Creo en La Evangelizacion - David Watson

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Dedicatoria

A JüHN CüLLINSque me mostró el camino a Cristo,

y que me ayudó a presentar otros a Cristo.

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OAUIO WATSON

tAfO fN lAfUANGfUZACION

editorial carioe

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Contenido

Prólogo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

Los estados de ánimo y las preguntas de hoy . . . .. 13

¿ Qué es la evangelización? ...... . .............. 29

La palabra en la evangelización. . . . . . . . . . . . . . . . .. 47

El mensaje de la evangelización ................. 75

Motivos para la evangelización . ... . ... .. ........ 97

Evangelización personal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 115

Ir creciendo ................................ 135

La evangelización y la iglesia local ..... . .... . .... 157

Culto y evangelización ........................ 183

El espíritu de la evangelización. . . . . . . . . . . . . . . . .. 197

Notas .. . ... . .......... .. .. . . . .......... . .. 221

Apéndice ........ . .... . ......... .. ......... 233

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Reconocimientos

Quiero reconocer mi deuda con varias personas que meayudaron con este manuscrito: con el reverendo JohnBrook, capellán de la universidad de Massey, en NuevaZelandia, por haber estimulado mis pensamientos y porhaber podido investigar cierto material para los capítulos dosy tres en particular; con Paul Burbridge por su cuidadosalectura del manuscrito; y con Mary Pratt, Sue Hope y LudyFrampton por su paciente mecanografía. También estoyespecialmente agradecido al canónigo Michael Green y alcanónigo Max Warren por su apoyo generoso, y por suscomentarios esclarecedores que fueron incorporados en estelibro.

Las citas bíblicas, con excepción de las aclaradas,pertenecen a la versión revisada de 1960.

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Prólogo

EvANGELIZACION TODAVIA SE CONSIDERA una palabrasucia en muchas partes de la iglesia. Huele a proselitismo, degrandes concentraciones y famosos pero tal vez simplistas ydiestros predicadores. Sugiere ilícita presión sicológica, ytiene un particular y notable impacto de histeria masiva. Ysin embargo. .. ¿no significa el evangelismo propalar lasbuenas nuevas? Y si usted ha encontrado buenas nuevas,sería egoísta de su parte guardarlas para sí. Si se sienteemocionado, ¿por qué no demostrarlo? Si ve la necesidad enotros, entonces es muy probable que usted se brinde parapermitirles que la descubran.

Evangelismo es básicamente un asunto de verdad. ¿Escierto que sólo hay un Dios, y un Dios de santidad yperfecto amor? ¿Es verdad que El vino a este mundo en lapersona de Jesús de Nazaret para mostrarnos cómo es El yreconciliarnos de nuestra alienación e introducirnos a sufamilia? ¿Es verdad que el Dios viviente puede venir y moraren la vida del hombre, y transformarlo completamente? Sies así, no solamente le es permitido a un cristiano difundir

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esas buenas nuevas; está obligado a hacerlo.Es desde este plano de descubrimiento y confianza en el

poder de las buenas nuevas que David Watson escribe. Másaún, escribe desde una posición de gran experiencia. Despuésde un bautismo de fuego en la parroquia de la dársena deGillingham donde trabajó en un servicio distinguido, seguidopor un período en un medio tan diferente como se puedeuno imaginar, entre alumnos no graduados todavía enCambridge, se fue a York y se le confió vigilar los ritosfunerales, por así decir, de una ciudad del interior que estabapor cerrar sus puertas por estar en desuso. Comenzó con unpequeño manojo y vio como el poder del evangelio cambiólas vidas de innumerables ciudadanos comunes de York.Pronto su iglesia estuvo abarrotada; fue conectada con otrassalas por medio de un circuito cerrado de TV y a poco se ledio el cargo de una iglesia mucho más grande (también en losumbrales de ser clausurada) exactamente en frente de lacatedral de York. Ahora se encuentra atestada de gente. Nocrea que la iglesia es perfecta: arde con problemas. Sinembargo, es una extraordinaria iglesia, y no depende deDavid Watson por su impacto. En efecto si le pregunta a él, ledirá que tiende a crecer más cuando él está ausente en unacampaña de evangelización en alguna otra parte del mundoque cuando él está allí en el timón. ¿Por qué? Porqueverdaderamente él desarrolla los principios de delegación,confianza, instrucción, vigilancia, a lo cual muchos instruc­tores dan poca importancia. El solucionó el problema definanciar trabajadores en la iglesia. Es simple. Hace quecristianos vivan juntos en hogares donde, digamos, la mitadde sus miembros salen a trabajar, y mantienen a la otra mitadque en esa forma está libre para trabajar todo el día en lacongregación en mil y una cosa: visitar y cuidar enfermos eimpedidos mentales, atender negocios cristianos, hacermúsica, baile, drama y otras cosas.

A esta altura resulta evidente que David Watson está bienequipado para escribir acerca del evangelismo, al cual se

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dedica a través de la predicación pública y conversacionespersonales en universidades por todo el mundo, en campañasa lo ancho y largo de ciudades y en escuelas. Pero debe serevidente también que su perspectiva es muy diferente de latradicional imagen del evangelismo. No hace uso de ningúntipo de enlace humano, ni se vale de ningún insensato frenesíen lo que respecta a la toma de decisión, ni a ningún desafíoemocional. La gente se convierte espontánea y a vecesdiariamente en su congregación, no sólo por la predicaciónsino también por el impacto que ejerce toda la congregación,la calidad de su adoración, los cambios en las vidas de laspersonas, las oraciones de aquellas reuniones de adoración eintercesión que se efectúan a mitad de semana, donde sereúnen alrededor de doscientos miembros para buscar lasbendiciones de Dios.

Creo que este es el libro más importante de David Watson.Encierra principios evangélicos que nunca antes he vistoimpresos. Está arraigado en experiencias. Está pulido en unacomprensión extraordinaria del Nuevo Testamento. Estávivo con la frescura y el poder del Espíritu Santo. Tendrá ungran impacto en estimular un evangelismo con basecongregacional y adorador en muchas partes del mundo. Selo recomiendo a usted... y a sus amigos.

Michael Green

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Capítulo 1

Los estados de ánimoy las preguntas de hoy

La urgencia de la evangelización

EN LA ACTUALIDAD hay un tema que se está discutiendopor los cristianos de todo el mundo. Requiere una urgenciamayor que la de los problemas planteados por los movimien­tos "carismáticos" o ecuménicos. Abarca inevitablemente atodo verdadero cristiano sin miramientos de denominación,clericalismo o persuasión teológica. Se refiere a un claro pre­cepto dado a la iglesia por Cristo: su último mandato antesde su ascensión al cielo, y de tanta importancia que estápuntualizado en los cuatro Evangelios y en los Hechos de losApóstoles. Es la tarea más importante de la iglesia, juntocon la adoración, y nunca hubo en la historia del mundo otromomento en que la necesidad de tomar esta tarea seriamentefuese tan imperiosa. Es por supuesto, la tarea de evangelizar.Como alguien ha expresado: "Comparado con la evangeliza­ción, todo lo demás que ocurra en la iglesia es como reorde­nar el moblaje cuando la casa se está quemando".

Una serie de grandes factores nos deberían hacer recapa-

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citar. En primer lugar nos encontramos enfrentados con laspavorosas necesidades del mundo. Las estadísticas resultanmuchas veces sin sentido. Pero conviene recordar, al leeresto, que dentro de la próxima hora unos 4.500 en el mundomorirán de hambre y en el futuro 6.000 morirán por otrascausas. Al mismo tiempo, nacerán más de 14.000 bebés. Estosignifica que, de acuerdo con la velocidad actual de eclosión,la población mundial aumenta aproximadamente a un pro­medio de 8.000 por hora o 200.000 por día, la mayoría delas cuales nacerán en sectores donde hay poco o nada delconocimiento de Cristo. Aunque hay 1.000 millones de cris­tianos profesantes en el mundo, esto deja alrededor de 2.000millones que no lo son. 0, para enfatizar el tamaño de latarea que enfrenta la iglesia, hay dos veces más no cristianosen el mundo hoy, que al terminar el siglo. Es más, al finalizareste siglo la población del mundo se habrá duplicado.

En segundo lugar, en algunos países como Inglaterra, esta­mos enfrentados con una constante disminución de miem­bros año tras año. Aunque podemos sentirnos reconfortadospor el marcado crecimiento de iglesias cristianas en partes deAmérica Latina o Corea, menos deIS por ciento de Europa escristiano; y en el vasto continente de Asia que contiene másde la mitad de la población mundial, por lo menos e195 porciento no son cristianos. En Gran Bretaña, se repite la histo­ria de congregaciones que disminuyen, iglesias con edificiossuperfluos, y aunque hay emocionantes señales de la renova­ción del espíritu, la imagen popular de la iglesia es patética ydeprimente. El Weekend Telegraph resumió la visión secularde la iglesia con despreciativa lástima: "Los sacerdotes angli­canos de Inglaterra, un variado grupo de hombres mal paga­dos y generalmente frustrados, proporcionan algunos de losmás punzantes desatres del siglo XX. Sufren quebrantos ner­viosos por la falta de dinero, malgastan las horas recorriendoel campo vendiendo fe a los escépticos y cosechando penasocultas al predicar en mal reparadas iglesias a congregacionesreducidas y de mucha edad". Desgraciadamente, como en

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toda caricatura, hay mucho de cierto en esta tragicomedia.Demasiados pastores y religiosos están poniendo en dudatoda su razón de ser: han perdido confianza como heraldosde Cristo. El promedio de los que se retiran está aumentan­do. Correspondientemente hay un marcado crecimiento delas sectas religiosas: mormonismo, ocultismo, testigos deJehová, la Misión de la Luz Divina, sin mencionar el progresofenomenal del comunismo durante los últimos cincuentaaños. Todos estos movimientos son un reproche a la apatíade la iglesia cristiana, y ellos nos hacen recordar de maneraincisiva del poder del discípulo consagrado. Una vez, uncomunista lanzó el siguiente desafío a un cristiano:

El evangelio es un arma mucho más poderosa para la reno­vación de la sociedad que nuestra filosofía marxista, perosin embargo seremos nosotros los que finalmente losderrotaremos a ustedes... Nosotros los comunistas, nojugamos con palabras, somos realistas, y puesto que esta­mos determinados a alcanzar nuestros objetivos, sabemoscómo conseguir los medios. De nuestros salarios y sueldosnos quedamos sólo con lo estrictamente necesario, y re­nunciamos a nuestro tiempo libre y a parte de nuestrasvacaciones. Ustedes, sin embargo, dan un poco de tiemposolamente y casi nada de dinero para propagar el evangeliode Cristo. ¿Cómo puede alguien creer en el supremo valorde este evangelio si ustedes no lo practican, no lo divulgan,y no sacrifican tiempo ni dinero...? Nosotros creemos ennuestro mensaje comunista y estamos listos para sacrificartodo, incluso nuestras vidas. Pero ustedes tienen miedoaún de ensuciarse las manos.

Hasta que nosotros los cristianos no tomemos seriamentelas instrucciones de nuestro Maestro y nos neguemos a noso­tros mismos, tomemos nuestra cruz y la sigamos, no tenemosnada que responder a aquel desafío.

Cierta vez oí hablar al Hermano Andrés acerca de algo que

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le sucedió cuando estaba sentado junto a otro cristiano en unautobús en Vietnam. Vieron a un hombre que caminabadelante del autobús con un canasto. Era durante una épocade luchas intensas y constantes ataques guerrilleros del Viet­congo

- ¡Cuidado! -dijo el cristiano-o ¡Ese canasto puedecontener una bomba!

- ¿Por qué está tan asustado? -preguntó el HermanoAndrés.

-Puede ser un Vietcong que se arrojará junto con elcanasto encima del autobús -respondió-o No le importamorir. ¡A mí sí!

El Hermano Andrés comentó acerca de este incidente:" ¡Esto resume la ineficacia de muchas cosas de la iglesia denuestros días! " ¿Cuántos cristianos están dispuestos a darsus vidas por el Señor Jesús? Ciertamente muchos 10 hanhecho. En este siglo solamente ha habido probablementemás mártires cristianos que en toda la historia de la iglesiacristiana. Cientos de miles han muerto por sus creencias en elCongo, Kenya, Burundi, Papua, Ecuador, China, Rusia, Ro­mania, y muchos otros países. Sin embargo, en lugares dondela persecución en la actualidad no es tan violenta, el espíritude sacrificio no siempre es tan evidente. ¿Cuántos están dis­puestos a abandonar sus ambiciones mundanas, su dinero yposesiones, su vida privada y privilegios, sus deseos egoístas,su confort y seguridad? Con gran urgencia necesitamos re­capturar el espíritu de Pablo que escribió: "Y ciertamente,aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia delconocimiento de Cristo Jesús, mi Señor";! o el de DavidLivingstoneque dijo: "No le doy ningún valor a nada, exceptoen su relación con el reino de Dios". Ciertamente la tarea deevangelizar es urgente en un mundo actual de creciente obs­curidad y desesperación.

Las disposiciones y preguntas de hoy

No es suficiente para el evangelio que éste sea pertinente

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(como todo verdadero cristiano así 10 creerá). Debe demos­trarse que es pertinente antes de que pueda existir algunacomunicación efectiva. Cierta vez, William Temple caricatu­ró a los teólogos como "hombres de vidas intachables quedan respuestas enteramente ortodoxas a preguntas que nadieles formula". Cuando la generación de hoy desprecia laiglesia por ser remota e inadecuada, no podemos cerrar losojos a lo que Temple estaba tratando de decir. Cristo nos haconfiado el ministerio de la reconciliación, y esto nos obligaa estar en estrecho contacto con el mundo y con Dios. Jesúsno sólo habló con gran autoridad, 10 cual asombró a susoyentes, también fue totalmente práctico con las necesida­des de la gente común, siendo éste el motivo, por 10 menos alcomienzo, de su popularidad con los "recaudadores de im­puestos y pecadores" los cuales estaban desterrados por lapiedad hipócrita de los jefes religiosos. Su mensaje fue com­prendido: era comunicación con poder. Entonces ¿cuálesson los estados de ánimo y las preguntas de hoy?

Quizá, por sobre todas las cosas, debemos concentramosen las disposiciones, porque mientras que los estados deánimo se sienten profundamente, las preguntas explícitas,que son el blanco de las frustraciones de nuestros días, nosiempre son formuladas. Estamos en la era de los "persuaso­res ocultos". La sociedad entera se encuentra profunda­mente afectada, de una manera casi enteramente sublimal osubconsciente, por valores y filosofías de vida que puedencambiar radicalmente tanto a la gente como a las naciones enun lapso extraordinariamente corto. Es significativo que lamayoría de las revoluciones han nacido de pequeños gruposde hombres sumamente inteligentes quienes estudiaron cui­dadosamente y dieron expresión a los estados de ánimo delas clases trabajadoras y oprimidas.

La filosofía de Nietsche influyó en Hitler y el movimientonazi; Marx y Lenín trajeron 10 que fue la revolución comu­nista, que ha devorado a una tercera parte del mundo ensesenta años. Los Pensamientos de Mao Tse-tung cambiaron

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la faz del Oriente, más allá de todo reconocimiento en treintaaños. De igual manera la literatura de Jean-Paul Sartre, Her­bert Marcuse y otros han afectado el pensamiento de los delOccidente más de lo que muchos creen. Es también de signi­ficado que la revolución espiritual de la iglesia cristiana hayaseguido un molde similar. Dado el soberano poder del Espíri­tu de Dios, casi siempre fueron guías capaces y pensantesquienes han comprendido correctamente las costumbres delpueblo. Tenemos a Pablo en el siglo I que muestra las verda­des e importancia del evangelio para judíos y gentiles porigual. Tenemos a Lutero, Calvino, Tyndale, Latimery Cran­mer en el momento de la Reforma. Tenemos a Wesley yaWhitefield en el siglo XVIII, que aunque hombres de consi­derable capacidad académica eran capaces de relacionarsecon obreros comunes totalmente desencantados por la reli­gión establecida en esos días. Tenemos a Shaftesbury, Wil­berforce, Booth, Hannah More y Josephine Butler en el sigloXIX, quienes comprendieron la insensatez de predicar pala­bras al pueblo cuando aun estaban atrapados por la esclavi­tud o maledicencia de la Revolución Industrial. Aquí habíahombres empeñados apasionadamente con el inmediato pro­pósito de apropiarse el evangelio para su generación, querehusaban ser encadenados por las tradiciones de la iglesiadel pasado, dispuestos a salir al encuentro de tierras frescas,mientras se mantenían fieles a las revelaciones de Dios en lasEscrituras. Eso es lo que la iglesia debe hacer hoy. Debeentender y buscar la necesidad real de un pueblo verdadero,pues de lo contrario se morirá y se petrificará; una imagenpopular que trágicamente está asociada a la iglesia actual.

No cabe la menor duda de que lo que prevalece hoyes laapatía. "¿Para qué molestarse? ¿A quién le importa? ¡Nose deje enredar!" Estas son las consignas del mundo moder­no. Catalina Genovese, de veintiocho años de edad, fue segui­da de cerca por un hombre en Kew Gardens, Nueva York, enmarzo de 1964. La atacó y la mató. Por lo menos cuarentapersonas oyeron sus gritos y llamados de auxilio, y muchos

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de ellos la deben haber visto morir. Sin embargo, ninguno seacercó para socorrerla o siquiera llamó a la policía. "No quiseverme en un embrollo", explicó uno de los testigos. En Tole­do, Ohio, en 1965, un camionero corrió hacia un auto volca­do que se estaba incendiando, y sacó a la mujer que habíaquedado atrapada y la salvó de una muerte segura. "¿Paraqué hizo eso? ", preguntó un observador que seguramente sesintió defraudado de no haber podido gustar de una tragediaque tal vez habría coloreado, por un día a lo sumo, su opacaexistencia. En verdad la parálisis de la apatía puede ser aveces el preludio de la violencia, porque detrás de la apatía yla violencia está hondamente arraigada la frustración. Paraalgunos pueden ser los intratables problemas de polución,sobrepoblación o la carrera de armas nucleares. A pesar de lasveces que los expertos hacen advertencia sobre advertencia,y pronostican desastres sobre desastres, estos pavorosos pro­blemas continúan envolviéndonos, como bolas de nieve, ca­da vez de tamaño más grande y a más velocidad. Los proble­mas son interminablemente analizados, y sus consecuenciasson reveladas al medio ambiente con alarmante claridad; pro­ducen temor y frustración en la sociedad, sin esperanzas deencontrar una solución real. Los problemas se aclaran, perolas respuestas son más remotas.

Para otros, el temor oculto es la creciente despersonaliza­ción del individuo en nuestra sociedad urbana y tecnológica.Existe también una sorprendente correlación entre la violen­cia y la privación social; y si como Leslie Paul sugiere, "esesentimiento de privación se hace más grande y más dominan­te en el anonimato y la humillación de las populosas, comple­jas y quebrantadas ciudades, entonces la probabilidad es quela violencia aumentará a medida que crezcan las ciudades...en esta explosión demográfica que parece estar sobre noso­tros".2 En realidad, cuanto más grande es la sensación de unafalta de esperanza, más grande es la ira interior (frecuente­mente ocultada al principio por apatía o depresión) y másfuerte la disposición de arrojo. John Paul Scott ha demostra-

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do, en The Anatomy of Violence, que los incidentes de vio­lencia están casi perfectamente correlacionados con el tama­ño de una ciudad, porque es en una ciudad grande donde lainsignificancia personal, la soledad, el aburrimiento y el ale­jamiento se sienten profundamente.

Necesitamos, por lo tanto, mirar un poco más de cerca alas causas de la apatía y de la violencia que caracterizan anuestro mundo actual. Inevitablemente debemos comenzarpor el penetrante análisis que hizo Cristo: que lo esencial delproblema humano es el problema del corazón humano. En elfondo, todos los males de la sociedad tienen origen en elinherente egoísmo de la naturaleza pecaminosa del hombre."Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malospensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homici­dios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, lalascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensa­tez".3 Léase la segunda mitad de Romanos 1, donde Pablodescribe lo que sucede cuando el hombre da sus espaldas a lasverdades acerca del conocimiento de Dios: es como leer laprimera página de uno de los peores diarios dominicales. Enotra parte revela las "obras de la carne", o nuestra naturalezapropia, en estos términos: "adulterio, fornicación, impurezas,vicios, idolatría, espiritismo, odios, pleitos, celos, iras, ambi­ciones, quejas, críticas y complejos de superioridad... ,envidias, crímenes, borracheras, orgías y un montón de cosasmás".4 Una vez que aceptemos la visión bíblica del hombre,debemos dejar de sorprendemos por la codicia que domina anuestra sociedad de hoy; por las interminables huelgas paraobtener mejoras salariales, sin tener en cuenta el efecto nega­tivo que esto tiene en la economía nacional; por la constantebúsqueda de dinero y posesiones, aún cuando éstos nieguenvalores humanos y destruyan relaciones personales. Los polí­ticos prometen de una manera monótona "elevar el nivel devida", pero la suposición implícita es que "vivir" es sinónimode "ganancias". Lo que determina el valor de un trabajo es lacantidad de dinero que yo pueda obtener de él. Es dolorosa-

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mente cierto, que "aquellos que desean ser ricos caen en latentación, en una trampa, en muchos deseos sin sentido ydolorosos que sumergen al hombre en la ruina y en la des­trucción. Porque el amor al dinero es la raíz de todos losmales".5 De tanto en tanto, por supuesto, los sueños mate­rialistas se toman realidad. ¿Cuántos televidentes gustaríande participar en programas de televisión como "El Juego dela Generación", y estar sentados en el asiento preciado alfinal del programa mirando pasar veinte o más artículos delujo, que pueden llegar a ser suyos si los recuerdan en elespacio de cuarenta y cinco segundos? Hay un número sufi­Ciente de sueños hechos realidad para dar coraje a los mate­rialistas a que sigan soñando, al jugador a seguir apostando, alpadre a seguir llenando cupones de apuestas. El dinero pare­ce ser 10 fundamental para sentirse realizado. Es indudableque cualquier análisis de los estados de ánimo de hoy, que noenfoque el egoísmo y la codicia básicas del hombre, pierde loesencial del problema.

Sin embargo, es una manera muy simplista de considerarnuestra tarea evangelizadora, decir que si el corazón del indi­viduo cambia, todos los problemas se solucionarán. No es tanfácil. Por ejemplo, la vida replegada del hombre se toma másaguda en la actualidad como consecuencia del fracaso gene­ral de las comunicaciones a todo nivel. La vida en comunidadprácticamente no existe, especialmente en los grandes secto­res urbanos; hay pocas satisfacciones laborales en la crecien­te y compleja sociedad científica e industrial en la que vivi­mos. La gente, en su mayoría, no se equivoca al decir que sonpoco más que pequeños engranajes dentro de una máquinagrande e impersonal. Incluso, a algunas les falta el frío con­suelo de sentirse que son engranajes al menos. En su sorpren­dente libro The Greening of America, Charles Reich escri­bió:

El inmenso aparato de tecnología y organización que losEstados Unidos han construido... se ha transformado en

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un dios sin mente que destruye el medio ambiente, arrasacon los valores humanos, y se arroga el dominio de lasvidas y las mentes de sus sometidos. A las injusticias yexplotaciones del siglo XIX, el Estado Corporativo haagregado despersonalización, insensatez y represión, yhasta ha amenazado con destruir todo lo significativo ytoda la vida. 6

La habilidad creativa del artesano, que tiene la satis­facción de ver su trabajo desde su comienzo hasta su finaliza­ción, desde hace tiempo pertenece al pasado. El trabajo se hatransformado poco más que en una necesidad maligna parapoder comprar juguetes caros y ropas para los niños, alfom­bras adecuadas para el hogar, un segundo auto para la esposa,y un televisor en colores para tener a todos entretenidos sinel esfuerzo de mantener una conversación o de crear relacio­nes. Los sociólogos han sugerido varias razones para losfracasos matrimoniales:

(1) La movilidad. Una de cada tres familias, cuyo maridotiene menos de treinta y cinco años, se muda cada año.Esto tiende a crear inestabilidad e inseguridad.(2) La despersonalización de los seres humanos en nuestraciudad mecanizada. La resultante soledad, desorienta­ción, frustración, desesperación y compasión de sí mismo,no conducen a un matrimonio exitoso.(3) La revolución sexual. Las relaciones premaritales yextramaritales se encuentran entre las fuerzas más mortí­feras y destructivas que atacan a los matrimonios de hoy.(4) La abundancia. Nuestra cultura materialista práctica­mente elimina las significativas relaciones interpersonales,necesarias para un hogar feliz.(5) La creciente libertad en la educación de los niños.Estamos produciendo una generación indisciplinada queestá pobremente equipada para establecer hogares felices.(6) Radio y televisión. El superficial retrato del amor y la

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adición tiránica del tiempo que ambos presuponen, hacendificultosa la verdadera vida de hogar. 7

Naturalmente este fracaso en la comunicación conduce alaburrimiento. Esta es una generación de espectadores. Es tanfácil ofrecer a los pequeños una distracción al instante consólo mover un botón del televisor, pero qué difícil resultainventar juegos creativos e imaginativos o pasatiempos en loscuales podrían participar varios miembros de la familia. Sinduda que una de las razones del extraordinario éxito, enambas márgenes del Atlántico, de series de televisión talescomo The Forsyte Saga y The Pallisers, se debe a que éstashistorias son de una época de relativa estabilidad y de rela­ciones humanas significativas; una época en que la vida fami­liar y la fortuna eran lo esencial; en donde hay tiempo, espa­cio y disposición para andar por el callejón más pequeño,para seguir el hilo más delgado hasta su conclusión, y ver consatisfacción el modelo completo al final. Por contraste, hoyla vida es rápida, nos desorienta y es incompleta; pocos sonlos programas que presentan conclusiones, y menos aún"viven felices" fuera del mundo fantasioso de una serie detelevisión. En cambio hay tensiones que causan neurosis enproporciones epidémicas. La televisión es un escape momen­táneo, sin embargo es un escape que ha comenzado a destruirla comunicación entre la gente, tanto en el hogar como entreel vecindario. El individuo se encuentra cada vez más perdidoen sí mismo. El mundo se transforma en mi mundo, en don­de mis intereses y mis asuntos son los únicos que valen.

Atrapados en nuestras propias y aisladas cajitas, no es deltodo sorprendente que la soledad sea uno de los más grandesproblemas sociales de hoy. Hay una necesidad desesperantede pertenecer a un grupo abierto, acogedor, cariñoso, yalmismo tiempo existe el temor de una falta de adaptaciónpersonal cuando llega el momento de integrarse. Además, elgran énfasis que los medios publicitarios hace con respecto ala juventud, la belleza, la moda, y la atracción sexual, hacen

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más agudo que nunca el aislamiento de aquellos que sesienten incompetentes en alguna o en cada una de éstasesferas. El terror a no ser queridos, aumenta la sensación derechazo e ineficacia. "No le veo ningún sentido a la vida" esla expresión que oigo con demasiada frecuencia como paradejarla a un lado sin darle importancia. Unajoven, que habíatratado de suicidarse en doce ocasiones, me contó que teníamiedo de vivir y miedo de morir.

En este ambiente de casi total frustración, la lástima y elaborrecimiento de uno mismo se reproducen como cresas.Las protestas actuales, las críticas o juicios que se hacensobre unos y otros son con frecuencia proyecciones denuestro propio odio a nosotros mismos. Vivir consciente­mente con esta angustiosa autocondenación sería insopor­table; por lo tanto proyectamos nuestros odios sobre alguieno sobre alguna otra cosa. Esta amargura, profundamentedepositada en los corazones de los individuos y gruposhumanos, es cancerosa y destructiva. Este problema aparececon una fuerza horrorizante y una desvastación insensata enIrlanda del Norte y en numerosos grupos de liberación que sededican a secuestrar, a mutilar y a matar, muchas veces envano. Un siquiatra que trabajaba con estos extremistascomentó que se odiaban a ellos mismos tanto como odiabanal objeto de su violencia; este odio de sí mismo 10 podíanproyectar hacia cualquier dirección. Además, debajo de lasuperficie de un gran número de ciudadanos decentes yrespetables, para quienes la idea de la violencia física esanatema, con frecuencia existen profundos sentimientos depesar, viejos resentimientos, que se manifiestan en violenciaverbal y malas relaciones; pero casi siempre surgen delcorazón como consecuencia de un considerable grado deodio de sí mismo. El sentimiento de alienación puede seraquí casi abrumador: nos hemos olvidado cómo vivir conotros, y no podemos soportar vivir con nosotros.

No es sorprendente que muchos sufran en la actualidad demalas conciencias y sentimientos de culpa. Esto es parti-

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cularmente evidente cuando aconsejamos a aquellos que hanenlutado recientemente: hay una tendencia instintiva aensalzar las virtudes del difunto y ajustificar la forma en queél o ella fueron tratados a 10 largo de la vida: "Hice todo 10que pude por él". Una cosa es que los filósofos digan que "losperfectos no existen" y que no hay ni buenos ni malos, todoes relativo, pero otra cosa es silenciar esa parte nuestra dadapor Dios, que llamamos conciencia. Así es que muchaspersonas hoy se sienten confundidas y culpables.

La filosofía existencialista se ha infiltrado en tal forma enla fibra de la sociedad que, casi desde cualquier dirección, laimpresión es que todo 10 factible en términos de experienciaspersonales es también justificable. Hay una descarada osten­tación de lo que solía llamarse inmoralidad, homosexua­lismo, pornografía, deshonestidad o engaño. Al mismotiempo resulta imposible eliminar los remordimientos de laconciencia, aun cuando éstos se vuelven menos dolorosos alignorarlos constantemente. Una forma de escapar de la penay la confusión es transformarse enjuez del comportamientoajeno. Cuando uno arroja una piedra a una jauría, el queladra más fuerte es el que recibió el golpe. He notado confrecuencia que aquellos que buscan justificar sus acciones alsostener que los perfectos no existen, son aquellos que másfuerte gritan que el comportamiento de ciertos individuos o,ciertos sectores de la sociedad, es absolutamente erróneo.Quizá griten más fuerte en estos términos por sus concienciasgolpeadas tantas veces. Una vez más, esto es un asunto deproyectar nuestra culpa sobre la gente. Qué acertado estuvoCristo cuando nos dijo que nos preocupáramos por la vigaque está en nuestro ojo, para ver con claridad y poder sacar lapaja del ojo ajeno.

Junto a estos otros estados de ánimo, hay incuestiona­blemente un hambre espiritual: hambre por las cosas de Dioso por alguna forma de realidad o poder espiritual, algo quesea más grande que nosotros mismos, que nos saque denosotros mismos y nos lleve hacia algo que sea real y

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apropiado en términos de experiencia a nivel personal.Podemos ver esto en el dramático avance de las cienciasocultas en la última década: las tablas de escritura espiritista,los tarocos, el adivinar la suerte, los horóscopos, la astro­logía, la magia blanca, la magia negra, las brujerías. Laproliferación de libros costosos sobre dichos temas, indica lademanda del público y sus ansias por experiencias espi­rituales. En agosto de 1975 el Congreso Mundial de Brujeríasen Bogotá, Colombia, reunió a 3.000 brujos, hechiceros yespiritistas. (Había aproximadamente el mismo número deobreros cristianos en el Congreso de Evangelización Mundialen Lausana, en 1974.) Se llevaron a cabo clases sobreastrología, vudú, exorcismo y sanidad sobrenatural. Sinembargo, aunque la gente incursione o no en las cienciasocultas, hay un creciente deseo por unificar las religiones enel mundo. Un ejemplo secular de esto es la fanática devociónpor el fútbol, que se ha tomado en muchos países, en lareligión de la gente que además canta, adora los equipos y losjugadores, debe pagar por su dedicación y cuyo ritual (entrealgunos) es la violencia. Otro ejemplo en el contexto decreencias religiosas, son las crecientes formas de toleranciaque estimulan una religión sincrética, en la que todas lasaristas son disimuladas y en la que desaparecen las únicas yexclusivas afirmaciones del cristianismo. Más que nadaporque la iglesia ha dejado muchas veces de hablar con laautoridad clara de las Escrituras, es que la mayoría de lagente se ha inclinado por "lo que dicen los expertos", en losdebates superficiales por televisión y en los diarios deldomingo, quienes como los antiguos atenienses, trataban depasar el tiempo contanto algo "nuevo", nada más. Elproblema está en que hay un paso muy corto entre creer entodo y no creer en nada. Si todo es verdad, nada es verdad. Sitodas las formas de acercarse a la religión son igualmenteválidas, no se hallará ningún objetivo valedero o real. Todo essubjetivo y el subjetivismo sólo está a un paso del ateísmo.La búsqueda de la verdadera espiritualidad, generalmente

Los estados de ánimo / 27

termina en futura desilusión y desesperanza.

Afuera en el frío estoy,Contemplando un mundo indiferente,

Con su gente en sus pequeños y hermosos mundos,y los amigos que ni siquiera me conocen.

Al mundo de ellos no le importa dónde estoy.Si estoy allí, sigue andando;

Si no lo estoy, sigue adelante,Mientras camino, divagando, perplejo,

La mente una masa de confundida maquinaria,En pugna con conflictos y preguntas no contestadas.

No pregunto si el mundo es real. ..Velando está sobre sus cimientos,

Seguro, concreto, duro, pétreo y real.Pero yo no soy real. ..0 si lo soy, quizá no debería serlo.

Me responden: "Sonríe, Dios te ama",Pero no puedo sonreír.

Estoy entumecido por el frío por dentro y por fuera.Aun el calor de los angulosos edificios de ladrillo

Tan sólo podría entibiar mi cuerpo, nada más.Estoy solo en un mundo lleno de gente,

Aislado, encerrado en mí mismo,Frío e insensible, en un mundo frío e insensible.8

Podría argumentarse que no hay nada realmente nuevo en elhombre de hoy. Muchas de las mismas frustraciones existíanen la época del Nuevo Testamento, o aun cuando se escribióEclesiastés. Aunque las causas inmediatas son realmentediferentes en esta era tecnológica, los resultados de lascostumbres son llamativamente similares: aburrimiento, vio­lencia, egoísmo, relaciones quebrantadas, apatía, soledad,compasión de sí mismo, odio a sí mismo, culpabilidad yhambre espititual. Sin embargo, un claro entendimiento deestas disposiciones y sus razones, son de gran importancia encuanto a evangelismo se refiere. Si nuestro evangelio no

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habla de las necesidades que el hombre y la mujer de hoysienten, no habla en absoluto. Más aún, la comunicación deDios hacia el hombre es rica y variada y siempre apropiada.En nuestra predicación y enseñanza, por ejemplo, debemosser diligentes en nuestro estudio, no sólo de la Biblia sino delos periódicos y del clamor de los que nos rodean. Al tratarde edificar una iglesia unificada y llena de amor, deberíamosexaminar las formas prácticas de restaurar relaciones tron­chadas y que la gente que se siente sola encuentre unaamistad sin retaceos dentro de la familia de Dios. Tal vez seaa través de señales y maravillas, o por medio de la alabanza yla oración que la apatía se quiebre y se empiecen a hacerpreguntas. Tal vez tendrá que haber una reorganizacióndentro de la iglesia si es que realmente se produce unasignificativa acción y servicio social. ¿Cuáles son las frustra­ciones de la vecindad? ¿Cómo pueden los cristianos servir alos que están fuera del reino de Dios de manera que puedaverse su tierno interés por toda la gente, conozcan o no sunombre? En cada iglesia será invaluable que los dirigentesconsideren cuidadosamente qué significa realmente en sucaso particular "predicar el evangelio de Cristo... con lapalabra y con las obras, con potencia de señales y prodigios,en el poder del Espíritu de Dios".9 Si nos aferramos aesquemas tradicionales del pasado, el resultado será frecuen­temente pérdida de dinero y energía, con cristianos quepredican a cristianos. Lo que fue apropiado ayer puede noserlo hoy. Aunque la esencia del evangelio nunca cambia, laforma de proclamarlo y demostrarlo debe revelar que esta­mos tratando con un Dios actual. Solamente cuando la genteoiga su voz hoy podemos decirle que urge, en el nombre deCristo, que no endurezca su corazón, pero que debe volversea El con verdadero arrepentimiento y fe.

Capitulo 2

¿Qué esla evangelización?

NUMEROSAS DEFINICIONES han sido sugeridas en la últimamitad de este siglo. La más famosa quizá, es la expre­sada por la Comisión del Arzobispado en 1918, en uninforme sobre la obra evangelizadora de la iglesia: "Evange­lizar es presentar a Cristo Jesús en el poder del Espíritu Santode una manera tal que el hombre venga a depositar suconfianza en Dios a través de El, que lo acepte como suSalvador y le sirva como su Rey en la comunión de suiglesia". 1

Algunos han criticado ciertos detalles de esta definición.La evangelización, dicen no se debe definir por el efectoproducido en la vida de los demás; mejor dicho, la esencia delevangelismo del Nuevo Testamento es simplemente "pro­clamar" el evangelio. El doctor J. 1. Packer, por ejemplo,sugirió modificar la definición de 1918 con estas palabras:"Evangelizar es presentar a Cristo Jesús al hombre pecadorpara que por medio del poder del Espíritu Santo, pueda venira depositar su confianza en Dios a través suyo". 2

Más recientemente, el Congreso Internacional de Evange-

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lización Mundial de 1974 en Lausana, enunció el significadode la evangelización en los siguientes ténninos:

Evangelizar es proclamar las buenas nuevas de que CristoJesús murió por nuestros pecados y que resucitó confor­me a las Escrituras, y que como Señor reinante ofreceahora el perdón de los pecados y la dádiva liberadora delEspíritu a todo aquel que se arrepiente y cree. Nuestrapresencia cristiana en el mundo es indispensable para laevangelización, como también 10 es el diálogo cuyo objetoes escuchar con sensibilidad para poder comprender. Perola evangelización propiamente dicha es la proclamacióndel Cristo histórico y bíblico como Salvador y Señor, conel propósito de persuadir a la gente a venir a El personal­mente y reconciliarse así con Dios. Al manifestar lainvitación del evangelio no estamos autorizados paraesconder el precio del discipulado. Jesús aún llama a todoaquel que le ha de seguir y 10 invita a que se niegue a símismo, tome su cruz y se identifique con su nuevacomunidad. Los resultados de la evangelización incluyenla obediencia a Cristo, la incorporación a su iglesia y unservicio responsable en el mundo. 3

En forma análoga, el Informe de la Comisión de Evangeli­zación de la Alianza enfatizó la prioridad de la palabrahablada: "El verbo de donde deriva la palabra evangelizaciónse usa en el Nuevo Testamento para demostrar la palabrahablada del evangelio, con la vista puesta en la divina regene­ración de los oyentes [... ] El significado de la palabra evange­lización debe, por lo tanto, restringirse al anuncio del mensa­je de salvación".4

Nuestro punto de partida debe ser, por supuesto, el NuevoTestamento, y por 10 tanto necesitamos examinar variaspalabras btblicas para poder comprender la verdadera natu­raleza de la evangelización. Dos grupos de palabras necesitan

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ser examinados; uno pertenece al ténnino "evangelización"y el otro, al término "proclamación".

l. EVANGELIZACION

EvangelizarEl verbo (euaggelizesthai) se usa cincuenta y dos veces enel Nuevo Testamento, incluso los veinticinco usados porLucas y los veintiuno por Pablo. Sencillamente, "evange­lizar" significa anunciar o proclamar o traer buenas nuevas.En la versión griega (Septuaginta) del Antiguo Testamentoa veces se usa para designar a un corredor que llega connuevas de una victoria; en los Salmos ocurre dos vecesS enel sentido de proclamar la fidelidad y salvación de Dios.

Sin embargo, vale la pena notar que la palabra en elNuevo Testamento se emplea frecuentemente en un con­texto significativo. Por ejemplo, en Lucas 4: l8s, Jesús leeen Isaías, capítulo 61, durante su acostumbrada visita a lasinagoga de Nazaret en el día de reposo: "El Espíritu delSeñor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para darbuenas nuevas (euaggelisasthai) a los pobres; me ha enviadoa sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertada los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a losoprimidos; a predicar el año agradable del Señor". Aquívemos al instante que la proclamación de las buenas nuevasestaba conectada directamente con una demostración deesas buenas nuevas. Jesús fue enviado a este mundo por supadre no meramente para conducir campañas de predica­ción, sino para mostrar la realidad del Dios viviente quepoderosamente llenó las necesidades personales de la gente.Aunque el verbo "evangelizar" cuando está estrictamentetraducido significa nada más que anunciar buenas nuevas,es inaceptable en el ministerio de Jesús separar el verboactivo de la acción en que está establecido.

En efecto, si esto no fuera así, entonces las palabras de

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Jesús habrían sido palabras vacías, típico de la vanidadinútil del falso profeta. Por eso, cuando Juan el Bautistalanguidecía en la prisión de Herodes esperando ser inevita­blemente ejecutado, le pareció que las "buenas nuevas" deJesús habían sido después de todo, meras palabras. ¿Dóndeestaba la evidencia de esa verdad? "¿Eres tú el que habíade venir? " fue interpelado por un mensajero, "¿o espera­remos a otro?" ¿Cómo le contestó Jesús? ¿Volvió a pre­dicar otro sermón? ¡No! "En esa misma hora sanó amuchos de enfermedades y plagas, y de espíritus malos, y amuchos ciegos les dio la vista". Aquí había una demostra­ción manifiesta de las buenas nuevas que había procla­mado. Esta fue su respuesta a Juan: "Id y haced saber aJuan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojosandan, los leprosos son limpiados, y los sordos oyen, losmuertos son resucitados, y a los pobres es anunciado elevangelio (euaggelizontai)". 6

Otra vez, en Lucas capítulo 8, vemos la misma base delevangelismo. En el primer versículo encontramos a Jesús"predicando (kerusson) y anunciando el evangelio (euagge­lizomenos) del reino de Dios". ¿Cómo sigue el capítulo?Primero hay una poderosa predicación en la parábola delsembrador, más tarde Jesús calma la tempestad en el lagode Galilea, luego echa fuera a una legión de demonios, mástarde sana a la mujer con flujo de sangre, y luego resucitade entre los muertos a la hija de Jairo. ¡Qué forma de traerlas buenas nuevas a las ciudades y pueblos de Galilea! Estofue sin dudas el tremendo poder del evangelismo de Jesús.No fue ni el preludio, ni la consecuencia del evangelismo.Fue simplemente evangelismo: la presentación de las bue­nas nuevas (como lo describe Pablo en Romanos 15: 18s)"con las palabras y con las obras, con potencia de señales yprodigios, en el poder del Espíritu de Dios". Pablo insisten­temente dijo que ésta fue la forma que él había usado para"predicar el evangelio de Cristo abundantemente". La igle­sia hoy tiene mucha experiencia en la "palabra", y una

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creciente experiencia de "hacer", pero poca evidencia delpoder y prodigios o del Espíritu Santo.

En verdad las informaciones del evangelio nos aclaranque no podemos separar en el ministerio evangelístico deJesús, proclamación o demostración, predicación y acción,decir y hacer. En el primer capítulo del Evangelio de Mar­cos tenemos el informe de un típico día en la vida deJesús. El capítulo comienza así: "Principio del evangelio(euaggelion) de Jesucristo". En 1: 14s vemos a Jesús quepredica el evangelio de Dios, y dice: "El tiempo se hacumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, ycreed en el evangelio". Luego siguen una serie de inciden­tes cuando demuestra la realidad y poder del evangelio: unhombre es liberado de un espíritu inmundo; la suegra deSimón es sanada; muchos otros son sanados de sus enfer­medades, y demonios son echados fuera; un leproso eslimpiado, un paralítico se pone en pie (en el momento enque Jesús estaba "predicando la palabra"). Esto tenía mu­cho significado, porque el sanar indicaba el derecho deCristo de tener autoridad para perdonar pecados. Cual­quiera podía decir, "Tus pecados te son perdonados", peroninguno podía ordenar que un paralítico se pusiera de piey caminara frente a una multitud atónita. Luego, casi en elepisodio siguiente, encontramos que Jesús dice no sola­mente que había venido para los pecadores sino escanda­liza a sus acusadores por comer con "cobradores de im­puestos y pecadores". Continuamente encontramos lademostración viviente de que realmente hacía lo que decía.El estaba demostrando buenas nuevas. Como hemos visto,no podemos tomar el verbo "evangelizar" aislado de suvariado y activo contexto sin destruir una vital parte de susignificado. Nunca fue una mera proclamación de palabras.Siempre fueron palabras puestas en acción. No solamente"señales y prodigios", por supuesto, sino numerosos ejem­plos del amor y cuidado y compasión de aquél que vinopara traer las buenas nuevas. No nos debe sorprender, por

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consiguiente, que Lucas diga en su primer tomo: "Habléacerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y aenseñar". 7 Aquí, la acción está antes que la enseñanza. Yla deducción de las palabras de Lucas es que Jesús conti­nuó haciendo cosas y enseñando a través de su cuerpo, laiglesia.

En realidad esto es exactamente lo que encontramos. Através de casi todo el libro de los Hechos, en casi todos loscapítulos (excepto cuando Pablo hace su defensa), vemosque la demostración va acompañada de la proclamación delevangelio. Para dar un ejemplo; en el capítulo 8 de Hechos,los discípulos, esparcidos después de la persecución deJerusalén, "iban por todas partes anunciando (euagge­lizomenoi) el evangelio". Felipe el evangelista fue a Sama­ria y predicó a Cristo. "Y la gente unánime, escuchabaatentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendolas señales que él hacía. Porque de muchos que teníanespíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; ymuchos paralíticos y cojos eran sanados". Más adelante,Lucas dice que los samaritanos "creyeron a Felipe, queanunciaba el evangelio (euaggelizomeno) del reino de Diosy el nombre de Jesucristo". 8 Aquí encontramos un evan­gelio poderoso, no sólo por el fiel anuncio de las buenasnuevas del reino de Dios, sino también por las buenasacciones que acompañaban a las buenas palabras.

El más significativo de todos los pasajes es quizá el deHechos 10:36-38. En estos versículos Pedro explica elevangelio en un ambiente que nunca habría imaginadofuera posible: a gentiles en casa de un gentil, Camelia. Estenotable cruce de barreras entre judíos y gentiles dio auten­ticidad al mensaje que a continuación sería entregado. Yen una forma realmente sorprendente Pedro habla acercade Dios, "anunciando el evangelio (euaggelizomenos) de lapaz por medio de Jesús". Luego sigue explicando la pala­bra que fue anunciada (por Dios a través de Jesucristo):"Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con su poder a

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Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes ysanando a todos los oprimidos por el diablo". Pedro luegohabla en forma concisa acerca de la muerte y resurrecciónde Jesús. Esta fue la acción de Dios: evangelizar por mediode su hijo Jesucristo. No fue tan sólo la proclamación de supalabra que había sido hecha carne, sino de una palabraque era activa y poderosa en la vida de un pueblo necesi­tado. Esta es, sin dudas, una parte vital del trabajo evange­lístico de Dios en el mundo a través de su Hijo: "haciendobienes y sanando". El evangelismo sin realidades concretas,se transforma en palabras huecas y sin sentido.

No es sorprendente, por lo tanto, que las mismas quejasen contra de la iglesia se las escuche de todos los lados:"La iglesia está sofocada con palabras y hambrienta deexperiencias"; "El mundo está harto de dogmas, pero lagente tiene hambre de vida"; "Palabras, palabras, palabras;estoy harto de palabras... Quiero que me muestren". Nohace mucho, mientras me preparaba para una campaña enuna ciudad, la comisión organizadora me recordó que lamayoría de la gente se "resistía a las palabras". Volvere­mos a este tema y en forma más extensa en el próximocapítulo. Desde los días del Nuevo Testamento hasta elsiglo XX sigue siendo cierto que a menos que haya unademostración del Espíritu, la predicación del evangelio seráen vano. No será evangelismo.

Tal vez, lo que mejor ilustre esta verdad en términosreales sea la más extraordinaria campaña evangelística quetuve el privilegio de presidir. Se me pidió que "anunciaralas buenas nuevas de Jesucristo" tanto formal como infor­malmente: a través de servicios, reuniones en hogares, reu­niones juveniles, etcétera. Sin embargo, el contexto de estaproclamación de palabras había sido verdaderamente muyfructífero. En las dos iglesias afectadas hubo un movimien­to grato y poderoso del Espíritu de Dios. Esto condujo a laoración, a experimentar algunos de los hasta ahora desco­nocidos dones del Espíritu (tales como profecía, sanidades,

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interpretación de lenguas), a que pequeños grupos encomunión se reunieran regularmente, a que toda la con­gregación participara en la comunidad en forma saludable,y por sobre todas las cosas, a un compañerismo cálido,amante, acogedor y solícito por parte del pueblo de Dios:un verdadero cuerpo de Cristo. De modo que durante ellargo fin de semana que duró la campaña, la cosecha espi­ritual fue bastante notable: aproximadamente cien hom­bres y mujeres profesaron su fe en Cristo en un solo día, ytengo entendido que el ciento por ciento de los que profe­saron acudieron a los pocos días a la reunión de consoli­dación de los resultados y que el trabajo de Dios en esasiglesias ha continuado con fuerza. Si bien es cierto que nodebemos medir el evangelismo en términos de "éxito"aparente, es igualmente cierto que aquí se proclamaron lasbuenas nuevas de Jesucristo en forma completa y poderosa"con la palabra y con las obras, con potencia de señales yprodigios, en el poder del Espíritu de Dios". No nos debeextrañar, por lo tanto, que Cristo pudiera "traer a la obe­diencia" a tantos.

