CREER ES AMAR, AMAR...

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Verdad y Libertad Asociación Persona y Familia Pág. 1 CREER ES AMAR, AMAR ABSOLUTAMENTE* Nº 24 Año 2013 abril El año de la fe es el gran regalo que Benedicto XVI nos ha dejado. En medio de tantas incertidumbres como sacuden a la barca de Pedro, la palabra de Dios es veraz, cuando Jesús se dirige a los discípulos para decirles: “Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido” (LC 24, 49). Así la Iglesia se dispone para vivir los grandes acontecimientos de este tiempo gozoso, la Asunción y Pentecostés, conduciéndonos de la cruz a la luz. La vida de fe de cualquier hombre se acrisola en el sufrimiento y la fidelidad de cada día, en las impo- tencias y en las noches oscuras; es tanto el cansancio, que los mejores sentimientos palidecen y la cruz se nos hace inexorable. Pero hay una puerta abierta para iniciar el camino que sella la unión entre la fe y la vida. Cristo con su pasión y resurrección ha cruzado el umbral de la esperanza, y nos invita a ca- minar tras Él, a fundir lo humano en lo divino, y creer en un solo Dios que es Amor. “Creer es sólo amar y nada puede y debe ser creído si no es el amor”, porque sólo el amor es digno de fe. ¿Dónde se encuentra ese camino humano y real? Hay muchos caminos, pero la familia es el primero y más impor- tante de todos, es verdaderamente el umbral de la fe, así nos lo ha enseñado Juan Pablo II. La familia está llamada a ser testimonio e irradiación, a expresar con el sí a la vida el amor que no deja de crecer en la Iglesia. La familia cristiana se convierte así en misericordia para el mundo. “No tenga- mos miedo de las sorpresas de Dios”, como nos ha recordado el Papa Francisco en la Vigilia Pascual. “No nos cerremos a la novedad que Dios quiere traer a nuestras vidas”. * H. U. VON BALTHASAR, Sólo el amor es digno de fe, Sígueme, Salamanca 4 1995, 93 s.

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Verdad y

Libertad

Asociación Persona y Familia Pág. 1

CREER ES AMAR, AMAR ABSOLUTAMENTE*

Nº 24 Año 2013

abril

El año de la fe es el gran regalo que Benedicto XVI nos ha dejado. En medio de tantas incertidumbres como sacuden a la barca de Pedro, la palabra de Dios es veraz, cuando Jesús se dirige a los discípulos para decirles: “Yo os enviaré lo que mi Padre ha prometido” (LC 24, 49). Así la Iglesia se dispone para vivir los grandes acontecimientos de este tiempo gozoso, la Asunción y Pentecostés, conduciéndonos de la cruz a la luz. La vida de fe de cualquier hombre se acrisola en el sufrimiento y la fidelidad de cada día, en las impo-tencias y en las noches oscuras; es tanto el cansancio, que los mejores sentimientos palidecen y la cruz se nos hace inexorable. Pero hay una puerta abierta para iniciar el camino que sella la unión entre la fe y la vida. Cristo con su pasión y resurrección ha cruzado el umbral de la esperanza, y nos invita a ca-minar tras Él, a fundir lo humano en lo divino, y creer en un solo Dios que es Amor. “Creer es sólo amar y nada puede y debe ser creído si no es el amor”, porque sólo el amor es digno de fe. ¿Dónde se encuentra ese camino humano y real? Hay muchos caminos, pero la familia es el primero y más impor-tante de todos, es verdaderamente el umbral de la fe, así nos lo ha enseñado Juan Pablo II. La familia está llamada a ser testimonio e irradiación, a expresar con el sí a la vida el amor que no deja de crecer en la Iglesia. La familia cristiana se convierte así en misericordia para el mundo. “No tenga-mos miedo de las sorpresas de Dios”, como nos ha recordado el Papa Francisco en la Vigilia Pascual. “No nos cerremos a la novedad que Dios quiere traer a nuestras vidas”.

* H. U. VON BALTHASAR, Sólo el amor es digno de fe, Sígueme, Salamanca 41995, 93 s.

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LA FAMILIA EN EL AÑO DE LA FE J u a n J o s é P é r e z - S o b a

La puerta y el umbral: el “lugar del misterio” La imagen de la puerta nos hace evocar en la memoria las reflexio-nes de Juan Pablo II en el gran jubileo del año 2000. No podemos ol-vidarlas, pues pertene-cen a lo más rico de nuestra propia historia. Estas son sus palabras: “La indicación de la puerta recuerda la res-ponsabilidad de cada

creyente de cruzar su umbral. Pasar por aquella puerta significa confesar que Cristo Jesús es el Señor, fortaleciendo la fe en Él para vivir la vida nueva que nos ha dado. Es una decisión que presu-pone la libertad de elegir y, al mismo tiempo, el valor de dejar algo, sabiendo que se alcanza la vi-da divina (cf. Mt 13, 44-46)”4. Si es una llamada urgente a la libertad humana, ésta se debe a la pre-sencia misma de Cristo que dice de sí mismo “Yo soy la puerta” (Jn 10,7)5.

