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CROACIA FICHA TÉCNICA DEL VIAJE PREPARACIÓN DEL VIAJE 18/03/08, Martes: CÁDIZ – FIGUERAS (GERONA) 19/03/08, Miércoles: FIGUERAS – VENECIA (ITALIA) 20/03/08, Jueves: VENECIA – POREČ (CROACIA) – ROVINJ – PULA 21/03/08, Viernes: PULA – ZADAR – ŠIBENIK 22/03/08, Sábado: ŠIBENIK – PARQUE NACIONAL KRKA – TROGIR – SPLIT 23/03/08, Domingo: SPLIT – ISLA DE BRAČ (SUPETAR – MILNA – ŠKRIP – BOL -

SUMARTIN) – MAKARSKA - TUČEPI 24/03/08, Lunes: TUČEPI – DRVENIK - ISLA DE HVAR (SUĆURAJ – HVAR – MILNA -

STARI GRAD – VRBOSKA - JELSA) – MAKARSKA - TUČEPI 25/03/08, Martes: TUČEPI – DUBROVNIK – STON – TUČEPI 26/03/08, Miércoles: TUČEPI – KRAJINA - PARQUE NACIONAL DE PLITVICE – SENJ 27/03/08, Jueves: SENJ – VENECIA (ITALIA) 28/03/08, Viernes: VENECIA – FIGUERAS (ESPAÑA) 29/03/08, Sábado: FIGUERAS – CÁDIZ VALORACIÓN FINAL DEL VIAJE FICHA TÉCNICA DEL VIAJE FECHAS: del 18 al 29 de marzo de 2008 TOTAL DÍAS: 12 KM. RECORRIDOS: 7.225,4 GASTO TOTAL DEL VIAJE: 1.697,75 € GASTO MEDIO DIARIO: 141,48 € PREPARACIÓN DEL VIAJE Llevábamos tiempo queriendo ir a CROACIA. Habíamos leído muchos relatos de viajes en los que se hablaba de sus maravillosos parques nacionales, de sus bellas ciudades, de sus playas, del mar verde esmeralda y… de los atascos en las carreteras y la saturación de turistas. Decidimos ir en Marzo, uniendo a la Semana Santa una semana de días de asuntos propios, para evitar las hordas de turistas, aunque eso implicase renunciar a las playas, que es algo que, viviendo en CÁDIZ, tampoco nos supone ningún trauma ya que aquí tenemos playas por todas partes.


Habíamos reservado un hotel en FIGUERAS (GERONA) para la primera noche y un bungalow en un camping de VENECIA (ITALIA) para la segunda. El resto del trayecto iríamos buscando alojamiento sobre la marcha, ya que habíamos leído en relatos de viajes y en foros que en las ciudades croatas más turísticas hay numerosas mujeres que te ofrecen “sobe” (habitaciones en casas particulares) y que hay por todas partes carteles anunciándolas: “Sobe / Rooms / Zimmer / Camere”. En un principio, íbamos a salir el Sábado 15 de Marzo, por lo que el día antes Jose fue a preparar el coche, le llenó el depósito de gasoil y lo dejó en el parking. El Sábado, a las 7 de la mañana, bajamos el equipaje, Jose fue a por el coche y, al rato, vuelve andando a casa porque el coche no arranca y echa mucho humo negro. Volvemos a subir el equipaje a casa y llamamos a la Asistencia de Citroën que, una hora más tarde, nos manda una grúa. Una vez el coche encima, subimos nosotros también y vamos al concesionario de Citroën en CÁDIZ, que está en la otra punta de la ciudad. Al llegar, vemos que está cerrado y que hay un cartel que dice que los sábados no trabajan en el taller (aunque sí en el servicio de venta, que abre a las 10; lo importante para ellos es vender, las averías pueden esperar). Volvemos a llamar a la Asistencia de Citroën y nos dicen que podemos hacer dos cosas: llevar el coche al depósito de la grúa y el Lunes lo vuelven a traer al concesionario sin coste alguno, o buscar otro concesionario en otra localidad que sí esté abierto los sábados, pero en ese caso tendríamos que pagar la grúa desde CÁDIZ hasta dicha localidad. Telefoneamos a algunos concesionarios pero están cerrados porque es muy temprano. El conductor de la grúa nos dice que no puede esperar hasta las 10 y que se lleva el coche hasta el depósito, por lo que cogemos un taxi de vuelta a casa. Con la moral por los suelos, localizamos un concesionario abierto en CHICLANA, a unos 30 km., que nos dice que podemos llevarles el coche pero que no nos garantizan que puedan arreglarlo hoy, porque están hasta las dos de la tarde y tienen otros coches por delante del nuestro. Llamamos a la grúa y nos dicen que ellos nos llevan el coche hasta CHICLANA, pero que nos costaría unos 100€; además, tendríamos que coger un taxi que nos llevase hasta CHICLANA para hacer la entrega del coche, y todo ello sin garantía de que nos lo arreglasen hoy. Tras pensarlo un rato, decidimos esperar hasta el Lunes y que lo arreglen en CÁDIZ. Cambio de chip: vamos al mercado, compramos almejas para almorzar y hacemos vida casera durante el fin de semana. Al menos ya tenemos las maletas hechas. Habíamos reservado para hoy el “Hotel Sidorme”, en FIGUERAS (GERONA), a través de www.booking.com. Mandamos un correo electrónico a booking.com contándoles nuestra desgracia y preguntándoles si podían cambiarnos la reserva para el Martes. La política de reservas dice bien claro que si cancelas una reserva el mismo día te cobran el 100%, pero por intentarlo que no quede. También habíamos reservado un bungalow en el “Camping Fusina”, en VENECIA, para el Domingo. Les mandamos un correo electrónico escrito en español, inglés e italiano pidiéndoles el cambio para el Miércoles. Puesto que va a ser casi imposible que salgamos antes del Martes, debemos rehacer la ruta prevista y acortarla en 3 días, por lo que decidimos suprimir las visitas a la Isla de


Lokrum, junto a Dubrovnik, al Parque Nacional de Mljet, en la isla del mismo nombre, y a Zagreb; el resto de las visitas las mantenemos. A media tarde nos telefonean a casa desde booking.com diciéndonos que han hablado con la responsable de reservas del “Hotel Sidorme” y que acceden a cambiarnos la fecha de la reserva sin coste alguno para nosotros. Esto sí que es profesionalidad y atención al cliente, no como en el concesionario de Citroën en CÁDIZ, que sólo piensan en vender. Muchas gracias a ambos. Por si fuera poco, unos minutos más tarde recibimos un correo electrónico de booking.com confirmándonos el cambio de la reserva. Al día siguiente, Domingo, recibimos un correo electrónico del “Camping Fusina”, escrito en un correcto español, diciéndonos que nos cambian la fecha de la reserva sin problemas ni coste adicional. Gracias también para ellos. El Lunes, a las 8 en punto, telefoneamos a la grúa y nos confirman que nos llevan el coche al concesionario de inmediato. Jose coge un taxi y llega al concesionario casi al mismo tiempo que la grúa. Bajan el coche y le dicen a Jose que da la impresión de que le hemos echado gasolina en vez de gasoil, que no nos garantizan, como nos temíamos, que estuviese listo para hoy porque tienen horario de Semana Santa, de 8 a 14 horas, y hay otros coches por delante del nuestro. De nada sirve decirles que estamos esperando desde el Sábado y que estamos perdiendo días de viaje. A la 1 y media telefoneamos al concesionario y nos dicen que el coche no estará listo hasta mañana Martes. Que nos mandarán un SMS para avisarnos. Otro día de vacaciones perdido. Se nos ha olvidado decir que, para no perdernos en el trayecto, llevamos el mapa de carreteras de “Michelin de Eslovenia, Croacia, Bosnia y Herzegovina, etc.”, de 2007, a escala 1:1.000.000, el atlas de carreteras de “Michelin de Europa”, de 2007, y el TomTom Go 710 con mapas de Europa Occidental. Nos compramos la “Guía del Trotamundos de Croacia” (Ed. Salvat), 2008, que está bastante bien y nos bajamos cantidad de información de Internet. También, como hacemos habitualmente, llevamos algo de comida: embutidos, latas, frutos secos, fruta, etc. 18/03/08, Martes. ¡Por fin nos dejan salir!: CÁDIZ – FIGUERAS (GERONA). 1.259,3 km. 12h 49’. A las 9 llamamos al concesionario y nos aseguran que el coche estará listo hoy, pero no nos garantizan la hora. A las 10:20 recibimos el esperadísimo SMS diciéndonos que ya podemos ir a recogerlo, previo pago de 211,12 €. A este importe hay que sumarle los 70,00 € de la gasolina que hubo que tirar y varios taxis para ir al concesionario; total: unos 300,00 € nos ha costado la broma. Llamamos a un radio-taxi, metemos el equipaje, vamos a la Citroën, pagamos, nos dan el coche, cargamos el equipaje, llenamos el depósito (de gasoil, ya no nos equivocaremos más) y salimos hacia CROACIA. Son las 11:07 y tenemos que llegar hasta FIGUERAS


