Consideraciones en torno a la reorganización del Movimiento Social y un Proyecto Alternativo

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Cuadernos del Sur nro 1.Eduardo Lucita

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  • Consideraciones en torno a lareorganizacin del Movimiento Social y un

    Proyecto AlternativoEduardo Lucita

    Numero Marzo de

    pp.

    SOCIEDAD / ECONOMIA / POLITICA

    I S S N : 1 6 6 6 - 8 8 0 4

  • Consideraciones en tomo a la reorgaruzacin del Movniento Social y un -Proyecto~l~J~emativo - ,. ' ,' . . ~ . _. . '

    Eduardo-LuciUl ..

    \ ._

    Pl~ntearse avanzar conc~ptulllmep.te en la definfcin de un cuerpo de ideas quepermit~). ir ~onstr:JJ}::endo una prqpuestaalternativa' pa-ra enfrentar_la.crisis,' n~quiere recono~r tant.o el carcter como la articulacin de las crisis.locd e internacional. _ . - .

    Es evidentetambi_n que precisa de una delimitacin de los esce-narios futuro~ en los queinevi~ablemente se-han de conjuga)' las co.nfrontacione$ sopiales;-yde unreplan,teodela inte.lvencill cons-ciente que viabilice el desarrollo y ~ncredn de aquellas polticas alternativas.' , - .... .. - . .. . .._ Observado de,o;de.t,m ~orizonte temporleL4esarrollode la crisis no esotra cosa que Qnespaciobistrico transicional en el que se operan.

    p~fundas rees~ructi.Iraciones~n la esfera de lopoti~o, lo.econmi-coylsocial.Y es.ens1,1 propio desarrollo, en la medida que,va modi-fica0dolas relacJon_es existentesentrecapitaJ y trabajo, que la risis encierra en si misma los,col}tenidos desu resolufin. Que esta opere en la direccinde r~ie_ar las fOrmas,, de dominacin burguesas, o en ladir:ecci(l_n de mpd_ifi

  • l. La Crisis La crisis es un momento de interrupcin delprOesode acumulacin yreproduecindel capital. Es un momentoinhertmte.alciclodepro-duccin capitalista, en el que prevalecen la depresin y el estanca-. miento, y ~n ~1 cual aqulprov~a una suerte de expurgacin. de sus agentes econmicos ms dbiles y menos competitivos.

    Contrariamente a la fase expansiva, sta es una fase de inutiliza-cin y destruccin de medios de produccin, incluida la fuerza de

    -trabajo humana: "el paro forzoso no es ms que destruccin delibe-rada de fuerza de trabajo" .1

    Cuando, corno en el caso argentino, este momento econmico coincide n lo que e.n trabajos anteriores hemos caracterizado corno "el fin de un ciclo histrico'\ coneloonsiguient.estallido del juego de alianzas que daba base al proy~to nacional burgus,)las clases dominantes aparecen a la bsqueda den nuevo bloque de poder,la crisis se muestra omo la resultante de un fenmeno mucho ms Complejo, que atraviesa todo el tejido de la sociedad argentina, y en el qe se yuxtaponfmelementos de origen ec

  • tentara du,rante varias dcadas, Y'form a parte l mismo, y es expre-Sin a su vez, de esa crisis generalizada-.

    La Argentina participa tanto de la globalidad cmno de la morosi-dad de eilta crisis. Globalidad que se ewresa en la interaccin de los elementos no econmicos que cabalgan sobre fa crisis ecopmica: crisis en la sociedad civil y en el Estado; crisis de los valores ticos y humanos; de las ideologas y de los modelos referenciales; crisis en los esquemas de relaciones entre las clases ylas fracciones de clases; crisis tambin en los mecanismosde lasreJaei~n~s interna~ionales.

    Morosidad que se muestra en la le11t~tud con que se desauoll~ . sin. que aparezcan Jos meca~os quettadicional~entellevaban a su re-solucin. Esta prolongacininusitijda lleva a que-"la sociedad se ins-tale en la crisis"; con su secuela de acoshzmbralllien~o y promi~cuidad socjal. 3 _ : _

    Pasada ya la eufori~_; -compartida por la inmensa mayora de la poblacin, por haberse sacudido un dic,tadura tan nefasta como sangrienta, la crisis, que por una suerte de.ilusiooismo colectivo pa-reci esfumarse en ese corto perodo poselectoral, ha reingresado a la escena recayedo con toda su intensidad y condjcfc,namientos.

    - . " . . ..

    La burgues_a argentna, como clase, que a travs de su fraccin poltica triunfante se mQstraba en una decidida ofensiva poltica, aparece-hoy desconcertada, envuelta en la impotencia para admi-nistrar l.a coyuntura. __ . _-_ Pero si grande es su ~esConcfe~o, no le van en zaga laincapaci~ad

    y limitaciones de que hace gala la izquierda para omprender la na-turaleza y el carctef del perodo que.atray{esa ef capitalismo d~endJente argentiilo y plantearle a la socie:dad su propia alternativa.