Son unos pensamientos que acompañaban desde hace mucho tiempo al Papa. Un signo de ello es que quiso titular el libro-entrevista con Messori: cruzando el umbral de la esperanza6. Era un título

que condensaba la conciencia de su propia misión: la de llevar a la Iglesia al nuevo milenio como un camino de fe iluminado por el rostro de Cristo7.

La realidad de un “umbral” en relación a la puerta es el modo como el Papa polaco pensaba la llama-da de Dios desde un punto de vista antropológico8.De hecho, la reflexión mayor sobre su concepción de “umbral” es la que encontramos en Tríptico Romano y en la que se puede rastrear que se trata ante todo de la llamada que supone para el hombre la presencia del misterio de Dios en su vida, en cuanto presenta a Cristo como: “el Verbo eterno como si fuera un umbral invisible”9. Se refiere así a una “presencia”, de modo que podemos entender que no se trata de una idea que se impone, cuanto como un “lugar” al que nos llama y una “intimidad” en la que hay que entrar. Todo ello se significa en este libro narrativamente, para indicar cómo el destino de todo hombre es atravesar esa puerta para encontrar detrás de ella la razón más profunda de vivir. Todas estas características que iluminan el “umbral” tienen una valencia muy es-pecial en la familia, en ella se conjugan con un sentido lleno de trascendencia el lugar donde el hombre es querido por quién es y se le capacita para responder a su vocación al amor. Esto es lo que se realiza en ese “umbral” del misterio confor-mado en la llamada a cruzarlo, en primer lugar con la gran responsabilidad de dar vida a nuevos hijos de Dios, pues Adán y Eva ante su paternidad: “¡Saben que pasaron el umbral de la más grande responsabilidad!”10.

No por un casual Benedicto XVI ha querido comparar la invitación al año de la fe con el hecho de cruzar una puerta que se convierte en símbolo privilegiado de la misma fe. “«La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros”1. Una puerta abierta es de por sí una llamada, sentimos una natural tendencia a entrar en ella, porque nos aparece como promesa de un misterio.

En verdad, lo que se esconde en esta parábola es mucho más serio. La imagen, en cuanto anclada en la Biblia, nos obliga a meditar sobre su valor antes de responder irreflexivamente a sus requerimientos. En particular hallamos en la figura de la puerta una doble vertiente que tiene que ver siempre con un cambio radical de vida. Significa, por una parte, acceder a un ámbito de vida nueva, a modo de una “casa de fa-milia”, a un “mundo interior” con sus propios significados que deben ser aceptados por el que se intro-duce para no ser considerado un intruso. Dentro de la revelación de nuestra fe, tal como nos explica el Papa esta novedad queda calificada aquí como “vida de comunión con Dios” y sellada en la comunión eclesial como referente visible y próximo. Pero, por otra parte, según la imagen evangélica de la “puerta estrecha” (cfr. Mt 7,13-14) que retoma la comparación antigua de “los dos caminos” a modo de elección de vida2, atreverse a pasar la puerta es el inicio de un camino que, en este caso, es el modo de sellar la unión entre la fe y la vida. Así nos dice el Pontífice: “Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida”3.

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Todo el año de la fe se ha de entender como la necesidad de cruzar el umbral y entrar de lleno en el misterio que nos salva, en la realidad maravillo-sa de la fecundidad de la fe en nuestras vidas, por vivir en ella la recepción del anuncio de la Pala-bra. Benedicto XVI lo explica en su integridad: “Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Éste empieza con el bautismo (cfr. Rm 6,4), con el que podemos llamar a Dios con el nombre de Padre, y se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús que, con el don del Espíritu Santo, ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él (cfr. Jn 17,22). Profesar la fe en la Trinidad –Padre, Hijo y Espíritu Santo- equivale a creer en un solo Dios que es Amor (cfr. 1 Jn 4,8): el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el miste-rio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Se-ñor”.

Pero si estas son las claves de una llamada impera-tiva a ir más allá del umbral, a recorrer con valent-ía el camino de la fe, hemos de ser conscientes de que, de algún modo, no se abandona nunca el um-bral, porque el misterio es siempre mayor que lo alcanzado. Vivir en el umbral significa ahora no perder el profundo sentido de reverencia, de estar en un lugar sagrado que impide profanar esa vida en su valor radicado en una relación con Dios y su plan de salvación.

El cambio de una vida en comunión

La realidad más familiar contenida en la imagen de la puerta es, tal como nos lo indica el Papa Rat-zinger, que es imposible entender la vida de fe cristiana sino como entrar en una Comunión muy especial: la vida divina. La referencia a la comu-nión en cuanto relación personal es entonces el objeto mismo de la fe. Sin duda, esto hace que pueda definirse también como creer en un amor: “Creer es solo amar, y nada puede y debe ser creí-do si no es el amor. Este es el peso, la «obra» de la fe: reconocer ese Prius absoluto e insuperable. Creer es amar, amar absolutamente”11. Por la diná-mica del amor que sostiene la fe como vida, la verdad que esta nos ilumina conduce a experimen-tar su presencia como capacidad de construir la comunión también entre los hombres. Benedicto XVI insiste especialmente en ello porque es cons-ciente de que todo “creo” es un “creemos”12, que la fe nos une en una comunión eclesial en la que participamos de una verdad más grande que la que

puede concebir cualquier creyente.

