Comunidad Guahiba de Corocito
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DATOS GENERALES DE LA REGIÓN DE LOS LLANOS
COLOMBIANOS
Es necesario hacer una descripción general del medio ambiente, ya
que a causa de la relación del hombre con su entorno ambos se ven
modificados, influyendo asimismo en las relaciones de tipo social. Entre los
grupos indígenas esta relación es mucho más clara, ya que dependen
únicamente del medio para su sustento. En el proceso de aculturación que
han sufrido y sufren las comunidades indígenas, a la dependencia del
medio se le suman otras de carácter social, respecto a la sociedad mayor.
Es por eso que se señalarán algunos aspectos de la geografía física de la
región y luego se pasará a la descripción de los aspectos humano, político
y económico.
A. Aspecto físico de los Llanos
La zona de los Llanos orientales colombianos se encuentra entre los
0 - 200 metros de altura sobre el nivel del mar, por lo cual se sitúa dentro
del piso térmico cálido. La gran llanura se extiende a través de la hoya del
Orinoco, desde la longitud 74°30' Oeste hasta la 64° Oeste,
aproximadamente, y desde la latitud 2° Norte hasta la 9° Norte, excluyendo
la zona de piedemonte que bordea la cordillera andina. Toda esta zona
constituye un ecosistema independiente con características propias. La
región es muy rica en especies vegetales y animales pero muy pobre en
individuos, por lo cual muchas de estas especies se encuentran reducidas
a ciertas zonas, en donde se facilita mejor su desarrollo.
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La fauna y la flora se encuentran estrechamente ligadas al aspecto
físico, pues la fauna no se puede desligar de la vegetación y ésta a su vez
tampoco de la zona ecológica, que al mismo tiempo está conectada a
barreras naturales, vientos, sistemas de lluvias, formaciones geológicas,
etc., o sea, en síntesis, todo esto forma una gran unidad o ecosistema que
se ha dividido para poder facilitar su descripción.
En cuanto a la formación geológica de la zona, corresponde al
llamado ‘’Cenozoico no diferenciado’’. La característica de esta formación
son las rocas sedimentarias, que facilitan la erosión. El tipo de suelos que
predominan en el Llano, en base a lo anterior, son:
1) Suelos latosoles rojos-amarillos, con alto contenido de hierro sobre
rocas cuarcíticas. Este tipo de terreno se encuentra en lo llamado sabana
y abarca buena parte de la zona en estudio, que se halla situada en el
municipio de Puerto Gaitán; es de anotar que estos suelos se dedican a la
ganadería extensiva que solamente cría ganado por los buenos pastos que
allí se producen, ya que los cebaderos se encuentran en el borde de la
cordillera.
2) Suelos hidromórfeos y groun water laterite, los cuales predominan hacia
el lado de Arauca.
3) Suelos aluviales húmedos, los cuales se encuentran a orilla de los ríos y
se caracterizan por contener gran cantidad de sedimentos orgánicos, que
favorecen el surgimiento de gran vegetación. Estos suelos son muy aptos
para el cultivo, aunque ofrecen muchos riesgos debido a las inundaciones.
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En la zona de estudio predominan los sitios llamados bajos, al pie de los
caños y a orillas del río Meta; actualmente constituye la única fuente de
subsistencia para el indígena.
El régimen de aguas del Llano es una parte importante en las
características que presenta. Las aguas están controladas por la cordillera
andina, pues el sistema que se presenta allí permite acumular y controlar
el agua producida por las precipitaciones; en el proceso de control de
aguas tienen un papel importante las oscilaciones del clima que se
producen durante el año en las dos regiones, a ambos lados de la
cordillera. Parte activa tienen los bosques naturales de la zona andina, ya
que ellos son los encargados directos del proceso; de ahí la importancia
de su conservación. Así pues, se dan dos zonas ecológicas diferentes y
contradictorias, hasta aisladas políticamente, pero que guardan una
estrecha relación, en cuanto a la continuidad del medio, conformando una
sola unidad.
Según la clasificación de formaciones vegetales del mundo
realizada por Eoldridge, la región de los Llanos ecológicamente
corresponde a la transición entre el bosque húmedo tropical y el bosque
seco tropical, hacia el lado de la cordillera, y en el Llano propiamente dicho
corresponde, al bosque seco tropical. Esto obviamente está determinado
por una serie de geofactores. La posición geoastronómica, que
corresponde a la zona intertropical, situada hacia el hemisferio norte y, por
lo tanto, con variaciones cortas en la radiación solar anual y fluctuaciones
insignificantes de la altura cenital del sol, hace que influyan en esta región
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los cambios climáticos, es decir las estaciones del hemisferio sur y norte.
Con relación al sistema planetario de vientos, la Orinoquía es afectada por
la zona de calmas ecuatoriales y por los vientos alisios del noreste.
Durante la estación de invierno en el norte, los vientos alisios del noreste
corren hacia el sur por todo el mar Caribe; la dirección que siguen estos
vientos van desde la parte correspondiente a la atmósfera llamada
troposfera hasta el suelo, evitando la condenación, pues corre por todo el
Llano sin encontrar barreras geográficas que le hagan modificar su curso,
desde la costa atlántica de Suramérica hasta el interior, produciendo altas
presiones. En la estación verano del norte, ocurre todo lo contrario, los
vientos corren desde el norte hacia el sur en dirección opuesta, que va
desde el suelo hacia la troposfera, produciendo baja presión, lo que facilita
las condenaciones y por consiguiente las precipitaciones, ya que sube la
temperatura, se produce la evaporación y como no hay gran movimiento
de las nubes deviene la condensación y la lluvia. De esta manera, en la
Orinoquía se producen dos ciclos anuales: uno de lluvia, en invierno, que
va desde mediados de abril hasta mediados de octubre, y otro seco, que
va desde comienzos de noviembre hasta finales de marzo. En estos ciclos
se presentan variaciones de acuerdo con la época del año; por ejemplo, en
junio disminuye un poco la lluvia. El tiempo restante de los ciclos es de
transición. En síntesis, los geofactores se pueden reducir a la lluvia, al
sistema de vientos, a la topografía del terreno y a la posición
geoastronómica.
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Por lo expresado anteriormente se ve la importancia que tienen
dichos geofactores en el clima y su relación con el medio ambiente en
general, ya que la fauna y la flora siguen los ciclos mencionados. Este tipo
de clima también influye en el desarrollo del hombre, pues los ciclos
climáticos determinan la producción agrícola con sus cosechas, el tipo de
transporte según la época del año, etc.
Sobre la base de lo anterior se puede decir que el tipo de
vegetación que predomina en las llanuras corresponde a la del clima cálido
semihúmedo y en las orillas de los ríos a la de bosques de galería (ver foto
1); los cuales son bosques primarios cuya flora es aún primitiva y en los
que la mano del hombre no ha tenido todavía ninguna intervención. La
zona de Puerto Gaitán tiene estos dos tipos de vegetación.
Foto 1: El bosque de galería
La fauna encaja en la vegetación existente y su hábitat se reduce a
las sabanas, los bosques abiertos y las selvas de galería, por lo cual
algunos estudiosos la han definido como fauna orinocense, que es muy
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rica en especies, aunque pobre en individuos, como ya se mencionó
anteriormente. La fauna acuática es igualmente rica.