(GERONA), a 1.259,3 km., la mayoría por autovías. Tenemos 19º de temperatura y luce el sol. Llamamos al hotel para avisar que llegaremos a media noche. Tras un trayecto sin incidentes, por CÓRDOBA, MANZANARES, VALENCIA y BARCELONA, llegamos a las 23:56 al “Hotel Sidorme”, que está muy bien indicado pero que al final nos cuesta encontrarlo porque el rótulo con el nombre que estaba en su fachada se le había caído. Telefoneamos al hotel y nos indican como llegar. Está en la carretera de ROSAS, junto al Decathlon. Está muy bien, limpio, funcional, wi-fi gratuito, situado cerca de la autovía y sólo cuesta 44,94 € (sin desayuno). Cenamos en la habitación y caemos rendidos. El tiempo ha estado muy bueno, aunque al final ha llovido un poco. 19/03/08, Miércoles. Carretera y manta: FIGUERAS – VENECIA (ITALIA). 1.099,3 km. 11h 50’. Después de la paliza de ayer, y la que nos espera hoy, decidimos no madrugar mucho para poder descansar, por lo que nos levantamos a las 8 de la mañana. Desayunamos en la habitación, metemos el equipaje en el coche y, a las 9, salimos hacia VENECIA (ITALIA). Tenemos 10º de temperatura y está nublado. A las 09:30 entramos en FRANCIA, como siempre, sin controles aduaneros. Desde CÁDIZ hasta la frontera francesa hay 1.288 km. Paramos a comer en la última área de servicio francesa, que tiene unas bonitas vistas aéreas de MONTECARLO (MÓNACO). A las 15:21 entramos en ITALIA sin controles fronterizos. Llevamos 1.820 km. Desde NIZA (FRANCIA) hasta cerca de ALESSANDRIA (ITALIA) se atraviesan montones de puentes y de túneles. Al llegar a VOLTRI cogemos la A26-E25, dirección ALESSANDRIA, para evitar los atascos de GÉNOVA. En ITALIA, la velocidad máxima por autopista es de 130 km/h. Intentamos llamar al “Camping Fusina”, en MALCONTENTA (VENECIA), donde hemos reservado un bungalow para esta noche, para avisar que llegaremos tarde, pero no conseguimos contactar con ellos. A la salida de la autopista, en VENECIA, hay un atasco fenomenal tanto en el peaje como luego en la entrada a MESTRE. En el peaje nos hacemos un lío, metemos el ticket por la ranura que no es, la máquina se lo traga, los conductores que están detrás se impacientan y, al final, nos cobran 48,10 € (desde la frontera con FRANCIA). El TomTom nos lleva al camping, aunque está bien señalizado. Son las 20:50, estamos a 8º y hace muchísima humedad. El camping está limpio y bien dotado. No hay demasiados clientes. El bungalow es pequeño pero cómodo, tiene estufa y sólo cuesta 36,17 € (incluido el coche). La recepción abre de 7 de la mañana a 11 de la noche. Todo el trayecto entre FIGUERAS y VENECIA discurre por autopistas de peaje o por autovías. El tiempo nos sigue respetando. Mañana estaremos en CROACIA.


20/03/08, Jueves. ¡Por fin llegamos a Croacia!: VENECIA – POREČ (CROACIA) – ROVINJ – PULA. 358,1 km. 9h. Después de desayunar en el bungalow, cargamos el equipaje y damos un paseo por el camping, para ver la Laguna de VENECIA, ciudad que nos encanta y en la que hemos estado muchas veces. Pagamos el camping, reservamos un bungalow para el Viernes 21 de Marzo y, a las 8 de la mañana, con 7º de temperatura y cielo despejado, partimos. Siguen los atascos para entrar en VENECIA, hemos tardado 42 minutos desde el camping hasta la entrada de la autopista, a pesar de que sólo hay unos pocos kilómetros de distancia. Echamos gasoil pero sólo 20 litros, porque aquí está muy caro (1,332 €/l. frente a los 1,179 de ESPAÑA). El TomTom nos lleva hasta la frontera con ESLOVENIA, a partir de aquí tenemos que prescindir de él porque sólo le tenemos cargados los mapas de Europa Occidental. A las 10:06, y tras un rápido control fronterizo en el que sólo nos piden la documentación personal (la del coche, no), entramos en ESLOVENIA por DRAGONJA. Hay 2.519 km. desde casa. Vamos hasta KOPER por autopista de peaje (sólo 1,90 €); una vez allí, llenamos el depósito de gasoil, así como un bidón de 10 litros que llevamos por si acaso. El gasoil está a 1,113 €/l. La velocidad máxima por autopista es de 130 km/h. (Actualmente, al entrar en ESLOVENIA hay que comprar una pegatina para poder circular por las autopistas). Seguimos por una estrecha carretera de montaña hasta la frontera con CROACIA, a 2.578 km. de CÁDIZ, donde llegamos a las 11:09. Hay que mostrar los pasaportes o D.N.I.s tanto al salir de ESLOVENIA como al entrar en CROACIA, pero el paso se hace con mucha rapidez. En CROACIA hay que circular con las luces encendidas siempre, incluso de día. Hemos leído en algunos foros que si se te olvida encenderlas te multan sin compasión. Desde la frontera hasta PULA hay una buena carretera (A9-E751) por la que se puede circular a 80-100 km/h; hay un pequeño tramo al comienzo que es de peaje (14 kunas = 1,92 €) y que pagamos con Visa porque no tenemos kunas, la moneda croata, aunque el precio aparece también en euros, lo que nos hace suponer que los admiten. Hoy queremos visitar la PENÍNSULA DE ISTRIA.

Nuestra primera parada es en la ciudad de POREČ (17.500 habitantes). Nada más llegar, vamos a un cajero automático y sacamos kunas. Dejamos el coche en un parking al aire libre que hay a la entrada del Casco antiguo (en croata, Stari Grad, que está bien señalizado, así como los parkings). Este casco antiguo es medieval, del siglo VI, con calles de piedra y numerosas Casas-palacio de estilo claramente veneciano; es peatonal y se ubica en una pequeña península. Es un pueblo muy tranquilo, aunque suponemos que en verano no se debe caber. Su principal atracción, además del conjunto urbano en sí, es la Basílica de San Eufrasio, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es de estilo bizantina y fue construida en el siglo VI. Tiene bellos mosaicos de oro en el ábside. Es verdad que es bonita, pero esperábamos más. La entrada es gratuita, aunque si se quiere acceder al Museo o subir al Campanario hay que pagar 10 kunas (1,37 €). Paseamos por la comercial Calle Dekumanska, donde se encuentra la Torre Pentagonal, hoy sede de un restaurante, así como varios Edificios venecianos, a cual más bonito, y otros góticos, renacentistas, románicos o barrocos, que también se encuentran por toda la ciudad, y que son legado de las diversas civilizaciones que la conquistaron. Abundan, al igual que en todo el país, las


heladerías, a pesar de que estamos a unos 12º, y las perfumerías. Caminamos por el Paseo Marítimo, que ofrece unas bonitas vistas del Mar Adriático, hasta llegar al Puerto, donde hay restaurantes y cafeterías de más postín. Compramos pan en un supermercado para que nos den cambio, ya que no tenemos monedas. Volvemos al parking y pagamos 5 kunas (0,68 €) por algo más de una hora, que es el tiempo que hemos necesitado para ver este pueblo. A pesar de haber estado paseando por las calles más turísticas, nos extraña no ver ni a las mujeres que ofrecen “sobe” ni los carteles que las anuncian, aunque sí encontramos una agencia de viajes que las oferta. Continuamos la ruta hacia ROVINJ (13.500 habitantes), que urbanísticamente guarda muchas similitudes con POREČ: su casco antiguo está en una península, es peatonal y medieval, tiene numerosas casas de estilo veneciano y hay un parking justo a la entrada del casco antiguo. Eso sí, ROVINJ está en cuesta. Tras aparcar, telefoneamos a casa con “España Directo” que funciona a las mil maravillas. Desde el parking hay una bonita vista de la ciudad. El cielo sigue despejado, pero el frío aumenta poco a poco. Subimos por las estrechas y empinadas calles hasta llegar a la cima, desde donde se disfruta de una bella panorámica del Mar Adriático y de las 13 frondosas islas que hay en los alrededores. Aquí arriba se alza la Iglesia barroca de Santa Eufemia, del siglo XVIII, cuyo interior no tiene mayor interés; la iglesia tiene un campanario de 63 m. de altura, coronado por una estatua de Santa Eufemia que sirve de veleta, ya que gira indicando a los marinos la dirección del viento. Bajamos por la Calle Grisia, en la que hay diversas galerías de arte y tiendas de artesanía, hasta llegar al Puerto y a la Trg (Plaza) Maršala Tita, donde hay numerosos restaurantes. Tras comer en la terraza de uno de ellos, pasando algo de frío, volvemos hacia el parking, que nos cuesta 2 kunas (0,27 €) por un par de horas, y nos marchamos de la ciudad. ROVINJ nos ha parecido muy bonita y tranquila, claro que en verano la tranquilidad brillará por su ausencia. Aquí tampoco hemos visto ni mujeres ofreciendo “sobe” ni carteles anunciándolas. Seguimos con el coche, esta vez en dirección a PULA (59.000 habitantes), en el extremo sur de la península, donde queremos pasar la noche. Es la mayor ciudad de la PENÍNSULA DE ISTRIA y fue muy dañada durante los bombardeos de la II Guerra Mundial. Aparcamos en un gran solar que hay junto a su famoso Anfiteatro romano. Como no vemos dónde hay que pagar, preguntamos a una croata que iba a recoger su coche y nos dice, en un perfecto inglés, que suele haber un señor en la puerta que cobra 5 kunas por hora. Como este señor no está, subimos a ver el Anfiteatro, que está cerrado, pero que da igual porque a través de los arcos se ve perfectamente lo poco que hay en su interior (un escenario y unas gradas); lo bonito está por fuera que, por cierto, se encuentra bastante bien conservado. Fue construido por el emperador Vespasiano al mismo tiempo que el Coliseo de Roma (siglo I). Es el 6º mayor del mundo, con capacidad para 20.000 espectadores. En la Edad Media se usó para realizar torneos medievales y ahora para celebrar los festivales de verano; en la actualidad caben 5.000 espectadores. Seguimos sin noticias de las “sobe”, y esto empieza a ser preocupante porque ahora sí que necesitamos una. La “Guía del Trotamundos” indica que las gestionan en la Agencia “A-Turizam”, situada en la cercana y peatonal Ulica (Calle) Kandlerova, que es la calle principal de la ciudad, así que nos dirigimos a ella pero está cerrada (no son ni las 5 de la tarde). Enfrente, se alza la Catedral de la Asunción de la Virgen María, del siglo XVII, que también está cerrada. Entre 1671 y 1707, se construyó delante de ella un alto Campanario usando los bloques del Anfiteatro. Continuando por esta calle, llegamos a la Plaza Forum, donde se encuentra el Templo de Roma y Augusto que, además de como templo, fue usado como iglesia, granero y Museo Arqueológico; en 1944, fue totalmente destruido por los bombardeos, pero se