Es una vida de comunión nueva que nace de la fe y que, por eso mismo, se vive como un don que nos precede y al cual pertenecemos. Aquí descu-brimos de nuevo la centralidad de la familia para vivir adecuadamente esta dimensión de la fe. Es la primera comunión que el hombre vive y la razón más profunda de cualquier afecto de pertenencia. Es necesario vivir con profundidad estas dimen-siones de la experiencia de la fe para que esta arraigue y configure toda la personalidad del cre-yente13.

La familia cristiana, además, integrará el don de la fe como raíz última de su comunión, pues no la entenderá como un añadido a una estructura natu-ral que está a modo de sustrato, cuanto a modo de la comprensión radical de la vocación al amor que es la verdad radical que vive y le hace ser. Un pa-dre cristiano es por eso mismo “más padre” que uno que no lo es, porque su fe le hacer reconocer “toda” su paternidad. La vida de comunión fami-liar es el “lugar” más adecuado para la transmisión de la fe, pues se hace en un entorno donde se pue-den iluminar todas las pequeñas cosas que confi-guran una vida humana y se comparten en la con-vivencia familiar.

La familia como camino Entonces el primer camino que se abre al hombre por su fe es, necesariamente, familiar. No pode-mos olvidar las palabras de Juan Pablo II que tie-nen todo el peso del profetismo. Si en el mismo inicio de su Pontificado propuso como punto firme

que “el hombre es el camino de la Iglesia”14, es por-que ya tenía en mente lo que diría mucho después: que “entre los numerosos caminos, la familia es el primero y el más importante”15. Una afirmación que esconde la razón misma de ser del Instituto Juan Pablo II para los estudios sobre el matrimo-nio y la familia en la medida en que sabemos que, para el Papa Wojtyla, todo camino está iluminado por una verdad y es muy necesario reflexionar so-bre ella para no perderse16.¿Cuál es entonces el sentido de la familia en cuan-to camino? Tras las reflexiones que nos preceden queda claro que es doble.

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La primera es actuar como umbral, servir de invi-tación a las personas para que se acerquen y vivan delante del misterio. Es necesario para que la per-sona se sienta acompañada en ese momento tan difícil de la cercanía divina. Pues la presencia de Dios es muy fuerte y puede asustar. La familia queda así definida como el umbral de la fe, la rea-lidad humana donde el misterio se hace cercano. Así, ella misma es un testimonio ante la sociedad y, sobre todo, a las familias más próximas del mis-terio del amor de Dios. La segunda es ser ella misma camino de fe para quien ha cruzado el umbral. Contiene entonces todo lo que el ser humano necesita para crecer en cuanto persona y ahora de un modo entrelazado con la fe e iluminado por ella. Quien une ambos sentidos es la vocación al amor entendido como ser hijo, para ser esposo y llegar a ser padre, elementos fundamentales de identidad a los que la fe llena de nuevos contenidos específi-camente cristológicos y trinitarios.

Llamados a ser testigos del misterio: sal de la tierra Ahora la familia, en este camino de fe, ya no es para sí misma, debe responder a una misión. Actúa como el umbral que acoge al hombre, en donde encuentra una verdad diferente y recibe de forma significativa la invitación a atravesar la puerta.

Se juega aquí su propia identidad el hecho de ser “ella misma”17. Como toda misión cristiana en cuanto implica la fe se desempeña a modo de testi-monio que, en este caso, deberá realizarse en la doble vertiente que nos señalaba la puerta y el um-bral. Por una parte, debe vivir como realidad de presencia del misterio humano que conforma la familia, que exige la vivencia del “don sincero de sí mismo”18 y de la apertura radical de la propia intimidad a una comunión de personas. Es la belle-za del amor lo que debe enseñar la familia a un

mundo que necesita creer en él. La segunda di-mensión, es la intensa vida de fe a imagen de la Sagrada Familia. Transparentar que la razón auténtica de esa familia es el don de la fe recibido y compartido, este es el sustrato vital de lo que será la iniciación cristiana de los hijos, y la expre-sión de la adoración a Dios en la oración y los sa-cramentos. Así la familia es “sal de la tierra” (Mt 5,13), como tierra fecunda que da vida llena de la presencia de Dios que da sabor y preserva de la corrupción. Que siendo “signo de contradicción” (Lc 2,34) ante muchos que miran a otra parte, es de por sí una referencia a Cristo Salvador.