En otras campañas o servicios evangelísticos, pude apre­ciar el inmenso poder de alabanza y adoración que prece­día a la más formal presentación del evangelio. Volveremosa esto más tarde, pero generalmente, después de veinte otreinta minutos de canto específicamente dirigido a la ala­banza a Dios, se siente la presencia de Dios, lo que maravi­llosamente permite a la gente oír y recibir la palabra deDios. Después de todo, Pentecostés no comenzó con pre­dicación sino con adoración. "Una comunidad que adora,predica para que se contesten las preguntas planteadas pormedio de sus oraciones".9

Esta es una afirmación clara y profunda. Muy a menudola gente ni siquiera formula preguntas acerca de Dios. Sonsimplemente apáticos. Pero cuando uno comienza a verhombres y mujeres comunes absortos en algo, excitadospor algo, gozosos por algo, enamorados de algo, que cantan

¿ Qué es la evangelización? / 37

por algo, naturalmente uno va a querer saber qué es esealgo. Entonces las preguntas se formularán, lo cual es unpreludio para recibir las buenas nuevas de Cristo.

También vale la pena notar en forma sintética que elverbo "evangelizar" a veces se usa tanto para aquellos queestán dentro del reino, como para los que están afuera. EnRomanos 1: 15, por ejemplo, Pablo escribió: "Pronto estoya anunciaros el evangelio (euaggelisasthai) también a voso­tros que estáis en Roma"; y al referirse a "vosotros" serefería a los "amados de Dios, llamados a ser santos" (v.7). Mientras tanto se tenía que contentar con enviarles unacarta. ¡Y qué carta! Encontramos aquí una magníficaexposición del evangelio, y las generaciones subsiguienteshan demostrado que ella resulta sumamente apropiadatanto a creyentes como a inconversos. El evangelio afectatoda nuestra vida. Michael Green describió el evangelio unavez como si fuera el mar: una criatura puede chapotear enla playa, pero aún la jirafa pronto desaparece en las profun­didades. Cuanto más crecemos espiritualmente, más pro­fundo se hace el evangelio. Nunca deja de ser apropiado,consolador y desafiante. Aunque resulte raro, es bíblicohablar de evangelizar cristianos. Hasta los más maduros enla fe necesitan que el evangelio les sea predicado con todasu simplicidad, pero a la vez con toda su profundidad.Hasta que no gocemos ampliamente "la gloriosa libertad delos hijos de Dios", y hasta que no veamos con claridad "sugloriosa herencia en los santos", con todo ese inconmen­surable poder que está al alcance de quienes creemos, nodejaremos de necesitar que las buenas nuevas nos sean pre­dicadas: libertad para los cautivos, vista para los ciegos, ylibertad para los oprimidos.

El evangelio

El sustantivo (euaggelion) 1O aparece setenta y dos veces enel Nuevo Testamento, con cincuenta y cuatro en los escri­tos de Pablo. De estos pasajes podemos aprender las si-

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guientes verdades acerca del evangelio que debe ser pro­clamado en la evangelización.

(i) Es el evangelio del reino. 11 Muchas veces, estaexpresión ha causado debates y confusión. Algunosigualan el reino de Dios con la sociedad y el órdensocial, como si el reino de Dios se presentase por elejercicio de justicia social. Otros ven el reino de Diosenteramente en el futuro, con relación a los nuevoscielos y nuevas tierras en las que sólo mora lasantidad. Otros lo igualan con la iglesia militante, enel cielo y en la tierra. No hay duda que todas estasideas están comprendidas en el concepto del reino,pero la idea bíblica primitiva del reino es la autoridady dominio del Rey. Naturalmente, algún día Cristotendrá completa autoridad sobre todo, y está hoyinteresado por la justicia social, pero básicamente lapalabra se refiere simplemente a la soberanía delRey, que tiene la autoridad para dominar: "Jehováestableció en los cielos su trono, su autoridad y supoder y su reino domina sobre todos" .12 Es parti­cularmente significativo que las primeras dos refe­rencias al evangelio del reino están en el contexto dela manifiesta autoridad de Cristo sobre el poder delmal. En ambas escrituras, Mateo 4:23 y 9:35, vemosa Jesús "predicando el evangelio del reino y sanandotoda enfermedad y toda dolencia del pueblo". Másaún, aunque el hecho del reino de Cristo incluye eldesafiante mandato de obedecerlo, es en realidadbuenas nuevas saber que alguien está controlandoeste mundo y nuestras vidas personales. Son buenasnuevas saber que en cualquier situación, por máscaótica, desastrosa, desgarradora y dolorosa que sea,Jesús es el Señor. "Jehová reina; regocíjese la tierra",canta el Salmista. Nada está finalmente fuera de susoberano control. El tiene al mundo entero en susmanos.

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(ii) Es el evangelio de Dios. 13 Esto es así en dos sen­tidos. En primer lugar, las buenas nuevas sonacerca de Dios: hablar de un Dios infinito y personalque de tal manera amó al mundo que dio a suunigénito Hijo por nosotros, que desea reconci­liarnos con El, que desea ser nuestro padre, y quemanda a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, ynos dice: "¡Abba, Padre! " Para los que buscan aDios y están perdidos en el laberinto de ideasreligiosas, el evangelio realmente contiene buenasnuevas acerca de Dios. En segundo lugar son buenasnuevas de parte de Dios. Son su iniciativa y surevelación. El hombre dejado a su libre albedríonunca podría encontrar a Dios ni conocer la verdadacerca de Dios. Pero Dios en su misericordia se revelóa sí mismo. Es por ende específicamente el evangeliode Dios, no del hombre. 14 Dios ha revelado supalabra. Es por sobre todo sus buenas nuevas. Envista de esto, cualquier distorsión o alteración delevangelio hecha por el hombre es extremadamenteseria. "Si alguno os predíca diferente evangelio delque habéis recibido, sea anatema" .15 En efecto, sihombres "indoctos e inconstantes", tuercen las Es­crituras en forma alguna, lo hacen "para su propiaperdición" .16

(iii) Es el evangelio de Jesucristo. 17 Nuevamente esbuenas nuevas en dos sentidos. En primer lugar,Jesús lo trajo al mundo. Sin El, de ningún modohabrían buenas nuevas. Aparte de la específicarevelación que le fue dada a los judíos a través de laley y los profetas, el mundo habría continuado en latiniebla espiritual. "Los días de ignorancia" habríanseguido indefinidamente. En segundo lugar, Jesúspersonifica al evangelio. Fue ésta una estupenda obradramática: la palabra de Dios dramáticamente re­presentada en la tierra. En efecto, porque El era la

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Palabra hecha carne pudo hacer ese sorprendenteanuncio: "El que me ha visto a mí, ha visto alPadre".18 Ahora por fin podemos saber la verdadacerca de Dios, porque podemos ver la verdad deJesús.

(iv) Es un evangelio que debe ser apropiado personal­mente. A veces, Pablo habla de "nuestro" evangelio,o también de "mi" evangelio. 19 Hasta que no hayauna sentida y personal respuesta al evangelio, en elcual no sólo creamos sino que también persevere­mos, el evangelio en sí es en vano. 2O

Por otra parte, esta respuesta debe ser total, equiva­lente a la pérdida de nuestra vida, sin sentirseavergonzado del evangelio, haciendo todo "porcausa del evangelio", estando además dispuestos aabandonar casa y familia "por el evangelio".21Además, ya que debe ser una respuesta libre ydispuesta, lamentablemente es posible que la per­damos, la ignoremos, la desobedezcamos o la recha­cemos. 22 El amor rechazado siempre arriesga, y unaparte esencial del amor de Dios es que El respetasolemnemente el libre albedrío del hombre. Lanaturaleza de su juicio subraya la decisión quehacemos acerca de El. La realidad del evangelio nonos da pie para menospreciar "las riquezas de subenignidad, paciencia y longanimidad". "¿No sa­bes" pregunta Pablo, "que la benignidad de Dios teconduce al arrepentimiento? ,,23

(v) Es un evangelio para todos los hombres. 24 Dios nosabe de barreras de clase, de creencias o de cultura; Eldesea que todos se arrepientan y sean salvos. "Es ricopara con todos los que le invocan; porque todo aquelque invocare el nombre del Señor, será salvo".25 Porlo tanto el evangelio debe ser compartido conotros. 26 Cierta vez, un estudiante le preguntó aCarlos Spurgeon si el pagano que nunca había

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escuchado el evangelio sería salvo. Spurgeon lecontestó lo siguiente: "Para mí el asunto es más biensi podemos ser salvos nosotros que sabemos delevangelio y dejamos de darlo a conocer a otros". 27En efecto, la tarea evangelizadora no debe ser des­cuidada en ninguno de sus aspectos, ya que elevangelio ha sido "confiado" a nosotros y "deposi­tado" en nosotros; por lo tanto somos ahora llama­dos para "servir" al evangelio.28 William Barclay loexpresó muy claramente: "El hombre debe dar suvida por aquello que le ha dado vida". Además, laresponsabilidad de difundir el evangelio es tan so­lemne y urgente que Pablo, sin tener en cuenta lossufrimientos personales, se preocupó muchísimo deno "poner obstáculos" en su camino.29

El sustantivo "evangelista" (euaggelistes) aparece tres vecesen el Nuevo Testamento, y se refiere a Felipe, a Timoteo y alos que les sería dado este ministerio dentro del cuerpo deCristo, para beneficio de todo el Cuerpo. 3O Por lo tanto,aunque el evangelismo es responsabilidad primordial de todala iglesia, y en este sentido todos los cristianos estáncomprometidos en el evangelismo, no todos los cristianosson llamados a ser evangelistas. Todo cristiano pertenece a laiglesia, que está indefectiblemente envuelta en el evange­lismo, pero muchos cristianos hallarán que su principalesfera de servicio está dentro del cuerpo de Cristo. Aquíestán para amar y servir a unos y a otros conforme a ladirección de Dios y según el Espíritu distribuye los dones,para que todo el cuerpo se fortalezca y esté mejor dotadopara anunciar a Cristo. Mas dentro de la iglesia algunos seránespecialmente llamados para ser evangelistas, así como otrostendrán un ministerio profético, y otros serán pastores ymaestros. El don de Dios hace que un hombre sea unevangelista. Otros también tendrán la capacidad de explicarel evangelio, pero el evangelista tendrá el peso de evangelizar

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y de comunicar eficazmente el evangelio por medio de esahabilidad otorgada por Dios. Este don, como todo otro dono ministerio, deberá ser evidente y reconocido por la iglesia.Como éste es uno de los dones "para la edificación delcuerpo de Cristo", nadie deberá ser un evangelista pordesignación propia, sino uno reconocido y animado en esteministerio por el cuerpo de cristianos a quién él sirve.

2. PROCLAMACION

"Predicar" (kerussein) , "predicación" (kerugma) , y "pre­dicador" (kerux). El verbo cuyo significado es "predicar","publicar" o "proclamar" se emplea con la misma asiduidadque el verbo "evangelizar", y aparece sesenta y una veces enel Nuevo Testamento. La predicación (kerugma) apareceocho veces, y el predicador o pregonero (kerux), sólo tres. Laidea básica detrás de estas palabras es la de un heraldo queentrega un mensaje que le ha sido encomendado por el rey.Senft expresa esto bien en Vocabulary oi the Bible de vonAIImen:

Predicar, particularmente, ha perdido para nosotros susignificado primitivo, ya que hace pensar en un discursomás o menos personal, más o menos doctrinal y teórico,dirigido a un grupo cerrado de creyentes convencidosdentro del recinto de la iglesia, y esto es justamente loopuesto de lo que debe indicar y de lo que la palabraoriginal significa: una proclamación hecha por un heraldo,por un pregonero, a plena luz del día, al son de latrompeta, al corriente, dirigida a todos porque viene delrey mismo... El principal requisito de un heraldo es laabsoluta fidelidad; no debe expresar sus propias ideas,sino entregar un mensaje que le ha sido confiado; no se lepide opinión acerca de las preguntas en discusión, es sóloel intérprete de quien le ha dado un mandato. Por estepreciso motivo, se le confiere la autoridad que representa

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y su palabra está dotada de un prestigio incuestionable. Elheraldo no es nada en sí mismo; habla como representantede aquel que lo ha enviado y a favor del mensaje que le hasido confiado. 3 1

La palabra kerugma o el mensaje que se proclama, escomparada por Pablo con euaggelion, el evangelio. Esto estámuy claro en Romanos 16: 25: "Y al que puede confirmarossegún mi evangelio (euaggelion) y la predicación (kerugma)de Jesucristo". Por el contexto está claro que él consideró suevangelio y la predicación de Cristo un mismo mensaje: es elcumplimiento de los escritos proféticos dados por Dios, conaplicación mundial, que llaman a la obediencia de fe. Sinembargo, cuando escribió a los corintios, Pablo enfatiza quesu kerugma era completamente diferente de la retóricaestudiada y la elocuencia florida del sofista griego profe­sional. Sin duda que estos conferenciantes viajeros, con suimpresionante fluidez de palabras elevadas daban toda laapariencia de sabiduría, pero a los ojos de Dios todo era vananecedad. Pablo, sin embargo, vio que su tarea era la deproclamar el mensaje divino del "Cristo crucificado";aun­que sería un tropiezo para los judíos y locura para losgriegos. El sabía que Cristo era el poder y la sabiduría deDios, por lo tanto, se apartó de las ostentosas técnicas de losfilósofos griegos, "ni mi palabra, ni mi predicación (kerug­ma), fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sinocon demostración del Espíritu y del poder, para que nuestrafe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en elpoder de Dios".32 A diferencia de los polemistas de estesiglo, cuya habilidad radicaba en el juego de palabras, Pabloentregó un mensaje arraigado en las verdades históricas deJesucristo, particularmente su muerte y resurrección. Esta esla razón del poder de sus palabras: estaba proclamando alCristo viviente, que había resucitado de entre los muertos.En efecto, como más adelante lo siguió explicando en sucarta: "Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestrapredicación".33

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Durante muchos años, los teólogos se han debatido sobrela existencia o no de una kerugma determinada, ya quesiempre se la encontraba en la predicación evangelística de laiglesia primitiva. Algunos hallan tres puntos es~nciale~ en elevangelio apostólico, y otros cinco, seis o slete. MlchaelGreen, en su excelente libro Evangelism in the EarlyChurch,34 resume el debate en diez páginas que son de granayuda. Probablemente, la conclusión más exacta es que:

todos los cristianos estaban convencidos que Jesucristoera la última palabra de Dios al hombre, el que trajo deDios todo lo que nosotros podríamos apreciar en losúnicos términos que podríamos comprender, los términosde una vida humana; aquel que al morir y resucitar denuevo estaba manifiestamente vindicado en sus reclama­ciones y logros. Todos creían esto en común: los mo~osde expresarlo dependían en gran parte de sus proplosantecedentes intelectuales y espirituales y en el de susoyentes. 35

Quizá la dificultad de resumir el mensaje apostólico surgedel hecho de que cuando los apóstoles proclamaban lapalabra, más que declarar palabras bíbl~cas ~, fo~as delevangelio, proclamaban al mismo Jesucnsto: Predlcamos(kerussomen) a Jesucristo como Señor".36 John Wesleyescribió en su Diario del día 17 de julio de 1739: "Fui aBradford a cinco millas de Bath. Algunas personas se habíaninstalado en un lugar conveniente, en la cima de la colina acuyo pie está la ciudad; en ese l~gar, of~ecí. ~ Crist~ .aalrededor de mil personas, para sablduna, Justicla, santifI­cación y redención". Indudablemente, nuestras palabras ydoctrinas deben ser correctas; pero "predicar la palabra" esbásicamente ofrecer a Cristo a la gente.

El profesor James Stewart, en su libro sobre este tema,capta la vitalidad de la verdadera predicación:

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Ernest Raymond, novelista y ensayista, ha descrito el másgrandioso sermón que jamás he oído. Cuenta que elsermón en sí fue de lo más común; intelectualmenteinsignificante, estéticamente imperfecto, su construccióntenía errores, y la forma de entregar el mensaje fuedesagradable. Sin embargo, su efecto fue arrollador..."Creo que habló durante una hora, nadie se movió, y lamayoría de nosotros estuvimos muy quietos toda lanoche... " Una cosa es aprender la técnica y mecanismode la predicación; otra cosa es predicar un sermón pormedio del cual se corra el velo y se caigan las barreras queesconden el rostro de Dios. 37

Esta es en su esencia la tarea del evangelista y pregonero, ycon este fin debe ser no sólo fiel al mensaje que le fueconfiado, sino también dependiente del Espíritu Santo, yaque sólo él puede glorificar a Cristo y traer a los oyentes encontacto con el Dios viviente.

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Capítulo 3

La Palabraen la evangelización

La Palabra de Dios

"LA PALABRA" es una frase que se ha tornado jerga familiaren algunos círculos cristianos. " ¡Fue una buena palabra la deesta noche! " dice un miembro de la iglesia al predicadorcuando termina el servicio. "¿Predica él la palabra?"pregunta un cristiano respecto a la verdad bíblica de unministro.

Por buena o mala que sea lajerga, es efectivamente bíblica.Al describir el trabajo evangelístico de la iglesia en losHechos de los Apóstoles, Lucas usa "la palabra" más decincuenta veces. 1 Los discípulos oraron "que con tododenuedo hablen tu palabra", y cuando fueron llenos delEspíritu Santo, eso es precisamente lo que sucedió.2 Des­pués de la persecución en Jerusalén, los que estaban espar­cidos "iban por todas partes anunciando el evangelio".3Pablo y Bernabé, en su primer viaje misionero "anunciabanla palabra de Dios,,4 en las sinagogas de Seleucia y Chipre;y más tarde pasó dieciocho meses "enseñándoles la palabra

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de Dios" en Corinto. 5 Era tan importante esta tarea quelos apóstoles sabían que no debían dejar "la palabra deDios para servir a las mesas", por más apremiante ~ue. pu­dieran ser algunas de las necesidades pastorales Ypracticas;su tarea era la de dedicarse a la oración y al "ministerio dela palabra".6

De la misma manera, por la parte receptora, se juntó casitoda la ciudad de Antioquía "para oír la palabra deDios";? tanto los samaritanos como los gentiles "habíanrecibido la palabra de Dios";8 y en Antioquía estaban tanemocionados con las buenas nuevas de la salvación de Diosque "glorificaban la palabra del Señor".9 En los Hechos,Lucas habla diversamente de "la palabra de Dios", "la pala­bra del Señor", "la palabra de su gracia" o simplemente "lapalabra". . .

Además, es de particular interés que Lucas, al descnblfel éxito evangelístico de la iglesia, dice: "y crecía la pala­bra del Señor",1O "pero la palabra del Señor crecía y se

11 d 'f d'''12multiplicaba", "y la palabra del Señor se 1 un la ,"y así crecía y prevalecía poderosamente la palabra delSeñor" .13 Esta es una forma tan marcada de registrar elcrecimiento de la Iglesia que Calvino en su Comentariodice de Hechos 19: 20: "La palabra crecía 10 refiero alnúmero de hombres, como si él debiera haber dicho que laIglesia aumentaba". Sin embargo, las cuatro veces Lucasdice "la palabra" y no "la iglesia", posiblemente por estarazón: como Jesús era la Palabra hecha carne, así la iglesiacomo el cuerpo de Cristo es en un sentido, la Palabra hechacarne. Como veremos más adelante, una forma vital decomunicación entre Dios y el mundo es la iglesia. Así esque cuando la iglesia creció, es muy significativo decir quela "palabra crecía".

1. ¿QUE ES "LA PALABRA"?

A lo largo de todas las Escrituras la palabra de Dios siem-

La Palabra en la evangelización /49

pre se considera algo que vive y actúa:

Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve yno vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinary producir, y da semilla al quesiembra, y pan al quecome, así será mi palabra que sale de mi boca: no volve­rá a mí vacía, sino que hará lo que quiero, y será prospe­rada en aquello para que la envié. 14

El Nuevo Testamento da el mismo testimonio. Pablodice acerca del evangelio cuando predicaba a los tesaloni­censes, que "no llegó a vosotros en palabras solamente,sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plenacertidumbre", en verdad, recibieron su mensaje como la"palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyen­tes" .15 Pedro también recordó a sus lectores que habíansido "renacidos, no de simiente corruptible, sino de inco­rruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece parasiempre". Luego de citar de Isaías 40 para asegurarles que,a diferencia de la fragilidad humana, la palabra del Señorpermanece para siempre, él escribe: "Esta es la palabra quepor el evangelio os ha sido anunciada" .16

El escritor a los Hebreos enfatiza que "la palabra deDios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada dedos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, lascoyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos ylas intenciones del corazón".1 7 Esto es particularmenteinteresante, pues muestra que no podemos separar la pala­bra de Dios del Dios viviente. La palabra es viva y eficazporque Dios es vivo y eficaz; la palabra discierne los pensa­mientos e intenciones del corazón porque Dios hace justa­mente eso. En efecto, después de esta exposición acerca de"la palabra", el próximo versículo empieza: "Y no haycosa creada que no sea manifiesta en su presencia".

Desde los días de C. Hodge y B. B. Warfield en el siglo

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XIX ha habido en algunos círculos una correspondenciaprecisa entre "la palabra de Dios" y las Escrituras: unaidentificación en proporción de uno a uno. No cabe lamenor duda que las Escrituras juegan una parte vital en larevelación de Dios hacia los hombres. Forman la autoridadobjetiva suprema para lo que Dios ha dicho. Vemos estocon suma claridad en las enseñanzas de Jesús. Hay básica­mente tres reclamaciones de autoridad para lo que creemosy cómo nos comportamos: las Escrituras, la razón y latradición. Sin embargo, Jesús no sólo conocía las Escritu­ras, respetaba las Escrituras, cumplía las Escrituras, vivíacerca de las Escrituras y enseñó las Escrituras; tambiénincrepó a los racionalistas de sus días por permitir quedominara la razón sobre su creencia: "Erráis ignorando lasEscrituras y el poder de Dios";18 y corrigió a los tradicio­nalistas cuando sus tradiciones chocaban con la palabra deDios: "porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráisa la tradición que habéis trasmitido".19 Es decir, que tantola razón como la tradición deben inclinarse ante la supremaautoridad de las Escrituras, que es la palabra de Dios. Noexiste ninguna duda acerca de la inmensa importancia delas Escrituras en lo que a comunicación de Dios con loshombres se refiera.20

No obstante, en la Biblia la "palabra de Dios" es másimportante que las "palabras de la Biblia", pese a la impor­tancia de aquellas palabras como declaración objetiva de laverdad divina. Por ejemplo, es por la palabra de Dios que secrearon los cielos y la tierra;21 en Jesucristo "aquel verbofue hecho carne y habitó entre nosotros, lleno de gracia yde verdad";22 y es a través de Jesús que Dios nos ha habla­do. 23 Además, Dios ha hablado "muchas veces y de mu­chas maneras", no sólo por medio de las Escrituras. Porejemplo, en el Salmo 19, David habla de la revelación deDios tanto en su creación como en su palabra. De maneramuy gráfica describe la creación como el elocuente silenciode la palabra de Dios:

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Los cielos cuentan la gloria de Dios,y el firmamento anuncia la obra de sus manos.

Un día emite palabra a otro día,y una noche a otra noche declara sabiduría.

No hay lenguaje ni palabras,Ni es oída su voz.

Por toda la tierra salió su vozy hasta el extremo del mundo sus palabras.

La palabra silenciosa de Dios, que llegue a nosotros enforma visual y no audible, es algo que necesitamos recordarcada vez más en esta era dominada por la televisión, porlustrosas revistas, y el popular periódico. Las artes creativasjuegan un papel vital en la proclamación de la Palabra queuna vez se hizo carne. El teatro, la danza, la mímica, lapintura, la fotografía, la arquitectura, los tapices: todosellos pueden contar la gloria de Dios y anunciar su obra. Aveces, una presentación silenciosa de la verdad de Diospuede hablar con más fuerza que las palabras. Pablo tam­bién aclara que Dios ya se ha revelado a sí mismo, incluso aaquellos que no tienen la revelación especial de su palabraescrita, tanto en la creación como en la conciencia. 24 AquíDios les "manifestó" la verdad; ha "escrito" su ley en suscorazones.

De esto se desprende que la "palabra de Dios" no debeser tomada exactamente sólo como las Escrituras; es lacomunicación de Dios mismo con el hombre. Abarca "lasmuchas veces y... muchas maneras" en que El revela "sueterno poder y deidad", su "gracia y verdad", su salvacióny su juicio. En efecto, porque Dios es el Dios viviente quepiensa y siente, habla yactúa, su comunicación con perso­nas vivientes hechas a la imagen de Dios y que tambiénpiensan y sienten, hablan y actúan, es inevitablementecompleja y variada. El punto vital es que Dios se revela alhombre, que Dios da un "espíritu de sabiduría y de revela­ción en el conocimiento de él",25 que Dios habla y actúa

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de manera tal que podemos decir que se "comunica". Lapalabra de Dios sin Dios es un absurdo. "La letra mata";sólo "el espíritu vivifica".26 Por tanto, para que las pala­bras bíblicas se transfonnen en palabras de Dios vivientes yactivas, la intervención del Espíritu Santo es primordial.

Es interesante ver con qué claridad fue entendido todoesto por los refonnadores, quienes redescubrieron la im­portancia central de la palabra escrita de Dios. FrancoisWendel, Decano en Teología en la Universidad de Stras­burgo y afamado experto de la Refonna, hizo este atinadocomentario sobre Calvino y su fonna de entender la Escri­tura:

La Escritura en sí misma no es nada más que una cartamuerta, como cualquier documento histórico. Para po­der encontrar la palabra viviente de Dios en ella, y tenerla seguridad que esta palabra está dirigida personalmentea cada uno de nosotros, deberá antes intervenir el Espí­ritu Santo. El Espíritu Santo que hace uso de los escri­tos bíblicos para ponemos en contacto con la palabra deDios, y el que al mismo tiempo trabaja en nosotros parahacemos descubrir esta palabra en la Escritura y aceptar­la como proveniente de Dios. En un célebre pasaje Cal­vino ha definido qué se entiende por esta intervencióndel Espíritu Santo, dar testimonio en el alma de todocreyente, de la verdad y de la autenticidad de la Escri­tura: "Aunque, en efecto, sólo Dios es testigo idóneo desu palabra, sin embargo esa palabra no será creída en elcorazón del hombre si no está sellada por el testimoniointerior del Espíritu... Por lo cual es necesario que elmismo Espíritu que habló por boca del Profeta entre ennuestros propios corazones y los toque hasta el tuétanopara así persuadidos de que los profetas fielmente decla­raron aquello que les fue encomendado de lo alto".27

Es por esta verdad que Pablo comprendió la suprema

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importancia de una "demostración del Espíritu y de poder"cuando predicaba el evangelio del "Cristo crucificado"; sóloentonces la fe de los que creyeran podría descansar noen la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios. 28Claro está que, a menos que este poder del Espíritu estu­viera presente, Pablo no habría estado proclamando verda­deramente la palabra de Dios, por muy sincero que fuese alas Escrituras. Aunque las predicaciones evangelísticas enlos Hechos incluyen lógicamente citas del Antiguo Testa­mento (particulannente cuando se proclama la palabra deDios a los judíos), había junto con los puntos centrales delevangelio,29 una relevancia y consagración que contri­buían a la verdadera comunicación con aquellos qüe escu­chaban. Por lo tanto, predicar la palabra no es solamentefidelidad a las palabras blblicas ( ¡más de un sennón orto­doxo ha hecho donnir a la gente! ), sino que es la palabrade Dios para esa gente en aquella ocasión por la actividaddel Espíritu. Naturalmente, por el Espíritu, ese mismo ser­món puede ser la palabra de Dios para diferentes personasen otra ocasión; pero el punto esencial es que Dios estárevelándose al hombre.

2. LA PALABRA DE DIOSPARA LA IGLESIA PRIMITIVA

En los Hechos de los Apóstoles vemos los tremendamentesignificativos medios de comunicación entre Dios y elhombre, que limitan asombrosamente el tradicional cuadrodel predicador que proclama la palabra desde el púlpito.¿Cómo se dio a conocer la palabra de Dios en el evangelismodel siglo I?

Predicar y enseñar

Al reconocer "que la palabra" no está limitada a las Escri-

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turas, no debemos tener en menos la proclamación verbalde la verdad bíblica. No era suficiente que el Espíritu San­to cayera sobre los discípulos en Pentecostés: la multituddebía comprender de qué se trataba. Por eso Pedro explicabrevemente la profecía de Joel, predica a Jesucristo, y ex­horta a la multitud a arrepentirse, creer y recibir al Espíri­tu Santo. No bastó que el paralítico fuese curado (en He­chos 3): otra vez Pedro predica a Cristo, e insta a loshombres a arrepentirse y creer. Veremos en el capítulo 4 elcontenido del mensaje proclamado, pero a esta altura con­viene notar tres factores: en primer lugar, Lucas usa unagran variedad de palabras para describir la predicaciónevangelística. Dos de éstas han sido ya consideradas ennuestro capítulo anterior: los apóstoles "predicaban elevangelio" (euaggelizesthaiJ y "predicaban a Cristo"(keru­ssein). También testificaban "la palabra de Dios" (diamar­turasthaiJ y "anunciaban la palabra de Dios" (kataggel­lein) , y en todos estos verbos hay la idea de un anuncio:traen un mensaje con la autoridad del Rey, para aquellosque necesitan oír y conocer la verdad. A veces en misionesevangelísticas digo de pasada: "No estoy preguntando siustedes creen esto o están de acuerdo con ello; les estoydiciendo lo que Jesús dijo e hizo". Hayal igual que en lostiempos del Nuevo Testamento, hay una difundida igno­rancia acerca de los hechos básicos y evidencias de la fecristiana. Antes que pueda haber una discusión o un debateprovechoso debemos declarar las buenas nuevas de Jesu­cristo.

Con respecto a esto Lucas hace uso del verbo "enseñar"(didaskein), 3O Y con ello indica que los apóstoles pasabanel tiempo, cuando les era posible, instruyendo a sus oyen­tes en "todo el consejo de Dios". Ellos buscaban no omitirnada que fuese provechoso. En efecto, en los Hechos capí­tulo 20, Pablo habla dos veces acerca de que no había "re­huído" esto (hupostellein). Esta es una palabra a veces usa­da en los círculos náuticos y significa bajar una vela. Por

La Palabra en la evangelización /55

temor al hombre es fácil bajar el velamen y rehuir ciertosaspectos del consejo de Dios por no ser populares o noestar de moda en los círculos seculares o religiosos. Perocon el viento del Espíritu que soplaba fuerte, los apóstolesse negaron a recoger sus velas en su enseñanza fiel de lapalabra de Dios. En realidad tan poderosa era, que losjudíos protestaban: "Y ahora habéis llenado a Jerusalén devuestra doctrina". 31 Indudablemente muchas veces les ex­hortaban a que respondiesen,32 pero conocían la impor­tancia de instruir la mente con la verdad, a la vez de con­mover el corazón y doblegar la voluntad. Esto se ve ademáspor la forma en que los apóstoles, en ese llamado a lacomprensión intelectual del evangelio, solían "discutir"con ellos (dialegesthaiJ; 33 a menudo discutían las Escritu­ras con los judíos, y buscaban probar que Jesús era elCristo, pero otras veces discutían con los gentiles, comopor ejemplo acerca "de la justicia, del dominio propio ydel juicio venidero". También "disputaban" (suze­tein),34 "confundían" (sugchunein),35 "demostraban"(sumb ibazein) y "exponían" (paratithemiJ, 36 "refutabancon gran vehemencia" (diakatelegchein).37 En todo esto losapóstoles estaban profundamente convencidos de la impor­tancia y urgencia de sus mensajes. La palabra de Dios po­día ser recibida o rechazada, y por esto trajeron salvación yjuicio a los que escuchaban. 38 Por lo tanto, la intenciónsolemne y fervorosa de los apóstoles era "persuadir" (pei­thein) a los hombres de la verdad que ellos proclamaban,pero mantuvieron su integridad como aquellos que de nin­gún modo "medran falsificando la palabra de Dios".39

En segundo lugar, es digno de destacar la entereza y lapersistencia de los apóstoles en la labor evangelística. Aun­que durante sus viajes misioneros se trasladaban de unaciudad a otra, dedicaban todo el tiempo posible a procla­mar, enseñar, discutir y persuadir. Por ejemplo, en Hechos14: 3 Pablo y Bernabé estaban en Iconio, y "se detuvieronallí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el

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Señor", porque el Señor estaba manifiestamente con ellos,"el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, conce­diendo que se hiciesen por las manos de ellos señales yprodigios". En Tesalónica, Pablo "por tres días de reposodiscutió con ellos, declarando y exponiendo por medio delas Escrituras" .40 En Corinto, "discutía en la sinagoga todoslos días de reposo... y se detuvo allí un año y seis meses,enseñándoles la palabra de Dios".41 Quizá, lo más grandio­so de todo fue lo de Efeso donde "entrando Pablo en lasinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses,discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios", yademás, por espacio de dos años estuvo "discutiendo cadadía en la escuela de uno llamado Tiranno".42 Algunosmanuscritos agregan que hizo esto "desde la hora quintahasta la décima" y si esto es correcto, me pregunto ¡cuán­tos otros evangelistas desde entonces han estado cinco ho­ras diarias durante dos años en un mismo lugar "persua­diendo acerca del reino de Dios"! Es apenas sorprendenteque en Efeso "hacía Dios milagros extraordinarios por ma­no de Pablo", que hubo una gran fogata de libros carossobre lo oculto, y que "crecía y prevalecía poderosamentela palabra del Señor". Además, cuando Pablo estaba enarresto domiciliario en Roma, "muchos" de los principalesde los judíos se acercaron a él, "a los cuales les declaraba yles testificaba el reino de Dios desde la mañana hasta latarde, persuadiéndolos acerca de Jesús, tanto por la ley deMoisés como por los profetas". Después de esto "Pablopermaneció dos años enteros en una casa alquilada, y reci­bía a todos los que a él venían, predicando el reino de Diosy enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente ysin impedimento".43

En tercer lugar, es fascinante ver cómo las oportunida­des para evangelizar eran aprovechadas en casi todos loslugares concebibles. Generalmente los apóstoles procla­maban la palabra de Dios en templos44 y sinagogas.45 Enestos lugares, por supuesto, encontraban a aquellos que por

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lo menos profesaban creer en Dios y que sabían algo de lasEscrituras. Y es necesario recordar que la iglesia en la ac­tualidad es más una laguna para pescar que un bote desdedonde se

4Eesca. Sin e~bargo, el hogar era usado frecuen­

temente, y este es mdudablemente uno de los mejoreslugares para evangelizar. Con frecuencia he visto el valordel hogar, con un promedio de seis a ciento cincuentapersonas, y muy a menudo de veinte a cuarenta. El hogares el marco ideal para una comunicación genuina ya queofrece la oportunidad de declarar las buenas nuevas deCristo y al mismo tiempo da pie para réplicas, discusiones,debates, argumentos, y testimonios espontáneos de otroscristianos presentes. Es un ambiente relajado para aquellosque pudieran sentirse incómodos y a la defensiva en unaiglesia. Es un lugar donde muchas dudas y dificultades per­sonales pueden ser expresadas y quizá, también resueltas.En uno de estos encuentros, unas pocas semanas antes queesta página fuera escrita, un buen hombre halló una fe vivaen Cristo en parte porque pudo hablar personalmente convarios amigos cristianos presentes; otro agnóstico, que dis­cutió bastante acaloradamente, ahora dice que está a puntode entregarse. El hogar es un campo maravilloso para evan­gelizar y los cristianos que captan esta visión tienen unagran contribución que hacer para el reino de Dios.

No obstante, es estimulante ver cómo los primeros discí­pulos aprovechaban toda oportunidad concebible para pro­clamar a Cristo, cualquiera fuese el riesgo personal que estoentrañase: ante el poderoso cuerpo del concilio judío,47en los escalones del famoso Areópago,48 en la corte Roma­na del procónsul Sergio Paulo,49 durante los tribunales deFélix, gobernador de Judea, 5O Y de Festo aun cuando elrey Agripa y Berenice estaban presentes,51 en el carro deletíope, funcionario del tesoro, 52 Y también en la cárcel 53en la escuela de uno llamado Tirann054 y en la plaza' deAtenas. 55 Es digno de notarse que los apóstoles general­mente hablaban accediendo a invitaciones, aunque a veces

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ellos daban el primer paso para provocar esas invitaciones.También hablaban en "ciudades y aldeas", y recibían conalegría tanto las oportunidades de hablar ante grandes mul­titudes como las de estar en pequeñas reuniones familiares:"se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra deDios".56 Es imposible detectar cualquiera de los cuida­dosos métodos y estrategias que caracterizan a las campa­ñas evangelísticas de hoy. Por el contrario, a medida que elEspíritu se movía y a medida que Dios daba la luz, así losapóstoles tomaban toda oportunidad posible para predicary enseñar el evangelio de Cristo. Este fue el primer y másnotable medio de dar a conocer la palabra de Dios al mundode Dios. Sin embargo, no era este el único medio.

Una iglesia amante y unida

La suprema revelación de Dios se encuentra, por supuesto,en Jesús cuando "el Verbo fue hecho carne". Aunque Je­sús tenía una grande y profunda experiencia del Dios vi­viente por su perfecta unidad con El, sin embargo no eraun místico en separación. En efecto, era la gente común, eltrabajador y los oprimidos que particularmente lo encon­traban tan atrayente. Era esta gente precisamente que notenía tiempo para la religión establecida y formal de laépoca (¡qué poco han cambiado las cosas en dos milaños! ) porque, francamente lo establecido tenia poca im­portancia real para ellos. Pero cuando Jesús vino a predicarlas buenas nuevas a los pobres, y liberar a los oprimidos,eso realmente fue comprendido. Todo su estilo de vida, lasencillez de su enseñanza, su evidente compasión, su ver­dad e integridad; todo esto le era comunicado en formapor demás convincente al hombre de la calle. El Verbohecho carne era tan poderoso que si no se aceptaba no sebuscaba otra cosa que destruirlo.

Además, en cierto sentido, la Palabra siempre debe serhecha carne antes que el Dios viviente pueda ser visto por

La Palabra en la evangelización /59

un mundo que en su principio no tenía el menor interésacerca de las palabras bíblicas. "Muéstranos el Padre, ynos basta", es aÚn el grito del agnóstico hoy. "Quisiéramosver a Jesús". La pregunta es ¿cómo puede la gente "ver aDios"? Hay dos versiculos significativos en el Nuevo Tes­tamento, y ambos empiezan con las palabras "Nadie havisto jamás a Dios". Eso es verdad, porque Dios mora enluz inaccesible; ningún pecador podría ver a Cristo y vivir.El primer versículo es Juan 1: 18: "A Dios nadie le viojamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él leha dado a conocer". Hace dos mil años Dios se reveló en lapersona de su Hijo. El otro pasaje se encuentra en 1 Juan4: 12 "Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos aotros, Dios permanece en nosotros". Así Dios se revela hoypor el cuerpo de Cristo, la iglesia, cuando nos amamosunos a otros. No hay nada hoy más poderoso que esto.Cuando nuestro estilo de vida y nuestras relaciones con losdemás reflejan la realidad y hermosura de Cristo, la gentelo nota y esto les hablará con más elocuencia que todas laspredicaciones del mundo, especialmente a las personas queestán desilusionadas por las cosas ya establecidas. En efec­to, el "cuerpo (soma) de Cristo" era para Pablo mucho másque una analogía gráfica de una relación interna. "ParaPablo soma es principalmente la corporeidad dentro de lacual el hombre vive en este mundo. Es así la oportunidadde conocer a otros. Para Pablo entonces, el cuerpo de Cris­to es en primera instancia el cuerpo dado por otros".57 Enotras palabras, es por su cuerpo, la iglesia, que Cristo hoyse expresa al mundo. En parte, al menos, ésta es la eviden­cia de la resurrección de Cristo que el mundo necesita ver.

Esto era indudablemente cierto en la iglesia del NuevoTestamento. Notemos el calor y la vitalidad de la iglesiainmediatamente después que el Espíritu fuera derramadoen Pentecostés. Aquí estaban adorando, estudiando y oran­do juntos, vendiendo sus posesiones, dándolo a los necesi­tados y constantemente entrando y saliendo de sus hoga-

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60/ Creo en la evangelización

res, compartiendo juntos sus comidas. Con razón "el Señorañadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos".58

Una mujer me escribió en una oportunidad, después deuna reunión en nuestra iglesia en York: "Una de las cosasmás maravillosas, era mirar los rostros de cada uno en lacongregación: estaban tan relajados, tan absortos, tanabiertos y felices, y por supuesto esto creaba un ambienteincreíble, casi tangible... Parecía solidificar tantas cosaspara mí. Si yo tenía alguna duda antes de su servicio, todolo que ello nos mostró me habría decidido acerca de larealidad de Cristo". Siguió hablando calurosamente acercadel sermón (dado por un bien conocido predicador), perofue todo el servicio y la congregación que comunicaron aCristo a esta mujer. Así es que a veces las iglesias localesnecesitan concentrarse para fortalecer la relación dentro delcuerpo de Cristo. Esto no será malgastar el valioso tiempoque pudo ser aprovechado para el evangelismo; más bienacrecentará el poder de la palabra de Dios que es proclamadadentro y desde aquella iglesia.

En este creciente mundo frío y desierto, lo que la gentedesea y necesita antes que nada es calor: el calor del amor,la aprobación y el gozo. Necesitan sentir la presencia deDios antes de escuchar la palabra de Dios. Más que nada laiglesia necesita tornarse una comunión afectuosa, solícita,y acogedora que irradia el gozo de Jesucristo. Alguien queha trabajado intensamente entre los comunistas dijo quelos que fueron ganados para Cristo atribuyen su conversiónsiempre al amor de Dios manifestado en las vidas del pue­blo de Dios y raras veces por haber sido convencidos. Poreso muchas veces hoyes el café, el club de trabajadores, lasala de juegos los que reflejan la aceptación y el placer queotros necesitan: no es la iglesia. Bruce Larson una vez lodescribió así:

El bar del barrio es posiblemente la mejor forma defalsificar la comunión que Cristo quiere dar a su iglesia.

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Es una invitación que ofrece licor en vez de gracia, esca­patoria en lugar de realidad, pero es una comunión per­misiva, aceptadora e incluyente. No se ofende. Es demo­crático, uno puede contarle secretos a la gente y general­mente no se lo cuentan a otros, ni tienen interés enhacerlo. El bar prospera no porque la mayoría son al­cohólicos, sino porque Dios ha puesto en el corazónhumano el deseo de conocer y ser conocido, amar y seramado, y muchos buscan una falsificación al precio deunas cuantas copas. Cristo quiere que la iglesia sea sinofensa, democrática, permisiva: una comunión donde lagente pueda entrar y decir: "¡Estoy vencido!" "Ya nodoy más". Alcohólicos anónimos tienen esta cualidad.Nuestras iglesias muchas veces carecen de ella.59

Por otra parte, un reportaje del Concilio de Arzobispospara el Evangelismo destacó que el lenguaje moderno ynuevas formas de servicio nunca atraerán multitudes dentrode la iglesia. Lo crucial es, sin embargo, que cuando vengaalguien de afuera descubra allí una comunidad que cuida yama y "una que evidentemente esté enamorada de Dios yofreciendo una verdadera adoración". En la actualidad hayhambre por lo real. Y es la realidad del amor y de laadoración lo que es intangible pero inequívoco, y desempeñaun papel vital en el evangelismo. Tampoco se puede exagerarla importancia de las comunidades y familias cristianas quedespliegan el amor, particularmente en una generación queve el trágico fracaso general de las relaciones a cualquiernivel. Pero hablaremos más acerca de esto en otro capítulo.

Señales y maravillas

Indudablemente ésta fue una forma integral de proclamarla palabra de Dios en la época del Nuevo Testamento. Antela mezcla pagana del materialismo, racionalismo y ocul­tismo, la gente necesitaba una demostración del poder de

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Cristo. Aunque Pablo era cauto cuando le pedían seña­les,6O pues sabía que por lo general esto era poco menosque una forma de intentar evadir la exigencia personal deCristo, aún así conocía el valor de las señales y maravillasen su trabajo evangelístico. 61 En casi todos los capítulosde Hechos hay alguna manifestación del Espíritu: lenguas,sanidades, profecías, visiones, juicios, exorcismos, mila­gros: los cuales eran caminos poderosos para ayudar a lagente a llegar a una fe viva en un Dios viviente. ¿Por qué sereunió una gran multitud alrededor de los discípulos enPentecostés? Porque "les oímos nosotros hablar cada unoen nuestra lengua las maravillas de Dios". ¿Por qué fueronconvertidos dos mil más, poco después? En parte porque"muchas maravillas y señales eran hechas por los apósto­les", incluso la cura del cojo de nacimiento, que se fue"andando, y saltando, y alabando a Dios" en el templo, demodo que "se llenaron de asombro y espanto por lo que lehab ía sucedido".62

G. B. Phillips, en el prefacio de su paráfrasis a los He­chos de los Apóstoles, lo explica del siguiente modo:

Estos hombres no hicieron "actos de fe" sino creyeron', ,no "rezaron sus oraciones", sino que realmente oraron.No celebraron conferencias sobre medicina sicosomá­tica, simplemente sanaron a los enfermos... Nadie pue­de leer este libro sin quedar convencido de que habíaAlguien que trabajaba aquí además de unos meros sereshumanos. Tal vez debido a su simplicidad, quizá debidoa la disposición que tenían por creer, obedecer, orar,sufrir y morir si hubiera sido necesario, el Espíritu deDios halló lo que siempre debe estar buscando: unacomunión entre hombres y mujeres tan unidos en amor yfe, que El puede trabajar en ellos y a través de ellos conel mínimo estorbo u obstáculo .63

Fue precisamente por esa demostración libre y poderosa

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del Espíritu de Dios que "los que creían en el Señor au­mentaban más, gran número así de hombres como de mu­jeres".64 Actualmente el clima es sorprendentemente simi­lar al que enfrentaba la iglesia primitiva. Es verdad quetenemos el confuso problema creado por la revolución tec­nológica. Pero la apatía, el materialismo, una sociedad quelo permite todo, la fascinación por las ciencias ocultas, labúsqueda de lo significativo, de lo importante, de la libertad,del perdón, de la esperanza: todo es similar. Y por lo tanto esaltamente apropiado usar medios similares para comunicar lapalabra de Dios.

Una estudiante, que no era creyente y que con anterio­ridad había oído y rechazado la fe cristiana, concurrió porla noche a un servicio de la Cena del Señor en nuestraiglesia donde había alrededor de seiscientas personas reuni­das. Comprensiblemente molesta se retiró por la mitad delservicio, pero dejó olvidada su bufanda. Volvió un pocomás tarde para retirar su bufanda del banco de adelante;regresó a la iglesia cuando ya había finalizado la adminis­tración del pan y el vino. En ese instante se escucharon dosprofecías: dos declaraciones inspiradas, que fueron emiti­das por el Espíritu de Dios a través de dos miembros denuestra congregación. A pesar de que yo nunca había co­nocido personalmente a esa señorita, y de que era descono­cida en nuestra iglesia, me escribió unos días mas tarde:"En la segunda profecía oí mis verdaderos pensamientos(algo que nunca había oído antes). Oí a Dios decirme real­mente, en una iglesia con cientos de personas, que no co­rriera como frecuentemente lo había hecho antes... Sentí yexperimenté la presencia de Dios: algo aterrador, pero a lavez maravilloso". Y allí entonces rindió su vida a Jesucristo.Este es casi un ejemplo perfecto de las palabras de Pablocuando escribió: "Pero si todos profetizan, y entra algúnincrédulo o indocto... lo oculto en su corazón se hacemanifiesto; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios,declarando que verdaderamente Dios está entre vosotros".65

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La sanidad puede ser también un medio por el cual Dioshable poderosamente a un individuo con el propósito decomunicar su amor y la verdad del evangelio. Me encontrécon un ex boxeador profesional, que había sufrido unalesión cerebral hacía dos años y como consecuencia de éstahabía quedado parcialmente paralítico. Sin embargo, un díacuando este pobre hombre estaba torpemente tratando deremover una vieja Biblia familiar para poder alcanzar unobjeto, Dios en su soberanía le dio de repente el regalo de lafe en el Dios de ese libro. Instantáneamente sanó. Le di lamano dos días después; ¡estaba tan fuerte como un león!Por supuesto, comenzó a leer la Biblia empezando desdeGénesis 1, Y con el tiempo llegó a experimentar una fepersonal en Cristo Jesús. Este milagro de sanidad habíapreparado su corazón para recibir el evangelio. Dios le habíahablado.

