"La aplicación práctica de las libertades fundamentales del hombre es indispensable para alcanzar una verdadera paz internacional".

Nuestra propia marcha, se inicio hace mucho tiempo, diríamos en siglos, en la medida en que recordásemos para trazar una línea histórica, las violaciones a la integridad Europea cometidas mucho antes de la obra de nuestra independencia.

Si quisiéramos fijar una fecha para el inicio de la navegación americana contemporánea, en favor de la materia Internacional de los Derechos Humanos, habría que llegar hacia una magna conferencia; haciendo un poco de historia, estaba recién concluyendo la Segunda Guerra mundial; aún no se extirpaba el humo de los campos de batalla y ciertamente la humanidad se dolía de lo que había acontecido en el mundo; de una u otra manera, todos los pueblos habían padecido los rigores de la guerra, sea en su propio territorio, sea en su modo de vida y en sus expectativas.

En 1948, en ese año se reúnen en la ciudad de Bogotá, Colombia, una conferencia internacional democrática de aquella serie que quedó inconclusa, y que quedó suspendida.

En esos años y en esa gran conferencia, al calor del acontecimiento trágico del bogotazo, este movimiento popular foreño que trascendió a la paz en la conferencia; sin embargo, esta trajo y dio a luz algunos de los modelos fundamentales. La Carta de la organización de los Estados Americanos, proviene de 1948 y ella fue una especie de Constitución del hemisferio político americano y en ella se convocan como principios a los cuales se atendrían los estados de América, los derechos humanos. Los estados Americanos se comprometen bajo estos principios, uno de ellos, no el único pero uno de ellos destacadamente: la protección y el reconocimiento de los derechos fundamentales del ser humano. Hay sin embargo, un caso que vale la pena observar; y es que esta Declaración Americana de los Derechos y Derechos Internacionales del hombre se anticipó algunos meses a la declaración universal, la americana es del mes de junio, la universal es del mes de diciembre.

Pero todo esto, sin instrumentos, no pasa de ser un amable deseo, un buen proyecto, una utopía, quizás un sueño. Uno se puede preguntar, qué sería de nuestros derechos, de cada ciudadano de cada República americana, si además de las proclamaciones constitucionales, no hubiese instrumentos, medios que permitieran al individuo concreto, hacer valer también concretamente esos derechos, esas libertades, menoscabados o violentados.

Qué pasaría si no tuviésemos para darle vida a las declaraciones de nuestras normas, tribunales, mecanismos de defensa de las personas, jurisdiccionales o no jurisdiccionales

que trasladaran la realidad de sus procesos. Esto por supuesto se percibió desde siempre en el ámbito internacional, que se dio a la tarea de implementar medios o mecanismos para la tutela, la supervisión, la vigilancia de la eficacia de la Constitución.

Aún a pesar de todo esto no hay un Tribunal Internacional, por importante que sea, por poderoso que sea, que pueda asumir para sí el manejo de todos los conflictos y la emisión de todas las sentencias, esto es prácticamente imposible.

Esto más cuando se ha instituido un Tribunal Internacional que desplaza a las opiniones nacionales, se ha instituido para ver ciertos asuntos y en circunstancias críticas porque no hay alternativas y generalmente en un ámbito de crisis como es el terreno penal.

Era imposible que el enjuiciamiento de los grandes criminales de guerra, se hiciera por los tribunales nacionales de la Alemania que comenzaba a dejar de ser Nazi, o de Japón el derrotado. Había que constituir tribunales que desplazaran las condiciones nacionales.

Este año, la Declaración Universal de Derechos Humanos celebra 63 años. Este texto fundamental, redactado el 10 de diciembre de 1948, proclamó por primera vez estos derechos a escala mundial, estableciendo la primera frontera, aunque teórica, a la soberanía absoluta de los Estados. Francia desempeñó un papel importante en su realización.

Los Derechos Humanos no se ignoraban en el derecho Internacional antes de la Segunda Guerra Mundial, pero el verdadero punto de partida fue la Carta del Atlántico proclamada por Franklin Delano Roosevelt y Winston Churchill el 12 de agosto de 1941. La conferencia interaliada que se celebró en Londres el 24 de septiembre de 1941 fue el pistoletazo de salida de la declaración de René Cassin, nuevo comisario nacional responsable de la Francia libre de la justicia y de la instrucción política.

La libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana; el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias; es por tanto, esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión.

Quisiera exponer lo que textualmente dicen el artículo tercero y décimo octavo de los derechos humanos; El artículo tercero de los Derechos Humanos reza así: “ Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.”

Artículo 18

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia.

El artículo 158 de la Cosntitución del Estado ecuatoriano dice: “Las Fuerzas Armadas….es una institución de protección de los derechos, libertades y garantías de los ciudadanos. Aunque nuestra misión fundamental es la defensa de la soberanía y la integridad territorial.” Debemos recordar que somo quienes protegemos los derechos del pueblo quien nos ha confiado las armas….recordemos aquella frase somos caballeros en la paz y demonios en la guerra.

Nosotros soldados de la patria somos los gestores y protectores de la paz cuando alguien ultraje los derechos constituidos de la Patria y de los ciudadanos nuestros hermanos que viven en este nuestro suelo.