Auméntanos la fe Los Apóstoles llenos de la confianza que les inspi-ra la presencia del Maestro le piden: “¡Auméntanos la fe!” (Lc 17,5). Han percibido su importancia para vivir en servicio al Reino de Dios y han comprendido que su fuente es partici-par de la relación única que vive Jesucristo con el que llama su Padre. La respuesta que da Jesús a esta petición parece dura, pero es sabia. “Si tuvie-rais fe…” Aquí, lo que hace, es expresar un deseo. Le han pedido la fe como a un Maestro, Él pide por nosotros la fe como nuestro Salvador. No con-siste en un esfuerzo mayor por creer sino en una confianza última en el que ofrece su vida por no-sotros. Presenta como comparación un imposible “que una montaña se lance en el mar” (Lc 17,6), para que creamos en el Único que lo hace posible, el Padre. Sí, “todo es posible para quien cree” (Mc 9,23; cfr. Mt 19,23; Mc 10,27).

El paso de un principio a otro necesita la guía de la oración. Solo quien invoca, puede comprender que así participa de la omnipotencia de Dios, co-mo explica el Evangelista mediante la parábola de la viuda y el juez injusto (Lc 18,1-8): “para orar siempre sin desfallecer” (Lc 18,1). Es una verdad última y así se han de comprender en sentido de la escatología cristiana lo que el mismo Lucas nos presenta como el deseo profundo de Jesucristo: “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra?” (Lc 18,8).

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Es el momento de la fe en la familia como plan de Dios y esperanza de los hombres. Es el momento de la fe en las fa-milias como lugar en donde se recibe, se alimenta y se testi-monia la fe. Es el momento de la fe por las familias como parte de su misión de hacerla presente en el mundo como an-torchas que iluminan y guían a los hombres. Es el momento en que la Iglesia misma sea más familiar para poder brillar como Madre en la fe. Pues esa, y no otra, es su misión tal co-mo el Papa la invocaba en su peregrinación a Loreto en las puertas de la apertura del año de la fe: “Pero que el Hijo de Dios habite en la «casa viviente», en el templo, que es María, nos lleva a otro pensamiento: donde Dios habita, reconoce-mos que todos estamos «en casa»; donde Cristo habita, sus hermanos y sus hermanas jamás son extraños. María, que es la madre de Cristo, es también madre nuestra, nos abre la puerta de su casa, nos guía para entrar en la voluntad de su Hijo. Así pues, es la fe la que nos proporciona una casa en este mundo, la que nos reúne en una única familia y nos hace a todos hermanos y hermanas”19.■

1 BENEDICTO XVI, C.Ap. Porta fidei, n. 1. 2 Cfr. G. MENESTRINA, “L’immagine delle «due vie» nei Patres Apostolici”, en Verifiche 4 (1975) 47-63. 3 BENEDICTO XVI, C.Ap. Porta fidei, n. 1. 4 JUAN PABLO II, C.Ap. Incarnationis mysterium, n. 8. 5 Ibidem: “Ella evoca el paso que cada cristiano está llamado a dar del pecado a la gracia. Jesús dijo: «Yo soy la puerta» (Jn 10,7), para indicar que nadie puede tener acceso al Padre sino a través suyo”. 6 Cfr. JUAN PABLO II, Cruzando el umbral de la esperanza, Plaza y Janés, Barcelona 1994. 7 Cfr. las reflexiones contenidas en: L. MELINA –C. ANDERSON (eds.), Una via sempre attuale: l’intuizione sorgiva del pontificato del Beato Giovanni Paolo II. Atti del Congresso “Verso Cristo”. A 30 anni da Redemptor hominis. Attualità di una via all’uomo, presso il Pontificio Istituto Giovanni Paolo II. Roma, 16-17 ottobre 2009, en Anthropotes 27/1 (2011). 8 Cfr. M. T. CID VÁZQUEZ, Persona, amor y vocación. Dar un nombre al amor o la luz del sí, Edicep, Valencia 2009. 9 JUAN PABLO II, “Primer vidente”, en: Tríptico Romano, Fundación Universitaria San Antonio, Murcia 2003, 28; que repite además en: ID., “Imagen y semejanza”, en: Tríptico Romano, cit., 32. 10 JUAN PABLO II, “Presacramento”, en Tríptico Romano, cit., 36. Cfr. J. J. PÉREZ-SOBA DIEZ DEL CORRAL,“Vocación al matrimonio”, en Revista Española de Teología 72/1 (2012) 7-28. 11 H. U. VON BALTHASAR, Solo el amor es digno de fe, Sígueme, Salamanca 41995, 93 s. 12 Con la referencia que él hace en Spe salvia al libro: H. DE LUBAC, Catholicisme. Les aspects sociaux du dogme,Cerf, Paris 2003. 13 Cfr. J. MOUROUX, Je crois en toi. Structure personnelle de la foi, Du Cerf, Paris 21961. 14 Cfr. JUAN PABLO II, C.Enc. Redemptor hominis, n. 14: “este hombre es el primer camino que la Iglesia debe re-correr en el cumplimiento de su misión, él es el camino primero y fundamental de la Iglesia, camino trazado por Cristo mismo, vía que inmutablemente conduce a través del misterio de la Encarnación y de la Redención”. Cfr. J. J. PÉREZ-SOBA, “La revelación de una misión: la familia camino de la Iglesia”, en Il futuro di una via: la fecondità di Familiaris consortio 30 anni dopo, en Anthropotes 28/1 (2012) 207-235. 15 JUAN PABLO II, Carta a las familias, n. 2. Para su contenido: cfr. D. TETTAMANZI, La famiglia via della Chiesa,Ed. Massimo, Milano 1991. 16 Es lo que se ha buscado hacer en el Instituto con la publicación de: L. MELINA, Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia. Identidad, misión, proyecto 2007, Pontificia Universidad Latera-nense, Roma 2007. 17 Según la conocida expresión: “Familia sé lo que eres”: cfr. JUAN PABLO II, Ex.Ap. Familiaris consortio, n. 17. 18 CONCILIO VATICANO II, Cons Pas. Gaudium et spes, n. 24. 19 BENEDICTO XVI, Homilía en el Santuario de Loreto, (4-X-2012).

