzanadoradaque

habíaescondidoensuchaqueta.Lanieblainvernalflotabaentrelosárboles.Labrisanocturnasoplabaatravésdelahierbayformabadibujoscomoolas.

Enotras circunstancias, podría haber escrito unpoema.Enmi actual estadodeánimo, solo podría haber compuesto un canto fúnebre, y no quería pensar en lamuerte.

IntentéseguirenfadadoconMeg,peronopude.Supusequeelladeseabalomejorparamí… o que, almenos, no estaba dispuesta a ver que su nuevo criado divinoacababamuerto.

No intentó consolarme. No me hizo preguntas. Se entretuvo recogiendopiedrecitas y lanzándolas al bosque.Eso nomemolestaba.Le habría regalado conmuchogustounacatapultasihubieratenidouna.

Amedidaquetranscurríalanoche,leísobremíenloslibrosdeWill.Normalmente habría sido una feliz ocupación. Después de todo, soy un tema

fascinante.Esta vez, sin embargo, noobtuveninguna satisfaccióndemis gloriosashazañas. Todas me parecían exageraciones, mentiras y… en fin, mitos.Lamentablemente, encontré un capítulo sobre oráculos. Esas pocas páginas merefrescaronlamemoriayconfirmaronmispeoressospechas.

Estaba demasiado enfadado para estar asustado.Miré el bosque y desafié a lasvoces susurrantes a que me molestasen. «Vamos —pensé—. Llevadme a mítambién».Losárbolespermanecieronensilencio.KaylayAustinnovolvieron.

Haciaelamanecer,empezóanevar.FueentoncescuandoMeghabló:—Deberíamosentrar.—¿Yabandonarlos?—Noseastonto.—Lanievecubríalacapuchadesuabrigo.Loúnicoqueseveía

desucaraeranlapuntadesunarizylosdiamantesdeimitacióndesusgafas—.Aquífueratecongelarás.

Mefijéenquenosequejódelfrío.Mepreguntabasisesentíaincómoda,osielpoderdeDeméterlaprotegíaalolargodel inviernocomounárbolsinhojasounasemillaaletargadaenlatierra.

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—Eran mis hijos.—Me dolía hablar en pasado, pero Kayla y Austin estabantotalmenteperdidos—.Deberíahaberhechomásparaprotegerlos.Deberíahabermeimaginadoquemisenemigosloselegiríancomoobjetivoparahacermedaño.

Meglanzóotrapiedraalosárboles.—Hastenidomuchoshijos.¿Tehacesresponsablecadavezqueunosemeteen

unlío?La respuesta era negativa. A lo largo de los milenios, a duras penas había

conseguido acordarme de los nombres demis hijos. Si lesmandaba una tarjeta decumpleañosmuydevezencuando,mesentíaestupendamenteconmigomismo.Enocasionesnomeenterabadequeunohabíamuertohastadécadasmástarde.Durantela Revolución francesa, estaba preocupado por mi hijo Luis XIV, el Rey Sol, ycuandobajéavercómoestaba,descubríquehabíamuertosetentaycincoañosantes.

Sinembargo,ahorateníaunaconcienciamortal.Misentimientodeculpaparecíahaberaumentadoconformemividasereducía.NopodíaexplicárseloaMeg.Ellanoloentendería.Probablementeselimitaríaatirarmeunapiedra.

—Yo soy el culpable de que Pitón haya recuperado Delfos—afirmé—. Si lohubieramatadocuandovolvióaaparecer,mientrastodavíaeraundios,nosehabríahechotanpoderoso.Nitampocosehabríaaliadoconese…esetalBestia.

Megagachólacabeza.—Loconoces—aventuré—.EnelLaberinto,cuandooístelavozdelaBestia,te

asustastemucho.Temíaquememandasecallarotravez.Encambio,ellarecorrióconeldedolas

medialunasdesusanillosdeoroensilencio.—Quiereacabarconmigo,Meg—leexpuse—.Nosécómo,peroestádetrásde

lasdesapariciones.Cuantomássepamosdeesehombre…—ViveenNuevaYork.Esperé.EradifícilextraerinformacióndelapartesuperiordelacapuchadeMeg.—Estábien—dije—.Eso reduce la listaaochomillonesymediodepersonas.

¿Quémás?Megsetoqueteóloscallosdelosdedos.—Si eres un semidiós y vives en la calle, oyes hablar de laBestia.Él acoge a

gentecomoyo.Uncopodenievesederritióenminuca.—Acogeagente…¿Porqué?—Paraentrenarla—dijoMeg—.Parausarlacomo…criados,soldados.Nosé.—¿Ylohasconocido?—Porfavor,nomepreguntes…—Meg.—Élmatóamipadre.Hablóenvozbaja,perosuspalabrasmegolpearonmásfuertequeunapedradaen

lacara.

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—Meg,lo…losiento.¿Cómo…?—Se negó a trabajar para él —respondió—. Mi padre intentó… —Cerró los

puños—. Yo era muy pequeña. Apenas me acuerdo. Me escapé. Si no, la Bestiatambiénmehabríamatado.Mipadrastromerecogió.Élfuebuenoconmigo.¿Queríassaber por qué me entrenó para luchar? ¿Por qué me dio los anillos? Quería queestuvieraasalvo,quesupieraprotegerme.

—DelaBestia.Sucapuchadescendió.—Serunbuensemidiós,entrenarduro…eslaúnicaformademantenerlejosala

Bestia.Ahorayalosabes.Enrealidad,teníamásdudasquenunca,perointuíaqueMegnoestabadehumor

paracontarmenadamás.MeacordédesuexpresióncuandoestábamosenelsalientedebajodelacámaradeDelfos:suexpresióndeterrorabsolutocuandoreconociólavozde laBestia.No todos losmonstruos son reptilesde tres toneladas conalientovenenoso.Muchostienencarashumanas.

Miré el bosque. Allí dentro, en alguna parte, cinco semidioses estaban siendousadoscomocebo,incluidosdosdemishijos.LaBestiaqueríaqueyolosbuscase,yesoharía,peronopensabadejarquemeutilizase.

«Cuentoconayudabiensituadadentrodelcampamento»,habíadicholaBestia.Esomepreocupaba.Sabía por experiencia que era posible volver a cualquier semidiós contra el

Olimpo. Había estado presente en lamesa del banquete en el que Tántalo intentóenvenenar a los dioses dándoles de comer a su hijo bien picadito en un estofado.HabíavistocómoelreyMitrídatessealiabaconlospersasymasacrabaatodoslosromanos enAnatolia.Había presenciado cómo la reinaClitemnestra se volvía unahomicida y mataba a su marido Agamenón solo porque me había dedicado unpequeñosacrificiohumano.Loshumanossonunarazaimpredecible.

Miré aMeg.Me preguntaba si podía estarmintiéndome, si era una espía.Meparecía poco probable. Era demasiado terca, impetuosa y pesada para ser un topoeficiente. Además, técnicamente era mi ama. Podía ordenarme que hicieraprácticamentecualquiercosa,ytendríaqueobedecerla.Sipretendíaacabarconmigo,podíadarmepormuerto.

TalvezDamienWhite…UnhijodeNémesiseraunaelecciónnaturalparadarleaalguienunapuñaladaporlaespalda.OConnorStoll,AliceoJulia…HacíapocounhijodeHermeshabíatraicionadoalosdiosestrabajandoparaCronos.Podíanvolverahacerlo.QuizálaguapaChiara,lahijadeTique,sehabíaconfabuladoconlaBestia.Loshijosdelafortunaeranjugadoresnatos.Laverdaderaquenoteníaniidea.

Elcielopasódelnegroalgris.Reparéenunlejano«pum,pum,pum»:unpulsorápidoyfirmequeaumentabadevolumen.Alprincipiotemíquefueralasangredemicabeza.¿Podíaexplotarelcerebrohumanodebidoalexcesodepreocupaciones?Entoncesmedicuentadequeelruidoeramecánicoyveníadeloeste.Eraelsonido

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claramentemodernodeunaspalasderotorhendiendoelaire.Meglevantólacabeza.—¿Esoesunhelicóptero?Mepuseenpie.Lamáquinaapareció:unBell412rojooscuroquevolabahaciaelnortesiguiendo

el litoral. (Con la frecuencia con que viajo por el aire, conozco las máquinasvoladoras).PintadoenellateraldelhelicópterohabíaunlogotipodevivocolorverdeconlasletrasE.D.

Apesardemidesgracia,unatisbodeesperanzadespertódentrodemí.LossátirosMillardyHerbertdebíandehaberconseguidotransmitirsumensaje.

—Es—le dije aMeg—Rachel ElizabethDare.Vamos a ver lo que tiene quedecirelOráculodeDelfos.

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Nopintesencimadelosdiosessiestásredecorando.Esdesentidocomún.

RachelElizabethDareeraunademismortalesfavoritas.NadamásconvertirseenelOráculohacíadosveranos,habíaaportadonuevaenergíayemociónaltrabajo.

ClaroqueelanteriorOráculohabíasidouncadáverseco,demodoqueellistónestaba bajo. De todas formas, me alegré cuando el helicóptero de Empresas Daredescendió justodetrásde lascolinasdeleste, fuerade los límitesdelcampamento.Mepreguntabaqué lehabía contadoRachel a supadre—unmagnate inmobiliarioriquísimo—paraconvencerlodequenecesitabatomarprestadounhelicóptero.SabíaqueRachelpodíasermuyconvincente.

AtraveséelvallecorriendoseguidodeMeg.MeimaginabaelaspectoquetendríaRachelcuandosubieraalacima:sucabellopelirrojoensortijado,susonrisavivaz,sublusasalpicadadepinturaysusvaquerosllenosdegarabatos.Necesitabasuhumor,susabiduríaysuresistencia.ElOráculonosanimaríaatodos.Ylomásimportante,meanimaríaamí.

Noestabapreparadoparalarealidad.(Que,denuevo,fueunasorpresaincreíble.Normalmente,larealidadsepreparaparamí).

Rachelsereunióconnosotrosenlacolinacercadelaentradadesucueva.Mástarde me daría cuenta de que los dos sátiros que Quirón había enviado comomensajerosnoestabanconellaymepreguntaríaquéhabíasidodeellos.

La señorita Dare estaba más delgada y más mayor: no parecía tanto unaestudiantedesecundariacomolajovenesposadeungranjerodelpasado,curtidaporeltrabajoduroydemacradadebidoalaescasezdecomida.Sucabellopelirrojohabíaperdidosuvivezayenmarcabasurostroenunacortinadecolorcobrizooscuro.Desuspecassoloquedabanmarcasdesvaídas.Susojosverdesnobrillaban.Yllevabaunvestido, una prenda de algodón blanco con un chal blanco y una chaqueta verdecobre.Rachelnuncallevabavestidos.

—¿Rachel?—Nomeatrevíaadecirnadamás.Ellanoeralamismapersona.Entoncesmeacordédequeyotampocoloera.Lachicaobservóminuevaformamortal.Dejócaerloshombros.—Asíqueescierto.Por debajo de nosotros sonaron las voces de otros campistas. Seguro que el

sonido del helicóptero los había despertado y estaban saliendo de sus cabañas yreuniéndosealpiede la colina.Sinembargo,ninguno intentó subirhacianosotros.Talvezintuíanquealgonoibabien.

ElhelicópteroseelevódedetrásdelaColinaMestiza.Giróhaciaelestrechode

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Long Island y pasó tan cerca de la Atenea Partenos que pensé que sus patinescortaríanelcascoconalasdeladiosa.

MevolvíhaciaMeg.—¿Puedes decirles a los demás queRachel necesita un poco de espacio?Ve a

buscaraQuirón.Deberíasubir.Quelosdemásesperen.NoerapropiodeMegacatarórdenesmías.Temíaquemedieseunapatada.En

cambio,mirónerviosaaRachel,sevolvióysefuepenosamentecolinaabajo.—¿Unaamigatuya?—preguntóRachel.—Esunalargahistoria.—Sí—dijoella—.Yotengootrahistoriadeesas.—¿Hablamosentucueva?Rachelfruncióloslabios.—Notegustará.Pero,sí,seráelsitiomásseguro.

Lacuevanoeratanacogedoracomoyolarecordaba.Los sofás estaban volcados. La mesita de centro tenía una pata rota. El suelo

estaba lleno de caballetes y lienzos. Incluso el taburete de tres patas deRachel, elmismísimo trono de las profecías, estaba tirado de lado sobre unmontón de telassalpicadasdepintura.

Lo más alarmante era el estado de las paredes. Desde que se había instalado,Rachelhabíaestadopintándolas,comolosantepasadosdeellaquehabíanvividoenlacueva.Habíadedicadohorasaelaborarcomplejosmuralesdeacontecimientosdelpasado,imágenesdelfuturoquehabíavistoenprofecías,citasescogidasdelibrosycanciones, y dibujos abstractos tan impresionantes que habrían dado vértigo almismísimoM.C.Escher.Laspinturashacíanquelacuevaparecieraunamezcladetallerdeartista,garitopsicodélicoypasosubterráneodebajodeunaautopista llenodegrafitis.Meencantaba.

Perolamayoríadelasimágeneshabíansidotapadasconunachapuceracapadepinturablanca.Cercade ellashabíaun rodillopegadoenunabandejaparapinturaincrustada. Estaba claro que Rachel había pintarrajeado su obra hacía meses y nohabíavueltoatocarladesdeentonces.

Señalócondesganalosrestos.—Meagobié.—Tuspinturas…—Mequedémirandoboquiabiertolaextensiónblanca—.Había

unpreciosoretratomío…allí.Meofendocuandolasobrasdeartesedeterioran,sobretodoenlasqueaparezco

yo.Rachelsequedóavergonzada.—Yo…yopenséqueunlienzoenblancomeayudaríaapensar.—Sutonodejaba

claroqueelblanqueadonohabíaservidodenada.Yomismopodríahabérselodicho.

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Losdoslimpiamoslomejorquepudimos.Volvimosacolocarlossofásensusitioformandounazonadedescanso.Racheldejóeltaburetedondeestaba.

Unosminutosmás tarde volvióMeg.Quirón la siguió en forma de centauro yagachó la cabeza para pasar por la entrada. Nos encontraron sentados ante latambaleante mesita de centro, como cavernícolas civilizados, tomando té ArizonatibioygalletasranciasdeladespensadelOráculo.

—Rachel.—Quirónsuspiródealivio—.¿DóndeestánMillardyHerbert?Ellaagachólacabeza.—Llegaronamicasagravementeheridos.No…nosobrevivieron.Talvezfueselaluzdelamañanaquebrillabadetrásdeél,peromeparecióquea

Quirón le salían nuevas canas en la barba. El centauro se acercó trotando y seacomodóenelsuelodoblandolaspiernasdebajodelcuerpo.Megsesentóconmigoenelsofá.

Rachel se inclinó hacia delante y entrecruzó los dedos, como hacía cuandoanunciaba una profecía. Temí que el espíritu deDelfos la poseyera, pero no hubohumo,nisusurros,nivozásperadeposesióndivina.Fueunpocodecepcionante.

—Vosotrosprimero—nosdijo—.Contadmeloquehapasadoaquí.LapusimosalcorrientedelasdesaparicionesydemisdesventurasconMeg.Le

relatélacarreradetrespiernasynuestraescapadaaDelfos.Quirónpalideció.—Nosabíaeso.¿FuisteisaDelfos?Rachelmemiróconincredulidad.—¿ElauténticoDelfos?¿VisteisaPitóny…?Me dio la impresión de que quería decir «¿… y no lo matasteis?», pero se

contuvo.Mesentíentrelaespadaylapared.TalvezRachelpudieraborrarmeconpintura

blanca.Desaparecerhabríasidomenosdolorosoquehacerfrenteamisfracasos.—Demomento—contesté—nopuedovenceraPitón.Soydemasiadodébil.Y…

enfin,latrampaochentayocho.Quirónbebióunsorbodesuté.—Apolo se refiereaquenopodemos iniciarunamisión sinunaprofecía,yno

podemosconseguirunaprofecíasinunOráculo.Rachelsequedómirandoeltaburetedetrespatasvolcado.—Yesehombre…laBestia…¿quésabesdeél?—Nomucho.—Leexpliqué loquehabíavistoenel sueñoy loqueMegyyo

habíamos oído en el Laberinto—. Al parecer, la Bestia es famoso por captar asemidioses jóvenes enNuevaYork.Meg dice…—Titubeé al ver su expresión; laniñameestabaadvirtiendoclaramentequeevitasesuhistoriapersonal—.TieneciertaexperienciaconlaBestia.

Quirónarqueólascejas.—¿Puedescontarnosalgoquenossirvadeayuda,querida?

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Megsehundióenloscojinesdelsofá.—Meheencontradoconél.Es…essiniestro.Tengounrecuerdoborroso.—Borroso—repitióQuirón.Megsemostrómuyinteresadaenlasmigasdegalletadesuvestido.Rachelmelanzóunamiradadeperplejidad.Yoneguéconlacabeza,intentando

transmitirle una advertencia: «Trauma. No preguntes. Te podría atacar un bebé demelocotones».

Rachelpareciócaptarelmensaje.—Estábien,Meg—dijo—.Yotengoinformaciónquepodríaserdeayuda.Sacóelteléfonodelbolsillodesuabrigo.—No lo toquéis. Probablemente ya lo sepáis, pero los teléfonos están fallando

másdelonormalentrelossemidioses.Técnicamenteyonosoyunadevosotros,perotampocopuedohacerllamadas.Sinembargo,pudehacerunpardefotos.—Girólapantallahacianosotros—.¿Reconocesestesitio,Quirón?

Enlafotografíanocturnaseveíanlasplantassuperioresdeunedificioresidencialdecristal.Ajuzgarporelfondo,estabaenelcentrodeManhattan.

—Es el edificio que describiste el verano pasado—contestó Quirón—, dondeparlamentasteconlosromanos.

—Sí—asintió Rachel—. Había algo en ese sitio que no encajaba.Me puse apensarcómolosromanossehicieronconuninmuebledeManhattantancéntricocontanpocaantelación.¿Quiéneseldueño?IntentéponermeencontactoconReynaparaversipodíacontarmealgo,pero…

—¿Problemasdecomunicación?—aventuróQuirón.—Exacto.InclusoenviéunacartaalbuzóndelCampamentoJúpiterenBerkeley,

pero nome contestaron.Así que les pedí a los abogados especializados en bienesraícesdemipadrequeinvestigaran.

Megmiróporencimadesusgafas.—¿Tupadretieneabogados?¿Yunhelicóptero?—Varios helicópteros. —Rachel suspiró—. Es repelente. El caso es que el

edificio es propiedad de una empresa fantasma, que a su vez es propiedad de otraempresafantasma,bla,bla,bla.LaempresamadresellamaTerrenosTriunvirato.

Notéquemecaíaporlaespaldaunhilillocomodepinturablanca.—Triunvirato…Megpusocaralarga.—¿Quésignifica?—Un triunvirato es un consejo de gobierno compuesto por tres personas —

contesté—.AlmenosesosignificabaenlaantiguaRoma.—Esoeslointeresante—señalóRachel—delasiguientefoto.Tocólapantalla.Lanuevafotoeraunaimagenenfocadaconzoomdelaterraza

deláticodel edificio,dondehabía tres figurasvagashablandoentreellas:hombrescontrajesdeoficina,iluminadosúnicamenteporlaluzdelinteriordelpiso.Nopodía

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verleslascaras.—EstossonlosdueñosdeTerrenosTriunvirato—anuncióRachel—.Haceresta

foto no fue fácil.—Se apartó unmechón de pelo ensortijado de la cara—.Me hepasadolosdosúltimosmesesinvestigándolos,ynisiquierasécómosellaman.Nosédónde viven ni de dónde vienen. Pero os aseguro que tienen tantas propiedades ytantodineroquelaempresademipadrepareceunpuestodelimonadaatendidoporniños.

Mequedémirandolafotode las tresfigurasborrosas.Meimaginéqueelde laizquierdaeralaBestia.Suposturaencorvadaylaformadescomunaldesucabezamerecordaronalhombredeltrajemoradodelsueño.

—LaBestiadijoquesuorganizaciónestápresenteentodaspartes—recordé—.Comentóquetienecolegas.

LacoladeQuirónseagitóylanzóunpinceldeslizándoseporelsuelo.—¿Semidiosesadultos?Nocreoqueseangriegos.¿Romanos,quizá?Siayudaron

aOctavioensuguerra…—Oh, ya lo creo que lo ayudaron —dijo Rachel—. He encontrado pruebas

documentales; no muchas, pero ¿os acordáis de las armas de asedio que OctavioconstruyóparadestruirelCampamentoMestizo?

—No—respondióMeg.Yonolehabríahechocaso,peroRacheleraunalmamásgenerosa.Sonriópacientemente.—Perdona,Meg.Pareces tan integrada quemehe olvidadode que eres nueva.

Básicamente, los semidioses romanos atacaron este campamento con unos grandestrastosconcatapultasllamadosonagros.Todofueungranmalentendido.ElcasoesqueTerrenosTriunviratopagólasarmas.

Quirónfruncióelentrecejo.—Esonomegusta.—He descubierto algo todavía más inquietante —continuó Rachel—. ¿Os

acordáis de que durante la guerra de los titanes Luke Castellan dijo que teníapartidarios en el mundo de los mortales? Tenían dinero para comprar un crucero,helicópteros,armas…Inclusocontrataronmercenariosmortales.

—Tampocomeacuerdodeeso—admitióMeg.Puselosojosenblanco.—¡Meg,nopodemospararparaexplicartecadaguerraimportantequehahabido!

LukeCastellaneraunhijodeHermes.Traicionóasucampamentoysealióconlostitanes.AtacaronNuevaYork.Unagranbatalla.Yofuilasalvación.Etc.

Quiróntosió.—En todo caso, sí que me acuerdo de que Luke dijo que tenía muchos

simpatizantes.Nuncadescubrimosquiéneseranexactamente.—Ahora lo sabemos—dijoRachel—. El crucero, elPrincesa Andrómeda, era

propiedaddeTerrenosTriunvirato.

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Unasensacióndedesasosiegoseapoderódemí.Sentíaquedebíahaceralgoalrespecto,peromicerebromortalvolvíaafallarme.Estabamásseguroquenuncadeque Zeus estaba jugando conmigo, restringiendo mi vista y mi memoria. Sinembargo,meacordabadealgunaspromesasqueOctaviomehabíahecho:lofácilqueseríaganaresainsignificanteguerra,elcompromisodelevantarmenuevostemplos,la cantidad de apoyo con que él contaba. La pantalla del teléfono de Rachel seoscureció—más o menos como mi cerebro—, pero la foto con textura de granoseguíagrabadaafuegoenmisretinas.

—Esos hombres…—Cogí un tubo vacío de pintura siena tostada—.Me temoquenosonsemidiosesmodernos.

Rachelfruncióelceño.—¿Crees que son semidioses antiguos que cruzaron las Puertas de la Muerte,

comoMedeaoMidas?ElcasoesqueTerrenosTriunviratoexistedesdemuchoantesdequeGaiaempezaraadespertar.Décadas,comomínimo.

—Siglos—apuntéyo—.LaBestiadijoquehabíaestadolevantandosu imperiodurantesiglos.

Se hizo tal silencio en la cueva queme pareció oír el siseo de Pitón, la suaveexhalacióndegasesdesdelasprofundidadesdelaTierra.Deseéquehubieramúsicade fondopara amortiguarlo: jazzo clásica.Mehabría conformadoconpolcadeathmetal.

Rachelsacudiólacabeza.—Entonces¿quién…?—No lo sé —reconocí—. Pero en el sueño la Bestia me dijo que yo era

antepasado suyo. Creía que yo lo reconocería. Y si mi memoria divina estuvieraintacta, creo que lo identificaría. Su porte, su acento, su estructura facial… Hecoincididoconélantes,peronoenlaépocamoderna.

Megsehabíaquedadomuycallada.Medio laclara impresióndeque intentabadesaparecerentre loscojinesdelsofá.Normalmenteesomehabríamolestado,perodespués de nuestra experiencia en el Laberinto, me sentía culpable cada vez quemencionaba a la Bestia. Mi fastidiosa conciencia mortal debía de haber estadohaciendodelassuyas.

—El nombre Triunvirato…—Me di unos golpecitos en la frente, tratando deextraerunainformaciónqueyanoseguíaallí—.Elúltimotriunviratoconelquetratéestaba formado por Lépido, Marco Antonio y mi hijo, el Octavio original. Untriunviratoesunconceptomuyromano…comoelpatriotismo,lostejemanejesyelasesinato.

Quirónseacariciólabarba.—¿Creesqueesoshombressonromanosantiguos?¿Cómoesposible?AHades

seledamuybienlocalizara losespíritusfugadosdel inframundo.Élnopermitiríaque tres hombres de la antigüedad se desmadrasen en el mundomoderno durantesiglos.

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—Tampocolosé.—Pronunciaresaspalabrastanamenudoheríamisensibilidaddivina.CuandovolvieraalOlimpotendríaquehacergárgarasconnéctarconsaboratabasco para quitarme elmal sabor de boca—. Pero parece que esos hombres hanestado conspirando contra nosotros durante mucho tiempo. Ellos financiaron laguerradeLukeCastellan.ProporcionaronayudaalCampamentoJúpitercuandolosromanos atacaron el Campamento Mestizo. Y a pesar de esas dos guerras, eltriunviratosigueahífuera,maquinando.¿Ysiesaempresaeselorigende…todo?

Quirónmemirócomosiestuvieracavandosutumba.—Esunaideamuyperturbadora.¿Podríahabertreshombrestanpoderosos?Extendílasmanos.—Has vivido suficiente para saberlo, amigomío. Dioses, monstruos, titanes…

siempresonpeligrosos.Perolamayoramenazaparalossemidiosessiemprehansidootrossemidioses.Noséquiénestádetrásdeesetriunvirato,perodebemosdetenerlosantesdequecontrolenlosotrosoráculos.

Rachelseirguió.—¿Perdón?¿Oráculosenplural?—Ah…¿notehablédeelloscuandoeraundios?Sus ojos recobraron parte de su intensidad verde oscuro. Temí que estuviera

pensandoformasdeinfligirmedañoconsumaterialartístico.—No—dijosinperderlacompostura—,nomehablastedeellos.—Ah… bueno,mimemoriamortalme ha fallado, ¿sabes?He tenido que leer

unoslibrospara…—Oráculos—repitióella—.Enplural.Respiré hondo. ¡Quería asegurarle que esos oráculos no significaban nada para

mí! ¡Rachel era especial! Lamentablemente, dudaba que ella estuviera ahora encondicionesdeoírlo.Decidíquelomejorerahablarsinrodeos.

—Antiguamente—expuse— había muchos oráculos. El de Delfos era el másfamoso,claro,perohabíaotroscuatroconunpodercomparable.

Quirónnegóconlacabeza.—Peroesossedestruyeronhacemuchotiempo.—Esopensabayo—convine—.Sinembargo,yanoestoytanseguro.Creoque

TerrenosTriunviratoquierecontrolartodoslosoráculosantiguos.Ycreoqueelmásantiguodetodos,laArboledadeDodona,estáaquí,enelCampamentoMestizo.

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Amibola,siemprequemandooráculos.

Alosromanosnolesvaahacergracia.

Yoeraundiosdramático.Creíaquemiúltimadeclaracióneraunagranfrase.Esperabagritosahogadosde

sorpresaytalvezunpocodemúsicadeórganodefondo.Laslucespodríanapagarsejustoantesdequesiguierahablando.Momentosmástarde,mehallaríanmuertoconunpuñalclavadoenlaespalda.¡Esosíqueseríaemocionante!

Unmomento.Soymortal.Memoriríasimeasesinasen.Daigual.En cualquier caso, no pasó nada de eso.Mis tres compañeros simplementeme

miraronfijamente.—Otroscuatrooráculos—dijoRachel—.¿Quieresdecirquetienesotrascuatro

pitias…?—No,querida.SolohayunaPitia:tú.Delfosesúnico.Rachelseguía teniendocaradequerermetermeunpinceldecerdasdelnúmero

diezporlanariz.—Entonces,losotroscuatrooráculosquenosonúnicos…—Uno era la Sibila deCumas.—Me sequé el sudor de las palmas. (¿Por qué

sudabanlaspalmasdelosmortales?)—.Yasabes,laqueescribióloslibrossibilinos:lasprofecíasqueElla,laarpía,memorizó.

Megdesplazólavistarepetidamenteentrenosotros.—Unaarpía…¿comolasmujeresgallinaquelimpiandespuésdelascomidas?Quirónsonrió.—Ella es una arpíamuyespecial,Meg.Hace años encontróuna copiadeunos

librosproféticosquecreíamosquesehabíanquemadoantesdelacaídadelImperioromano. Actualmente nuestros amigos del Campamento Júpiter intentanreconstruirlosapartirdelosrecuerdosdeElla.

Rachelsecruzódebrazos.—¿Ylosotrostresoráculos?Seguroqueningunoeraunajovensacerdotisaala

queelogiasteporsu…¿quéfue?¿Su«chispeanteconversación»?—Ah… —No sabía por qué, pero me sentí como si los granos de acné se

estuviesen convirtiendo en insectos vivos que reptasen por mi cara—. Bueno, deacuerdoconmiinvestigaciónexhaustiva…

—Unoslibrosquehojeóanoche—aclaróMeg.—¡Ejem!HabíaunoráculoenEritreayotroenlacuevadeTrofonio.—Dioses—dijoQuirón—.Mehabíaolvidadodeesosdos.Me encogí de hombros.Yo tampoco recordaba casi nada de ellos.Habían sido

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unasdemisfranquiciasproféticasconmenoséxito.—Yelquinto—proseguí—,eralaArboledadeDodona.—Unaarboleda—repitióMeg—.¿Conárboles?—Sí,Meg,conárboles.Porreglageneral,lasarboledasestánhechasdeárbolesy

no de, qué sé yo, helados de chocolate. Dodona fue un grupo de robles sagradosplantados por laDiosaMadre en los albores delmundo.Ya eran antiguos cuandonacieronlosdiosesdelOlimpo.

—¿LaDiosaMadre?—Rachelseestremecióbajosuchaquetaverdecobre—.Porfavor,dimequenoterefieresaGaia.

—No,graciasalosdioses.MerefieroaRea,reinadelostitanes,lamadredelaprimera generación de dioses del Olimpo. Sus árboles sagrados podían hablar. Avecesemitíanprofecías.

—Lasvocesdelbosque—aventuróMeg.—Exacto.Creoque laArboledadeDodonahavueltoacrecerenelbosquedel

campamento. Enmis sueños, vi a una mujer con una corona que me suplicó queencontraseeloráculo.CreoqueeraRea,aunquesigosinentenderporquéllevabaunsímbolodelapazodecíacosascomo«¿Lopillas?».

—¿Unsímbolodelapaz?—preguntóQuirón.—Unograndedelatón—confirmé.Racheltamborileóconlosdedosenelbrazodelsofá.—SiReaesunatitana,¿noesmala?—Notodoslostitanessonmalos—respondí—.Reaeraunalmacándida.Sepuso

departedelosdiosesensuprimeragranguerra.Creoquequierequevenzamos.Noquierequesuarboledacaigaenmanosdenuestrosenemigos.

LacoladeQuirónseagitó.—Reanohasidovistadurantesiglos,amigomío.Suarboledaseincendióenla

antigüedad.ElemperadorTeodosioordenóquesetalasehastaelúltimorobleen…—Lo sé.—Noté un dolor punzante entre los ojos, como siempre que alguien

mencionaba a Teodosio. Entonces me acordé de que aquel bravucón que habíacerrado todos los templos antiguos del Imperio y prácticamente nos habíadesahuciadoalosdiosesdelOlimpo.Antesteníaunadianaconsucaraparapracticartiroconarco—.Aunasí,muchascosasantiguashansobrevividoosehanregenerado.ElLaberintosehareconstruido.¿Porquénoibaavolverabrotarunbosquecillodeárbolessagradosaquí,enestevalle?

Megsehundiómásenloscojines.—Todoestoesmuyraro.—LajovenMcCaffreyresumióperfectamentenuestra

conversación—.Entonces,si lasvocesdelosárbolessonsagradasytodoeso,¿porquéhacenquelagentesepierda?

—Porunavezhacesunabuenapregunta.—EsperabaqueaMegnoselesubierael piropo a la cabeza—. Antiguamente, los sacerdotes de Dodona cuidaban losárboles,lospodaban,losregabanycanalizabansusvocescolgandomóvilesdeviento

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delasramas.—¿Dequéservíaeso?—preguntóMeg.—Nolosé.Nosoyunsacerdotedelosárboles.Peroconeldebidocuidado,esos

árbolespodíanadivinarelfuturo.Rachelsealisólafalda.—¿Ysineldebidocuidado?—Lasvocessedispersaban—dije—.Uncorosalvajedediscordia.—Hiceuna

pausa,bastantesatisfechoconlaúltimafrase.Esperabaquealguienlaanotaseparalaposteridad,peronadielohizo—.Sinlasatencionesnecesarias,laarboledasindudapodríavolverlocosalosmortales.

Quirónfruncióelentrecejo.—Demodoqueloscampistasdesaparecidosestándeambulandoentrelosárboles

ypuedequesehayanvueltolocosporculpadelasvoces.—Oquehayanmuerto—añadióMeg.—No.—Nosoportabaesaidea—.No,siguenvivos.LaBestiaestáutilizándolos

paraatraparme.—¿Cómopuedes estar tan seguro?—preguntóRachel—. ¿Yporqué?SiPitón

controlaDelfos,¿porquésontanimportantesesosotrosoráculos?Miré la pared antes decorada con mi retrato. Lamentablemente, en el espacio

blanqueadonoaparecieronrespuestasporartedemagia.—Noestoy seguro.Creoquenuestros enemigos quieren arrebatarnos cualquier

posible fuente de profecías. Sin una forma de ver y dirigir nuestros destinos, nosdebilitaremosymoriremos:tantodiosescomomortales,cualquieraqueseopongaaltriunvirato.

Megsepusocabezaabajoenelsofáysequitósuszapatillasrojasdeunapatada.—Estánestrangulandonuestrasraíces.—Moviólosdedosdelospiesamodode

demostración.Volví amirar aRachel, esperandoquedisculpase lamala educaciónde aquella

niñadelacallequeresultabasermijefa.—EncuantoaporquéestanimportantelaArboledadeDodona,Pitóndijoque

era el únicooráculoquenopodía controlar.No sé exactamentepor qué…Tal vezporque Dodona es el único oráculo que no está relacionado conmigo. Su poderprovienedeRea.DemodoquesilaarboledafuncionaynoestábajolainfluenciadePitón,yseencuentraaquí,enelCampamentoMestizo…

—Podría suministrarnos profecías. —A Quirón le brillaron los ojos—. Podríadarnosunaoportunidadfrenteanuestrosenemigos.

DirigíaRachelunasonrisadedisculpa.—Preferiríamos que nuestro querido Oráculo de Delfos volviera a funcionar,

cómo no. Y con el tiempo lo conseguiremos. Pero, de momento, la Arboleda deDodonaesnuestramejoresperanza.

ElpelodeMeg rozóel suelo.Sucaraeraahoradel colordeunademisvacas

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sagradas.—¿No son lasprofecías retorcidas,misteriosasy rebuscadas, y la gente intenta

escapardeellas?—Meg —le advertí—, no te fíes de las críticas de Puntuamioraculo.com. La

puntuaciónenbellezadelaSibiladeCumas,porejemplo,notienenadaqueverconlarealidad.Meacuerdoperfectamentedeeso.

Rachelapoyólabarbillaensupuño.—¿Ah,sí?Cuéntame.—LoquequierodeciresquelaArboledadeDodonaesunafuerzabenévola.Ha

ayudadoahéroesenelpasado.ElmascaróndeproadelArgooriginal,porejemplo,estaba tallado enuna ramadeun árbol sagrado.Podíahablar con los argonautasyaconsejarlos.

—Mmm.—Quirónasintióconlacabeza—.YporesonuestramisteriosaBestiaquierequemarlaarboleda.

—Esoparece—dije—.Yporesotenemosquesalvarla.Megdiounavolteretahaciaatrásysecayódel sofá.Golpeócon laspiernas la

mesitadetrespatasdecentroyderramóeltéylasgalletas.—Uy.Apretémisdientesmortales,quenomeduraríanunañosiseguíacercadeMeg.

RachelyQuirónobviaronsabiamentelaexhibicióndemijovenamiga.—Apolo…—El viejo centauro observó cómo una cascada de té goteaba del

borde de la mesa—. Si tienes razón con respecto a Dodona, ¿cómo actuamos?Estamosfaltosdepersonal.Sienviamosgruposdebúsquedaalbosque,notenemosningunagarantíadequevuelvan.

Megseapartóelpelodelosojos.—Iremosnosotros.Apoloyyosolos.Milenguaintentóesconderseenelfondodemigarganta.—¿Ah…ah,sí?—Dijistequetienesquehacermogollóndepruebasoloqueseaparademostrar

queeresdigno,¿no?Puesestaserálaprimera.Unaparte demí sabía que ella estaba en lo cierto, pero los vestigios demi yo

divinoserebelabancontra la idea.Yonuncahacíael trabajosucio.Preferiríahaberelegidoaungrupodehéroesyhaberlosenviadoalamuerte…oaltriunfoglorioso.

Sin embargo, Rea se había expresado con claridad en el sueño:mimisión eraencontrar el Oráculo. Y gracias a la crueldad de Zeus, a donde yo fuese meacompañaríaMeg.NomeextrañaríaqueZeusestuvieraal tantodelosplanesdelaBestia yme hubieramandado allí para ocuparme de la situación; una idea que nocontribuíaaquequisieraregalarleunabonitacorbataeldíadelPadre.

También me acordé de la otra parte del sueño: la Bestia con su traje malva,animándome a que buscase elOráculo para que él pudiera incendiarlo.Aún habíademasiadascosasquenoentendía,peroteníaqueactuar.AustinyKayladependían

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demí.Rachel posó la mano en mi rodilla, cosa que me hizo estremecerme.

Sorprendentemente, no me causó dolor. Su expresión era más de seriedad que deenfado.

