Como la conocí

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De todos mis cumpleaños, el que creo yo, me reservaba más sorpresas, fue el numero 17; jamás pensé que, sin buscarlo, conocería a la persona con la que planearía pasar el resto de mis días. La mayor parte de ese día transcurrió de lo más normal, me desperté con la clásica canción de las mañanitas, y un abrazo de mis padres acompañados de un pastel, el resto del día me la pase festejando, en la tarde mi hermano me invito a la playa, y, con unos amigos, pasamos un buen rato descansando a la orilla del mar. Pero, al caer la tarde, cuando ya debíamos retirarnos, mi hermano me invito a estar con él un rato más en el jardín de Melaque, a lo que yo respondí que estaba bien, pero, por fortuna, al final no hubo tal salida, de suerte que el resto de la noche me la pasaría en mi casa, y así tenía pensado que acabaría mi cumpleaños, de no ser por un amigo, que me invito a una fiesta de una vieja amiga, se trataba de la fiesta por sus 15 años; al no tener ningún motivo para rechazar su invitación, mi respuesta fue un sí, así que unas horas después, me encontraba entrando a aquel salón de fiestas, “La quinta Alborada”. Mientras me encontraba saludando a mis amigos y pasando un buen rato, me distraje viendo a una muchacha que estaba en frente de mí, y debo decir que desde el primer momento que la vi sentí una especial atracción hacia ella, no solo por su apariencia, sino por aquello que me atrevería a llamar “Intuición”; sentía que la conocía desde hace mucho, y que aquel repentino encuentro no era más que un reencuentro, en fin, sentía que ya la conocía. Me quede absorto ante la hermosa figura de aquella mujer que tenía frente a mí, una cara delgada, con facciones delicadas y cabello lacio, que lucía un largo vestido azul marino, cuyo escote dejaba entrever unos delicados y lindos pechos morenos, dicho vestido, estaba bellamente ceñido, como los que usan las bailarinas de ballet, que daba a la vista la impresión de su bello vientre plano y un amplio escote en la espalda que daba cabida a las más descabelladas fantasías… Ella tenía el tipo de cuerpo que yo nunca había tocado, y

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Primera parte de una novela, dos jóvenes se encuentran en una fiesta

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De todos mis cumpleaños, el que creo yo, me reservaba más sorpresas, fue el numero 17; jamás pensé que, sin buscarlo, conocería a la persona con la que planearía pasar el resto de mis días.

La mayor parte de ese día transcurrió de lo más normal, me desperté con la clásica canción de las mañanitas, y un abrazo de mis padres acompañados de un pastel, el resto del día me la pase festejando, en la tarde mi hermano me invito a la playa, y, con unos amigos, pasamos un buen rato descansando a la orilla del mar. Pero, al caer la tarde, cuando ya debíamos retirarnos, mi hermano me invito a estar con él un rato más en el jardín de Melaque, a lo que yo respondí que estaba bien, pero, por fortuna, al final no hubo tal salida, de suerte que el resto de la noche me la pasaría en mi casa, y así tenía pensado que acabaría mi cumpleaños, de no ser por un amigo, que me invito a una fiesta de una vieja amiga, se trataba de la fiesta por sus 15 años; al no tener ningún motivo para rechazar su invitación, mi respuesta fue un sí, así que unas horas después, me encontraba entrando a aquel salón de fiestas, “La quinta Alborada”.

Mientras me encontraba saludando a mis amigos y pasando un buen rato, me distraje viendo a una muchacha que estaba en frente de mí, y debo decir que desde el primer momento que la vi sentí una especial atracción hacia ella, no solo por su apariencia, sino por aquello que me atrevería a llamar “Intuición”; sentía que la conocía desde hace mucho, y que aquel repentino encuentro no era más que un reencuentro, en fin, sentía que ya la conocía.

Me quede absorto ante la hermosa figura de aquella mujer que tenía frente

a mí, una cara delgada, con facciones delicadas y cabello lacio, que lucía un largo vestido azul marino, cuyo escote dejaba entrever unos delicados y lindos pechos morenos, dicho vestido, estaba bellamente ceñido, como los que usan las bailarinas de ballet, que daba a la vista la impresión de su bello vientre plano y un amplio escote en la espalda que daba cabida a las más descabelladas fantasías… Ella tenía el tipo de cuerpo que yo nunca había tocado, y que, además, poseía otros elementos eróticos más discretos: Tono de voz intimista, timbre sensual, mirada displicente, seriedad altiva…

Ante mi sorpresa, mientras dirigía mi vista a sus ojos, me di cuenta que los suyos se encontraban ya mirándome fijamente, lo que me dejo perplejo, y por varios segundos, parecía que los dos nos escrutábamos con la mirada, no deje de verla hasta que ella volteo la vista.

Aunque aquella noche no entablé conversación alguna con ella, sé que llame su atención en muchas maneras, y que logre que sintiera cierta atracción por mí, y aunque en ese momento ella no se encontraba disponible, y también yo estaba en cierto modo ocupado en diferentes conquistas, esa noche, el hilo del destino nos unía de una manera misteriosa, y, conforme fueron transcurriendo los días, parecería que aquel hilo iba tensando su nudo cada vez más, uniéndonos más y más hasta que, en una noche inolvidable, de un ya lejano sábado 17 de Enero del 2015, nos encontrábamos caminando de la mano por la calle principal del centro de Cihuatlán, y segundos después, me detuve frente a ella, y, con un nudo en la garganta, consciente de que esta era la parte más difícil de la conquista, aunque

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también la más emocionante, debía besarla, mas ¿Cómo flanquear aquel medio metro que nos separaba?

Aquella noche, comenzamos una relación que aun hoy, un año y tres meses después, continua en pie, y a pesar de todo, hemos sabido mantenernos juntos, no sé si sea porque siempre hay algo que nos une o, porque nunca nos hemos separado del todo, solo doy gracias al cielo por haber tomado todas las decisiones que me llevaron a ese preciso momento, y mientras escribo estas líneas, me pongo a pensar que debe haber algo allá arriba que, de alguna manera, nos guía en nuestro camino por la vida, uniéndonos a personas que vale la pena conocer, y que hacen de nuestra vida algo mejor.