CONTEXTO FILOSÓFICO DE LA EDAD MEDIA

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CONTEXTO FILOSÓFICO DE LA EDAD MEDIA La época medieval se caracterizó por el predominio cultural en Occidente de la religión cristiana, aunque no debemos olvidar la presencia y apogeo de la cultura islámica en la península ibérica, así como la importante comunidad judía, cuya influencia en la filosofía medieval no es nada desdeñable. El encuentro entre la filosofía griega y la religión cristiana fue complejo. Por un lado algunos filósofos cristianos pretendían conciliar la fe cristiana con la razón filosófica, mientras que otros proponían una radical separación entre el ámbito de la revelación y el de la reflexión racional. Los autores griegos y latinos de la época, por su parte, criticaban y rechazaban de plano a la nueva religión que introducía conceptos, a sus ojos, absurdos y escandalosos como la encarnación de Dios. No obstante, la síntesis entre razón y fe se fue imponiendo, aunque la filosofía para los teólogos cristianos estuviera, casi siempre, supeditada a la verdad de la religión. En cualquier caso, la mayoría de los pensadores cristianos tuvieron que abordar el problema de las relaciones entre la fe y la razón, entre la religión (teología) y la filosofía. 1. El predominio de la fe sobre la razón: la patrística. Agustín de Hipona. Agustín de Hipona (354-430), a caballo entre la Antigüedad y la Edad Media, representa la culminación de la patrística y el primer intento de síntesis entre el cristianismo y la filosofía platónica. No hay distinción clara entre razón y fe en San Agustín. Solo existe una verdad, la cristiana, a la que nos conduce la fe. La razón solo es útil para conocer mejor esa verdad y penetrar en ella, pero Agustín siempre subraya que sin la creencia en los dogmas de la fe no podríamos conocer nada. Tal interdependencia queda expresada en la frase: Crede ut intelligas, intellige ut credas: cree para entender, entiende para creer. En última instancia, es la fe quien predomina sobre la razón, pues sin ella no podríamos acceder a conocer la verdad que habita en el corazón del hombre, y que solo es accesible mediante la iluminación divina. 2. La autonomía limitada de la razón: la escolástica La escolástica fue la corriente teológico-filosófica dominante del pensamiento medieval desde el siglo IX al XV, tras la patrística de la Antigüedad tardía, y se basó en la coordinación entre fe y razón, que en cualquier caso siempre suponía una clara subordinación de la razón a la fe (Philosophia ancilla theologiae: la filosofía es sierva de la teología). Su formación fue, sin embargo, heterogénea, ya que acogió en su seno corrientes filosóficas no sólo grecolatinas, sino también árabes y judías.

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CONTEXTO FILOSÓFICO DE LA EDAD MEDIA

La época medieval se caracterizó por el predominio cultural en Occidente de la religión

cristiana, aunque no debemos olvidar la presencia y apogeo de la cultura islámica en la

península ibérica, así como la importante comunidad judía, cuya influencia en la filosofía

medieval no es nada desdeñable.

El encuentro entre la filosofía griega y la religión cristiana fue complejo. Por un lado algunos

filósofos cristianos pretendían conciliar la fe cristiana con la razón filosófica, mientras que

otros proponían una radical separación entre el ámbito de la revelación y el de la reflexión

racional. Los autores griegos y latinos de la época, por su parte, criticaban y rechazaban de

plano a la nueva religión que introducía conceptos, a sus ojos, absurdos y escandalosos como

la encarnación de Dios. No obstante, la síntesis entre razón y fe se fue imponiendo, aunque la

filosofía para los teólogos cristianos estuviera, casi siempre, supeditada a la verdad de la

religión. En cualquier caso, la mayoría de los pensadores cristianos tuvieron que abordar el

problema de las relaciones entre la fe y la razón, entre la religión (teología) y la filosofía.

1. El predominio de la fe sobre la razón: la patrística. Agustín de Hipona.

Agustín de Hipona (354-430), a caballo entre la Antigüedad y la Edad Media, representa la

culminación de la patrística y el primer intento de síntesis entre el cristianismo y la filosofía

platónica.

No hay distinción clara entre razón y fe en San Agustín. Solo existe una verdad, la cristiana, a la

que nos conduce la fe. La razón solo es útil para conocer mejor esa verdad y penetrar en ella,

pero Agustín siempre subraya que sin la creencia en los dogmas de la fe no podríamos conocer

nada. Tal interdependencia queda expresada en la frase: Crede ut intelligas, intellige ut credas:

cree para entender, entiende para creer.

En última instancia, es la fe quien predomina sobre la razón, pues sin ella no podríamos

acceder a conocer la verdad que habita en el corazón del hombre, y que solo es accesible

mediante la iluminación divina.

2. La autonomía limitada de la razón: la escolástica

La escolástica fue la corriente teológico-filosófica dominante del pensamiento medieval desde

el siglo IX al XV, tras la patrística de la Antigüedad tardía, y se basó en la coordinación entre fe

y razón, que en cualquier caso siempre suponía una clara subordinación de la razón a la fe

(Philosophia ancilla theologiae: la filosofía es sierva de la teología).

Su formación fue, sin embargo, heterogénea, ya que acogió en su seno corrientes filosóficas no

sólo grecolatinas, sino también árabes y judías.

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1.1. Filosofía islámica: Averroes

La filosofía llega a Oriente a partir del s. IX, cuando se comienzan a traducir al árabe los textos de Aristóteles, y en el

s. XII en España con la Escuela de Traductores de Toledo. Los árabes quieren adaptar Aristóteles a su texto sagrado:

el Corán. Es mucho más utilizado que Platón porque una gran parte de sus textos, depositados en Alejandría y

Oriente, llegan a Occidente (Al-Ándalus) gracias a los árabes. Los principales filósofos árabes son: Al-Kindí, Al-Farabi,

Ibn-Sina (Avicena), Al-Gazali y, ya en Al-Ándalus, Ibn Masarra, Ibn Hazm, Ibn Bayya (Avempace), Ibn Tufayl y sobre

todo el cordobés Ibn Rusd (Averroes) y el murciano Ibn Arabi.