—Tienesqueintentarlo,Apolo.Siconseguimosvislumbrarelfuturo…puedequesealaúnicaformadequelascosasvuelvanalanormalidad.—Miróconañoranzalasparedesenblancodesucueva—.Megustaríavolveratenerunfuturo.

Quirónmoviólaspatas.—¿Quénecesitasdenosotros,viejoamigo?¿Enquépodemosayudarte?MiréaMeg.Desgraciadamente, supequeestábamosdeacuerdo.Teníamosque

aguantarnoselunoalotro.Nopodíamosarriesgarlavidadenadiemás.—Meg tiene razón—admití—. Tenemos que hacer esto nosotros. Deberíamos

partirenseguida,pero…—Hemosestadolevantadostodalanoche—dijoMeg—.Necesitamosdormir.«Maravilloso—pensé—.AhoraMegterminamisfrases».Estaveznopodíadiscutirsu lógica.Apesardemideseodecorreralbosquea

salvaramishijos,teníaqueobrarconcautela.Nopodíaecharaperderelrescate.Ycada vez estabamás seguro de que laBestiamantendría con vida a sus presos demomento.Losnecesitabaparaatraermehastasutrampa.

Quirónlevantólaspatasdelanteras.—Estanoche,pues.Descansadypreparaos,mishéroes.Metemoquenecesitaréis

todasvuestrasfuerzasyvuestroingenioparaloqueseavecina.

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Armadohastalosdientes:unukeleledecombate,

unpañuelomágicodeBrasil.

Alosdiosesdelsolnosenosdabiendormirdedía,peroconseguíecharunabrevesiesta.

Cuando me desperté a media tarde, encontré el campamento en un estado deagitación.

La desaparición deKayla yAustin había sido el punto de inflexión.Ahora losdemás campistas estaban tan inquietos que ninguno podía seguir con su agendanormal.Supongoqueunsemidiósdesaparecidocadadosotressemanaserauníndicede bajas normal, pero un par de semidioses desaparecidos durante una actividadaprobadaporelcampamentosignificabaquenadieestabaasalvo.

La noticia de nuestra reunión en la cueva debía de haberse propagado. LasgemelasVencedorsehabíanmetidobolitasdealgodónen lasorejasparanooír lasvocesoraculares.JuliayAlicehabíantrepadoaloaltodelmurodelavayoteabanelbosqueconunosprismáticos,seguramenteconlaesperanzadelocalizarlaArboledadeDodona,perodudabaquelosárboleslasdejasenverelbosque.

Adondequieraqueiba,lagentesedisgustabacuandomeveía.DamienyChiaraestabansentadosunoalladodelotroenelmuelledelascanoas,lanzándomemiradasasesinas.ShermanYangmerechazóconungestodelamanocuandointentéhablarconél.EstabaocupadodecorandolacabañadeArescongranadasdefragmentaciónyespadastradicionalesescocesasdecoradasdeformallamativa.SihubieransidolasSaturnales,habríaganadoelPremioalaDecoraciónFestivamásViolenta.

Incluso laAteneaPartenosmemiraba de forma acusadora desde la cima de lacolinacomodiciendo:«Todoestoesculpatuya».

Tenía razón.SinohubieradejadoquePitón tomaseDelfos, sihubieraprestadomásatenciónalosotrosoráculos,sinohubieraperdidomidivinidad…

«Basta,Apolo—meregañé—.Eresguapísimoytodoelmundotequiere».Pero cada vez me costaba más creerlo. Mi padre, Zeus, no me quería. Los

semidioses del Campamento Mestizo no me querían. Pitón y la Bestia y suscompinchesdeTerrenosTriunviratonomequerían.Todoesobastabaparaponerendudamiautoestima.

No,no.Erandisparates.NoveíaaQuirónniRachelporningunaparte.NyssaBarrerameinformódeque

no habían renunciado a la esperanza de utilizar la única conexión a internet delcampamento,eneldespachodeQuirón,paraobtenermásinformaciónsobreTerrenosTriunvirato. Harley estaba con ellos para ofrecerles asistencia técnica. En ese

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momento, el servicio de atención al cliente de Comcast los tenía en espera y eraposiblequenosalierandurantehoras,siesquesobrevivíanatanduraprueba.

Encontré a Meg en el arsenal, buscando pertrechos para la batalla. Se habíacolocadounacorazadecueroencimadelvestidoverdeyunasgrebasencimadelasmallas, de modo que parecía una niña de párvulos a la que sus padres habíanenfundadoenununiformedecombate.

—¿Unescudo,quizá?—propuse.—No.—Ella me enseñó sus anillos—. Siempre utilizo dos espadas. Además,

necesitounamanolibreparadarteguantazoscuandohagastonterías.Tuvelaincómodasensacióndequehablabaenserio.Laniñasacóunlargoarcodelarmeroymeloofreció.Retrocedí.—No.—Estumejorarma.EresApolo.Metraguéelsaborfuertedelabilismortal.—Hice un juramento.Ya no soy el dios del tiro con arco ni de lamúsica.No

usaréunarconiuninstrumentomusicalhastaquepuedahacerlocomoesdebido.—Qué juramentomás tonto.—Meg nome dio un guantazo, pero parecía que

tuvieraganasdehacerlo—.¿Yquéharás,quedartedebrazoscruzadosyanimarmemientrasyolucho?

Esehabíasidomiplan,peroahoramesentíaridículoreconociéndolo.Escudriñéelexpositordelasarmasycogíunaespada.Sinnecesidaddedesenvainarla,supequeera demasiado pesada y difícil demanejar paramí, perome sujeté la correa de lafundaalacintura.

—Yaestá—dije—.¿Contenta?Megnoparecíacontenta.Aunasí,volvióacolocarelarcoensusitio.—Estábien—convino—.Peromásvalequemecubraslaespalda.Nuncahabíaentendidoesaexpresión.Merecordaba loscartelesconelmensaje

DAMEUNAPATADAqueArtemisasolíapegarmeconcintaadhesivaalatogalosdíasdefiesta.Sinembargo,asentíconlacabeza.

—Tuespaldaestarácubierta.Llegamos al linde del bosque, donde nos esperaba un pequeño grupo de

despedida compuesto porWill y Nico, PaoloMontes,Malcolm Pace y Billie Ng,todosconcaraslargas.

—Tencuidado—meadvirtióWill—.Ytoma.Antesdequepudieraprotestar,mecolocóunukeleleenlasmanos.Yointentédevolvérselo.—Nopuedo.Hiceunjuramento.—Sí, ya lo sé. Fue una estupidez por tu parte. Pero es un ukelele de combate.

Puedeslucharconélsilonecesitas.Mirémásdetenidamenteel instrumento.Estabahechodebroncecelestial: finas

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láminasdemetaltratadasconácidoparadarleselaspectodelashebrasdelamaderaclaraderoble.Elinstrumentoprácticamentenopesabanada,perodedujequeeracasiindestructible.

—¿ObradeHefesto?—pregunté.Willnegóconlacabeza.—ObradeHarley.Queríaquetúlotuvieras.Cuélgatelodelhombro.Pormíypor

Harley.Nosharásentirmejoralosdos.Decidí que estaba obligado a atender su petición, aunque la posesión de un

ukelele rara vez había hecho sentir mejor a alguien. No me preguntes por qué.Cuandoeraundios,solíatocarunaversiónde«Satisfaction»conukeleletotalmentedemoledora.

Nicomediounpocodeambrosíaenvueltaenunaservilleta.—Nopuedocomerla—lerecordé.—Noesparati.MiróaMeg,conlosojosllenosderecelo.RecordéqueelhijodeHadesteníasus

métodosparapredecirelfuturo:futurosqueentrañabanlaposibilidaddemuerte.Meestremecí y guardé la ambrosía en el bolsillo de mi abrigo. Meg podía ser muyirritante,peromeinquietabaprofundamentelaideadequepudierapasarlealgo.Nopodíapermitirqueesoocurriera.

Malcolm estaba enseñándole a Meg un mapa de pergamino, señalando varioslugaresdelbosquequedebíamosevitar.Paolo—queparecía totalmenterecuperadode la operación de cirugía de su pierna— estaba a su lado, haciendo comentariosseriosymeticulososenportuguésquenadieentendía.

Cuandohubieronterminadoconelmapa,BillieNgseacercóaMeg.Billy era una chica menudita. Compensaba su diminuta estatura con la

sensibilidadparalamodadeunaídolodeK-pop.Suabrigoeradelcolordelpapeldealuminio.Teníaelpelocortoteñidodecoloraguamarinayllevabamaquillajedorado.Meencantabasuestilo.Dehecho,meplanteécopiarsuimagensilograbacontrolarelacné.

BillieledioaMegunalinternayunpaquetitodesemillasdeflores.—Porsiacaso—dijoBillie.Megparecíatotalmenteabrumada.LedioaBillieunfuerteabrazo.Yo no entendía la finalidad de las semillas, pero era un consuelo saber que en

casodeemergenciaextremapodíaaporrearalagenteconmiukelelemientrasMegplantabageranios.

MalcolmPacemediosumapadepergamino.—Ante la duda, girad a la derecha. Normalmente da resultado en el bosque,

aunquenoséporqué.Paolo me ofreció un pañuelo verde y amarillo: una versión de la bandera de

Brasil.Dijoalgoque,porsupuesto,noentendí.Nicosonrióburlonamente.

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—EselpañuelodelasuertedePaolo.Creoquequierequetelopongas.Creequeteharáinvencible.

Yoteníamisdudas,considerandoquePaoloerapropensoasufrirheridasgraves,perocomodios,habíaaprendidoanorechazarnuncalasofrendas.

—Gracias.Paolomeagarróporloshombrosymediodosbesosenlasmejillas.Esposible

que me ruborizase. Era un chico muy guapo cuando no se desangraba pordesmembramiento.

PosélamanoenelhombrodeWill.—Notepreocupes.Volveremosalamanecer.Labocaletemblóligerísimamente.—¿Cómopuedesestartanseguro?—Soyeldiosdelsol—dije,tratandodehaceracopiodemásseguridaddelaque

sentía—.Yosiemprevuelvoalamanecer.

Porsupuesto,llovió.¿Porquénoibaallover?En el monte Olimpo, Zeus debía de estar tronchándose de risa ami costa. Se

suponía que elCampamentoMestizo estaba protegido del clima riguroso, pero sindudamipadrelehabíadichoaEoloquenosecortaseconlosvientos.Misexnoviasdespechadas entre el colectivo las ninfasdel aire debíande estar disfrutandode surevancha.

Lalluviaquecaíaeracasiaguanieve:lobastantelíquidaparaempaparmelaropaylobastanteheladaparaazotarmicaradescubiertacomoesquirlasdecristal.

Avanzamos a trompicones, dando bandazos de un árbol a otro en busca decualquier refugio que encontrábamos. Las zonas de nieve antigua crujían bajomispies.El ukelelemepesaba cadavezmás amedidaque suboca se iba llenandodelluvia. El haz de la linterna de Meg atravesaba la tormenta como un cono deelectricidadestáticaamarillo.

Yo iba primero, no porque tuviera pensado un destino, sino porque estabaenfadado. Estaba harto de tener frío y estar empapado. Estaba harto de que semetieranconmigo.Losmortalessuelendecirqueelmundoenteroestácontraellos,pero es algo ridículo. Losmortales no son tan importantes. Enmi caso, elmundoentero estaba realmente contra mí. Me negaba a dejarme vencer por esa clase deabuso.¡Haríaalgoalrespecto!Soloquenosabíabienqué.

De vez en cuando oíamos monstruos a lo lejos —el rugido de un drakon, elaullidoenarmoníadeunlobobicéfalo—,peroningunosedejabaver.Enunanochecomoesa,cualquiermonstruoconunpocodeamorpropiosehabríaquedadoensuguarida,calentito.

Despuésde loquemeparecieronhoras,Meg reprimióungrito.Saltéa su ladoheroicamente, con la mano en la espada. (La habría desenfundado, pero pesaba

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muchoysemeenganchóenlavaina).AlospiesdeMeg,metidaenelbarro,habíaunarelucienteconchanegradeltamañodeunaroca.Estabaagrietadaenelcentroyteníalosbordessalpicadosdeunarepugnantesustanciapegajosa.

—Porpocolapiso.—Megsetapólabocacomosifueraavomitar.Meacerquémuylentamente.Laconchaeraelcaparazónaplastadodeuninsecto

gigante. Cerca, camuflada entre las raíces del árbol, se hallaba una de las patasdesmembradasdelanimal.

—Esunmirmeke—anunció—.Oloera.Trassusgafassalpicadasdelluvia,losojosdeMegresultabanindescifrables.—¿Unmi-mes?—Unahormigagigante.Debedehaberunacoloniaenalgúnlugardelbosque.Megtuvounaarcada.—Odiolosbichos.Era lógico en el caso de una hija de la diosa de la agricultura, pero a mí la

hormigamuertanomeparecíamásasquerosaquelosmontonesdebasuraenlosqueamenudonosrevolcábamos.

—Notepreocupes—dije—.Estaestámuerta.Loquelamatódebíadetenerunasfaucesmuyfuertesparapartirelcaparazón.

—Nomesirvedeconsuelo.¿Son…sonesascosaspeligrosas?Reí.—Oh,sí.Varíandetamaño.Puedenserpequeñoscomoperrosomásgrandesque

osospardos.Unavezviuna coloniademirmekes atacar aun ejércitogriegoen laIndia.Fuedivertidísimo.Escupíanunácidoquepodíafundirlasarmadurasdebroncey…

—Apolo.Misonrisasedesvaneció.Tuvequerecordarmequeyanoeraunespectador.Esas

hormigaspodíanmatarnos.Fácilmente.YMegestabaasustada.—Claro —dije—. Bueno, la lluvia debería mantener a los mirmekes en sus

túneles, pero evita convertirte en un blanco atractivo. Les gustan los objetosbrillantes.

—¿Comolaslinternas?—Ejem…Megmediolalinterna.—Adelante,Apolo.Meparecióinjusto,peroseguimosadelante.Despuésdeotrahoramásomenos(seguroqueelbosquenoeratangrande), la

lluviafueamainandoydejóelsueloechandohumo.El aire se caldeó.La humedad se acercó a los niveles de una sauna.Un denso

vaporblancobrotabadelasramasdelosárboles.—¿Quépasa?—Megsesecólacara—.Ahorapareceunaselvatropical.Nosupequécontestar.Entonces,másadelante,oíuntremendosonidodelíquido,

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comoeldelaguaalcorrerporlastuberías…oporfisuras.Nopudeevitarsonreír.—Ungéiser.—Ungéiser—repitióMeg—.¿ComoeldelParqueNacionaldeYellowstone?—Esunanoticiaestupenda.Talvezpodamosorientarnos.¡Inclusolossemidioses

perdidospodríanhaberencontradorefugioallí!—Conlosgéiseres—apuntóMeg.—No, niña ridícula—repliqué—.Con los dioses de los géiseres. Siempre que

esténdebuenhumor,podríaserfabuloso.—¿Ysiestándemalhumor?—Entoncesleslevantaremoselánimoantesdequepuedanhervirnos.¡Sígueme!

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Enunaescaladelunoaldiez,¿quépuntuaciónledaríasatudeceso?

Graciasportuparticipación.

¿Fuiimprudenteprecipitándomehaciaunosdiosesdelanaturalezatanvolubles?Porfavor.Cuestionarmenoespropiodemí.Esunrasgoquenuncahenecesitado.Cierto,misrecuerdosdelospalicoseranunpococonfusos.Porloquerecordaba,

losdiosesde losgéiseresde la antiguaSicilia solíanofrecer refugioa losesclavosfugados, de modo que debían de ser unos espíritus bondadosos. Tal vez inclusoofreciesenrefugioalossemidiosesperdidos,oalmenossefijasenencincodeellosque deambulaban por su territorio murmurando incoherencias. ¡Además, yo eraApolo! ¡Los palicos se sentirían honrados de conocer a un importante dios delOlimpocomoyo!Elhechodeque losgéiseressesulfurasenconfrecuencianomeimpediríaganaradmiradores…digo,amigos.

El claro se abrió ante nosotros como la puerta de un horno.Unmuro de calorsaliódeentre losárbolesymeenvolvió lacara.Notéquemisporosseabríanparaabsorberlahumedad,cosaqueconsuertebeneficiaríaamicutisllenodegranos.

La escena ante la que nos encontramos era impropia de un invierno en LongIsland.Relucientesenredaderasenvolvíanlasramasdelosárboles.Florestropicalesbrotabandelsuelodelbosque.Unlororojosehallabaposadoenunplátanollenoderacimosverdes.

Enmediodelclarohabíadosgéiseres:dosagujerosidénticosenelsuelorodeadosdeunochoformadoporvasijasdebarrogrises.Loscráteresborboteabanysiseaban,pero no expulsaban nada en ese momento. Decidí interpretarlo como un buenaugurio.

LasbotasdeMegchapotearonenelbarro.—¿Espeligroso?—Enabsoluto—dije—.Tendremosquehacerunaofrenda.¿Qué tal tupaquete

desemillas?Megmediounpuñetazoenelbrazo.—Sonmágicas.Paracasosdevidaomuerte.¿Ytuukelele?Detodasformas,no

vasatocarlo.—Un hombre de honor nunca entrega su ukelele.—Me animé súbitamente—.

Espera.Mehasdadounaidea.¡Lesofreceréalosdiosesdelosgéiseresunpoema!Todavíapuedohacerlo.Unpoemanocuentacomomúsica.

Megfruncióelceño.—Ejem,nosési…—No seas envidiosa, Meg. Luego te compondré otro a ti. ¡Seguro que eso

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complacealosdiosesdelosgéiseres!—Avancé,extendílosbrazosyempecéaimprovisar:

Oh,géiser,géiser,escupamos,túyyo,sobreestalúgubremedianoche,mientrasmeditamosdequiénesestebosque.Porquenohemosentradodócilmenteenestaplácidanoche,mashemoserradosolitarioscomonubes.Preguntamosporquiéndoblanlascampanas,demodoqueespero,fuenteseternas,quehayallegadolahoradequehablemosdemuchascosas.

No quiero presumir, pero me pareció bastante bueno, aunque había recicladofragmentos demis obras previas.A diferencia de lamúsica y el tiro con arco,mitalentodivinoparalapoesíaparecíatotalmenteintacto.

MiréaMeg,esperandoverensucaraadmiraciónradiante.Yaibasiendohoradequelaniñamevalorase.Encambio,sequedóconlabocaabierta,horrorizada.

—¿Qué?—pregunté—. ¿Suspendiste Iniciación a la poesía en el colegio? ¡Herecitadounmaterialdeprimera!

Megseñalóhacialosgéiseres.Medicuentadequenomeestabamirandoamí.—Bueno—dijounavozáspera—,hascaptadomiatención.Unodelospalicosflotabasobresugéiser.Laparteinferiordesucuerponoera

másquevapor.Decinturaparaarriba,eraaproximadamenteeldobledealtoqueunhumano,conunosbrazosmusculososdelcolordelbarrodeunacaldera,unosojosblancotizayelpelocomolaespumadeuncapuchino,comosiselohubieralavadovigorosamente con champú y se lo hubiera dejado enjabonado. Su enorme pechoestabaembutidoenunpoloazulcelesteconunlogotipodeunosárbolesentrelazadosenelbolsillodelpecho.

—¡Oh,granPalico!—exclamé—.Tesuplicamos…—¿Quéhasidoeso?—lointerrumpióelespíritu—.¿Loquehasdicho?—¡Poesía!—contesté—.¡Parausted!Elespíritusediounosgolpecitosensubarbillacolorgrisbarro.—No.Noerapoesía.Nopodíacreerlo.¿Esqueyanadieapreciabalabellezadellenguaje?—Mibuenespíritu—repuse—.Lapoesíanotieneporquérimar,¿sabe?—Nomerefieroalarima.Merefieroacomunicarunmensaje.Nosotroshacemos

muchosestudiosdemercado,ynoaceptaríamosesoparaunacampaña.Porejemplo,la canción de las salchichasOscarMayer…eso sí que es poesía.El anuncio tienecincuenta años, y la gente sigue cantándola. ¿Podrías ofrecerme una poesía comoesa?

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MiréaMegparaasegurarmedequenomeestabaimaginandolaconversación.—Oiga—ledijealdiosdelgéiser—,hesidoelseñordelapoesíadurantecuatro

milaños.Séloqueesunabuenapoesía…Elpalicoagitólasmanos.—Empecemosotravez.Te soltaréel rollo,y luego talvezpuedasdarmealgún

consejo.Hola, soyPete. ¡Bienvenidos alBosque delCampamentoMestizo! ¿Estásdispuestoarellenarunaencuestaparaevaluar lasatisfaccióndelclientedespuésdeesteencuentro?Tuopiniónesimportante.

—Esto…—Estupendo.Gracias.Petebuscóenlapartevaporosadondedeberíatenerlosbolsillos.Sacóunfolleto

brillanteyempezóaleer.—Elbosqueesundestinoperfectopara…Hum,pone«divertirse».Creíaquelo

habíamos cambiado por «pasárselo en grande». Hay que elegir las palabras concuidado, ¿sabes? Si Paulie estuviera aquí…—Pete suspiró—.Él tienemás talentoparaelespectáculo.¡Enfin,bienvenidoalBosquedelCampamentoMestizo!

—Yalohadicho—observé.—Ah,claro.—Petesacóunbolígraforojoyempezóacorregireltexto.—Eh.—Megpasópormiladodándomeunempujón.Sehabíaquedadomudade

asombro durante doce segundos; debía de ser un nuevo récord—. Don BarroVaporoso,¿havistoaalgúnsemidiósperdido?

—¡DonBarroVaporoso!—Petediounamanotadaalfolleto—.¡Esosíqueesunamarca con gancho! Y muy buena observación, lo de los semidioses perdidos. Nopodemosteneranuestrasvisitasvagandosinrumbo.Deberíamosrepartirmapasenlaentradadelbosque.Aquídentrohaymuchascosasmaravillosasquever,ynadiesabequeexisten.HablaréconPauliecuandovuelva.

Megsequitósusgafasempañadas.—¿QuiénesPaulie?Peteseñalóelsegundogéiser.—Misocio.Podríamosincluirunmapaenestefolletosi…—Entonces¿havistoaalgúnsemidiósperdido?—pregunté.—¿Qué?—Pete intentó escribir en el folleto, pero el vapor lo había empapado

tanto que el bolígrafo rojo atravesó el papel—. Oh, no. Últimamente, no. Perodeberíamosmejorarlaseñalización.Porejemplo,¿sabíaisqueestosgéiseresestabanaquí?

—No—reconocí.—¡Aesomerefiero!Unosgéiseresdobles(¡losúnicosdeLongIsland!),ynadie

sabe que existimos. No hay difusión. El boca oreja no funciona. ¡Por esoconvencimosalajuntadedirectoresparaquenoscontratasen!

Megyyonosmiramos.Medi cuenta de quepor primera vez estábamos en lamismaonda:confusiónabsoluta.

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—Disculpe—intervine—. ¿Me está diciendo que el bosque tiene una junta dedirectores?

—Desde luego —contestó Pete—. Las dríades, los otros espíritus de lanaturaleza, los monstruos sensibles… Alguien tiene que pensar en el valor de lapropiedadylosserviciosylasrelacionespúblicas.Tampocofuefácilconseguirquela juntanos contratasepara encargarnosdelmarketing.Simetemos la pata en estetrabajo…No,tío.

Megchapoteóconsuszapatillasenelbarro.—¿Podemosirnos?Noentiendoloquediceestetío.—¡Ese es el problema! —se lamentó Pete gimiendo—. ¿Cómo escribimos

anuncios claros que transmitan la imagen adecuada del bosque? ¡Por ejemplo, lospalicos como Paulie y como yo antes éramos famosos! ¡Importantes destinosturísticos!Lagente acudía anosotrosparahacer juramentos.Los esclavos fugadosbuscaban refugio en nosotros. Recibíamos sacrificios, ofrendas, plegarias… eraestupendo.Yahora,nada.

Dejéescaparunsuspiro.—Sécómosesiente.—Chicos—dijoMeg—,buscamosaunossemidiosesdesaparecidos.—Cierto—convine—.Oh,gran…Pete,¿tieneideadeadóndepuedenhaberido

nuestrosamigosperdidos?Talvezconozcaalgúnsitiosecretoenelbosque.LosojosblancosdePetebrillaron.—¿Sabíaisque loshijosdeHefesto tienenun taller escondidoalnorte llamado

BúnkerNueve?—Puessí,laverdad—respondí.—Ah. —Una nube de vapor salió del orificio nasal izquierdo de Pete—. ¿Y

sabíais que el Laberinto se ha reconstruido? Hay una entrada aquí mismo, en elbosque…

—Losabemos—dijoMeg.Petesequedóhechopolvo.—Puede que se deba —tercié— a que su campaña de marketing está

funcionando.—¿Tú crees?—El pelo espumoso de Pete empezó a arremolinarse—. Sí. ¡Sí,

puede que tengas razón! ¿Por casualidad habéis visto nuestros focos? Fueron ideamía.

—¿Focos?—preguntóMeg.Unos haces idénticos de luz roja brotaron de los géiseres y barrieron el cielo.

Iluminado por debajo, Pete parecía el narrador de cuentos de fantasmas másespeluznantedelmundo.

—Desgraciadamente,nohanatraídoaquiendebían.—Petesuspiró—.Paulienome deja usarlosmucho. Ha propuesto que nos anunciemos en un zepelín o en unKingKonginflablegigante…

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—Qué chulo —lo interrumpió Meg—. Pero ¿puede decirnos algo sobre unaarboledasecretaconárbolesquesusurran?

TeníaquereconocerqueaMegse ledababienretomarel temaoriginal.Comopoeta,yonomecaracterizabapor iralgrano.Perocomoarquero,sabíaapreciarelvalordeuntirodirecto.

—Oh.—Petedescendió en sunubedevapor, y el foco lo tiñódel colordeunrefrescodecereza—.Nopuedohablardelaarboleda.

Noté un zumbido en mis oídos antaño divinos. Resistí el deseo de gritar:«¡AJÁ!».

—¿Porquénopuedehablarnosdelaarboleda,Pete?Elespíritumanoseósufolletoempapado.—Pauliedijoqueespantaríaalosturistas.«Habladelosdragones—medijo—.

Habladeloslobosylasserpientesylasmáquinasdematarantiguas.Peronodigasnadadelaarboleda».

—¿Máquinasdematarantiguas?—preguntóMeg.—Sí —respondió Pete sin ganas—. Las estamos publicitando como

entretenimiento familiar. Pero la arboleda… Paulie dijo que era nuestro mayorproblema.Elbarrionisiquieraestáacondicionadoparaunoráculo.Pauliefueaversipodíamostrasladarlo,pero…

—Nohavuelto—aventuré.Peteasintióconlacabezatristemente.—¿Cómo se supone que voy a dirigir una campaña demarketing yo solo? Sí,

puedo utilizar llamadas pregrabadas para las encuestas telefónicas, pero muchoscontactossehacencaraacara,yaPauliesiempreselehadadomejoreso.—LavozdePeteseconvirtióenunsusurrotriste—.Loechodemenos.

—Nosotrospodríamosbuscarlo—propusoMeg—ytraerlo.Petesacudiólacabeza.—Pauliemehizoprometerlequenoloseguiríayquenolecontaríaanadiedónde

está laarboleda.Élsaberesistirsemuybienaesasextrañasvoces,perovosotros lotendríaiscrudo.

Estuvetentadodedarlelarazón.Buscarmáquinasdematarantiguasmeparecíamucho más razonable. Entonces me imaginé a Kayla y a Austin vagando por elantiguobosqueyenloqueciendopocoapoco.Menecesitaban,yesosignificabaqueyonecesitabasuubicación.

—Losiento,Pete.—Lelancémimiradamáscrítica,laqueutilizabaparahundiralasaspirantesacantantesenlaspruebasdeBroadway—.Peronomelotrago.

AlrededordelacalderadePeteempezóaborbotearbarro.—¿A-aquéterefieres?—Nocreoqueexistaesaarboleda—dije—.Ysiexiste,nocreoquesepasdónde

está.ElgéiserdePeteretumbó.Elvaporsearremolinóenelhazdesufoco.

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—¡Sí…síquelosé!¡Claroqueexiste!—¿Deverdad?Entonces¿porquénohaycartelespor todaspartes?¿Yunsitio

webdedicadoallugar?¿Porquénohemosvistolaetiqueta#arboledadedodonaenlasredessociales?

Peteechabachispasporlosojos.—¡Yopropusetodoeso!¡Pauliemeloechóportierra!—¡Pues haga un poco de trabajo de divulgación! —le pedí—. ¡Véndanos el

producto!¡Enséñenosdóndeestálaarboleda!—Nopuedo.Laúnicaentrada…—Echóunvistazoporencimadelhombro,yse

ledesencajóelrostro—.Oh,no.—Susfocosseapagaron.Mevolví.Meghizounruidodechapoteoaúnmásfuertequeeldesuszapatillas

enelbarro.Mivistatardóuninstanteenacostumbrarse,peroenellindedelclarohabíatres

hormigasnegrasdeltamañodetanquesSherman.—Pete—dije, tratando de no perder la calma—, cuandodijo que sus focos no

habíanatraídoaquiendebían…—Mereferíaalosmirmekes—expusoél—.Esperoqueestonoafecteavuestra

críticadelBosquedelCampamentoMestizo.

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24

Rompomipromesa,fracasoestrepitosamente.

LaculpaesdeNeilDiamond.

Los mirmekes deberían figurar en los primeros puestos de tu lista de monstruoscontralosquenoteconvieneluchar.

Atacanengrupos.Escupenácido.Suspinzaspuedenpartirelbroncecelestial.Ytambiénsonfeos.Las tres hormigas soldado avanzaron agitando ymeneando sus antenas de tres

metrosdeformahipnótica,tratandodedesviarmiatencióndelauténticopeligroquesuponíansusmandíbulas.

Suscabezaspicudasmerecordabanlasdelasgallinas:gallinasconojososcurosyapagados y caras negras y acorazadas. Cada una de sus seis patas habría sido unmagníficocabrestanteparalaconstrucción.Susdescomunalesabdómenesvibrabanypalpitabancomonaricesqueolfateasenenbuscadecomida.

MaldijeensilencioaZeuspor inventara lashormigas.Teníaentendidoqueunbuendíaseenfadóconunhombrecodiciosoquesiemprerobabalascosechasasusvecinos,demodoque loconvirtióen laprimerahormiga:unaespeciequenohacemásquebuscarcomida,robaryreproducirse.AAreslegustabadecirenbromaquesiZeusqueríaunaespecieconesascaracterísticas,podríahaberdejadoaloshumanoscomoestaban.Yosolíareírme.Ahoraquesoyunodevosotrosnoleveolagracia.

Lashormigassedirigieronanosotrosmoviendosusantenas.Meimaginéquesuhilo de pensamiento debía de ser algo así como «¿Brillantes? ¿Sabrosos?¿Indefensos?».

—No hagas movimientos bruscos —le aconsejé a Meg, quien no parecíainclinadaamoverseenabsoluto.Dehecho,parecíapetrificada.

—¡¿Pete?! —grité—. ¿Cómo se enfrenta a los mirmekes que invaden suterritorio?

—Escondiéndome—respondióél,ydesapareciódentrodelgéiser.—Gracias—gruñí.—¿Podemostirarnosalagua?—preguntóMeg.—Solositeapetecemorircocidaenunpozodeaguahirviendo.Los bichos tanque hicieron chasquear sus mandíbulas y se acercaron muy

lentamente.—Tengounaidea.—Medescolguéelukelele.—Penséquehabíasjuradonotocar—dijoMeg.—Asíes.Perositiroesteobjetobrillanteaunlado,lashormigaspodrían…Estabaapuntodedecir«lashormigaspodríanseguirloydejarnosenpaz».

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Notuveencuentaque,enmismanos,elukelelemehacíaparecermásbrillanteysabroso.Antesdequepudiera tirarel instrumento, lashormigassoldadoavanzaronentropelhacianosotros.Retrocedídandotraspiésynomeacordédelgéiserqueteníadetrás hasta que seme empezaron a hacer ampollas en los omóplatos, y el aire sellenódevaporconaromaaApolo.

—¡Eh, bichos!—Las cimitarras deMeg lanzaron destellos en sus manos y laconvirtieronenelnuevoobjetobrillantedelclaro.

¿PodemosdedicaruninstanteavalorarqueMeghizoesoapropósito?Leteníapánico a los insectos y podría haber huido y haber dejado queme devorasen. Encambio,decidióarriesgarsuvidadistrayendoatreshormigasdeltamañodetanques.Unacosaeratirarbasuraaunosmatonescallejeros.Peroeso…esoeraunniveldeinsensateztotalmentedistinto.Sisobrevivía,puedequepropusieraaMegMcCaffreycomocandidataalPremioalMejorSacrificioenlapróximaedicióndelosPremiosSemi.

DoshormigasembistieroncontraMeg.Latercerasiguiócentradaenmí,aunquegirólacabeza,yaprovechéladistracciónparacorreraunlado.

Meg echó a correr entre sus adversarias y cortó una pata a cada una con susespadasdoradas.Lasmandíbulasdelashormigasmordieronelairevacío.Losbichossoldadocojearonsobresuscincopatasrestantes,tratarondegirarysegolpearonlascabezas.

Desenvainélaespada.Siempreheodiadolasespadas.Sonunasarmasmuypocoelegantesyexigenlucharcuerpoacuerpo.¡Quéimprudente,cuandopuedesdispararunaflechaatusenemigosdesdelaotrapuntadelmundo!

Lahormigaescupióácido,eintentéprotegermedelasustanciaconlaespada.Talveznofueselaideamásinteligente.Amenudomeconfundocuandopractico

esgrimaotenis.Almenospartedelácidosalpicóalahormigaenlosojos,loquemepermitió ganar unos segundos.Me retiré valientemente y cuando levanté la espadadescubríque lahojasehabíacorroídoyquenoquedabamásqueunaempuñadurahumeante.

—¿Meg?—gritéconexpresióndeimpotencia.Ella estaba ocupada con otras cosas. Sus espadas daban vueltas describiendo

arcos de destrucción, cercenando trozos de pata y cortando antenas. Nunca habíavisto a una dimachaera luchar con tal destreza, y he visto combatir a losmejoresgladiadores. Desgraciadamente, sus espadas solo hacían chispas en los gruesoscaparazonesdelashormigas.ApesardelatécnicadeMeg,lashormigasteníanmáspatas,máspeso,másferocidadyunpocomásdehabilidadescupiendoácido.

Mi adversario intentómorderme.Conseguí evitar susmandíbulas, pero su caraacorazadamegolpeóenunladodelacabeza.Metambaleéymecaí.Parecíaquesemehubierallenadouncanalauditivodehierrofundido.

Semenublólavista.Alotroladodelclaro,lasotrasdoshormigasflanqueabanaMeg empleando su ácido para llevarla hacia el bosque. Ella se lanzó detrás de un

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árbolyaparecióconunasolaespada.Tratódelanzarunaestocadaalahormigamáspróxima,peroel fuegocruzadoácido lahizoretroceder.Susmallasechabanhumo,llenasdeagujeros.Teníaunaexpresióntensadedolor.

—Melocotones —murmuré para mis adentros—. ¿Dónde está ese estúpidodemonioconpañalescuandolonecesitamos?

Elkarposnoapareció.Talvez lapresenciade losdiosesde losgéiseresuotrafuerzadelbosquelomanteníaalejado.Talvezlajuntadedirectoresteníaunanormaencontradelasmascotas.

Latercerahormigasecerniósobremí,echandosalivaverdeporlasmandíbulas.SualientoolíapeorquelascamisasdetrabajodeHefesto.

Podríaechar laculpademi siguientedecisióna laheridademicabeza.Podríadecirte quenopensaba con claridad, perono es cierto.Estabadesesperado.Estabaaterrado. Quería ayudar a Meg. Pero sobre todo quería salvarme yo. No vi otraopción,demodoquemelancéaporelukelele.

Yalosé.HabíaprometidoporlalagunaEstigiaquenotocaríamúsicahastaquevolvieraaserundios.Peroinclusounjuramentotanseriopuedeparecerirrelevantecuandounahormigagiganteestáapuntodederretirtelacara.

Cogíel instrumento,me tumbébocaarribaymepuseacantar aplenopulmón«SweetCaroline».

Inclusosineljuramento,solohabríahechoalgoasíenunaemergenciadelomásextrema. Cuando canto esa canción, las posibilidades de destrucción mutuagarantizadasondemasiadoaltas.Peronoviotraalternativa.Pusetodalacarneenelasador,echandomanodelsentimentalismoempalagosodelossetenta.

La hormiga gigante sacudió la cabeza. Sus antenas temblaron. Me levantémientraselmonstruosearrastrabahaciamíhaciendoeses.Peguélaespaldaalgéiseryataquéelestribillo.

Lapartedel«¡La! ¡La! ¡La!»surtióefecto.Cegadadeascoy rabia, lahormigaatacó.Meapartérodandoporelsuelomientraselimpulsodelmonstruoloarrastrabahaciadelante,directoalacalderaembarrada.

Créeme,solohayunacosaquehuelapeorquelascamisasdetrabajodeHefesto,yesunmirmekehirviendodentrodesucaparazón.

Meggritódetrásdemí.Mevolvíatiempoparavercómosusegundaespadasalíadespedidadesumano.Laniñasedesplomócuandounode losmirmekes laatrapóentresusmandíbulas.

—¡NO!—chillé.La hormiga no la partió por la mitad. Simplemente la sostuvo, débil e

inconsciente.—¡Meg! —grité otra vez. Rasgueé desesperadamente el ukelele—. ¡Sweet

Caroline!Peromehabíaquedadosinvoz.Habíanecesitadotodasmisfuerzasparavencera

unahormiga.(Creoqueenmividaheescritounafrasemástriste).Corríenauxilio

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deMeg,perotropecéymecaí.Elmundosevolvióamarilloclaro.Mepuseacuatropatasyvomité.