Oración y alabanza

Ya hemos visto la necesidad del Espíritu Santo para que lapalabra escrita se tome viva y activa, por lo tanto cuandoen la iglesia primitiva se comunicaba la palabra de Dios, noes sorprendente ver la preponderancia de la oración y laalabanza. Los discípulos sabían que no podrían comenzara ser testigos efectivos de Cristo sin el poder del Espíritu:no sólo carecían de la necesaria motivación sino que tam­bién sus predicaciones habrían sido "en palabras solamen­te". Entonces con razón "éstos perseveraban unánimes enoración y ruego",66 mientras esperaban que el Espíritucayera sobre ellos. Luego llegó el día de Pentecostés quecomenzó no con predicación, sino con alabanza. La multi­tud hacía preguntas, en parte por supuesto debido al donde lenguas, pero en parte también por la realidad y espon­taneidad de la alabanza. Alabar es un verbo transitivo quenecesita un objeto. Alabamos a alguien o algo. Por 10 tan­to, cuando los cristianos se llenan de alabanzas el mundo

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preguntará: ¿Por qué están tan alegres? ¿Qué pasa?¿Quién o qué cosa les produce tanto gozo? Muchas veceshe sido testigo del poder de la alabanza en el contexto delevangelismo. En el "Festival de la Alabanza", en el "Festi­val de Jesús", en las presentaciones de "Juntémonos", y enotros encuentros similares, casi siempre hubo conversiones;a veces fueron extraordinarias y sobresalientes: Dios se hamanifestado a través de la alabanza de su pueblo. Siempreha sido así. Varias veces en el Antiguo Testamento, cuandoel pueblo de Dios tocaba sus instrumentos y alzaba susvoces "alababan a Jehová", leemos que "la casa se llenó deuna nube, la casa de Jehová. Y no podían los sacerdotesestar allí para administrar, por causa de la nube; porque lagloria de Jehová había llenado la casa de Dios".67

En varias oportunidades he sido testigo de experienciasmuy parecidas a ésta: Dios ha revelado su gloria y ha habla­do con poder como respuesta a la adoración y la alabanza.En una de las tantas y similares oraciones, durante el cantolibre y espontáneo en un servico anglicano de la Cena delSeñor (serie 3), supe que Dios había descendido nuevamen­te sobre nosotros con el poder de su Espíritu. Un miembroalgo rebelde de nuestra congregación, que aparentementehabía sido durante muchos años un cristiano descarriado,fue restituido al Señor y fue lleno de su Espíritu. Su espo­sa, arrodillada junto a él en el altar, con una fe puramentenominal, fue maravillosamente convertida y colmada de suEspíritu. He visto estudiantes muy intelectuales y hombresduros deshechos en lágrimas, convertidos a Cristo a travésde la alabanza, a veces sin ninguna predicación de por medio.Y a cristianos también, los que inflamados con una visiónrenovada de la gloria de Dios, se han transformado en testi­gos gozosos y espontáneos de Cristo.

Todo esto, por supuesto, lo encontramos en los Hechosde los Apóstoles: cuando los tres mil respondieron a Cristoellos "perseveraban... en las oraciones". Todos los díasestaban en el templo y en sus hogares alabando a Dios; y

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mientras seguían orando a El, "el Señor añadía cada día ala iglesia los que habían de ser salvos". En Hechos, capítu­lo 4, la amenaza de persecución los llevó a adorar y aalabar más. Renovaron su confianza en el "Soberano Se­ñor", lo alabaron por su supremo control aun sobre reyes ygobernantes, y como resultado, "todos fueron llenos delEspíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra deDios".68 Más tarde, mientras los profetas y maestros de laiglesia en Antioquía ministraban al Señor, y ayunaban, re­cibieron nuevas instrucciones por medio del Espíritu parauna próxima salida evangelística.69 ¿Cuántos reconocemoshoy la importancia de la adoración para que se manifiestela dirección de Dios? ¡Cuánto más fácil resulta (así locreemos nosotros) organizar una subcomisión evangelísticapara que planifique las actividades de la iglesia! jY quédecepcionados nos quedamos al final de todo esto: "Bue­no, después de todo fue de bendición para los cristianos"!

Una piadosa reorganización

El Espíritu de Dios es un Espíritu que implica movimiento.Nunca permitirá que nos quedemos estacionarios, o quenos fosilicemos en esquemas y reuniones que sin duda fue­ron de bendición en el pasado. Es evidente que en HechosDios se movía y generalmente a una velocidad sorprenden­te. Pero de vez en cuando, como sucedió en Hechos capítulo6, hubo problemas de administración.

El empuje evangelístico de la iglesia estaba trayendo unfruto notable. Diariamente el número crecía. Muy pronto, latarea de cuidar de las necesidades prácticas de los nuevosdiscípulos estuvo más allá de las energías de los apóstoles.Las primeras en murmurar fueron algunas viudas griegas, lasque sin duda, muy pronto se habrían sentido abandonadas,ya que los guías de la iglesia eran todos judíos cristianos.Sabiamente, los apóstoles presentaron el problema a toda laiglesia, y fueron elegidos siete hombres (todos de habla

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griega, y con interés obvio hacia las viudas griegas) paraatender la tarea. El punto crucial de este incidente radica enque los apóstoles estaban en peligro de ser distraídos de sutarea primordial, mayormente la de predicar "la palabra deDios". Si esto fracasaba, todo fracasaría. A toda costa ellosdebían mantener la prioridad del ministerio dado por Dios.En este pasaje, en efecto, se mencionan dos ministerios: elministerio de la palabra y el de las "mesas" (ayuda práctica yfinanciera). Ambos ministerios eran necesarios, pero para losguías de la iglesia el ministerio de la palabra era incuestiona­blemente prioritario. Los resultados fueron sorprendentesporque ellos resolvieron entregarse a la oración y a la predica­ción, a toda costa. Los siete hombres fueron guiados hacianuevas esferas de servicio para Cristo, que fueron asombro­samente poderosas en los dos casos indicados. Y además,"crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos semultiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos delos sacerdotes obedecían a la fe".7 O

La organización debe servir siempre al evangelio. Debeconducir a una mayor armonía entre los cristianos, y dejara aquellos que están dotados por Dios en libertad paraocuparse en la "oración y en el ministerio de la palabra".En muchas iglesias la organización hace precisamente locontrario: conduce a la desarmonía y a la formación decamarillas contenciosas, y distrae en otras tareas a los lla­mados a predicar y a enseñar. ¡Cuántos sacerdotes, pasto­res y obreros cristianos pasan la mayor parte del tiempomanteniendo el sistema en marcha!

Para lograr un evangelismo más efectivo, la dirección decualquier iglesia debe revisar por lo menos una vez al año,todo el esquema de servicios, reuniones y organizaciones.Es necesario que se formulen preguntas insensibles en unaactitud de oración y sumisión a Dios, que es Cabeza de laIglesia. ¿Están logrando algo las reuniones hoy? ¿Son ellasactualmente la mejor inversión en cuanto a tiempo y dine­ro? ¿Están ayudando a construir el cuerpo de Cristo

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hoy? ¿Están apoyando hoya la iglesia en la evangeliza­ción? ¿Son ellas el mejor plan de Dios en la actualidad?El punto importante no es el valor que tuvieron ayer. Lalabor cristiana se estropea constantemente por aferrarnos alas bendiciones y tradiciones del pasado. Dios no es el Diosde ayer. Es el Dios de hoy. Dios nos libre de continuarjugando deportes religiosos en un rincón cuando la nube yel fuego de la presencia divina se han corrido hacia otro. Aveces hablo en reuniones o convenciones en las cuales, sinduda, Dios derramó su poder en el pasado. Pero hoy lapalabra ICHABüD está claramente escrita sobre todo elasunto: "Traspasada es la gloria de Jehová".

Acción social y servicio

La iglesia del Nuevo Testamento se hizo famosa por elamor práctico y la preocupación social hacia aquellos queestaban obviamente necesitados. De hecho, su cuidado porlas viudas, por ejemplo, era tan importante que se dieroninstrucciones para la inscripción de las viudas71 porquehabía tantas que esperaban ayuda financiera de parte de laiglesia. Esto se tornó en un testigo poderoso para la comu­nidad de lo que era el amor de Jesucristo en forma prác­tica.

Desde hace mucho tiempo la iglesia ha estado separadapor la polarización entre el evangelio social y el evangelio"puro". Ya hemos visto en este libro el hermoso equilibrioen el ministerio de Jesús. El cuidaba los cuerpos y lasmentes de los hombres a la vez que su condición espiritualdelante de Dios, y frecuentemente enseñó la responsabi­lidad social del hombre al igual que su vida privada. Efecti­vamente, no solamente nos dio la gran comisión de hacerdiscípulos de todas las naciones, sino también el grancometido de amar a nuestro prójimo como a nosotros mis­mos. Esto es casi tan importante como amar a Dios. Enefecto, para no dejarnos dudas con respecto a la interpre-

La Palabra en la evangelización 169

tación de este mandamiento, El lo explica con su paráboladel Buen Samaritano. John Stott comentó sabiamente:

¿Quién es mi vecino a quien debo amar? No es ni unalma sin cuerpo, ni un cuerpo sin alma, ni es tampocoun individuo divorciado de su medio social. Dios hizo alhombre un ser físico, espiritual y social. Mi vecino es uncuerpo y alma en comunidad. Por lo tanto, no puedopretender amar a mi vecino si sólo me intereso por unaspecto de él, ya sea su alma o su cuerpo o su comu­nidad.72

Si nos encontramos ante la disyuntiva de elegir entreevangelismo y acción social, debemos recordar que el eter­no bienestar de una persona es mucho más importante quesus necesidades temporales. Pero con demasiada frecuenciaeste argumento ha sido una excusa para no optar por lasresponsabilidades sociales del cristiano, donde el trabajo esmás exigente, menos encantador y casi siempre los resul­tados son más lentos que los de un evangelismo directo.Sin embargo, Jesús nunca consideró tal acción una pérdidade tiempo en su corto ministerio terrenal. Todo era parteesencial para la comunicación del Dios de compasión yamor.

El doctor Samuel Escobar ha expresado muy bien laimportancia de la preocupación social del cristiano en lossiguientes términos:

El servicio cristiano no es optativo. No es algo que pode­mos hacer si tenemos ganas. Es el sello de la vida nueva."Por sus frutos los conoceréis". "Si me amáis guardaréismis mandamientos", Si estamos en Cristo tenemos elespíritu de servicio de Cristo. Así que discutir sobre sidebemos evangelizar o promover una acción social notiene valor. Van juntos. Así que no debemos tratar dejustificar nuestro servicio por nuestro vecino pretendien-

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do que esto "nos ayudará" en nuestra evangelización.Dios está igualmente interesado en nuestro servicio y ennuestra tarea evangelística... Es ingenuo afirmar quetodo lo que se necesita son nuevos hombres para formaruna nueva sociedad. Indudablemente cada hombre debehacer lo que está a su alcance para que el mensaje trans­formador llegue a sus conciudadanos. Pero también escierto que son precisamente estos nuevos hombres losque a veces necesitan transformar las estructuras de lasociedad, para que pueda haber menos injusticia, menosoportunidad de que el hombre haga mal a su prójimo,explotándolo.73

Esto era, en efecto, el mensaje frecuente de los profetasdel Antiguo Testamento. En Isaías, capítulo 58, por ejem­plo, Dios le dice a su pueblo que no es suficiente buscarlodiariamente, deleitarnos en conocer sus caminos, ayunar yorar. "¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar lasligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejarir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ""¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a lospobres errantes albergues en casa...? Entonces nacerá tuluz como el alba".

Un claro ejemplo de amor en acción se puede apreciaren la Clínica del Cuarto Distrito de Houston, Texas. Es unobscuro ghetto de la ciudad donde siete mil pobres estánmetidos en enormes bloques de pisos. El doctor BobEckert estableció en 1968 una clínica médica. Como cris­tiano quería demostrar a los que vivían en un ghetto queDios los amaba. El doctor Eckert sabía que el tradicionalevangelismo de puerta en puerta sería completamente inú­til. En cambio abrió una clínica médica que ofrecía trata­miento gratuito. Empezó con una mesa y una silla, trestrabajadores y cuatro pacientes el primer día. En una notaen la sala de espera se leía: "Esta es una clínica privada norentada; el paciente no recibirá cuenta alguna. Pagará lo

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que pueda y desée". El doctor Eckert explicó su plan sim­plemente: "No estamos aquí para practicar la medicina.Estamos aquí para compartir al Señor Jesús. La prácticamédica es algo que sale del amor que Dios tiene por lagente". Muchas veces los pacientes piden que oren porellos, porque sienten en la clínica la atmósfera del amorde Dios.

Desde esos pobres comienzos hay ahora cien trabajado­res, incluso cuatro doctores en plena dedicación y doce endedicación parcial. Alrededor de cien a doscientos sonatendidos todos los días. Además, la razón por la cualpuede brindarse asistencia gratuita es porque ochenta delos cien trabajadores viven dentro de los hogares extendi­dos de la Iglesia del Divino Redentor. Así es que tienen unmínimo de gastos para vivir, y disfrutan de la ayuda finan­ciera, física y espiritual de esos hogares. La clínica no esabiertamente evangelística, pero los que van allí saben queDios está en aquel lugar. Y muchos de ellos comienzan aexperimentar su amor y, al poco tiempo encuentran a Jesu­cristo. Aquí realmente está la palabra de Dios en acción.

Sufrimiento

En Hechos capítulo 7, tenemos el martirio de Esteban:"En aquel día hubo una gran persecución contra la iglesiaque estaba en Jerusalén; y todos fueron esparcidos por lastierras de Judea y de Samaria... Pero los que fueron espar­cidos iban por todas partes anunciando el evangelio".74Jesús les había dicho que ellos serían testigos en Jerusalény en toda Judea y Samaria, y fue a través de la persecuciónque se difundió la palabra de Dios. La iglesia testificante setransformó en iglesia sufriente; y aunque en el Nuevo Tes­tamento la palabra martus no tuvo toda la fuerza de lapalabra "mártir" como se la conoce hoy, la persecución yla muerte violenta para los cristianos se transformó en lapalabra técnica para referirse al acto de ser un testigo por

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72 I Creo en la evangelización

el derramamiento de la sangre propia. Sin embargo, aún enlos días del Nuevo Testamento los términos testigo y sufri­miento estaban íntimamente vinculados.

"Testigo" es por supuesto palabra favorita, mayormentepara Lucas y Juan. Martus aparece treinta y cuatro veces,marturein setenta y seis, y marturion veinte. Los seguido­res de Cristo no debían sorprenderse por la tremenda prue­ba que les vendría; más bien, debían regocijarse por com­partir los sufrimientos de Cristo, porque fueron llamados aser testigos de estos sufrimientos. Cuando Pablo mencionaque ellos son embajadores de Cristo, "como si Dios rogasepor medio de nosotros", pasa a decir:

Antes bien, nos recomendamos en todo como ministrosde Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesi­dades, en angustias, en azotes, en cárceles, en tumultos,en trabajos, en desvelos, en ayunos... como engañado­res, pero veraces; éomo desconocidos, pero bien cono­cidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; comocastigados, mas no muertos; como entristecidos, massiempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a mu­chos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo. 7 5

No sólo fueron llamados a creer en Cristo, sino tambiéna sufrir por El. A menudo, Dios puede hablar con másvigor a través del sufrimiento. En efecto, si es que debemosconocer el "poder de su resurrección", debemos tambiénconocer "la participación de sus padecimientos". Estos su­frimientos podrán no referirse a actos heroicos pero sí a lasoledad, frustración, perplejidad y aflicción, las cuales fre­cuentemente serán experimentadas en situaciones difícilesy nada agradables y en lugares donde los cristianos se afa­narán en tareas aparentemente sin importancia.

Además, es a través del sufrimiento que el Espíritu San­to casi siempre imprime profundamente la palabra de Diosen nuestros corazones, para que más tarde podamos hablar

La Palabra en la evangelización I 73

esa palabra con mayor autoridad y poder. Es a través de losimpactos del sufrimiento que llegamos a comprender elsignificado de la palabra de Dios.

El poder del Espíritu Santo

Cuando el Espíritu Santo vendría sobre sus discípulos Cris­to les prometió poder, y en Hechos, capítulo 2, cuando elEspíritu cayó sobre ellos, todo comenzó a suceder. Asícomo una piedra en una laguna produce interminablescírculos que se van ensanchando hasta rizar toda la super­ficie del agua, de la misma forma el Espíritu Santo inicióesta extensión espontánea de la iglesia primitiva. No obs­tante, a menos que el Espíritu sea activo en cuanto a po­der, la evangelización será escasa. En efecto, los medios autilizar para aumentar la palabra de Dios serán todos nega­tivos. Por ejemplo, una predicación sin el Espíritu se trans­forma en "letra muerta", en ortodoxia pesada y sin vida;una "iglesia" sin el calor del Espíritu no será unida niamante; las señales y prodigios sin el Espíritu serán falsos:sicológicos o demoniacos. La oración y la alabanza sin lainspiración del Espíritu serán emocionalmente peligrosas ydeprimentes; una reorganización sin la guía del Espírituserá un simple juego de estructuras; la acción social sin elEspíritu no se diferenciará de aquella ofrecida por un ateo:no transmitirá la fragancia de Cristo; los sufrimientos sin elEspíritu conducirán a una compasión de sí mismo o a uncomplejo de persecución egocéntrico: no hablará de Cristo.En la evangelización, todo depende de si Dios ha exhaltadoo no su Espíritu sobre lo que nosotros estamos buscandohacer en su nombre. Volveremos a éste tema crucial en elúltimo capítulo de este libro. Es el único ingrediente esen­cial y la única motivación vital necesarios para una evange­lización fructífera.

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Capítulo 4

El mensajede la evangelización

CUANDO PABLO ESCRIBE a los corintios, les recuerda desu mensaje cuando les predicó el evangelio. No fue "sa­biduría de los hombres" sino "el testimonio de Dios".lAlgunas traducciones 10 describen como el "mensaje deDios", "la verdad de Dios", "el misterio de Dios". El evan­gelio es la verdad revelada de Dios, y nuestro primer requi­sito es fidelidad absoluta a 10 que Dios ha solemnementeconfiado a nosotros. El doctor J, 1. Packer escribió:

Pablo, según su propia apreciación, no era filósofo, nimoralista, ni uno de los hombres más sabios del mundo,sino simplemente un portavoz de Cristo. Su soberanoMaestro le había dado un mensaje para proclamar; todasu tarea fue, por 10 tanto, entregar el mensaje con fideli­dad exacta y estudiada, sin agregar, ni alterar, ni omitirnada. 2

Después de todo, esto fue 10 que Jesús mismo determi­nó: "Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el

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Padre que me envió, él me dió mandamiento de 10 que hede decir, y de 10 que he de hablar y sé que su mandamientoes vida eterna. Así pues, 10 que yo hablo, 10 hablo como elPadre me 10 ha dicho".3 Debemos ser totalmente fieles almensaje que Dios nos ha dado si es que queremos veralguna vida espiritual como resultante de nuestro ministe­rio y evangelización, porque sólo Dios puede dar vida, yporque la verdad de Dios es siempre apropiada.

1. UN MENSAJE BIBLICO

En vista de que si Dios en las Escrituras ya ha dado supalabra a su pueblo, nuestro mensaje debe ser antes quenada bíblico, sea 10 que sea el estado de ánimo y pensa­miento secular del momento. Volver a escribir el evangelioen términos que creemos son más aceptables para el hom­bre moderno conducirá al desastre.

Cierta vez tuve el privilegio de hablar en la universidadde Oxford sobre "Cristianismo y Humanismo" en un mo­mento en que la Sociedad Humanística se encontraba en lacúspide y se vanagloriaba de sus mil miembros. La reunióntuvo lugar poco tiempo después que se publicara Honest toGod [La pura verdad], en un momento cuando John Robin­son hacía tambalear las columnas de la iglesia con su teolo­gía radical.· No tengo dudas de que el doctor Robinsonestaba profunda y genuinamente interesado por hacer quela fe cristiana fuese más aceptable al hombre moderno,pero pude entender el comentario hecho por el presidentede la Sociedad Humanística cuando me habló personal­mente luego de una velada extremadamente activa: "Eldoctor Robinson cree que nos transformó a todos en cris­tianos durante la noche. ¡Lo que en realidad ha hecho esdemostrarse a sí mismo que es un ateo como el resto de

• N. del E. La teología del Dios que está muerto.

El mensaje de la evangelización / 77

nosotros! " Injusto, tal vez, pero comprensible. Aunquenecesitemos explicar conceptos bíblicos en términos queverdaderamente comuniquen, si alteramos el mensaje deDios, perdemos el tiempo y el mensaje.

Hay dos puntos centrales evidentes dentro del marcobíblico.

Dios es creador

En la actualidad, cuando la mayoría de la gente seriamenteponen en duda o niegan la misma existencia de Dios, escada vez más importante comenzar por este punto, y nosaltar a Jesús como Salvador. Hay un dibujo animado don­de uno de los personajes sostiene un cartel que dice:"¡Cristo es la respuesta! " Detrás de él viene otro perso­naje con otro cartel: "¿Pero cuál es la pregunta? " Pode­mos estar en peligro de comercializar a Cristo, colocándolocasi al mismo nivel de los detergentes en la propaganda porTV: "¡Este le blanqueará todas las manchas de su vida!¡Jesús llenará todas sus necesidades! "

Considerar la evangelización en esta forma es ver al hom­bre como el centro del universo, es alentarlo a que se consi­dere juez de Cristo: "Satisface tú mis preguntas antes deestar yo dispuesto a pensar en creer en ti". Toda la ideaestá centrada irremediablemente alrededor del hombre. Noes el hombre que hace las preguntas, sino Dios. Si Pilatocreyó estar juzgando a Jesús, aun tenía que aprender que"en el nombre de Jesús se doble toda rodilla... y todalengua confiese que Jesucristo es el Señor".4 Jesús es elDios soberano del universo. Es el que nos ordena dejarnuestras armas de rebelión y rendirnos a E1. Toda evangeli­zación que no es clara en cuanto a manifestar la verdad deque Dios es el Creador y Jesús el Señor, se convierte en unaforma pobre y miope de intentar resultados rápidos.

Tan pronto empezamos con Dios como nuestro Creador,

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78 / Creo en la evangelización

cada parte de nuestra vida se torna importante para El; enefecto, cada parte de nuestra vida o afirma o niega la ver­dad que tratamos de proclamar. Es decir, Jesús debe ser elSeñor de mi hogar, mi familia, mi trabajo, mis posesiones,mi tiempo y mis relaciones. El factor más poderoso detodo esto no es lo que decimos o lo que hacemos, sino loque somos. Y lo que realmente somos, y lo que realmentecreemos, será elocuentemente expresado, de una forma uotra, por el mundo que hemos construido a nuestro alre­dedor.

¿Qué clase de Dios proclamamos a través de nuestracultura y estilo de vida? ¿Qué hace la sociedad industrial,por no decir nada del tercer mundo, de la confortableopulencia del cristianismo occidental? ¿Le contamos almundo acerca de ese Dios que tanto se interesa, que poramor a nosotros Jesús se hizo pobre, para que a través de supobreza nos pudiéramos hacer ricos? En su libro Built as aCity [Construida como una ciudad], David Sheppardhace muchos comentarios penetrantes con respecto al res­tringido concepto de la evangelización que se concentra enla entrega de meras palabras del evangelio a la gente. En uncapítulo profundamente importante sobre "El evangeliopara la ciudad" (el noventa por ciento de nuestra pobla­ción actual habita en ciudades) agrupa a los enormes pro­blemas que la gente enfrenta en lo que él llama "cuatrocadenas de montañas": problemas personales e interperso­nales; problemas de estructuras comunitarias e institu­ciones; problemas globales; y problemas de destino perso­nal. 5 La salvación de Dios se interesa por los cuatro porqueinevitablemente hay una interacción entre ellos. Si los cris­tianos se aferran a la unidad del núcleo familiar, ¿cómopuede Dios interesarse por los apabullantes problemas desoledad que destruyen literalmente la vida de millones depersonas? ¿Qué significa ese precioso texto que dice: "Dioshace habitar en familia a los desamparados"? 6 Si los cris­tianos no optan por la acción social, ¿cómo puede Dios

El mensaie de la evangelización / 79

aliviar al oprimido? Si los cristianos desatienden la políti­ca, ¿cómo puede Dios actuar en la injusticia? Si los cristia­nos dan sus espaldas a las tensiones raciales y a las desigual­dades, ¿cómo podemos decir que el hombre está hecho a laimagen de Dios, y qué significado tiene proclamar que to­dos somos uno en Cristo Jesús, a pesar de las barrerashumanas?

La misma necesidad de un pensamiento duro y radicalsurge con respecto a la cultura. Hoy el ritmo de vida esrápido, y la cultura está en constantes cambios. ¿Qué ima­gen de Dios da la iglesia si nuestro vestir, nuestra música,nuestro lenguaje, nuestro estilo y presentación están cin­cuenta años atrasados, o veinte o diez? ¿No es esto comodecirle al mundo que Dios murió ayer, que no es el Diosviviente de hoy? Necesitamos preguntarnos crudamente losiguiente: "¿Qué está diciendo hoy el Espíritu?" ¿Cómopodemos testificar de Jesús en la cultura de hoy? Muchoscristianos se sienten más confortados con los cantos y esti­los que pertenecen a los años cincuenta o sesenta ( iY ante­riores aún! ) cuando Dios los bendijo, pero nuestra tarea esla de ser testigos del Dios de hoy y de declarar que Jesúsestá vivo hoy. En este siglo de las comunicaciones, la gentese resiste cada vez más a la palabra. Ya no debemos másconfiarnos en textos de pared y sermones desde un púlpi­to. Les daré un ejemplo de esto: vivo dentro de una familiaampliada con mi esposa, mis dos hijos y unas siete personasmás (el número varía). Tratamos de compartir nuestrasvidas, nuestro hogar, nuestro dinero, nuestras posesiones,nuestras alegrías y nuestras penas. Hemos cometido mu­chos errores. Pero cuando comenzamos, muchas personasde la ciudad nos dijeron que ahora podrían escuchar lo quedecíamos por nuestra forma de vivir. A través de nuestroestilo de vida, por nuestras faltas y fracasos, les llegaronalgunas verdades acerca del Dios viviente: que El es unDios que nos ama y nos cuida, y que nos une a todos enJesucristo.

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Dios es redentor

A pesar de lo que acaba de decirse con respecto a la impor­tancia de nuestra presentación hoy, debemos advertir losiguiente: por ser tan "contemporáneos" existe el peligrode embotar el evangelio. Jesús se mezcló libremente contodas las capas de la sociedad: ladrones, maleantes, prosti­tutas y desertores. Sin embargo, El era completamente di­ferente, y la verdad de su evangelio fue intransigente. Siem­pre fueron las palabras dadas a El por su Padre. Lo mismosucedía con los apóstoles. Cuando Pablo llegó a la cosmo­polita ciudad de Corinto, encontró dos culturas sorpren­dentemente diferentes que dominaban la escena. La cultu­ra griega que codiciaba la ornada habilidad de la oratoriacon toda su pretensión de sabiduría, y la de los judíos, consu profunda tradición religiosa y de constante sospecha dealgo nuevo. Si Pablo hubiese sido sabio en palabra, él ha­bría podido adaptar su mensaje al ambiente gentil-judío.¿Cuál fue en esencia su mensaje? ¡Cristo crucificado!"Para los judíos ciertamente tropezadero, y para los genti­les locura", dijo Pablo, pero él sabía que "Jesucristo, y aéste crucificado" era la esencia del mensaje de Dios. Ade­más, estaba inseparablemente unido al poder de Dios,7 ycontenía la más sublime sabiduría que no habría podidoser descubierta por ningún hombre sin el Espíritu deDios. 8 A Pablo no le importaba el aplauso de los hombres.Lo que le importaba era la "demostración del Espíritu y depoder".

¿Qué tenía, pues, de especial este mensaje de "Cristo y aéste crucificado"? Pablo estaba verdaderamente conven­cido que ésta era la esencia del asunto. Más tarde, en suprimera carta a los corintios, después de tres detalladoscapítulos acerca de los dones del Espíritu Santo, Pablorecuerda a la iglesia acerca de la esencia del evangelio."Porque primeramente os he enseñado lo que asimismorecibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a

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las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercerdía, conforme a las Escrituras".9 ¿Qué hay de crucial acer­ca de la muerte y resurrección de Jesucristo? ¿Por qué eséste el mensaje supremo de las buenas noticias de Dios?

1. Nuestra fe es histórica

Es esencial que fijemos nuestra fe en acontecimientos obje­tivos e históricos. No es suficiente decir que "Jesús te da lapaz"; esto es lo que hoy también afirman el Guru MaharajJi y un ejército de otros profetas. Si nos concentramosexclusivamente en el lado subjetivo de la fe cristiana (senti­mientos de amor, gozo, paz, etc.) estamos sólo a un pasode la confusión, la decepción, del agnosticismo y aún delateísmo: la fuerza del mensaje de Dios radica en que estáfirmemente arraigado en los verdaderos acontecimientoshistóricos del Gólgota y de la tumba vacía. Este es elcimiento sólido sobre el cual descansa todo lo demás. En laactualidad hay una tendencia cada vez mayor a ignorar lasbases históricas de la fe cristiana, y a tratar de construiruna superestructura de experiencia espiritual. En algunasesferas. del llamado "Movimiento de Jesús", por ejemplo,ha habIdo una profunda desilusión causada por una inade­cuada enseñanza de este punto especial. El "viaje haciaJesús" resultó excelente para miles de jóvenes durante elperíodo de la luna de miel espiritual. Pero cuando llegaronlas luchas y pruebas, las experiencias subjetivas comenza­ron a desvanecerse, y no había ninguna base objetiva ehistórica para poder echar mano. Por lo tanto, todo elmovimiento fue algo más que uno de los tantos viajes yexperiencias ofrecidos por la actual cultura de las drogas.Ha habido algunos desastres espantosos.

, Los cristianos del Nuevo Testamento, sin embargo, sa­bIan que aun cuando todo fuese horriblemente en contrade ellos, los hechos históricos de Cristo eran la roca incon­movible, y el viento y las olas, la tormenta y la tempestadno podían cambiar nada.

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Nuestra victoria es absoluta gracias al Cristo que nosamó hasta la muerte. Estoy convencido que nada podráapartarnos de su amor. Ni la muerte, ni ~~ vida, ni lostemores al presente, ni nuestra preocupaclon por el fu­turo, ni el lugar donde estemos (ya sea el más alto. o elmás profundo), ni los ángeles, ni los poderes del mls~oinfierno, ¡nada! , podrá separarnos del amor de DIOSque demostró nuestro Señor Jesucristo al morir por no-sotros. 10

2. La cruz es central

En toda la revelación bíblica, esto es incuestionablementeasí. El Cristo resucitado reprochó a los dos discípulos en elcamino a Emaús por ser "tardos de corazón para creertodo lo que los profetas han dicho". "¿No era necesario",preguntó Jesús, "que el Cristo padeciera estas cosas, ~ queentrara en su gloria? " Luego les dio un rápido estudIO delas Escrituras del Antiguo Testamento: Moisés, los salmosy todos los profetas. Sin duda les explicó que los nu~ero­sos y complejos sacrificios levíticos solamente anunCIaronel sacrificio único y para siempre del Cordero de Dios quehabía venido a quitar el pecado del mundo. Sin duda lesrecordó el Salmo 22 e Isaías, capítulo 53. y les indicó queeste capítulo en particular, estuvo muy en las mentes deMateo, Marcos, Lucas, Juan, Pablo y Pedro. .

Cuando volvemos al Nuevo Testamento, la centralidadde la cruz es comprensiblemente más obvia aún. Una terce­ra parte de los informes del evangelio están dedicados a lossufrimientos de Cristo. Jesús mismo lo llamó "su hora";por esta causa tuvo que venir al mundo; el Hijo del Hom­bre debía morir. El primer comentario de Juan el Bautistase refiere al sacrificio de Cristo por los pecados. El primertema de conversación entre Moisés y Elías en la Transfigu­ración fue la muerte de Cristo, que pronto iba "a cumplir"(¡sorprendentes palabras! ). Lo primero que Jesús habló

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con los discípulos, luego que ellos le declararon abierta­mente que El era el Hijo de Dios, fue acerca de su próximamuerte y resurrección.

Volviendo a las cartas de Pablo, encontramos que elapóstol vuelve al episodio de la cruz una y otra vez. Para élesto es lo esencial del evangelio: "lejos esté de mí gloriar­me, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo". 11 ¡Estoes notable! A lo largo de los siglos hombres y mujeres,artistas y poetas, se han gloriado en la enseñanza de Cristo,la humildad de Cristo, la compasión de Cristo, el ejemplode Cristo. ¿Por qué debía Pablo gloriarse principalmenteen la ignominiosa muerte de Cristo, la cual representaba eldolor más grande y la vergüenza más profunda que hombrealguno pudiera tolerar, y algo que Pablo sabía que resulta­ría particularmente ofensivo para cualquier congéneve ju­dío? Ya que Pablo tenía un "continuo dolor" y anhelabaque Israel hallara en Jesús a su Mesías, ¿por qué eligiócomo tema central de su mensaje, eso que él sabía sería unobstáculo para la mayoría de ellos? Fue, sin duda, porqueDios quiso que Jesús se hiciera pecado por nosotros paraque pudiéramos reconciliarnos con Dios. 12 Este es el evan­gelio de Cristo.

El escritor a los hebreos también está profundamentepreocupado con la preeminencia de Cristo y el logro de lacruz. Cristo ha ofrecido un solo sacrificio por los pecadosuna vez para siempre: el sacrificio de sí mismo. Por lotanto, ahora tenemos confianza para entrar en la presenciade Dios "por la sangre de Jesucristo". 13 Pedro, habiendotambién protestado acaloradamente en contra de la muertenecesaria de Cristo, y habiendo recibido un punzante re­proche, hizo lo posible por comprender ese evento, que loconfundió más que cualquier otra cosa. No es sorprendenteque Pedro haga una de las manifestaciones más claras detodas las Escrituras, acerca de la cruz: "Cristo padeció unasola vez por los pecados, el justo por los injustos, parallevarnos a Dios". 14 Juan también ve la sangre de Jesús

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como la base de la comunión. Podemos tener comunión con Dios y los unos con los otros solamente cuando "la

H·· l·· d t d d ,,1 5 sangre de 1 esucristo su 1JO nos Impla e o o peca o . Aún en la visión celestial registrada en el Apocalipsis, la

adoración de los millares de ángeles se centra en el "Corde­ro que fue inmolado". Esto es, sobre todas las cosas, el

, . " 1 t·a1 16 "nuevo cantlco ce es 1 .

El testimonio de la iglesia a lo largo de los siglos ha sido el mismo. Durante dos mil años el servicio central de la iglesia ha sido la Santa Comunión o la Cena del Señor. Es aquí donde recordamos constantemente la muerte de Cris­to, y proclamamos su muerte "hasta que El venga", porque en el Cristo crucificado descansa nuestro perdón por el pasado, nuestra esperanza en el futuro, es decir, nuestra total salvación. 10hn Stott 10 expresó en las siguientes pala­bras: "Si la cruz no es lo central en nuestros pensamientos, podemos estar seguros de que nuestra fe, cualquiera que fuese, no es la fe cristiana, y nuestro credo, cualquiera que fuese, no es el credo de los apóstoles".

La cruz no es sólo un sólido acontecimiento histórico y el tema central de las Escrituras; es también el de mayor valor teológico. Por lo tanto, no es suficiente hablar de la

- - --crucifixión de Cristo diciendo que es la más tración de Dios hoy se la ...... está irreversiblem trabajo logrado palabra

tres

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significa "declarar justo". Un hombre justificado puede sa­lir de la corte libre de culpa y sin pagar un solo centavo. No puede ser condenado otra vez por su supuesto crimen pasado. El caso está cerrado. Sin embargo, la pregunta con­cerniente a nuestra posición en la corte de Dios es, para empezar, muy inquietante. No se nos procesa por un "su­puesto" pecado. Somos manifiestamente culpables. Tenga­mos o no un conocimiento detallado de la ley de Dios, le hemos dado nuestras espaldas a la verdad divina que pudo conocerse (a través de la creación o la conciencia, por no decir las Escrituras); nos hemos rebelado en su contra, he­mos quebrantado sus leyes, hemos faltado a sus normas. En Romanos, capítulo 3, Pablo resume en una serie de sombrías declaraciones el caso en contra nuestra: "No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inúti­les; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno".18 Todo el mundo es culpable ante Dios; y aunque la gente hoy acepte esta verdad, hay un sin número de perso­nas que sufren por tener una conciencia culpable. La pro­funda paz del corazón, la mente y la conciencia es suma­mente rara, excepto entre aquellos que han experimentado la seguridad del perdón y la paz de Dios. ¿Cuál es la res­puesta a nuestra profunda culpa delante de Dios? Sólo por

d C · ". t·f· d " 19 la muerte e nsto: somos JUs 1 lca os en su sangre . Si Cristo ha muerto en nuestro lugar para llevar la culpa y el juicio de nuestro pecado, es posible para nosotros, a pesar de nuestra culpabilidad, salir del tribunal de Dios libres de culpas y sin pagar un centavo. Cuando confiamos en Cristo somos declarados justos, somos "hechos justicia de Dios". No podremos ser condenados en el futuro. En cuanto a nuestra eternal presencia delante de Dios, el caso está cerrado; nada podrá separarnos jamás de su amor. Ro­manos, capítulos 1-8, es una muestra magnífica de esta extraordinaria verdad cristiana. Martín Lutero escribió: "Esto [la verdad de la justificación] es la verdad del evange-

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lio. Es también el artículo principal de toda doctrina cris­tiana, en la cual estriba el conocimiento de toda piedad. Esmás necesario, por lo tanto, que nosotros conozcamos bieneste artículo, lo enseñemos a otros y se lo metamos en suscabezas continuamente".20

Reconciliación

Este concepto resulta mucho más familiar en una genera­ción que está trágicamente amedrentada por relacionesquebrantadas. Cuando dos personas como pueden ser unmarido y una esposa que han sido unidos para disfrutaruna relación indestructible de amor mutuo se separan, eldeseo lógico y natural es que se reconcilien. Ya que laesencia del pecado nace por que el hombre anda por suspropios caminos y no por los de Dios, con lo cual rechaza aDios, la consecuencia del pecado es estar separado de Dioso rechazado por Dios. Dios nos da lo que nosotros elegi­mos. En su amor El siempre respeta nuestra libertad deelección. Por lo tanto, nuestra urgente necesidad es recon­ciliarnos con Dios. Sin embargo, esa reconciliación es exce­sivamente costosa. En la ley romana el mediador tenía unatarea muy clara: debía representar perfectamente a las dospartes, y tenía que hacer todo lo posible para unir esas dospartes, cualquiera fuese el precio que eso representara paraél. Jesús vino como Dios perfecto y hombre perfecto y nosreconcilió con Dios por la sangre de su cruz.21 CuandoPablo escribe a los cristianos de Efeso, nos revela nuestracondición espiritual antes que seamos vivificados en Cristo:"Estabais muertos en vuestros delitos y pecados... estabaissin Cristo, alejados... ajenos... sin esperanza y sinDios".22 Esta es la condición de impotencia y desesperan­za del hombre frente a Dios, como consecuencia de suspecados y rebeliones. Además, como Dios por su naturale­za se opone drásticamente a todo lo que sea pecado, laúnica manera posible de reconciliación es quitar la causa de

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esa separación. Por esta razón Jesús "se presentó una vezpara siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de enmedio el pecado".23 Habiéndose corrido la barrera del pe­cado, le es posible al hombre ser acepto en la presencia deDios; antes, esto habría sido totalmente inaceptable. A tra­vés de nuestra obstinada rebeldía nos habíamos hecho ene­migos de Dios. Pero su amor es tal que "siendo enemigos,fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo".En efecto, es enteramente por medio de Jesús que "hemosrecibido ahora la reconciliación".24 En otra parte, Pabloescribe: "Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otrotiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por lasangre de Cristo... y mediante la cruz", reconciliados conD' 25 Ad '

lOS. emas, como aquella cruz es un puente que vadesde el hombre pecador al Dios santo, Dios ahora hace unllamado al mundo a través de su pueblo: "Os rogamos ennombre de Cristo: Reconciliaos con Dios".26

Redención

El significado fundamental de esta palabra es ··liberar alcautivo previo pago de cierto dinero (rescate)". El rescateque se paga es el sustituto de la persona en cautiverio.Lamentablemente, esta idea de nuevo se ha hecho demasia­do familiar en nuestro mundo moderno con las recientesolas de secuestros, que exigen fuertes sumas de dinero acambio de la libertad de la víctima. Por 10 tanto esta fami­lia de palabras nos describe los alcances de la cruz. Elhombre es esclavo de sus propios pecados,27 y no puedeescapar de la maldición o del juicio de Dios provocado porsus pecados. 28 Por lo tanto, para poder ser liberado sedebe pagar un rescate, y este pago será el sustituto'delpecador, quien se halla esclavizado. Algunas personas hanpuesto en tela de juicio la explicación de la cruz al insistiren la pregunta: ¿A quién se le paga el rescate? , ¿a Dios? ,¿al diablo? Sin embargo, para ilustrar una verdad primor-

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dial todas las analogías son útiles y es peligroso y engañosopresionar esa analogía más allá de aquella verdad.

Lo que resulta claro en las Escrituras es que Cristo, me­diante su muerte, pagó el rescate necesario para dejarnoslibres, y su muerte fue de índole substituidora: Jesús tomónuestro lugar y murió en vez de nosotros. "El Hijo delhombre... vino... para dar su vida en rescate por muchos(Zutron anti pollon)".29 "Cristo nos redimió de la maldi­ción de la ley, hecho por (huper) nosotros maldición".30"Jesucristo... se dio a sí mismo en rescate por todos (anti­lutron huper panton)".31 El rescate ha sido pagado en sutotalidad por Jesús, por 10 tanto hay dos consecuenciasobvias. En primer lugar, podemos libremente disfrutar de"la libertad gloriosa de los hijos de Dios": estamos libresde culpa y el poder del pecado, y libres del justo juicio deDios. En segundo lugar, ya no somos nuestros; hemos sidocomprados por precio. En lugar de concentrarnos en nues­tra propia existencia, la cual sólo conduce a la esclavitud,debemos vivir para la gloria de Dios; y esto trae la perfectalibertad.

2. UN MENSAJE PERSONAL

A diferencia de las filosofías del hombre, que pueden serreflexionadas y discutidas con una total imparcialidad, elmensaje de Dios tiene, para nosotros, significaciones perso­nales inmediatas. Cuando Pablo se acercó a los filósofos enAtenas, que "en ninguna otra cosa se interesaban sino endecir o en oír algo nuevo", muchos de ellos se turbaronporque les trajo un mensaje que exigía una acción inmedia­ta y personal: "Dios... manda a todos los hombres entodo lugar, que se arrepientan". 32 Dios no tiene el másremoto interés en halagar nuestra curiosidad intelectual.En cambio, interesa un propósito principal: cambiar nues­tras vidas y sanar nuestras relaciones. Por 10 tanto el men­saje del evangelio es personal en dos formas.

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Primero que nada, se relaciona con una experiencia per­sonal. Cuando Pablo destacó que la esencia del evangelio seencontraba en la muerte y resurrección de Jesucristo in­me~iatamente continuó con el propósito de subray;r larealIdad de Cristo en términos de experiencia personal. Re­calcar que la fe cristiana estaba arraigada en la historia deacuerdo a las Escrituras y que contenía profundas verdadesteológicas que requerían una comprensión cuidadosa fuesin lugar a dudas de extrema importancia. Pero igualm'enteimportante es la comprobación práctica: ¡da resultados!Así es como sé que Jesús vive, dijo Pablo en efecto: muchagente lo ha visto realmente; en verdad "me apareció a mítambién". En sus predicaciones y en sus escritos, Pablo confrecuencia se refería a su propia experiencia personal conCristo. Así es que la autoridad del predicador, el evangelis­ta o el testigo radica no sólo en el mensaje dado por Diossino también en la experiencia personal del mensaje. Pedr~procuró con empeño enfatizar aquello: "Porque no os he­mos dado a conocer el poder y la venida de nuestro SeñorJesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habien­do visto con nuestros propios ojos su majestad".33 Juan alescribir a los agobiados por las dudas, fue aún más enÚti­ca: "Lo que era desde el principio, 10 que hemos oído, 10que hemos visto con nuestros ojos, 10 que hemos contem­plado, y palparon nuestras manos". 34

A. W. Tozar escribió en una oportunidad: "La verdadque .no se experimenta no es mejor que el error, y puedeser Igualmente peligrosa. Los escribas que ocuparon elasiento de Moisés no fueron víctimas del error fueronvíctimas de la falta de experimentar la verdad qu~ enseña­ban". Hoy el mundo busca la realidad. A menos que tenga­mos una clara experiencia interior del Cristo vivo, que co­nozcamos su poder transformador, que hayamos experi­mentado algo acerca del gozo y el amor del Espíritu Santo,nuestras palabras, por más ciertas que sean, sonarán a pia­dosas trivialidades. Lamentablemente, muchas de las predi-

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caciones de hoy son totalmente inefectivas. O hemos crea­do algún insípido sustituto hecho por el hombre para re­presentar el pan vivo celestial (y que no alimentará a unalma hambrienta) o hemos dicho todas las palabras correc­tas pero no ha habido ningún poder espiritual en ellas,porque la realidad de esas palabras no se había entretejidoaún en nuestras vidas. De ser así, nuestra predicación es larepresentación de una obra teatral y esto es hipocresía.Cierta vez, el famoso fJlósofo y racionalista David Hume,fue visto por un amigo que corría por una calle, y éste lepreguntó a dónde iba. "A escuchar a Whitefield predicar",fue la respuesta inesperada. Su amigo se quedó perplejo."Por supuesto que tú no crees lo que Whitefield predica,¿no es así? " "No", respondió Hume, " ¡pero Whitefield sílo cree! " Esta profunda convicción interior, nacida de unaclara experiencia personal, es esencial en toda verdaderaevangelización. "Pues nuestro evangelio no llegó a vosotrosen palabra solamente, sino también en poder, en el Espíri­tu Santo y en plena certidumbre". Con razón Pablo pudoagradecer a Dios que los tesalonicenses habían recibido elmensaje "no como palabra de hombres, sino según es enverdad, la palabra de Dios". 35

En segundo lugar, exige una respuesta. Cierta vez Jesúsadvirtió a sus oyentes que El no había venido para traer lapaz, sino una espada. 36 Su presencia dividía a la gente. Susaseveraciones eran tan absolutas, sus órdenes tan categó­ricas, y su enseñanza tenía tanta autoridad, que hombres ymujeres no podían permanecer neutrales. Debían estar afavor o en contra; debían decir: ¡Si o No! De la mismamanera que Jesús dividió a aquellos dos ladrones que esta­ban crucificados con El, ha dividido la humanidad desdeentonces. Su espada tiene siempre un fJlo cortante, quepenetra a través de los más recónditos pensamientos y de­seos de nuestros corazones. De una forma u otra, es inevi­table una respuesta. "¿Qué haremos? " preguntaron en eldía de Pentecostés. La respuesta apostólica podría resumir-

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se en tres palabras precisas: arrepentíos, creed y recibid.

Arrepentíos

Esto significó un cambio de mentalidad, lo que llevó a uncambio de corazón y resultó en un cambio de dirección.Con nuestra mente, debemos reconocer nuestro pecado yculpa delante de Dios, e inclinamos ante el análisis de nues­tra condición espiritual y moral: "Engañoso es el corazónmás que todas las cosas, y perverso".3? Sin embargo, nobasta convenir en ello mentalmente: el corazón debe sentirtristeza y pesar en lo más íntimo, porque debido a nuestropecado, hemos ofendido a Dios y crucificado a su Hijo.Cuando Simón Pedro supo lo que había hecho al negar aJesús, salió y lloró amargamente. En la práctica, el gradode amargura puede variar en forma considerable. Aun elcambio de mentalidad y en el corazón no es suficiente.Debe haber también un cambió de dirección. Arrepenti­miento significa una media vuelta. Significa estar dispues­to, con la ayuda de Cristo, a abandonar todo lo que estámal en nuestras vidas, y seguir con Jesús. Ningún hombrepuede a sabiendas permanecer desobediente a Dios y reci­bir a Cristo al mismo tiempo. Nadie puede aferrarse alpecado con una mano, y tomarse con la otra de Jesús. Estosimplemente no resulta. Es interesante, además, ver queJesús raras veces dejó el asunto con generalidades. Siempreque fuera posible puntualizaba las importantes esferas quecomprendían la orden de arrepentirse. El joven rico teníaque vender todas sus posesiones (el gran ídolo en su vida) ydarlo a los pobres; la mujer de Samaria tenía que arreglarsus fracasados asuntos matrimoniales; claramente se le ex­hortó a Zaqueo a devolver el cuádruplo de sus gananciasdeshonestas, aunque él mismo sugirió devolverlo.

Rara vez es posible o sabio descifrar totalmente lo queimplica el discipulado, más allá de la aceptación general deJesucristo como Señor, pero muchas veces algunas conse-

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cuencias prácticas del arrepentimiento tendrán que ser en­caradas: una pareja de jóvenes que duermen juntos debensepararse o de lo contrario casarse; negocios deshonestos odefraudar los impuestos, deben ser arreglados lo antes posi­ble; resentimientos y sinsabores deben ponerse delante delSeñor inmediatamente; el prejuicio racial debe confesarse;la literatura pornográfica o libros sobre ciencias ocultasdeben ser destruidos. No hay nada de superficial acerca delarrepentimiento, ni tampoco es simplemente dejar lo queestá mal. Es volverse hacia una vida de amor sacrifical,como un verdadero seguidor de Jesucristo. A Juan Bautistase le preguntó en una oportunidad qué significaba realmen­te su bautismo de arrepentimiento:

y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿Qué ha­remos? Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túni­cas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lomismo. Vinieron también unos publicanos para ser bau­tizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? El lesdijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. Tam­bién le preguntaron unos soldados, diciendo: Y noso­tros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión anadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.38

Creed

En el Nuevo Testamento, el llamado a creer es un llamado aldiscipulado. Envuelve un claro compromiso de la voluntadhacia la persona de Jesucristo. Es mucho más que unacreencia intelectual en la divinidad de Cristo o en algunadoctrina de la expiación. Significa una personal y totalentrega a Jesús como Salvador y Señor, con todas las exi­gencias éticas que dicho discipulado supone. En las Escritu­ras, fe y obediencia están unidas; por lo tanto, no separe elhombre lo que Dios ha unido. El clásico ejemplo de fe es elde Abraham: "El creyó en esperanza contra esperanza, pa-

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ra llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo quese le había dicho: Así será tu descendencia". y aunque envirtud de la edad de Abraham y de Sara, la promesa deDios parecía ridícula e imposible, no "dudó, por incredu­lidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe,dando gloria a Dios, plenamente convencido de que eratambién poderoro para hacer todo lo que había prometi­do".39 Sin embargo, está perfectamente claro en Hebreos11 que la fe de Abraham fue mucho más que una piadosa ypasiva aceptación de una promesa hecha por Dios. Másbien lo condujo a una obediencia activa y costosa: "Por lafe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir.. , ; ysalió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranje­ro en la tierra prometida... Por la fe Abraham, cuando fueprobado, ofreció a Isaac".40 Creer en Jesucristo implicauna entrega activa a una persona, sin saber dónde lo condu­cirá esa persona, o de qué manera lo probará. Cuando miesposa y yo nos casamos, los dos nos dijimos "Sí, quiero",y nos prometimos entregarnos por toda la vida "para bieno para mal". Fue como firmar un cheque en blanco, y lasrelaciones funcionarían solamente si había una entregaconstante y total de nuestras vidas. Esto es lo que significacreer en Jesucristo.