reconstruyó entre 1945 y 1947; obviamente, también está cerrado. Junto a él se alza el Ayuntamiento, construido usando partes de un templo dedicado a Diana; en este edificio se superponen diversos estilos arquitectónicos que van desde el románico hasta el renacimiento. En esta plaza se encuentra la Oficina de Turismo; entramos y nos atienden en italiano; nos dicen que ellos no dan información sobre “sobe” y nos dan un listado de hoteles con sus precios, indicándonos en un plano dónde se encuentran; también nos mandan a una Agencia llamada “L.W.”, que está junto al Puerto, asegurándonos que está abierta y que gestionan “sobe”. Nos acercamos y, como era de esperar, está cerrada, así que volvemos al coche (el señor que cobra sigue sin estar, por lo que nos sale el aparcamiento gratis) y nos vamos al hotel más barato de la lista que nos dio: el “Veli Jože”, que está relativamente cerca, pero debido a unas obras tenemos que dar un rodeo enorme que nos permite hacer un amplio city-tour por la zona nueva de la ciudad (mucho más animada que el casi desierto casco antiguo); dejándonos llevar por el instinto y con un poco de suerte, lo encontramos: es un edificio mastodóntico, enorme, decadente y feo; entramos, subimos por una larga escalera y nos entendemos como podemos con la recepcionista, que apenas si habla inglés; nos dice que al precio que nos han dado en la Oficina de Turismo hay que incrementarle los impuestos, total: 392 kunas (53,70 €) sin desayuno, aunque al final nos dice que es con un gran desayuno; nos enseña la habitación y la verdad es que está muy bien: enorme, limpia y confortable, nada que ver con la fachada del hotel y con su entrada. Dejamos el equipaje y nos vamos de inmediato a pasear por la ciudad, en la que ya ha anochecido (son menos de las 7). Volvemos a la Plaza Forum y a la Ulica Kandlerova y están oscuras y casi desiertas. Retrocedemos por la única calle que tiene algunos comercios abiertos, la Ulica Sergijevaca, también peatonal, que finaliza en el Arco del Triunfo de los Sergios o Puerta de Oro, del siglo I. El Arco da paso a una plaza más animada en la que comienza la parte nueva de la ciudad, por la que paseamos un rato. Volvemos sobre nuestros pasos, compramos cervezas en un supermercado y regresamos al hotel, en cuya habitación cenamos. Empezamos a temernos que el tema de las “sobe” sólo funcione en verano. Veremos que pasa mañana. Dado que anochece muy temprano, hemos decidido madrugar para aprovechar la luz solar y llegar antes al sitio donde vayamos a dormir para buscar alojamiento con más tranquilidad y a mejor precio. Por cierto, con el tiempo que hemos perdido buscando alojamiento no hemos podido ver el Castillo del siglo XVII que se alza sobre la colina que está en medio del casco antiguo. Al menos el tiempo continúa bueno. 21/03/08, Viernes. La preciosa Costa Dálmata: PULA – ZADAR - ŠIBENIK. 414,3 km. 8h. Nos levantamos a las 06:30 y bajamos a desayunar. Da la impresión de que somos los únicos huéspedes del hotel. El desayuno es abundante y lo sirven con mucha amabilidad. Recogemos las cosas y, a las 8, salimos. Temperatura: 8º. Cogemos nuevamente la carretera A-9 - E-751 durante 26 km., y luego la A-8, por la que se puede circular a 80-100 km/h. Al llegar a UČKA se pasa por un túnel de peaje (28 kunas = 3,84 €). Circunvalamos RIJEKA (por cierto, al final hay que tomar una curva que está sustentada por unos pilares sobre la ladera de una montaña; realmente espectacular) y enfilamos la carretera litoral E-65, llamada “Jadranska Magistrala”, que es estrecha, con muchas curvas y sin arcenes, pero preciosa. En esta carretera, como en la mayoría de las croatas, la velocidad media es de 50-60 km/h. No hay mucha circulación (al parecer, en


verano, en esta carretera no se cabe de la cantidad de vehículos que hay). Paramos en numerosas ocasiones para hacer fotos. Todo el litoral croata está jalonado de miles de islas, de todos los tamaños, muy cercanas a la costa, lo que hace muy difícil ver la línea del horizonte en el mar. El paisaje es precioso: a la derecha, el Mar Adriático plagado de islas, y a la izquierda, la Cordillera de Velebit que llega hasta la misma orilla. La temperatura ha subido hasta los 15º, pero sopla un viento fresquito. La carretera finaliza en la autopista de peaje A-1, que tomamos durante unos 15 km. (5 kunas = 0,69 €), y luego nos salimos para ir a ZADAR. Llegamos sin problemas al centro que, como en todas las ciudades croatas, está muy bien señalizado, y dejamos el coche en el parking al aire libre que hay siempre junto al Casco antiguo (los cascos antiguos suelen ser peatonales) que, para no ser menos, está en una pequeña península. ZADAR (85.000 habitantes) fue la capital de la DALMACIA bizantina. En la II Guerra Mundial fue destruida en un 60%, pero ha sido reconstruida. Entramos por la bonita Calle Jurja Barakovića, en la que llama la atención el suelo, que es de mármol (algo habitual en muchos cascos antiguos croatas). Llegamos a la Plaza Narodni, que es el epicentro del casco antiguo; aquí se encuentran entre otros bellos edificios, el de la Antigua Guardia Municipal, renacentista, al que se añadió la Torre del Reloj en el siglo XVIII; enfrente, la Logia, del siglo XIII, cuyos arcos han sido acristalados recientemente y acondicionada como sala de exposiciones; en la plaza también están el Antiguo Ayuntamiento y el Palacio Ghirardini, que muestra un precioso balcón gótico-renacentista. Continuamos el paseo dirigiéndonos hacia la Puerta de la Tierra Firme, del siglo XVI, la más bonita de las que dan acceso al casco antiguo; en el centro de la misma destaca un gran león alado de San Marcos, símbolo de la dominación veneciana; a la izquierda de la puerta han instalado un puerto deportivo y, a la derecha, hay un mastodóntico bastión defensivo. Muy cerca de aquí está la Plaza Petra Zoranića, en la que destacan unas antiguas Cisternas que están valladas y que dan la impresión de que la plaza está en obras; al lado hay una solitaria, pero bien conservada, Columna romana y, en la plaza adyacente, destaca la Iglesia de San Simeón, del siglo XIV y de color tierra, que tiene una bonita torre. En esta ciudad, en la que abundan los edificios de estilo veneciano, también reina una quietud tremenda, ya que apenas si hay gente por las calles. Continuamos hacia la Plaza Seleni, la más grande de la ciudad medieval; aquí se alzan la Iglesia de Santa María, a cuyo lado está el Museo de Arte Religioso, la Iglesia de San Donato, del siglo IX, con un altísimo ábside, los restos del antiguo Foro romano, del siglo I a. C. (los niños corretean entre lo que queda de las columnas) y la Catedral de Santa Anastasia, románica del siglo XII, cuyo campanario corona la ciudad. Todos estos edificios están cerrados, debido a que es la hora de comer, por lo que nos tenemos que contentar con verlos por fuera. Intentamos ir al Órgano del Mar, que está en el Paseo Marítimo: se trata de 35 tubos que están bajo el suelo y suenan cuando las olas empujan el aire por su interior; lamentablemente, la zona está vallada y no dejan pasar, por lo que nos quedamos sin verlo ni escucharlo; fue construido por el arquitecto croata Nikola Basic en 2005. Aquí tampoco hemos visto “sobe” ni nadie que las ofrezca. El parking nos cuesta 7,5 kunas (1,03 €) por 1,5 horas. Abandonamos la ciudad y tomamos la carretera costera E-65. Paramos a comernos un bocadillo y seguimos hacia nuestro destino de hoy: ŠIBENIK (51.500 habitantes). Al llegar, dejamos el coche en el parking que hay en el Paseo Marítimo, junto al Casco antiguo, y vamos andando a buscar una “soba” (plural = sobe; singular = soba) que recomienda la “Guía del Trotamundos”, que está en la calle Petra Grubišića, 13, muy cerca de la Plaza Poljana Maršala Tita, donde se ubica el Teatro. La encontramos sin dificultad, a pesar de estar dentro de un patio, pero está cerrada, aunque hay un número de teléfono: llamamos y, en un


correcto inglés, nos dicen que esperemos 5 minutos que enseguida vienen. Efectivamente, llega un señor que nos enseña un chalet de dos plantas en cuya parte superior tiene 3 habitaciones impecables y muy bien equipadas: baño, aire acondicionado, nevera, televisor, etc. Cuesta 250 kunas (34,25 €). Nos dice que podemos aparcar en el patio y nos indica en un plano cómo llegar con el coche desde el parking hasta la “soba” (es un poco complicado). Le pagamos y nos dice que mañana cerremos y dejemos la llave en el buzón que está en la puerta. ¡Por fin hemos conseguido una “soba”!. Como son las 5 de la tarde y oscurecerá pronto, decidimos visitar primero la ciudad y luego recoger el coche e instalarnos en la “soba”. Vamos en primer lugar a la Catedral de San Jacobo, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; está considerada la joya del renacimiento croata, aunque fue comenzada en 1431 en estilo gótico veneciano y finalizada, en 1555, en estilo renacentista toscano; en su construcción intervinieron diversos arquitectos italianos y croatas y algunos de los mejores escultores del momento; destacan el baptisterio y un friso que rodea el ábside y que contiene 74 cabezas de ciudadanos de la época (unos autores dicen que se trataba de personas importantes e influyentes, y otros aseguran que eran simples ciudadanos de a pie cuyas caras resultaron del agrado del escultor, un dálmata a quien llamaban Juraj Dalmatirac); lo malo es que el interior de la Catedral es demasiado oscuro (para una vez que encontramos un edificio abierto…). En la misma plaza está el bonito edificio del Ayuntamiento, del siglo XVI y estilo renacentista, cuya planta baja ha sido convertida en cafetería; fue muy bien reconstruido después de los destrozos de la II Guerra Mundial. Cerca está la pequeña pero bella Iglesia de Santa Bárbara, del siglo XV, que ya se encuentra cerrada. Subimos al Castillo de Santa Ana, del siglo XV, serpenteando por las preciosas y estrechas calles medievales del casco antiguo, que está más animado que los que hemos visto hasta ahora. El Castillo está cerrado pero entramos en el Cementerio que hay a su lado, desde el que se disfruta de una bella panorámica de la ciudad y de una hermosa puesta de sol en el Adriático. Iniciamos el descenso perdiéndonos por las intrincadas calles, sin rumbo fijo, apareciendo ante nosotros espontáneamente bonitos palacetes de estilo veneciano, iglesias, escaparates repletos de artesanía dálmata, puertas preciosas, fachadas, ventanas, blasones, pozos, arcos, galerías de arte, bares,…, hasta que finalmente anochece. Observamos que en la plazas hay muchos quioscos de prensa regentados por mujeres, no sólo aquí, también en otras ciudades croatas; pensamos que tal vez sean viudas de la guerra a las que el Gobierno les ha proporcionado un medio de buscarse la vida (no es más que una suposición). Sacamos el coche del parking (10 kunas la hora = 1,37 €) y lo aparcamos en el patio que hay delante de la “soba”, subimos el equipaje a la habitación y nos vamos a dar una vuelta. Paseamos por la parte moderna, ya de noche y con un poco de frío (11º), y compramos naranjas y kiwis en el Gran Mercado, situado al aire libre, que ya está cerrando. Damos una vuelta por el casco antiguo, vemos la Catedral y el Ayuntamiento iluminados, compramos cervezas en un súper y nos vamos a la “soba” a ducharnos, a comer y a dormir. Hoy hemos vuelto a tener buen tiempo, aunque con algo de frío. 22/03/08, Sábado. ¡Qué pedazo de Parque Nacional!: ŠIBENIK – PARQUE NACIONAL KRKA - TROGIR – SPLIT. 209,4 km. 10h 40’. Tras una reparadora noche en la “soba”, madrugamos, desayunamos en la habitación y, a las 07:25 ya estamos circulando. Tenemos 11º, está nublado y ha llovido por la noche.