«Tengo una contusión», pensé, pero no tenía ni idea de qué hacer al respecto.Parecíaquehubierapasadounaeternidaddesdequehabíasidoundiosdelacuración.

Puedequeestuviesetumbadoenelbarrominutosuhorasmientraselcerebromedaba vueltas despacio dentro del cráneo. Cuando conseguí levantarme, las doshormigasyanoestaban.

NohabíarastrodeMegMcCaffrey.

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Estoyderacha.Cociéndome,quemándome,echandolapota.

¿Leones?Venga,¿porquéno?

Crucéelclarodando traspiésy llamandoaMegagritos.Sabíaqueera inútil,perochillarmehacíasentirbien.Busquéseñalesderamasrotasopisadasenelsuelo.Sindudadoshormigasdeltamañodetanquesdejaríanunrastroquepudieraseguir.

PeroyonoeraArtemisa;noteníalahabilidaddemihermanaparaelrastreo.Noteníaniideadeenquédirecciónsehabíanllevadoamiamiga.

RecogílasespadasdeMegdelbarro.Inmediatamenteseconvirtieronenanillosdeoro: tanpequeños, tanfácilesdeperder,comounavidahumana.Esposiblequellorase.Intentérompermiridículoukeleledecombate,peroelinstrumentodebroncecelestialseresistíaamisintentos.Finalmente,arranquélacuerdadela,laensartéatravésdelosanillosdeMegymelaatéalcuello.

—Teencontraré,Meg—murmuré.Su rapto había sido culpamía. Estaba seguro. Había rotomi promesa tocando

música y salvándome. En lugar de castigarme directamente, Zeus o las Moiras otodoslosdiosesjuntoshabíandescargadosuirasobreMegMcCaffrey.

¿Cómohabíapodidosertantonto?Cadavezquehacíaenfadaralosotrosdioses,losmásallegadosamícaíanfulminados.HabíaperdidoaDafneporuncomentariodesconsideradoquelehabíahechoaEros.HabíaperdidoalhermosoJacintopormidisputaconCéfiro.AhoramipromesaincumplidalecostaríalavidaaMeg.

«No—medije—.Nolopermitiré».Estabatanasqueadoqueapenaspodíacaminar.Parecíaquealguienmeestuviese

inflandounglobodentrodelcerebro.Aunasí,conseguíllegaralbordedelgéiserdePetedandotraspiés.

—¡Pete!—grité—.¡Déjatever,teleoperadorcobarde!Unchorrodeaguasaliódisparadohaciaelcieloacompañadodeunsonidoque

recordabaeltubomásgravedeunórgano.Elpalicoaparecióenelremolinodevapor,consucaradecolorgrisbarroendurecidadelaira.

—¿Me llamas TELEOPERADOR? —inquirió—. ¡Dirigimos una empresa derelacionespúblicas!

Medobléyvomitéensucráter,unarespuestaquemeparecióapropiada.—¡Basta!—sequejóPete.—TengoqueencontraraMeg.—Melimpiélabocaconlamanotemblorosa—.

¿Quéharíanlosmirmekesconella?—¡Nolosé!—Dímeloonoterminarélaencuestadeatenciónalcliente.

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Petedejóescaparungritoahogado.—¡Esoesterrible!¡Tuopiniónesimportante!—Descendióflotandoamilado—.

Oh,dioses…tucabezatienemalapinta.Tienesunbuencorteenelcuerocabelludoyestássangrando.Seguroqueporesonopiensasconclaridad.

—¡Medaigual!—chillé,cosaquenohizomásqueempeorarmidolordecabeza—.¿Dóndeestáelhormiguerodelosmirmekes?

Peteretorciósusvaporosasmanos.—Bueno,yahablamosdeesoantes.EsadondefuePaulie.Elhormigueroesla

únicaentrada.—¿Aqué?—AlaArboledadeDodona.Miestómagoseconvirtióenunabolsadehielo,cosainjusta,porquenecesitaba

unaparalacabeza.—Elhormiguero…¿eselcaminoparairalbosque?—Oye,necesitasatenciónmédica.LedijeaPauliequedebíamostenerunpuesto

deprimeros auxiliospara lasvisitas.—Rebuscóen sus inexistentesbolsillos—.TemarcarédóndeestálacabañadeApolo…

—Si sacasun folleto—leadvertí—, teharé comértelo.Aver, explícamecómollevaelhormigueroalaarboleda.

Petesepusoamarillo,opuedequesimplementemivistaempeorase.—Paulienome lo contó todo.Hayunazonaespesadelbosquequehacrecido

tantoquenadiepuedeentrar.Inclusodesdearriba,lasramassoncomo…Entrelazósusdedosdebarroehizoqueselicuasenysederritiesenunoscontra

otros,ungestoqueexpresóbastantebienloquequeríadecir.—Elcaso—separólasmanos—esquelaarboledaestáallídentro.Podríahaber

estado durmiendo durante siglos. En la junta de directores nadie sabía de suexistencia.Un buen día, de repente, los árboles empezaron a susurrar. Paulie creíaqueesaspuñeterashormigashabíanexcavadodebajodelbosque,yqueesofueloqueladespertó.

Tratédeentenderlo.Eradifícilconelcerebrohinchado.—¿Dóndeestáelhormiguero?—Alnortedeaquí—contestóPete—.Unkilómetromásomenos.Pero, tío,no

estásencondiciones…—¡Deboir!¡Megmenecesita!Petemeagarróelbrazocomountorniquetetibioyhúmedo.—Todavía tiene tiempo.Si se lahan llevadoenteraquieredecirque todavíano

estámuerta.—Pero¡loestarápronto!—No.AntesdequePaulie…antesdequedesapareciese,entróvariasvecesenel

hormiguerobuscandoeltúnelalaarboleda.Mecontóquealosmirmekeslesgustaembadurnar a sus víctimas y dejar que, ejem,maduren hasta que están lo bastante

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blandasparaquelascríasselascoman.Dejéescaparunchillidopocodivino.Simehubieraquedadoalgoenelestómago,

lohabríaechado.—¿Cuántotiempotiene?—Veinticuatrohoras,másomenos.Luegoempezaráa…ejem,ablandarse.Era difícil imaginarse aMegMcCaffrey ablandándose en alguna circunstancia,

pero la visualicé sola y asustada, cubierta de pringue de insecto, metida en unadespensadecadáveresenelhormiguero.Paraunaniñaqueodiabalosbichos…Oh,Deméterhabíahechobienodiándomeyquitándomeamishijos.¡Eraundiosterrible!

—Veaporayuda—meapremióPete—.EnlacabañadeApolotepodráncurarlaheridadelacabeza.Noleharásningúnfavoratuamigasivascorriendoaporellayacabasmuriendo.

—¿Porquéteimportaloquenospase?Eldiosdelgéiserpusocaradeofendido.—¡La satisfacción del visitante siempre es nuestra prioridad! Además, si

encuentrasaPauliedepasoqueestásallídentro…Tratédeseguirenfadadoconelpalico,pero lasoledady lapreocupacióndesu

rostroeranunreflejodemisemociones.—¿TeexplicóPauliecómorecorrerelhormiguero?Petenegóconlacabeza.—Ya te he dicho que no quería que lo siguiese. Los mirmekes son bastante

peligrosos.Ysiesosotrostipossiguendeambulandoporahí…—¿Otrostipos?Petefruncióelentrecejo.—¿Notelohabíadicho?Sí.Paulievioatreshumanosarmadoshastalosdientes.

Tambiénbuscabanlaarboleda.Mipiernaizquierdaempezóadargolpesnerviosos,comosiechasedemenosasu

compañeraenlacarreradetrespiernas.—¿SabíaPaulieloquebuscaban?—Losoyóhablarenlatín.—¿Enlatín?¿Erancampistas?Peteabriólasmanos.—Creo…creoqueno.Paulielosdescribiócomosifuesenadultos.Dijoqueuno

eraellíder.Losotrosdossedirigíanaélcomo«emperador».Parecióqueelplanetaenteroseladease.—Emperador.—Sí,yasabes,comoenRoma…—Sí,losé.De repente, muchas cosas cobraron sentido. Las piezas del puzle encajaron y

formaron una imagen general que fue como una bofetada para mí. La Bestia…TerrenosTriunvirato…unossemidiosesadultostotalmentefueradelradar.

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Aduraspenasconseguíevitarcaeralgéiser.Megmenecesitabamásquenunca.Pero tendríaquehacerlobien.Tendríaque irconcuidado:másaúnquecuando lesponíalasvacunasanualesaloscaballosdefuego.

—Pete—dije—,¿todavíasupervisasjuramentossagrados?—Puessí,pero…—Entonces¡escuchamisolemnejuramento!—Ejem, el caso es que te envuelve un halo como si acabases de romper una

promesasagrada,¿talvezalgoquejurasteporlalagunaEstigia?Ysirompiesesotrojuramentoconmigo…

—JuroquesalvaréaMegMcCaffrey.Utilizarétodoslosmediosamidisposiciónparatraerlasanaysalvadelhormiguero,yestejuramentosustituyeacualquieraquehayahechoantes.¡Lojuroportusaguassagradasycalentísimas!

Petehizounamueca.—Bueno,yaestáhecho.Perotenpresentequesinocumpleseljuramento,siMeg

muere,aunquenoseaculpatuya…tendrásquehacerfrentealasconsecuencias.—¡Yaestoymaldito!¿Quémásda?—Sí, pero los juramentos por la laguna Estigia pueden tardar años en acabar

contigo.Soncomoelcáncer.Encambio,losmíos…—Peteseencogiódehombros—.Silorompes,nopodréhacernadaparaimpedirtucastigo.Estésdondeestés,ungéiserbrotarádelsueloatuspiesytehervirávivo.

—Ah…—Intentéevitarquemisrodillasentrechocasen—.Sí,claroquelosabía.Mantengomipromesa.

—Ahorayanotieneselección.—Vale.Creoque…queiréaquemecuren.Mefuitambaleándome.—Elcampamentoestáenlaotradirección—meseñalóPete.Cambiéderumbo.—¡Acuérdate de terminar la encuesta en internet!—gritó Pete detrás demí—.

Soloporcuriosidad,enunaescaladelunoaldiez,¿cómoevaluaríastusatisfaccióngeneralconelBosquedelCampamentoMestizo?

Me interné en la oscuridad dando traspiés sin contestar. Estaba demasiadoocupadocontemplandoenunaescaladelunoaldiezeldolorquepodría tenerquesoportarenelfuturopróximo.

Noteníafuerzasparavolveralcampamento.Cuantomásandaba,másclaroseveía.Teníalasarticulacioneshechaspuré.Mesentíacomounamarioneta,yapesardelomuchoquehabíadisfrutadoenelpasadocontrolandoalosmortalesdesdelasalturas,nomehacíagraciaestaralotroladodeloshilos.

Misdefensasestabanacero.Elmáspequeñoperrodelinfiernoodragónpodríahaberse zampado sin problemas al gran Apolo. Si un tejón enfadado se hubiera

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enfrentadoconmigo,habríaestadoperdido.Me apoyé contra un árbol para recobrar el aliento. Pareció que el árbol me

apartase,susurrándomeconunavozquerecordabaperfectamente:«Notedetengas,Apolo.Nopuedesdescansaraquí».

—Yotequería—murmuré.Unapartedemísabíaqueestabadelirando—imaginándomelotodoacausadela

contusión—, pero juraba que podía ver el rostro demi queridaDafne brotando decada tronco por delante del que pasaba, con sus facciones flotando bajo la cortezacomo un espejismo de madera: su nariz ligeramente torcida, sus estrábicos ojosverdes,loslabiosquenuncahabíabesadoperoconlosquenohabíadejadodesoñar.

«Túqueríasacualquierchicaguapa,meregañóella.Yacualquierchicoguapo,yapuestos».

—¡Nocomoati!—chillé—.Túfuistemiprimeramorverdadero.¡Oh,Dafne!«Cíñetemicorona—dijo—.Yarrepiéntete».Recordaba haberla perseguido: su fragancia a lilas en la brisa, su silueta ágil

atravesandorápidamente la luzmoteadadelbosque.Laperseguídurante loquemeparecieronaños.Talvezlofuesen.

DespuésculpéaErosdurantesiglos.En un momento de imprudencia, había ridiculizado la destreza de Eros como

arquero.Élme lanzó una flecha dorada por rencor.Concentró todomi amor en lahermosa Dafne, pero eso no fue lo peor. También lanzó una flecha de plomo alcorazóndeDafneyeliminótodoposibleafectoqueellapudierahabersentidopormí.

Lo que la gente no entiende es que las flechas de Eros no pueden despertaremoción de la nada. Solo pueden cultivar un potencial que ya existe. Dafne y yopodríamos haber sido una pareja perfecta. Ella era mi amor verdadero. Podríahabermecorrespondido.Sin embargo, gracias aEros,mi amorómetro sedisparó alcien por cienmientras que los sentimientos deDafne se convirtieron en odio puro(que,porsupuesto,noesmásqueelreversodelamor).Nohaynadamástrágicoqueamaraalguiendesdelomásprofundodetualmaysaberquenopodrácorrespondertejamás.

Segúnlasleyendas,yolaperseguíporcapricho;ellanoeramásqueotrovestidobonito paramí. Las leyendas no son ciertas. Cuando ella le suplicó aGaia que laconvirtieraenlaurelparaescapardemí,unapartedemicorazóntambiénsevolviódurocomounacorteza.Meinventélacoronadelaurelparaconmemorarmifracaso:paracastigarmeporeldestinodemigranamor.Cadavezqueunhéroeconsigueellaurel,merecuerdalachicaqueyonopodréconseguir.

DespuésdeDafne,juréquenomecasaríajamás.AvecesdecíaqueeraporquenopodíadecidirmeentrelasNueveMusas.Unahistoriaconveniente.LasNueveMusaseran mis fieles compañeras, todas hermosas a su manera. Pero ellas nuncaconquistaron mi corazón como Dafne. Solo hubo otra persona que me afectó tanprofundamente—elperfectoJacinto—,yéltambiénmefuearrebatado.

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Todos esos pensamientos circulaban por mi maltrecho cerebro. Fuitambaleándomedeunárbolaotro,apoyándomeenellos,agarrándomeasus ramasmásbajasamododepasamanos.

«Nopuedesmoriraquí—susurróDafne—.Tienestrabajoquehacer.Hashechounjuramento».

Sí,eljuramento.Megmenecesitaba.Teníaque…Mecaídebrucesalmantillohelado.Noestoysegurodecuántotiempoestuveallítumbado.Notélarespiracióndeunhocicohúmedoeneloído.Unalenguaásperamelamió

lacara.PenséqueestabamuertoyqueCerberomehabíaencontradoalaspuertasdelinframundo.

Entonceslacriaturamediolavuelta.Elcieloestabasurcadodeoscurasramasdeárbol.Seguíaenelbosque.Lacararubiadeunleónaparecióencimademí,consusojoscolorámbarhermososyletales.Melamiólacara,talvezmientrasdecidíasiyoseríaunabuenacena.

—Ptf.—Escupípelodesumelena.—Despierta—meordenaunavozdemujeramiderecha.NoeraDafne,perome

sonabavagamente.Conseguílevantarlacabeza.Cercadeallí,otroleónsehallabasentadoalospies

deunamujercongafasahumadasyunatiaradeoroyplataensucabellotrenzado.Suvestidodebatik teníaunestampadodehojasdehelecho.Tenía losbrazosy lasmanos llenos de tatuajes de alheña. Lucía un aspecto distinto al que tenía en misueño,perolareconocí.

—Rea—dijeconvozronca.Ellainclinólacabeza.—Paz,Apolo.Noquierofastidiarte,perotenemosquehablar.

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¿Emperadores,aquí?Amordázameconunsímbolodelapaz.

Nomola,mamá.

Laheridademicabezadebíadesaberacarnedewagyu.Elleónnoparabadelamermeunladodelacara,demodoquecadavezteníael

pelo más pegajoso y más mojado. Curiosamente, eso pareció aclarar mispensamientos. Quizá la saliva de león tenía propiedades curativas. Supongo quedeberíahaberlosabido,siendoundiosdelacuración,perotendrásquedisculparmepornohaberhechoexperimentosconlababadetodoslosanimalesdelanaturaleza.

Meincorporécondificultadymiréalareinadelostitanes.ReaestabaapoyadacontraellateraldeunafurgonetaVolkswagencondibujosde

hojasdehelechonegrascomolasdesuvestido.RecordabaqueelhelechonegroeraunodelossímbolosdeRea,peronomeacordabadeporqué.Entrelosdioses,Reasiemprehabíasidountantomisteriosa.NisiquieraZeus,quelaconocíamejor,solíahablardeella.

Sucoronalerodeabalafrentecomounavíadeferrocarrilbrillante.Cuandomemiró, sus gafas ahumadas pasaron del color naranja al morado. Un cinturón demacramé le ceñía la cintura, ydel cuello le colgabaun símbolode lapazde latónsujetoaunacadena.

Sonrió.—Mealegrodequehayasdespertado.Estabapreocupada,tío.Megustaríaquelagentedejaradellamarme«tío».—¿Quéhaces…?¿Dóndehasestadotodosestossiglos?—Enelinterior.—Rascólasorejasdelleón—.DespuésdeWoodstock,mequedé

poraquíyabríuntallerdealfarería.—Quetú…¿qué?Ellaladeólacabeza.—¿Fuelasemanapasadaoelmileniopasado?Heperdidolanocióndeltiempo.—Creo…creoquehablasdelosañossesentadelsigloXX.Fueelsiglopasado.—Quérollo.—Reasuspiró—.Meconfundodespuésdetantosaños.—Tecomprendo.—Despuésdedejar aCronos…Ese tío eraunpedazode carca, ¿sabes?Era el

típicopadredeloscincuenta:queríaquefuéramosunmatrimonioperfecto.—Se…secomióvivosasushijos.—Sí.—Reaseapartóelpelodelacara—.Esomediomuymalkarma.Elcasoes

quelodejé.Enaquelentoncesdivorciarsenoeraguay.Nosehacía.Peroyoquemémiapodesmosyme liberé.CrieaZeusenunacomunaconungrupodenáyadesy

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curetes.Muchogermendetrigoynéctar.ElniñocreciómuymarcadoporAcuario.EstababastantesegurodequeReanorecordababienlossiglos,peromepareció

demalaeducaciónseguircomentándolo.—MerecuerdasaIris—dije—.Sehizoveganahacevariasdécadas.Rea hizo una mueca; un simple rictus de desaprobación antes de recobrar su

equilibriokármico.—Iris es buena gente.Me cae bien. Pero las diosasmás jóvenes no estuvieron

aquíparalucharporlarevolución.Nosabencómoeranlascosascuandotumaridosezampabaatushijosynoconseguíasuntrabajodignoylosmachistasdelostitanesqueríanquetequedasesencasaparacocinarylimpiarytenermásbebésolímpicos.YhablandodeIris…

Reasetocólafrente.—Unmomento,¿estábamoshablandodeIris?¿Ohetenidounflash?—Sinceramente,nolosé.—Ah, ya me acuerdo. Es una mensajera de los dioses, ¿verdad? Junto con

Hermesyesaotrachicaliberadatanmolona…¿JuanadeArco?—Esto…noestoysegurodelaúltima.—Bueno, el caso es que las líneas de comunicación están cortadas, tío. Nada

funciona.Mensajesenel arcoíris,pergaminosvoladores,HermesExprés… todo seestropea.

—Losabemos,peronosabemosporqué.—Sonellos.Ellossonlosculpables.—¿Quiénes?Ellamiróaunladoyaotro.—ElTío,tío.ElGranHermano.Lostrajeados.Losemperadores.Esperaba que dijera otra cosa: gigantes, titanes, máquinas de matar antiguas,

alienígenas.HabríapreferidometermeconTártarooUranooconelmismísimoCaosprimordial.HabíaalbergadolaesperanzadequePetehubieraentendidomalloquesuhermanolehabíacontadosobreelemperadordelhormiguero.

Ahoraqueteníalaconfirmación,medabanganasderobarlafurgonetadeReaeirmeaunacomunamuy,muylejos,alinterior.

—TerrenosTriunvirato—dije.—Sí —convino Rea—. Es su nuevo complejo militar-industrial. Me raya

mogollón.Elleóndejódelamermelacara,probablementeporquemisangresehabíavuelto

amarga.—¿Cómoesposible?¿Cómohanvuelto?—Nunca se fueron—respondió Rea—. Ellos se lo buscaron, ¿sabes? Querían

convertirse en dioses. Eso nunca sale bien. Desde la antigüedad, han estadoescondiéndose, influyendo en la historia entre bastidores. Están atrapados en unaespeciedevidaintermedia.Nopuedenmorir,perotampocopuedenvivir.

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—Pero¿cómoesposiblequelosdiosesnolosupiéramos?—pregunté—.¡Somosdioses!

LarisadeReamerecordóauncerditoconasma.—Apolo,nieto,miniñobonito…¿Elhechodeserundiosha impedidoalguna

vezquealguienseatonto?Teníarazón.Nosobremípersonalmente,claro,sinosobreciertashistoriasqueyo

podíacontarsobrelosotrosdiosesdelOlimpo…—LosemperadoresdeRoma.—Intentéhacermealaidea—.Notodospuedenser

inmortales.—No—dijoRea—. Solo los peores, losmás conocidos.Viven en lamemoria

humana, tío.Eso es lo que losmantiene convida. Igual que nosotros, en realidad.Están ligados al curso de la civilización occidental, aunque ese concepto es unejemplodepropagandaeurocéntricaimperialista.Comotediríamigurú…

—Rea —me puse las manos en las sienes; las tenía a punto de estallar—,¿podemostratarlosproblemasdeunoenuno?

—Sí,vale.Noqueríacalentartelacabeza.—Pero¿cómopuedeninfluirennuestraslíneasdecomunicación?¿Cómopueden

sertanpoderosos?—Hantenidosiglosparahacerlo,Apolo.Siglos.Todoesetiempoconspirandoy

haciendolaguerra,levantandosuimperiocapitalista,esperandoelmomentoenquetúseasmortal,cuandolosoráculosseanvulnerablesparaunaopahostil.Esperverso.Danmuymalrollo.

—Creíaqueeseeraunconceptomásmoderno.—¿Laperversidad?—No.Elmalrollo.Daigual.LaBestia…¿esellíder?—Metemoquesí.Estanretorcidocomolosotros,peroeselmáslistoyelmás

estable,aunqueenplansociopático.Sabesquiénes…quiénera,¿verdad?Lamentablemente,losabía.Meacordédedóndehabíavistosufeacarasonriente.

Podíaoírsuvoznasal resonandoa travésde lapalestra,ordenando laejecucióndecientosmientraslamultitudvitoreaba.QueríapreguntarleaReaquiéneseransusdossocios en el triunvirato, pero por el momento no podría soportar la información.Ninguna de las opciones era buena, y saber sus nombres podría provocarme másdesesperacióndelaquepodríasobrellevar.

—Es cierto, entonces —comenté—. Los otros oráculos todavía existen. ¿Losemperadoresloscontrolantodos?

—Estánenello.PitóntieneDelfos:eseeselproblemamásgrave.Peronotienesfuerzasparaenfrentarteaélcaraacara.Primerotienesquearrebatarle losoráculosmenos importantes y socavar su poder. Para eso, necesitas una nueva fuente deprofecíasparaelcampamento:unOráculoqueseamásantiguoeindependiente.

—Dodona—dije—.Laarboledaquesusurra.—Eso es —contestó Rea—. Creía que la arboleda había desaparecido para

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siempre.Peroderepente,nosécómo, los roblesvolvieronacrecerenelcentrodeestebosque.Tienesqueencontrarlaarboledayprotegerla.

—Estoy en ello.—Me toqué la heridapegajosadel ladode la cara—.PeromiamigaMeg…

—Sí.Hastenidocontratiempos.Perosiemprehaycontratiempos,Apolo.CuandoLizzyStantonyyofuimoslasanfitrionasdelaprimeraconvenciónporlosderechosdelasmujeresenWoodstock…

—CreoqueterefieresaSenecaFalls.Reafruncióelceño.—¿Nofueesoenlossesenta?—Loscuarenta—respondí—.Los cuarentadel sigloXIX, si lamemoria nome

falla.—Entonces…¿JimiHendrixnoestuvoallí?—Lodudo.Reasepusoatoquetearsusímbolodelapaz.—Entonces¿quiénprendiófuegoaaquellaguitarra?Bah,daigual.Elcasoesque

tienesqueperseverar.Avecesloscambiostardansiglosenproducirse.—Soloqueahorasoymortal—repuse—.Notengosiglos.—Pero tienes fuerza de voluntad —replicó Rea—. Tienes ímpetu y empuje

mortales.Esassoncualidadesdelasquelosdiosessuelencarecer.Asulado,elleónrugió.—Tengoquepirarme—dijoRea—.Silosemperadoresmelocalizan,malasunto,

tío.He estadodemasiado tiempo fuera del sistema.Nopiensodejar quevuelvan aarrastrarmeaesaformadeopresióninstitucionalypatriarcal.BuscaaDodona.Esaserátuprimeraprueba.

—¿YsilaBestiaencuentralaarboledaprimero?—Oh,élyahaencontradolaspuertas,peronopodrácruzarlassintiylaniña.—No…noloentiendo.—Tranqui.Respira.Buscatucentro.Lailuminacióntienequevenirdedentro.Parecíaunafrasequeyopodríahaberlesdichoamisdevotos.Estuvetentadode

estrangular a Rea con su cinturón demacramé, pero dudaba que tuviera la fuerzanecesaria.Además,ellateníadosleones.

—Pero¿quéhago?¿CómosalvoaMeg?—Primero,cúrate.Descansa.Luego…cómosalvesaMegescosatuya.Elviaje

esmásimportantequeeldestino,¿sabes?Alargólamano.Sobresusdedoshabíaunosmóvilesdeviento:unaseriedetubos

delatónhuecosymedallonesconsímbolosgriegosycretensesgrabados.—Cuelgaestoenelrobleantiguomásgrande.Esoayudaráaconcentrarlasvoces

del Oráculo. Si consigues una profecía, chachi. Solo será el principio, pero sinDodona, nada más será posible. Los emperadores aniquilarán nuestro futuro ydividiránelmundo.CuandohayasvencidoaPitónpodrásreclamartulugarlegítimo

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en el Olimpo. Mi hijo, Zeus, tiene una obsesión disciplinaria con la mano dura,¿sabes?RecuperarDelfoseslaúnicaformadequetecongraciesconél.

—Me…metemíaquediríaseso.—Hay una cosa más—me advirtió—. La Bestia planea algún tipo de ataque

contra tu campamento. No sé de qué se trata, pero será algo gordo. Peor que elnapalm.Tienesqueavisaratusamigos.

Elleónmáscercanomediounempujoncito.Rodeésupescuezoconlosbrazosyledejéquemelevantase.Conseguímantenermeenpie,perosoloporquelaspiernasse me quedaron agarrotadas de pánico absoluto. Por primera vez, comprendí laspruebas queme aguardaban. Sabía a qué enemigos debía enfrentarme.Necesitaríamás quemóviles de viento e iluminación interior.Necesitaría unmilagro.Y comodiosqueera,teaseguroqueesascosasnoserepartenalaligera.

—Buenasuerte,Apolo.—Lareinadelostitanescolocólosmóvilesdevientoenmismanos—.Tengoqueiraecharunvistazoalhornoantesdequesemeagrietenloscacharros.¡Siguealpiedelcañón,ysalvaesosárboles!Elbosqueseesfumó.Meencontré en el prado central del Campamento Mestizo, cara a cara con ChiaraBenvenuti,quienretrocediódeunsaltoalarmada.

—¿Apolo?Sonreí.—Hola,chica.Semepusieronlosojosenblancoy,porsegundavezesasemana,medesmayéde

formaencantadoradelantedeella.

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27

Pidoperdónprácticamenteportodo.Hala,soyunchicobueno.

—Despierta—ordenóunavoz.Abrílosojosyviaunfantasmaconunrostrocasitanqueridoparamícomoelde

Dafne. Reconocí su piel cobriza, su sonrisa afable, sus rizos de pelo moreno yaquellosojosvioláceoscomolastúnicassenatoriales.

—Jacinto—dijesollozando—.Losientomucho…Élgirólacarahacialaluzdelsolydejóverladesagradablemarcaencimadela

oreja izquierda donde le había impactado el disco. En solidaridad con él, noté undolorpunzanteenmicaraherida.

—Buscalascavernas—meindicó—.Cercadelasfuentesazules.Oh,Apolo…lacordurateseráarrebatada,perono…

Su imagen se desdibujó y empezó a retroceder. Me levanté de mi lecho deenfermo.Corrítrasélyloagarréporloshombros.

—Quenohaga¿qué?¡Nomedejesotravez,porfavor!Se me aclaró la vista. Me encontré junto a la ventana de la Cabaña Siete,

sosteniendounamacetadecerámicaconjacintosmoradosyrojos.Cerca,concaradegranpreocupación,sehallabanWillyNicocomosiestuvieranlistosparacogerme.

—Estáhablandoconlasflores—observóNico—.¿Esnormal?—Apolo—dijoWill—,hassufridounacontusión.Tehascurado,pero…—¿Estosjacintoshanestadosiempreaquí?—pregunté.Willfruncióelentrecejo.—Sinceramente,no sédedóndehan salido,pero…—Mequitó el tiestode las

manosyvolvióadejarloenelalféizar—.Centrémonosenti,¿vale?Normalmenteme habría parecido un consejo fantástico, pero ahora solo podía

mirarlosjacintosypreguntarmesieranalgúntipodemensaje.Quécrueleraverlos:lasfloresqueyohabíacreadoenhonoramidifuntoamor,conlospétalosteñidosderojo como su sangre o de tonovioleta como sus ojos.Se abrían alegremente en laventanaymerecordabanladichaqueyohabíaperdido.

NicoposólamanoenelhombrodeNico.—Estamospreocupados,Apolo.SobretodoWill.Verlosjuntos,apoyándoseelunoenelotro,meentristeciótodavíamás.Durante

mi delirio, mis dos grandes amores me habían visitado. Y ahora volvía a estarterriblementesolo.

Aunasí,teníaunatareaquecumplir.Unaamiganecesitabamiayuda.—Megestáenapuros—dije—.¿Cuántoheestadoinconsciente?

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WillyNicosemiraron.—Ahoraesmediodíamásomenos—anuncióWill—.Aparecisteenelpradoa

eso de las seis de la mañana. Al ver que Meg no volvía contigo, quisimos ir abuscarlaalbosque,peroQuirónnonosdejó.

—Quiróntenía todalarazón—afirmé—.Nopermitiréquenadiemáspongaenpeligrosuvida.Perodebodarmeprisa.Megtienehastaestanochecomomáximo.

—¿Quépasaráentonces?—preguntóNico.Nopodíadecírselo.Nisiquierapodíapensarenellosinarredrarme.Bajélavista.

Aparte del pañuelo con la bandera de Brasil queme había dado Paolo y el collarhecho con la cuerda del ukelele, no llevaba más ropa que los calzoncillos. Miofensiva flacidez estaba expuesta a la vista de todos, pero ya no me importaba.(Bueno,nomucho,almenos).

—Tengoquevestirme.Volví dando tumbos a mi catre. Rebusqué entre mis escasas provisiones y

encontré la camiseta de Led Zeppelin de Percy Jackson.Me la puse. Parecíamásadecuadaquenunca.

Willrondabacerca.—Oye,Apolo,creoquetodavíanotehasrecuperadodeltodo.—Estoybien.—Mepuselosvaqueros—.TengoquesalvaraMeg.—Dejaque teayudemos—dijoNico—.Dinosdóndeestá.Yopuedoviajarpor

lassombras…—¡No!—leespeté—.No,tenéisquequedarosaquíyprotegerelcampamento.LaexpresióndeWillmerecordómucholadesumadre,Naomi:aquellacarade

inquietudqueponíajustoantesdesaliralescenario.—¿Protegerelcampamentodequé?—No… no estoy seguro. Debéis decirle a Quirón que los emperadores han

vuelto.O,mejordicho,quenuncasefueron.Hanestadoconspirandoyacumulandorecursosdurantesiglos.

LosojosdeNicobrillaronconrecelo.—Cuandohablasdeemperadores…—Merefieroalosromanos.Willretrocedió.—¿EstásdiciendoquelosemperadoresdelaantiguaRomaestánvivos?¿Cómo?

¿LasPuertasdelaMuerte?—No. —El sabor a bilis apenas me dejaba hablar—. Los emperadores se

convirtieronendioses.Teníansuspropios templosyaltares.Animarona lagenteaquelosadorase.

—Pero eso no fuemás que propaganda—apuntóNico—.En realidad no erandivinos.

Reítristemente.—Laadoraciónsostienealosdioses,hijodeHades.Siguenexistiendograciasa

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losrecuerdoscolectivosdeunacultura.EselcasodelosdiosesdelOlimpo;tambiénel de los emperadores.De algúnmodo, losmás poderosos han sobrevivido.Todosestossiglossehanaferradoaunasemivida,escondiéndose,esperandoparareclamarsupoder.

Willnegóconlacabeza.—Esoesimposible.¿Cómo…?—¡No lo sé!—Traté de estabilizarmi respiración—.Decidle aRachel que los

hombres que están detrás de Terrenos Triunvirato son antiguos emperadores deRoma.Hanestadoconspirandocontranosotrostodoestetiempo,ylosdioseshemosestadociegos.Ciegos.

Mepuseelabrigo.LaambrosíaqueNicomehabíadadoeldíaanteriorseguíaenmibolsilloizquierdo.Enelderecho,losmóvilesdevientodeReatintinearon,aunquenoteníaniideadecómohabíanllegadoallí.

—LaBestiaplaneaalgún tipodeataquecontraelcampamento—dije—.Noséquéclasedeataquenicuándo,perodecidleaQuirónqueestépreparado.Tengoquemarcharme.

—¡Espera!—gritóNicocuandolleguéalapuerta—.¿QuiéneslaBestia?¿Aquéemperadornosenfrentamos?

—Al peor de mis descendientes. —Mis dedos se clavaron en el marco de lapuerta—. Los cristianos lo llamaban la Bestia porque los quemaba vivos. NuestroenemigoeselemperadorNerón.

Debierondequedarsedemasiadoheladosparaseguirme.Corríhaciaelarsenal.Varioscampistasmelanzaronmiradasraras.Algunosme

llamaronofreciéndomeayuda,peronoleshicecaso.SolopodíapensarenMegsolaen laguaridade losmirmekesyen lasvisionesdeDafne,ReayJacinto: todosmeinstabanaquesiguieraadelante,aconsejándomequehicieraloimposibleapesardemideficienteformamortal.

Cuandolleguéalarsenal,escudriñéelarmerodelosarcos.Conmanotemblorosa,elegíelqueMeghabíaintentadodarmeeldíaanterior.Estabatalladoenmaderadelaureldemontaña.Mehorrorizólaamargaironíadelasituación.

Habíajuradoquenousaríaunarcohastaquevolvieraaserundios.Perotambiénhabía juradoqueno tocaríamúsica,yyahabíafaltadoaese juramentode laformamásatrozmenteNeilDiamondposible.

LamaldicióndelalagunaEstigiamemataríademaneralentaycancerosa,oZeusmefulminaría.PerolapromesadesalvaraMegMcCaffreyteníaqueirprimero.

Girélacarahaciaelcielo.—Siquierescastigarme,adelante,padre,perotenelvalordehacermedañoamí

directamente,noamicompañeramortal.¡PÓRTATECOMOUNHOMBRE!Paramisorpresa,elcielopermanecióensilencio.Ningúnrayomevolatilizó.Tal

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vezZeus estaba demasiado sorprendido para reaccionar, pero sabía que no pasaríaporaltouninsultocomoese.

Cogí un carcaj y lo llené de todas las flechas de repuesto que encontré. Acontinuación corrí al bosque, con los anillos de Meg tintineando en mi collarimprovisado. Caí en la cuenta de que me había olvidado del ukelele de combatedemasiadotarde,peronoteníatiempoparavolveratrás.Tendríaquebastarmeconmivoz.

Noestoysegurodecómoencontréelhormiguero.Puede que el bosque simplemente me dejara llegar a él, sabiendo que me

encaminaba a la muerte. He descubierto que cuando uno busca peligro nunca lecuestaencontrarlo.

Pronto estaba agachado detrás de un árbol caído, observando la guarida de losmirmekesenelclaroqueteníadelante.LlamarallugarhormiguerohabríasidocomollamarPalaciodeVersalles a una casaunifamiliar.Unos terraplenes ascendían casihastalascopasdelosárbolescircundantes:treintametrosdealturacomomínimo.Lacircunferenciapodríahaberalbergadounhipódromoromano.Unahileracontinuadehormigas soldado y hormigas de carga entraba y salía en grupo del montículo.Algunas llevaban árboles caídos. Una, inexplicablemente, arrastraba un ChevyImpalade1967.

¿Acuántashormigasmeenfrentaría?Noteníaniidea.Cuandollegasaunnúmeroimposible,esinútilcontar.

Coloquéunaflechaenelarcoypenetréenelclaro.Cuando el mirmeke más próximo me vio, soltó el Chevy. Observó cómo me

acercaba,mientrassusantenassemovían.Nolehicecasoypasétranquilamentepordelante de él en dirección a la entrada del túnel más cercano. Eso le confundiótodavíamás.

Variashormigasmássereunieronparamirar.He descubierto que si te comportas como si no estuvieras fuera de lugar, la

mayoríade lagente (ode lashormigas)noseencaracontigo.Normalmenteactuarcon seguridadno suponeunproblemaparamí.Losdiosespodemos estar en todaspartes.Resultabaunpocomásdifícil paraLesterPapadopoulos,pardillodonde loshaya,perolleguéhastaelhormiguerosinquenadieseenfrentaseamí.

Memetíyempecéacantar.Estaveznonecesitéukelele.Nonecesitémusaparainspirarme.Meacordédela

caradeDafneenlosárboles.MeacordédeJacintoalalejarse,conlaheridamortalreluciendoensucuerocabelludo.Mivozsellenódeangustia.Cantésobremipena.Enlugardevenirmedebajodedesesperación,laproyectéhaciafuera.