El Llano también es muy rico en minerales, como carbón, petróleo,
sal, etc. Actualmente se encuentran en el Llano los yacimientos
petrolíferos más importantes de Colombia.
Así pues, con esta breve reseña sobre los aspectos físicos
generales de los Llanos se tiene una visión global de lo que es esta región
y de lo que podría suceder si se explota en una forma desordenada,
teniendo en cuenta las implicaciones sociales que esto tendría.
B. Aspectos humanos, políticos y económicos
La parte de Llano correspondiente a Colombia se encuentra dividida
políticamente en seis grandes secciones: los departamentos del Meta, del
Arauca, del Vichada, del Casanare y parte del Guainía y del Guaviare. Las
divisiones políticas supuestamente no dependen directamente del gobierno
central (ministerio de gobierno) a excepción del Meta. La centralización de
los Llanos, que lo incluyen en los llamados "Territorios Nacionales", los
cuales son administrados desde la capital de la República, dificulta mucho
cualquier acción de carácter oficial, ya que se tiene que seguir todo un
largo y lento proceso burocrático, impidiendo aplicar a tiempo soluciones a
muchos problemas. Se ha dado el caso que se ha propuesto una solución
acertada a un determinado problema y ha demorado tanto su aprobación
que cuando se aplicó la medida resultó inservible, ya que el problema se
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había agravado. Además, buena parte de los funcionarios encargados de
administrar esta zona no lo hacen con el fin de ayudar, sino con otros que
no resultan muy claros.
En el aspecto humano, el Llano inicialmente fue ocupado por varios
grupos indígenas, que fueron desapareciendo poco a poco, a medida que
se fueron incrementando las misiones católicas y la colonización. Entre
mediados del siglo XIX y principios del siglo XX se incrementó
notablemente la colonización por la llanura venezolana, repercutiendo
notablemente en el lado colombiano, ya que existía mucha facilidad para
cruzar las fronteras. A partir de la década del 20 del siglo XX aumentó la
colonización por el lado colombiano, a través de una serie de medidas que
tomaron algunas administraciones; es decir que fue una colonización
dirigida. Paralelamente, también se dio la colonización espontánea de
zonas donde había presión sobre la tierra, como por ejemplo en Antioquia,
Santanderes, Cundinamarca, Boyacá, Huila y Tolima. La colonización se
efectuó principalmente del lado de la cordillera. Durante el período de la
violencia colombiana hubo un estancamiento en la migración al Llano,
pues como se sabe, dicha zona fue una de las más afectadas por este
proceso. Después de la pacificación la colonización espontánea del Llano
volvió a empezar con fuerza, a partir de la década del 60. Este proceso
produjo una rápida ocupación de las tierras consideradas "baldías".
Los colonos provienen de zonas donde hay gran presión sobre las
tierras, con predominio de minifundios o latifundios: Santanderes, el
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altiplano Cundi-boyacense y el gran Tolima. Actualmente los Llanos
constituyen la región con mayor crecimiento en población: alrededor del
8% anual. Sin embargo, la densidad es baja, pues no alcanza a los dos
habitantes por kilómetro cuadrado. Analizar lo que está ocurriendo en el
ámbito de la colonización excedería los límites del presente trabajo, pero
es conveniente anotar que sería necesario investigar más profundamente
las causas de estas migraciones; cómo es la tenencia de la tierra
inicialmente y cómo varía a medida que se entra; los problemas sociales
que resultan de la colonización espontánea; el futuro del medio ambiente;
etc. Lo anterior ayudaría a tener una visión más clara del problema
indígena; de aquí la importancia del trabajo en equipo.
A raíz de la colonización se han incrementado notablemente las vías
de comunicación. Por la misma fisonomía llanera resulta fácil entrar a
cualquier sitio, aunque los caminos se ponen muy malos en invierno,
época de lluvias, y además no tienen mantenimiento por parte de las
entidades gubernamentales encargadas de ello. Durante el verano el
problema prácticamente desaparece. Actualmente hay planes para
construir vías de penetración, como la carretera marginal de la selva, la
troncal Villavicencio - Puerto Carreño y otras. La comunicación también
está facilitada por la red de ríos que tiene el Llano, en particular durante el
ciclo de lluvias.
En cuanto a la economía, el Llano tradicionalmente se ha dedicado
a la ganadería extensiva, la cual predomina actualmente, a pesar de que
constituye una forma atrasada de producción, ya que la tecnología que se
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utiliza es mínima y el desperdicio de tierras es mucho, pues muy pocas
reses ocupan grandes extensiones de tierra. Contrapuesto a lo anterior, el
borde de la cordillera se dan formas capitalistas, en las cuales se utilizan
procesos tecnológicos muy sofisticados. Los principales renglones de esta
producción son arroz, algodón, ajonjolí, y palma africana. Existen
importantes proyectos para explotar minerales y ya se han efectuado
varias concesiones petroleras en la región de Casanare y Arauca.
Podemos concluir, basándonos en lo expuesto anteriormente, que el
Llano constituye una región crucial para del desarrollo del país, por las
características y potencialidades que en él se dan y que es necesario
planificar ese desarrollo sin improvisaciones, para evitar los muchos
problemas que se están presentando, como es la cuestión indígena.
C. El área de Puerto Gaitán
La zona concreta de estudio se encuentra situada a unos 300
kilómetros de Villavicencio, en el área comprendida entre los ríos Meta y
Manacacías, que desemboca en el primero. (Ver mapa 1 correspondiente
a la plancha 251 del Inst. Agustín Codazzi. La parte rayada corresponde al
área aprovechada por los indígenas).
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Mapa 1: Plancha cartográfica de la zona
Constituye un punto estratégico, ya que de allí se desprende una
serie de caminos que atraviesan todo el Llano: está el camino que
conduce a Puerto Carreño, el que bordea el río Manacacías y que
comunica con el Guaviare y los Llanos de San Martín, el que atraviesa el
Llano por el Tomo y el Tuparro hasta llegar a Santa Rita y otros caminos
que conectan varias regiones con Villavicencio. Los caminos son
transitables principalmente en verano, como ya se mencionó.
Económicamente la región se dedica a la cría de ganado y a la
producción agrícola para consumo interno (arroz secano, maíz, yuca,
plátano, etc.).
En cuanto a la tenencia de la tierra, predominan los grandes
latifundios, situados principalmente en las sabanas, que son aprovechadas
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para la ganadería. Actualmente hay varios asentamientos de colonos en el
bosque de galería que bordea el río Meta, donde se dedican a tumbar
monte para cultivar y de esta manera abastecer el consumo interno. Los
indígenas aprovechan las zonas aledañas al río para el abastecimiento de
carne, la recolección de frutos y el cultivo, al igual que los colonos; motivo
por el cual son más frecuentes los enfrentamientos, que también se dan
con los terratenientes, ya que a ellos les interesa la tierra ocupada por los
indígenas. Con tanta presión sobre la tierra, además de otros problemas
importantes como la salud, etc., el indígena frecuentemente se ve obligado
a abandonar sus tierras.
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CAPÍTULO III
DESARROLLO HISTÓRICO DE LA COMUNIDAD
Es importante conocer el proceso histórico que ha seguido la
integración de los grupos indígenas en general. Sin embargo, resulta muy
difícil encuadrar el cambio cultural que ha afectado a todo el grupo
guahibo particularizando en la comunidad indígena de Corocito. Por tal
motivo se ha dividido el presente análisis en dos partes. La primera
comprenderá una visión general de lo que sucedió a partir de la colonia y
la segunda el desarrollo de la comunidad de Corocito en el siglo XX.