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“La familia cristiana es la esperanza para hoy” Una muestra acoge las distintas ayudas que la Iglesia ofrece a la familia hoy

Con motivo de la festividad de la Sagrada Familia, la diócesis de Madrid organizó en la Plaza de Colón, además de la tradicional Misa de las Familias, la celebración de una Fiesta de las Fami-

lias durante los días 28 y 29 de diciembre, con motivo del Año de la Fe y enmarcado dentro de la Misión Madrid.En ella, además de otras instituciones, participó el P.I. Juan Pablo II como enti-

dad cuyo fin es la formación.

NOTA DE PRENSA Madrid, 27 de diciembre de 2012

Oficina de Información. Arzobispado de Madrid

Madrid. Infomadrid, 27-12-2012.- El próximo 30 de diciem-bre, domingo, se celebrará la festividad litúrgica de la Sagrada Familia. Con este motivo, la diócesis ha organizado la que ya se ha convertido en la tradicional Misa de las Familias, en la Plaza de Colón. Convocada con el lema ‘La familia cristiana es la esperanza para hoy’, la celebración dará comienzo a las 10,30 horas de la mañana con el anuncio del kerygma por parte de Kiko Argüello, iniciador del Camino Neocatecumenal, y las palabras del Presidente del Pontificio Consejo para las Familias, Mons. Vicenzo Paglia. A las 12,00 horas, como viene siendo habitual, conexión con Roma para escuchar el mensaje que Su Santidad Benedicto XVI dirigirá a las familias presentes en el acto. Y a continuación, celebración de la Eucaristía, presidida por el Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, y concelebrada por numerosos Obispos españo-les y europeos. Todos estos actos serán emitidos en directo por 13TV. Además, este año, con motivo del Año de la Fe, y enmarcado en la Misión Madrid, los Jardines del Descubrimiento acogerán la cele-bración de una Fiesta de las Familias desde mañana, viernes 28 de diciembre por la tarde, hasta el domingo 30, a las 9,00 de la maña-na. Así, en una carpa geodésica instalada por el Ayuntamiento se desarrollarán 40 horas de oración con Exposición permanente de la Eucaristía. Para adorar al Santísimo, para rezar por las familias, en especial por las más necesitadas, y para recibir el Sacramento de la Reconciliación. Porque en el interior de dicha carpa se instalarán confesionarios de la JMJ Madrid 2011 y, durante 40 horas, de ma-nera ininterrumpida, habrá sacerdotes que administren el sacramen-to del Perdón. El Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, será el encargado de inaugurar esta carpa mañana, viernes 28 de diciem-bre, a las 17,00 horas. Además, tanto él como los obispos auxiliares de la diócesis se sentarán a confesar durante el fin de semana.

La Iglesia ayuda a la familia Los Jardines del Descubrimiento acogerán la muestra “Qué ayudas ofrece la Iglesia en Madrid a las familias hoy”, organizada por la Delegación Episcopal de Familia con el fin de celebrar en un am-biente festivo que somos familia y dar a conocer las diferentes actividades que desarrolla la Iglesia en Madrid a favor de la familia. El Cardenal Arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, inaugurará esta muestra mañana por la tarde, después de la exposi-ción del Santísimo. Además, saludará a todas las familias presentes. El sábado 29, desde las 10,00 de la mañana hasta las 21,00 horas, y en un ambiente alegre y festivo, se presentarán las acciones que realiza Cáritas a favor de la familia; la labor que desarrollan los COFs (Centros de Orientación Familiar); se darán a conocer las distintas instituciones que trabajan en la diócesis en defensa de la Vida; y el Pontificio Instituto Juan Pablo II (para Estudios del Ma-trimonio y la Familia). Además, los Pajes de los Reyes Magos, durante todo el fin de se-mana, se encargarán de recoger las cartas de los niños a Sus Majes-tades de Oriente.■

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«Nec laudibus, nec timore» Ni por alabanzas ni por amenazas me desviaré de los caminos de Dios

(Lema episcopal del Beato Cardenal Clemens August Graf von Galen)

Mons. Reig recibe el «Premio Internacional Cardenal von Galen»

