Continuación de Luis Felipe Vivanco.

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Introducción a la edición de la antología "El alma de un oso blanco", de Luis Felipe Vivanco y publicada en 2008 por "La mirada creadora"

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el alma de un oso blanco

la mirada creadora, 53

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LUIS FELIPE VIVANCO

el alma de un oso blancoANTOLOGA

Seleccin e introduccin de ALBERTO SANTAMARA

Santander, 2008la mirada creadora

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PATROCINA:

Consejera de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria

herederos de Luis Felipe Vivanco de la introduccin: Alberto Santamara del logotipo: Pedro PalazuelosSOBRECUBIERTA:

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Edita: Asociacin Cultural V.PE.CA. General Dvila, 38, 2. D Telfono 942 27 08 59 39005 Santander e-mail: [email protected] Imprime: Bedia Artes Grficas, S. C. San Martn del Pino, 7 39011 Santander ISBN: 978-84-612-5925-3 Depsito legal: SA. ???????????2008

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CONTINUACIN DE LUIS FELIPE VIVANCONOTAS SOBRE SU POESA

1. DE CAMINO HACIA EL POETA

No deja de ser Luis Felipe Vivanco un desconocido de lujo. Un poeta encerrado en una especie de peligrosa tumba, es decir, el nicho de las etiquetas. Y es que en muchas ocasiones el tanteo en torno a su obra ha venido prefigurado por una serie de prejuicios unas veces literarios y otras por desconocimiento de carcter poltico1 . Esto ha implicado que su obra, o parte de su obra, haya permanecido como un ncleo poco importante dentro de una generacin con nombres como los de Luis Rosales o Leopoldo Panero. Muestra de ello es el hecho de que durante 2007, en el centenario de su nacimiento, en un pas como el nuestro tendente a celebrar todo, apenas su nombre haya ocupado lneas en las principales revistas, suplementos o editoriales. Sin embargo, este pasar de puntillas, parece haber sido el carcter esencial de este poeta, mal ledo y peor interpre1

A modo de ejemplo podemos leer lo que escriba en 1994 Andrs Trapiello: Vivanco, que era sobrino de Bergamn y colaborador de Cruz y Raya, con el tiempo se convertira en una de esas figuras que se ha ido desdibujando paulatinamente, y pese a su ensayo sobre Moratn y un Diario, pstumo, y quiz por ello incompleto y provisional, aunque interesante, sus versos de entonces y de despus, intimistas y religiosos, representaran algo as como un torrente sin agua. Las armas y las letras, Planeta, Barcelona, 1994, pp. 217-218.

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tado hasta fecha reciente.2 No ayuda a ello varios hechos en los que nuestro autor tiene, en mayor o menor medida, parte de culpa. Por ejemplo, que su primer libro, Cantos de primavera, apareciese cercano el mes de julio de 1936, el hecho de una inicial cercana a la falange de la cual se distanci paulatinamente hasta enfrentarse a ella, tal y como aparece en su diario,3 o el fallecer la madrugada del 21 de noviembre de 1975 coincidiendo con la muerte del dictador, no parece que sean los mejores retazos de una, por lo dems y en lo subterrneo, incesante vida literaria. Junto a ello es importante destacar el hecho de que quiz, visto desde el prisma actual, dos de sus mejores y ms interesantes libros, Memoria de la plata (1958) y Prosas propicias (libro pstumo aparecido en 1976), pasaran absolutamente desapercibidos. El primero, como veremos, por interpretarse como un libro de juventud publicado a destiempo, cosa errnea en gran2

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Entre los principales trabajos tericos e interpretativos actuales de la obra de Vivanco merecen especial mencin los llevados a cabo por Andrs Romars Pais (Elementos paratextuales en Prosas propicias de Luis Felipe Vivanco, RILCE, 24,1 (2008) pp. 147-167; o Crtica y stira social en la poesa de Luis Felipe Vivanco: Prosas propicias (1976), Revista de Literatura, 2006, enero-junio, vol. LXVIII, n. 135, pp. 173-198; o Memoria de la plata de Luis Felipe Vivanco, en el contexto del vanguardismo espaol, Letras de Deusto, vol. 32, n. 96, juliosetiembre, 2002, pp. 91-124) y por Rafael Alarcn Sierra: Luis Felipe Vivanco: contemplacin y entrega. Ayuntamiento de Madrid, 2007. Su Diario (1946-1975) publicado por la editorial Taurus en 1983 es un verdadero hervidero de ideas que van de lo potico a lo filosfico, de lo poltico a lo social, de la vida familiar a la laboral. Un verdadero monumento a una conciencia viva y oculta durante demasiados aos. En 1946 escriba ya: el dao que me ha hecho [la poltica] en dos pocas de mi vida FUE y Falange.

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medida, y el segundo, sencillamente, porque no era un poeta para ser ledo en plena transicin dado su mal interpretado pasado. A esto hay que aadir lo inane de haber cado en la etiqueta de poeta de la generacin del 36,4 que es como no decir nada y mucho al mismo tiempo. No aade absolutamente nada al valor literario de la obra y pretende ahogar a una serie de poetas y encumbrar a otros. Adems ayuda bien poco al poeta el hecho de que en los manuales ms consultados suelan citarse nicamente sus dos iniciales y peores obras: Cantos de primavera y Tiempo de dolor. Con mayor atino lo ha dejado escrito Rafael Alarcn Sierra: De Vivanco se ha dado una imagen unidimensional, aeja, de color sepia, atrapado para siempre en un momento, 1936 y los inmediatos aos de posguerra [], y en una terna de nombres cuya mera pronunciacin, a modo de adormecedora letana, parece tener efectos mgicos, pues suele eximir a quien la pronuncia de mayores anlisis: Rosales, Panero, Ridruejo, Vivanco. Y qu tiene que ver esto, por ejemplo, con un poemario como Prosas propicias? 5 Pero creo que estamos adelantando acontecimientos. Rebobinemos. Luis Felipe Vivanco publica su primer libro, Cantos de primavera, como decamos, en 1936, en Ediciones Hroe, de

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Es interesante la acotacin cronolgica llevada a cabo por Guillermo Carnero en La generacin potica de 1936 hasta 1939 (en Las armas abisinias. Ensayos sobre literatura y arte del siglo XX. Anthropos, Barcelona, 1989, pp. 238-255), quien delimita el espacio generacional entre 1936 y 1939, dadas las mltiples variedades posteriores en la escritura potica de estos autores. El mismo reconoce que el concepto de generacin del 36 est en el aire y hemos de preguntarnos qu tiene de til y cmo podemos manejarlo, p. 250. Alarcn Sierra, Rafael, op. cit., pp.10-11.

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Manuel Altolaguirre. En esas mismas mticas ediciones publicarn sus compaeros Juan Panero (Cantos de ofrecimiento) y Germn Bleiberg (Sonetos amorosos). Se trata de un libro baado de clasicismo, de un clasicismo virgiliano,6 donde el poeta pretende embozarse con la naturaleza, contemplarla y fundirse en ella como en la amada, de un modo idlico. Hallamos aqu a un poeta maquinador, conocedor de las tcnicas literarias, pero que resulta fro. Sin embargo, el eje contemplativo que reside a lo largo de su obra ya est aqu presente como un virus que no abandonar jams su potica. Pero ms all de eso Cantos de primavera responde a un contexto determinado, a una circunstancia vital ineludible: la dcada de 1930. Antes de este libro haba compuesto una serie de poemas de carcter vanguardista tales como el trp-tico Memoria de la plata o Balada: el alma de un oso blanco que aparecieron en la revista Litoral en 1929, o el poema Elega a Garcilaso que apareci en Nueva revista, el mismo ao. Sin embargo estos poemas, que nacen de una cercana personal y esttica a Rafael Alberti, y sobre los que volveremos ms tarde, no aparecern en libro hasta 1958. Vivanco abandona el proyecto vanguardista en favor de un nuevo camino re-humanizador, exaltador de lo humano, neo-rromntico, hasta cierto punto, que es lo que hallamos fundamentalmente en sus dos primeros libros publicados. En 1940, ao de publicacin de su segundo libro, se funda la revista Escorial. De esta revista dir lo siguiente Ricardo Gulln: El ambiente era menos poltico de lo que podra creerse desde fuera, y poco poltico en sentido oficialista. [] Ni en ste [Lan] ni en Dionisio [Ridruejo] advert signos de discriminacin hacia los6

En abril de 1936 traduce, junto a Luis Rosales, cuatro glogas de Virgilio para la revista Cruz y raya 37, pp. 74-100.

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vencidos en la guerra civil. [], a este propsito recuerdo una frase de Luis Felipe Vivanco: Poco hemos aprendido dijo si no sabemos que no es el color de la camisa lo que importa.7 De ambos libros iniciales ser Tiempo de dolor sobre el que con ms asiduidad retorne nuestro poeta. El libro fue publicado en 1940. Vivanco combina en este libro el versculo bblico y claudeliano, hmnico y exclamativo, con la leccin de Virgilio. 8 A ese libro hay referencias constantes y variadas a lo largo de su diario. El mismo poeta reconoce en l sus fallos y posibilidades no resueltas. En el ao 1947, esto es, siete aos despus de su publicacin y mientras trabaja en su primer gran libro que ser Continuacin de la vida (1949), escribe en su diario lo siguiente: De pronto, me doy cuenta de que en Tiempo de dolor hay grandes temas de poemas desperdiciados. Hay mejor poesa que poemas, y ms adelante: Hay demasiada lucha, y angustia, y vacilacin, demasiado contenido humano no convertido en expresin potica []. Lo que me falta, en l, es lenguaje.9 De aqu en adelante su objetivo potico ser, precisamente, invertir el problema: convertir en expresin potica su propio contenido humano. Tiempo de dolor, entre otras cosas, supuso el intento de conciliar el enigma virgiliano de la vida retirada (Ya estoy, bien retirado de los hombres, escribe) con la bsqueda de una posibilidad de comunicacin de la experiencia. Pero, como afirma el poeta, fue un intento desperdiciado. As, como deja retratado en su diario, a partir de entonces trabaja en una renovada potica personal:7

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Gulln, Ricardo, L. F. Vivanco, joven, en Cuadernos Hispanoamericanos 311, mayo 1976, p. 13. Alarcn Sierra, Rafael, op. cit., p. 38. Vivanco, Diario, op. cit., pp. 20-21.