Tan decisiva es esta creencia que Jesús les pidió a susdiscípulos que la sellaran con la solemne señal pactada delbautismo. Esto simboliza las bendiciones esenciales delevangelio: purificación de los pecados, unión con Cristo,morir a la vida pasada, elevarnos hacia lo nuevo, el don delEspíritu Santo, y la incorporación al cuerpo de Cristo. Asícomo una novia al casarse cambia de apellido, lo cual sim­boliza la unión con su marido y la entrada a una nuevafamilia, de la misma manera el creyente es bautizado "en(eis) el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu San­to".41 Significa, por supuesto, que el creyente quema lasnaves. De ahora en adelante no hay vuelta. Una nueva vidaha comenzado.

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Recibid

He aquí una parte esencial de las buenas nuevas: "Recibi­réis el don del Espíritu Santo". Desde el momento que nosentregamos a Cristo, Dios envía el Espíritu de su Hijo anuestros corazones, el cual clama ., ¡Abba, Padre! ".42 Na­cemos de nuevo a la familia de Dios totalmente a través delEspíritu. Mediante la continua presencia del Espíritu, dis­frutamos de la inagotable presencia de Cristo en nuestroscorazones, y experimentamos la constante transformaciónde nuestras vidas a la semejanza de Cristo. Sin el Espíritu,un verdadero discipulado cristiano es cosa imposible: unesfuerzo obediente por ser leal a principios que están irreme­diablemente más allá de nuestro alcance, y un vano intentopor cambiar la naturaleza de nuestros corazones.

En la evangelización popular, durante muchos años, hahabido muy poca o ninguna referencia al Espíritu Santo enel momento de la conversión. Algunos de los más conoci­dos tratados evangélicos, por ejemplo, no contienen ni unasola referencia al Espíritu Santo. No es sólo una omisiónseria, sino tambien podría en parte ser motivo de la confu­sión con respecto a la obra del Espíritu después de la con­versión. La aparente necesidad de "recibir el Espíritu San­to" en una fecha posterior puede que sea un paso mayor ysignificativo cuando poco o nada se sabe del Espíritu desdeel principio. Sin embargo, si la promesa y poder del Espí­ritu se explican en forma clara en el momento de la conver­sión o un poco más adelante, el asunto de una "segunda"experiencia (o como se la quiera rotular) es muy improce­dente, sin por eso dejar de reconocer la evidente verdad deque un cristiano puede tener cualquier número de expe­riencias espirituales. Por cierto que Pedro en Pentecostés ledijo a la multitud que si ellos se arrepentían y eran bauti­zados, recibirían el don del Espíritu Santo, y, a juzgar porla vida, el amor, el poder y la alabanza que practicaban, noexiste la menor duda de que recibieron ese don. Por su-

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puesto que ellos tuvieron que continuar siendo llenos delEspíritu, pero por lo menos supieron algo acerca del podery la libertad del Espíritu desde el momento de su conver-

sión.

Por cierto que hay un sólo camino a Dios, y este es através de Jesucristo, pero hay numerosas descripcio?es ?eese camino. Lejos de un acercamiento rígido y doctnnano,el Nuevo Testamento muestra gran flexibilidad. Jesús adap­taba constantemente sus palabras y frases para que ellas seadecuaran a sus oyentes. El comenzaba en el lugar dondeestaba la gente, usando los pensamientos y formas de ,ma­yor significado para ellos. Notemos como Jesús enseño l~sinmensamente profundas verdades teológicas del evangelioen términos de agricultura, construcción, pesca, jardinería,cocina, costura, pastoreo, compra Yventa. ~na mujer v~oa sacar agua de un pozo y al instante Jesus comenzo ahablar acerca del agua viva que podía saciar su sed parasiempre. ¡Cuán perdida estaría si El se hubi~se lanzado aun sermón sobre la justificación! Algunos teologos de hoyquieren desechar todos los conceptos ?íb.lic~s. po~ ser "im­procedentes". ¿Pero qué podría ser ~as sIgmfIcatIvo Yper­tinente que la explicación del evangelio (de ac~erdo a~ con­texto y circunstancias) en términos de relaCIOnes, lIbera­ción nuevo nacimiento, amor, vida, fe, esperanza, paz, per­dón: reconciliación y justicia? Los discípu~os tambié? u~~­ban el sentido común al predicar en térmmos que sIgmfI­caban algo para sus oyentes. Al hablar con los jud.íos re¡aidonaban sus palabras con citas escriturales y alUSIOnes,.pero para los gentiles prácticamente no encontraremo~ mn­guna referencia del Antiguo Testamento; ellos aludIan ainscripciones de las tumbas paganas Y ~, citas de. p~etasgriegos. Una vez Michael Green lo resumIO de la sIguIent~

forma: "Entrégate totalmente al Cristo bíblico, pero setotalmente flexible en su presentación".

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Capitulo 5

Motivospara la evangelización

ULTIMAMENTE NO HAN CESADO las charlas y discusionesacerca de la evangelización. Se han celebrado conferenciasy congresos en todos los niveles; hay cursos de instrucción,cursillos y seminarios en abundancia. Se han organizadomisiones, se han entrenado consejeros, se ha escrito litera­tura. Sin embargo, en su estimulante libro One Way toChange the World Leighton Ford escribió: "Se ha calcula­do que a pesar de las fuerzas conjuntas de todas las iglesiasy agencias evangelizadoras y misioneras, se necesitan milcristianos, en un promedio de trescientos sesenta y cincodías, para ganar una sola persona para Cristo. ¡Esto no sepuede consentir! ,,1 ¿Por qué este gran fracaso de la igle­sia en continuar la principal y urgente tarea de evangelizar,a pesar de que la preparación y el material disponiblesnunca han sido mejores que los actuales? La respuestahabría que buscarla en la motivación. Si a los cristianos lesfalta el deseo de evangelizar, entonces nuestras conferen­cias y cursos, estrategias y esquemas, misiones y cruzadas,todo será completamente en vano. Esta es la simple verdad;

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la iglesia ha tardado en aprenderla.Enfrentemos la verdad: la evangelización no es una tarea

fácil. Hay muchos desalientos y frustraciones. Y comoevangelista, muchas veces pienso en Juan, capítulo 6, don­de una gran multidud se acercó para escuclar a Jesús pre­dicar, en parte porque estaban fascinados por las señales yprodigios de los cuales ellos eran testigos. En esa ocasión,como en muchas otras, Jesús se mordió la lengua: "Si nocoméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, notenéis vida en vosotros". Por cierto que lo que El teníapara ofrecer era inmensamente atractivo: "Yo soy el pande vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el queen mí cree, no tendrá sed jamás". Pero la exclusividad y laautoridad de sus afirmaciones provocaron la exclamaciónde una parte de la muchedumbre: "Dura es esta palabra;¿quién la puede oír? " Y Juan informa que "desde entoncesmuchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andabancon El". Cuando Jesús se vuelve a los Doce y les pregunta:"¿Queréis acaso iros también vosotros? ", alcanzamos a oírla profunda desilusión que numerosos cristianos una y otravez han experimentado cuando no hay ninguna respuestapositiva al evangelio de Cristo.

Pablo, en 2 Corintios, capítulo 4, aclaró que él conocíamuy bien la tentación a desanimarse. Dos veces en esecapítulo dice "no desmayamos"2; ¡y la repetición de estoimplica que él muchas veces se sintió tentado a desmayar!Efectivamente, da buenas razones por las cuales muchoscristianos han conocido el desaliento en la esfera de laevangelización. En primer lugar está la ceguera espiritual oapatía que constantemente encontramos. La gente estásimplemente desinteresada; no quiere verse envuelta; nopuede o no quiere ver el propósito y la importancia de lasbuenas nuevas de Cristo. Bueno, dice Pablo: "Pero si nues­tro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierdenestá encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó elentendimiento de los incrédulos, para que no les resplan-

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dezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo". Esa puedeser la explicación teológica detrás de la apatía mortecinade tantos, pero si nos importa en absoluto la necesidadespiritual de la gente, pocas cosas nos resultarán más depri­mentes que la indiferencia que encontramos cuando pro­curamos traer a la gente la verdad más preciosa que haysobre la tierra. Nunca me siento más vulnerable a los ata­ques de depresión que inmediatamente después de haberpredicado o hablado a aquellos que en forma desesperadanecesitan a Cristo, pero que se mantienen completamentedespreocupados. Por esta misma razón muchos obreros oministros cristianos se han desanimado, y han abandonadola aparentemente inútil tarea de conducir al escéptico auna entrega personal a Cristo. Por eso algunos han dejadoefectivamente de proclamar el evangelio del Nuevo Testa­mento para dedicarse, ya no a la tarea de anunciar a Cristo,sino a la obra social, al aconsejar o al enseñar como surazón de ser.

James Stewart describe vivamente el trágico cuadro delpredicador desilusionado:

Ya el celo de la casa de Dios no lo devora. Ya no subepor los peldaños del púlpito a la expectativa de queJesucristo estará ese día entre su auditorio, moviéndoseen el poder de su fortaleza que es todo poderosa parasalvar. Lentamente y en forma monótona habla acercade lo que en un tiempo fueron para él las noticias másdramáticas de la tierra. El vigor y pasión del mensaje deldivino perdón; la triunfante y lírica seguridad de la pre­sencia del Señor resucitado; el asombro de la gracia so­brenatural; la necesidad de gritar: "¡Ay de mí si noanunciare el evangelio! ": todo se ha ido. El hombre hadesmayado. Está desilusionado. Esto para un embajadorde Cristo es una tragedia. 3

Cuando me mudé por primera vez a York, más de una

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persona me advirtió que a menos que tuviese mucho cuida­do, perdería la agudeza espiritual en tres años. Con fre­cuencia ha sido una fuente de consuelo recordar que aúnJesús lloró sobre Jerusalén a causa de la ceguera de losjudíos frente al mayor don que Dios podía ofrecerles.

Sin embargo, Pablo, profundamente consciente delasombroso privilegio de ser llamado a ser ministro de Cris­to, dijo lo siguiente: "Por lo cual, teniendo nosotros este'ministerio según la misericordia que hemos recibido nod ,,4 C t' d' d J .'esmayamos. on muamos pre lcan o a esucnsto co-mo Señor. Sabemos que Dios puede hacer que de la obscu­ridad brille la luz. Sabemos que El ha brillado dentro denuestros corazones con la luz de su gloria en el rostro deCristo. El puede hacer en cualquiera lo que ha hecho pornosotros. Por lo tanto, nos negamos a desmayar.

En segundo lugar, Pablo sabía de la abrumadora cargadel cansancio físico y mental en la tarea evangelizadora.Aún después de un simple servicio evangélico, el esfuerzode predicar a Cristo, buscando de convencer a los hombresacerca de Cristo, me ha dejado con frecuencia agotado yexhausto. Es una de las actividades más exigentes. Sin em­bargo, ¿cuántos de nosotros hemos conocido algún sufri­miento por el evangelio que tenga algún parecido con losde Pablo: azotado, apedreado, náufrago, en constante peli­gro físico, en viajes frecuentes, en trabajo y fatiga, en desve­los, con hambre y sed, en frío y en desnudez? "Y ademásde otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, lapreocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma y yono enfermo? " 5 Pablo sabía lo que era estar afligido, per­plejo, perseguido, derrotado, siempre enfrentando a lamuerte de la misma manera que Jesús. iY todo esto sesoportaba para que la predicación del evangelio de Cristocontinuara! Si alguno se podía sentir tentado a abandonarpor cansancio, dolor o sufrimiento, ése sería Pablo, porcierto. Sin embargo, él puede afirmar: "Por tanto, no des­mayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va

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desgastando, el interior no obstante se renueva de día endía. Porque esta leve tribulación momentánea produce ennosotros un cada vez más excelente y eterno peso de glo­ria".6

¿Cuáles fueron las motivaciones que provocaron en Pa­blo esa enorme fuerza y persistencia para continuar a pesarde las increíbles presiones ejercidas en su contra? En lasegunda parte de 2 Corintios, capítulo 5, menciona seisfactores por lo menos que motivaron su trabajo evangeli­zador, los cuales están todos centrados en la persona deCristo.

La comunión de Cristo

En estos dos capítulos Pablo se refiere a "nosotros" más desesenta veces. Aunque con frecuencia se encontraba en si­tuaciones donde debía permanecer solo, Pablo estaba pro­fundamente convencido de la gran importancia de la "co­munión en el evangelio". Cuando lanzó a los setenta a sumisión evangelizante Ellos "envió de dos en dos delante deél".7 En la iglesia del Nuevo Testamento se sostenía elmismo principio siempre que fuese posible. Leemos acercade Pedro y Juan, Saúl y Bernabé, Pablo y Silas, Bernabé yMarcos, Silas y Timoteo, Pablo y Lucas, Pablo, Silvano yTimoteo. Cierto es que a veces los discípulos eran enviadossolos, como Felipe en Samaria o Ananías cuando visitó aSaulo de Tarso, o Pedro cuando fue a casa de Cornelio,pero no cabe ninguna duda acerca de la importancia decompartir juntos en la tarea de Cristo. Como lo expresarael predicador en Eclesiastés: "Mejores son dos que uno...Porque si cayeren; el uno levantará a su compañero; pero¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lolevante... y si alguno prevaleciere contra uno, dos leresistirán".8 Además, la comunión no es sólo importantepara la oración y para dar ánimo y fortaleza en las batallasespirituales que la evangelización trae consigo, es también

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un indudable y poderoso testigo de Cristo a través de lasvidas de aquellos que están profundamente entregados enun mutuo amor. Cristo se revela no tan sólo a través denuestras vidas individuales que están bajo el control delEspíritu, sino aún a través de nuestra relación con los de­más. Esto es en alguna medida el cuerpo de Cristo en latierra, por muy pequeño que sea el número. En muchasocasiones me percaté de la presencia de Cristo en reunionesde dos o más cristianos cuyas vidas son de mutua y realarmonía; y el impacto que esto produce es considerable­mente superior al de los testigos individuales. Por esta ra­zón Jesús oró por sus discípulos que "todos sean uno" conuna profunda unidad que refleje el perfecto amor y unidadde la Trinidad: "para que el mundo crea que tú me envias­te".9 Por lo cual, vemos que Pablo insta a los cristianos deFilipo, por ejemplo, a estar "firmes en un mismo espíritu,combatiendo unánimes por la fe del evangelio". Ruega jun­to con ellos a que sientan lo mismo, "teniendo el mismoamor. unánimes, sintiendo una misma cosa".10 En lasEpístolas hay pocas exhortaciones a evangelizar, lo que lla­ma la atención. En cambio Pablo, Pedro o Juan instan a lasiglesias a unirse en amor y a corregir las relaciones incorrec­tas. Ellos sabían muy bien, siguiendo las enseñanzas deJesús, que el calor, el amor, la comunión gozosa en Cristoeran tanto un testimonio poderoso de la realidad del Cristovivo como un gran incentivo para la evangelización. A me­nos que salgamos al mundo desde una posición de fortale­za, sostenidos, amados y con cristianos que oran por noso­tros, bien podemos desanimarnos y desmayar. Juan Wesleyacostumbraba aconsejar a los cristianos: "Recordad que nopodéis servirle solos: debéis, por lo tanto, buscar compa­ñeros, o hacer compañía; la Biblia desconoce una religiónsolitaria". Trágicamente, una de las razones de la debilidadde evangelización en la iglesia es que en comparación sonpocas las iglesias locales que conocen la realidad y calor dela comunión cristiana como está descrita en el Nuevo Tes-

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tamento, y hasta que no volvamos a descubrir esto, y abra­mos nuestras vidas al amor del Espíritu de Dios, faltaráuno de los principales motivos y estímulos hacia la evange­lización. El reciente y rápido crecimiento de los hogares­iglesias, que muchas veces saca a los cristianos de más entu­siasmo de sus iglesias locales, es una censura al funestofracaso y falta de comunión dentro de las más tradicionalesestructuras. No soy un entusiasta del movimiento hogar­iglesia, pero en muchas situaciones puedo perfectamentecomprender las razones de este cambio.

El juicio de Cristo

"Porque es necesario que todos nosotros comparezcamosante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba segúnlo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea buenoo sea malo. Conociendo, pues, el temor del Señor, persua­dimos a los hombres".11 ¿Por qué debe ser el juicio deCristo el factor vital y poderoso para la evangelización? Enprimer lugar, es cosa seria recordar que los cristianos mis­mos serán juzgados: "todos debemos comparecer". En esedía nuestro trabajo como cristianos será probado. Aún te­niendo el fundamento pétreo de Jesucristo como base denuestra futura seguridad, los "materiales" con los cualeshemos edificado sobre ese fundamento serán probados porfuego. 12 ¿Qué hemos hecho con nuestras vidas d~sde quenos convertimos? ¿Cómo hemos usado nuestro tiempo ydinero y energías para el trabajo del evangelio? ¿Hemoshecho buen uso de los dones y oportunidades dados anosotros por Dios? Muchas de las parábolas de Jesús acla­ran que un día cada uno tendrá que dar cuenta a Dios portodas las cosas. Al presente somos sólo administradores desus dádivas; somos "servidores de Cristo, y administradoresde los misterios de Dios" (se refiere principalmente al evan­gelio). Además, "se requiere de los administradores, quecada uno sea hallado fiel"; y sigue Pablo: "pero el que...

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juzga es el Señor". Podremos engañar a otros y justificar­nos con nuestros esfuerzos por ganar gente para el Señor,pero un día El "aclarará también lo oculto de las tinieblas,y manifestará las intenciones de los corazones".13 Enton­ces si tenemos algún concepto de la seriedad de aquel díadel juicio, debemos hacer todo lo posible por persuadir a lagente de la verdad de Jesucristo.

En segundo lugar, los que no tienen a Cristo serán juzga­dos en aquel día. En la Biblia de Jerusalén, "es necesarioque todos seamos puestos al descubierto ante el tribunal deCristo". Hoy la extrema seriedad de la necesidad del hom­bre ante Dios está muchas veces desfigurada por una vidaaparentemente decente, feliz y bien intencionada. Algunoshasta creen en Dios: muchos están empeñados en crear unasociedad justa y próspera. Su verdadera necesidad espiri­tual no es obvia. Pero en el tribunal de Cristo, la máscarasuperficial será arrancada, y serán vistos tal cual son: "sinCristo... sin esperanza y sin Dios".14 "La humanidad estádividida en justos y malos sin clase intermedia. Existe elbien y el mal sin término medio. Existe la luz y la obscuri­dad sin crepúsculo. Existe el cielo y el infierno sin purgato­rio. El hombre debe elegir entre la vida y la muerte, entresalvarse o perderse".15 Sé perfectamente que este tipo deasertos resultan muy ofensivos para muchas personas.Cuando nos fijamos en las más claras enseñanzas de lasEscrituras acerca del juicio final de Dios, no las encontra­mos en el Antiguo Testamento, ni tampoco en las epístolasdel Nuevo Testamento, sino en las palabras del mismo Je­sús. En las palabras del profesor Jeremias: "El mensaje deJesús no es sólo proclamar la salvación, sino también elanuncio del juicio, un grito de advertencia, una llamada alarrepentimiento en vista de la terrible urgencia de la crisis.El número de parábolas dentro de esta categoría nos llenade temor reverente". Ahora bien, lo notable es lo siguiente:Jesús, que como nadie nos mostró el amor de Dios, fue elque más nos habló del juicio de Dios. ¿Por qué? Probable-

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mente es por esta razón: las verdades sobre el juicio deDios son tan severas que no las podemos recibir sino dealguien que tan manifiestamente nos amó y cuidó. Tam­bién, en su amor, no sólo nos habló abierta y francamenteacerca de nuestra necesidad ante Dios, sino que tambiénhizo algo con respecto a nuestra necesidad a costa de supropia sangre. Al cargar sobre El todos nuestros pecados,hizo posible que nosotros fuésemos perdonados y acepta­dos por Dios: "Ahora, pues, ninguna condenación hay paralos que están en Cristo Jesús".16 Además, la naturaleza delamor es que éste se arriesga a ser rechazado: Dios en suamor nunca se impone sobre nosotros. La tragedia delamor es no ser correspondido.

En su juicio Dios simplemente subraya nuestra decisióntocante a El. Por supuesto que Jesús aclaró que el juiciofinal depende de nuestra respuesta a la oportunidad y com­prensión que hemos recibido, pero si no quiero a Dios, notengo a Dios; si quiero estar solo, ¡solo estaré! Eso esperfectamente justo, y es la única acción compatible con elamor de Dios. La maravilla del amor de Dios es que aunquetodos merecemos la condenación, El nos ofrece su miseri­cordia en Jesucristo. Si rechazamos su amor, o lo ignora­mos (que es lo mismo), hemos elegido la alternativa solem­ne, descrita varias veces por Jesús como "las tinieblas deafuera", "fuego", "tormento", "lloro y crujir de dientes";metáforas sin duda, pero palabras elegidas deliberadamentepara describir lo horrible de estar totalmente sin Dios yabandonado en el tormento de una conciencia condena­dora y en el agonizante conocimiento del desprecio deDios. Es imposible ser justos con las dotes del evangelio sino nos damos cuenta de todo el tiempo que dedicó Jesúspara poner delante nuestro las alternativas que enfrenta­mos.

Una clara comprensión del juicio de Cristo ha sido unade las grandes fuerzas motrices en la obra evangelizante ymisionera. En verdad sería mejor si fuésemos incitados a la

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acción simplemente por el amor de Cristo; por supuestoque es más honoroso para Cristo si el hombre respondealegremente a su amor, en lugar de elegirlo como únicaalternativa del juicio. Pero tal es el amor de Cristo que estádispuesto a aceptar nuestro servicio o arrepentimie~t~,

aunque éste sea impulsado solamente por el temor al JUI­cio. James Denney escribió: "Familiaricemos nuestrasmentes con el debido temor a Cristo el Juez, y una nuevafuerza entrará en nuestro servicio, haciéndolo inmediata­mente más urgente y más saludable". Lo contrario es igual­mente cierto. Tom Allan una vez comentó que la negaciónpor la iglesia del juicio de Dios, por años rompió la médulade la evangelización en Escocia. Hoy, en muchos círculos,el asunto no es tanto llamar al pródigo al hogar, sino tratarque se sienta cómodo en su pocilga, mientras permanecelejos del hogar y desconectado de la única persona que enverdad lo ama y desea.

Si nos aferramos al temor de la naturaleza del juicio deDios, habrá dos consecuencias obvias. Primero, seremos in­sistentes en hablar. "Persuadimos a los hombres", dijo Pa­blo. No malgastamos nuestro tiempo. Usamos todos losmedios y oportunidades que Dios nos da para proclamar aJesucristo como Señor. Richard Wurmbrand, que fue pri­sionero religioso durante catorce afias en Rumania, hizo untrato con sus guardias para que le permitieran predicar aCristo a cambio de un azote. En esta forma tanto los ser­vicios como los azotes se llevaban a cabo regularmente conel resultado que muchos se entregaron a Cristo.

En segundo término, seremos consecuentes en lo quehacemos: "pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y

. ." 17 Fespero que también lo sea a vuestras conCIenCIas. re-cuentemente Pablo vincula la integridad del mensajero conla autoridad del mensaje: "Antes bien renunciamos a looculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulteran­do la palabra de Dios. .. No damos a nadie ninguna oca­sión de tropiezo... sabéis qué clase de hombres vinimos a

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ser entre vosotros".18 La consecuencia de nuestras vidascon la verdad del evangelio es un factor inmensamenteimportante en la evangelización, y la falta de consecuencia,un serio impedimento. A John Sung, probablemente elevangelista más fructífero conocido en China, se le pregun­tó en una oportunidad acerca del secreto de su éxito. Con­testó sabiamente: "Tened cuidado con el dinero; tenedcuidado con las mujeres; y tened cuidado de seguir haciadonde Dios guía". El descuido de estas tres esferas ha pro­vocado desastres en la evangelización.

El amor de Cristo

C . ." 'b" P bl 19"Porque el amor de nsto nos constnfie ,escn 10 a o.La palabra "constreñir" es un término interesante. Apare­ce en Lucas 8:45 cuando la multitud apretaba y oprimía aJesús. Aparece en Lucas 19:43 cuando Jesús advierte aJerusalén que sus enemigos la sitiarían y por todas partes laestrecharían. Se emplea de manera notable en Lucas 12: 50cuando Jesús dice: "De un bautismo tengo que ser bautiza­do; y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla! " AquíJesús sintió una poderosa fuerza motivadora que lo impul­saba hacia la cruz, Debía ir hacia allá; debía terminar sutrabajo. Pablo también conocía algo de este apremio. Elamor de Cristo presionaba suave pero firmemente sobre él;se sentía sitiado y estrechado por este amor, que lo cons­treñía hacia una dirección clara. No importaba qué clase deapatía u oposición enfrentaba, no importaba cuán cansa­dor y doloroso era el trabajo; "el amor de Cristo no nosdeja alternativa" (traducción de la New English Bible), ¿Déqué manera fue cautivado Pablo por el amor de Cristo?Como atraído por un imán, se vuelve a la cruz "pensandoesto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; ypor todos murió, para que los que viven, ya no vivan para, . , 't' 11" 2O PSI, sino para aquel que muna y resucl o por e os. ara

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Pablo la cruz era infinitamente más que una declaraciónteológica sobre la expiación: Cristo murió por él; Cristosufrió en su lugar. Pablo sabía entonces, que ya no era él;no podía ya vivir para sí. Fue comprado a un precio, yentonces él debía vivir esta gloriosa y nueva vida por amoral Hijo de Dios, quien lo amó y se entregó por él.

En otra parte, Pablo escribió acerca del amor de Diosvertido en su corazón por el Espíritu Santo. Esto fue laesencia de Pentecostés. A medida que los discípulos eranllenados con el Espíritu eran librados de sus temores eintroducidos a la adoración; eran librados de sus ansiedadesy llevados a la predicación con poder. Otra vez en Hechos,capítulo 4, cuando eran amenazados por los hombres res­ponsables de la muerte de Cristo, fueron llenados del Espí­ritu y hablaban la palabra de Dios con denuedo; y cuandoPablo fue lleno del Espíritu en Hechos, capítulo 9, inme­diatamente entró a las sinagogas y proclamó a Jesús comoel hijo de Dios. Aquí estaba el amor de Cristo, manifestadoen la cruz y derramado en ellos por el Espíritu, controlan­do sus servicios y evangelización. Pero a menos que estosea verdad, como experiencia de continuo frescor en nues­tros corazones, habrá poco o nada del testimonio espon­táneo para Cristo. Puede haber obediencia al deber, perono la sobreabundancia de vidas que están llenas del Espíri­tu de Cristo. Es de la abundancia del corazón que habla laboca. Pero si el corazón no está lleno del amor de Cristo, espoco probable que hable la boca; o si habla, serán palabrasvacías.

John Stott escribió en una oportunidad: "Nada cierra laboca, sella los labios, ata la lengua tanto, como la pobrezade nuestra propia experiencia espiritual. No somos testigospor la sencilla razón de que no tenemos ningún testimonioque sobrellevar".21 Por demasiado tiempo, el testimoniode los cristianos se ha considerado en términos de "entre­garles el evangelio". Eso fue lo que Pablo escribió a lostesalonicenses. "Hubiéramos querido entregaros no sólo el

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evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas; por­que habéis llegado a sernos muy queridos".22 Nigel Good­win, un buen actor cristiano que demostró el amor deCristo a tanta gente, en una oportunidad preguntó a ungrupo de clérigos: "¿Ustedes aman a la gente porque de­sean verlos convertidos, o quieren verlos convertidos por­que aman a la gente? "

El poder de Cristo

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es;las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nue­vas".23 En griego llama más la atención: se lee como lostitulares de un periódico. "Si alguno está en Cristo, ¡nuevacreación! " Este es el milagro del evangelio. La vida decualquiera puede ser transformada por el poder de Jesucris­too El filósofo judío, Mamo Buber, se lamentó en unaoportunidad, "¿Hay alguna fuerza en el mundo que puedacambiar esa intratable cosa, la naturaleza humana? Hayuna tragedia en lo más íntimo de las cosas". La contesta­ción es que hay solamente una fuerza: el poder de Cristo.El significado del cambio que Jesús ofrece tiene que verprimera y principalmente con el corazón del hombre. Sinduda El tiene cosas revolucionarias que decir acerca detodo nuestro estilo de vida y nuestras actitudes hacia laspersonas y las posiciones, amigos y enemigos. Pero El co­mienza por ofrecernos un corazón nuevo y un espíritunuevo.

De esto se desprende que debemos tener una visión de lagente inverosímil: "Por esto, nosotros ya no pensamos denadie según lo que sea en este mundo; pues aunque antespensábamos de Cristo según lo que fue en este mundo,ahora ya no pensamos así de él".24 Como candidato deCristo, Saulo de Tarso fue el menos indicado: un judíoardiente, educado en la mejor universidad de su época yopositor fanático de los seguidores de Cristo. No obstante,

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el hecho más sorprendente es que si alguno está en Cristo,¡nueva creación! Por lo tanto debemos mirar a la gente dedos maneras. Necesitamos amarlos como son, y no como anosotros nos gustaría que fuesen, y a la vez debemos mirar­los como ellos podrían llegar a ser en Cristo. Así fue segu­ramente como se acercó Ananías al aterrado Saulo de Tar­so: "Hermano Saulo, el Señor Jesús... me ha enviado paraque recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo". ¡Quévisión tan inexplicable la de Ananías, al mismo tiempo queobedecía las indicaciones del Espíritu de Dios!

Debemos notar también que el milagro de la nueva crea­ción es para aquellos que están "en Cristo", y no sólo enun argumento cristiano o en la religión cristiana. CuandoPablo fue a Corinto, deseó que su discurso y mensaje nofuesen "con palabras persuasivas de humana sabiduría, sinocon demostración del Espíritu y de poder, para que vuestrafe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino enel poder de Dios".2S A veces es necesario persuadir a loshombres respondiendo a objeciones y discutiendo la racio­nalidad de la fe cristiana. Pero si la fe de una persona sebasa simplemente en un argumento inteligente, estará siem­pre a merced de lo que para él es un argumento más inteli­gente. Por lo tanto, nuestra principal preocupación no de­be ser ganar argumentos sino conducir a una persona aCristo, teniendo esta fe apoyada firmemente en el poder deDios. Esto puede suceder sólo si el Espíritu Santo trabajagenuinamente en esta situación, y confronta a la personacon el Cristo viviente. La oración es sin duda esencial entodo verdadero trabajo de evangelización para que la perso­na que está en el campo del argumento sea introducida a laesfera de la fe. Sólo el Espíritu puede tocar a alguien con elpoder de Dios. Sin embargo, esta convicción de que nadaes demasiado difícil para el Señor, y de que ninguna perso­na está más allá del poder transformador de Cristo, haráposible el no descorazonarnos cuando el andar se tornaduro. Naturalmente, la potencialidad completa de una nue-

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va criatura, aun cuando esa persona esté genuinamente "enCristo", no va a surgir de un día para el otro. No debemossentirnos desilusionados si numerosos problemas persistenincluso después de la conversión. A veces Jesús debe haberllegado al punto de desesperarse ante sus discípulos: erantan tardos en entender, tan tardos en creer, y tan rápidospara actuar impulsivamente. Cuando llegó el momento cru­cial de la prueba, todos los apóstoles fracasaron. No obs­tante fueron llamados a ser líderes de la más grande revo­lución que el mundo jamás ha visto.

El ministerio de Cristo

"Todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigomismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconcilia­ción".26 Antes de la reconciliación entre dos partes que sehan enemistado debe tratarse la causa de la separación. Enel capítulo 4 de este libro ya hemos visto brevemente queJesús como mediador, representando perfectamente tantoal hombre como a Dios, reconcilió al hombre con Dioscargando sobre sí la causa de la separación, a saber nuestropecado. Lo más sorprendente del caso es que, habiendohecho posible esa reconciliación, Dios nos ha dado, comocargo solemne, el ministerio de la reconciliación. Si hemosde ser eficaces, el contacto de ambas partes es esencial.Cuando el ex presidente de la Alianza Mundial Bautista, eldoctor Theodore F. Adams, fue ordenado, su padre lo ex­hortó con estas sabias palabras: "Ted, hijo mío, quédatecerca de Dios; Ted, hijo mío, quédate cerca del hombre;Ted, hijo mío, reconcilia al hombre con Dios".27 Este esun magnífico pero simple resumen del ministerio de lareconciliación. Si la evangelización fracasa, es generalmentepor una o dos razones. En primer lugar, puede ser quefracacemos en permanecer cerca de Dios. Los planes y es­trategias hechos por el hombre no son un sustituto de latotal dependencia del Espíritu de Dios, sin el cual toda

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evangelización es vana. A menos que oremos, Dios no ac­tuará; a menos que seamos fieles al evangelio de Cristo,Dios no hablará. Pablo nos recuerda en este pasaje queDios nos ha confiado el mensaje de la reconciliación, y sineste mensaje dado por Dios no puede haber un efectivoministerio de la reconciliación. A toda costa debernos per­manecer cerca de Dios, confiando en su poder y predican­do su palabra. En segundo lugar, la evangelización fracasarási no permanecemos cerca del hombre. Leighton Ford nue­vamente puntualiza lo siguiente:

El aislacionismo cristiano ha sido una constante barrerapara la evangelización. Muchos cristianos han tenido tan­to miedo de contaminarse con el mundo que han evita­do todo tipo de contacto social con personas no conver­tidas. Corno resultado, no tienen puentes naturales parala evangelización; el testimonio que dan es realmenteafectado y forzado en lugar de ser una consecuenciaespontánea de genuina amistad... Parte del atractivo deJesús, que atrajo a los profanos corno imán, fue su mara­villoso amor a la vida, su natural y atrayente amistad.Lucas nos muestra a Jesús yendo de una cena a la otra,enseñando el evangelio a los invitados. ¡Si Jesús volvierahoy y se juntara con los jugadores, con la chusma de losbarrios bajos y los elegantes, muchos cristianos levanta­rían las manos y dirían que era demasiado munda­no! 28

No es fácil mantener el equilibrio. Algunos cristianosestán tan embebidos de estudios bíblicos, de reuniones deadoración y actividades relacionadas con la iglesia, que hanperdido todo contacto con el mundo. Otros, queriendosalir de esta trampa, se han envuelto tanto en el mundo, ensus valores y formas de vida, que han perdido virtualmentetodo contacto vital con Dios. Si recordáramos, sin embar­go, lo que le costó a Dios a través de Cristo reconciliarnoscon El, deberíamos estar profundamente agradecidos de

Motivos para la evangelización / 113

que nos haya confiado el enorme privilegio de traer hom­bres y mujeres a Cristo.

La muerte de Cristo

"Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, cornosi Dios rogase por medio de nosotros; os rogarnos en nom­bre de Cristo: Reconciliaos con Dios".29 La cruz es elmotivo final y obligatorio de toda evangelización. CuandoJesús murió en el Calvario, fue corno si tornara al hombreen una mano y a Dios en la otra, y juntara a los doshaciéndose pecado por nosotros. ¡Estas palabras son arro­lladoras! Nos hablan de que Dios vertió toda la suciedadde nuestro pecado en Jesús, de modo que, corno Lutero loexpresara cierta vez, Jesús se convirtió en el mentiroso,perjuro, ladrón, adúltero y asesino más grande que la hu­manidad haya jamás conocido. ¡No cometió estos pecados,sino que realmente fue hecho pecado por nosotros! Portanto, porque lo "hizo pecado por nosotros", Dios hizo lapaz con nosotros mediante la sangre de su cruz.30 No escosa fácil ser pacificador. Costó la vida de Jesús. Significóque tuvo que apropiarse de la suciedad de nuestro pecado.Así pues, cuando Jesús dijo: "Bienaventurados los pacifi­cadores, porque ellos serán llamados Hijos de Dios", Elsabía que llamarnos a este ministerio pacificador corno hi­jos de Dios, o embajadores de Cristo, significaría un sacri­ficio considerable; en algunos casos, el sacrificio máximode nuestras vidas. Pero esta es la única manera que Diospuede hacer su llamamiento al mundo a través de nosotros.Podremos ser tentados a desmayar, en numerosas ocasionestal vez. Si así sucediera, "Considerad a aquel que sufrió talcontradicción de pecadores contra sí mismo, para quevuestro ánimo no se canse hasta desmayar". 31 En fin decuentas debernos regresar siempre a la cruz de Jesucristo.

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Capítulo 6

Evangelizaciónpersonal

DIOS AMA a los humanos, al humano individual creado asu propia imagen. En consecuencia, cada uno, cualquieraque sea, es de gran valor para El. Nadie puede leer losEvangelios sin quedar impactado por la atención que Jesúsda al individuo: un ladrón, una prostituta, un pecador, unciego, un joven rico, los líderes religiosos, un niño, unaama de casa, una madre, un inválido; El se ocupó de cadauno de ellos. El apóstol Juan registra aproximadamenteveinte días de la vida de Jesús, y una proporción notablede su narración está dedicada a Jesús en su trato con losindividuos. En Juan, capítulo 4, por ejemplo, los primerostreinta versículos consiguen su conversación con una mujersamaritana, y sólo tres versículos hablan del subsiguienteavivamiento en Samaria. Además, las parábolas de la ovejaperdida, de la moneda perdida, y del hijo pródigo (Lucas,cap. 15) enfatizan esta única y principal lección: "habrámás gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente, quepor noventa y nueve justos que no necesitan de arrepen­timiento" .

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Es de dudar si una evangelización resulta eficaz sin pre­via oración y persistente trabajo con los individuos. Sepodrán citar figuras impactantes para justificar las grandescruzadas o misiones altamente organizadas, pero de aque­llos que profesan fe en Cristo, es casi seguro que la granmayoría han sido de antemano a través de la evangeliza­ción personal, y es por esta misma atención individual queseguramente muchos más hallan a Cristo algún tiempo des­pués de celebradas las campañas. Hablando específicamen­te de la evangelización entre los estudiantes, aunque elmismo principio se aplica prácticamente en toda situación,John Stott escribió cierta vez:

He observado una y otra vez, en diferentes partes delmundo, que el impacto de una campaña universal varíade acuerdo al grado de contacto que los estudiantes cris­tianos tienen con los que no lo son. Como suele sucedera menudo, cuando los cristianos se retiran a un tipo decomunidad cerrada, evangélica y monástica, entonces,por más buena que sea la organización y la publicidad, elimpacto de la campaña es insignificante. Pero cuando losestudiantes cristianos intervienen de lleno en la vida uni­versitaria, y son conocidos y respetados en la universi­dad, entonces sus amigos vienen a las campañas y sonreceptivos del mensaje. 1

Siguiendo con el mismo pensamiento, el radiodifusorDavid Winter, crítico persistente de los congresos altamen­te organizados sobre la evangelización que han proliferadoen los últimos años, dio a conocer esta protesta:

Los discursos elocuentes, las ayudas visuales, las pelícu­las, los seminarios y grupos de discusión no son sustitu­tos del habitual y para nada espectacular testimonio quees el cristiano común. Si ese testimonio es consecuente yabierto, entonces ningún adelanto en tácticas y estrate-

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gias mejorarán los medios para ganar gente para Cristo.Si no lo es, entonces ningún programa evangelizador,por emprendedor o sofisticado que sea, producirá elmenor impacto. Hemos sido muy tardos en aprenderesta lección.

Si se ha exagerado, es porque estamos en una generaciónde cristianos que puede estar dedicando más tiempo enhablar y escribir acerca de la evangelización que en hacerla.Me he dado cuenta de esto al escribir este libro: mis edito­res han mostrado una paciencia considerable mientras in­terminables oportunidades de hablar a la gente acerca deJesús han hecho que un manuscrito sobre la evangelizaciónsea muy difícil de producir, y que los plazos sean imposi­bles de mantener.

Miremos, entonces, a uno que prometió transformar asus discípulos en pescadores de hombres: el Maestro Pesca­dor, Jesús. Su dulce acercamiento a la necesitada mujersamaritana en Juan, capítulo 4, es particularmente instruc­tivo.

Estableció contacto

Algunas de las mejores oportunidades para evangelizar ocu­rren de una manera natural en situaciones comunes y detodos los días: en una parada de autobuses, en el compar­timiento de un tren, en la sala de un hospital, ¡en cual­quier parte! Si estamos aprendiendo a vivir y a caminar enel Espíritu, las cosas sucederán; no habrá necesidad de for­zar el paso. Aquí Jesús, cansado y sediento, se encontrabadescansando en un lugar común, alIado de un pozo; en esemomento llega una mujer. Por supuesto que hubo que ven­cer varias dificultades: raciales, los judíos y los samaritanosno se hablaban; sociales, hombres y mujeres nunca habríanpensado en hablar en público (simplemente no se hacía);espirituales, El era el Hijo de Dios sin manchas y ella algomás que una prostituta. Entendemos el porqué de su res-

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puesta sospechosa cuando Jesús le pidió de beber. Segura­mente éste era otro hombre que aguardaba por razonessexuales: "¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de be­ber, que soy mujer samaritana? " Casi todas las palabraslevantaban barreras de sospecha y desconfianza. Natural­mente, Jesús sabía que ella reaccionaría así, pero en suamor, con mansedumbre y consideración, le pidió un fa­vor: "Dame de beber". Por lo menos se había establecidoun contacto.

Después de muchos años de evangelización personal heaprendido dos principios básicos en particular. En primerlugar, las oportunidades llegan siempre y cuando nosotroslas querramos. Si no estamos dispuestos a compartir nues­tra fe con otros, por más pausibles que sean las excusas, lasoportunidades no vendrán fácilmente, o si vienen no lasveremos o no las aprovecharemos. Pero si anhelamos genui­namente que otros conozcan el amor de Jesús que nosotroshemos experimentado, entonces, a pesar de lo nervioso oinadecuado que nos sintamos, se presentarán situacionesconstantes y naturales, y el amor del Espíritu dentro denosotros vencerá las barreras obvias de edad, clase, educa­ción, raza o cultura que pudieran existir. Con frecuenciame he sorprendido por el hombre o la mujer a quien Diosha dotado como evangelista. Peto a pesar de las abismalesdiferencias de temperamento y personalidades, por lo gene­ral ha habido un genuino amor por la gente, unido a una fesimple de que Dios puede usarlos, lo cual les ha dado estedeseo de traer a otros a Cristo.

Recuerdo claramente unas vacaciones en Comwall,cuando antes de casarme y tener hijos, mi plan era deponerme al día con todos los libros que se habían apiladosobre mis estantes. Amaba la lectura; y como había pasadola mayor parte de mi vida aconsejando a la gente, no mesentía con ánimo de entablar conversaciones en el hoteldonde me estaba alojando. Mientras oraba una mañana,después de varios días de placidez e ininterrumpida lectura,

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sentí que Dios me estaba censurando dulcemente por serun embajador silencioso de Cristo en aquel hotel. "¡Pero,Señor, estoy de vacaciones! " protesté en oración. No esta­ba, sin embargo, muy seguro de que mi excusa tuvieramucho peso con un Dios cuyo amor me alcanzó a costa desu Hijo; por lo tanto después de una corta batalla me ren­dí. "De acuerdo, Señor, tú ganas. Estoy dispuesto a hablara cualquiera aquí, si tú me enseñas el camino".

Ese día llovía, y la mayoría de los huéspedes se sentaronen la sala y miraban hacia la ventana esperanzados de quelas nubes grises se disiparan. Sentado a mi lado se encontra­ba un hombre particularmente fino, de una edad aproxi­mada a la mía, a quien había envidiado secretamente a ladistancia durante algunos días. Aparentemente tenía todo:una esposa hermosa, dos hijos encantadores, un trato muyamable, un físico fuerte y descubrí más tarde que tenía unbuen trabajo con excelentes perspectivas financieras; unjoven rico, en efecto. No obstante yo había orado poroportunidades para compartir a Cristo, y a los pocos segun­dos estábamos conversando; ese día hablamos durante treshoras sobre los problemas más importantes de la vida y lamuerte, Dios y el hombre. Confesó tener todo, excepto elobjetivo esencial de la vida. Durante los días siguientesantes que finalizaran las vacaciones, conversamos variasveces. Dos semanas más tarde aquel hombre, reflexionandopor sí solo, entregó su vida a Cristo. Hoy, varios añosdespués, Dios ha hecho una obra maravillosa en él, su es­posa y su familia: todo resultó por haberme sentido dis­puesto a ser el siervo de Dios en aquel lugar.

En segundo lugar, he aprendido que la mayoría de laspersonas, si no todas, están básicamente hambrientas deDios, aun cuando muestran pocas señales de esto en lasuperficie. Jesús sabía lo que había dentro del hombre. Lasapariencias exteriores son notablemente engañosas, y elcorazón del hombre estará siempre vacío hasta que se llenede la única persona para quien fue creado. El hombre po-

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drá negar que la comida existe, pero seguirá estando física­mente hambriento porque está hecho así, y el hombre po­drá negar que Dios existe, pero continuará estando espiri­tualmente hambriento porque está hecho así. "He aquí osdigo", dijo Jesús a sus discípulos, "Alzad vuestros ojos ymirad los campos, porque ya están blancos para la siega".La mayoría de la gente está mucho más dispuesta o máscerca de Dios, de lo que imaginamos.

Durante una reunión de evangelización en un hogar, mesentí obligado a último momento a cambiar la charla quehabía preparado. Como consecuencia empecé a titubearacerca de lo que estaba tratando de decir; todo era unaconfusión, y totalmente indigno del distinguido grupo quese había reunido en aquella casa. No obstante, finalicé conuna oración personal de consagración para aquellos queestaban listos para invitar a Cristo a entrar en sus vidas;algo que raramente haría en el contexto de una cómodareunión en una sala de estar. Después hubo un desagrada­ble y embarazoso silencio, y mientras trataba de evitar a lagente, sentí que había cometido un imperdonable pecadosocial. Finalmente la gente se levantó y comenzó a circular.Una señora madura, muy segura de sí misma, se acercó amí, enojada y descortés. Sintiéndome más inseguro quenunca, traté de darle una respuesta dulce. De repente sedetuvo y dijo algo desesperada: "Soy tan pecadora queestoy segura de que Dios no podría amarme". Ella deseabaprofundamente conocer el perdón y la paz de Dios. Unosminutos después nos reunimos en otra habitación, los dosde rodillas, mientras ella abría su corazón al amor de Jesús.Al rato volví al salón, y casi exactamente lo mismo estabapasando con otras personas. Dos años más tarde me enteréde que varias personas habían hallado a Cristo en esa mis­ma reunión. He relatado esta historia por extenso porqueaparentemente, y a juzgar por el nivel cultural y sofisticadode la gente allí reunida, nunca habría adivinado el evidentehambre espiritual que existía en sus corazones. Con qué

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facilidad ajustamos nuestras palabras a la apariencia exte­rior del hombre y no, como Jesús hacía, a sus corazones.En otra ocasión una estudiante cristiana me señaló a unapersona a quien ella llamaba "la chica más dura de la uni­versidad". ¡Pobrecita, qué fama! Se había prodigado encuanto al sexo, a las drogas ya la mayoría de las cosas queconducen a una persona a la esclavitud y a la desdicha.Cuando una tarde, después de una charla que dí, halló aCristo, me dijo que en los últimos años se había sentido"tan culpable como el diablo". Hasta "la chica más durade la universidad" tenía hambre de Dios.

Por lo tanto, para poder establecer contacto, debemosorar que el Espíritu nos guíe con claridad. Cuanto másdescansemos en Jesús, más podrá su amor alcanzar a travésnuestro, a cualquiera, en cualquier lugar. El temor a serrechazados es probablemente nuestro mayor impedimento,pero esto responde al orgullo personal. ¿Qué importa si senos desatiende o rechaza de veras? Si comprendemos algodel dolor y el rechazo que Jesús sufrió, el nuestro será unprecio muy pequeño que pagar para ayudar a otros a en­contrar vida en El.