A. Los contactos iniciales
Posiblemente la primera expedición que tuvo contacto con alguna
tribu guahiba fue la del alemán Nicolás de Federman en 1538, que se
internó por los Llanos venezolanos en busca de ’’El Dorado". Hay muchas
dudas sobre si alguna de las comunidades contactadas fuera guahiba, ya
que a los españoles los movía más que todo el interés económico.
Además, no se detuvieron en el aspecto etnográfico, cosa que hicieron
más tarde los misioneros. Asimismo conviene señalar que la permanencia
de estos conquistadores fue relativamente corta. Otra expedición de
importancia fue la de Gonzalo Jiménez de Quesada en 1569, la cual cruzó
los Llanos llegando hasta la desembocadura del río Guaviare.
A principios del siglo XVII, entran las misiones de la Compañía de
Jesús a la zona de los Llanos. La política indigenista de la Corona
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española no se aplicó en la región ya que allí se presentaban diferentes
condiciones que no facilitaban dicha aplicación. Por otra parte, esta región
fue concedida a la Compañía de Jesús. Durante este tiempo los jesuitas
redujeron a una gran cantidad de tribus indígenas sálivas, achaguas,
piapocos, guayupes, etc. Esta gran masa aborigen fue concentrada en una
serie de poblados para facilitar la catequización y como fuente de mano de
obra barata, ya que los jesuitas instalaron grandes haciendas que
ocupaban buena cantidad de indios durante los períodos de cosecha y de
recolección de ganado.
Es necesario anotar que el grupo guahibo tenía características
propias en cuanto su organización política, social y económica, lo que a su
vez repercutía en su cultura material. Esto los diferenciaba marcadamente
de los demás grupos indígenas. Los guahibos se caracterizaban por ser
esencialmente nómadas. Se hallaban dispersos por todo el Llano en
pequeños grupos o bandas que no pasaban de 50 individuos, quienes
tenían casi siempre un lazo de parentesco conformando de esta manera
una familia extensa. La relación entre bandas se daba al nivel de
intercambio de productos y de mujeres. Por su carácter nómada, la
economía giraba alrededor de la caza y la recolección de frutos silvestres,
aprovechaban mucho la palma de moriche que les proporcionaba fibras
para fabricar hamacas, chinchorros, redes para pesca, cordeles, etc., y
como alimento, pues de ella se obtiene aceite, su fruto y unos gusanos
llamados "alerito" que equivalen al mojojoy de la Amazonía. Las relaciones
de los guahibos con otros grupos indígenas no eran muy cordiales, aunque
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se daban al nivel de intercambio basado en el trueque de ciertos productos
como el aceite, la fibra de moriche, etc. por yuca amarga, cazabe, mañoco,
vasijas de barro cocido, etc. La falta de amistad se debía principalmente al
etnocentrismo, ya que como grupo étnico se sentía superior a los demás
por tener una forma de vida muy diferente, y porque los guahibos eran
muy buenos para los negocios, de los cuales siempre sacaban provecho.
La forma de vida guahiba era todavía más incompatible con la que
querían imponer las misiones españolas. Esto facilitó que los guahibos
subsistieran como grupo étnico mientras otros grupos indígenas
desaparecieron. Algunos cronistas del siglo XVIII, como el italiano Gumilla,
relatan la dificultad que tenían con la reducción guahiba:
‘’…han sido la piedra de toque de nuestros antiguos misioneros y
modernos y el crisol donde se ha refinado su tolerancia y sufrimiento; y un
campo que después de cultivado con increíbles afanes y regado con
sudores y lágrimas también de muchos operarios, se ha mostrado estéril,
árido e ingrato y en lugar de fruto correspondiente, no ha producido
espinas y ahogos, generación de gitanos o rama de ellos entregados a una
vida vagabunda, todo lugar fijo, aunque lleno de conveniencias les parece
cárcel intolerable y reino de galera insufrible.(1)
En 1768 se produjo la expulsión de los jesuitas de las colonias
españolas, con lo cual se dejó el campo libre para la formación de grandes
(1) Gumilla, José. El Orinoco Ilustrado. Bogotá: Edicio-ABCr 1955. Página 337.
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latifundios en manos de particulares y la entrada de colonos, desplazando
al indígena cada vez más hacia el interior del Llano. Durante esta época la
aculturación guahiba no era todavía notoria ya que el problema de tierras
no era crítico; además, muchos grupos guahibas no habían entrado aún en
contacto con los blancos debido a la extensión del Llano.
Con la Independencia el régimen de tenencia de tierras no cambió,
sino que siguió imperando el gran latifundio ganadero. Durante esta época
ya se empezaron a generalizar las matanzas de indios, con el fin de quitar
obstáculos para la apropiación de tierras; dicha práctica es todavía
frecuente en muchas partes del Llano.
Hasta ese momento la economía llanera tenía sus centros en la
actual Venezuela, pero desde principios del siglo XIX se empiezan a
fundar varios pueblos que servirían como centros comerciales; además, se
empezaron a formar caminos a través de la cordillera para sacar la
producción.
Hasta el siglo XIX, pues, los guahibos no habían comenzado a
sentir los resultados de los contactos con los blancos y seguían guardando
la mayoría de sus características. Cronistas como Fabo dan razón de
ello:’’...,la evangelización de los indios de Casanare es predicar en el
desierto’’.(2)
(2) Fabo, Pedro. Idioma y Etnografía de la región oriental de Colombia. Barcelona: Editorial José Benet, 1911. Página 42.
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A causa de las facilidades proporcionadas por las nuevas vías de
comunicación y la presión sobre las tierras de la cordillera colombiana,
sobrevino un incremento de la colonización, que rodujo una brusca
sedentarización de varias tribus guahibas, con sus consecuentes
problemas, pues el indígena no se encontraba en condiciones para
asimilar este brusco cambio. Desde entonces el guahibo no puede
desplazarse por el Llano como lo venía haciendo durante siglos, porque
las tierras que cruza ya tienen dueño. Asimismo, el indio se vio reducido a
una porción de tierra mínima, en relación con los latifundios de los
terratenientes, la cual no satisface sus necesidades básicas y determina
que muchos grupos se hayan visto obligados a disolverse o a emigrar más
hacia el interior del Llano. Por otra parte, se crearon para el indígena una
serie de necesidades a través del contacto con la sociedad de consumo,
las cuales difícilmente pueden ser satisfechas.
Muchos indígenas fueron utilizados como mano de obra; sobre todo
en ciertos trabajos duros para el blanco, como era la tumba de monte, el
oficio de bogas del río o "correos", etc. Esto diezmó mucho la población
indígena de la región. A partir de principios del siglo XX se puede
reconstruir la historia particular de la comunidad guahiba de Corocito.
B. Proceso de la comunidad de Corocito
Esta reconstrucción fue hecha sobre la base de lo que informaron
los hombres más viejos de la comunidad guahiba de Corocito.