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Quiero hacer poesa apretada, no disuelta: Hacia lo alto. [] Despego de las cosas? De la propia vida? Al contrario: la salvacin de las cosas por algo ms que ellas, por el espritu que se da en la palabra. La palabra potica, como experiencia ntegra, es ms que las cosas. Y hay que atreverse a ello: a que sea ms. Las cosas son buenas suelen ser buenas y engaan con su bondad. Son ms buenas que las palabras vacas. Pero a travs de la bondad de las cosas, hay que llegar a las palabras llenas de experiencia de vida: la realidad concretada por la experiencia. Y el hombre, apretado en espritu.10

La lectura de su diario nos muestra que los aos 1947 y 1948 son aos intensos de lecturas, de bsquedas de nuevas fuentes, de investigacin de nuevos caminos que desembocarn en el ao 1949 en Continuacin de la vida. Entre el ao 1946 y 1947 comienza la lectura de T. S. Eliot que l describir as: recib la revelacin de Eliot.11 Para un catlico como Vivanco dicha afirmacin encierra no slo cuestiones de fe en un determinado modelo potico, sino tambin elementos importantes tales como la asuncin de un modelo de escritura donde la imaginacin y la vida, el objeto real y el objeto imaginado, entroncan perfectamente. Esa llamada revelacin bien podra ser La tierra balda o quiz Cuatro cuartetos. En ambos casos, fundamentalmente en el segundo, la idea de la temporalidad junto al manejo de un lenguaje cercano a la experiencia que trata de convertir en expresin potica el contenido humano, pudieron ser del agrado de nuestro poeta. De ah precisamente la llamada revelacin de Eliot. De esa poca son tambin las lecturas de diversos autores ro10 11

Ibid., p. 22. Ibid.

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mnticos, fundamentalmente anglosajones. Keats, Coleridge, Shelley, Wordsworth o Whitman pueblan las pginas de su diario durante esos aos previos a la publicacin de Continuacin de la vida. Su diario es en s mismo no slo referencia para el estudio de su obra sino que forma parte misma de su obra potica. Escribe en 1948:Leyendas de Bcquer, versos de Wordsworth, de Coleridge, de Keats o de Shelley. La vida nocturna de los espritus que animan la naturaleza. Bosques de las faldas del Moncayo. Fuentes, arroyos ocultos por los brezos morados o rojizos. Remansos hondos con luz de luna. Y la va del tren, perdida en el bosque, los rieles brillantes sobre las traviesas oscuras Los gnomos rojos, perversos, intentando aflojar los grandes tornillos de la va12

Las referencias a los poetas romnticos, en estos aos donde est sucediendo la transicin del poeta de Tiempo de dolor al poeta Continuacin de la vida, son constantes y variadas en su diario. Por ejemplo, afirma: Seguramente la obra de muchos ingleses, con Wordsworth y Keats a la cabeza, est ms cerca de Virgilio, por ms concreto de elementos, que la ma.13 T. S. Eliot y la poesa romntica (fundamentalmente apostara por el paisajismo interior de Wordsworth y las teoras poticas de Coleridge) son un eje importante. Junto a ellos habra que situar parte de la tradicin potica espaola, fundamentalmente entonces la figura de lo que l mismo denominar poeta retrasado, cuyo retrasado ejemplar ser Unamuno. Segn retrata en su Introduccin a la poesa espaola contem12 13

Ibid., p. 33. Ibid., p. 33.

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pornea Unamuno es un poeta retrasado, que no retrgado, no slo porque su relacin con la escritura potica sea tarda sino porque entiende el retraso como modo de contemplar el mundo y el alma humana. Una trascendencia viva, donde todos los acentos y lugares del hombre son tocados lricamente. Hay en su poesa, segn entiende Vivanco, una cercana plenamente potica a lo ms profundo de lo humano. Esto es lo que va a interesar al poeta de Continuacin de la vida. Es ms, para Vivanco Unamuno nos sirve como compensacin del gran poeta que no hemos tenido en el siglo XIX, y va ms all, su figura podemos proyectarla hacia atrs en el tiempo y colocarla junto a la de un Leopardi, un Mart o un Anthero de Quental.14 Junto al retraimiento o retraso hacia lo elemental de la existencia que quiz Vivanco emprende a partir de su revisin de Unamuno, y de los citados poetas anteriores, otro nombre importante en esta renovacin potico-existencial vivanquiana de final de los cuarenta ser Rilke. En 1946 escribe en su diario: lo ms completo sera la coincidencia de figura y corriente, como en el Libro de las horas de Rilke.15 Aos despus, en 1957, ao en el que aparecer El descampado, y en el que emprende una clara transicin potica, escribe: Rilke tiene su grandeza de descubridor.14

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Vivanco, Luis Felipe, Introduccin a la poesa espaola contempornea. Vol. I. Ed. Guadarrama, Madrid, 1974, p. 27. Escribe Vivanco que podramos enumerar sus retrasos: su retraso como escritor dentro de la generacin del 98, que no es la que le corresponde por edad, su retraso como poeta dentro de sus actividades intelectuales y literarias, su retraso, tambin como poeta, frente al modernismo primero y a los sucesivos ismos despus, en su instrumento verbal expresivo, y, el ms importante de todos, su hondo retraso humano, excepcionalmente mstico y religioso. Vivanco, Diario, op. cit., p. 16.

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Despus de l, muchas cosas, entre otras nuestro concepto de realidad, quedan ms claras.16 Rilke aparecer, como vemos, en cada uno de sus estadios de transicin. En 1960 exclama un gracias a Rilke y confiesa su vuelta a Rilke y a la poesa del misterio y del estremecimiento.17 Estas lecturas marcarn, sin duda, toda su obra posterior. En cualquier caso valgan ahora estas pinceladas para desembocar en la poesa vivanquiana que va de 1949 a 1957, es decir, entre Continuacin de la vida y El descampado, poca y potica sta que el propio poeta lleg a denominar realismo intimista trascendente.2. EL REALISMO INTIMISTA TRASCENDENTE 2.1. ELAO

1949

No cabe duda de que el ao 1944 es un annus mirabilis para la poesa espaola con la publicacin de Hijos de la ira de Damaso Alonso o Sombra del paraso de Vicente Aleixandre, dos duros y expresivos gritos existenciales en medio de una situacin extrema vital y social. Sin embargo, esa misma dcada, en 1949, desde una posicin expresiva distinta y desde una esttica de corte quiz ms intimista o retrada, una serie de poetas publican algunos de sus mejores libros. La casa encendida de Luis Rosales, Escrito a cada instante de Leopoldo Panero, La espera de Jos Mara Valverde o Continuacin de la vida de Luis Felipe Vivanco, son todos ellos ejemplo de esa voluntad conjunta de hallar un hueco de renovacin potica a travs de una apuesta por la reali16 17

Ibid., p. 109. Ibid., p. 156.

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dad ntima y trascendente de cada uno. Supone adems, creo, un paso importante en la bsqueda de una normalizacin de la situacin potica en Espaa, extremadamente daada por la guerra civil y por el exilio. El propio Vivanco en 1949, en un determinado momento de entusiasmo, escribe lo siguiente en su diario:Luis [Rosales] ha recitado en el Aula Potica del Ramiro de Maeztu su poema La casa encendida. La soltera solitaria en las habitaciones de su casa. Su dormitorio, sus muebles, su cama. Y, de pronto, una luz que se enciende en el cuarto trastero, a travs del patio. La marcha hacia esa luz. [] Despus de la lectura, fuimos todos juntos a cenar al Cuatro. [] A continuacin estuvimos en casa de Jos Luis [Aranguren]. [] Llegamos a casa a las cinco de la maana. [] Poesa y realidad. Que buen poema, el de Luis! Cmo me alegra el que lo haya hecho! Ahora ya tenemos cada uno nuestro libro: Leopoldo, Luis y yo. Y Valverde tambin el suyo. Poesa verdadera y sera: integral. Me alegrar que publique su libro Aleixandre. Qu buen ao lrico se prepara! [] Volvemos a entrar en la vida activa literaria. No hay quien lo pare. [] Poesa que va derecha al grano, al lenguaje y al alma, y a lo ms vivido de la vida. Poesa desde la realidad. Poesa como suprarrealidad. 18

Esta extensa cita muestra a las claras no slo el entusiasmo de un grupo de escritores en su madurez literaria, sino en igual medida una plena declaracin de intenciones poticas que acaban recogidas en los libros arriba citados. Evidentemente fue, como seala Vivanco, un buen ao lrico, y de su entusiasmo se desprende la necesidad de volver activamente a la literatura, asumiendo el hecho de que haban permanecido18

Ibid., pp. 51-52.

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fuera por motivos muy diversos. Pero volver supona, como afina oportunamente el poeta, volver con la prerrogativa de que nadie los pare, con una potica que buscaba una determinada diferencia que encontraron, como un hallazgo o revelacin, en la propia realidad, en la existencia, en lo que un tanto ambiguamente denomina suprarrealidad. Eso es, en su fundamento, Continuacin de la vida. Entre los nombres citados en esa entusiasmada entrada de su diario hallamos, no por casualidad, el de Jos Luis Aranguren. Y digo no por casualidad porque Aranguren ser quiz el primero en desarrollar verdaderamente, con fundamento esttico y filosfico, aquella primitiva potica apenas apuntada por Vivanco poco tiempo atrs. En ese ao de 1949 escribe el filsofo la que ser la potica del grupo, un artculo titulado, sin disimulos ni ambages conceptuales, Poesa y existencia. En este trabajo Aranguren defiende una poesa arraigada en la existencia, en el vivir y transcurrir de lo cotidiano, lo que l denomina poesa-existencia, poesa en el tiempo. Una poesa ajena a imaginismos, alejada de buceos en el inconsciente, de veleidades arcadianas y nostalgias romnticas. Para desarrollar coherentemente su hiptesis parte de una vieja distincin, la que separa poesa clsica de poesa romntica. Tanto la una como la otra acaban siendo escapatorias, fugas del presente, del ahora cotidiano, de la existencia, en definitiva. La poesa clsica nos habla de la vida como idilio y gloga, la vida abstracta, quiero decir, propia del hombre abstrado, enajenado de la realidad. Poesa, en fin, divorciada de la existencia.19 Por su parte, el hombre romntico, aade Aranguren, nicamente acierta a19

Aranguren, Jos Luis, Poesa y existencia, en Crtica y meditacin, Taurus, Madrid, 1977, p. 20.