Vamos al cercano (12,8 km.) y bien señalizado PARQUE NACIONAL KRKA, cuya entrada está en LOZOVAC. Al llegar, uno de los empleados nos dice en inglés que tenemos que esperar a que den las 8, hora a la que abren; nos indica que dejemos el coche en el aparcamiento gratuito que hay junto a la entrada y que él nos avisará. Llueve intermitentemente. A las ocho y diez, y viendo que no nos avisa, nos dirigimos a la taquilla y nos dicen que ya podemos entrar; el empleado en cuestión está leyendo tranquilamente una revista pasando de nosotros. En temporada alta, cuando hay mucha afluencia de público, ponen unos minibuses gratuitos que te llevan desde la taquilla hasta un parking que hay unos 4 km. más abajo, pero como somos los únicos visitantes de hoy, nos dicen que vayamos con nuestro propio coche. Llegamos al pequeño parking pero continuamos unos 300 m., hasta una pequeña iglesia, donde dejamos el coche. Estamos solos en el Parque. A unos metros de distancia hay un mirador con una impresionante panorámica de las Cascadas Skradinski Buk, la joya del Parque. Tras un buen rato contemplando esta maravilla de la naturaleza, comenzamos el descenso por un sendero muy bien señalizado, cruzamos el río por un puente de madera al final del cual hay bares, restaurantes, etc., todos cerrados, no van a abrir para nosotros, e iniciamos el suave ascenso por un camino perfectamente marcado; al llegar arriba, se suceden una serie de pequeñas lagunas, arroyos, cascaditas, etc., rodeados de una exuberante vegetación, por las que se puede caminar perfectamente gracias a unos caminos de madera que han puesto, que permiten que el agua pase bajo tus pies, y que hace imposible perderse siempre que no te salgas de los mismos. Tras recorrer 875 m., en una hora y media, llegamos al parking y, justo aquí, empieza a llover, aunque sólo un par de minutos. Comienzan a abrir algunas de las tiendas para guiris que hay instaladas en esta zona. Bajamos hasta el coche y volvemos a asomarnos al mirador inicial para echarle un último vistazo a las cascadas. Ha empezado a llegar más gente que hace el circuito circular en dirección contraria a la nuestra, pero creemos que es mejor hacerlo como lo hemos hecho nosotros, comenzando en el mirador y terminando en el parking. Este Parque es una maravilla y, además, hemos estado casi solos todo el tiempo (al parecer, en verano esto es una feria). Hemos hecho un mogollón de fotos. La entrada cuesta 65 kunas (8,90 €) y te dan un folleto escrito en cualquier idioma excepto en español. Desde aquí nos vamos a SKRADIN, de donde parten unos barcos que, remontando el río, llevan hasta la Isla de Visovac y a las Cascadas Roški Slap. Llegamos a la taquilla y nos dicen, en italiano, que hace demasiado viento y los barcos no pueden navegar (nos parece absurdo que no se pueda navegar en un río de 30 m. de ancho por culpa del viento, pero es la excusa que nos dieron. Seguramente, es que no les resultaría rentable fletar un barco para llevar a sólo dos pasajeros); muy amablemente nos indican cómo podemos ir hasta las cascadas con el coche, pasando por DUBRAVICE y por RUPE. Después de pasar la primera localidad, hay una pequeña carretera que lleva hasta un embarcadero situado justo enfrente de la minúscula y arbolada Isla de Visovac que, a pesar de tener un pequeño monasterio franciscano en su interior, vista desde aquí no parece que tenga mayor interés. Continuamos el camino, atravesamos lentamente RUPE, llegamos a una carretera más importante y seguimos las indicaciones que llevan a las cascadas. En una curva, sale una pista infernal de 2,5 km. que baja hasta el pie de las Cascadas Roški Slap, que no se ven desde aquí porque las oculta la maleza, al parecer sólo pueden verse desde el río, en un barco. Ha sido una tonta pérdida de tiempo. Regresamos por el mismo camino hasta ŠIBENIK y continuamos por la E-65 hasta TROGIR (11.000 habitantes), cuyo Casco antiguo medieval ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Aparcamos en el ya clásico parking al aire libre que hay junto al casco antiguo peatonal de casi todas las ciudades croatas. Llueve bastante. Hay una


“soba” junto al parking pero quieren cobrarnos 400 kunas (en realidad, es un hotel), y decimos que no. Bajo la lluvia paseamos por el pequeñísimo casco antiguo, que es precioso, con edificios venecianos, casas de piedra, restaurantes por un tubo, etc. Esta vez el casco antiguo no está en una península sino en una isla amurallada, a la que se accede por un puente. Aquí se han rodado muchas películas, aprovechando la belleza de sus calles y edificios. Paseando, llegamos a la Plaza Ivana Pavla II, que es el corazón del Stari Grad (casco antiguo en croata). Aquí se alza la Catedral de San Lorenzo (aunque los lugareños la llaman de San Juan), del siglo XIII, con un pórtico románico de gran belleza construido por el gran maestro Radovan; no podemos entrar porque está cerrada. Enfrente del pórtico está el Palacio Cipiko, construido en el más puro estilo veneciano. En la misma plaza están la Logia, la Torre del Reloj, del siglo XV, y el Ayuntamiento, del siglo XIII. Vagabundeamos por sus calles, salimos de su Muralla, volvemos a entrar, paseamos, hacemos fotos, siempre bajo una lluvia continua que resulta molesta. Después de una hora, volvemos al coche, pagamos 15 kunas (2,05 €), el más caro hasta ahora, y nos marchamos de la ciudad. Si no hubiese estado lloviendo, la habríamos disfrutado más, porque la verdad es que es preciosa, pequeña pero preciosa. Hay una historia mitológica muy curiosa sobre esta ciudad, y es que en 1928 se descubrió en la cocina de una casa de TROGIR un bajorrelieve griego del siglo IV a. C., representando al poco conocido dios Kairos, que simboliza el “momento oportuno”, o sea, el más favorable para hacer algo, en contraposición al “momento neutro” que es más común. Sólo hay tres Kairos en el mundo y uno de ellos está aquí, concretamente en el Monasterio Benedictino de San Nicolás. Continuamos la ruta hacia SPLIT (221.000 habitantes), donde queremos dormir hoy. Es una ciudad muy grande, en la que seguimos sin ver “sobe” ni nadie que las ofrezca, por lo que nos dirigimos al “Hotel Dujam”, que según la “Guía del Trotamundos” cuesta 370 kunas (50,69 €); al llegar allí una antipática recepcionista nos pide casi el doble; como el tiempo está malo aceptamos inicialmente, pero como no encontramos aparcamiento en los alrededores, nos lo pensamos mejor e intentamos buscar “sobe” en las afueras, ya que la “Guía del Trotamundos” asegura que hay muchas. Efectivamente, a 4 km. en dirección sur, en STROBEC, vemos varios carteles en la carretera anunciándolas; aparcamos, nos dirigimos a la más cercana pero no hay nadie, así que vamos a la siguiente, en cuya puerta está una señora que sólo habla croata, le preguntamos: “¿sobe?” y moviendo la cabeza nos dice que sí; nos lleva al primer piso de su casa y nos muestra una habitación impecable, con vistas al mar y el cuarto de baño al lado, que debemos compartir con otra habitación, pero como está vacía, es sólo para nosotros; en un papel escribe “250 kunas” (34,25 €) y le decimos que OK; llevamos el coche hasta la puerta de la casa y los dos hijos de la señora (uno de ellos habla algo de inglés) nos suben amablemente el equipaje. La familia vive en la planta baja y han habilitado dos habitaciones y un baño en la primera planta para alquilarla a turistas. Comemos algo en la misma habitación y nos vamos a ver la ciudad. Lo más interesante de SPLIT (en realidad, lo único) es el Palacio de Diocleciano, declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad. Dejamos el coche en el aparcamiento que está entre el Palacio y el mar y, nada más bajar, una señora nos ofrece una “soba”, ¡¡¡A buenas horas, mangas verdes!!!; le decimos que ya tenemos y nos disponemos a visitar este curioso edificio. El Palacio fue construido entre los años 293 y 305, por encargo de este emperador romano, para usarlo durante su retiro, y tiene parte de villa romana y parte de campamento militar. Se construyó con piedra caliza de la Isla de Brač y mármol de alta calidad; tiene forma de un rectángulo irregular con una superficie de 3,5 hectáreas; está fortificado, con 16 torreones de los que sólo quedan 3 y una puerta de acceso en cada una de sus cuatro caras; originalmente, la cara sur daba directamente al