El despertó la curiosidad de ella

Obviamente esto era más difícil, aun después que tuvo lugarel contacto inicial. Es realmente difícil hoy, cuando se viveuna notable apatía y enigma con desconocimientos y pre­juicios concernientes a la fe cristiana. Jesús atrajo a estamujer en parte por el inevitable atractivo de su dulce amor,y en parte por su serie de provocativas declaraciones semi­veladas. El no le citó textos, ni tampoco le descubrió lasjoyas del evangelio, antes que ella estuviese preparada paraello. Simplemente aludiendo a algo que la satisfaría y esti­mularía más allá de su presente experiencia, El dijo: "Siconocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Damede beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva". Su contes­tación indica que estaba confundida e intrigada. Pero su

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curiosidad desbordó cuando Jesús, usando ténninos de tan­to significado para esta mujer que venía a sacar agua delpozo, continúa diciendo: "Cualquiera que bebiere de estaagua volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua queyo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo ledaré será una fuente de agua que salte para vida eterna".Aquí había una brillante analogía del evangelio, usandoconceptos apropiados para esta mujer necesitada. Física­mente, esto era evidentemente cierto: aquí estaba ellaconstantemente volviendo a este pozo en una tarea monó­tona y de nunca acabar sacando agua para apagar una per­petua sed. Pero más aún, este era un cuadro profundo desu condición moral y espiritual: siempre sedienta, siemprefaltándole algo, nunca satisfecha, vacía, seca, desilusionaday muchas veces deprimida. "Señor, dame esa agua, paraque no tenga sed, ni venga aquí a sacarla". Todavía estabaconfundida, pero evidentemente curiosa.

¿Cómo podemos atraer a la gente a un punto tal quehagan preguntas o pidan ayuda? Hasta que no llegan a esteestado es difícil que nos escuchen cuando tratamos decompartir con ellos las buenas nuevas de Jesús. ¿Cómopodemos hacer que sientan curiosidad acerca de Cristo?Tres palabras pueden ayudar: realidad, integridad y testi­monio.

Primero, hay una gran necesidad por lo real. En estemundo plástico, donde estamos rodeados de imitaciones ysaturados de dogmas, la mayoría de la gente está hambrien­ta por algo que sea real: hambrienta de vida. ¿Es real?¿Suena a verdadero en la experiencia personal? ¿Dóndeesta la evidencia de lo que uno está diciendo? Nuestrasvidas, mayonnente, mostrarán la verdad o la falsedad de loque decimos. Ineludiblemente somos testigos de Cristo, enuna u otra forma. No podemos menos que proclamarlo onegarlo por lo que somos, a la vez que por lo que podamosdecir. D. T. Niles, en la asamblea del Concilio Mundial deIglesias de Nueva Dehli, dijo muy acertadamente: "Cual

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Pedro, estamos todos en la sala del tribunal donde Jesús esprocesado. Está en juicio; está siendo acusado en el mundohoy; El, por propia decisión es entregado a las manos delos hombres. Por eso es que debemos hablar, o compartir lanegación de Pedro". Sin embargo, nuestras vidas hablanmás fuertes que nuestras palabras. Muchos reproches hanllegado hasta los cristianos, sin duda bien merecidos: "Loscristianos sostienen que Jesucristo es el Salvador de lospecadores, pero no muestran ninguna señal de ser salvosque los distinga de cualquier otro", dijo un destacado hin­dú después de haber examinado por muchos años las vidasde los cristianos. "Sus discípulos tendrán que parecer mássalvos si es que vaya creer en el Salvador", escribió Nietz­che.

Incuestionablemente, mi primera impresión del evange­lio, cuando me encontraba en un estado de incredulidadsofisticada, fue ver la realidad del amor y gozo de Cristo enuna persona completamente desconocida. Habló en unareunión, y nunca pude acordanne nada de lo que dijo. Perosin poder yo expresarlo en palabras en ese momento, élirradiaba un sentido de la presencia de Cristo que fue, paramí, inequívocamente e inmensamente atractivo. Por estarazón solamente, me sentí curioso y porque mi curiosidadfue provocada, estuve dispuesto a hablar, escuchar, pensar,preguntar, tratar de entender, y en veinticuatro horas ha­bía entregado mi vida a Jesucristo. Todavía desconocíaincreíblemente casi todas las verdades fundamentales de lafe cristiana. Debido a un antecedente religioso totalmenteconfuso, tuve una cantidad de ideas enredadas que desen­redar en los meses que siguieron; pero había encontrado aCristo, probando su realidad en la vida de otra persona.

El testimonio colectivo de los cristianos que todos jun­tos comparten sus vidas en Jesús, es de mayor influencia,particularmente hoy cuando existe una extendida crisis enlas relaciones humanas. Aquí, más que en otro lado, eldulce amor y el exhuberante gozo de Cristo pueden hablar

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en abundancia. Dos mil afios atrás la persona de Cristo eradominantemente atractiva, y no los discípulos individualescon todos sus defectos particulares. Hoy, el cuerpo de Cris­to profundamente unido en amor, y no los cristianos indi­viduales, es lo que puede más que nadie hacer que la gentesienta hambre de Dios. Hay una alegría contagiosa en loscristianos que realmente se aman unos a otros como amana Cristo. Es tránsparente, si es del todo real; esto produceoportunidades naturales de compartir nuestra fe en Cristocon aquellos que han visto y sentido algo atractivo quenunca antes habían experimentado. Este simple testimoniodel cuerpo de Cristo no es sólo fructífero, sino que estambién una fonna de comunicación en la que cualquiercristiano puede participar, tenga o no un particular donevangelizante.

Un cristiano indio hizo el siguiente comentario:

La gente ya no se convierte a una doctrina. Solamenteles atrae una fonna de vida en la que ellos puedan veruna alternativa práctica respecto de los valores y arro­gaciones de nuestra competitiva y alienada sociedad ma­terialista. Hemos estado presentando el cristianismo (elsistema) y no a Cristo, la persona... Debemos presentaral mundo a un Cristo vivo, fresco, que siempre da vida yalimento... El cristianismo es vida en el Espíritu y sólopuede ser experimentado en la comunión amante y per­donadora, que comparte y libera.2

La gente está también buscando la integridad. Con ladesenfrenada deshonestidad en casi todos los sectores dela sociedad, incluso aquellos de privilegiadas posiciones deautoridad y dirección, todo resulta sospechoso. Pablo sepreocupó por enfatizar la fuerte integridad de su ministerioen el igualmente deshonesto y pagano mundo de sus días:"Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, noandando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios,

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sino por la manifestación de la verdad recomendándonosa toda conciencia humana delante de Dios".3 Evidentescontradicciones, o en las vidas que vivimos o en la verdadque predicamos, crean serios tropiezos, mayonnente parala gente que piensa. En su excelente disertación en el Con­greso de Evangelización Mundial realizado en Lausana, OsGuinness, hablando sobre la "Evangelización entre la genteque piensa" dijo lo siguiente:

Si el cristianismo es verdad... ¿porqué hay tanto tes­timonio que pareciera estar motivado por cualquier cosamenos la verdad, por culpas subconscientes (" ¿a cuántaspersonas les has dado testimonio esta semana? "), o porrecursos antibíblicos ("ganar al mundo para...")?¿Por qué han confundido los cristianos sus costumbressociales con los absolutos de Dios, y han transfonnado atantos de ellos en tabúes? ¿Por qué esa negación generala las artes y el particular maltrato de las artes por amor ala evangelización? ¿Por qué esa polarización entre el"evangelio simple" y "el evangelio social"? ¿Por quétanta concentración en puntos menores (tales como elfumar y el bebe¡) para casi cerrar los ojos ante los prin­cipios y problemas mayores (tales como la justicia, mise­ricordia, violencia, raza, pobreza)? ... Nuestra manerade actuar es más elocuente que lo que decimos. Sin lapráctica de la verdad, la evangelización está en peligro detransfonnarse en una gran boca institucional, o comodesdeñosamente lo expresara E. M. Foster: " ¡Pobrecitoel cristianismo hablador! ,,4

Os Guinness planteó una multitud de otros problemas quetambién ponen en duda la integridad de nuestros mensajes,pero cuando esa integridad se encuentra, al menos hastacierto punto, el mundo de hoy tiene muchas más probabi­lidades de abrir los ojos.

Un ejemplo de esto es la participación del cristianismo

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en la política o justicia social. Roger Sainsbury, director

del Centro Familiar Mayf10wer en Canning Town, Londres

y .sacerdote de la iglesia anglicana, fue invitado a ser con~

cejal del municipio londinense de Newhan. Cuando se le

preguntó acerca de su participación en la política replicó:

~om~ crist~ano creo que debemos "amar a nuestro pró­

jI~O . EntIendo que el amor entraña no tan sólo el

bIenestar .y el rec?ger los pedazos después que la gente

se ha lastImado, smo el trabajo activo para transformar

u.na sociedad que permite que la gente se lastime. Por

ej~mplo, no sirve de nada decirle a un muchacho que ha

dejado la escuela y no tiene trabajo: "Siento que no

puedas conseguir empleo", y después esperar hasta que

te~ga problemas con la policía para ayudarlo. Debo tra­

bajar para conseguir empleos para los que abandonan sus

esfuerzos... La experiencia ha demostrado que el poder

~ara cambiar la~ cosas está en manos de los políticos, y

SI realmente qUIero amar a mi prójimo debo prepararme

~ara poder participar en la política... Como vicario en­

tIendo que el evangelio cristiano significa: "Buenas nue­

vas de amor y justicia", ¿y cómo puedo yo hablar acerca

de esto si toda la gente ve que hay falta de interés einjusticia? 5

Roger pasó luego a subrayar que vio su principal llama­

do como ministro cristiano, y que la próxima vez posible­

mente no buscaría ser reelecto. Pero desde luego la iglesia

en s~ totalidad debe interesarse de una manera obvia y

tangIble por obtener una sociedad justa y un medio salu­

dable en donde vivan y trabajen los individuos.

Un ~i~ionero de nuestra congregación, escribió acerca

~e un. mCldente en el Perú y puntualiza la necesidad de lamtegndad:

Iba a entregar una Biblia a alguien que me la había

Evangelización personal / 127

solicitado, cuando sin querer golpeé en una puerta equi­

vocada y me encontré frente al dueño de la casa quien,

al descubrir la razón de mi visita y la naturaleza de mi

trabajo, dijo: "Mire, ese libro es de la era pasada. Fíjese

en Europa, en Inglaterra y en los Estados Unidos: gran­

des lugares de la Biblia. ¿Y dónde están hoy? Bien aba­

jo, habiendo perdido todo. ¡No! El evangelio de hoyes

el de Lenín, el de Mao Tse-tung. No necesitamos la

Biblia. Lo que necesitamos es un cambio de política.

Cuando yo lo vea a usted caminar descalzo, sin un saco

en la espalda, entonces voy a empezar a pensar que hay

algo en su mensaje. Nuestros jóvenes no necesitan ese

libro [la Biblia]. Necesitan aprender una profesión; algo

que los ayude a ganarse la vida, pero no esas tonterías

acerca del cercano fin del mundo y de los eternos cantos

de alabanza en el más allá. ¡No, señor! ¡Queremos ayu­

da para vivir aquí y ahora!

Mi amigo comenta que: "El misionero de hoy tiene una

gran necesidad de sabiduría, discernimiento, fe e iniciativa

para atacar los problemas con que se enfrenta en la zona en

la que es llamado a evangelizar".El testimonio personal también produce curiosidad por

conocer más. Esto sólo podría ser superficial. Por cierto se

necesita una vida cristiana consecuente que lo apoye, y una

presentación objetiva del evangelio que lo explique, pero

hay un interés natural por la experiencia personal. Pablo

habló varias veces acerca de su encuentro personal con el

Cristo resucitado;6 Pedro le dio gran importancia a la expe­

riencia directa del Cristo transfigurado: hemos "visto con

nuestros propios ojos su majestad".? Juan subrayó que él

sabía de qué estaba hablando: "hemos oído... hemos vis­

to con nuestros ojos. . . hemos contemplado, y palparon

nuestras manos... ,,8 Semejante testimonio demuestra

autoridad y convicción. Aun cuando la gente encuentra

difícil la interpretación de conceptos abstractos en esta era

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pragmática, están interesados en la vida y un simple relatode nuestra propia experiencia de Cristo, aunque quizá noresulte convincente para determinados escépticos, hará quealgunos se interesen y sientan curiosidad por saber más.

Claro que hay otros medios para despertar la curiosidad:el buen uso de la literatura, las grabaciones magnetofóni­cas, películas, radio y TV. También los dones espiritualestales como profecías o sanidades pueden provocar una ge­nuina búsqueda espiritual. Pero en toda evangelizaciónfructífera es necesario sacar a la gente de su apatía y con­fusa incredulidad y traerlas a una posición de indagaciónseria. De nada vale contestar preguntas que no han sidoformuladas. La habilidad consiste en hacer que la gentepresente problemas que anteriormente no habrían parecidoimportantes, pero que son en realidad de fundamental im­portancia.

Puso el dedo en la llaga

Tan pronto como la mujer samaritana tuvo la curiosidadsuficiente como para comenzar a pedir "esa agua" (a pesarde que aún estaba confundida), Jesús, de una manera dulcey sensible, tocó esa parte de su vida que debía ser arregla­da: "Ve, llama a tu marido, y ven acá". Esto era "palabrade ciencia",9 porque hasta que ese aspecto enredado derelaciones equivocadas fuese solucionado (por lo menos enlo concerniente a la voluntad de esta mujer) no podríahaber más progreso. "No tengo marido", respondió coninocencia engañosa. Jesús entonces le responde tan direc­tamente que debe haber sido sorprendente: "Bien has di­cho: No tengo marido; porque cinco maridos has tenido, yel que ahora tienes no es tu marido". ¿Por qué fue necesa­rio que Jesús fuese tan brusco con respecto a la vida íntimade la mujer cuando sin duda había muchos aspectos de suvida que necesitaban ser corregidos? La respuesta es quecon frecuencia Jesús hacía blanco en esa parte de la vida demás importancia para aquella persona. Si hubiese arrepen-

Evangelización personal / 129

timiento allí (un cambio de mentalidad y corazón seguidopor un cambio de acción) entonces estaría bien; y si no,esa persona simplemente no entraría al reino de Dios: seríallamar a Jesús: "Señor, Señor" sin hacer lo que El dijo. Aljoven rico, Jesús le habló del problema central en la vida deaquel hombre, su amor por las posesiones: si podía vendertodo lo que tenía y darlo a los pobres, entonces podíavenir y seguir a Jesús. Y a la mujer samaritana, Jesús lehabló acerca de sus relaciones con los hombres; después detodo, como le dijo a sus amigos más tarde: "Venid, ved aun hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho". ¡Estoresumía su vida! Por 10 tanto, si Jesús podía ser el Señorde esa esfera de su vida, entonces y sólo entonces podía Elllegar a ser su Salvador. No podemos tener un Cristo divi­dido, no podemos disfrutar de su gozo, de su amistad y desu perdón sin al mismo tiempo someternos a su señorío.

En la evangelización personal no siempre podremos te­ner la misma penetrante palabra de ciencia tocante a lavida privada de alguien, pero debemos orar por ello, ya quees uno de los dones del Espíritu, y en cualquier caso debe­mos expresar claramente el costo del discipulado. Jesúsnunca permitió la transigencia. A menudo reveló las exi­gencias del reino de Dios de una forma tal que habríadesanimado a todos excepto a aquellos que actuaban enserio. A menos que el hombre esté dispuesto a negarse a sími-smo, tomar su cruz, perder su vida por amor al evange­lio, y seguir a Cristo poniéndolo incuestionable e incondi­cionalmente en primer lugar, ese hombre no puede ser dis­cípulo de Cristo. En nuestro deseo de evangelizar nuncadebemos disminuir el valor que entraña la entrega. Al mis­mo tiempo Jesús explicó claramente esta entrega en dife­rentes formas, en diferentes tiempos, a diferentes personas.A los dolidos y solitarios, Jesús les ofreció su sanidad yamor gratamente. Pero a aquellos arrebatados por la emo­ción del poder de Dios en acción, Jesús les advirtió que enel reino de Dios había más que emociones espirituales.

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130 I :'reo en la "vangelización

Claramente, debemos ser sensibles con la persona o per­sonas con las cuales hablamos. Pero quienquiera que fuese,debe ser Cristo antes que todo.

Evitó una desviación

Enfrentada con un desafío demasiado personal y particularpara alivio suyo la mujer samaritana hizo 10 que casi todoshacen en una situación similar: rápidamente volvió la con­versación hacia una pregunta impersonal y general sobre lareligión: "Señor, me parece que tú eres profeta. Nuestrospadres adoraron en este monte, y vosotros decís que enJerusalén es el lugar donde se debe adorar". Como obser­vación, esto no fue totalmente sin importancia. En estaforma, ella estaba poniendo en duda la autoridad de Cristopor desafiarla como Ello hizo; después de todo, los judíosy los samaritanos tienen muchas ideas diferentes sobre lareligión, como por ejemplo el lugar apropiado para adorar.

Recuerdo haber hablado con un estudiante luego de unservicio de evangelización en Cambridge. Le estaba expli­cando con la Biblia la forma de encontrar a Dios. Sin em­bargo, cuando llegó el punto crucial de hacer algo, comoun acto de su propia voluntad, presentó una desviacióntípica: "No creo que la Biblia sea la palabra de Dios".Como la mujer samaritana, estaba en efecto desafiando laautoridad de 10 que se le estaba diciendo. Otros, cuando sellega a ese punto, muchas veces me han dicho:

" ¿y qué de otras religiones? "" ¿No es todo asunto de interpretación? "

"¿Cómo se explican todos los sufrimientos del mundo? "" ¿Y qué de la predestinación y el libre albedrío? ""No estoy del todo seguro de que haya un Dios".

"Mi idea de Dios no es igual a la suya".

En casi todos los casos se emplean las mismas tácticas.Algunas de ellas podrán ser preguntas intelectuales o teo-

Evangelización personal / 131

lógicas genuinas. Podrán ser tratadas aunque sea sintéti­camente. Pero cuando se llega al punto personal y desafian­te de la conversación, como casi todos siempre hacen, sedesvían del problema real.

Me di cuenta de 10 que este estudiante de Cambridgeestaba haciendo, por tanto, respondí a sus objeciones di­ciendo: "Bueno, yo sí creo que la Biblia es la palabra deDios, y tengo muchas razones para creerlo; pero ¿me per­mite, por ahora, simplemente compartir con usted la formade poder encontrar a Cristo, si está dispuesto a hacerlo? "Estuvo de acuerdo. Hablamos un poco más, y consultamosuno o dos versículos. Como no quiso orar conmigo en esemomento y en ese lugar, 10 dejé con un tratado y le pedíque se pusiera en contacto conmigo si le pedía a Cristo queentrara en su vida. A la mañana siguiente, muy temprano,vino para decirme que había dado este paso vital. Me rego­cijé con él, hablamos un poco más sobre qué hacer deahora en adelante, y le sugerí que examinara las razonespor las que creía que la Biblia era la palabra de Dios. "Nodebería darme el trabajo", me respondió. "¡No es un pro­blema en realidad! " En la actualidad ese hombre es unministro ordenado en la iglesia anglicana, y alguien a quienDios ha usado durante muchos años para ayudar a otros aencontrar a Cristo.

Con la mujer samaritana, Jesús trató su confusión condulzura y rapidez, pero la hizo volver al problema espiri­tual: "Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu yen verdad es necesario que adoren". Por cierto que este noera el momento para dedicarse a los interesantes problemasteológicos que no eran de importancia inmediata para lasnecesidades urgentes de esta mujer.

Ella condujo a una entrega personal

A esta altura ya le quedaba poca resistencia a la mujer,pero hizo uso de conocidas tácticas para dilatar el asunto:"Sé que ha de venir el Mesías. .. cuando él venga nos

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132 / Creo en la evangelización

declarará todas las cosas". En otras palabras, todo esto esmuy interesante, no hay necesidad de hacer nada por elmomento. Algún día, quizá el Mesías vendrá. Cuando esosuceda, se nos dirá qué hacer.

¡Qué familiar suena todo esto! "Cuando haya termi­nado mis exámenes... Cuando haya probado otras reli­giones... Cuando tenga más tiempo... Cuando me hayamudado de casa... Cuando lleguen las vacaciones... Cuan­do finalicen las vacaciones. . . Cuando los niños sean másgrandes..."

Para suerte de esta mujer, Jesús tuvo la palabra fmalcuando ella trató de evadirse del compromiso hasta la veni­da del Mesías: "Yo soy, el que habla contigo". No habíanada más que agregar. Estaba cara a cara con Cristo. Por lotanto se fue para traer a sus amigos y conocidos (y ella eramuy bien conocida en Samaria) a Jesús. Fue entonces queella comenzó a gustar de la vida y el amor que siemprehabía anhelado.

Siempre hay premura cuando ayudamos a las personas aencontrar a Cristo. Deben buscar al Señor mientras puedaser hallado e ir a El mientras esté cercano. En mi experien­cia hay ciertos momentos, tal vez no muy frecuentes, cuan­do Dios puede ser particularmente hallado y cuando Cristoestá muy cerca. Cada oportunidad es por lo tanto un mo­mento crítico, y se necesita oración y sensibilidad en elmanejo. He visto a personas estar a punto de tomar unadecisión, y luego, por una u otra razón, quedarse atrás.Con demasiada frecuencia comienza un proceso de endu­recimiento y pareciera que nunca más alcanzan esa cerca­nía del Señor. Por lo tanto, debemos persuadir al individuoa hacer esta entrega personal a Cristo con suavidad y enoración. Muchas veces les digo: "Nunca más lo encontraránmás fácil que ahora" y estoy convencido de que es cierto.Al mismo tiempo, una presión inoportuna puede ser desas­trosa, y puede conducir a un aborto espiritual. Una vez quela persona comprende qué debe hacer, generalmente le ha-

Evangelización personal / 133

go preguntas como: "¿Le gustaría que lo guíe en una ora­ción personal, que pueda hacerla suya, para ayudarlo aaceptar a Cristo en su vida; o preferiría leer algo, y luegodar el paso solo cuando usted se sienta que está prepara­do? " La alternativa es una manera útil de no forzar a unapersona. Si desea leer u orar solo, lo animaré a que me lodiga tan pronto lo haya hecho, en parte como sello de suentrega personal, y en parte porque necesitará ser animadoy alentado luego de haber dado el primer paso. Si prefiereorar conmigo en ese momento y lugar, a veces le explico dequé vaya orar, y luego, si está conforme, lo llevo a unaoración personal que la podrá repetir en silencio o en vozalta, frase por frase después de mí. La oración podría seralgo así:

"Señor Jesucristo, sé que he pecadoy que he hecho lo que he querido.

Necesito tu perdón.Gracias por tu muerte en la cruz para quitar mis pecados.

Deseo que tú seas el primero en mi vida.Ahora entrego mi vida a ti.

Quiero que tú seas mi Señor y Salvador.y te pido que el don del Espíritu

esté conmigo para siempre.Gracias, Señor Jesús. Amén".

Los detalles de la oración dependerán de la manera enque expliqué el evangelio, pero será en términos parecidos.Luego haría una oración de agradecimiento, pidiendo aDios que este nuevo discípulo de Cristo profundice su rela­ción con Cristo, encuentre comunión con otros cristianos,una esfera de servicio en el mundo, y sea lleno del EspírituSanto. En esta etapa, uno o dos folletos apropiados ayu­darían a cristalizar ese primer paso.

Al bosquejar mi propio acercamiento personal no estoypretendiendo ninguna técnica especial. Existen muchas for­mas de conducir a una persona a Cristo. Además, cada

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persona debe ser tratada como un ser individual. Un acer­camiento pulido y mecánico sería fatal. Al mismo tiempoestoy convencido de la necesidad de ser simple y específi­co. Casi todos están confundidos, y las generalidades vagasno ayudarán a nadie. Estoy profundamente agradecido porla simplicidad con que se me explicó esta entrega a Cristo,y he tratado de emplear el mismo método con otros. Porsupuesto que para ser simple es primordial tener un firme yclaro conocimiento de la esencia del evangelio. He encon­trado un esquema básico de gran valor a través de los años,aun cuando pueda tener variaciones constantes. Por ciertoque debo haber usado una estructura similar miles de vecesdurante los últimos veinte años o más, y he tenido la ale­gría de ver a una constante corriente de hombres y muje­res, jóvenes y viejos, encontrar una relación viviente conJesucristo. Esto es un ejemplo de lo que he usado:

Reconoce tu necesidad de Cristo: Romanos 3:23; 6:23;Isaías 59:ls. Cree que Cristo ha muerto por ti: Isaías53:5s; 1 Pedro 2:24; 3: 18. Considera el costo del disci­pulado: Marcos 8:34-38. Recibe el don del Espíritu San­to: Lucas 11: 13; Juan 1: l2s.

Capítulo 7

Ir creciendo

A NINGUNA MADRE le resulta fácil el nacimiento de su hi­jo. Algún dolor es inevitable, y casi siempre se necesita lahabilidad de un especialista. Sin embargo, como todos lospadres saben, el trabajo verdadero y exigente de criar hijos,recién empieza con el nacimiento. Amar, alimentar, vestir,instruir, estimular, disciplinar, enseñar, corregir, compren­der, aconsejar: el desarrollo desde la infancia a la madurezdemanda toda la sabiduría, fortaleza y p~ciencia que po­seemos. En lo espiritual, precisamente aplicamos los mis­mos principios. Tratar de evangelizar sin aceptar las respon­sabilidades del crecimiento es irresponsable. Es transformariglesias en guarderías infantiles.

En el Nuevo Testamento hay pocas amonestaciones mástristes que aquellas dirigidas a hermanos que aún eran, "ni­ños en Cristo". 1 "Porque debiendo ser ya maestros, despuésde tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva aenseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabrasde Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad deleche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa

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de la leche... es niño".2 Jesús también muchas veces seentristeció por la ignorancia e inmadurez de sus discípulos,que eran tardos para comprender, prontos para disputar, ytitubeantes en su fe. Cuando Pablo se propuso estableceriglesias que permanecieran firmes contra las falsas corrien­tes de doctrinas, las presiones de persecución y la pudre­dumbre de la decadencia moral, él sabía de la absolutaimportancia de un detallado y esmerado programa de con­tinuación.

Como nada que fuese útil he rehuido de anunciaros yenseñaros, públicamente y por las casas. .. Por tanto,velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día,no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno...[Cristo] a quien anunciamos, amonestando a todo hom­bre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a finde presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre·para lo cual también trabajo, luchando según la potenci~de él, la cual actúa poderosamente en mí... Antesfuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cui­da con ternura a sus propios hijos. Tan grande es nuestroafecto por vosotros, que hubiéramos querido entregarosno sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras pro­pias vidas. 3

En verdad el propósito del programa de prosecución esque los cristianos estén dotados "para la obra del ministe­rio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta quetodos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento delHijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatu­ra de la plenitud de Cristo".4 Para lograr este propósito

. . 'vanas neceSIdades se hacen evidentes en el estudio del Nue-vo Testamento.

Flexibilidad

No hay un molde ideal; aunque una variedad de "sistemas"

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han demostrado ser útiles, es importante recordar que Diostrata con nosotros como individuos, cada uno con necesi­dades diferentes e individuales. Inmediatamente después demi propia conversión, David Sheppard (el actual obispo deLiverpool) me tomó bajo su cuidado. El estaba tambiénestudiando en esa época en la universidad de Cambridge.Durante la mayor parte del año, solíamos encontrarnoscasi todas las semanas, con el único propósito de estudiarcuidadosamente selectos pasajes de la Biblia. Por supuestoque otras muchas preguntas personales e intelectuales sur­gían al mismo tiempo. Humanamente hablando, si no hu­biese sido por esta detallada enseñanza personal, nuncahubiera sobrevivido como cristiano, o al menos, mi creci­miento espiritual habría sido considerablemente más lento.Así, en un año había recibido un llamado claro de parte deDios para ordenarme en el oficio de la iglesia anglicana yfui aceptado por la iglesia para la ordenación. A medidaque crecía en la fe usé el mismo método de proseguimientocon un número de otros estudiantes, y hubo resultadosmuy fructíferos. Sin embargo, cuando empecé mi labor depárroco en el sector de un astillero, trabajando con apren­dices de un ambiente totalmente diferente, me di cuentade lo necio de esclavizarse a un sistema, y la absoluta nece­sidad de ser flexible.

A través de los años me he convencido de otras cosas.Primero, que es un error esperar demasiado en poco tiem­po. En la iglesia de Corinto, por ejemplo, que fue enrique­cida en Cristo en todas las formas, había penosas divisionesy grandes problemas morales, que sacudirían hasta lo másprofundo a muchas de nuestras respetables iglesias de hoy.Pero los convertidos habían venido de una sociedad co­rrupta y caótica y algún residuo del pasado era inevitable.En verdad Pablo tuvo severas amonestaciones que hacerles,pero él, como siempre los animaba a la vez que agradecía aDios por la gracia que les había sido dada en Cristo Jesús;en efecto, nada les faltaba en ningún don espiritual. Mu-

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chas veces he hablado con cristianos mayores que dudabande la conversión de alguien por una severa caída moralposterior a su profesión de fe en Cristo. Pero el adulteriode David, los arranques de Job, y la negación de Pedro,para no mencionar nuestras falencias personales, debieraser un constante recordatorio de nuestra debilidad y natu­raleza pecaminosa y de nuestra diaria dependencia de lagracia de Dios. Al formular juicios críticos debemos apren­der a ser duros con nosotros mismos y blandos con losdemás. S

Segundo, es un error ser anhelantes en esta tarea decontinuación. Una madre que está perpetuamente afligidapor la salud de su hijo, no proveerá el mejor ambiente parasu crecimiento saludable. Pablo en una oportunidad le es­cribió a los fIlipenses: "Estando persuadido de esto, que elque comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionaráhasta el día de Jesucristo".6 Siempre tengamos presenteque, desde el principio hasta el fin, 10 que importa es laobra de Dios; 10 más que podemos ser es "colaboradores deDios". Una confianza reposada y devota de que Dios con­tinuará su obra en la vida de un nuevo creyente, aun cuan­do rujan las batallas, es de ayuda en toda forma. Podemosver esto perfectamente ejemplificado en las dulces palabrascon las que Jesús previno a Simón -Pedro acerca de la ma­yor prueba que había tenido hasta entonces: "Simón, Si­món, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos comoa trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú,una vez vuelto, confirma a tus hermanos".7 Aunque estaera una advertencia realista de la prueba que se aproxima­ba, estaba llena de fe, y la fe engendra la fe. Nuestrostemores y recelos acerca del bienestar espiritual de un jo­ven cristiano, casi siempre se tornarán una influencia negati­va y destructiva en su vida.

Tercero, por regla general, es bueno aconsejar a alguiendel mismo sexo, y de aproximadamente la misma edad omás joven. A Timoteo se le dijo que instruyera a hombres,

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tratando a los mayores como padres y a los más jóvenescomo hermanos, y Tito fue instado a "que las ancianas...enseñen a las mujeres jóvenes".8 Enredos emocionales noayudarán al progreso espiritual.

Cuarto, no ser demasiado orgulloso como para no buscarla ayuda de otro cristiano. Si una iglesia local se está desa­rrollando como un cuerpo vivo de Cristo, habrá variedadde dones y ministerios que surgen continuamente. Debe­mos esperar y por supuesto orar, para que aflore una parti­cular capacidad pastoral, para poder compartir juntos lanecesidad de la familia de Dios, a medida que crecemos enCristo. Estoy profundamente agradecido a Dios por la for­ma en que El ha perfeccionado en nuestra propia iglesia,durante años, a aquellos con dones de conocimiento y sabi­duría, a aquellos con visión profética, a aquellos que con­tribuyen a remediar los recuerdos, a aquellos con algunaexperiencia en el ministerio de rescate, y a esos que poseenun ministerio de intercesión. No se puede insistir demasia­do en el valor de la obra pastoral compartida, y toda iglesialocal debería orar por una complementaria y madura ex­presión de los dones del Espíritu "para que la iglesia recibaedificación".

Enseñanza

Hasta en sus viajes misioneros, Pablo aprovechó toda opor­tunidad para enseñar a los nuevos cristianos y fortalecerloscon la palabra de Dios. En Corinto, por ejemplo, se detuvoallí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios.9

Más tarde, al despedirse de los ancianos en Efeso, les recor­dó que "por tres años, de noche y de día, no he cesado deamonestar con lágrimas a cada uno. Y ahora", agregó, "osencomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia, la cual espoderosa para sobreedificaros y daros herencia con todoslos santificados".! O Las epístolas del Nuevo Testamento,también, aclaran perfectamente sobre la importancia de laenseñanza detallada. Las exhortaciones prácticas no se las

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consideraba suficientes; incluso un mezclado y variadogrupo de creyentes semieducados (estas eran las burlasconstantes del mundo pagano), Pablo escribió una magní­fica y entendible exposición del evangelio que ha abruma­do el estudio de los teólogos a 10 largo de los siglos. Ciertavez Dorothy Sayers dijo que el laico medio de la iglesiaanglicana puede hacer frente a un agnóstico o ateo agresivocomo un niño con una cerbatana puede hacer frente a untanque. Lamentablemente gran parte de la ensefianza quese le imparte a los nuevos cristianos se la puede compararcon el caso de la cerbatana: muy pocos llegan a estar equi­pados con "las armas" que son "poderosas en Dios para ladestrucción de fortalezas".11 Se le debe dar más tiempo yatención a la instrucción de los cristianos en cuanto a lacomprensión y fortalecimiento de la fe.

Para este fin, un considerable número de métodos handemostrado su valor. En la cristiandad occidental se hahecho un énfasis especial en el estudio de la Biblia, y sepueden conseguir apuntes diversos para casi todas las eda­des y capacidades. 12 Claro que la esencia de la fe cristianaes una relación personal con Dios a través de su Hijo Jesu­cristo, y esta relación necesita ser constantemente profun­dizada, en parte mediante el estudio y la oración. Sin em­bargo, aun con un sistema adecuado de la lectura bíblica,muy pocos cristianos recién nacidos logran progresar por símismos; un asesoramiento regular y personal puede ser degran valor. Pablo no ensefió solamente en forma bíblica,sino también de casa en casa, y estaba dispuesto a afanarsey esforzarse con todo su poder para amonestar a todohombre y ensefiar a todo hombre a fin de presentar perfec­to en Cristo a todo hombre. 13

Con muchos cristianos novicios será de gran valor orga­nizar reuniones individuales semanalmente, dando oportu­nidad no tan sólo a una personal y detallada instrucción encuanto a la fe sino también para conversar acerca de nece­sidades individuales y preguntas personales. Dentro de un

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período de tiempo se pueden tratar temas básicos talescomo la seguridad cristiana, el poder del Espíritu Santo, laoración, la comunión, el testimonio y el servicio, la tenta­ción y la lucha espiritual. la dirección divina, las relaciones.

. Es también importante cubrir algunas de las más importan­tes doctrinas de la fe, tales como la naturaleza de Dios, lapersona de Jesucristo, la cruz y la resurrección, la justifi­cación por la fe, la autoridad de las Escrituras, el juicio, yla venida de Cristo. En el Apéndice se encuentra una listade posibles pasajes que pueden formar la base de un estu­dio bíblico útil sobre los temas mencionados. En tales pro­seguimientos personales he encontrado un número de prin­cipios útiles. Primero, orar antes de cada sesión; ya menu­do es en la oración donde las realidades (a veces las necesi­dades escondidas) de un nuevo cristiano se discernirán.Segundo, no sobrestimar el hambre espiritual de una per­sona; es preferible que la sesión sea corta a que la cargue­mos con largos y pesados consejos espirituales. ¡No todacriatura puede sentarse a comer una comida de cuatro pla­tos! Tercero, en 10 posible tener una Biblia abierta; tieneuna fuerza potencial de cambiar vidas y nutre la fe. Cuarto,estar atento a las oportunidades naturales y espontáneaspara ensefiar y aconsejar. Casi siempre el trabajo más valio­so se puede lograr cuando se sale a caminar o se realiza untrabajo juntos. Para sus ensefianzas más efectivas Jesús usa­ba constantemente incidentes comunes y de todos los días:agricultura, cocina, pesca, etc. Son las ensefianzas espon­táneas que sacamos de la vida diaria las que transforman elcristianismo en Una fe viva y a Cristo en un Salvador vivien­te. Quinto, prestar una dieta equilibrada de libros, folletosy artículos cristianos para estimular el pensamiento y laacción.

Habiendo dicho todo esto, es indudable que los progra­mas de conservación de resultados y el material para lectu­ras bíblicas en occidente al menos, han sido ampliamenteconcebidas para una cultura de clase media, para aquellos

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que están acostumbrados a la disciplina del estudio perso­nal y que están habituados a pensar y a actuar como indi­viduos. En efecto, como "el devocional privado" ha sidogeneralmente considerado indispensable para el crecimien­to y la madurez espiritual, una gran parte de la sociedad seencuentra en una profunda situación de desventaja, ya quelas pautas de la ''vida cristiana normal" son vistas comoinalcanzables; y un número sorprendente de aquellos quepertenecen a la clase media y "debieran" poder arreglárse­las, quedan con un profundo sentimiento de culpa. Madrescon niños pequeños, aquellos que están bajo presión y ten­sión, aquellos que se hallan deprimidos, ansiosos y temero­sos; estos y otros como ellos pueden llegar a sufrir de unagudo sentimiento de fracaso cuando fuertes y capacescristianos hacen demasiado énfasis sobre el estudio privadoy la oración. Por cierto que todo cristiano necesita desarro­llar una relación personal con Dios, pero es un error con­fundir las palabras "personal" y "privado". En la iglesia delNuevo Testamento se hace mucho énfasis en la vida colec­tiva que ellos hacían: estudiaban juntos, alababan juntos,comían juntos, vivían juntos, sufrían juntos.

En la actualidad, con el creciente colapso de las relacio­nes, que da lugar a un generalizado estado de soledad ydepresión, no se puede exagerar demasiado la importanciade la actividad en grupo.

Gran parte del comportamiento humano se aprende in­tuitiva e irracionalmente. Lo que siente una persona esmás importante que lo que piensa. El comportamientose capta en comunidad. Una comunidad cristiana solíci­ta, abierta a Dios y el uno al otro, que comparte losmedios de gracia y los dones del Espíritu, es el contextodentro del cual los creyentes pueden resolver juntos lasignificación del discipulado. Para un adolescente el po­der del grupo es enorme. Lamentablemente hay carenciade materiales y habilidades para el trabajo grupal que

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ayuden a los cristianos a explorar juntos los proble­mas. 14

Después de todo, es "con todos los santos" que somos"capaces de comprender. . . cuál sea la anchura, la longi­tud, la profundidad y la altura" del amor y verdad deDios. 1S Por tanto, los grupos pequeños son de incalculablevalor. Idealmente, los miembros de esos grupos debenaprender a compartir juntos sus vidas, lo cual significa que,aunque el estudio bíblico es el fundamento sólido del gru­po, sus actividades colectivas deben ser de una variedadmás amplia, incluyendo la relajación, entretenimientos, elservicio, etc. Una iglesia que fomenta grupos pequeftos pa­ra enseñar, compartir y estar en comunión, y que inviertetiempo y energía en preparar líderes capaces para estosgrupos, está colocando una base excelente para el creci­miento constante. Por ejemplo, la investigación hecha porel Proyecto de la Iglesia Urbana,16 ha demostrado que unlíder (vicario o pastor) no puede ser nunca por sí solopastor de más de 150 a 175 feligreses como máximo. Por lotanto, una iglesia grande con cuatro dirigentes, digamos, po­drá ver crecer a la congregación hasta un número de 600; pe­ro casi siempre al llegar a este número se nivela (una propor­ción máxima de 150 auno). El tamaño de una parroquia, ola densidad de población que rodea a la iglesia, no tiene lamenor importancia. Debemos confesar que nuestro fracasoen una sociedad urbana e industrial es porque la iglesia hacolocado demasiado peso sobre un ministerio ordenado, adescuido de una dirección laica. Se necesita con urgenciaredescubrir a los pequeños grupos junto con la direccióncompartida y que todo el cuerpo de Cristo esté comprome­tido en el trabajo del ministerio. El Sistema Metodista deClases con grupos pequeños que se reúnen semanalmentebajo una dirección competente para la instrucción y comu­nión, fue uno de los instrumentos más positivos para lapreparación del discipulado cristiano para gente común; un

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sistema que fue trágicamente rechazado por la iglesia angli­cana. 1?

Para comentar acerca del panorama actual citaremosnuevamente a Michael Eastman:

Los individuos encuentran identidad en los grupos. Ca­lor, sostén, espontaneidad e interés mutuo caracterizan atoda una serie de grupos estructurados e informales, yen ellos la Biblia se transforma en algo vivo, no de unamanera formal y estudiada sino existencial y relacionadocon la vida, Dios crea comunidad; la verdad vive en laexperiencia; la vida juntos es comunicación fresca. Lasconsecuencias de esto son suficientemente obvias. Notiene sentido para los que no tienen el hábito, comenzara leer la Biblia individualmente. Algunas personas nuncapodrían entender la palabra impresa. Otros medios sonnecesarios. En lugar de preguntar" ¿Cómo ayudamos alos que no tienen costumbre de leer a que lean la Bi­blia?" Tenemos que concentrarnos en otra pregunta:"¿Cómo experimenta la gente el encuentro con el Diosviviente en su vida diaria? ,,18

La Unión Bíblica, tomando como contexto a un grupo, hahecho un trabajo importante en respuesta a esta pregunta,y hay en estos momentos un excelente material disponible.En efecto, es el grupo que provee el incentivo suficientepara que el estudio continúe y que hace que la palabra deDios sea tanto viviente como apropiada. También son deayuda otras formas de comunicación: cassettes (y prontovideo-cassettes), el teatro, la danza, artes visuales y la mú­sica. Ninguno de estos medios deben ser considerados desegunda clase después del sistema superior de la lecturadiaria de la Biblia usado por cristianos disciplinados y deprimera clase.

Los medios usados para comunicar la palabra son menos

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importantes que la absorción de la verdad dentro de lapersonalidad humana a través del pensamiento, la ora­ción y la experiencia compartida. La vida cristiana engrupo es esencial y algunos cristianos pueden encontrara Dios solamente en la compañía de otros cristianos.Durante siglos la Biblia no se conseguía libremente y encaso de conseguirla sólo los que poseían una cierta educa­ción podían leerla. El canciller de Etiopía y dos discí­pulos desanimados recibieron la palabra en términos hu­manos... ¡Pasen el tiempo juntos! 19

Por experiencia personal, habiendo estado acostumbra­do a un estudio bastante disciplinado de la Biblia duranteveinte años (con beneficios apreciables, diría yo) y habien­do experimentado durante el mismo período de tiempopero más profundamente en los últimos años, el valor delestudio en grupo, puedo ver cuán poderosamente se puedecomunicar Dios con las personas en un ambiente colectivo.No tan sólo los que no acostumbran leer necesitan redescu­brir la importancia de la comunidad cristiana.

Juntamente con estos grupos pequeños existe también lanecesidad de la tarea más formal de "declarar todo el con­sejo de Dios", y a aquellos dotados por Dios con claroministerio para enseñar se les debe permitir que ejercitensu ministerio para beneficio de todos. En mi propia iglesiaen York, hemos visto el valor que tienen las reuniones decomunión a mitad de semana a las que asisten el núcleo dela congregación, juntamente con un número de grupos quese reúnen en los hogares. Esto produce un equilibrio entreenseñar y compartir, adoración y comunión. Hasta el mo­mento que sobrevino la persecución en Jerusalén losmiembros de la iglesia primitiva estaban "cada día ~n eltemplo, y partiendo el pan en las casas". Pero cualquiercosa que hacían, los que eran agregados a la iglesia inme­diatamente "perseveraban en la doctrina de los apósto­les".20

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Comunión

Ya hemos tratado sobre la necesidad de la comunión paraun saludable crecimiento espiritual. Un bebé no sólo nece­sita alimento, sino también el calor, amor y la seguridad deuna familia a la que realmente pertenece. Si la iglesia enconjunto ha dejado en cierta medida de dar una enseñanzaadecuada a sus miembros, o si ha dejado de comunicar enforma eficaz al grupo de la comunidad que no acostumbraleer, ha dejado aún más de crear una verdadera comuniónen Cristo. ¿En cuántas iglesias la persona de afuera sienteel impacto inmediato del amor de Cristo? ¿Con qué fre­cuencia podemos encontrar relaciones verdaderamente pro­fundas y significativas entre aquellos que son llamados elpueblo de Dios? ¿Cuándo sucedió que un inconverso, alentrar a nuestra iglesia, declarase inmediatamente "queDios está realmente entre ustedes"? ¿Es extraño que unnuevo converso tratando de hacerse miembro de su iglesialocal, haya dicho que se sintió dentro de un "refrigera­dor"? ¿Y es sorprendente que entre los cristianos que hansido muy bien enseñados en la doctrina cristiana durantemuchos años, se encuentren personalidades inmaduras, tor­peza en las relaciones, modales fuertes, inhibiciones y an­siedades: las cuales indican que a pesar de tener habilidadteológica, no se han transformado en personas enteramenteen Cristo? Seguramente que la principal causa de todoesto ha sido la ausencia de relaciones amantes y abiertasque caracterizaban la vitalidad de gran parte de la iglesiadel Nuevo Testamento. En efecto, los autores de las epís­tolas pasaban gran parte de su tiempo instando a los cristia­nos a mantener relaciones amantes y abiertas: sólo así po­drían llegar a ser realmente maduros y completos en Cris­to.

Siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo enaquel que es la cabeza, esto es, Cristo... Sed, pues,

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imitadores de Dios como hijos amados. Y andad enamor, como también Cristo nos amó... Sed llenos delEspíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos ycánticos espirituales... Someteos unos a otros en el te­mor de Dios... Vestíos de amor, que es el vínculo per­fecto.21

Lo cierto es que cuando una persona encuentra a Cristoentra a un reino enteramente nuevo, pertenece a una fami­lia enteramente nueva. Ha salido para siempre del reino delas tinieblas y ha entrado al reino de la luz admirable deDios. "En otro tiempo no erais pueblo, pero... ahora soispueblo de Dios". La primera señal segura de vida espirituales cuando ella contempla el rostro de Dios y dice: " ¡Abba,Padre! " Aquí está el Espíritu dando testimonio a su espí­ritu de que esa persona es realmente una criatura de Dios.Pero si algo tan radical ha sucedido al nuevo creyente queJesús 10 llama un nuevo nacimiento, entonces, el perte­necer a una nueva familia también debe ser algo radical: esuna nueva vida, un nuevo estilo de vida. 22 En muchosaspectos es como un matrimonio. Después de la magníficaenseñanza de Pablo sobre la relación conyugal, pasa adecir: "Grande es este misterio; mas yo digo esto respectode Cristo y de la iglesia".23 Aun la firme relación delmatrimonio (en forma ideal) es un pálido reflejo de lamucho más poderosa y eternal relación entre Cristo y sucuerpo, la iglesia. Por 10 tanto, así como una novia pro­mete abandonarlo todo y unirse sólo a su novio, encon­trando en él un nuevo centro de gravedad para sus emo­ciones, su fidelidad y su vida, así sucede con un cristianoreciente y Cristo, incluso el cuerpo de Cristo, la iglesia. Elnuevo cristiano debe ahora mover su centro de gravedademocional hacia la familia de Dios: "Esencialmente, aquíes donde yo pertenezco. Esta es mi familia. Este es mihogar. Estos son mis hermanos y hermanas. Aquí está miSeñor y Maestro, mi Padre y mi Dios". Por eso Cristo dijo:"El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de

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mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno demí".24 Durante muchos años la iglesia ha presentado laimagen de un club: uno puede llegar cuando quiera y par­ticipar todo el tiempo que desee. Pero éste no es el cuadrodel Nuevo Testamento. La iglesia es la familia de Dios, y aella pertenecemos; la iglesia es el edificio de Dios, y cadapiedra viviente es indispensable para el conjunto; la iglesiaes el ejército de Jesucristo, y cada soldado debe satisfaceral que lo enroló. Pero a menos que la iglesia local se trans­forme en una comunión viviente en Cristo, y ofrezca rela­ciones profundas y amantes, estas altisonantes palabrasserán meros tópicos religiosos.

En este ambiente, los nuevos cristianos crecerán másrápidamente. Podemos ver, por ejemplo, el cálido consueloque irradian las cartas de Pablo: "Antes fuimos tiernosentre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura asus propios hijos... Hubiéramos querido entregaros nosólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propiasvidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos...Como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos acada uno de vosotros, y os encargábamos que anduvieseiscomo es digno de Dios". Además, como los convertidos enTesalónica habían nacido dentro de una situación donde elamor de Dios podía sentirse y experimentarse, al menos elamor de Pablo y de sus compañeros, Pablo pudo escribir:"Bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor devosotros. Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotrosy del Señor".25 Tanto en sus vidas como en sus relacioneshabía una visible demostración del amor y realidad de esteSeñor Jesús resucitado. Más tarde, en su segunda carta, alser testigo de esa misma calidez de comunión desarrolladaen esa joven iglesia, dio gracias a Dios "por cuanto vuestrafe va creciendo. y el amor de todos y cada uno de vosotrosabunda para con los demás".26 El amor cristiano, por su­puesto, no es principalmente una cuestión que tiene que vercon las emociones, más bien es un amor que da y sirve, un

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amor que perdona setenta veces siete, un amor que seexpresa en una entrega profunda y seria de una vida a laotra, un amor que se experimenta al rendir nuestras vidaspor unos y otros: y que no supone necesariamente sufri­mientos dramáticos. En efecto, la palabra griega paracomunión, koinonía, aparece principalmente en el NuevoTestamento en el contexto del dinero y las posesionescompartidas. Es algo práctico y costoso, un reflejo delamor de Dios al dar a su único Hijo. Nada habla más pode­rosamente de la verdad del evangelio que cuando se ve estacalidad de comunión en una iglesia local.