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La cuestión de la sedentarización se dio ante la imposibilidad de
movimiento en el Llano; hay que tener en cuenta que otros grupos
indígenas, como betoyes, achaguas, sálivas y otros, fueron absorbidos por
los guahibos, ya que como sedentarios se encontraban en un estado de
desintegración total. De esta manera el guahibo empezó a adoptar una
serie de costumbres que facilitaron el desarrollo de su nueva forma de
vida. El cambio y la adaptación a esa nueva forma de vida se dieron en
forma rápida y, a pesar de que le causaron muchos traumas, el indígena
se acomodó muy bien a su nuevo estilo de vida, pues mantuvo en forma
constante su estrecha relación con el medio ambiente, del que seguía
dependiendo directamente.
Como se verá con mayor detalle en el siguiente capítulo, en la
comunidad predomina una familia, posiblemente como rezago de la
agrupación en familia extensa. La comunidad es originaria del río Yucao, al
occidente de Puerto Gaitán. Hace 80 años se encontraban a unos 10
kilómetros de la desembocadura del Yucao en el Meta. El suelo de la
región del río Yucao se caracteriza por ser aluvial húmedo, por lo cual
predominaba la fauna y la vegetación exuberante, además de ser terrenos
muy apropiados para el cultivo.
Otro asentamiento importante estaba localizado al occidente del
Yucao, en la desembocadura del caño Nare en el Metica. En el actual sitio
que ocupa la comunidad se encontraba un pequeño grupo de familias
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guahiba. Prueba de estos asentamientos son los grandes mangales y las
ceibas que los indios sembraron.
El contacto que tenían con los blancos era mínimo hasta que
empezó la colonización. Allí los indígenas sólo sembraban yuca y
aprovechaban el monte para obtener moriche y carne. Había cierta
movilidad, sobre todo entre los jóvenes que salían a recorrer el Llano, pues
los blancos que pasaban los contrataban como baquianos y ’’correos’’.
Muchos de ellos también viajaban a los lugares en que habitaban los
parientes de la madre para buscar suerte o salían a conseguir mujer. El
contacto con los demás grupos guahibos se seguía dando al nivel de
intercambio de mujeres. La mayoría de los jóvenes que salían, volvían al
cabo de los años para instalarse definitivamente. Esta movilidad también
se puede interpretar como un rezago del nomadismo y muchas veces
resultó perjudicial, ya que la comunidad no lograba tomar fuerza en su
estructura social. Los indígenas que salían generalmente tenían contacto
estrecho con los blancos; eran explotados y además les creaban una serie
de necesidades, como ropa, comida diferente, etc., que no podían
satisfacer dentro de la comunidad. Fuera de esto, la relación del indígena
con el blanco era de sumisión e inferioridad, cosa que cerró la perspectiva
de lucha por sus tierras y los llevó a desplazarse a regiones más
apartadas.
Así pues, empezó el proceso de desintegración para los grupos
grandes y la extinción para los pequeños que se encontraban en el actual
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Corocito. Muchos de los indígenas de los grupos extinguidos fueron
absorbidos por los más grandes. Actualmente hay en la comunidad cuatro
hombres que provienen del Nare. De esta manera se fue dando la
desintegración de los grupos indígenas, en forma proporcional a la
colonización, pues la explotación y la persecución era cada vez mayor.
El asentamiento del Nare fue disuelto a medida que entraron los
colonos. El grupo del río Yucao se vio desplazado hasta su actual
asentamiento alrededor de la década del 20 del siglo XX, debido a la
presión que los colonos ejercieron, pues esas tierras son las mejores de la
zona. Sin embargo, a pesar de los enfrentamientos entre colonos e
indígenas, los primeros aprovechaban la mano de obra de estos, la cual
era explotada al máximo, pues al indígena se le retribuía en especie que
nunca compensaba la más mínima parte.
No se conocen datos acerca de las actividades misioneras, pero por
lo que se pudo comprobar parece que no era muy activa, aunque los
indígenas ya conocían la religión católica.
Una vez ubicada en el nuevo sitio la comunidad logró mantenerse y
en poco tiempo se vio rodeada de grandes latifundios que fueron
invadiendo sus tierras, por lo que se vieron despojados de ellas. Sin
embargo, los indígenas las siguieron ocupando; hubo muchos
enfrentamientos con los nuevos dueños, pero se fueron enfriando poco a
poco, hasta que los terratenientes permitieron que la comunidad se
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quedara allí. Sobre el aspecto de cómo lograron los indígenas ser
desplazados hay varios puntos que anotar. El primero es el relacionado
con la tierra. Los indígenas prácticamente aprovechaban sólo la parte de
monte, mientras que los terratenientes sólo se interesaban por la sabana
para sus ganados. No obstante, se daba y se da el caso de que el ganado
entra a los ’’conucos’’ o sitios de siembra del indígena y los daña. El
segundo punto sería la ocupación rápida que se produjo en la zona por
parte de los colonos, que impidió el desplazamiento de los indígenas hacia
el interior del Llano, pues se vieron rápidamente rodeados. Otro punto
sería la densidad de la población, la cual era relativamente alta y que no
permitió su exterminio físico, como ocurrió en muchos otros lugares.
Finalmente, la mano de obra era muy escasa, lo cual fue resuelto con la
comunidad, que proporcionaba buenos peones con salarios bajos. El
indígena no tuvo más remedio que vender su fuerza de trabajo pues era la
única forma de conseguir productos que no elaboraba, como telas,
herramientas, etc.. Frente a las nuevas necesidades empezaron a surgir
intermediarios. Las deudas adquiridas con latifundistas e intermediarios
determinaron muchas veces el trabajo del indígena en los latifundios.
Esta situación, aunque logró mantener la comunidad, fue debilitando
su estructura. Muchos indios salieron del grupo para convertirse en
"blancos"; los intereses dejaron de ser del grupo para volverse
individuales, lo cual generó fuertes contradicciones entre los miembros de
la comunidad.
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Durante el período de la violencia la comunidad fue muy afectada.
Este proceso tuvo en el Llano una forma muy particular, puesto que el
enfrentamiento de grupos se dio entre el ejército conservador y los llaneros
liberales. La represión fue montada a través de una infraestructura muy
tecnificada que obligó a los llaneros a organizarse en una forma muy
peculiar ya que no tenían medios técnicos para hacer frente a lo que se
avecinaba. La organización que logró bloquear al ejército fue la de
guerrillas, que se encontraban diseminadas por todo el Llano y
comunicadas entre sí, lo cual permitió reunir un contingente bastante
grande para luchar. Además, se dieron las bases ideológicas para una
estructuración político-jurídica que más tarde se conoció como la "ley del
Llano". Por este motivo el ejército se mantuvo aislado en Apiay por un
buen tiempo. Pero poco a poco logró controlar parcialmente la situación
hasta un punto llamado Las Delicias, situado en la desembocadura del río
Manacacías en el Meta (ver mapa 1) donde montó un puesto militar, para
unos 500 soldados, con muy buena infraestructura, pues contaba con una
pista de aterrizaje, buenos equipos de radio, trincheras para contener los
ataques, etc.. La comunicación era únicamente aérea, ya que por tierra
eran frecuentes las emboscadas. Este punto constituyó un frente
estratégico para el control de la zona, motivo por el cual eran frecuentes
los enfrentamientos armados. Fuera de todo esto, el Llano se vio azotado
por los bombardeos sistemáticos a viviendas, cultivos, ganado, etc.