La entrega del Premio tuvo lugar, a las 13:00 horas del pasado sábado, 13 de abril, en el Salón de Actos del Colegio Mayor de la Universidad CEU-San Pablo de Madrid. Monseñor Juan Antonio Reig Pla ha recibido el Premio de Vida Humana Internacional por su ejemplar defensa, desde la verdad y la caridad, del derecho a la libertad religio-sa y de conciencia, del matrimonio, de la familia y de toda vida humana desde su concepción hasta su fin natural. El premio, que lleva el nombre del Cardenal von Galen, es concedido por la institución Human Life International

a los prelados católicos que se han distinguido por ser la voz de la con-ciencia en sus sociedades. Vida Humana Internacional es la mayor organización confesional católi-ca dedicada a la defensa de la vida y de la familia en todo el mundo y está presente en más de cien países. Al acto asistieron sacerdotes, religiosos y laicos vinculados a la pastoral familiar y de la vida, especialmente de las diócesis de Madrid, Getafe, Valencia, Segorbe-Castellón, Cartagena y Alcalá de Henares. Entre los asistentes cabe destacar al Obispo de Getafe Mons. Joaquín Mª López de Andújar y Cánovas del Castillo.

«Se ha velado la inteligencia y al mal lo llamamos bien» En la ponencia de Mons. Reig Pla titulada «Pastoral de la Familia y de la Vida: Situación en España» –previa a la entrega del Premio que ha tenido lugar en el Salón de Actos del Colegio San Pablo de la Universidad CEU-San Pablo, en Madrid, en el marco del Encuentro Internacional por la Vida «La Iglesia Católica por la Vida: ofrecien-do respuestas concretas»– el obispo de Alcalá de Henares, citando palabras del Beato Juan Pablo II, ha denuncia-do la «seria crisis espiritual», a nivel mundial y la más profunda que está sufriendo occidente. Se trata de «una decadencia tal de la conciencia, que se ha velado la inteligencia y se ha oscurecido la libertad del corazón» de tal forma que «al mal lo llamamos bien». Tanto es así que el «paradigma cultural» actual defiende «la muerte de los inocentes como un derecho»: el aborto y el suicidio asistido. En la primera parte de la ponencia Mons. Reig fue comentando algunos números de la encíclica Evangelium vitae del Beato Juan Pablo II.

La cultura de la muerte tiene un «Estado mayor y un plan establecido» Mons. Reig Pla señaló que existen «concentraciones del mal» y a nivel mundial se está promoviendo la esterilización, la práctica del aborto, etcétera. Y «no podemos vivir en la ingenuidad», hay «un plan estableci-do», un «Estado mayor» y «muchos dólares» de por medio para promo-ver la conjura contra la vida: anticoncepción, esterilización, aborto, suici-dio; y buena parte de los medios de comunicación son cómplices de esta conjura.

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Jesucristo, la Verdad y la Vida Ante la «crisis de la verdad», Mons. Reig Pla declaró que hay que evan-gelizar asistidos por el Espíritu Santo, «Jesucristo es la Vida y la Ver-dad» y proclamar la verdad de la «unidad del cuerpo y del espíritu», «la diferencia del varón y de la mujer» -patrimonio de la humanidad que a través de la armonía y complementación hace posible la procreación- y «el corazón redimido por la Gracia». Además «la castidad» es la virtud «custodia del corazón», «la virtud por excelencia», subrayó el obispo.

‘Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres’ En el momento del agradecimiento por el galardón recibido, Mons. Reig Pla expresó: «Como lema de este trabajo en defensa del matrimonio, la familia y la vida, siempre me ha acompañado el testimonio de los Após-toles: ‘Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres’. Y si en algún momento he recibido los zarpazos de quienes promueven la cultura de la muerte, como los Apóstoles, con la ayuda de la gracia, me siento ‘contento por haber merecido algún ultraje por el nombre de Jesús’».

La gran batalla cultural entre la vida y la muerte Y concluyó: «Dios quiera que llegue pronto el día en que todos, después de una gran batalla cultural entre la vida y la muerte, que en realidad es una gran batalla espiritual, triunfe en España el respeto incondicional a la vida naciente y el aprecio, cuidado y cariño por los ancianos, los en-fermos terminales, los empobrecidos y todos los que sufren».

Entrega del «Premio Internacional Cardenal von Galen» Tras la ponencia «Panorama internacional de la lucha pro-vida católica» dictada por Mons. Ignacio Barreiro Carámbula, Director de la Oficina en Roma de Human Life International, el mismo Mons. Barreiro proce-dió a dar lectura a unas palabras de homenaje a Mons. Reig; a continua-ción le hizo entrega de la medalla y la placa conmemorativas de dicho Premio. Monseñor Reig recibió el galardón entre sentidos y largos aplausos y con los presentes puestos en pie. En el escudo del Beato Cardenal Clemens August Graf von Galen, pre-sente en la medalla conmemorativa, reza su lema episcopal, de gran ac-tualidad y aplicación al caso: «Nec laudibus, nec timore», Ni por ala-banzas ni por amenazas me desviaré de los caminos de Dios.Tras la entrega del galardón, Mons. Juan Antonio Reig leyó unas emoti-vas palabras de agradecimiento, que reproducimos en la última página de este número. Al finalizar las sesiones de la mañana, los participantes se trasladaron a la cercana parroquia de San Juan Crisóstomo donde celebraron la Santa Misa presidida por Mons. Juan Antonio Reig.■