    Luego de _varias dcada.!! de un tortuoso, insuficiente y de.formado . desarrollo del capitaljsmolocal, en cuyo proceso poHf:!__co la: iiquier-,

    3 En ua conferencia dada en Buenos Aire; a mediados de 1983 el eco-nomista espa-oiRam6nTamam~.exponiendoacercadela5razon~porlascual~,apesardelacrt"' sis, la demanda global no seha hundido hasta nivele; romparabl~ a la de los.aos 30, sealabalael!istenciadeciertosmecanisniosquepermlteitquelasociedadseirutaleen la crisis:" .. . en otras palabras, al tiempo que se amortig~ los efectos de la depnsin haciendoqtienohayBit5fenmenasdeinquietud1llciolydefascismodelosaos30,se hare poo;ible, laJ!l bln, que la c-risis se prolongue indejinid_pmente. Hay puES todoun

    alargamie~todela misma, de~al modoquelasOciedad acaba reSignndose alparoma-~ sivo, a las rontingent:eS dej6venes que apenas llegan a tener trabllJo{ijo, y a una sic tuacin que present~a hace diez aos nos habra parecido inSoportable". ' -' -

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  • da argentina se insert afemindose a los moldes clsicos-de su inter-vencin poltica, economici~mo y estatismo con ls cuales se autoconvencia de que nada se modificaba; se encuentra ahora pri-sionera de una suerte de perplejidad terica, ante una situacin cu-

    yaflufd~ienSeaquesonmuchas'lasmubtcionesocufridas;'antelas que no tienE! otra respuesta que la agitacin y el reclamo salarial.

    Los resultados electorales han dejado como saldo en los crclos-~ulicos de la izquierda orgnica y en algunos cenculos intelec-tuales, la imgen de q lle la sociedad argentina en estos duros aos 'de represin indiscriminada se ha derediizado.Me pareceque siendo

    - sta una verdad en si miSma; unbalance ms serio del resultad de' r_ - . -

    las elecciones del 30 'de octubre de 1983 arrojara uri saldo ms complejo y contradictorio, que torna oiosas las adjetivaciones simplificadoras. Seala, por el contr~rio, un punto de inflexin 6n nuestra historia contempornea qe abre nueva's posibilidades pe-

    . ro que tambin n!,)s pone frente aldesafo de revalidar la capacidad terica y prctica de ia izquierdil para hacer poltica de masas en Un marco de pluralidad democrtica.' /-

    En este sentido l que aqu interesa destacar, como da toemergeri~ te de esta nueva e insoslayable realidad, es el retroceso impuesto a la izquierda, 4 que resuta incapaz de ofrecer como alternativa una propuesta prgresista para 5alir de la crisis. En el esquema cl~ico la

    ~zquierda acumulaba fuerzas durante largos perodos aguardando el estallido de las crisis recurrentes para proponer la ruptra-con el capitalismo y ofrecer el Socialismo como salida.

    Pero es este esquema vlido hoy, :con la situacin actual y en una sociedad comola A~gentina? ' '.~ .

    Desde una visin materialista deta historia estamos convencidos de que en un sentido histrico no hay solucin de fondo rti duradera'. No hay solucin econmica ni poltica alguna que aspire a transfor-

    . mar la sociedad argentinaquenosesustente enlasocializacin de los ' medios de produccion; en la eliminacin de la sociedad de clases; en

    la participacin activa del as masas populares; en la ms amplia de-4 No's paree~ Indudable que la burgue;a na avanzado 50b~ te rroreso. Ha u.~urructuado el fr,c.dollamiento de la izquierda, se ha apoderado de los contenidos humaniStas, progr~lstas y pac-ifistas del socialismo y ha aislado. a la izquierda d la so-ciedad real. - '

  • ino~racia social. En sntesis, no har solucin de fondo posible fuera. de un rgimen socialista~. Pero es verdad a su vez que ste no es.t ' planteado,en tnni_nos de viabilidad concret~ en la Argentina me-diata. . .

    Ms an, es probablequela S

  • . alternativ a partir de un supuesto bsico: la etapa inaugurada ellO de diciembre de 1983 tiene un carcter esenctlmente dem9Cttico-j:JUrgus, bajo la total' hegemona de la burguesia, pero el sosteni-miento, consolidacin y ampliacin de los mrgenes de este rgimen democrtico dependen fundamentalmente de la actitud que hacia l asuman los trabajadores, las fuerzas progresistas y la izquierda en general.

    2. Un Repltin~eo indispensable - El movimiento obrero, las clases populares, la propia izquierda re-

    quieren imperiosamente de la estabilidad y ampliacin del r~gimen democrtico. Para recomponer su cuerpo socil, para saldar el de-bate de su experiencia anterior, para rear.ma:rse terica y polticamente. L que est en,juego enrias discusiones actuales, muchas veces en forma larvada y sin explicitar, es una definicin acerca del rol de la democracia en una est~ategia socialista.