Lostúnelesamplificabanmivozylallevabanporelhormiguero,yconvertíanlacolinaenteraenmiinstrumentomusical.

Cadavezquemecruzabaconunahormiga,elanimaldoblabalaspatasytocabaelsueloconlatestuz,mientrassusantenasseagitabandebidoalasvibracionesdemi

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voz.Sihubierasidoundios,lacanciónhabríasonadomásfuerte,perobastóconeso.

Meimpresionólatristezaquepodíaexpresarunavozhumana.Meadentréenlacolina.Noteníaniideadeadóndeibahastaqueviungeranio

quebrotabadelsuelodeltúnel.Lacanciónseentrecortó.Meg.Debíadehaberrecobradolaconciencia.Habíatiradounadesussemillasde

emergencia para dejarme un rastro. Todas las flores moradas del geranio mirabanhaciauntúnelquesedesviabaalaizquierda.

—Niñalista—dije,ymedecidíporesetúnel.Untraqueteomealertódelmirmekequeseacercaba.Me volví y levanté el arco. Liberado del encantamiento de mi voz, el insecto

atacóechandoácidoporlaboca.Tenséelarcoydisparé.Laflechaseclavóhastalasplumasenlatestuzdelahormiga.

Lacriaturasecayó,ysuspatastraserassesacudieronconlosúltimosestertores.Intentérecuperarlaflecha,peroelastilsemepartióenlamano;elextremopartidoestabacubiertodesustanciacorrosiva.Tendríaquerenunciarareutilizarlamunición.

—¡MEG!—grité.La única respuesta que obtuve fue el ruido de más hormigas gigantes que se

movíanendirecciónamí.Empecéacantarotravez.Sinembargo,ahora teníamásesperanzas de encontrar aMeg, y eso hacía queme resultasemás difícil evocar lamelancolía adecuada.Lashormigasquemeencontréyano estaban catatónicas.Semovían despacio y con paso vacilante, pero aun así atacaban. Me vi obligado adispararaunatrasotra.

Pasé a una cueva llena de tesoros relucientes, pero en ese momento no meinteresabanlosobjetosbrillantes.Seguíavanzando.

Otrogeraniobrotabadelsueloenelsiguientecruce,ytodassusfloresmirabanaladerecha.Giréenesadireccióny llaméaMegotravez,yactoseguidoretomé lacanción.

Amedidaqueme animaba,mi canción se volvíamenos eficaz y las hormigas,másagresivas.Despuésdeunadocenademuertes,elcarcajseestabaaligerandodeformapeligrosa.

Teníaqueahondarmásenmissentimientosdedesesperación.Teníaquepillarunbuenbajón.

Porprimeravezencuatromilaños,cantésobremisdefectos.Desahogué la culpabilidad que me despertaba la muerte de Dafne. Mi

fanfarronería,mienvidiaymideseohabíansidosuruina.Cuandoellahuyódemí,debería haberla dejado marchar. En cambio, la perseguí implacablemente. Ladeseaba,ypretendíaquefueramía.Yporesarazón,noledejéaDafnealternativa.Paraescapardemí,sacrificósuvidaysetransformóenunárbol,ydejómicorazónmarcado para siempre. Pero era culpa mía. Me disculpé en forma de canción.

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SupliquéelperdóndeDafne.Canté sobre Jacinto, elmás guapo de todos los hombres. Céfiro, elViento del

Oeste,tambiénloamaba,peroyomeneguéacompartirunsolosegundodeltiempodeJacinto.Locodecelos,amenacéaCéfiro.Lodesafiéaqueseentrometiese.

CantésobreeldíaqueJacintoyyoestábamosjugandoaldiscoenelcampo,yelvientodeloestedesviómidiscoalacabezadeJacinto.

ParateneraJacintoalsol,queeradondedebíaestar,creélasfloresdejacintoapartirdesusangre.HiceresponsableaCéfiro,peromimezquinacodiciahabíasidolacausadelamuertedeJacinto.Desahoguémipena.Asumítodalaculpa.

Cantésobremisfracasos,micongojaymisoledadeternos.Yoeraelpeordelosdioses, el más atormentado por la culpa y el más descentrado. Era incapaz decomprometerme con un solo amante. Ni siquiera podía decidir de qué era dios.Cambiabacontinuamentedeunaaptitudaotra,distraídoeinsatisfecho.

Mividadeéxitoeraunafarsa.Misofisticacióneraunafachada.Micorazóneraunpedazodemaderapetrificada.

Amialrededor,losmirmekessedesplomaban.Elpropiohormiguerotemblabadepena.

Encontréuntercergeranioyluegouncuarto.Finalmente, haciendo una pausa entre verso y verso, oí una vocecilla más

adelante:elsonidodeunaniñaquegritaba.—¡Meg!—Dejélacanciónyechéacorrer.Ella estaba tumbada en medio de una cavernosa despensa, como me había

imaginado.Asualrededorhabíaunmontónde resesdeanimales—vacas,ciervos,caballos—,rodeadosdebabaendurecidaenprocesodelentadescomposición.Elolorllegóamisconductosnasalescomounaavalancha.

Megtambiénestabaenvueltaenlasustancia,perosedefendíaconelpoderdelosgeranios. De las partes más finas de su capullo brotaban grupos de hojas. Unagorguerahechadefloresimpedíaquelababaentraseencontactoconsucara.Laniñaincluso había conseguido liberar uno de sus brazos gracias a una explosión degeraniosrosaensuaxilaizquierda.

Teníalosojoshinchadosdellorar.Supusequeestabaasustada,quetalvezestabasufriendo,perocuandomearrodilléasulado,susprimeraspalabrasfueron:

—Losientomucho.Leretiréunalágrimadelapuntadelanariz.—¿Porqué,queridaMeg?Nohashechonadamalo.Yotehefallado.Unsollozoseleatragantóenlagarganta.—Noloentiendes.Lacanciónqueestabascantando…Oh,dioses…Silohubiera

sabido,Apolo…—Chis, no llores.—Tenía la garganta tan irritada que apenas podía hablar. La

cancióncasihabíaacabadoconmivoz—.Soloestásreaccionandoalatristezadelamúsica.Voyaliberarte.

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EstabaconsiderandocómohacerlocuandoMegabriómucholosojosyemitióunsonidogimoteante.

Semeerizóelvellodelanuca.—Hayhormigasdetrásdemí,¿verdad?—dije.Megasintióconlacabeza.Mevolvícuandocuatrodeesascriaturasentraronenlacaverna.Alarguélamano

haciamicarcaj.Mequedabaunaflecha.

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Consejoparapadres:mamás,nodejéisquevuestraslarvas

seconviertanenhormigas.

Megserevolvióensuenvoltoriodebaba.—¡Sácamedeaquí!—¡Notengoespada!—Mellevélosdedosalacuerdadeukelelequerodeabami

cuello—.Enrealidad,tengotusespadas,digo,tusanillos…—Nohace faltaquecortes el capullo.Cuando lahormigamedejó aquí, seme

cayóelpaquetedesemillas.Nodeberíaestarlejos.Teníarazón.Vilabolsaarrugadacercadesuspies.Meaproximémuy lentamente, sinperderdevista a las hormigas.Permanecían

unasalladodelasotrasenlaentradacomosinoseatreviesenaacercarse.Talvezelreguerodehormigasmuertasquellevabaaesasalaleshabíadadoquepensar.

—Buenashormigas—dije—.Estupendashormigastranquilas.Me agaché y recogí el paquete. Un rápido vistazo a su interiorme reveló que

quedabamediadocenadesemillas.—Yahora,¿qué,Meg?—Tíralasalababa—dijoMeg.Señalélosgeraniosquelesalíandelcuelloylaaxila.—¿Cuántassemillashanhechofaltaparaeso?—Una.—Entonces todas estas te asfixiarán. He transformado en flores a demasiada

gentequemeimportaba,Meg.Novoya…—¡HAZLO!A las hormigas no les gustó su tono. Avanzaron haciendo chasquear sus

mandíbulas.EsparcílassemillasdegeraniosobreelcapullodeMegyacontinuacióncoloquélaflechaenelarco.Mataraunahormiganoserviríadenadasilasotrastresnoshacíantrizas,demodoqueelegíotroblanco.Disparéaltechodelacaverna,justoencimadelascabezasdelashormigas.

Eraunaideadesesperada,peroenelpasadohabíaconseguidoderribaredificiosconflechas.En464a.C.provoquéunterremotoquebarriólamayorpartedeEspartaimpactandoaunafallageológicaenelánguloadecuado.(Nuncamegustaronmucholosespartanos).

Estaveztuvemenossuerte.Laflechaseclavóenlatierracompactaconunruidoapagado.Lashormigasdieronotropasoadelante,derramandogotasdeácidoporlasbocas. Detrás de mí, Meg forcejeaba para soltarse del capullo, que ahora estabacubiertodeunaalfombrapeludadefloresmoradas.

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Necesitabamástiempo.A falta de ideas,me quité el pañuelo con la bandera brasileña del cuello yme

puseaagitarlocomounloco,tratandodesacaralPaoloquellevabadentro.—¡ATRÁS,HORMIGASASQUEROSAS!—grité—.¡BRASIL!Las hormigas vacilaron, tal vez debido a los vivos colores, o ami voz, o ami

repentinaydemencialseguridad.Mientrastitubeaban,unasgrietasseextendieronporeltechodesdeelpuntodeimpactodelaflecha,yactoseguidomilesdetoneladasdetierrasedesplomaronsobrelosmirmekes.

Cuando el polvo se despejó, media sala había desaparecido, junto con lashormigas.

Miréelpañuelo.—Quemeestigien.Tienepodermágicodeverdad.NopuedocontárseloaPaoloo

sepondráinsoportable.—¡Aquí!—gritóMeg.Mevolví.Otromirmekereptabaporencimadeunmontónde reses;alparecer,

veníadeotrasalidaenlaqueyonohabíareparado,detrásdelrepugnantealmacéndecomida.

Antesdequepudierapensarquéhacer,Meggritóysaliósúbitamentedesujaula,lanzandogeraniosportodaspartes.

—¡Misanillos!—gritó.Melosquitédelcuellodeuntirónyloslancéatravésdelaire.EncuantoMeglos

atrapó,doscimitarrasdoradasbrillaronensusmanos.Almirmekeapenaslediotiempoapensar«Oh,no»antesdequeMegatacase.La

niñalerebanólacabezaacorazada.Sucuerposedesplomóechandovapor.Megsevolvióhaciamí.Sucaraerauntorbellinodeculpa,tristezayamargura.

Teníamiedodequeutilizasesusespadascontramí.—Apolo,yo…—Selequebrólavoz.Supuse que todavía padecía los efectos de mi canción. Estaba profundamente

conmovida.Toménotamentaldequenodebíavolveracantarcontantasinceridadsihabíaunmortalescuchando.

—Tranquila,Meg—dije—. Soy yo el que debería pedirte disculpas. Yo te hemetidoenestelío.

Megnegóconlacabeza.—Noloentiendes.Yo…Unchillido airado resonó por la cámara, sacudió el techo inestable e hizo caer

nubesdepolvosobrenuestrascabezas.EltonodelgritomerecordóaHeracuandorecorría los pasillos del Olimpo hecha una furia, gritándome por dejar la tapa delváterdivinolevantada.

—Eslahormigareina—deduje—.Tenemosqueirnos.Megseñalóconsuespadalaúnicasalidaquequedaba.—Peroelsonidohavenidodeallí.Iremosendirecciónaella.

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—Exacto. Así que deberíamos dejar las disculpas para más tarde. Todavíapodríamosconseguirqueelotrolapalmase.

Encontramosalahormigareina.Hurra.Todos los pasillos debían de llevar a la reina. Partían de su cámara como los

pinchos de una maza. Su majestad era el triple de grande que sus soldados másvoluminosos:unaimponentemasadequitinanegrayapéndicesconpúas,conunasalas ovaladas y transparentes contra el lomo. Sus ojos eran espejadas piscinas deónice.Suabdomeneraunsacopalpitanteytranslúcidollenodehuevosbrillantes.Alverlomearrepentídehaberinventadolosmedicamentosencápsulasdegelatina.

Suabdomenhinchadopodríaretrasarlaencasodepelea,peroeratangrandequepodría interceptarnos antes de que llegásemos a la salida más próxima. Susmandíbulasnospartiríanporlamitadcomoramitassecas.

—Meg—dije—,¿quéteparecesiempuñastusdoscimitarrascontraesaseñora?Megsequedóhorrorizada.—Esunamadredandoaluz.—Sí…yesuninsecto,algoquetúodias.Ysushijosteestabanmadurandopara

comertedecena.Megfruncióelentrecejo.—Aunasí…nomeparecejusto.La reina siseó; un ruido secode rociada.Supusequeyanoshabría regado con

ácidosinolepreocupasenlosefectosalargoplazodeloscorrosivosensuslarvas.Hoydía,todaslasprecaucionessonpocasparalashormigasreina.

—¿Tienesotraidea?—preguntéaMeg—.¿Aserposibleunaenlaquenohayaquemorir?

Ellaseñalóuntúnelsituadojustodetrásdelnidodelareina.—Tenemosqueirenesadirección.Esetúnelllevaalbosque.—¿Cómopuedesestartansegura?Megladeólacabeza.—Árboles.Escomosi…pudieraoírloscrecer.Esome recordó algo queme habían contado lasmusas en cierta ocasión: que

podíanoír la tinta secándoseen laspáginasdepoesía reciénescritas.SupongoqueteníasentidoqueunahijadeDeméterpudieraoírcreceralasplantas.Además,nomesorprendióqueeltúnelquedebíamosseguirfueraelmásdifícildealcanzar.

—Canta—mepidióMeg—.Cantacomoantes.—No…nopuedo.Mehequedadocasisinvoz.«Además—pensé—,noquieroarriesgarmeaperderteotravez».HabíaliberadoaMeg,demodoquehabíacumplidoconlapalabraquelehabía

dadoaPete,eldiosdelgéiser.Aunasí,alcantarypracticarel tiroconarco,había

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roto mi juramento no solo una vez sino dos. Si seguía cantando solo conseguiríainfringirtodavíamásmipromesa.Fuerancualesfuesenloscastigoscósmicosquemeesperaban,noqueríaquerecayesensobreMeg.

Sumajestad intentómordernos;unaseñaldeavisocon laquenos indicabaqueretrocediéramos. Si hubiera estado unos centímetros más cerca, mi cabeza habríarodadoporelsuelo.

Rompí a cantar…o,mejor dicho, hice loquepude con la voz rasposaquemequedaba.Mepusearapear.Empecéporelritmo«bum,chaca,chaca».MearranquéconunospasosdebaileenlosquelasNueveMusasyyohabíamosestadotrabajandojustoantesdelaguerraconGaia.

Lareinaarqueóellomo.Nocreoqueesperasequeesedíalerapeasen.LancéunamiradaMegquequeríadecirclaramente:«¡Échameunamano!».Ella negó con la cabeza. Si le dabas a esa niña dos espadas, se volvía una

maníaca.Silepedíasquemarcaseunritmosencillo,leentrabamiedoescénico.«Estábien—pensé—.Loharéyosolo».Ataqué «Dance», deNas, que debo decir es una de las odas a lasmadresmás

conmovedoras que he inspirado a un artista. (De nada, Nas). Me tomé ciertaslibertades con la letra. Puede que cambiase «ángel» por «madre de la camada» y«mujer» por «insecto», pero el sentimiento era el mismo. Canté para la reinaembarazada,evocandomiamorpormiqueridamadre,Leto.Cuandocantéqueojaláundíamecasaseconunamujer(ouninsecto)tanbuenacomoella,mipenaerareal.Yonuncatendríaunacompañeraasí.Noestabaescritoenmidestino.

Lasantenasdelareinavibraban.Sucabezasebalanceabadeunladoaotro.Noparabande salir huevosde su abdomen,y esohacíaquemecostase concentrarme,peroperseveré.

Cuando hube terminado, hinqué una rodilla y levanté los brazos en homenaje,esperandoelveredictode la reina.Omemataríaomeperdonaría.Estabaagotado.Mehabíavaciadoenesacanciónynopodíarapearunalíneamás.

Amimado,Megpermaneciómuyquieta,agarrandosusespadas.Sumajestadtembló.Echóatrás lacabezaygimió;unsonidomásdesconsolado

queairado.Seinclinó,merozósuavementeelpechoconelhocicoymeempujóendirección

altúnelqueteníamosquetomar.—Gracias—dije con voz ronca—. Siento… siento lo de las hormigas que he

matado.La reina emitió un ronroneo y un chasquido, expulsando unos cuantos huevos

máscomodiciendo:«Notepreocupes,siemprepuedoponermás».Acariciélatestuzdelahormigareina.—¿Puedollamarte«mamá»?Subocaechóespumaconsatisfacción.—Apolo—meapremióMeg—,vámonosantesdequecambiedeopinión.

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Noestabasegurodequemamácambiasedeopinión.Tenía lasensacióndequehabíaaceptadomilealtadynoshabíaadoptadoensucamada.PeroMegestabaenlocierto;teníamosquedarnosprisa.Mamáobservócómosorteábamospocoapocosushuevos.

Nosmetimoseneltúnelyvimoselbrillodelaluzdeldíaencimadenosotros.

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29

Pesadillasconantorchasyunhombrevestidodemorado.

Peroesonoeslopeor.

Nuncamehabíaalegradotantodeveruncampodelamuerte.Salimos a un claro lleno de huesos. Lamayoría eran de animales del bosque.

Unoscuantosparecíanhumanos.Dedujequehabíamosencontradoelvertederodelosmirmekes,quienesalparecernoteníanunservicioderecogidadebasuraregular.

El claro estaba rodeado de árboles tan frondosos y enmarañados que avanzarentre ellos habría sido imposible. Por encima de nuestras cabezas, las ramas seentrelazaban formando una bóveda con hojas que dejaba pasar la luz del sol peropocomás.Cualquieraquesobrevolaseelbosquenosehabríapercatadodequeeseespacioabiertoexistíabajoelmantodevegetación.

En el otro extremo del claro había una hilera de objetos como muñecos deentrenamientodefútbolamericano:seiscapullosblancosplantadosenaltospostesdemadera, flanqueando un par de robles enormes. Cada árbol medía como mínimoveinticincometros.Habíancrecidotancercaunodelotroquesusinmensostroncosparecían haberse fundido. Tuve la clara impresión de estar viendo unas puertasvivientes.

—Esunaentrada—dije—.AlaArboledadeDodona.LasespadasdeMegseretrajeronyseconvirtieronotravezenanillosdeoroen

susdedoscorazón.—¿Noestamosyaenelbosque?—No…Mirélospolosblancosformadosporloscapullosalotroladodelclaro.Estaban

demasiado lejos para distinguirlos claramente, pero había algo en ellos que meresultabafamiliardeunaformaperversaydesagradable.Teníaganasdeacercarme.Tambiénteníaganasdeguardarlasdistancias.

—Creo que esto es más bien una antesala—dije—. La arboleda propiamentedichaestádetrásdeesosárboles.

Megmiróconreceloatravésdelcampo.—Nooigoningunavoz.Era cierto. El bosque estaba en un silencio absoluto. Los árboles parecían

contenerelaliento.—La arboleda sabe que estamos aquí—aventuré—. Está esperando a ver qué

hacemos.—Entoncesmásvalequehagamosalgo.—Megnoparecíamásentusiasmadaque

yo,peroavanzóresueltamenteehizocrujirunoshuesosbajosuspies.

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Deseé tener algo más que un arco, un carcaj vacío y una voz ronca paradefenderme, pero la seguí procurando no tropezar con cajas torácicas ni astas deciervo.Aproximadamenteamitaddelclaro,Megexhalóunbruscosuspiro.

Estabamirandolospostessituadosacadaladodelaspuertasdelosárboles.Alprincipionoentendíloqueestabaviendo.Cadaestacateníaaproximadamente

la alturadeuncrucifijo: losque los romanos solíanplantar al ladode los caminospara advertir del destino de los criminales. (Personalmente, las vallas publicitariasmodernasmeparecendemuchomejorgusto).Lapartesuperiordecadaposteestabaenvueltaentoscosrollosdealgodónblanco,ydeloaltodecadacapullosobresalíaalgoqueparecíaunacabezahumana.

Semerevolvióelestómago.Erancabezashumanas.Dispuestosantenosotrossehallabanlossemidiosesdesaparecidos,todosbienatados.Observé,petrificado,hastaquedistinguíligerísimasdilatacionesycontraccionesenelenvoltorioquelesrodeabaelpecho.Todavíarespiraban.Inconscientes,nomuertos.Graciasalosdioses.

A la izquierdahabía tresadolescentesa losquenoconocía,aunquesupusequedebíandeserCecil,EllisyMiranda.Enelladoderechohabíaunhombredemacradoconlapielgrisyelpeloblanco:sindudaeldiosdelgéiserPaulie.AsuladoestabancolgadosmishijosAustinyKayla.

Mepuseatemblartanviolentamentequeloshuesostiradosalrededordemispieshicieron ruido. Reconocí el olor procedente de las envolturas de los prisioneros:azufre,aceite,calenpolvoyfuegogriegolíquido,lasustanciamáspeligrosajamáscreada.Larabiaylaindignaciónsedebatíanenmigarganta,disputándoseelderechoahacermevomitar.

—Oh,esmonstruoso—dije—.Tenemosqueliberarlosinmediatamente.—¿Qu-quélespasa?—preguntóMegtartamudeando.Nomeatrevíaaexpresarloconpalabras.Habíavistoesaformadeejecuciónuna

vez,amanosdelaBestia,ynodeseabavolveraverla.CorríalaestacadeAustin.Tratédederribarlacontodasmisfuerzas,peronose

movía.Labase estabademasiadohundidaen la tierra.Tiréde las atadurasde tela,perosoloconseguímancharmelasmanosderesinasulfúrea.Elalgodónestabamáspegajosoymásduroquelababadelosmirmekes.

—¡Tusespadas,Meg!—Noestabasegurodequesirviesendealgo,peronosemeocurríaotracosa.

Entoncesoímosungruñidofamiliarencimadenosotros.Las ramas susurraron.Melocotones, el karpos, bajó delmanto de vegetación y

cayódandounavolteretaalospiesdeMeg.Parecíaquehubierapasadouncalvariopara llegarallí.Teníacortesen losbrazosquechorreabanzumodemelocotón.Suspiernasestabanllenasdecardenales.Elpañallecolgabadeformapeligrosa.

—¡Graciasalosdioses!—exclamé.Esanoeramireacciónhabitualcuandoveíaa un espíritu de los cereales, pero sus dientes y garras podían ser justo lo quenecesitábamospara liberara lossemidioses—.¡Deprisa,Meg!Mándalea tuamigo

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que…—Apolo. —La semidiosa habló en tono serio. Señaló el túnel por el que

habíamosvenido.Delhormiguerosalierondosdeloshumanosmáscorpulentosquehabíavistoen

mivida.Cadaunomedíaunosdosmetrosdiezydebíadepesarcientotreintakilosdepuro músculo embutidos en corazas de piel de caballo. Su cabello rubio lanzabadestellos comohilode sedaplateado.Unosaros conpiedraspreciosasbrillabanensusbarbas.Cadahombrellevabaunescudoovaladoyunalanza,aunquedudabaquenecesitasenarmasparamatar.Parecíancapacesdeabrirbalasdecañónsoloconlasmanos.

Los reconocí por sus tatuajes y los dibujos circulares de sus escudos. Unosguerrerosasínoeranfácilesdeolvidar.

—Germani.Instintivamente,mepusedelantedeMeg.Losguardaespaldasimperialesdeélite

habíansidoimplacablescosechadoresdemuerteenlaantiguaRoma.Dudabaquesehubierandulcificadoconlossiglos.

Losdoshombresmelanzaronunamiradaasesina.Teníantatuajesconformadeserpientesalrededordelcuello,comolosrufianesquemehabíanasaltadoenNuevaYork.Losgermanisesepararon,ysuamosaliódeltúnel.

Nerónnohabíacambiadomuchoenmilnovecientosypicoaños.Noaparentabamás de treinta años, pero unos treinta castigados, con la cara ojerosa y la barrigahinchadadelavidadisoluta.Teníalabocafijaenunamuecapermanente.Elcabellorizadole llegabahasta labarbaqueleenvolvíaelcuello.Teníaelmentóntanpocopronunciadoqueestuvetentadodecrearunacampañadecrowdfundingparapagarleunamandíbulamejor.

Intentabacompensarsufealdadconuncarotrajeitalianodelanamorada,conlacamisa gris abierta para exhibir unas cadenas de oro. Sus zapatos eran de pieltrabajadaamano,uncalzadoinadecuadoparapisotearunmontóndehormigas.ClaroqueNerónsiemprehabíatenidogustoscarosypocoprácticos.Talvezeraloúnicoqueadmirabadeél.

—EmperadorNerón—dije—.LaBestia.Élfruncióellabio.—Nerónestábien.Mealegrodeverlo,mihonorableantepasado.Lamentohaber

sidotandescuidadoconmisofrendasenlosúltimosmilenios,pero—seencogiódehombros—nolohenecesitado.Mehaidobastantebienpormicuenta.

Apretélospuños.Teníaganasdefulminaraeseemperadorbarrigónconunrayoincandescente,peronoteníarayosincandescentes.Noteníaflechas.Nomequedabavozpara cantar. Frente aNeróny sus guardaespaldas de dosmetros diez, tenía unpañuelobrasileño,unpaquetedeambrosíayunosmóvilesdevientodelatón.

—Esamíaquienbusca—afirmé—.Bajeaestossemidiosesdesusestacas.DejequesevayanconMeg.Ellosnolehanhechonada.

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Nerónrioentredientes.—Losdejarémarcharconmuchogustocuandohayamosllegadoaunacuerdo.En

cuantoaMeg…—Lesonrió—.¿Quétalestás,querida?Megnodijonada.Teníaelrostroduroygriscomoeldeldiosdelgéiser.Asus

pies,Melocotonesgruñóehizosusurrarsusalasconhojas.UnodelosguardiasdeNerónledijoalgoaloído.Elemperadorasintióconlacabeza.—Pronto.Volvióacentrarsuatenciónenmí.—Peroquémaleducadosoy.Lepresentoamimanoderecha,Vincio,ymimano

izquierda,Gario.Losguardaespaldasseseñalaronelunoalotro.—Perdón—secorrigióNerón—.Mimanoderecha,Gario,ymimanoizquierda,

Vincio.Sonlasversionesromanizadasdesusnombresbátavos,quesoy incapazdepronunciar.NormalmentelosllamoVinceyGary.Saludad,chicos.

VinceyGarymefulminaronconlamirada.—Tienentatuajesdeserpientes—observé—,comolosdelosmatonesqueenvió

paraquemeatacaran.Nerónseencogiódehombros.—Tengo muchos sirvientes. Cade y Mikey ocupan un puesto muy bajo en la

escala salarial. Su única misión consistía en ponerle un poco nervioso y darle labienvenidaamiciudad.

—Su ciudad. —Me pareció muy propio de Nerón ir reclamando zonasmetropolitanas importantes que claramente me pertenecían a mí—. Y esos doscaballeros…¿sonrealmentegermanidelaantigüedad?¿Cómoesposible?

Nerónemitióunsarcásticoladridonasal.Habíaolvidadolomuchoqueodiabasurisa.

—SeñorApolo,porfavor—dijo—.AntesdequeGaiaseapropiasedelasPuertasdelaMuerte,escapabanalmasdelÉrebocontinuamente.Fuemuyfácilparaundiosemperadorcomoyohacervolveramisseguidores.

—¿Undiosemperador?—gruñí—.Querrádecirunexemperadorcondelirios.Nerónarqueólascejas.—¿Quéhacíadeustedundios,Apolo…cuandoloera?¿Noeraelpoderdesu

nombre,suinfluenciasobrelosquecreíanenusted?Yonosoydistinto.—Miróasuizquierda—.Vince,clávatetulanza,porfavor.

Sinvacilar,Vincecolocóelextremodesulanzacontraelsuelo.Apoyólapuntadebajodesucajatorácica.

—¡Alto!—dijoNerón—.Hecambiadodeopinión.Vince no reflejó elmásmínimo alivio.De hecho, sus ojos se tensaron de una

ligeradecepción.Colocóotravezlalanzaaunlado.Nerónmesonrió.

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—¿Love?Tengoelpoderdelavidaylamuertesobremisfieles,comodeberíatenerlocualquierdiosverdadero.

Mesentícomosimehubieratragadounaslarvasencápsulasdegelatina.—Losgermanisiempreestuvieronlocos,comousted.Nerónsellevólamanoalpecho.—¡Me siento dolido! ¡Mis amigos bárbaros sonmiembros leales de la dinastía

juliana!Y,cómono,todosdescendemosdeusted,señorApolo.Nohacíafaltaquemelorecordase.Mehabíasentidomuyorgullosodemihijo,el

Octavio original,más tarde conocido comoCésarAugusto.Después de sumuerte,sus descendientes se volvieron cada vez más arrogantes e inestables (unadegeneración que yo achacaba a su ADN mortal; desde luego no heredaron esascualidadesdemí).Nerónhabíasidoelúltimodellinajejuliano.Yonohabíalloradosumuerte.Yallíestabaahora,tangrotescoyescasodementóncomosiempre.

Megsesituóamilado.—¿Qu-quéquieres,Nerón?Considerandoqueseenfrentabaalhombrequehabíamatadoasupadre,parecía

extraordinariamente tranquila. Agradecí su fuerza.Me daba esperanza tener a unahábildimachaerayunhambrientobebédemelocotonesami lado.Aunasí,nomegustabannuestrasprobabilidadesdeéxitofrenteadosgermani.

ANerónlebrillabanlosojos.—Algrano.Siempreheadmiradoesodeti,Meg.Enrealidad,esmuysencillo.Tú

y Apolo me abriréis las puertas de Dodona. Y entonces esos seis —señaló a losprisionerossujetosalasestacas—seránliberados.

Neguéconlacabeza.—Destruirálaarboleda.Yluegonosmataráanosotros.Elemperadorvolvióaemitiraquelhorribleladrido.—Noamenosqueustedmeobligue.¡Soyundiosemperadorrazonable,Apolo!

Prefierocontrolar laArboledadeDodonasiesposible,perodesde luegonopuedopermitirqueustedlause.Yatuvosuoportunidaddeserelguardiándelosoráculosyfracasóestrepitosamente.Ahoraesmiresponsabilidad.Mía…ydemissocios.

—Losotrosdosemperadores—dije—.¿Quiénesson?Nerónseencogiódehombros.—Buenos romanos: hombres que, como yo, tienen la fuerza de voluntad para

hacerloquehacefalta.—Lostriunviratosnuncahandadoresultado.Siempredesembocanenunaguerra

civil.Élsonriócomosilaideanoleimportase.—Lostreshemosllegadoaunacuerdo.Noshemosrepartidoelnuevoimperio…

y con eso me refiero a Norteamérica. Cuando tengamos los oráculos, nosexpandiremos y haremos lo que siempre se le ha dado mejor a los romanos:conquistarelmundo.

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Nopudepormenosdemirarlofijamente.—Noaprendiónadadesuanteriorreinado.—¡Oh,claroquesí!Hetenidosiglosparareflexionar,hacerplanesyprepararme.

¿Tiene idea de lomolesto que es ser un dios emperador que no puedemorir perotampoco puede vivir plenamente? En la Edad Media hubo un período de unostrescientosañosenlosqueminombrecasicayóenelolvido.¡Meconvertíenpocomásqueunespejismo!Menosmalque llegóelRenacimientoy se recordónuestragrandezaclásica.Yluegollegóinternet.¡Oh,dioses,meencantainternet!Ahoraesimposiblequedesaparezcadeltodo.¡SoyinmortalenWikipedia!

Hiceunamueca.AhoraestabatotalmenteconvencidodequeNerónestabaloco.EnWikipediasiempreaparecíandatosincorrectossobremí.

Elemperadormoviólamano.—Sí, sí. Cree que estoy loco. Podría explicarle mis planes y demostrarle lo

contrario,perohoyestoymuyatareado.NecesitoqueustedyMegabranesaspuertas.Se han resistido a todos mis esfuerzos, pero ustedes juntos pueden conseguirlo.Apolo,ustedtieneafinidadconlosoráculos.Megsabemanejaralosárboles.Venga,manosalaobra.Porfavor,ygracias.

—Preferimosmorir—aseveré—.¿Verdadquesí,Meg?Nohuborespuesta.Lamiré.UnhililloplateadorelucíaenlamejilladeMeg.Alprincipiopenséque

susdiamantesdeimitaciónsehabíanderretido.Entoncesmedicuentadequeestaballorando.

—¿Meg?Nerónjuntólasmanoscomosiestuvierarezando.—Vaya por los dioses. Parece que hemos tenido un pequeño problema de

comunicación. Verá, Apolo, Meg lo ha traído aquí como yo le pedí. Bien hecho,tesoro.

Megsesecólacara.—Yo…yonoquería…Micorazónseencogióhastavolversedeltamañodeunapiedrecita.—No,Meg.Nomelopuedocreer…Intentétocarla.Melocotonesgruñóyseinterpusoentrenosotros.Medicuentade

queelkarposnoestabaallíparaprotegernosdeNerón.EstabadefendiendoaMegdemí.

—¿Meg?—dije—.¡Estehombrematóatupadre!¡Esunasesino!Ellasequedómirando el suelo. Cuando habló, su voz sonó todavía más angustiada que la míacuandocantéenelhormiguero.

—LaBestiamatóamipadre.EsteesNerón.Es…esmipadrastro.NohabíaacabadodeentenderlocuandoNerónextendiólosbrazos.—Asíes,querida—convino—.Yhashechountrabajoestupendo.Venconpapá.

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30

EducoaMcCaffrey.Oye,niña,tupadrastroestápirado.

¿Porquénomeharácaso?

Mehabíantraicionadoantes.Los recuerdos volvieron a mí como una dolorosa marea. Una vez mi exnovia

Cirene se lio con Ares solo para vengarse de mí. En otra ocasión, Artemisa medisparó en la entrepierna porque estaba coqueteando con sus cazadoras. En 1928,AlexanderFlemingnomeatribuyóelméritodehaberinspiradoeldescubrimientodelapenicilina.Esomedolió.

Pero no recordaba haberme equivocado tanto con respecto a alguien como conMeg.Bueno…almenosdesdelodeIrvingBerlin.«¿“Alexander’sRagtimeBand”?—recuerdohaberledicho—.¡Nuncatriunfarásconunacancióntancursi!».

—Somosamigos,Meg.—Mivozsonópetulanteinclusoamisoídos—.¿Cómohaspodidohacermeesto?

Megsemirólaszapatillasrojas:elcalzadodecolorprimariodeunatraidora.—Intentécontártelo,intentéadvertirte.—Tienebuencorazón.—Nerónsonrió—.PeroustedyMegsolohansidoamigos

durante unos pocos días, Apolo… y solo porque yo le pedí aMeg que se hicieraamigasuya.Yohesidoelpadrastro,elprotectoryelcuidadordeMegduranteaños.EllaesmiembrodelaCasaImperial.

Miré fijamente a mi querida niña de los contenedores. Sí, durante la últimasemanahabía llegadoaquererla.Nomela imaginabacomonada imperial,ydesdeluegonocomomiembrodelséquitodeNerón.

—Hearriesgadomividaporti—dijeasombrado—.¡Yesosignificaalgo,porquepuedomorir!

Nerónaplaudióeducadamente.—Todos estamos impresionados,Apolo.Y ahora, si es tan amable de abrir las

puertas…Amísemehanresistidodemasiadotiempo.Traté de lanzar unamirada iracunda aMeg, pero lo hice sin ganas.Me sentía

demasiado dolido y vulnerable. A los dioses no nos gusta sentirnos vulnerables.Además,Megnisiquieramemiraba.

Aturdido,mevolvíhacia laspuertasde los robles.Entoncesvique sus troncosfusionados lucían el deterioro de los intentos previos de Nerón: marcas de sierraeléctrica, quemaduras, hendiduras de hojas de hacha, incluso algunos agujeros debala.Todosesosintentosapenashabíanhechosaltarlacortezaexterior.Lazonamásdañada era una huella con forma de mano humana de unos dos centímetros deprofundidad,enlaquealamaderalehabíansalidoburbujasysehabíadesprendido.

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MirélacarainconscientedePaulie,eldiosdelgéiser,colgadoyatadoconloscincosemidioses.

—¿Quéhahecho,Nerón?—¡Oh, varias cosas! Hace semanas encontramos la forma de acceder a esta

antesala. El Laberinto tiene una abertura muy práctica en el hormiguero de losmirmekes.Perocruzaresaspuertas…

—¿Haobligadoalpalicoaayudarlo?—Tuvequecontenermeparanolanzarlosmóvilesdevientoalemperador—.¿Hautilizadoaunespíritude lanaturalezaparadestruirlapropianaturaleza?¿Cómopuedessoportaresto,Meg?

Melocotonesgruñó.Por unavez,medio la impresióndeque el espíritu de loscereales podía estar de acuerdo conmigo. La expresión de Meg era impenetrablecomolaspuertas.Mirabafijamenteloshuesosquecubríanelsuelo.

—Vengaya—dijoNerón—.Megsabequehayespíritusdelanaturalezabuenosy malos. El dios del géiser era un pesado. No hacía más que pedirnos querellenásemos encuestas.Además, no debería haberse alejado tanto de su fuente depoder.Fuebastantefácilcapturarlo.De todasformas,comopuedever,suvapornonossirviódemucho.

—¿Yloscincosemidioses?—pregunté—.¿Tambiénlos«utilizó»?—Porsupuesto.Yonoteníapensadotraerlosaquí,perocadavezqueatacábamos

laspuertas,elbosqueempezabaagemir.Supongoquepedíaayuda,ylossemidiosesnopudieronresistirse.Elprimeroqueentrófueese.—SeñalóaCecilMarkowitz—.Losúltimosdosfueronsushijos:AustinyKayla,¿verdad?EllosaparecieroncuandoobligamosaPaulieaherviralvaporlosárboles.Supongoqueentonceslaarboledasepusomuynerviosa.¡Conseguimosdossemidiosesporelpreciodeuno!