(FUENTE: www.obispadoalcala.org) (Continúa en la página 11)

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NO SOLO DE SEXO… Hambre, libido y felicidad: las formas del deseo José Noriega ¿De qué vive el hombre? ¿De comida? ¿Qué es lo que hace buena la vida? ¿El sexo? En el hambre y la libido se encuentra un nudo de relacionalidad, donde se elabora no solo el modo de situarse ante la realidad y los otros, sino también, ante Dios. Es un nudo dramático, donde no todo está resuelto desde el inicio, aunque en el inicio se recibe el don original que hará posible dones mayores. La misma ambigüedad y tragedia del deseo nos hablará siempre de que el deseo no puede limitarse a la comida y al sexo. No solo de pan, ni solo de sexo vive el hombre. Lo que hace buena y bella la vida es una

palabra que acompaña la comida y el sexo, una palabra que transmite un amor. Porque el pan y el sexo esconden una dinámica de plenitud, incluso, de divinización. Desvelar esta dinámica es el objetivo de estas páginas.

Páginas 207; formato 17x24; Ed. Montecarmelo. Burgos, 2012. Colecc. Didaskalos nº 11. P.V.P. 20 €

APRENDER A AMAR ¡y un poco de cine! Ramón Acosta Peso Este libro es una invitación a que pienses en ti, en la persona a la que amas y en vuestro futuro. Una invitación con entrada de cine gratis. Vamos, ¡una invitación de película! Ca-da historia de amor es diferente, y la tuya muy en particular. El comienzo es único, el ar-gumento original y el final imprevisible. ¿Será tu historia un amor de película? El título lo dejo a tu elección. El guión tendrá que ser algo peculiar. Tienes -me dirijo a ti, aunque es algo que siempre os incumbe a los dos, novios o esposos- que tener un boceto de la histo-ria, pero aún está por escribir. Será una historia que escribirás día a día con tus acciones. Vosotros seréis los auténticos protagonistas. La banda sonora dependerá de vuestro com-promiso: pleno y alegre o monótono y triste. El productor será vuestro amor. Amar más y mejor te posibilitará una gran producción; un amor rácano y débil hará una película "low cost". Pero, ¿habéis elegido director?, ¿habéis asentido a que algún director os dirija? Convendría que fuera un buen maestro, un buen guía y acompañante, muy paciente, que sepa perdonar vuestros frecuentes errores de interpreta-ción, que os alegre cuando estéis tristes y os dé esperanza cuando estéis perdidos. Ha sido mi intención que este libro sea una "salida al atrio", a ese lugar donde las dudas abundan, la fe es incierta pero donde el amor tiene un potencial capaz de obrar milagros.

Págs. 192; formato 16x22. Ed. Edicep, Valencia, 2012. Colecc. “Familia y nueva evangelización” nº 2, P.V.P. 23 €

V E N T A: Secretaría P.I. Juan Pablo II, en Madrid Plaza Conde Barajas, 1 � Teléfono 91 365 80 83 � [email protected]

MABEL, LA PRINCESA DE ÍNCAPUT JUVENIL Rafael Hidalgo Navarro Un pequeño reino a punto de ser aniquilado. Una princesa de doce años envuelta en una conjura. Una misión en la que los más arrojados caballeros han fracasado. Y una cuenta atrás vertiginosa. "Mabel, la princesa de Íncaput" es una novela juvenil con los mejores ingredientes del género: intriga, humor, romanticismo, emoción y, sobre todo, muchísimas aventuras. En ella conocerás a personajes tan entrañables como el jardinero Félix, perversos co-mo la maléfica Ophidia, y divertidos como el ardoroso condestable Ludovico. Una nueva luna llena está a punto de salir. ¡No hay tiempo que perder!

Páginas 206; formato 21x15; Ed. Montecarmelo. Burgos, 2012. Colecc. Didaskalos Literatura nº 2. P.V.P. 20 €

NOVEDADES

AL HILO DE LA NOTICIA � nº 24 � Año 2013 � abril

Pág. 10 Asociación Persona y Familia

Él árbol de la vida (2011) Terrence Malick

Protagonistas: Brad Pitt, Sean Penn, Jessica Chastain, Hunter McCracken.

Maravilloso poema cinematográfico donde la historia universal y la de una familia se fusionan. El libro de Job sirve de telón de fondo al argumento, en el que Dios emerge como protagonista del film. La cuidada y selecta banda sonora, la iluminación natural y las interpretacio-nes (especialmente de los niños) nos transportan a un re-corrido por la historia del tiempo donde se aborda el pro-blema de la fe, el sufrimiento y la necesidad de llenar de sentido la vida.

Público recomendado: adultos cinéfilos. Lo mejor: pocas veces se ha tratado así en el cine el tema de Dios. Lo peor: quizá solo guste a unos pocos y en todo caso requiere reflexión y profundizar en ella.