Para el indígena, la violencia fue un trauma muy grande, ya que él
siempre se había mantenido aislado de la política. Cuando empezó, el
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indígena no entendía lo que pasaba; generalmente el ejército lo trataba
como a un llanero más, persiguiéndolo, destruyendo sus cultivos. El
indígena no podía defenderse, ya que no tenía los medios para ello, y
constituyó un blanco fácil para la represión. Ante esta situación el indio no
tuvo más remedio que emigrar a donde no hubiera ‘’guerra’’. La gente de la
comunidad de Corocito por ser aledaña a las Delicias fue posiblemente la
más afectada por este proceso, pues no les quedó otro recurso que
abandonar sus tierras. Unos emigraron hacia Venezuela, donde se
estuvieron hasta que terminó la violencia; la mayoría se desplazó hacia el
Vichada y también regresó después de la pacificación; otros se dirigieron
hacia el Vaupés, donde consiguieron trabajo en las plantaciones de
caucho, de ellos muy pocos regresaron. Sólo una familia se quedó en la
comunidad durante la violencia.
La participación del indígena en la violencia fue mínima, aunque se
dieron algunas excepciones, en las cuales los indios servían de baquianos
y ’’correos’’ y uno hasta llegó a ser gran líder: Guadalupe Salcedo, hijo de
india sáliva y padre blanco desconocido.
El material existente sobre la violencia en los Llanos es suficiente
como para realizar varios estudios, los cuales ayudarían a entender
muchos de los procesos sociales posteriores en esta zona, incluyendo a
los indígenas.
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Después de la pacificación, los indígenas empezaron a regresar,
encontrando más reducido su territorio por la acción de los terratenientes.
Fuera de esto, se encontraban más desunidos que nunca y el proceso de
desintegración de la comunidad se había acelerado. Son muchas las
causas del regreso de los indígenas a la comunidad; entre las más
generales se pueden anotar la persecución sufrida en otros sitios a causa
de los colonos, el rechazo de otras comunidades guahibas por la falta de
tierra, la voraz explotación en las plantaciones de caucho. Lo único que los
mantenía unidos fue el rechazo de los blancos hacia ellos, la falta de
tierras y la posibilidad de conseguirla en el sitio donde siempre habían
estado, algunos lazos de parentesco, el idioma, ciertas costumbres y sobre
todo, su condición de desposeídos y explotados sin preparación y medios
para hacer frente a una sociedad invasora y explotadora.
Desde que empezó la explotación cauchera en el sur de Colombia,
por la región pasaban de vez en cuando los "enganchadores", encargados
de conseguir mano de obra barata para extraer el látex, pues era muy
escasa en la selva. Esta constituyó una forma más de explotación, ya que
el indígena era puesto a trabajar más de doce horas diarias y se le
retribuía a duras penas con la alimentación. De los muchos indígenas que
fueron engañados, muy pocos lograron regresar. En 1976 hacía siete años
que había pasado el último enganchador, quien logró convencer a cuatro
indios, que luego regresaron contando sus malas experiencias. Los
indígenas ya no se van, porque saben el tipo de explotación que les
espera.
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En la década de los 70 del siglo XX, lo que se encontró fue una
comunidad desintegrada, pronta a desaparecer, a causa de un proceso
iniciado en la época de la conquista española.
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CAPÍTULO IV
ASPECTOS GENERALES DE LA COMUNIDAD DE COROCITO
En este capítulo se describirán varios aspectos generales de la
cultura guahiba de la comunidad de Corocito. Para ello se ha dividido el
capítulo en cinco partes: demografía, organización social, economía,
cultura material, ritos y religión.
A. Demografía
La comunidad de Corocito está constituida por 25 familias. La
población alcanza un total de 113 personas: 58 de sexo masculino y 55
femenino (ver cuadro 1).
Femenino Masculino
Sexo
0
10
20
30
40
50
60
Por
cent
aje
52.29%47.71%
Cuadro 1: Porcentaje de la población por sexo
El 70.8% de la población de la comunidad es económicamente
productivo, teniendo en cuenta que a partir los 10 años, más o menos, los
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niños ayudan a los padres en una forma activa. En cuanto a las edades, se
puede decir que casi el 80% de la población está entre 0 – 25 años (ver
cuadro 2).
1 3 5 7 10 12 14 16 19 22 24 26 30 33 35 37 40 43 45 47 50 55 58 72 85
Edad
0
2
4
6
8
10
Frec
uenc
ia
Frecuencia por edad
Cuadro 2: El nivel de la población por edad
En la pirámide de población se puede observar lo que se anotó
respecto a la salida de los hombres jóvenes, ya que actualmente hay
muchos fuera de la comunidad. El índice de analfabetismo es bastante
alto, a pesar de eso, el 34.4% de la comunidad sabe leer y escribir (ver
cuadro 3). Este porcentaje está repartido en el 39.6% de los hombres y en
el 29% de las mujeres.
27
Sin educacion Con educacion
Educacion
0
10
20
30
40
50
60
70
Frec
uenc
ia
Niveles de educacion
Cuadro 3: Educación
La alfabetización se ha realizado principalmente a través de una
escuela construida por el ICCE (Instituto Colombiano de Construcciones
escolares). Es de anotar que este tipo de educación de poco le sirve al
indígena, ya que no lo prepara para su realidad cotidiana; además, el
personal encargado de enseñar carece de una preparación especial y no
sigue ningún tipo de programa estructurado con una finalidad específica.
La salud de los indígenas es muy precaria, ya que por el bajo nivel
alimenticio son atacados constantemente por parásitos, enfermedades
bronquiales, intestinales, cutáneas, etc. Es de anotar que no reciben
atención médica de ningún tipo. La alimentación se basa en el mañoco y el
cazabe, complementados con la carne.
La comunidad de Corocito guarda un constante contacto con un
asentamiento guahibo en Palonegro, al oeste del lugar (ver mapa 1) y con
otro situado cerca de Casuna, al este.
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B. Organización política y social
La unidad básica de la comunidad es la familia nuclear, compuesta
por padre, madre e hijos. La descendencia se caracteriza por ser
patrilineal. Sin embargo, en caso de divorcio, que existe, ya que cuando la
pareja no se entiende se separa de común acuerdo, la mujer se lleva a los
hijos y los mantiene. En caso de que vuelva a casarse, el nuevo padre
adopta y vela por los hijos de su mujer. En la comunidad predomina una
familia extensa que proviene del Yucao, la cual no ejerce ningún tipo de
influencia en cuanto al poder, por lo que prácticamente toda la comunidad
se ve libre de este tipo de presiones. Casi todos los miembros guardan
algún lazo de parentesco. Como ya se mencionó, puede ser un rezago de
la antigua agrupación en familias extensas, las bandas, pero también se
puede interpretar como el desarrollo de una familia nuclear, cuya
descendencia no pudo diseminarse a causa de las condiciones existentes.
No existe regla fija para el matrimonio, el hombre se puede casar
con cualquier mujer, siempre y cuando ésta no sea su hermana o madre,
pero por cuestiones de gusto casi siempre salen a buscarla en otras
comunidades, sobre todo del lado de Planas. Durante el matrimonio hay
una época inicial llamada "amañe", que consiste en que el hombre vive
con la mujer alrededor de un año hasta que queda embarazada. Esto se
hace con el fin de ver si la mujer puede procrear hijos o no; en caso
negativo es repudiada. La causa de la esterilidad generalmente es
atribuida a hechizos llamados “rezos” y es vista como signo de muy mala
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suerte. La unión puede ser legalizada después del amañe mediante el
casamiento católico o una ceremonia existente para el caso. Si la mujer ha
tenido hijos anteriores no necesita el periodo de "noviazgo" o "amañe". En
la comunidad no son frecuentes los casos de legalización de matrimonios.
