¡Con ocho basta!

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24 Cultura|s La Vanguardia Miércoles, 19 junio 2013 PANTALLAS MIKE IBÁÑEZ Este 2013 la temática del serial killing tiene dos momentos memo- rables, implicando ambos un fin. El pasado cinco de mayo fallecía mi admirado Robert K. Ressler, uno de los hombres sabios de la era postindustrial y una de las per- sonas que más a fondo ha penetra- do en la mente del asesino serial. Agente especial del FBI y uno de los primeros profilers, tal como narra en su Whoever Fight Mons- ters (El que lucha con monstruos, Seix Barral, 1995), a mediados de los 70 Ressler acuña el término “se- rial killer”, que sirve para esbozar el monstruo contemporáneo por antonomasia, tanto en la realidad como en la ficción. Y justo en ese terreno se da el otro RIP 2013 pues- to que el próximo septiembre aca- bará la última temporada, la octa- va, de la serie que ha dado una vuel- ta de tuerca a la plasmación de la figura del asesino serial en la fic- ción: Dexter. Y la trama ya llega a la octava temporada muy al límite como para plantear otra tanda. Por eso, con ocho basta. Es duro para Showtime cerrar un producto estrella para el canal. El último capítulo de la séptima temporada (con cliffhanger final tamaño XXL incluido) fue videado por 2,75 millones de espectadores, récord absoluto para un producto Showti- me. Y quizá este éxito haya sido el principal handicap al ir diluyendo tanto la novedad y lo osado de sus inicios como la verosimilitud de la trama. Por decirlo de algún modo, la serie ha sido rehén de su éxito. Pero como podría decir el propio Dexter: vayamos por partes. Pantallas Con Dexter en vías de liquida- ción, es el momento de un plan renove en la jurisdicción del serial killer catódico. Más allá del ridículo Joe Ca- rroll de la serie The Following, la serie Hannibal nos presta un posible candidato en una pre- cuela vital del Hannibal Lecter ya conocido, ese psiquiatra crea- do por Thomas Harris –con ins- piración/asesoramiento de Ro- bert K. Ressler– que además de matar al prójimo, se lo papea, do- tando a la especie humana de un sentido como ganado. Refinado, esteta, atroz, en la serie ejerce como complemento de un profi- ler del FBI atormentado por su don (que es a la vez maldición): empatiza con los asesinos que per- sigue, logra entrar en su mente. La estructura de la serie, ge- neralmente con un serial killer of the week, un asesino por episodio, la somete a cierta rutina. Aun así, la serie es visualmente poderosa y oscura, con unos casos muy grotescos, verdaderos tableaux mou-rants, legando imágenes icónicas (impactante el tótem con restos de serie humanos que abre el capítulo Trou Normand). Este Hannibal es un psycho dandy toporífero (por Topor y su libro La cocina caníbal). Es un decan- tado de serial killer pero no rom- pe los esquemas de la figura como lo pudo hacer Dexter. Así, me permito apostar por un sucesor curioso y más insólito pa- ra protagonizar una serie televisi- va. También emana del mundo li- terario, y se llama John Wayne Cleaver, el prota de la espléndida trilogía creada por Dan Wells que arranca con No soy un serial killer (Planeta, 2012). Novela en un principio para público juvenil, pa- ra YA (Young Adult), nos presen- ta a John, un quinceañero diag- nosticado como sociópata que vi- ve encima de la morgue que re- genta su familia y que tiene un ob- sesivo conocimiento del mundo del asesinato serial y de su star- dom. Como Dexter, él se ha crea- do una serie de normas para po- der convivir con/en la sociedad, a su oscuro pasajero lo llama “el ‘Dexter’ El próximo y esperado final de una de las series más populares invita a hacer una reflexión sobre algunos aspectos tanto del producto como de las posibles servidumbres de ser un éxito televisivo ¡Con ocho basta! Hannibal y otros asesinos rituales El relevo

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Vanguardia

Miércoles,19junio2013

PANTA

LLAS

MIKE IBÁÑEZ

Este 2013 la temática del serialkilling tiene dosmomentos memo-rables, implicando ambos un fin.El pasado cinco de mayo fallecíami admirado Robert K. Ressler,uno de los hombres sabios de laera postindustrial y una de las per-sonas quemás a fondo ha penetra-do en la mente del asesino serial.Agente especial del FBI y uno delos primeros profilers, tal comonarra en su Whoever Fight Mons-ters (El que lucha con monstruos,Seix Barral, 1995), a mediados delos 70Ressler acuña el término “se-rial killer”, que sirve para esbozarel monstruo contemporáneo porantonomasia, tanto en la realidadcomo en la ficción. Y justo en eseterreno seda el otroRIP2013pues-to que el próximo septiembre aca-bará la última temporada, la octa-va, de la serie quehadadounavuel-ta de tuerca a la plasmación de lafigura del asesino serial en la fic-ción: Dexter. Y la trama ya llega ala octava temporada muy al límitecomopara plantear otra tanda. Poreso, con ocho basta. Es duro paraShowtime cerrar un productoestrella para el canal. El últimocapítulo de la séptima temporada(con cliffhanger final tamaño XXLincluido) fue videado por 2,75millones de espectadores, récordabsolutopara unproducto Showti-me. Y quizá este éxito haya sido elprincipal handicap al ir diluyendotanto la novedad y lo osado de susinicios como la verosimilitud de latrama. Por decirlo de algún modo,la serie ha sido rehén de su éxito.Pero como podría decir el propioDexter: vayamos por partes.