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vivir entre nostalgias, siendo mucho ms reacio an que el poeta clsico a la cotidianidad de la vida, su refugio, ser, no ya la ficcin ahistrica, sino el sublimado recuerdo. [] Tambin el hombre romntico deserta de la realidad, pero su refugio no es el mito, sino la historia.20 Frente a ambos modelos, en una especie de superacin dialctica hegeliana, habla Aranguren de un post-romanticismo donde los poetas renuevan el repertorio de imgenes y tienden a reemplazar el recuerdo por la nostalgia y dar calor de intimidad a las desmesuradas fantasas romnticas.21 De alguna manera, en su intento de superar lo romntico acaban por extremarlo, como quiz le pasara al surrealismo. En esta rbita postromntica sita el filsofo a poetas como Mallarm, Baudelaire y Eliot. Luego, y tras sealar el desfase terico de la deshumanizacin orteguiana, seala la necesidad de una verdadera rehumanizacin del arte. As, afirma que el arte del inmediato ayer, igual que el clsico y el romntico, persiste consciente y deliberadamente en la separacin de poesa y existencia.22 Sin embargo, y a pesar de esa tenaz persistencia, sostiene Aranguren que hay un poeta clave a seguir, que es el poeta que ha abierto el camino, el que ha descendido hasta la existencia y nos la ha mostrado deliberadamente. Ese poeta no es otro que el ya mencionado Rainer Maria Rilke. En Espaa, el viraje fundamental hacia la existencia lo han dado, afirma, dos poetas clave: Dmaso Alonso y Vicente Aleixandre en el ao 1944. Se trata, segn Aranguren, de vivir en la realidad, en la existencia diaria y no en las ideas. Se trata de aprender la leccin de Rilke. Afirma:20 21 22

Ibid., p. 21. Ibid., p. 22. Ibid., p. 23.

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La vida es en s misma potica; toda experiencia encierra poesa y no hay otra que la entraada en el vivir; slo perduran los versos en que ha entrado el destino. Para Rilke no hay privilegiados instantes poticos; el hombre entero, an en sus ms cotidianos menestres, puede ser ocasin de poesa. Nada es pobre. Y as aconseja al joven poeta que vuelva sus ojos a la vida de cada da. De la humilde trama de la existencia estn sacadas las ms de las cosas cantadas por Rilke: fatigas, labores, preeces, partos, solitarias poluciones nocturnas, viejas costumbres, objetos familiares23

Estas formulaciones en las cuales, partiendo de Rilke, Aranguren establece las bases de una nueva potica-existencia, o potica-experiencia, servirn como respaldo terico a la obra de esos poetas de 1949, que se sentan volver a la vida literaria con vocacin de quedarse. Aranguren, hacia el final del artculo comentado, apunta muy someramente cmo esta poesa en el tiempo (tambin de corte machadiano), de la existencia (donde hay tambin un trasfondo kierkegaardiano) se haca presente en ese ao final de la dura dcada de 1940. As, para casi cerrar su artculo, menciona de pasada los nombres de Rosales, Panero, Valverde y de Vivanco, quien acababa de publicar Continuacin de la vida, [libro] verdaderamente importante del que habr de ocuparme largamente24 .2.2. CONTINUACINDE LA VIDA

A finales de 1949 aparece Continuacin de la vida en la coleccin de poesa Adonais. El libro cont con una muy buena acogida crtica, sealndose claramente el hecho de23 24

Ibid., p. 26. Ibid., p. 28.

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que era, sin duda, el mejor libro de Luis Felipe Vivanco hasta la fecha. El entusiasmo de Vivanco, y del grupo como vimos ms arriba, no era para menos. La crtica pareca ir acorde con sus ideas. No slo Aranguren, sino tambin figuras como Ricardo Gulln, que hablar del carcter contemplativo de la obra y de las virtudes del libro como diario potico, o Gerardo Diego, quien alabar su escritura vital y experiencial como prosa de la existencia, refuerzan la presencia del poeta y de sus compaeros. Todos coinciden en lo renovado de la forma de acercarse no slo al ejercicio potico como tal sino tambin en la forma de enhebrarse y fundirse lo potico y lo existencial a lo largo de la obra. El libro, siguiendo esa potica de fidelidad al objeto, a la existencia, nos sita en un espacio donde lo cotidiano, la vida menor y familiar, pasa, sin sentimentalismos ni viajes a la fantasa, al primer plano de la palabra potica. Haba conseguido quiz aquel objetivo suyo de 1947, cuando preparaba el libro, que era convertir en expresin potica su propio contenido humano. El libro se compone de catorce poemas, muchos de ellos divididos en secciones y movimientos que hacen que el poema vaya ganan-do en intensidad y fuerza reflexiva. Como bien seala Rafael Alarcn Sierra: Lo que unifica todas estas composiciones es que se trata de una poesa que busca la revelacin de un significado existencial y trascendente para la vida (la del sujeto lrico, pero tambin la de los dems) a travs de su experiencia intrahistrica, ntima, cotidiana (vivida, recordada y ensoada), mediante una palabra sentida y enraizada firmemente en el misterio de lo temporal y real. Es obvio que Antonio Machado y Rilke son sus dioses tutelares.2525

Alarcn Sierra, Rafael, op. cit., p. 66.

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Su diario, como en muchas otras ocasiones, sirve de taller y de muestrario de ideas. En una entrada de ese mismo ao 1949, escribe: La plenitud de lo real, su secreto, es lo que busca la poesa, es decir, a Dios. Pero por otro camino que la religin o la filosofa: por el camino de las cosas, por el camino del instante, de la eternidad del instante fugitivo. Y ms tarde se interroga: Por qu la poesa de Antonio Machado es ms honda ms profunda que la de ningn otro poeta de su tiempo, y an casi de todos los tiempos? Porque es una poesa afincada en la realidad del mundo, y las cosas son ms profundas que nuestros pensamientos.26 Al igual que en Tiempo de dolor,27 aunque de un modo ms certero y hondo, en muchos de los poemas de Continuacin de la vida asistimos a la constante tensin entre la vida cotidiana, arraigada en lo ms bsico, en lo que pasa desapercibido, en la vida retirada y la incesante consciencia de la imperfeccin de esa vida. Por ello late en todo el libro un tono resignado y emotivo, familiar, humano. Tal como seala Fernndez Roca: El tiempo (abstracto) de dolor se ha transformado en das (concretos) de paz familiar, en medidas de tiempo humanas y habituales, como esa naturaleza-espacio que se va poblando de animales y plantas bien individualizados. Ya estn dados los componente de Continuacin de la26 27

Vivanco, Diario, op. cit., p. 55. Anota en su diario: En Continuacin de la vida he querido hacer creacin temporal. Ya la hice en lo mejor de Tiempo de dolor y el ah el romanticismo del libro adems del romanticismo de mi actitud de entonces. Cuando escrib Tiempo de dolor, era un hombre maduro ya espiritualmente, pero no vitalmente. Me faltaba esa segunda madurez buena de la vida real, p. 39.

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vida, en espera de vehculo formal adecuado.28 As, con escasez de imgenes, con un lenguaje sencillo y directo, va trasparentndose una vida, que ser, como vimos en Rilke, vida siempre potica. Tal y como sealara Gerardo Diego de este libro, se trata de contenido vital, experiencial, autobiogrfico como base de su esencia. En la prosa, en la llamada prosa de la existencia, es donde est la poesa.29 El poema La embriagada, tal vez uno de los mejores del libro, y, me atrevo a decir, de la trayectoria potica de Vivanco, es un buen ejemplo. Un poema donde el peso lo lleva una voz femenina (transposicin de voz que tambin haba llevado a cabo Dmaso Alonso en 1944) que busca desorientada su camino ante la imperfeccin de la vida. ste es su arranque: He bebido. Estoy sola. Estoy ms sola / que las murallas frente al campo. / El valle es ancho. Las montaas / estn lejos. (Y cerca). O el poema El invierno, donde el poeta, a travs de esa prosa de la existencia, como sealaba Gerardo Diego, narra la contemplacin del paso del invier-no, el lento transitar del tiempo. Escribe: Da de nieve blanda. / Las cortinas echadas. / (Verdes, rojas, sus franjas) /Una firma al brasero. / Un vaso con violetas. / Y t, enfrente. /(Una copa / de coac, ya vaca). Este lenguaje, esta espera, es seal y dibujo de un tiempo que pasa y que puede dejarnos a un lado, como simples observadores. La vida domstica bien puede ser ejemplo. Escribe: Los trabajos secretos / en los das. Las obras / que brotan, diariamente, / de28

29

Fernndez Roca, Jos ngel, La palabra vivida. Aproximacin a Luis Felipe Vivanco y su poesa, en Luis Felipe Vivanco, Obras Completas. Vol. I, Trotta, Madrid, 2001, p. 60. Diego, Gerardo, El poeta arquitecto [1950], en Obras Completas. Prosa. Tomo VIII. Alfaguara, Madrid, 2000, p. 690.

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la actitud. (Los hechos / que son independientes / de nosotros.) / La nia su manecita pega / en el tabique. Y sigue / desfilando el invierno. / Pasa y no pasa. / Crece, / y no crece, la nia. / Y en-vejezco. Envejece / nuestro amor: labios hmedos, / empaadas miradas / de amor que se hace viejo / (ms usado, ms nuestro / por el tiempo). Se trata, pues, de una poesa apretada, como l mismo pretenda. Una poesa cuya base se halla en lo inmediato y en lo concreto, que enlaza lo descriptivo y lo meditativo con un aire de dilogo en tono menor, que continuamente se interrumpe para continuar, como tropezando en las emociones que produce lo vivido. Gracias a estos recursos, que se erigen en sus principales valores, son poemas difciles de aprehender en su totalidad pese a su aparente sencillez.30 Jos Luis Aranguren cumpli su palabra, y en 1950 se ocup largamente de Continuacin de la vida en el artculo La poesa de nuestra vida. Parte Aranguren de un postulado: No es ste un libro hecho exactamente con ideas. [] Pero s en cambio, desde una idea que posee al poeta y para la que vive.31 El mismo Vivanco lo haba descrito a lo largo de la dcada de 1940, como refleja su diario. Escriba en 1948: Cada da estoy ms convencido de que las ideas sobran en poesa, por lo menos en el poema. Los mejores poemas son los ayunos de ideas. [C]uantas menos ideas, ms emocin y ms misterio, ms hondura viva, ms raz nica insustituible. [] La palabra potica es ms que la idea; y este ms que tiene sobre la idea, es la poesa.3230 31

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Alarcn Sierra, Rafael, op. cit., pp. 67-68. Aranguren, Jos Luis, La poesa de nuestro tiempo, en Crtica y meditacin, op. cit., p. 42 Vivanco, Diario, op. cit., p. 29.