    Pero esta implcita revalorizacin de ladmocracia burguesa, co-mo sistema de l:nediaciories de la conflictividad social, eri una so-ciedad cuyas contradicciones alcanzan momentos laceran tes pero que no son e~plosivasenl sentido de que no alcarizana impugnare-n Forma valedera la dominacin burguesa, i:equiere el acompaa~ miento de un replanteo global de las concepciones polticas.

    Elpuntode inter:seccin de estas dos coordenadas: revalori~acin democrtica/replanteo poltico, se ubica en el centro del modelo clsico de la izquierda argentina, latctica de intervencin plitica _ y el problema del poder. Ciettam'ente un planteo de este tipo, asen-tado en una sociedad como la nuestra .y. no en otra, lleva inevitable-mente a una traslacin del eje central alrededor del cual seestructu~ ra tradicionalmente la militancia marxista: lucha econmica y asal-to al Estado burgus. __

    La disocis.cin entre predominio econmicO y hegemoni,!l po-ltica que se traducla en .forma recurrente en la ecuacin. dicta-

    - draldemocracia; rgimen militar/rgimen d partidos (este ltimo bastante dbil por ciefto), era acompaada por la mayora de la izquierda con una poltica inversa a~ste movimiento pendular: e JI timpos de dictadura se luchaba por reeuperar la democracia, en

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  • tiempos de la democracia s la denunciab; como una trampa que la burguesa )etenda a los trabajadores. s

    Seria pueril.interpretat que hay aqu un abandono de viejas po~icines del marxismo en cuanto a que el rgimen democrtico es una-forma poltica qe control social porp_arte de las clases dominantes. Por el contrario, sostengo que es la naturaleza misma del a burguesa como clase, la que la hace profundamente antidemocrtica; pero debe reconocerse que cada tramo dedemocracia.ganado-en la so-cie~ad civil, cada.espacio coll.quistado en la sociedad politica, es en ltima instancia producto de las htchas del movimiento obrero y los sectores progresistas, muchas veces bajo la.direccin de fracciones de la burguesa enfre~tadas con otras fracciones o con sectores oli grquicos tradicionales: Pero en ningn caso; debe subrayarse, re-. sultaron conquistas"concedidas graciosamente. 8 _ .

    En pases como'l nuestro, conun.desarrllo capitaU~ta Insufi-ciente y deformado, pero desarrollo al fin, el avance hacia el so cialismo requiere cuando menos de una ~onsideracin poltica dis-tintiva por la democracia yuna lucha constante por.a,mpliar.los lmites de la misma. Entre socialismo y democracia.existe una rela-cin biunivoca. El socialismo, para que-resulte como-tal; exige de la democracia, de la misma forma que la democracia para 'que pueda realizarse plenamente, plantea la necesariedad del socialismo como rgimen poltico. . '

    Lo qe s me parece indispensable impugnar,-y contribuir a des-terrar' COn una praxis superadra, es una concepcin m.eramente

    s Claro est que no podemos dejar de ret'OntJCI!r que e;to no fue el resultado de una simple ceguera poltica. Es el producto de b. impostacin de e;qli_emas sobre una so-ciedal:l cuya peculiar forma

  • tctica de la cuestin deiademocrada burgue5a, que en el ~ar~ode_l economicismo y el es~atismo clsicos resultaba instrumentada simpleme1te corno una mediacin para el reagrupamiento y la re-composic::ln de.fuerzs luego.de los duros aos de dictadura: Creo que este planteo, que obviamente no pretende ser ens mismo orlgf~;

    nal, apunta a un horizonte ms amplio de la cuestin de la democra-cia y a una dimeilsin distinta del problema del poder.

    Otra. vez pareciera necesario aclarar, ante tanto esquematismo doctrinario, que esto no supone ningn abandono de las tesis de asal-to'al Estadq; pero s constituye .un reconocimiento, o al menos un intento de comprensin, de los rasgos ms salientes de nuestra sociedad civil y. poltica. La primera .con una compleja articulacin sochal, una gran estratificacin en st.sd~ses sociales, la segunda con fuertes mediaciones a nivel delosaparatos del Estado. . .

    'En otros tertnfnos, ei:tla ArgenUn es viable, partiendo de una lec-tura lo ms acabada posible de la sociedad que pretendemos trans~ formar, plantea~e la radicalizacin de lsociedad()omo un proceso social que en la medida en que avanza, cuando los trabajadores luchan por reformas sociales ypoltic,as cada vez mas profundas, va reformando las instituciones, recuperando espacios y cuotas de hegemona, y autotransformando su propio sujeta histrico, prepa-rndose en ltima instancia para el objetivo del poder. Sin dejar de lado obviamente el valor de las crisis polticas que pueden llevar e.n determfnadas condiciones, a un salto cualitativo en la situacin ge-neral:y al moVimiento brero a plantearse con firmeza y posibilida-des aquel objetivo.