Pan

tallas

Con Dexter en vías de liquida-ción, es el momento de un planrenove en la jurisdicción delserial killer catódico.Más allá del ridículo Joe Ca-

rroll de la serieThe Following, laserie Hannibal nos presta unposible candidato en una pre-cuela vital del Hannibal Lecterya conocido, ese psiquiatra crea-do por ThomasHarris –con ins-piración/asesoramiento de Ro-bert K. Ressler– que además de

matar al prójimo, se lo papea, do-tando a la especie humana de unsentido como ganado. Refinado,esteta, atroz, en la serie ejercecomo complemento de un profi-ler del FBI atormentado por sudon (que es a la vez maldición):empatiza con los asesinosqueper-sigue, logra entrar en su mente.La estructura de la serie, ge-

neralmente con un serial killer ofthe week, un asesino por episodio,la somete a cierta rutina. Aun así,

la serie es visualmente poderosa yoscura, con unos casos muygrotescos, verdaderos tableauxmou-rants, legando imágenesicónicas (impactante el tótemconrestos de serie humanos que abreel capítulo Trou Normand). EsteHannibal es un psycho dandytoporífero (por Topor y su libroLa cocina caníbal). Es un decan-tado de serial killer pero no rom-pe los esquemasde la figura comolo pudo hacer Dexter.

Así, me permito apostar por unsucesor curioso ymás insólito pa-ra protagonizar una serie televisi-va. También emana del mundo li-terario, y se llama John WayneCleaver, el prota de la espléndidatrilogía creada porDanWells quearranca conNo soy un serial killer(Planeta, 2012). Novela en unprincipiopara público juvenil, pa-ra YA (Young Adult), nos presen-ta a John, un quinceañero diag-nosticado como sociópata que vi-ve encima de la morgue que re-genta su familia y que tieneun ob-sesivo conocimiento del mundodel asesinato serial y de su star-dom. Como Dexter, él se ha crea-do una serie de normas para po-der convivir con/en la sociedad, asu oscuro pasajero lo llama “el

‘Dexter’ El próximoyesperado final deunade las seriesmáspopulares invita ahaceruna reflexión sobrealgunos aspectos tantodel producto comode las posibles servidumbresde ser un éxito televisivo

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Miércoles,19junio2013

PANTA

LLAS

Una primera temporada redon-da, coherente y perfecta en la queveremos actuar a un sorprendentepsicópata puro de oliva que acuñaaquella frase capitalmientrasmirauna caja vacía de donuts: “comoyo, vacío por dentro”. Sin empatía.Y lo que pasará es que en sucesi-vas temporadas, digamos que esevacío se irá rellenando, se irá de-gradando su pluscuamperfectacondición de serial killer, Dex se“humanizará”: actúa de maneraimprudente, conoce la pérdidatraumática de la persona amada,la paternidad, la viudedad, tienepasiones, coquetea con la fe... unaserie de implicaciones emociona-

les que lo cambianyde sermás rep-tiloide y humanófobo va virandohacia un animal de sangre más ca-liente, ergo: más vulnerable, pro-penso a cometer errores, a cagarla.Así, es increíble que Dexter estéaún o suelto o vivo. La serie tam-bién seha idohaciendomás rutina-ria y cada temporada tendremosun archienemigo de Dexter y casicada temporada, una Dexterette,unamoza con la que de unmodo uotro tendrá rollete.La muerte violenta de Rita, la

mujer que permite a Dex mejordisfrazarsedehumano,marca el fi-nal auténticode la serie en su cuar-ta temporada. El resto es buena te-levisión, de primera especial, peroentramos en guiones cada vezmásrocambolescos para dilatar el pro-ducto hasta esta octava tempora-da. Y no sólo eso, sino que parapoder tirar adelante unos guionesque sorprendan e impacten, cadavez hay menos apego al conceptode verosimilitud, de estar presen-tando unos hechos plausibles. Ha-ce almenos dos temporadas que la

fugas de verosimilitud ya son vías,congiros y soluciones rocamboles-cas. La pregunta: ¿es preferibleobviar lo verosímil en aras de unproducto televisivo que chuta omás vale acabar una serie –en unprincipio realista– cuando se ago-ta la capacidad de hacer que todofluya de un modo plausible? Esteverano tambiénacaba otra serie to-témica: Breaking Bad. ¿Puede al-guien, por muy hooligan que seadel producto, proyectarsemás alláde esta quinta temporada? Noway...Contandoya comouna licen-cianecesaria queWalterWhiteha-ya llegado vivo a la quinta, y que elrealismomágico-perverso que en-vuelve la serie permite a vecesotras licencias, no se puede dilatarmás.