mar, aunque en la actualidad están separados por un ancho paseo marítimo que se usa como parking al aire libre. Cuando se edificó, la ciudad no existía, por lo que ésta fue creciendo alrededor del Palacio, que llegó a albergar a 9.000 personas. Entramos por la puerta sur, llamada Puerta Aenea, que da acceso directo a los Subterráneos del edificio, que actualmente están repletos de tiendas de recuerdos, librerías, etc.; están muy bien conservados porque durante siglos se usaron para tirar desperdicios e inmundicias que los preservaron de las inclemencias del tiempo. Subimos unos escalones y salimos a una placita en la que hay una Catedral cristiana y una pequeña Esfinge egipcia de granito, del segundo milenio a. C., ambas rodeadas de Columnas corintias, Arcos griegos y Restos romanos; la sensación de caos arquitectónico es total. Lo que más llama la atención, aparte del maremágnum de estilos y épocas, es que el Palacio sigue estando habitado por unas 3.000 personas, y sus edificios han sido adaptados a las necesidades de los diferentes ocupantes que ha tenido durante 17 siglos; así, se han abierto o ampliado ventanas, se han levantado tabiques, se han instalado aparatos de aire acondicionado y antenas de televisión, hay ropa tendida, el Peristilo se ha transformado en una cafetería, el Templo de Júpiter en un Baptisterio, el Mausoleo del emperador en una catedral, etc. Por cierto, no nos dejan entrar en la Catedral porque en su interior están rodando un documental. Al lado del Palacio está la Plaza Narodni, bastante bonita. Paseamos hasta la cercana Estación Marítima, que está al lado de la Estación de Autobuses y de la Estación de Ferrocarril, para preguntar los horarios de los ferries que van a SUPETAR, en la ISLA DE BRAČ, nuestro destino de mañana. Nos dicen en un correcto inglés que hay uno que sale a las 9 pero que conviene que estemos una hora antes para adquirir el billete y embarcar. Aprovechamos para comprar algunas vituallas en el supermercado que está al lado (en los supermercados croatas cobran las bolsas de plástico). Nadie más nos ofrece “sobe”, aunque hemos visto un par de ellas en el interior del Palacio. Volvemos al coche, pagamos el parking (20 kunas = 2,74 €, por 2 horas) y nos vamos a nuestra “soba”. Son las 6 de la tarde, es casi de noche, empieza a llover y hace frío (12º). Nos duchamos, cenamos en la habitación y nos acostamos, que mañana hay que madrugar. 23/03/08, Domingo. Nuestra primera isla croata: SPLIT – ISLA DE BRAČ (SUPETAR – MILNA – ŠKRIP – BOL - SUMARTIN) – MAKARSKA - TUČEPI. 125,7 km. 12h 24’. Nos levantamos a las seis y media, desayunamos, le pagamos la “soba” a la propietaria y nos vamos a la Estación Marítima de SPLIT, donde llegamos a las 07:50, aunque el ferry no parte hasta las nueve. Estamos a 9º de temperatura y, aunque no llueve, puede hacerlo en cualquier momento, de hecho, ha estado lloviendo fuerte toda la noche. El motivo de llegar con tanta antelación se debe a que hemos leído en relatos de viaje y en foros que los ferries se llenan con rapidez debido a la alta demanda que tienen, por lo que hay que llegar mucho antes de que zarpen para garantizar el embarque. Cuando llegamos, sólo hay una pareja de italianos antes que nosotros. Es evidente que esta alta demanda sólo se da en verano. Compramos los billetes (152 kunas = 20,82 €) y esperamos a que llegue el ferry. A las ocho y media atraca el ferry, que es muy grande, descienden apenas una veintena de coches y nos autorizan a embarcar. El ferry, de la compañía Jadrolinija debe tener capacidad para unos 150 coches, pero sólo vamos unos 30. Apenas un par de minutos antes de las 9 llega un coche retrasado que embarca sin problemas. Salimos a las 9 en punto. El ferry tiene un salón bastante cómodo, con cafetería y televisores de plasma.


50 minutos después, atracamos en el puerto de SUPETAR (3.000 habitantes), en la ISLA DE BRAČ. Bajamos del ferry, dejamos el coche en el parking de un hospital y damos un paseo por el pueblo, que es agradable y supertranquilo. Tiene un Puerto muy bonito.

Tras el paseo, continuamos por la carretera costera hacia el oeste, en dirección a MILNA, pueblo de pescadores del siglo XVII, tan tranquilo como bonito, que aún conserva algunas secuelas de la “Guerra de los Balcanes”. Su Puerto es de los más bonitos que hemos visto en CROACIA.

Desde aquí, seguimos hacia el Este, por la carretera que va por el centro de la isla. Nos desviamos para ir a ŠKRIP, puesto que la “Guía del Trotamundos” dice que “no os la perdáis”. Cuando llegamos vemos un grupo de casas diseminadas sobre una colina con algo de vistas al mar. En definitiva, que no vale la pena venir hasta aquí.

Hay que reseñar que la ISLA DE BRAČ es famosa, entre otras cosas, por la gran calidad de su mármol, con el que se han construido la “Casa Blanca” de WASHINGTON y numerosas ciudades de CROACIA. Vemos algunas canteras durante el recorrido por la isla.

Retrocedemos y nos dirigimos ahora hacia BOL, que tiene la playa más famosa y fotografiada de CROACIA: la Zlatnic Rat, un alargado triángulo de pequeñas piedras y pinos, que se interna en el mar, y cuyo vértice gira a la derecha o a la izquierda en función del viento y de las mareas. La verdad es que la playa resulta más espectacular desde arriba que una vez en la misma playa, ya que, como la mayoría de las playas croatas, carece de arena y en su lugar hay infinidad de pequeños e incómodos guijarros; nada que ver con las magníficas playas de fina y dorada arena que tenemos en CÁDIZ, pero en fin: “Unos cardan la lana y otros crían la fama”. Es de suponer que en verano, cuando el Adriático se llena de luz y el mar se tiñe de verde esmeralda, las playas croatas ganan mucho, pero ahora, con el cielo encapotado, la verdad es que dejan mucho que desear.

Empieza a llover y nos dirigimos a SUMARTIN, desde donde sale el ferry hacia MAKARSKA, en el continente. El problema es que son las 2 de la tarde y el ferry no sale hasta las 6 (si no fuese Domingo, saldría a las 3), así que nos comemos unos bocadillos en el Paseo Marítimo de SUMARTIN y, al poco, empieza a diluviar, por lo que tenemos que esperar dentro del coche. Aprovechamos para leer y escuchar música dentro del coche. A las 17:30 abren la taquilla para comprar el billete del ferry (no admiten visa, sólo kunas en efectivo, lo que hace que nos quedemos casi sin dinero) y embarcamos en un ferry pequeño, cutre, sucio, con olor a gasoil y mal acondicionado. Cuesta exactamente igual que el ferry entre SPLIT y SUPETAR, pero aquél era un pedazo de ferry y éste no lo es ni por asomo. Mañana queremos ir a la ISLA DE HVAR, pero no hay ferries directos desde BRAČ hasta HVAR, por lo que tenemos que volver al continente y, una vez allí, volver a embarcar hacia HVAR.

A las siete y cuarto de la noche, noche profunda, llegamos a MAKARSKA (13.500 habitantes); justo enfrente del embarcadero están los carteles indicadores para ir hacia el sur. Paramos junto a un cajero para sacar kunas y comenzamos a buscar una “soba”. Encontramos una, dentro de la ciudad, pero es tan cutre y sucia que la rechazamos. Salimos a la carretera costera E-65 y, al llegar a la cercana localidad de TUČEPI (1.800 habitantes), vemos muchos carteles anunciando “sobe” y “apartmani” (apartamentos). Mientras Jose se queda en el coche, mal aparcado, Lola pregunta en un par de ellos y le


dicen que están completos; al tercer intento, le muestran un fantástico apartamento, con dormitorio, baño, salón con cocina completa, aire acondicionado, televisor, terraza, impecablemente limpio,…, ¡¡por tan sólo 20,00 € la noche!!! Además, tiene parking propio. Por supuesto, aceptamos, aparcamos y subimos el equipaje. Al rato, la propietaria, una chavala joven que vive un piso más abajo, nos sube un plato con diversos tipos de exquisitos dulces y bizcochos caseros recién hechos. ¡Cuánta amabilidad! Le decimos que vamos a estar dos noches.

Cenamos en el apartamento y nos acostamos en una gran cama con los sacos de dormir que llevamos, ya que sólo hay una manta y el aire acondicionado está en el salón, pero no en el dormitorio. En la calle están a 12º. No terminamos de creernos que este pedazo de apartamento sea tan barato. Hasta mañana, a ver si no llueve tanto como hoy. 24/03/08, Lunes. Nuestra segunda isla: TUČEPI – DRVENIK - ISLA DE HVAR (SUĆURAJ – HVAR – MILNA - STARI GRAD – VRBOSKA - JELSA) – MAKARSKA - TUČEPI. 232 km. 9h 51’. Desayunamos en el apartamento, bajamos y, a las ocho y veinte estamos dispuestos a partir. Tenemos una temperatura de 10º y está nublado. Dejamos la basura en el contenedor de la casa contigua, ya que así nos lo indica, amablemente, su propietaria y nos dirigimos hacia la cercana DRVENIK, donde tomaremos un ferry que sale a las 9 hacia SUĆURAJ, en la ISLA DE HVAR. Por el camino, paramos para hacer algunas fotos de la costa adriática. Nos pasamos de largo el embarcadero y tenemos que retroceder; al final, cogemos por los pelos el ferry, que va casi vacío. Nos cuesta 92 kunas = 12,60 €. La ISLA DE HVAR (11.500 habitantes) está considerada la reina de las islas dálmatas, y una de las 10 islas más bellas del mundo. Es el lugar que recibe más horas de sol de todo el país, aunque hoy está nublado. Media hora más tarde llegamos a SUĆURAJ (400 habitantes). Al llegar vemos que hay una enorme fila de coches esperando para embarcar; pensamos que no van a caber todos. Nuestro plan consiste en ir directos hacia la ciudad de HVAR, en la otra punta de la alargada isla (74 km.) e ir regresando poco a poco, haciendo visitas, aunque no podemos resistirnos a realizar algunas paradas para contemplar el bello paisaje y hacer fotos. La carretera es realmente mala, sin arcenes, con muchísimas curvas, y no se puede circular a más de 40 km/h., aunque al llegar a JELSA, mejora un poco. Por cierto, desde JELSA parten los ferries hacia SPLIT y la cola de coches que hay es bastante alargada.