    Claro est que no siempre las reformas tienen como efecto crear lbs elementos de la nueva. spciedad dentro (le la vieja; en muchos ca- sos son ii'bsorbfdas por el sistema o son e ;1resultado de neeesidades propias de ste. Pero las reformas tienden a mejorar las condiciones para que la plaseque histricamente ha d negar la sociedad existen-te recupere espacios, ganeenooncienciay organizacin, e~ deHniti-\'a acumule fuerzas para aniqui1a,r a esa misnill.sociedad.

    Es aqudonde encontramos un punto de interaccin entre refor-ma y revolucin, 7

    7 E. Alhat~r. op. cit . reflrindosealacrisisenEuropasenala: "Unmodeloaltcrna-ti\o al actual no puede ser un mOdelo r\olucionario, porque no C~~esteel,tiempoenque

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  • ' '

    Me parece q!Je lo que permite distinguir tina pPltica reformfsta de una revolucionaria no son tanto losmtodosdeaccin, ni laost~n, tacin de po$i~iones intransigentes en todo momento y lugar, sino la verificacinde un apoltica que siqlle,vr a depositar confianza en el capitalismo, muestre que las reformas no son un mtodo pa,ra trans-formar radicalmente la sociedad, pero que reconozca que ellas"en-.cierran cambjbs progresivl?s que favorecen e impulsan el proceso so-cial en el cual ele be insertarse la actividad pol(tica consciente del.~ovimiento obrero, impulsndolo yaPQyndose enioscambios que en cada momentolertlsultenms favorable$. Ensnte$is,.la reforma co-mo elemento trar;tsicipnal que en ca~aca59 sedimente en trminos de cor:1ciencia y organi~acin. ' ' ~

    \3. Hacia_ una Altematit)(J Progresista frente a ld Cri8is .. ~

    La tasa de inters y la. usu,ra institudonalizadas;la prepote.ncia y la soberbia; el .pocJ.er orrmipoten,te y la 'corrupcin generalb:ada; .la represin indiscriminada ita su~isin social; l mediocridad y la ausencia el~ va.lores1 aparecen precisamente como la medida_de to-dos los valores de esta sociedad a la que han despojadpdesusaptitu-

    ' des ms preciadas. --, . Cmo calificar un balance del pasado reciente? De un proceso que a la par que ha fortal~Gidp las cpulsoligopUcas --:que domi-nan ampliamente los mercados en que actan- ha forzado un serio re troces() social desarticuland9las mediaciones que los trabjadores haban construi~o durante las dcadasanteriores? Cmo definir la sociedad real e:dstente:. corroda en _sus entraas por 'la prdida de identidad y la ausencia de un proyecto de pas?

    LaArgentiQ.il semeja hoy unsociedadcatnvora, que vaciada de sus contenjdos solidarios se devora a si misma. E~ en estas ~ndiciones de d~bilidad ext:rema en que la sociedad c!vil ha ingresado en un nuevo periodo de democracia burguesa. '

    . se!lpQ.ihle una revolucin en Europa ~!dental; a mi juicio no puede ser ms que un modelo retormad!JI'. Si!l embargo de un modelo refnnador es preeiso val9ra:r dos \'a-riantes: la lu:remburgu~a, que apunta a tina ciertadlalctiea entre revolucin y reEor-

    mis~o, y la de un reformiSmo que trata dereinstalar o de recuperar el viejo modelo de rompromiso entre ~pita! y trabajo. Este modelo dt' compromiso t'n ini opinin-fo es posible, no puec:le ful)cionar ...

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  • El rgimen bipartidista sancionado por el resultado electoral del 30 de octubre de 1983, muestra un punto de acuerdo l:t~sico: avanzar sobre los ~pacios que fue forzado a ceder el movimiento obrero y po-

    - pular. Es en este contexto referencial que una propuesta de izquier-da frente a: la crisis debe partirJnexorablemente de la recomposicin fsica del movimiento scial, plantendole a la sociedad toda re-conocer como punto de partida una veJ'dad absoluta: no hay posibi-lidad de cambio algurlC;>, el futroesperado ser cada da ms lejano si las desigualdades sociales perm,anecen inalterables; si el acceso al trabajo, al saber y a la viviend~ digna siguen caneelados; si la justicia no se efectiviza en las desapariciones y los negqciads, en la guerra malvinera si la distribucindel poder y la riqueza, exclusivamente creada por quienes slo viven' de su trabajo, quedan intactos.

    Me parece indiwerisable que la propuesta tienda a reorientar la actividad de los activistasy militantes hacia la recuperacin de los espacios de libertad perdidos. En la vida social y poltica; en el rno-delo de crecimiento y ep. la produccin; en la organizacin y el coritrol!ie las instituciones; en la prolongacin de la jol'nada de tra-bajo y enlos ritmos de prOduccin; en las condiciones generales de vida del hombre y la mujer trabajadora. Y en la reconquista de eStos espacios avanzaren el camino de su reorganizacin democrtica y su independeJ:icla polilica.