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Para Vivanco el poema debe ser la fusin de idea y vida, pero sobre todo realidad. La idea viva es a la vez la parte y el todo escribe, y por eso el llegar a ella se llama intuicin.33 Las palabras de Aranguren sobre el libro de Vivanco no dejan espacio a la duda: Continuacin de la vida se propone ser la explanacin potica poesa intelectual y moral en el me-jor sentido de ambas palabras de una manera de vida reco-gida en la honda verdad de s misma.34 Esta propuesta se alcanza mediante lo que podemos denominar tcnica apropiacionista del poeta. El poeta se entrega al paisaje, a la realidad y la torna realidad potica. Aranguren sostiene que para Vivanco nuestra vida no es utpica, no acontece en ninguna parte, sino en esos paisajes que nicamente nos importan en tanto que vividos y nuestros. [] Nuestra vida cotidiana, gris, vulgar, es en s misma potica.35 De esta apropiacin da cuenta el propio poeta en su diario al sostener: Mi obra consiste en pertenecer, no en hacer. Por el hacer, las cosas pertenecen a uno. Pero yo me entrego al paisaje, a Mara Luisa, a las nias. Pertenezco a estas realidades.36 Todos y cada uno de estos elementos de vinculacin entre realidad y poesa desembocan en una determinada potica que estar muy presente tanto en este libro como en el siguiente, El descampado. Vivanco definir esta potica como realismo intimista trascendente. En su diario encontramos claras muestras de esta potica de carcter temporal.33 34

35 36

Ibid., p. 41. Aranguren, Jos Luis, La poesa de nuestro tiempo, en Crtica y meditacin, op. cit., p. 42 Ibid., pp. 44-47. Vivanco, Diario, op. cit., p. 48.

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El problema de la poesa escribe es el de la realidad, y el de sta, el del tiempo; es decir, el de los das y las horas; es decir, el de los instantes; es decir, el de la luz y la lluvia de cada instante; es decir, el de la contemplacin y la vida de cada instante; es decir, el del destino del hombre. Realidad del mundo y destino del hombre. [] El destino del poeta est en la realidad. [] Nada real me es ajeno.37 En estas palabras se condensan los elementos diversos y concentrados de su intencin potica. Elementos que quedarn plenamente matizados en un articulo de 1950 titulado Aproximndome a la poesa temporal y realista,38 publicado en la revista santanderina Proel. Entre las ideas clave del texto hallamos lo siguiente: me he tirado de ca-beza a lo absoluto lo mismo en el lenguaje que en la emocin del contenido, pero a travs de lo real []. Esto quiere decir que, poticamente, cada vez me inclino ms al realismo, pero un realismo mstico [] y trascendente. (Si me pidieran la frmula de mi poesa actual, dara sta: realismo intimista trascendente.) El verso vivo debe arraigar siempre, no slo en la experiencia vivida, sino hasta en una concreta situacin vital. De alguna forma la postura de Vivanco implica no simplemente una superacin del modelo juanramoniano que exiga que la palabra fuese la cosa misma, sino que en este caso el poeta busca ser uno espiritualmente la cosa misma, es decir, realidad trascendida por la propia palabra, por la experiencia.

37 38

Vivanco, Diario, Op. cit., pp. 54-55. Vivanco, Luis Felipe, Aproximndome a la poesa temporal y realista, en Proel, 6, 1950, pp. 15-27.

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2.3. FIN

DE UN TRAYECTO?

SOBRE EL

DESCAMPADO

La dcada de 1950 es, como l mismo aventuraba, una dcada intensa y llena de actividades.39 Sobre manera es una dcada entregada a la reflexin sobre el hecho potico, sobre la creacin potica, cuya desembocadura ser, en 1957, su Introduccin a la poesa espaola contempornea, que recibira el Premio Fastenrath de la Real Academia Espaola. Igualmente ahonda en ese realismo intimista trascendente, en esa poetizacin de la vida real, cuya culminacin (y agotamiento, quiz), sea otro libro importante en su trayectoria, El descampado, tambin del ao 1957. En el ao 1953 publica su libro Los ojos de Toledo, que haba concluido a finales de 1952. Y entre 1953 y 1954 comienza la escritura paralela de Lecciones para el hijo y El descampado40 . Es importante mantener unidas las dos obra de 1957. Tanto la Introduccin a la poesa espaola contempornea como El descampado comparten un hilo sutil de conexin. Por una parte su trabajo terico no es simplemente el recorrido personal, de poetas que siempre me han acompaado41 a modo de catlogo, sino ms all de eso se trata de una forma de cerrar su potica realista, algo que, por otro lado, lleva a39

40

41

Alarcn Sierra, Rafael, op. cit., p. 76 y ss, tilda atinadamente de encrucijada a esta dcada para nuestro poeta. Conferencias, trabajos sobre arte y literatura, proyectos de libros, lecturas, etc. En esas mismas fechas, como veremos a continuacin, escribe algunos poemas que formarn parte de Memoria de la plata, publicado en 1958. Escribe: se trata de poetas que me han acompaado siempre de una manera activa y eficiente desde mis aos de formacin juvenil. [] En este sentido, es un libro hecho con lecturas no de orden cultural, sino, por as decirlo, de orden existencial, Introduccin a la poesa espaola contempornea, op. cit., p. 15.

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cabo lricamente con El descampado. Desde el inicio de la Introduccin, en el apartado titulado Poesa lrica e intrahistoria, y ms concretamente en la seccin Lenguaje repetido y palabra fundante, Vivanco expone la que hasta entonces ha sido su potica,42 aadiendo algn matiz e idea interesantes. All afirma: yo creo que la poesa consiste en estar cada vez ms cerca de una realidad, hacindola, a fuerza de imaginacin o de palabra concreta imaginativa, ms real de lo que era.43 Para llegar a ese estado Vivanco considera que la poesa se ha visto sometida a un proceso de transformacin, transitando desde la fantasa modernista hasta la imaginacin de lo real. En este sentido escribe se puede decir que la dialctica interna de la poesa espaola contempornea ha consistido en pasar de la fantasa modernista a la imaginacin de lo real y dentro de sta a la autonoma o al automatismo de las imgenes, para volver a una palabra radicalmente vital o existencial.44 Inmediatamente despus cita a Csar Vallejo: Hacedores de imgenes, devolved las palabras a los hombres, trabajo que segn Vivanco, ya haban comenzado a hacer Unamuno y los hermanos Machado, y que ahora algunos poetas, l, por ejemplo, se empean y se han empeado, durante la ltima dcada, en retomar. No cabe duda de que es sumamente interesante, e importante para nuestro poeta, esta separacin entre fantasa e imaginacin. La fantasa, segn expone, no es slo diferente sino que es plenamente lo contrario de la imaginacin, su42

43 44

En su diario seala que ante la pregunta de un entrevistador ingls que le solicita unas palabras sobre su poesa el afirma he contestado con varios pasajes de mi Introduccin, Vivanco, Diario, Op. cit., p. 117. Vivanco, Introduccin a la poesa espaola contempornea, op. cit., p. 15. Ibid., p. 19.

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extremo opuesto. El exceso de fantasa, sostiene, es uno de lo mayores males de la humanidad. Con el objetivo de reforzar su tesis acude a Martin Heidegger,45 para quien la imaginacin implica la inclusin de lo extrao en el rostro de lo confiado. Esto es lo importante en la imaginacin afirma Vivanco siguiendo al filsofo alemn: que haya inclusin de lo extrao en lo confiado, o de lo misterioso en lo real, y que la inclusin misma se haga visible en una forma viviente o poemtica46 . Y ms adelante aade algo que ha estado muy presente en su potica, es decir, lo real, pero hace hincapi en un concepto ms abierto, y quiz nuevo, el dilogo. Afirma: La poesa, no slo no es un sueo: es lo ms real; no slo no es un monlogo: es un dilogo esencial y constitutivo del hombre en su ser temporal o histrico. [] La palabra potica funda la realidad precisamente porque es una palabra imaginativa .47 Imaginacin y dilogo son dos palabras nuevas que entran en este nuevo ruedo potico vivanquiano, que quiz mereciesen un estudio aparte. Vivanco en ese momento apuesta por un lenguaje como habla o dilogo, fundado en una imaginacin de lo real, que asuma la realidad radical de su propia existencia as como tambin, y esto es un matiz sumamente importante para su siguiente libro de poemas, El descampado, la realidad existencial de los dems.4845

46 47 48

Las citas de Heidegger proceden en su mayora de su trabajo Holderlin y la esencia de la poesa, que haba sido traducido en la revista Escorial, de la que formaba parte Vivanco, Vol 10, Nro. 28 (1943) pp. 180-193. Ibid., p. 21. Ibid., pp. 21-22. Ibid., p. 24.

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Sin embargo, si bien es comprensible la referencia a Heidegger dado el contexto filosfico en el que nos hallamos, no deja de ser curiosa la omisin de Coleridge. No cabe duda de que Vivanco conoca, as lo muestra en su diario, la diferencia terica que el poeta romntico establece entre fantasa e imaginacin, y sin embargo no lo nombra, quiz porque nombrarlo supona dar una presencia demasiado visible al romanticismo. De esta teora del poeta romntico es deudor Vivanco, y dicha separacin estar muy presente en El descampado. Coleridge, al igual que nuestro poeta, opone ambos elementos. En el cuarto captulo de su Biographia Literaria escribe Coleridge: Repetidas meditaciones me llevaron a sospechar [] que la fantasa y la imaginacin son dos facultades inconfundibles y muy diferentes en lugar de ser, segn la creencia general, dos nombres con el mismo sentido o, como mximo, los grados ms alto y ms bajo de la misma potencia.49 Ms adelante, en el captulo XIII, afirmar de un modo similar a la manera en la que muchos aos despus lo har Vivanco: La imaginacin primaria es para m el Poder vital y el principal Agente de toda Percepcin humana, una repeticin en la mente finita del acto eterno de creacin en el Yo soy infinito. [] La fantasa, por el contrario, no puede jugar sino con lo fijo y definido. La fantasa no es ciertamente ms que una modalidad de la memoria emancipada del orden temporal y del espacial.50 Para Colerdige la imaginacin contiene el factor creativo, moldea la realidad y su vehculo es la palabra potica, mientras que la fantasa juega y maneja simplemente los elementos de la memoria.49

50

Coleridge, S. T., Biographia literaria. J. M. Dent & Co., London, 1906, p. 45. Ibid., pp. 159-160.