Y así, descartada esa novenatemporada deDexter, llega el final.La octava arrancará fuerte por talcomo acabó la séptima. Y ahorallega el cierre. ¿Cómo será? Losfinales de serie son también unterreno complejo. Rematar la fae-na. Ovación y vuelta al ruedo. Unamala estocada puede fastidiar elconjunto de la faena. Dos finalesen tiempos recientes han creadopolémica:Los Soprano oPerdidos yese sueñodeunperro... Puedo ima-ginar, si Vince Gilligan no defrau-da, cómo debe acabar BreakingBad: como el rosario de la aurora.Pero, ¿cuál es un final ad hoc para

nuestro serial killer predilecto?

¿Dexter debe morir?Ojo por ojo, ¿debe ser asesina-do/ejecutado? ¿Es descubierto ycondenado? Final abierto: escapade los States para ir a un país en elcual no haya extradición parahacer “turismo sexual" (a fin de

cuentas la excitación sexual másintensaque experimenta el serial ki-ller la obtiene matando). La cosa esque se hace una encuesta on line:¿Qué debería pasar al final de la oc-tava temporada de Dexter? 15.284respuestas. El 52% votó por queDexter ¡continuaseunanovena tem-porada! Esto es adicción en serie. Oempatía. Simpatía por el diablo.¿Por qué? Dexter creó polémica algenerar un copycat killer, el cana-diense Mark Andrew Twitchellque afirmó la inspiración dexteria-na al matar y descuartizar a un des-conocido.Dexter protagoniza ensa-yos sobre ética como el del pensa-dor alemánRaoulEshelmande títu-

lo psicotrónico:Performatism, Dex-ter, and the Ethics of Perpetration.Dexter planteó dilemas casi mora-les al presentar un asesino en seriecomoel chicode la ídem, con el queempatizar y simpatizar. Si hay algorealmente perverso no es lo que seao lo que haga el héroe (o antihé-roe); enotros productos hemos em-

patizado con el villano. Aquí el as-pecto interesante es que no tendre-mos para hacerlo una hora y mediao dos horas como en una película,sino episodios y episodios. Tiempo.¿Es esto un nuevo comienzo o el

comienzo del fin? Con esta frasepronunciada en off por el OscuroPasajero se cerraba el últimoepiso-dio de la séptima temporada, trashaber presenciado el espectadorun comprometedor asesinato co-metido por Debra, la hermana delserial killer justiciero.Más vale quesea el comienzo del fin, Dex, por-que de haber llegado a una novenatemporada no hubiera habido másremedio que exigir ya ovnis-vudú

y policías espaciales.Despidámosle y cerremos con la

cita elegida por Robert Ressler pa-ra abrir su fundamental El que lu-cha con monstruos. Es Nietzschedesde Así habló Zaratustra: todoaquel que luche con monstruosdebe procurar no acabar converti-do en un monstruo. Fin. |

Dexter

Fox Crimedomingos 00.40(estreno 7 de julio)

Hannibal

AXN,jueves 22.15

monstruo de detrás del muro” yposteriormente “Mr. Monster”.No es ni una copia deDexter, ni laobra de Jeff Lindsay generainfluencia, pero compartiendo laandanzas de John Wayne Clea-ver y su lucha–literal– conmons-truos puedes evocar un Dexteradolescente, ése que los creado-res de la serie nos muestran enlos webisodios animados dispo-nibles en la red como EarlyCuts.Y con las novelas de DanWells tendremos la ventaja deliberarnos de la verosimilitudpuesto que el autor introduce enla trilogía el elemento sobrenatu-ral que, además de no chirriar, leda una dimensión fantástica a sunarrativa. Molaría ver a John enserie. M. I.

Dexter Morganenvuelto en plásti-co, imagen deShowtime para laoctava temporada.Imagen de promo-ción de la serie,Dexter retratadoen sangre

Un sorprendentepsicópata que mientrasmira una caja vacía dedonuts exclama: “Comoyo, vacío por dentro”

Los finales de serie sonun terreno complejo:una mala estocadapuede fastidiar elconjunto de la faena

‘To eat or not toeat’. Hannibal,serial killer yantropófagointerpretado porMads Mikkel-sen, un posiblerecambio parael paradójicoasesino Dexter