    Esto.ha de requerir, en el plano de la politica con~reta, jerar-quizar los esfuer-Zos tendientes a la recuperacin sindical, a travs de la confrmacir de frenteS antibutocrticos, pluralistas y democr-ticos en cada gremio y a escala nacional, que no se queden en el control de los organiSmos de base. (comisiones in temas, cuerps de delegados, comitS delucha), sino qe se planteen alcanzar las con~ ducciones nacionales de los sindicatos para desde all avanzar en la participacin de la clase obrera en la economa y en el Estado.

    Unidad social e independencia de clase constituyen as los trmi-nos indisolubles de una propuesta' que haciendo eje en la crisis im-pulse. y fortalezca el desarrollo del proeeso de autorganizacin de la clase, que deber necesariamente ir acmpaado d~ un intento de recdtnponer ,sobre nuevas bases politicas, el agente decambiosocial histricode nuestro pas -clase obrera/pequea burguesa-, pun-tualmente fracturaao por una instancia que los enfrent electoral-mente encuadrndolos detrs de dos alternativas polticas bur~

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  • guess, similares en su propuesta eeonmica y fundmentalmente disimiles en los contenidos politicos.

    Desde esta perspectiva me parece imprescindible que la interven-cin poltica contenga un replanteo general: cul es el significado de )a. libertad de trabajo para eldesocupado? qu es la independen-cia para la mujer trabajadora vctima de,la segregacin jurdica, poltica, profesional y social? cuJ es el concepto de libertad para los jvenes frente a una. realidad Scietal que los cercena cotidiana-mente? qu es la alegria para la juventud que no conoce ms que un mundorepresivo,queexcluyealosjvenesdeltrabajo,laeducacin y la cultura? .

    En este mismo sentido y desde las complejidades de.la soCiedad moderna se nos est planteando nuevos problemas poltieos, en la superficie reflejo sin duda de las sOCiedades avanzadas, .pefO en lo profundo producto de la internaciopalizacin del capital y del ca-rcter totalizador de la crisis generalizada a eSc:ala m un dial. N evos problemas polticos, que a.n embrionarios, estn generando una nueva dinmic::a socialyescapan al cont~l de lqs propios partidos, ya que expresan esas.nuevsileesidades sociales en forma ms llana y cristalina, y a los que se debe obligada mente dar respuesta. Los movimientos por los derechoshuman6s y por la paz, eel antimilitaris- ( m o y el uso racional de los recursos naturales; la interaccin entre de-sarrollo ~nmico, medio ambiente y calidad ~e vida; la proble-. m'ticafamiliar alrededor del divorcio, el aborto y la tenencia de los hijos; los movimientos juvenil~tcultuules y ~ecinales; los proble-mas derivados de la drogadiccin creciente, la nueva expresin del fminism:o y los nuevOs contenidos de las relaciones sexuales.

    Una propuesta progresista, de izquierda, asentadaen:un anlisis mai'Xista de la realidad, debe tender a hacer avanzar,de conjunto to~- , das estas cuestione$ de la vida social, ~igndolas; en una perSpectiva de clase, con los objetivos y la dinmica propia del movimiento obre~

    . ro: Al igtial que en el plano del trabajo gremial hay que ayudar a la constitucin y desarrollo de estos movimientbs, incorporndose a la vida prophi queya,van alcanzando, sin pretender tutelados ni tam-poco aduearw de los mismos. - _

    La gran tarea de los marxistas argentinos en esta crisis global del capitaliSino dependiente es la de reorintar hacia'elsocia.lismo este' amplio abanico de fuerzas progre~stas que brotan de los cnflictos y

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  • _,

    .contradicdones de la vida cotidiana; unind9los a lQs obj~tivo$ his-tricos de los trabajadores.

    Pero sobre qu base.material asentar estas propuest~?.:Es po-sible fortalecer, sostener; ampliar elrgimen democrtjcq n el rnarco de una recesin econmica qUe por su profundidad y perma-, nencia no parece tener. precedentes? Es posible la democracia sin c~cimiento econmico? Cmo salir de la ~risiscon un milln d~ f:le-

    so~upados y un sueldo mnimo que rtosatisfaee las necesidades ele- mentales del trabajador ysu familia? Con ull aparato productivo

    desac~ivado y un rgimen ffnanciei'P que inmoviliza la riqueza ~~eada por el trabajo social? Cmo reactivar la economa con n .en-deudamientO e~ terno que succic:maJa- escassima generacirr-d~ex-cedentes econmicos?. ' , . Enfrentarla cpsis einiciarlasJransformc;iones en democracia que la sociedad argentina requiere conurgenciaeconforman un unidad; enla encrucijad;:t actual amli()s requerimien~osson insepa~ rabies; se realimentan m utuamentey l una requiere. de la otra para. ser efectivas. La primera h'nplica enfrentar y .resolver eon de~isi.~n los problemas intern~ y externo$. que ~nfrentalaNacin. La segun, da exige avanzar sobr lascstructras de la dependencia y los centros de dominacin nativos que obstaculiz.ari .el d~sarrollo de l.as fuerzas' J:mxluctivas~ ambas requieren de la arnpli!lcin de la democracia y de la actha partidpain de las masas ob.rer~ y P9PU1!1res, en_ la

    1 perspetiva de ir c.onformaQdo una profunda te forma en el aparato d~l Estado, que permitaconstruirun (~,Ituroesper~nzado, c:liferehte del angustioso presente. . .