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Shelley tambin haba centrado su atencin en la relacin imaginacin-poesa dentro de su Defensa de la poesa. Vivanco escribe lo siguiente en el ao 1953 sobre este poeta romntico: Hay que aceptar lo de Shelley en su Defensa de la poesa y considerar a la imaginacin como principio activo independiente.51 Es, pues, evidente la influencia terica, y tambin prctica, del romanticismo ingls en la rbita creativa de El descampado. Otro autor, ms cercano en el tiempo, que analiza en la dcada de 1930 la relacin entre imaginacin y fantasa es un poeta tambin conocido y ledo por Vivanco, T. S. Eliot, quien dentro de su Funcin de la poesa y funcin de la crtica dedica unas pginas a Wordsworth y a Coleridge. Eliot cuestiona la idea de Coleridge de deslindar imaginacin y memoria, dejando esta ltima en manos de la fantasa. Sostiene lo siguiente: me parece errneo hablar de la memoria en conexin con la fantasa y omitir hacerlo a propsito de la imaginacin. [] Y yo dira que la sensibilidad de todo poeta realiza al leer [] una seleccin peculiar e inconsciente de los materiales una imagen, una frase o una palabra que acaso emplear ms tarde. Y esta actividad de seleccin se manifiesta probablemente en todos los instantes de su vida sensitiva. [] Esta simple experiencia [] puede yacer dormida durante veinte aos y luego reaparecer transmutada en algn contexto potico de gran intensidad imaginativa.52 Vivanco quiz pudiese disentir de alguna de estas ideas pero en lo fundamental la arquitectura potica es la misma: imaginacin y realidad. Estos sern elementos clave de su potica a partir de El descampado.51 52

Vivanco, Diario, Op. cit., p. 72. Eliot, T. S., Funcin de la poesa y funcin de la crtica. Tusquets, Barcelona, 1999, pp. 113-114.

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Y cmo habr de darse esa relacin entre realidadimaginacin-poesa? En un libro de 1954, que ignoro si Vivanco lleg a manejar, del terico M. H. Abrams titulado El espejo y la lmpara. Teora romntica y tradicin crtica lo expone a travs de un doble movimiento, perceptivo y creador. Escribe: el acto de percepcin primario y ya creador nos da el fro mundo inanimado de la multitud siempre ansiosa. [] El subsiguiente y ms elevado acto de recreacin, entre sus otras funciones, al proyectar pasin y vida propias, transforma el fro mundo inanimado en un mundo clido, unido a la vida del hombre, y por ese acto mismo convierte lo que era materia de hecho, histrico, real, en materia de poesa.53 Este es el camino que conduce, a nivel terico, hacia El descampado. El libro El descampado ve la luz a finales del mes de marzo de 1957 dentro de la coleccin Juan Ruiz, de la revista Papeles de Son Armadans. El libro, como curiosidad, ir dedicado a su to Jos Bergamn. El libro est construido sobre dos partes algo dismiles entre s. La primera de ellas se titula El descampado, y se trata de una serie poemas de corte homogneo perfectamente trabajadas en la frmula realista intimista trascendente, mientras que la segunda parte lleva como ttulo La vida asonantada donde hallamos un conjunto de poemas de corte ms heterogneo. El libro incluye un prlogo del poeta Damaso Alonso quien, sin andarse por las ramas, escribe: he sentido una sacudida, un descuaje interior como desde haca aos no senta. El autor de Hijos de la ira har hincapi en el ttulo del libro que de53

Abrams, M. H., El espejo y la lmpara. Teora romntica y tradicin crtica. Barral Editores, Barcelona, 1975, p. 127.

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alguna forma retoma el viejo tema de Tiempo de dolor, es decir, el hombre separado de la naturaleza, del paisaje, pero que a la vez ansa convivir. En este sentido, como seala Fernndez Roca, algunas intuiciones que venan apuntando desde 1945 o antes alcanzan su desarrollo en El descampado, significados borrosos en los dos libros anteriores se iluminan retroactivamente con la lectura de ste.54 No cabe duda de que este libro cierra o es la culminacin para Vivanco de un modo concreto de hacer poesa. La naturaleza, el paisaje, su realidad son los elementos de este libro que a diferencia de Continuacin de la vida lleva ms all esa idea de trascendencia, antes apuntada, mediante el mencionado uso de la imaginacin de lo real. Esta es quiz la clave que hace de este libro, segn la crtica, el ms importante de su trayectoria. Jos Luis Cano, en un artculo publicado en nsula, ese mismo ao de 1957, lo explica del siguiente modo: Naturalmente que este interesante experimento de una poesa sin imgenes, o con las menos imgenes posibles, no debe confundirse con la mera transcripcin directa de la realidad. [] [E]n El descampado, Vivanco no se limita nunca a esa mera transcripcin de la realidad: su objetivo es expresar sta poticamente, trascenderla en poesa.55 El descampado, sin embargo, no es slo la nostalgia del campo, del que vive en la ciudad y suea estar en el campo, sino en igual manera es la bsqueda de lo sobrenatural, de la tras54 55

Fernndez Roca, op. cit., p. 63. Cano, Jos Luis, La poesa de Luis Felipe Vivanco, en nsula, 128129, julio de 1957, recogido en En torno a Leopoldo Panero y Luis Felipe Vivanco, en Francisco Rico (ed.), Historia y crtica de la literatura espaola, Domingo Yndurin (coord.), poca contempornea: 1939-1980, Ed. Crtica, Barcelona, 1980, p. 174.

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cendencia religiosa, en su sentido trascendental ms amplio, dentro de la realidad circundante. Esta presencia de la otredad trascendente en la realidad natural la observaba ya el propio poeta durante su lectura de Hlderlin (de nuevo otro poeta romntico) en el ao 1952. Escriba en su diario: divina presencia de la naturaleza, de la realidad natural de las cosas, pues gracias a ser divina dicha presencia es como comunica directamente con el espritu y queda superada toda dualidad en la conciencia.56 En el ao 1954 da cuenta de haber concluido el libro partiendo de lo que l mismo denomina mi potica de siempre: la realidad es el ensueo, y el paisaje es el alma. Escribe entonces lo siguiente: He terminado de escribir los poemas de El descampado. Son 25. Y no me siento satisfecho de los poemas, de cada uno de los poemas. Pero no de haberlos terminado. Me gustara seguir dentro de ellos. Esta curiosa insatisfaccin (presente por lo dems en buena parte de su diario) pronto es superada. Escribe a los pocos das: Despus de El descampado me siento con el alma ms formada en la palabra segn una dimensin espiritual objetiva, y un ao ms tarde, en 1955, aade: Menos mal que estn ah los poemas de El descampado (que ahora me parecen buenos).57 El descampado trata, como vimos, de introducir el misterio en lo real, la ensoacin a travs de la realidad misma, no para desviarla hacia lo surreal, sino para hacerla ms visible, ms propia. Se tratara de un movimiento de fuera hacia el interior del poeta, quien de nuevo, hara brotar esa realidad. Escribe: Desde lo ms hondo seguir sin imge56 57

Vivanco, Diario, op. cit., p. 64. Ibid., pp. 82-83, 86.

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nes, / desde luz de suelo pajizo entre encinas / seguir mereciendo vivir hacia dentro. De esta forma trata el poeta de abrir un boquete hacia el misterio de la palabra sin alejarse de la realidad. Es decir, no se aspira a la unin con Dios, sino a contemplarlo a travs de las cosas; y no de manera resignada y provisional, sino para siempre, en un instante que se hace eterno; eso ser lo ms cercano al xtasis.58 El poema que da titulo al libro El descampado es muestra de este proceso. T ests en ese taxi parado, s, eres T un bulto en el crepsculo junto al bordillo blanco donde se acaba el campo de enfrente o descampado. [] Llueve fuerte y ests dentro del taxi (tal vez junto a ese chfer fatigado al volante). S que dentro del taxi no hay nadie, pero huele a lluvia de muy lejos. [] (mientras detrs de mis cristales aparece el retraso de ese barro, esos charcos del ancho descampado, yo tambin descampado, desterrado del campo!) A la manera romntica, al modo de un nuevo romanticismo59 de raz anglosajona, el poeta se siente un desterrado,58 59

Fernndez Roca, op. cit., p. 64. Un nuevo romanticismo que un poeta como Wallace Stevens, salvando las distancias estticas entre uno y otro, defina del siguiente modo: El poeta romntico hoy da es alguien que vive en una torre de marfil, pero esta torre tiene singulares vistas a vertederos pblicos y a los letreros luminosos de las Salsas Snider, del Jabn Ivory y de los coches Chevrolet; es un ermitao que vive solo, en compaa del

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condenado a pensar en una naturaleza que se aleja y en la bsqueda de una sobrenaturaleza en el instante presente, en estas cosas que nos acompaan y nos nombran.3. LA APERTURA DE LAS LNEAS ENEMIGAS

Cuando Vivanco ronda la cincuentena, concretamente en 1958, aparece su siguiente libro de poemas, Memoria de la plata. El libro lo publica en la coleccin Adonais y aade al ttulo una indicacin temporal 1927-1931. Este hecho, es decir la ambigedad cronolgica al ser publicado tan tardamente, as como la nota introductoria que no acaba de aclarar el objetivo del libro, ha derivado en la idea de tomar Memoria de la plata como un capricho del poeta que pretenda desenterrar viejos poemas vanguardistas. Sin embargo, cabe entender esto as? Es decir, por qu un poeta como Vivanco que acaba de publicar El descampado, su mejor libro segn la crtica, que estaba en el mejor momento de forma literaria y terica, publica este libro? No creo que haya en Vivanco una intencin caprichosa al respecto (no era un poeta de caprichos sino que meda perfectamente todo lo que publicaba) sino ms bien la necesidad de abrir y abrirse, fundamentalmente, nuevos caminos que le harn derivar en su libro pstumo Prosas propicias. De alguna forma, Vivanco pretende abrir, o mejor, reabrir un camino, el de la vanguardia de corte mstico, que dej en suspenso muchos aos atrs. Como acertadamente ha destacado Rafael Alarcn Sierra, es una especie de recuperacin del otrosol y de las estrellas, pero que reclama que le sirvan el infecto peridico, Citado en William York Tindall, Wallace Stevens, en Tres escritores norteamericanos. Gredos, Madrid, 1962, p. 59.