En cuanto a la nomenclatura de parentesco se da la misma que en la
sociedad occidental, con su equivalente en guahibo. Esto puede haber
surgido del proceso iniciado a través de los primeros contactos con los
blancos en el siglo XIX.
El mestizaje existe, pero casi siempre con padre desconocido, por lo
cual el niño vive con la madre. Así pues, se cría como indio y no como
blanco. No es repudiado y por lo general la madre se casa con un indígena
que lo adopta.
La división del trabajo se realiza por sexos. El hombre se dedica a la
caza, pesca, recolección y cultivo. La mujer hace los trabajos domésticos
como cocinar, coser ropa, limpiar la casa, preparar el cazabe y recolectar
la yuca amarga. Los hijos ayudan a sus padres desde los 10 años, edad
en la que entran en un proceso de integración activa y adiestramiento,
pues los padres empiezan a darles a conocer el medio y la forma de
explotarlo adecuadamente (ver foto 2).
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Foto 2: El proceso de integración social, el pelado de la yuca
La explotación de las parcelas se da sólo al nivel de familia nuclear,
ya que cada una de ellas explota un pedazo de tierra obteniendo un
producto del que dispone el que ha trabajado y su familia. Sin embargo,
también se da un tipo de trabajo comunal parecido a la minga, que
consiste en que un indígena cita a un grupo de hombres a su casa por la
mañana, les ofrece un desayuno a base de "yucuta", preparada con
mañoco y agua, y caldo con carne; después se van a trabajar en la parcela
del indígena que ha invitado y al final del trabajo los vuelve a llevar a su
casa para darles otra comida; el indio que hizo la invitación queda obligado
con todos los hombres que trabajaron en su parcela a prestar el mismo
servicio cuando ellos lo citen. Este tipo de trabajo comunal recibe el
nombre de "Unumá" y no se efectúa con mucha frecuencia debido al
individualismo reinante. Asimismo, se dan trabajos comunales para el
arreglo de caminos, puentes, etc.
Una de las cosas que todavía se sigue dando y que ha facilitado
mucho la explotación del indio es la obtención de lo estrictamente
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necesario para el consumo y en el momento que hay un excedente, es
repartido entre la comunidad o consumido en licor.
En cuanto al poder político, se observa que en la comunidad no hay
una cabeza dirigente. El capitán, que es más decorativo que líder, puesto
que no tiene una función específica y su labor se reduce a ser
representante ante las autoridades en general, tiene mucha gente que está
en desacuerdo con su nombramiento, por cuestiones personales.
C. Economía
Respecto a la tenencia de tierra, no existe la propiedad privada,
pero el individuo puede disponer de las mejoras y de los productos que
obtenga. El tamaño del terreno poseído varía mucho, aunque
generalmente es de entre 3 a 5 hectáreas. La posesión se mide
basándose en lo que cada hombre esté en capacidad de explotar. A veces
se presentan enfrentamientos entre los mismos indios por algún pedazo de
tierra, que se solucionan de común acuerdo.
Para la siembra de la yuca amarga, que es preferida porque la
atacan menos las plagas, se utiliza un sitio permanente de unas 2
hectáreas durante unos tres años, hasta que la tierra se agota. La yuca no
se obtiene por cosechas, sino que se va recogiendo la necesaria para el
consumo. La mujer va a recoger la yuca al ‘’conuco’’, es decir al sitio de la
yuca, más o menos tres veces por semana. A medida que se saca, el
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hombre va a sembrar otra vez; cuando la yuca comienza a salir delgada,
se prepara el nuevo sitio del conuco.
Los indígenas también siembran arroz secano y maíz, pero sólo
para la venta. Para esto se destinan unas dos hectáreas. Generalmente se
cultiva o maíz o arroz y rara vez se da el caso de que se siembren los dos
a la vez. Para la cosecha de los productos mencionados, el guahibo tiene
dividido el año en dos partes: "travesía" y "año grande". La travesía abarca
desde agosto hasta diciembre y se caracteriza por la preparación de la
tierra para su cultivo. El indígena siembra principalmente maíz, ya que es
mucho más rentable que el arroz, que por lo general no es de buena
calidad y, además, es bastante difícil de vender, puesto que un poco más
al norte hay una zona arrocera en Puerto López. La preparación del
terreno empieza a finales de agosto, cuando el río empieza a bajar de nivel
y disminuye la lluvia.
A medida que baja el río, en las zonas inundadas empiezan a
sobresalir unas islitas o bancos muy aptos para el cultivo, pues han
acumulado sedimentos orgánicos y la tierra se mantiene húmeda. Una vez
escogido el banco, empieza la "socola'', que consiste en tumbar todo el
rastrojo. Después se pasa a la siembra, en la cual se utiliza un barretón
pequeño con el que se hacen los huecos, separados unos 30 centímetros
unos de otros; en cada hueco se echan 5 granos de maíz, de los que sólo
logran germinar dos o tres plantas. Luego de haber sembrado se pasa a la
"tumba" que consiste, como su nombre lo indica, en la tumba de los
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árboles grandes. Todo ese material orgánico se descompone y ayuda a
que el cultivo prospere; el maíz crece en 4 meses y a los 5 está pronto
para ser cogido, o sea en el período de los meses secos de diciembre y
enero. Los cultivos son atacados por una serie de plagas, como gusanos,
micos, loros, enfermedades, etc., contra los que el indígena debe estar
prevenido. Después viene la recolección. Así se entra al año grande, que
va desde enero hasta julio. Durante este período, en la tierra donde se
había sembrado para la cosecha de travesía, la cual se encuentra ahora
seca por el verano, se prende fuego a todo el rastrojo. Cuando comienzan
las primeras lluvias en marzo siembran el maíz, que es recogido luego en
julio. Este tipo de cultivo tiene muchos riesgos, ya que en travesía el
exceso de humedad pudre las semillas o puede ocurrir una inundación
imprevista, etc. En “año grande” molestan mucho las plagas y como
empieza invierno hay peligro de crecientes, exceso de humedad, etc. El
período más productivo es “año grande”. Las semillas se compran, porque
no se puede almacenar, ya que es muy fácil que contraigan plagas, como
el gorgojo. Después de travesía y año grande esa tierra no puede ser
utilizada hasta 8 años después, puesto que queda totalmente agotada.
Esta forma de cultivo es muy destructiva y poco rentable.
Otro renglón importante dentro de la economía de la comunidad es
la caza, la pesca y la recolección. Para la caza el arma básica es el arco y
la flecha, con la que cogen todo tipo de animales. La caza individual es
poco provechosa, por lo cual se reúnen tres o cuatro hombres y se dividen
el trabajo: unos corren el animal hasta cansarlo, luego se lo dirige hasta
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donde está el resto de cazadores, quienes le dan muerte. Las carnes de
mayor consumo son las de venado, chigüiro, lapa, cachirre, armadillo,
mico, etc. Cuando se caza en abundancia, el excedente se reparte entre la
comunidad (ver fotos 3 y 4). La pesca se lleva a cabo en rebalses con
anzuelo y arpón. Conocen el barbasco, pero casi no lo utilizan. En cuanto
a la recolección, el moriche sigue siendo importante por los frutos, que
proporcionan la fibra utilizada en cordelería, y por las hojas, usadas para
techar las casas. También recogen muchos tipos de bayas, gusanos,
hormigas etc.