    Se trata de .establecer en estas _cOndiciones d~ debilidad extr~m a cmo se retomacel proceso de ac.umulacin y reproduccin delcapi-tal, .reconociendo que la CU4lnta yJa oriel)tacin del mismo estn en fu!lcin del g.-ado de participacin a alcanur en las d~isiones y d_e quin controledicho proces~;;,Oar un nuevo yfuerte irppulso al cre-cimiento econmico' en la Argentina reqiere, conc~n trar todos los recursos nacionales pararestabl~r la.demanda int~rna, recompo-niendo el poder-adquisitivo de la poblacin, pr:ivilegia,ndolos ni ve~ les de ocupacin productiva, recomponiendo Jas condicic;mes de efi-ciencia y rentabilidad de los factores p_roductivos y permitiendo la necesaria capitalizacin empresaria para mantener una actividad productora sosteni~a. ,

    4:4

  • Result~ imprescindibl~realitat: m esfuerzo.serio para compren-der lan;~turaleza y el._carcter de la crs.is local y su interrelacin con la int~rna~ion;~l, de r;nodo q.ue la salida de la .. misma no constituya. una agudizacin qelapropia cri~is o una vuelta a un rgimen autori-tario. La transforJt'!acin p~ogresista en camino al socialismo' de nuestrasociedadpasa hoyiJ9rimpulsar,l,lnapoltlcaenlaquelostra-bajadores logrerJ modiJicar spstancialmeht~ la relacip'de fuenas. con la burguesa. Y en las condiciones actualeseLmovimientoobrero no se recompondr solamenJe con la agitacin y la-lucha'econmica. Y.esto,. mal que les.pese a los marxistas dogmticos, supone.reco-,

    nocet-l.a necesariedad de una. salida negociada a la crisis. , Hoy no esposible plantear con tespOJ:tsabilic;ladla reorganizacin

    de la economa sobre nuevas bases sin contemplar una poltica de planifica~in artkul.ada sobreia ~a.se de un c'ompromiso que de.t~r~ mine niveles de precis,tllrifas y salari~; tasas dejpversin y ocupa-

    cin produq_tiva. 8 .. , Negarse a este tipo de IJ.egoclacin, cn el~ clsico argumento de

    que los obreros no deben meterse a resol ver los problemas de-los capi-talistaS, me paree~ que es no darse cuenta de que el propio movi-miento obrero es parle de. esta risis globaLy es arrastrado por ella, detrs de lo que se ha dado en llamar~'el uso capitalista de la crisis". Es dejar libradQel ajustey]~,polticad emple a lasfuerzasdlmer~ cado, a que la poltica de austeridad Imponga fatalmente ladiscip-na so~ial y el autoritarismode estado. 9

    8 Resulta ln~'itable una -referencia al Pacto Social de 1973. Entre esta situacinv

    aquella h_ay diferencias cualitati\'as abismales. ' _ , . -En 1973 el Pacto Social implicaba en lo econmico un intento de la burgue;a de

    acordarla magnitud da regulacin del a tasa de explotacin. En lo politico represen-taba uri serioesfuel'2n, nocarentedinteligericia, deoesvlar hacialaconciliadn una cla.Se obrera cuyn'Ombathidad \'enia 'en alza dESde muchos aos a!rs, yquese sen tia fnrtalecid por'el amplio tril!nfoelertoral del peronismo, ~imismointentaba asentar. sobreunab;i.sematerialslidalatoo;Jnstituci6ndelbloquedepodei!i0breelqueseasienteelpe-

    roni.~mo. Hoy una salida negociada a la crisis noesotracosaquetratardeampli~rel es-pacio poltico para permitir la reconstitucin fsica delni()\,imiento obrero, que ha perdido peso especifico, en trminos absolutos r relativos, en la sociedad, es tratar de cambiar la rorrelacfn de fuerzas que resulta totalmente desfa\'orable. No implica. ' ningn tipo 'de compromiso. ni alianza de dases de'tf)o e;tratgiro.