Adoración

Cierta vez, A. W. Tozer hizo este atinado comentario:"Estamos aquí para ser adoradores primero y sólo después,obreros. Tomamos a un convertido e inmediatamente lotransformamos en obrero. Dios nunca quiso que fuera así.Dios quiso que un convertido aprendiese a ser adorador, yluego podía aprender a ser un obrero. La obra hecha porun adorador contendrá la eternidad". La adoración verda­dera abarca no sólo el sacrificio de la alabanza, sino tam­bién el sacrificio de nuestros cuerpos y posesiones.27 Signi­fica darle a Dios su mérito con todo lo que tenemos. Sinembargo, si aprendemos a adorarlo con nuestros labios (yacaso con nuestros cuerpos en movimiento y danzas) nospuede ayudar considerablemente a amarlo con nuestroscorazones y nuestras vidas. Y cuando un cristiano comien­za a "enamorarse de Dios" (hermosamente expresado, porejemplo, en el Cantar de los Cantares) lo demás viene solo.Nuevamente A. W. Tozer pone el dedo en la llaga cuandodice: "Estoy cansado de ser amonestado, de que me exijanque trabaje más, que ore más, que dé más generosamentecuando el que habla no me muestra a Cristo". Clérigos ydirigentes de iglesias me preguntan a menudo cómo alentara los cristianos a que sean testigos de su fe o a que dengenerosamente o a que sirvan gozosamente. Conozco una

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sola respuesta: ayudar a esa persona a que se enamore deCristo. Esta fue la seí'íal inmediata del derramamiento delEspíritu en el día de Pentecostés: los discípulos fuerondominados por el amor de Dios y por el amor de Cristo.Desde entonces, a pesar de la feroz oposición y de las durasbatallas, pudieron decir que "el amor de Dios nos cons­trií'íe". Y la primera evidencia de su nuevo amor por Cristoen Pentecostés fue la adoración: fueron arrebatados por laalabanza y emplearon lenguas dadas por el Espíritu Santopara glorificar a Dios por sus poderosas obras. Repetidasveces he visto que cuando un nuevo cristiano comienza aadorar a Dios, y aprende a amarlo con corazón y mente yalma y fuerza, su vida se abre a Dios y puede recibir elpoder y los dones del Espíritu sorprendentemente rápido.Por supuesto que la adoración sin enseí'íanza y comuniónpuede tornarse vana y superficial. Todavía tendrá queaprender las dolorosas lecciones de la crucificción de símismo y de la sumisión al seí'íorío de Dios. No hay atajospara la madurez espiritual. Pero el proceso puede acortarsey una combinación de enseí'íanzas prácticas, comunión deamor y alabanza sincera pueden ser muy poderosas.

Además en el contexto de la alabanza es donde general­mente Dios puede hablar, tal vez a través de una palabra deprofecía. La adoración, por lo tanto, prepara el corazónpara recibir la palabra de Dios, y libera los dones del Espí­ritu que son dados para desarrollar y fortalecer el cuerpode Cristo. La adoración también enriquece nuestra comu­nicación con Dios, y la oración se torna más significativa ypositiva. Al aprender a adorar a Dios por lo que El es, porsu amor y fidelidad y grandeza y poder, nuestras oracionese intercesiones podrán ser inyectadas con una fe renovada.Cuando en Hechos, capítulo 4, los discípulos se hallabanen una situación muy tensa, ellos se pusieron a orar. En suoración unida, como está consignado en ese capítulo, estu­vieron la mayor parte del tiempo adorando a Dios por sucontrol soberano sobre la tierra, agradeciéndole de que aun

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los gobernantes más poderosos y odiados sólo podían ha­cer 10 que su mano y su plan habían predestinado quesucediese. Desde esta posición de triunfante alabanza con­tinuaron confiadamente pidiendo audacia para hablar lapalabra de Dios, y que se dieran seí'íales y maravillas através del nombre de Jesús. No es extraí'ío que ellos fuesenllenos del Espíritu Santo y que una gracia enorme cayerasobre todos ellos. Cuando aprendamos a honrar a Dios connuestra adoración, suponiendo que nuestra alabanza reflejacon exactitud la adoración de nuestras vidas, Dios tambiénnos honrará.

Preparación

Jesús nos ha dado un claro mandato y es que debemoshacer discípulos en todas las naciones. Por lo tanto, no essuficiente llenar iglesias con creyentes, aun cuando aque­llos creyentes estén bien enseí'íados en la verdad de la pala­bra de Dios, disfrutando de la comunión con el pueblo deDios, y cantando alabanzas a la gloria de Dios. Se necesitaalgo más. En su conmovedor libro Llamado al discipu­lado,28 Juan Carlos Ortiz, ese brillante pastor argentinode la ciudad de Buenos Aires, hace un bosquejo de los tresproblemas básicos de la iglesia de hoy: "El primero es lanií'íez sempiterna del creyente. El segundo es la mal colo­cación del creyente. El tercero es la falta de unidad". Diosse lo hizo ver claramente a él mientras estudiaba seria­mente a su iglesia, la cual aparentemente era algo muyfloreciente. "Aunque estábamos agregando más y másgente a la lista de miembros, todos pennanecíamos nií'íos,pequeí'ías criaturas que había que enseí'íarles las mismascosas afio tras aí'ío... Gente que canta los mismos himnosdurante aí'íos, ora las mismas oraciones, continúa con losmismos esquemas, y necesita los mismos mensajes, no estárealmente creciendo. Son eternos nií'íos". 29 Lamentable­mente, este es un comentario acertado sobre la mayoría denuestras iglesias de hoy. ¿Cómo podemos, entonces, pre-

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parar verdaderos discípulos maduros en Cristo?Lo primero es clarificar nuestro propósito. En lugar de

estar satisfechos de llenar iglesias con nuevos creyentes enCristo, es importante ver a cada cristiano como ministrodel cuerpo de Cristo, como se ve en el Nuevo Testamento,ni más ni menos: "El mismo constituyó... a fin de per­feccionar a los santos para la obra del ministerio". 30 "Enesta forma", comenta Ortiz, "toda la iglesia se compone deministros. Los ministros no son una raza especial de ovejasque salen del seminario. Sencillamente son creyentes quesiguen creciendo. Es decir que el fin del pastor es hacerdiscípulos, los que a su vez hacen discípulos, los que a suvez también hacen discípulos". 31 El apuntar hacia esteideal conducirá al replanteo radical de muchos cristianos.Primeramente, no hay diferencia entre "clero" y "laicos":todos los sacerdotes son laicos (de laos, el pueblo de Dios),y todos los laicos son sacerdotes: "vosotros sois real sacer-d ." 32 M di"oCiO . uy a menu o e Vlcano o pastor es el atasca-dero de la iglesia: todo debe pasar por él o salir de él. Consemejante constricción no es sorprendente que haya unaaguda merma de dones y de ministerios en la mayoría delas iglesias; simplemente no se les permite abundar y desa­rrollar.

En segundo lugar, si este concepto se interpreta correc­tamente tiene muy poco sentido que el clero o los pastoresse trasladen de una iglesia a otra en intervalos regulares y aveces frecuentes. Nuevamente Ortiz lo expresa gráfica­mente.

En la actualidad un club puede cambiar de presidentetodos los años a través del voto. Pero una iglesia nuncadebería cambiar de pastor, porque es una familia, y elpastor debe ser el padre. ¿Dónde se ha visto que unafamilia cambie de padre año tras año, o que un padre sevaya y deje a su familia para unirse a otra más grande?El padre debe preparar a sus hijos para hacerse cargo del

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negocio. Por lo tanto, es lógico que cualquier joven condeseos de aprender acerca del reino se acerque a supastor para recibir instrucción. En cambio, deja la iglesiapara ir al instituto bíblico, porque la iglesia está fraca­sando en su cometido.33

Si las iglesias locales realmente entendieran este come­tido de hacer discípulos, el papel de los colegios bíblicos yteológicos, y los llamados urgentes para que haya "máshombres para el ministerio", tendrían que ser reconside­rados. Aun cuando este concepto radical es para muchosinaceptable, la necesidad de preparar discípulos debe sermanifiestamente obvia.

En tercer lugar, es responsabilidad de los dirigentes decada iglesia local que los miembros de esa iglesia esténcolocados en la posición correcta. "La mayoría de las igle­sias no son un edificio espiritual sino un montón de ladri­1l0s".34 Y gran parte de las actividades evangelizadoras secontentan con agregar más ladrillos a esa pila. Pero la in­tención de Dios es que las piedras vivas deben ser construi­das dentro de una casa espiritual, en la que cada cristianosepa exactamente cuál ha de ser su lugar y papel dentro deese edificio: quién está a su lado, quién está debajo de él,quién ha de estar sobre él. Nuestra relación con los demásy nuestra sumisión a los demás son de gran importancia. Yes aquí donde la preparación de discípulos se torna crucial.

Jesús explicó las condiciones del discipulado en térmi­nos directos y sorprendentes: "Si alguno viene a mí, y noaborrece a su padre y madre, y mujer, e hijos, y hermanos,y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser midiscípulo [queriendo decir que nuestro amor por Jesúsdebe ser indiscutible e incondicionalmente primero l... Elque no lleva su cruz y viene en pos de mí, no puede ser midiscípulo. .. Cualquiera de vosotros que no renuncia atodo lo que posee, no puede ser mi discípulo". 3S En resu­men, todo lo que somos y todo lo que poseemos pertenece

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ciento por ciento al Sefior, si es que hemos de ser susdiscípulos: esto quiere decir todo mi tiempo, y no sólo lahora o dos que dedico a las reuniones y servicios; todo midinero, y no solamente la proporción que decidí destinarpara la obra del Sefior; todas mis posesiones, incluso micasa, mi auto, mis tesoros personales: todo. Algunas deestas cosas las podré usar yo y mi familia, pero Jesús es elSefior de todo. Por lo tanto el discípulo necesita renunciarcompletamente al espíritu codicioso y posesivo que tantocaracteriza a la sociedad de hoy. Nada es de él; no tieneningún derecho sobre lo suyo. Será de mucha ayuda, aunnecesario tal vez, meditar cuidadosamente acerca de todolo que "poseemos" (balance bancario, valores, moblaje,objetos de valor, hobbies, pasatiempos, ropa, familia y ami­gos, planes y ambiciones, trabajo o profesión, el uso deltiempo y de la energía, dones y habilidades) y luego entre­gar mentalmente y en oración todo lo que tenemos a Jesús,reconociéndolo como el duefio de nuestras vidas. Estas sonlas condiciones del discipulado cristiano. Y sfcreemos queesto es excesivo, extremado o fanático, debemos recordarque este fue el espíritu que tuvo la iglesia primitiva paracon Cristo y es también el espíritu que caracteriza a lamayoría de los grupos revolucionarios de hoy, tanto máseficaces que la iglesia cristiana del siglo XX. Si tomáramosseriamente el señorío de Cristo, y aprendiéramos a some­ternos no sólo a El sino también unos a otros por reveren­cia a Cristo, el impacto en el mundo de hoy sería simple­mente abrumador. Los principios del reino de Dios no sonsolamente radicales, que ofrecen al mundo la revoluciónmás grande que jamás se haya visto, la revolución del amor;están también acompafiados por el prometido poder delEspíritu Santo para hacer que estos principios sean rea­listas en la práctica. Desafortunadamente, hemos interpre­tado estos principios tomando como modelo a los miem­bros de la iglesia actual. Como discípulos de Cristo nece­sitamos con urgencia abrir nuestras mentes y vidas al ver-

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dadero significado del discipulado como lo manifestara elMaestro miles de afios atrás. Sólo aceptando el total desa­fío del discipulado para nosotros mismos podremos tenerla esperanza de hacer discípulos: "vinisteis a ser imitadoresde nosotros y del Señor".

En la práctica, es probable que la única forma de lograresto sea tomar un grupo reducido y luego entregarnos a él.Jesús eligió a doce, y durante su extraordinariamente cortoministerio público sobre la tierra, vivió con ellos, habló conellos, se regocijó con ellos, lloró con ellos, y sufrió conellos; los envió en misiones cortas; y les enseñaba más cosasa su regreso; los amaba, tuvo paciencia con ellos, los cen­suraba y los corregía. Les entregó su vida a ellos en todosentido, de tal forma que cuando llegó el momento dedejarlos El había hecho discípulos de ellos, los que a su veztambién pudieron hacer discípulos. En forma similar Ortizdescribe la transformación de su propia iglesia en BuenosAires. Vio la necesidad de formar "una nueva iglesia se­creta" en su propio hogar, es decir, trabajar en íntimarelación con un grupo reducido cuya influencia se exten­dería más tarde hacia el resto de la congregación.

Por lo tanto, entregué mi vida a estos discípulos. Losserví. Fuimos juntos al campo. Vivimos juntos. Les abrími hogar. Vinieron a dormir a mi casa. Yo fui a dormir asus hogares. Nuestras esposas comenzaron a reunirse.Eramos como una familia. Y después de seis meses, máso menos (no sucedió del día a la noche) esta gente cam­bió tanto... Otros comenzaron a notarlo, y en tres afiosla iglesia se transformó en una verdadera e integradafamilia de discípulos de Cristo.36

Principios similares han sido el poder de varias comuni­dades cristianas y de movimientos tales como el Evange­lisrno Explosivo, Operación Movilización y Juventud con

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una Misión. Siempre se llega a la misma y clara lección:cuando la gente no sólo es ganada para Cristo sino tambiéne~ preparada a se~ dis~ipulos de todo corazón, entonces ysolo entonces la IgleSIa comienza a penetrar en el mundode hoy.

Capítulo 8

La evangelizacióny la iglesia local

EN SU D1SERTACION en el Congreso de Lausana, HowardSnyder, decano del Seminario Teológico Metodista Libreen Sao Paulo, dijo 10 siguiente: "La iglesia es el únicomedio divinamente designado para difundir el evangelio...Además, la evangelización tiene muy poco sentido si se ladivorcia de la comunidad cristiana...El llamado a evangeli­zar tiene como propósito, llamar a las personas a que ven­gan al cuerpo de Cristo: la comunidad de creyentes cuyacabeza esencial y soberana es Jesucristo". Por cierto que laevangelización debería provenir de toda iglesia local viva ysana. Efectivamente, una de las características más nota­bles del Nuevo Testamento es que hay muy pocos recursosusados por los apóstoles para evangelizar. La gran comisióndada por Cristo es inconfundible, por supuesto, pero encierto aspecto es el equivalente espiritual del mandato deDios en Génesis 1:28: "Fructificad y multiplicaos; llenadla tierra, y sojuzgadla". La mayoría de la gente no necesitaser exhortada para que fructifique y multiplique; en efecto,con la actual eclosión demográfica sucede 10 contrario. De

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la misma manera en una iglesia sana y viva debería haberun natural y espontáneo nacimiento de la evangelización."En la iglesia apostólica, la evangelización en cierta forma'se daba por sentada' y funcionaba sin técnicas o programasespeciales. ¡La evangelización sucedía! Emanaba sin es­fuerzo de una comunidad de creyentes como la luz del sol;era automático, espontáneo, continuo, contagioso".1 ParaDios, los trabajos de la iglesia y las cruzadas evangélicasestán, en muchos aspectos, en segundo lugar: si cada iglesialocal estuviese verdaderamente viva con el Espíritu de Diosno habría necesidad de gastar tiempo, dinero y esfuerzo enestos acontecimientos especiales. Aunque el mensaje de laevangelización es siempre Cristo, el propósito y el agente esla iglesia.

Dios está interesado, no sólo en la salvación personal yla preparación de los discípulos individualmente, sino tam­bién en establecer su reino en la tierra. El desea que nostransformemos en una sociedad nueva, una comunidad vi­viente que demuestre a través de su nuevo estilo de vida,nuevos valores y nuevas relaciones, cuál es su propósitopara el mundo. Su plan original y su fin principal es queaquellos que El ha creado a su propia imagen sean unacomunidad de amor. Por lo tanto, cuando un individuoentrega su vida a Jesucristo, es igualmente importante queentregue su vida a la iglesia. Esto es en parte el significadodel bautismo. Cuando Pedro le dijo a la multitud en Pente­costés que se arrepintiera y se bautizara, estaba tratando dedemostrar que las señales externas debían simbolizar nosólo la limpieza de los pecados, el morir y resucitar a unavida nueva, y el don del Espíritu Santo, sino también laincorporación de la iglesia. De todos modos ellos cayeronen la cuenta: inmediatamente se dedicaron a la enseñanzay comunión de los apóstoles, y el Señor día a día, añadía ala iglesia a aquellos que eran salvos. Si no logramos añadirindividuos a la vida colectiva de la iglesia hemos perdido elobjetivo de la evangelización.

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En la evangelización, la iglesia es también el agente deDios. Ya hemos visto que cuando Pablo usa la frase "elcuerpo de Cristo" la palabra "cuerpo" se refiere, en parte,a los medios de comunicación. Es a través de su cuerpo, laiglesia, que Cristo se comunica al mundo. La palabra deDios no pretende ser una declaración incorpórea de pro­puestas doctrinales; debe hacerse carne para toda~ las gene­raciones en todas partes. Es por 10 tanto de gran Importan­cia que la iglesia sea vista por todos como algo apropiado ala idiosincracia cultural y social del momento, de lo contra­rio negará efectivamente el mensaje que se predica. Duran­te su ministerio terrenal Jesús fue, en su persona y en suvida, perturbadoramente radical, pero al mismo tiem~o f~eintensamente idóneo. ¿Cómo puede, entonces, una IglesIaser apropiada, y permanecer así, en un mundo que cambiaa una velocidad que aumenta constantemente? La vidacultural de la generación más joven, por ejemplo, cambiatotalmente cada cuatro o cinco años. Además, como AlvinToffler lo describiera tan brillantemente en su libro FutureShock (El impacto futuro), muchas personas están prácti­camente imposibilitadas de adecuarse a esta velocidad enlos cambios, y en consecuencia caen en la apatía, en lasoledad, en la frustración, en la depresión o desesperación.Si la iglesia entonces, permanece principalmente como u~a

institución comparativamente rígida en su estructura, m­flexible a la adoración, firme en sus esquemas que tienenque ver con el ministerio, la comunión, la organización y elservicio nunca comenzará a hablar al mundo de hoy. Enefecto 'si uno trata de doblar algo rígido sólo conseguirá, .quebrarlo. Trágicamente, en la actualidad s.omos testl~o.s

de un gran número de congregaciones arrumadas y clen­gos arruinados, que han perdido de vista su importancia yestán confundidos en cuanto a su papel en la sociedad queno parece necesitarlos ni quererlos. A esta desorientaciónse une el desesperadamente lento trabajo de tratar de refor­mar las estructuras de la iglesia, con informes y comisiones

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interminables, nuevos métodos de gobierno, nuevos esque­mas ministeriales, nuevas formas de servicio. La intenciónes buena, pero la iglesia cambia con una rapidez muchomenor que la rapidez con que la brecha que separa a laiglesia del mundo se está expandiendo. Sin medir las pala­bras, David Winter escribió que "en el cuerpo institucional,moribundo e introvertido de nuestras iglesias cristianas, te­nemos un diálogo privado con nosotros mismos, mientrasque el hombre se sumerge suicidamente dentro de la absur­didad y la desesperación".

El Espíritu de Dios, es por tanto, el Espíritu de movi­miento. Si la iglesia está abierta a una constante renovaciónespiritual como lo propone Dios, debe transformarse en uncuerpo de Cristo viviente y flexible en lugar de ser unainstitución inflexible que es tan mutilante para la evange­lización. Por lo tanto, si creemos que Dios es el Señor detoda la tierra, debemos discernir lo que el Espíritu estádiciendo y haciendo tanto en el mundo como en la iglesia.Sería un error rechazar livianamente las tradiciones del pa­sado; pero nos debemos preguntar qué es lo importante enel mundo de hoy. ¿Cómo puede la iglesia ser el agenteeficaz en la evangelización, la nueva sociedad de Dios quetiene un papel profético y redentor en el mundo que hoyexiste? No estamos en condiciones de pelear las batallas deayer, menos aún de usar los métodos de ayer para pelearlas batallas de hoy.

1. NUEVAS RELACIONES

Probablemente el factor más importante en el testimoniode una iglesia local es la calidad de la vida colectiva enCristo. Si una iglesia no puede proclamar al Cristo vivientea través de la unida y amante relación entre sus miembros,no tendrá nada que decir excepto palabras vacías y áridateología. Lo esencial del evangelio son las nuevas relacio­nes. En Cristo todas las barreras se rompen; tenemos ac-

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ceso a la presencia de Dios mismo, y sin hace~ caso a, lacultura o clase social, somos todos uno en Cnsto Jesus.Cristo que es nuestra paz, ha venido "mediante"l; cru~ [a]reconciliar [nos] con Dios... en un solo cuerpo . La Igle­sia que proclama esa verdad debe también demostrar enuna comunidad cristiana viviente que estas barreras real­mente se han derribado; de otro modo el mensaje carece.d~

sentido. Fue por esta causa sin duda que P~b~o dedICOtanto espacio en sus cartas para decir a los cn~t1ano~ quemantuvieran sus relaciones correctamente. Solo aSI po­drían brillar efectivamente como luces en el mundo. Paraél esto era más básico y necesario que los constantes lla-,mados a evangelizar. . , .

El pastor de una iglesia, cuya feligresía era dura y ~lfIC~I,

fue criticado cuando éste le contó a un amigo que su IgleSIano tenía ningún programa evangelizador activo. En esosmomentos estaban más concentrados en fortalecer las rela­ciones entre cristianos. Se le advirtió que la iglesia corría elriesgo de replegarse y morir. El respondió que ",sin embargonuestra concentración en edificar el cuerpo, dejando que elEspíritu Santo nos ordene, ha hecho que. en un año seagreguen más a la iglesia que en años antenores. Creo quela evangelización sólo seguirá mana~do de un. cu~rpo sa­no".3 Ese cuerpo de creyentes no solo autenticara la v~r­dad del evangelio; al estar en el seguro contexto de relaclO­nes amantes, el cristiano estará mucho más d~s~uesto ~

posibilitado para moverse impulsado por el ESPlfltu.' ~ aSIpermanecer fresco y actualizado como la palabra VIVIentede Dios en la sociedad en la que Ello ha colocado.

Los cristianos del primer siglo sorprendieron al mundopor su marcada generosidad, pese a que muchos de. elloseran tremendamente pobres. Sorprendieron por su CUidadopráctico por las viudas y los huérfanos, ,l~s enfermos y losfrágiles; por su preocupación por los pnslOneros, los escla­vos los hambrientos y los oprimidos; por su generosa ho~­

Pit~lidad para con los viajeros cristianos. Se les conOCla

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por su pureza sexual, por su odio a la crueldad y a lainjusticia, por su obediencia a las autoridades civiles y porser buenos ciudadanos. Estaban afligidos pero siempre go­zosos; eran pobres, mas hicieron ricos a muchos; no teníannada y sin embargo tenían todo. Aquí estaba el Espíritu deCristo hablando elocuentemente a través del testimonio delpueblo de Dios. En la actualidad hay innumerables perso­nas que prácticamente no se sienten identificadas con na­da: están solas y perdidas en busca de significado, y deso­rientadas en un mundo que se está desmoronando. En unasituación así, la iglesia será de mucha importancia siemprey cuando se transforme en una genuina y cuidadosa comu­nidad de amor. Una joven que encontró al Cristo vivienteexclusivamente a través del amor de cada uno de los cris­tianos que la rodeaban, me dijo: "Toda mi vida he deseadoser querida". No había sido impactada por la religión quele habían ofrecido durante muchos años; tampoco habíaescuchado la palabra del evangelio ni había leído un libroevangélico por una carencia total de interés. Pero cuandose encontró rodeada por un pequeño grupo de cristianosque la amaban y que se amaban unos a otros en su amorpor el Señor Jesús, supo que había vuelto a casa. Sólonecesitó una explicación simple sobre la manera de llegar aCristo, además de que le ayudaron a comprender lo queacababa de experimentar.

Estas relaciones profundas no son, por supuesto, fácilesde obtener ni mantener. Debemos hacer del amor nuestrameta; debemos buscar la paz y seguirla.4 Detrás de ellayace una profunda entrega: debemos aprender a entregar­nos unos a otros como lo estamos en Cristo. Debemos estardispuestos a servirnos unos a otros y a rendir nuestras vidasa los demás. Significa compartir no sólo nuestro dinero ynuestras posesiones, sino compartirnos también nosotros,lo cual es más costoso. El amor cristiano de ningún modose basa en el interés personal; tampoco se basa en los senti­mientos y emociones; se basa en una decisión personal.

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"Esto no quiere decir que el amor cristiano sea rígido ytriste, que debemos apretar los dientes y sumergirnos en él.La fidelidad y la determinación son esenciales, pero es através de este amor que entregamos que florecerán el gozoy el afecto de nuestras relaciones. El mundo pretende cons­truir relaciones duraderas basadas en emociones e interesespersonales: un fundamento débil. El Señor nos enseña quedebemos rendir nuestras vidas unos a otros sin reservas: aesto seguirá el gozo y el afecto".S Toda iglesia que deseecomunicar la vida del Señor resucitado, debe concentrarseen profundizar las relaciones dentro de su comunidad.

2. NUEVAS PRESENTACIüNES

El mensaje esencial del evangelio es un depósito fijo de laverdad que ha sido solemnemente confiada a nosotros, ypor lo tanto, nunca será cambiada. "Retén la forma de lassanas palabras que de mí oíste," fue el consejo de Pablo aljoven Timoteo. "Guarda el buen depósito por el EspírituSanto que mora en nosotros".6 Sin embargo, la presenta­ción de esta verdad puede y debe variar de una época aotra. Estamos en la época de la apatía cuando la mayoríade las personas no preguntan acerca de Dios o acerca de lafe cristiana; y cuando las preguntas no se formulan, esinútil pretender dar respuestas. En nuestro intento de seradecuados en nuestra comunicación, tampoco debemos sersimples imitadores de las modas del mundo. Por cierto quedebemos estudiar los métodos de comunicación que soneficaces en la actualidad. Pero, si creemos en el Espíritucreativo (y no imitativo) de Dios, debemos buscar y espe­rar expresiones frescas del Cristo viviente que son las ade­cuadas para la actualidad y que sin embargo, pueden sercompletamente diferentes a las que el mundo dice y a laforma en que las dice.

Una ilustración de esto es el renovado interés por las

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artes como expresión de la fe cristiana: el teatro, la danza,la mímica, la poesía, la artesanía, y por supuesto la músicay el canto. Algunas personas han sido prudentes y otrashan estado abiertamente en contra de este avance. Paraellos, la suprema autoridad de las Escrituras permite imitarsolamente los métodos del Nuevo Testamento. ¿En quéparte del Nuevo Testamento, preguntan, hay alguna eviden­cia de la danza y la mímica? Generalmente el razonamien­to se basa enfáticamente en la convicción de que desde lavenida de Cristo, Dios ha bendecido solamente un mediode comunicación para la salvación del hombre, principal­mente la predicación de su palabra. Por tanto, otras formasde comunicación emprendidas desvirtúan el ministerio dela predicación, debilitan la autoridad de las Escrituras, ydisminuyen el deseo por el estudio personal de la Biblia.No son otra cosa que formas carnales de entretenimientos"cristianos".

Como respuesta a esta seria crítica, la Biblia aclara que a10 largo de los siglos Dios ha hablado en muchas y variadasformas, y sus acciones como parte de su revelación, hansido tan vitales como sus palabras. Además, ¿cuáles son lasrazones para que nos limitemos solamente a los métodosdel Nuevo Testamento? Jesús mismo constantemente gira­ba su atención crítica hacia la autoridad y ejemplo delAntiguo Testamento, y es allí donde encontramos a Eze­quiel, por ejemplo, maestro del teatro ambulante, cuyapantomima o drama profético y simbólico formaban parteintegral de su ministerio dado por Dios. Además, restringirla comunicación cristiana de hoya los métodos del NuevoTestamento es seguramente limitar la soberanía de Cristo.Si es el Señor de todo, lo es también de la cultura, y en susoberanía, sin duda querrá guiarnos en cada época y encada cultura para que presentemos el inalterable mensajedel evangelio de una manera apropiada. Efectivamente, aunlos métodos de comunicación entre Dios y el hombre en elNuevo Testamento son considerablemente variados. Con la

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encarnación, el Verbo (la Palabra] fue hecho carne: nadapudo ser más poderoso y dramático que esto, pero no fueuna predicación verbal; y como hemos visto en el capítulo2, la proclamación y la demostración van juntas en el mi­nisterio de Jesús. Usó parábolas, ayudas visuales (un niñoen medio de los discípulos, una moneda en la boca de unpez), y por supuesto, señales y prodigios. Pablo tambiéndeclaró que fue "con la palabra y con las obras, con poten­cia de señales y prodigios en el poder del Espíritu deDios"? que El le dio ese fructífero ministerio entre losgentiles. Diversos dones espirituales, especialmente el de laprofecía, fueron vitales para que Dios le hablara a su pue­blo; y algunas de estas profecías fueron en forma dramá­tica: cuando Agabo fue a ver a Pablo "tomó el cinto dePablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice elEspíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varónde quien es este cinto, y le entregarán en manos de losgentiles".8 El mismo Pablo no se convirtió a través de lapredicación, sino mediante un encuentro directo con elCristo resucitado, aunque otros muchos factores, tales co­mo el martirio de Esteban, sin duda le prepararon el cami­no.

En una era en que la gente está harta de palabras, resul­tarían inmensamente eficaces las diferentes formas de arte,por 10 menos en las primeras etapas de la comunicación.Permítaseme dar una ilustración de esto desde el punto devista de la iglesia local. En la iglesia donde yo sirvo enYork, se han formado pequeños grupos de canto y danza,los cuales se han convertido en las expresiones de nuestravida y adoración juntos. Como tenemos una ubicaciónmuy privilegiada en el centro de una famosa ciudad turís­tica y nos encontramos adyacentes al más grande y tal vezmás extraordinario edificio gótico de Europa, la Abadía deYork, estamos rodeados de gran cantidad de visitantes quellegan de todas partes del mundo. Durante los meses deverano, media hora antes de que comience la reunión de la

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noche o la reunión de mitad de semana al mediodía, estosgrupos actúan, cantan y danzan en el patio delantero de laiglesia. Algunas de estas danzas son interpretaciones de al­gunos cantos de adoración que luego serán cantados duran­te nuestros servicios; otras son danzas balkánicas o hebreas.En esta presentación no existe ninguna intención conscientede dar a conocer el evangelio; pero indiscutiblemente co­municamos algo de nuestra vida en Cristo, con el amor y laalegría que experimentamos en El, aunque no en formaverbal. Generalmente se reúne una multitud considerable.Inmediatamente sienten la armonía y la alegría de estosgrupos, y (este es el aspecto importante y significativo)formulan muchas preguntas. ¿Por qué están tan conten­tos? ¿De qué se trata? ¿Tiene algo que ver con la "igle­sia"? Una vez que las preguntas han sido hechas, resulta delo más natural para los otros miembros de la congregación,que se mezclan con la multitud, explicarles algo de lo quehemos encontrado en Cristo, y luego extenderles una invi­tación para el servicio que está por comenzar. De esta for­ma, muchos vienen, algunos se encuentran por primera vezen sus vidas con el Cristo viviente, y unos cuantos 10 hallanantes de retirarse. Estos cantos y danzas podrán ser recha­zados por superficiales, pero surgen de profundas relacio­nes que se formaron en Cristo, respaldados por mucha ora­ción y un total sentido de dependencia en Dios, y sin dudaDios utilizó esta presentación para comunicar poderosa­mente a muchas personas de diferentes nacionalidades. Es­to debe ir seguido, por supuesto, de una clara explicacióndel evangelio, si es que hay oportunidad. En esta genera­ción apática, cuando pocos son los que hacen preguntas,este método ha demostrado ser una forma sorprendente­mente eficaz de llegar al hombre de la calle, por lo menosal principio.

El teatro ambulante puede también ser eficaz. Otra igle­sia que conozco produjo un impacto considerable al llevargrupos de canto y drama junto con una sección bastante

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numerosa de la congregación, por las calles de su parro­quia. El testimonio colectivo demostrado en esta formafresca y alegre produjo muchas más respuestas positivasque la forma tradicional de ir puerta por puerta. Se hicie­ron contactos personales y luego se les siguió, pero el inte­rés inicial surgió indudablemente al vislumbrar al Cristoviviente; allí mismo, en las calles de la parroquia. La comu­nicación de vida es lo que hace el impacto, se interpreteinmediatamente o no como la vida de Cristo. Por lo tantono es la calidad profesional de la presentación el factor másimportante (aunque debemos intentar alcanzar las pautasmás altas en la situación que se nos otorgó), es más bien elCristo vivo, que vive en las vidas y relaciones de su pueblo,y que se expresa en formas que se adecuan al ambientesocial y cultural de esa iglesia local.

Aquí debemos confiar en la guía del Espíritu de Dios.Lo que es correcto para una iglesia bien puede no serlopara otra. Fue mientras los líderes de la iglesia en Antio­quía estaban alabando y orando que el Espíritu de Dios lesdió instrucciones acerca de su próximo viaje. Una fe firmeen la soberanía y creatividad del Espíritu nos debe hacerdudar en cuanto a imitar cosas que han funcionado enotros lugares, y al mismo tiempo nos debe hacer abiertos aformas frescas y nuevas de presentar al Cristo resucitado,aunque estas sean bien diferentes a las que hayamos experi­mentado con anterioridad.

3. NUEVOS SERVICIOS

Las nuevas liturgias y los servicios experimentales son, enla actualidad, comunes dentro de las distintas denominacio­nes. Gran parte de este arduo trabajo está planificado conel próposito de que los servicios resulten más comprensi­bles y significativos para el adorador corriente. Hasta ahoratodo va bien; aunque debemos recordar, como ya se men-

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cionó anteriormente en este libro, que en lo que respecta alos de afuera, nada es más significativo que cuando en esaiglesia ellos descubren "una comunidad amante y solícita,que está evidentemente enamorada de Dios y le ofrece unculto real. Es la realidad, y no los cambios, lo que ganará alpagano y al agnóstico". Sin embargo, ciertas formas deservicio han demostrado ser indudablemente muy útiles alo largo de los años en el contexto de la evangelización.

Servicio para visitas

Un simple servicio de evangelización, al que a los miembrosde la congregación se les anima a traer amigos, ha sido confrecuencia una forma eficaz de conducir personas a Cristo.Durante un período de nueve años en York, hasta el mo­mento de escribir este libro, hemos celebrado cincuentaservicios de esta naturaleza, con cientos de personas quehan entregado sus vidas a Cristo, han llegado a una convic­ción de fe, o han descubierto alguna forma de renovaciónespiritual. En primer lugar, se elige un tema con un títuloapropiado con el propósito de encontrar un tópico que seadecue al momento actual y que pueda conducir al temamayor del evangelio. Una pequeña comisión trabajará en lapresentación del tema elegido, para que así todo el serviciodesarrolle el importante mensaje de Cristo. La adoraciónunida de cristianos puede ser un factor poderoso para lo­grar una evangelización eficaz, siempre y cuando esa adora­ción tenga una nota de realidad, y se haga con gozo inspi­rado por el Espíritu Santo. Debemos ser sensibles haciaaquellos que podrían considerar ciertos modelos de adora­ción sin un verdadero significado. Por ejemplo, toda ora­ción debe ser breve y al caso, y evitar a toda costa la"lengua de Sion" u otra jerga religiosa que sólo tienensignificado (tal vez) para los iniciados. Se utilizan el drama,la danza y la mímica, ya sea como expresión de adoracióno como interpretación de un pasaje de las Escrituras, y

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podría haber también un testimonio personal o una entre­vista. En este ambiente, el sermón debe aspirar a descifraralgunas de las verdades ya proclamadas de una manera va­riada, y debe animar a la gente a que enfrente el desafío deuna entrega personal a Cristo. Muchas veces resulta de ayu­da terminar el sermón con un corto resumen de cinco mi­nutos (quizá después de una canción suave o un himno),que tratará de explicar en términos personales y simplescuál es el verdadero significado de la relación con Cristo ycómo se puede comenzar. Una oración personal para fina­lizar sería lo indicado. Inmediatamente después del serviciodebe darse oportunidad para aconsejar e invitar a aquellosque oraron esa oración personal a que lleven alguna litera­tura y cualquier otra ayuda que podría ser necesaria. En elambiente de una iglesia local, es prudente hacer esta invita­ción de una manera suave y sensible, comprendiendo todoslos temores e inhibiciones que la gente tiene cuando llegael momento de declarar abiertamente la fe personal. Almismo tiempo animar a la gente a dar un simple paso(como acercarse a retirar un tratado) puede ser una valiosae importante manera de sellar una nueva entrega a Cristo.Nuestra fe debe ser personal pero no privada, y la Bibliaindudablemente vincula la secreta creencia del corazón,con la confesión abierta de la fe. 9 Muchos que no estándispuestos a hacer esto, encuentran que su fe, a pesar deser genuina, inmediatamente se enfría y sólo comienza atransformarse en una fe cálida y viviente cuando esa confe­sión se hace pública.

Todo lo que tenga que ver con el proseguimiento es desuma importancia. El comienzo de una relación con Cristoes sólo un comienzo, y todos necesitan ser ayudados consi­derablemente luego de haber dado el paso inicial. General­mente en el servicio para invitados, no es necesario hacermucho en cuanto a consejos, a menos que surjan proble­mas especiales; lo que realmente se necesita son detallescomo nombre y dirección, edad aproximada y el vínculo

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con una iglesia (si lo hubiera). Los cristianos sabios y ma­duros deben tener un contacto personal lo antes posible,durante la semana, para así poder brindar amistad, ayudapráctica e instrucción simple sobre los fundamentos de lafe. Una carta del predicador enviada uno o dos días des­pués del servicio, con alguna literatura y notas de lecturasbíblicas, resulta también muy alentador.

La eficacia de un servicio como éste, depende natural­mente de una serie de otros factores que están detrás decualquier presentación colectiva del evangelio. En primerlugar, el amor y la armonía dentro de la iglesia misma sonvitales, y por lo tanto los problemas de relación deben sersolucionados. La preparación de un servicio especial debeincluir la curación de cualquier grieta, división o tensión,de lo contrario buscaremos el poder de Dios en vano. Sólocuando nos amamos unos a otros, Dios permanece en noso­tros y se revela a otros. Este principio es de particularimportancia para aquellos que estén jugando un papel pre­ponderante en el servicio: pastores, grupos de canto y dan­za, coro, etc. Pero es también importante para toda lacongregación.

En segundo lugar, la prioridad de la oración no se puederecalcar demasiado. Cuando sea posible, debemos dedicarun momento especial para la oración antes del servicio parainvitados, con intercesiones específicas y detalladas queabarquen todos los aspectos del servicio, y que se ore porlos invitados que vendrán. En toda tarea evangelizante labatalla es exigente y espiritual, porque "no tenemos luchacontra sangre y carne, sino contra principados, contra po­testades, contra los gobernadores de las tinieblas de estesiglo, contra huestes espirituales de maldad en las regionescelestiales".10 El no tomar esta batalla en serio y el noreclamar nuestra autoridad en Cristo sobre los poderes delas tinieblas más que seguro signifteará un fracaso en laevangelización. No estamos jugando con palabras, ni pode­mos esperar persuadir a los hombres y a las mujeres que

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salgan del reino de Satanás y entren al reino de Dios sim­plemente por usar métodos contemporáneos. En tercer lu­gar, ya que la adoración y la alabanza son poderosas en sí,los cantos e himnos no necesitan ir dirigidos a los de afue­ra. Un incrédulo, desde luego, no podrá compartir las pro­fundas convicciones que comúnmente se expresan en loscantos de adoración, pero si los cristianos se interesan poramar a Dios y adorar a Dios, la realidad de su presenciaserá comunicada eficazmente. Por cierto que sin su presen­cia el evangelio parecerá vacío e irreal.

Servicios familiares

Estos también han demostrado ser cada vez más popularesen los últimos años, y tienen un papel indiscutible en laobra evangelizante de la iglesia local. En grandes poblacio­nes donde la gente no tiene el hábito de ir a la iglesia, ellugar que ocupa la tradicional escuela dominical necesitaser reexaminado. Incluso escuelas dominicales grandes yaparentemente florecientes nos hablan de una alarmantedeserción después de los once o doce años con una canti­dad muy relativa de personas que continúan hasta alcanzarla plenitud en la vida de la iglesia, y extremadamente pocospadres que son realmente ganados para Cristo. Además,por más buena que sea la enseñanza del domingo para losniños, la influencia primaria y formativa vendrá indudable­mente de los hogares. El servicio familiar, sin embargo, sebasa en el principio de "alcanzar a los niños a través de lospadres", más bien que "alcanzar a los padres a través de losniños". Este ha sido uno de los principios detrás del cualsiempre estuvo la escuela dominical moderna. Aunque lautilidad del servicio familiar puede variar de una zona a laotra, es indudable que una buena cantidad de padres estáninteresados en que sus hijos tengan una base espiritual ymoral, aun cuando ellos mismos tengan poca o ninguna fecristiana personal. Además, ya que la familia como institu-

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ción se ve atacada de distintas partes, existe aún entre unaamplia sección de la sociedad cierto deseo de ir a la iglesiaen familia, siempre y cuando el sermón sea corto, simple yatrayente, con algo que sirva para toda la familia, por lomenos desde los cuatro o cinco años para arriba. En estaforma, muchos padres vienen a la iglesia por los niños; deno ser así no habrían pensado en venir si hubiesen enviadoa sus hijos a la escuela dominical. Por lo tanto este serviciose transforma en un medio eficaz para ganar familias paraCristo.

Ayudas visuales sencillas, equipos de proyección, cintasmagnéticas, drama, marionetas, coros, palabras cruzadas,familias que dirigen en oración, tal vez una orquesta infan­til, una máxima participación de los niños en la lectura delas lecciones y en la recogida de la ofrenda: estos y otrosingredientes pueden ayudar a que el servicio sea más atra­yente. Se culpa a veces a los servicios familiares de produ­cir una espiritualidad pueril: la dieta de leche del cristianis­mo que impide el verdadero discipulado y la madurez enCristo hasta de los adultos. El "alimento sólido" que seofrece es muy escaso, y esto redunda en una falta de creci­miento. Por cierto que estos peligros son reales, pero hastaun servicio familiar semanal puede jugar un papel de incal­culable valor si es una expresión genuina de la vida de lafamilia de Dios en ese sector, y si da lugar a una adoracióne instrucción adulta, grupos de estudios bíblicos, y un cre­ciente testimonio y servicio cristiano. Toda familia sanadebe disfrutar de los "momentos en familia", en los cualesparticipan todos, incluso el más pequeño. Claro, que lasconversaciones más serias y estimulantes son necesarias en­tre los adultos dentro del hogar, pero estos momentos dereposo deben ser una parte integral de la vida de una fami­lia. Lo mismo sucede en la iglesia. Además, si el estilo deenseñanza es simple, y las ilustraciones y las ayudas visua­les atraen a los niños, es posible, en el contexto del servi­cio, exponer casi cualquier verdad espiritual. El genio de

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las enseñanzas de Cristo estaba dentro de líneas similares: amenudo por medio de materiales naturales y visuales juntocon magníficos relatos cortos (parábolas), proclamaba losmás profundos principios del reino de Dios con una simple­za magnífica. Los niños y la gente común eran los que sejuntaban alrededor de El de tan buena gana: El hablaba sulenguaje en términos entendibles, a pesar de que los teólo­gos más eruditos del mundo han estado luchando con laprofundidad de su enseñanza desde entonces. 11

4. NUEVAS OPORTUNIDADES

Los hogares

Dedicarnos exclusivamente a los serviCiOS de la iglesia,cuando en la actualidad ésta es territorio extraño y prohi­bido para la mayor parte de la gente, significa desatender ala mayoría en cuanto a la evangelización. El hogar resulta,por lo tanto, el lugar más estratégico para compartir lasbuenas nuevas de Cristo. Este fue, por cierto, el modelo dela iglesia primitiva. Indudablemente que el escenario políti­co y la persecución, o la constante amenaza de ello, hacíanque cualquier otro lugar para anunciar el evangelio fuesevirtualmente imposible de utilizar; pero como MichaelGreen ha comentado: "En los tres primeros siglos, la iglesiacreció sin la ayuda de dos de nuestros más preciados instru­mentos: la evangelización en masa y la evangelización en laiglesia. Ellos en cambio, utilizaban el hogar" .12 Sin duda elhogar puede ser un ambiente relajado para el evangelio. Noimpone ningún estilo de adoración que resulte ajeno alincrédulo. Los malos entendidos y las dificultades puedenser aclarados. Cualquiera puede participar. Los testimoniosespontáneos de la iglesia pueden ser seguidos de una expli­cación simple del evangelio.

Como parte de su obra evangelizante de largo alcance, la

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iglesia debe establecer grupos familiares. Una de las señasverdaderamente saludable de la iglesia es el creciente núme­ro de grupos que se reúnen en los hogares; lógicamente, laestructura de estos grupos variará. Sin embargo, el esquemaque se desarrolla en una iglesia puede servir como guía.

13

En lo posible los miembros de cada grupo deben ser de losalrededores en parte para facilitar la amistad durante lasemana y a~í fomentar el verdadero sentido de comunidadque vela por los demás. Cuando existen varios grupos pe~­

tenecientes a una misma iglesia, las esferas de responsabI­lidad deben estar definidas de manera justa y cuidadosa,aunque siempre se necesitará cierta flexibilidad para satis­facer las necesidades especiales de algunas personas. Losgrupos tienen por objeto servir para diversos efectos inter­relacionados: para formar relaciones fuertes entre losmiembros en cuanto a compartir, ayudar, aprender, ani­mar exhortar y reprender (cuando fuere necesario); paraque'unos a otros se fortalezcan para el trabajo en la igle~ia;para ayudarse entre sí en el testimonio, en la evan~ehza­

ción y en el servicio dentro de cada sector; para estImularel estudio de la Biblia y la oración, y para compartir de lasEscrituras lo que Dios les ha venido diciendo a cada miem­bro durante el día o la semana; para ser sensibles a lasnecesidades de las otras iglesias en el sector; y para fomen­tar algún interés misionero. Es comprensible que no todoslos cristianos del sector que van a la misma iglesia querráno podrán venir a las reuniones de los grupos; en ese caso esmuy importante crear una amistad buena y amante dentrode lo posible. Cada grupo debe también trabajar y orarjuntos con el propósito de celebrar por lo menos una o dosreuniones de evangelización en las casas todos los años. Elnúmero de personas en cada grupo no debe bajar de ocho,y es muy valioso tener por lo menos dos casas disponiblespara las reuniones. No se debe permitir que crezca demasia­do, alrededor de doce es lo ideal, y como máximo absolu­to, veinte. Se pueden formar nuevos grupos ya sea por

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división (un grupo dividido en dos) o por multiplicación(dos grupos se transforman en tres). Cada grupo tendrá supropio líder o dirigentes, a pesar de que el cuidado pastoraldentro del grupo es de responsabilidad de todos sus miem­bros, para que el peso del trabajo no recaiga simplementeen el líder. Sin embargo, el líder debe ejercer el controlpastoral del grupo, ser responsable ante el pastor o su supe­rior en la iglesia, y estar dispuesto a concurrir a las reunio­nes regulares de dirigentes de grupo. Si no puede asistirdebe mandar a otra persona en su lugar. Estas reunionesson esenciales, en parte para preparar a los líderes y enparte para desarrollar una fuerte unidad entre los dirigentes.En efecto, la unidad de cualquier iglesia dependerá de launidad de dirección dentro de la iglesia. Un pastor sabiopasará mucho tiempo con la dirección, ya que ésta será laclave para el crecimiento y la expansión de toda la igle­sia. 14

Una reunión de evangelización familiar debe ser, comoes lógico, la preocupación de todo el grupo, y para muchosde sus miembros esto podrá ser su primera experienciatocante a la evangelización. 15 Cada persona debe ser alenta­da a pensar en aquellos a quienes puede invitar, y luego aorar por ellos regularmente antes de cada reunión. Las invi­taciones personales se deben hacer dos o tres semanas antesde la reunión y deben dar alguna indicación referente al pro­pósito de dicha reunión. El tema de la charla, por ejemplo,puede estar escrito en la tarjeta de invitación, y es pruden­te usar títulos generales tales como "Dios en la experien­cia", o "El enfoque de la fe". Un título más directo, como" ¡Necesitas a Cristo! ", resultará muy amenazante para losde afuera. Debemos elegir un orador que posea el don de lacomunicación dentro de los siguientes términos: no debeser un sermón y la charla no debe ser larga. Diez minutoses, por lo general, lo más indicado; el fin es provocar unadiscusión valiosa sobre el corazón de la fe cristiana. Tratende servir una taza de té o café mientras van llegando, y

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tengan lista una segunda taza que será servida en un mo­mento estratégico para llevar la discusión general hacia gru­pos más pequeños.