Tardamos casi dos horas en llegar a la ciudad de HVAR. Dejamos el coche en el ya clásico parking que hay junto al Casco antiguo peatonal, y nos llama la atención que no haya nadie para cobrar. Nada más salir, una señora nos ofrece un apartamento, pero le decimos que ya tenemos uno. Este pueblo es muy bonito y está extraordinariamente animado, con las terrazas de los bares llenas de gente. Desde el parking se ve la larga Muralla del Castillo español. Vamos a la cercana Plaza Sv. Stjepana, centro neurálgico del pueblo. Aquí se alzan la Catedral de San Esteban, edificada en el siglo XVII y que no tiene mayor interés, un bonito Pozo veneciano del siglo XV, diversos Edificios venecianos bastante bonitos y varias terrazas de cervecerías llenas de gente (suponemos que como hoy es Lunes de Pascua debe ser festivo y por eso hay tanto ambiente). Al final de la plaza están el Arsenal, del siglo XVII, y el pequeño Teatro, uno de los más antiguos de Europa, que permanecen cerrados por obras. Caminamos por el bonito Paseo Marítimo y empezamos a callejear por


las estrechas calles de la ciudad, repletas de bellas fachadas, bonitos balcones llenos de flores y encantadoras ventanas. Este callejeo es una maravilla.

Compramos provisiones en un supermercado, para hacernos una buena cena aprovechando que tenemos cocina en el apartamento, y nos dirigimos a STARI GRAD, pequeño pueblo de pescadores que tiene un bonito Puerto y poco más. Empieza a llover.

Nos vamos ahora a VRBOSKA, que es más de lo mismo. A estas alturas, los “bonitos, tradicionales, encantadores y tranquilos pueblecitos de pescadores de las islas croatas” comienzan a hacerse repetitivos. Además, la mayoría están muertos, no hay casi nadie por las calles. Cerca de aquí hay un camping nudista que debe ser muy famoso, porque lo anuncian por todas partes.

Vamos a JELSA (la cola de coches que iban hacia SPLIT ha desaparecido, por lo que suponemos que han podido embarcar todos los que había cuando pasamos por aquí esta mañana) y vemos que no tiene nada de especial, por lo que regresamos a SUĆURAJ. Durante el trayecto vemos bastantes indicadores para acceder a playas, pero se trata de pistas forestales que no están en buen estado, por lo que desistimos. Al llegar a SUĆURAJ nos encontramos con una larga fila de coches dispuestos a embarcar hacia DRVENIK, en el ferry de las 15:00 horas. Mientras Lola va a la taquilla a comprar el billete, Jose permanece en el coche. Empiezan a embarcar y todo el mundo adelanta a un coche que está solo porque su único ocupante ha ido a las taquillas; cuando vuelve el hombre ve, apesadumbrado, que está el último de la fila. Delante de nosotros hay un grupo de varios coches de ESLOVAQUIA que renuncia a embarcar porque quieren ir juntos y no caben todos, por lo que ceden el paso a los que están detrás. Los adelantamos y, al llegar al ferry, nos dicen que ya está lleno; nos hemos quedado los segundos y tenemos que esperar al siguiente, que zarpa una hora y media más tarde. En el ferry sólo caben 29 coches, los dos últimos haciendo varias maniobras.

De repente, en cuestión de segundos, el cielo se pone negro y empieza a soplar un viento muy fuerte, por lo que nos metemos en el coche y nos comemos unos bocatas. Media hora más tarde, desaparece el viento y el cielo se vuelve de un azul radiante, por lo que aprovechamos para dar un paseo por SUĆURAJ, que no tiene nada de interés. Hay varias “sobe” y apartamentos.

A la hora prevista, embarcamos sin problemas y regresamos a casa, aunque antes nos acercamos a MAKARSKA para dar un paseo por su animado y agradable Paseo Marítimo, lo único que tiene de interés. Compramos cervezas para la cena en un estanco, que es de lo poco que está abierto a esta hora.

Luego vamos al Paseo Marítimo de TUČEPI, que está desierto, aunque los numerosos bares, restaurantes y pubs (todos cerrados) que hay indican que en verano debe tener mucha marcha. Vemos muchos yates de lujo atracados. Oscurece y nos vamos al apartamento. La temperatura es de 9º.

Hemos decidido cambiar la ruta prevista: renunciamos a visitar la ISLA DE

KORČULA, porque suponemos que va a ser igual que las de BRAČ o la de HVAR y decidimos visitar DUBROVNIK desde aquí, haciendo la ida y vuelta en un día, pero ganando muchos kilómetros para, al siguiente día, ir al PARQUE NACIONAL DE PLITVICE. Le decimos a la


propietaria del apartamento que vamos a estar un día más (por ella encantada, porque parece que somos los únicos guiris del pueblo).

Cenamos y nos acostamos. Vuelve a llover bastante fuerte y, además, con truenos, pero aquí estamos secos y calentitos. ¡Qué limpio se va a poner el coche! 25/03/08, Martes. La “Perla del Adriático” nos recibe con un sol radiante: TUČEPI – DUBROVNIK – STON – TUČEPI. 379,7 km. 11h 35’. Nos levantamos a las seis y media, con 3º de temperatura, y observamos que las montañas de los alrededores, cuyas laderas llegan hasta el mar, están nevadas. La tormenta de anoche ha debido descargar bastante nieve. Desayunamos, dejamos la basura en el contenedor de la amable vecina y, a las siete y media partimos hacia DUBROVNIC. Llueve un poco y sólo un rato; pronto sale el sol. Vamos por la preciosa carretera costera E-65, en la que hacemos varias paradas para deleitarnos con el paisaje y hacer fotos. Al llegar a PLOČE, nos desvían hacia el interior porque la carretera costera está cortada por obras. Empezamos a circular por carreteras comarcales, en mal estado, con bastantes curvas y cuestas y con muchos camiones, pero que nos descubren un paisaje inédito y precioso, plagado de bonitos valles y lagunas. Ningún guiri en su sano juicio pasaría por aquí para ir a DUBROVNIK, lo cual es una lástima, porque realmente merece la pena, aunque se pierde bastante tiempo. Este desvío nos ha permitido conocer la “Croacia profunda”, apartada del flujo turístico. Llegamos hasta METKOVIC, al lado mismo de la frontera con BOSNIA-HERZEGOVINA y, desde allí, bajamos hasta OPUZEN donde disfrutamos de una impresionante vista aérea del Delta del Río Neretva, plagado de fértiles campos de cultivo. Retomamos la E-65, que nos parece una autopista comparada con las carreteras que acabamos de dejar y, al poco, a las 09:54, entramos en BOSNIA-HERZEGOVINA. En la aduana, un policía bosnio nos dice que pasemos sin que tengamos que detenernos ni mostrar la documentación. El paisaje es idéntico al croata y también hay que llevar las luces encendidas durante el día. Cruzamos la ciudad de NEUM, en la que se anuncian varias “sobe”. Aquí está el litro de gasoil a 2,18 Markas convertibles, que equivalen a 1,11 €. A las 10:04 pasamos por un cartel que indica que entramos otra vez en CROACIA, pero la aduana no está hasta pasados 4 km. (aquí hay algo que no cuadra), y nos dejan pasar sin más. A las 11 de la mañana llegamos, por fin, a DUBROVNIK (44.000 habitantes), llamada la “Perla del Adriático” y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde el 6 de Diciembre de 1991, y durante 6 meses, la ciudad fue bombardeada por el ejército serbio y montenegrino por tierra (desde el Monte Srdj, a cuyos pies se encuentra la ciudad), mar y aire, destrozando un tercio de los edificios, aunque se cuidaron muy bien de no dañar la Muralla, con idea de explotarla turísticamente más adelante. Al finalizar la guerra, la ciudad fue muy bien restaurada, aunque aún quedan secuelas dejadas a propósito. Tras cruzar un moderno puente, llegamos al bien señalizado casco antiguo y comenzamos a buscar aparcamiento (hay mucho, pero todo de pago). Mientras tanto, se nos acerca una señora y nos ofrece una “soba”, pero le decimos que ya tenemos.

Finalmente, aparcamos justo enfrente de la Puerta de Pile del siglo XVI, que, con su puente levadizo, es la principal entrada al casco antiguo amurallado peatonal (en realidad


sólo hay dos puertas de acceso). El parking cuesta 15 kunas la hora (2,05 €); como hay que pagar por adelantado, pagamos el equivalente a 5 horas. Nada más cruzar esta bonita puerta, nos encontramos con una pequeña plaza en la que están la Gran Fuente de Onofrio, que con sus 16 caños (que fueron protegidos con sacos de arena durante los bombardeos) abastecía de agua a la ciudad, la Iglesia de San Salvador, edificada en el siglo XVI en estilo renacentista, el Convento-Museo de San Francisco, que acoge una farmacia de 1317, y el comienzo de la Calle Placa o Stradum, la principal y más conocida de la ciudad, que antaño fue un canal que separaba la ciudad (llamada en aquel entonces “Ragusa”) del continente. El cielo está encapotado, esperemos que no llueva. Al final de la Calle Placa, que tiene bonitos edificios de los siglos XVI y XVII que guardan una perfecta armonía entre ellos, hay otra pequeña plaza en la que se hayan la Columna de Orlando, del siglo XV, el Palacio Sporza, del siglo XVI, mitad gótico, mitad renacentista, que acoge una exposición con fotografías de la destrucción de la ciudad y de personas (todos hombres) que murieron defendiéndola, la Torre del Reloj, de 35 m. de altura y construida en el siglo XV y reconstruida en el XX, que además de un curioso y bello reloj, tiene una campana de 2.000 kg., la Pequeña Fuente de Onofrio y la Iglesia de San Blas, del siglo XVIII, cuya fachada barroca está en obras; en su interior hay una estatua de plata dorada representando a San Blas, patrón de la ciudad.

Cruzamos la otra puerta del casco antiguo: la Puerta de Ploče y salimos al Puerto

Antiguo, que está algo sucio y en el que hay mujeres vendiendo paños de croché. Volvemos a entrar por la misma puerta y continuamos paseando por la Calle Pred Dvorom, en la que se encuentran el Ayuntamiento, el Palacio de los Rectores, construido en el siglo XV pero reformado varias veces, lo que hace que tenga partes tanto góticas, como renacentistas, como barrocas, y, al final, la Catedral de la Asunción, construida en estilo barroco.