Perdí lospapeles.Dejé escaparungritogutural y arremetí contra el emperadorconlaintenciónderetorcerleaquelpedazodecarnepeludaquenomerecíaelnombrede cuello.Los germanimehabrían atacado antes de que hubiera llegado tan lejos,peromeahorrélahumillación.Tropecéconunapelvishumanaymedeslicéconlabarrigaentreloshuesos.

—¡Apolo!—Megcorrióhaciamí.Medilavueltaylepropinéunapatadacomounniñomimado.—¡No necesito tu ayuda! ¿No te das cuenta de quién es tu protector? ¡Es un

monstruo!Eselemperadorque…—No lo diga —me advirtió Nerón—. Si dice «que se puso a tocar el violín

mientrasRoma ardía»,mandaré aVince yGary que lo desollen para hacerme unacorazaconsupellejo.Sabetanbiencomoyoqueenaquelentoncesnohabíaviolines,Apolo.YyonoprovoquéelgranincendiodeRoma.

Melevantécondificultad.—Peroseaprovechódeél.Cara a cara con Nerón, recordé los sórdidos detalles de su imperio: la

extravaganciaylacrueldadquelohabíanconvertidoenalguientanvergonzosopara

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mí,suantepasado.NeróneraeseparientealquenuncaquieresinvitaralacenadelasLupercales.

—Meg—dije—, tu padrastro se quedómirando cómo el setenta por ciento deRomasedestruía.Decenasdemilesdepersonasmurieron.

—¡Yoestabaacincuentakilómetrosdeallí,enAnzio!—gruñóNerón—.¡Volvícorriendoalaciudadydirigípersonalmenteelcuerpodebomberos!

—Solocuandoelfuegopusoenpeligrosupalacio.Nerónpusolosojosenblanco.—¡Qué le voy a hacer si llegué justo a tiempo para salvar el edificio más

importante!Megsetapólosoídosconlasmanos.—Dejaddediscutir.Porfavor.Nolehicecaso.Hablarmeparecíapreferibleamisotrasopciones,comoayudara

Nerónomorir.—Después del gran incendio—le dije—, en lugar de reconstruir las casas del

montePalatino,Nerónarrasó el barrioy se construyóunnuevopalacio: laDomusAurea.

ElrostrodeNerónadquirióunaexpresiónsoñadora.—Ah,sí…laCasadeOro.¡Erapreciosa,Meg!Teníamipropiolago,trescientas

habitaciones, frescos de oro, mosaicos hechos con perlas y diamantes… ¡Por finpodíavivircomounserhumano!

—¡Tuvoeldescarodeponerunaestatuadebroncedetreintametrosensujardín!—le recriminé—.Una estatua de usted comoApolo-Sol, el dios del sol. En otraspalabras,sehizopasarpormí.

—Desde luego —convino Nerón—. Esa estatua me sobrevivió después demuerto. ¡Tengo entendido que se hizo famosa como el Coloso de Nerón! Latrasladaronalanfiteatrodelosgladiadoresytodoelmundoempezóallamarelteatroporelnombredelaestatua:elColiseo.—Nerónhinchóelpecho—.Sí…esaestatuafuelaelecciónperfecta.

Sutonosonabamássiniestrodelohabitual.—¿Quédice?—pregunté.—¿Hum?Oh,nada.—Consultósureloj,unRolexmalvaydorado—.¡Elcasoes

queteníaclase!¡Lagentemequería!Neguéconlacabeza.—Se volvieron contra usted. Los romanos estaban convencidos de que usted

habíaprovocadoelgranincendio,demodoqueconvirtióaloscristianosenelchivoexpiatorio.

Sabíaqueesadiscusiónerainútil.SiMeghabíaocultadosuverdaderaidentidadtodo ese tiempo, dudaba que ahora cambiase de opinión. Pero quizá pudiera hacertiempohastaquellegaselacaballería.Lástimaquenotuviesecaballería.

Nerónhizoungestodespectivoconlamano.

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—Pero los cristianos eran unos terroristas. Puede que ellos no provocasen elincendio,perocausabanmuchosotrosproblemas.¡Yomedicuentaantesquenadie!

—Selosdabadecomeralosleones—leexpliquéaMeg—.Losquemabacomoantorchashumanas,comoharáconestosseis.

Megsepusoverde.Miróalosprisionerosinconscientesenlasestacas.—Nerón,túnoharías…—Seránpuestosenlibertad—prometióNerón—mientrasApolocolabore.—No puedes fiarte de él,Meg—la avisé—. La última vez que hizo algo así,

colgó cristianos por todo su jardín para iluminar una fiesta. Yo estaba presente.Todavíarecuerdolosgritos.

Megsellevólasmanosalabarriga.—¡No te creas sus cuentos, querida! —dijo Nerón—. Eso fue propaganda

inventadapormisenemigos.MegobservóelrostrodePaulie,eldiosdelgéiser.—Nerón…nodijistenadadeconvertirlosenantorchas.—No arderán—repuso él, esforzándose por suavizar su voz—.No llegará tan

lejos.LaBestianotendráqueactuar.—¿Lo ves,Meg?—Apunté al emperador agitando el dedo—. Cuando alguien

empiezaahablardesímismoen tercerapersonanuncaesbuenaseñal. ¡Zeussolíaregañarmeporesocontinuamente!

VinceyGarydieronunpasoadelanteagarrandotanfuertesuslanzasqueselespusieronlosnudillosblancos.

—Yomeandaríaconcuidado—advirtióNerón—.Misgermanisonsusceptiblesa los insultosdirigidosa lapersona imperial.Bueno,megustamuchohablardemímismo, pero tenemos un programa que seguir. —Volvió a consultar su reloj—.Abriránlaspuertas.LuegoMegverásipuedeutilizarlosárbolesparainterpretarelfuturo. ¡Si es así, estupendo! Si no… bueno, ya descartaremos esa opción cuandollegueelmomento.

—Meg—dije—,estáloco.Melocotonessusurróenactitudprotectoraasuspies.AMegletemblólabarbilla.—Nerónsepreocupópormí,Apolo.Mediounhogar.Meenseñóaluchar.—¡Hasdichoquematóatupadre!—¡No!—Laniñanegórotundamenteconlacabeza,conunamiradadepánicoen

losojos—.No,yonohedichoeso.LaBestialomató.—Pero…Nerónresopló.—Oh,Apolo…noentiendenada.ElpadredeMegeradébil.Ellanisiquieralo

recuerda.Élnopodíaprotegerla.Yolacrie.Yolamantuveconvida.Medesmoralicéaúnmás.IgnorabatodoloquehabíapasadoMeg,oloquesentía

ahora, pero conocía aNerón.Me daba cuenta de la facilidad con que podía haber

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manipuladolapercepcióndelmundodeunaniñaasustada:unaniñasola,necesitadadeseguridadyaceptacióndespuésdelasesinatodesupadre,aunqueesaaceptaciónvinieradelasesinodesupadre.

—Meg…losientomucho.Otralágrimalecorrióporlamejilla.—NoNECESITAcompasión.—LavozdeNerónsevolvióduracomoelbronce

—.Y ahora, querida, si eres tan amable de abrir las puertas…SiApolo se opone,recuérdalequeestáobligadoaobedecertusórdenes.

Megtragósaliva.—Nomelopongasmásdifícil,Apolo.Porfavor…ayúdameaabrirlaspuertas.Neguéconlacabeza.—Noporvoluntadpropia.—Entonces…teloordeno.Ayúdame.Vamos.

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Escuchaalosárboles.Losárbolessabenloquepasa.

Elloslosabentodo.

PuedequeladeterminacióndeMegflaquease,peronoladeMelocotones.AlverqueyodudabaenobedecerlasórdenesdeMeg,elespíritudeloscereales

enseñó los colmillos y susurró «Melocotones», como si se tratase de una nuevatécnicadetortura.

—Estábien—ledijeaMeg,enuntonoteñidodeamargura.Lociertoeraquenotenía elección. Notaba como si la orden de Meg se me clavase en los músculos,obligándomeaobedecer.

Me volví hacia los robles fusionados y posé lasmanos contra sus troncos.Nopercibí ninguna energía oracular en su interior. No oí voces, solo un silencioembarazoso y obstinado. El únicomensaje que los árboles parecían transmitir eraLÁRGATE.

—Silohacemos—ledijeaMeg—,Neróndestruirálaarboleda.—Nolohará.—Nolequedamásremedio.NopuedecontrolarDodona.Elpoderdelaarboleda

esdemasiadoantiguo.Élnopuedepermitirquenadiemásloutilice.Megapoyólasmanosenlosárboles,justodebajodelasmías.—Concéntrate.Ábrelas.Porfavor.NoteconvienehacerenfadaralaBestia.Lodijoenvozbaja;otravezhablabacomosilaBestiafueraalguienaquienyo

todavía no conociera: un hombre del saco escondido debajo de la cama, no unhombrecontrajemoradosituadoaescasadistancia.

No podía negarme a obedecer las órdenes deMeg, pero tal vez debería haberprotestadomásenérgicamente.Megpodríahaberseechadoatrássilahubierapuestoen evidencia. Pero, por otra parte, Nerón,Melocotones o los germani me habríanmatado sin contemplaciones. Te confieso que tenía miedo de morir. Bajo unaaparienciavaliente,nobleyapuesta,peroteníamiedodetodasmaneras.

Cerré losojos.Percibí la implacable resistenciade los árboles, sudesconfianzarespecto a los extraños. Sabía que si abría esas puertas a la fuerza, la arboleda sedestruiría.Aunasí,hiceacopiodetodamifuerzadevoluntadybusquélavozdelasprofecías,atrayéndolahaciamí.

PenséenRea,lareinadelostitanes,quehabíaplantadoesaarboleda.ApesardeserhijadeGaiayUrano,apesardehaberestadocasadaconelreycaníbalCronos,Reahabíaconseguidocultivarlasabiduríaylabondad.Habíadadoaluzaunarazadeinmortalesnuevaymejor.(Amimodestoentender).Ellarepresentabalomejordelaantigüedad.

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Vale, se había retirado del mundo y había abierto un taller de alfarería enWoodstock, pero todavía le importaba Dodona. Me había enviado aquí para queabrieselaarboleda,paraquecompartiesesupoder.EllanoeralaclasedediosaquecreíaenlaspuertascerradasnienlosletrerosdePROHIBIDOPASAR.Empecéatararearenvozbaja«ThisLandIsYourLand».

La corteza se calentó bajo las puntas de mis dedos. Las raíces del árboltemblaron.

Miré a Meg. Estaba profundamente concentrada, apoyada contra los troncoscomo si intentase derribarlos. Todo en ella me resultaba familiar: su pelo de pajedesaliñado,susbrillantesgafasdeojosdegato,sunarizquemoqueaba,suscutículasmordidasysuligeroaromaatartademanzana.

Peroeraalguienaquiennoconocíaenabsoluto:lahijastradelinmortalchaladoNerón. Una miembro de la Casa Imperial. ¿Qué significaba eso, por cierto? Meimaginéa la tribude losBradycontogasmoradas,colocadosenfilaen laescalerafamiliar, y a Nerón al pie vestido con el uniforme de chacha deAlice. Tener unaimaginaciónmuyvivaesunaterriblemaldición.

Por desgracia para el bosque, Meg también era hija de Deméter. Los árbolesreaccionarona supoder.Los roblesgemelosemitieronun ruido sordo.Sus troncosempezaronamoverse.

Yoqueríaparar,peromeviarrastradoporelimpulso.Ahoralaarboledaparecíaatraer mi poder. Seme quedaron las manos pegadas a los árboles. Las puertas seabrieronmás yme obligaron a extender los brazos. Durante un instante aterrador,pensé que los árboles seguirían moviéndose y me arrancarían extremidad porextremidad.Entoncessedetuvieron.Las raícesseasentaron.Lacortezaseenfrióymesoltó.

Retrocedídandotraspiés,agotado.Megsequedóparalizadaenlaentradareciénabierta.

Alotroladohabía…másárboles.Apesardelfríoinvernal,losjóvenesroblessealzabanaltosyverdes,creciendoencírculosconcéntricosalrededordeunespécimenunpocomásgrandesituadoenelcentro.Elsueloestaballenodebellotasqueemitíanuna tenue luz ambarina.Alrededor del bosque había unmuro protector de árbolestodavíamás formidables que los de la antesala. Por encima, otra cúpula de ramasperfectamenteentrelazadasprotegíaellugardeintrusosaéreos.

Antes de que pudiera avisarla, Meg cruzó el umbral. Las voces estallaron.Imagínate que cuarenta pistolas de clavos te disparasen al cerebro desde todos losángulosalmismotiempo.Laspalabraseranbalbuceos,peroamenazabanmicordura,exigiendomi atención.Me tapé los oídos. El ruido no hizomás que aumentar devolumenyvolversemáspersistente.

Melocotones arañaba frenéticamente la tierra, tratando de enterrar su cabeza.VinceyGaryseretorcíanenelsuelo.Hastalossemidiosesinconscientesserevolvíanygemíanensusestacas.

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Nerónsetambaleó,levantandolamanocomosiquisierataparunaluzintensa.—¡Controlalasvoces,Meg!¡Hazloya!Megnoparecíaafectadaporelruido,peroteníacaradedesconcierto.—Dicenalgo…—Deslizabalasmanosporelaire,tirandodehilosinvisiblespara

desenredaraquelcaos—.Estánagitadas.Nopuedo…Unmomento…Derepentelasvocesseapagaron,comosihubierandicholoquequeríandecir.MegsevolvióhaciaNerónconlosojosmuyabiertos.—Escierto.Losárbolesmehandichoquequieresquemarlos.Losgermanigimieron,semiconscientesenelsuelo.Nerónserecobrómásrápido.

Levantóundedoparaadvertiryaconsejar.—Escúchame,Meg.Confiabaenquelaarboledanosfueraútil,peroesevidente

que está confundida. No creas lo que dice. Es la portavoz de una reina senil. Laarboledadebeserarrasada.Eslaúnicamanera,Meg.Loentiendes,¿verdad?

DiolavueltaaGaryconelpieyrebuscóenlasfaltriquerasdelguardaespaldas.Actoseguidoselevantó,sosteniendotriunfalmenteunacajadecerillasydijo:

—Despuésdelincendio,loreconstruiremos.¡Seráglorioso!Meg lo miró fijamente como si hubiera reparado en su horrenda barba por

primeravez.—¿Qu-quéestásdiciendo?—Va a quemar y arrasar Long Island—expliqué—.Luego lo convertirá en su

dominioprivado,comohizoconRoma.Nerónrioexasperado.—¡Long Island es un desastre de todas formas!Nadie la echará demenos.Mi

nuevo complejo imperial se extenderá de Manhattan a Montauk: ¡el palacio másgrandejamásconstruido!Tendremosríosylagosprivados,cientosesentakilómetrosde propiedades en primera línea de playa, jardines tan grandes que tendrán suspropios códigos postales. Construiré a cada miembro de la Casa Imperial unrascacielos privado. ¡Oh,Meg, imagínate las fiestas quedaremos ennuestra nuevaDomusAurea!

Laverdaderaunacargapesada.AMegleflaquearonlaspiernas.—No puedes hacerlo. —Le temblaba la voz—. La arboleda… Soy hija de

Deméter.—Eresmihija—lacorrigióNerón—.Ytequieromucho.Poresonecesitoquete

apartes.Rápido.Acercóunacerillaalasuperficieásperadelacaja.—Encuantoenciendaesasestacas,nuestrasantorchashumanaslanzaránunaola

defuegoatravésdelaentrada.Nadapodrádetenerla.Laarboledaenteraarderá.—¡Porfavor!—gritóMeg.—Vamos,querida.—ElceñofruncidodeNerónseendureció—.Apoloyanonos

sirve.NoquerrásdespertaralaBestia,¿verdad?Encendió lacerillaysedirigióa laestacamáspróxima,dondeestabaatadomi

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hijoAustin.

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NecesitasaVillagePeopleparaprotegertumente.

«Y.M.C.A.».Sí,señor.

Uf,estaparteesdifícildecontar.Soyunnarradornato.Tengountalentoinfalibleparaeldrama.Quierorelatarlo

que debería haber pasado: que salté adelante gritando: «¡Noooooo!» y di vueltascomounacróbata,apartédeungolpelacerillaencendida,yluegohiceunaseriedemovimientosultrarrápidosdeShaolin,lepeguéaNerónenlacabezaymecarguéasusguardaespaldasantesdequepudieranrecuperarse.

Oh,sí.Esohabríasidoperfecto.Lamentablemente,medeboalaverdad.¡Malditaseas,verdad!Enrealidad, farfulléalgoasícomo«¡Nooo looohaaaga!».Puedequeagitaseel

pañuelobrasileñoconlaesperanzadequesumagiadestruyeseamisenemigos.El auténtico héroe fue Melocotones. El karpos debía de haber percibido los

verdaderossentimientosdeMeg,oquizásimplementenolegustabalaideadequesequemasen bosques. Se lanzó por los aires lanzando su grito de guerra (lo hasadivinado): «¡Melocotones!». Cayó sobre el brazo de Nerón, arrebató la cerillaencendidade lamanodel emperadordeunbocadoyacto seguidoaterrizóaciertadistancia, pasándose la mano por la lengua y gritando: «¡Gema! ¡Gema!». (Quesupusequequeríadecir«quema»eneldialectodelasfrutascaducifolias).

La escena podría haber resultado graciosa, pero los germani habían vuelto alevantarse,cincosemidiosesyunespíritudeungéiserseguíanatadosaunospostessumamenteinflamablesyNerónaúnteníaunacajadecerillas.

Elemperadorsequedómirandosumanovacía.—¿Meg…?—Suvozsonófríacomountémpano—.¿Quésignificaesto?—¡M-melocotones,venaquí!—LavozdeMeghabíaadquiridountonocrispado

demiedo.Elkarpossaltóasulado.SiseóaNerón,alosgermaniyamí.Megtomóairetrémulamente;eraevidentequeestabaarmándosedevalor.—Nerón… Melocotones tiene razón. No… no puedes quemar vivas a estas

personas.Nerón suspiró. Buscó apoyo moral en sus guardaespaldas, pero los germani

todavía parecían atontados. Se daban golpes en los lados de la cabeza como sitratasendesacarseaguadelosoídos.

—Meg—dijoelemperador—.EstoyhaciendoungranesfuerzopormantenerarayaalaBestia.¿Porquénomeayudas?Séqueeresunaniñabuena.Notehabría

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dejadovagarporManhattansola,haciendodeniñadelacalle,sinohubieratenidolaseguridaddequesabíascuidardetimisma.Perolaindulgenciacontusenemigosnoesunavirtud.Eresmihijastra.Cualquieradeestossemidiosestemataríasindudarlosiseledieselaoportunidad.

—¡Esonoescierto,Meg!—intervine—.YahasvistocómoeselCampamentoMestizo.

Ellameobservóconinquietud.—Aunque…aunque fuese cierto…—Sevolvió haciaNerón—.Medijiste que

nuncamerebajasealniveldemisenemigos.—Desdeluegoqueno.—EltonodeNerónsehabíatensadocomounacuerda—.

Somosmejores.Somosmásfuertes.Construiremosunnuevomundoglorioso.Peroestosárboles se interponenennuestrocamino,Meg.Hayquequemarlos, como lasmalashierbas invasoras.Y laúnica formadehacerloesconunauténtico incendio:llamasavivadasporsangre.Hagámoslo juntos,ydejemosa laBestiafueradeesto,¿vale?

Porfin,enmimente,algoencajó.Recordécómomipadresolíacastigarmehacíasiglos, cuando era un dios joven que aprendía las costumbres del Olimpo. Zeusacostumbrabaadecir:«Notepongasamalasconmisrayos,muchacho».

Comosi losrayostuvieranmentepropia,comosiZeusnotuvieranadaqueverconloscastigosquemeimponía.

«Nomeechesamí laculpa—dabaaentendersu tono—.Esel rayoelquehaquemado hasta la últimamolécula de tu cuerpo».Muchos añosmás tarde, cuandomaté a los cíclopes que hicieron el rayo deZeus, no fue una decisión precipitada.Siemprehabíaodiadoesosrayos.Eramásfácilqueodiaramipadre.

NerónadoptabaelmismotonocuandosereferíaalaBestia.Hablabadesuiraysucrueldadcomosifueranfuerzasqueescapasenasucontrol.Simontaraencólera,responsabilizaríaaMeg.

Me asqueó darme cuenta de eso. Meg había sido entrenada para ver a subondadosopadreNerónyalaaterradoraBestiacomoadospersonasdistintas.Ahoraentendía por qué ella prefería pasar el tiempo en los callejones de Nueva York.Entendía por qué tenía aquellos cambios de humor tan bruscos, por quépasabadehacer la rueda a cerrarse en banda en cuestión de segundos. Ella nunca sabía quépodíadespertaralaBestia.

Clavósusojosenmí.Letemblabanloslabios.Supequebuscabaunaescapatoria:un argumento elocuente que aplacase a su padre y le permitiese obedecer a suconciencia.Peroyoyanoeraundiosconlabia.NopodíadejarcalladoaunoradorcomoNerón.Ynopensabaecharle laculpaanadiecomohacíaNeróngraciasa laBestia.

Enlugardeeso,seguíelejemplodeMeg,quesiempreeraconcisaeibaalgrano.—Élesmalo—dije—.Túeresbuena.Debesdecidirportimisma.Me di cuenta de que esa no era la noticia queMeg esperaba. Su boca se puso

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tirante.Echóatráslosomóplatoscomosisepreparaseparaquelepusieranlavacunacontraelsarampión:algodolorosoperonecesario.Posólamanoenlacabezarizadadelkarpos.

—Melocotones—dijoenvozquedaperofirme—,veaporlacajadecerillas.El karpos entró en acción. A Nerón apenas le dio tiempo a parpadear cuando

MelocotoneslequitólacajadelamanoyvolviódeunsaltojuntoaMeg.Losgermaniprepararonsuslanzas.Nerónlevantólamanoparadetenerlos.Lanzó

aMegunamiradaquepodríahabersidodedescorazonamiento…sihubiera tenidocorazón.

—Veo que no estabas lista para esta misión, querida—dijo—. Es culpa mía.Vince,Gary,detenedaMegperonolehagáisdaño.Cuandolleguemosacasa…—Seencogió de hombros, con una expresión llena de arrepentimiento—. En cuanto aApoloyeldiablillodelafruta,tendránquearder.

—No—protestóMegconvozronca.Actoseguidogritóaplenopulmón—:¡NO!—YlaArboledadeDodonagritóconella.

ElestallidofuetanfuertequederribóaNerónysusguardias.Melocotonesgritóysedioconlacabezacontraelsuelo.

Sinembargo, estavezyoestabamáspreparado.Amedidaqueel ensordecedorcorodelosárbolesllegabaasucrescendo,meconcentréenlamelodíamáspegadizaque podía imaginar. Tarareé «Y.M.C.A.», que solía cantar con Village Peopledisfrazadodeobrerodelaconstrucciónhastaqueeljefeindioyyonospeleamos…Daigual.Noesimportante.

—¡Meg!—Saquélosmóvilesdevientodelbolsilloyseloslancé—.¡Ponlosenelárboldelcentro!Y.M.C.A.¡Concentralaenergíadelaarboleda!Y.M.C.A.

No estaba seguro de que ella pudiera oírme.La niña levantó las campanillas yobservócómosebalanceabanytintineaban,ytransformandoelruidodelosárbolesen fragmentos de lenguaje coherente: «Felicidad inminente. La caída del sol; elúltimoverso.¿Quieresabernuestrasespecialidadesdeldía?».

AMeg se le descompuso el rostro, sorprendida. Se volvió hacia la arboleda yatravesó la entrada corriendo. Melocotones fue gateando tras ella sacudiendo lacabeza.

Yo quería seguirla, pero no podía dejar a Nerón y sus guardias solos con seisrehenes.Sindejardetararear«Y.M.C.A.»,medirigíaellosconpasoresuelto.

Los árboles gritaban más fuerte que nunca, pero Nerón consiguió ponerse derodillas.Sacóalgodelbolsillodesuchaqueta—unfrascodelíquido—ysalpicóelsuelodelantedeél.Dudabaquefueraalgobueno,peroteníaasuntosmásacuciantesdelosqueocuparme.VinceyGaryestabanlevantándose.Vinceempujósulanzaendirecciónamí.

Sinembargo,yoestabalobastanteenfadadoparasertemerario.Agarrélapuntadel arma, levanté la lanza de un tirón y golpeé a Vince debajo de la barbilla. Élgermanussecayó,aturdido,yagarrésucorazadepielconlospuños.

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Éleradelejoseldobledegrandequeyo.Medabaigual.Lolevantéenelaire.Misbrazoschisporroteabandepoder.Mesentíatanfuertecomosifuerainvencible:comodebesentirseundios.Noteníaniideadeporquéhabíarecuperadolafuerza,perodecidíquenoeraelmomentodecuestionarmisuerte.HicegiraraVincecomoun disco y lo lancé al cielo con tal fuerza que abrió un agujero del tamaño de ungermanusenlabóvedadelosárbolesydesaparecióvolando.

Mis felicitaciones a la Guardia Imperial por su estúpido valor. A pesar de miexhibicióndefuerza,Garyarremetiócontramí.Conunamanolearrebaté la lanza.Conlaotraleatraveséelescudodeunpuñetazoyleasestéungolpetancontundenteenelpechocomoparaderribaraunrinoceronte.

Cayódesplomado.MevolvíhaciaNerón.Notabaquemifuerzaestabadisminuyendo.Mismúsculos

estabanrecuperandosupatéticaflacidezmortal.SoloesperabaquemedieratiempoaarrancarleaNerónlacabezaymetérselaensutrajecolormalva.

Elemperadorgruñó.—Esusted tonto,Apolo.Siempreseequivocadeobjetivo.—MirósuRolex—.

Mibrigada de demolición llegará de unmomento a otro. ¡Cuando elCampamentoMestizo sea destruido, lo convertiré en mi nuevo jardín! Y mientras tanto, ustedestaráaquí…apagandoelfuego.

Sacóunmecherodeplatadelbolsillodesuchaleco.EratípicodeNeróncontarcon varios medios a mano para encender fuego. Miré las relucientes manchas deaceiteconlasquehabíasalpicadoelsuelo…Fuegogriego,cómono.

—Nolohaga—dije.Nerónsonrió.—Adiós,Apolo.SolofaltanoncediosesdelOlimpomás.Soltóelmechero.

NotuveelplacerdearrancarlacabezadeNerón.¿Podría haber impedido que huyese? Es posible. Pero las llamas rugían entre

nosotrosyquemabanhierbayhuesos,raícesdeárbolesylapropiatierra.Elfuegoerademasiadointensoparaapagarloconelpie,siesqueelfuegogriegosepodíaapagarconlospies,yavanzabaávidamentehacialosseisrehenesatados.

Solté a Nerón. De algún modo, el emperador levantó a Gary y arrastró algermanusaturdidohaciaelhormiguero.Mientrastanto,yocorríhacialasestacas.

LamáscercanaeraladeAustin.Rodeélabaseconlosbrazosytirésintenerencuentalastécnicasadecuadasparalevantarobjetospesados.Mehiceunacontracturaen losmúsculos. Seme nubló la vista del esfuerzo.Conseguí levantar la estaca lobastanteparaderribarlahaciaatrás.Austinsemovióygimió.

Loarrastré,concapulloincluido,alotroladodelclaro, lomáslejosposibledelfuego.LohabríallevadoalaArboledadeDodona,peroteníalasensacióndequeno

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leharíaningúnfavorponiéndoloenunclarosinsalidallenodevocesdesquiciadas,enlamismatrayectoriaenlaqueseacercabanlasllamas.

Volvícorriendoalasestacas.RepetílaoperaciónysaquéaKayla,luegoaPaulie,eldiosdelgéiser,yacontinuacióna losotros.CuandopuseaMirandaGardinerasalvo, el fuego eraunagigantescaola rojay rugiente, a escasos centímetrosde laspuertasdelaarboleda.

Mi fuerza divina había desaparecido. No se veía aMeg ni aMelocotones porninguna parte. Había ganado unos minutos a los rehenes, pero el fuego acabaríaengulléndonosatodos.Caíderodillasylloré.

—Socorro.Escudriñé los árboles oscuros, enmarañados y ominosos. No esperaba ninguna

ayuda.Nisiquieraestabaacostumbradoapedirayuda.EraApolo.¡Losmortalesmellamabanamí!(Sí,puedequedevezencuandohayamandadoalosmortalesquemehaganrecadostriviales,comoempezarunaguerraorecuperarobjetosmágicosdelasguaridasdelosmonstruos,peroesonocuenta).

—No puedo hacerlo solo.—Me imaginé la cara deDafne flotando debajo deltroncodeunárbolydeotro.Prontoelbosqueseincendiaría.NopodíasalvarlocomotampocopodíasalvaraMegnialossemidiosesperdidosniamímismo—.Losientomucho.Porfavor…perdóname.

Debídemarearmealinhalarhumo.Empecéaalucinar.Lassiluetasbrillantesdelasdríadesbrotarondesusárboles:unalegióndeDafnesconvestidosdegasaverde.Teníanexpresionesmelancólicas,comosisupieranqueibanamorir,ysinembargoempezaronadarvueltasalrededordelfuego.Levantaronlosbrazos,ylaTierraentróen erupción a sus pies.Un torrente de lodo se agitó sobre las llamas. Las dríadesabsorbieron el calor del fuego con sus cuerpos. Su piel se carbonizó. Sus caras seendurecieronyseagrietaron.

En cuanto las últimas llamas se apagaron, las dríades se desmoronaron y seconvirtieronenceniza.Ojaláhubierapodidodesmoronarmeconellas.Teníaganasdellorar,peroelfuegohabíasecadotodalahumedaddemisconductoslacrimales.Yono había pedido tantos sacrificios. ¡No había contado con ello! Me sentía vacío,culpableyavergonzado.

Entoncespenséencuántasveceshabía solicitado sacrificiosyacuántoshéroeshabíaenviadoalamuerte.¿Habíansidomenosnoblesyvalientesqueesasdríades?Y no obstante, cuando los había enviado a cumplir misiones mortales no habíasentido remordimientos. Los había utilizado y los había desechado, había arrasadosusvidasparacimentarmipropiagloria.NoeramenosmonstruosoqueNerón.

Elvientosoplóatravésdelclaro:unaráfagamuycálidaparalaépocadelañoenlaqueestábamos,queelevólascenizasenunremolinoyselasllevóalcieloatravésdelmantoboscoso.Hastaqueelviento secalmónomedi cuentadequedebíadehaber sido el Viento del Oeste, mi antiguo rival, que me ofrecía consuelo. Habíarecogido los restos y se los había llevado a su siguiente y hermosa reencarnación.

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Despuésdetodosesossiglos,Céfirohabíaaceptadomisdisculpas.Descubríquedespuésdetodomequedabanlágrimas.Detrásdemíalguiengimió.—¿Dóndeestoy?Austinsehabíadespertado.Mearrastréasulado,estavezllorandodealivio,ylebesélacara.—¡Miqueridohijo!Élmemiróparpadeando,confundido.Sustrenzasafricanasestabansalpicadasde

cenizacomoescarchaenuncampo.Supongoque tardóun instanteenasimilarporquéunchicomugrientoconacnémediodesquiciadoleestabahaciendocarantoñas.

—Ah, claro… Apolo. —Intentó moverse—. Pero ¿qué…? ¿Por qué estoyenvueltoenvendasapestosas?¿Podríasliberarme?

Mepuse a reír histéricamente, cosa que dudoque contribuyese a tranquilizar aAustin.Arañésusataduras,peronoconseguínada.EntoncesmeacordédelalanzapartidadeGary.RecogílapuntaypasévariosminutoscortandolasvendasdeAustin.

Una vez separado de la estaca, se puso a andar dando traspiés, tratando dedevolverlacirculaciónasusextremidades.Elchicoobservólaescena:elbosqueenllamas,losotrospresos…LaArboledadeDodonahabíainterrumpidosucorosalvajede voces. (¿Cuándo había sido eso?). Una radiante luz ambarina salía ahora de laentrada.

—¿Quépasa?—preguntóAustin—.¿Ydóndeestámisaxofón?Preguntassensatas.Ojaláyo tuvierarespuestassensatas.Loúnicoquesabíaera

queMegMcCaffreyseguíavagandoporlaarboleda,ynomegustabaquelosárbolessehubierancallado.

Mirémisdébilesbrazosdemortal.Mepreguntabaporquéhabíaexperimentadoun repentino arrebato de fuerza divina al enfrentarme a los germani. ¿Lo habíanprovocado mis emociones? ¿Era la primera señal de que estaba recuperandodefinitivamentemivigordivino?O tal vezZeus estaba jugandootravez conmigo:dejando que experimentarami antiguo poder antes de volver a arrebatármelo.¿TEACUERDASDEESTO,MUCHACHO?¡PUESNOPUEDESTENERLO!

Deseé poder invocar otra vez esa fuerza, pero tendría que arreglármelas con loquetenía.

LediaAustinlalanzarota.—Liberaalosdemás.Volveré.Austinmemirófijamenteconincredulidad.—¿Vasaentrar?¿Esseguro?—Lodudo—contesté.CorríhaciaelOráculo.

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Separarseestriste.Notienenadadebonito.Nomepiseslacara.

Losárbolesempleabansusvocesinteriores.Al cruzar la entrada me di cuenta de que seguían hablando en tono familiar,

parloteandoabsurdamentecomosonámbulosenuncóctel.Escudriñé la arboleda. Ni rastro de Meg. La llamé. Los árboles respondieron

levantandolavozyhaciéndomebizqueardelmareo.Mesujetéalroblemáspróximo.—Cuidado,tío—dijoelárbol.Avancé dando tumbos, mientras los árboles intercambiaban versos como si

jugasenalasrimas.

Azulescavernas.Arrialabandera.Aloeste,unincendio.Laspáginassevansucediendo.Indiana.Madurabanana.Felicidadinminente.Cucarachasyserpientes.

Nada tenía sentido, pero cada verso poseía carga profética. Me sentí como sidocenas de enunciados importantes, todos cruciales para mi supervivencia, semezclasen,cargasenenunaescopetaydisparasenamicara.

(Oh,quéimagenmásbuena.Tendréqueutilizarlaenunhaiku).—¡Meg!—gritéotravez.Seguíasinhaberrespuesta.Elbosquenoparecíatangrande.¿Cómoeraposible

quenomeoyese?¿Cómoeraposiblequeyonolaviese?Avancécongranesfuerzo, tarareandoenun tonoperfectode la a cuatrocientos

cuarentaherciosparanoperderlaconcentración.Cuandolleguéalsiguientecírculodeárboles,losroblesadoptaronuntonomásfamiliar.

—Eh,colega,¿tienesunamoneda?—preguntóuno.Otro intentó contarme un chiste de un pingüino y unamonja que entran en un

restaurantedecomidarápida.Untercerrobleestabasoltandounrollocomercialasuvecinosobreunrobotde

cocina.

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—¡Ynotevasacreerloquehaceconlapasta!—¡Quépasada!—exclamóelotroárbol—.¿Tambiénhacepasta?—¡Tallarines frescos en unos minutos! —respondió entusiasmado el roble

vendedor.Noentendíaporquéunroblequeríavendertallarines,peroseguíadelante.Temía

que si escuchabamás de la cuenta acabaría comprando el robot de cocina en trescómodosplazosde39,99dólares,yperderíaeljuicioparasiempre.

Finalmentelleguéalcentrodelaarboleda.AlotroladodelroblemásgrandesehallabaMeg,conlaespaldacontraeltroncoylosojosbiencerrados.Losmóvilesdevientoseguíanensumano,perocolgabandescuidadamenteaunlado.Loscilindrosdelatóntintineaban,amortiguadoscontrasuvestido.

Asuspies,Melocotonessebalanceabadeunladoaotro,riéndosetontamente.—¿Manzanas?¡Melocotones!¿Mangos?¡Melocotones!—Meg.—Letoquéelhombro.Ellaseestremeció.Fijólavistaenmícomosifueraunahábililusiónóptica.Le

brillabanlosojosdemiedo.—Esdemasiado—dijo—.Demasiado.Las voces la tenían en sus garras. A mí me resultaban bastante difíciles de

soportar—comocienemisorasde radiosonandoalmismo tiempoydividiendomicerebroenciencanales—,peroyoestabaacostumbradoalasprofecías.Meg,porotraparte, era hija deDeméter.A los árboles les caía bien.Todos intentaban compartircosas con ella y llamarle la atención al mismo tiempo. No tardarían en quebrarirreparablementesucerebro.

—Losmóvilesdeviento—leindiqué—.¡Cuélgalosenelárbol!Señalélaramamásbaja,situadamuyporencimadenuestrascabezas.Sinayuda,

ningunodenosotrospodríaalcanzarla,perosiledabaaMegunempujón…Megretrocediósacudiendolacabeza.LasvocesdeDodonaerantancaóticasque

noestabasegurodequemehubieseoído.Simehabíaoído,onomeentendíaonosefiabademí.

Teníaquealiviarmisentimientodetraición.MegeralahijastradeNerón.Habíasido enviada para atraerme hasta allí, y nuestra amistad era una farsa. No teníaderechoadesconfiardemí.

Peronopodíaguardarlerencor.SilaculpabadelamismaformaqueNerónhabíamanipuladosusemociones,noseríamejorque laBestia.Además,queellahubiesementidosobresuamistadconmigonoqueríadecirqueyonofueseamigosuyo.Megestabaenpeligro.Noibaadejarlaamerceddelalocuradeloschistesdepingüinos.

Meagachéyentrelacélosdedosparaqueapoyaseelpie.—Porfavor.Amiizquierda,Melocotonessepusobocaarribaydijogimiendo:—¿Tallarines?¡Melocotones!Meghizounamueca.Advertíensusojosquehabíadecididocolaborarconmigo

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noporquesefiasedemí,sinoporqueMelocotonesestabasufriendo.Justo cuando creía que era imposible ofenderme más… Una cosa era que te

traicionasenyotramuydistintaqueteconsiderasenmenosimportantequeunespíritudelafrutaconpañales.