    9 Carlos A balo, CIDE. Mxico, en el trabajo: "Argentina, PolticasEcon6micas'Al-ternii.tivas'" reflexionando acerca de lospaf5es subdesarrollados que podrian o no ingre-sar en una filsede semindustrializacin elabora el siguiente ruonamiento que nos in .. teresa rescatar aqu-: "La so~iedad argentina est frente a esa encrucijada y E5e proble-

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  • En el plano poltico concreto plant~rS! la resistencia frontal implici a. mrjuicio agudizar la crisis sin que estn prefiguradas las condiciones para resolverla en trminos favorables. Dejar librado l

    . _ ajuste 'a las fuerzas del mercado es, en estas coridiciones, sujetarse al domiriio.de la oferta y la demanda; que es la lgica de la economa poltica burguesa. Ctiandode lo que se trata es de articular una pro-puesta quetratl;! de amarrar las principales variables sociaJes a la l-gica de la economa poltic_a,dla clase obrera.

    Resulta obvio que un tipO de negociacn como la enunciada en-cierra una pol~ca concesiva en Ciertos aspectos, pero esto no debe espantarnos. Ms debieran asustarnos las perspectivas del de-sanolJo de la crisis. Lo posible, en rigor y sin eufemisllloses afirmar-se en la p~opia crisis para avanzarenotrosplanos l-participacin en la direccin y gestin del sector pblico; el control de gestin y de los costos en el sector privado; eri la definiCin de la cuan ta y la orienta-cin de las inversiones; en la participacin popular en l control de los precios y en las distintas etapas de la intermediacin.

    Se trata, como-contraparHda, de ir avanzando en la hegemona en la sociedad, demratizando la vida interna de las fbricas y lu-garesdetrabajo;impulsandounapalitica-departicipacirtquetien-da a ocupar espacios y transformar el aparato del Estado sometin-dolo a presiones, hacindolo ms permeable a las libertades pbli-cas.10 Es en definitiva tender a incrementar a travs o en excusas' Ideolgicas, eS una manera de nega~ a considerar cules sern la.~ mjores condiciones materiales que favorecern el futuro cambio sOciaL [ ... ] El objetivo implcito en la propuesta es que el posible perfil industrial debe resguardar, eiJ lamedi-d de Jo posible,la magnitud y la homogeneidad de la clase obrera, que sigue siendo el principal motor de cambio social". . .. . . . lO Esto incluvecomocuestinespecfica u11a nueva relaci6nentr~las Fuerzas Arma, da v lasociedd civiL Lademocratizacin en la; distintos aspectoo;: formacin, reclu-tam.iento,estructuracuai-telerayorganlzacinjerrqulca;yredefinirlarelacinentre profesionalismo y obligatoriedad del senicio militar P,or los civiles.

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    poltico alternativo, que defir)a un perfil productivo, una iruercir internacional, qtietienda a movilizar la capacidad potencial de ca~ pi talizacin que nuestro pas an dispone y que p1,1ede tornarse efec-

    . -tiva s, y solo si, se extrae~ de raz los mecanismos especulativos vi-gentes y la dependencia de los compromisos externos .. Esto es: enfrentar la ~risis haciendo.que el mayor aporte para conjurarla re-caiga sobre quienes ms se han beneficiado con lla.

    En este sentido, las nacionalizaciones aparecen cpmo el centro neuflgico,para iniciar el proceso de transformaciones, po~que sig-nifican una ruptura decisiva conlainfluenciadominantedelos gru-pos del gran capital, nativo y extranjero, y un paso importante para avanzar en la reorienta_cin progresiva del aparato pJOductiv~. Se trata de utilizar una form_a democrtica para limitarla f~erza omni potente del as cpulas oligoplicas y relanzar un sector pblico que opere como motor de un desarrollo nacional y moderno, ' La reorganizaci6n del sistema finapcier.o y del sector externo por

    medio de nacionalizaciones enla banca y elcomercioexterior, resul-tan as la piedra angular de la futura planificacin. En el plano in-dustrial las. nacionalizaciones debern significar en Jos sectores estratgicos la ampliacin del sector pblico con la concr~in de 1,1n fuerte y eficiente sector industrial estatal. En el plano agropecuario debern satisfa~rlas nl;lcesidadesde apropiacin de parte de la ren-ta diferencial del suelo.

    Pero en lo inmediato la prioridad absoluta tiene que ser el embate contra la desocupacin. Eliminar el paro forzoso, frenar la pestruc-cinde "trabajo vivo" debe ser el eje de la propuesta. La argumenta-cin no es difcil: si la sociedad exige de sus miembros un actividad productiva til y honorable, a los trabajadores les asiste todo el de~ recho de exigirle a esa misma-saciedad la seguridad de su existencia.

    Hay que evitar"que la sociedad se instale en la crisis", y es necesa-rio tener en cuenta que por p~imera vez en tnuchos a_os la burguesa argentina tiene ante si la posibilidad real de escindir estructural-mente al movimiento obrero en Ocupados y desocupados, y arrojar a l . . . la marginalidad socirda rniles de jvenes que anualmente pretenden incorporarse al mercado de trabajo.