Al salir de la Catedral observamos que el tiempo ha mejorado de repente

considerablemente: las nubes casi han desaparecido y el cielo tiene un color azul intenso. ¡Qué bien! Continuamos la visita subiendo unas escaleras que llevan a la Iglesia de San Ignacio, barroca del siglo XVIII. Continuamos por la bonita y agradable Plaza Gundulić y nos perdemos por las calles medievales de la ciudad, en la que no hay muchos turistas. Vemos una Sinagoga cerca de la comercial Calle Od Puća. Regresamos a la Puerta de Pile y subimos por una empinada escalera a la impresionante Muralla de 1.940 m. de largo, 25 m. de altura máxima y un grosor de entre 3 y 6 m., que se puede recorrer por su Camino de Ronda; la entrada cuesta 50 kunas (6,85 €), pero merece la pena porque las vistas que se disfrutan, tanto de la ciudad como del mar no tienen nombre. Su construcción comenzó en el siglo VII y ha sido modificada muchas veces hasta el siglo XVI. Desde aquí se aprecian con claridad cuáles son los edificios que fueron dañados en la guerra, ya que sus tejas son nuevas, y permite hacerse una idea del horror que vivieron sus habitantes, bombardeados sin piedad desde el Monte Srdj, que está justo encima. Desde la Muralla se ve el cercano Fuerte Lovrijenac y las olas rompiendo contra las rocas. El color del mar y del cielo es precioso. También resulta muy bonito ver los tejados y los campanarios de la ciudad desde arriba. A mitad del recorrido hay un mirador desde el que se divisa la cercana, pequeña y exuberante Isla de Lokrum, declarada Parque Natural y que posee una playa nudista; se puede acceder en barcos que salen del Puerto Antiguo. Entre la Muralla y el mar hay dos bares, situados sobre las rocas, con escaleras para bajar al agua, pero están cerrados. Pasamos por el Fuerte de San Juan, cerca del cual hay un cuarto de baño gratuito, y finalizamos el recorrido, que dura algo más de una hora, subiendo a la Torre Minćeta, del siglo XIV, el principal bastión de la Muralla.


Finalizada la visita, damos una vuelta por la Calle Prijeko, paralela a la de Placa, que está repleta de restaurantes de todo tipo, con terrazas a la sombra, pero preferimos comer en el bonito “Restaurante Domino”, en la Calle Od Domina, que habíamos visto al pasar y que tiene un variado menú del día a buen precio (100 kunas = 13,70 € por persona, bebida y propina incluidas), además, tiene carta en español. Lola no se quiere ir sin antes probar uno de los deliciosos helados que venden en la ciudad. Volvemos al coche y regresamos al apartamento, pero antes paramos en un mirador que hay en el Monte Srdj, que ofrece bonitas vistas cenitales de la parte moderna de esta encantadora ciudad.

De regreso a casa, hacemos numerosas paradas para deleitarnos con el paisaje y

hacer fotos, aprovechando que el día está soleado y hay una bonita luz. Al llegar a la altura de la Península de Pelješac, nos desviamos un poco de la carretera litoral E-65 para ir a STON (2.600 habitantes), pequeña localidad que posee una Muralla de piedra de 5,5 km. construida entre los siglos XIV y XVI; dicen que es la segunda muralla más larga del mundo, después de la china, que mide 7.300 km.; al parecer entre ambas, y a pesar de la enorme diferencia de longitud, no hay ninguna otra. En esta zona hay muchas instalaciones de acuicultura (ostras y mejillones) y bodegas de vino, cuyos productos pueden adquirirse en las numerosas tiendas que hay junto a la carretera.

Volvemos a pasar las fronteras croata y bosnia, y a atravesar BOSNIA-

HERZEGOVINA, con rapidez y sin percances. En las aduanas nos dicen que sigamos sin pararnos, ni mirarnos la documentación, ni nada. Es la “Frontera de la Señorita Pepis”, los policías están porque les han dicho que tienen que estar, pero como si no estuvieran, porque lo único que hacen es mover la mano dándote paso. Al final del día tendrán que echarse “reflex” en el brazo de tanto moverlo en la misma posición. Al llegar a OPUZEN vuelven a desviarnos hacia el interior, por las mismas carreteras comarcales que a la ida; son muy estrechas y tenemos que soportar más de un atasco cuando se cruzan dos camiones. Poco a poco, nos vamos acercando a la costa y vemos como el cielo se tiñe de rojo: va a haber un pedazo de atardecer y estamos a dos pasos, tenemos que verlo como sea. Seguimos circulando, lentamente, debido a las curvas, a la estrechez de la carretera y a los numerosos camiones que circulan por ella hasta que, por fin, llegamos a la costa donde, efectivamente, se está produciendo uno de los fenómenos naturales más bellos de CROACIA: la indescriptible puesta de Sol en el Adriático. Paramos en la carretera, donde podemos, y nos bajamos para deleitar nuestra vista y hartarnos de hacer fotos. Hemos visto muchas puestas de sol: en el Caribe, en el Pacífico, en el Atlántico, en el Índico, en la Sabana africana, en el Altiplano boliviano, en los Andes, en el Himalaya, en la Selva amazónica, en el Círculo Polar Ártico, en el Desierto del Sáhara, en el Desierto del Namib, en el Delta del Mekong, en Cádiz, y ésta no tiene nada que envidiarle a las otras. En dos palabras: es preciosa. Extasiados, seguimos por la E-65. Volvemos a pasar por DRAŠNICE, que ya nos había impresionado a la ida, ya que se trata de 20-25 casas situadas en la ladera de la montaña, junto a la carretera, y todas sin techo y semiderruidas, debido a los efectos de la guerra. El paraíso subsiste junto al horror. De regreso en el apartamento, llamamos a la puerta de la dueña para pagarle, ya que mañana vamos a salir temprano y, tan amablemente como siempre, nos invita a una copa de ¡¡¡“Amarula”!!!, un licor sudafricano (parecido al “Baileys”) que conocimos cuando estuvimos


en NAMIBIA. El mundo es un pañuelo. Cenamos en el apartamento, y dejamos el equipaje casi recogido para mañana salir temprano. Hoy hemos tenido el mejor tiempo de todo el viaje, a pesar de que el día comenzó algo cubierto. 26/03/08, Miércoles. Lagos, cascadas y nieve: TUČEPI – KRAJINA - PARQUE NACIONAL DE PLITVICE - SENJ. 475,2 km. 10h 38’. Salimos a las 07:07, con 5º de temperatura y cielo despejado, de un azul radiante. La nieve de las montañas se ha derretido. Volvemos a dejar la basura en el contenedor de la amable vecina y partimos por la E-65, disfrutando de las hermosas panorámicas que nos brinda el Mar Adriático. Poco después de D. BRELA, las señales de tráfico nos indican que debemos desviarnos hacia el interior para buscar la autopista. Subimos un puerto de montaña, que dispone de un mirador con bellas vistas del mar, lo bajamos y llegamos a la autopista de peaje que parte de ZAGREB y que, suponemos, algún día llegará hasta DUBROVNIK. Por esta autopista circulamos a 130 km/h. Hay abundante nieve alrededor de la autopista. Al llegar a GORNJA PLOCA, salimos de la autopista y cogemos la carretera E-71, que nos introduce de lleno en la región de KRAJINA (la verdad es que nos saltamos la salida y tenemos que retroceder, pero estos despistes se dan en la peores familias). Esta región es tristemente conocida porque aquí se inició la “Guerra de los Balcanes” y fue la que sufrió las peores consecuencias de la misma. Hay mucha nieve, dando lugar a un paisaje precioso, que contrasta con la rudeza de los pequeños pueblos agrícolas abandonados o parcialmente reconstruidos. Aquí las casas tienen tejados de uralita, no como en la costa que los tienen de bonitas tejas rojas, y es que la reconstrucción ha comenzado por las zonas costeras que son más turísticas. Aparecen por doquier cementerios, que fueron improvisados en terrenos fértiles y que, ahora, están baldíos, sin cultivar. Al llegar a KORENICA (1.600 habitantes), que está casi sepultada por la nieve, paramos en un supermercado para comprar pan. Hay muchos carteles anunciando “sobe”. En algunos momentos del recorrido hemos estado a -2º, ¡qué frío! Seguimos unos kilómetros hacia el PARQUE NACIONAL DE PLITVICE, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, donde llegamos a las 11:30 horas. Este parque, ubicado entre los montes Kapela y Pljesevica está formado por 16 bellísimos lagos, situados a diferentes alturas, conectados entre sí por 92 impresionantes cascadas de diversas alturas, anchuras y formas. Los lagos se suceden a lo largo de 8,2 km. y salvan un desnivel total de 135 m. Están rodeados de bosques, formados en un 90% por hayas, que albergan más de 1.000 especies vegetales. En el parque hay osos y lobos que, en ningún caso, encontraremos en nuestro camino, ya que huyen de la presencia humana (y hacen bien), aunque parece que por la noche sí que se acercan en busca de restos de comida. La entrada nº 2 está cerrada, ya que está sepultada por la nieve, así que seguimos hacia la cercana entrada nº 1, donde podemos aparcar. Nos ponemos las botas de trekking, vamos a la taquilla y preguntamos si se puede visitar el parque, a lo que nos responden que podemos pasear por los lagos inferiores, pero que los superiores están aislados a causa de la nieve. Está claro que esta noche ha caído aquí una nevada de órdago. Eso sí, el precio de la entrada es el mismo que si visitásemos el parque completo: 70 kunas = 9,60 € (pagamos con