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poeta que pudo ser y que va realmente a ser a partir de ese momento.60 Creo que sta es la mejor hiptesis que ahora podemos desarrollar. El propio Alarcn Sierra ha analizado esta va interpretativa. Sostiene que para Vivanco dos hechos marcan, entre otros, la revisin de sus antiguos postulados de vanguardia. Por una parte, el estudio que desemboca en Introduccin a la poesa espaola contempornea le obliga a volver sobre sus propios pasos, y a la luz de la investigacin, confrontar su propia obra con la de otros autores, como es el caso de su admirado Rafael Alberti, cuyo Sobre los ngeles es influencia fundamental en Vivanco. Por otra parte, segn apuntan tanto Alarcn Sierra como Romars Pais, se sita la publicacin de Biografa incompleta de Gerardo Diego en 1953, donde recoge tanto su pasada como presente poesa creacionista. Parece importante destacar que ciertas semejanzas entre las obras de los dos autores pudo ser la causa de que Vivanco se animase a publicar la suya. Semejanzas circunstanciales como la de permanecer inditas muchos aos; similitudes de fondo como la defensa de la libertad imaginativa como va para llegar a la revelacin del ser.61 El mismo Vivanco da constancia de este hecho al dedicar Memoria de la plata a Gerardo Diego. Al igual que en Gerardo Diego en Vivanco se da un desdoblamiento de la creacin potica, una especie de esquizofrenia literaria, que les lleva, como al Dr. Jekill y Mr. Hyde, a moverse por caminos diversos.62 La diferencia reside60 61

62

Alarcn Sierra, Rafael, op. cit., p. 104. Romars Pais, Andrs, Memoria de la plata, Luis Felipe Vivanco, art. cit., p. 102. Santamara, Alberto, El extrao caso del Dr. Jekill y Mr. Gerardo Diego, en El diario montas, 16 de mayo de 2008, p. 84.

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en lo siguiente. Si Gerardo Diego afirma que sus poemas o bien han sido escritos en dcadas muy anteriores o bien escritos a la manera de juventud, Vivanco, por el contrario, no lo declara, haciendo ver que son poemas de juventud cuando no lo son realmente. Su diario de nuevo es la prueba. Escriba lo siguiente en 1955: Hecho balance del verano, incluido octubre, estoy satisfecho, [] me he terminado dos colecciones de poesa: La vida asonantada [que acabar incluida como seccin en El descampado] y Memoria de la plata. Son muy distintos entre s, pero estoy contento de ellos. Ahora lo difcil ser editarlos sin que me cueste nada.63 El poeta ha trabajado durante esos aos, a la par que en El descampado, en Memoria de la plata. Es ms, ese mismo ao confiesa haber escrito varios poemas del libro: Estoy dispuesto para la creacin, para darme entero a travs de ella. He escrito un poema con ttulo y estilo juvenil: Deseos de choque de caballera de un nio. Y estoy escribiendo otro lo mismo, pero religioso: Silueta de Abantos. Y estoy contento y excitado de escribirlos, y de haber conservado algo que me permite escribirlo. Estoy viviendo de mi independencia y mi exaltacin de antes de los veinte aos. Sin la conciencia atormentada de entonces.64 Ambos poemas acabarn formando parte de Memoria de la plata. Estoy viviendo de mi independencia, ste es un elemento clave para entender el libro. En estas palabras, no cabe duda del estado anmico del poeta, que desea abrir su pulmn creativo sin ningn tipo de puertas o de cercos autoimpuestos. Y al igual que en el caso de Diego, se unen en l, en ese momento, la madurez de un63 64

Vivanco, Diario, op. cit., p. 93. Vivanco, Los cuadernos de Segovia. Estancia y vagancias. Diputacin provincial de Segovia, Segovia, 1991, p. 74.

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escritor con los mtodos vanguardistas. De este modo, asistiremos, desde este instante, a la asuncin de otro poeta, no s si mejor, pero sobre todo ms interesante y ms importante, en cierta medida, para el presente potico. No podemos ni debemos leer, segn lo dicho, Memoria de la plata como un simple ejercicio de nostalgia, como un modo de recuperar poemas para el presente. Tan slo estamos seguros de que cinco poemas, del global del libro, pertenecen, con alguna variante, a la poca de juventud. Se trata del trptico Memoria de la plata y del poema Balada: el alma de un oso blanco, ambos publicados en Litoral, y la Elega a Garcilaso que se public en Nueva revista. Aparte de los mencionados ms arriba, en su diario hay mencin a otros poemas como por ejemplo Fbula del gran Fausto. En 1956, vuelve a trabajar sobre Memoria de la plata y escribe: me atosiga un poema sobre el cine, con actitudes y palabras juveniles. Es poema de nostalgia amorosa y de amor imposible. Si me sale bien, lo incorporar a Memoria de la plata. Me he pasado la maana releyendo a Novalis: Himnos a la noche [de nuevo un poeta romntico], al noche es una muchacha: la amada ideal y nocturna. Y en su caverna antigua, la pantalla en blanco. Y las escenas o imganes en blanco y negro, hechas con apariencia de movimiento y donde predomina la oscuridad. La muchacha, ahora est a mi lado. El cine como el gran misterio de la adolescencia []. Me tiene cogido el poema que llevar una cita de Novalis65 . El poema fue incluido en el libro y no se encabez finalmente con la cita de Novalis, sino con una de Goethe. No podemos tener certeza, pues, de la fecha de composicin de muchos de los poemas.65

Vivanco, Diario, op. cit., p. 94.

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Se trata, en fin, de reabrir el camino debido, fundamentalmente, a un agotamiento de la frmula realista, o quiz por la necesidad de extremar sta por la va de la imaginacin. Este concepto, imaginacin, es el que puede llegar a unir ambos modos de escritura vivanquiana. Escribe: Riqueza de imaginacin. Y peligros de la imaginacin. Peligro de la existencial radical.66 Los nombres que aparecen en este contexto son, aparte de los omnipresentes poetas romnticos y de Rilke, poetas como Reverdy, Alberti o Vallejo, as como otros poetas como Rimaud o Baudelaire (Para entrenarme, estoy leyendo a Baudelaire, escribe en 1954). Junto a ellos, en diversos momentos y bajo diferentes ideas aparecer el nombre de Edgar Alan Poe. Poe es, quiz, de los primeros autores cuya lectura, o relectura mejor, le lanzan al misterio, que aparece en El descampado pero sobre todo en Memoria de la plata. Escribe: Necesidad imperiosa de leer a Poe. [] Tengo que buscar a Poe por todo Madrid. Tengo que buscar mi alma antigua. [] Inteligente, pero con misterio. El misterio como cuestin de inteligencia.67 Ser Memoria de la plata el inicio de la conquista, el hallazgo inicial de ese alma antigua? El agotamiento de Vivanco lo podemos ver al confrontar el entusiasmo que muestra al introducirse en los poemas de Memoria de la plata frente al cansancio que hace patente al final de la escritura de El descampado. As lo certifica: Disgusto y desnimo frente a mi propia poesa en la lnea machadiana.68 Es66

67 68

Ibid., p. 93. Vase Andrs Romars Pais, Memoria de la plata, Luis Felipe Vivanco, art. cit., p. 105 y ss. Ibid., p. 72. Ibid., p. 98. A ese ciclo machadiano pertenecen Los caminos, Continuacin de la vida, El descampado y Lugares vividos.

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francamente palpable la diferencia en la predisposicin del poeta, que se percata de la necesidad de reinventarse a travs de la independencia. Pero no slo considera Vivanco que su poesa machadiana se est agotando sino tambin la poesa de su poca en general, y ste es, en definitiva, el motivo por el cual vuelve a sus poemas de juventud y sobre todo a su viejo mtodo de escritura, que es lo que verdaderamente le interesa. Escribe: La palabra potica actual, sobre todo en los ms jvenes, me parece una palabra potica cansada, sin ningn germen de renovacin fecunda de orden formal, es decir, espiritual y trascendente. [] Creo que mi palabra potica en Memoria de la plata, al cabo de cerca de treinta aos, puede servir de algo.69 Lo que el poeta exige es poesa, al aire libre,70 liberada. No deja de ser curiosa la ya lejana prediccin lanzada por Jos Luis Aranguren en 1950. En el mismo momento en el cual l formula el corpus de aquella potica realista dej escrito, quiz a modo de presagio, lo siguiente: [que la poesa] habr de ir ms all de nuestra vida, quiero decir, que el ciclo poesaexistencia, toca a su fin. [] Mas a travs de la poetizacin de la vida real, a travs tambin de la poesa en libertad, el poeta ha de alcanzar la cumbre de la palabra mensajera de un mundo nuevo.71 La lectura, pues, de Memoria de la plata como un libro de 1958 beneficia la visin presente de Luis Felipe Vivanco as como su situacin histrica. Dicho esto no cabe sostener, como indicaba en su momento Jos Mara Valverde, que Vivanco al no publicar este libro en su poca perdi una gran69 70 71

Ibid., p. 97. Ibid., p. 115. Aranguren, Jos Luis, Nuestro tiempo y la poesa, en Crtica y meditacin, op. cit., pp. 63-64.

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oportunidad, ya que habra sido considerado como uno de los poetas necesarios de la Generacin del 27.72 Similar opinin mantiene Fernndez Roca al afirmar que si hubiese publicado Memoria de la plata en su momento, y no veintisiete aos despus, la posicin de Vivanco en la historia literaria sera hoy bien diferente, pues este libro lo sita en la rbita de poetas del 27 con una precocidad slo superada por Miguel Hernndez.73 Es evidente que esto no era posible, no slo por cuestin esttica o generacional, sino porque materialmente el libro no exista como tal en aquella poca. Muy al contrario, se lograra ms si el libro se considerase como libro de 1958, como bsqueda de nuevos caminos y replanteamientos estticos tanto a nivel personal como colectivo. Ser un libro de 1958 lo hace ms importante, ya que nos muestra a un poeta totalmente diferente, un poeta abierto a una necesaria experimentacin. Como decamos ms arriba, Vivanco no publica este libro como un capricho de madurez, no con nostalgia hacia atrs escribe en la presentacin del libro sino con ilusin de palabra fecunda hacia delante a mis cincuenta con piernas giles y despreocupadas de mis veinticinco. El poeta emprende, en fin, en este punto un nuevo camino. Se trata de un libro de clara experimentacin lrica, no simplemente de surrealismo al uso, eso tambin es reseable. Baudelaire, Rimbaud, Alberti, los salmos bblicos, son citados en la presentacin. Hallamos en el libro desde un vanguar72

73

Segn Valverde hubiera valido como necesario dentro de esa generacin [la del 27], porque el humorismo de esa poesa combinado con su religiosidad le daba un sabor nico. Jos Mara Valverde, Introduccin, en Luis Felipe Vivanco, Antologa Potica, Alianza, Madrid, 1976, pp. 10-11. Fernndez Roca, op. cit., p. 51.

