Comportamiento del consumidor.
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UNIVERSIDAD FERMÍN TORO
VICERRECTORADO ACADÉMICO
FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES
ESCUELA DE COMUNICACIÓN SOCIAL
Comportamiento del consumidor
venezolano
Nombre:
Aguirre Alma
C.I: 23.811.417
Barquisimeto; Junio 2015
Para dar inicio es necesario definir que es el comportamiento del consumidor, en
la décima edición del libro “Comportamiento del consumidor” de Schiffman lo
definen como “el comportamiento que los consumidores exhiben al buscar,
comprar, utilizar, evaluar y desechar productos y servicios que ellos esperan que
satisfagan sus necesidades. El comportamiento del consumidor se enfoca en la
manera en que los consumidores y las familias o los hogares toman decisiones
para gastar sus recursos disponibles (tiempo, dinero, esfuerzo) en artículos
relacionados con el consumo. Eso incluye lo que compran, por qué lo compran,
cuándo, dónde, el efecto de estas evaluaciones sobre comprar futuras y cómo lo
desechan”.
Schiffman continúa exponiendo que los consumidores (toda persona),
desempeñan un rol vital en la salud de las economías local, nacional e
internacional ya que las decisiones de compra que se toman afectan la demanda
de materias primas básicas para la transportación, la producción, la banca; a su
vez, influyen en el empleo de trabajadores y el despliegue de recursos, el éxito de
algunas industrias y el fracaso de otras.
“Para tener éxito en cualquier negocio, y especialmente en el mercado
dinámico y rápidamente evolutivo de la actualidad, los mercadólogos tienen que
saber cuánto puedan acerca de los consumidores: lo que desean, lo que piensas,
cómo trabajan y cómo emplean su tiempo libre. Necesitan comprender las
influencias personales y grupales que afectan las decisiones de los consumidores
y la forma en que se toman tales decisiones”.
Ahora bien, gracias a los altos y bajos de las bonanzas económicas y la
ineficacia de políticas gubernamentales, “se puede afirmar, con absoluta certeza,
que el consumidor venezolano ha evolucionado, que es más selectivo y que está
mejor informado. Estirar un presupuesto y administrar con rigidez, produjo un
consumidor más agudo, más cauteloso, más organizado a la hora de comprar,
menos impulsivo y más racional. Esto ha influenciado también, a que pruebe y
cambie de marcas de valor. La conciencia, las condiciones objetivas del ingreso, el
lugar de compra y la razón de compra, están cambiando de manera relevante”
(Saade, 2005).
A continuación, en orden cronológico, se presentan las características
estacionales más importantes del consumidor venezolano, ante los cambios
socioeconómicos del país en los últimos 50 años:
1950 – 1970: Bonanza.
Venezuela tuvo ingresos per cápita elevados, casi al nivel de los países
industrializados, lo que permitió un estilo de vida refinado en las clases medias y
altas de la sociedad y el consumo de productos y servicios con estándares
superiores a los de la mayoría de consumidores de América Latina (Boza, 2004a).
1980 – 1990: Recesiones.
El consumidor venezolano, a pesar de las limitantes adquisitivas, concedía
una mayor preferencia y valor a las marcas líderes tradicionales debido, entre
otras cosas, al creciente grado de lealtad y compromiso adquirido con el pasar de
los años (Lapscher, 1999).
1999 – 2003: Inestabilidad.
Cambios de patrones de consumo, cuestión que se caracteriza por la
sustitución de marcas y productos o por la reducción de los productos
consumidos. El venezolano tuvo que jerarquizar sus necesidades y gastar en lo
que realmente le es indispensable, debido a las limitaciones existentes de
presupuesto y de acceso a las marcas que regular y tradicionalmente demanda.
(Aguilera y Salazar, 2004).
2004 – 2007: Recuperación.
El empuje económico por los ingresos petroleros y la existencia de una
política distributiva del gobierno, atípica en la región, hace que el gasto público
incrementado se lleve a las masas más populares, específicamente a las clases D
y E, quienes, sin dejar de vivir en esa condición, ahora tienen una mayor
capacidad y una mayor disposición para gastar, lo que activa el consumo de una
manera positiva (Bermúdez, 2006; León, 2007).
La clase E, que representa al 58% de la población (15 millones de
personas), tuvo un incremento de ingresos de 53% entre 2003 y 2004, esto
equivale a cerca de 30% en términos reales. Para la clase D, que representa el
23% de la población, el crecimiento del ingreso se dio sólo en términos nominales,
esto significa que, en términos reales, el crecimiento fue negativo. Para el resto de
los grupos sociales A, B y C no se habla de incremento de ingreso. Estas cifras
indican que el crecimiento del consumo se explica por el aumento de la capacidad
de compra de la clase E (Bermúdez, 2006).
En la actualidad y gracias al momento de crisis económica y política que se
vive en el país, el tipo de consumidor que sobresale es el comprador nervioso ya
que se procura comprar cada vez que se pueda sin importar que ya se tenga el
producto, esto gracias a la preocupación de que no se tiene la certeza de que
luego lo habrá y que cuando se necesite falta. En su mayoría, las personas
compran un producto que ya tienen bien sea para tener una reserva, para luego
cambiar por algo que se necesite (trueques) o simplemente para vender dicho
producto.