No obstante, me mantuve firme cuando Meg apoyó el pie izquierdo en mismanos.Laaupécontodaslasfuerzasquemequedaban.Ellasesubióamishombrosyactoseguidoplantóunazapatillarojaencimademicabeza.Toménotamentaldeque debía ponerme una etiqueta de seguridad en el cuero cabelludo: AVISO, ELESCALÓNSUPERIORNOESPARASUBIRSE.

Con la espalda contra el roble, podía percibir cómo las voces de la arboledarecorríaneltroncoytamborileabanatravésdelacorteza.Elárbolcentralparecíaunaantenagigantedeconversacionesdisparatadas.

Me flaqueaban laspiernas.Tenía las suelasdeMeg incrustadasen la frente.Eltonodelaacuatrocientoscuarentaherciosquehabíaestadotarareandosetransformórápidamenteenunsolsostenido.

Finalmente,Megatólosmóvilesdevientoalarama.Bajódeunsaltocuandomispiernascedieron,ylosdosacabamostumbadosenelsuelo.

Lascampanillasdelatónsebalancearonysonaron,extrayendonotasdelvientoyconvirtiendoladisonanciaenacordes.

Elbosquesusurró,comosilosárbolesestuvieranescuchandoypensando:«¡Oh,québonito!».

Entonces el suelo tembló. El árbol central tembló con tal energía que cayeronbellotas.

Megselevantó.Seacercóalárbolytocósutronco.—Habla—ordenó.Una sola voz brotó de las campanillas, como una animadora gritando por un

megáfono:

HubounavezundiosllamadoApoloqueentróenunacueva;azul,sucolor.Sobreunasiento,entonces,eltragafuegodebroncetuvoquedigerirmuerteylocuraélsolo.

Lascampanillasdejarondesonar.Elbosquesequedótranquilo,comosiestuvierasatisfechoconlapenademuertealaquemehabíacondenado.

¡Oh,quéhorror!Un soneto podría haberlo soportado. Un cuarteto habría sido motivo de

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celebración.Perosololasprofecíasmásletalesseformulanenunaquintilla.Mequedémirandolosmóvilesdeviento,esperandoquevolviesenahablarpara

corregirseasímismos.«¡Uy,hasidounerror!¡EsaprofecíaeraparaotroApolo!».Perono tuve tanta suerte.Mehabíandadounaordenpeorquemilanunciosde

máquinasparahacerpasta.Melocotones se levantó. Sacudió la cabeza y siseó al roble, una reacción que

expresabaalaperfecciónmissentimientos.SeagarróalapantorrilladeMegcomoaun clavo ardiente. Era una escena casi tierna, salvo por los colmillos y los ojosbrillantesdelkarpos.

Meg me observó con recelo. Los cristales de sus gafas tenían grietas comotelarañas.

—Esaprofecía—dijo—.¿Lahasentendido?Traguéunabocanadadehollín.—Puede.Unaparte.TúyyotendremosquehablarconRachel…—Yanohabrámás«túyyo».—EltonodeMegeraacrecomoelgasvolcánico

deDelfos—.Hazloquetengasquehacer.Esmiúltimaorden.Suspalabrasmegolpearoncomoelastadeunalanzaenlabarbilla,apesardeque

mehabíamentidoytraicionado.—Nopuedes,Meg.—Nopudeevitareltemblordemivoz—.Túsolicitastemis

servicios.Hastaquemispruebasterminen…—Telibero.—¡No!—No soportaba la idea de queme abandonasen. Otra vez, no. No esa

granuja de los contenedores a la que tanto había aprendido a querer—.No puedescreeraNerónahora.Yahasoídosusplanes.¡Quierearrasarlaislaentera!Hasvistoloqueintentabahacerasusrehenes.

—Él…élnoleshabríadejadoquemarse.Lohaprometido.Sehacontrolado.Túlohasvisto.EsonolohizolaBestia.

Notélacajatorácicacomounarpademasiadotensa.—Meg…NeróneslaBestia.Élmatóatupadre.—¡No!Nerónesmipadrastro.Mipadre…mipadredesatóa laBestia.Lahizo

enfadar.—Meg…—¡Basta!—Setapólosoídos—.Túnoloconoces.Nerónseportabienconmigo.

Puedohablarconél.Puedoarreglarlo.Sunegativaeratanabsoluta,tanirracional,quemedicuentadequeeraimposible

discutir con ella. Me recordó a mí mismo cuando caí a la Tierra y me negaba aaceptar mi nueva realidad. Sin la ayuda de Meg, habría acabado muerto. Ahoranuestrospapelessehabíaninvertido.

Me acerqué poco a poco a ella, pero el gruñido deMelocotonesme detuvo enseco.

Megretrocedió.

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—Hemosterminado.—Imposible—dije—.Estamosunidos,tegusteono.Caíenlacuentadequemehabíadicholomismosolounosdíasantes.Memiróporúltimavezatravésdeloscristalesagrietadosdesusgafas.Habría

dado cualquier cosa por que hiciera una pedorreta. Quería recorrer las calles deManhattanyqueellahicieralaruedaenloscruces.Echabademenosandarcojeandocon ella por el Laberinto, con las piernas atadas. Me habría conformado con unabuenapeleaconbasuraenuncallejón.Encambio,ellasevolvióyhuyóseguidadeMelocotones.Medio la impresióndequesedesvanecieronentre losárboles,comohabíahechoDafnehacíamucho.

Encimademicabeza,unabrisahizo tintinear losmóviles.Estaveznosalieronvoces de los árboles. No sabía cuánto permanecería Dodona en silencio, pero noqueríaestarallísilosroblesdecidíanempezarotravezacontarchistes.

Me volví y vi algo raro amis pies: una flecha con el astil de roble y plumasverdes.

Nodeberíahaberhabido flechas.Yonohabía llevadoningunaalbosque.Pero,confundido comoestaba, nome loplanteé.Hice loque cualquier arqueroharía: larecogíylaguardéenmicarcaj.

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EnUbernotienencoches.EnLyftlacosaestáfloja.¿Ytaxis?No.

Mellevalamamá.

Austinhabíaliberadoalosotrospresos.Parecía que los hubieran metido en una tina con pegamento y bastoncillos de

algodón,pero,porlodemás,parecíansorprendentementeilesos.EllisWakefieldibatambaleándose con los puños apretados, buscando algo a lo que dar un puñetazo.CecilMarkowitz,hijodeHermes,estabasentadoenelsuelotratandodelimpiarselaszapatillasconunfémurdeciervo.Austin—¡unchicoconrecursos!—habíasacadouna cantimplora de agua y estaba limpiando el fuego griego de la cara de Kayla.MirandaGardiner,lamonitorajefedelacabañadeDeméter,sehallabaarrodilladaenellugardondesehabíansacrificadolasdríades,llorandoensilencio.

Paulie, el palico, se dirigió flotando amí.Al igual que su compañero,Pete, suparte inferior estaba compuesta solo por vapor.De cintura para arriba parecía unaversión más flaca y castigada de su colega del géiser. Su piel de barro estabaagrietada como el lecho seco de un río. Tenía la cara ajada, como si se hubieraquedadosinunagotadehumedadenelcuerpo.ViendoeldañoqueNerónlehabíahecho,añadíunospuntosmásaunalistamentalqueestabapreparando:«FormasdetorturaraunemperadorenlosCamposdeCastigo».

—Mehassalvado—dijoPaulieasombrado—.¡Venaquí!Meabrazó.Supoderhabíadisminuido tantoquesucalorcorporalnomemató,

peromeabrióbastantebienlossenosnasales.—Deberías volver a casa—le aconsejé—. Pete está preocupado, y tienes que

recuperarfuerzas.—Oh, tío…—Paulie se secó una lágrimavaporosa de la cara—.Sí,me largo.

Perosinecesitascualquiercosa(unalimpiezaalvaporgratis,unrelacionespúblicas,unamascarilladearcilla),solotienesquepedirlo.

Mientrassedisolvíaenlaniebla,lollamé.—Unacosamás,Paulie.LedaríaalBosquedelCampamentoMestizoundiezde

satisfacciónalcliente.Pauliesonrióagradecido.Intentóvolveraabrazarme,peroyasehabíavueltode

vaporenunnoventaporciento.Loúnicoquenotéfueunaráfagahúmedadeaireconaromaabarro.Actoseguidodesapareció.

Loscincosemidiosessereunieronamialrededor.Mirandamirómásalládemí,alaarboledadeDodona.Susojostodavíaestaban

hinchadosdellorar,peroteníaunosirispreciososdelcolordelfollajenuevo.—Entonces, las voces que he oído salir de la arboleda… ¿De verdad es un

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oráculo?¿Esosárbolespuedendarnosprofecías?Meestremecípensandoenlaquintilladelosrobles.—Talvez.—¿Puedover…?—No—contesté—.Nohastaqueconozcamosmejorelsitio.YahabíaperdidoaunahijadeDeméteresedía.Noqueríaperderaotra.—Noloentiendo—sequejóEllis—.¿EresApolo?¿ElauténticoApolo?—Metemoquesí.Esunalargahistoria.—Oh,dioses…—Kaylaescudriñóelclaro—.MehaparecidooírlavozdeMeg

antes.¿Lohesoñado?¿Estabacontigo?¿Estábien?Los demás me miraron esperando una explicación. Sus expresiones eran tan

frágilesyvacilantesquedecidíquenopodíaderrumbarmedelantedeellos.—Está…viva—logrédecir—.Hatenidoqueirse.—¿Qué?—preguntóKayla—.¿Porqué?—Nerón—respondí—.Ella…ellasehaidoabuscaraNerón.—Unmomento.—Austin levantó losdedoscomo lospostesdeunaportería—.

CuandohablasdeNerón…Lesexpliquélomejorquepudecómoelemperadordementeloshabíacapturado.

Semerecíansaberlo.Mientrasrelatabalahistoria,laspalabrasdeNerónnoparabanderepetirseenmimente:«Mibrigadadedemoliciónllegarádeunmomentoaotro.¡CuandoelCampamentoMestizoseadestruido,loconvertiréenminuevojardín!».

Quería creer que no eramás que una fanfarronada.ANerón siempre le habíangustadolasamenazasylasdeclaracionesgrandilocuentes.Adiferenciademí,eraunpoeta terrible. Utilizaba un lenguaje florido como… como si cada frase fuera unramilletedemetáforasdeolorpenetrante.(Oh,esatambiénesbuena.Voyaanotarla).

¿Por qué consultaba sin parar su reloj? ¿Y a qué brigada de demolición podríareferirse? Me retrotraje al sueño del autobús solar que se precipitaba hacia unagigantescacaradebronce.

Me sentí como si estuviera cayendo otra vez en picado. Empecé a verterriblementeclaroelplandeNerón.Despuésdedividiralospocossemidiosesquedefendían el campamento, había querido incendiar esa arboleda. Pero solo era unapartedesuataque…

—Oh,dioses—exclamé—.ElColoso.Loscincosemidiosessemovieronincómodos.—¿QuéColoso?—preguntóKayla—.¿TerefieresalColosodeRodas?—No—respondí—.ElColossusNeronis.Cecilserascólacabeza.—¿ElColossusNeurosis?EllisWakefieldresopló.—Tú sí que tienes una Colossus Neurosis, Markowitz. Apolo se refiere a la

enormeréplicadeNerónquehabíadelantedeunanfiteatrodeRoma,¿verdad?

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—Metemoquesí—dije—.Mientrasnosotrosestamosaquí,NerónvaaintentardestruirelCampamentoMestizo.YelColososerásubrigadadedemolición.

Mirandaseestremeció.—¿Quieres decir que una estatua gigante está a punto de pisotear un

campamento?CreíaqueelColososehabíadestruidohacíasiglos.Ellisfruncióelentrecejo.—Supuestamente, la Atenea Partenos también. Y ahora está en la cima de la

ColinaMestiza.Lasexpresionesdelosdemássetornaronserias.CuandounhijodeAreshaceuna

observaciónválida,sabesquelasituaciónesgrave.—HablandodeAtenea…—Austinsequitóunapelusaincendiariadelhombro—.

¿Nonosprotegerálaestatua?Osea,estáallíparaeso,¿no?—Lo intentará —supuse—. Pero debéis comprender que la Atenea Partenos

extraesupoderdesusseguidores.Cuantosmássemidioseshayaasucuidado,másformidableserásumagia.Yahoramismo…

—Elcampamentoestáprácticamentevacío—terminóMiranda.—Nosoloeso—proseguí—,sinoquelaAteneaPartenosmideaproximadamente

docemetros.Silamemorianomefalla,elColosodeNerónmedíamásdeldoble.Ellisgruñó.—Asíquenotienenlamismacategoríadepeso.Seráuncombatedesigual.CecilMarkowitzsepusounpocomáserguido.—Chicos…¿habéisnotadoeso?PenséquepodíaestargastandounadesusbromasdehijodeHermes.Entoncesel

suelovolvióatemblarligerísimamente.Seoyóunestruendoprocedentedeunlugaralolejoscomoeldeunacorazadoalrozarunbancodearena.

—Porfavor,decidmequehasidountrueno—dijoKayla.Ellisladeólacabeza,escuchando.—Esunamáquinadeguerra.Ungranautómataquehasalidodelaguaamedio

kilómetrodeaquí.Tenemosquevolveralcampamentoenseguida.NadiediscutióelcálculodeEllis.Supusequesabíadistinguirlossonidosdelas

máquinasdeguerradelamismaformaqueyopodíadetectarunviolíndesafinadoenmediodeunasinfoníadeRachmaninoff.

Debo decir a favor de los semidioses que estuvieron a la altura de lascircunstancias.Apesardehabersidoatados,empapadosensustanciasinflamablesysujetosapostescomoantorchas tiki, cerraron filasy sevolvieronhaciamícon losojosllenosdedeterminación.

—¿Cómo salimos de aquí? —preguntó Austin—. ¿Por la guarida de losmirmekes?

Derepentemesentíahogado,enparteporqueteníaacincopersonasmirándomecomo si supiera qué hacer. No lo sabía. De hecho, si quieres saber un secreto,normalmente los dioses no lo sabemos. Cuando acuden a nosotros en busca de

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respuestas,normalmentedecimosalgoenplanReacomo«¡Tendrásqueaveriguarloportimismo!».O«¡Laauténticasabiduríahayqueganársela!».Peronocreíaqueesocolaseenlasituaciónactual.

Además,no teníaelmásmínimodeseodevolverametermeenelhormiguero.Aunque lo atravesásemos con vida, nos llevaría demasiado tiempo. Y luegotendríamosquecruzarcorriendolamitaddelbosque.

MequedémirandoelagujeroconlaformadeVinceenlabóvedadevegetación.—Supongoqueningunodevosotrospuedevolar.Ellosnegaronconlacabeza.—Yopuedococinar—propusoCecil.Ellislediounmanotazoenelhombro.Miréotravezeltúneldelosmirmekes.Semeocurriólasolucióncomosiunavoz

mehubierasusurradoaloído:«Conocesaalguienquepuedevolar,tonto».Eraunaideaarriesgada.Porotraparte,ircorriendoalucharcontraunautómata

gigantetampocoeraelplandeacciónmásseguro.—Creoquehayunaforma—dije—.Peronecesitarévuestraayuda.Austincerrólospuños.—Loquenecesites.Estamosdispuestosaluchar.—Enrealidad…nonecesitoqueluchéis.Necesitoquemarquéisunritmo.

ElsiguientedescubrimientoimportantequehiceesqueloshijosdeHermesnosabenrapear.Enabsoluto.

CecilMarkowitz,elpobrecillo,pusotodosuempeño,peronoparabadetrastocarmi sección rítmica con sus palmadas espasmódicas y sus terribles sonidos demicrófono.Despuésdeunascuantaspruebas,lodegradéabailarín.Sucometidoseríamoversedeunladoaotroyagitarlasmanos,cosaquehacíaconelentusiasmodeunpredicador.

Losotrosconsiguieronmantenerelritmo.Seguíanpareciendounospollosmediodesplumadosyfácilmenteinflamables,perosemovíanconelsentimientoadecuado.

Mepuseacantar«Mama»;teníalagargantaatonograciasalaguaylaspastillasparalatosdelariñoneradeKayla.(¡Quéchicamásprevisora!¿Quiénllevapastillasparalatosenunacarreradetrespiernas?).

Canté directamente a la boca del túnel de los mirmekes, confiando en que laacústicadel lugar trasladasemimensaje.Notuvimosqueesperarmucho.LaTierraempezó a retumbar bajo nuestros pies. Seguí cantando. Había avisado a miscompañeros que no dejasen de marcar el ritmo adecuado hasta que la canciónterminase.

Aun así, estuve a punto de perder los papeles cuando el suelo estalló. Habíaestadomirandoeltúnel,peromamánousabatúneles.Salíadondeledabalagana:eneste caso, directamente de la Tierra, a veintemetros de distancia, lanzando grava,

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hierbayrocaspequeñasportodaspartes.Correteóhaciadelante,haciendoruidoconlasmandíbulas, emitiendoun zumbido con las alas, con susojosde teflónoscurosclavados enmí.Ya no tenía el abdomenhinchado, demodo que supuse que habíaterminado de depositar su nidada más reciente de larvas de hormigas asesinas.Esperabaqueesosignificasequeestabadebuenhumor,ynoquetuviesehambre.

Detrás de ella, dos hormigas soldado salieron trepando de la Tierra. No habíacontadoconhormigasextras. (Vengaya,«hormigasextras»esunaexpresiónqueacasinadielegustaríaoír).Flanquearonalareinaagitandolasantenas.

—Mamá—dije—,necesitamosquenoslleven.Milógicafuelasiguiente:lasmadressolíanofrecertransporte.Consusmilesy

miles de crías, supuse que la hormiga reina sería la maruja definitiva, siempredispuestaallevarasushijosasusactividadesextraescolares.Y,efectivamente,mamámeagarróconsusmandíbulasymelanzóporencimadesucabeza.

Apesardeloquepuedancontartelossemidioses,nomerevolqué,nogriténicaíde forma queme dañase las partes sensibles.Aterricé heroicamente ymemonté ahorcajadas en el pescuezo de la reina, cuyo tamaño no era superior al lomode uncaballodebatallanormal.

—¡Subid!¡Nohayningúnpeligro!—gritéamiscompañeros.Por algún motivo, vacilaron. Las hormigas, no. La reina lanzó a Kayla justo

detrásdemí.Lashormigassoldadosiguieronelejemplodemamáyrecogieronadossemidiosescadaunaylossubieronabordo.

Los tres mirmekes hicieron girar sus alas con el sonido de las aspas de unradiador.Kaylaseagarróamicintura.

—¡¿Seguroquenohayningúnpeligro?!—gritó.—¡Ninguno!—Esperabaestarenlocierto—.¡Puedequeinclusomenosqueenel

carrosolar!—¿Elcarrosolarnoestuvoapuntodedestruirelmundounavez?—Bueno,dos—dije—.TressicuentaseldíaquedejéconduciraThaliaGrace,

pero…—¡Olvidalapregunta!Mamáselanzóalcielo.Elmantoderamastorcidasnoscerrabaelpaso,peroella

nolehizomáscasoquealatoneladadeTierrasólidaquehabíaperforado.—¡Agáchate!—bramé.Nos pegamos a la cabeza acorazada de mamá cuando la criatura atravesó los

árboles,ymilesdeastillasdemaderasemeclavaronenlaespalda.Dabatantogustovolver a volar que nome importó.Nos elevamos sobre el bosque y nos ladeamoshaciaeleste.

Durantedosotressegundos,estuveeufórico.EntoncesoílosgritosprocedentesdelCampamentoMestizo.

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Unaestatuaenpelotas,unColosoneurótico.

¿Dóndeestántusgayumbos?

Nisiquieramispoderessobrenaturalesdedescripciónalcanzanparaexpresarlo.Imagínate como una estatua de bronce de treinta metros: una réplica de tu

magnificencia,brillandoalaluzdemediatarde.AhoraimagínatequeesaestatuaridículamenteatractivasaledelestrechodeLong

IslandalaCostaNorte.Ensumanohayuntimóndebarco—unacuchilladeltamañodeuncazabombardero,fijadaaunpostedequincemetrosdelargo—,yDonMacizolevantadichotimónparahacertrizaselCampamentoMestizo.

Esafuelaimagenquenosrecibiócuandollegamosvolandodelbosque.—¿Cómopuedeestarvivaesacosa?—preguntóKayla—.¿QuéhahechoNerón?

¿Lahapedidoporinternet?—El triunvirato tiene enormes recursos —le dije—. Han tenido siglos para

prepararse.Unavezquereconstruyeronlaestatua,solotuvieronqueaplicarlemagiavivificadora:normalmente,lasfuerzasvitalesdelosespíritusdelvientooelagua.Noestoyseguro.EslaespecialidaddeHefesto.

—Entonces¿cómolomatamos?—Estoy…estoyenello.Portodoelvalle,loscampistasgritabanycorríanaporsusarmas.NicoyWillse

revolcaban en el lago; aparentemente, su embarcación se había volcado en plenopaseoencanoa.Quirónatravesabalasdunasalgalope,hostigandoalColosoconsusflechas. Incluso a mis ojos, Quirón era un arquero muy bueno. Apuntaba a lasarticulaciones y las junturas de la estatua, pero sus disparos no parecían afectar alautómataenabsoluto.DocenasdeproyectilessobresalíandelasaxilasyelcuellodelColosocomopelorebelde.

—¡Máscarcajs!—gritóQuirón—.¡Rápido!Rachel Dare salió del arsenal dando traspiés con media docena y corrió a

reabastecerlo.El Coloso bajó su timón para destrozar el pabellón comedor, pero su cuchilla

rebotó en la barrera mágica del campamento y echó chispas como si hubieraimpactado contra metal sólido. Don Macizo dio otro paso tierra adentro, pero labarrera le opuso resistencia y lo empujó hacia atrás con la fuerza de un túnel deviento.

EnlaColinaMestiza,unhaloplateadorodeabaalaAteneaPartenos.Noestabasegurodeque los semidiosespudieranverlo,perodevezencuandounhazde luzultravioletasalíadelcascodeAteneacomounreflector,dabaenelpechodelColoso

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yempujabahaciaatrásalinvasor.Alladodelaestatua,enelaltopino,elVellocinode Oro resplandecía de energía. El dragón Peleo se paseaba alrededor del tronco,preparadoparadefendersuterritorio.

Eran fuerzas poderosas, pero no necesitaba visión divina para saber que notardarían en caer. Las barreras defensivas del campamento estaban diseñadas paraimpedir la entrada a algún que otro monstruo extraviado, para confundir a losmortales e impedir que detectaran el valle, y para ofrecer una primera línea dedefensa contra fuerzas invasoras. Un gigante de bronce celestial de treinta metrosterriblementeapuestoeraharinadeotrocostal.ProntoelColososeabriríacaminoylodestruiríatodoasupaso.

—¡Apolo!—Kaylamediouncodazoenlascostillas—.¿Quéhacemos?Salídemiensoñación;volvíatenerladesagradablesensacióndequeesperaban

que yo tuviera soluciones a todo. Mi primer impulso fue pedirle a un semidiósveterano que se hiciera cargo. ¿No era ya fin de semana? ¿Dónde estaba PercyJackson?¿OlospretoresromanosFrankZhangyReynaRamírez-Arellano?Sí,elloslohabríanhechobien.

Mi segundo impulso fue acudir a Meg McCaffrey. ¡Qué rápido me habíaacostumbrado a su insufrible pero extrañamente adorable presencia!Desgraciadamente, ella ya no estaba. Notaba su ausencia como si un Coloso mepisotease el corazón. (Era una metáfora fácil de crear, ya que el Coloso estabapisoteandomuchascosaseneseprecisomomento).

Flanqueándonos a cada lado, las hormigas soldado volaban en formaciónesperandoórdenesdelareina.Lossemidiosesmeobservabaninquietos,ytrozosdevendasalíanvolandodesuscuerposmientrassurcábamoselaire.

Meinclinéhaciadelanteymedirigíamamáentonotranquilizador:—Séquenopuedopedirtequearriesgueslavidapornosotros.Mamáemitióunzumbidocomodiciendo:«¡Ytanto!».—Pero¿podríasdarunapasadaalrededordelacabezadelaestatua?—pregunté

—.Lojustoparadistraerla.¿Yluegodejarnosenlaplaya?Ellachasqueólamandíbulasindemasiadoconvencimiento.—Ereslamejormamádelmundo—añadí—,yhoyestáspreciosa.Esa frase siempre daba resultado con Leto. Con la mamá hormiga también

funcionó. La criatura sacudió las antenas, quizá para enviar una señal de altafrecuenciaasussoldados,ylastreshormigasseladearondeformapronunciadahacialaderecha.

Debajo de nosotros,más campistas entraban en combate. ShermanYang habíaenganchado dos pegasos a un carro y ahora volaba alrededor de las piernas de laestatua,mientrasJuliayAlicelanzabanjabalinaseléctricasalasrodillasdelColoso.Los proyectiles se clavaban en sus articulaciones y descargaban espirales de rayosazules,perolaestatuaapenasparecíapercatarse.Entretanto,asuspies,ConnorStollyHarleyutilizabandoslanzallamasparahacerlapedicuraporfundiciónalgigante,

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mientras las gemelas de Niké manejaban una catapulta y lanzaban rocas a laentrepiernadebroncecelestialdelColoso.

Malcolm Pace, un auténtico hijo de Atenea, coordinaba los ataques desde unpuesto de mando organizado apresuradamente en el prado. Él y Nyssa habíandesplegado planos militares sobre una mesa de cartas y gritaban coordenadas deataque, mientras Chiara, Damien, Paolo y Billie corrían a colocar ballestas por elhogarcomunal.

Malcolmparecíaelperfectocomandantedelcampodebatalla,sinofueraporquesehabíaolvidadoelpantalón.Suscalzoncillosrojoscontrastabanmarcadamenteconsuespadaysucorazadecuero.

MamábajóenpicadohaciaelColoso,ymiestómagosequedóamayoraltitud.Pude apreciar por un instante las facciones regias de la estatua y su frente

metálicarodeadadeunacoronaconpinchosquerepresentabanlosrayosdelsol.SesuponíaqueelColosoeraNerónencarnadocomoeldiosdelsol,peroelemperadorhabíadecididosabiamentequelacaraseparecieramásalamíaquealasuya.SoloelcontornodesunarizysurepugnantebarbahacíanpensarenlafealdadcaracterísticadeNerón.

Además…¿hedichoquelaestatuadetreintametrosestabatotalmentedesnuda?Puesclaro.Alosdiosescasisiempresenosrepresentadesnudosporquesomosseressintacha.¿Porquétaparlaperfección?Aunasí,eraunpocodesconcertantevermeamí mismo en cueros dando pisotones y atacando el Campamento Mestizo con eltimóndeunbarco.

AmedidaquenosacercábamosalColoso,gritéfuerte:—¡IMPOSTOR!¡YOSOYELAUTÉNTICOAPOLO!¡TÚERESFEO!Oh,queridolector,mecostógritaresaspalabrasamiapuestosemblante,perolo

hice.Taleramiarrojo.AlColosonolegustóqueloinsultasen.Mientrasmamáysussoldadosviraban,

laestatuablandióeltimónhaciaarriba.¿Has chocado alguna vez contra un bombardero? Me vino de repente a la

memoriaDresdeen1945,cuandohabíatantosavionesenelairequeliteralmentenopodía encontrar un carril seguro por el que conducir. El eje del carro solar estuvodesalineadodurantesemanasdespuésdeeseepisodio.

Advertí que las hormigas no podían volar lo bastante rápido para escapar deltimón.Vicómoseavecinabaunacatástrofeencámaralenta.Enelúltimomomentoposible,grité:

—¡Abajo!Descendimosaplomo.Eltimónsologolpeóligeramentelasalasdelashormigas,

perobastóparalanzarnosgirandoenespiralhacialaplaya.

Agradecílaarenablanda.

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Traguébastantecuandohicimoselaterrizajedeemergencia.Porpurachiripa,ningunodenosotrosmurió,aunqueKaylayAustintuvieronque

levantarme.—¿Estásbien?—seinteresóAustin.—Sí—contesté—.Tenemosquedarnosprisa.ElColosonosmiró,tratandoquizádediscernirsiyaestábamosagonizandoosi

necesitábamos más dolor. Yo había querido llamarle la atención, y lo habíaconseguido.Hurra.

Miréamamáysussoldados,quesesacudíanlaarenadeloscaparazones.—Gracias.Ahorasalvaos.¡Volad!No hizo falta que se lo dijera dos veces. Supongo que las hormigas tienen un

miedo innato a los grandeshumanoidesque se ciernen sobre ellas y se disponen aaplastarlasconsupesadopie.Mamáysusguardiasascendieronalcielozumbando.

Mirandasequedómirándolas.—Nuncapenséquediríaestodeunosbichos,perovoyaecharlasdemenos.—¡Eh!—gritóNicodiAngelo.ÉlyWillavanzabancondificultadporlasdunas,

chorreandotrassuchapuzónenellagodelascanoas.—¿Cuál es el plan?—Will parecía tranquilo, pero lo conocía lo bastante bien

parasaberquedentroalbergabatantatensióncomouncableeléctricopelado.BUM.Laestatuadiounazancadahacianosotros.Unpasomás,ylotendríamosencima.—¿No tiene una válvula reguladora en el tobillo? —preguntó Ellis—. Si

conseguimosabrirla…—No—repuse—.EstáspensandoenTalos.EstenoesTalos.Nicoseapartóelpelomorenomojadodelafrente.—Entonces¿qué?Viperfectamente lanarizdelColoso.Susorificiosnasalesestabanselladoscon

bronce; supuse que porque Nerón no había querido que sus detractores lanzasenflechasasucabezotaimperial.

Chillé.Kaylameagarróelbrazo.—¿Quépasa,Apolo?FlechasalacabezadelColoso.Oh,dioses,habíatenidounaideaquenuncajamás

daríaresultado.Sinembargo,meparecíamejorquenuestraotraopción,queeraseraplastadosbajounpiedebroncededostoneladas.

—Will,Kayla,Austin—dije—,venidconmigo.—YNico—tercióNico—.Tengopermisomédico.—¡Está bien! —exclamé—. Ellis, Cecil, Miranda, haced lo que podáis para

llamarlaatencióndelColoso.Lasombradeunpieenormeoscureciólaarena.—¡Vamos!—grité—.¡Dispersaos!

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Mepirranlasplagascuandoestánenlaflechaadecuada.

¡Zas!¿Estásmuerto,colega?

Dispersarsefuelapartefácil.Esolohicieronmuybien.Miranda, Cecil y Ellis corrieron en distintas direcciones, gritando insultos al

Colosoyagitandolosbrazos.Esonosdiounossegundosalrestomientrascorríamoshacialasdunas,perosospechabaqueelColosonotardaríaenperseguirme.Despuésdetodo,yoeraelblancomásimportanteymásatractivo.

SeñaléelcarrodeShermanYang,queseguíavolandoalrededordelaspiernasdelaestatuaenunvanointentodeelectrocutarsusrótulas.

—¡Tenemosquehacernosconesecarro!—¿Cómo?—preguntóKayla.EstabaapuntodereconocerquenoteníaniideacuandoNicodiAngelocogióla

mano de Will y se puso a mi sombra. Los dos chicos se esfumaron. Me habíaolvidadodelpoderdeviajarpor las sombras:elmediograciasalcual loshijosdelinframundo podían entrar en una sombra y aparecer en otra, a veces a cientos dekilómetros de distancia. AHades le encantaba presentarse así y gritar: «¡HOLA!»justo cuando yo lanzaba una flecha de la muerte. Le divertía que errase el tiro yaniquilaselaciudadequivocada.

Austinseestremeció.—NosoportocuandoNicodesaparecedeesaforma.¿Cuáleselplan?—Vosotros dos sois mis refuerzos —contesté—. Si yo fallo, si muero…

dependerádevosotros.—Altoahí—dijoKayla—.¿Cómoquesitúfallas?Saquémiúltimaflecha:laquehabíaencontradoenlaarboleda.—Voyadispararaesegigantemacizorroeneloído.AustinyKaylasecruzaronunamirada;talvezsepreguntabansilapresióndeser

mortalporfinmehabíavencido.—Una flecha infectada —expliqué—. Voy a hechizar una flecha con una

enfermedadylavoyalanzaraloídodelaestatua.Tienelacabezahueca.Lasorejasson las únicas aberturas que tiene. La flecha debería liberar suficiente enfermedadparaeliminarelpodervivificantedelColoso…ocomomínimoparainhabilitarlo.

—¿Cómosabesquefuncionará?—preguntóKayla.—Nolosé,pero…Nuestra conversación se vio interrumpida por el fuerte y repentino aguacero

provocado por el pie del Coloso.Nos lanzamos tierra adentro y evitamos que nosaplastaraporunpelo.

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Detrásdenosotros,Mirandagritó:—¡Eh,feo!Sabíaquenosedirigíaamí,peromiréatrásdetodasformas.Lachicalevantólos

brazosehizoqueunascuerdasdehierbamarinabrotarandelasdunasyrodearanlostobillos de la estatua. El Coloso las rompió con facilidad, pero le fastidiaron lobastanteparadistraerlo.VerqueMirandaseenfrentabaa laestatuamehizoañorarotravezaMeg.

Mientras tanto,Ellis yCecil se encontraban a cada ladodelColoso lanzándolepiedrasalasespinillas.Desdeelcampamento,unalluviadeproyectilesdeballestaenllamas explotó contra el trasero desnudo de Don Macizo, y apreté los puños ensolidaridad.

—¿Decíasalgo?—preguntóAustin.—Cierto.—Hicegirarlaflechaentrelosdedos—.Yaséloqueestáispensando:

quenotengopoderesdivinos.Dudáisquepuedaimprovisarlapestenegraolagripeespañola. Aun así, si pudiera dispararle desde poca distancia, directo a la cabeza,podríahacerlealgodedaño.

—¿Y… si fallas?—preguntó Kayla. Me fijé en que su carcaj también estabavacío.

—No tendré fuerzas para intentarlo otra vez. Tendrás que volver a atacarlo tú.Busca una flecha, intenta invocar una enfermedad y dispárale mientras Austinmantieneestableelcarro.

Me di cuenta de que era una petición imposible, pero ellos la aceptaron en unsilencio adusto. No sabía si sentirme agradecido o culpable. Cuando era un dioshabríadadoporsentadoquelosmortalesteníanfeenmí.Ahora…estabapidiéndolesamishijosquevolviesenaarriesgar susvidas,ynoestabanadasegurodequemiplandieraresultado.

Viunmovimientofugazenelcielo.Estavez,enlugardeunpiedelColoso,setrataba del carro de Sherman Yang sin Sherman Yang. Will hizo aterrizar a lospegasosysacóarastrasaNicodiAngelosemiconsciente.

—¿Dóndeestánlosdemás?—preguntóKayla—.¿YShermanylaschicasdelacabañadeHermes?

Willpusolosojosenblanco.—Nicolosconvencióparaquedesembarcasen.Justoentonces,oíaShermangritaralolejos:—¡Yatepillaré,DiAngelo!—Id vosotros, chicos —propuso Will—. El carro solo está pensado para tres

personas, y después del segundo viaje por las sombras, Nico se desmayará encualquiermomento.

—No,nomedesmayaré—protestóNico,yactoseguidosedesmayó.Willseloechóaloshombrosyselollevó.—¡Buenasuerte!¡VoyadarlealSeñordelasTinieblasunpocodeGatorade!

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Austinsubiódeunsaltoenprimerlugarycogiólasriendas.EncuantoKaylayyoestuvimosabordo,salimosdisparadoshaciaelcielo,mientraslospegasosvirabanyseladeabanalrededordelColosoconexpertadestreza.Empecéasentirunatisbodeesperanza.Puedequeconsiguiéramosganarle lapartidaaesegigantescopedazodebroncebienparecido.

—Bueno—comenté—,aversipuedohechizarestaflechaconunabuenaplaga.Laflechavibródelasplumasalapunta.NOLOHAGÁIS,medijo.

Intentoevitarquelasarmashablen.Meparecegroseroymedistrae.Artemisatuvounavezunarcoquepodíajurarcomounmarinerofenicio.Enotraocasión,enunataberna de Estocolmo, conocí a un dios guapísimo, pero su espada parlante no secallaba.

Perdón,meestoydesviandodeltema.Hicelapreguntaevidente.—¿Mehashablado?La flechavibró como si se carcajease. (Oh, dioses.Qué juegodepalabrasmás

horrible).SÍ,CIERTAMENTE.OSLORUEGO,NOSIRVOPARADISPARAR.Suvozeradecididamentedehombre, sonoraygrave,como ladeunmalactor

shakespeariano.—Pero eres una flecha —repuse—. Estás hecha para que te disparen. No te

pongastanpuntillosa.—(Debotenercuidadoconlosjuegosdepalabras).—¡Agarraos,chicos!ElcarroseprecipitóparaevitareltimóndelColoso.SinlaadvertenciadeAustin,

mehabríaquedadoenelairediscutiendoconmiproyectil.—AsíqueestáshechaderobledeDodona—aventuré—.¿Poresohablas?ENVERDAD,dijolaflecha.—¡Apolo!—gritóKayla—.Noséquéhaceshablandoconesaflecha,pero…Anuestraderechaseoyóun«¡CLANG!»reverberantecomosiuncabledealta

tensión hubiera caído contra un tejado metálico. Las barreras mágicas delcampamento se desplomaron con un destello de luz plateada. El Coloso avanzótambaleándose,bajóelpiesobreelpabellóncomedoryloredujoaescombroscomounmontóndecubosdeconstruccióninfantiles.