Foto 3: El producto de la caza
Con los blancos comercian sus cosechas; últimamente también
venden cazabe y mañoco, el cual se está consumiendo entre los blancos.
La producción artesanal es muy escasa, ya que los precios de compra son
muy malos y no compensan el trabajo. Las relaciones comerciales se dan
principalmente con los intermediarios de Puerto Gaitán, quienes compran
barato y venden caro. Por ejemplo, el intermediario les proporciona las
semillas de maíz a precios altísimos y la cosecha es comprada a precios
bajísimos. Además, se produce el endeudamiento, durante el cual el
indígena va pidiendo cosas que necesita, mientras recoge lo cultivado.
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Después de la cosecha el indígena lleva el producto al intermediario, quien
lo compra descontando la deuda y le vende lo que necesita; si llega a
sobrar algo de dinero, es muy común que el intermediario proporcione al
indígena licor hasta endeudarlo de nuevo, por lo que se repite la cadena.
Foto 4: La repartición del excedente
D. Cultura material
Dentro de la cultura material se halla en primer lugar la vivienda, en
cuya elaboración no existe un patrón arquitectónico único, pues hay
infinidad de variaciones en cuanto a la altura, el tamaño, la orientación,
etc. La arquitectura de Corocito se puede ver en las fotos 5 y 6.
Foto 5: Algunas viviendas
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La forma más generalizada es la casa de techo a cuatro aguas, de 9
metros de largo, en que se distribuyen 3 postes, por 4 metros de ancho. El
techo se cubre con palma de moriche o un palmiche alargado, el cual se
entreteje. Entre los troncos que soportan el techo se acomodan unos
esteros de corteza de árbol, que sirven de zarzo para guardar las cosas y
el alimento. Las paredes por lo general se recubren con guadua o esteros
de corteza de árbol, llamados chuapos en guahibo. A veces sólo se cubre
la mitad de la pared, otras veces toda y se divide el interior en dos cuartos.
Foto 6: Aspecto general de la comunidad
La vivienda está destinada sólo para descansar y dormir. La cocina
o fogón está fuera de la casa; con el tiempo se construye un cobertizo para
la cocina. En ninguna casa falta el fogón del budar para la elaboración del
cazabe (ver foto 7).
Foto 7: El fogón de la vivienda
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El vestuario que utilizan consiste de confecciones manufacturadas;
generalmente cada individuo no tiene más de dos mudas de ropa. Las
mujeres a veces cosen y se hacen sus vestidos. EI calzado es muy poco
frecuente.
Las herramientas de trabajo son todas manufacturadas
industrialmente y consisten en hachas, machetes, martillos, puntillas,
barretones, etc. Una excepción es el arco y las flechas, que son hechos a
mano. Para la confección del arco utilizan un tipo de chonta obtenida del
tronco de una palma que puede ser moriche. Se sigue un proceso de
secado y pulimento especial que le van dando la tensión necesaria. La
cuerda del arco es hecha de fibra de moriche. Para las flechas utilizan
unas cañitas llamadas veradas, las cuales son largas y huecas. También
su hechura tiene un proceso especial de secado al fuego para conservar
su rectitud. La punta es hecha generalmente de un pedazo de alambre de
acero retorcido o de lata, que se martilla en frío hasta dar la forma
deseada, de acuerdo al uso que se le vaya a dar, ya sea de arpón,
lanceta, etc. Al otro extremo se le acomodan unas plumas para
balancearla (ver foto 8).
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Foto 8: La hechura de una punta de flecha
El indígena construye canoas y canaletes para la pesca; estos
objetos a veces se comercian. El trabajo en cordelería y cestería es muy
variado, pues hacen chinchorros, redes para pesca, mochilas y sombreros,
pero es poco frecuente y sólo para el uso personal.
La base la dieta alimenticia, como ya se mencionó, es el cazabe y el
mañoco, que son obtenidos de la yuca brava mediante el siguiente
proceso que se puede visualizar en las fotografías 2, 9, 10 y . La yuca
amarga tiene un alto porcentaje de ácido cianhídrico (CHN) que consumido
en este estado puede causar la muerte; para sacar el veneno y aprovechar
la yuca se sigue todo un proceso, común a toda la Amazonía y Orinoquía.
Inicialmente se pela la yuca, después se raya y se deja reposar uno o dos
días, para luego pasarla por un artefacto llamado sebucán (ver fotos 9 y
10), el cual la exprime sacándole todo el CHN.
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Foto 9: El rayado de la yuca
Foto 10: El proceso con el sebucán (exprimidor)
La ralladura ya seca se pasa luego por un pilón, después se cierne y
queda una harina lista para su cocción. La preparación consiste en regar
un poco de harina sobre el budar (un sartén cerámico) caliente, la cual se
compacta quedando una gran torta de cazabe (ver foto 11).
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Foto 11: La cernida de la harina. Al fondo se puede ver el budar listo
Si la harina se revuelve quedan unos gránulos tostados; esto recibe
el nombre de mañoco. El cazabe sirve para acompañar la carne y el caldo
cuando los hay. Si se le agrega agua al mañoco se prepara una bebida
llamada yucuta, la cual sacia el hambre y en exceso es dañosa. El CNH de
la yuca es aprovechado, pues a altas temperaturas pierde su poder tóxico;
se mezcla con la carne en forma de sopa y recibe el nombre de yare.
E. Ritos y religión
Este es uno de los aspectos más difíciles de investigar en una
comunidad, ya que a través de él se comprende realmente la visión del
mundo que tiene esa comunidad. Para ello es necesario conocer la lengua,
por eso los datos descriptos a continuación fueron tomados sin mucha
confrontación.
Las creencias religiosas parecen ser una síntesis de lo dejado por
los misioneros y lo guahibo propiamente dicho. En los ritos es frecuente el
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uso de dos estimulantes: el yopo, obtenido de la semilla de un árbol, el
cual se ingiere aspirándolo, y el kapi, sacado de la corteza de un bejuco,
que se ingiere masticándolo. Bajo los efectos de estos estimulantes, el
indígena dice que ve a dios. Todavía se conservan varios rituales, como la
iniciación de las niñas* (ver foto 12 y 13), descrita en parte por Reichel; el
baile de Cacho de Venado; el xalékuma, un ritual para los entierros y el
matrimonio. Asimismo, son muy frecuente los rezos (ver foto 14), o ritos de
magia, para sacar males.
Foto 12: Iniciación de las niñas (los que rezan)
Foto 13: Parte de los instrumentos utilizados en el rezo
Lo expuesto anteriormente sólo es una mínima parte del aspecto
cultural de la comunidad guahiba, que podría enriquecerse más * Este proceso de iniciación tiene que ver con el comienzo de la mestruación de las niñas que marca el paso de niña – mujer.
42
investigando el grupo guahibo en general, mediante nuevos trabajos de
campo.