Según Joseph Espinola, vendedor de electrodomésticos y productos
tecnológicos, “la característica principal que observo al abordar un cliente, sin
importar cuánto dinero tengan ni que inclinación política sigan, es la de lamentar la
situación económica y expresan que el dinero no rinde; también es usual que
comparen los precios actuales con los de hace un año atrás”.
A su vez, Lucia de Guedez, ama de casa, afirma que la característica que
acompaña hoy en día a los consumidores es el miedo ya que por un lado el dinero
no alcanza y por otro la escasez cada vez es peor, asegura además que hay
mucha molestia por las largas colas que se tienen que hacer y en ocasiones se
termina sin comprar el producto que se necesita.
En cuanto a cómo el consumidor venezolano toma sus decisiones de
compra, Espinola explica que la mayoría visita la tienda dos o tres veces antes de
comprar algo y muchas veces usan créditos de los bancos y varias tarjetas de
débito y crédito para adquirir algo.
Al respecto, la señora de Guedez comenta que la toma de decisiones en el
momento de la compra depende de la cantidad de dinero que se maneje en ese
momento, “si alcanza el dinero se compra todo lo que estén vendiendo (artículos
regulados) porque luego se pueden cambiar si no se necesita y si no alcanza el
dinero se compra lo que hace falta”.
Ahora bien, Joseph Espinola opina como vendedor que resulta muy difícil
para las empresas manejar esta crisis sin afectar al consumidor; “en la actualidad
es casi imposible manejar la situación económica ya que ésta afecta al
consumidor por lo rápido y extremo que los precios suben y también se ve
afectada la empresa ya que al momento de reponer la mercancía vendida, ésta ha
subido más del doble de su precio y ocurre lo que en economía se conoce como
descapitalización”.
Continúa explicando Espinola que la solución no es de la empresa sino de
quien controla el cambio de divisas en el país, es decir, el gobierno.
Por su parte, Lucia de Guedez dice creer que a las empresas se les escapa
de las manos poder manejar esta situación ya que muchos factores económicos
como las importaciones, los dólares y en muchos casos los precios de los
productos están controlados por el gobierno.
En otro orden de ideas, los consumidores en Latinoamérica tienen sus
propias personalidades, a partir de las cuales se pueden destacar 5 perfiles
tendencia.
1. Novismo: El novismo no se refiere a esos consumidores que buscan
adquirir los últimos productos que se han lanzado en el mercado. Más bien
es el perfil que compra un producto por primera vez en su vida. Como por
ejemplo, las marcas de lujo, los billetes de avión y los productos gourmet. El
objetivo es que estas marcas se acerquen al consumidor y le hagan
entender que adquiriendo el producto, podrían dejar de ser vírgenes en este
nicho.
2. Flex life: La mayoría de las personas vive inmersa en su rutina. Están
agobiados por el ritmo de vida que llevan. Es por eso que buscan formas de
consumo que se ajusten a esas rutinas.
3. Precio flexible: Además de la vida flexible, por supuesto que también se
demanda un precio ideal. No están dispuestos a pagar lo que sea, ni mucho
menos.
4. Status: Aunque pertenecer a un nicho exclusivo no es nuevo, lo que sí es
verdad es que los patrones a través de los cuales se rige el status están
cambiando. Por ejemplo, hoy en día, la mayoría de usuarios consumen
productos relacionados con el altruismo y la generosidad, porque les
aumenta el status.
5. Autonomía: Dejar que los consumidores hagan las cosas por sí solos
funciona. Así es como se crea un vínculo real con los productos y, por
tanto, con las marcas. Cualquier web en la que se construyen, fomentan y
venden ideas sirve como ejemplo para que los usuarios, por sí solos, se
relacionen y satisfagan entre ellos.
De acuerdo a lo expresado anteriormente y citando únicamente la
característica número dos (flex life), se puede notar como el consumidor
venezolano escapa de dichas características, “es por eso que buscan formas de
consumo que se ajusten a esas rutinas” en Venezuela ocurre totalmente lo
contrario ya que este debe ajustar sus rutinas a las formas de compra, esto
gracias a las limitaciones que existen (comprar por terminal de cedula y teniendo
que hacer extensas colas).
Para finalizar se puede decir que el consumo venezolano se encuentra en
la actualidad condicionado por muchos aspectos que desfavorecen
completamente a su economía, simplemente la persona que tiene un trabajo no
puede realizar las grandes colas que se forman para poder comprar los productos
regulados, entonces se ven en la obligación de adquirir estos productos a
vendedores informales y a un precio muy elevado. El que no trabaja puede realizar
estas colas pero solo puedes adquirir lo que se esté vendiendo el día que te toque
según el terminal de la cedula.
Es por esto que el comportamiento del consumidor venezolano es frenético,
agresivo, nervioso; únicamente se preocupan por su persona, se aprovechan de la
situación (vendiendo a sobreprecios), se puede decir además que los valores se
han perdido ya que en algunos establecimientos (tal es el caso de farmahorro) no
existen las colas preferenciales puesto que no importa que tan mayor sea una
persona, todos quieren pasar primero por miedo a que el producto se termine.