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dismo que podemos denominar mstico o religioso hasta una irona y humor punzantes.74 Una experimentacin que encontramos claramente en este libro y que marcar la obra de Vivanco. Hay una evidente variacin en el lenguaje, que introduce elementos de un marcado carcter urbano. Taxistas, tranvas, maquinistas, ftbol, tenis, turbinas, hidroelctricas, blues, jazz, cine, son algunos de los elementos que incorpora o recrea. Rafael Alarcn Sierra lo expone acertadamente: [Memoria de la plata] marca su creacin a partir de entonces: se transparenta en los poemas representables de Lecciones para el hijo, [] en un ciclo tan interesante como Poemas con el arte, del que slo aparecieron algunas muestras en publicaciones peridicas, o en el inters con que traduce y edita Versin celeste de Juan Larrea (una de sus admiraciones de juventud que recupera en los setenta) como si fuera cosa propia. Y, por supuesto, en su ltimo libro, Prosas propicias. [] Es decir, que Memoria de la plata no es un hecho aislado [], sino algo que transforma completamente su escritura, la abre hacia nuevas perspectivas.75 Vivanco, pues, no vuelve a ser el mismo. Quiz sea el mejor momento para volver sobre este otro Vivanco, mucho menos conocido y estudiado que el del realismo intimista trascendente. Sin duda poemas como el que da ttulo al libro, partiendo de una cita de San Juan de la Cruz76 donde se nos74

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Cfr. Andrs Romars Pais, Memoria de la plata de Luis Felipe Vivanco, en el contexto del vanguardismo espaol, art. cit., p. 119 y ss. Rafael Alarcn Sierra, Op. cit., p. 110-111. Por el platero que dice aqu, que no le figurara con lminas de plata, se entiende la memoria con su imaginacin, la cual bien propiamente se puede decir que sus noticias y las imaginaciones que puede fingir y fabricar son lminas de plata.

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habla de la posibilidad de una relacin entre imaginacin y memoria (recurdense las palabras de T. S. Eliot ms arriba apuntadas), son claro ejemplo de la renovada potencia potica que el poeta desea imprimir:Si la nieve me ordena figurarme una lmina de plata es porque Dios me necesita. Yo me pondr en tus manos, Seor, con el pecho del color de la celesta y alejadas de m las vboras que aprovechan arcaduces lentos en mis odos.

O el gran poema sobre el cine, Fbula del gran Fausto donde se hace presente la irona que estar muy presente en la posterior obra potica de Vivanco:Al gran Fausto! Al gran Fausto!, claman los altavoces martilleando sobre el fluir silencioso de la pantalla. A los magnficos salones, a las humillaciones y rodillas ensangrentadas del gran Fausto! Pero yo aprieto dulcemente la mano de esta muchacha que est sentada a mi lado. Aprieto la oscuridad pequea de su mano donde siguen sufriendo los romnticos alemanes.

Este proceso transformativo estar igualmente presente en Lecciones para el hijo, obra miscelnea que cumple a la perfeccin ese sentido de trnsito que se da en la poesa vivanquiana en los aos sesenta. El libro se publica en la editorial Aguilar en 1961, y all mezcla su prosa medida, reflexiva, cautivadora e irnica con poemas de diverso calado as como con tres hipnotizantes poemas representables. Tal vez en estos poemas es donde se observa a la perfeccin ese nuevo camino emprendido. En 1957 escribe el que considero uno de los43

mejores textos de Vivanco, Aviso del pjaro. Soliloquio plstico en tres voces,77 en cuya primera parte podemos leer:Hasta que llegue ese abrazo no hago ms que leer y morderme las uas (como si fueran las mrgenes apacibles de lagos soolientos), o desfondar bales sin encontrar en ellos el disfraz de mi fuga.

El propio poeta comenta la necesidad de transformarse poticamente: He querido romper mis lmites de poeta lrico. He querido avanzar por otros caminos. Rilke? Rimbaud? Baudelaire?. Este libro, con grandes poemas y prosas, y con profundos hallazgos expresivos, apenas tuvo acogida. Escribe en carta a Ridruejo: me envi Aguilar mi liquidacin de julio, y desde diciembre se haban vendido 23 ejemplares! Me siento desmoralizado como poeta.78 Sin embargo, en el ao 1963 describe el nuevo camino en prosa y experimental que desea emprender, basado en una escritura abierta, donde todo pueda tener cabida, cualquier suceso, cualquier realidad. Escribe: Poema en prosa. Quiero escribir con las tijeras, en vez de con la pluma. Recortar los pjaros de colores, como carcajadas libidinosas de los tontos de arriba. Quiero recortar blasfemias verdaderas para ponerlas a los pies de Santo Toms de Aquino. Su fiesta ha sido hace poco, y no me arrepiento. Quiero recortar maanas nubladas.79 A partir de mitad de la dcada de 1960 comienza a trabajar en varios proyectos (traducciones, ensayos, semillas de poemas) que desembocarn en una fecunda dcada de77

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En este poema s incluy una cita de Novalis. Es la siguiente: Todo saldr de nosotros y se har visible: nuestra alma se volver representable. Citado en Rafael Alarcn Sierra, op. cit., p. 119. Vivanco, Diario, op. cit., p. 22.

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1970.80 A comienzos de la dcada, en 1972, publica su ensayo Moratn y la ilustracin magica y ese mismo ao, como l mismo confiesa, paso en limpio los primeros poemas de Prosas propicias,81 libro que el poeta no ver publicado ya que la muerte terminar por impedirlo. Se trata en su mayora de poemas que ha ido escribiendo en aos anteriores en la rbita de esa transformacin lrica que tiene su raz en 1958. Poemas experimentales, dialogantes, irnicos y crticos hacia su presente. Un poema como Ramn se escribe a s mismo tiene su origen, seguramente, en la lectura del libro de Ramn Gmez de la Serna Cartas a m mismo del que da cuenta en su diario en el ao 1963. Escribe: Uno, dos, tres, cuatro libros buenos y verdaderos de Ramn: El alba y otras cosas, El Greco, El hombre perdido, Cratas a las golondrinas y Cartas a m mismo. Falta, tal vez, Automoribundia. Ramn, en Buenos Aires, tena tan poco como yo. No necesitaba el campo, es decir, la naturaleza, pero necesitaba suponer el ms all que nos rodea.82 En el poema de Vivanco incluido en Prosas propicias se da la trasposicin irnica de voz y leemos:Mi querido Ramn djame que te imite y me escriba m mismo pidindome dinero [] Si vieras lo fcil que es que ese gusano se convierta en linterna de bolsillo para nios hambrientos de juguetes

En este poema es evidente la parodia o la autoparodia que estar muy presente a lo largo del libro, as como la80

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En el ao 1975, por ejemplo, se le concede el premio de la Crtica por la recopilacin de su obra realista bajo el ttulo de Los caminos. Ibid., p. 225. Algunos poemas fueron apareciendo en Revista de Occidente y Cuadernos hispanoamericanos. Ibid., p. 206.

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stira y la crtica social.83 S, en la parte final de la obra, Vivanco inicia una crtica social y poltica sin concesiones. Prosas propicias aparecer pstumamente, en 1976, en al editorial Plaza y Jans.84 El libro contiene un interesante prlogo y un no menos interesante eplogo de Mara Luisa Gefaell, viuda del poeta, donde da a conocer la verdadera dimensin del libro de haber podido el poeta concluirlo. El texto de Gerardo Diego lleva por ttulo Este libro no necesita prlogo y segn el poeta del 27 libertad e imaginacin son dos de los ejes sobre los que el libro de Vivanco se sustenta. Y es que las prosas, tal como Luis Felipe las entiende escribe Diego, propician libertad. De cabo a rabo este libro es un canto a la libertad y un sarcasmo de sus enemigos, profanadores, hipcritas y asesinos. Y la libertad en la poesa exige la rienda suelta a la imaginacin. Diego insiste en conectar esta poesa con la anterior poesa de vanguardia: El sobrerrealismo, que ya le asisti a nuestro poeta en los comienzos de su adolescencia, le vuelve a impulsar en la gravedad de sus aos otoales. Superrealismo, creacionismo, expresionismo, pero no como escuelas sino en libertad librrima, que no tiene reparo en reflejar lo ajeno aqu y all porque se lo apropi por derecho de amor y simpata. Libertad e imaginacin, s, pero igualmente sarcasmo, stira, algo que hasta cierto punto es nuevo en Vivanco.83

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Vese al respecto de Andrs Romars Pais, Crtica y stira social en la poesa de Luis Felipe Vivanco: Prosas propicias (1976), art. cit. Segn relata Fernndez Roca, la viuda de Vivanco se esforz al mximo para publicar el libro pronto y sin que la censura lo mutilase, todo eran dificultades y reticencias, al final slo Plaza y Jans ofreci garantas, por lo que Mara Luisa se traslad a Barcelona, sostuvo largas negociaciones y control de cerca la edicin, op. cit., p. 67.

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O mejor dicho, el poeta, al verse libre, fuera de escuelas, fuera de crculos cerrados, se siente capaz de explayarse sin lmite. En Hacer dao escribe y describe una muy concreta situacin epocal:Pintan limpian bendicen se aquietan se enamoran acumulan regulan inoculan vinculan siempre para hacer dao [] Retozan son felices ignoran y recuerdan las fechas desagravian y embisten y se repiten niegan y vuelven a lo mismo se portan bien comprenden descubren la verdad y hasta piden perdn para hacer dao

La imaginacin y la libertad, en plena unin, le lanzan a la creacin de algunos de los mejores poemas de su carrera: Solo de nio, Soneto en prosa, Clnica, Libana 71, Hacer dao o Mutismo de Pablo. La composicin del libro se funda en el desarrollo pleno de un flujo de conciencia (hoy tan en boga) partiendo de un sentimiento, de un hecho, de algo observado o, como en el pasado, de un paisaje. El poeta busca la ruptura plena del monlogo intimista anterior y pretende, a partir de un lenguaje catico, mostrar el desamparo y desolacin de su propio mundo. Este cambio social origina que el mbito intimista en que se haba refugiado se desmorone y que, paralelamente, su discurso potico anterior, sobrio y contenido, se sienta como insuficiente para expresar su nueva realidad vital.85 Si en su poesa lenguaje y realidad se han dado la mano desde el principio, en este caso una realidad, y por extensin una sociedad con una poltica aberrante, necesita de un lenguaje residual e idntico que lo muestre. Por eso el modo tipogr85

Romars Pais, Andrs, Crtica y stira social en la poesa de Luis Felipe Vivanco: Prosas propicias (1976), art. cit., p. 180.