La doctrina de Averroes (Ibn Rusd, 1126- 1198) no pretende ser sino una exposición de la de Aristóteles, en quien

veía al más sabio de los hombres. Tal defensa de la filosofía de Aristóteles le lleva a sostener algunas tesis –como la

de que el alma es mortal, aunque crea que una parte de ella, el entendimiento agente, es eterna y común para

todos los hombres-, que no son asumibles por la ortodoxia musulmana (tampoco lo serán por la cristiana), de ahí su

condena.

Averroes, no obstante, era un fiel musulmán y no creía que su doctrina estuviese en contradicción con la fe islámica.

El que las verdades de la filosofía (aristotélica) y de la fe no coincidiesen literalmente se lo explicaba así: "La causa

de que la revelación divina -dice en un pasaje del Fasl al-Maqal- tenga sentido literal y sentido oculto, está en la

diferencia entre los talentos naturales de los hombres y en la variedad de sus aptitudes espirituales". Eso no quiere

decir que la filosofía y la fe estén en contradicción, sino que se expresan con distintos lenguajes.

1.2. La teoría de la doble verdad: el averroísmo latino

Sin embargo algunos seguidores cristianos de Averroes, a los que se conoce como averroístas latinos, entendieron

que lo que éste quería decir era lo siguiente: la filosofía, a través de la razón, nos conduce a un determinado tipo de

verdades y la fe a otro, y ambas pueden ser igualmente verdaderas, aunque estén en contradicción. Por ello, los

averroístas cristianos le llaman a esto la teoría de la doble verdad, que sería duramente criticada, entre otros, por

Tomás de Aquino.

1.3. Filosofía judía medieval: Maimónides

Los filósofos judíos de Al-Ándalus convivían con los árabes, incluso escribían en árabe. Los dos más célebres son Ibn

Gabirol, Yehuda ha-Leví y Maimónides.

El máximo exponente de la filosofía judía medieval fue Maimónides (Mosheh ben Maymun, 1135-1204).

Maimónides es ante todo un judío creyente que considera la Biblia como expresión de la verdad divina. Pero esto

no le impide dar amplia acogida a la filosofía. Su fondo filosófico es un esquema neoplatonizante, al estilo de

Avicena. Pero hace entrar elementos aristotélicos a la manera de Averroes, tratando de armonizarlos con la Biblia

por medio del método alegórico.

En la mayor parte de los casos, según Maimónides, la razón no sólo no contradice las verdades de la fe, sino que

también se encuentra en condiciones de demostrarlas. La Biblia y la filosofía están engranadas en Maimónides,

derivan de las mismas raíces, tienden hacia la misma cima.

Su Guía de perplejos viene a ser una especie de Suma teológica del judaísmo. Utiliza la filosofía para explicar el

sentido bíblico, y recurre ampliamente al método alegórico. Su objeto es guiar a los que se extravían en el sentido

de algunos pasajes excesivamente antropomórficos. La Biblia tiene dos sentidos: uno literal y aparente, exotérico, y

otro más profundo, oculto y espiritual, esotérico. Las contradicciones y dificultades se resuelven cuando se logra

penetrar en el segundo.

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2.4. El apogeo de la escolástica: Tomás de Aquino

Tomás de Aquino (1224/1225-1274) representa el momento cumbre de la filosofía escolástica

y la asimilación de la filosofía aristotélica por el cristianismo. Replanteó el tema de la relación

entre la fe y la razón y dotó a esta última de mayor autonomía que la que le había concedido

Agustín de Hipona.

No obstante, Santo Tomás continuó la línea agustiniana al aceptar el predominio de la

teología sobre la filosofía. Rechazó las tesis del averroísmo latino y afirmó la existencia de una

única verdad, que puede ser conocida desde la razón y desde la fe. Cada una de estas

facultades tiene su propio objeto de conocimiento y su método particular de investigación:

La filosofía se ocupa de las verdades que pueden ser alcanzadas por la luz natural de la

razón.

La teología trata de las verdades que solo pueden conocerse por revelación divina.

Sin embargo, hay también un espacio común a ambas: los preámbulos de la fe. En este

ámbito, la filosofía es útil a la teología, aunque continua siendo su «sierva».

3. La independencia de la razón y de la fe: la crisis de la escolástica. Guillermo de Okham

Durante todo el siglo XIV se desarrolla la tercera etapa de la escolástica, en donde el divorcio

entre fe y razón se consuma. Ejemplo de esta etapa es Guillermo de Ockham (¿1285-1349?), a

quien su postura de que fe y razón son facultades totalmente independientes y distintas le

valió la acusación de herejía. La fe depende de la revelación así que no necesita de la razón,

que no puede aportar nada a la fe. La razón es una facultad otorgada por Dios al hombre para

que este se guíe en el mundo, por lo tanto, no necesita de la fe en su ámbito propio. Por esta

razón Ockham en religión mantiene una postura “mística” y contraria a la teología ya que no es

posible un “conocimiento racional” de la revelación divina. Pero, por otro lado, mantiene una

postura radicalmente empirista en lo concerniente al conocimiento mundano. En definitiva,

Guillermo de Ockham fue uno de los precursores de la separación entre el pensamiento

racional, ya sea ciencia o filosofía, y la religión. En consonancia con tan clara distinción, su

pensamiento político se centrará en una firme defensa de la separación entre la Iglesia y el

Estado.