LA FE EN EL CINE

Los Miserables (2012) Tom Hooper

Protagonistas: Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway, Amanda Seyfried

En 1998 llegó al cine una estupenda adaptación de la novela de Víctor Hugo, protagonizada por Liam Nee-son, Geoffrey Rush y Uma Thurman. En esta oca-sión, llega a la gran pantalla la adaptación del musi-cal de Alain Boublil y Claude-Michel Schönberg, uno de los más vistos del mundo. La historia es la misma, con un Jean Valjean cuyo corazón queda to-cado por la misericordia y que lucha por ser buen pa-dre y afrontar las consecuencias de su pasado. Uno de los alicientes es ver a los actores cantar de verdad.

Público recomendado: jóvenes y adultos y en especial los amantes del musical "Les Misérables"

Lo mejor: El I dreamed a dream de Anne Hathaway. Lo peor: Los mismos defectos que se le podrían achacar al musical.

AL HILO DE LA NOTICIA � nº 24 � Año 2013 � abril

Pág. 11 Asociación Persona y Familia

MÁLAGA: 4-10 agosto •Fundamentos de la moral •Psicología de la vida conyugal •Noviazgo y preparación al matrimonio •La transmisión de la fe en la familia •La familia en el Magisterio de la Iglesia •Familia y trabajo SEGORBE: 11-17 agosto •Teología del cuerpo •El ser comunional de la persona humana •Del amor a la institución •Educar en virtudes a los hijos •Paternidad y maternidad •La revelación del amor en la Sagrada Escritura

TORTOSA: 18-24 agosto •Paternidad y maternidad •La pastoral de las familias •Análisis teológico de la comunión interpersonal •Espiritualidad matrimonial y familiar •Educar en virtudes a los hijos •Familia y política social TUI: 25-31 agosto •El matrimonio, sacramento del cuerpo y del amor •Del amor a la institución •La familia en el Magisterio de la Iglesia •Familia y política social •Fundamentos de moral •La transmisión de la fe en la familia

Como todos los años, en agosto se celebrarán los encuentros estivales del Master de Pastoral Familiar en diversas diócesis de España.

Este verano, los temas previstos son los siguientes:

Palabras de agradecimiento de Mons. Juan Antonio Reig Pla tras recibir el «Premio Internacional Cardenal von Galen»

“Agradezco a Dios y a «Vida Humana Internacional» la entrega del premio «Beato Carde-nal von Galen» en reconocimiento, inmerecido, a mi trayectoria en defensa de la vida huma-na, el matrimonio y la familia. Quiero hacer extensible este premio a todo el episcopado español de quien recibo el encargo de presidir la «Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida». Del mismo modo quiero expresar mi gratitud al «Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia» donde he recibido las claves para afrontar, desde la antropología

adecuada, los embates de la «cultura de la muerte». También debo recordar con veneración y profundo agradecimiento filial al Beato Juan Pablo II y a Su santidad el Papa emérito Benedicto XVI, de los que tanto he aprendido, y que han regalado a la Iglesia y al mundo un luminoso Magisterio sobre el matrimonio, la familia y la vida. Sin los colaboradores de Valencia, mi Diócesis de origen, y sin los demás colaboradores de las Diócesis de Segorbe-Castellón, Cartagena y Alcalá de Henares, no hubiese sido posible continuar la hermosa tarea de anunciar y servir el Evan-gelio de la familia y de la vida. Gracias a todos ellos y a quienes me han acompañado en la Subcomisión de Familia y Vida para alentar y ayudar a las Delegaciones de Familia y Vida, a los Centros de Orientación Familiar (COF) y a todos los mo-vimientos familiares y pro-vida de España. En mi trabajo no he buscado otra cosa que servir a Dios, a su Santa Iglesia y a mi prójimo, especialmente a los que más su-fren, aunando la propuesta de la verdad de Cristo, los argumentos de fe y razón que la justifican, y el amor a todas las per-sonas, incluso a los que me persiguen, distribuyendo con mis pobres manos la misericordia que yo recibo de Dios y que tanto necesito. Como lema de este trabajo en defensa del matrimonio, la familia y la vida, siempre me ha acompañado el testimonio de los Apóstoles: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» (Hech 2, 29). Y si en algún momento he recibido los zarpa-zos de quienes promueven la cultura de la muerte, como los Apóstoles, con la ayuda de la gracia, me siento «contento por haber merecido algún ultraje por el nombre de Jesús» (Hech 2, 41). Mi último reconocimiento quiero que sea para mis padres y para mi familia donde he aprendido la grandeza del amor y el valor inviolable de la vida. Dios quiera que llegue pronto el día en que, después de una gran batalla cultural entre la vida y la muerte, que en realidad es una gran batalla espiritual, triunfe en España el respeto incondicional a la vida naciente y el aprecio, cuidado y cariño por los ancianos, los enfermos terminales, los empobrecidos y todos los que sufren. ¡Cristo ha resucitado! La victoria ya ha sido dada y no podemos dar a nadie por perdido, debemos salir a las “periferias” para ayudar y socorrer a los más débiles. En Cristo, como nos recuerda el querido Papa Francisco, está puesta toda nuestra esperanza. Rezad por mí y encomendadme a nuestra Madre la Santísima Virgen María y al Beato Cardenal Clemens August Graf von Galen. Muchísimas gracias.”