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fico de sus versos, por eso la enumeracin catica y por eso la destruccin del ritmo que no permite una lectura ni como puro verso ni como prosa. El verso libre, de ser esto verso libre, es el modo, o el nico camino que le queda al poeta para mostrar su desgarro con respecto al mundo. Vivanco, extendiendo los postulados abiertos en Memoria de la plata acumula ahora un vocabulario plural, heterclito, en el que los seres de la naturaleza se funden con las realidades urbanas, y el mundo de la tcnica con la esfera moral y sociolgica; de ello resulta un precipitado decididamente irracionalista.86 Irracionalista, s, pero en muchos casos, sobre todo en la segunda parte, con un fuerte trasfondo crtico social. El libro, tal y como qued finalmente,87 se divide en tres partes: Prosas lricas, Stira y Prosas de amistad. En la primera parte desarrolla una poesa ms de corte introyectivo, es decir, de puertas hacia dentro, dejando volar en cualquier caso la imaginacin y la reflexin. Un ejemplo importante lo hallamos en el poema Soneto en prosa:Somos los holandeses semidesenterrados de la guerra del 14 pero abarcamos mucho ms espacio con nuestros hbitos culturales del que puede resultar necesario para la completa extincin de nuestros nombres

En la segunda parte, como el nombre indica, inicia una stira y una directa crtica social y poltica. Como bien ha indicado Andrs Romars: La denuncia de la faltad de libertad, la censura, la opresin moral y fsica se observa en86 87

Fernndez Roca, op. cit., p. 68. El libro, tal y como lo proyect el poeta constaba de cuatro partes, pero no logr acabarlo. Vase ibid.

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la totalidad de las stiras.88 El ejemplo de Tercera repblica es clarividente:Otra voz y la misma que recoge la tizne y la tortura en la respiracin de nuestros hijos Se han reunido los hijos como sueos penltimos que escapan hacia su propia orilla de pisadas an libres Y ahora somos nosotros con traje ms gastado pero ms exigente Nuestros hijos descubren la educacin agreste caminante y proftica de esa voz que se adhiere desde su hoja de hierba y el contagio finito de su barro hacendoso a todos los motivos de un soar que es poltica y arrabales despiertos de dignidad humana y tercera Repblica

La tercera parte del libro recoge poemas dedicados a amigos, a poetas y escritores admirados y queridos, pequeos homenajes a los que estn y a los que, por diversos motivos, ya no estn. Un ejemplo es el ya citado poema dedicado a Ramn Gmez de la Serna, o los dedicados a Gerardo Diego (Gerardo enamorado) o a Dmaso Alonso (Insomnio 73) o a Pablo Neruda (Mutismo de Pablo). No deja de ser curioso el hecho de que los ltimos poemas del libro, dedicados a los amigos y a la amistad, concuerden con las ltimas anotaciones de su diario, en 1975. Lo ltimo que escribe en su diario, poco tiempo antes de fallecer, es lo siguiente: Qu ha sido de la amistad humana, antes y despus del Romanticismo? Tenan los romnticos verdadera capacidad de amistad, o sta es algo clsico?.8988

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Andrs Romars Pais, Crtica y stira social en la poesa de Luis Felipe Vivanco: Prosas propicias (1976), art. cit., p. 184. Vivanco, Diario, op. cit., p. 234.

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El libro, como seala Alarcn Sierra, tuvo escasa repercusin. Un entusiasmado Luis Rosales escriba: Prosas propicias es el libro ms estimulante y honesto que se puede leer y el ms independiente y testarudo, pero es tan adherente, que algunas de sus pginas te enferman, te levantan la piel. Su lenguaje es un sarpullido.90 Sin embargo ese sarpullido no lleg a contagiar. Fernndez Roca lo dibuja certeramente: Y en la calle el libro, su recepcin fue ms bien tibia. Eran los das de una indecisa transicin poltica, llena de sobresaltos, y los espaoles no estaban por revisar el caso de un poeta tantos aos tachado de oficialista; desde la izquierda, haba ya voces importantes de trayectoria progresista inequvoca y, en todo caso, se preferan los mensajes transparentes de los cantautores o los versos militantes de un Alberti; desde la derecha, obviamente, no exista el menor inters en recuperar a una oveja negra. En suma aunque Prosas propicias era un texto valioso y hasta de candente actualidad, cosech silencio o elogios de compromiso.91 Jos Luis Garca Martn escriba en 2002: apenas si Prosas propicias recibi alguna atencin. Hoy puede resultar una sorpresa para muchos lectores. Algunos puntos en comn tiene con Descripcin de la mentira, de Antonio Gamoneda, publicado al ao siguiente, y que puede considerarse igualmente como un ajuste de cuentas con el realismo y el compromiso sin renunciar al realismo ni al compromiso.92 Y ms adelante aade: Lo que menos nos interesa hoy de Prosas propicias prosas que son versos disfrazados es quiz lo que tiene de90 91 92

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Citado en Rafael Alarcn Sierra, Op. cit., p. 145. Fernndez Roca, op. cit., pp. 67-68. Jos Luis Garca Martn: Poesa I-II, en El cultural, 16 de enero 2002, p. 13. Ibid.

poesa poltica, de poesa de circunstancias muy ligada a los ltimos tiempos de la dictadura.93 Sin embargo, lo que s puede interesar hoy de Prosas propicias es la apertura del lenguaje, un lenguaje donde parece que todo puede tener cabida, desde el lirismo ms clsico y evidente que puede recordar a su realismo intimista trascendente, hasta un coloquialismo deslumbrante, irnico, potico: mi chapuza de acelgas subnormales, un enigma tal vez ni fu ni fa, advierte sin falta su desprendimiento de vibrtil antena cariosa as como la bsqueda de enumeraciones caticas, tal y como sucede en el poema Olvida los motores. Un libro, en definitiva, clave en su trayectoria, un libro que de haber sido ledo en su momento fuera de todo prejuicio, podra haber sido acogido perfectamente por los poetas de la poca, por los novsimos, por ejemplo. 94 Sin embargo, hipotetizar hacia el pasado es demasiado simple y falsificador. Quiz ahora, lanzados hacia el presente y tras un largo purgatorio, estas Prosas propicias, s que puedan tener su cabida en la poesa espaola reciente. Su carcter abierto, experimental, variable e irnico guarda ciertas similitudes y cercanas con buena parte de la poesa espaola joven. Tal vez sea el mejor momento para leerlo y volver a descubrirlo.9594

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Cabe destacar el caso de Manuel Vzquez Montalbn quien en 1968 escriba: Lamentablemente, la poltica nos ha hecho infravalorar, me refiero a las gentes de mi atmsfera cultural, a poetas tan considerables como Panero, Valverde, Vivanco, en Jos Batll, Antologa de la nueva poesa espaola. 1968, 3. edicin, Lumen, Barcelona, 1922, p. 342. Resultan reveladoras estas palabras de Jos Mara Valverde, tras la muerte del poeta: Resulta, pues, que despus de ms de treinta aos de leer a Luis Felipe Vivanco, ahora me parece empezar a captar del todo sus versos, que me prometo seguir releyendo, en Introduccin, op. cit., p. 15.

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4. APUNTE FINAL SOBRE ESTA EDICIN

El objetivo de esta edicin no es otro que el de mostrar para el presente a un poeta que ha permanecido en los mrgenes de la literatura espaola, en ocasiones por meritos propios pero en la mayora de las ocasiones por pereza o por desidia o por desconocimiento de buena parte de su obra. En el ao 2001, la mala suerte volvi a planear sobre este poeta. Ese ao se publicaron, al fin, sus obras completas. El proyecto consista en editar su poesa completa as como su obra ensaystica. Sin embargo, no pareca el momento adecuado. La escasa repercusin de la obra, y las escasas ventas provocaron que el proyecto se viniese abajo. En cualquier caso vieron la luz los dos primeros tomos, que parece sern los nicos por ahora, donde se inclua su poesa completa. Esperemos que a no mucho tardar podamos ver, de la mano de alguno de sus principales estudiosos, nuevas ediciones de su obra, fundamentalmente de la obra ensaystica. Es el mejor momento para volver sobre Vivanco? Es difcil responder. Fundamentalmente su ltima obra, as como los poemas representables de Lecciones para el hijo, nos muestran a un poeta cuya experimentacin emparenta con algunos de los movimientos estticos actuales, a pesar, evidentemente, de las distancias ideolgicas o temticas. La lectura de este ltimo Vivanco no dejar indiferente. Se trata de leerlo desde otra perspectiva, desde la perspectiva del presente, dejando a un lado prejuicios, y ahondando en lo que verdaderamente importa, su obra. De este modo, la seleccin de los textos responde a un inters preciso por mostrar, en una pequea dosis, la obra del poeta. Para ello, he seleccionado aquellos poemas que mejor, creo, pueden inducir e introducir a la lectura de Luis52

Felipe Vivanco, poemas que van desde Continuacin de la vida hasta Prosas propicias. La procedencia de los textos es la siguiente: La embriagada y Los guardafrenos, forman parte de Continuacin de la vida (1949). Los poemas Al cabo de los aos y El descampado, pertenecen al libro de 1957 El descampado. Memoria de la plata, Balada: el alma de un oso blanco y Fbula del gran Fausto formaron parte del libro Memoria de la plata, de 1958. Si bien alguno de ellos fue compuesto en fecha muy anterior, he considerado estos poemas, dado lo explicado ms arriba, poemas publicados en 1958, y como tal los he incluido. Se incluye tambin la primera parte del poema representable Aviso del pjaro. Soliloquio plstico a tres voces, que el poeta public dentro de Lecciones para el hijo. Finalmente se incluyen algunos poemas de Prosas propicias tales como Solo de nio, Soneto en prosa, Otra vez la nieve, Clnica, Libana 71, Mar cantbrico, Tercera Repblica, Hacer dao, Epigramas y Ramn se escribe a s mismo. Evidentemente la seleccin podra ser otra, y seguramente habrn quedado grandes poemas fuera, sin embargo lo fundamental era mostrar el desarrollo de una obra en crecimiento, la obra de un poeta an por descubrir. Para concluir quisiera agradecer a la editora, Elda Lavn, su disposicin para editar este libro. Tambin quisiera agradecer a los profesores Rafael Alarcn Sierra y Andrs Romars Pais el haber puesto a mi disposicin su bagaje, conocimientos y publicaciones, siempre sobresalientes, sobre la obra y la figura de Luis Felipe Vivanco. Y finalmente quisiera agradecer a Soledad Vivanco y, en general, a la familia del poeta, la posibilidad brindada para publicar este libro, as como su generosidad en todo momento.53