Foto 14: Un rezo con carrizo
43
CAPÍTULO V
LAS RELACIONES INTERÉTNICAS Y EL CAMBIO CULTURAL EN LA
COMUNIDAD DE COROCITO
A continuación se esbozarán algunos aspectos de las relaciones
interétnicas en la actualidad, aunque a través de lo expuesto anteriormente
ya se han dado algunos elementos que ayudan a entender el problema
que se va a abordar.
A. Las relaciones interétnicas
La relación más estrecha y frecuente de la comunidad hacia afuera
se da con los intermediarios, quienes a la larga son los que más explotan a
los indios, ya que se apropian de todo el excedente producido por la
comunidad. El mecanismo que utilizan es el endeudamiento permanente,
descrito en la parte económica del capítulo anterior.
Segundo en orden de intensidad y también muy frecuente es el
contacto con los colonos, ya que muchos de ellos se encuentran
actualmente invadiendo las tierras guahibas, a través de las riveras del
Meta. Esto ha causado últimamente una serie de enfrentamientos, ya que
el indígena se ha visto obligado a protestar en defensa de sus derechos.
Sin embargo, el colono tiene más elementos culturales que le ayudan a
ganar la contienda. Hay que tener en cuenta que el colono es un
desposeído más, que ha llegado en busca un porvenir mejor, puesto que
44
muchos de ellos han sido desalojados a causa de la presión de los
grandes latifundios y la tenencia precaria de la tierra o minifundios.
En el tercer nivel de la escala de contactos de la comunidad se
encuentran los terratenientes. Actualmente los que rodean a la comunidad
son dos, con los cuales hay mucha tensión, ya que se encuentran litigando
con el INCORA (Instituto Colombiano de la Reforma Agraria) en su intento
de frenar la creación de una reserva indígena. Los roces provienen
principalmente de la utilización de tierras por parte de los indígenas, las
cuales el ganadero considera que le pertenecen. Sin embargo, hay una
tendencia hacia la utilización de mano de obra indígena por parte de todos
los ganaderos, ya que en los últimos años la gente que se ocupaba como
jornaleros de las fincas abandonó ese oficio para pasarse al de pescador o
"sardinero"; es decir, pescadores de peces ornamentales, que ha pasado a
ser una actividad muy rentable en la región y que, por lo tanto, ha
canalizado mucha mano de obra. Estos pececitos son llevados a Bogotá,
desde donde se exportan. A pesar de la gran escasez de mano de obra,
los salarios se mantuvieron precarios, por lo que se ha recurrido al
indígena, que trabajar de sol a sol por un sueldo mínimo. Una forma muy
frecuente de explotación son los contratos, con los cuales se sujeta al
indio a un costo bajo y por largo tiempo.
Después se encuentra la Iglesia a través de su representante, el
párroco, que ha tratado de situarse por fuera, como eludiendo o
marginándose de cualquier compromiso y por ende de cualquier
responsabilidad. La actitud de la Iglesia ha sido siempre paternalista.
45
Nunca ha tratado de facilitar elementos para que el indígena pueda
defenderse de los atropellos que a diario se cometen contra él. De
momento, todo se reduce a llevar de vez en cuando una monja, que no es
médica, a que dé medicinas; a repartir con relativa frecuencia leche en
polvo y queso fundido y a servir de paño de lágrimas de los indígenas. Sin
embargo, hay que reconocer que el párroco no ha intentado, en ningún
momento, imponer la religión católica. La actitud adoptada por él ha
llevado ha cierto condicionamiento de los indígenas porque,
contrariamente a lo que se podría pensar, el indígena es muy materialista.
Por lo que una forma de minar su estructura ha sido comprometerlo con
cosas materiales, como leche, medicinas, harina, etc. Este
condicionamiento ha hecho que los indígenas pidan bautizos y primeras
comuniones; es aquí donde entra el sacerdote a imponer sus condiciones,
pues como ellos son los que piden las comuniones y los bautizos,
entonces se les obliga a escuchar una serie de charlas y audiovisuales,
con el pretexto de que "ellos deben saber lo que hacen y por qué lo
hacen", respecto a la religión, dogmas de fe, Biblia, etc. De esta manera la
Iglesia entra como un factor más dentro del proceso de desintegración de
la comunidad.
Finalmente, se encuentran las instituciones oficiales, que rara vez
aparecen y cuando lo hacen adoptan una actitud paternalista inactiva de
puras promesas, o se convierten, por el contrario, en un instrumento de
persecución del indígena, como el caso denunciado por un funcionario de
Asuntos indígenas, en el cual la justicia ordinaria mantenía presos a varios
46
indios sin tener motivos claros para ello, sino falsas imputaciones. El
INCORA, Instituto Colombiano de la Reforma Agraria, que inicialmente era
la esperanza de los indígenas, se ha convertido en un propagador de
buenas promesas. La Caja Agraria ha financiado, en algunos casos, a
indígenas, pero con un interés meramente comercial y sin ningún tipo de
programa o asistencia técnica. La oficina de Asuntos Indígenas del
Ministerio de Gobierno, por ser una dependencia de carácter oficial, no
puede defender al indígena, ya que eso es interpretado como hacer
política, cosa que prohíbe la constitución; por lo que se ha convertido en
un enclave burocrático más. La educación proporcionada por el gobierno
enseña al indígena a leer, pero lo enseñado no le sirve para enfrentarse a
su realidad. Por otra parte, no existen programas mínimos y personal
adecuado para tal fin.
B. El cambio cultural
Prácticamente, todo se ha dicho a través del trabajo, ya que se ha
mostrado el proceso por el cual el indígena empieza a dejar de serlo, o sea
el proceso mediante el cual empieza a "integrarse" en la sociedad mayor.
Todo actúa como un gran engranaje complejo, que en un momento
dado se comporta como una unidad; por eso es difícil desmenuzar las
pautas de cambio cultural y hacer una lista esquemática de ellas. No
obstante, se puede decir que las pautas de aculturación se dan a través de
las relaciones interétnicas de explotación, sumisión e inferioridad, que
sitúan al indio en un plano tan desventajoso que entran a nuestra sociedad
47
por la escala social más baja. En resumen, el cambio cultural se produce
en forma agresiva y violenta, por lo que mata física y espiritualmente al
indio y su cultura. De esta manera, el proceso de cambio cultural se
convierte en etnocidio, en el que intervienen los intermediarios, los
colonos, los terratenientes, la Iglesia y las instituciones oficiales, como
vehículos de las pautas del cambio cultural.
A pesar de la presentación poco optimista del proceso del cambio
cultural, creemos que es posible modificar la situación y hacerla favorable
para los indígenas, sin afectar los intereses de nadie. No somos partidarios
del indigenismo craso, que aboga por el aislacionismo de los grupos
indígenas, y menos cuando ya se ha iniciado el proceso de desintegración
de las comunidades. El hecho del contacto cultural es innegable. Aunque
sea difícil de entender en nuestra sociedad, hay cosas positivas que
podemos ofrecer. Lo que habría que hacer es reestructurar una serie de
aspectos para que las minorías nacionales, sin caer en el paternalismo
simplista y sin explotarlos, puedan integrarse como tales, respetando su
cultura y dejándola sobresalir como tal. De esta manera se llegaría a una
sociedad mucho más justa y equitativa para todos, pues la cultura
receptora aportaría tanto como la cultura que llega, dejando de ser
destructiva e invasora. Puede que a muchos esto les suene utópico.