Para que una reunión de este tipo se desarrolle sin nin­gún inconveniente debemos tener en cuenta una serie dedetalles sorprendentemente pequeños. Cuando organice­mos una reunión en un hogar que no sea el nuestro, discu­tamos todos los arreglos con el dueño o dueña de casa paraque ellos no se sientan nerviosos por no saber qué esperar;oremos con ellos. Estamos en el lugar un momento antes, yvemos si las sillas están bien colocadas para que permitanuna máxima comunicación y un buen control de la discu­sión. Tengamos a mano libros y folletos y coloquémolos enlugares adecuados. Mantengamos la reunión en un climainformal y sin tensiones para dar lugar a una discusiónlibre. Tengamos cuidado con los que distraen la atencióncon preguntas tales como: "¿Y qué del sufrimiento? " "¿Yqué de aquellos que nunca han escuchado? " "¿Y qué de lapredestinación?" "¿Fue Dios un astronauta?"; apren­damos a manejar con habilidad las clásicas objeciones a lafe cristiana que surgen con asiduidad. Cuidémonos de do­minar la conversación; tratemos de derivarla hacia otroscristianos, y apoyemos los testimonios personales. Estoshablarán con más elocuencia que cualquier argumentoacerca de Cristo dado por alguien que es obviamente un"profesional". Cuando la reunión principal se haya termi­nado, demos tiempo para la evangelización personal, yaque ésta será la parte más fructífera de toda la noche. Aesta altura permitamos que el Espíritu guíe: algunos po­drán estar listos para que oremos con ellos, a otros les serábeneficioso que los visiten durante los días subsiguientes.Pero seamos sensibles a la gente como gente. Nunca impon­gamos nuestra persona o el evangelio a aquellos que aun noestán listos. Recordemos que la evangelización es la obrasoberana del Espíritu de Dios, desde el principio hasta elfm; a lo sumo podremos cooperar con El como "trabaja-

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dores juntamente con Cristo".Por lo general resulta de mucho valor cuando equipos de

cristianos pertenecientes a una iglesia visitan otras iglesias,viven (si es posible de a dos) en los hogares de la gente deallí, comen con ellos, oran con ellos, dirigen reunionesfamiliares con ellos, y juntos comparten a Cristo; si esposible durante por lo menos una semana, tal vez dos. Sieste equipo está sustentado por la oración de su iglesiamatriz, la bendición puede ser inmensa. Además, este tipode misión evangelizante, tiene la ventaja adicional de sercomparativamente fácil de organizar, no resulta caro, es deun estilo natural, es eficaz para alcanzar a los de afuera, yes excelente para preparar cristianos comunes en la evange­lización. Aquellos que tengan el don especial de la predica­ción del evangelio serán invitados para los servicios deldomingo, los cuales deberán ser dedicados a la siega.

Las visitas

En los últimos años han aparecido varios planes, y de elloslos más conocidos son: Evangelismo a fondo en latinoaméri­ca, 16 y el Evangelismo explosivo en la Florida. 17 Los deta­lles de estos esquemas se pueden hallar en otros lados, perotienen la ventaja de tratar por todos los medios de movili­zar toda la iglesia en su tarea evangelizadora y de extraerde algunos, los dones para la evangelización que quizá mu­chos no sabrían que estaban allí. Sin embargo, en términosgenerales, aunque pueda tener cierto valor el hecho de gol­pear en todas las puertas en un sector determinado a inter­valos regulares, la visita selectiva será por lo general la másfructífera. Será muy positivo dedicar tiempo para prose­guir aquellos contactos que ya hayan sido hechos comoresultado de bautismos, casamientos, funerales y visitas oca­sionales a los servicios de la iglesia. A menudo, estos con­tactos nos indicarán si el Espíritu de Dios ya está trabajan­do, y el tiempo dedicado a estos hogares será indudable-

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mente más provechoso que las horas y horas que usamos"vendiendo fe a los escépticos". Por supuesto que el traba­jo paciente y más exigente de ir puerta por puerta puedetraer a luz un número de personas que tienen hambre deDios y que de otro modo nunca serían alcanzadas; por lotanto no debemos despreciar ni rechazar este sistema. Peromi experiencia es que rara vez resulta fructífero; cada igle­sia debe determinar constantemente sus prioridades en tér­minos de la evangelización. A través de los informes de losevangelios es evidente que Jesús frecuentemente se concen­traba en un individuo necesitado, o en doce discípulos.Para El, esto era generalmente más valioso que desparramarsus energías de una manera superficial entre las multitudes.

La literatura

Los más eficaces movimientos políticos y religiosos siem­pre han conocido el poder de la página impresa. Lo que elhombre piensa está generalmente determinado por lo quelee. La influencia de los medios publicitarios en las vidas dela gente hoyes incalculable. Por esta razón el obispo JohnTaylor ha escrito:

Hay días cuando odio la palabra impresa. La letra impre­sa se altera para convencer a la gente de lo que no esverdad, para despertar temores innecesarios, apetitos yenojos, para desviar la atención de cosas que deben serpuestas en tela de juicio, y fomentar un enfoque trivialde todas las cosas importantes... El único antídoto paralas mentiras es publicar la verdad: hechos verdaderos,interpretaciones verídicas, valores verdaderos, emocio­nes verdaderas, objetivos verdaderos.

La mayor parte del material que la gente ve por televi­sión, oye por la radio o lee en los diarios, es completamen­te diferente de las verdades y pautas de la palabra de Dios.

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Hay por lo tanto una necesidad imperiosa de usar unaliteratura atractiva y apropiada para alimentar las mentesde millones de personas en todo el mundo que están expe­rimentando un "hambre... de oír la palabra de Jehová".18En la iglesia, el dinero que se gasta en libros, folletos ydiarios evangelizantes es dinero bien invertido, siempre ycuando esta forma de literatura signifique buena comunica­ción.

Los casetes

El buen uso de cintas grabadas y casetes, y de la radio, sonun arma de alcance para la tarea de la iglesia. En Yorkcomenzamos una colección de cintas grabadas de orígenesmodestos; la iniciamos casi por accidente. En tres o cuatroaños estábamos sacando arriba de mil casetes por año, lamayoría de los cuales tenían que ver en forma directa oindirecta con la evangelización. Sé de iglesias que sacanveinte mil cintas por año, o más. Este puede ser un simplepero extraordinariamente poderoso medio de comunicar elevangelio a grupos que se reúnen en los hogares o en formaindividual y que de otro modo oirían muy poco acerca delamor y la verdad de Jesucristo.

5. VIDAS NUEVAS

En cualquier iglesia el trabajo de la juventud es de unaimportancia crucial para el futuro. Una iglesia que descuidaa la juventud es una iglesia que se muere. Para que unaiglesia sea apropiada para la juventud, debe actualizarse.Debe cambiar, por lo menos en cierta medida, al ritmo delos cambios de la cultura; debe ser fresca y flexible en lapresentación del evangelio; debe dar lugar a que la juven­tud desempeñe puestos de responsabilidad, dirección y mi­nisterio; debe alegrarse cuando la juventud no sólo toma ellugar de otros ancianos sino que realiza el trabajo con más

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eficacia. Debe dar libertad a los mejores líderes para quedediquen a los jóvenes el máximo de tiempo y atención;debe ser comprensiva al enfrentarse con el fervor inmadu­ro, la energía mal dirigida, o el daño a los bienes de laiglesia; debe tener a toda costa, un amor inquebrantablehacia la juventud para que ellos sepan que realmente sonqueridos dentro de la familia de Dios. Una iglesia que noestá dispuesta a hacer esto, está cavando su propia fosa.Además, los pastores y líderes de la iglesia deben aprendera escuchar. ¿Cuáles son las preguntas que hacen los jóveneshoy? ¿Qué problemas encuentran con la iglesia? ¿Quécosas consideran inadecuadas? ¿Cuáles son los problemasde la sociedad y del mundo que realmente les preocupa?¿Cuáles son las amarguras y las frustraciones de sus propioscorazones? ¿Cuáles son las tentaciones y frustraciones queenfrentan? ¿Qué cosa influye en ellos? ¿Cómo se les pue­de comunicar el mensaje de Cristo de una manera quetenga sentido? ¿Y quiénes dentro de la familia de la igle­sia, han recibido los dones de Dios para relacionarse conellos? Estos miembros deben recibir todo el apoyo posiblepara que se entreguen de todo corazón a la tarea de cons­truir la iglesia de mañana. Sé de varios clérigos o pastoresque prefieren emplear de lleno a un director de jóvenes,que se pueda concentrar en esta obra, en vez de un asisten­te o pastor auxiliar que muy bien podría dedicarse a unavariedad de otras responsabilidades.

6. EL CRECIMIENTO DE LA IGLESIA

La revista Decisión realizó una investigación, durante unperíodo de varios años, en iglesias locales (en Norteaméri­ca, Australia e Inglaterra) que habían experimentado uncrecimiento notable. Descubrieron ciertas característicascomunes a todas esas iglesias:

La oración. Todas estas iglesias daban tanta importancia

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a la oración que podría decirse que no se hacía nada deimportancia en la vida de la iglesia sin oración. Mediasvigilias de oración, oraciones a la hora del desayuno,oraciones con el personal, retiros de oración, sesiones deoración diarias y especiales, servicios de sanidad, imposi­ción de manos; todas ellas formaban parte de la norma,según la iglesia.El testimonio. Una buena parte de la congregación esta­ba activamente comprometida en compartir con los de­más un conocimiento personal de Cristo. Esto se hacíamediante el trabajo individual, a través de grupos peque­ños, equipos de visita y penetración, o en la vida corpo­ral de la iglesia.Conversiones. En estas iglesias la gente se convertía se­manalmente e incluso diariamente (Hechos 2:47). Enmuchas de ellas había una expectativa santa cada vezque la congregación se reunía. La gente se preguntaba:"¿Quién será el próximo? " Tenían equipos formadospor laicos y jóvenes que conducían a otros a Cristo, nosólo en el barrio, sino en lugares tan alejados como Ha­wai, Corea y Japón.El gozo. A la gente le gustaba atravesar las puertas de laiglesia; era un lugar agradable donde estar. Pero era algomás que un ambiente de club; la gente hablaba del Se­ñor, contaban acerca de oraciones contestadas, alababana Dios.Las Escrituras. Todo el programa educacional de la igle­sia giraba alrededor de la Biblia. No sólo los pastorespredicaban a base de las Escrituras, la gente aprendía ausarlas a través de la preparación para el discipulado.Todas estas iglesias aceptaban la autoridad absoluta delas Escrituras.Predicaciones. Los mensajes que se daban desde el púl­pito estaban bien preparados, basados en la Biblia, bienbosquejados y con ilustraciones eficaces. El predicadorhacía sus tareas.

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Alcance. La iglesia hacía fuertes inversiones en las activi­dades misioneras nacionales e internacionales. Algunasse hallaban comprometidas en una obra en los barrioscéntricos de las ciudades, otras, en ministerios especialespara los sordos, los retardados, los ancianos, los turistasen las playas. Los gastos estimados para la actividad mi­sionera alcanzaban e inclusive sobrepasaban el cincuentapor ciento del presupuesto.La vida familiar. Cada congregación cultivaba un cálidoambiente familiar dentro de la iglesia. Aunque los miem­bros crecían, el equipo pastoral se las arreglaba para darla impresión de estar ministrando a una pequeña e ínti­ma familia.El liderazgo. El aire temperamental y vanidoso estabaausente de la dirección de la iglesia. Un espíritu bonda­doso y recíproco penetraba las relaciones pastorales y sefiltraba a través de la congregación.El amor. La cualidad más importante común a todas lasiglesias era el espíritu de amor que abrazaba cada uno delos que atravesaban las puertas de la iglesia, sin conside­ración de posición, rango, color de la piel o estilo devida. No había barreras ni máscaras; la gente estaba dis­puesta a sobrellevar las cargas de los demás. El amor delos pastores hacia los demás se expresaba, se aceptaba yse devolvía.

El informe continuaba diciendo que indudablementeexistían otros factores comprometidos en el crecimientode estas iglesias, pero que estos diez puntos parecían ser departicular importancia. "Creemos", finalizaba el informe,"que si cada iglesia se propone seguirlos con ahinco, verá aDios bendecir con un sólido crecimiento lleno del Espíri­tu",

Capítulo 9

Culto y evangelización

EN su PRIMERA CARTA, Pedro escribe que aquellos que seacercan a Cristo tienen una doble prioridad: primero la deadorar y segundo la de testificar.

Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamentepor los hombres, mas para Dios escogida y preciosa, vo­sotros también, como piedras vivas, sed edificados comocasa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrifi­cios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucris­too .. Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio,nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anun­ciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas asu luz admirable. 1

De manera que hay un estrecho vínculo entre adorar ytestificar, la adoración y la evangelización, la adoración yel servicio. Tanto el idioma hebreo como el griego usan unapalabra principal que podría traducirse por adoración o

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trabajo.* Sin embargo, la importancia de la adoración en laesfera de la evangelización muchas veces ha sido descuida­da. En el informe de la página 1.470 del Congreso de Lau­sana para la Evangelización Mundial, por ejemplo, hay sólodos cortos párrafos específicamente sobre la adoración. Sinembargo, en muchas oportunidades he observado el estre­cho vínculo entre la alabanza de Dios, cuando está marca­da por la frescura y libertad de la presencia del Espíritu, yuna evangelización vigorosa. Muy a menudo durante unservicio de comunión (iglesia anglicana, serie 3, por ejem­plo) en el cual tanto el servicio como el sermón estabandirigidos casi exclusivamente a los creyentes convencidos,he visto a hombres y mujeres transportados a la fe deCristo, mayormente por la alabanza del pueblo de Dios.

¿Qué es entonces la adoración? No siempre se compren­de bien. En una conferencia de cinco días dedicada a líde­res cristianos me di cuenta de que, luego de cuatro días deconferencias, seminarios y estudios bíblicos, como grupono habíamos realmente adorado ni una sola vez a Dios enalabanza. Hablé con el dirigente de la conferencia sobreesto. Estuvo de acuerdo conmigo acerca de este descuido.¡Finalmente se decidió tener media hora dedicada al cantode himnos antes de la siguiente sesión! Se me cayeron lasalas del corazón, y comprendí más que nunca la importan­cia vital de por lo menos gustar un poco del sabor de laverdadera adoración en esa conferencia particular.

William Temple da una de las más famosas y compren­sibles definiciones de la adoración:

La adoración es el rendimiento de toda nuestra natura­leza a Dios. Es avivar la conciencia a través de su santi­dad; nutrir la mente con su verdad; purificar la imagina­ción por su hermosura; abrir nuestro corazón a su pro­pósito: y todo esto unido en rendir culto, la emoción

"'abad, latreuo

Culto y evangelización / 185

más desinteresada de la que nuestra naturaleza es ca­paz.2

Es bueno notar que esta misma definición puede aplicarsemuy bien a la evangelización.

El Nuevo Testamento, en realidad, habla de tres aspectosprincipales de la adoración, que son diferentes pero estánestrechamente relacionados. Primero, hay adoración pormedio de nuestros cuerpos. Pablo, después de explayarsesobre la inconmensurable gracia de Dios hacia los pecado­res, llega a un práctico y obvio desafío: "Así que, herma­nos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéisvuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios,que es vuestro culto racional".3 La frase "sacrificio vivo"debe haber sido especialmente sorprendente para los ju­díos, que por siglos estuvieron acostumbrados a la idea deun sacrificio muerto: era la máxima ofrenda a Dios, la totalentrega de una vida, sin reservas. Claro que esto no seráfácil; pero como declaró en una oportunidad el rey David:"no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no mecuesten nada".4 Un sacrificio inevitablemente será costo­so, y "sacrificio vivo" implica que continuará siendo costo­so y doloroso; pero adoración significa reverenciar, y sólopodemos traerle la respuesta total de nuestras vidas: nadamenos que esto es digno de Dios quien dio a su unigénitoHijo. Pablo entonces continúa en el resto de Romanos,capítulo 12, revelando lo que la adoración de Dios realmenteimplica. Significa no estar conformados a este mundopero ser transformados por la continua renovación de nues­tras mentes de acuerdo a la voluntad de Dios. Significa usartodo don divino para edificar el cuerpo de Cristo: profecía,servicio, enseñanza, compartir, ayudar, o lo que fuere. Sig­nifica amor genuino, dádiva generosa, cálida hospitalidad,relaciones armoniosas, permanente perdón, y más y másamor. La adoración no es estar ocupado una hora o dospor semana en un edificio religioso; es la devoción de toda

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una vid~. A~Uí tenemos mucho que aprender de los gruposrevoluciOnanos de hoy. La adoración se definió como lasumisión de todo el ser hacia el motivo de la adoración, yhay muchos en el mundo que están dedicando todo alpartido o a la causa. Esto siempre ha sido el principio detoda revolución eficaz.

¿Quién pudo predecir que un pequeño grupo de discí­pulos en Pentecostés finalmente conquistarían el pode­roso Imperio Romano? Había sólo ciento veinte deellos entre el apreciable número de cuatro millones dejudíos en Palestina. Es una proporción de 1 a 33.000.Como si hubiese solamente 6.000 creyentes en todo losEstados Unidos. Uno por ciento de los rusos produjeronla Revolución Rusa. El nazismo fue siempre minoríahasta que fue demasiado tarde. Un dirigente de los estu­diantes radicales de izquierda hace poco le dijo a BillyGraham, que estaban tratando de disminuir el movi­miento en las dos terceras partes, hasta conseguir ungrupo dedicado de seguidores adiestrados y disciplinadosque pudieran llevar a cabo la revolución. 5

Tal dedicación es un aspecto vital de la adoración.Segundo, hay adoración por medio de nuestra alabanza.

En. un solemne pasaje que habla acerca del sufrimiento porCnsto, de la disciplina por Dios, de la obediencia a losdirigentes y de las injurias soportadas por amor al Maestroe.l escritor a los Hebreos pasa a decir: "Así que, ofrezcamo~Siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza esdecir, fruto de labios que confiesan su nombre". 6 Induda­blemente, en una situación dura y dolorosa, habrá pocodeseo espontáneo y abundante de alabar al Señor. Por esose nos llama a ofrecerle un sacrificio de alabanza: "Grandees Jehová, y digno de ser en gran manera alabado" dice elsalmista.7 Lo alabamos, no porque tengamos gana~ de ha­cerlo, ni necesariamente porque recordemos algunas de las

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cosas maravillosas que hizo por nosotros, sino sencillamen­te porque El es el Señor y por ende siempre digno denuestra alabanza. Lo alabamos por su majestad y sobera­nía, porque es infinito en sabiduría y glorioso en poder,constante en su amor e incesante en su misericordia. Cuan­do le ofrecemos la alabanza de nuestros labios con el moti­vo de glorificarlo, Dios siempre honrará esa ofrenda. Puedeque venga sobre nosotros en refrescante amor y poder,para moverse con libertad entre nosotros por su Espíritu.Otros podrán tomar conciencia de la presencia de Dios, talvez por primera vez, y esto los predispondrá para recibir lapalabra de Dios y la verdad de Dios. En numerosas ocasio­nes, luego de un tiempo de genuina y poderosa adoración yalabanza, me ha resultado mucho más facil proclamar lasbuenas nuevas de Jesucristo. Es como si pudiese decir:"Aquí está la verdad que ya, en alguna manera, habéisvisto y oído"; y es significativo que Pedro pudiese decirprecisamente eso a la multitud en Pentecostés. Cuando losdiscípulos fueron llenos del Espíritu Santo y fueron capa­ces de alabar a Dios en lenguas dadas a ellos por el Espíri­tu, Pedro siguió explicando a todos de qué se trataba. Susermón no era cuestión de palabras huecas o doctrinas teó­ricas; en su predicación de Cristo estuvo capacitado paradecir: "habiendo recibido del Padre la promesa del Espíri­tu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís".8 Fueen el derramamiento del Espíritu Santo, con la consiguien­te alabanza más efusiva, que Dios ya se había manifestado.Qué impresionante fue entonces predicar acerca de lo queya ellos mismos habían sido testigos, aunque la realidad delo que habían visto y oído necesitaba ser interpretada.Héctor Espinoza lo resume bien en estas palabras:

La adoración debería funcionar como el medio por elcual el pueblo de Dios se edifica en el Espíritu paramoverse dentro del mundo no redimido, con un autén­tico y eficaz testimonio hacia la realidad de Dios y a su

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gran amor dado a conocer por medio de Jesucristo. Enel curso de la adoración, si bien está dirigido principal­mente a las necesidades del creyente y representa la ex­presión hacia Dios del pueblo del Señor, el incrédulobien puede captar la visión de Dios y así ser traído a lafe. 9

Los judíos tenían tres palabras principales para la ala­banza, y el significado principal de estas palabras es: "ha­cer ruido" (generalmente con la voz humana), "tocar uninstrumento" y "mover el cuerpo"'* El canto siempre hasido un instrumento básico de alabanza, y aunque deberíahaber algún contenido teológico en una canción antes deser aceptada como válida expresión de alabanza, hay algoque decir respecto del valor de la meditación cantada sobrela naturaleza y el carácter de Dios, particularmente en es­tos días cuando el énfasis en el mundo está puesto en lavelocidad. Es así como puede haber un verdadero lugarpara los coros de adoración simples y muchas veces repe­tidos, siempre que esto siga siendo adoración genuina y novana repetición. Después de todo, en el Salmo 136 laspalabras "Porque para siempre es su misericordia" están nomenos de veintiséis veces; y en la mayoría de nuestroshimnos de Pascua florida, la palabra ¡Aleluya! se cantarepetidas veces. En algunos círculos ha habido una injustay bíblicamente injustificable resistencia hacia los simples yrepetitivos coros de adoración, aunque indudablementehay algunos peligros obvios que necesitan ser contempla­dos.

Cuando se trata de "tocar un instrumento", virtualmen­te cualquier instrumento puede ser traído en alabanza aDios: el Salmo 150 habla de trompetas, cítaras, arpas, pan­deros, cuerdas, flautas y címbalos resonantes, todos unidosen la adoración de Dios. La mayor parte de las congrega-

". halal, zamar, yada

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ciones suelen tener una variedad de personas que pueden asu vez tocar instrumentos variados, pero que están pasiva­mente sentados en sus bancos, mientras un hombre dominala escena en el órgano. Cuánto mejor es usar los dones queDios ya ha otorgado y estimular una participación al máxi­mo..

Respecto a "mover el cuerpo", puede que sea necesarioobservar con más detalles el asunto de la danza en la adora­ción. j Un número de obispos en el siglo XV trataron deacabar con la danza en la iglesia, pretextando que fue debi­do a la danza que Juan el Bautista perdió la cabeza! No heescuchado actualmente usar ese argumento, pero aún exis­te una considerable sospecha, cautela y temor entre algu­nos cristianos, a medida que la práctica de la danza estálentamente volviendo dentro del contexto de la adoración.Indudablemente la danza era una parte natural y regular dela adoración en los días del Antiguo Testamento, y posible­mente en los días del Nuevo Testamento también. Es siem­pre peligroso discutir desde el silencio (no hay nada precisoacerca de la danza en el Nuevo Testamento), pero al menosno hay nada que sugiera que esta práctica que había sidoparte integral de la vida religiosa del pueblo de Dios pormuchos siglos, haya cesado, y sería en efecto extraño quetuviese que cesar, ya que Cristo vino a traer abundancia degozo y el vino del Espíritu. Claro que la iglesia primitiva notenía edificios en donde reunirse, y sin duda los hogaresrelativamente reducidos de los creyentes hacía que la dan­za resultara difícil. Entonces no nos debe sorprender quees sólo en el siglo IV, cuando los edificios de las iglesiascomenzaron a edificarse, que tenemos una clara evidenciade la danza como forma auténtica de adoración cristiana.

Al recurrir a las Escrituras, vemos puntos que valen lapena notar acerca de la danza. Primero, la danza era algu­nas veces profética en sus asociaciones. No fue accidental,por ejemplo, que fuese Miriam la profetisa quien guió ladanza luego de cruzar el Mar Rojo. La danza fue una forma

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usada por Dios para hablarle a su pueblo, yeso aun escierto en estos días. Cuando el Espíritu de la profecía cayósobre el rey Saúl, se vio envuelto en una danza febril, sinembargo no era meramente éxtasis, sino verdadera comuni­cación entre Dios y su siervo. La danza puede "decir"cosas en ciertas situaciones más allá del alcance de meraspalabras. Segundo, la danza comprendía un grupo de muje­res (como en Exodo 15:2~2l), pero no siempre. El reyDavid, y posiblemente otros reyes también, danzó delantedel Sefior. Fue despreciado por Mical por su entusiasmo enla adoración, pero él contestó que lo hizo "delante deJehová... danzaré delante de Jehová". 1O La principal pa­labra hebrea equivalente a una fiesta peregrina es hag, yalgunos comentaristas sugieren que este término surgió acausa de la danza de los peregrinos. Así en el Salmo 42,por ejemplo, el salmista recuerda cómo en una oportuni­dad él los condujo (¿danzando?) "hasta la casa de Dios,entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta"(el festival de procesión y danza, hogeg).

Tercero, la danza muchas veces era el punto culminantede la adoración. Después que Moisés y la gente cantaronuna canción al Sefior, María y "todas las mujeres" tomaronla misma canción y la llevaron a la culminación en la dan­za. La danza, cuando es una interpretación de una canciónde alabanza, es como un discante en movimiento. Cuarto,la danza era una forma reconocida de proclamar las buenasnuevas de Dios, y por tanto, debería estar correctamenteligada con la evangelización. Tanto que algunos danzanteseran llamados "evangelizantes". Por ejemplo, en el Salmo68: lIs leemos: "el Sefior daba palabra; había grande mul­titud de las que llevaban buenas nuevas: Huyeron, huyeronreyes de ejércitos". Aquí la palabra hebrea "de las quellevaban buenas nuevas", es el femenino de la palabra"evangelizante"; y una mejor traducción del versículo 11podría leerse: "numerosa es la compafiía de mujeres quepublican las buenas nuevas". En la práctica, las buenas

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nuevas de la victoria de Dios eran proclamadas en una granprocesión guiada por mujeres, algunas de las cuales eranprofetisas, las que cantaban y danzaban. Esta era una for­ma dada por Dios, por la cual el Espíritu divino alentaba ala gente con el sentido de la presencia y el poder de Dios, yen consecuencia las encaminaban hacia la adoración. Aquítodas las facultades de la mente, alma y cuerpo estabanunidas en alabanza, y ésta era una forma auténtica de gozary compartir la experiencia del Dios viviente. "El llamado yel impulso a gozar del Dios manifiesto corren como unadescarga eléctrica por profetas, sacerdotes, salmistas, músi­cos y danzantes hacia toda la 'familia de Sion' ".1 1 Másaún, esto está lejos de ser puramente un detalle históricointeresante de la cultura israelita. Ultimamente en numero­sas oportunidades he sido testigo del mismo movimientodel Espíritu de Dios a través del canto y la danza manco­munados, que surgen al compartir juntos las vidas en Jesu­cristo. No sólo ha estimulado al pueblo de Dios a la adora­ción y alabanza, sino que los de afuera sin creencia alguna,muchas veces han probado, tal vez por vez primera, algodel gozo y la presencia del Dios viviente.

La adoración, entonces, comprende nuestros cuerpos ynuestra alabanza. En tercer lugar, hay adoración por mediode nuestras posesiones. "Y de hacer bien y de la ayudamutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agradaDios".12 La iglesia del Nuevo Testamento se destacaba poruna gran generosidad, y esto era un claro indicio de lagracia de Dios en la vida de la iglesia. Pablo describe laasombrosa forma de dar de los cristianos en Macedonia:"que en grande prueba de tribulación, la abundancia de sugozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de sugenerosidad. Pues doy testimonio de que con agrado handado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuer­zas".13 Pablo usa este ejemplo para incitar a la iglesia deCorinto a abundar "también en esta gracia". Porque, comoluego observa, "la ministración de este servicio [leitourgia.

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de donde se origina nuestra palabra liturgia] no solamentesuple lo que a los santos falta, sino que también abunda enmuchas acciones de gracias a Dios; pues por la experienciade esta ministración glorifican a Dios por la obediencia queprofesáis al evangelio de Cristo".t 4 Un severo crítico de laiglesia en una oportunidad explicó lo que confirmó su posi­ción como incrédulo: "La iglesia nunca ha aprendido elsecreto de la comunidad". Y sin embargo esto fue induda­blemente la parte más importante del gran aliciente de laiglesia del Nuevo Testamento. Eran de un corazón y alma,y en lugar de afecto a sus posesiones personales teníantodo en común, por lo cual "no había entre ellos ningúnnecesitado". Su comunión de amor en Cristo era la másclara demostración de la verdad del evangelio. Por eso esque Cristo destacó que el amor mutuo era el nuevo manda­miento dado a sus discípulos, y debía ser la característicaque los distinguiera. Un radiante amor hacia Cristo y hacialos congéneres cristianos es la señal más segura de la pre­sencia del Espíritu, porque el amor es de Dios. No haytestimonio más poderoso que la comunión de creyentescuyo resultado, sin lugar a dudas luego de dolores y sufri­mientos, prueba y tentaciones, sea una auténtica comuni­dad de amor.

Una obvia expresión de esto es la familia extendida. Noes la única expresión de una comunidad solícita, ni el me­jor molde para todas, pero es una buena y justa forma devivir como cristianos y que está creciendo en algunas igle­sias.

El desarrollo más famoso tal vez haya sido el que tuvolugar en la Iglesia del Santo Redentor en Houston, Tex-

15 t· 1 .as, pero o ras 19 estas y comunidades han experimentadotambién el valor considerable (y algunos peligros) que en­cierra este particular estilo de vida. Generalmente algunaspersonas solteras, divorciadas, o viudas, vienen a compartirsus vidas con un núcleo familiar; o tal vez varias personassolteras viven juntas; o tal vez dos o más familias se juntan.

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De esta manera es posible vivir más simple y económica­mente (algunas familias desarrollan el principio de una bol­sa común), y este hecho libera tanto el dinero como elpoder humano para el trabajo del reino de Dios. Algunosmiembros de la casa son los que ganan el pan, para darlibertad a otros a que se dediquen exclusivamente a laiglesia. Es una excelente manera de aprender lecciones bási­cas acerca del cuerpo de Cristo, como el entregarse unos aotros, y al espíritu de servicio; proporciona sostén tanto alos comprometidos con un ministerio exigente, o paraaquellos con necesidades especiales; tiene un gran potencialcurativo y puede ayudar a fortalecer a los individuos parael servicio de la iglesia; puede hablar poderosamente delamor y la realidad de Cristo en el mundo. Sin embargo, seaque el crecimiento de la comunidad implique el que cristia­nos se junten bajo un mismo techo o no, el compartir unoscon otros lo que tenemos, es un sacrificio "agradable aDios", y por ende un ingrediente de la adoración.

La verdadera adoración, que puede jugar una parte tanimportante en una eficaz comunicación y evangelización,es así un asunto completamente acabado. El canto, si estádivorciado de la entrega de nuestras vidas y el compartir denuestras posesiones, puede ser superficial y engañoso; serádifícil que comunique algo de la realidad de Cristo. Elservicio sacrificado y la dádiva generosa requieren el calorde la alabanza genuina antes que el amor de Cristo seacomunicado. Los tres aspectos de la adoración son impor­tantes. Además, es interesante notar cuantas veces en laBiblia la adoración está directamente asociada con una de­mostración del poder de Dios. Por ejemplo, en la construc­ción del Templo, el rey David guió al pueblo de Dios a daruna ofrenda extremadamente sacrificada, tanto de sus po­sesiones como de sus vidas: "de todo corazón ofrecieron aJehová voluntariamente".16 Por lo tanto, al tener estocomo fundamento de su adoración, no es sorprendente queel sacrificio de alabanza se manifestase a través del poder y

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la gloria del Señor. "A medida que alzaban la voz contrompetas y címbalos y otros instrumentos de música, yalababan a Jehová... la casa se llenó de una nube, la casade Jehová. Y no podían los sacerdotes estar allí para minis­trar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová habíallenado la casa de Dios".l? Y en otra oportunidad, cuandolos hijos de Israel bajo la dirección de Josafat se enfrenta­ron con un ejército abrumadoramente poderoso, no hubodudas sobre la consagración de sus vidas a Dios; estabandispuestos a dar sus vidas por amor a El. Sin embargo, sepostraron delante del Señor, y lo adoraron; y enviaroncantores delante del ejército para que continuasen alaban­do al Señor como señal de su confianza en El y de su fe enla promesa que Elles había dado de su victoria. "Y cuandocomenzaron a entonar cantos de alabanza", el Señor derro­tó al enemigo en un despliegue extraordinario de su po­der. l8

Al volver al Nuevo Testamento, notamos el mismo im­pacto de la alabanza con el trabajo evangelizante de laiglesia. Ya hemos visto en Hechos, capítulo 2, el claroejemplo en el día de Pentecostés. Luego, en Hechos, capí­tulo 4, cuando los mismos gobernantes que habían dadomuerte a Jesús, intimaron a Juan y a Pedro a no enseñarmás en su nombre, ellos se juntaron con el resto de losdiscípulos para orar. El tema de sus oraciones era la íntimaconfianza en el soberano Señor. Lo alababan porque El erael Dios de la creación, el Dios de la revelación, y el Dios dela historia. Lo alababan porque aún los poderosos enemi­gos de Jesús podían hacer sólo lo que su mano y su planhabía predestinado que sucediese. Pero ellos no dejaronesto librado a ese momento de alabanza. Tampoco le pidie­ron seguridad ni la intervención directa y espectacular deDios en la situación peligrosa en que se encontraban. Encambio, le pidieron a Dios que les ayudara a hablar supalabra con todo denuedo, confiando que El extendería sumano para sanar y confirmar su palabra con señales y pro-

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digios. Luego fueron llenos del Espíritu Santo y hablaronla palabra de Dios con denuedo. Además, en medio de esacomunión llena de amor, ellos compartían su dinero y susposesiones; tenían todas las cosas en común. En otras pala­bras, aquí había una ilustración maravillosa de la adoraciónpor medio de la alabanza, de sus vidas y de sus posesiones;y no es sorprendente que, en ese contexto, "con gran po­der los apóstoles daban testimonio de la resurrección delSeñor Jesús".

En Hechos, capítulo 13, encontramos una situación si­milar. Fue mientras los maestros y profetas de la iglesia enAntioquía estaban alabando al Seftor y ayunando, cuandoel Espíritu Santo les dio instrucciones acerca de su próxi­mo paso misionero. Como parte del sacrificio vivo de susvidas obedecieron instantáneamente, y luego de más ayunoy oración enviaron a Bernabé y a Saulo para la tarea queDios les había encomendado: un sacrificio no sólo paraBernabé y Saulo, sino también para la iglesia de Antioquíaque estaba dispuesta a dejar en libertad a estos líderesclaves de su comunión. No es de extrañarse que Dios conti­nuara honrando esa adoración, y que en cierto lugar sejuntara "casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios": elimpacto que produjeron para Cristo fue tremendo. Nueva­mente, en Hechos, capítulo 16, encontramos a Pablo y aSilas orando y cantando himnos a Dios en la prisión y amedianoche. Este debe haber sido un gran sacrificio dealabanza, ya que acababan de ser castigados con muchosazotes y sus pies estaban sujetos en el cepo. No obstante,Dios honró sus alabanzas, y cuando un "gran terremoto"produjo una gran confusión en la cárcel, es comprensibleque el carcelero, lleno de temor, buscara a Pablo y a Silas yles preguntara: "¿Qué debo hacer para ser salvo? " No esexagerado decir que esta oportunidad evangelizadora seprodujo en parte como resultado de la alabanza.

Evidentemente sería incorrecto valerse de la adoracióncomo instrumento para la evangelización. Primero de todo,

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la verdadera adoración debe estar siempre dirigida haciaDios, si bien la adoración, en términos de servir y dar,puede ser de mucha bendición para los demás. Pero cuandohacemos nuestra la adoración y cuando no tenemos ver­güenza del hecho de estar enamorados los unos de losotros, por cierto que esto puede ser muy poderoso. Elmundo de hoy está hambriento de amor, sofocado conpalabras, despojado de gozo, y carente de paz. Así pues,"una comunidad que alaba, predica para que sean contes­tadas las preguntas formuladas por medio de su alabanza".Con frecuencia sucede que la evangelización actual se debi­lita a raíz de la reinante apatía. Relativamente pocas perso­nas formulan preguntas serias acerca de Dios, en parte por­que hay poco o nada que ver u oír para que sean movidos aSu realidad. Pero cuando los cristianos realmente adoran aDios, lo aman, lo sirven, se emocionan con El, y cuando suadoración los transforma en una amante y solícita comuni­dad, entonces las preguntas serán sin duda formuladas, lascuales darán lugar a excelentes oportunidades para compar­tir las buenas nuevas de Cristo.

Capitulo 10

El Espírituen la evangelización

lOs HECHOS de los Apóstoles registran un ritmo de creci­miento sorprendente en la iglesia cristiana del siglo 1. ¿Có­mo logró ese grupo de ciento veinte discípulos comunes yalgo nerviosos juntarse en oración en ese piso alto de lacasa, y dar principio a esa devastadora revolución que lapersecución más feroz no logró extirpar? En cambio, nosólo fueron conducidos a la fe en Jesucristo un gran núme­ro de personas, sino que se hicieron incursiones cada vezmás fuertes dentro del poderoso Imperio Romano hastaque el Emperador mismo se convirtió dos siglos más tarde.

¿Cuáles fueron las razones para esta extraordinaria evan­gelización explosiva? ¿Por qué es que la iglesia en otrasépocas y lugares ha experimentado a los menos una arre­metida similar con el evangelio de Cristo? ¿Y qué estáfaltando cuando la ineficacia y la desactualización de laiglesia es demasiado evidente?

En la primera generación de la iglesia no debemos olvi­dar que el único testimonio era el de los apóstoles y que lamanifestación de la gracia de Dios, en un período cuando

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se estaban echando las bases de toda la iglesia cristiana, eraexcepcionalmente clara. Pablo escribió que la familia deDios estaba edificada "sobre el fundamento de los apósto­les y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesu­cristo mismo".! Por lo tanto, cuando "por la mano de losapóstoles se hacían muchas sefiales y prodigios en el pue­blo", de modo que sacaban los enfermos a las calles con laesperanza de que a lo menos la sombra de Pedro cayerasobre alguno de ellos,2 y cuando "hacía Dios milagros ex­traordinarios [¡hasta Lucas reconoció que estos no eranmilagros comunes! ] por mano de Pablo, de tal manera queaun se llevaban a los enfermos los pafios o delantales de sucuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritusmalos salían",3 no debemos suponer que ese mismo podersorprendente está a disposición de todos los cristianos entodas las generaciones. Claro que Dios en su soberanía pue­de dar sefiales y prodigios verdaderamente notables, y lahistoria de la iglesia cristiana hasta nuestros días contienenumerosas evidencias (persuasivas para todos excepto parael decididamente escéptico) de que sanidades y milagros ootros dones menos comunes del Espíritu Santo no desapa­recieron con los apóstoles. Sin embargo, sin duda hubo unespecial e insólito conjunto de milagros alrededor del testi­monio apostólico respecto de la resurrección del Sefior Je­sús.

Habiendo dicho todo esto, podemos ver que el podermanifiesto de Dios demostrado de modo tan fructífero enla iglesia del Nuevo Testamento fue, por supuesto, el poderdel Espíritu Santo. En los primeros trece capítulos de losHechos, hay no menos de cuarenta referencias específicasal Espíritu. Si el segundo volumen de Lucas tiene el títuloadecuado, y es en gran parte un relato de las muchas activi­dades de los apóstoles, un título más completo y exactosería "Los Hechos de los Apóstoles mediante el poder delEspíritu Santo". Veamos, entonces, una serie de aspectosde la obra del Espíritu respecto de la evangelización.

El Espíritu en la evangelización / 199

1. El Espíritu Santo y la Gran Comisión. El Espíritu deDios es esencialmente un Espíritu testificante. "El darátestimonio acerca de mí. Y vosotros daréis testimonio tam­bién", dijo Jesús.4 "Os lo enviaré. Y cuando él venga [avosotros], convencerá al mundo de pecado, de justicia y dejuicio".5 Este es el gran propósito del don del Espíritu deDios para con nosotros: hácernos más eficaces en nuestrotestimonio y evangelización. "Recibiréis poder, cuando ha­ya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréistestigos".6 Efectivamente, en cualquier momento o lugarque esté presente el poder del Espíritu, la obra evangeliza­dora de la iglesia se extenderá natural y espontáneamente.

En la iglesia el deseo de testificar es algo innato, es dadocon su naturaleza, con su mismo ser. Le es imposible notestificar. Tiene este ser por el Espíritu que mora en ella.Pentecostés hizo de la iglesia una iglesia testificante por­que en Pentecostés el testimonio del Espíritu se identi­ficó con la iglesia e hizo que la Gran Comisión fuese laley de su vida... [Desde entonces] la obediencia de laiglesia a la ley de su ser fue una obediencia natural,irreflexiva, espontánea. Fue la respuesta de un organis­mo sano a la ley de su vada. "No podemos dejar de decirlo que hemos visto y oído", Hechos 4:20. Fue tan es­pontánea la respuesta de la iglesia a la ley producto delEspíritu. .. que la necesidad de obedecer consciente­mente el mandato de Cristo no se sintió... No formóparte de su motivación.?

De esto se desprendería que el tener que hacer hincapié enla Gran Comisión, e instar a la gente a que testifique, no esun indicio de vida espiritual, sino una sefial de decadenciaespiritual.

Por cierto desde Pentecostés en adelante la evangeliza­ción sucedió inevitablemente. No pasó mucho tiempo an­tes que el sumo sacerdote acusara a los dirigentes de la

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iglesia: "Habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina".8

No obstante, no encontraremos en la iglesia primitiva refe­rencia alguna a aquella Gran Comisión. Lucas no sugiere enningún lado que ellos se recordaran o se exhortaran unos aotros a "ir y predicar el evangelio". Incluso en Hechos,capítulos 11 y 15, donde Lucas consigna el trascendentaldebate con respecto al evangelio para los gentiles, no hayningún recurso a la comisión de Cristo, excepto el hechode que el Espíritu Santo trabajaba de una manera tan evi­dente entre los gentiles que la iglesia debía reconocer 10que Dios estaba haciendo tan claramente. No había necesi­dad de alentarlos a evangelizar ya que el Espíritu testifi­cante obraba poderosamente entre ellos. La irresistible ex­pansión misionera de la iglesia fue inevitable desde el pre­ciso momento cuando el Espíritu descendió sobre los dis­cípulos en el aposento alto de esa casa. En los diversosllamados que los líderes de la iglesia hacen actualmentepara la obra misionera, la aparente ineficacia de gran partede la evangelización posterior bien puede deberse a la faltade apropiarse del poder del Espíritu. Sólo el Espíritu Santopuede conceder vida espiritual, y si no hay vida, no habráuna poderosa predicación del evangelio, y si no hay unapoderosa predicación del evangelio, no habrá transmisiónde vida a otros. La única salida de este atolladero es buscar,pedir, y recibir el poder del Espíritu. Ninguna exortación aevangelizar, ningún llamado misionero, ninguna señal re­cordatoria de la Gran Comisión, nunca podrán ser unsustituto de la revitalizante y excitante obra del Espíritutestificante.

2. El Espíritu Santo y el poder. Poco antes de su ascen­sión, Jesús dijo a sus discípulos:

Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo pade­ciese, y resucitase de los muertos el tercer día; y que sepredicase en su nombre el arrepentimiento y el perdónde pecados en todas las naciones, comenzando desde

El Espiritu en la evangelización /201

Jerusalén. Y vosotros sois testigos de todas estas cosas.He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre voso­tros; pero quedaros vosotros en la ciudad de Jerusalén,hasta que seáis investidos de poder desde lo alto.9

Es inútil tratar de ser testigos de Cristo, en obediencia a sumandato, sin el poder del Espíritu. De la abundancia delcorazón hablará la boca. Por ejemplo, si alguien lleva unvaso lleno de algún líquido y yo choco con él, ¿qué sederramará? Lógicamente, lo que hay dentro del vaso. Dela misma forma, cuando la gente nos topa todos los días enla calle, en el negocio, en la oficina, en la sala de espera oen el hospital ¿qué se derramará de nuestros corazones?Evidentemente, lo que hay dentro de él. Por eso se les dijoa los discípulos que esperaran hasta que sus corazones sellenasen del Espíritu; sin ésto habrían estado vacíos y sinpoder para comunicar a Cristo. La venida del Espíritu San­to en Pentecostés tampoco fue suficiente para ellos en to­das las ocasiones posteriores. Poco tiempo después, sintién­dose débiles ante la amenaza de persecución, oraron a Diospidiendo valor, "y todos fueron llenos del Espíritu Santo,y hablaban con denuedo la palabra de Dios... y con granpoder los apóstoles daban testimonio de la resurrección delSeñor Jesús". 1O Efectivamente, el poder del Espíritu esindispensable para la proclamación del evangelio. Cualquie­ra puede predicar palabras; algunos pueden predicar pala­bras convincentes y persuasivas, pero sólo Dios puede cam­biar vidas. Pablo conocía la absoluta importancia de esto.Al llegar a la pecadora ciudad de Corinto escribió másadelante: "estuve entre vosotros con debilidad, y muchotemor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue conpalabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demos­tración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no estéfundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder deDios".11 Y a los tesalonicenses les escribió que "nuestroevangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino

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también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certi­dumbre" (plerophoria).12 Esta palabra plerophoria es inte­resante. En contraste con las interminables charlas y vanasofistería del mundo pagano, el mensaje de Pablo no erasolamente adecuado y verdadero, sino también convincen­temente lleno del Espíritu de Dios. Llevaba la autoridad ypoder de Dios mismo. En esto los apóstoles eran verdade­ros embajadores de Cristo, ya que con frecuencia asombra­ban a sus oyentes por la autoridad con que hablaban.

Lucas vincula varias veces el poder del Espíritu con laobediencia a Dios. Aunque el Padre celestial da el Espíritua aquellos que se 10 piden,13 el poder de este don serárevelado solamente cuando nosotros 10 obedezcamos a El.Cuando Jesús fue al desierto para ser tentado, estaba llenodel Espíritu, pero habiendo resistido esas seis semanas depruebas severas, en obediencia a su Padre, "volvió en elpoder del Espíritu", y se dedicó a su sorprendente ministe­rio. 14 Luego cuando los apóstoles fueron traídos ante elmismo concilio como responsables de la muerte del Maes­tro y se les ordenó no predicar en su nombre, Pedro con­testó osadamente: "Es necesario obedecer a Dios antes quea los hombres". Después de un corto resumen del evange­lio, continuó diciendo, "Nosotos somos testigos suyos deestas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dadoDios a los que le obedecen", lo cual significa en el contex­to, ¡obedecer a Dios al seguir dando testimonio de Jesús,sin importar lo que otros digan! Por supuesto, los miem­bros del concilio estaban enfurecidos por esto y azotaron alos apóstoles y les mandaron nuevamente que no hablaranen el nombre de Jesús. Pero los apóstoles "salieron de lapresencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos pordignos de padecer afrenta por causa del Nombre. Y todoslos días, en el templo y por las casas, no cesaban de ense­ñar y predicar a Jesucristo".15 ¡Con razón el poder deDios estaba con ellos! Y con razón poco tiempo despuésleemos que "crecía la palabra del Señor, y el número de los

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discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; tam­bién muchos de los sacerdotes obedecían a la fe".16 Este­ban, también, estaba "lleno de gracia y de poder" porqueestaba dispuesto a obedecer literalmente hasta la muerte.Su deseo supremo era glorificar a Cristo, sea por medio dela vida o de la muerte. ¡Con razón su rostro se veía comoel rostro de un ángel! Por supuesto que el poder de Diosestaba poderosamente con él. Aunque originalmente fueelegido como uno de los siete para cuidar de las necesida­des prácticas de las viudas, Dios honró tanto su entrega aCristo que "hacía grandes prodigios y señales entre el pue­blo".17

En todos estos casos el poder del Espíritu estaba mani­fiestamente presente porque estos hombres estaban total­mente entregados a Cristo y unos a otros, sin importarleslas consecuencias personales. Esto es, sin duda, lo que faltaen la iglesia de hoy, y por consiguiente cuando llega elmomento de evangelizar hay poco poder y motivación. Altomar a la iglesia en conjunto no somos sinceros en cuantoa nuestra entrega a Cristo o al cuerpo de Cristo. O tenemosmuchos intereses y ambiciones, el reino de Dios es sólouno de ellos, en cuyo caso la iglesia se transforma en unode los muchos clubes a los que pertenecemos, y nuestraparticipación está determinada por nuestra inclinación enese momento; o nos entregamos a Cristo de un modo per­sonal y particular, pero no al cuerpo de Cristo. Permane­cemos individualistas, y evitamos una de las consecuenciasinmediatas de ser llenos del Espíritu, es decir someternos

d D· ,,1 8 S· b 1"unos a otros en el temor e lOS. In em argo, apotencia de Dios es para el pueblo de Dios. Fue cuando losdiscípulos "alzaron unánimes la voz a Dios" y eran "de uncorazón y un alma" y "tenían todas las cosas en común",

. b d 11 ,,19que "abundante graCIa era so re to os e os .3. El Espíritu· Santo y la comunicación. El Espíritu no

se interesa principalmente por las experiencias religiosas,sino por la verdad del evangelio de Cristo y por la verdad

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de la Palabra de Dios. Jesús lo llamó el Espíritu de verdadque guiaría a los discípulos hacia toda verdad.20 Ahorabien, la verdad sin el Espíritu puede ser deprimente y perju­dicial por su falta de vida; pero el Espíritu (o más bien lasexperiencias espirituales) sin la verdad pueden derivar rápi­damente en toda clase de excesos, abusos e imposturas. "ElEspíritu está ligado a la Palabra... Una iglesia que abando­na el vínculo con la Palabra y trata de apoyarse sólo en elEspíritu es víctima de todos los males del entusiasmo espi­ritualista. A la inversa, si una iglesia trata de apoyarse sóloen la Palabra y trata de someter el Espíritu a la Palabra, esvíctima de todos los males del entusiasmo verbal".21 Don­ald Gee dice lo mismo de una manera más simple y atra­yente: "Con la Palabra y sin el Espíritu, nos secamos; conel Espíritu y sin la Palabra, estallamos; con la Palabra y elEspíritu, crecemos". La historia eclesiástica nos ha mostra­do en repetidas oportunidades que donde ha habido unapoderosa y continuada renovación del Espíritu, derramadasobre una evangelización eficaz, ha habido también unmarcado énfasis en la verdad de la Palabra de Dios, espe­cialmente en el ministerio de la predicación y la enseñanza,y en el crecimiento de pequeños grupos familiares. "Enrealidad, cada movimiento importante de renovación espi­ritual en la iglesia cristiana ha sido acompañado por unretorno a los pequeños grupos en hogares con el fin deestudiar la Biblia, orar, y discutir acerca de la fe".22 A lainversa, un trágico número de movimientos genuinos delEspíritu han desaparecido de repente, se han corrompido,o se han vuelto herejes, por haber descuidado la verdad dela Palabra de Dios. Los pasajes del Paracleto en Juan, capí­tulos 14-16, aclaran que el Espíritu que venía a estar conlos discípulos, a ser testigo de Cristo y a convencer almundo pecador, lo haría por ser el Espíritu de verdad. Esimposible separar los aspectos de didácticos y testificantesde la obra del Espíritu.