tarjeta). El precio incluye la entrada al parque, el parking, navegar en un barco para cruzar un lago y tomar un autobús para ir de una puerta a otra. La verdad es que es mejor hacer la visita desde el aparcamiento nº 1, ya que se ven las cascadas de frente y, aunque el recorrido es ascendente, el desnivel es escaso y se puede hacer sin problemas. Está todo muy bien señalizado, con pasarelas de madera; el problema es que, aunque las acaban de limpiar, conservan restos de hielo que las hacen resbaladizas y aquí un patinazo significa riesgo de caerse al agua, ya que las pasarelas tienen apenas un metro de ancho. En los bordes de las pasarelas se acumula la nieve, que no resbala, por lo que es más seguro caminar por ella que por el centro de las pasarelas, que tienen hielo que sí que resbala. Nada más comenzar a andar, se nos brinda una impresionante panorámica de la Veliki Slap (Gran Cascada), rodeada de nieve. El descenso hasta ella es algo lento debido al resbaladizo hielo que hay en el zigzagueante sendero, pero lo hacemos sin problemas (es decir, sin caernos ni de culo ni de boca). Hay pocos visitantes, lo que es de agradecer ya que, al parecer, en verano, vienen miles y miles de turistas todos los días (en fines de semana, aún más). Si desde arriba, la cascada es preciosa, desde abajo impresiona a más no poder: a las gotitas de agua pulverizada que desgrana hay que sumar los pequeñísimos copos de nieve que caen desde las copas de los árboles mecidas por la suave brisa. Esto dificulta la toma de fotos, pero crea un paisaje indescriptible. Seguimos caminando por las pasarelas de madera (es imposible perderse) y vamos viendo una sucesión de lagos con aguas color turquesa, cascadas y nieve. Hay peces en los lagos, a los que echamos pan, pero no les apetece. Quienes sí quieren pan son los patos, que nos siguen durante un rato para que les echemos más. Tras 1,5 horas de tranquilo y agradable recorrido, llegamos al Jezero Kozjak (Lago grande), donde está el embarcadero en el que podemos coger el barco eléctrico que nos llevará a la otra punta del lago, y que está incluido en el ticket de entrada. Sólo tenemos que esperar unos diez minutos para embarcar. La verdad es que en medio del lago hace un poco de frío. Llegamos, en 20’, a la otra punta del lago y vemos que hay media docena de barcos atracados (suponemos que los usarán en verano, cuando hay más afluencia de público) con los tejados cubiertos de nieve. Estamos a la altura del aparcamiento nº 2, y aquí empieza la ruta de los lagos superiores que, según dicen, son los más bonitos, pero que no podemos visitar porque la nieve lo impide (ya tenemos una excusa para volver otro año). Subimos por un camino escalonado hasta un hotel, donde está la parada del autobús, pero el autobús no está, así que comenzamos a andar, hacia la izquierda, por un camino asfaltado rodeado de nieve, siguiendo a un grupo de ruidosos adolescentes croatas que venían en el barco. Tras media hora de caminata, llegamos a un refugio de madera, dotado de un limpio WC. El supuesto autobús, en caso de haber estado, nos hubiera traído hasta aquí, y luego hubiésemos tenido que caminar 1 km. por un sendero hasta el aparcamiento nº 1. Aprovechamos las instalaciones para comernos unos bocatas en compañía de algunos inofensivos y minúsculos ratones de campo que corretean a nuestros pies. Al rato llega el autobús, le preguntamos al conductor y nos dice que, efectivamente, para llegar al aparcamiento nº 1 tenemos que caminar 1 km. por un sendero lleno de hielo. Como estamos cansados de andar y de patinar, cruzamos un trozo de campo de unos 20 m., con nieve hasta las rodillas, hasta alcanzar la carretera principal, por la que caminamos hasta llegar, en unos 10 minutos, al aparcamiento nº 1. Aunque en un principio habíamos previsto quedarnos a dormir por aquí, no queremos arriesgarnos a que una nueva nevada nos deje atrapados (no llevamos cadenas), por lo que


decidimos ir hasta la costa y dormir por allí. Retrocedemos hasta VRELO y, una vez allí, nos desviamos por una comarcal que sale a nuestra derecha, comenzando el ascenso hasta una meseta que nos brinda una preciosa panorámica de la KRAJINA nevada. Hay nieve por todas partes, aunque la carretera está totalmente despejada. El paisaje es precioso. En una hora larga, llegamos a SENJ (9.100 habitantes), en la costa. Preguntamos en algunas “sobe”, pero, o no hay nadie, o están ocupadas. Seguimos por la E-65, en dirección norte y, al poco, encontramos una “soba”. Nos comunicamos en italiano. Tiene un balcón con una magnífica vista del mar, aunque la puesta de sol de hoy no es tan espectacular como la de ayer. Nos piden 180 kunas (24,60 €), precio que aceptamos. Pagamos por adelantado (la casera tiene que levantarse mañana a las 6 para ir a trabajar) y nos dice que cuando nos marchemos lo dejemos todo abierto y la llave puesta en la cerradura. Con el coche, nos acercamos a SENJ, que está a 1 km., y damos un agradable paseo por el pueblo; la verdad es que no tiene mucho de interés, salvo el Paseo Marítimo. Cuando empieza a oscurecer, compramos cerveza croata y vino macedonio en un súper y nos vamos a la “soba” a cenar. Por esta ciudad pasa el paralelo 45º, algo que anuncian a bombo y platillo. Hoy ha hecho muy buen día. 27/03/08, Jueves. Nos vamos bajo la lluvia: SENJ – VENECIA (ITALIA). 307,1 km. 5h 08’. El hecho de haber renunciado a visitar la ISLA DE KORČULA, nos proporciona un día libre más. Descartamos dedicarlo a ZAGREB, por el peligro de nevadas, nos planteamos dedicarlo a nuestra amada VENECIA (ITALIA), en la que tantas veces hemos estado, pero al final, y teniendo en cuenta que está lloviendo fuerte, decidimos regresar a casa un día antes y descansar antes de volver al trabajo (es evidente que nos estamos haciendo mayores). Salimos a las nueve y media, con 12º y el cielo nublado. Una hora más tarde, llegamos a RIJEKA y comienza a llover fuerte. Cogemos una autopista hasta llegar a la frontera con ESLOVENIA, aunque antes paramos en una gasolinera para gastar las últimas 72 kunas que nos quedaban: compramos dos botellas de vino que nos cuestan exactamente 72 kunas (al llegar a casa descubrimos que teníamos 100 kunas más mezcladas con los euros; ya tenemos otra excusa para volver). ¡Hasta luego CROACIA, ha sido un placer haberte conocido! Pasamos con rapidez los controles fronterizos y tomamos la carretera E-61, que parece una de nuestras comarcales. Esto nos permite ver un poco de la ESLOVENIA profunda. Paramos en una gasolinera a llenar el depósito y, de paso, compramos un par de botellas de vino esloveno. Tardamos una hora en atravesar el país, que está cubierto por la nieve. Estamos a 7º. Al llegar a KOZINA está la frontera, pasamos los controles sin problemas y, el TomTom, que acaba de volver a funcionar nos lleva en dirección a TRIESTE (ITALIA). Aquí tomamos la autopista que nos llevará directos hasta VENECIA. Hay muchísimos camiones y atascos poco antes de llegar. Cuando estamos llegando al “Camping Fusina”, el mismo en el que habíamos estado a la ida, deja de llover. Una vez en el camping, les explicamos en italiano que tenemos reservado un bungalow para mañana, pero que nos gustaría cambiarlo para hoy. En este camping nos van a terminar odiando, porque hemos venido dos veces y las dos hemos cambiado las fechas de la reserva. Hacen unas gestiones y nos dicen que no hay problema.


La verdad es que el camping está casi vacío. Son las 14:41, nos metemos en el bungalow y comemos. Compramos en recepción los billetes de ida y vuelta para el vaporetto que va a VENECIA (cuesta 10,00 €; también tienen billetes para 3 días a 20,00 €). El embarcadero está a 150 m. del camping. El vaporetto sale a las horas en punto, por lo que lo cogemos a las 16:00 horas; el último, en estas fechas, regresa a las 18:30 por lo que, si tenemos en cuenta que tarda una media hora en llegar, sólo podremos estar en VENECIA un par de horas. La ciudad se presenta como siempre: magnífica y preciosa, aunque el cielo está gris. Recorremos algunos de sus rincones más emblemáticos y nos perdemos un poco por sus callecitas, siempre llenas de gente, sea la época que sea. Están colocando pasarelas de madera para que circule la gente ya que esta noche habrá “acqua alta” (el nivel del mar sube demasiado e inunda la ciudad durante unas horas). A las 18:30 cogemos el vaporetto de vuelta al camping, en cuyo supermercado intentamos comprar birras pero, increíblemente, no tienen. Estamos a 8º. Nos duchamos, cenamos y a dormir. 28/03/08, Viernes. De vuelta a casa: VENECIA – FIGUERAS (GERONA). 1.101,8 km. 10 h 55’. Desayunamos, recogemos, pagamos y, a las siete salimos. Tenemos 9º de temperatura y está nublado. A esta hora no hay caravanas. Tomamos la autopista, atravesamos ITALIA y FRANCIA, paramos a comer en un “Aire” francés, telefoneamos al “Hotel Sidorme” de FIGUERAS (GERONA), el mismo en el que hemos dormido a la ida, y reservamos una habitación. Hacemos el trayecto sin problemas, bajo un sol radiante y con temperaturas que llegan a alcanzar los 19º. Curiosamente, hay controles policiales para entrar en ESPAÑA: a algunos vehículos les hacen abrir el maletero, aunque no es nuestro caso. Poco antes de las seis de la tarde llegamos al hotel, damos un paseo por los alrededores (no hay nada que ver) para estirar las piernas, compramos unas cervezas en una gasolinera y nos vamos a comer a la habitación del hotel. Mañana nos espera otra buena paliza de kilómetros. 29/03/08, Sábado. De nuevo en casita: FIGUERAS – CÁDIZ. 1.263,5 km. 13 h 07’. Desayunamos en la habitación y salimos a las 06:38, con 11º y cielo despejado. Autopista hasta VALENCIA y, de allí, a MANZANARES. Al pasar Despeñaperros, paramos en una venta y nos comemos en la barra un par de raciones y unas coca-colas por las que nos cobran 23,80 €, ¡qué robo! Al pasar por CÓRDOBA, el termómetro marca 28º. A las 19:45 llegamos a casa sin novedad. La temperatura es de 22º.


Tenemos un día libre antes de volver al trabajo, que dedicaremos a poner lavadoras, descargar las fotos y las cintas de video, y a recordar lo bien que lo hemos pasado en el viaje. Pronto empezaremos a preparar el próximo. VALORACIÓN FINAL DEL VIAJE COSAS POSITIVAS:

• Las “sobe” son una original forma de alojamiento a muy buen precio. • Las carreteras tenían poca circulación (por lo menos en Marzo). • El tiempo estuvo mucho mejor de lo que nos temíamos.

COSAS NEGATIVAS:

• Los recuerdos de la Guerra de los Balcanes. • El precio del gasoil y de las autopistas de peaje en España, Francia e Italia. • La nieve nos impidió ver los lagos superiores del Parque Nacional de Plitvice (aunque

nos permitió ver nevados los lagos inferiores). • Las playas no valen nada, tienen incomodísimas piedras en lugar de arena o,

directamente, una plataforma de cemento. Eso sí, el mar y el paisaje son preciosos. • La frecuencia de algunos ferries es muy escasa.

LO IMPRESCINDIBLE DEL VIAJE:

• El Parque Nacional de Plitvice. • El Parque Nacional de Krka. • Dubrovnik. • Šibenik. • Hvar (la ciudad). • El Delta del Río Neretva (impresionantes vistas desde los miradores de la

carretera que va de Opuzen a la costa). • Las puestas de sol en el Adriático. • El color verde esmeralda del mar.

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