—Peromiraloqueacabadepasar—dijoKaylasuspirando.ElColosolevantóeltimónconjúbilo.Sedirigiótierraadentroconaireresuelto,

haciendo caso omiso a los campistas que corrían alrededor de sus pies. ValentinaDíazlearrojóunproyectildeballestaalaentrepierna.(Denuevo,nopudepormenosdehacerunamuecaensolidaridad).HaryleyyConnorStollnoparabandelanzarlellamas a los pies en vano.Nyssa,MalcolmyQuirón tendieron una trampa con uncablede acero a travésdel caminode la estatua, perono lesdaría tiempoa fijarlo

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comoesdebido.MevolvíhaciaKayla.—¿Nooyeshablaraestaflecha?A juzgar por sus ojos muy abiertos, deduje que la respuesta era «No, ¿y las

alucinacionesseheredan?».—Olvídalo.—Miré la flecha—.¿Quémerecomendarías,oh,sabioproyectilde

Dodona?Micarcajestávacío.Lapuntadelaflechadescendióhaciaelbrazoizquierdodelaestatua.¡MIRAD,

ENLAAXILAESTÁNLASFLECHASQUENECESITÁIS!—¡ElColososedirigealascabañas!—gritóKayla.—¡Laaxila!—ledijeaAustin—.Volad…digo,vuelahacialaaxila.Noeraunaordenqueacostumbraseaoírseencombate,peroAustinespoleóalos

pegasosparaqueascendieranabruptamente.Sobrevolamoselbosquedeflechasquesobresalían de la juntura del brazo de Coloso, pero sobrestimé por completo micoordinaciónmano-ojo.Melancéaporlasflechas,peroacabéconlasmanosvacías.

Kaylafuemáságil.Cogióunpuñado,perogritóalsoltarlasdeuntirón.Yolapuseasalvo.Lesangrabamucholamano;selahabíacortadoalagarrarlas

flechasatantavelocidad.—¡Estoybien!—chillóKayla.Teníalosdedoscerrados,ysalpicótodoelsuelo

delcarrodegotasrojas—.Cogelasflechas.Hiceloquemedijo.MequitéelpañueloconlabanderadeBrasildealrededor

delcuelloyselodi.—Véndatelamano—lemandé—.Hayambrosíaenelbolsillodemiabrigo.—Notepreocupespormí.—LacaradeKaylaestabatanverdecomosupelo—.

¡Dispara!¡Deprisa!Inspeccionélasflechas.Semecayóelalmaalsuelo.Solounodelosproyectiles

estabaintacto,yteníaelastiltorcido.Seríacasiimposiblededisparar.Volvíamirarlaflechaparlante.NOPENSÉISENELLO,recitó.¡HECHIZADLAFLECHATORCIDA!Lointenté.Abrílaboca,perolaspalabrasdelencantamientosehabíanesfumado

demimente.Comometemía,LesterPapadopoulosnoteníaesepoder.—¡Nopuedo!YO OS ASISTIRÉ, prometió la Flecha de Dodona. REPETID CONMIGO:

APESTOSO,APESTOSO,APESTOSO.—¡Elencantamientonoempiezapor«apestoso,apestoso,apestoso»!—¿Conquiénestáshablando?—inquirióAustin.—¡Conmiflecha!Esto…necesitomástiempo.—¡No tenemos más tiempo! —Kayla señaló con su mano ensangrentada y

vendada.ElColosoestabaasolounospasosdelpradocentral.Noestabasegurodequelos

semidiosesfueranconscientesdelpeligroquecorrían.ElColosopodíahacermucho

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másqueaplastaredificios.Sidestruíaelhogarcentral,elsantuariosagradodeHestia,acabaría con el alma misma del campamento. El valle quedaría maldito y seríainhabitabledurantegeneraciones.ElCampamentoMestizodejaríadeexistir.

Medicuentadequehabíafracasado.Miplanllevaríademasiadotiempo,aunquemeacordasedecómoinocularaunaflechaunaenfermedad.EseeramicastigoporfaltaraunjuramentohechoennombredelalagunaEstigia.

Entonces,encimadenosotros,unavozgritó:—¡Eh,CulodeBronce!SobrelacabezadelColososeformóunanubeoscuracomounbocadillodeuna

tira cómica.De las sombras descendió un animalmonstruoso negro y peludo: unaperrainfernal.Montadoahorcajadassobresulomohabíaunjovenconunaespadadebroncebrillante.

Yaerafindesemana.PercyJacksonhabíallegado.

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¡Eh,mirad!EsPercy.Lomínimoquepodíahacereraecharuncable.

Yoseloheenseñadotodo.

Estaba tan sorprendidoquemequedé sinhabla.De lo contrariohabría advertido aPercydeloqueestabaapuntodeocurrir.

Alosperrosinfernalesnolesgustanlasalturas.Cuandoseasustan,reaccionandemanera predecible.En cuanto la fielmascota de Percy aterrizó sobre elColoso enmovimiento, gritó y se hizo pipí en la cabeza del gigante. La estatua se quedóparalizadayalzólavista,preguntándosesindudaquéestabacayendoporsuspatillasimperiales.

Percysaltóheroicamentedesumonturaysedeslizóenpipídeperrainfernal.Porpocosedespeñódelafrentedelaestatua.

—Pero¿qué…?¡Jo,SeñoraO’Leary!Laperrainfernalaullóamododedisculpa.Austinseacercóconelcarro.—¡Percy!ElhijodePoseidónnosmirófrunciendoelceño.—Aver,¿quiénhadesatadoalgigantedebronce?¿Hassidotú,Apolo?—¡Me siento ofendido!—grité—. ¡Yo solo soy responsable indirecto de esto!

Además,tengounplanpararesolverlo.—¿Ah,sí?—Percyvolviólavistaalpabellóncomedordestrozado—.¿Yquétal

va?Haciendogalademihabitualsensatez,mecentréenelbiencomún.—SipudierasevitarqueesteColosopisotearaelhogardelcampamento,nossería

deayuda.Necesitounosminutosmásparahechizarestaflecha.Levantélaflechaparlanteporerroryluegolaflechatorcida.Percysuspiró.—Seguroquesí.La SeñoraO’Leary ladró alarmada. El Coloso estaba levantando lamano para

aplastaraljovenintruso.Percyagarróunodelospinchosdelacorona.Locortódelabaseyactoseguido

lo clavó en la frente del Coloso. Dudaba que el gigante notase dolor, pero setambaleó, aparentemente sorprendido de que le hubiera crecido un cuerno deunicornio.

Percycortóotro.—¡Eh, feo! —gritó—. No necesitas todos estos pinchos, ¿verdad? Me voy a

llevarunoalaplaya.¡Busca,SeñoraO’Leary!Percylanzóelpinchocomounajabalina.

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La perra infernal ladró con entusiasmo. Saltó de la cabeza del Coloso, sevolatilizóentrelassombrasyvolvióaaparecerenelsuelo,dandobrincosdetrásdesunuevopalodebronce.

Percymemiróarqueandolascejas.—¿Ybien?¡Empiezaelencantamiento!Saltódelacabezadelaestatuaasuhombro.Acontinuaciónbrincóalpostedel

timónysedeslizóporélhastaelsuelocomosifueraunabarradebomberos.Siyohubieratenidomishabitualescapacidadesatléticas,podríahaberhechoalgoparecidocon los ojos cerrados, pero tenía que reconocer que Percy Jackson era bastanteimpresionante.

—¡Eh,CulodeBronce!—gritóotravez—.¡Venapormí!ElColosoobedecióvolviéndosedespacioysiguiendoaPercyhacialaplaya.Empecéarecitar,invocandomisantiguospoderescomodiosdelasplagas.Esta

vezrecordélaspalabras.Nosabíaporqué.PuedequelallegadadePercymehubieradado nuevas esperanzas. Puede que simplemente no lo pensara demasiado. Hedescubierto que a menudo el pensamiento interfiere con la acción. Es una de lasleccionesquelosdiosesaprendenalprincipiodesucarrera.

Notécómounpicorpasabademisdedosalproyectil.Hablédeloincreíblequeyo era y de las diversas enfermedades horribles que había infligido a pueblosperversosenelpasadoporque…soyincreíble.NotécómolamagiaprendíaapesardelaFlechadeDodona,quemesusurrabacomouninsufribletramoyistadel teatroisabelino:¡DECIDLO:APESTOSO,APESTOSO,APESTOSO!

Abajo, más semidioses se unieron al desfile a la playa. Corrían delante delColoso, abucheándolo, tirándole cosas y llamándolo «Culo de Bronce». Hacíanbromassobresunuevocuerno.Reíandelpipídeperrainfernalquelegoteabaporlacara. Normalmente, tengo nula tolerancia con los abusos, sobre todo cuando lavíctima se parece amí, pero como elColoso tenía la altura de un edificio de diezplantasyestabadestruyendosucampamento,supongoquelamalaeducacióndeloscampistaseracomprensible.

Terminé de recitar. Una odiosa niebla verde rodeaba ahora la flecha. Olíaligeramentea freidoraderestaurantedecomidarápida:unabuenaseñaldequeeraportadoradeunahorribleenfermedad.

—¡Estoylisto!—leindiquéaAustin—.¡Acércameasuoído!—¡Hecho!Austin se volvió para decir otra cosa, y una voluta de niebla verde pasó por

debajodesunariz.Leempezaronallorarlosojos.Selehinchólanarizyempezóamoquear.Arrugólacarayestornudótanfuertequesedesplomó.Sequedótumbadoenelsuelodelcarro,gimiendoyretorciéndose.

—¡Hijo mío! —Quería agarrarlo por los hombros y ver cómo estaba, peroconsiderandoqueteníaunaflechaencadamano,noeramuyrecomendable.

¡QUÉVERGÜENZA!VUESTRAPLAGAESDEMASIADOFUERTE.LaFlecha

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deDodonavibróconirritación.ELRECITADOHASIDOUNABIRRIA.—Oh,no,no,no—exclamé—.Tencuidado,Kayla.Noaspires…—¡ACHÍS!—Kaylacayóredondaalladodesuhermano.—¿Quéhehecho?—melamentégimiendo.ENMIOPINIÓN,LAHABÉISPIFIADO,dijolaFlechadeDodona,mifuentede

sabiduríainfinita.¡ESMÁS,APURAOS!COGEDLASRIENDAS.—¿Porqué?Cabríapensarqueundiosqueconducíauncarroadiariononecesitaríahaceresa

pregunta.Enmidefensa,debodecirqueestabapreocupadopormishijos,queyacíansemiconscientes a mis pies. No me planteé que no había nadie conduciendo. Sinnadie a las riendas, a los pegasos les entró pánico. Para evitar estrellarse contra elColosoqueseinterponíaensucamino,bajaronenpicadohaciaelsuelo.

De algún modo, conseguí reaccionar adecuadamente. (¡Tres hurras por mireacciónadecuada!).Metílasdosflechasenelcarcaj,cogílasriendasylogrénivelarnuestro descenso lo justo para impedir que hiciéramos un aterrizaje forzoso.RebotamosenunadunayderrapamosdelantedeQuirónyungrupodesemidioses.Nuestra entrada podría haber resultado espectacular si la fuerza centrífuga no noshubieralanzadoaKayla,aAustinyamídelcarro.

¿Hedichoqueagradecílaarenablanda?Lospegasosalzaronelvuelo,arrastraronelmaltrechocarroalcieloynosdejaron

tirados.Quirón se acercógalopando seguidodeungrupode semidioses.Percy Jackson

corrióhacianosotrosdesdelaplayamientraslaSeñoraO’LearymanteníaocupadoalColoso jugando con él al balón prisionero. Dudo que esa actividad mantuviera elinterésdelaestatuamuchotiempocuandosedieracuentadequehabíaungrupodeobjetivosjustodetrásdeél,idealesparaserpisoteados.

—¡Laflechadelaplagaestálista!—anuncié—.¡TenemosquedispararlaaloídodelColoso!

Mipúbliconopareciórecibiresaspalabrascomounabuenanoticia.Entoncescaíen la cuenta de que el carro había desaparecido.Mi arco seguía en él. YKayla yAustinsehabíancontagiadoatodaslucesdelaenfermedadqueyohabíainvocado.

—¿Soncontagiosos?—preguntóCecil.—¡No!—respondí—.Bueno…probablementeno.Silosgasesdelaflecha…Todoelmundoseapartódemí.—Cecil—dijoQuirón—, tú yHarley llevaos aKayla yAustin a la cabaña de

Apoloparacurarlos.—Pero ellos son la cabaña de Apolo —se quejó Harley—. Además, mi

lanzallamas…—Ya jugarás con tu lanzallamas luego—prometió Quirón—. Corred. Así me

gusta.Elrestodevosotros,hacedloquepodáisparamanteneralColosoenlaorilla.PercyyyoayudaremosaApolo.

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Quirón pronunció la palabra «ayudaremos» como si quisiera decir «le daremosunabuenatunda».

Cuandolamultitudsehubodispersado,Quirónmediosuarco.—Dispara.Mequedémirandoelenormearcorecurvocompuesto,quedebíadepesarunos

cincuentakilos.—¡Esteestádiseñadoparalafuerzadeuncentauro,nodeunadolescentemortal!—Túcreaste la flecha—dijo él—.Solo tú puedes dispararla sin sucumbir a la

enfermedad.Solotúpuedesdarleaeseblanco.—¿Desdeaquí?¡Esimposible!¿Dóndeestáesechicovolador,JasonGrace?Percyselimpióelsudorylaarenadelcuello.—Nosacabamosdequedarsinchicosvoladores.Ytodoslospegasoshansalido

enestampida.—Talvezsiconsiguiéramosunasarpíasyunacuerdadecometa…—propuse.—Apolo—me interrumpióQuirón—,debes hacerlo.Eres el señor del tiro con

arcoylasenfermedades.—¡No soy el señor de nada!—protesté—. ¡Soy un adolescentemortal tonto y

feo!¡Nosoynadie!La autocompasión brotó de mi boca. Estaba convencido de que la Tierra se

partiría en dos cuando dije que no era nadie. El cosmos dejaría de girar. Percy yQuirónseapresuraríanatranquilizarme.

Nadadeesoocurrió.PercyyQuirónselimitaronamirarmeconseriedad.Percyposólamanoenmihombro.—EresApolo. Te necesitamos. Puedes hacerlo. Además, como no lo hagas, te

tirarépersonalmentedeloaltodelEmpireStateBuilding.Ese era justo el discurso quenecesitaba: la clase de comentario queZeus solía

hacermeantesdequejugaseunpartidodefútbol.Mepusederecho.—Deacuerdo.—Intentaremosatraerloalagua—dijoPercy—.Allítengoventaja.Buenasuerte.Percy aceptó la mano de Quirón y subió de un salto al lomo del centauro.

Galoparon juntoshasta elmar,mientrasPercy agitaba la espadaygritabadistintosinsultosconeltemacomúndelculodebroncealColoso.

Corrípor laplayahastaque tuve laoreja izquierdade laestatuaenmi líneadetiro.

Cuando alcé la vista a ese perfil regio, no vi aNerón.Me vi amímismo: unmonumentoamipropiavanidad.ElorgullodeNerónnoeramásqueunreflejodelmío. Yo era el más necio. Era el tipo de persona que se construiría una estatuadesnudadetreintametroseneljardín.

Saquélaflechaconlaplagadelcarcajylacoloquéenlacuerdadelarco.

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Lossemidiosessedispersabancadavezmejor.SeguíanhostigandoalColosoporlosdos lados mientras Percy y Quirón galopaban a través de la marea, y la SeñoraO’Learycorreteabatrasellosconsunuevopalodebronce.

—¡Eh,feo!—gritóPercy—.¡Aquí!ElsiguientepasodelColosodesplazóvariastoneladasdeaguasaladayformóun

cráterlobastantegrandeparaengullirunacamioneta.La Flecha de Dodona vibró en mi carcaj. SOLTAD EL AIRE, me aconsejó.

BAJADELHOMBRO.—Noeslaprimeravezquedisparounarco—gruñí.CUIDADOCONELCODODERECHO,dijolaflecha.—Cállate.YNOLEDIGÁISAVUESTRAFLECHAQUESECALLE.Tensé el arco. Me ardieron los músculos como si me echasen agua hirviendo

sobreloshombros.Laflechadelaplaganomehizodesmayarme,perosusgasesmedesorientaron. La curvatura del arco hacía imposibles mis cálculos. El viento mesoplabaencontra.Elarcodeldisparotendríaquesermuyelevado.

Aunasí,apunté,espiréysoltélacuerda.La flecha giró mientras subía como un cohete, perdió fuerza y se desvió

demasiadoaladerecha.Semecayóelalmaalospies.SeguroquelamaldicióndelalagunaEstigiameimpediríatenerlamásmínimaposibilidaddeéxito.

Justo cuando el proyectil alcanzó el puntomás elevado y se disponía a caer alsuelo,unaráfagadevientoloalcanzó;talvezCéfiro,queseapiadódemilamentableintento. La flecha fue volando hasta la oreja del Coloso y penetró en su cabezahaciendo«clinc,clinc,clinc»comounamáquinadepinball.

El Coloso se detuvo. Se quedó mirando el horizonte como si estuvieraconfundido.Miróelcieloyacontinuaciónarqueólaespaldayavanzódandotumbos,haciendo ruidocomoun tornadoal arrancarun tejado.Comosucarano teníamásorificiosabiertos,lapresióndelestornudohizosalirgéiseresdeaceiteporsusorejasysalpicólasdunasderesiduosnocivosparaelmedioambiente.

Sherman,JuliayAlicesemeacercarondandotraspiés,cubiertosdearenayaceitedelacabezaalospies.

—TeagradezcoquehayasliberadoaMirandayEllis—gruñóSherman—,perotevoyamatarporcogermicarro.¿QuélehashechoalColoso?¿Quéenfermedadhaceestornudar?

—Metemoquehe…heinvocadounaenfermedadbastantebenigna.Creoquelehecontagiadolaalergiaalpolen.

¿Sabes esa pausa horrible que se produce cuando esperas a que alguienestornude?Laestatuavolvióaarquearlaespalda,ytodoslospresentesenlaplayaseencogierondeantemano.ElColosoinhalóvariosmilesdemetroscúbicosdeairepor

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suscanalesauditivos,preparándoseparaelsiguienteestallido.Meimaginélospeorespanoramasposibles:elColosoestornudaríaporlaorejay

enviaríaaPercyJacksonaConnecticut,dondedesapareceríaparasiempre.ElColososedespejaríalacabezayluegonosaplastaríaatodos.Laalergiaalpolenpodíaponerdemalhumoraunapersona.Losabíaporqueyoinventélaalergiaalpolen.Aunasí,nunca había pretendido que fuese una afección mortal. Desde luego nunca esperéenfrentarme a la ira de un imponente autómatametálico con alergias estacionales.¡Maldijemipocavisióndefuturo!¡Maldijemimortalidad!

Loquenohabíatenidoencuentaeranlosdesperfectosquenuestrossemidioseshabían causado en las articulaciones metálicas del Coloso: concretamente, en sucuello.

ElColososebalanceóhaciadelanteconunfortísimo«¡ACHÍÍÍS!».Mesobresaltéyporpocomeperdíelmomentoenelquelacabezadelaestatuaalcanzólaprimerafase de separación de su cuerpo. Se precipitó sobre el estrecho de Long Island,mientraslacaradabavueltas.Cayóalaguaconuntremendo«SPLASH»ysemecióunmomento.Acontinuaciónelairesalióhaciendoruidoporelagujerodesucuello,yelpreciosoyregiosemblantedeunservidorsehundióbajolasolas.

El cuerpo decapitado de la estatua se inclinó y se bamboleó. Si hubiera caídohaciaatrás,podríahaberaplastadoaúnmáselcampamento.Encambio,sevinoabajohacia delante. Percy gritó un juramento que habría enorgullecido a un marinerofenicio. Quirón y él corrieron hacia un lado para evitar ser aplastadosmientras laSeñoraO’Learyseesfumabasabiamenteentrelassombras.ElColosocayóalaguayprovocóolasgigantescasababoryestribor.Nuncahabíavistoauncentaurocabalgarla cresta de una ola tubular con las pezuñas, peroQuirón se desenvolvió bastantebien.

Finalmente,elestruendodelacaídadelaestatuadejóderesonarporlascolinas.Amilado,AliceMiyazawasilbó.—Vaya,quérápidoseharesuelto.—¿Qué Hades ha pasado? —preguntó Sherman Yang en tono de asombro

infantil.—Creo—dije—queelColososehavoladolacabezadeunestornudo.

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Despuésdelosestornudos,curandoalapeñayanalizandoquintillas.

¿Elpremioalpeordios?Paramí.

Laplagasepropagó.Ese fue el precio de nuestra victoria: un enorme brote de alergia al polen. Al

anochecer, la mayoría de los campistas estaban mareados, aturdidos y muycongestionados, aunque me alegré de que ninguno se volase la cabeza de unestornudoporquenosestábamosquedandosinvendasycintaadhesiva.

Will Solace y yo pasamos la noche atendiendo a los heridos. Will tomó ladelantera, cosa que me pareció bien; yo estaba agotado. Principalmente entablillébrazos, distribuí medicamentos para el resfriado y pañuelos de papel, y traté deimpedirqueHarleyrobasetodaslasexistenciasdepegatinasdecaritassonrientesdelaenfermería,quepegóportodosulanzallamas.Agradecíladistracciónporquemepermitiónopensardemasiadoenlospenosossucesosdeldía.

ShermanYangtuvoladeferenciadenomataraNicoporecharlodesucarroniamí por causarle desperfectos, aunque tenía la sensación de que el hijo deAres nodescartabadeltodolaopciónparamásadelante.

Quirónsuministrócataplasmascurativasalosaquejadosdealergiaalpolenmásgraves.EntreellosseencontrabaChiaraBenvenuti,cuyabuenasuerte,porunavez,no la había acompañado. Por extraño que pareciese, DamienWhite enfermó justodespuésdeenterarsedequeChiaraestabaenferma.Losdosteníancatrescontiguosen la enfermería, cosa queme parecía un poco sospechosa, aunque no paraban decriticarseelunoalotrocuandosabíanquelosestabanobservando.

Percy Jackson pasó varias horas reclutando ballenas e hipocampos para que loayudasenaarrastraralColoso.Decidióqueseríamásfácilremolcarlobajoelaguaalpalacio de Poseidón, donde podría ser reutilizado como estatua de jardín. Yo noestaba seguro demi opinión al respecto.Me imaginaba quePoseidón sustituiría elapuestorostrodelaestatuaporsusemblantecurtidoybarbudo.Aunasí,queríaqueel Coloso desapareciese, y dudaba que hubiera cabido en los contenedores dereciclajedelcampamento.

Gracias a las dotes curativas deWill y a una cena caliente, los semidioses quehabíarescatadoenelbosquerecuperaronrápidamentelasfuerzas.(Paoloasegurabaqueeraporquehabíaagitadounpañueloconlabanderabrasileñasobreellos,yyonoibaallevarlelacontraria).

Encuantoalpropiocampamento,losdañospodríanhabersidomuchopeores.Elmuelledelascanoassepodíareconstruir.Loscráteresquehabíandejadolaspisadasdel Coloso se podrían reutilizar como prácticos hoyos para atrincherarse o como

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estanqueskoi.Elpabellóncomedoreraunsiniestrototal,peroNyssayHarleyconfiabanenque

Annabeth Chase pudiera rediseñarlo cuando volviese al campamento. Con suerte,estaríareconstruidoparaelverano.

ElotrodañoimportantelohabíasufridolacabañadeDeméter.Yonomehabíapercatadodurantelabatalla,peroelColosolahabíapisadoantesdedarselavueltapara ir a la playa. Vista en retrospectiva, su estela de destrucción parecía casiintencionada, como si el autómata hubiera salido del agua, pisoteado la CabañaCuatroyvueltoalmar.

ConsiderandoloquehabíapasadoconMegMcCaffrey,mecostónoverlocomounmalaugurio.AMirandaGardineryBillieNgselesofrecieroncatrestemporalesen la cabañadeHermes,pero esanochepasaronmucho rato estupefactas entre lasruinasmientrasbrotabanmargaritasasualrededordelfríosueloinvernal.

A pesar del agotamiento, me costó conciliar el sueño. No me molestaban loscontinuosestornudosdeKaylayAustin,niloslevesronquidosdeWill.Nisiquieramemolestabanlosjacintosqueflorecíanenelalféizaryquellenabanlaestanciadesumelancólicoperfume.Nopodíadejardepensarenlasdríadesquehabíanalzadolosbrazoshacialasllamasdelbosque,nienNerón,nienMeg.LaFlechadeDodonapermanecíaensilencio,colgadadelaparedenmicarcaj,perosospechabaquedentrode poco tendría más consejos shakespearianos que darme. No me hacía ningunagracialoquepodíacontarmesobremifuturo.

Al amanecerme levanté sin hacer ruido, cogí el arco, el carcaj y el ukelele decombate, y subí a la cimade laColinaMestiza.El dragónguardián,Peleo, nomereconoció.AlverquemeacercabademasiadoalVellocinodeOro, siseó,demodoquetuvequesentarmeaciertadistanciaalpiedelaAteneaPartenos.

Nomeimportóquenomereconociera.DemomentonoqueríaserApolo.Todaladestrucción que veía a mis pies era responsabilidad mía. Había sido ciego ycomplaciente.Habíapermitidoque los emperadoresdeRoma, incluidounodemisdescendientes,ascendieranalpoderenlassombras.Habíadejadoquemiantañogranred de oráculos se viniese abajo hasta perder incluso el deDelfos.Había estado apuntodeprovocarelfindelmismísimoCampamentoMestizo.

YMegMcCaffrey…Oh,Meg,¿dóndeestabas?«Hazloquetengasquehacer—mehabíadicho—.Esmiúltimaorden».Suordenhabíasidotanvagaquenomeimpedíaseguirla.Despuésdetodo,ahora

estábamos estrechamente ligados. Lo que tenía que hacer era buscarla. MepreguntabasiMeghabíaformuladolaordendeesamaneraapropósito,osisoloeranvanasilusionesmías.

Contemplé la serena cara de alabastro de Atenea. En la vida real, no tenía unaspecto tanpálidoy altivo…bueno, almenos lamayoríadel tiempo.Mepreguntéporquéelescultor,Fidias,habíadecididoquepareciesetaninaccesible,ysiAteneaestaba de acuerdo. Los dioses solíamos debatir sobre losmuchos cambios que los

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humanospodíanprovocar ennuestro carácter simplemente a través de la forma enque nos pintaban o nos imaginaban. Durante el siglo XVIII, por ejemplo, no pudelibrarmedelapelucablanca,pormuchoquelointenté.Entrelosinmortales,nuestradependenciadeloshumanoserauntemaincómodo.

Tal vez me merecía mi forma actual. Después de mi irresponsabilidad einsensatez,talvezlahumanidadnodebíavermesinocomoLesterPapadopoulos.

Dejéescaparunsuspiro.—¿Quéharíastúenmilugar,Atenea?Algosabioypráctico,supongo.Atenea no respondió. Contemplaba tranquilamente el horizonte, mirando a lo

lejos,comosiempre.Nonecesitabaqueladiosadelasabiduríamedijesequéhacer.Debíaabandonar

el CampamentoMestizo de inmediato, antes de que los campistas se despertasen.Ellosmehabíanacogidoparaprotegerme,yyohabíaestadoapuntodematarlos.Nopodíasoportarlaideadeseguirponiéndolosenpeligro.

Pero, oh, cómodeseabaquedarme conWill,Kayla,Austin,mis hijosmortales.Deseaba ayudar a Harley a poner caritas sonrientes en su lanzallamas. Deseabacoquetear conChiara y robársela aDamien…o quizá robarle aDamien aChiara,todavía no estaba seguro. Deseaba mejorar como músico y arquero mediante esaextrañaactividadconocidacomo«práctica».Deseabatenerunhogar.

«Vete—medije—.Deprisa».Comoerauncobarde,esperédemasiado.Debajodemí,laslucesdelascabañas

se encendieron. Los campistas salieron por sus puertas. Sherman Yang empezó ahacer sus estiramientosmatutinos.Harley trotabapor elprado sujetandoenalto suradiofaro para comunicarse con Leo Valdez, con la esperanza de que por finfuncionase.

Alfinal,unpardefigurasfamiliaresmedivisaron.Seacercarondesdedistintospuntos—laCasaGrandey laCabañaTres—y subieronpor la colinaparaverme:RachelDareyPercyJackson.

—Séloqueestáspensando—dijoRachel—.Nolohagas.Mehiceelsorprendido.—¿Puedeleermeelpensamiento,señoritaDare?—Nomehacefalta.Loconozco,señorApolo.Hacíaunasemanalaideamehabríahechoreír.Unmortalnopodíaconocerme.

Yohabíavividocuatromilenios.Elsimplehechodecontemplarmiauténticaformahabría volatilizado a cualquier humano. Sin embargo, las palabras de Rachel meparecían ahora totalmente razonables. En el caso de Lester Papadopoulos, lo queveíaseraloquehabía.Nohabíamuchoquesaber.

—Nomellames«señor»—lepedísuspirando—.Solosoyunadolescentemortal.Misitionoestáenestecampamento.

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Percysesentóamilado.Contemplóelamanecerentornandolosojos,mientraslabrisamarinalerevolvíaelpelo.

—Sí,antesyotambiénpensabaeso.—Noeslomismo—repliqué—.Loshumanoscambiáis,crecéisymaduráis.Los

dioses,no.Percymemiró.—¿Estásseguro?Parecesbastantecambiado.Creoquelodecíacomouncumplido,perosuspalabrasnometranquilizaron.Si

meestabavolviendomáshumano,noeraprecisamentemotivodecelebración.Vale,había invocado unos cuantos poderes divinos en momentos importantes —unarranque de fuerza divina contra los germani, una flecha infectada de alergia delpolen contra el Coloso—, pero no podía contar con esas capacidades. Ni siquieraentendía cómo las había conseguido. El hecho de que tuviera límites, y que nopudieraestarsegurodedóndeestabanesoslímites…Enfin,mehacíasentirmuchomáscomoLesterPapadopoulosquecomoApolo.

—Hayqueencontraryprotegerlosotrosoráculos—expuse—.NopuedohacerlosinomevoydelCampamentoMestizo.Ynopuedoarriesgarlavidadenadiemás.

Rachelsesentóamiotrolado.—Parecesconvencido.¿Hasrecibidounaprofecíadelaarboleda?Meestremecí.—Metemoquesí.Rachelposólasmanossobresusrodillas.—Kayla dijo que ayer hablaste con una flecha. Supongo que está hecha de

maderadeDodona.—Unmomento—dijo Percy—. ¿Encontraste una flecha parlante que te recitó

unaprofecía?—Noseas tonto—repuse—.Laflechahabla,pero laprofecíame laanunció la

propiaarboleda.LaFlechadeDodonasolodaconsejosalazar.Esbastantemolesta.Laflechazumbóenmicarcaj.—En cualquier caso —continué—, debo irme del campamento. El triunvirato

quierehacerse con todos losoráculos antiguos.Tengoquedetenerlos.Solo cuandohaya vencido a los exemperadores, podré enfrentarme ami viejo enemigo Pitón yliberarelOráculodeDelfos.Después…sisobrevivo…talvezZeusmedevuelvaalOlimpo.

Rachelsetiródeunpelo.—Sabesquehacertodoesotúsoloesdemasiadopeligroso,¿verdad?—Escúchala —me apremió Percy—. Quirón me ha hablado de Nerón y esa

extrañaempresasuya.—Agradezcolaofertadeayuda,pero…—Paraelcarro.—Percylevantólasmanos—.Quequedeclaroquenomeestoy

ofreciendo a ir contigo. Todavía tengo que acabar el último curso de bachillerato,

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presentareltrabajodeinvestigaciónyaprobarlaselectividad,yevitarqueminoviamemate.Peroseguroquepodremosconseguirteotrosayudantes.

—Yoteacompañaré—dijoRachel.Neguéconlacabeza.—Amisenemigos lesencantaríaatraparaalguien tanqueridoparamícomola

sacerdotisadeDelfos.Además,necesitoquetúyMirandaGardinerosquedéisaquíyestudiéislaArboledadeDodona.Demomento,esnuestraúnicafuentedeprofecías.Y como los problemas de comunicación no se han resuelto, aprender a utilizar elpoderdelaarboledaestodavíamásdecisivo.

Rachel trató de ocultar su decepción, pero la advertí en las arrugas que seformaronalrededordesuboca.

—¿YMeg?—preguntó—.Intentarásencontrarla,¿no?HabríapreferidoquemeclavaselaFlechadeDodonaenelpecho.Contempléel

bosque: la brumosa extensión verde que se había tragado a la pequeñaMcCaffrey.Porunbreveinstante,mesentícomoNerón.Queríareduciracenizasellugarentero.

—Lointentaré—aseguré—,peroMegnoquierequelaencuentren.Estábajolainfluenciadesupadrastro.

Percy recorrió el dedo gordo del pie de laAtenea Partenos con un dedo de sumano.

—He perdido a demasiada gente por culpa de las malas influencias: EthanNakamura,LukeCastellan…CasiperdimosaNicotambién…—Negóconlacabeza—.No.Aningunomás.NopuedesrenunciaraMeg.Estáisunidos.Además,ellaesdelosbuenos.

—He conocido a muchos de esos —dije—. La mayoría se convirtieron enanimalesoenestatuaso…oenárboles…—Semequebrólavoz.

Rachelpusosumanosobrelamía.—Lascosaspuedencambiar,Apolo.Es lobuenodeserhumano.Solo tenemos

unavida,peropodemoselegirquéhistoriaqueremosquesea.Me parecía excesivamente optimista pensar de esa forma. Me había pasado

demasiadossiglosobservandocómolasmismaspautasdeconductaserepetíanunayotravez,reproducidasporhumanosquecreíanqueeranmuylistosyquehacíanalgoquenosehabíahechonunca.Creíanqueestabancreandohistoriasoriginales,peronohacíanmásquecalcarlosmismosrelatosantiguosgeneracióntrasgeneración.

Aun así… tal vez la perseverancia humana era una baza. Parecía que nuncaperdíanlaesperanza.Devezencuandoconseguíansorprenderme.Nuncameimaginéa figuras como Alejandro Magno, Robin Hood o Billie Holliday. Tampoco meimaginéaPercyJacksonyRachelElizabethDare.

—Espero…esperoquetengasrazón—confesé.Mediounapalmaditaenlamano.—Dimelaprofecíaqueoísteenlaarboleda.Respirédeformatemblorosa.Noqueríarecitarlaspalabras.Teníamiedodeque

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despertasenalaarboledaynosahogasenenunaalgarabíadeprofecías,chistesmalosypublirreportajes.Perorecitélosversos:

HubounavezundiosllamadoApoloqueentróenunacueva;azul,sucolor.Sobreunasiento,entonces,eltragafuegodebroncetuvoquedigerirmuerteylocuraélsolo.

Rachelsetapólaboca.—¿Unaquintilla?—¡Yalosé!—mequejé—.¡Estoycondenado!—Espera.—A Percy le brillaban los ojos—. Esos versos… ¿significan lo que

creo?—Bueno—respondí—, creo que la cueva azul hace referencia al Oráculo de

Trofonio.Era…unantiguooráculomuypeligroso.—No—repuso Percy—. Los otros versos. «Asiento», «tragafuego de bronce»,

bla,bla,bla.—Ah.Notengoniideadeeso.—El radiofaro de Harley.—Percy rio, aunque no entendía por qué estaba tan

contento—. Me ha dicho que tú le ayudaste a ajustar la señal. Supongo que hafuncionado.

Rachellomiróentornandolosojos.—Percy,¿quéestás…?—Alachicaseledesencajóelrostro—.Oh.Oh.—¿Oístemásversos?—preguntóPercy—.¿Apartedelaquintilla?—Varios—reconocí—. Solo fragmentos que no entendí. «La caída del sol; el

último verso». Ejem, «Indiana, banana». «Felicidad inminente». Algo sobre unaspáginasquearden.

Percysediounmanotazoenlarodilla.—Esoes.«Felicidadinminente».«Feliz»esunnombreenalgunosidiomas.—Se

levantóyoteóelhorizonte.Susojossecentraronenalgoalolejos.Unasonrisasedibujóensurostro—.Sí.Apolo,tuescoltaestádecamino.

Seguísumirada.Unagrancriaturaaladaqueemitíadestellosdebroncecelestialbajabadelasnubes.Sobresulomohabíadosfigurasdetamañohumano.

Los recién llegados descendieron en silencio, pero en mi mente una alegrefanfarriadeValdezinadorproclamólanuevanoticia.

Leohabíavuelto.

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¿QuierespegarleaLeo?Escomprensible.

Eltíobuenorroselohaganado.

Lossemidiosesteníanquecogernúmero.Nicorequisóunamáquinaexpendedoradenúmerosdelbary la llevabaa todas

partesgritando:—¡Lafilaempiezaalaizquierda!¡Formadunacolaordenada,chicos!—¿Deverdadesnecesario?—preguntóLeo.—Sí—respondióMirandaGardiner,quehabíacogidoelprimernúmero.Ledio

unpuñetazoaLeoenelbrazo.—Ay—exclamóLeo.—Eresuncapullo,ytodosteodiamos—dijoMiranda.Actoseguidoloabrazóy

le dio un beso en la mejilla—. Como vuelvas a desaparecer, haremos cola paramatarte.

—¡Vale,vale!Mirandatuvoqueavanzarporquelacolaseestabaalargandodetrásdeella.Percy

yyoestábamossentadosa lamesadepícnicconLeoysucompañera:nadamásynada menos que la hechicera inmortal Calipso. Aunque Leo estaba recibiendopuñetazos de todos los campistas, yo estaba convencido de que él era el menosincómodoenlamesa.

Cuando se habían visto por primera vez, Percy y Calipso se habían dado unabrazoforzado.NohabíapresenciadounsaludotantensodesdequePatrocloconocióal trofeo de guerra deAquiles, Briseida. (Una larga historia con cotilleos jugosos.Pregúntame luego). Yo nunca le había caído bien a Calipso, de modo que meninguneó intencionadamente, pero yo seguía temiendo que gritase «¡UH!» y meconvirtieraenunaranadeSanAntonio.Laincertidumbremeestabamatando.

Percy abrazó aLeo y ni siquiera le pegó.Aun así, el hijo dePoseidón parecíacontrariado.

—Nomelopuedocreer—dijo—.Seismeses…—Ya te lo he dicho —insistió Leo—. Intentamos enviar más pergaminos

holográficos.ProbamosconIris-mensajes,visionesensueños,llamadastelefónicas…Nadafuncionó.¡Ay!Hola,Alice,¿cómoteva?Topábamosconunacrisistrasotra.