Sin embargo, cuando el apóstol Juan escribe acerca de la

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"verdad" lo que tiene en mente no son principalmenteenunciaciones teológicas, sino más bien la realidad de lapersona de Jesucristo mismo. Jesús dijo: "Yo soy la ver­dad".23 La gracia y la verdad vinieron por medio de Jesu­cristo.24 Por lo tanto, Jesús habla la verdad y es testigo dela verdad.25 Así que la verdad acerca de la cual habla Juanes la realidad eterna de Cristo, y esta verdad lleva vida atodo aquél que la recibe. Por lo tanto, el Espíritu de ver­dad es también el Espíritu de vida, ya menos que el Espíritusea diligente en comunicar esa vida, el hombre no puedever ni entrar en el reino de Dios.26 Ya hemos visto en elcapítulo 3 que Dios se comunica con nosotros en una granvariedad de formas, y aunque siempre se debe poner unénfasis considerable en el ministerio público y privado dela enseñanza, la iglesia debe transformarse en una comuni­dad testificante controlada y facilitada por el Espíritu deDios, antes que la realidad de Cristo pueda verse y oírse.Por esta razón, sin duda, en las Epístolas no hay práctica­mente ninguna referencia al poder del Espíritu para la igle­sia testificante. En cambio, el Espíritu Santo es el distribui­dor de muchos dones para la iglesia,27 la garantía de nues­tra herencia,28 el medio de entrada al Padre,29 el que traeel amor de Dios a nuestros corazones,30 el medio de santi­ficación,31 la base de la unidad,32 Y el que produce amor,gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedum­bre y templanza.33 Aquí el énfasis en la obra del Espírituse ha alejado del poder de la predicación del evangelio,hacia una creciente manifestación de la vida del Cristo re­sucitado en las iglesias locales, sin la cual toda predicaciónpronto degeneraría en charlatanería, llena de ruido y furia,pero sin ningún significado.

4. El Espíritu Santo y la conversión. Cualquier librosobre evangelización forzosamente dará importancia engran parte a lo que tenemos que hacer nosotros como agen­tes de Dios en el mundo. Está en nosotros predicar elevangelio y actualizarnos en la sociedad de hoy, e incluso la

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palabra "conversión" habla principalmente de la acción delhombre: nosotros debemos volver a Cristo y ayudar a otrosa que se vuelvan a El. La tarea que le fue encomendada aJuan el Bautista fue la de "que muchos... se convirtieranal Señ.or".34 Jesús nos previno "que si no os volvéis y oshacéis como niñ.os, no entraréis en el reino de los cie­10s".35 Cristo envió a Pablo a los gentiles "para que seconviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad deSatanás a Dios".36 En todo el Nuevo Testamento "conver­tirse" o "volverse" se refiere a algo que nosotros debemoshacer; es responsabilidad del hombre. Quizá sea por estarazón que en nuestra era tecnológica el evangelio se presen­te con frecuencia como una técnica: sigamos estas reglas siqueremos ver resultados. Hablamos de programas de evan­gelización y fórmulas de conversación por medio de loscuales podemos guiar a casi todos a Cristo en diez minutos.El doctor Jim Packer puso de relieve cierta vez esta tenden­cia moderna, en un artículo sobre el avivamiento:

El avivamiento no puede ser organizado o planificadopor el hombre. Una vez vi en un periódico norteameri­cano un anuncio que decía al principio en letras grandes;"NO PROYECTE UN AVIVAMIENTO"; ¡qué honra­dez notable! ,pensé. Pero ¡ay! la propaganda seguía enletras más pequeñas: "hasta no tener estas MUESTRASGRATIS de propaganda en colores especialmente dise­ñada para la iglesia que desea algo diferente, pero debefuncionar con un presupuesto moderado". 37

A diferencia del orgullo y la confianza en sí mismo delhombre moderno de nuestra era tecnológica, los primeroscristianos sabían que sin el poder del Espíritu no podíanvolver al hombre de las tinieblas a la luz admirable de Dios.Ellos andaban en humilde dependencia del Espíritu, quienúnicamente podía abrir los ojos de los ciegos espirituales yabrir los oídos del sordo y dar calor a los corazones fríos y

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doblegar la voluntad del orgulloso. A menos que el Espíri­tu diera vida, los hombres y las mujeres estarían muertosen sus delitos y pecados. 38 A no ser que hubiera una de­mostración clara del Espíritu y del poder, la fe de aquellosque creían descansaría sólo en la sabiduría del hombre yno en el poder de Dios.39 Esto representaría un desastrepara cualquier trabajo verdadero para Dios que ellos espe­raran ver.

En su libro Christian Mission in thé Modern World,40John Stott explica de modo particular, sin embargo, lo queno se entiende por una correcta dependencia del EspírituSanto dentro del contexto de la evangelización. Primero,no significa que no haya necesidad de prepararse antes dela predicación. Es cierto que Jesús prometió a sus discípu­los "palabra y sabiduría" para no tener necesidad de "pen­sar antes" cómo hablar, pero El se refería específicamenteal momento en que habrían de ser llevados al tribunal a lahora de la persecución.41 La promesa no tiene nada quever con la predicación desde el púlpito. Efectivamente, miexperiencia es que cuando oigo a alguno decir que él siem­pre predica espontáneamente bajo la dirección del Espíri­tu, casi siempre deseo que ojalá se hubiera tomado el tiem­po y el trabajo de pedir de antemano la dirección del Espí­ritu para una preparación esmerada. Muy probablemente elmismo mensaje se habría predicado en la mitad del tiempoy con el doble de claridad.

En segundo lugar, la dependencia del Espíritu Santo noquiere decir que seamos antiintelectuales. Cuando Pablodijo que él había venido a Corinto en el poder del Espírituy no con "palabras de sabiduría", no estaba menosprecian­do el verdadero contenido intelectual de su predicación delevangelio: sus epístolas sugestivas pudieron ponerlo en cla­ro. Con frecuencia buscaba "persuadir" a los hombres acer­ca de la verdad del evangelio, y sin duda esa persuasiónsuponía un razonamiento sólido. En cambio, él se negaba ausar los ardides retóricos y elocuencias rimbombantes de

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los polemistas griegos cuando se llegaba al tema de lasverdades de Jesucristo y a El crucificado. En este aparente­mente necio mensaje Dios había invertido su poder.

En tercer lugar, el confiarnos en el Espíritu Santo nosignifica ser descuidado. A veces se tiene la impresión deque con tal que el Espíritu obre contestando a oracioneshechas con fe, entonces casi cualquier palabra, traducciónde la Biblia, o presentación del mensaje andará bien. Lacomunicación es inevitable cuando el Espíritu está allí.Claro que el Espíritu ha usado los sermones más débiles ylas presentaciones más fuera de época, para traer personasa Cristo con un poder tremendo. En su soberanía no haysituación que no pueda emplear. Y por otro lado, la másactualizada presentación del evangelio parecerá barata yartificiosa sin la presencia del Espíritu. Pero no hay excu­sas para la pereza. Los cristianos necesitan seguir el ejem­plo de Pablo y de los otros apóstoles en tratar de buscar laforma para que el evangelio sea totalmente adecuado a lasociedad en la cual viven y trabajan. ¿Qué nos comunicahoy? ¿Cómo podemos alcanzar las mentes y los corazonesde la gente en una época tan ignorante del evangelio y tanapartada de la iglesia?

En cuarto lugar, confiar en el Espíritu Santo no quieredecir suprimir nuestra personalidad humana. Nuestro deseode escondernos para que Cristo sea visto puede conducir avidas cristianas opacas que no hablarán muy a favor delAutor de la vida o de la vida abundante que El nos haprometido. La Biblia nos dice que Dios siempre penetra lapersonalidad humana, la crea, la modela, la inspira pormedio de su Espíritu. Notemos las personalidades fuertes yvariadas de los apóstoles y profetas. Miremos a Moisés quedesciende del Monte Sinaí para destrozar al becerro de oro,y siempre se conocía como el hombre más manso de latierra. Miremos a Pedro en Pentecostés, o a Pablo en elAreópago, o a Felipe en Samaria, o a Esteban ante el con­cilio. Con mucho acierto, John Stott finaliza su libro así:

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Lo que las Escrituras nos revelan es la necesidad de unaadecuada combinación de humildad y humanidad: la hu­mildad para permitir que Dios sea Dios, reconociendoque sólo El puede dar vista al ciego y vida al muerto, yla humanidad para que seamos como El nos ha hecho,no suprimiendo nuestra individualidad personal, sinoejercitando los dones dados por Dios y ofreciéndonos aDios como instrumentos de rectitud en sus manos. Dudoque haya algo más necesario para la misión cristiana enla era moderna que esta saludable fusión de humildad yhumanidad al confiar en el poder del Espíritu Santo.42

Además, el Espíritu Santo no es indispensable solamenteen la tarea de conversión; es también en gran manera partedel mensaje del evangelio. Cuando la multitud le preguntóa Pedro: "¿Qué haremos? ", éste les dijo, que se arrepintie­ran y bautizaran en el nombre de Jesucristo "y recibiréis eldon del Espíritu Santo".43 Para la gente de Samaria no erasuficiente recibir la palabra de Dios y ser bautizado; Pedroy Juan oraron es¡ecíficamente para que ellos recibieran elEspíritu Santo.4 Ananías le explicó a Saulo de Tarso quehabía sido enviado por Dios a él "para que recibas la vistay seas lleno del Espíritu Santo".45 Cuando Pablo se encon­tró con algunos discípulos en Efeso la primera preguntaque les hizo fue si habían recibido el Espíritu Santo cuan­do creyeron. Aunque no debería haber una fórmula rígida,es sabio y bíblico decir algo acerca de la persona del Espíri­tu Santo en el momento de la conversión. Algunos de losfolletos de evangelización más conocidos no contienen unasola referencia al Espíritu; y esto sin duda contribuye aproducir confusión respecto de la tarea que realiza el Espí­ritu en el momento de la conversión y después de ella.

5. El Espíritu Santo y la dirección. En la iglesia de hoy,la evangelización se encuentra obstaculizada no por la pere­za de los cristianos, sino por el atareo mal canalizado de loscristianos. Muchos pastores que conozco están cansados,

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estrechados, sobrecargados y muchas veces con muy pocoque mostrar por toda su labor. Sin embargo, el rasgo mar­cado de la iglesia del siglo I fue que se movía y actuababajo la dirección del Espíritu Santo. ¿Qué podemos apren­der por medio de su ejemplo? En primer lugar, que ladirección es generalmente natural. Cuando Pablo llegó aTesalónica fue directamente a la sinagoga "según tenía porcostumbre... y por tres semanas discutió con ellos apo­yándose en las Escrituras" acerca de Jesucristo.46 En au­sencia de una clara y específica dirección en contrario,Pablo se dirigió al lugar obvio donde encontraría a aquellosque creían en Dios. Hubo una respuesta considerable alevangelio, mayormente de algunos griegos piadosos, perotambién de algunos judíos. Anteriormente Pedro y Juanfueron utilizados por Dios para curar a un cojo, lo quetrajo como resultado la conversión de unos dos mil, y todoesto sucedió cuando ellos "subían juntos al templo a lahora novena, la de la oración".47 Sin duda que esto lopracticaban diariamente. En otras palabras, Dios quiereque usemos nuestras mentes y sentido común, ya que ladirección es totalmente racional. Al confiar en el EspírituSanto debemos cuidarnos de una super espiritualidad quesiempre está buscando 10 insólito en la dirección de Dios.

En segundo lugar, la dirección es a menudo colectiva; noes un asunto privado. Aun después que Pablo y Pedro tu­vieron varias visiones y revelaciones, poniendo en claro queel evangelio era tanto para los gentiles como para los ju­díos, ellos sometieron esta idea revolucionaria a la opiniónde los líderes de la iglesia de Jerusalén. Hubo un debatebastante importante, y escucharon con atención a Pedro,Pablo y Bemabé "que contaban cuán grandes señales ymaravillas había hecho Dios por medio de ellos entre losgentiles". Finalmente enviaron su conclusión a la iglesia deAntioquía, explicando que "ha parecido bien al EspírituSanto, y a nosotros".48 Esta fue una discusión y una deci­sión totalmente democráticas. Indudablemente ellos ora-

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ron juntos acerca de todo el asunto (aunque Lucas no lomenciona específicamente); no obstante al final del día sesintieron seguros de que la conclusión colectiva también sedebía a la dirección del Espíritu Santo.

En tercer lugar, la dirección es a veces especial. Esto fueevidente con Felipe cuando el ángel lo condujo al desiertode Gaza para buscar al ministro de hacienda etíope quientenía hambre de Dios, y cuando el Espíritu del Senor arre­bató a Felipe en el momento indicado, y dejó al alto fun­cionario regocijándose en Cristo.49 Dios también guió aAnanías de una manera especial, le habló por medio de unavisión, y le dió dones de conocimiento, sabiduría, profecía,fe y sanidad, para que llevase el mensaje de Dios a Saulo.50

Nuevamente el Espíritu de Dios guió por medio de visionesy otros dones espirituales con el fin de traer a Pedro a lacasa de Camelia, el gentil. 51 En ambos casos, Dios tuvoque vencer los prejuicios profundamente arraigados quetenía Ananías hacia Pablo y que tenía Pedro hacia losgentiles; por lo tanto, lo único que se podía esperar eraalgún rasgo insólito. En Hechos, capítulo 13, los profetas ymaestros de Antioquía recibieron dirección profética paraemprender su próximo avance misionero luego de haberadorado a Dios y ayunado. En Hechos, capítulo 16, a Pa­blo y sus compañeros les resultó un negocio francamentearduo el asunto de la dirección. "Les fue prohibido por elEspíritu Santo hablar la palabra en Asia" (Lucas no indicasi fue una visión, una profecía o una circunstancia lo queles impidió ir allá); más tarde, cuando intentaron ir a Biti­nia, "el Espíritu no se los permitió"; pero Pablo tuvo luegouna visión de noche que los llamaba a Macedonia. Lucasescribe que "enseguida procuramos partir para Macedonia,dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anun­ciácemos el evangelio".52 Sin embargo, había sido un mo­mento algo frustrante y confuso, como suele suceder en ladirección.

No obstante, sin cierto grado de comprensión de la vo-

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luntad y del plan del Señor, gran parte de nuestra obra yde la evangelización serían algo más que golpear en el aire.Cuando mi esposa y yo nos mudamos a York en 1965, nosencontramos con una iglesia casi superflua, una congrega­ción pequeña, sin dinero, una casa de estilo victoriano,grande, húmeda y sucia donde debíamos vivir; realmenteno teníamos idea de 10 que debíamos hacer y por dóndedebíamos empezar. Desde luego comenzamos de una ma­nera obvia y natural a golpear las puertas de la parroquia,pero sin duda eso tiene su límite. Luego de un tiempo debastante frustración decidimos dedicar la mayor parte deldía a la oración y al ayuno para tratar de descubrir pordónde nos estaba conduciendo el Señor y qué quería denosotros. Una semana después que empezamos a orar, cua­tro personas entregaron sus vidas a Cristo, y durante elprimer año casi todos nuestros fructíferos progresos se de­bieron a esos días de oración. Con frecuencia pienso en esasorprendente pesca de Simón Pedro, en obediencia a lavoluntad de Cristo, luego de una noche de pesca infructuo­sa y de la lección sencilla que aprendió (y la tuvo quea~render una y otra vez): que conocer la voluntad de Diosy obedecerla es infinitamente más importante que el inter­minable trabajo realizado con nuestro propio esfuerzo. Eldeseo del Espíritu Santo es darnos a conocer la voluntadde Dios, y luego darnos la fuerza para hacerla.

6. El Espíritu Santo y la oración. El doctor J. I. Packerescribió que "donde no estamos confiando conscientemen­te en Dios, allí inevitablemente estaremos confiando ennosotros mismos. Y el espíritu de confianza en sí mismo es

1 1·', ,,5 3 U f' onsuna plaga para a evange lzaClOn . na con lanza c -ciente en Dios supone, en términos específicos, un ingre­diente esencial: mucha oración. Una de las lecciones máscruciales para aprender en la evangelización, es que esta­mos comprometidos en una poderosa lucha espiritual. De­trás de esa apatía que a Pablo le resultara tan difícil venceren su día (como a muchos de nosotros hoy), está el dios de

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este siglo que ciega el entendimiento de los incrédulos,para que no les resplandezca la luz del evangelio de lagloria de Cristo. 54 Así pues, 10 entendamos o no, estamosbatallando con fuerzas satánicas invisibles al mismo tiempoque instamos a la gente que huyan de las tinieblas a la luz,y del poder de Satanás a Dios. Efesios, capítulo 6, 10 ex­presa muy claramente, y enfatiza la necesidad de permane­cer fuertes en el Señor y de colocarnos la armadura deDios, "porque no tenemos lucha contra sangre y carne,sino contra principados, contra potestades, contra los go­bernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestesespirituales de maldad en las regiones celestes". Luego deexhortar a la iglesia de Efeso a que se vistan con la arma­dura del evangelio, les pide que oren "en todo tiempo contoda oración y súplica". En forma especial les pide queoren por él "a fin de que al abrir mi boca me sea dadapalabra para dar a conocer con denuedo el misterio delevangelio". Pablo sabía que tratar de proclamar el evange­lio sin la inspiración del Espíritu era absolutamente necio.¿Cómo esperar que se produzcan milagros de nuevos na­cimientos sin oración y hasta posiblemente ayuno? ¿Có­mo ver hombres y mujeres que son sacados del reino deSatanás e introducidos al reino de Dios, si no reconocemoshumildemente nuestra total debilidad y pedimos la forta­leza a Dios? Al escribirle a los corintios Pablo les recuer­da que "no militamos según la carne; porque las armas denuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Diospara la destrucción de fortalezas, derribando argumentos ytoda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios,y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cris­to". 55 Y en Efesios 6, las principales armas que segúnPablo tienen poder "para la destrucción de fortalezas", son"la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios", y laoración.

En prácticamente todas las actividades evangelizadorasen las que he participado, tarde o temprano me he visto

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obligado a recordar la batalla espiritual, si es que no ledaba su lugar de importancia desde el comienzo. A mediocamino de tareas misioneras Dios con frecuencia nos hahecho arrodillar para que oremos con más fervor y urgen­cia porque aparentemente no estaba sucediendo nada. Aveces, durante el trabajo evangelístico, ha habido ataquesespecíficos sobre el hogar. Durante un año o más me fuidando cuenta de que nuestros servicios especiales para losinvitados casi siempre eran acompañados por disturbios do­mésticos o enfermedades. Cuando pusimos este asunto enoración, muchos de estos inconvenientes cesaron. Por cier­to que tendremos batallas, pero debemos entender que se­rán conflictos esencialmente espirituales, y Dios nos hadado la información y los recursos necesarios para resistiral diablo hasta que huya de nosotros. Cuando a su regresolos setenta informaron a Jesús, jubilosos como estaban lue­go de un trabajo lleno de emociones donde habían visto"aun los demonios" que se sujetaban en el nombre deCristo, Jesús les respondió: "Yo veía a Satanás caer delcielo como un rayo. He aquí os doy potestad de hollarserpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemi­go".56

Es evidente que el factor primordial que indujo a losdiscípulos a una evangelización espontánea, que los hizoeficaces con la espada del Espíritu, y que les permitió oraren el Espíritu, fue el hecho de estar llenos del EspírituSanto de Dios. Cuando los cristianos están auténticamentellenos del Espíritu no hay límite a lo que Dios puede lograrentre ellos. Cierta vez Duncan Campbell dijo que el reinode Dios progresaría, no por medio de iglesias colmadas degente, sino mediante gente llena del Espíritu Santo, y portanto esta era la mayor necesidad del día. Indudablementeeste fue el factor que dio poder a los evangelistas de lageneración anterior. D. L. Moody escribió: "Un día en laciudad de Nueva York, qué día aquel, no lo puedo descri­bir, es demasiado sagrado para comentarlo. Sólo puedo

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decir que Dios mismo se reveló a mí y tuve una experienciatan extraordinaria de su amor que tuve que pedirle quedetuviera su mano". R. A. Torrey, Charles G. Finney, y A.T. Pierson se refirieron a experiencias similares que losequipó para una evangelización fructífera. Jonathan Ed­wards, el evangelista norteamericano del siglo XVIII, con­travino casi todas las reglas "dinámicas" de la predicación.Anotó casi todas las palabras de sus sermones, y como eracorto de vista, se paraba en el púlpito con las notas delsermón en una mano y una vela en la otra. No obstante,mientras leía su sermón tratando de descrifrar su letra, nosólo se convertían muchos, sino que algunos caían postra­dos al suelo por el extraordinario poder que emanaba delEspíritu.

En la actualidad, Dios está bendiciendo a un gran núme­ro de cristianos en todo el mundo. La terminología difierey en algunos círculos es necesario que haya un mejor en­tendimiento bíblico de la experiencia de la renovación es­piritual. Pero la realidad está allí. Un misionero anglicanoescribió acerca "de la liberación de la esclavitud, de lanueva libertad para amar, del profundo gozo y canto dealabanza: esto es 10 que el bautismo del Espíritu ha signi­ficado para mí, un don de Dios increíblemente grato".Lamentablemente no todas las afirmaciones de ser llenosdel Espíritu han conducido a un aumento de la evangeliza­ción, y la falsedad de estas pretensiones han confundido 10que es real. Sin embargo, quizá sea el propósito de Diosque en la actualidad no sea necesario levantar evangelistasindividuales notables como Moody, Torrey o Finney, sinorenovar las congregaciones y dar vida a las iglesias localesdonde todos los dones y ministerios sean reconocidos, ysólo uno de estos dones es específicamente el de evangelis­ta. Aquí tenemos el cuerpo completo de cristianos quecuando sean llenos del poder del Espíritu de Dios, podránanunciar a Cristo eficazmente. También debemos recordarque en Hechos, capítulos 2 y 4, todos los discípulos juntos

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fueron llenos del Espíritu. Y cuando Pablo escribió: "sedllenos del Espíritu",57 se estaba dirigiendo a toda la iglesiade Efeso, y no a uno o dos cristianos en particular. En. laevangelización necesitamos, más que nada, que el EspíntuSanto nos controle en forma colectiva.

.Cómo podemos ser llenos del Espíritu y equipados conel ~oder de Dios para realizar su obra? Primeramente de­bemos arrepentirnos de todo pecado conocido, porque serllenos del Espíritu significa pedir al Espíritu Santo de Diosque controle cada parte de nuestras vidas, y no se lo pode­mos pedir sinceramente si no estamos dispuestos a abando­nar en sus manos alguna parte de nuestra vida. Será necesa­rio, por lo tanto, permitir que el Espíritu examine nuestroscorazones para que nos revele algún aspecto de nuestrasvidas que necesite ser arreglado antes de seguir más adelan­te. Por cierto que no podemos nosotros hacernos santos;pero podemos y debemos arrepentirnos de todo, específi­camente de cualquier cosa que pudiera afligir al Espíritu eimpedirle que llene nuestras vidas con el amor y poder deDios. A algunos les resultará de mucha utilidad orar enbase a una lista de preguntas escrutadoras. Juan Wesley ymuchos otros que fueron utilizados por Dios, supieron loimportante de esto. En su libro Blessings out 01Bulletings,Alan Redpath dice que él usa las siguientes preguntas "por lomenos una vez por semana, y a veces todos los días":

¿Estoy consciente o inconscientemente creando la im­presión de que soy mejor de lo que en realidad soy? Enotras palabras, ¿soy un hipócrita?¿Soy sincero en todas mis acciones o palabras, o exage­ro?¿Soy de los que le confío a otros lo que me contaron enconfidencia?¿Se puede confiar en mí?¿Soy esclavo del vestir, de los amigos, del trabajo o delos hábitos?

El Espz'ritu en la evangelización /217

¿Soy consciente de mí mismo, me tengo lástima, mejustifico a mí mismo?¿Cobró vida la Biblia en mí hoy?¿Le doy tiempo para que ella me hable todos los días?¿Me gozo en la oración?¿Cuándo fue la última vez que le hablé a alguien con elpropósito de ganarlo para Cristo?¿Hago contacto con otras personas y utilizo esos contac­tos para la gloria del Maestro?¿Oro por el dinero que gasto?¿Me acuesto a tiempo y me levanto a tiempo?¿Desobedezco a Dios en algo?¿Insisto en hacer algo que molesta a mi conciencia?¿Estoy derrotado en algún aspecto de mi vida? ¿Soyceloso, deshonesto, criticador, irritable, quisquilloso odesconfiado?¿Qué hago en mis ratos libres?¿Soy orgulloso?¿Le doy gracias a Dios porque no soy como los demás,particularmente como el fariseo que despreciaba al pu­blicano?¿Hay alguien a quien temo, desprecio, critico, o haciaquien tengo un resentimiento o antipatía? Si es así,¿cómo estoy solucionando aquello?¿Murmuro o me quejo constantemente?¿Es Cristo real en mí? 58

Podríamos agregar más preguntas que resultarían de mu­cha ayuda en cuanto a nuestro amor al servicio y nuestraentrega recíproca, y nuestra disposición a ser usados porDios en lo que El quisiera, sometiéndonos los unos a losotros en reverencia a Cristo. No obstante, si al haber oradosobre una lista como ésta, sentimos que de cien puntostenemos cero, no quiere decir que estamos descalificadospara ser llenos del Espíritu; pues ¿quién es merecedor decualquiera de los dones de Dios? Más bien, el Espíritu

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puede usar estas preguntas para mostrarnos nuestra necesi­dad y fracaso, y luego traernos al arrepentimiento. Si noestamos dispuestos a arrepentirnos, llevará algún tiempo.Pero tan pronto como nos arrepintamos conscientementede todo pecado conocido, habremos dado el primer pasovital para ser llenos por el Espíritu.

En segundo lugar, debemos estar dispuestos a obedecer aDios dondequiera que El nos conduzca. Cuando el Espíritudescendió sobre los discípulos en Pentecostés, no fue paraellos el comienzo de un viaje de gloria, con la desapariciónde todos sus problemas de un día para el otro. En ciertosentido, sus problemas recién comenzaban. Muy prontofueron encarcelados, azotados, perseguidos, dispersados desus hogares, apedreados; naufragaron, sintieron frío, ham­bre, sed, cansancio; estuvieron en constante peligro, y connumerosas presiones y ansiedades que pesaban sobreellos. S9 Pablo escribió que estaban "atribulados... enapuros... derribados... llevando en el cuerpo siempre portodas partes la muerte de Jesús".60 Esto es lo que significópara ellos el ser llenos del Espíritu, pero como estabandispuestos a obedecer a Dios, cualquiera fuese el precioque debían pagar, su poder se manifestó poderosamente enellos. En un pasaje que nos mueve a pensar, A. W. Tozerescribió una vez:

.Estás seguro de que quieres ser poseído por el Espíritu~uien, al mismo tiempo de ser puro, tierno y sabio,insistirá en ser el Señor de tu vida? ¿Estás seguro de quedeseas que tu personalidad sea tomada por uno que tepedirá obediencia a la palabra escrita; que no toleraráningún pecado privado en tu vida como el amor propioo el desenfreno; que no te permitirá jactarte, ensober­becerte o alardear; que te quitará el timón de tu vida yreservará el derecho soberano para examinarte y discipli­narte? A menos que puedas contestar a estas preguntascon un rotundo "Sí", no deseas ser lleno. Quieres la

El Espiritu en la evangelización / 219

emoción, la victoria o el poder, pero no deseas en reali­dad ser lleno del Espíritu.

En tercer lugar, debemos tener hambre y sed del Señor yde una vida de rectitud ante El. Sólo cuando anhelamosque Dios sea glorificado en nuestras vidas y estamos angus­tiados por nuestra futilidad e impotencia podemos pedirque El nos llene. Cuando deseamos por sobre todas lascosas que Dios sea honrado como Dios, alabado y adorado,amado y servido no sólo por nosotros sino por otros anuestro alrededor, incluso aquellos que no lo conocen enabsoluto: entonces estamos listos para ser llenos. Quizásintamos que nuestra fe y estado espiritual sean débiles,pero sucede que un hombre que realmente tiene hambre ysed a duras penas podrá sentirse fuerte y sano, Sin embar­go, Jesús viene a nuestro encuentro gentilmente cuandomás conscientes somos de nuestra absoluta necesidad deEl; y a los que están en esta condición les dice: "Si algunotiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dicela Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva".61Sencillamente, entonces, debemos venir y beber: es decir,pedir, y por fe recibir, el don que Dios siempre anheladarnos, cuando nuestros corazones son limpiados por lasangre de Jesús y abiertos a su amor. Además, en esa invita­ción todos los verbos están en el tiempo presente, lo cualsignifica que el ser llenos del Espíritu no es recibir todo enun paquete y asunto terminado. Por el contrario, debemoscontinuar sedientos, ya que nunca debemos pretender ha­ber triunfado. Nunca somos más que "vasos de barro", sibien en el mejor de los casos estos vasos de barro puedenser llenos del poder trascendental de Dios. Así pues, debe­mos seguir acudiendo a Jesús y bebiendo de El; sólo enton­ces esos ríos de agua viva seguirán corriendo desde nuestroser más profundo.

Hoy Cristo reina en el cielo. Un día toda rodilla se do­blará en el nombre de Jesús y toda lengua confesará que

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220/ Creo en la evangelización

Jesucristo es el Señor. Hasta tanto llegue ese día glorioso ysolemne, El nos ha encomendado la tarea de proclamarlo almundo como Señor y Salvador, y nos ha equipado contodo lo que necesitamos para llevar a cabo la obra. "A esteJesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testi­gos. Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendorecibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derra­mado esto que vosotros veis y oís,,62 Así es como Pedropudo predicar en el día de Pentecostés. Es preciso que estemismo Espíritu del Dios viviente caiga nuevamente sobrenosotros hoy, si nuestra creencia en la evangelización ha dedar resultado. Dios no ha retirado su don o su promesa. Elespera que nosotros, sus hijos, vengamos a El con todasnuestras necesidades evidentes; y El entonces dará el Espí­ritu Santo a aquellos que se lo pidan.

Notas

CAPITULO 1

1. Filipenses 3: 82. "The Vogue of Violence", en Christianity and Changes, ed.

Autton (S.P.C.K.), 36.3. Marcos 7:21s4. Gálatas 5:19-21, B.V.5. l Timoteo 6:9s6. Op. cit. , 237. R. L. Strauss, Marriage is for Lave (Tyndale), lO.8. Se halló emborronada en un papel secante sobre un escritorio

vacío, Fisher Hall, Wheaton College. Autor desconocido.9. Romanos 15:18s

CAPITULO 2

l. Comisión de Consulta del arzobispado sobre el trabajo evange­lístico de la iglesia.

2. Evangelism and the Sovereignty ofCod (LV.P.), 40.3. La Alianza de Lausana, tomado de Let the Earth hear Bis Voice

(World Wide Publications), 4.4.0n the Other Side (Scripture Union), 61.5. Salmo 40: 10; 96:26. Lucas 7: 19-22

Page 113: Creo en La Evangelizacion - David Watson

222 / Creo en la evangelización

7. Hechos 1: 18. Hechos 8:6-7,129. Comentario hecho por Ro1and Wal1s durante una conferencia

para capellanes universitarios, en Durham, Inglaterra, en 1973.10. Para un excelente estudio de esta palabra, véase A New Testa­

ment Wordbook por W. Barc1ay (S.C.M.), 41-6. El autor reco­noce la ayuda prestada por este libro.

ll. Mateo 4:23; 9:35; 24: 1412. Salmo 103: 1913. Marcos 1:14; 1 Tesalonicenses 2:2,8,914. Véase Gálatas 1: 11-12; 1 Corintios 2:9-1115. Véase Gálatas 1:6-9; 2 Corintios 11:416.2 Pedro 3: 1617. Marcos 1: 1; 2 Corintios 4:4; 9: 13; 10: 1418. Juan 14:919.2 Corintios 4:3; 1 Tesalonicenses 1:5; 2 Tesalonicenses 2: 1420. 1 Corintios 15: 1·2; Marcos 1: 14-1521. Marcos 8:35; Romanos 1:16; 1 Corintios 9:23; Marcos 10:2922. Romanos 2: 16; 10: 16; 2 Tesalonicenses 1:7-8; 1 Pedro 4: 1723. Romanos 2:4, LA24. Marcos 13:10; 16:15; Hechos 15:725. Romanos 10:12-1326. Romanos 15:19; 1 Corintios 9:14,18; 2 Corintios 10:14; 11:7;

Gálatas 2:227. Comentario en What of the Unevangelized? (O.M.F.), 80.28.1 Tesalonicenses 2:4; 1 Corintios 9:16; Romanos 1:1; 15:16;et

al.29. 1 Corintios 9: 1230. Hechos 21:8; 2 Timoteo 4:5; Efesios 4:1131.0p. cit., 33532.1 Corintios 1:18-2:533. 1 Corintios 15: 1434. Hodder & Stoughton, 60-70.35.0p. cit., 6336.2 Corintios 4:537. Teach Yourself Preaching, 88s.

CAPITULO 3

1. Principalmente logos, aunque a veces rhema.2. Hechos 4:29,31; 11: 19; 13:46; 14: 25; 16:323. Hechos 8:4

Notas / 223

4. Hechos 13:5; 17:135. Hechos 18:116. Hechos 6:2,47. Hechos 13:44; 13:7; 19:108. Hechos 8: 14; 11: 1; 17: 119. Hechos 13:48

10. Hechos 6:711. Hechos 12:2412. Hechos 13:4913. Hechos 19:2014. Isafas 55: 10-1115.1 Tesalonicenses 1:5; 2:1316. 1 Pedro 1:23-2517. Hebreos 4: 1218. Mateo 22:23-3319. Marco 7:5-1320. Para un estudio más completo sobre la autoridad de la Escritura,

véase M. Green, The Authority of Scripture (Falcon).21. Génesis 1; Hebreos 11 :322. Juan 1: 1-1423. Hebreos 1: 1-224. Romanos 1:18-20; 2:14-1625. Efesios 1: 1726. 2 Corintios 3:627. Calvin (Fontana), 156s.28. 1 Corintios 2:4-529. Como los esbozados en 1 Corintios 15: 1-430. Hechos 4:2,18; 5:21,25,28,42; 13:12; 15:35; 17:19; 18:11;

20:20; 28:3131. Hechos 5: 2832. Hechos 2:40, por ejemplo.33. Hechos 17:2,17; 18:4,19; 19:8,9; 24:2534. Hechos 9:2935. Hechos 9:2236. Hechos 9:22; 17:337. Hechos 18:2838. Véase 2 Corintios 2: 15-1739. Hechos 17:4; 18:4; 19:8,26; 28:23,2440. Hechos 17: 341. Hechos 18:4,1142. Hechos 19:8,1043. Hechos 28:23, 30-31

Page 114: Creo en La Evangelizacion - David Watson

224 / Creo en la evangelización

44. Hechos 3: 11; 5:21,42; 21:4045. Hechos 9: 20; 13 :4; 14: 1; 17:2,10,1746. Hechos 5:42; 10:23ss; 16:32; 18:7,11; 28:23,30s47. Hechos 4:5-12; 6: 1248. Hechos 17: 1949. Hechos 13:750. Hechos 24: 1051. Hechos 26: 152. Hechos 8:2953. Hechos 16:23; 28:23,3054. Hechos 19:955. Hechos 17: 1756. Hechos 13:4457. G. Kitte1, Theological Dictionary of the New Testament (Eerd­

mans) Vol. 7, 1073s.58. Hechos 2:42-4759. Larson, Dare to Live Now!, 110, citado en One People de

J.R.W. Stott (Falcon, 1969).60. 1 Corintios 1: 22s61. Véase Romanos 15:18s62. Hechos 2:43; 3: 1-1063. The Young Church in Action (BIes).64. Hechos 5:12-1465. 1 Corintios 14: 24s66. Hechos 1: 1467. 2 Crónicas 5: 13s68. Hechos 4:24-3169. Hechos 13:1-470. Hechos 6: 1-771. Véase 1 Timoteo 5:3-1072. Walk in Bis Shoes (LV.P.).73. Citado en TEAR Times, otoño de 1974.74. Hechos 8: 1,475.2 Corintios 6:4s; 8-10

CAPITULO 4

1. 1 Corintios 2: 1,52. Evangelism and the Sovereignty of God (LV.P.), 43.3. Juan l2:49s4. Filipenses 2: 10-11

Notas / 225

5. Op. cit., Hodder & Stoughton, 331 s.6. Salmo 68:67. Véase 1 Corintios 1:17,18,24;2:58. Véase 1 Corintios 2:6-169.1 Corintios 15:1-4

10. Romanos 8:37-39 (Lo más importante es el amor)11. Gálatas 6: 1412. 2 Corintios 5: 2113. Hebreos 9:26; 10:12,1914. 1 Pedro 3: 1815.1 Juan 1:1716. Véase Apocalipsis 517. Para un estudio más completo véase The Death of Christ de J.

Denney o The Apostolic Preaching of the Cross de L. Morris(Tyndale Press).

18. Romanos 3:10-1219. Romanos 3:24s; 5:920. J. C1arke, Commentary on the Epistle to the Galatians, por

Martin Luther, 101.21. Véase Colosenses 1: 2022. Efesios 2: 1, 1223 Hebreos 9:2624. Romanos 5:10,1125. Efesios 2:12-1626. 2 Corintios 5: 2027. Juan 8:3428. Gálatas 3: 1029. Mateo 20:2830. Gálatas 3: 1331. 1 Timoteo 2:5-632. Hechos 17: 21 ,3033. Véase 2 Pedro 1:16-1834. Véase 1 Juan 1:1-335. 1 Tesalonicenses 1: 5; 2: 1336. Mateo 10:3437. Jeremías 17:938. Lucas3:l0-l439. Romanos 4: 18-2540. Hebreos 11:8-1941. Mateo 28: 1942. Gálatas 4:6; cf. Romanos 8: lOs43. Por ejemplo, Hechos 2:14-36; 7:2-53

Page 115: Creo en La Evangelizacion - David Watson

226 / Creo en la evangelización

CAPITULO 5

1. Op. cit., (Coverdale), 3.2. Versículos 1, 163. Teach Yourself Preaching, 19.4. 2 Corintios 4: 15. 2 Corintios 11: 23-296.2 Corintios 4:8-187. Lucas 10: 1B. Eclesiastés 4 :9-129. Juan 17:11,21

10. Filipenses 1:27; 2:1-2;4:211. 2 Corintios 5: lOs12.1 Corintios 3:10-1513.1 Corintios 4:1-514. Efesios 2:1215. O. J. Sanders, What ofthe Unevangelized? (O.M.F.), 10.16. Romanos 8: 117. 2 Corintios 5: 11lB. 2 Corintios 4:2; 6:3; 1 Tesalonicenses 1:519. 2 Corintios 5: 1420. 2 Corintios 5: 14s21. Motives and Methods of Evangelism (1.V.P.), 17.22. 1 Tesalonicenses 2:B23.2 Corintios 5: 1724.2 Corintios 5:16 (VP)25. 1 Corintios 2:4-526. 2 Corintios 5: lB27. Cita tomada de L. Ford en The Christian Persuader (Hodder &

Stoughton), 72s.2B.Op. cit., 7ls.29.2 Corintios 5:20s30. Colosenses 1: 2031. Hebreos 12:3

CAPITULO 6

1. Motives and Methods in Evangelism (I.V.P.), 14.2. Citado en C.M.S. Newsletter, abril 1975.3. 2 Corintios 4:2 y otros.4. Let the Earth Hear His Voice, 71Bs.5. Citado en Mayflower, otoño de 1975.

Notas / 227

6. Hechos 22:4-16; 26:9-187. 2 Pedro 1: 168.1 Juan 1:1-39. 1 Corintios 12:8 -don espiritual por el cual el conocimiento,

que no es conocido comúnmente, es dado por el Espíritu Santo.

CAPITULO 7

1. 1 Corintios 3:1-22. Hebreos 5:12-143. Hechos 20:20,31; Colosenses 1:28-29; 1 Tesalonicenses 2:7-12;

y otros.4. Efesios 4: 12-135. Véase Gálatas 6:1-56. Filipenses 1: 67. Lucas 22:31,32B. 1 Timoteo 5: ls; Tito 2: 2s9. Hechos lB:11

10. Hechos 20:31s11. 2 Corintios 10:3s12. Por ejemplo, los de la Unión Bíblica.13. Colosenses 1:2Bs14. Michael Eastman, "Changing Ethical Standards among Young

People", en Frontier Youth Trust Review, No. 5.15. Efesios 3:1B16. Artículos disponibles en 19 Bosworth Road, Dagenham, Essex,

Inglaterra.17. Más comentarios sobre estos pequeños grupos aparecen en el

próximo capítulo.lB. "Bible Reading and non-Bible Readers" en Frontier Youth

Review, No. 5.19. ¡bid.20. Hechos 2:42,4621. Efesios 4: 15; 5: 1s,18s,21 ; Colosenses 3: 1422. New Life, New Lifestyle, título del excelente libro sobre prose-

guimiento, por Michael Green, pub. Hodder & Stoughton.23. Efesios 5:3224. Mateo 10:3725. 1 Tesalonicenses 2:7-14; 1:5s26. 2 Tesalonicenses 1: 327. Hebreos 13:15s; Romanos 12:1. Véase el capítulo 9 donde el

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228/ Creo en la evangelización

lugar de adoración en la evangelización se desarrolla más plena­mente.

28. Publicado por el autor.29. Op. cit., 3s.30. Efesios 4: lIs31. Op. cit., 18.32. 1 Pedro 2:933.0p. cit., 23.34.0p. cit., 26.35. Lucas 14:26-3336. Op. cit., 77s.

CAPITULO 8

1. R. Halverson, cita en 1s Revolution Change? por Brian Griffiths(LV.P.), 87s.

2. Efesios 2: 12-223. Bryan Ellis, del artículo "Cristianos en sectores industriales".4. 1 Corintios 14: 1; 1 Pedro 3: 115. J. McFadden, "To Lave as Jesus Loved", en New Covenant,

mayo de 1975,21.6. 2 Timoteo 1: 13s7. Romanos 15: 18s8. Hechos 21: 119. Romanos 1O:9s

10. Efesios 6: 1211. Para un libro excelente y comprensivo sobre el servicio familiar,

véase M. Botting, Teaching the Families (Falcon).12. Let the Earth Hear His Voice, 169.13. Sto Michael-le-Belfrey, York.14. Véase Urban Church Project, Informe No. 5, para comentarios

útiles.15. Agradezco al reverendo Gavin Reed por algunas sugerencias res­

pecto a este tema.16. Véase W. D. Roberts, Revolución en evangelismo (Ed. Caribe).17. Véase Evangelismo explosivo por D. J. Kennedey (El Liber­

tador).18. Amós 8:11

CAPITULO 9

1. 1 Pedro 2:4,5,9

Notas / 229

2. Readings in Sto John's Cospel (Macmillan), 68.3. Romanos 12:14.2 Samue1 24:245. L. Ford, One Way to Change the World (Coverdale), 90.6. Hebreos 13:157. Salmo 48: 18. Hechos 2:339. Let the Earth Hear His Voice, 1101.

10.2 SamueI6:16-2j11. Tomado del ensayo de J. H. Eaton Worship and Dance, ed. J. G.

Davies, un simposio de la Universidad de Birmingham.12. Hebreos 13:1613.2 Corintios 8:2s14. 2 Corintios 9: 11815. Bien descrito en A Way o[ Living de M. Harper (Hodder &

Stoughton). Ver también Living Together in a World FallingApart de Dave and Neta Jackson (Creation House).

16. 1 Crónicas 2917. 2 Crónicas 5: 13s18. 2 Crónicas 20

CAPITULO 10

1. Efesios 2: 202. Hechos 5: 12-163. Hechos 19: lIs4. Juan 15:26s5. Juan 16:7s6. Hechos 1: 87. H. Boer, Pentecost and Mission (Lutterworth, 1961), 122, 1288. Hechos 5:289. Lucas 24:46-49

10. Hechos 4:31,3311. 1 Corintios 2:3-512. 1 Tesalonicenses 1: 513. Lucas 11: 1314. Lucas 4: 1,1415. Hechos 5:27-4216. Hechos 6:717. Hechos 6: 8ss18. Efesios 5:18,21

Page 117: Creo en La Evangelizacion - David Watson

230 / Creo en la evangelización

19. Hechos 4:24-3320. Juan 15:26; 16:1321. Hans Kúng, The Church (Search Press, 1968), 202s22. H. Snyder, Let the Earth Hear His Voice, 34023. Juan 14:624. Juan 1: 1725. Juan 8:40,45; 18:3726. Juan 3:3-727. 1 Corintios 12; Hebreos 2:428. Efesios 1: 1429. Efesios 2:1830. Romanos 5:531. 1 Pedro 1:232. Efesios 4:333. Gálatas 5:22s34. Lucas 1:1635. Mateo 18:336. Hechos 26: 18; cf. 9:35; 11 :21; 26:2037. The Christian Graduate, diciembre de 197138. Efesios 2: 139. 1 Corintios 2:4s40. (Falcon), 197541. Lucas 21: 12-1542.0p. cit., 12843. Hechos 2:3844. Hechos 8: 14-1745. Hechos 9: 1746. Hechos 17: 2, LA47. Hechos 3:1-1048. Hechos 1549. Hechos 8:26-3950. Hechos 9: 10-1951. Hechos 10-1152. Hechos 16:6-1053. Evangelism and the Sovereignty oi God (I.V.P.), 2954. 2 Corintios 4:455. 2 Corintios 10:3-556. Lucas 10:18s57. Efesios 5:1858.0p. cit., (Pickering & Inglis), 235s59. Véase 2 Corintios 11:23-2960.2 Corintios 4:7-12

61. Juan 7:37s62. Hechos 2:32s

Notas / 231

Page 118: Creo en La Evangelizacion - David Watson

Apéndice

He aquí una lista de pasajes que pueden resultar de valor para elestudio de ciertos temas de la Biblia:

General

Salmo 27Salmo 62Josué 1:1-9Juan 15

Pecado

Salmo 32

Isaías 6: 1·8

lA Ouz

Salmo 22: 1-18

Salmo 34Salmo 63Lucas 24: 13-321 Tesalonicenses5:14-25

Salmo 51

Lucas 15: 11-24

Mateo 27:39-51

Salmo 37: 1-13Salmo 103Juan 10

Salmo 139: 1-4,23-24

Lucas 18:9-23

Salmo 116

Page 119: Creo en La Evangelizacion - David Watson

Salmo 119 (varias secciones)

234 I Creo en la evangelización

Romanos 3:20-28 Isaías 53 Romanos 5: 1-11

El Precio

2 Reyes 5:1-14 Lucas 9:57-62 Lucas 14:25-33Filipenses 3: 1-14 Apocalipsis 3: 13-22

El Evangelio

Salmo 34: 1-10 Salmo 40 Isaías 55: 1-11Lucas 15: 1-10 Lucas 18:35-43 Lucas 19:1-10Juan 3:1-17 Juan 3:9-21 Hechos 8:26-39Hechos9:1-18 Efesios 2: 1-14

Seguridad

Salmo 103 Salmo 116 Salmo 121Salmo 124 Romanos 5: 1-11 Romanos 8: 28-391 Tesalonicenses 1 1 Pedro 1: 3-9

Tentación

Efesios 6: 10-20 Santiago 1: 1-15

Crecimiento

Salmo 84 Filipenses 3:7-16 2 Timoteo 2: 1-12

Confianza y Victoria

Salmo 16 Mateo 4: 1-11 Mateo 8: 1-13Mateo 14:22-33 Juan 15: 1-14 Romanos 6: 11-23Filipenses 4:4-19 Hebreos 11:32-12:2 1 Juan 1

Oración

1 Crónicas 29: 10-19Juan 17:6-17Colosenses 1: 9-14

Testimonio Y Servicio

Mateo 5: 1-16Juan 6: 1-15Hechos 8:26402 Corintios 4: 1-101 Pedro 3:8-18

La Biblia

Salmo 1

Dirección

Proverbios 3: 1-12

lsaías 64: 1·18Efesios 1: 15-23Filipenses 4:,4-19

Marcos 2:1-12Juan 21:15-25Romanos 12: 1-152 Corintios 5:20-211 Pedro 5: 1·11

Apéndice /235

Lucas 11: 1-13Efesios 3: 14-21

Juan 4:1-26Hechos 3: 1-111 Corintíos 13Efesios 5: 8-21