    Pero cmo compatibilizar empleo e inflacin? Maximizar lo pri--mero requiere controlar lo segundo. Y este no se hade lograr con me-did-as monetaristas, recortes del presupuesto pblico y bajas en los

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  • salarios reales. Las causas de la infladn. y tambin de la desocupa-cin;' s ubican en las mismas estructuras de un sistema-agotdo, que-en su agotamiEinto no puede ya satisfacer las necesidades soCiales de la humanidad. El esquema de relanza miento de la economa m un~ dial se basa en forma creciente en la utilizaci6n de tecnologas de punta que no crean puestos de trabajo, sino que arrojan cadawez ms obreros al paroforzoso. 11 -

    De ah que la lgica de la economa poltica de la clase obrera de-ba, e_n el caso de nuestro-pas, orientarse en su formulacin progra-mtica hacia una relcin tcnica de prod uccinq ue facilite el ma-nejo de tecnologas intermedias, que permitan el control del de-sarrollo tecnolgico nacional y no aumenten la dependencia,. que compatibilice la modernizacin del proceso productivooon la creacin de puestos de trabajo, que se complemente con la ,educcin escalo-nada de la jornada laboral y el-reparto I:Jelttabajo ~stente. Por eUo la importancia de que los trabajadores participen en forma creciente tanto de las decisiones como del control de la estrategia inversora;

    Complementariamente debe operarse sobre el gasto pblico. No se-h'atasimplemente desureduc~inen abstracto como en el planteo

    monetarista, desde nuestra perspectiva no importa tanto el monto del mismo, Sino su reasignacin y cmposicin interna. Se trata de reasignar el gasto, trans_firienqo recursos improductivos a actividades productivas, .Y stas racionalizarlas para hacerlas en forma eficiente.

    4 . .Final' En las pginas precedentes se ha intentado conceptual izar, tal v~z en forma no del todo sistemtica', algunas lneas de trabaja, prime~ ros esbozos para un debate posterior . .Transformar stas en una pro--puesta de.a_ccin prctica, requerir.~Ometerla5 a la validac_in de

    . un_ intensa disc_usin colectiva.

    11 Ramn .Tamarnes, o p. cit .. hablando del desarr91Jo ti.'Cnolgico indicaba, ~ ... ello hace posible que en realidad haya dejado de fundan~~,~: !!na de las principales pro-

    . pnsicionf5 k~nesiana~. df quf la in\'ersin genera empleo; porque la in\'erSin-en lri-fnnntEa y en desarrollos automatizadores en 1~ fbricas, lo que hre e; de;truir empleo. ._ . , . _ . -. .. -.

    Estos .prros .recogen ideas de alguna,s ~e las prop(ko;iqones apr

  • Es posible que se seale que las mismas constituyen un abandono de principios ortodoxos, un intento solapado de socialdemocratiza-cin, o tal vez que ellas constituyen un modelo inacabado de corte neo-luxemburguista. Sin embargo creo haber diseado una interre-lacin entre la dinmica del proceso de autorganizacin y la necesi-dad de plasrtlar un proyecto alternativo desde una perspectiva de clase. '

    He intentado afirmarme en lo nico de positivo que le veo a esta , crisis: que ella abre la oport!lnidad de que ladase obrera marche en

    pos de su unidad soc,ialy su independencia poltica depositando ca-da vez ms confiania en sus propias fuerzas. ,

    Despus de ia intensa experiencia vivida en lllS dcadas psadas podemos ahora parafrasear a Engelsen la introduccin a,_La,lucha de clases en Francia: "La historia nos ha enseado a nosotros y ato-dos los que como nosotros pensaban (es decir a los que en 1848 crean inmi.nente el triunfo_ del proetariado), que nos equivocbamos al discurrir as [: .. ] El tiempo del as sorpresas, de las revoluciones ope-radas por minoras insignificantes puestas a la cabeza de las masas inconscientes, ha pasado a la historia. Cuando se trata de acometer un cambio completo a la organizacin soda! es preciso que las ma~s hayan empezado .or comprender el fin que se peJ::Sigue y adnde s~

    las lleva ... " Hoy podemos tambin reconocer que lo fundamental~ alcanzar

    el objetivo prpuesto, pero que tan importantecomosteesla forma en qu~ a l se llegue, ya-que ce ella depende en gran parte el fut~ro del socialismo que se quiere construir, y esto pone en reJieve la n~esidad de que los trabajadores avancen en la definicin de su propio proyecto poltico consCiente. .

    Se pOdr concretar esto? Cul ha de ser su contenido futuro? Con qu fuerzas sociales se cuenta realrnerite? Sern capaces los. partidos de izquierda de comprender la naturaleza y envergadura de la crisis y. obrar en consecuencia? Contestar estas cuestiones demandara un trabajo adicional de caractersticas prospectivas, sobre un escenario cuyos limites no resultan lcflmente predecibles. Tal vez debieta recurrirse a la metfora gramsciana: ''pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad".

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    Buenos Aires, mavo de 1984. . 1

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    TapaConsideraciones en torno a la...