Calipsoasintióconlacabeza.—LodeAlbaniafueespecialmentedelicado.Desdeelfinaldelacola,NicodiAngelogritó:—¡Porfavor,nomencioneslodeAlbania!Aver,¿quiéneselsiguiente,chicos?

Unasolacola.

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DamienWhiteledioaLeounpuñetazoenelbrazoysefuesonriendo.Noestabaseguro de que Damien conociese a Leo. Simplemente era incapaz de rechazar laoportunidaddeasestarleunpuñetazoaalguien.

Leosefrotóelbíceps.—Eh,noesjusto.Esetíoestávolviendoalacola.Bueno,comoibadiciendo,si

ayerFestonohubieracaptadoeseradiofarodireccional,seguiríamosvolandoporahí,buscandounaformadesalirdelMardelosMonstruos.

—Odioesesitio—admitióPercy—.EsegranCíclope,Polifemo…—Quéme vas a contar—convino Leo—. ¿Qué problema tiene ese tío con el

aliento?—Chicos—intervinoCalipso—,¿quétalsinoscentramosenelpresente?Nomemiró,peromedio la impresióndequequeríadecir«esteexdios tontoy

susproblemas».—Sí—asintió Percy—. Rachel Dare cree que los problemas de comunicación

estánrelacionadosconesaempresa,Triunvirato.La propia Rachel había ido a la Casa Grande a buscar a Quirón, pero Percy

resumió bastante bien lo que ella había descubierto sobre los emperadores y sumalvada empresa. Claro que no sabíamos gran cosa. Cuando seis personas máshubieronpegadoaLeoenelbrazo,PercyyahabíapuestoaldíaaLeoyCalipso.

Leosefrotólosnuevoscardenales.—¿Por qué no me sorprende que las empresas modernas estén dirigidas por

emperadoresromanoszombis,tío?—No son zombis —aclaré—. Y no estoy seguro de que dirijan todas las

empresas…Leorechazómiexplicaciónconungestodelamano.—Peroestánintentandohacerseconlosoráculos.—Sí—asentí.—Yesoesmalo.—Mucho.—Asíquenecesitasnuestraayuda. ¡Ay!Eh,Sherman.¿Cómo tehashechoesa

nuevacicatriz,colega?MientrasShermanlecontabaaLeolahistoriadeMcCaffreylaPateaentrepiernas

yelDiabólicoBebédeMelocotones,miréaCalipso.Todavíateníaelcabellolargoyde color castaño caramelo. Sus ojos almendrados seguían siendo oscuros einteligentes.Peroahora,enlugardeunquitón,llevabaunosvaquerosmodernos,unablusablancayunaparkarosachillón.Aparentabamenosaños:másomenosmiedadmortal.Mepreguntabasilahabíancastigadoconlamortalidadporabandonarsuislaencantada.De ser así, nome parecía justo que ella hubiera conservado su bellezasobrenatural.Noteníamichelinesniacné.

Mientras la miraba, estiró dos dedos hacia el otro lado de la mesa de pícnic,dondeunajarradelimonadasudabaalsol.Lahabíavistohaceresetipodecosascon

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anterioridad, cuando ordenaba a sus siervos aéreos invisibles que le acercaranobjetos.Estaveznopasónada.

Unaexpresióndedecepciónasomóasurostro.Entoncessediocuentadequelaestabamirando.Sesonrojó.

—DesdequemefuideOgigianotengopoderes—reconoció—.Soytotalmentemortal.Nopierdolaesperanza,pero…

—¿Teapeteceuntrago?—preguntóPercy.—Yomeencargo.—Leoseleadelantóycogiólajarra.No esperaba compadecerme de Calipso. En el pasado nos habíamos

intercambiadoduraspalabras.Hacíaunosmilenios,mehabíaopuestoasupeticióndeliberación anticipadadeOgigia por un…drama entre nosotros. (Una larga historiaconcotilleosjugosos.Nomepreguntesluego,porfavor).

Aunasí,comodioscaídoendesgracia,entendía lodesconcertantequeeraestarsintuspoderes.

Porotraparte,mesentíaaliviado.EsosignificabaqueellanomepodíaconvertirenunaranadeSanAntonionimandarlesasussiervosaéreosquemetirasende laAteneaPartenos.

—Aquítienes.Leolediounvasodelimonada.Suexpresiónparecíamássombríaypreocupada,

como si… Claro. Leo había rescatado a Calipso de la isla en la que estabaencarcelada. Al hacerlo, Calipso había perdido sus poderes. Leo se sentíaresponsable.

Calipsosonrió,aunquesusojosseguíanteñidosdemelancolía.—Gracias,nene.—¿Nene?—preguntóPercy.LaexpresióndeLeoseiluminó.—Sí.Peronoquierellamarme«tíobueno».Noséporqué…¡Ay!EraelturnodeHarley.ElniñoledioaLeounpuñetazoyactoseguidoloabrazó

yrompióallorar.—Eh, hermanito.—Leo le revolvió el pelo y tuvo el acierto de poner cara de

vergüenza—. Tú me has traído a casa con ese radiofaro tuyo, campeón. ¡Eres unhéroe!Sabesquenuncatehabríadejadocolgadoapropósito,¿verdad?

Harley gimoteó, se sorbió la nariz y asintió con la cabeza. Luego le dio otropuñetazo y huyó. Leo tenía cara de estar a punto de vomitar. Harley era bastantefuerte.

—Encualquiercaso—dijoCalipso—,¿cómopodemosayudarconrespectoalosproblemasdelosemperadoresromanos?

Arqueélascejas.—¿Me vas a ayudar, entonces?A pesar…Siempre supe que eras bondadosa y

compasiva,Calipso.TeníaintencióndevisitarteenOgigiamásamenudo…—Ahórratelo.—Calipsobebióunsorbodelimonada—.TeayudarésiLeodecide

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ayudarte,yparecequetetieneafecto.Noséporqué.Soltéelairequehabíaestadoconteniendodurante…unahora.—Gracias.LeoValdez,siemprehassidouncaballeroyungenio.Alfinyalcabo,

túcreasteelValdezinador.Leosonrió.—Sí,¿verdad?Supongoqueesofuelabomba.¿Ydóndeestáeseoráculotuyo…?

¡Ay!Nyssahabíallegadoalprincipiodelacola.PropinóunabofetadaaLeoyluegolo

riñóhablandomuyrápido.—Sí,vale,vale.—Leosefrotólacara—.¡Jo,hermana,yotambiéntequiero!Volvióacentrarsuatenciónenmí.—Bueno,¿dóndehasdichoqueestabaelsiguienteoráculo?Percygolpeósuavementelamesa.—Quirónyyohemosestadohablandodeeso.Élcreequeesetriunviratodebede

haberdivididoEstadosUnidos en tres partes, conun emperador almandode cadauna.SabemosqueNerónestáescondidoenNuevaYork,asíquesuponemosqueelsiguienteoráculoestáenelterritoriodelsegundotipo,talvezenelterciocentraldeEstadosUnidos.

—¡Ah, el tercio central de Estados Unidos! —Leo extendió los brazos—.Entoncesespancomido.¡Solotendremosquebuscarentodoelcentrodelpaís!

—Veoquenohasperdidoelsarcasmo—observóPercy.—Eh,tío,henavegadoconlosrufianesmássarcásticosdealtamar.Losdossechocaronlaspalmasdelasmanos,aunquenoacabédeentenderpor

qué.Penséenunfragmentodeprofecíaquehabíaoídoenelbosque:algorelacionadoconIndiana.Podíaserunbuensitioparaempezar…

El último de la cola era el mismísimo Quirón, cuya silla de ruedas empujabaRachelDare.ElviejocentaurodedicóaLeounasonrisaafableypaternal.

—Mealegromucho de que hayas vuelto,muchacho.Yveo que has liberado aCalipso.¡Bienhecho!¡Bienvenidoslosdos!—Quirónextendiólosbrazosparadarleunabrazo.

—Gracias,Quirón.—Leoseinclinóhaciadelante.Una pata equina delantera salió disparada de debajo de lamanta que cubría el

regazo deQuirón y plantó la pezuña en la barriga de Leo.A continuación, con lamismarapidez,lapatadesapareció.

—SeñorValdez—dijoQuirónenelmismotonoamable—,comovuelvaahacerotratonteríacomoesa…

—¡Entendido,entendido!—Leosefrotólabarriga—.Jo,paraserprofesor,sabedarpatadascomounkarateka.

RachelsonrióysellevóaQuirónensusilladeruedas.CalipsoyyoayudamosaLeoalevantarse.

—¡Eh,Nico—gritó Leo—, dime que ya se ha acabado elmaltrato físico, por

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favor!—Demomento.—Nico sonrió—. Seguimos intentando contactar con la Costa

Oeste.Allíhabráunascuantaspersonasquetambiénquerránpegarte.Leohizounamueca.—Sí,estoydeseándolo.Bueno,supongoqueserámejorqueconservelasfuerzas.

¿DóndecoméisahoraqueelColosohaaplastadoelpabellóncomedor?

Percysefueesanochejustoantesdelacena.Yo esperaba una conmovedora despedida en privado, en la que él me pediría

consejosobrelosexámenes,lacondicióndehéroeylavidaengeneral.DespuésdeprestarmeayudaparavenceralColoso,habríasidolomínimoqueyopodíahacer.

Encambio,elchicoparecíamásinteresadoendespedirsedeLeoyCalipso.Yonoparticipé en su conversación, pero los tres parecieron llegar a un acuerdo mutuo.Percy y Leo se abrazaron. Calipso incluso le dio a Percy un besito en la mejilla.LuegoelhijodePoseidónentróenelestrechodeLongIslandconsuenormeperraylosdosdesaparecieronbajo el agua. ¿Nadaba laSeñoraO’Leary? ¿Viajaba por lassombrasdelasballenas?Nolosabía.

Aligualquelacomida,lacenafueinformal.Mientrasoscurecía,comimossobreunasmantas de pícnic alrededor del hogar, que ardía con el calor deHestia y nosprotegíadelfríoinvernal.Festo,eldragón,husmeabaalrededordelperímetrodelascabañasydevezencuandoexpulsabafuegoalcielosinmotivoaparente.

—Quedó un poco tocado enCórcega—explicóLeo—.Aveces escupe al azarcomoahora.

—Todavía no ha chamuscado a nadie importante—añadió Calipso, arqueandounaceja—.Yaveremosquétallecaes.

Los ojos de rubíes de Festo brillaban en la oscuridad. Después de conducir elcarrosolardurantetantotiempo,nomeponíanerviosoviajarenundragóndemetal,perocuandopenséadóndeiríamos,mebrotarongeraniosenelestómago.

—Había pensado ir solo —les dije—. La profecía de Dodona habla de untragafuegodebronce,pero…nomeparecejustopedirosquearriesguéislavida.Yahabéissufridomuchoparallegaraquí.

Calipsoladeólacabeza.—Puedequehayascambiado.NopareceselApoloquerecuerdo.Desdeluegono

erestanguapo.—Sigosiendobastanteguapo—protesté—.Solotengoquequitarmeesteacné.Ellasonrióconsuficiencia.—Veoquenohasperdidotuvanidad.—¿Perdón?—Chicos —nos interrumpió Leo—, si vamos a viajar juntos, intentemos

llevarnosbien.—Teníaunabolsadehielopegadaasubícepsmagullado—.Además,

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de todas formas teníamos pensado ir al oeste. Tengo que encontrar a mis colegasJasonyPiperyHazely…enfin,acasitodosloscampistasdelCampamentoJúpiter.Serádivertido.

—¿Divertido?—pregunté—.ElOráculodeTrofoniosupuestamentemerodearádemuerteylocura.Aunquesobreviva,misotraspruebasseránlargas,terriblesyesmuyposiblequefatales.

—Exacto—dijoLeo—.Divertido.Peronomeconvenceesodellamarlamisión«laspruebasdeApolo».Creoquedeberíamosllamarla«lagloriosagiramundialdeLeoValdez».

CalipsorioyentrelazólosdedosconlosdeLeo.Puedequeyanofuerainmortal,pero seguía teniendo una elegancia y una naturalidad que me resultabanincomprensibles.Talvezechabademenossuspoderes,peroparecíaverdaderamentefelizdeestarconValdez:deserjovenymortal,aunqueesosupusieraquepodíamorirencualquiermomento.

Adiferenciademí,ellahabíaelegidosermortal.SabíaqueirsedeOgigiaeraunriesgo, pero lo había hecho voluntariamente. No sabía cómo se había armado devalor.

—Eh,tío—medijoLeo—.Nopongasesacaratanlarga.Laencontraremos.Salídemiensoñación.—¿Qué?—AtuamigaMeg.Laencontraremos.Notepreocupes.Unaburbujadeoscuridadestallódentrodemí.Porunavez,noestabapensando

enMeg.Estabapensandoenmímismo,yesomehizosentirmeculpable.PuedequeCalipsohicierabiendudandosihabíacambiadoono.

Contempléelbosquesilencioso.MeacordédequeMegmehabíapuestoasalvocuandoestabahelado, empapadoydelirando.Recordé lavalentía con laquehabíaluchado contra losmirmekes, y que había ordenado aMelocotones que apagase lacerillacuandoNerónhabíaqueridoquemarasusrehenes,apesardelmiedoqueleprovocaba despertar a la Bestia. Tenía que hacerle entender lo malvado que eraNerón.Teníaqueencontrarla.Pero¿cómo?

—Meg sabe la profecía —afirmé—. Si se la dice a Nerón, él también sabránuestrosplanes.

Calipsodiounmordiscoasumanzana.—MeperdítodoelImperioromano.¿Tanmalopuedeserunemperador?—Mucho—leaseguré—.Ysehaaliadoconotrosdos.Nosabemosquiénesson,

perocabesuponerconbastanteseguridadquesonigualdedespiadados.Hantenidosiglosparaamasarfortunas,adquirirpropiedades,crearejércitos…¿Quiénsabedeloquesoncapaces?

—Eh—exclamóLeo—.NoscargamosaGaiaen,nosé,cuarentasegundos.Estoestaráchupado.

Me parecía recordar que losmeses previos al enfrentamiento con Gaia habían

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sido un período de sufrimiento y coqueteos con la muerte. De hecho, Leo habíamuerto.Tambiénqueríarecordarlequeeltriunviratopodríahabersidoelresponsablede nuestros anteriores problemas con los titanes y los gigantes, cosa que losconvertiríaenunosenemigosmáspoderososquecualquieraa losqueLeosehabíaenfrentado.

Penséquemencionaresosdetallespodríaafectaralamoraldelgrupo.—Lo conseguiremos—aseveróCalipso—.Es nuestro deber.Y lo haremos.He

estadoatrapadaenunaislamilesdeaños.Nosécuántoduraráestavidamortal,peropiensovivirlaplenamenteysinmiedo.

—Esaesmimamacita—dijoLeo.—¿Quétehedichodellamarme«mamacita»?Leosonriótímidamente.—Porlamañanarecogeremosprovisiones.Encuantolehagaunapuestaapunto

aFestoylecambieelaceite,podremosirnos.Consideréquéprovisionesmellevaría.Teníatanpocasqueeradeprimente:unas

prendasderopaprestadas,unarco,unukeleleyunaflechaexcesivamenteteatral.Pero lomás difícil sería despedirme deWill,Austin yKayla. Ellosme habían

ayudadomuchoymehabíanacogidocomoaunmiembrodesufamilia,cosaqueyonuncahabíahechoconellos.Meempezaronaescocerlaslágrimasenlosojos.Antesdequemeechaseallorar,WillSolacesesituóalaluzdelhogar.

—¡Hola a todos! ¡Hemos encendido una hoguera en el anfiteatro! Es hora decantar.¡Vamos!

Huboquejidosmezcladosconovaciones,perocasitodoelmundoselevantóysedirigióalahogueraqueardíaalolejos,dondeNicodiAngelosehallabarecortadocontralasllamas,preparandomalvaviscosenalgoqueparecíanfémures.

—Oh,no.—Leohizounamueca—.Semedafatalcantar.Siempremecueloconlas palmadas y los sonidos de los animales en «La granja de mi tío». ¿Podemospasar?

—Nihablar.Mepuseenpie;derepentemesentíamejor.Puedequealdíasiguientellorasey

pensaseendespedidas.Puedequealdíasiguientevolásemosrumboanuestramuerte.Peroesanochepensabapasármelobienconmi familia.¿QuéhabíadichoCalipso?«Vivirplenamenteysinmiedo».Siellapodíahacerlo,tambiénpodríaelespléndidoymagníficoApolo.

—Cantaresbuenoparaelánimo.Nuncadeberíasdesaprovecharunaoportunidaddecantar.

Calipsosonrió.—Nopuedocreerquevayaadeciresto,peroporunavezestoydeacuerdocon

Apolo.Vamos,Leo.Teenseñaréacantarafinado.Los tres nos encaminamos hacia los sonidos de las risas, lamúsica y el fuego

cálidoycrepitante.

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Guíadelenguajeapolíneo

ADMETO:reydeFeras,enTesalia;ZeuscastigóaApoloenviándoloatrabajarparaAdmetocomopastor.

AFRODITA:diosagriegadelamorylabelleza.

AGAMENÓN: rey de Micenas; líder de los griegos en la guerra de Troya;valiente,perotambiénarroganteydemasiadoorgulloso.

ÁGORA: «lugar de reunión», en griego; sitio céntrico al aire libre donde sedesarrollabanlasactividadesatléticas,artísticas,espiritualesypolíticasenlasantiguasciudades-Estadogriegas.

AMBROSÍA:alimentodelosdioses;tienepoderescurativos.

ANFITEATRO: espacio ovalado y circular al aire libre empleado paraactuaciones y acontecimientos deportivos, con asientos para losespectadoresdistribuidosenunsemicírculoalrededordelescenario.

APODESMOS: cinta de tela que las mujeres de la antigua Grecia llevabanalrededor del pecho, sobre todo cuando participaban en actividadesdeportivas.

APOLO:diosgriegodelsol,lasprofecías,lamúsicaylacuración;hijodeZeusyLeto,yhermanomellizodeArtemisa.

AQUILES: el mejor guerrero de Grecia, quien sitió Troya en la guerra delmismonombre;extraordinariamente fuerte,valientey leal, teníaun solopuntodébil:sutalón.

ARBOLEDAdeDodona:emplazamientodeloráculogriegomásantiguoapartedeDelfos;elsusurrodelosárbolesdelbosquecilloofrecíarespuestasalossacerdotesysacerdotisasqueviajabanallugar.

ARES:diosgriegodelaguerra;hijodeZeusyHera,yhermanastrodeAtenea.

ARGO:barcoenelquenavegóelgrupodehéroesqueacompañóaJasónensumisiónenbuscadelVellocinodeOro.

ARGONAUTAS:grupodehéroesquenavegóconJasónenelArgoenbuscadelVellocinodeOro.

ARPÍA:criaturaaladaquerobaobjetos.

ARTEMISA:diosagriegadelacazaylaluna;hijadeZeusyLeto,yhermana

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mellizadeApolo.ASCLEPIO:diosdelamedicina;hijodeApolo;sutemploeraelcentrocurativo

delaantiguaGrecia.ATENEAPARTENOS:estatuagigantedeAtenea;laestatuagriegamásfamosade

todoslostiempos.ATENEA:diosagriegadelasabiduría.

ÁYAX: héroe griego de gran fuerza y coraje; luchó en la guerra de Troya;utilizabaungranescudoenlabatalla.

BALLESTA:armadeasedioromanaquelanzabagrandesproyectilesaobjetivoslejanos.

BÁTAVOS:antigua tribuquevivióen laactualAlemania; también,unidaddeinfanteríadelejércitoromanodeorigengermánico.

BRISEIDA:princesaraptadaporAquilesdurantelaguerradeTroya;sucapturaprovocó la enemistad entre Aquiles y Agamenón que dio lugar a lanegativadeAquilesalucharconlosgriegos.

BRONCECELESTIAL:metalpococomúnqueresultabaletalparalosmonstruos.

BÚNKER NUEVE: taller oculto que Leo Valdez descubrió en el CampamentoMestizo, lleno de herramientas y armas; tiene comomínimo doscientosañosdeantigüedadyseutilizódurantelaguerracivildelossemidioses.

CALÍOPE:musadelapoesíaépica;madredevarioshijos,entreellosOrfeo.

CALIPSO:diosaninfadelaislamíticadeOgigia;hijadeltitánAtlas;retuvoalhéroeOdiseodurantemuchosaños.

CAMPAMENTO JÚPITER: campo de entrenamiento de semidioses romanossituado entre las colinas de Oakland y las colinas de Berkeley, enCalifornia.

CAMPAMENTO MESTIZO: campo de entrenamiento de semidioses griegossituadoenLongIsland,enNuevaYork.

CAMPOS DE CASTIGO: sección del inframundo a la que son enviadas laspersonas que fueron malas en vida para recibir castigo eterno por suscrímenesdespuésdelamuerte.

CAOSPRIMORDIAL:loprimeroqueexistió;vacíodelquesalieronlosdioses.

CASADEHADES:lugardelinframundodondeHades,diosgriegodelamuerte,ysuesposaPerséfonegobiernanalasalmasdelosdifuntos.

CASANDRA: hija del rey Príamo y la reina Hécuba; poseía el don de laprofecía,peroApololamaldijoparaquenadiecreyesesuspredicciones,incluidalaadvertenciasobreelCaballodeTroya.

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CATAPULTA:máquinamilitarempleadaparalanzarobjetos.

CAZADORASDEARTEMISA:grupodedoncellaslealesaArtemisaydotadasdeaptitudesparalacazaydelajuventudeternasiemprequerechacenaloshombresdeporvida.

CÉFIRO:diosgriegodelVientodelOeste.

CENTAURO:razadecriaturasmitadhumanas,mitadequinas.

CERES:diosaromanadelaagricultura.Formagriega:Deméter.

CÉSAR AUGUSTO: fundador y primer emperador del Imperio romano; hijoadoptivoyherederodeJulioCésar(véasetambiénOctavio).

CÍCLOPE:miembrodeunarazaprimigeniadegigantesqueteníanunojoenelcentrodelafrente.

CIRCE:diosagriegadelamagia.

CIRENE: feroz cazadora de la que Apolo se enamoró cuando la vio lucharcontraun león.LuegoApolo la transformóenunaninfapara alargar suvida.

CLITEMNESTRA:hijadelreyylareinadeEsparta;secasóymástardeasesinóaAgamenón.

CLOACINA:diosadelsistemadealcantarilladoromano.

COLISEO: anfiteatro elíptico situado en el centro de Roma con un aforo decincuenta mil espectadores; se usaba para torneos de gladiadores yespectáculospúblicoscomobatallasnavalessimuladas,cazadeanimales,ejecuciones,representacionesdebatallasfamosasydramas.

COLOSSUS NERONIS (Coloso de Nerón): estatua de bronce gigantesca delemperadorNerón;posteriormentesetransformóeneldiosdelsolconlaincorporacióndeunacoronaderayosdesol.

CONTRACORRIENTE: nombre de la espada de Percy Jackson;Anaklusmos, engriego.

CORAZA: armadura de cuero o metal consistente en un peto y una placaposteriorque llevaban lossoldadosgriegosy romanos;amenudo teníanmuchosadornosyestabandiseñadasparaimitarlosmúsculos.

CRETENSE:naturaldelaisladeCreta.

CRISÓTEMIS:hijadeDeméterqueenamoróaApoloduranteuntorneomusical.

CROMIÓN: pueblo de la antigua Grecia donde una cerda gigantesca hizoestragosantesdequeTeseolamatase.

CRONOS:elmáspequeñodelosdocetitanes;hijodeUranoyGaia;padrede

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Zeus;mató a su padre obedeciendo las órdenes de sumadre; señor deldestino,lascosechas,lajusticiayeltiempo.Formaromana:Saturno.

CUEVA DE TROFONIO: sima profunda que albergaba el Oráculo de Trofonio;para pasar por su estrechísima entrada, el visitante tenía que tumbarsebocaarribaparaquelacuevaloabsorbiese;denominadala«CuevadelasPesadillas»debidoalosaterradorestestimoniosdesusvisitantes.

CURETES:bailarinesequipadosconarmadurasqueprotegíanalniñoZeusdesupadre,Cronos.

DAFNE:hermosanáyadequellamólaatencióndeApolo.Setransformóenunlaurelparaescapardeldios.

DÉDALO: diestro artesano que creó el Laberinto de Creta en el que estabaencerradoelMinotauro(mitadhombre,mitadtoro).

DEMÉTER: diosa griega de la agricultura; hija de los titanes Rea y Cronos.Formaromana:Ceres.

DIMACHAERUS:gladiadorromanoadiestradopara lucharcondosespadasa lavez.

DINASTÍA JULIANA: período histórico comprendido entre la batalla de Accio(31a.C.)ylamuertedeNerón(68d.C.).

DIONISO: dios griego del vino y las fiestas; hijo de Zeus; director deactividadesdelCampamentoMestizo.

DOMUSAUREA:extravagantepalaciodelemperadorNerónenelcorazóndelaantiguaRoma,construidotraselgranincendiodeRoma.

DRAKON: gigantescomonstruoamarilloyverde similar auna serpiente, congorgueras alrededor del cuello, ojos de reptil y enormes garras; escupeveneno.

DRÍADES:ninfasdelosárboles.

EMPERADOR: palabra con que se aludía a un «comandante» en el Imperioromano.

EOLO:diosgriegodelosvientos.

ÉREBO:lugartenebrososituadoentrelaTierrayelHades.

ERITEA:isladondevivíaoriginalmentelaSibiladeCumas,objetodedeseodeApolo,antesdequeéllaconvenciesedequelaabandonaseprometiéndoleunalargavida.

EROS:diosgriegodelamor.

ESPARTA:ciudad-EstadodelaantiguaRomaconhegemoníamilitar.

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FALANGE:cuerpocompactodetropasfuertementearmadas.

FIDIAS: famoso escultor de la antiguaGrecia que creó laAteneaPartenas ymuchasotrasestatuas.

FUEGO GRIEGO: arma incendiaria usada en batallas navales debido a sucapacidaddeseguirardiendoenelagua.

GAIA: diosagriegade laTierra:madrede titanes, gigantes, cíclopesyotrosmonstruos.

GERMANI(germanus,sing.):pueblotribalqueseinstalóaloestedelríoRin.

GORGONAS: tres hermanas monstruosas (Esteno, Euríale y Medusa) cuyocabelloestáformadoporserpientesvenenosasvivas;losojosdeMedusapuedenconvertirenpiedraaquienlosmira.

GRAN INCENDIODEROMA: incendio devastador que tuvo lugar en 64d.C.yduróseisdías;losrumoresindicabanqueNerónprovocóelfuegoconelfindehacersitioparaconstruirsupalacio,laDomusAurae,peroculpóalacomunidadcristianadeldesastre.

GREBA:piezadearmaduraparalaespinilla.

GUERRADELOSTITANES:épicabatallaentrelostitanesylosdiosesdelOlimpoqueduródiezañosyterminóconlasubidaaltronodelosOlímpicos.

GUERRA DE TROYA: en lamitología griega, los aqueos (griegos) hicieron laguerra a la ciudaddeTroyadespués de queParis deTroya arrebatara aHelenaasumarido,Menelao,reydeEsparta.

HADES:diosgriegodelamuerteylasriquezas;señordelinframundo.

HEBE:diosagriegadelajuventud;hijadeZeusyHera.

HÉCATE:diosadelamagiaylasencrucijadas.

HEFESTO:diosgriegodel fuego, losartesanosy losherreros;hijodeZeusyHera,ycasadoconAfrodita.

HERA:diosagriegadelmatrimonio;esposayhermanadeZeus.

HERMES:diosgriegodelosviajeros;guíadelosespíritusdelosmuertos;diosdelacomunicación.

HERÓDOTO:historiadorgriegoconocidocomoel«padredelahistoria».

HESTIA:diosagriegadelhogar.

HIERROESTIGIO:metalmágicoforjadoenlalagunaEstigiacapazdeabsorberlaesenciadelosmonstruosyheriramortales,dioses,titanesygigantes.Ejerce un considerable efecto en los fantasmas y las criaturas delinframundo.

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HIPNOS:diosgriegodelsueño.

HIPOCAMPO:criaturamitadequina,mitadpez.

HIPÓDROMO:estadioovaladoenelquesecelebrabancarrerasdecaballosydecarruajesenlaantiguaGrecia.

HITITAS: pueblo que vivía en lasmodernas Turquía y Siria; solían estar enconflicto con los egipcios; conocidos por su uso de los carruajes comoarmasdeasedio.

ICOR:líquidodoradoqueconstituyelasangrededioseseinmortales.

INFRAMUNDO:reinodelosmuertosalqueibanlasalmasportodalaeternidad,gobernadoporHades.

IRIS:diosagriegadelarcoirisymensajeradelosdioses.

JACINTO: héroe griego y amante de Apolo que murió cuando intentabaimpresionaraldiosconsudestrezaconeldisco.

KARPOI(karpos,sing.):espíritusdeloscereales.

LABERINTO: caótica creación subterránea construida originalmente en la isladeCretaporelartesanoDédaloparaencerraralMinotauro.

LAGUNAESTIGIA:ríoquemarcaellímiteentrelaTierrayelinframundo.

LAOMEDONTE:reytroyanoalquePoseidónyApolofueronenviadosaservirdespuésdeofenderaZeus.

LÉPIDO:patricioromanoycomandantemilitarqueparticipóenuntriunviratoconOctavioyMarcoAntonio.

LETO:madredeArtemisayApoloconZeus;diosadelamaternidad.

LIBROSSIBILINOS:coleccióndeprofecíasenversoescritasengriego;TarquinoelSoberbio,reydeRoma,seloscompróaunaprofetisaylosconsultabaenmomentosdegravepeligro.

LIDIA:provinciadelaantiguaRoma;elhachadedoblefilosedesarrollóallí,asícomoelusodemonedasycomercios.

LUPERCALES:fiestaspastoralesquesecelebrabandel13al15defebreroparaevitaralosmalosespíritusypurificarlaciudad,asícomoparaliberarlasaludylafertilidad.

MARCO ANTONIO: político y general romano; miembro del triunvirato, conLépidoyOctavio,queencontróalosasesinosdeCésarylosvenció;tuvounaaventuraduraderaconCleopatra.

MARSIAS: sátiro que perdió contra Apolo después de desafiarlo a unacompeticiónmusicalyqueporellofuedesolladovivo.

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MEDEA:seguidoradeHécateyunadelasgrandeshechicerasdelaantigüedad.

MIDAS: rey con el poder de transformar cualquier cosa que tocaba en oro;eligióaMarsiascomovencedordelacompeticiónmusicalentreApoloyMarsias,decisiónquellevóaApoloadarleaMidasunasorejasdeburro.

MINOS: reydeCreta; hijodeZeus; cada añohacíaque el reyEgeoeligierasiete jóvenes y siete doncellas para enviarlos alLaberinto, donde seríandevorados por el Minotauro; tras su muerte se convirtió en juez en elinframundo.

MINOTAURO: hijo del rey Minos de Creta mitad hombre, mitad toro; elMinotauroestabaencerradoenelLaberinto,dondematabaalagentequeeraenviadaallí;fuevencidofinalmenteporTeseo.

MIRMEKE:gigantescacriaturasimilaraunahormigaqueenvenenayparalizaasuvíctimaantesdecomérsela;famosaporprotegervariosmetales,sobretodoeloro.

MITRÍDATES:reydePontoyArmeniaInferior,enelnortedeAnatolia(actualTurquía), de 123 a. C. a 63 a. C. aproximadamente; uno de los mástemiblesyprósperosenemigosdelaRepúblicaromana,quienseenfrentóa tresde losmásdestacadosgeneralesde laRepública romana tardíaenlasguerrasmitridáticas.

MONTEOLIMPO:hogardelosdocediosesdelOlimpo.

NÉMESIS:diosagriegadelavenganza.

NERÓN: emperador romano de 54d.C. a 68d.C.; último de la dinastíajuliana.

NIKÉ:diosagriegadelafuerza,lavelocidadylavictoria.

NINFA:deidadfemeninadelanaturalezaquevivificalanaturaleza.

NÍOBE:hijadeTántaloyDione;sufriólapérdidadesusseishijosyseishijas,que fueron sacrificados por Apolo y Artemisa como castigo por suorgullo.

NOSOI(nosos,sing.):espíritusdelasplagasylasenfermedades.

NUEVA ROMA: comunidad situada cerca del Campamento Júpiter donde lossemidioses pueden vivir en paz, sin interferencias de mortales ni demonstruos.

NUEVEMUSAS: diosasgriegasde la literatura, la cienciay las artesquehaninspiradoaartistasyescritoresdurantesiglos.

OCTAVIO:fundadoryprimeremperadordelImperioromano;hijoadoptadoyherederodeJulioCésar(véasetambiénCésarAugusto).

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ODISEO: legendario reygriegode ÍtacayhéroedelpoemaépicodeHomeroLaOdisea.

OGIGIA:islaqueconstituyeelhogar—ylacárcel—delaninfaCalipso.

ÓNFALO:piedrasempleadasparamarcarelcentro—uombligo—delmundo.

ORÁCULODEDELFOS:portavozdelasprofecíasdeApolo.

ORÁCULO DE TROFONIO: griego que fue transformado en oráculo al morir;situadoenlacuevadeTrofonio;conocidoporaterrorizaraaquellosquelobuscan.

ORO IMPERIAL: metal poco común que resulta letal para los monstruos,consagrado en el Panteón; su existencia era un secreto celosamenteguardadoporlosemperadores.

PALICOS:hijosgemelosdeZeusyTalía;diosesde losgéiseresy las fuentestermales.

PAN:diosgriegodelanaturalezasalvaje;hijodeHermes.

PANDORA:primeramujerhumanacreadaporlosdioses;cadadiosleotorgóundonúnico;liberóelmalenelmundoalabrirunavasija.

PARTENÓN: templo dedicado a la diosa Atenea situado en la Acrópolis deAtenas.

PATROCLO: hijo de Menecio; mantuvo una profunda amistad con Aquilesdespuésdesercriadoconél;murióluchandoenlaguerradeTroya.

PEGASO: caballo divino alado; hijo de Poseidón, en su encarnación de dioscaballo.

PELEO: padre de Aquiles; su boda con la ninfa del mar Tetis contó con laasistenciadelosdioses,perounadesavenenciaentreellosdesembocóenlaguerradeTroya.EldragónguardiándelCampamentoMestizorecibesunombredeél.

PERSÉFONE: diosa griega del inframundo; esposa de Hades; hija de Zeus yDeméter.

PITIA:nombredadoatodoslosoráculosdeDelfos.

PITÓN: serpientemonstruosa queGaia nombró para custodiar elOráculo deDelfos.

POLIFEMO: gigante con un solo ojo hijo de Poseidón y Toosa; uno de loscíclopes.

POSEIDÓN:diosgriegodelmar;hijodelostitanesCronosyRea,yhermanodeZeusyHades.

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PRETOR:magistradoromanoelectoycomandantedelejército.

PROMETEO: titán que creó a los humanos y les regaló el fuego robado delmonteOlimpo.

PUERTASDELAMUERTE:entradadelaCasadeHades,situadaenelTártaro;laspuertas tienen dos lados: uno en elmundo de losmortales y otro en elinframundo.

QUIRÓN:centauro;directordeactividadesdelCampamentoMestizo.

QUITÓN:prendaderopagriega;trozodelinoolanasinmangasceñidoenloshombrosconbrochesyenlacinturaconuncinturón.

REASILVIA:reinadelostitanesymadredeZeus.

SÁTIRO:diosdelbosquegriegomitadcabra,mitadhumano.

SATURNALES:antiguafiestaromanaqueconmemorabaaSaturno(Cronos).

SIBILA:profetisa.

SICA:espadacurvautilizadaparalabatallaenlaantiguaRoma.

TALOS:gigantemecánicohechodebronceyutilizadoenCretaparaprotegerlacostadelosinvasores.

TÁNTALO:enlamitologíagriega,estereyeratanamigodelosdiosesqueselepermitía cenar a sumesa…hasta que divulgó sus secretos en laTierra.Fueenviadoalinframundo,dondeselecondenóapermanecerenunlagobajounárbolfrutalsinpoderbebernicomerjamás.

TÁRTARO:esposodeGaia;espíritudelabismo;padrede losgigantes; regióndelinframundo.

TEODOSIO: último gobernante del Imperio romano unido; famoso porclausurartodoslostemplosdelImperio.

TIFÓN: el monstruo griego más aterrador; padre de muchos monstruosfamosos, incluido Cerbero, el cruel perro con múltiples cabezas quecustodiabalaentradadelinframundo.

TIQUÉ:diosagriegadelabuenasuerte;hijadeHermesyAfrodita.

TITANES: raza de poderosas deidades griegas, descendientes de Gaia y deUrano, quegobernarondurante laEdaddeOroy fueronderrocadasporunarazadediosesmásjóvenes,losdiosesdelOlimpo.

TRACIANO:naturaldeTracia,unaregióncentradaenlasfronterasmodernasdeBulgaria,GreciayTurquía.

TRIRREME:buquedeguerragriegocontresgradasderemosacadalado.

TRIUNVIRATO:alianzapolíticaformadaportrespartes.

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TROYA:ciudadromanasituadaenlaactualTurquía;sitiodondetuvolugarlaguerradeTroya.

URANO:personificacióngriegadelcielo;padredelostitanes.

VELLOCINODEORO:vellóndeuncarneroaladoconlanadeoro,consideradosímbolodeautoridady realeza; estabacustodiadoporundragónyunostoros que expulsaban fuego por la boca. Jasón recibió el encargo dehacerseconél,loquediolugaraunamisiónépica.

VIAJE PORLAS SOMBRAS: forma de transporte que permite a las criaturas delinframundoyloshijosdeHadesdesplazarseacualquierlugardelaTierrao del inframundo, aunque provoca un extraordinario agotamiento alusuario.

ZEUS:diosgriegodelcieloyreydelosdioses.

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