Competencia emprededora y creatividad

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COMPETENCIA EMPRENDEDORA Y CREATIVIDAD La creciente demanda de emprendedores provocada por la crisis económica que estamos atravesando en nuestro país, no ha hecho sino poner de manifiesto la realidad de un sistema educativo donde el objetivo prioritario y casi exclusivo ha sido y es, la formación en competencias intelectuales y técnicas. Ahora, al plantearnos y ver en la formación de la competencia emprendedora una vía de recuperación, caemos en la cuenta de que para poder emprender, para construir el edificio del emprendimiento son absolutamente necesarios los cimientos de la CREATIVIDAD. Una creatividad que, en demasiadas ocasiones, ha sido vista y tratada en los centros escolares como un criterio, no siempre positivo, de diferenciación, que incluso, en algunos casos, era mejor limitar: “es muy creativo/a pero se tiene que centrar, va muy mal en matemáticas, lengua…..” Si queremos educar en la creatividad que permita a nuestros alumnos dar el salto a la innovación y el emprendimiento, lo primero que tenemos que hacer es romper con el corsé excesivamente academicista de nuestro actual sistema educativo y a partir de ahí, habilitar mecanismos que permitan a los profesionales de la Educación y a los padres, compartir estrategias para educar en la creatividad. Algunas de las cuales quiero aportar a continuación: 1. DESPERTAR y FOMENTAR la curiosidad desde los primeros años. Curiosidad por ver, hacer…..incentivando, desde el acompañamiento, el que nuestros alumnos e hijos participen (sin sobrecargar) en aquellas actividades: música, pintura, teatro, uso de las nuevas tecnologías……que estén a nuestro alcance aprovechando las oportunidades que somos capaces de generar y las, no siempre conocidas, que nuestro entorno nos brinda. 2. DESCUBRIR cual de estas actividades despierta en cada uno/a mayor interés y apostar fuerte. Dejando de lado actividades que creemos deben hacer porque facilitan la organización de los centros, las hacen los demás o que nos gustan a nosotros, sus padres, quizás, porque en su momento no pudimos hacerlas nosotros. Lo que nace dentro de cada uno/a tiene más posibilidades de perdurar. 3. POTENCIAR facilitando las condiciones de tiempos y medios que son necesarios para poder desarrollar cada una de las actividades creativas. Condiciones que, como señalaba anteriormente, tenemos que saber generar y buscar y que es responsabilidad compartida del Estado proporcionar. Sin olvidar nunca que el ejemplo es la mejor herramienta de la que disponemos para potenciar su interés. Ver, de cerca, no solo el resultado final del proceso creativo, sino el disfrute que genera en otros el realizarlo. 4. AYUDARLES a TRASLADAR esa creatividad al aula, a sus trabajos académicos. La creatividad también tiene que ver y mucho, con el modo como

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COMPETENCIA EMPRENDEDORA Y CREATIVIDAD

La creciente demanda de emprendedores provocada por la crisis económica que estamos atravesando en nuestro país, no ha hecho sino poner de manifiesto la realidad de un sistema educativo donde el objetivo prioritario y casi exclusivo ha sido y es, la formación en competencias intelectuales y técnicas.

Ahora, al plantearnos y ver en la formación de la competencia emprendedora una vía de recuperación, caemos en la cuenta de que para poder emprender, para construir el edificio del emprendimiento son absolutamente necesarios los cimientos de la CREATIVIDAD.

Una creatividad que, en demasiadas ocasiones, ha sido vista y tratada en los centros escolares como un criterio, no siempre positivo, de diferenciación, que incluso, en algunos casos, era mejor limitar: “es muy creativo/a pero se tiene que centrar, va muy mal en matemáticas, lengua…..”

Si queremos educar en la creatividad que permita a nuestros alumnos dar el salto a la innovación y el emprendimiento, lo primero que tenemos que hacer es romper con el corsé excesivamente academicista de nuestro actual sistema educativo y a partir de ahí, habilitar mecanismos que permitan a los profesionales de la Educación y a los padres, compartir estrategias para educar en la creatividad. Algunas de las cuales quiero aportar a continuación:

1. DESPERTAR y FOMENTAR la curiosidad desde los primeros años. Curiosidad por ver, hacer…..incentivando, desde el acompañamiento, el que nuestros alumnos e hijos participen (sin sobrecargar) en aquellas actividades: música, pintura, teatro, uso de las nuevas tecnologías……que estén a nuestro alcance aprovechando las oportunidades que somos capaces de generar y las, no siempre conocidas, que nuestro entorno nos brinda.

2. DESCUBRIR cual de estas actividades despierta en cada uno/a mayor interés y apostar fuerte. Dejando de lado actividades que creemos deben hacer porque facilitan la organización de los centros, las hacen los demás o que nos gustan a nosotros, sus padres, quizás, porque en su momento no pudimos hacerlas nosotros. Lo que nace dentro de cada uno/a tiene más posibilidades de perdurar.

3. POTENCIAR facilitando las condiciones de tiempos y medios que son necesarios para poder desarrollar cada una de las actividades creativas. Condiciones que, como señalaba anteriormente, tenemos que saber generar y buscar y que es responsabilidad compartida del Estado proporcionar. Sin olvidar nunca que el ejemplo es la mejor herramienta de la que disponemos para potenciar su interés. Ver, de cerca, no solo el resultado final del proceso creativo, sino el disfrute que genera en otros el realizarlo.

4. AYUDARLES a TRASLADAR esa creatividad al aula, a sus trabajos académicos. La creatividad también tiene que ver y mucho, con el modo como

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estudian, con la forma como presentan un trabajo de historia, filosofía…. Saber aprovechar, por ejemplo, las infinitas posibilidades creativas que les aportan las nuevas tecnologías. La creatividad tiene que estar fuera y dentro del aula porque es un modo diferente de pensar y hacer que no conoce de exclusividades en una u otra actividad.

5. NO “BAREMAR” No establecer criterios de excelencia. El principal objetivo de

la creatividad debe ser la felicidad, la satisfacción personal que conlleva en sí misma conforme a las potencialidades de cada uno/a. Y a partir de ahí, podemos buscar otros objetivos como la eficacia de la creatividad compartida o el que, en algunos casos, pueda llegar a convertirse en un modo y medio de vida.

6. APOYAR, REFORZAR desde el reconocimiento y el valor del esfuerzo para evitar que el miedo al fracaso o la renuncia al no siempre agradecido esfuerzo inicial puedan truncar el desarrollo de su creatividad. Ser creativo, también supone aceptar la frustración de los resultados que no se ajustan a lo esperado o que equivocadamente sometemos a procesos comparativos con los de otros. Resultados que en muy pocas ocasiones son visibles a corto plazo porque educar en la creatividad también implica educar en el esfuerzo y la constancia.

Tan seguro es que a esta pequeña reflexión le caben muchas otras estrategias para educar en la creatividad, como que para formar emprendedores es necesario formar primero alumnos e hijos creativos. O quizás sea mejor decir: ayudar a que nuestros alumnos/as e hijos/as puedan sacar a la luz su creatividad.

Jerónimo García Ugarte